Vicente Verdu El Estilo Del Mundo
Vicente Verdu El Estilo Del Mundo
Vicente Verdu El Estilo Del Mundo
··:
.;; ,·· . . }
Vicente Verdu
t.
0
EOITOHlAL ANACnAMA
UAIICFUlNA
fS HN; 84·3JI).618'J·6
Ollpt,,.ft,J (,..·~tul ; 0 . 871)1).2003
INDICt!.
1. U\. MllND{)
A\nhl~ nta -Inn pl f:\n~ Htl'l!'\ 1 . 1 I I I I 1. I • • , • 1 1 ' • • 1
I§
Atn e~rlcrlnfluvoqr , I ~. ,
• I , , , • • • , • 1 • I I , 1 • I I • • •
27
Apren\li611LIO ,,.., l.o~ v~~CIS •• , • I I ' • I ' •• , I •• • I •
'J7
Divcrt.irse ha.stl\ morlr .. I • 1 •• , •• 1 •• 1 I I , •••••
48
C\lltttrn pnra ninos , .. . . . . , ... • •.•. . •...• , •• 56
2. lll. DOBLE
ResidttO cero .. ' .. . ' . I ' ' • ' ••• ' ••••• t 11 •••• ' t 69
R.en'Ovisi6n~ resurreccion . . . . . . . . . . . . . • . . . . . 77
Copin total ..................... , , . . . . . . . . 84
Democracias pirata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Democracia animal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
3. LA lMAGEN
.. La vida en las panta1las . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
- Marcas d e an1or . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Museos exultantes ...... . .. .' . . . . . . . . . . . . . . . 131
·• Creaci6n o producci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
.. Moda o ideolog\a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
4. EL SEXO
...Tt.·ansparencia y vigilancia . ... .... .. . . .... .. . 159
La m etafora pornognifica ... ...... . ... ... . . . 170
-Mil sexos .... . .. ... ... ....... ..... . ...... . 177
La orgfa del mestizaje .. ........ .. ......... . 186
5. LA ILUSI6N
· El sueflo de ser unico ........ ... ... . .. . .. .. . 195
:.. Enfermos y felices ... .. ...... . ...... . ..... . 204
Dios y los demas ....... . .............. . .. . . 212
La demanda de verdad ........ .. . .. ..... . . . 223
Etica y cosmetica .... . .... . ..... .... ...... . 232
6. LAMUERTE
El cutis eterno . . ......................... . 245
\
•• La aventura y la muerte .. .. .... ........ . ... . 251
El presente discontinuo .. . .... ...... ....... . 260
La vida como objeto de ficci6n ..... .... .... . . 267
Dibujos animados ........ ........ ........ ... . 273
Ilustraci6n de la cubierta ... ............ . .. ... . . 285
Referencias . ... ........... .. .......... . ..... . 287
CAPlTALISMO DE FICCION
--
libro se confunde co n una obscsi6 n o compo ta cerebral
que acompai'la nocbe Y dfa. Nadie puede establecer 1a
proporci6n de vida que se pierde en nombre de es a dedi-
caci6n que no s iempre paga con la mis ma m oneda afecti-
va. Esta vez, no obstante, el carii'lo interior y exterior, as!
como el trabajo agradecido, han es tado muy cerca de Ia
escritura. Tan cerca que, como se vera, cada capftulo
nace y se acuesta sobre el siguiente, y el siguiente sobre
otros mas , bacia delante y bacia atras, de manera que in-
teraccionan con sus vecinos y amantes. Res ulta asf, des-
de luego, porque las diversas intuiciones diagonales han
bebido algun sorbo del mismo compuesto esencial y, en
los cruces, copulan y se colorean. Como consecuencia, el
producto copia, puede decirse, la sonora arborescencia
de una musica. No en balde el nombre de «capitalismo
de ficci6n» lo obtuve durante Ia boda de Francis y Rita
en los salones del Casino de La Vtla Joiosa y cuando Ia ·
orguesta atacaba Ia melodfa de un vals.
J Despu~s de esa fiesta, semana tras semana, Ia idea del
capitalismo de ficci6n, heredera de las etapas de capita-
lismo de producci6n y de consumo que habfa descrito Je-
sus Ibanez bace mas de una decada, fue alzandose como
un diccionario de los mas diversos aspectos. El capitalis-
mo de producci6n definirfa el periodo, desde finales del
siglo XVIII basta Ia Segunda Guerra Mundial, en cuyo
transcurso lo principal eran las inercancfas. A continua-
ci6n, el capitalismo de consumo, desde Ia Segunda Gue-
rra Mundial basta Ia caida del Muro de Berlin, destacarfa
Ia trascendencia de los signos, Ia significaci6n de los ar-
ticulos envueltos en el babla de Ia publicidad. Finalmen-
te, el capitalismo de ficci6n, surgido a comienzos de los
aiios noventa del siglo xx, vendrfa a cargar el enfasis en
~ importancia teatral de las personas.
Los dos primeros capitalismos se ocuparfan ante todo
10
de los bienes, del bienestar m~terial; el ~c~ro se encar- (
gana de las sensaciones, del b1enestar p s1qtJ1co. La ofena
de los dos anteriores era abastecer la realidad de art!cu-
los y servicios mientras la del tercero es articular y servir
1a misma realidad; produdr una nueva realidad como ·
maxima entrega. Es decir, una segunda realidad o reaJi-/
dad de ficci6n con la apariencia de una autentica natura-
leza mejorada, purificada, puerilizada. Es ta segunda rea- l
Hdad gestada como un doble es la ultima prestad6n d el
sistema, tan definitiva que el m.ismo capitalismo desapa-
rece como organizaci6n social y econ6mica concreta
para transformarse en civilizaci6n y se esfuma como ar-
t tefacto de explotaci6n para convertirse en mundo a se-
cas. c.El mejor de los mundos? Todo cuanto pueda ser
mejor se encuentra incluido en sus potencialidades glo-
balizadas, absorbentes, porque incluso la aventura extre-
ma, la cara de Ia Revoluci6n o el terrorismo, son asumi-
dos como estfmulos de su espectflculo.
La guerra santa, Ia responsabilidad moral de las em-
presas, el comercio justo, el marketing con causa, la trans-
parencia de Ia politica, Ia estetica de los injertos, la orgfa
futbollstica y los reality show, la videovigilancia univer-
sal, la cultura del shopping, la ciudad como parque tema-
tico, Ia copia global, Ia democracia a granel, la clonaci6n,
la customizaci6n, los virus rnisteriosos o el gen suicida,
son fen6menos del capitalisrno de ficci6n, dentro de una
esfera donde la representaci6n ha ganado la batalla y lo
real se convalida por la realidad del espectaculo. Para
este cambio ha sido necesario, prirnero, convertir al ciu-
dadano en espectador y, segundo, vender las entradas a
~ todo un planeta homogeneizado, cada vez mas suscepti-
ble de ser. t:~tad? como un territorio sin tropiezos. c.Cho-
que de c1~hzac10nes_? c.Pafses por democratizar? (.Pue-
blos por hberar? c.Chentes por occidental1·zar")• <.·B asuras
11
.. ...
~·· ~- ...... ·
por reciclar? Estos obstaculos se disuelven progresiva-
mente en el capitalismo de ficci6n tan irresistible como
un gas y tan fatai ·como el fmpetu de la naturaleza. Una
naturaleza que ha ingresado tambien, desde el ecologis-
mo empresarial a los derechos humanos de los animales,
en la misma musica de Ia ficci6n. Un universo, en fin,
donde se puede ser destructor y reconstructor al mismo "'
tiempo, criminal y humanitario a Ia vez, obrero y capita-
lista, cat6lico y budista, hombre y mujer. Todo ello sin
que a nadie le importe siestas vivo o muerto. 0, incluso,
si la de-funci6n posee sentido en ~edio de Ia incesante
funci6n continua, veinticuatro horas sobre veinticuatro,
siete dfas sobre siete, que ha inaugurado el omnipresente
sistema de ficci6n.
AMBIENTACI6N PLANETARIA
~
Lo peculiar de nuestro mundo no es su diversidad. La
iversidad ha cxistido siempre. Lo caracterfstico de nues-
ro mundo cs Ia tcndencia a Ia homologaci6n, a despecho
e los movimicntos nacionalistas, tribalcs y folkJoristas.
La mctMora del mundo es hoy Ia fertilizaci6n de las co-
municacioncs, el mercado de intercambios. los nexos y
c6pulas. los 700 milloncs de turistas que contaminan los
paisajcs. Ia propagaci6n de melodfas y modas. las repli-
cas de sistemas poHticos y financieros. la reproducci6n
de los sistemas de perversi6n, estafa y placer, la dcsapari-
ci6n de 6.000 espccies animales cada aflo. entre elias 780
clases de pajaros y sus cantos.
Mienlras tanto, un conjunto de musica rap puede ser
entendido en casi cualquier Iugar del mundo, un cocine-
ro chino encuentra trabajo en no importa que pueblo de
Francia, las fragancias de Donna Karan se venden en San
Petersburgo, los pclos tcflidos de fucsia coronan las cabe-
zas adolescentes desde San Francisco hasta Kuala Lum-
pur y las Coca-Colas se bcben mundialmente a raz6n de
un mill6n de botellas por hora.
Hay franquicias en dccenas de pafscs que se propa-
gan como bacterias para vestirnos igual, para reformar
15
l
las casas con el mismo modelo, para arreg1ar jardines,
alimentar mascotas, revelar fotos, darnos de comer oven-
demos servicios funerarios bajo el mismo patr6n. Fran-
quicias con marca que invaden regi6n tras regi6n for-
mando una especie de papilla planetaria cuyo mayor
componente es Ia cultura occidental y especialmente Ia
norteamericana. Hasta hace poco, un pa is categ6rico
como Ia India se habia resistido a los malls de inspira-
ci6n estadounidense: lugares como Tailandia o Malasia
habfan asurnido los megacentros abarrotados de artfcu-
los occidentales, pero Ia India habfa permanecido como
una isla, protegida por el precepto gandhiano que ordena
evitar el consumo y la exhibici6n de riquezas. Ahora, des-
e 2002, han emergido en la India tres pequefios malls -y
xisten planes para construir otros cincuenta-, que se
abastecen basicamente con productos importados. En la
India se han establecido las cadenas Domino's Pizza y
Pizza Hut. Los fast foods norteamericanos no han despla-
zado a los ubicuos dhabawalas que sirven comidas con
curry cuatro veces mas baratas que un Subway, pero los
consumidores piensan que en estos ultimos se sirve mas
limpio y el producto engorda menos. Firmas como Dano-
ne, Samsung, Honda, Coca-Cola o Philips han fijado su
atenci6n tambien en las areas rurales indias, donde se
encuentra el 70 o/o de Ia poblaci6n, y centros como Jada-
gri, una polvorienta ciudad al norte del estado de Harya-
na, fueron el escenario de una espectacular batalla entre
Pepsi y Coca-Cola en la primavera de 2002.
16
·I
<'
1
ta del sacrificio musulman del cordero en sus diez esta-
blecimientos de Turqufa y allf venden, junto a los pates y
los vinos franceses, el anisete raki o los pasteles con ka-
l
daif. McDonald's , arquetipo d~ marca global capaz de
a tender diariamente a 45 millones de personas en 30.000 .
establecimientos de 120 pafses, sirve siempre el Big Mac
pero a su lado emplaza la ensalada nifoise en Francia, el
feta en Grecia, el polio frito en Singapur, el pollo al curry
en Gran Bretaiia y la comida kosher en Israel. 0 trans-
corporeiza su unidad de culto en el McLaks de Noruega a
base de salm6n en vez de came o en el Maharaja Mac de
la India con cordero y no buey para respetar a los bin-
dues. «Nos hemos convertido en una empresa multilo-
cal», afirmaba su director general Jack Greenberg en
2000. Una empresa multilocal que se despliega en lo que
la misma firma llama un McWorld, el sfmbolo del com-
partido sabor del mundo.
En Jap6n, donde hay mas de 3 .500 McDonald's, la
marca ha calado tanto en la escenografia nacional que la
gran mayoria de los nifios creen que los Big Mac son un
invento de su patria. La «mcdonalizaci6n» del mundo se
f
refleja, d esde 1986, en el fndice que utiliza la revista The .
Economist para conocer si el tipo de cambio de las dife-
rentes monedas intemacionales se encuentra apropiada-
mente establecido, pero lo mismo puede suceder pronto
con la taza de cafe en Starbucks, una empresa que empe-
z6 en Seattle a finales de los ochenta, y que los norteame-
ricanos consideran hoy una insignia del «capitalismo del
buen gusto», con cerca de 6.000 establecimientos en 28
pafses.
Los turcos, los espafioles, los italianos, lo s austriacos
o los franceses creyeron que sus cafes les distinguian
como una sefia de identidad, pero los locales prefabrica-
dos de Star·bucks (pseudointelectuales, chics, barnizados
17
de musica clasica) son ah.o ra miles en el planeta en detri-
mento de las instituciones locales. Hasta China contaba
ya en 2002 con 40·locales, uno de ellos situado en el inte-
rior de la Ciudad Prohibida.
(los juguetes? Las mufiecas Barbie eran, en su inicio,
rubias y de pie\ blanca, despu~ nacieron con rnsgos
afroamericanos y asioamericanos, pero a comienzos de
2002, para saldar de una vez las difcrehcias, apareci6
Kayla, la Barbie multit~tnica, con caracteristicas trabadas
de media docena de ra7.as. Cada ai\o Mattei fabrica 150
modelos diferentes y disena 120 nuevos vestidos con el
fin de complacer a los clientes mas diversos, pero sin de-
jar nunca de ser Barbie, la chica desenfadada que surge
en Occidente •abriendo nuevas ilusiones femeninas• en
los afios de Ia contracultura de los sesenta. BaJ~bie ha
aparecido vestida de astronauta, cirujana, atleta olimpi-
ca, esquiadora, instructora de aer6bic, reportera de tele-
visi6n, artista de rock, oficial d el ej~rcito, piloto, rapera,
candidata presidencial, buceadora, ingeniera, dentista,
y ha adoptado caracteres Iatinos, africanos o asiaticos,
aunque siempre en su alma siga siendo blanca, rubia y
de ojos azules. Y nortearnericana. Porque Ja d emanda,
desde distintos centros, ha sido a menudo que e1 produc-
to comportara algo •aut~nticamente america no,., un tro-
zo de su mitificada contemporaneidad.
18
de Riad ha ideado un artilugio arquitect6nico que permi-
te a las senoras usar un probador interior, ~e tal manera
que, por primera vez en la historia, esta aru~ana, patro-
cinada por la influencia politica del prfnc1pe Alwaleed
Bin Talal Bin Abdulaziz, propietario del 2 % de Saks, ha.
burlado las nonnas religiosas. Zara en Oriente Medio in-
terrumpe la musica ambiental cinco veces al dia para es-
cuchar Ia Hamada a Ia oraci6n, pero todas las prendas
que se venden son de corte occidental sin importar que
las compradoras acudan al mostrador envueltas en tuni-
cas negras.
Rccientemente, con el resurgir del islamismo ha podi-
do crearse Ja impresi6n de que el mundo sofrcnaba su
occidentalizaci6n, pero nada ha cambiado profundamen-
te. Cerca de 5.000 principes de Arabia Saudi tienen inver-
tidos 600.000 millones de d6lares en Estados Unidos y el
mayor pars .islamico, Indonesia, sigui6 diJigentemente,
hast a su crisis de 1997, los dictados de Washington para
ordenar su economfa y su sociedad. En los pafses arabes,
donde principalmente se encuentra el islam mas activo,
Ia mitad de los adolescentes declara su deseo de emigrar
a Occidente y abandonar asf unas regiones que, tras el
1Africa subsahariana, son las de menor crecimiento en los
ultimos veinte anos. Ni el confucianismo ni el hinduismo
11ni el islamismo ni e~ orientalis~o son culturas alternati-
l vas a la cultura occ1dental. No 1mporta lo que digan los
j insurgentes isla.micos o el Partido Comunista de China,
, todo lo que asp1ra a cobrar valor intemacional rcspeta cl
modelo que ha difundido como un bautizo homologador
el Imperio occidental y, sob1·e todo, el norteamericano.
Incluso cuando en Arabia Saud£ e Iran se lanz6, en el ve-
rano de 2002, el refresco «islamico» Uamado Zam Zam
Cola, contra el invasor americano, se trataba de un pro-
ducto basado en lo norteamcricano • En Eg'pt 1 o, o tr:o ar-
19
tfculo beneficiado por el levantamiento islamico fue la
cerveza de AJ Ahram Beverages, que se vendi6 mucho en
sustituci6n de las · marcas con designaciones occidenta-
les. La ironia, sin embargo, consistfa en que A1 Ahram
Beverages pencnecfa sigilosamente a Heineken.
20
)matriculados para aprender ingles y alrededor de una
~· tercera parte de Ia poblaci6n espanola se halla expuesta a
; este calvario. Mientras tanto, s6lo nueve estudiantes uni-
!. versitarios norteamericanos se graduaron en arabe en el
;' curso 1999-2000 (The Economist, 22 de diciernbre de ,
\ 2001).
En definitiva, del mismo modo que disminuye la di-
versidad vegetal y no existe mas que un pequeno surtido
de las doscientas mil variedades de arroz que habfa en la
India, las siete mil variedades de manzanas que se cono-
dan en Estados Unidos o las tres mil variedades de pata-
tas que cultivaban los andinos hace den anos, asf tam-
bien se mimetizan los muestrarios culturales.
A la globalizaci6n corresponden las grandes exposi-
ciones de «ar-te internacional», pero a ell as son convoca-
dos aquellos fen6menos y productos artfsticos a los que
los centros occidentales adjudican valor, y lo aut6ctono
necesita ser revalidado siempre por Ia Documenta de
Kassel, Ia Bienal de Veneci~ o la Carnegie International
de Pittsburgh. La Documenta de Kassel, el mayor show
de arte del mundo, tuvo como director. en 2002, al norte-
americana de origen nigeriano Ok'Wui Enwezor, que deci-
di6 mostrar al mill6n de visitantes de la exposici6n un
buen arte no occidental. c:Resultado? Una abrumadora
mayorfa de los autores del Tercer Mundo seleccionados
para Kassel residfan en Europa o en Estados Unidos, y
mas de la mitad en Nueva York. Los chinos, los iranfes,
los indios hacen pelfculas que s6lo obtienen verdadero
reconocimiento intemacional cuando las premian en los
festivales intemacionales de Occidente y todos buscan el
Le6n de Oro de Venecia, el Oso de Oro de Berlin, la Pal-
rna de Oro de Cannes o, definitivamente, un Oscar.
La llarnada world music no hace referenda como en
los anos cincuenta, a la musica etnica de cualq~ier parte,
21
sino que alude a aquellos productos de exito dentro d~ la
industrializaci6n global de la musica que se halla bajo el
control de seis gr'andes compai'Has, todas occidentales u
occidentalizadas (Sony, PolyGram, Warner, BMG, EMI y
MCA), y que se reducen a dos iniciativas de peso en el
caso de Internet: PressPlay (Vivendi, MP3.com y Sony) y
MusicNet (BMG, Time Warner y EMI). .
Una gran compai\fa japonesa como Sony compr6, a
finales de los afios ochenta, firmas norteamericanas im-
portantes como la Columbia Pictures y la CBS Records; y
Matsushita Electric Industrial Co. adquiri6 el grup9 ame-
ricana MCA, duei\o de la discografica MCA y los estudios
Universal. Otros japoneses coparon enormes paquetes de
acciones en varias industrias audiovisuales estadouni-
denses, pero nunca, segun escribe Roman Gubem (2000),
aprovecharon esos medios para producir pelfculas de
geishas o de samurais, sino filmes de gangsters, de vam-
,..Piresas y de cowboys que consume todo el mundo.
I uYo no digo que me guste la globalizaci6n o que no
me guste la globalizaci6n -declaraba Tom Ford, el direc-
tor creativo de Gucci-, pero creo que la generaci6n que
sigue a la mfa no conoce otra cosa. Ellos se encuentran
expuestos a .}as mismas cosas al mismo tiempo y esto
crea una nueva cultura en la cual, a lo ancho de todo el
mundo, la gente desea las mismas cosas y vive al mismo
lJiempo» (The New York Times Magazine, 2 de diciembre
de 2001 ). ecClaro -dice Felix Tena, presidcnte de la cade-
na espanola Imaginarium, presente en varios pafses- que
no vendemos en las cestas de la compra mortadela en los
pafses arabes, pero, salvo maticcs culturales, el 95 % de
los productos (1.400) son iguales para todos» (El Pafs, 11
de agosto de 2002). .
Una excepci6n al dominio occidental en los med10.s
·de comuntcact6n
. . es 1a emtsora· STAR TV (S"'tellite
... Tclevt-
22
sion Asian Region), cuyo dueno es el americanizado Ru-
pert Murdoch, que emite desde Hong Kong a 38 pafses
con una audiencia potencial de 2.700 millones de perso~
nas, pero ni siquiera asf sustituye a las oleadas mediati-
cas de Occidente. En China, en abril de 2002, uno de lo~
programas favorites era Expedience X y otro Teletubbies.
El Survivor norteamericano y el espai'iol Supervivientes,
se llama en China Acercandose a Shangri La. La MTV
Asia es una prolongaci6n de la MTV Europa y los telefil-
mes mandarines de Taiwan se programan seguidos del
ultimo capitulo de Sensaci6n de vivir.
El gran ex.ito de MTV se debe, en primer lugar, a que
en el mundo, en 2000, habfa 2.700 millones de personas
entre los diez y los treinta y cuatro afios; y en segundo Iu-
gar, a que el rock es un lenguaje comun que comparte el , -
planeta de los j6venes. c:Gustos locales? En atenci6n a
ellos MTV programa un 30 %de musica intemacional y
un 70 % de producciones locales. De esta manera la emi-
sora es «nuestra» e internacional a la vez, se esta en el
mundo y en la canci6n de la playa. En la India escuchan
a su fdolo Sami mientras en Colombia a Shakira, en Tai-
wan a Jolin Tsai y en Rusia al duo Tatu. Todos, juntos, se
mueven con Eminem. En cuanto a la cadena AI Yazira
(«La Isla»), nacida en 1996 en AI Qatar, posee, segun de-
claraciones de su jefe de redacci6n Ibrahim Helal, « •.. una
cierta mentalidad occidental como base de nuestra pollti-
ca editorial» (LA Jornada, Mexico, 19 de noviembre de
2001 ). El propietario deAl Yazira es el Banco Islamico de
Qatar, propiedad a su vez del emir Hamad Bsin Jalifa Al-
Than. La cadena se financia con anuncios de General
Motors, Procter & Gamble y otras marcas multinaciona-
les y norteamericanas. Su maximo reconocimiento inter-
nacional \o recibi6 de la fundaci6n holandesa Prince
Claus, que le otorg6 un galard6n por sus «logros excep-
23
cionales en el campo de Ia cultura y el desarrollo», y
como muestra de su modernidad e independencia le
gusta ser conocida como «la CNN arabe». Su difusi6n
global depende ademas de la empresa Echo Star Com-
munications y de su satelite Disk Network. (.Como eludir,
por tanto, Ia occidentalizaci6n?
24
calcados de Estados Unidos, esta deliberadamnente orien-
tado, segun dijo el primer ministro Zhu Rongji, «a trans-
fonnarse en un Manhattan oriental». De otra parte, no es
facil saber, desde las edificaciones de Shenzen, si se con-
templa Caracas, Houston o los docks de Londres. El des-;
mantelamiento (o la demolici6n) de viejos distritos para
dejar paso a autopistas y rascacielos forma parte de un va-
ciado nemotecnico para vivir en la estricta actualidad y en
el «Iugar comun». Lugares de ninguna parte y de todas
partes, apartados del mundo para componer otro mundo
«producido». Espacios que repelen las adherencias y la ra-
dicaci6n, decolorados y homologados para fomentar los
intercambios y el comercio facil. lOue otra cosa, de otra
parte, significa la campaiia norteamericana para «demo-
cratizar» paises con la maxima celeridad militar?
25
] mfa.' si~o «una ~reaci6n politica». Una ~~~t~ creaci6n del
capttahsmo, umversal y desarrollado, dt.ngtda a estable-
cer las mejores condiciones para su funcionamiento y
dominaci6n. Una dominaci6n bla nda y cautivadora, tan
eficiente, que no encuentra inconveniente en disfrazarse
de chino en Suzhou ni de mexicano en Cuernavaca.
Como al reves: no pone objeciones en importar chinoisse-
ries para los jardines de Pari's ni serpientes emplumadas
para decorar los restaurantes de Portland. Siempre, des-
de luego, que el resultado sea, al cabo, una desnaturaliza-
ci6n de las diferencias y Ia globalidad del mundo se
ofrezca como una misma cuhura propensa al desarrollo
del negocio, Ia transparencia, el aroma indistinto y un
mejor control.
26
'
f
r
' AMERICAN FLAVOUR
27
f
28
derivadu en d i~tJntas fucm~ de perven~i6o y su im&ge n
ante el mundo ha venido a dcu.-riorarse aJ punto de que,
indu5<> antes de Ia guerra de lr<Jk, la Administracion es-
tadounidensc dccldi6 crear difercntc&grupog de estudio
y actuaci6n para mejorar Ja apreciaci6n de .Estados Unj-
dos, desdc Europa a Australia, incluido el pago a influ-·
yentes periodis tas intemacionales. Los ultimos casos de
corrupciones contables (Enron, WorldCom, Xerox, etce·
tera) han erosionado, sobre todo, el prestigio empresarial
norteamericano y, desde e) 11-S, Ia drastica reducci6 n de
derechos civiles compromete su fama de primera naci6n
democratica y Jibre. Si a eso se suma Ia frecuente aplica-
ci6n de Ia pena de muerte y sus espasmos reaccionarios
en polltica social y fiscal, el resultado es un fuerte des-
censo de su cotizad6n popular. Un reciente sondeo d el
Herald Tribune confirmaba que tanto en Alemania, en Ita-
lia o en Gran Bretaiia, traclidonalmente los mejores aman-
tes de Estados Unidos en Europa, el entusiasmo habfa
desfaJJecido. Pero incluso en Rusia, el Ultimo enamorado
de Estados Unidos, la pasi6n se enfrfa, y en los pa1ses
arabes o en las regiones donde predomina el islam, el
odio ha crecido espectaculannente. iCesara esta tenden-
cia? Probablemente, porque Estados Unidos, rey de la co-
municaci6n y del marketing, no puede esperar un domi-
nio total sin el poder del look, la atracci6n a partir de su
influencia cultural en todos los aspectos.
29
por el odio al Imperio. El dato es circunstancial y leve
pero ha alertado sobre la conveniencia de diversificarse
en nuevas representaciones y otros productos afectivos.
El poder de Estados Unidos es incombatible, pero la
fuerza no basta para vender mas. El d6lar es usado en el
83 '% de las transacciones mundiales y las empresas con
esa patria conu·olan mas de la rnitad de las riquezas te-
rrenales, pero es necesario un nuevo rostro norteameri-
cano para continuar. (Cual? Probablemente el rostro que
llegue a hacer confundir lo norteamericano con el mejor
ambiente «general», su poder con el poder de lo natural y
su atractivo cQn los encantos de una oferta identificada
con la maxima actualidad. Hay un Estados Unidos bron-
co, simplista y agresivo que se representa en el Gobierno
de George W. Bush, intoxicado ademas por las convulsio-
nes patii6ticas que hizo segregar elli-S. Como dijo el di-
rector de cine Michael Moore al recibir el Oscar por su
documental Bowling for Columbine, en marzo de 2003:
• Vivimos en un tiempo de resultados electorales ficticios
que deciden un presidente ficticio que nos rnanda a la
guerra por razones ficticias. » n ·as personajes como Bush,
~~a embargo, hay un ancho Estados Unidos que s6lo pue-
de prosperar a trav~s de la interconexi6n y el contagio de
Europa. principalrnente, y la interacci6n con otras cultu-
ras que su tetTitorio ya ha sabido recibir. Como el cuerpo
de Dios, la hegernonfa norteamericana no muere sino
que sc transforma para hacerse presente en todas partes
sin que se la vea nftidnmente en ninguna. Porque lo nue-
vo, al fin. de Estados Unidos sera su aparente desapnri·
ci6n en cunnto mnrca nortearnericana y su presencia en
un •no logo», inspirado sin embargo en su imago. De esta
manenl, su prosperidnd no se medin\ en altura sino en
anch~u-a y. tambien, en una suave y decisiva profundidad .
.. Efectivamen(e, nunca como ahora a Estados Unt<;los le
30
ha convenido tanto vivificar su imagen y lograr influen-
cia por contagio interior. El maximo desafio de Estados
Unidos como del nuevo capitalismo en general es no ha-
cerse notar en cuanto tales y trasmutarse en una atm6s-
fera ineludible y «natural•.
Habra productos norteamericanos. Pero si se detecta '
animadversi6n a lo norteamericano se ofreceran anicu-
los europeizados, orientalizados, afrancesados, espanoli-
zados, el pan Bimbo como si procediera del barrio o las
galletas como si llegaran de Aguilar de Campoo. A fin de}
cuentas el nuevo capitalismo no esta aquf para avasallar.
s~ra hacer amigus. No espera obtener los mejores
oenefidos de ser temido sino de ser encantador. Bush es
Ia excrecencia de un capitalismo wilsoniano, un residue
anacr6nico que se encargaran de barrer los mismos Esta-
dos Unidos y especialmente a traves de una cultura/mu-
jer que ya estuvo cerca de llegar con AI Gore. El persona-
je 1ime para 2002 fue precisamente no una sino «tres
mujeres»: Cynthia Cooper, Coleen Rowley y Sherron Wat-
kins, quienes denunciaron Ia corrupci6n o la incompe-
tencia de sus jefes varones en los escandalos que sacudie-
ron a WorldCom, el FBI y Enron, respectivamente.
31
-- ~ ---- -----
r
. ci6n multimillonaria contra las grandes compaillas de ta-
baco. Ame esta ofensh'<l, McDonald's esta buscando re-
con\·ertirse en otra cosa, reencarnarse en algo menos car-
I
noso cuando Ia moda hoy es la anore..~a. Hacerse menos
norteamericana cuando Estados Unidos pasa por m<r .
).
-.
f mentos criticos en su estimad6n. Frente a Ia obesa pre-
sencia americana que propiciaba la McDonald's antigua
nace la cafeina que roba el apetito en Starbucks. En con-
} traste con .McDonald's, que naci6 en 1955 en Des Plaines,
lliinois, un estado industrial, la cadena de cafes Star-
bucks surge en 1987, dentro de una ciudad como Seanle,
signo de la innovaci6n, la antiglobalizaci6n y la cnueva
economia•. Ray Croc, el fundador de McDonald's, era un
viajante de comercio de cincuenta y cuatro aiios, pero
Howard Schultz, el creador de Starbucks, result6 ser un
empresario de treinta y tres aiios que empez6 a atacar
con 17 locales a Ia vez. El primero fue un hombre de ne-
gocios, el segundo se tiene, junto a Bill Gates (Microsoft)
o Jeff Bezos (Amazon.com), por un creador. El primero
presentaba una oferta pragmatica, el segundo una expe-
riencia chic. La base del primero es la sustancia, Ia del
segundo consiste en la apariencia. Con una apariencia
«inte:rnacional•, cintelectual.-, de estilo blando y a la eu-
ropea, Starbucks es la empresa mas dinamica de Estados
Unidos en los Ultimos diez aiios, Ia del maximo creci-
miento en Bolsa (2.200 %), por delante de IBM, Micro-
soft, Coca-Cola, General Electric y Wal-Mart, y con 6.000
establecimientos repartidos en 40 pafses, Libano, Ku-
wait, Oman, Qatar y Arabia Saudi entre e11os. Si McDo-
nald's es fast food, Starbucks es del orden de Ia slow food
o las slow dties, entomos serenos que se presentan como
. •arty, eco friendly, homely appeal" (artisticos, amistosa-
1
. · mente ecol6gicos, atractivamente hogareiios).
"' cStarbucks se ha convertido en uno de los grandes
32
I t • '
~xitos norteamericanos del siglo XXI•, declaraba Robert
J. Thompson, un catedratic.o de cultw-a popular de la
Uni\'ersidad de Siracusa (Business Week 9 de septiembre
:ie 2002). Un exito norteamericano que, a diferencia de
los clasicos triunfos norteamericanos, no obedece a un
producto de traza norteamericana. Aunque mejor dicho:
es ahora lo mas norteamencano que se pueda imaginar.
El invento m~_ge~nte-none~~oy. _
Porque--fo caracteristico del capitalismo de fi'CCl?n
que lideian notablememe los norteamericanos es Ia con-_
versi6n del aniculo en gran artificio, Ia replica de lo real)
en Jo cfantastico•. El cafe de Starbucks no es el \'erda~S!.!
ro cafe C!e---Ios tradicionales cafes. Pero curi.osamente
Starbucks des-b;;;ca:mciuso- enWena, a1 buei":t cafe tradi-
cional El cafe vienes posee mayor valor de uso pero no
puede compararse a Starbucks en su valor de cambio. El
cafe tradicional arrastra el peso de la historia, .mientras
que e) de Starbucks, siendo un cafe aparentemente igual,
puede beberse sin molestos vestigios. Los viejos cafes son
tan autenticos que llevan incluso los bajos precios de an-
tafio mienrras los de Starbucks son excitantemente caros,
supetverdaderos a~_!_culos -de.mo.di -:_:_
- -- -------
El capjtalis1ilo de ficci6n trata con la re~ara
desprenderla de la peste de lo real, compone ~o~~e
di'ce en Ia tele- una crealidad fonnateada .., una realida~
co~olada y chic, desprovista del ol~~- c;I_.e. la. edad, libre
del pnngue--hist6rico.- He1mutSpudi~h, responsable em-
presarial del djario austriaco Der Spander, predecia en ·
septiembre de 2002 que los Starbucks atraerfan a una
gran mayoria de gentes porque c The coffehouses in Viena
are nice, but th~y are old. Starbucks is considered hip»
(Los cafes en V1ena son borutos pero son viejos. Star-
bucks s~ considera de moda). Con eso se dke todo. Lo
que pud1era parecer insufrible artificio puede ej.ercer to-
33
lll[ln]CASAN JOAQum
SISTEMA DE Bl~UOTECAS
PONTl!=ICIA l:.c. ;)E CHI:..E:
davfa, en nuestra posmodemidad o modemidad liquida,
una rara atracci6n. La realidad se dobla en la irrealidad o
viceversa, como forma de defenderse del pasado en bru-
to, del sabor sin fascinaci6n.
34
[ tnxccl·6n europea, pero la posmodemidad
·a1
pecl men te norteamericario
_
· En la
es un
. fiuto es-
modern1dad. predo-
minaba la raz6n universal, pero la posmodern1dad, aca-
bado el mundo bipolar, globalizados.los mercados, es el
reino del multiculturalismo. Y, prec1samente, los norte-
americanos encarnan a los grandes gestores y amantes de
la mezcla de estilos, del kitsch, del zapping, los snacks, los
links de Internet, los videoclips y los cambios rapidos: en
la empresa, en Ia casa, en la pareja, en el look.
Frente ala importancia del rito y la categorfa, la pos-
modemidad enfatiza el valor del momento; la historia se
aligera de peso en la identidad de los objetos o las perso-
nas; la tradici6n se fragiliza, el linaje es un ropaje gaseo-
so y el presente viene a ser practicamente lo unico s6lido.
Asf, en Estados Unidos, nadie pregunta por el pasado de
nadie sino por su inminente actualidad, ya sea a Ia hora
del empleo, de la residencia ode la boda.
La posmodemidad, propia de la extensi6n de la de-
mocracia y su cultura de masas, llega acompaiiada de un
descenso de nivel, una tendencia a la puerilizaci6n y un
gusto creciente por lo mas simple, como saben explotar
especialme~te lo~ ~orteamericanos. La cultura mode rna
era compleJa y ehtista, pero Ia cultura posmodema es in-
mediata y vulgar. La meditaci6n, Ia filosofia fueron euro-
l
peas, pero el entretenimiento, el cine, la televisi6n, son
tipicamente norteamericanos. «Quienes estan contra la
televisi6n son los mismos que estan contra Estados Uni-
dos». decfa Silvio Berlusconi en su campafia electoral a
la presidencia italiana.
La posmodernidad ha abatido las fronteras y ha crea-
d~ un espacio general, cada vez mas homogeneo en su
miXtura. Estados Unidos representa de antemano este
~~ndo formado por la juntura de decenas de etnias y re-
hgtones, como desde hace afios se observa en las escuelas
35
publicus d~ Los Angl:<'.les o de Nue\'U. York. En Europn se
npcln todn\'in n las vit-'jns scj\ t\S nacionntes. rdigiosns o ~t
nkas. hny odios y g\t~tTUs por estas cnu n·-, p~ro el mun-
do posmodet-no viene a ser lo contrurio a este fnnntismo
de la idemidad. La posrnod~rnidad, con1o el cupitnlismo
de ficcion. tiende a In combinaci6n, la sup\!rposid6n, el
col}age, y esto ~ justa m\!.nte el m ejor Estudos Unidos. No
importa que Bush hidera creer en la cara m~s c1uel de
su pais. No hay nad a que juegue m as alegremente con las
ideas. la gesti6n del dinero, las culturas, las modas, que
la superindustria de la comunicaci6n y el entretenimien-
to norteamericana. Una industria que lleg6 unida a un
talante optimista basado no s6lo en las pantallas, sino en
el espfritu de colaboraci6n y alianzas que desde 1945,
principalmente, extendieron Franklin Delano Roosevelt y
Harry Tnlrnan. iHa concluido esta corriente de simpa-
tfa? George W. Bush y su adrninistraci6n abandonarfm el
poder y el mundo reconocera otro Estados Unidos; preci-
samente la mas sutil prolongaci6n del american flavour
que a lo largo de los ultimos cien anos ha recubierto p ro-
gresivamente la realidad del rnundo como un efecto de
su propia rnodernizaci6n.
36
APRENDIENDO DE LAS VEGAS
37
:
( '
i!
l t!.mph ' SliH '• d num n ti i'H) W ii~n. ~l t~mplo dt ~.\l ~ur
y \~t b~hfl\ I~ M f\ lhh\h\1 . Cni\Jqnlc:'l' mol1 Vt1 J)l't'lltlt~ tW L.o _
V<'lJ!o\ti I:JfU\' It:\ !1 n' Q " ~ rm t~ tnph\:1,1\tnl t~t\lo ~o h!J\llll th."' Jtgf'l'\to·
rh\l\ ~chl n, llhl ) (\~ ('W\l qutal' ¢"\'hwltll<l {&~H1B t '(\fh_~ll, hi, IO•
t'il'li o cnlturnl. U l" llb((lt'UH:l X- tl't'Htti, Ju on:~f" ~tt~ It\ "~no·
~11.\ y ll' vkt wtn hnpo ·nhlc dt) l11 £nl~lfl~o·nrl6 1\ ,
C'ul'llqniPI' <'\lld~Ht '"'~QI\l'f~\ (.\\' opl"ct~ eo t.n~ V\'{ttl~ .Y
"''-'" ~d~t~ an vlrt\ld t ~s{\ doni\ lt'ln, " lll ~f\t(I~Cll'fll c\~ to
In ' 1'\ l f nPn, \11\ i.~Qn!icr'Ht'nd"· no mnrlr THtn~o;n. l.u~ VC[!I\r.
hn Cl-\kt\\111 til Pt\\'li hH\IOl'tnl, r::t Ct\ll'O, l fullyw~lUU, ll.l
<ht!rll\ d 1h•h·'" · ptw~ tfl\1\~fo t•nmr\,)/t en « pnsntl~~ n.lpt)S ~,
tn{\s ~lh~ d" l~ }WfH\lldMt d1;.1 l tkmpo, pero pnr·a\ tjUu ~ t
~;·f~'\~t o ~{'{\ nmplNo, pl\t'n conced~r \}\'\lfkndo n In n~.
don, l.n v~'f!t\S sc coh:n. h\ ·1\1~0 o s! m\smn. Los Vcijns
t ''"hl~n S¢ chml\ en Los Vt'~t\S y el snm ht)ld"co:-~ lno
M<~M G.-.An(t. el mn. or del mun<lo con nu\s de 5.000 hu·
hiwclonc-s, tkno suhe~ d1.n1du sc c0phm los e~H ilt >S o rion·
tnks y bt\hami tmv~ de lo ck•Si\pl\l'e "lcln ciuctnd de los ai'\os
cln~n<-nt. , C\\IHl\lo d mt pflck (Snmmy Dnvls, f'n\1\k Sinl;\·
tm. Dcon Mf\ t'tin, Joe Dlshop y Peter Lnwf01·d) crc6 In
mih login de lo v~ rdndern lns Vt>gns. Asl. com o si uno cs-
pim1 enlnznrn l' t'l: \lid 'd y su r~plicn. el mito y el timo. ln
chad \d se ho ilwlonado de sf y dt'~ul~ su delirio es posibl~
pewfvlr sin t~rmlno.
Su eje mplo. en pl~nn ern turistku. sc sigue uhorn en
muC'hos otrns !,Yl'tmcks ciudad!!s del mundo nltnml'nte in·
tt'rt' ' ados en su enmncipnci6 n de Jo reol. volcndns en la
florc".iente explo tncio n de lo ficticio.
38
!
r.
•.I
.. J ,~ e , cto eonl t'f' ·Jul 8 de IM ·h1dnd<;t~ Jf e·
rept1 ll(l l ) "'11 1 4,111 D , . I) ·" d
ron cl wdn Ql rnumJo, ~n cl Afllr't J nn t ntn ut" c
- , •
39
_,.
- ... ··-~"~-......-- ......
-
1el proceso de producci6n-
Hoy no bastan los escaparates o los anuncios lumino-
sos, los restaurantes y los sex shops, como una oferta de
Ia urbe. Ahora, Ia misma urbe se ha c~nvertido en objeto
•encantado», version soiiada de sf misma que transporta
hacia una segunda y encarecida realidad Ciudades ente-
ras que se autoexaltan en forma de parques tematicos, fe-
rias de nueva pla nta como la Potsdamerplatz de Berlin
con obras de arquitectos estrella (Renzo Piano, Helmut
Jahn, Arata Isoza.ki, Rafael Moneo o Richard Rogers), de-
marcaciones de ocio que copan barrios enteros, water-
fronts, continuos remedos multicolores de Disneylandia.
Efectivamente, las ciudades hist6ricas se emplean ya
poco para residir. Son hoteles y locales de copas, res-
taurantes, museos, cines, pasajes comerciales, oficinas e
iglesias antiguas, todo dentro de un pack. La ciudad ha
demostrado su repertorio de fantasfa interminable: Ion-
40
jas convertidas en videotecas, mataderos acondicionados
como teatros de 6pera, carceles y hospitales volcado s en
museos, palacios convertidos en paradores, catedrales
iluminadas como grandes milagros. La dudad se recons-
truye como espacio teatral y se autocontempla como un . ·
tinglado donde los v:isitantes son actores, protagonistas
de un concurso televisivo o turistas-fot6grafos que se afa-
nan por captar la vision de la visi6n, Ia foto que aparece
en Ia postal, el acta ilustrada de su visita.
En el capita11smo de producci6n, las ciudades se si-
tuaban cerca de los lugares donde abundaban las mate-
rias primas para la producci6n industrial. En el capitalis-
mo de consumo, las ciudades crecieron como centros de
comercio y serv:icios. Ahora, en el capitalismo de ficci6n ,
sin eludir atributos de otras epocas, Ia condensaci6n ur-
bana se ofrece como un artilugio recreativo o aventurero,
dispuesto para el entretenimiento. Como Las Vegas, las
ciudades se surten de juegos, atracciones, rincones diver-
tidos; se iluminan, se maquillan, se rehabilitan, se hacen
arquitect6nicamente vistosas y estimulantes. Su materia
de explotaci6n son los turistas y su negocio capital el show.
No importa que la ciudad sea funcional, lo que cuen-
ta sobre todas las cosas es que alcance categoria de es-
pectaculo. Asl, dentro del show business, junto a las top ~
models, las _actrices, los cracks del deporte, los cantantes
pop. las pnncesas, se encuentran las ciudades estrella.
No importa la vida que todavia subsista en Ia ciudad y en
algunos de sus barrios, porque incluso estos nucleos de
residentes, supuestamente "salvados)l) del cambio urba-
no, adquieren el productivo papel de extras en la pelicula
que presencia Ia remesa turistica. Una marea tan podero-
sa que derrama multiples puntos de vista contaminantes
Y a partir de los cuales la ciudad, antes o despues, tras-
toma su aspecto para atender a sus visitas.
41
No es, pues, siempre Ia ciudad la que llama al turista,
sino que es el turista quien pide a la ciudad que se des-
prenda de su ·naturaleza real y responda a la fantasia.
Responda doblemente: convirtiendose en una urbe sim-
I
f
t
b6lica y transformandose en un centro util para el tiem- ~
po libre. De ambos movimientos cruzados nace Ia nueva
ciudad producida. Una segunda ciudad hecha ficci6n
para agradar de acuerdo con la demanda de la clientela.
Un producto destinado, en fin, a ser degustado en Ia su-
perficie del entertainment.
42
L
. --- - . .. ··-
.
- -· .. ______
porque esta es la antftesis de la idea tradicional de ciu-
dad, cercada, abarcable y ordenada•, deda Emrys Jones
en Metr6polis (1992), pero asi se conforma Ia residencia
del capitalismo de ficci6n, deducida del contagio que ge-
nera el patron norteamericano. .
Los urbanistas hablan de posciudad para referirse a
estas extensas megal6polis cuya proporci6n supera todas
las escalas conocidas y donde la historia ya no cuenta.
En estos aiios, en el Rio del Perla, Ia megal6poli forma-
da por Hong-Kong-Shenzhen-Cant6n-Macao-Xhuhai esta
tejiendo una de las principales configuraciones financie-
ras y comerciales el mundo, dotada con 5 aeropuertos
y compuesta por 50 millones de personas. El centro,~
Shenzhen, fue una ciudad de pescadores con 30.000 ha-
bitantes hace quince anos, pero ahora' su poblaci6n reba-
sa los siete millones. ilrracionalidad? iSupen·ealidad?
«El pais del futuro se ira transformando poco a poco
en una red de extensas areas suburbanas separadas entre
sf por territorios despoblados», escribe Robert Kaplan
(1999). De hecho, de las 25 grandes c~udades que habfa
en 1950 en Estados Unidos, 18 han registrado un descen-
so en su mlmero de habitantes mientras que la poblaci6n
de las areas perifericas ha aumentando en mas de 75 mi-
llones. Dentro de este contexto, el condado de Orange, en
California_. una de las regiones mas ricas y famosas de Ia
naci6n, no puede definirse ni como ciudad ni tampoco
como zona suburbana. Se trata de un mon6tono entra-
mado de 2.000 kil6metros cuadrados de calles residen-
ciales, complejos comerciales y bloques de oficinas des-
provistas de centralidad. A este fen6meno, los especialistas
lo han llamado technoburbs (Robert Fishman), urban vi-
llages ~~enneth Jackson), middle landscape (Peter Rowe),
edge elites (Joel Garreau) o, sencillamente, modelo «pO-
surbano». Un modelo f ormad o por anc h as reg10nes
. .
sm
43
•..-,,, -.... ,..,. ............ . ~ ........... ..,.......,.-.._... ,,...., .... - . .
44
c.lu~J «fsct'V Id umbrt!B.o~,
or ieltladus a pwcuror· eJ bknc~ wr
(!c Jon t'c:!sJtlcJHcs y n cvitut In p fobub!IIJucl d~ ut1 CtJil0Jc ..
to. Pot' ejen1plu, pu~Jc n pt·uhlb1rsc to~ v1.~~tit lU o loo h'J~a·
rt8 (l e11pu~8 d ~ dt<lcrm ltutt.lu" ht) t'Uii pucu no uJtct'ftr cl t~H~
nod~ lu"' vc<:lnos, pucd c r·caultH'&c Ia altura de lu8 ~rbol c:-s
pol'n no obswc.:ull~or lo,_ vlsto~t, cab<t or<leo:mtr el fHt_.n rnti.'
xlmo de los pcrros pom no provocnr nlru·ma, dlt: rar Ja f<,r·
mn <.h: los nHJt l>lcs de lus ten·u~[llf, el colfJr do las parc:dc•
lrllt!J'Io,·es vlsiblt:s ,h,>sdc el exterior. En fot·t Lauderdale,
Flol'ldu.. lo dlrcccl6n de un condomlnio prcscrlbl6, pnr
cjemplo, o uou pnrejo que dcjar·u de cmtr·ur y salfr de su
vivie ndn por lu puerw de utnis porque eswban nbrlendo ·
un cnmlno no planeado sob re Ia hierbn, y en Monroe,
Nueva Jersey, la dircccl6n de unu ClD d e rnand6 .a un pro·
pletario porque su csposa, de cuarcnta y cinco af\os, te·
n!a tres a l'\os menos de Ia cdad m!nima n ecesaria para
ser admitida, de modo que los tribunales requiriero n a
este hombre para que vendiern, a lquilase la casa o viviera
en ella sin su esposa (Jeremy Rifkin, 2000).
Dentro de las diferentes modalida des de las CID h ay (
urbanizacioncs destina das a parejas sin ninos que debe- ·,
r~n abandonarse en caso de alumbramicnto o de adop- ;
ci6n, hay CID para solteros, CID para matrimonies en los ;
que ambos trabajan, CID para jubilados, CID para gentes ·
que disfrutan un determinado nivel de renta, CID s6lo ..
para cristi'anos. Los habitantes de tales unidades adquie·
ren el acceso a la supuesta ciudad ideal, tan termina nte
en su .identidad como extirpada de amenazas, libre de ba-
suras, ruidos, olores pestilentes, contactos con pobres. La
CID es como la naturaleza desinfectada, )a vida ban·ida
de bazofias, filtrada, aromatizada y barnizada. Una ciu-
d ad cuyo modelo pionero fue, significativamente, Cele-
bra tion, una urba nizaci6n concebida con Ia felicidad d e
Disney.
45
J
------------------------
r·
46
poraneos y domiciliarse en las paginas de un cuento.
«Fundado en 1905,., puede leerse sobre, alg(ln dintel
cuando la ciudad se inaugur6 hace menos de veinte anos,
pero todo es, en fin, al estilo aprendido de Las Vegas. _
De hecho, en Celebration, un hilo musical ameniza
las plazas y las calles como si se ingresara ciertamente en·
una tfpica .especialidad de Disney, siendo Disney la felici-l
dad terrena adonde es posible huir. • We sell happiness,
(Vendemos felicidad) es e1 eslogan de Disney. Porque
"Felicidad es eJ mejor producto del mundo», adara Tony
Altobelly, ejecutivo de Walt Disney Attractions. El mejor
articulo de la industria urbana y global del entreteni-
miento.
Significativamente, la pelfcula El show de Truman, de
Peter Weir, no esta rodada en el interior de unos decora-
dos idllicos sino en el •idilico pueblo real» que disefi6 el
equipo de nuevos urbanistas llamado Seaside. Este pue-
blo de casas de madera y vallas blancas en evocaci6n del
mundo feliz de las pinturas de Norman Rockwell se lla-
ma Seahaven y fue proyectado en la costa de Florida por
los arquitectos Andreas Duany y Elizabeth Plater-Zyberk
en Ia decada de los ochenta. Truman es, en ingles, true
man, el hombre verdadero, y su apellido «Burbank» hace
menci6n a una zona de Los Angeles donde se concentran
la mayor parte de los grandes estudios cinematograficos
y de televisi6n, desde la NBC hasta Universal o Disney.
Truman Burbank se ofrece, pues, como el cara a cara en-
tre verdad y artificio, entre falsificaciones y verdades
co~o pufios, entre pufiados de realidad y di-versiones sin
llm1tes. ·
47
DIVERTIRSE HASTA MORIR
48
versidad, como demostr6 Argentina en 2002, crece la de-
manda de entretenimiento.
Los efectos de la globalizaci6n han resultado tragicos
para millones de personas, pero en Barcelona las mani-
festaciones antigloba1izaci6n plantearon los enfrenta-
mientos ante el Consejo de Europa ( 15 de marzo de'
2002) con el siguiente programa de actos: 9 h: uPedala-
da intergalactica.» 9.30 h: cCaza lobbiEs (contra los gru-
pos de presi6n).» 11 h: cPintada de un mural zapatis-
ta.» 16.30 h: uReparto de palomitas transgenicas.» 18 h:
cCirco para den~nciar el circo gris y criminal del imperio
globaL» Los rebeldes se conducfan como niiios Y se ex-
presaban como parvulos, desfilaban disfrazados de pira-
tas o de payasos y tocaban los timbales, bailaban o canta-
ban en una atm6sfera que recordaba un curnpleaiios
escolar. c:Los anarquistas? Los autoproclamados de Ia
CNT se habfan pintado Ia cara de blanco y negro, y a su
Iado desfilaba otro grupo en defensa de la clase oprimida
que se autodenominaba «fiambrera Obrera».
Ni siquiera las manifestaciones contra el hambre o 1~
guerra de Irak debfan ser completamente malhumora-
das. La gente no las soportaria. La lucha contra la situa-
ci6n de los mas debiles puede realizarse s6lo a base de
maratones y de vigorosos conciertos de rock, mientras la
batalla en pro de los desharrapados se apoya permanen-
temente en Ia subasta de abrigos de actrices. Lo de ver-
dad rentable es aquello que pasa por el expediente de ]a
mejor distracci6n. _/
En Gran Bretana, un estudio del Henley Centre ha
constatado que los desembolsos en ocio y diversiones
h_an sobrepasado, incluso en los ultimos tiempos de cri-
SIS, a los de comida y bebida en el presupuesto familiar
Y datos del informe Communications Industry Forecas;
2000 apuntan que la tasa de crecimiento en los dividen-
49
dos obtenidos por peHculas, musica y juegos interactivos
en Occidente s6lo es comparable al espectacular desa-
rrollo de Ia informatica hace diez aftos. El historiador y
analista mediatico Neal Gabler ( 1998) sostiene que la re-
voluci6n del entretenimiento representa la mc1s poderosa
fuerza social y econ6mica de nuestro tiempo, y Michael
J. Wolf ( 1999) o Jeremy Rifkin (2000) auguran que el
sector alcanzara un 50 % del PIB norteamericano en
2015, lo que decidira en buena medida la economfa del
futuro.
50
Antes, los magnates eran los Carnegie, los Rockefeller,
los Krupp, los Vanderbilt, mientras hoy se.habla de Ru-
pert Murdoch, de Ted Turner, de ~ich~el E~sner, que han
presidido o presiden grupos mulumed•.a o~entados a ge-
nerar una omnipresente melaza de dtvertlmentos. Mas
aun: las fronteras entre entretenimiento y casi cualquier ·
cosa se confunden cada vez mas. Nike ha desplegado en
los ultimos diez aiios una cadena de locales, los Nike-
Towns. donde no s6lo se trata de vender artfculos depor-
tivos sino de teatralizar, con juegos, sonidos y grandes
pantallas, la excitante atm6sfera del cosmos deportivo.
The Planet Reebok y la supertienda Adidas de Berlin, ca-
paz de convertirse ademas en discoteca al anochecer, son
algunas de las replicas de la competencia que, en general,
ha introducido en sus establecimientos lo que los libros
de empresa han bautizado como el e-factor, factor entre-
tenimiento.
51
··===--:,_,___ __ _ .
m ercios, dcccnas de rcstaur~ntes y discotccas •. fuc dc::fini·
52
...
...
wda clasc de objct.os para accedcr a Ja selva (cremas, c~
misctas, brujulas, vcntlladores, machete~) o para vivir
ecol6gicamcnte a Ja pu.erta de caba. AJ Condo de Jas jnsta.M
Iacioncs se encuentra un resta urantc envudto e n un ~
que con palmcras, pajaros, pcccs y cascadas, siJ1.4:fs tapi- .
zadas de picl de cebra y mesas de cocotcro. "iNuestro
resta urante es un concepto exclus ivo y una aventura a
traves del mas rcalista interior de la selva que nun.ca se
ha creado! », dicen. Allf se sirve, sin transid6n, comida de
Mexico, de Asia o de California, pero comer es lo de me--
nos. 11 Your Adventure is About to Begin!»
,La calidad de la cocina? Un restaurante inaugurado \
en Colonia en mayo de 2001, el Unsicht-Bar (Bar Invisi-
ble), posee Ia peculiaridad de estar completamente a os-
curas. Desde que se traspasa el umbra) se ingresa en las
espesas tirueblas y un servicio formado por discapacita-
dos visuales o ciegos absolutos gufa a Ia clientela hasta
las mesas. Por razones practicas, Ia carta no incluye gui-
santes ni espaguetis, sino mas bien alimentos que pue-
dan despacharse con los dedos o sopas para heber en ta-
zones de doble asa. Los comensales, que tampoco logran
verse entre sf, experimentan una desaz6n que no podra
siquiera aliviarse con el reflejo fluorescente de relojes o
m6viles. rigurosamente prohibidos. Como efecto de todo
ello. el restaurante confiere al comensal un plus experi-
mental que enlaza con los juegos practicados en los anos
veinte por las vanguardias artisticas en sus «Cenas tacti- 1
les», aunque a otro precio. ,cenar? cComer? Lo principal i
es probar algo mas que el sabor. Ninguno de los platos \
del Unsicht-Bar se denomina obviamente de una manera i
tradicional o refiriendo su contenido, sino que reciben
nombres como coleadas de mar verde sobre el acantila-
do&, «recreo de la amatista en el ocaso• , cperlas sobre el
cuerpo amado• y otros versos por el estilo.
53
··-··--·· ..... _,_ _....._.......... ........---·-·
54
a el mill6n y medio cada ano. Tambi~n en Estados Uni-
~os, existe Ia cadena Sharp Image, con objetos de diseno,
adminfculos de oficina y artilugios de decoraci6n cuya
mimosa fantasfa induce a pasar felizmente el rato. (C6mo
asombrarse de que en negocios como este cobren pronto
la entrada? Efectivamente, hay ya complejos que cobran ·
por entrar: se paga en el Minnesota Renaissance Festival,
en el Gilroy Garlic Festival en California o en el Kitche-
ner-Waterloo Oktoberfest en Ontario, autocalificados
como «lugares de pasatiempo» y no de ningun modo como
ccentros comerciales•, un concepto demasiado simple.
De esta manera, como ha sugerido Jeremy Rifkin
(2000), los espacios donde compramos, a donde viaja-
mos, donde vivimos van camino de convea·tirse en un tea-
tro donde somos ya actores y espectadores, clientes y ar-
tistas. El mundo tiende en fin, una y otra vez, a doblarse
sobre Ia escenografta que va alzando el capitalismo de
ficci6n porque, como afirma el famoso consultor interna-
cional, Tom Peters ( 1992), «todo el mundo esta ya en el
negocio del espectaculo».
Las tecnicas del ilusionismo, Ia simulaci6n o Ia dra-
maturgia se han incorporado a la religi6n, a la educaci6n
o a la guerra, y ninguna actividad debera quedar excluida
del slzow busit~ess porque, en el capitalismo de ficci6n,
las marcas mercantiles se transforman en motivo de ex-
periencia Y los ciudadanos aspiran a no aburrirse nunca
Y.no ~orir en consecuencia jamas, porque mientras nos
dlverumos logramos mediante ]a atracci6n del especta-
culo escapar a la atracci6n del tiempo a su peso y su ex-
trema gravedad.
55
CULTURA PARA NINOS
56
.·
Ciertamente cada vez juegan mas: al tenis, al voleibol, al
padel, al golf. Pero tambien se venden mas unidades de
trivials, parchis, juegos de rol, etcetera. En Madrid, el
carlos Sainz Center es un Iugar de convenciones donde
ademas de las salas de reuniones, Ia cafeteria, las cabinas ,
de traducci6n simultanea y los comed6res reservados se (
ofrecen o:las mejores pistas d e karts de Europa» para que
los ejecutivos puedan hacer carreras durante los descan- t
sos. En diferentes corporaciones norteamericanas y euro-
peas de informatica dejan llevar las mascotas al trabajo,
y en algunas el correo lo reparte alguien disfrazado de
Pato Donald. Las oficinas de la «nueva economia» estan
repletas de motivos infantiles: muiiecos, estampas, balo-
nes, bicicletas, globos que recuerdan las habitaciones de
las guarderias, y los empleados reproducen con las paint-
balls las luchas entre las pandillas «militarizadas» de su
infancia.
Contra Ia creencia general de que el videojuego es
una afici6n reservada a niiios y adolescentes, las investi-
gaciones han proporcionado abundantes datos para alte-
rar las orientaciones del marketing y considerar, como
nunca antes, su influencia sobre j6venes con capacidad
de compra. En estos afios, segun relata Ja revista News-
week (10 de marzo de 2003) los fabricantes de autom6vi-
les se inspiran en los modelos de los videojuegos para sus
nuevas producciones. El Concept S de Suzuki o el con-
cept car Dodge Avenger se han basado ya en morfologfas
de videojuegos y el productor del videojuego GT3, Kazu-\
mori Yamauchi, fue contratado por Toyota. En la actuali-
dad, el arte de la automoci6n imita Ia vida virtual e, in-
versamente, ciertos coches reales son estrellas gracias a
los videojuegos. '
Un estudio de Trend Letter para Interactive Digital
Software Association concluy6, en 2001, que la media de
57
______________________ J
l
edad de los usuarios es ahora superior a los veintiocho
aftos, de modo que un videojuego modemo no puede ser
ya una simpleza: facilmente posee un archivo de 5.000
sonidos, 100 melodfas y unas 10.000 voces que se
oyen en tiempo real. La ultima entrega de la saga Myst
(Myst Ill: Exile) en 2001 requiri6 un equipo de 25 profe-
sionales, entre artistas, programadores y musicos, que in-
virtieron dos anos y medio de trabajo. Galerfas de alta
tecnolog1a, como Game Works, han creado complejos
con gran afluencia de adultos donde se alinean cientos de
maquinas sofisticadas conectadas en mas de cien puntos
geograficos distintos con realidad virtual, mientras la
misma Sony ha declarado que su PlayStation no es tan
s6lo un juego sino una «totally new experience», una expe-
riencia totalmente nueva, e incluso un modo de vida («a
way of life for teens and youngs adults») que ha procurado
unas vent as de casi 100 millones de unidades a finales de
2002. «Do not underestimate the power of PlayStation!•
No hay que subestimar este poder de la infantiliza-
ci6n: En todos los campos, Ia cultura avanza hacia una
extraordinaria complacencia de la figura del nino o la
adoraci6n a la mentalidad del nino. Desde las religiones
a Ia polftica, desde el arte minimalista a la literatura pre-
rniada, todo es cada vez mas simple. Tan sencillo que un
nino podra entenderlo y disfrutarlo como un adulto, o al
reves.
58
(Verdu, 200 1). La escasez de compromiso politico, Ia sus-
tituci6n de la critica social por el «Conservadurismo com-
pasiVOD, Ia transformaci6n de los ritos religiosos en fies-
tas cantoras, el exito de libros con el lenguaje de los
cuentos, Ia maxima audiencia de programas con el nivel .
de secundaria, el aplauso entre todos los publicos de cin-
tas parvularias, el retorno de los superheroes del c6mic,
el aumento del consumo de golosinas, mochilas, gorritos
0 camisetas estampadas entre senoras y senores, han
compuesto un fen6meno de actualidad social.
En realidad no s6lo el paso de los anos ha querido ser
borrado de Ia apariencia: ha tratado de borrarse tambien
de Ia conciencia. Sin Dios, sin compromisos fuertes, los
adultos mas j6venes se doblan o huyen hacia escenarios
donde disfrazarse de otros personajes, como a menudo
hace el nino. Ser como un nino se ha hecho equivalente a
estar facultado para disfrutar con las pequenas cosas,
aprestarse a vivir el quehacer como un juego y a confun-
dir los juegos con Ia experiencia de Ia vida. Porque (que
otra cosa explica mejor que el infantilismo Ia actual gran
pasi6n que despierta el espectaculo deportivo, el rutbol,
sobre todo?
59
cay moral. pero hoy \.iene a ser una ~ent~ de expresi_vi-
dad y desah ogo que recuerda a las ag1tac10nes de la m-
fancia . Saltamos, auJiamos. peleamos como s1. fuerarnos
~
60
pleto para ser t·eal, pero el show, en cuanto ficd6n~ s6lo
necesita del pulso infantil. Un yo en miniatura.
El azar, la desigualdad, la adversidad, el individualis·
mo. la cooperaci6n, el arbitrio se proyectan dentro del
campo de futbol, y de ahf obtenemos Ia prueba de su vero·.
similitud. Su ventaja. sin embargo, es que no es la dura
verdad. Sabe a verdad pero s6lo como una prueba de que
no nos engafiamos totalmente. Lo recreativo no suplanta
por completo a Ia realidad pero viene a hacerse un hueco
en la experiencia. Asf, en un partido de rutbol sentimos
miedo o alborozo reales, aunque siempre dentro del ambi·
to del pasatiempo; del tiempo que pasa sin llevarnos irre·
mediablemente con ~I. Se trata, en definitiva, de una oca·
si6n perfecta para experimentar una vida que hiere pero
que no mata, que produce dolor y no destruye, que inocu-
la una soluci6n y pueriliza. Se trata en fin de vivir como
una clonaci6n realistica que recuerda el papel que cum- 1
plian los dobles de Sadam Husein. Una figura que puede f
morir en un magnicidio, pero que realmente no muere I
puesto que no es el. Es decir, el otro. Es decir, nadie. J
61
La NBA fue la primera organizaci6n que descubri6 Ia
gran fuente de energfa econ6mica del espectaculo dcporti-
vo, y el Manchester United -club de una ciudad industria]
y protestante-, el primero que incorpor6 su marca a) cir-
cuito del futbol espectaculo. El Manchester United sc con-
virti6 en el dub mas va1orado del mundo (con ingresos de
32.000 millones de pesetas en el ano 2000, el doble que el
Real Madrid) no siendo necesariamente el numero uno en
la escala deportiva. Comenz6 su mfstica a panir del acd-
dente aereo de 1958 que cost6 la vida a sus jugadorcs mas
emblcmaticos y logr6 Ia mitologfa romantica ·de los alios
sesenta gracias a George Best, el primer futbolista que cru-
z6la lfnea del cesped para llegar a Ia cultura pop.
Actualmente Ja marca Man U (Manchester United) se
ha extendido a un ketchup, ha bautizado osos de pelu- '•,
che, radios, ropa y hasta caf~s con todo su merclumdi-
sing. Lo nuevo precisamente ahora en e) Real Madrid es
que desde 2002, coincidiendo con su centenario, pas6
decididamente a Ia economfa del espectaculo. Hasta en-
tonces e) Real Madrid fue deudor de su historia, pero
despues ha pasado a presentarse como acreedor. Conse-
cuentemente, el Real Madrid no juega s6lo con su equi-
po, sino con Ia explotaci6n de cia leyenda-.. Para ello ne-
cesita apro"isionarse de jugadores mito que realimenten
Ia rentabilidad de Ia fantasia. Un Madrid que ganara sin
jugadores mito podria agradar a Ia afici6n local pero es
dudoso que mantuviera su cotizaci6n en el globo. Mas
bien, en competencia con otros grandes clubes, podria ir
desgastando su rentabilidad al mismo compas que su le-
venda. Su marca se resentiria y como efecto empezaria a
~ender menos o no vender lo suficiente para sobrevh·i r ,,..
en el show business. El Bayern, el Milan, el Manchester.
el Barcelona, el Real Madrid son marcas mundiales. eEl
Real Madrid es como Walt Disney pero toda\ia sin explo-
62
tar,, declar6 Florentino Perez a finales de 200lt y esta
clase de explotaci6n se manifcs t6 desde Ia operaci6n de
figo a J.a de Zidane y de Zidane a Ronaldo. La m.arcal
Real Madrid es ahora Ja primera del futbol y Ia marca
viene a ser capital en el valor de una empresa. . •
Efectivamente, un club de fUtbol nose com porta de la
misma manera que una sociedad estandar. Uo dub de
fUtbol es mucbo mas que una ernpresa cualquiera: es pre-
cisamente el suei\o de cualquier firma que aspire a ]a
maxima fidelizad6n de su dientela. Asf, el banco de in~
versiones Salomon Brothers, que en 1997 estudi6 la in-
corporaci6n del espectaculo deportivo al mundo de los
negocios, advirti6 sobre Ia importante «relad6n irracio- .
nal• que mantiene el hincha con su equipo, porque,l
asombrosamente para el mundo de Ja empresa, los resuJ- t
tados deponivos, a diferencia de los resultados financie-;
ros, no llegan a ser resolutorios en la. lealtad de los so-
cios. El Madrid, incluso en sus peores momentos, se ha
mantenido lider de audiencia en Ia radio o en Ia televi-~
si6n; Ferrari estuvo veintiun ai\os sin ganar un tftuJo
mundial, pero durante esta pobre travesia continu6 siendo
considerada entre los aficionados como Ia nUm.ero uno.
Algunos estudios presentados en Lon<lres con motivo
de Ia asamblea sobre Corporate Governance of Professio-
nal Football (febrero de 1999) acuiiaron Ia denominaci6n
de fanequity (acci6n-hincha) que sube o baja no s6lo en
funci6n de los ingresos del club, por poderoso que sea,
sino impulsado por variables como Ia pasi6n, Ia fe, la fa-
b~ci6n. La marca de. un equipo es rigurosamente lo que
Kenn Roberts, presidente mundial de Saatchi & Saatchi, \
llama l~vemark (marca ~e amor), a cuya condici6n aspira ·
Ia totahdad de los fabncantes. Significativamente un li-
b~ aparecido en Estados Unidos y dirigido a los empre-
sanos audaces, Peak Perfomzance. Inspirational Business
63
....._
I
Lessons from the World's Top Sport Organization (2000),
exponfa los casos de clubes como los Bu1ls o el New York
Yankees, el San Francisco 49ers o el Bayern de Munich
como ejemplos de excelencia empresarial y faustos pro-
veedores de vida. c.Ficticia? El rutbol espectaculo es, en
efecto, no solamente un espectaculo, sino una extraordi-
naria oportunidad para vivir «de mentira», fantasiosa-
mente, en el tiempo marcado para sobrevivir. El hincha-
nino se nutre de la gloria o las penas del club y el club
toma en sus brazos el destino infantil del hincha. c.Puede
imaginarse una regresi6n mas digna de ser televisada?
c.Mas ashnilable al reality show?
64
ante Ia pantalla no tanto para ver un espcctaculo de ver-
dad como para ver c6mo la realidad se espectaculariza
ante sus ojos.
ilnfantilismo? Es necesario un despojamiento de ma-
durez para sentir la trascendente irrelevancia de un parti-
do y es necesario, a su vez, un abandono en Ia banalidad •
para vivir con suficiente interes el suceso sentimental del
«famoseo». Unos y otros publicos fo~aban antes parte
de un subsector donde, en general, la poca insuucci6n fa-
voreda sus adhesiones, pero ahora esta dejando notoria-
mente de ser asf y los millones de espectadores que atrae
el fUtbol o un programa del coraz6n traspasan los llmites
de cualquier sector. Titulados y tituladas superiores han
dejado de sentir rubor por entretenerse con los pormeno-
res del fUtbol o la secuencia de los cotilleos. Ahora no s6lo
se autoriza a ser trivial sino que, en cierto sentido, una
dosis de esta trivialidad aiiade un punto de actualidad, a
Ia vez posmoderna y encantadora. «Estar al dfa» compor-
ta hoy hallarse tambi~n al tanto de los programas popula-
res en Ia televisi6n, porque vivir unicamente Io mas selec-
tive denota un elitismo muy trasnochado. Lo posmoderno
es Ia alineaci6n deliberada, el posible disfrute de Io mas
comun, el gusto por Ia pelicula mas chusca, los dibujos
animados o el filme venenosamente malo.
En general, Ia sociedad se abastece de estos alimentos f
«alienantes» en grado cada vez mas alto porque toda ella
sigue en el indefectible proceso de probarse con identida-
des promiscuas y alternando el sabor de lo real. Antes,
las fugas de la realidad paredan deserciones innobles
ahora, sin embargo. Ia ocasi6n de huir (del trabajo, d~
los deberes. de los problemas), los ensayos de cambio
de identidad, la experiencia tanto de lo hermoso como de
lo feo, de Ia alta calidad como de las basuras, se encuen-
tran en el centro de Ia oferta vivencial.
65
z. EJ duble
·-
- - • • M
,·
RESIDUO CERO
69
0... . •
t ..
70
' ~ .
origen a un libro y a un pasmoso desarrollo en Internet
(v.:ww. freitag.ch). __
Un pais, una moda, una empresa, una exposici6n de
arte no parecen actuales si no se toman en serio la in-
mundicia. El diseiiador helga Van Beirendonck, ahora en
Ja cima, ha bautizado su segunda linea de ropa com~
Wild and Lethal Trash (Salvaje y Letal Basura), signo de
que su pretensi6n vanguardista se encuentra justificada.
Pero, tambien, cualquier empresa que pretenda ser res-
petada no pasara por alto las rebabas. Las campaiias a
favor del Tercer Mundo patrocinadas por las tabacaleras,
las petroleras o las compafiias electr6nicas se correspon-
den, en terminos estrictamente humanos, con Ia atenci6n
general dispensada hoy a Ia mierda. lguaJmente, a escala
municipal, pocas inspiraciones de cooperaci6n ciudada-
na han obtenido mejor acogida que la ola de cuidado y
respeto para lo que hasta hace poco era conceptuado
como nauseabundo. La fe en el valor (material y espiri-
tual) de Ia porquerfa y el detritus constituye una inedita y
secreta edici6n de lo religioso, y el «caritarismo» es acaso
una rama ideol6gica del mismo fen6meno.
71
tm. t"' h,da~ ".1rcddAj~ tuuo, lu buNio y h>nuclvr), ll' lt~da
dcm tl·o dd ~l~t ctll£\ y el ~Sislctm\ ~t' Cl h.'til'~t\ de h(tt:cr p r'l1•
du ~tl \!!i ha8ta l'a J'cJ1ll ~llt\f\da. 'tcn.lu lo .1' •guq~l lA e ll 1w
Cavtn': lt'" tOt\t15 tid :thut~du dtmdc ~~~ ~1piln In bu~U t'a hu~
l\lt\ ll t\ sa ~U ili C lCrt, t\ lt't\V~S UC luB tt\CJi•J~ Jc COUH ltl ftu~
t lOt\, Ius dt>tt F\clor\C8 cs pc~t ,\l!Ulll t'Cs de un ttHlgttn tc o l b'l
vlsltu de Ufla nctt•lz, a un l)t'occso qllo h 'UM furtlitl Ia <!()·
chambl'e en cos~chu. Cuundo lu humbrufHI llcgn y sc des·
bot'dn inso pol'ta blctnc nte, tttude cr'!scgu lda In CNN, y,
p oco a poco, las escenas pustHi dm~de Ins cudcnn8 info r.
m a tivas a Ia MTV convertidas yn en ma te ria uptu para
Uustrat' los v!deos.
Gracias a lugnres como Somalia, Ruanda, Burundi,
Libetia o Etiopfa, r'icos en desdicha, el co ntiner\le afr ica·
no se ha revelado una inagotable cantera para el rccicla-
je, y as{, de Ia misma manera que algunos centros del
ruundo se han h echo famosos parafsos para blanquear
dinero rtegro, el continente negro constituye un formida-
ble parafso para blanquear el alma blanca. Ciertamente,
todav!a existen productos nacionales e individuales que
no han podido ser reciclados por completo, pero lo
acabanin siendo en cuanto Ia extensi6n del capitalismo
global lo absorba. Es decir, cuando, de acuerdo con las
recetas del Fondo Monetario Intemacional y la OMC,
asuman sus normas de Iimpieza y se sometan a los co-
rrespondientes tratamientos especializados. Si los carto-
nes, las botellas o las latas ya no se abandonan a su suer-
te, cc6mo no iban a rescatarse compuestos de carne y
hueso, virtualmente mas ricos en casi todo?
72
BhtJtr.JU~t1, flUe#, w·g rlll(! do Jotf ddsruko~ pfJlit ko;; y N...
lllt!tl.'IE!I (J!f, 1
y de Itt COIJ' iJjH; jl,n . msigffl
dol d11lt!10 ncl-!JU
quo, utltcs de It'nk, ctlJjJl!I.O toft c1 atuquo t~rrvt lr;ttt li t/,91
wdo!t UuJJu~ y 1M !llt{'e t'cstu(M ua
Ew•rm (1 WuriJCum,
uuwprodunw Itt nc<:csklaJ de Uf19 cxtmnrJlnada <Jpctn...
d6n pUt'll el luvndo clc cum, tunto mediante 1us ntl€!W.J~
l:6dlgu5 6tlcos sbur•c lu rcspdtisubilidad social de lac; e m·
pt·csHS como n travcs c.Jc lEtS divcrsM metMorM de la lim•
piczu pi'Oduct1va on el cupltalis mo d~ f1cci6t1, J:.t guerra
con Io ONU corno tlutorerfa legal fncluida. · .
73
-.1
deposiciones, retienen sus excrementos. Dentro de su
Centro lntegrad? de Producci6n, donde se atiende, bajo
el mismo emblema, el Gas y la Salud, la Alimentaci6n y
los PU\sticos, culmina la indistinci6n entre el bien y el
mal, lo nutriente y lo t6xico, lo hecho y el d esecho. Asf se
comporta, precisamente, Ia naturaleza en cuyo fundona-
micnto no h ay residue alguno, put!sto que todo se trans-
forma y obtiene valor. Actuar empresarialmente de este
m odo, a imagen y scmcjanza de la madre naturalezt}, es
el supremo exponente de la nueva legitimaci6n capitalis-
ta en los ticmpos de maxima corrupci6n. What We Lear-
n('d in the Rainforest: Busil'tess Lesson from Nature (1997),
bcstsdl~r en Estados Unidos, es un libro de Tachi Kiuchi
(director de Mitsubishi Electric) y Bill Shireman (ecolo-
gista, prcsidcnte de Future 500) en el que se deja claro
que la economia del siglo XXI deben\ inspirarse en las
mismas estrategias empresarialcs que el planeta Tierra.
Coca-Cola, Intel, Nike, Ford, DuPont, 3M o Hewlett-Pac-
kard -dicen los autores- han seguido ya las pautas de la
naturaleza en sus producciones. Doug Daft, directive de
Coca-Cola, por ejemplo, comprendi6 la riqueza de la bio-
diversidad en la Amazonia y decidi6 lanzar hast a 1SO cla-
ses de refrescos. Los de Intel entendieron que el ahorro
de energia era condici6n esencial en los mamfferos y han
venido reduciendo el tamano de sus procesadores; los
Dow Chemical o DuPont interpretaron el secreto radical
de la biosfera y ensayaron la utopia del desecho cero.
Contra la idea de que lo naturallimita y las normas eco-
l6gicas contradicen los beneficios de las sociedades, nace
este sistema de producci6n numenico. Gracias a el, la
empresa no se distingue de un crustaceo, la productivi-
dad no se diferencia de la energfa del agua, la especula-
ci6n recuerda la estrategia de los movimientos geol6gi-
cos, el capitalismo no discrepa del proceder natural.
74
· En este nuevo sistema, cada vez mas «natural», se fa-
. brican hoy telas que se pueden llegar a comer, edificios
que generan mas energfa de la que cons~me~, fabrica~
antes hediondas que dispensan ag~as cnstalmas. tUna
exorcizacion del mal, de Ia explotac16n, de las plusvallas?
La inauguraci6n de Ia muestra («The Next Industrial Re-
volution») en el Museo Guggenheim de M"ueva York a
principios de 2002, con obras de los profetas ecologistas
Michael Braungart y William McDonough, adopt6 los ca-
racteres de una religion zen porque la proxima revolu-
ci6n industrial se hara segun ese parecer mfstico, una vez
que el capitalismo, ahora invisible, siente las bases de Ia
pulcritud y la transparencia extremas.
En La Coruna funciona desde enero de 2002 una plan-
ta de tratamiento que convierte los residuos en electrici-
dad y, ademas, sin quemarlos. Las hor:ruras se transfor-
man en luz, lo fosco en claridad, lo mas l6brego en
alumbrado. Las 22.000 farolas de la ciudad de La Coruiia
brindan la pureza de su encendido y no dejan nada atras.
Gracias al reciclaje ningun producto se fabrica para el
despilfarro. Incluso la guerra de Irak se present6 como
una acci6n de purificaci6n que transformaria la execrable
dictadura de Sadam Husein en una democracia soleada.
Mediante la ideologfa del reciclaje, todos los pecados
se Iavan, toda la putrefacci6n se convierte en abono, todo
progresa al modo de la destrucci6n/construcci6n shum-
peteriana. Frente al capitalismo que llenaba el mundo de~
zurullos humanos y no humanos, este capitalismo actua
Y no deja manchas. Gracias a las nuevas tecnicas desapa-
rece la lacra de la explotacion y el remordimiento tam-
bien del consumismo despilfarrador. Todo lo producido
podra volver por fin ala produccion, reproducirse sin fin.
75
El mundo no se malgasta, ni se perjudica: no va supues-
tamente desfalleciendo en un proceso de entropfa sino
que cumple, gracias al capitalismo de ficci6n, con la or-
den de una etemidad diafana, una humanidad sin pesti-
lencias. Todo lo que produce sirve para producir mas,
todo lo que se deposita en las manos del sistema mejora
lo preexistente. El capitalismo de ficci6n viene a cuajar el
aparente milagro de la otra humanidad posible. (.C6mo
no amar, en suma, un sistema que tras haber sido .crimi-
nal, contaminador, devastador, viene a transformar la es-
coria en decoraci6n, las h eces en luces, la historia en un
presente sin las sombras de la muerte?
76
RETROVISI6N, RESURRECCI6N
77
- -·
ln tUHigun Yugoslavia brot6 como un:., vicju cepu de lo ~
gundu Guerrn ~undial Y d ~ ·urgir de grupos y partidos
nacionalisws vino a csboz.~u· una t~trospc~·tivn h~\du el
corazon del siglo X.'X. El pnsado hn sido tnmbi ~n Pcu-
n~nte en SudMri a tras d fin del npurthdd con ln n ·uth
nnd Rt!condliation Commission, se ha hecho pt'CS~nte en
Rutmdn y Nigcrin. ha dimunizndo los dcbut~s uustraliu-
nos en torno n lu ~scncn.\c-h)n pcrdidu», se ha cntt'Om~ti·
do en lns reb 'ion~s entre Jap6n, Chinn y Coren., hn nHu·-
cndo cl discurso sobre los «dcsnparcddos» en socicdad~s
po~dictutorhtks y hn t't'grcsado en forma d"' populismo
en ItaHn, Vcnezudu, Frnndn o Estados Unidos. Finnl·
mt-nte, ln guerra de lmk de 2003, donde algunos h:m que-
rido ver un.n tipica guerra coloni~\1, gener6 en el cnmino
hn in Bngd<"ld circunstnndas que e\'ocnbun el nscdio nazi
a Stalingmdo, n~f como la feroz rcsistencia de los ft•d:tyi-
nes recordabn lo ofensiva T~t dd vietcong, P~ro incluso
las protestns nntiglobaliznci6n de Seattle, Washington,
Pragn o Florenc.in se encuentran en manos de ngitadores
(Sihia Hart, John Zerzan. Paul Dresdan. Jos~ BoYt) que
procedc-n de los tiempos de Jack Kerouac, Allen Ginsberg
o Malcolm Lowry y en sus manifestaciones ondcan ban-
deras con la estampa del Che y musica de John Lenon.
78
El prescnte se hoce prescnte a tnw6s dd P~\sodo y cl
pusnllo se hnc:e pt~scnte tu uno cacof~nh.\, ta.l como. i
nn posibl~ novcdnd nos a ercorn al nlusmo y cunlqmcr
~ nu\gO d fructurn pudicrn ocabot· con la frogilidad ~c
1
79
h \ s.hh> pnr~ ln t --d ,· iH H.:lt'\n dd Beetle cl · lo"· Rf\u~ C\ll\·
t"t'ntt\ y el mi 'roht1s J c \ olk:"'" lgt'n, ah rl\ llM\lfldo Smnbo.
n ,rnbil' il hu tr\ni-lf hlo el r\\lc\'0 Min\ CO\\ BMW y el z con
Nls~. n. h t sklo c.:ornctX'iuli~ndo el Aw.U TT o el OMW Z8
c-on cnrnct re · '1'\."lt'O!'JX' tivol'. Pnro Europa, Jngunr ha t'C·
memot tdo. con el S"lype-, Ins lrnens d0l MK·H, y con su
f~1)-pe l ' · dd m ddo E, ambos con rnds de medio slglo
t.-ncimu. Por l.\t\;ldiduru, han cm"rgido morc-rts pcrdklas y
muscnli1.ad~s como el :mtomovil Hi ·pnno Suizn con su
prototipo HS-2 1, el gignntc:sco Mnybnch por Mercedes
(6, 16 metros de longit"Ud. 12 cilindros, 550 caballos) de
hace sese-nta ai\os, mas el Sixteen ( 1.000 caballos, 16 cilin-
dros, 5,67 m etros) de Cadillac, que rescata el Caddys de los
gangsters, los presidentes y Ins acnkes de los anos treinta.
En cuanto a las motocidetas, The Indian Motorcycle Com-
p any, que cerr6 en 1953. proyecta volver al mercado para
scguir Ia carrera de Harley-Davidson, que de hallarse pnk-
ticamente muerta en los setenta, posefa en 2002 el 27 %
del mercado mundial de motocicletas.
« Lo retro hace furor», dicen las revistas, y los hote-
les de mnyor categorfa se revisten del glamour de Ia
antigtiedad. El Ritz Carlton (en Naples, Florida) reforz6
80'
Ul grito juwnil Now/ d e los t\nos set'enta y ~et c:nw.
1 ~.~ l nmn ndoln rev )luci6n 1nhoml, In revohad6n politico.
ll.
o ln rcvohtc16n se. ual lnmedl:\tl\m •ntc, c.lcnotabn npre·
mto por dnr un snlto, pero hoy lo q\ae gusta e p::1sc:\t' nl-
redNlor. El pr"s •nte coquetca con el pusndo, mcz.,:la lo
rrdts disptn~ I'" form~ lo conocido. produce upOStS» . Las'
vnngua rdin dd siglo XX propugnabnn also no vi to,
pcro hoy impt.'ra un amor dulce p or lo embalsnmado y el
aroma unteccdcntc. Perfumes q1.1e basta h ace poco eran
usndos por personas de edad, como Narciso Negro de
Caron .o Joy de Patou o I.e Dix de Balenciaga, son de-
mandados por j6venes en la c<Vanguardia » de la m oda y
ha renacido incluso el interes por esencias de principios
del siglo xrx.
81
secuencia, Ia exhurnaci6n ha dejado de ser un instru-
rnento para cualquier subversi6n y vale s6lo para la pre-
servaci6n: su objetivo no es inquietar sino amenizar. El
revival es hoy, en surna, un festival a cuya luz todo, el
presente y el pasado, esto o aquello, son factores sin
pertcnencia. Puede jugarse con ellos, rnanoscarse, ma-
nipularse o trocearse, sin que ocurra nada. Se trata,
pues, de un entertainment, de un e-factor en un momen-
to en que ha dcsaparecido la graveda}l del valor y su
condici6n se esparce sin peso en un rcpertorio disponi-
i ·.
ble para cualquicr cerernonia: dcsdc los cspcctticulos
"papt\lcs a las fcrias gay, desdc las proccs!oncs de Serna-
na Santa a los bailcs funk en las favclas.
En la pupila de estc frCvolo revival Ctlbc cualqulcr mo-
tivo como base pora scr proccsado en espccu1culo; reel-
dado hasta llcvur el componcnte de su culturu o de su
ticmpo a un rcsiduo igual a ccro. Con tnl cstrntcglu, Ia
historia qucda purg~ld t\ de tragcdia, y el dcvcnir, eximldo
de proyecto, puesto que no hay, en su simuluci6n, ol"igen
ni fin determinados. Todo son rel6mpugo!f de actunlidad,
tendencias o art!culos de moda, desprendidos de cunl·
quicr rafz, listos para circular sin fin hncla dclunte y ha-
cia atras como ensct"'a ellcnguaje de la pasarela.
Las firmas Prada, Dcll'Acqua y Miu Miu proponfan
en su co1ecci6n de invierno 2000-2001 la siluctn de Ia mu-
jer fatal y masculinizada a lo Joan Crawford, pero Chn-
nel, Celine o Ferret! se inspiraban en Ia flgura de Kim
Novak de los a.iios cincuenta, Valentino scleccionabu Ia
figura de Jackie Onassis de los scsentu, mientras Mos-
chino o Bottega Veneta presentaron modelos con lente·
juelas, calzadas con botas y tocadas con fedoras de los
setenta. .cSofisticada ironia y cxtravagante superficiali-
dad», anotaba Marie Claire en octubre de 2000. El pre· .
~
'
82
·,
".'
: }.
'•
y cambiante, mientras Ia historia resulta ser un mercadi-
llo planctario con sus c uriosidades, sus extravagancia ,
sus flirts. AI cabo, Ia t~ modernidad Uquida,. es todo esto:
la desaparici6n de los Grandes Pr·oyectos socialcs o hu-
manos y su rcemplazo por una m~;tralla de accidente ,
replicas e histol"iews.
·'
83
COPIATOT~L
'
I
s
l
'
85
falsificaciones de fertilizantes y medicamentos con graves
perjuicios y se han gestado ninos indeseados con pfldoras
anticonceptivas falsas en una incontenible dimimica de la
«reproducci6n».
La Uni6n Europea intercept6 cerca de 95 millones de
productos falsos en 2001 entre juguetes, alcohol, musica,
material deportivo, preservatives, insecticidas, ordena-
dores, electrodomesticos, medicamentos y softwares para
diseiiar misiles para la NASA. La firma Rouse & Co In-
ternational, numero uno en investigaci6n y desmantela-
miento de falsificadores, se ha declarado impotente para
contener una proliferaci6n que desborda a la polida, a
los legisladores y a los jueces. «Las mafias -deda el infor-
me de la Uni6n Europea en 2001- ya no falsifican unica-
mente los artfculos y los productos de lujo. Ahora la falsi-
ficaci6n afecta a cualquier sector.» Lo falso planea en un
mundo donde se conjura con lo verdadero hasta desha-
cer la consistencia de lo real. En el colmo, dentro de la
India, sin leyes que garanticen la protecci6n del original,
buena parte de los cosmeticos, desde L'Oreal a Estee
Lauder, son falsos. Es decir, falsifican la apariencia de la
apariencia, mimetizan la cosmetica en una cosmetica de
la cosmetica, crean un look falso que altere, la maquina-
ci6n del look. Pero falsifican en su extremosidad no ya
las mercancfas sino sus referentes de verdad formal: los
estuches, los envoltorios, los c6digos de barras, los certi-
ficados de garantia.
En Nueva Delhi, una de las mas conocidas agendas
de detectives contra falsificaciones se llama Phantom's
Transworld Secret Service porque el mundo se encuentra
traspasado de una fantasmagoria procedente del complot
entre el ser y su doble, la imagen y su espejismo, Ia pan-
demia de una segunda realidad tan acelerada que a veces
supera la velocidad de Io supuestamente autentico. Asi, el
86
1 7 de marzo de 2000 se ponfa a la venta en Hanoi el Win-
dows 2000, pero los usuarios vietnamitas contaban con
el desde tres meses antes gracias a las ediciones pirata. AI
original le correspondia antes, como parte de su natura-
leza, el punto uno de la cadena, pero ique decir cuando .
Ia falsificaci6n lo rebasa? iC6mo interpretar que el pode-
roso sello discografico Emi, despues de aftos de lucha
contra la marca pirata Diva -hoy Marcal Records-, opta-
ra por asociarse con ella e introducir en su catalogo 4e
productos «originales» los productos «copiados»?
87
donde no se distingue la diferencia entre el «Original» ~
la «reproducci6n», sino que la propia obra se gesta precl·
samente en su propagaci6n bin6mica. Se calca en su uni·
ca huella digital; se produce por su reproducci6n.
Se harfa necesario hoy robar en las viejas parroquias
de Checoslovaquia o de Italia, en los oscuros conventos
portugueses o espanoles, para llegar -nominalmente- al
original·original y extraerlo asf de los brazos de la falsifi·
caci6n. tas altas t~cnicas de reproducci6n actual pueden
lograr todo el efecto de verdad en texturas, en matices,
en colores, y reconvertir lo verdadero en falso tanto
como lo falso en verdadero. Que una de las obras sea in·
signe y se tenga por cara o carfsima so pretexto de que
sea (mica pierde sentido ante la ironia de su copia facil.
Probablemente existen cuadros cuya composici6n o dis·
posici6n materica hagan cara su reproducci6n, pero nun·
ca mas cara que la compra del otiginal, y jamas imposi·
ble. Pero, ademas, atendiendo a gran parte de lo que se
esculpe y pinta actualmente, c:cuantos miles de cuadros y
volumenes, desde el minimalismo al conceptualismo, no
son reproducibles a bajo precio? c:Oue significado tiene
hoy hablar de cosa (mica cuando la creaci6n se ha red-
dado en producci6n? Asi, el obsesivo desarrollo y multi·
plicaci6n de los museos podria interpretarse como un
sfntoma compulsivo frente a la imposibilidad de anclar Ia
obra a un Iugar determinado.
En el capitalismo de ficci6n el paroxismo democrati-
co (la reproducci6n de la democracia en falsas copias) ha
llevado a la paradoja de que el aura de la obra de arte no
proceda de su unicidad y fijaci6n sino, por el contrario,
de que se encuentre masivamente difundida. La obra
gana «aura» en proporci6n al numero de copias que se
difunden, y el autor de m(tsica, cine o pintura acumula
predicamento a medida que sus obras se extienden por
88
los medias de comunicaci6n, por las salas de conciertos,
por los shopping centers. Su valor crece en ·proporci6n a
las capias, como si cada una constituyera una unidad de
cuenta, de modo que una obra de arte es hoy tanto mas
mftica cuanto mas se introduzca en la cotidianidad, .
como al final ha ocurrido con los cuadros de Mir6, de Ve-
lazquez, de Picasso, los Kandinsk-y o los Mondrian que
decoran las salas de espera. El sistema de la pintura o la
escultura sigue conservando, como propaganda, los cuen-
tos de 1~ epoca preindustrial y sus aromas sagrados son
poco mas que un oscurantista olor. De hecho, la lfnea di-
visoria que mantiene hoy al artista como un chaman no
se encuentra en el arte, sino en el artificio de la idea de
arte y en ellatente prejuicio antiindustrial, ahora abatido
en todos los frentes.
La copia, sin embargo, se erige parte sustantiva del
nuevo capitalismo de ficci6n, donde el poder aparece di-
fuso, tan dificil de combatir como una metastasis y sal-
vado de la muerte mediante el recurso a la clonaci6n;
siendo la clonaci6n, a su vez, otro tipo de cancer, el gran
expediente ideado para sobrevivir eternamente como las
celulas del tumor.
89
•
Lo singular, lo original (el pecado original) nos mata,
pero la copia, la clonaci6n, la especulaci6n elude la rui-
.' .
na. La copia no crea nada distinto y en vez de hacer crecer
·: . una nueva realidad tiende a convertir la realidad preexis-
tente en una flotante vibraci6n: fluctuaciones, oscilacio-
nes, espejos de lo existente para inducir el sinfin de la du-
.• . plica, la versi6n pirata como Ia forma patol6gica, virica
de la democratizaci6n. Con una ventaja decisiva: el aura
; del original, en el capitalismo de producci6n, es de natu-
·~ '
raleza heroica y, por lo tanto, muere. Pero la copia es es-
pectral y no perece. Al kaputt de los tiempos disciplina-
...
<·
rios de Eml.cauh. sucede el copycat; a la vieja policia sigue
~
.. 1el voyeur; a la verdad la sustituye lo verosfmil.
90
T
I
j DEMOCRACIAS PIRATA
I
91
- I p:
cas, pose!an en 2003 las necesarias condiciones de una
democracia, pero existen pafses, ademas, como Hait{ y
Zimbabue, la Rusia de Putin, la Malasia de Mahatir Mo-
hamad, que han sido productos democraticos de pega.
Las democracias proliferan, en fin, por todo el mun-
do, pero, al mismo tiempo, como los ejemplares de pisci-
factor!a, pierden buena parte de su sabor, porque de Ia
misma manera que se blanquean los capitales corruptos
para incorporarse al fluir oficial, se decoloran los regfme-
nes pol!ticos para ingresar en ellaxo club del comercio
integrado. Bajo estas debilitadas condiciones pocos son
hoy los gobemantes que no aspiran a pasar por dem6cra-
tas, sea esto lo que quiera que sea. En la ultima decada,
desde el Padfico a America Latina, numerosas naciones
han sido aceptadas como dem6cratas no porque cum-
plieran rigurosarnente con la Declaraci6n de los Dere-
chos Humanos, sino con los dictamenes del Fondo Mo-
netario Internacional y el Banco Mundial. Ahora un
gobierno se regenera si cumple con el programa de lava-
do que dictan estas instituciones, y a menudo tal lavado
consiste en recetas de polftica econ6mica que se reflejan
en el ernpobrecimiento de los mas pobres y en el aumen-
to del poder del capital. Esto sin contar con que Estados
Unidos, por sf solo, se haya adjudicado el papel de ins-
taurar «democracias» aquf y alia como si inoculara una
dosis de farrnacologfa polftica y a modo de las inyeccio-
nes de «Botox», la toxina botulinica, marcara el mundo a
su antojo, sin irnportar la justicia y la equidad.
92
as!. La desigualdad persiste o se acrecicnta con Ia "nue-
va» democracia y, con no poca frecuencia,· los rcprescn·
tantes politicos se hacen c6mplices de delitos econ<>mi-
cos y grandes estafas. «La causa real de los fraudes
contables de las corporaciones en America no es otra que
Ia falta de acci6n de las instituciones dcmocraticas,., es- '
cribfa Benjamin R. Barber, profesor de filosoffa poHtica
en la Universidad de Maryland (New York Times, 20 de
julio de 2002).
El arrollador protagonismo concedido al mercado por
el neoliberalismo ha paralizado numerosos instrumentos
de vigilancia estatal, y entre los ciudadanos ha crecido Ia
sensaci6n de que el sistema democratico se encuentra
agujereado o poblado de trucos que permiten a los man-
damases hacer y deshacer a voluntad. Como consecuen-
cia, la emoci6n que despertaba la democracia hace me-
clio siglo, tanto en Estados Unidos como en Francia o en
Espana, ha decafdo considerablemente y se trata mas
bien ahora de buscarse cada cual la vida dentro de una
organizaci6n cada vez menos inclinada a favorecer la
igualdad, la justicia y el bienestar colectivo. Los casos de
corrupci6n de politicos, magistrados y empresarios, la
colusi6n entre intereses polfticos y econ6micos de las eli-
tes, han provocado una gran desconfianza en los Hderes,
pero tambien en los medios de comunicaci6n que antes
actuaban como contrapeso. Los periodistas en Estados
Unidos han pasado ya a llamarse media workers, querien-
do designar una dedicaci6n no volcada en la informaci6n
veraz sino en cualquier actividad relacionada con el ne-
gocio de los grandes grupos multimedia.
«No cabe duda -escribia el profesor Gurutz Jauregui:_
de que en los Ultimos afios se ha producido un extraordi-
nario aumento del numero de los Estados formalmente
democraticos respecto a epocas anteriores. Lo que yare-
93
.. · ~ulta mas dudoso es que el hecho de que haya aumenta-
•'
94
r
1
LA. democratie contre elle-meme es el titulo que public6
Marcel Gauchet (2002), director de estudios en la Ecole
des Hautes Etudes de Pans, en el que se expone la para-
doja del r~gimen democratico que, precisamente cuando
mas triunfa en el mundo, sufre el desengailo de no atraer
a Ia politica mas que a ainconscientes o dnicos comple- ·
tos». aPor una democracia de calidad» fue el titulo de un
manifiesto que se public6 en El Pats (24 de enero de
1999) firmado por Manuel Guti~rrez Arag6n y once inte-
lectuales mas ante las elecciones generales de 2000 y a
prop6siio de su deterioro. c:Fin, pues, de la democracia
real?
Despues de la democracia (2002) titulaba su ultimo li-
bro Ralf Dahrendorf, director de la London School of
Economics, para expresar su propio desaliento ante las
instituciones representativas, ahora depauperadas por el
traslado de decisiones desde los Estados-naci6n a las or-
ganizaciones internacionales. «Siento una pizca de tris-
teza y nostalgia por un mundo que ya no existe», dice.
La democracia sobrevive pero parece que no respira bien.
0 bien: el cuerpo se embellece formalmente pero noes la
democracia sana que lo sostiene.
95
pacidad para intervenir en el ambito financiero Y mone-
tario. Hoy, sin embargo, en el capitalismo de ficci6n, el
perimetro de la democracia polftica ha disminuido Y se
ha ensanchado, a su alrededor, el imperio econ6mico
como una celula superior.
I
nes y nosotros somas, en la sociedad mediatica, los tele-
subditos de sus infofeudos. En 1999, las 200 sociedades
de mayor capitalizaci6n bursatil superaban Ia suma del
producto interior bruto de 150 naciones y las diez multi-
nacionales mas importantes, en cada sector, controlaban
el 86 % de las telecomunicaciones, el 70 % de los ordena-
dores, el 85 % de los fertilizantes. Congruentemente, los
consejos de administraci6n de esas companias ejercen
mucho mas poder que numerosos jefes de Estado, pero
incluso mas que sus eventuales coaliciones.
t:Libertad? No es preciso referirse a las censuras que
reaparecen hasta en Francia; la reducci6n de las liberta- '>
.,
i
.:
96 "!
des y del derecho a la privacidad ha sido tan fuerte tras
los atentados del 11 de septiembre en el mundo entero
que naciones como Estados Unidos viven bajo lo que se-
ria antes un autentico estado de excepci6n, con autori-
dad policial para llevar a cabo registros domiciliarios o
vigilancia electr6nica sin 6rdenes judiciales. "Estados ·
Unidos apunta hacia una autoabolici6n de Ia democra-
cia», declaraba el conocido pensador aleman Peter Slo-
terdijk (El Pals, 2 de abril de 2003). ·
cfraternidad? En Estados Unidos, en los afios ochen-
ta, los directores generales disfrutaban de unos sueldos 40
veces mas altos que la media de los empleados, pero en
2002 llegaban a ser de 400 veces mas, sin que el cuidado
por los desfavorecidos se manifestara mas alia de las ac-
tuaciones de los voluntaries y ONG como subproductos
testimoniales. Y esta es Ia tendencia universal del sistema.
97
98
DEMOCRAClA ANIMAL
99
UBERACION• (Olga Roesch). Ni lo~ uwpist.as, Fourier o
Saint.Slmrm, Jlcgaron tan lcjos.
10(\
que mudta gcnte pr.actica deportes con su,. ~ws y pe~
rros conccdicnd(Jles cl trato 'que se darla a un caman.ad4t,
La r.oofili.a exfstfa en cJ f)igfo XLX y Ja prim era ley pro-\
tcctora de los anfm"Jcs sc promuJg6 en Jne J.atcrra enl}
1822, pero en ella, cu"ndo se hablaba de amparar a Jo~
ani males, he pcns:..ba en Ja vfolcncftt de sus amf>~ m~fi· .
que en lfJS t~ ufrfsnfcntos que padccfan Jas p0br~,; crlutu,
rt~s. Sc tratuba, en fin, de una pedagog!a p"'ra mcjor.;,.r Ja
cundic:ffJn de la~t pcr,;r,na~, y Ia ?.oof'Hf.a rc~ttdtaba ~»er una
elicuela de fiJantrqpfa (Oruc.kner, 200 J), f'l antcamlcnto
muy (:fjfcrcnte del acWtJJ, en el que In 'J'-'C fmporta c~, ISO·
bre todv, cJ anJmi:Jl y n0 ttl Ja perHona lie env11cce etm el .
pntiil>lc maltr~to 'J.tJe JnfH~ a 1~t m ascr,ta,
L~ ma"cvta C()n~ tHuye, ild.:m~ti, I~ mejor r~u1c. J_,a rc·
):Jcfnn con ()lf !J u tJtraH p r on.as pu ed~ llf:~r a tra bar de:..
maf> l~do tn Ia twci dad ttupctindivfdt~;ali ~ ui, p~ro I ~ vtn ~
CtllfiCJ(m con U/.lll 01lii6COl a p~u:(l ~ r~guJ::~rse $1. W1l11nt<id y
@CQm(I~At'h~ ul ;..mr)r nsm.;f~ i ·ta Bill (iU e ~r, He rcpr0chc,
Sc{!un liOfl en 1t ~ 1 3 dt: Ia Arn(;rlcan Anlmnl llfJsplt;d A6·
§r>cl;~ ~.lr'" ( Jl)fJQ), el 7R % dl} Iuti pmpf«!l ~J'Icm de m f-t c.:Ola
~;~ llldil ·n rrJm~r lpgtlr ~ .lil.l anfmf.J (ll Ht-gar a C(tba, fn: nl .
aJ 13 % ~~-~e .b4 l•~af1 priml.!ro a f:lu c,;t'ln.Y•IJt~. El 4J % i.lt
~f!()6 Flnl(liS pu!)C~ !lOll [tJl() d~ tJU anfmttl ~(j )j t Ofiftnij. y ~~
31 % ll..:v''' unA fwu n Iii ~~··rtll'a, Com() corr~ltt1'1, gn Jm.>
dli:tl'in~" tt~l"rtlp4rJ ~'ltltd~ttt , JEl j.lnin•itl!i.'tJ (JE1 t,mplt/HI} fj
Jqb (Ill!$~;- tJV(l~~ ·Ofllfl ~j ftll.11'hn O;..ljr<flf!~li /lllly (jll f.l fdub y
Jq 0tJI1!1If S it Ylllj!li Afl t:l C lft/1{ , OfJII'{S (lll'ttll, 0(1 {1~0 Qr'bd ('f
Iii Ir~ul 1111 \\lclh (b~VlflU6f.lndr lflllp,n 11)1) I~ r~~~n li lidt1(l d4J
et,n~~ll tJ •• u elrlflilr luti m~ 1.,,.
(fiiL1r ldnn p;m~ nn p1•J(I d ol)
flllfl t\, 0 l' llt~n''Hl til!£nlflc ltllvn, {'K I~t n " ' ('unr,t-J(!,J pro..
Y11PifJ o,1111 ~ lntir1, ' llrluhlo ft n~n~e:tgnir rnn:t Jr,~ f'tlrmtl~~
"' 4h ~fn tl tl dli t•'~q dt~I'C11 h11~.t ft~ndf.tnllillli•ltJij: ~I cJ l'f1dl() ft
It\ vidh. t'l ~'E'' N 'll(l tt l~l lih''"''''' {:s l rl•1r~'d1r, ~ no ~wr tnr,.
h114dtl§, t~ YU l'IWI (111 1 (lf} {1" JWd{r· flllldiP~. (ft lrfh t} fil,~.
101
sofo Jesus Mosterfn. •No se pide el derecho al voto ni
ninguna locura similar• (El Pals, 9 de junio de 2001).
103
Para solvent:1r ese peligroso exceso aparecen, ahora,
los robots. Robots de compaiila cuya maxima oferta es
que no pertenecen, todavfa, a la especie de los seres vi·
\ 'OS. Parecen seres vivos pero no pasan de ahf: su caracter
de copia es su cmcial ventaja. En las navi.dades de 2002,
el gato llamado Anim'Animaux que lanz6 la firma france·
l~
sa Hasbro consigui6 un rotundo exito porque el juguete,
m:is que demostt·ar alardes tecnicos, se pareda extraor<li·
nariamente a un gato de verdad, pero sin serlo. Anim'A-
1nimaux se despereza al desp ertar, ronronea, bufa cuando
104
f
En Japon, especialment.e los robots de compaiiia· go-
zan de una acogida e.spectacular de.sde Ia segunda mitad
de los anos noventa, y solo del Tamagotchi, comerdaliza-
do por Bandai, se habfan vendido en 2001 mas .de 10 mi-
Jlones. .
Otras marcas presentaron modelos mucho mas sofis-
ticados que el Tamagotchi, pero la esencia del juego para
el propietario es siempre la misma: alimentar y mimar a
una mascota que, al cabo, establece con su duefio una
vinculaci6n que imita la de los animales domesticos pero
con la ventaja de que no requiere sacarlo a pasear. Cuan-
do el amo se cansa del artefacto es siempre posible apa-
garlo y hay pen·os-robot programados para no ladrar du-
rante la noche ni morder donde no deben.
En Jap6n los robots se han convertido ya en amigos
de los ninos y de los ancianos, en animadores de reunio-
nes, en barrenderos, vigilantes y camareros. Se anuncian,
ademas, nuevos robots que se comportarfan como feroces
pen·os guardianes y robots mayordomos que recuerdan
cu~ndo debe tomarse una medidna, acudir al terapeuta
o anular una cita. Mas que mflquinas, esos productos
tienden a ser «personajes», entes que acompm1an, ayu-
dan y nos respetan. Masato Hirse, un disei\ador de Hon-
da y consuuctor de robots, declar6, sin resetvas, que «po-
demos considerar a los robots nuestros socios porque
una rru.\quina con formas sirnilares a las humanas induce
a compnrtir iguales sentimientos y emociones».
<:Iguules? La invcstigndora Cynthia Breazel, dd Mas-
sachu.sctts Institute of Technology Media Lab, ha forjado
(y ad~estrado) un robot llamado Kismet que reconoce
cmoc10nes human~1s y transmitc, mediante cambios en
su rostra, pistas sobre su propio estado de flnimo. En }a
o~ru costa norteamcricnna, en la Univcrsidad de Califor-
ntu (UCLA), se llcva a cnbo un proyccto dirigido por cl
105
psic6logo Javier Movellan consistente en la catalogaci6n
de pequci\os gestos emocionales en 100.000 rostros hu-
manos para transmitirlos a la memoria de un robot. Pa-
ralelamente, en julio de 2002, cientfficos de la Universi-
dad de Carnegie Mellon (www.cmu.edu) mostraron al
publico un artefacto automatico con aspecto de mujer
( «puesto que la mujer es mas comunicativa») bautizado
como Grace (Graduate Robot Attending Confe rence) que
demostr6 estar en condiciones de entender y responder
a las mas sutiles sugerencias de diferentes interlocutores
humanos.
106
nuestra inteligencia, que es producto de nuestra mente y
que no Io es? Dentro de veinte anos, calcula Rodney Allen
Brooks (2002), las maquinas dejaran de ser los lerdos
instrumentos que funcionan cuando pulsamos uno de
sus botones y se convertiran en cuerpos pseudovivientes.
que al mirarnos fijamente modificaran nuestro particular
punto de vista.
,un estatuto, pues, de Derechos del Hombre para las
maquinas? Buena parte de los especialistas en inteli-
gencia artificial estan convencidos de que los robots
representan la pr6xima etapa de nuestra evoluci6n, y el
exigente Institute Tecnol6gico de Massachusetts ha pa-
trocinado un libro, Robo Sapiens: Evolution of a New
Species, de Peter Menzel y Faith D'Aluisio (2000), en el
que se adelanta este seguro porvenir posbio16gico.
En Suiza, tres investigadores de la Universidad de
Lausana, Michael Krieger, Jean-Bernard Billeter y Lau-
rent Keller, han llegado a fabricar una docena de hormi-
gas rob6ticas capaces de orientarse, buscar alimentos,
cooperar y repartirse los trabajos. En Jap6n, Sony, Mat-
sushita Electric Industrial, NEC y Omron trabajan en
«robots personales» con inversiones de millones de d6la-
res anuales, y tanto Honda como Toyota siguen una
orientaci6n similar bacia el logro inexorable de artefac-
tos androides. lC6mo ignorarlos, pues, en la convivencia
futura cuando, en la exacerbaci6n del cyborg, hombres y
maquinas se conmuten en nurnerosas funciones? iC6mo
excluirlos, en fin, de una democracia cada vez mas ficti-
cia donde precisamente ellos poseerian la primera legiti-
maci6n?
107
se introduce entre las vfsceras, decide las sinapsis. En Ja-
p6n, millones de j6venes han llegado a alcanzar una rela-
ci6n tan fntima ·con los aparatos electr6nicos y su pro-
ducci6n de realidad, que permanecen encerrados en sus
habitaciones durante meses, experimentando sensacio-
nes que les interesan mas que todas aquellas registrables
sin los artefactos. De estos chicos, el 41 % permanece en
un aislamiento parcial desde el que rehusan hablar con
nadie porque, de hecho, han conmutado un mundo por
otro mundo y viven en una realidad que pueden contro-
lar a su antojo. A este fen6meno japones se lo ha llamado
hikikomori (enclaustramiento), y viene a ser el efecto de
la uni6n entre el individuo y Ia maquina de manera que,
como en los casos de los siameses, son muy dificiles de
separar.
Hace unos afios se llamaba koden (individuo electrifi-
cado) al joven que, sumido en los walkmans, se transpor-
taba a otra esfera de experiencias sumergidas en el blin-
daje de la musica. Ahora, este suministro de interioridad
se ha ampliado y complejizado de modo extraordinario y
el koden, el individuo electrificado, es, complementaria-
mente, un tipo electrocutado. Muerto para esta zona de
la vida primaria y poseido por la otra, secundaria.
En Gran Bretaiia, en marzo de 2002, el profesor Ke-
vin Warwick, de la Universidad de Reading, especialista
en cibernetica, se hizo instalar un chip de silicio con
100 electrodos en el sistema nervioso del brazo izquierdo
y mand6 colocar otro igual en el brazo de su mujer, ma-
dre de dos nifios. Ambos se conectaron a un ordenador y,
a traves de el, intercambiaban estimulaciones como el
cansancio, el hambre o Ia lujuria. El ordenador hacfa de
vehkulo por una parte, pero experimentaba, a su vez, el
sensible contenido emocional que discurrfa por sus cir-
cuitos. Los tres -el doctor, su senora y el ordenador- for-
108
mahan un combinado que funcionaba como un triangulo
porque la maquina, almacenando infonnaci6n, resultaba
tambien capaz de emitir impulses a uno y otro compo-
nente de la pareja. El doctor Warwick public6 en agosto
de ese mismo afio un libro, I, Cyborg, en el que narraba el
contenido de esas indagaciones. Es decir, la experiencia'
del matrimonio y la experiencia que sufri6 y goz6 la rna-
quina en contacto con la verdad o la mentira de la conyu-
galidad.
109
3. La imagen
LA VIDA EN LAS PANTALLAS
lt
como los politicos desvfan los fondos.» Se trata, en fin,
d e des-realizarla.
Los autores del atentado a las Torres Gemelas fijaron
; su ataque a una hora en que el terror pudiera ser trans-
{ ;mitido en directo por los telediarios matutinos de .Ameri-
ca~ los telediarios del almuerzo en Europa y las noticias
de la noche en Pekin. Desde el impacto del Boeing 767-
300 de American Airlines en Ia Torre Norte, a las 8.45,
hasta el impacto del segundo avi6n en Ia Torre Sur, dis-
currieron 18 minutos. Un lapso que los terroristas esti-
maron razonable para que las camaras de la CNN en
Manhattan emitieran, «en vivo», la segunda llamarada.
Luis Rojas Marcos, presidente del Sistema de Sanidad y
Hospitales Publicos de Nueva York, testigo presencia! del
suceso, dio cuenta de ese efecto des-realizador en su li-
bro Mas alld del 11 de septiembre (2002) diciendo: «Por
unos segundos cref que me encontraba en Hollywood.,.
Y de eso precisamente se trataba. La maxima aspira-
ci6n de una noticia es ser como una superproducci6n
que atraiga a millones de ojos. El 11 de septiembre man-
tuvo a los norteainericanos ocho horas de media ante la
pantalla del televisor, tres horas mas de la cuota diaria, y
AI Qaeda, Bin Laden, Sadam Husein se comportaron des-
de entonces como personajes de ficci6n que convierten
nuestra cotidianidad en un gui6n de Hollywood. (D6nde
separar la realidad de su don? cC6mo distinguir la fanta-
sfa del suceso que puede matarnos?
A fuerza de ser retransmitido desde distintos angulos
y perspectivas, con diferentes comentarios, el hecho im-
portante se convierte en un espacio de la cadena. Y ya no
sera necesario que haya nada detras. El punto de partida
real es progresivamente invisible y lo retransmitido al-
canza el estatus de axioma siendo, entonces, la realidad
su espejo. De esta manera el efecto y la causa se conmu-
114
115
teatralizada y extrae su personalidad del doble. De una
parte, las secuencias, siempre discontinuas, nos preser-
van de padecer .}a amenaza absoluta, y, de otra, nosotros,
l
I
perdido el contacto inmundo con el mal gracias asf a Ia
coariada del «directo», no sufrimos su insoportable in-
!I
mediatez. Mediados de continuo por las pantallas, vivi- !'
I
mos asi naturalmente protegidos por los medics y, lC6mo l
no?, demediados, mitad drama, mitad distracci6n, mitad
~ealidad, mitad ficci6n sin poder controlar sus convalida-
ciones sucesivas.
l16
entrevista televisada y Murphy Brown (el personaje que
interpretaba Candice Bergen) ridiculiz6 en uno de los ca·
pftulos a Dan Quayle, haciendole aparecer dentro de su ·
misma serie. (D6nde localizar, por tanto, el enfrenta·
miento? (Dentro o fuera de la pantalla? Probablemente
en un espacio intermedio donde los medics y los objetos
de Ia comunicaci6n se mezclan con Ia vida.
Otro ejemplo, en vfsperas de Ia guerra contra Irak, fue
el que se deriv6 de la personalidad de Martin Sheen, acti·
vo pacifista e interprete, a la vez, del presidente Jed Bart·
let en una popular serie de televisi6n, The West Wing (EI
ala oeste de la CasaBlanca) emitida por la NBC. En una
encuesta de la misma NBC el presidente de ficci6n Jed
Bartlet, representante de lo mejor de los valores liberales
y Ia cultura democratica norteamericana, obtenfa may~
res cuotas de aprobaci6n que Al Gore o Bush en vfsperas
de las elecciones de noviembre de 2000. La serie habfa
ganado nueve premios Emmy -mas que ninguna otra en
la historia- tras su primera temporada, y Tzme Ia descri-
bi6 como «una lecci6n de educaci6n dvica nacionah.
Sin embargo, al manifestarse Martin Sheen contra la
guerra de Irak, la direcci6n de Ia NBC discuti6 sobre la
conveniencia de cancelar el programa. Pero en rea.lidad,
'que tenfa que ver un personaje de la ficci6n? Practica-
mente todo. En la actualidad no son unicamente las bis-
torias reales las que se convierten en temas de ficci6n,
sino que los personajes ficticios dan Iugar tambien a per-
sonajes ureales» ((comillas?). Lara Croft, hero{na de seis
juegos de vfdeo, fue Ia primera actriz virtual que fiooura
en el casting de una agenda de actores (Creative Artist
Agency), junto a Jennifer Aniston y Geena Davis, y sobre
la cual deda su agente, Elie Dekel: «Lara Croft represen-
ta una personalidad dinamica y un tipo de cliente total-
mente nuevo en nuestro ofido.» ~Disputa1~n. pues, los
117
·--- -- - - -·
r
actores virtuales el t:rabajo a los de came y hueso? (Inte·
ractuaran? Todo ello esta ocuniendo. No s6lo las cria·
turas del ordenador se hacen pasar por seres reales, los
seres reales, como ha ocurrido con Rachel Roberts en el
filme Simone, se hacen pasar por un producto de ordena·
dor porque, hasta cierto punto, el verismo del ordenador
anade la atracci6n de que es «increiblemente» falso.
La ficci6n del cine era siempre ficci6n y los robots
con apariencia humana no hadan pensar que fueran
sino artificio. Lo importante sin embargo de la ficci6n
actual es que el artificio tiende a conmutarse con lo real
y presentarse, desde todos los fmgulos, como un modelo
de igual categona. Es el caso de Simone, una modelo que
reemplaza a la modelo de came y hueso Rachel Roberts:
como si, cen realidad», no existiera Rachel Roberts. De
hecho, Simone se presentaba en la publicidad de la pell·
cula como un producto virtual y el escandalo sobrevino
al conocerse que se trataba de una actriz verdadera. El
publico se quej6 de una estafa que consistia, parad6jica·
mente, en haber ofrecido lo autentico en Iugar de lo fal.
so, la modelo de came en Iugar de la figura virtual, el
cuerpo humano en Iugar del mufieco. Hasta hace poco
e1 actor cencamaba• al personaje, ahora el personaje vie·
ne encamado, se basta por sf solo para representarse y al
actor s6lo le queda, en todo caso, Ia tarea de Ia falsifica-
ci6n. Es decir, en el Iugar del modelo de realidad, se alza
el modelo de ficci6n y, consecuentemente, cualquier cosa
es ahora crealizaci6n•, producciones de realidad.
Hasta la guerra de Irak se repetfa incansablemente
que con el atentado del 11 de septiembre se habfa ingre·
sado en el siglo XXI, pero, sobre todo, con el desplome de
. las Torres ante miles de millones de espectadores se alza·
ba el capitalismo de ficci6n, senor de un fen6meno don-
de Ia planetaria escenificaci6n de lo real transfonnaba lo
118
119
dnd que Cl'ef\n \o~ mc."d lo~ y lo ll u n l\ ~el 1\:'1 t'l r ~nt ot·no~ . 1
d mnn "ll\ q n t', en el pl'lnclplo, h \hrCo \tn N \torno nntu.
rt\l (pt'\mer t'\\t\)\'no), n c.ont lmmclt~n creci6 un entorno
I
\.' \lhural y ~oclnl cuyns formt-)S cnnonlcns son los puc-bll)S
:.' Ins ctudodt'S (se-sun lo entorno) y, nhoro, lmpernrfa un
te rcer e nt nrno dvndc los mcdios de cormmknci6n (d te·
Mfo na, ln rad io, lu tde\'L ion. los redcs t •lern:\t lcn~. los
m\\lt Im edia) d ~<:~cten qu l es real y que no lo es.
Este tercer ento rno puede llegur a ser tnn influyente
que una locuto ra artificial Hamada Mya, de not ici~s Ana·
n o\'a (a nnnovu.com ), tm·o que ser m nquilluda para que
n o pnreciera ~ tnn verdndern» y engai\arn n la nudiencin.
La e mprcsa Motorola pidi6 a los tecnicos que rescatnran
a la locutoro d e la renlidad, la extrnjeran de lo real y la
restituyernn n Ia ficci6n porque temieron que, perfora-
das Ins fronter as, desapnreciera la llnea entre lo real y lo
in-eal sin poder sabet" que consecuencias podrian dedvar-
se p ara todos.
Porque, acaso, no somos ya nosotros quienes vemos a
los medios, sino ellos los que nos contemplan y certifi-
can. La imagen era antes una visi6n insuficiente de lo
r eal, el cine era ilusi6n, la foto una placa, el teatro una
mimesis, pero convenido todo en cinematografia, video,
televisi6n, teatro, foto, Internet, nosotros somos el objeto
\.de su panopsis. Las vacaciones dejan de ser reales si no
has graba la videocamara. Las bodas, los nacimientos, los
~iajes se convierten en acontecimientos preparados para
'que la camara los engulla y los convierta, con su metabo-
' ismo, en 'verdad. El video da vida . Y c:quien puede dudar
que, ante todo, una vida feminizada?
Antes s6Io habfa unos pocos personajes mediaticos y
cada uno de ellos obtenia alguna fama. Ahora, la demo-
cratizaci6n de los medios no significa tan s6lo Ja masiva
difusi6n de los sucesos; esto es Io mas trivial: Ia verdade-
120
J
l I
I
n\ d mo~TI\tJzn<.:l6n rn lien en el vil>mnte ckr~ ho de llr · '
indivlduol' a Sl\llsfuc~r sus des •os do s<.·r sucesos, ml\tcrh'
prlrnn de los progrnrnus mnsivo · que constltuyen los r~a ·
lity shows, lo «Otra reulidnd» posiblc: ofrccida como obje·
tO de redu l6n. Porqlle l(}Uien puedc dudar que con Ia
prolifcr~ci6n de lu tele~rcnlidnd, de Ia ccprogramaci6n de '
In renlidad», de Ia «rcnl.idnd formnteuda)), se esti\ con. tru-
ycndo una socied<\d ulternativn? El media procura vida
sociaL Posee la clave para hacernos imagen y con ello
conccdernos el don de la circulaci6n medi~tica. Somos
asi m:\s vivientes ul hacemos imagenes: «irnnginandonos•.
Las gentes mas cornunes se afanan por aparecer en las
pantallas, llegar a ser televisadas, otorgar valor a su vida,
conferirle el necesario valor escenico porque sin esa con-
validnci6n la vida se vela. Por encima de todo, la graba-
ci6n en la cinta denota mayor categoxia real. 0 bien: sin
instrumentos de ficci6n no hay encantamiento, no hay
objeto de fascinaci6n ni espectadores y sin espectadores
Ia escena se apaga. cVivir s6lo para sl? cSujeto de si? cEn
que se diferencia del suicidio?
121
- - - - - - - - -- - ---
MAR AS t>E AMOR
122
'·
- -- ----··-· -·
th'RC en (;nttll(Jgos de mnr·cu~ y lo!J cut~ lugos en rcvls tas de
n<.:lt10J1dt1d. J.!~tlt dO I+C de prodlH.!t<JR fiJlpl'CSOg hu fcd blJo
c1 o0mbrc do 11/ugcdo!J, un cr·ucc entre el maga'llne YcJ ca-
wlog. pul'quc en clla!1 s~ hubln de yoga, de rcstuunlfilcs,
de dcportcl:l, de cultura, de scxo, del ticntpo, mlcrHrar:t, sin
ce~ur, gc uludc u In rnur·ca. La fusi6n de los mcdios de in·
forrunc16n y los cutl\logos se cjcmphtriz6 con la rclaci6n
entre Ia ropa J. Crew y una seric tclcvlsiva para adoles-
centcs tituluda Dawson's Creek, en enero de 1998. ~< NO
s6lo era - dice Naom i Klein (1999)- que todos los perso·
najes de Ia serie tc1evisiva llevaran ropa de Ia marca J .
Crew, con lo que, en aquel entorno marino y ventoso, p a-
redan salidos de las p~ginas de un catalogo d e J. Crew,
no bastaba que mantuvieran di~logos en los que dedan
''parece salido de un cat~logo de J . Crew", sino que el
elenco de actores apareda en la portada de la publica-
ci6n de la empresa.•
La ginebra Gordon's ha perfumado las salas de cine
con aroma de enebro para hacerse presente a traves del
olfato, Calvin Klein adhiri6 pegatinas con el perfume CK
Be a la entrada de los mejores conciertos para fundir el
sonido cultun\1 con su cultura, secuencias de la peHcula
Batman fueron proyectadas sobre los peatones que pa-
seaban por las aceras de Manhattan y etiquetas de come-
dias de la cadena ABC se adhirieron a las frutas de los
supermercados para entrar, con la alimentaci6n, en casa.
Ha habido anuncios de Levi's en lavabos publicos, logos
de discos de musica pop en envases de comida preparada
y la NASA vende espacios publicitarios en sus estaciones
orbitales para asociar tambien el mas alia a sus mensa-
jes. Ya no decimos que usamos un pafluelo de papel sino \
un Kleenex, no tomamos cualquier cafe sino un Nescafe,
no nos ponemos cualquier gabardina sino una Burbenys,
no pedimos una cerveza sino una Heineken. Pronto estos
123
nombres se escribiran en letra minuscula con el mismo
derecho que las denominaciones de los arboles 0 de los
l
I
I
animales. Y no tendni sentido, en consecuencia, cobrar
por ello. En las peliculas o en los telefilmes es frecuente
el product placement que hace aparecer a las marcas
como parte de Ia escena, pero ahora tambien las mar-
cas suenan en los videoclips, en las letras de las cancio-
nes y dentro de los videojuegos. El grupo de raperos Bus-
ta Rhymes convirti6 su bestseller Pass the Courvoisier en
la mejor campaiia para vender este coiiac frances. De-
nunciar hoy como publicidad «encubierta» Ia aparici6n
de una marca en una descripci6n de lo real es un contra-
sentido porque serfa la realidad Ia encubierta en el caso
de no dar su nombre. Las marcas, en el capitalismo ac-
tual, han dejado de ser los sell?s que tintan lo real para
convertirse en partes de su trama y de su idea.
124
y Virgin, tras producir musica, cre6 emisoras de radio,
una compaiifa de viajes, una gama de cosm~ticos y una
sociedad de seguros de vida. Starbucks ha aprovechado
el cr~dito de su cadena de caf~s para vender muebles y
artfculos domesticos. Donna Karan comercializa, adem~s
de ropa y perfumes, agua mineral. Paul Smith aiiade a su ·
chisico estilo de vestir "dentffricos responsables». Y Cal-
vin Klein ha llegado a transfigurarse en palomitas para ir
al cine.
Cada marca, una vez santificada como valor, puede
bautizarlo todo incluso cuando su creador humane no
este presente (Yves Saint.Laurent) o su producto real se
haya perdido (Fontaneda). El mismo servicio de inte-
ligencia aleman, el BND (Bundesnachrichtendienst), o el
FBI venden relojes, plumas, pelotas de golf, tazas, ceni-
ceros, licores, cazadoras y ropa interior con su sello es-
tampado.
El contagio indiscriminado es posible porque Ia mar-
ca se comporta como un soplo espiritual. Su condici6n
intangible posee un poder simb6lico que se insufla aqui y
alia como un espiritu santo del capitalismo capaz de con-
vertir los productos en ideologias, de manera que relacio-
narse con unas determinadas marcas es optar por una
concepci6n de la vida, porque la marca no viene s6lo a
tatuarnos sino a alentarnos. Antes, la marca nos marcaba
como a ganado, pero ahora nos invita a servirnos de ella,
participar de su doctrina o, como se dice, de su <<cultura».
El anuncio de Kas preguntando «(.Y tude quien eres?»
constituye un tosco vestigio del capitalismo de consume.
En el actual capitalismo de ficci6n la marca no pretende
que seamos sus rehenes o nos alistemos bajo su escudo,
no intenta que seamos chicos Kas ni chicas Evax, sino
que brinda su oferta para que cada cual, mediante ese
don, pueda ser uno mismo. «En un mundo cada vez mas
125
globalizado, no esta de mas reivindicar tu individualidad» ,
I
dicen los creativos de Lexus. «Nadie dicta tu moda>>, afir-
man los almacenes C&A. «No imites, innova», aconseja
I
Hugo Boss. Pero, ademas, desde finales de 2002, algunas
firmas de lujo como Chanel, Vuitton o Dior han comen-
zado a vender sus productos sin ellogo a la vista para au-
mentar la ocasi6n -antes robada- de que el comprador
personalice la prenda dentro del reino de la egonomla.
Las marcas son hoy, ante todo, «proveedoras de ideas»,
suministradoras de estilos en los que surtirse, siempre
para que disfxutemos la ilusi6n de hacernos nuestro pro-
pic yo, nuestro look exclusive. Y esta es tambit~n la poeti-
ca de sus textos publicitarios.
!
capitalismo de consume, no aceptarfa mas propaganda,
pero la intriga o la inteligencia sf. Ahora, buena parte de
los anuncios de autom6viles no muestran el coche; ni los
anuncios de moda, la ropa o los zapatos. La publicidad
se ha emancipado de su servidumbre mercantil y fun-
dona como una creaci6n dirigida a receptores tratados a
su vez como artistas. cOue significa el anuncio de Adidas
126
expresado en las tres rayas pintadas sobre el pie descalzo
de un nino de las favelas brasileiias? El mensaje accede
al orden del poema.
Ning(ln eslogan contemporaneo debera Hamar a com- {
prar esto o lo otro: Ia gente est<\ harta de gastar. El objeto
debe presentarse como un don y asf, cada compra sera
menos un desembolso q~e un ingreso, un ingreso de algo
y un deslizamiento en una transrealidad no mercantil. El
capitalismo de ficci6n ha comprendido el rechazo al ma-
terialismo grosero, ha asumido el descredito del consu-
mismo, el rostro vulgar del despilfarro, y ha fundado, en
consecuencia, una opci6n superior. Lo que importa no es
la cosa sino su alma. Lo decisivo, en fin, no es el articulo
sino la cosmologfa de su marca.
Significativamente, Tommy Hilfiger ha demostrado
que Ia marca no necesita d e los artfculos sino, mas bien,
al reves: los artfculos buscan a la marca. Tommy Hilfiger
dedica muchos menos esfuerzos a Ia fabricaci6n de ropa
que a la promoci6n de su nombre, porque su cometido
«real» es producir imagenes. Jockey International fabrica
la ropa interior de Hilfiger, Pepe Jeans London hace sus
vaqueros, Oxford Industries las camisas Tommy y la Stri-
de Rite Corporation las zapatillas deportivas. «C:Ouc~ fa-
brica Tommy Hilfiger? Absolutamente nada» (Naomi
Klein, 1999). Pero podrfa de~irse al reves: produce abso-
lutamente todo (y de todo). Porque, desde hace un par de
decadas, no es el objeto el que posee el valor sino, por
descontado, la marca: «Your brand is not part of your bu-
siness. It is your business'' (La marca no es parte de su
negocio. Es su negocio), dice el experto en marketing
Daryl Travis (2000). ·
Si en e,I capitalismo de producci6n lo importante fue- f
ron las mercancfas y en el cap.i:alismo de consumo lo im-
portante fue lo que una voz dlJera sobre ellas, en el capi-
127
f talismo de ficci6n es el propio articulo que habla. Coca-
Cola habla de jovialidad, Nike de malditismo, Body Shop
de conciencia ecol6gica, White Label del culto al indivi-
duo. A las proclamas de las religiones o los partidos, ha
sucedido este prontuario de valores favoritos. Cualquiera
de estas marcas se hallan en escena no como simples
nombres de empresas sino como titulos de Iglesias. Ge-
neral Electric se postula como una gran instituci6n que
procura buenas cosas para vivir, (<bring good things to
life»; los laboratories Merck estfm aquf para perfeccionar
la condici6n humana, «We are in the business of preser-
ving and improving human life» (Hacemos negocios pre-
servando y mejorando la vida humana); Diesel dice que
el amor es ahora patrocinio suyo, ((Love is now sponsored
by Diesel». Las marcas pueblan la tierra como venidas del
cielo para contrarrestar los tediosos males de este mun-
do. La marca es nuestra oportunidad de exaltaci6n y hasta
de identidad moral; ella aspira a ser un trozo de nuestra
felicidad, viene a queremos y a ser querida, a condensar-
se en una lovemark.
128
. _/
Invisible (Vendiendo lo invisible) fue el titulo del besp-
seller que escribi6 Harry Beckwith en 1997,· donde anali-
zaba el milagroso efecto de ciertas marcas cuando ~o
aportaban nada diferente ni mejor que los productos ge- .
nericos. En conjunto, las grandes marcas sirven artfculos
mas cares que los genericos, pero acaparan hasta un
93 % de las ventas totales gracias a que su logo confiere
un plus inmaterial que revaloriza incalculablemente las
cosas.
No importa de que se trate. Universidades como Har-
vard, museos como" el Louvre, compaiifas de seguros y
hospitales, autores, actores, deportistas son «marcas».
Practicamente todas las cosas que aspiren a pervivir con
fuerza deberan reencarnarse en una imagen de marca, en
una marca con imagen: la imagen salva. Los pafses, los
municipios, los barrios, se afanan en promocionar sus ju-
risdicciones respectivas como cualquier otro artfculo de
mercado. El marketing hace tiempo que dej6 de ser cosa
de las mercancfas: la valoraci6n de una comunidad aut6-
noma, de las 6rdenes religiosas ode los equipos de rutbol
se efectua a traves del mismo procedimiento que ha ense-
fiado la disciplina publicitaria y son juzgados ·dentro del
mismo protocolo. Francia, China, Espana son marcas
donde habitamos, pero incluso cada uno de nosotr'o s, en
cuanto individuo, constituimos una marca en el mercado
profesional, en los cfrculos sociales, entre los parientes.
Marcas que pueden ir creandose mediante Ia educaci6n,
los viajes, las conquista~ profesionales, las experiencias
vitales, pero que pronto incluso podran disefi.arse desde
el origen. De hecho, Brand-ADN es Ia denominaci6n para{
los casos futuros de nifi.os que sean disefi.ados con unos
determinados genes y no otros hasta constituir un ser hu-
mane de unas caracterfsticas y propiedades concretas al
modo del resto de los demas productos manufacturados.
129
El capitalismo de producci6n s6lo era capaz de elabo.
'\ rar bienes inertes, pero el capitalismo de ficci6n puede
felaborar seres vivos (plantas o animales) y todos con el
(
Jultimo fin de ser famosas marcas. «We are brands and
brands are us» (Somos marcas y las marcas somas noso-
tros), dice en sus textos Ia novfsima firma Getty Images.
Las marcas no quieren, sin embargo, seres marcados
como fueron los desdichados obreros del capitalismo de
producci6n y de consumo, sino seres elevados a la riquf-
sima categorfa que inspira el logo. Traducidos en suges-
tiones de estilo, en insinuaciones para completar el aire
del yo.
El capitalismo de producci6n era hijo del mundo de
Ia esclavitud y sometia basta amargos niveles de subsis-
tencia. El capitalismo de consumo moderaba esa presi6n
para succionar un plus dulce en el momento del consu-
mo. Ambas plusvalfas se obtienen tambien ahara en el
capitalismo de ficci6n, pero lo peculiar del nuevo modelo
es SU intenci6n adicional de hacemos Creer unicos, sin-
gu}ares, artistas.
El capitalismo de producci6n trataba de exprimir
nuestras fuerzas fisicas sin importarle el dolor, el capita-
lismo de consumo trataba de exprimir nuestros suenos
in ocuparse de nuestros desvelos, pero el capitalismo
e ficci6n hace su negocio procurando mimarnos. «The
purpose of a business is to create a customer and to satisfy
a customer», dice Daryl Travis (2000), crear un cliente y
dar satisfacci6n al cliente, formar una criatura y hacerla
feliz. Nunca a la izquierda se le ocurrieron propuestas
mas munfficas o afectivas.
130
MUSEOS EXULTANTES
131
- . ----·· ~----~~-...~~............~--·-· -···-- ..
I
~ como una colecci6n de Armani, una monografica de Zur-
baran o los vestidos de Versace. El museo anterior, Iugar
de estudio, minoritario y lugubre, desprendido de la ac-
tualidad, ha ganado para sf la calidad del entretenimien-
to y el atractivo excepcional, medido en d6lares, que el
mundo del dinero a traves de Christie's o Sotheby's otor-
ga a su colecci6 n.
Hasta hace poco, una obra de arte famosa podia valer
mucho, pero no se sabra abiertamente cuanto y ese mis-
terio impedfa tenerlo popularmente en cuenta. Su valor,
antes de que se hicieran objeto de informaci6n las pujas
en Christie's o Sotheby's, era desconocido o inexpresable.
Sin embargo, ahora los resultados de las subastas han
convertido lo inefable en millones de d6lares y a Picasso,
Van Gogh o Degas en grandes multimillonarios incorpo-
rados al mundo del star system.
El Louvre se hizo deliberadamente mas grande no
con e1 fin unico de incrementar su espacio expositivo,
sino porque, dentro del star system, al publico le entusias-
ma lo colosaL El Museums Quartier, un complejo de
60.000 metros cuadrados en Viena inaugurado en 2001,
132
1
133
bici6n de la monografica sobre Renoir, el Museum of Fine
Arts vendi6 8,3 ~illones de d6lares en camisetas, sudade-
ras, catalogos, posters o calendarios y, por su parte, las
boutiques de los diversos museos Smithsonian de Wash-
ington suelen facturar por metro cuadrado cinco veces
mas que los locales comerciales de la misma ciudad.
El Metropolitan de Nueva York (MET) posee en el
mundo varias decenas de locales donde vende merchan-
dising como si se tratara de la Warner Bros. El mismo
MET estren6 a comienzos de los aiios noventa las llama-
das «soirees romanticas» y en su balcony central podia to-
marse una copa entre los compases de un quinteto con
musica de Strauss o Frimi. Mas aun, el MET ha sido, en
los ultimos tiempos, uno de los lugares mas codiciados
por la alta sociedad para celebrar sus fiestas y sus bodas.
Casi lo mismo que viene sucediendo en el Thyssen de
Madrid y en tantas otras pinacotecas del mundo.
Las ultimas convenciones de directores de grandes
museos, que se celebran dos veces al aiio, una en Europa
y otra en America, se centraron en el debate sobre la con-
veniencia de asumir las reglas de una gesti6n mercantil
que garantizara su supervivencia. Tres de las mayores
instituciones de Estados Unidos -el Metropolitan de Nue-
va York, el Museum of Arts de Filadelfia y el Art Institute
de Chicago- funcionan desde hace aiios con una direc-
ci6n bicefala, artistica y empresarial; los directives de las
corporaciones patrocinadoras se han vuelto tan exigentes
que no confian en un intelectual, por notable o genial
que sea, sino que demandan tambien, en el equipo direc-
tive, la figura de un gestor.
En Europa esta tendencia economicista, antes exclu-
siva de los norteamericanos, se ha acentuado en estos
aiios con el efecto de numerosas destituciones y dimisio-
nes. En Austria, la orientaci6n mercantil de varias insti-
134
tuciones museisticas escandaliz6 a diversos circulos inte-
lectuales, y el director de la Casa de Ia Literatura, Heinz
Lunzer, declaraba en marzo de 2002 que <<La actual si-
tuaci6n -funcionamiento como empresa privada- del
Museo de Historia del Arte, del Museo de Artes Aplica-
das, de la Biblioteca Nacional, del Teatro de la .6pera de
Viena representa una catastrofe cultural». «Oue los direc- '
tores de museos se conviertan en gerentes de empresa
puede resultar divertido y hasta sexy, pero no tiene nin-_
gun sentido», aiiadi6 Peter Noever,-director del Museo ~e
Artes Aplicadas. Asimismo, Lorand Hegyi, director del
Museo de Arte Moderno-Fundaci6n Ludwig, sentenci6:
«Esta nueva estrategia cultural s6lo puede conducir a
Disneylandia» (El Pais, 23 de marzo de 2002). Luego pre-
sent6 su dimisi6n.
135
Todo ello son experiencias que ha asumido el nuevo mu~
136
do repartido en cuatro tipos de generos (la vida cotidia-
na, el paisaje, el cuerpo. la sociedad) y no separa por epo-
cas o por estilo; s6lo distingue por temas que considera
de in teres para el gran publico. Tambien la Tate Modern, ··
contra el proceder habitual, ha elegido la f6rmula tema- :
tica para mostrar su colecci6ri permanente, y asf, en la
secci6n «Retratos» puede contemplarse una pintura de
Nicholas Hillard (1547-1619) junto a otra de Maggi Ham-
bUng, nacida en 1945; en la secci6n <(Vida de Hogar», .
aparece una fotografia en color de Sarah Jones, de cua-
renta y dos aiios, junto a una pintura de Johan Zoffany,
muerto en 1810 y otra de Hockney, fechada en 1967. El
recurso tematico espolea la curiosidad del turista, lo
atrapa, promueve el juego infantil de las comparaciones
y proporciona recompensas sin necesidad de entender.
Pero hasta el olor ha sido incorporado a la pintura y
la International Fragance Foundation de Nueva York- ha
elaborado distintas clases de fragancias de acuerdo con
el motivo de los lienzos (bodegones, paisajes, interiores)
o segun la especialidad del centro. Para el American Mu-
seum of Natural History, por ejemplo, se ha creado una
esencia que evoca la fragancia de una pradera africana y f
existen ilustraciones aromaticas para otorgar realidad a f
una muestra de incendios, de marinas, de basuras. El \
museo no es ya la realidad que era, sino una nueva pro- \
ducci6n. No es la memoria del pasado sino un presente
divertido, noes educaci6n sino distracci6n, no sobrevive
gracias a la cultura profunda sino a la cultura pop o el
negocio a secas. Asf, en una conferencia celebrada en
Chicago en febrero de 2000 Gilbert Edelson, vicepresi-
dente de Art Dealers's Association, revel6 que no pocos
museos cobran actualmente comisiones por Ia venta de
los cuadros que exponen procedentes de colecciones
particulares. «Cada vez mas museos -dijo- operan como
137
gn1 ~ 1'(,, 8 J J'lvu•cl tl~. E . l iiJWJ~ . ()n! clllo ~ J r pl)dt't' dnr• 11\
blrl.IVN\hl.t A lo nw ~ o~ ll ~d~ ln.!i flht!:i U(l lot; d~?tJ!~ra,ll
Th ~h tH\ t\ll~t , e~trarnr dd Whtt11 y Mu · ~um 1 htl r~ •o.
n•) •ldu q •1tt ~ll In llltn:tt.m t•nbrnho <;Otl\lqfon '~. curno
t nnhl~n In h \"' t'l M ~ t ro}1(,1tton, en lt'e olt'on gt•u1 ~~~.
Pronto It\ l't'ltln "'rt\ ~l iJht\) y ln [H'IJ t11 · •ton dt~ l &u·t ~ d~tn\
prt~o f\1 ort(' dt.~ ltt prodncc:lt.ln, lo ml\xlmft f}. n~ nwlon d J
p~ 'l l'u,'ulo J'CH\<lnr.
138
GtU~J\tH)N 0 I'IHJIJlJ{;{,:H)N .
139
ta. en fin, era una suerte de poseido por lo mas alto y
pudo presumir de ser algo Unico y distinto. Se visti6, en
consecuencia. eon ropa estrafalaria y se le permitieron
delirios sin recibir el castigo de ser intern~do.
Ahora todo esto ha pasado. El artista que hoy se dis-
fraza de artista denota que es un &acasado. Por el con-
trario, los verdaderos triunfadores van con jersey y va-
queros, sin buscar llarnar Ia atenci6n porque el patr6n de
valor del genio se rnide en millones de d61ares y los mi-
llonarios de hoy, como Bill Gates, compran ~u ropa en
Gap o en Zara. En suma, los grandes artistas se confun-
den con los hombres de negocios y los hombres de nego-
cios son los artistas. Poco a poco los antiguos creadores
han pasado de d e miurgos a profesionales, de lo aulico a
lo productivo y de lo celestial a lo profano.
Del verdadero artista se espera hoy que sea un ani-
mador del mundo y no un endiosado ni un tarambana.
Se espera que p osea imaginaci6n sin necesidad de lla-
mar la inspiraci6n y basta con que nos estimule sin vo-
luntad de redimirnos. Por su p arte, e1 artista se confor-
ma con que se le ocurra algo para lograr no una obra
maestra slno producir noticia, y su papel en estc mundo
se a Unea at lado de o tros especialistas en la indusll'ia de
la di s tracci6n .
140
mas dinero hay en juego, mas participan los empresarios
y menos las genialidades de los musicos, los escritores o
los guionistas. Grupos de ejecutivos de las grandes edito-
riales, de las productoras de television, de las compaiifas
cinematograficas asisten hoy a curses sobre estructura
narrativa, ritmos de acci6n o tecnicas faticas para satis'-
facer el gusto del publico y, a partir de lo aprendido, revi- .
san e introducen variaciones en las obras que se les pro-
ponen. Los guionistas, los escritores, los compositores se
resisten a1 principia pero, casi todos, acaban plegandose
despues ante la complejidad de Ia estructura y el turbi6n
de las recompensas.
Las casas de disefio, los sellos discograficos, los gran-
des conglomerados multimedia cultivan patrullas de «ras-
treadores de estilo», cool hunters, que informan, desde
los patios de los institutes, los centres comerciales, las
discotecas o los barrios, sobre aquello que podria intere-
sar a la poblaci6n porque pocas cosas se hacen hoy sin
preguntar antes. Se pregunta desde las empresas antes de
lanzar sus mercandas y se interroga desde los particles
antes de redactar sus programas electorales. Pero, ade-
m~s. pocas novedades surgen como consecuencia de una
idea individual. Tclefilrnes de exito, peHculas, candones y
edificios no proceden, como solfa ocurrir, de un autor
unico trabajando ll solas.
La actividad nrt!stica se ha apoyado a lo largo de Ia
modcmicl~d en dos pilares maestros: Ia ambici6n d(! ob~
ten~::r nuevos conodmierH<JS y el af{\n por comunicar con
los clcrnds. Las vangu:.mlius se concentraban en explonu·
nucvos mundos y cdubrubat\ h:.\hcrlos hall~\tlo CUjt\do
provocabun ~stupdacci6n. Pt·ectsamcntc la preocupacl6n
de Ins vnnguurdius no em la corounkad6n, sino qm: ac·
tuat>Lm muy dclib~ a·udanh:ntc cont:t·a el ftkil entandi·
mlcnto d 1 ptiblieo. Los milituutes dii! l ~1s vanguardias
141
alardeaban de ver mas alia, en consonancia con la posi-
ci6n encimada del artista. Veian aquello que los demas
no podian ver y era.n, desde todos los puntos de vista,
profetas. iC6mo extrafiarse de no ser entendidos?
l
Ahora, sin embargo, la pretensi6n de un conocimien-
to inedito ha desfallecido basta en las ciencias positivas,
y en general pocos creen que quede algo de ,·erdad im-
portante por desvelar. Numerosos profesionales de la ffsi-
ca opinan que ha concluido la fase del descubrimiento
basico y lo que resta son derivaciones, mas o menos im-
portantes, de los fundamentos obtenidos. Con ese espiri-
tu del tiempo, los artistas, los escritores, los realizadores
de cine, raramente se empeiian en extraer conocimientos
relevantes, mas bien se felicitan cuando logran reelabo-
rar atractivamente lo sabido y consiguen. sobre todo, co-
municarlo bien. Ser hoy un incomprendido no aumenta
la talla de los autores sino que consigue acabar con ellos.
l
En general. lo raro solo vale a condici6n de convertir-
se en noticia o, lo que es lo mismo, en volverse objeto
comercial de la industria de la informaci6n. Desde el mu-
sico al escritor, desde el pintor al arquitecto, todos con-
centraD sus suenos en difundirse masivamente de modo
que cuando un autor hace algo que «pega• se vera tenta-
do, y basta obligado, a repetirlo sin cesar. Daniel Buren
lleva treinta anos pintando rayas y Feito cuatro decadas
trazando circulos. Un Richard Meier es lo mismo en el
Museo de Arte Contemporaneo de Barcelona que en el
Centro Cultural Getty, un Calatrava es tan igual en Valen-
cia como en Milwaukee. un Frank Gehry se repite en Bil-
bao, en Seattle (E."-perience Music Project), en el Museo
de Missouri, en el Disney Hall de Los Angeles y en el pro-
yecto que preparaba para el Guggenheim de Nueva York.
Lo aceptado, lo celebrado extensamente remite a la idea
del triunfo democratico y el autor desea ser un dem6cra-
142
<
•'
ta antes que nada; ser aplaudido y no pateado, miembro
asentado en el coraz6n social y no un outsider.
Hay excepciones, claro esta, hay artistas geniales y
«extraiiOS», pero puesto que los mas diferentes estilos
pueden convivir ahora simultaneamente, desde el mini-
o
malismo de Dan Flavin Morris a la arquitectura tecn0-
16gica de Rogers, desde Ia esh~tica Kinari de Tadao Ando
a las sillas Mendini, lo que importa, en caso de preten-
derse distinto, es traducirse en suceso mediatico. Es de-
cir, incorporarse, por la vfa sensacionalista, a las autopis-
tas de la comunicaci6n, al mundo de los media y a sus
titulares. Las vanguardias, cuando provocaban, recibian
castigo. Ahora se gana la primera pagina.
«Sensation» fue precisamente el titulo de la exposi-
ci6n mas sonada de Ia ultima decada. Los 42 pintores
britanicos (Damien Hirst, Kake & Dinos Chapman, Chris
Ofili, Marc Quinn, Gilliam Wearing o n·acey Emin, entre
otros) que participaron bajo Ia etiqueta de Young British
Artists (YBA) cautivaron a ·los media brindando un show,
en 1997, que se repiti6 mas tarde, en 1999, en el Brook-
lyn Museum de Nueva York, donde el alcalde Rudolph
Giuliani prohibi6 la enu-ada a los menores de diecisiete
aiios no acompaiiados de personas mayores. La obra mas
fotografiada fue una de Chris Ofili que representaba a
una Virgen Maria pintada con excrementos de elefante y
rodeada por una constelaci6n de vulvas. A su lado, Mat
Collishaw ofrecia un craneo destrozado y sangrante en
un lecho de greiias con el titulo de Agujero de bala en tma
cabeza, y Ron Mueck representaba al padre del artista,
desnudo, amat;Uo y abatido sobre una alfombra: Papa
muerto. Otras aportaciones fueron la cabeza de un buey
profusamente agusanada y el secretante interior intesti-
nal de un cerdo.
Como consecuencia, a la muestra acudieron mas per-
143
¢n l\.. ' ·knto t'tcnt. y ' inc u''tl s d" ex\:\tcn in
Ante~· le -. "nsoti\\n ~ l art· briu\ni ·o rn
l
. :)nsld 1" d nti ua lo y pt vin ·i mo, pt.~t n partir d _.
.1 • hf G ..m fh ~n_, rm ftl l 't..'C nt-'Cld~' o m\ d nu '\'0 ·entro
ru-t fstko J ·l plun <."'tu. No nun Ru~lwnt tll. com is rio d<!
• t.'ns. tl n•, dijo~ • P~\n l\ S( HU ' ~m lt\\.' 1 •(hi·. o~~sdc d
R"'n.,\ ·imkmo, I s • nl -to se Jmn vi ·t \ l\tr. kl s como
im ne h!\ · i. • l \mus C\'nt · : f lo rend. , R ma, Pnl'f ~ .
Nu •vn Y t'k. P"'t'O, l~ pro nto, r~m:: fn hat crl · ll 'Sl\do el
turn ;l lon ..lrcs ...• ( ~·1 ultmnl, 14 d -' f~o.•bt\.'1'0 d • 200 l).
El ~ 'tit or, ·l novdi ·t._\, cl pintvr, d pot-t!\ e J rescnt u-
b . n nntes c mo :lhnas hel'idas 1 r lu {\hv minnbl" net\ tali-
lad de u ticmpo, ~ro .. h t su mavor lnmt•nto cs n -cr
s
in lui<h~ en 1 tdcdiru·ios. to~ t\l'ql;it<.'C t\>s. dcsd~ Diller y
~ fidio (In lituto Evcbeam, Nuevn Yo rk) u Midmd Jat-
zcn (Ca a M. Gonnnn, Calif mh\) o Nkh b Gl'imshaw
(E.dt!n Pt ~ect, mo Bretat'\a), se e ·fuca7tm h y en cons-
tt·u loncs .. aupturi ~ta -. a U~\' ~ de lu · g ·omct rfns irnprt.'-
";:c-iblcs d Ia infonn. t i a l. ., onduh_, ivne ~ de la biolo-
g!., pct--o omo dice Ia crlti a AnuLxu Znbnlbco con: • No
fqui •a-en pasnr a Ia hi · t du, qui~ren cnu-;.u · en el mun lo.•
El e.xorbitndo nf~n por ap:.\ rcccr en lo e ·pacios infor-
nuu ivo h" vucho re udta.r In e n ·uru en la Francia d e
2002 a prop6 ito de libr como Plcaa{omltl., de Michel
H u ·llebecq. qu dcnigra Ia rclig i6 n mu · ulma na, de no-
\'ela con1o Ro,'ie borzbon (Bomb6n ro a), de Nicolas Jo-
ne G din. que enaltcce Ia pedo rtlia, o de // e11trerait dans
Ia Jt'ge11de (Ent aria en Ia lcyenda), de Louis Skorecki,
rctrato Jcgitjmador de un ascsino en serie. Una de las
orrienles art! ticas durnnte c tos anos ha sido notable-
m c ute el dcnominado abject art. donde el s:uc~:po es hu-
l
milla do, quebrantado y profanado (Anna Mana Guasch,
2000). y en la mu lea ha triunfado la elcctroclash, que es
un pro tuberont.e t£>Cno-pop cutre con espfritu punky.
144
«Gt.•ncm hlk' nte d nn jovcn no cs rnuy bu no -<Ike el
l intor Antonio MuruJo (R~,.'\'ism de Occid ..·lllC, f ·h rcro de
2000)- , p t: t'O tk' nc un t•norme potencial d entrctcuirnicn-
to y ' · ·:\ndnlo; e un a ontcd mknto sodnl de odo en d ·
qu' d pt\bli ·o hrt c colas para entr~r conlo la ha~e en
un parqlw d • atr \Cclon..:s.» Todavfn h~y. en efccto, cscri-
tot 'S y pintorcs que s igucn insisticndo en nl~un~ pn.H~n
"lon salvifkl\, pt..~ro pmnto c1 e11(ant terrible snlc en tclcvi-
si6n y, si prcnde, dispondr~ enscgltida dl! v~lh1s en las
que s • onundn su novda con ln mjsma catcgoda que un
vodka.
El cine, los libros. Ins monograficas de C~zanne, las
e~posicioncs de Cartier, lo ' modclos oricntalistas de Terry
Mugkr, las cnrt ' ras de Dotcga Vcncttn, la Tate Modern de
Herzog y Mcw·on, las joyas de Crepcrio Due, los zapatos
d~ Brooks Brothers, los disct'\os elcctr6nicos de Bob
Drunne1~ la ' 6pcras de Peter Sellars, el palcto de jicama
con mostaza de ruibarbo, las lamparas de Iguzzini, Van
Gogh, Marilyn Manson, Enron, todo se une en la cinta
continua de una socicdad hambrienta de impactos. (AJtc
de verdad? Francamcntc, Ia revercnte idea de a11c hace
tiempo que f·ue dcspcdida de Ia escena, no importa si
muchos crfticos, defendicndo su oficio, simulcn que to-
davfa existc. Una vez que, desde Duchamp, Dada, Beuys
o Andy Warhol, el arte puede ser cualquier cosa, (que im-
porta lo que sea? Si la columna no llega al techo, (que
irnp011ancia presenta su altura?
La general y profusa estetizaci6n de nuestro entorno
cornporta, ademas, una consecuencia implacable sobre
lo artfstico: el desvanecimiento de su antiguo sentido y Ia
depredaci6n de su fuste. Desde los objetos a Ia publici-
dad, dcsde los centros comerciales a los museos, dcsdc
145
~J
los autom6viles a la equipaci6n de los futbolistas, todo
1
f
l
La estetizaci6n del propio cuerpo mediante farmacos,
intervenciones quirurgicas, trasplantes llegara al extremo
de rediseiiar la vida creando, gracias a la manipulaci6n
- genetica, nuevos seres «con encanto». J. Craig Venter y
su sociedad Celera Genomics constituyen los primeros
ingenieros-artistas de la vida.
Venter, con Ia colaboraci6n del premio Nobel de bio-
logia Hamilton 0 . Smith, planea utilizar un prestamo de
tres millones de d6lares del Gobierno estadounidense
para crear organismos que produzcan hidr6geno como
carburante o que reduzcan las emisiones de carbono en
las centrales electricas. Pero, aparte los destinos utilita-
rios, Ia utilizaci6n de la biotecnologia como una forma
146
artistica se ha manifestado en las actuaciones del norte-
americano Eduardo Kac, que en una extensi6n del arte
conceptual encarg6 a un grupo de genetistas franceses la
«producci6n:o de un conejo transgenico llamado Alba,
con un gen fluorescente proveniente del c6digo biol6gico .
de una medusa. Alba, el conejo que resplandece, es consi-
derado hoy un ejemplo del arte genetico que ya se ha
puesto en practica repetidamente a traves de las recom-
binaciones del ADN en insectos, reptiles o mami'feros.
Como refrendo a estas «obras de arte» dentro del proceso
biol6gico, la curator del Whitney Museum of American
Art, Thelma Golden, declaraba en 2002 que «estamos
asistiendo al nacimiento de un nuevo tipo de artista, el
artista-cientifico-investigador». Todos, pues, artistas: el
bi6logo, el arquitecto, el publicitario, el hacker, el empre-
sario; incluso el artista.
Si el ciudadano en el viejo capitalismo de producci6ni
era, «sobre todo», un consumidor de productos ligados a 1·l
una dirnensi6n utilitaria y el ciudadano del capitalismo.
de consumo fue, «sobre todo», un consumidor de signos~
el sujeto del actual capitalismo de ficci6n es, eminente
mente, un consumidor de formas.
Ante esta efusiva demanda, el autor se convierte en
un productor mas, allado de los demas obreros de la es-
tetica. Deja de ser el orate de Ia fase anterior para conver-
tirse en un profesional cabal junto a fot6grafos, disefia-
dores de webs, directores de cine, modistos o cirujanos.
Lo que significa, al fin y al cabo, viendo c6mo evolucio-
nan las cosas, que cumple, despues de un bucle hist6rico
el digno y noble anhelo de las vanguardias consistente e~
fundir el mundo con el arte; llevar el arte a la vida. Bau-
delaire llamaba al arte «los domingos de Ia vida», los in-
tervalos en que la experiencia estetica convierte al tiempo
comun en fiesta. El. resultado ahora es que siempre pue-
147
de ser domingo: los comercios abren veinticuatro horas
1
I
I
sobre veinticuatro, siete dias ala semana, toda Ia existen-
cia, para tratar de «divertimos hasta morir». «Cuando to-
das las obras son bellas -deda Warhol-, no tengo que es-
coger; todas las obras contemporaneas valen.» Cuando el
arte esta por todas partes, en cualquier recinto y objeto,
todo el mundo, el mismo mundo, tiene Ia oportunidad de
ser genial.
148
MODA 0 lDEOLOG!A
149
1
\
Durante mas de un decenio la ropa de los pobres se
!
i
ha explotado dentro de lomas cool. Ropa tomada de los
margenes desportillados del sistema y, para cerrar el bro-
che, cortada y cosida en los l6bregos talleres del Tercer
Mundo. iGusto por la miseria? c:Fervor por el desperdi-
cio? iLavado de conciencia? «It's terrible to say, but very
often the most exciting outfits are from the poorest people»
(Es terrible decirlo, pero a menudo la ropa mas atractiva
es lade la gente mas pobre), declaraba Christian Lacroix
en Vogue (Nueva York, abril de 1994). (Terrible decirlo?
Unos afios han bastado para que en Francia aparecieran,
en agosto de 2002, camisetas de moda estampadas con
letras doradas enfatizando la pertenencia a distritos mi-
seros, marginales, canallas, que portaban con orgullo los
j6venes de baniada.
150
dos», Issey Miyake, Johji Yamamoto y Rei Kawakubo con
sus «deconstructivos» son algunos de los que han escar-
bado en este .roiioso universo. Efectivamente es posible
seguir luciendo un bolso de Loewe o una americana de
Ferre, pero casi siempre a condici6n de yuxtaponer tra-
pos ·de mercadillo y botas de obrero. El desequilibrio, la '
fealdad, la basura y la catastrofe son imagenes con las
que el capitalismo de ficci6n ha llenado el arte y la moda.
El espectaculo de lo feo posee escuela arquitect6nica en
la deconstrucci6n de Peter Eisenman, Daniel Libeskind o
Zaha Hadid, y ha embelesado al mundo a traves del Gug-
genheim. «Las formas catastr6ficas -ha escrito Luis Fer-
nandez-Galiano, catedratico de Proyectos en la Escuela
de Arquitectura de Madrid- se justifican con frecuencia
remitiendolas a la quiebra contemporanea del universo
newtoniano y el paradigma mecanicista. En una amalga-
ma confusa se mezclan... rizomas y fractales que decoran
camisetas y revistas de arquitectura, dormitorios de estu-
diantes y tableros de concursos, bares de moda y tesis
doctorales» (El Pais, 24 de diciembre de 1999).
Destrozos, porquerias, putrefacci6n. Tanto lo bello
como lo feo son categorias serias, pero lo feo gana en la
moda un punto de mordacidad, una supermirada chic
que agrega a las cosas un suplemento de irrealidad de
lujo. Se presenta feo lo que podria hacerse de otro modo,
pero se hace feo para acentuar la noci6n perversa, Ia part
du diable: lo bello -como lo nuevo- siempre seria mas
soso.
Lo feo como la cara maldita de Ia belleza se hace in-
signia de la transgresi6n. Una seiia que, dentro de la
moda, no es indicio del mal insoportable sino precisa-
mente una dosis exquisita de mal para degustar, a partir
de el, nuevas ediciones de la belleza desprendidas de Ia
seguridad, la excelencia o la variedad. Significativamen-
151
tc, en A\'ls' l\. c~l \t~l ~ultun"ll t'\H }.)('3 dc lO o. sc rind\~
\H1 ... nsti cultu " la hdl '•-~' en u ... tro ~'P!\\'tn :h,)S (LG.
1I
I
~f !ftl it f,.t~ •<~ W •. <~W"' d #'~U\'l'(?~ n\'tnSf\> y W ik!l~ Il
\'i~). "'' ~nn~'~ d knu~ de la mnc ' l\1\ J'l "~\.mt~\b~l: l'l r tl~
qM~ u bc-.at ('St-<'IIC' d<l'i :iri\'<Z~» • ~ d~ it~ c.~·st~\ s~~'\u'Q?,
(.est~ d \ 't"Xbd s~~nro del qu~ pr-cficr-e? (.No s~t~\ \1\~s
3ll-a.cth: ) y m\ ·t~.rio~'Q d h rror? (NO ~s m~\s dcs\u .id~
una 1~:1li..i~d sin ~uen-u?
""'
152
...
'(, ~1-
~h. ndc u . , l ~ hl bdku f{$\ ·u'?>M En ~t ' h\t1.\ ·\0n , . n /td.:--
pcudt>ur Af,~ l ' iNt' ~sq ti mbr~ d"' 19 9), M :QII~'I.'n d\jo:
"'~o tt.'l\£ ~~nnl'\ de que m\ · dcsm ·s ~~ ::Qn\'krtun en \\n
C'< ·k.Mil l rwry, m:\s b\ · n pr~'tend que ln S'-'ntc ~al~" d
:1\\i \'01\\tt!.H\~,.\ (). ~
) ' lo mismo pt~tcndcn nmcho' de l s mejm~~s f to- ·
gt~\fOS d~ m d~. Tl'rt)' Rkh:.\t'tlson., Ni ·k Knight, Ju<.'\'g~l\
T...·lkt~ O:.wid LuCh~ pdlc, Ct'3.ig ~kD.:•nn o Inez \ 'Un Lnms-
wcclue se h:tn ll\Ostm d c..) de ncuct-do en que lo \mport!\n- ·
te de sus f-otos no es d ·sperl~r un dcs ...·o hacia h.\ t\)f\U qu~
se v\ste -<::orno l'l\ los duk~s di!.\S de Clumd- , sino c.re3.r
un:l actitud que desequ\libre, e:'\cite, pi'Odu·l 't\ \~pulsion
0 conmucva, para lo cual suden ekgir sedes inmmh.b · o
las esquinas m~s ignominiosas como esccnario d e sus
obras.
153
mientos acratas antiglobalizaci6n que habian sido prime-
ra pagina de los peri6dicos recientes. Igualmente, a tra-
I
ves de Benettori o Diesel se han propagado alegatos con-
\: tra la pena de muerte, contra el racismo, contra el
I
I abandono de enfennos de sida. En Sarajevo, en abril de
I 2002, se celebr6 un desfile en el que los figurantes apare-
dan ataviados con restos de unifonnes militares y abri-
gos confeccionados con sacos y mantas usados durante
el asedio de la ciudad. En su colecci6n de primavera de
1995, cincuentenario del Holocausto, el japones Rei Ka-
wakubo prepar6 para la marca Comme des Gar~ons mo-
•'
0
delos con la cabeza rapada y disfrazados de prisioneros
i judios, y David Delfin, en la pasarela Cibeles de septiem-
I.
bre de 2002, mostr6 modelos encapuchadas y envueltas
en vendas como alusi6n a la violencia domestica. Origi-
nando escandalo, Hussein Chalayan ha tratado en sus di-
seiios asuntos relacionados con la religi6n (mujeres de
pechos desnudos pero con el velo del islam) y Karl Lager-
feld, en 1994, utiliz6, entre la protesta de los musulma-
nes, inscripciones del Coran como estampados de sus te-
las. Finalmente, la pasarela Gaudi de enero de 2003
f exhibi6 pancartas contra la guerra de Irak y el «Nunca
l mais» contra la contaminaci6n del petrolero Prestige.
, cSe convertia entonces la pasarela en una suerte de
\ panfleto? cDejaba la moda en ese momento de ser banal?
\ Claro que no: de esa manera los fot6grafos tomaron diez
veces mas instantaneas que en la presentaci6n de una co-
lecci6n regular y en ello acab6 el destino de su soflama.
La denuncia se reciclaba en sensaci6n, el desfile en suce-
so y la colecci6n en noticia de primera plana. Consternar
mediante el espectaculo, crear suceso mediante la repul-
si6n y el estrago ha sido la practica mas repetida de los
j6venes artistas brit.anicos, pero tanto como hicieron
aquellos pintores hacen estos diseiiadores.
154
155
4.. El sexo
El capitalismo de producd6n se afianzo en los arma-
zones y los pesados objetos negros: las c hime neas negras,
las batedas de cocina negras, los p3raguas, los , -estidos,
las maquinas de escribir, los telefunos y los coches ne-
gros. Luego, el capitalismo de consumo escogi6 las su-
perficies brillantes, el aluminio y el acero inoxidable, las
pinturas metalizadas, los materiales de raylite, los lim-
piadores domesticos que prometian cambiar polvo por
brillo, los modelos de Rabanne. En nuestra epoca, final-
mente, con el capitalismo de ficci6n, la visi6n alrededor
se hace transparente en las carcasas de los ordenadores,
en los edificios, los relojes, las blusas, los tirantes del su-
jetador: La materia palpable se reemplaza por los pi.xels,
lo s6lido por el plasma, lo pesado por lo liviano, el hor-
mig6n por el vidrio y la conexi6n alambrica por el wire-
less. El paso de lo espeso a lo invisible, de lo real a lo vir-
tual, es el estilo clave de que dispone el capitalismo
reciente para no ser apresado ni perecer. se liquidan las
fronteras entre producci6n y especulaci6n, entre la he-
rramienta y la idea, entre el articulo y su logo. El sistema
puede parecer corrupto, incluso hediondo, pero se en-
cuentra a salvo de morir porque su universo social y pro-
159
ductivo ha pasado de rnanifestarse opaco a transparente.
Lo g1ueso, lo recio componian las estlucturas del pa-
sado, pero hoy las dramaticas estaciones ferroviarias se
convierten en aeropuertos translucidos y los combusti-
bles fosiles tienden a ser sustituidos por el hidr6geno ga-
seoso. Lo misrno que ocurre con la e-bomb o bomba elec-
tromagnetica destinada a Irak, que pertenece ala cohorte
de las annas high po\4.-er nzicrowares (HPM), tan lirnpias
que son invisibles, no levantan polvo, no cavan crateres,
no producen heridos ni muertos cotTUptibles: s6lo se di-
160
fia, dentro o fuera de Internet, responde a Ia misma pro-
clama: Ia exhibici6n sin sombras.
En las tomografias por emisi6n de positrones (PET),
por tomografta axial computerizada (TAC) o por reso-
nancia magnetica (RM), se habla de un «cuerpo transpa- .
rente». Pero la vigilancia militar, polftica, industrial, a
traves de la agenda NSA, del sistema Echelon o del pro-
yecto Galileo, buscan tambien la diafanidad. La organi-
zaci6n Transparency International fue creada en 1993,
con secciones en mas de setenta pafses, a fin de exami-
nar su grado de criminalidad y airear cada afio el indice
de Percepci6n de Corrupci6n (IPC) para clasificar a los
Estados seglin la densidad de sus delitos. El planeta glo-
bal, autoproclamandose democratico, busca la aparien-
cia ideol6gica de una esfera vidriada para la supervisi6n
y la «Super-vision».
c:Podria hoy concebirse un buen Gobierno sin trans-
parencia? Norman Foster, en respuesta a esa presunci6n
polftica, disen6 primero el Reichstag y despues la sede
del Ayuntamiento de Londres ( «Un testiculo de crista!»,
lo llam6 el alcalde Ken Livington) como dos contenedo-
res exentos de velos. Pero, igualmente, el Experience Mu-
sic Project en Seattle de Frank Gehry, la mediateca de
Toyo Ito en Sendai, la sede de la UEFA de Patrick Berger
en Nyon, la Biblioteca Fran~ois Mitterrand en Paris de
Dominique Perrault, la ampliaci6n del Reina Sofia de
Jean Nouvel, todo aquello que quiere ser apreciado recu-
rre a la transparencia.
c:La gesti6n empresarial? La nueva fabrica de Volks-
wagen en Dresde, inaugurada en marzo de 2002, se llama
Glaserne Manufaktur (Fabrica de cristal) y desde cual-
quier punto exterior puede contemplarse el proceso de
producci6n completo, mientras los trabajadores, expues-
tos al publico, aparecen como artesanos. Mas aun: los vi-
161
162
~-~~-~-~-
~ ---~
--~
- ~--~
.7.~
. ==~~~~--------------------------
163
• •• ' . . . . . .,..,....___ _ _ _ ... - , . . . .. ~ ~........., .
""-. ~ '0\- . ... .... . tl _ _ _ ..... -~--~ ---~-,.,......
<:\ ~" \\\\iml,\i-1\.t l' n<~li. \1\\\~~trnn ~us juq~o~ Qcm 1~~~ nl~.
\n~. \\'t ~ ~"' \'{ "'~\ \( n\?~, otn ~ !1\tmpl~?nWm~ ll\~ b( t!•
t~1-n~, \ .~ \?~hihh. . h n tnr~a Yf\hw l\l "\~ 1tn y E\l !!Hjl?to,
un~ \'~~ Qu~ \ '<\\ tl f\H~mo ~'~ fkdon ha ~~,~~t'\£\llo Q\1\1
\\<\ \~ h ~~.r~ \'~~ n '\~ )(~ \\\ \\ ·~" " ti(\\~ lmo~ n. Li\ vida }W\·
' '" \e :c. \.'( '~?i\ ,~" \~ ,,~·~ m 1\0~ ml~nt I'AS ~I ~~P ~u\e\1\o
~t\d<' \ ~~ \m\~·'h
(JH\\ \.a\' Ht'r~h\\'!1 \nlnbMu de lie\ n u1\\if\ tlc Lcll:.\\\1~.
'\\S" ~· ~th... \\ ~Hi tlhjdtJ de l\\\1\\"t · >sl.\lS ~dt kl\ , tlrdJI~
h\!'(li\la\\ ~n nm·\ \\\bt\:? lle ~OUO, una wcb~am ct\ ~u tlcspt\•
~hu l>a\'Q ttu~ lu~ \udaJano:s p\.1\H~\'(\l\ l'<~uH\\:.Hub~al'~ du·
l'"al\t hrs \~\nt\tU3h't) horA"S, \a ~\-c\\\o~lc\'::1» d k ktu::ia y
hom-a~lct de u .g-csH~\1, .Sc tt·atalxl, ef-cctiva\\\cl\le, de un
\~U\ o burxto~ l)<'\u sus asesot-cs lo ~pt\>batut\ porque
et\lt-e la gei:\te d cspcttaba in teres. El prcsidcnle argentino
fct't\-ando de la Rda l~nubi~n pel\s6 en ex~onerse dos ve·
ces ~ la semana para hacerse mas crdble, pero no consu-
m6 el proy·e cto porque, en este caso, los asesores temie-
ron que pud\cra petjudicarle su afici6n a los bons<Hs y a
los partes m eteorol6gkos.
\ En los ultimos anos, cinco estudiantes, chicos y chi-
1 cas, de Oberlin, Ohio, se exhiben (www.hereandnow.net)
164
ll' f\ l' d l'!l' :u in!lmkl~,U 011~ t1 'CAOdalll'il CPU ~U t' OflWl''-'10,
p~ru, ~~~~ ht~£H' fi dUdAI'I, ~!'ill dfJl)l~ I\\lh.•t~nl' li'\ l'r. tl\ ·omle•
tH:\(1" f:\1 ft'i:t~~:~~o.
165
. .. .
- - - - --..-.--~ ----· -·-- --~-
~
Ar~t como J,)lf tmbt\juclores clcJl cat)ltull,;n1•> tuyJnJ'ItJta
e ht\ll!lblm ~tonlottJu" a ob"ctvtu:l6n pnra et·onometl'ur
u 8 muvhnltlllh)~ ·d~"ntrc> do 1M fabl'l ~ os, uhonl .," lWilCIIcll
A vl ~ll,,n cln sohn: to e. lsttmdn entem. En lo r "d, I[IH coo.
. kltJs, c6dl~o~ o l'H'ugt·omos lncrustadm• (jJl cl dl!ico duro
qu ~ ldt>ntifk·nn ol liSUIWio, eumpl n porte do <S~ t o fun-
cl(ln. En ln j~ rso de los lntcrTH\\IthS cstos progmmns Kon
conoddos como ~~I!.T.• porque d"spu~s d~ que se han
ncomodndo en el ordenodor y reglstrodo los <lutos lutc(!n
lo que E.T.: tel~fonenn n su casn.
A med\du que se fueron conodendo los pdigros pnrn Ia
intlmidnd, npnreci~ron vm'ios progrumns (AtG\tUrd, Bnck.
Odfice, NetBus, Kre mlin) protector-es o • tlituradores de
cookies•, y algunos navegadores ofn!cicron Ia posibilidad de
~
chnzurlus, pero Ia mnyorfa de los usuarios, aunque rehu.
en alguna vez, tambien las aceptan. Georg Simmel deda
te a las personas cercanas no les revelamos detetminadas
osas, pero que sentimos una iiTesistible inclinaci6n para
desahogamos con los recien conocidos. Ademas, mucha
gente acepta entregar los derechos de su ptivacidad y ser
bombardeada con anundos, a cambia de recibir descuen-
tos, pequenos regales o entradas para un concierto de rock.
En cuanto al puesto de trabajo, cualquier empresa
puede adquirir par unos 120 euros un software del tipo
Spector, Asentor, Investigator o eBlaster, vcilidos para ras-
trear las conversaciones y los correos electr6nicos de los
empleados. clnjurias a los jefes? cSediciones? (Deslealta-
des? No importa que comunicaci6n puede ser registrada
y localizable. En 1997 una investigaci6n de Ia American
Management Association sobre 900 grandes compai'lfas
conduy6 que hasta dos tercios de elias espiaban electr6-
nicamente a sus trabajadores.
•.
i
I
166
I
I
I
i
r
I .
l
f
....
167
Hasta hace bien poco el Gobiemo norteamericano nega-
l
!
168
vez cumplidas las principales liberaciones: Ia sexual, Ia
politica, Ia econ6mica, la artistica. Como consecuencia,
en los pafses cliberalizados», supuestamente desbordan-
tes de libertad, su valor marginal ha decrecido en prove-
cho del valor seguridad y en beneficio de Ia demanda de
custodia, prolecci6n y guardianes. cVislumbro un mun- \'
do en el que la polida sera la gente, y la gente la polida»,
expresaba, en 2001, Joseph Brann, director de Ia COPS
(polida de comunidad) de Estados Unidos. Vigilantes y
vigilados pues en una esfera de visibilidad completa. Cuer-
pos transparentes, desrealizados, en el reino de Ja super-
visi6n total.
169
LA METAFORA PORNOGRAflCA
l
l
~---··-·--·. - ·· ·· ·-- - . .. .-. - ,. . .. ... .
dano, se ha convertido hoy en el primer producto de exito
dentro del comercio electr6nico, y a comienzos de 2000 si
alguien introduda en el buscador mas potente, allzhe-
web.com, la palabra sex, el resultado de Ia busqueda ofre-
da 1 5 millones de enlaces mientras que por el ejemplo Ia
I '
171
. I
·····--··-·-- ~-----
a 975.000 habitacioncs en 2.450 hotclcs rcpat1idos en 22
pafses, con una clicntda de 250 millones de personas.
Complementaliamente, en las habitaciones y cuartos de
b at\o de hotcles de alto standing de numerosas capitales
d el mundo, h ay clmaras ocultas d~stinadas a grabar esce-
nas intimas que dcs pues se venden a voyeurs o se pasan a
u-aves de 150.000 paginas web (El Pals, 21 de mayo de
2000). Bagdad, en Barcelona, es uno de los mayores tem-
plos em-op<X>S del porno en vivo desde hace un cuarto de
s\glo, y Juani de Luda~ su propietari~ u-aslad6 el negocio
a la t'ed a finales d e los no\·enta. En Bagdad.com, abierto
veinticuatro horas, d e las c uatro de la tarde a las cuatro de
\~ m adtu gada fundona un ch at erotico y durante las si-
g\l\enles d oce hot-as se reptoduL-e en diferido. La p:.\.gina
~U"'t\e unas 600.000 Yisitas scmanales.
Gt~ "i~s ~ h.> que los no rteamerkunos \hunan ln triple
A ~u nimizy (, nonim3tQ), tk~'eSS (u~eso r~ (.il), dffonJa-
i ity (~u~toh en los t\\timos dn~"' ru'os hu c~\mbiado no
s lo cl m \X\ :le pr~iu ir y tHstribuir 13 pornogmft:\, sino
d tipo de publk-o que 1~ nsume. Al Coo~·~ pskologo
d' 1.._\ nh~t~idnd d¢ Sttmfunl, e '{-X'\:h_\lil~\u en ib('t-sc.~.
h~\b\~ ind\\~ d ' U\U_\ ~~c~\\t)U"' I '\'0\u ' lt!H ~C~\.1~\\~, por-
q\tC lnten\e\ hu n,yudmlo n mu~hn s~ntc n ~\tpct, r 1. s vk'-
j~\s N.\n~t't\S p ur\tmms y t' ('('H\\'Crtir-se. si lo dc~CU, en un
d~s:.\h "~~Klo n~umidor de nut~dnl t't'Otko.
172
oo yo - - o - · · -- - - - --
173
I
I
que la dificultad empieza a presentarse ya en la defini-
ci6n de lo que es porno y lo que no lo es. Lars von Triers
l
I
fundador de DOGMA, el «cine natural», ha sido uno d~
los maximos impulsores de este cine, como seflal de que
lo •porno» y el despojamiento de artificios tecnicos per-
tenecen a la misma categorfa. Pero, ademas, lC6mo clasi-
ficar pelfculas como Luc(a y el sexo (2001), de Julio Me-
dem, lntimidad (2001), de Patrice Chereau, Oso de Oro
en la Berlinale, o Ken Park, de Larry Clark y Ed Lach-
man, escfmdalo en la Mostra de 2002? La distinci6n en-
tre lo porno y lo no porno se dificulta porque la porno-
graffa (tambien politica, econ6mica, cultural), y el
desnudo ha ganado tanta banalizaci6n que en las protes-
tas, sin importar su asunto politico o no, los manifestan-
tes se quedan inmediatamente en cueros, lo que ya dista
de significar subversi6n.
En Europa del Este se ensayaron, en el ano 2000, tele-
diarios con locutoras y locutores que van quitandose Ia
ropa a la vez que leen las noticias: los profesionales de
la meteorologia de TV Nova, en Ia Republica Checa, em-
pezaban el programa de madrugada, desnudos, y a conti-
nuaci6n iban poniendose prendas adecuadas al tiempo
que anunciaban. En Rusia, presentadores del informati-
ve principal, La verdad desnuda, realizaron entrevistas
casi en cueros y, a su vez, la chica del tiempo hada strip- I
tease en directo.
Sintomaticamente, la pornograffa comercial se ha ex- I
tendido en tal medida que ahora los videos acentuan las
escenas donde las violaciones ya no son simuladas y el
I
'
masoquismo se revela a traves de la bukkake (una mujer '
174
ha declarado que para algunos ex adictos, el sadomaso--
quisrno llena hoy el vado que les dejaron el_alcohol o las
drogas. Es decir, ahora se. tratarfa de una suerte de «por-
notrip,.., un viaje hacia otra realidad que devora Jo real y
transporta a un escenario de verdad cons tituyente.
EJ porno resultana asf, al cabo, tanto del orden del ci- •
nema cochon co mo del cinema verite. EJ augc del porno
serfa, pues, un s igno de Ia demanda de «vcrdad-verda£h,
el grado extremo de Ia ansiedad por 1o autentico (c:lo h o-
nesto?) puesto que, en e) pomo, ni Ja erecci6n ni Ja eya-
culaci6n pueden fingirse. Son, por tanto, muestras de
realidad estricta, una vez que la realidad ha dcsaparecido
o se adultera en los media. La diferencia, si.n embargo,
rcspccto al cinema verite de los anos sesenta es que en-
tonces lo rcvelado era denuncia para provocar insurrec-
ci6n, rnientras que el po rno es hoy, en definitiva, disolu-
ci6n masturbatoria, tautologfa genitaL
175
ni rendijas por recorrer. Con un efecto parad6jico: la ex-
posici6n de la intimidad a la mirada absoluta anula la in-
timidad y hace d~saparecer el objeto. Porque una vez que
se ha explorado exhaustivamente todo el campo, una vez
que la pupila se ha colmado de lo mas explicito, la vision
se vela. La total visi6n de lo visible anula la excitaci6n y
el resultado es una hartura donde agoniza el deseo por el
objeto.
Esto es, en fin, lo parad6jico de la pornografia maxi-
ma, la trampa de la transparencia total: resulta tan me-
ridianamente accesible que se confunde con la banalidad
del todo. La pomografia no es pues una opci6n extram:-
dinaria sino una vulgar metafora del exceso, una suerte
de categoria post. cEn realidad -<lice Baudrillard (2000)-
ya no hay pomografia identificable en cuanto tal porque
1a pornografia, agotado el secreto politico, econ6mico,
artistico, sexual, esta virtualmente en todas partes ... , Y
en ninguna. Todo aparece ante la vista y, nunca antes
como ahora, no llegamos a ver nada. La luz maxima lo
ocupa todo basta hacer imposible dilucidar.
176
'
I
MILSEXOS
177 ..
'
~
,,• 1
, bhi..l.n3.S podrin !k""X.~a-- a rener hijos b iologicos median-
t>eIa fen.il.h-vaci~n de d'OS ~brio~. uno de cada m iem-
bro doe la p:.ln!p · leshian~ o clo nandose una de las dos y
''
t
re.alizando d d~o dd. embrio n en el 'ie.ntre de Ia
ona. An;:e ese pon~ my reminista:S qu e se felicitan
po!"t!Ue d hombre de~ de una '~ de tena pa.rticipaci6n
~
\
~gun:a en Ia gestatio n d~ un hijo. yen Londre:s, desde ju-
t lio de 2001. funciona d primer banco de ~-penna para
t ksbianas. dcnomin.aoo • H ombre no induido•. que per-
mite ~ enrre '-arias muestras de \-arones posibles.
t Xi Ia muj er necesii.a hoy a un hombre para prosperar, de-
t fcnderse o salir a1 cine. ni !o necesita para ser madre.
t S i el siglo de Ia genetica fue el de Ia igualdad b iol6gi-
~ ca entre las celulas sauales. e1 siglo XXI seni. seguramen-
te, d de Ia supremacia del mulo. Se va a poder p rescindir
~
del hombre e n la fecu ndaci6n. pero de Ia mujer no. se ha
• podido reemplaz.ar el espermatozoide por un gameto in-
•t maduro 0 induso por una celula somatica. pero el ele-
mento femenino sera necesariamente un 6\ulo maduro,
J
una delicada maquinaria ce1ular en Ia cual el ADN no es
mas que un i.ngrediente. En el sig)o XXI los cam.inos de Ia
~ reproducci6n pa.sa.nin por Ia intervenci6n de Ia mujer.
pero no por Ia obHgaci6n de verselas inexcusablemente
con un var6n- Es decir. pasaran porIa organizaci6n de la
mujer, pero no necesariamente por la batuta del pene.
180 I
J
gente lo descuida para los objetiYos de Ia reproducci6n.
En 1978 s61o naci6 Louise Brown de Ia fertilizaci6n en
un tubo de ensayo. pero veinticinco a.iios mas tarde habia
en el mundo mas de 300.000 personas gestadas de esta
forma. Mucha gente. ademas. creada por las tecnicas in .
\irro es esteril a causa de la herencia redbida y esto aca-
bara teniendo como consecuencia que. si desean tener
hijos, voh·eran a reclamar Ia fecundaci6n en los laborato-
rios. Agreguese a esto Ia demanda que procede de los gay
y de las lesbianas. Ia petid6n de aquellos que por moti-
,·os de eugenesia no desean transm.itir una enfermedad o
incluso de quienes demandan un hijo mas alto, y Ia re-
producci6n sin sexo ira multipliclndose. .Millonarias ac-
trices de Holly·wood, modelos de pasarela que rehuyan
estropear su figura con el embarazo pueden recunir a Ia
adopci6n, pero tambien estas mujeres podrian deddirse
a adoptar un don (gestado en un '\ientre de alquiler) y
manipular sus genes de acuerdo con sus necesidades y
antojos.. No cabe duda de que lo hanin. iPor que no iban
a hacerlo? iPor que, si pueden proporcionar a su hijo
unos genes mas favorables, habrian de conten.erse?
Tanto por Ia escisi6n entre procreaci6n y copulaci6n
como por Jos cambios en las relaciones hombre~mujer, Ia
sexualidad se encuentra en vilo.. Por una parte, 1a mujer
ha decidido abdicar de muchas de las piezas culturales
que formaban el mecano de su estereotipo convencional;
por otra, el hombre se desplaza hacia un nuevo personaje
apartado de su estereotipo desacreditado. La mujer no
acepta seguir desempeftando las funciones que tenfa atri-
buidas, pero el hombre tampoco.
181
guNtO pt) t' los d otall c~, lt1 ~cx\l nlidud ditwm, In muyor vt.
l
I'
tiiOu t:ft ltt o cuJ'Idud- ie muc~trtm eon1o lu!f IHI'IbltiO~ !
178
d~ !iu l"'upcl. l!.tl ciJUIJ CittyiJ& r;c prcc;t'JJlli no oJ u11tlgur.:~ oxp •
ud
dlrul(} lti rcbcH6n de lo~ blju~ cunf.l'tt aJ urtlctt JJM'ciJttt l,
,.lno ~I 11Jlo du uno~ nlnos 4iclllpo§ddo9 dg su ur.tmuto .Y
de &ll ~ntl~ua ll w~ll'in d 8tW nlf\uf}; pur'(J'W ~~1 qu ~tt Ubo~
I'll no ttJ nuncn d "ltl ~ l lllO cn:en,
Lu (1~1\ml dc<biHdlad d~ Jo mu~eu llnf) t1N IIJ ttf~nH tro..
ciOn ho!3tu en I ('/J'Ucn bloJo~l o cwmdo t~Wd lo§ 1' ...,
cltm\c'-' h11n rg~l,;trndo unA dlt-~mJnu,~J(m t tl Ja \lll)a (:)c
u 'P'-" muHor.olde~ d~;:l OuJo !femlnal y, Bnbre tnun, una di~"
mhtttcft,n tle 6ll voluntnd do podc;w, porque It;~ t tipcennnto•
zoldcs yn. no rlvnllz,Hllll/H9 puru cwnplir el ohJ!!tlvo de Ia
r~cundnci6n, lTienco lambl~n miedo 6 las I'CRp0nllablli·
dad~s los espermat.ozoldt!s? tSe d~be ver en ello un ttfnto ..
ma de Ia exLendlda lasitud?
179
- r- -----~---· -;· " ~~
182
s~ llt'~fiJ'({l, pttcM, HI punw <Itt Qllt# hfihlcndt) J'l:~l ~lido
vt\lut' lt\ blpl)hwidt-Hl hulllbl'chnu.ltll' ~fl vi ~t\1 1tldo fu"r1•
te, l!U tf(INUt\l'Oh\JHh: ttto pl'ududdll UtHl f WIIJifc t'l.l •J6fl de
plozt\ , COHIU 8{ 8U 11'1\ltH'fi Oc U1l OJ)(U'ti(O Uc ·montat.ffJ,
t~dcs/utoplnJo"· A6i, Heatl'lz 111'cdudu O)j fHH'th..lal'la. tm ltU ,
llbl'o Mcwlfle.~fO c:ullll't.t~stJxtud (2002), c.lc mt r"ltw de t·d tl•
dones Jondc Ius put•tkuludda<.lcg ~cllltulcf' ttcd tttt c:on\IJ
pcqucftaMunJcli1daJcs slu eottsct ucnd us ruuyt~re!t. tcjn&,
pues, de Cijul' lo ateft.clun en los cn1blcmM cld scxo y &us
burrocos urgumcntos, la «Corttrnscxuoli:t.at l6rh propllgna
una scxuulidud sin rostro genital, entrcgada a Ja cat icia
amplia en una topograf1a sin lugares emincntcs. (.Esta cl
hombre en condiciones de entender es ta cxplanaciun?
~Esta devastadora castraci6n?
Seguramente no, porque mientras la copuladun ha
sido capital en Ia representaci6n de la conquista masculi~
na, en la femenina no tanto. Mientras las mujeres han
sido mas homosexuales, los hombres son especialmente
hom6fobos. La conciliaci6n, pues, de los cuerpos sin los
caracteres primarios de Ia genitalidad puede ser una ten~
dencia que dirijan notoriamente las mujeres orientadas
por sus peculiares deseos. Pero cc6mo no esperar hoy al~
gun contagio? ~C6mo no admitir que Ia relaci6n sexual
sigue hoy cada vez mas Ia traza de los deseos femeninos
que de los masculinos? Si la relaci6n carnal fue, como se
decfa, «coitocentrica», de acuerdo con las preferencias
del var6n, ahora tiende a ser coitoexcentrica, repartida
como Ia paciente caricia corporal que solicitaban las
amantes.
183
,,
~
,
, sociedad heterosexual. antes tan escandalizada con los
homose...um.l cs. acepta Ia emergencia gay y, de otra, Ia li-
gerez.a con la que se toma hoy este asunto, antes tabu. En
sumn. di~ Oscar Gu:l:Seh, Ia cultura de la heterose."\.-uali-
'
~ dad est:i en crisis tras tla.quear sus dogmas, pero tambien
Ia subcultura ~y. tras h aber perdido significaci6n. Por
''
un bdo. la sociedad pa.rece voh-erse gay al reproducir Ia
ma~-oria de rasgos que ha.sta el momento s6lo se hallaban
t presentes en esa subcultura, y, por otro, la progresiva
r norm3lizaci6n de lo gay lle"\-a a su institucionalizaci6n, a
su absorci6n
.t De los gay son las modas de las pre.ndas cenidas o se-
'
•
t
mirransparentes, pdo azul y fucsia, los pierciugs, los ta-
tuajes, los pantalones de cuero, los peinados e..~tra,·agan
tes.. De los gay es la cultura que impera en las re\istas
de moda, en el estilo de las peliculas, en la publicidad de
Cahin Klein, Armani, Versace o Gaultier, en Ia figura
de idolos deportiYos como David Beckham, en las voces
celebradas de la radio o en los presentadores de Ia televi-
sion. De nuevo, pues. como sucede con el feminismo, la
paradoja del mO\imiento gay es que ha tenido demasiado
exito. Ha logrado tanto exito como para haber permeado
en Ia cultura general y como consecuencia haber disper-
\ sado su identidad en el arco iris de los sexos multiples.
Dos sexos, hoy, son pocos sexos, pero incluso tres es
una cantidad exigua. Lo actual,-de acuerdo con las ulti-
mas tendencias, es ser queer (rarito), un concepto que
emerge como una altemativa contracultural cuando el
fen6meno contracultural parecfa sepultado. Originaria-
mente la palabra queer se aplicaba en Ia acepci6n de
«marica», pero hoy los queer son otra cosa y mucho mas.
Los queer ven a los gay aburguesados, tan encajados en Ia
normalidad y tan «clasificados» para el sistema como los
travestidos, .los transexuales, las drag-queens, y los drag-
184
,
Ii
r
kiugs, los bisexuales o las lesbia.nas que confonnan un
catilogo fijo. Lo queer serfa, por el contratio, lo incatalo-
gable, tanto en el sexo como en otros campos de la cultu-
ra: en la li.nguistica, en la epistemologia, en la representa-
ci6n o en la politica, aspectos todos ellos que auspician el
n:1dmiento de una mo\ilizaci6n a.ntisistema. Scgtin Ra-'
fucl M~rida (2002), para los queer no h ay una identidad
sexual determinada . Como en el trabajo, como en el
amor, como en la biografia general, las identidades cam-
bbn, se unen, se degradan, se refuerzan, se canjean o se
disipan. Las sociedades mestizas, los autom6,·iles mulri-
pwpose, las im·estigaciones interdisciplinares, las alinea-
ciones multirraciales en los depo rtes, las comidas de fu-
si6n, las esporas amot·osas son queer.
Fear ofa Queer Plmzet (Miedo a un planeta queer) es el
titulo de una antologfa de Michael Wa rner (1993) en la
que se denuncian los intentos de sofocar este pensamien-
to cultural que remueve los c6digos dualistas y abre el
camino a los pushy femmes, las ladies in tuxedoes, los
hombres feministas, las lesbianas que se acuestan con
hombres, los bujarrones, las gentes que simpatizan con
ellos y algun subversivo mas. 'Agotadas las ideologfas?
,Envejecida la izquierda? Contra esa decadencia nace el
queer, que es la identidad proteica, el bucle de lo mas ex-
trafi.o, la juntura del mestizaje y la homogenizaci6n, la
contigiiidad del sexo multiple o el monosexo imaginario
que inspira mil gradaciones del sexo interminable. Sexo
infinito dentro de un solo sexo, la realidad o el imagina-
rio de la sexualidad global curiosamente asociado al mo-
vimiento «antiglobalizaci6n».
185
r
186
- - ------- - ~--~--- ---------
187
j
son de! intensidnd ondulnntc y el mundo quicre probur e
l!
l
l
in inuurse en ln multiplicnci6 n de cxpericnclos inconse.
CUCnt<'S • .
eFonnlcccn o enft::rmnn bs comidt1s de fuslon? En trc-
ticnen. diviertcn En la modu d~ los rcstnurnntes de fu-
si6n se colignn los jugos oricntulcs con los coldos occi-
dcntaJes, huy tt·uttorins japoncsns, n·oplculizadones rusas
Y Vt\Scos-zcn, p~ro ndl.!mfts hun ~mcrgldo tiendus (tlc:li
rooms) que v~nde;!.n ropu como si fuera \Ill nrtkulo de SU·
permercado, bisuteda en c.nvascs de comida congclndn y
chicles con el aspecto de confctis. Ln id~a es hacer cum-
biar la sustancia de su forma y domicilio y creut· identi-
dades ap6crifas a trav~s del flirt con la verdad y la rncnti-
ra. Ftutos como el durh~n. el rambut~n. el salak, el
mangost~n. el tamarindo, Ia guayaba o el carumbolo no
salfan de sus lugares originarios, pero ahora hasta las se-
tas shimeji, enokitake, vulvarias y shitake pueden encon-
trarse con normalidad en los rnercados europeos. «Hoy el
riesgo no es comer ex6tico: el peligro es no reconocer lo
aut6ctono», dice Santi Santarnarfa, propietario de El
Rac6 de Can Fabes.
188
,
danos y su pt'esencla se propaga gradunlmentc por t.od<:l
Asia oriental. E1 70 % de los centroa ev'?nge ll ~Sta,. del
mundo se e ncuentra yn fuera de Occidemc, fTente a un
30% que sc regl:;traba en 1962.
Ahc.>m. mk:ntras en Hong Kong se produccn pcl!cul~ua
policlocas e n lcngua inglcsu con act rices mal•1~ias, los·
fruncc~es de Canal Plus se ucjun poluclonar por pclfculas
nort<.·umcr·lcanus de Los Angeles. Pcro, si mult~nc:unt~ntc,
Hollywood plcnsa en cl mercado iutcrnational, y tanto
Sony C<lmo Disney, Fox o Wtlmer Dros hun producldo
originules o remakes en alerntin, italiano, jupones y chino.
En diciembre de 2000, con motivo de los premios EFA
(European Film Awards), el Catalan Sergi L6pez obtuvo
el galard6n al mejor actor europeo por su trabajo en
Harry, un amigo que os quiere, pelicula francesa dirigida
por un aleman, Dominik Mol. El premio al mejor filme
se otorg6 a Lars von 11-iers, dan~s, por Bailando erz Ia os-
curidad, coproducido por Francia con la islandesa Bjork
como protagonista. Finalmente, El viejo que leta nove/as
de amor, basada en Ia novela del chileno Luis Sepulveda,
esta escrita y dirigida por el holand~s Rolf de Heer, pro-
ducida por Ia francesa Michelle de Broca y el espaiiol
liiaki Nunez, protagonizada por el norteamericano Ri-
chard Dreyfuss y decorada por el espaiiol Gil Parrondo.
En Francia, existe una productora que, vista Ia variedad
de nacionalidades en su n6mina, se llama Noe Produc-
tions, y su director, el frances Frederique Dumas, esta ca-
sado con una eslovena, socia de una croata, productora,
con los ingleses, de Ia pelicula Before the Rain, del mace-
donio Milcho Manchevski.
En la musica, algunos acontecimientos clave han sido
los festivales WOMAD (World of Music and Dance) de
Peter Gabriel y su colaboraci6n con artistas como You-
sou N'Dour y Nusrat Fateh Ali Khan, sus proyectos con
189
... --· -- - -- - - - --- ----
r
r
I
los monjes tibetanos y los percusionistas africanos e in-
dios. Tambien las colaboraciones de Ry Cooder con gui-
I
tarristas hawaianos, mexicoamericanos, africanos e in-
dios y la experiencia de David Bridie con musicos de
Papua Nueva Guinea, mas sus trabajos de producci6n
i con musicos aborfgenes, islandeses y melanesios, como
Archie Roach, Christine Anu y George Telek. AI sexto
I concierto WOMAD de 2000 que se celebr6 en Las Palmas
acudieron, entre otros, el grupo iran£ Chcmirani Zarb
n·io, el italiano Alessandro, el sudafricano Tananas, el ca-
merunes Richard Bona, los franceses Les Yeux Noirs, la
escocesa Stevenson, el caribef'\o Mixti in Roots, el espa-
nol Jose Merce, la india Tanusree Shankar, el estadouni-
dense Core Harris, los angloman·oqufes U-Cef & The Ha-
lal Joint, el timplista canario Jose Antonio Ramos, los
anglobrasilenos Da Lata y el grupo ghanes Adzido.
190
y nacfan rebeldes, pero ahora, en el capitalismo de fic-
ci6n, la polivalencia ya no esta en los margenes desobe-
dientes de las cosas, sino en el centro mismo del estilo.
Hay cada vez mas personas que, a Ia brava, espontanea-
mente o biol6gicamente experimentan Ia identidad como
un conjunto de roles. Robert Jay Lifton ha llamado «pro-
teica» a esta nueva identidad contemporfmea, Kenneth J.
Gergen describfa la suma de mascaras como un «yo satu-
rado» y Emily Martin habla de la conveniencia de un ccyo
flexible» apto para circular mejor y acoplarse sin tropie-
zos a las circunstancias vigentes.
Un yo rigido quiebra su marcha o muere agarrotado;
un yo pesado dificulta el movimiento y, tambien, el as-
censo. A mayor consolidaci6n del yo menores aclimata-
ciones, a mas rigor mayor rigor mortis. No s6lo se vive
una vez sino todas las que se puedan, y la maxima pinda-
riana de vivir para llegar a «ser el que se es» ha ganado
una merecida fama de proyecto mezquino. Ahora hay
que llegar a ser algo mas.
Internet -un medio donde se cruza la escritura, la ra-
dio, la televisi6n, el hogar- se ha convertido en el espacio
id6neo para experimentar con las posibles versiones del
yo. Los juegos de MUD (Mazmorras de Multiples Usua-
rios) y los MUSH (Alucinaciones Compartidas de Multi-
ples Usuarios) ofrecen la oportunidad de tantear con el
yo y observar sus efectos. Puede probarse una definici6n
personal o varias, podemos hacer desaparecer los este-
reotipos que nos atribuyen, burlamos de la carcel identi-
taria, repetir la voragine de nacer. En las conversaciones
dentro de la red, en los juegos de MUD en las rooms pri-
vadas, los hombres pueden presentarse como hombres y
las mujeres como mujeres. Pero otros eligen para su per-
sonaje a modelos del sexo opuesto. Hay hombres que in-
terpretan personajes femeninos para tener netsex con
I
I 191
I
l
hombres, y hombres que adoptan versiones femeninas
l
t
'
!
para tener la relaci6n con mujeres en lo que se llama
• sindrome de la falsa lesbiana». Finalmente, tambien,
aunque en menor grado, se da el supuesto de mujeres que
asumen roles masculinos para practicar netsex con hom-
bres. En conjunto, mediante estas elecciones, algunos de
los participantes disfrutan del sexo con una sola persona
Y otros se deciden por peripecias mas embrolladas. El
sexo en el ciberespacio constituye Ia adicci6n que afecta
ya a mas del 7% de los usuarios, pero tambien el extenso
ensayo hedonista de un yo plural.
En Internet no se distinguen los acentos de dicci6n,
no se conoce Ia raza, se ignora el sexo, la profesi6n, el es-
tado civil, el patrimonio y el porte. Todo lo que se ve son
palabras capaces de producir una personificaci6n flotan-
te, voluble, circunstancial y liberada de Ia condena de ser
un yo determinado. ildentidades falsas? Los cibemautas
aseguran que es un error hablar de identidades falsas,
pues muchas veces Ia identidad que uno se ve obligado
a adoptar en el mundo real es mucho mas falsa y condi-
cionada. Se podria hablar, pues, a prop6sito de este re-
pertorio de yoes, de un individuo novedoso y tomadizo,
integrado en las l6gicas de un sistema que impone Ia
flexibilidad !aboral y Ia circulaci6n rapida.
Un hombre o una mujer posmodemos son, asf, como
los muebles modulares conformados a partir de elemen-
tos de distintas piezas y cuya mayor ventaja es Ia disponi-
bilidad para el ensamblaje o el despiece veloz. Unser sin
demasiados atributos fijos, disponible como un Lego, he-
cho de muchas sangres y avatares, listo para la disconti-
nua vicisitud de la ficci6n. Vulnerable ante las realidades
(micas, pero 6ptimo para las alianzas volubles y Ia obli-
gada plasticidad del coraz6n.
192
5. La ilusi6n
EL SU&'JO DE SER UNICO
195
l
I
I
196 i
j
····-- ··--- - - -- ·- - ...
197
I
L
l~
ejemplo, permite a cada ciudadano, desde la primavera
de 2002, componerse su propio desayuno a partir de
I unos 100 ingredientes distintos y asignar un nombre a su
invenci6n, como si fuera el titulo de «su obra». La obra
de un creador.
(.Dolores menstruales, neuralgias? Ninguna fisiologla
es igual a otra, y Tylenol, el paracetamol mas conocido
en Estados Unidos, comercializa 41 clases del medica-
menta para atender achaques afinadamente distintos. El
productor sabe que el consumidor d emanda mas ser re-
conocido que ser servido, que solicita antes un plus de
« YO» que un plus de cualquier otra cosa. Si una marca,
por tanto, aspira a ser querida, debe procurar que su
cliente se sienta deseado y experimente, dentro de esta
cultura pueril, que se le rnima.
Tanto en la actividad econ6mica como en la politica o
en la enseiianza, han dejado de existir los programas cla-
ramente predeterminados. En la economia, se programa
a partir de los analisis de mercado y se conige en inte-
racci6n con los receptores. En politica, ya no se trata de
enarbolar una ideologia perfilada y fuerte, sino de aco-
modarse con ductilidad a Ia solicitud del electorado. En
Ia nueva psicoterapia, altamente pragmatica, se renuncia
a prescribir un cambio en las conductas del cliente si tal
correcci6n le incomoda: mejor se recurre a los farmacos.
En Ia escuela, a «Ia letra con sangre entra» ha sucedido el
enseiiar divirtiendo, pasar de curso tolerando. Hay ex-
cepciones, sin duda, pero el repertorio de las ofertas radi-
; cales en lo ideol6gico o en lo material se ha reducido mu-
i cho. A las firmas les cuesta cuatro o cinco veces mas
captar un nuevo cliente que conservar al que tienen, asi
que, sobre todo, se trata de no espantarlo. La tecnica de
la «fidelizaci6n» continua mediante una tarjeta (con
nuestro nombre y apellidos, direcci6n, profesi6n, edad,
198
··-;;=nz - 5
,
I
etcetera), los detalles para hacemos creer preferidos y las
fonnas dispensadas para hacemos sentir como socios y
no como clientes configuran la nueva ficd6n de relacio-
nes (thumanizadas,..
EJ ·capitalismo de consumo ofreci6 grandes cantida-
des de objetos para aumentar la sensaci6n de bienestar,
pero, ahora, el capitalismo de ficci6n procura aumentar
la impresi6n de ser alguien. En este nuevo mundo la mar-
ca no se impone, sino que coopera en hacer el "Yo,.; las
empresas no presionan para que gastemos en su prove-
cho sino para que invirtamos, sobre todo, en nosotros.
Chrysler contrat6 a un antrop6logo frances para esbozar
el disefio de su PT Cruiser y este doctor, G . Clotaire Ra-
paille, desarrol16 un metodo de relajaci6n para que los
clientes convocados dibujaran el coche de sus suefios. El
resultado fue un modelo que recordaba las furgonetas de
reparto de sus infancias. Es decir, el autom6vil sonado.
De esta manera, el coche fue un exito en Estados Unidos
y obtuvo el titulo de Coche del Afio en Europa. Ford, en
2001, hizo lo mismo con el Focus.
Dentro de la red las firmas nos conocen, nos saludan,
recuerdan nuestras compras, han tornado nota de nues-
tros vicios, memorizan nuestra edad, conocen nuestro es-
tado civil, tienen reseiiadas nuestras dolencias y, encima,
cuando necesitamos algo, nos mandan el paquete a casa.l
Al introducirnos en una web no s6lo v~mos a comprar,
sino a dialogar con el sistema. Mas que h3:cer un trato,
nos tratamos y, claro esta, nos «retratamos».
199
,.
I
ce el eufemismo de «colaborador»; contra el cumplimien-
to indiscutido de 6rdenes, la inducci6n a emprender ini-
ciativas; contra el rasero de ser pagado uniformemente
la desigualdad de las remuneraciones. ·
Como resultado de todo ello. la plusvalla no se obten-
dra,
. en adelante, con la apariencia de una explotaci6n
smo como de una participaci6n. La mayor titulaci6n de
.
los empleados actuales. la abundancia de tecnicos cuali-
ficados, ha desfasado la figura autodtalia del director. y
lo id6neo, en vistas a la productividad. es infundir la con-
vicci6n de hallarse empenado en algo propio y creativo.
El notable numero de empresas que hoy se denominan
con el apendice de «y Asociados» (en la publicidad, en el
diseno. en la abogacia, en el consulting) denota la co-
mente de esta pretendida integraci6n psicol6gica del
personal. No seremos ya dependientes de un amo. sino
partfcipes de un proyecto donde figuramos como coequi-
piers, siendo el jefe como un enu-enador deportivo y la
competencia como una cornpetici6n.
•
' A diferencia de la ideologia en el capitalismo de pro-
ducci6n y en el capitalismo de consurno. lo mas impor-
ante en el capitalismo de ficci6n no son las rnercandas
r fisicas sino las ideas. Los trabajadores de antes eran obre-
u-os o ernpleados, pero ahora son colegas: a la jerarquia
r sucede Ia descentralizaci6n y a la linea de rnando las re-
•
I
I
des. En la propuesta personalizada de la ernpresa rnodelo.
los trabajadores no nc:cesitan ser co~trolados. deben ~uto
controlarse, no neceSitan ser conmmados. se autoeXJgen.
• Se autorreclaman tanto como para no separar el tiempo
de ocio y el de trabajo: en cualquier fin de sernana siguen
• teleproduciendo, pero incluso sus alrnuerzos. sus cenas.
las amistades y hasta los amores tienen que ver con el tra-
bajo 0 pueden beneficiar la operaci6n en marcha. No pue-
• de hablarse pues rigurosamente de empleados sino de
200
, ,
201
blcm~:ntc otro yo m"jor. Hay lr\cont r,bh.:s c nf~·rmedLid ·s
dol yo, p"ro una, muy curactcr(sll ·u nhom, cs lo oglome-
rnrl(m dt: yo~s sustitutivofi y contrndil.:toriots. 0 l>lcn: lu
cxlstencln s~ ht\ pobludo de tontos rcclamos, v rdadci'Os
y fnlsos, dcntro y fucrn de los m cdlu, quo sin cesl\r nos
vcmos l\~ult ndos por In lnquietud de no hL\lh.\ r'nos en e)
htgnr id6neo y ocuplindonos dt lo nu'\s oportuno. Ante
<.'Sa desnz6n, (COmo no verse confundido?, ( Como no scn-
tir la insufidenciu de no ser un yo mtis?
Hnstn los nl'\os ochenta dd siglo ·xx a los nit\os les vt~lea
ln autoridnd del pndrc paru obtencr reconocimicnto o des-
calificaci6n, pero Ia nutoridad del padre se amottiza actual-
mente enscguidn y la vida enscf\a que a los progcnitores los
jubilan por addantado. No es f~cil que el nii"to adquiera Ia
referenda patcma como la fuente de alguna podcrosa legi·
timaci6n. lDios? Dios es un !dolo del pasado, un supcrhe-
roc de la vieja ciencia ficci6n. tEl compromise polftico?
Tampoco. Ninguno de estos pilares pervive para otorgar su
sanci6n y evitar el vertigo del desamparo. Porque si yo soy
mi entero duei\o, mi propio padre, mi c6digo moral, tam-
bien soy mi unico juez y el culpable absoluto. Por ser el yo
\ tan importante, es tambi~n la vfctima mas expuesto a todo.
En la epoca del capitalismo de producci6n pensaba-
mos que la heroica clase obrera enterrar!a al capitalismo,
pero al final -como deda Bourdieu- ha sido el capitalis-
mo el que ha enterrado a la clase obrera. Ahora, en el ca-
pitalismo de ficci6n, no aparecen las clases sociales y en
su Iugar s6lo se habla de clases de vida. Ala lucha de clases
ha sucedido la lucha por ser yo, y a la pugna por la revo-
luci6n ha continuado el afan por ser uno mismo. La cla-
ve no se investiga en los males de la organizaci6n social
sino en la novela psicol6gica de la vida privada, mientras
la esperanza pasa de la revoluci6n a los ansiollticos, las
anfetaminas o el citalopram. El desarrollo de la asistencia
202
pslqult\lrl ·u, In proHfc.:racl6n de antidep•·c~tvoA, el enor·
me consurno de ~ednntcs y pildoras d e Ia fdlciJ:,d ~Jc co·
tTcsponc.lcn con esta pntolog!a que cl hlped ndlvklua li:mw
hu espurcldo por nucstra sc>cled;td, atcmorlz~do cl indivi·
duo por desapan:cer en el «colectivo» y d!.!SCSJ.,erado por
l l'\ faltn de comunidad. Desvcl6ndose por evltar scr homo-'
g6nco y sufl'icndo, paralelamcnte, cl peso del culto al yo.
203
ENFERMOS Y FELICES
204
I
J
entre sf, recibieron menos en su casa y visitaron con me-
nor frecuencia a los amigos. Otras actividades, como las
partidas de cartas o la ter·tulia en los bares, registraron
tambitn un importante descenso, al igual que la pnktica
de los deportes en equipo. Los estadounidenses cenaban
en familia un 33 % menos en 2000 que en los at)os sctcn- ·
ta y, en comparaci6n con la generaci6n anterior, la pro-
babilidad de que los padres salieran de vacaciones con
sus hijos, vieran la televisi6n o charlaran con ellos se ha-
b£a reducido en un tercio. Algo parecido succde en Euro-
pa. El Institute Nacional de Estad(stica franc~s inform6
de que, desde 1983 a 1998, las conversaciones directas de
los ciudadanos con los comerciantes del barrio dcscendi6
en una cuatta parte, las charlas con los amigos en un 17 %,
con los colcgas de trabajo en un 12 % y con los miembros
de )a familia en un 7% (El Pats, 14 de abril de 1998).
Desde un punto de vista colcctivo, estos cambios sig-
nificaron un descenso de lo que Putnam llama «Capital
social» o, en definitiva, un empobrecimiento de la capi-
tal vida comunitaria. El exito de series norteamericanas
como Friends, Seinfield o Cheers y de espaf'\olas como Me-
dico de familia, Compafieros y Ana y los 7 hace pensar en
el aprecio, relativamente melanc6lico, por la vinculaci6n
familiar, vecinal y de amigos que se achica estos anos en
relacioncs epis6dicas o descorporeizadas a traves de la
red.
205
las estribaciones de las montanas Pocono, Pensilvania,
habitada por inmigrantes italianos desde finales del si-
glo XIX y donde, ' durante la decada 1950-1960, los me-
dicos descubrieron que la tasa de fallecimientos por
ataques cardiacos era la mitad que en el resto del pafs.
Especialistas en dietetica, cardi6logos y otros expertos
acudieron a Roseto para observar la vida diaria de sus
~
abitantes, sus habitos, sus comidas, sus distracciones, y
finalmente el soci6logo Stewart Wolf (1998) dictamin6
que el secreto sanitario de Roseto radicaba en su vida so-
ial. En la mayotia de las casas de ese enclave convivfan
varias generaciones que se protegfan entre sf de Ia enfer-
medad, el desempleo o la perdida de seres queridos, y
casi todos los del pueblo se conodan por su nombre.
La vida en Roseto, no obstante, cambi6. En los ai\os
setenta, una nueva generaci6n mas americanizada alcan-
z6 la mayona de edad, muchas de las familias italianas
se dispersaron cuando los j6venes encontraron trabajo en
otros lugares y, en consonancia con la prosperidad nacio-
nal, los ricos de Roseto se construyeron casas nuevas y
mas amplias en las afueras, compraron Cadillacs, valla-
ron sus jardines y dejaron de invitar a los parientes. Ha-
cia 1985, los monitores que segufan Ia evoluci6n de la po-
blaci6n detectaron que Ia tasa de ataques al coraz6n
estaba aumentando hasta la cota de las ciudades mas po-
bladas, pese a reducirse el consumo de tabaco y mejorar
la dieta, como en todas partes. La enfennedad aumenta-
ba en proporci6n a la perdida de relaciones sociales; la
ciudad se habia convertido en un Iugar mas solitario y,
segun decfa un empleado, «Ia gente no se preocupa o se
preocupa menos por los demas» (Revista de Occidente,
n.0 215, Madrid, abril de 1999).
206
l
j
207
!
i
I
J
t l
'
t
I
I
)
el nut ~ntico rc~o.:tH.l o o, ~orno de fa Bnr~l.'s, «Un ~n·m· sin
ex usl\», Ant~s ~ramos pcn.lunudos ~rac1as t\ lwbor su-
frldo, pcm nhorn cs ir~wstlflt~lblc o impcn\onuble no pa.
! su.do btcn. Ln musifkad6n dcmocr(\llcu va unida n l~,
obllg:.\ don de la fdkidud puru todos y ul j\'tbilo que se
considcn\ propio de la culturt\ dd nino. El dolol' forrnabu
~.c, con icndt\, fot•talcdn d cuet'po, dcpurabn los Pt.'CHdos,
sc ofl'edn en canjc como sacrifido por bic11cs proceclcntes
del c iclo, p~ro nhoru el dolo r ha perdido vnlor de cumbio.
Hu perdido funcionalidnd para la ofrenda y sentklo para
ln Revolud6n.
Actualmente, cuando el "trabajador se ve sometido a
un gran estr~s !aboral (la «explotaci6n» antes), nose alis-
ta en un comit6 antisist.ema, toma ansioHtkos. Cuando el
empleado no soporta m~s sus condiciones de trabajo no
acude a los sindicatos, va al medico. Cuando las cosas se
prescntan mal no es necesario dade m~s vueltas: se recu-
rre a las «pfldoras de la felicidad». Zoloft o Prozac para
la depresi6n, la melatonina para la juventud y el suef\o,
Viagra para la impotencia, Serotax contra Ia timidez, Auro-
rix contra la fobia social. La farmacia esta poblada de re-
medies y los laboratories se han conveitido en los grandes
pacificadores sociales de nuestros dfas gracias a la inte-
graci6n del enfermo democr~tico.
Hasta hace poco los enfermos eran marginados, per-
sonas excluidas de la actividad y, a menudo, temidas
como infectados. Hoy, por fin, todos somos enfermos
desde el memento de nacer y nuestra vida se encuentra
de principio a fin en manos del sistema sanitario. Casi
dos terceras partes de los pacientes que se presentan en
la consulta de los medicos no padecen ninguna enferme-
dad determinada, pero se sienten enfermos o muy enfer-
mos. Varias· publicaciones cientfficas de Gran Bretai'i.a,
desde el British Medical Journal (BMJ) a The Journal of
208
,
209
I
3 la orgfa de mcdicin~ s nltemnth·as. l.a meta, en todos
l
I
210
-----·---------~---
- - - - --·-··-· ·· .
211
.,
DIOS Y LOS DEMAS
J
(
I
'
I
l Visto desde Europa, a finales de los anos sesenta,
,, l
f
l
Dios parecfa muerto y enteiTado. Despues de Nietzsche,
Marx, Freud y otros «pensadores de Ia sospecha», los
nueYos fil6sofos, psic6logos y soci6logos creian tambien
en Ia defunci6n divina, pero, inesperadamente, en cohe-
rencia con el capitalismo de ficci6n, Dios ha resucitado
~ en otras formas de ilusi6n o de misi6n y acampa de for-
mas diversas con Ia autoridad de no haber dicho todavfa
t Ia ultima palabra., cVolver a ser religioso otra vez? cPor
que no? iPor que no prolongar Ia experiencia arnpliando
t los lfmites? El desencanto materialista del mundo ha
t producido tarnbien un deterioro del rnisrno desencanto.
J 0, en otros terminos, Ia desmitificaci6n de lo sagrado se
Il
ha vuelto contra sf misma~ reconociendo tarnbien como
un mito la liquidaci6n del mito (Vattirno). Como conse-
cuencia, en Europa los agn6sticos y no digarnos los ateos
han registrado, desde un punto de vista del prestigio inte-
r lectual, uno de sus niveles mas bajos y lo retr6grado ha
logrado el buen recibimiento general del «retro». De otra
parte, (quien, sino los mas desavisados, hace hoy osten-
taci6n de atefsrno? 0 la no existencia de Dios es una ob-
viedad reemplazada discretamente por otros abrazos rna-
I.
212
,
gkos o bien. sin consciencia de sustituir nada antetior. se
c\-ee en algo no impotta lo estrafulario que sea. En £$pa-
i\a, la pr:ictica reli.giosa se ha reducido a b. tercera p3t1e
en los ultimos dncuenta anos, pero tres de cada cuatro
j6\·e~es esp:ai\oles cr-een en la astrolog\a y la mitad de-
fienden la existencia de los 0\nis o la v-eraddad de los cu-
randeros. Una tercera parte c.ree en el espiritismo y e.n Ia r
reencamad6n (ABC, 14 de febrero de 2002). ..:Cu3Ildo se II
deja de creer en Dios no se deja de creer en todo sino, \
por el conu-ario, se llega a creer en todo-», deda Chester- J
ton. Puede creerse incluso de nue\-o en Dios, un Dios de
segundo grado que reaparece cuando desen.:, oanados de la
. iglesia nos engatusamos deliberadamente para procurar-
nos una fe mas personalizada y liberal.
El sexo y Ia pornografia constituyen el mimero uno
del comercio electr6nico pero los tc~rminos «Dios» y creli-
gi6n» se han convertido en los mas ";sitados de la red.
Mas de 10 millones de entradas sumaban entre ambos en
el buscador Altavista en 2000, segtln una investigaci6n
sobre el auge religioso que llev6 a cabo el profesor Chris-
tof Wolf, de Ia Universidad de Harvard. No s6lo las den- ·
cias positivas sino las ciencias sociales han cornenzado a
aceptar, en los Ultimos afios, los eventuates beneficios de
Ia fe en relaci6n con Ia solidaridad, Ia ayuda mutua o Ia
convivencia. Pero no s6lo esto. En Estados Unidos, don-
de a pesar de su religiosidad habria parecido ridiculo
aiios antes contratar capellanes en las ernpresas, eri 1999
se desat6 una corriente que, presidida por compaflias
como Pizza Hut o Taco Bell, puso de rnoda disponer de
pastores o sacerdotes para visitar a los ernpleados hospi-
talizados, prestar apoyo a quienes suflian ataques ner\io-
sos o salvar de los intentos de suicidio. Tambien, dentro
del ambiente !aboral, los capellanes oficiaban las bodas
de sus empleados, pronunciaban una elegia en el funeral
213
.l
l
214
formad o mas de 1.000 iglesias y decenas de miles de es-
piritualidadcs. · . .
Siguiendo es ta epidemia religiosa, el NatJOnallnstJtu-
te for Health Care de Maryland procur6 pro bar en 1998
que la reincidencia de los delincuentes decrecf.a en pro-.
porci6n a su estudio de la Biblia mientras estuvJer~ n pre-
sos y la Universidad de Columbia afirm6 que los nu1os se
deprimen menos si reciben educaci6n religiosa. iC6mo
no promover]a todavia mas?
215
l I
216
giones pirata, religiones ficticias) que obtienen de las re-
ligiones tradicionales la grata sustancia espiritual y dese-
chan los dolores del sacrificio; misticas sin denegaci6n,
delectaciones interiores sin la escoria del pecado, espiri-
tualidades recicladas de residuo cero.
Esta nueva y condenada New Age, a diferencia de ·
la New Age originaria de los hippies, busca sobre todo ·
compensaciones a la frustraci6n y a la falta de ingresos.
Ejecutivos quemados, intelectuales defraudados, parejas
separadas, heridos psicol6gicos son los individuos id6-
neos para enrolarse en la «nueva era», siendo la New-
New Age, para buen numero de ellos, una forma de hacer
algo de valor cuando se piensa que no se va a ser nada.
La musica del arpista suizo Andreas Vollenweider, de
Jean Mkhel Jarre, de Vangelis, de Glass, la lasitud, la
personalizaci6n religiosa, el aporte de paz son aplaudi-
das ofertas de la New Age que celebra el paso de Piscis a
la era Acuario en los albores del siglo XXl. Aunque tam-
bien podrian rastrearse en su relajante cata.logo ideas bu-
distas que tienen de bueno, respecto a las religiones mo-
notefstas, tanto su falta de dogmatismo como la carifiosa
invitaci6n a cada uno para hallar el sendero que le con-
ducira a la salud fisica y mental.
La adhesion al budismo o al zen de personajes del es- !
pectaculo ha avalado su fama y ha contribuido a conver-
tirlas en espiritualidades de moda. En todos los casos la :
componente mas querida de estas espiritualidades es aque-
lla que provoca una circunstancial y sosegante ausen~
cia del yo. «S6lo cuando nos liberamos del ego -declara
Comte-Sponville- se ·ofrece el mundo entero a nuestro
conocimiento y a nuestro amor.» El yo traza una frontera
entre el exterior y el interior, entre el antes y el despues,
mientras que sin el delicado yo aparece la invulnerabili-
dad y la paz. Dentro del zen, el hishiryo es el estado de
217
-
conciencin que elimina la lndividualidad, el sujeto deja
de scntirse sujeto y se expande en la infinidad del mun.
do. «La dicha del ·mundo procede del coraz6n altruista, y
la desgracia del amor al yo», afirma el maestro budista
Shantideva. Tanto esfuerzo, en fin, para ser uno y la feli-
cidad se encuentra, mira por d6nde, en la disoluci6n del
sujeto.
Porque vivir desasido del yo, escindido de sus sober-
bias, parece aquila mejor tactica para no verse herido ni
asesinado. Curiosamente, pues, en el momento de mayor
intensidad narcisista vienen a triunfar estas recetas de
desintoxicaci6n eg6tica, tal y como en el mornento de la
opulencia proliferan las clinicas que deshacen el peso del
cuerpo y en tiernpos de la orgfa sexual se regresa al pu·
dor chic.
Pero se trata de un asunto bioquimico tambien. El
disfrute de estos viajes despojados del yo tiene que ver,
segU.n la ciencia, con la interrupci6n de los circuitos del
l6bulo parietal, responsables de establecer nuestra fron-
tera con el espacio, y de los circuitos dell6bulo temporal
que marcan el tiempo y Ia autoconsciencia. El Instituto
Tecnol6gico de Massachusetts fue el editor del libro Zen
and Brain, de James Austin, en 1998, que exponfa unas
teorias incluidas ahora en la llamada «neuroteologfa,. Dios
y el cerebro se conmutan en Ia producci6n de los rnismos
efectos. Why God Won 't Go Away (Por que Dios nose ha
marchado) (200 1) es el titulo de Ia obra del doctor An-
drew Newberg, de la Universidad de Pensilvania, donde
se explica Ia espiritualidad del cerebro a traves de Ia ex-
periencia zen.
Con Ia evasi6n -provisional- del yo desaparecen las
dis tincio nes e ntre lo humano y lo natural, explosiona el
beneficio de la intcrdependencia c6smica y se evoca de
alguna mancra Ia parte fcmenina que fuera rcprlmida en
218
Occidente. La cultura de la intuici6n, la interrelaci6n cor-
poral difusa, la inundaci6n emocional recfproca, l~s hu-
mus son del orden de la feminidad y, en buena med1da, el
budismo, la busqueda del Oriente serfan, dando la vuelta
al mundo, un rescate dellado femenino. Porque, al cabo,
a lo que masse parece la nueva espiritualidad y las gim-
nasias suaves (el yoga, el zazen, el tai chi, el qigong) es
al modelo de Ia feminidad. Como, a la vez, sentirse mas
acoplado a la naturaleza, mas sensible y sensitivo, es val-
verse mas mujer. Ciertamente, desde Uma Thurman a Tina
Turner, desde Demi Moore o Christy Thrlington a Laetitia
Casta, Noemi Campbell o Gwyneth Paltrow, muchas se
. han alistado en las practicas de la meditaci6n zen y han
apoyado sus nalgas en el zafu.
219
Pentagono) o Kenneth Adelman (ase-s or del Pentagono),
se encuentra trufado de pensamiento religioso y testoste-
rona. «Militarismo, mesianismo y masculinidad» consti-
tuirfa la santisima trinidad de Ia administraci6n Bus h en
2003, seg(m pa1abras de Lee Quinbby, profeso r de £stu-
dios Americanos del Hobart and William College. Los
norteamericanos fueron Jos propagadores de Ia igualdad
sexual, las libertades individuates y Ia tolerancia religio-
sa, pero. a su vez, en e) sustrato fundacional Ia patria se
confunde con Ia Tierra Prornetida y Ia po1ftica exterior
mas agresiva con una tnisi6n salvffica donde Ia conver-
sj6n al cristianismo evangcHco coincide con Ia con-
vers16n a Ia dcmocrada. «Los amcricanos deben idcntifi-
car el ldeal democratJco con Ia voluntad de Dios ... Las
ins tituciones dcmocratka' debcn enser1ar Ia idea demo 4
2%0
~- ·~~~·9-------------------
221
............ ~
222
1
LA DEMANDA DE VERDAD
223
" ' ' d0l (~\\il\ h\~ \W\.' th.hr' lie Ul\ll'l l'l'llillth·~t-~ l\lt~
p1h\ .lt1 11 ,.,~·
~
apitalismo obtiene ascendencia. ~uando se presenta
corno defensor de Ia naturaleza, vtgtlante o adorador del
medio ambicnte que representa hoy al dios mas cierto y
miversal. Efectivamente, puede ser que una parte del sis-
tema contamine millones de millas marinas, arrase rnillo- ta
nes de arboles y provoque rnareas negras, pero siempre C1
queda la parte benefica de aquellas firmas que se esfuer- vc;
zan cada vez mas por preservar el planeta o hasta se eri-
gen en sus patrocinadoras, al modo de Body Shop. ri:
La sensibilidad por la naturaleza se acerca tanto a Ia lo
naturaleza de Ia fe que en Estados Unidos las principales p<
instituciones religiosas -judfos, cat6licos y protestantes- fu
se agrupan en el National Religions Partnership for the d<
I Environment (NRPE), a traves del cual actuan como un lo
lobby ante el Congreso combatiendo las leyes que consi-
I
deran daninas para el medio ambiente. «Durante mucho pl
• tiernpo nos hernos ocupado de la justicia social porque pl
esto concernfa a los seres humanos», dice Paul Gorman,
• director del NRPE. «La naturaleza no nos interesaba .
C<
224
iM iti~H l Ill! It Hlnlw Jt! jJt·rJI ~rt' It' qur. lJicn~ lwliht t.:l t'd"
" (l,'HtJJitJM, l de till tt1 J e ~0().1 ), 1~1 20 d~ IHJVIt!tnbn~
200~, Utia cuw vaJw de t rJcltt'!J el~drktJ!:i l'l.mdlH. Jdul!
t hcnnaHaR del Sngrodu C'ut·a.dHl tit! .I£'1'1L1~ YtJcllpudu8
J' dJt·ectorcs cspidlltaks fU1 H't::Hescnt acii'Jn d~ JUO m l ~ ,
ttCR de r1CJI'lC11Jilel'kai10S sc dJI'iglet'UI1 a Uctt·uit r artt
.lllll'se con Ius dircctut·cs gcnct·alcs de f1ord, Ocncn.tl
JlOrs y Chrysler y presionarlos pal'a qUe fabrlcttra t:J au~
noviles no coutamlnantcs. «La gente piensa que eltipo
vehkulos que conduce no tlcne nlnguna relaci6n di·
con su fc ~explica el t·everendo Jim Ball, rurcctor
: La
I Evangelical Environemenl Network, miembro del
~PE-, pero nosotros queremos probarle lo contrario.n
225
Un inform e realizado en 1993 en Gran Bre ta i\a por el
Seni 'io de Sl'guzidad y Pesticidns sobre la oreja de bu~
rro, ' "e.Udida por S..'\feway, denunciab a la presencia de or~
ganofosfatos, capaces d e deteriorar el sistema nenioso,
~ro un tipo de peras importa das de Holanda por Marks
&. Spencer incluia induso clomzequat, un regulador del
crecimiento expresamente pt-ohibido. Sainsbmy, e) su-
permercado de mayor solera del Reino Unido, vendia
una espinaca fresca traida de Italia que llevaba perme-
tr:fn, perturbador del sistema endocrine, y en el chocolate
de la casa Tesco habia linda no. Recurriendo a las nuevas
tecnologfas pen·ersas se preve que pronto se comerciali-
zaran kiwis con sabor a menta, filetes de setas con sabor
a ternera, fresas del tamafto de las peras y pollos que na-
\ cen des pojados de plumas.
iSe necesitan mas pruebas de perversion? Si el siste-
ma es capaz de cometer estos abusos con las espinacas o
las orejas de burro, c:que no sera capaz de hacer con Ia
justicia, Ia ensefianza, la contabilidad nacional y los fon-
dos de pensiones? La falsificaci6n acecha por todas par-
tes, pero ahora una parte i.mportante del mismo sistema,
una parte cada vez mayor del capitalismo de fieci6n, se
estA poniendo de nuestro lado. En 1999, Tesco y Sains-
bury sumaron, a sus ya famosas frutas y verduras total-
mente biol6gicas, pizzas, sopas, comidas para bebes,
aceite, ginebra, champm, carne, y asf hasta 500 produc-
tos liberados de toda manipulaci6n. En Nueva York, en
marzo de 2001, se abri6 el Whole Foods Market, un su-
perrnercado con la superficie de un campo de rutbol y
unas paredes que pregonan mAximas como «protege Ia
biodiversidad• , "protege la salud•, «protege a los peque-
i\os agricultores•. Comer bien y hacer el bien a los demas
pueden ser la misma cosa en el perfeccionado capitalis-
mo de nuestros dias. La Take Action Center, por ejemplo,
226
~~~~mrmsrzaMM•a.·~ ................--------------- -i
227
r
··· ----··-
228
que ver no con la p esima calidad de Ia pelicula sino <.:on
Ia creencia de que se filmaba en directo un hecho sucedi-
do realmente. Aifassou, /'afgan, sobre Ia situaci6n en Afga-
nistan, Le cas Pinocher, de Patricio Guzrmin, ABC Africa,
del irani Abbas IGarastomi, Etats de sen,ice, sobre e) can- .
cer, Bowling for Columbine, Oscar 2003 sobre Ia matanza
en una escuela a cargo de dos niftos, llenaron las salas.
En Espana se estren6 a finales de 2001 Los niiios de Ru-
sia, de Jaime Camino, y ya antes habfan triunfado otros
documentales de Javier Rioyo y L6pez Linares, de Elias
Querejeta y Eterio Ortega, de Javier Corcuera o de Pedro
Rosado. En 2002 se produjeron hasta 30 nuevos docu-
mentales y en Valencia tuvo Iugar un congreso titulado:
«El documental: un genere per al segle XXI», en reconoci-
miento a Ia categorfa del fen6meno.
De hecho, todo aquello que exhibe la etiqueta de
«real» 0 «basad~ en lo real» resulta ahora mas cautivadorr
que nunca prec1samente porque acaso pertenece, como
nunca antes, al orden de lo fantastico. Pedimos realidad
hartos de ficci6n, como antes se demandaba ficci6n para
escapar de lo real. Hartos de las historias de mentira, re-
clamamos las historias de verdad, pero lo parad6jico es
que Ia verdad demandada regresa reciclada, convertida
en un articulo de calidad.
Las primeras palabras que se escuchan al comen-
zar Ia pelfcula El show de Truman, ~n programa de te-
lerrealidad y pronunciadas por el «realizador»' son estas:
«Estamos aburridos de ver actores comunicando falsas
emociones. Estamos hartos de pirotecnias y efectos espe-
ciales. Mientras el mundo que habitamos es en algunos
aspectos falsificaci6n, nada hay de falso en el mismo
Truman. Nada de guiones, de cartas ocultas ... Es vida.»
cVida en vivo? cS6lo vida? La oferta excepcional del
show consiste en prometer vida en estado puro, pero se
229
I
•
,
911199IW,_.,.,...~
I
I
trata, nl cabo, de vida orienta.da al show. No una vida vi-
vible y ensimismada en su corriente sino deliberadamen-
'I te fabricada y comercializada como un producto mAs. Un
]
producto en demanda y oferta crecientes.
«Cada vez hay mas directores de ficci6n que intentan
aproximarse a la realidad>>, deda Javier Rioyo (Levante,
16 de noviembre de 2001). Porque lo real. en los libros,
en el cine o en la televisi6n, funda la base de las mayores
audiencias. En la televisi6n norteamericana la «progra-
aci6n de la realidad», consistente en mostrar cintas ob-
tenidas por las camaras de vigilancia instaladas en los
quir6fanos («Trauma»), en las comisarfas ( «Polidan ), en
las oficinas de paro ( «Despedidos») y en las salas de
autopsias ( «Autopsia» ), ha mantenido su exito en los ulti-
mos af10s. La cadena Court TV, con mas de 50 millones
de abonados, estren6 por su parte, en septiembre de 2000,
un programa en el que se transmitian las minuciosas
confesiones de violadores y asesinos a la policfa, y la ca-
dena publica PBS, prestigiosa por su labor educativa, fue
autorizada a emitir, en 2003, las deliberaciones de un ju-
rado que podia decidir l_a pena de muerte para Cedric
Harrison, de diecisiete afios.
El Ultimo espectaculo que habian planeado los pro-
ductores holandeses de Gran Hermano, a finales de 2002,
se basaba en Ia instalaci6n de una webcam dentro de
un ataud para ir emitiendo «en vivo» la putrefacci6n de un
muerto, y Channel 4, poco despues, emiti6 un documen-
tal titulado «Beigin Swing» donde un supuesto artista
chino llamado Zhu Yu apareda bebiendo vino macerado
con un pene y mordiendo el cadaver de un bebe. Pero ya
antes habia emitido en directo la disecci6n de un vaga-
bundo aleman, Peter Meiss, a cargo del catedratico Gunt-
her von Hagens, inventor de la plastificaci6n de despojos
hu~anos. El escenario fue un anfiteatro con 500 asientos
230
de la Universidad de Brick Lane y el acto llev6 por tftulo
«Living Autopsy», autopsia en vivo. La vitalidad de la
muerte mas alia de la muerte o Ia muerte como la vida
X-treme. Porque a diferencia de la vida que siempre acep-
tara la farsa, la muerte proporciona la materia 6ptima
para un reportaje de la maxima verdad, y de ahf tambien
que cuanto se relaciona con lo funerario haya ganado
presencia en los videojuegos, la publicidad o los teledia-
rios. Y, por descontado, en las ultimas experiencias del
arte (fallecido) y las cosmeticas de las pasarelas.
231
___,._,
r·.---,....~.._AI,__,,_.. ---- ----~-- -··
~
f'
r ETICA Y COS~\ETICA
r
t
t
t
t
r..
J
r
t-
t
t
Sigue existiendo un capitalismo negative, nnticuado;
r p ero se expande un capitalismo bondadoso, actual. Una
~ co nsultora cada vez m~s prestigiosa, SustainAbility, otor·
~ ga, con Ia colaboraci6n dd Pl-ogrnma sabre Media Am·
biente d t! Naciones Unidas, etiquetas de buena conducta
•t a los dientes (Shell. BP, Ford o British Telecom) que son
respetuosos con el media ambiente, no sobreexplotan a
,
•J
' los empleados o no manipula n la contabilidad. Con estas
etiquetas u Oscars eticos•. las estrellas empresariales se
convierten e n ejemplos para todos, pilares de una huma-
nidad mejor.
,'
t
r
En 1999, SO catedras universitarias en Norteamerica
y 22 en Europa impartfan clases de etica en los negocios.
Paralelamente, en la mayona de las actuales escuelas de
negocios se enseiia etica en los programas de formaci6n
t de directives y se desarrollan numerosos cursos dentro
de las empresas o en centros de formaci6n profesional
• dependientes de camaras de comercio y de instituciones
• semejantes, con el mismo prop6sito de inculcar morali-
t d a d en los hombres y mujeres de empresa. La etica fue,
primero, una cosmetica chic de las grandes corporacio-
nes, perc ahora, tras los recelos sin limites que han susci-
232
tndo los colosales pecndos de Enron, 1);con. WorldCom,
X~::rox o Ahold, la producci6n de rnnscarillas para recu-
brir la mala imagen se ha convertido en un negocio flot·e-
ciente.
En el r~gimen pseudoteol6gico de Estados Unidos, la
re ista Busi11ess Ethics publica anualmente Ia lista de los
den niejores ciudndanos-emprcsarios, entendiendo por
tales no s6lo aqucllos que triunfan individualmente sino
que contribuycn ostensiblem~nte al bienestar comun. Por-
que hncer negocios y hacer el bien, gannr dinero y hacerlo
ganar a los dem~s. constituye el centro de la convicci6n
que asumieron los padres fundadores norteamericanos y
predic6 Adam Srnith hace doscientos af\os. 1\'iunfar en la
act.ividad mercantil es, en el mundo protestante, ser un
elegido de Dios. Hay cupitalistas corruptos, claro esta,
pero sobre ellos pesarA su conducta fementida y antipa-
tri6tica. Ya en 1790 los ciudadanos de Leicester s~ movi-
lizaron para boicotear el azucar de la Compai'Ha de las
Indias Orient~\les porque practicuba la esclavitud en sus
campos de Bengala, y hasta el siglo XIX la monarqufa bri-
tanica s6lo otorgaba licencia a las sociedades que decla-
raran su inter~s por el bien generaL Hacer buenos nego-
cios en la tradici6n puritan-a va unido a hacer algo bueno
para todos y as{ el caritarismo de los multimillonarios
norteamericanos expresado en fundaciones y donaciones
forma parte de las reglas del mismo sistema, porque la
ultima y perdurable forma de ser alguien c~lebre es con-
vertirse en un benefactor.
De esta ideologia filantr6pica surgi6 en Estados Uni- !.
dos la practica posmoderna del cause marketing o «mar- :
keting con causa», constituida hoy en una estrategia cen- j
tral. Notable precedente de este «marketing con causa»
fue la acci6n que despleg6 Coca-Cola en 1986, a traves
de un acontecimiento llamado «Hands Across America»
'
233
consistente en que millones de norteamericanos unieran
sus manos desde el Atlantico al Pacifico para atraer la
atenci6n sobre la tragedia del harnbre en el Tercer Mun-
do. Mas de 2.000 emisoras de radio y cadenas de televi-
si6n convocaron a los participantes y entre ellos se repar-
tieron cuerdas rojas y blancas, pegatinas y chapas con el
logo de Coca-Cola, como si la operaci6n de caridad se
confundiera con el alma de la firma. Cuatro millones de
personas formaron el cord6n hurnano y otros dos millo-
nes participaron en numerosos actos de apoyo en clubes,
escuelas y parroquias por toda la naci6n. El vicepresiden-
te del departamento de asuntos publicos de Coca-Cola,
Anthony J. Tortorici, declar6 despues: cHands Across
America fue un acierto en aquel momento para Estados
Unidos, y para Coca-Cola. La preocupaci6n de los esta-
dounidenses por los pobres y hambrientos estaba en las
cotas mas altas y, en cuanto a nosotros, acababarnos de
-·s uperar la polemica del lanzamiento de New Coke, asf
que necesitabamos algo para unir de nuevo a nuestra
empresa con el pais. Fue perfecto• (citado por Alfred L.
Schreiber y Barry Levinson, 1994).
234
•m•• -
nables condiciones de higiene y de seguridad, etcetera.
Otra cosa es que estas auditorias, como se ha demostra-
do, necesiten a su vez ser auditadas y asi sucesivamente. ·
En lo fundamental, la mayor parte de las empresas
actuales no se comportan de manera muy distinta de Ia~
de hace treinta afios, pero las mas visibles han pedido so-
meterse a un diagn6stico etico para, una vez declaradas
climpias», hacerse querer. 0 hacerse perdonar mediante
expiaciones publicas alguna maniobra nefanda. Ameri-
can Express, que habfa cometido repetidos abusos, quiso
contrarrestar Ia animadversi6n que provocaban sus altas
comisiones en restaurantes y comercios con una campa-
fta antihambrientos llamada uCharge Against Hunger•,
donando tres centavos a los desamparados por cada tran-
sacci6n que se efectuara a partir de entonces. Procter &
Gamble trat6 de lavarse la cara ante las acusaciones de
explotaci6n con sus propios detergentes Dash, entregan-
do un porcentaje a Etiopi'a por cada paquete vendido.
Tambien asi han actuado las tabacaleras, las compaiiias
de aguas o los fabricantes de ordenadores. Mediante este
dispositivo que ata la transacci6n al don, el comercio a la
caridad y la limosna al precio, productores y consumido-
res se autosatisfacen y la marca sale ganando como sor-
prendente productora de bondad.
235
·····•· ···-··· - - - -
----~, .......-----··-·---..------------·-----.··--- - - --~-.......--- -~~-
236
1
237
ante el rev~s de los hurnildes y c6mo las empresas sufTen
como los dem<\s.
238
En pocos anos, scgun previsi6n de la senora Domini,
los fondos eticos representar{m el 10 % del mercado bur-
s:Hil y su influencia econ6mica sera incluso superior de-
bide a su rentabilidad. En Francia, existen los fondos
Hymnos, creados en 1989 por el Credit Lyonnais, y su
propaganda dice: uHymnos es un fondo comun de colo-
caci6n diversificada que invierte mayoritariamente en so-
ciedades cuyos actives se corresponden con una etica
cristiana y humanista.»
iC6mo se eligen estos fondos? El anuncio lo explica:
« •.. cad a tftulo de la cartera es analizado por un comite
de etica. Las personalidades laicas o religiosas de las
principales Iglesias cristianas que lo componen se reunen
peri6dicamente con los gestores de los fondos para con-
firmar las elecciones de inversi6n.» iTodo, pues, bajo
control? En la cartera de Hymnos aparecen empresas
como BNP Paribas, L'Oreal, LVHM, Vivendi o Axa, con la
particularidad, tratandose de empresas tan diversifica-
das, de que Axa, por ejemplo, posee la companfa Titanite,
una empresa familiar especializada en explosives con
probables usos militares (Le Monde Diplomatique, no-
viembre de 2002). Ciertamente la intenci6n etica no pue-
de controlarlo todo pero, al cabo, (c6mo negar que depu-
ra ellado excrementicio del dinero?
Que depura, incluso, la deyecci6n. Gastamos tanto o
mas que en los tiempos del capitalismo de consumo,
pero ahora podemos dorar el despilfarro mediante el «CO-
mercia justo». Los holandeses fueron los primeros que,
en 1969, abrieron una tienda solidaria con productos im-
portados del Tercer Mundo, sin intermediaries ni merce-
naries. De los anos sesenta es el eslogan Trade, no aid!
(iComercio, no ayuda!), pero ahora esta modalidad que
regia entre progresistas, se ha extendido sin reservas.
Unos 20 paises europeos importan productos de comer-
239
cio justa distribuidos en mas de 43.000 tiendas, con un
total de 100.000 voluntarios. En Espana, en 1986 habfa
dos tiendas y en 2002 casi 70. En Alemania operan unas
700 tiendas de comercio justa, 400 en Gran Bret<:\iia, 374
en Italia, 300 en Suiza. Con una exquisita patticularidad:
venden mas caro. 0 increible~ente mas barato puesto
que, obviamente, el aiiadido «justa)) es de incalculable
valor.
Un producto obtiene la etiqueta de «justa)) si cumple
los mencionados requisites de la norma SA 8000, recono-
cida por Naciones Unidas. Condiciones que deben ratifi-
car, al fin, consultoras como Price Waterhouse Coopers,
que termina imponiendo o no sus manos como un prela-
do del universo mercantil. El rito, en suma, reproduce
los controles de calidad de un templo (el templo de Mo-
neta) que, gracias a impartir los sacramentos, va enrique-
ciendo el santuario moral a traves del action business. El
capitalismo alcanza asf Ia forma o Ia categoria de una
verdadera religi6n, y sus efluvios rocian a la humanidad
para su mejoramiento continuo a traves del dinero. De
hecho, la ~asa de la Moneda holandesa emiti6 a finales
de 2002 una divisa denominada raam, con una cotizaci6n
equivalente a 10 euros, cuya particularidad consiste en
que, habiendo sido creada por el imaginario «Pais Global
de la Paz Mundial» -cuyo mentor es el maharishi Ma-
hesh Yogi, el mayor sabio de la ciencia vedica- , autoriza
a creer que su empleo ayuda al Tercer Mundo. El «Pais
Global de la Paz Mundial», instituci6n fundada en 2000
con el prop6sito de amparar Ia paz y la promoci6n de
una economia equilibrada, emplea tecnicas -media ma-
gicas, media pragmaticas- que son tambien utilizadas por
empresas como Sumitomo, Sony o General Motors. La
distancia, por tanto, entre lo econ6mico y lo numenico,
el Capital y Dios, se estrecha cada vez mas.
240
I
241
'I
EL CUTIS ETERNO
245
re-cr.i6n personalizada. No venia Ia muerte a ensaiiarse
con uno. sino que actuab a, sobre todo, como una ancha
tenebrosidad que abso.r bia a miles de enfe.rmos o de gue--
rreros. No moria.. por tanto, uno en cuanto indhiduo,
sino como ~Y-
Ko han desaparecido aqucllas circunstancias de muer-
te en ~ounas zonas del mundo, pero en Occidente se ha
olvidado en gnm medida la colecthizaci6n del infortu-
nio. Ahora se muere uno a uno, en muenes tan persona-
l.izadas como queremos que lo sea Ia \-ida y sus consu-
mes.. De esta manera, cada cual concibe una muerte a su
tall.a. tan ajustada como incompartible, mucho mas difi-
cil de asumir.
Hasta la llegada del capitalismo de consumo, los obje-
tos soportaban un uso muy prolongado y, al cabo de un
J tiempo exhaustivo, morian. Una nevera se reparaba y
volvia a repararse hasta un dia en que el tecnico acudia y
dictaminaba su fin. Hoy, sin embargo, el frigorifico, la ra-
dio y el ordenador se reemplazan sin que los veamos pe-
recer.. No asistimos, practicamente nunca, a la muerte de
las cosas, sino tan s6lo a su reemplazo. Nos separamos
de las pertenencias o las pertenencias abandonan nuestra
vida sin que hayan dejado de funcionar o de alentar. S6lo
se van porque han llegado nuevos funcionamientos. No
los arrumbamos siquiera porque hayan envejecido; s6lo
quedan obsoletos.
Como consecuencia de esta repetida experiencia, la
vida se encuentra cada vez menos relacionada con la ex-
tinci6n. En la actualidad, proliferan los geriatricos como
sustitutos de los tanatorios de hace aflos. Aquellos edifi-
cios, de moda en los ochenta, han sido superados por el
apogeo de las residencias para mayores donde la gente
deja de morir y se mantiene en una estabulaci6n indefi-
nida; preservados, a partir de una edad, de contabilizar
246
su muerte, permanentemente envueltos en una publici-
da d que anuncia cada edad, no importa cual. como eel
comienzo de otra vida • .
247
//
I
paiioles confian en cumplir setenta y cuatro anbs y las es-
paiiolas ochenta y tres. Un poco mas y la esperanza de
vida habra llegado a· los cien aflos, una cifra biblica que
hoy por hoy muchos aceptariamos como un plazo razo-
nable para la hora final.
Desde 1950, las expectativas de vida han crecido en
tres anos por decada y la edad de fallecimiento mas
avanzada lleva mas de un siglo aumentando sin signos de
estabilizaci6n. Pero, encima, el valor de Ia edad ha ido
redefiniendose. « El envejecimiento es un problema con
soluci6n», dijo en 2000 el cientifico Michael Rose. En
1980, Ia media de edad entre los que montaban una Har-
ley-Davidson era de veintiseis anos, pero ahora el 60 %
de los motoristas se encuentra entre los treinta y cinco y
los sesenta y cuatro. Es cierto que el fabricante ha mejo-
rado el confort de los asientos, su amplitud y su suspen-
si6n, pero el caso es que los mayores hacen como si fue-
ran j6venes y los de cincuenta y tantos se comportan
como los de cuarenta y tantos de hace unas decadas.
Bette Davis obtuvo su Oscar a los veintisiete aflos y se
convirti6 enseguida en la estrella mas cotizada de la War-
ner, Audrey Hepburn parecfa una nina cuando a los vein-
ticuatro ai\os rod6 Vacaciones en Roma y gan6 un Oscar,
Marlon Brando era un dios a los treinta ai'los con Un
tranvfa l/amado deseo, Clark Gable, Jane Fonda, Barbra
Streisand, Steve McQueen, Warren Beatty, Silvester Sta-
llone y casi todos aquellos de los que se habla cuando se
habla de cine eran famosos antes de cumplir los treinta.
Sin embargo, en los Ultimos tiempos, apenas un trio
-Tom Cruise, Julia Roberts y Jodie Foster- logr6 el estre-
llato sin haber llegado a la treintena, mientras Sean Con-
nery, AI Pacino, Robert de Niro o Hanison Ford hacen
papeles de heroes. Y si del cine se pasa a Ia musi~a o a Ia
danza, sucede algo por el estilo. Desde Bruce Spnnsgteen
248
,
249
,:"
I
I
I
de desinto.'i.icaci6n. ni sanatorios, ni instalaciones para
purificarse mediante el a.}uno ala manera que se conoce.
En los lon0 edry centers puede encontrarse un poco de
todo e.so, pero son, en primer Iugar, emplazamientos
adonde se acude en la franca busqueda de lograr vivir
mas.
i En NueYa Jersey, el Longe'\ity Institute International
:dice en su propaganda: «El paso de los anos es ine'\'itable
:pero enYejecer no.» Es decir, tener un cuerpo con anos
•no pue de evitarse (toda,:fa), pero la edad si. 0 bien: en
addante, la edad sera s6lo los anos que aparentemos,
puesto que la apariencia se impone ala esencia y la n!pli-
ca al original. Ellook, en suma, tiende a convertirse en Ia
exclush-a unidad de cuenta valida dentro de un universo
de cuerpos fingidos.
1 La vejez desaparecera y s6lo moriran, por tanto, cuer-
1pos j6venes, operados, clonados, injertados, inyectados,
con lo que la muerte habra mejorado definitivamente de
Jcara. Pero tambien, incluso, de olor, porque ahora los la-
boratorios japoneses Shiseido, unos de los mayores del
mundo, venden un perfume destinado a borrar lo acufia-
do como el aging odor (el olor de la edad). Una peste de-
bida, seg(m las investigaciones del mismo laboratorio, a
la segregaci6n del acido palmitoleico que se empieza
a emitir a los treinta anos y es diez veces mas abundante
en una persona de setenta anos que en otra de cuarenta.
El mundo dejara asi, tambien, de revelarse inmundo.
250
us ii
LA AVENTURA Y LA MUERTE
251
... I
I
252
provee vuclos e n avJones supe rs6nlcos de eomb:n e MIG·
25 hasta los limitcs d e la atm6sfera y a una velocidad dos
vcces superior al sonido. Tambi~n organlza viajes p~ra
probar Ia falta de gravedad, osadas expcdiciones a Ia An·
tartida y buceo en aguas plagadas de geiseres.
El Raid Gauloises es el nombre de lo s juegos olimpi· '
cos de deportcs de aventura. En 2002 el escenario se si·
tu6 en Vietnam y la competici6n exigfa atravesar 1.000
kil6metros de selvas empantanadas y montanas boscosas
a una temperatura de 45 grados en menos de scis dfas,
utilizando s6lo una canoa o una bicicleta. En Espana,
donde exis te la Copa de Espana de Deportes de Aventura
(CEDA), se disputan medio centenar de carreras de aven·
turns al ana, una cifr a fnfima en relaci6n con las 500 que
se celebran en Francia, pero en veloz progresi6n. Pana-
ma Jack lanz6 unas sandalias con el nombre de «Adven~
ture» yen el anuncio se inclufa un texto que decfa: «Pa-
nama Jack parti6 con el proyecto UR 2000 hacia una
nueva aventura, el descenso en canoa por el Bhote Kosi y
el Tamur, los grandes rfos que nacen en las montanas del
Himalaya. Mas de un mes explorando caminos de tierra,
a ire y agua. » Los deportes extremos buscan producir
muerte ficticla de Ia misma clase d e la vida que tcnemos.
Vida y muerte de consurno capnces de intercel mbhtrse fi-
guradamcntc entre sf.
No s6lo 41lgunos locos se alis tan a hora en expericncfaB
cx rremas. En sus dlstlntas cspeclalld;Jdes, Ia indwHria de
vlajes de aventura hn atnl!do ya a m~s de J 20 m illo ncs d e
personas e n l!stados Unidos y IHs vlchltudcs comprend ·n
d csde dormlr en el jerg()n mds incornrJdO a crmtrac r Ja
mu1nrla, dcsde Ju prububilldad de romp ·rsc un. declo a scr
dcgollttdo. ·
La Fodor's 1'ravcl f'ubllcatiOH, que cdlta gufas de vaca -
cloncs, public6 en 1997 un Hbeo de Pc::tcr Cullman donde
253
r-··y·· F
I
I
a las que pueden entrcgarse los viajeros (el cattle driving,
el tornado chasing, el iceberg tracking, el heli-hiking, etce-
tera) y e1 flirt con el peligro posee sus propias revistas,
sus premios, sus programas de televisi6n, su festival de
I cine en La Plagne, sus clubes y agendas de viajes.
I
La sociedad occidental, mas que una «sociedad de
riesgo», es una sociedad en la que se comercializa, sere-
calca Ia amenaza, instala el atentado en el vecindario,
multiplica por todos los medios, por todos los media, la
omnipresencia del terror. El miedo se une a la cotidiani-
dad y asf la cotidianidad adquiere formas de aventura ex-
trema: el miedo a Ia inseguridad, el miedo bursatil, el
miedo a Ia enfermedad, el miedo a la inmigraci6n, el mie-
do al terrorismo, el miedo al otro. El panico ha dejado de
ser una emoci6n reservada a los margenes y se ha insta-
lado en el centro del sistema: antes el sistema nos expo-
liaba, ahora debe preservarnos. .
(La libertad? Lo de verdad valioso es la seguridad.
Aqu£ no puede ocurrir es un libro de Joaquin Estefanfa
(2000) en el que se narran las consternaciones econ6mi-
254
cas intemacionales sobrcvenidas desde 1987 Y que han
sacudido el coraz6n de millones de. habitantes, pero del/
mismo orden pueden considerarse, en lo cultural, obras ·
como El choque de civilizaciones, de Huntington, El fin
del hombre, de Fukuyama, lA revancha de Dios, de Ke-
pel, y tantos otros tcxtos que merodcan en torno al mie- '
do real e imaginario, Ia amenaza determinada o no.
lOuien puede, en fin. decir ahora que no sobrevendrA una
catastrofe nuclear? c. Un ataque con arm as de destruc-
ci6n masiva? c.Ouit~ n puede asegurar que aquf no puede
ocurrir?
Jean Delumeau, en El miedo en Occidente ( 1989), re-
cuerda que, hasta la Revoluci6n Francesa, sentir miedo
era una indignidad; una emoci6n que Montaigne asigna-
ba a las gentes hurnildes e ignorantes o una flaqueza que
no correspondfa a la clase de Ia que procedfan los heroes
y los caballeros. El valor hada nobles y el miedo indig-
nos. Ahora, sin embargo, no es vergonzoso sentir miedo
ni tampoco jugar con su ficci6n. Vivir con miedo, incier-
tamente, es de caracter posmoderno, y cuanto mas ame-
naza se sienta mayor sensaci6n de vida se recibe.
255
en el que se brindan instrucciones para el caso de aden-
trarse en arenas movedizas, precipitarse desde un avi.6n
sin paraca1das, caer al mar denu·o de un coche, verse
atacado por un caimfm y asi hasta «40 casos de la vida
diaria».
No es extrano que, con esta apreciaci6n de lo real,
un estudio del Pew Research Center revelarn que el 64 %
de los norteamericanos esperara un ataque terrorista
sobre Estados Unidos. Ahara, gracias al 11-S y las im-
pre\·isibles consecuencias terroristas de la guerra de Irak,
el capitalismo de ficci6n se ha abastecido de panico
para muchos ai\os, y tal resetva de miedo, como la re-
sen'a de cmdo, ha procedido precisamente de los mis-
mos pafses Arabes. Mienu·as el capital econ6mico esta
aquf, las reservas energeticas se encuentran siempre al
otro lado.
La vida cotidiana es ya X-treme en casi todo el mundo
y Estados Unidos, centro del espect<kulo, de las finanzas,
de las tecnologfas, es ahora tambien el maximo consumi-
dor del temor. En general, el producto de pavor bruto ha
crecido exponencialmente y la cotizaci6n de la existencia
ha ascendido como fuera impensable hace poco. La vida,
cualquier vida vulgar, se ha entonado gracias a la alarma:
antes se podia morir en cualquier momento, pero ahora
'f
{
lo principal es que nos salvamos a cada instante. Desde
la pequefia probabilidad de que sucediera algo, se ha pa-
sado a la inagotable celebraci6n de que no venga a ocu-
rrir nada. Lo que antes era desecho, tiempo ordinario o
t basura, se ha reciclado en fragmentos vividos de primera
'
••
clase. La existencia ha sido, en fin, enaltecida gracias al
terror, y los beneficios son cuantiosos para el desarrollo
del sistema: la libertad sin condiciones se ha sustituido
''
~
;
por la libertad condicional, y acaso sin fecha de conclu-
si6n determinada. El terror trasmuta la demanda de li-
256
•
••
t
)Ct1ad en dl:!manda de seguridad, hasta llegar a un punto
!n que la una se confunde con Ia otra y las medidas poli-
;iales presentan a Ia autoridad extrema como provcedora
:le vida libre. A mas medidas de seguridad mas vida po-
;ible, a mas autoritalisino mas democracia. Solicitamos
1taduras suplementarias como si demandaramos mayo-
~es oportunidades, reclamamos una seguridad X-treme
para Ia maxima libenad disponible. Nunca ha de parecer,
as{, bastante la protecci6n, el control. Ia inspecci6n con-
r.ra el acecho. El ten-orismo resulta, de este modo, el alia-
do natural dd poder, porque mientras siga existiendo te-
n·orismo padeceremos inseguridad y demanda remos
policias, del mismo modo que en la sociedad medicaliza- .
da, donde todos somos enfermos, no hacemos otra cosa \·
que pedir farmacos.
lLuchar contra el ten-orismo? Mientras impere el ca-r
pitalismo de ficci6n, el terrorismo no desapareceni: he '~
aquf el senlido de Ia «guerra infinita». El tetTorismo no
desaparecera ni mediante Ia fuerza ni mediante Ia nego-
ciaci6n: la fuerza lo vigoriza, Ia persecuci6n lo dignifica,
pero Ia negociaci6n es por completo imposible. Cual-
quier asunto que fuera negociable dejar{a de constituirse
en amenaza verdadera; todo aquello que se transacciona
pierde contundencia y valot: El tetTorismo, pues, en cuan-
to pane del «intercambio imposible», es lo opuesto al
mercado, y significa Ia ruina de los anteriores capitalis-
mo de producci6n y capitalismo de consumo. Pero, sor-
prendentemente, no la ruina del capitalismo de ficci6n.
Porque en el capitalismo de ficci6n, el contravalor del te-
rrorismo se deduce no del cara a cara efectivo del canje
sino del •efecto especial», no del intercambio de bienes,
sino de Ia incanjeabilidad del mal, su irredimible parte
maldita. Gracias a esa aporia, el terrorismo y la «guerra
santa• se constituyen, dentro del sistema, en el propul-
257
sor del suceso superreal, la fuerza de conversi6n de la
realidad en ficci6n y de la ficci6n, una vez «realizada» ,
en realidad X-treme, tal como prob6 el suceso ambiva-
lente de las Torres Gemelas y la continuidad del conflic-
to belico iraqui en las pantallas de la televisi6n mundial.
258
L
el gobierno policial. Rogamos que se instalen escaners,
controles de rayos X, registros inmediatos, in£ormaciones
cruzadas, en la complicidad de aceptarse amenazados,
en la inminencia de un ataque aniquilador. El terrorismo
nos traslada par6dicamente a los tiempos medievales, 4
tiempos ancestrales de fatalidad y muertes; pero, por otro '
lado, nos conduce al futuro insinuado en la ciencia fic-
4
•
ci6n de Blade Runner y Desaflo total, estampas de fastuo-
sa convivencia con el caos y el desorden, con la fractura 4
del tiempo y sus sucesos sin hilaz6n. 4
4
•
4
41
•
~
•
~
•
••
..
•
•
•
••
•
41
259
•
4
..4
·-·
•
~~'<UlU.SI$iij"" · llol•llollrii,~Y~:...Ail.,iliMIIIJiil!ollo.4il~-..,_..._,_~w-;~r-•""·-"'-....-
~dCICl --
....
~ EL PRESENT£ DISCONTINUO
-
~·
260
----------- -·· -·· ..
261
r-~----·.
'•
262
- - -·------------· -
263
I_ _,
·•
~
~
s-
~
des. Adictos al sensadonalismo. obtenemos nuestra ra-
d 6 n de estupefaciente y como dependientes esperamos
a\idos Ia nue·va edici6n del accidente, el cposinstame• de
.....-.. la instantanea que pro\·eera una estimulaci6n mas.
~ La posrnodemidad, toda ella, es un cpost• de lo ~i\i
IIIII[' do, y nos situamos dentro de ella como en un lapso pro-
4
rrogado de la modernidad, un falso explosh·o mas hacia
~ otro proyecto inexistente. Nuestro tiernpo es • post• en
~ q cuanto continuidad llquida del siglo solido que fue el si-
-c
. glo XX. Nuestro «post• , en la sexualidad, en la ciencia o
...
~
264
1
265
s~me dond culmino el tkmpo y todo rebot<\ contrt\ \.m
futuro inda:Stic'o mie ntt1\S l<\ vid ~:\ es dd'lnitlvmne nte un
a rtcf,\ ' t para en~ ayar expc:-denc\as dentro del uni\'erso
de fl c\6n?
Dl:'vhe-cho e\ eomprornLo po\il\ o. relntlvl.-.ncto el d ••
~r moml l' ,'(!\do e-l m~s alM person, l y nrn,inndos lo~
P''ro s.C\8 , uc\~\" , el prese-nte d\s.contlnuo f-orn ntn ol b \l·
l n h' rnn l't .• cl jnt'~ C'('~n el s~xo y con ln m \. , on
l. \"('l'\h.\ l ·y ~us Yn~~ m't's. E::;tc flh·t. Tfid \~ fi su e'Q\\h' d ·
(h.\d. s &\,\)'~ \-, s
npuesH\S )' p rv\\'e en perm~ nt'nlc n')\.\·
d~urt.~. · Hm\n,., p r \ mto h\ f\m.\Hdt\d y m:t\bt\, ~n un~~-
\\ "n d.u., n h.\ t\~n\cnd~ cnmp~m~\,h:\ dd Fin. vidu s~
t~~ tX's •nh~ os£ t:-Omo \\\\ p~t\.hn-able objdo l " tkck~n. E.l
m, :'~:hn oqe-to dd que \~\l~ r~e purn \'er ~6rno succ\.l "
mdo e~to, cOm p!:\S!\ lo (lue te~~\ que pasm~ t\ la maner!\
thgt-:mte de un \'ld jue~o. X-ti'~IHC!. 'nmto G~ot'ge on,·e\1
t'omo ~b~ W bet' pr'Onos uc~u-on un mundo futuro esta-
bl~ y pr~dedble. pero en s u Iugar ha sobt·e,·enido w1
\ mt ulo dc.slxx.'Gdo (G\dd~ns) y b emergencia se ha erigi-
do en Ia coartada d;ios gobiernos que, no tenie ndo
progr-ama alguno, se apoyan en las medidas de excep-
d 6n. Vhimos la «tiranfa de Ia emergencia» (Binde), sien-
do la emergencia un estado intem1inable que no deja
oc.asi6n para que Ia realidad se asiente, se realice. Y su
ausencia es ficci6n.
\\
266 '
'·
------ - ----·- -·- ·- - -------- ···- ··
267
,- ...
------------------~--- ·- -
-~
f ;:t.U ' ... M~f~"to 8l nu~-.\ dtst-'I.Q....."i.c-1 'l y l''\..~n~ a cons-
titt.U.rt"N ~n rus U:$tt;.uio,s -~~t ~ Este ~ cl p..~r..td(jiro
f Ji ~~u ~ b ~-·ul~tiz-dci61\. cl ob~qut.o dcl fin d~ bs
f id~\)~ ~<:..J:S ')~ d~ la co.n !id6n apduid:.\ en l3: gtob.:l.Ht:adon~
r la \i\.U pu.."'-t a nu~tr:.\S m..mos ~.ro d"'$pQjada d~ gt"".lnd~
f l:a, ~ un ladv \i~,n~ a ~.r mCQ.tnpru-abl~m~nte m~nos de
268
t'tnnn ~.tp;.ldOn de bs gn1esus m~nos de los dios~-s y su dis-
po...~d n d~·m ~f1uca para el quehacer mas , ·ulg-..u: Ahora
se t~'.ibe la \ida gr:lcias a que- los pad~s de-sc;-an im-ertir
sus. nho1TOS at tal adquisic.i6n. sea a traYes de un p~
dimiento sexual u otros sistemas. Nada. pues. de grande-s
mibgt"OS ni coyundas demiurgicas, nada de leyendas ni '
de auspidos c6smicos. Los p.<1Cires, a t.ran~s de un caku-
lo, phmifican , y yendo las cosas razonablemente obtienen
un hijo con una vida bajo el brazo, que se anade a Ia vida
bajo el brazo que ellos mismos portaban para vhir. E1 fi1-
me. entonces, se agranda, el campo de visi6n se complica.
Cuanto m as se han desarrollado los seres humanos
como espectadores genemles del mundo, mas se redon-
dea la vida en tanto que objeto de ficci6n. En la medida
en que nos hemos fonnado como espectadores aprecia-
mos distintamente que una cosa soy yo. espectador, y
otra mi vida, el espectaculo. 0 bien: de Ia misma manera
que en el capitalismo de producci6n el trabajo nos enaje-
naba de nosotros, en el capitalismo de ficci6n Ia tele-vi-
si6n, la visi6n a distancia, nos enajena de la vida, la sepa-
ra de nuestra identidad y la convierte en producto aparte.
«Cuanto mas contemple el espectador... las imagenes do-\
minantes, menos comprendera su propia existencia y su
propio deseo. A partir de este momento estara separado ·
de su vida», decfa Guy Debord (2000).
Vivir de esta forma, separado de la propia vida, no es
de ninguna manera desgarrador. Todo lo contrario: com-
porta no pocos provechos psicol6gicos y materiales. La
gran mayorfa de los manuales de autoayuda se dirigen .
precisamente a instruimos en una contemplaci6n distan-
ciada de nuestros conflictos, de nuestras actitudes, de
nuestros errores, para poder gobernar las penalidades y
llegar a disolverlas. Tomar los problemas personales en
terminos objetivos, interpretar ·las contrariedades como
269
. . ····----- -- - -
u\ ~rt ,s ~b~\fk hbs y l.\s etn<.)\.'i ' n . . ~ l.'fH\\1.': dis{ :'1~\t\Y\)S \n-
• ' st~~\hl s, ntribu~ ' a ct \'\~~\r ld~t s, t.: n\.\u t~'\S n '·
! s,~th , S, y p\'\..'tlb:pon¢1 ·e \)t\ft\ l~ fu\i ' \dt\d, ('\' \.H \ hucn
'i
I ~ ·It le i mi~mo. en dd\ nith , t~('uicr-e ~~dnd\r d ~ ,
i.
l
I Un~ ~~~ ·o • ~ , d scr qu~ eo'\~m\m.\ y nspirn u mt\1\l,\l\r ~n
l1 \id~ y t"~tl , ln h~ .:kn~h.\ \ 'tt:.\1. l-n Yi h,, no debe ofu · 3l"'
nos pot'(tue n osotrus son1 · jt-n\rquk~uncnte mt\s: son1os
lus pmpictarios de ese fuudo qu~ sc dcspH~g'' com o un
parque tem~\ti o, bi ~qufmiro. simW \ko y l~Ct~ativo ant(!
nosou 'Os. Porque un:\ cosa, en fin, soy yo. inmortal, extir-
pa.do de muet·tt!, y otra cosa es la vida, un objdo aca ·o
p~t-ecedero. El maxim o objeto de Ia R ·ci6n.
II'
Entrenados como estamos para escoger en el hipermer-
cado, para formar nuestras identidades en lntexnet, para
cambiar nuestras apariencias en las reuniones o nuestro
270
______________ ____ -·.. .
271
~~~~~
.--~
-;~~~
· ~~~·~
·~~.~~~~~~~~~
~ '
•
~
cha. c:C6mo no pensar en ella tambien como una pdicula
J
que segregamos orgfmicamente a la vez que la seguimos
5 como el mas interesado jugador interactivo?
i La vida en el capitalismo de producci6n se decidfa en-
i tre el estruendo de las grandiosas maquinas industiiales,
t la vida en el capitalismo de consumo se desatTollaba en-
tre los jingles de los reclamos comerciales, la vida en el
• capitalismo de ficci6n se juega entre el centelleo de los
•i aparatos electr6nicos. 0 tambien: en el capitalismo de
producci6n la vida era un producto del trabajo, en el ca-
I pitalisrno de consumo un producto de la compra, pero en
t el capitalismo de ficci6n la vida es un juego mediatico en
el que somos nosotros el dueiio del mando y su persona-
I je. El capitalismo ha ido com·htiendo en mercanda todo
'
t
t
I
cuanto encontraba. Cualquier cosa, desde la alimenta-
ci6n al afecto, desde la cultura a la politica, ha venido
siendo calibrada, tasada y negociada como un bien co-
mercia!. A partir del capitalismo de ficci6n, sin embargo,
ese tratamiento ha llegado basta la vida misma para con-
I vertirla en espectaculo: en absoluto reality show.
J
,'
,
J
',.
t
t
272
DIBUJOS ANIMADOS
273
docena de intcnt.ot, la firma oompnu:ba el acierto de esta
61dma d ccci6n,
Ef~~ttv~mentc, en Ja .rea~W~d caplta1ista, la_ ind~tria
! de fa d1vcr~10n y el entrctc111m1e nto nortcamencana pro-
~ p<>rdf11'\2i hoy m~s bcru:fkio~ que cuaJquier otro sector,
induidab Ja activid~ a<.-roc~padal y la acron{tutica jun·
tat. La irm.t£Cn del CtJpitalismo m~s actual no es 1a lubre-
ga mina d e caMn ni la rutinaria f~hrica de cochcs: es cl
p4trquc de ocio y eJ iuperccmm comc-rciaL El capitalismo
de Hcci6n crca dicmcs C<Jmo nifl,s, fnnumcrahles mcr-
cartdM que actUan comt> g()losinas y c<:ampafJas persona·
Hzadil& que sc percibcn como mimos.
Lo que bu~ cl nuevo c~pitaJ ~mo no cs haccrse temer
sinrJ que rcr. J facersc d~ar como un sistema bicnhumora-
do e id/Jneo en la prooucci6n de placer y. en IQS peores
momcnv~, haccr.se solidtar como una buena guardcria
dr,ndc .sc cMarla m fib scguro que en la propia ca<wt. Ahora
las emprc!:ta<t gastan milloncs en auscultar nuel>tras vidas,
.i
~ c~uchar nu~t.-ros sucnos, explorar nuestros deseos, ras-
r
~ '
trcar nucstras ncce.sidades, nucs tros males y nuestros vi·
cios, d e ntro y fuera de Ja red. •iOu~ tal?• •tC6mo estas?,,
I
d ice Vodafone. «Pcnsamos en ti JJ , j!Crcam os para ti, , repi-
ten unos y otros. Que nos sintamos queridos es Ia primcra
condicion, ha entendido el s istema, para que compremos,
' 274
•4
El capita)ismo de producci6n era triste, el capitalismo
de oonsumo era tri\-ial, pero el capitalismo de ficci6n es tri-
lero. El capitalismo anterior buscaba ganar a cualquier
precio, pero eJ capitalismo de ficci6 n pretende ademas gus-
tar: El primero era ngido, el de ahora es flexible, mediatico,.
m ediador. El pdmero era adusto, disdplinario, macho,
mie ntras el segundo adopta los modos de la feminidad, del
mundo del parecer que ha presidido a1 modelo social feme-
nino. Ambos son maquinarias de explotaci6n, pero mien-
tras el capitalismo de producci6n era desaseado, el capita-
Hsmo de ficci6n se lava y maquilla minuciosamente.
Precisamente, Ia palabra ccosmetica" proviene del f
gricgo cosmos que signjfica orden, pero tambien mundo, \
universo. Maquillarse es el gesto de cponer en orden• el :
rostro antes de exponerlo al mundo, la acci6n de cance- '
lar el rostro como naturaleza real para revelarlo a los de-
mas en cuanto artificio. Un artificio que, parad6jicarnen-
te, se tomaba como la apariencia apropiada. 0 mas que
eso: en los principios del maquiJlaje las pinturas, los pol-
vos, acreditaban la realidad del rostro, garantizaban que
su materialidad organica estaba allf porque de otra for-
ma los pigmentos no habnan podjdo depositarse. Eran
ficci6n pero, simultaneamente, testificaci6n. Ocultaban
La preexistenda para concederle existencia. Y mas aun:
para otorgarle circulaci6n, aceptaci6n, valor -de cambio.
Lo real se hacfa ver a traves de lo falso y gracias a falsifi-
carse obtenia realidad.
Para la mujer servirse de la cosmetica ha significado,
de hecho, lograr una apariencia (falsa) que respondiera a
la (verdadera) expectativa de belleza inventada por los
hombres. La mujer se maquillaria, se falsificaria en con-
secuencia para agradar al hombre, pero a la vez para po-
seerlo. Se disfrazaria para darle gusto y para engatusarlo ~
al mismo tiempo. Se disimularia para evidenciarse. \
275
I
I
If S igruficativamente, el capitalismo de ficci6n, altamen·
~ te femenino, tiende a comportarse igual. Si Ia feminidad
' fue una construcci6n basada en el deseo masculino, el
, nuevo capitalismo b usca constituir su crostro humano•
P de acuerdo con las sondeadas preferencias de Ia dientela.
I ) En este capitalism~ de ficci6n no habra obreros sino co·
i laboradores. se oh'ldara la clase social y en su lugar s61o
se tratara de clases de vida; Ia dependencia salarial se
I fundira con el accionariado y Ia producci6n en serie de·
! caeni ante Ia oferta personalizada. lejos de perec.er ,icti·
! rna de sus contradicciones, el capitalismo ha evoluciona·
1 do cambiando la simple explotaci6n por la turbaci6n, Ia
I imposici6n por Ia fascinaci6n. Efecth·amente se trata t.a n
solo de una argucia cosmetica, pero cQUien puede dudar
•
'
I...
del poder del look. de Ia importancia actual del maquillaje?
••
.-
.,.
El capitalismo de ficci6n procura sin tregua ir fun .
dando una realidad virtual y prometedora como su obra
•
maestra. Porque lo central de esta nueva etapa capitalista
no es, como se ve. tanto Ia producci6n de bienes (buenos
••'
mo de ficci6n. El primero que ha asumido Ia necesidad
de otro mundo es el misrno sistema, una vez que con s6lo
un mundo la intoxicaci6n seria fatal, las contradicciones
lo hundirian y su desarrollo, en todos los sentidos, acaba·
t
• rfa mal. c:Hambre en el Tercer Mundo, la malaria, el sida,
los damnificados de un terremoto, los parallticos cere·
brales, la contaminaci6n de las aguas, los bombardeados
por los B·52? A todo ello atiende yael capitalismo de fie-
cion mediante su fantastico «marketing con causa», el
276
marketing que presenta el ejercicio de la compraverua o
incluso de la guerra, en Ia ocasi6n para hacer \:oluntaria-
mente el bien; que trasmuta el interes del comercio por el f
desinteres de la filantropia. Ahora es posible sah-ara un
nino comprando una I.ampara, proteger el planeta adqui-: ;
riendo un desodorante, dar limosna pagando un predo ;
(justo). ser humanitarios siendo, ala ,-ez, crim.inales.
Nunca antes se habia logrado una simbiosis parecida
entre hedonismo y renuncia, entre egofsmo y munificen-
cia, entre destrucci6n y reconst:Iucci6n. De manera que
el mundo, cuando parecia censado y cerrado, se ha do-
blado en una esfera enriquecida de ficdones. Ahora no
hay actriz, modelo o cantante famoso que no se haya
com·ertido en un benefactor de algo o alguien; y todos, a
la vez, queremos ser anistas, actores, personajes de la te-
levision. Empresarios, incluso, porque no hay empresa
que no alardee de creatividad, de fondos eticos, de un c6-
digo con responsabilidades sociales o una estrecha rela-
ci6n con Greenpeace. El capitalismo de ficci6n ha gene-
rado estos inesperados paraisos de bondad.
cEnajenaci6n? cExplotaci6n? Las maquinas tradicio- f
nales no permitian la ambigi.iedad: el trabajador se sentia !
sometido a la maquina y controlado en sus ritmos de tra- \
bajo, pero, hoy, las pantallas interactivas, las palms, los !
ordenadores, no parecen conminar sino prestarse para J
recibir 6rdenes y formar un circuito de complicidad. El ~l
obrero manual no ostentaba los medios de producci6n y -
su eficiencia dependia de las propiedades del capital,
pero el trabajador de Ia nueva economfa posee su medio
de trabajo, el conocimiento, con el que se desplaza de un
Iugar a otro y, con frecuencia, la organizaci6n parece ne-
cesitarlos mas a ellos que ellos ala organizaci6n. cD6nde
hallar pues la alienaci6n? Ahora aumentan los trabajado-
res autoempleados, disminuyen las operaciones repetiti-
277
vas. crece la autonomfa, se remunera individualmente, la
dependencia se confunde con la interdependencia, se
premia la iniciativa y la invenci6n. Nada que ver, por tan-
to. con los tiempos del capitalismo de producci6n y sus
cadenas donde el cronometraje de las tareas acentuaba
el desmenuzamiento cosificador y, como consecuencia,
aglomeraba la conciencia de los explotados. Ahora los
sindicatos se ven con pocos afiliados y cada dfa pierden
· mas. «En esta compaiHa todos somos duefios, (.para que
necesitamos sindicatos?>>, deda Jeff Bezos, fundador de
Amazon.com. (.Para que sindicatos en un universo donde
la menci6n de «lucha de clases» se ha convertido en mea-
ninglessness, segun The Economist, y donde la palabra
«obrero» ha pasado a ser una obscenidad?
278
rarios, se va trasmutando en un paraje homogeneo del
capital multinacional. El suefio capitalista es disiparse
como sistema de coerci6n y filtrarse en nuestra existen-
cia como un ambiente.
Durante mas de dos siglos, el capitalismo fue perfi-'
landose como un compacto sistema de producci6n y or-
ganizaci6n social; su cuerpo era palpable, su respiraci6n
era ruidosa y su funcionamiento generaba consecuencias
sonadas. El capitalismo servia para los intereses mani-
fiestos de unos y actuaba con desfachatez perjudicando a
otros. No trataba de ocultarse: ni maquillaba sus fines ni
eludia su condici6n. Habitaba entre nosotros con el des-
caro de una impetuosa formaci6n. El comunismo, cuan-
do trat6 de desbancarlo, fue el primero en reconocer la
fortaleza de su caracter y la necesidad de rebuscar en sus
contradicciones para que sucumbiera desde su interior.
Desde fuera, el edificio capitalista resultaba inexpugna-
ble y acaso s6lo era posible minarlo, acelerar su veloci-
dad interior para que se matara. Es decir, atizar sus co-
rrupciones para que se descompusiera, esperar al cenit
de su injusticia para que enloqueciera, el infarto de su
codicia: para que le cegara el coraz6n.
Lo ventajoso en todo caso para Ia lucha contra el ca-
pitalismo era su facil identificaci6n y su obscena exposi-
ci6n clasista. Esta nitidez se desvanece, sin embargo, en
brazos del capitalismo de ficci6n. Mientras en el capita-
lisrno de producci6n y de consume se hacfa efectiva Ia
denuncia contra la alienaci6n, en el capitalismo de fic-
ci6n la alienaci6n esta alienada y nuestras expectativas,
nuestra cultura, se encuentran ligadas al capital. Hace
cincuenta afi.os el sistema capitalista constituia, para
gran parte de la izquierda, un nefando enemigo a batir.
Ahora casi nadie de ese mundo envejecido se encuentra
en condiciones de guerrear porque el capitalismo, a fuer-
279
,~·~-~c~·~~~~~~~~~~~~nM~~~--m~~-~~~~----
f
('
~ i za de reproducirse, se ha convertido en el gen primordial
( de lo polltico, de lo economico o de lo social. y cnda una
''
I
· nbmlados. Ahorn cada c.uul snbe nad4'r. se ha personl:\li·
zado _eJ ejercicio fisi o. han profesionflli7.ndo el ej~rcito,
se han nbit-no pnrques m\turnles y lt\s mnnifcstuclone.
sou f"(:'stiYUS como cnrnn\'ules, benditos portonlcgres h"·
l cin un nuevo mundo todn\'fa sin co rw~ ' l6n. Po•-quc tl'e·
I ' 'olu ion hu it\ d<'ndc!? Ahorn el cnpi.tuHsn"\o hn dt."'jndo le
I ser esto o nqudla pa r'L serlo cnsi t<)<lo o 1" \'<'l y su nntn·
I rnll'tU\ hn ido \'01\'l~ndo~~ um S0bt•rbio que hn ns\.H,\Ido d
rosn-o d<" ln futn\icl~\d .
l En ln pt~p("ridad. ~n la crisis, en ln oh\ d(" dcsplclus,
~ en tu suerrn, el cupitnlismo burlt\ su ondklon de sistc-mu
J
,
tr
t'
purn pt't'Sentnrse como uo d~stino, ln ~\tt.!tTn \'t int.' \'itnblc »,
ln tmicn n:.\ turul~z:\ «fundonal», la \'nh::u culturn que
«Cucmta». Y ~lobal, po rque en su intt'rior los obreros, los
~ologistas, los futbolis tas, los suiddas. el placer son fuc~
tores que se miden y pond~t-an como cost~s o bendidos
I dentm de su placenta de valor. Todo se ahoga, flota o se
bautit.a en su soberana inundaci6 n.
r Cada categor(a de nuestro mundo se encuentra as!
ante el sistema de pesas y medidas que el capitalismo ha
extendido como un estadio de civilizaci6n. Tanto en la
fase del capitalismo de producci6n (desde finales del si-
glo xvrn hasta mediados del siglo xx) como en Ia del capi-
talismo de consumo (desde los afios cincuenta hasta Ia
cafda del Mut·o de BerHn, en 1989), el sistema era s6lo
una organizaci6n posible, expuesta a sus reveses morta-
les y al embate de la Revoluci6n. El capitalismo de fic-
ci6n, sin embargo, es por definici6n infinito. 0 bien: el
gran triunfo del capitalismo consiste precisamente en su
desmaterializaci6n; en Ja permutaci6n de su consistencia
280
por ln evanesccncla y Ia perdidn de rt\dicacl6 n en bt!nefl-
cio de In trnnspnrencia. 0~ hecho, ln inmt:lnsa m aycwfA O(}
los t\\ltores se refleren hoy al sistema sin tldjel ivnrlo de
Cf\pitalist(l, no importn lo 6nticnpitnlisws 'Jlle fuernn en
S\.t pnsndo . Touraine y Bdllll)mt\n ~ esta soclt>dnd •nos·.
indu~trlul», Gickkns «modemidud turdru-.., Albrow «ern
g\l..)bl:\1», Cnstdls ~<soc l edt'd de 1~ lnfornlndon,., 0~ k «SO•
cledncl dQI rle:-go>~. Y wdos hl\n dis,:\IITldn nnvrgondo n
bordo ell! ln 11 nt\t'VO e ~onomfu~ como un hd ' ho de lu evo·
luc16n,
281
que s6lo aspira a ser «virtualmente»; y mas en cuanto
que es una oferta directa para la que no hace falta espe-
rar ni bregar. Las ciudades gozan Ia condici6n de los par-
ques tematicos, las empresas se disei\an como centros de
ocio, los museos se inspiran en Ia arquitectura de Disney,
Ia actividad central reside en el divertido centro comercial.
Una de las acepciones de la palabra ficci6n es simu-
lar, fingir, pero la otra es ((dar forma», «modelar», «for-
mar». En conjunto, el capitalismo de ficci6n, en sus esce-
narios y en sus mensajes, promueve un modelo de
habitat donde se logre vivir amparados y contentos. Un
rnundo de seguridad frente a1 teiTOrismo, un mundo de
creatividad (labo ral, comable, ociosa) frente a la rutina,
un mundo de aventura frente a Ia normalidad, una ofcrta
de presente discontinuo (sin pasado ni futuro) do nde vi-
vir sin cesar. La m ovilidad laboral, los amores cambian-
tes, Ia comunicaci6n instantanea. la omnipresencia del
suceso, suspenden la inteligencia del proceso y dejan en
vilo el fastidio de lo racio nal. Se vive de milagro dentro
d e un milagro: capitalismo fulgurante, omnipresente, te-
rrorista, dueno del bien y el mal. El sistema es nuestro
continente y nuestro posible contenido, nuestra existen-
cia y nuestro estilo. (Rebeliones? (Soflamas? Cualquier
insurrecci6n o algarabla es materia prima de primera
clase en la sociedad del espectaculo y en el cenit de su
funci6n.
f Finalmente, el capitalismo de producci6n era. en su
! rafz, un capitalismo faJico, autoritario: el cuerpo del pa-
! ,; tr6n. E) capitalismo de consumo fue durante su breve in-
! i, tervalo un canon ambisex y lo significaba la desconocida
~. igualaci6n de sexos. Ahora. el capitalismo de ficci6n es
1
{-
l eminentemente un compuesto de inspiraci6n femenina.
Mas horizontal que erecto, mas apaisado en las construc-
ciones (aeropuertos y estaciones, centros comerciales,
282
--------------~~
283
)
~ da ha girado h ada la lriviaHdad, el sexo hacia el color
pastel, la ensei\anza hada la distracci6n . El mundo, en
general, tiende a simplificm-se como si se vertiera en una
cdici6 n infantil, f~cil d~ entender. fadl de tragar: tan ele-
m entalizado como le gu ~ ta al patr6n norteamericano,
simple como la gran papilla planetaria que tiende a lo-
grar el proceso de homogenizaci6n global. Es decir, tan
l cercano a un perfecto gui6n de dibujos animados que en
cualquier m omenta puede h acernos creer inmortalcs si
t, es que , descuidadamente, no nos h a matado ya.
.~
.
I Madrid, abril de 2003
t
~
'
284
JLUSTRACl6N DE LA CUDr£RTA
285
c:; 'l))i( ~H·Io 0 1110 In ' 0 ' it'd ld .·gond rtlft.' n, . rdo, tll~t n lu·
llOI'.f~ d l de- U'llll\\h~
' n lu cronwt t•n\pl l'~ d mjo •stlm11l u cl ot'rt101\, peru
d l l.llllmlll ('~>' n tu p u-t\lisis. Pnro l b\~ de lu t'cl> •l\( n, opa·
rkn 'ia de 'OH~t·n~o y hwo lo de lo condt·nt..:lo. Los d~1 t cr·
1;\.'lH\: • pt'Ocurnn nsod ,,. su ofkn ' iu u \1110S SJ'!HH, t\Z\11 'S
i . como It\ s~.o·i\t\1 ell.'! ~Hmpie'l.u nu: ·l~nr• . tnl11.:ho mth nllo dd
blmh.'O. Est~ blnnco tc ·nolc\gico, nud cm~ de~ha rc incluso
lf\ tnl'moria de ln suckcbd pnm \mpon ~ rse como una lirn·
pi "~U d~ segundo on;hm. Una St:gundu limpiczn pr0ducl~
dn que suplnntu a h.' prlmera porque no s<)lo la reluva sino
que ln mc:diculizn. Que logra una rcnlicbd clfnica y sa·
r..m tiznda, m<.\s ulln de la simple vida real.
Lns capsulas de los somniferos son azules para evocar
esta nueva rcalicbd soi\ada y los franceses Haman co111e
bleu al cuento para nif\os; historias fant asticas, inverosf-
miles y con d esenlace feliz. Finalmente, la redonda ilus-
traci6n d e la cubie rta alude a la puerilidad del nuev9 esti-
lo del mundo y no s6lo mediante su lactante color palido
sino porque su imagen corresponde a una canica d e cris-
ta!. adquirida fortuitamente en Imaginarium.
286
HEFEH ENCIAS
4
Albcrdi. I. (1999), lA 1111ewz familia espm1ola, M;ldrid, Tau~ 4
rus. ~
Anderson, E. ( 1999), Code of tlttt Street, Nu~va Yo rk, Norto n
& Company.
4
Anderson. P. (2000). Los origellt!S de Ia posm otlemitlad, Bar- ~
celona, Anagrama. 4
Appadurai, A. (1996), Modernity at Large: Ctdt~tral Dimen~
sions of Glv bali:.arion, Minne;:~polis. University of Min-
nesota Press.
•
t
(ed.) (2000), Globali:.arion, Durham, Duke University t
Press.
Auge, M. (1998). Los «110 lugares», espacios del an01zimato,
••
Barcelona, Gedisa.
•
- (200 1). Ficciones de {in de siglo, Barcelo na. Cedi sa.
Baudrillard, J. (I 992), £ / intercambio simbulico y la muerte,
Camca . Monte Avila.
••
- (2000). Pautalla total, Barcelona, Anagrama.
- (200 1). LA trar~sparencia del mal, Borcelona, Anagrama.
•
4
Bauman, Z.. y K. Tester (2002), lA ambivalencia de Ia m o-
4
•
clernidad y orras conversacio nes, Barcelona, Paid6s.
B~ck, U. (1998), lA sociedad del riesgo, Bue nos Aires, Paid6s.
Bejar. H . (2001), Elmal samarita11o, Ba1·celona, Anagrama.
••
287
••
4
•
~·~
t
t
•• Bdl, D. {1977), Las cot1tradicciones CHlturales del capitalis-
mo, Madrid, Alianza .
•
#'
'••
Brooks. D. (2001}, BoBos en e1 paraiso, Ba rcelona, Grijalbo-
Mondadori.
Brooks. R. A.• y D. Frank (ed) {2002), Fl~h and Machitzes:
How Robots WiU CIJange Us, Nueva York. Knopf.
~
•• Bruckner, P. ( 1996), lA remac i6 n de Ia inocmcia, Barcelona,
Anag:rama .
- (2001),1A. euforia perpetua, Barcelona, Tusquets.
•~ drid, Taurus.
Dahl R. (1998), I.A. democracia, Madrid, Taurus.
Dam~r, B . ( 1998). Avatars!, Berkeley, Peachpit Press .
•
288
Debord, G . (1999), Comenrarios sobre Ia sociedad del espec-
taclllo, Barcelona, Anagrama.
- (2000), La sociedad del espectaculo, Valencia, Pre-Textos.
Ddumeau. J . (1989), El micdo eu Occidente, Madrid, Taurus.
De nto, S., y R. MmTis (2001), The Money artd the Power,
Nueva York, Alfred A. Knopf. ·
Dru. J. M. (2002), Beyond Dis n1ption, Nueva York, Adwcek
Books.
D'Souza, D. (2000), The Virttte of Prosperity, Nueva York,
_ Touchstone.
Echeven·fa, J. ( 1999), Los senores del aire: Telepolis y el Tercer
Emonzo, Barcelona, Destino.
Ehrenberg, A. (1991), Le culte a Ia performance, Paris, Cal-
mann-Levi.
- ( 1998), La fatigue d'etre soi, Paris, Odile Jacob.
Elias, N., y E. Dunning (1992), Deporte y ocio en el proceso
de la civilizaci6n, Madrid, Fondo de Cultura Econ6mica.
Estefania, J . (2000), Aqu£ no puede ocurrir, Madrid, Taurus.
Ferry, L. (1994), El nuevo orden ecol6gico, Barcelona, Tus-
quets.
Frank, T. ( 1997), The CotUJuest of Cool, Chicago, The Univer-
sity of Chicago Press.
- (2000), One Market, Nueva York, Anchor Books.
Fresneda, C. ( 1998), La vida simple, Barcelona, Planeta.
Fukuyama, F. (2002), El fin del hombre, Barcelona, Edicio-
nes B.
Gabler, N. ( 1998), Life: 11ze Movie, Nueva York, Vintage Books.
Gauchet, M. (2002}, !.A democratie contre elle-meme, Paris,
Gallimard.
Gergen, K. G. ( 1992), El yo saturado, Barcelona, Paid6s.
Giddens, A. (2000), Vn mundo desbocado, Madrid, Taurus.
- , y W. Hutton (eds.) (2001}, En el l£mite. (La vida en el ca-
pitalismo global}, Barcelona, Tusquets.
Gil Calvo, E. (2001), Nacidos para cambiar, Madrid, Taurus.
289
Gilder, G. ( 1994), Life A/ier Tc!levision, Ntteva York, No rto n &
Compuny.
Gob~. M. (200 1), Emoti011al Branding, the New Paradigm for
Comuctiltg Bra11ds to People, Nueva York, Allworth Press.
Guasch, A. M. (2000), El arte ttltimo del siglo XX, Madrid;
Alinnza.
Guasch, 0 . (2000), La crisis de fa h.eterosexualidad, Barcelo-
na, Laertes.
Gubcrn, R. (2000), El eros electr6nico, Ma drid, Taurus.
Hacking, I. (2001), cLa COI1st r ttcci611 social de qw!?, Btlrcelo·
nn, Puid6s.
llilndy. C. (2001), The Eleplumt cmd tire Flea, Boston , Hm··
vord Business School P ress.
Hardt, M., y A. Negri (2002), Imperio, Ban:d om,, Puid6s.
lluyssen, A. (1986), After The Great Di\•iclc, Bloo mington,
Indinnl\ University Press.
JtHliC$o n. F. (1991), El po.smodc:mism o o Ia lugica clllltlml
dd capiwlis m o avrmwdo, Dr~rcclona, Pakl6s.
JormHn. F. (cd.) ( 1995), Co , cepros!Mirculas sobre Ia Epoca,
Son S0basth\n, Arteleku/Cuadem os 11.
(ed.) ( 1996), Globa/izaci611 y fragmcm taciott del mw1-
do contcmpord~teo , San Scbnsti:in, A•·telcku.ICunder·
n os 12.
- (cd.) (1997), Esce11arios de Ia globali:,aci6n, Murein, Cnja-
.Murcia.
Jones, E. ( 1992), Metr6polis, Madrid, Aliam.a.
Kaku, M . (1997), Visi011es, Madrid, Debate.
Kaldor, M . (2001), Las nuevas guerras, Barcelona, Tusquets.
Kaplan, R. D. ( 1999), Viaje al futuro del imperio, Barcelona,
Edicio nes B.
K.iuchi, T., y B. Shireman ( 1997), Wltat We Learned in the
Rainforest: Business Lesson from Nature, San Francisco,
Berret-Koehler Publishers.
Klein, N. (1999), No Logo, Nueva York, Picador.
'' .
290
KurzweU, R. (1998), The Age o( Spirituals Machines . Nueva
York, Viking.
Lasch, C. (1995), The Revolt o( the Elites, Nueva Yo rk. Nor- ·
ton & Company. .
Lehmann, U. (2000), Ttgersprwzg (Faslzio11 in Modermty ), .
Cambridge, The MlT Press.
Lipovetsky, G. (1990), El imperio de lo e{fmero , Ba rcelona,
Anagr;:ama.
- ( 1994). El creptisculo del deber. Burcelona, Anograma.
Lyon, D. ( 1994), 11w Electro nic Eye, Cambridge, Po lity Press.
- (1996), Posllnodemidc1d, Madrid. Alianza.
Mnffcsoli, M. (2002}, Let part du diable, Pa rts. Plammnrion.
Mat.-lthia, 1.. y M . Salzman (200 I), Tendcncias, Barcelona.
Pluneta .
Menzel, P., y Faith D'Aiuis lo (2000). Robo S apien s: E volu-
tiotl o( a New S;>ec:ies, Cambridge, Massachusett s. The
Mit Prcslil.
Merida, R. (2002) , Sc.xualidades transgresoras. B a rcelo na,
lea ria .
Mine, A. ( 1997), Ln m ondialisation hcureusc, Pads, Plt>n.
- (2000), www.capitnlis m e. fr, Pa rfs. Grusset.
Moore, S .. y J. L. Simo n (2000), It's Getting Beller All The
Time, Washington. D.C., Cato Institute .
Muggleton, D. (2000), Inside Subculture, Oxford, B erg.
Nnisbitt, J. (1994), Global Paradox, Nueva York, William
Morrow & Co.
- (2001), High. Tech fligh Touch, Londres, Nicholas B read-
ley Publishing.
Ontiveros, E. (2001), lA econom(a en Ia red. Nueva econo-
nzfa, nuevas (inanz.as, Madrid, Taurus.
Ondina, M. (2000), lA aldea irreal, Madrid, Aguilar.
Ormerod, P. (1998), Butterfly Economics, Nueva York, Pan-
theon Books.
Passet, R. (2001), La ilusi6n neoliberal, Madrid, Debate.
291
Pesce, M . {2000), The Playful World: How Technology Is
Transforming Our Imagi1tation, Nueva York, Ballantine
Books.
Peters, T. (1992), Liberation. Ma,1agement, Nueva York,
Knopf.
Pine II, B. J., y J. H. Gilmore (1999), T11e Experience Eco-
nomy, Boston, Harvard Business School Press.
Pinillos, J. L. (1997), £/ coraz6n dellaberinto, Madrid, Espasa.
Piven, J., y D. Borgenicht (1999), Manual de supervivencia
en situaciones extremas, Barcelona, Salamandra.
Popcorn, F. (1992), The Popcorn Report, Nueva York, Harper
Collins.
!
~ Postman, N. (1986), Amusing Ourselves to Death, Nueva
I York, Viking Penguin Books.
Poulin, R. {2000), LA violence du porno, Pans, Cabedita.
Preciado, B. (2002), Manifi.esto contra-sexual, Madrid, Edi-
torial Opera Prima.
Pringle, H., y M. Thompson (1999), Brand Spirit, Chichester
, (Inglaterra), Wiley.
;·
Putnam, R. D. (2002), S6lo en Ia bolera: colapso y resurgimien-
to de Ia comunidad norteamericana, Barcelona, Galaxia
Gutenberg/C1rculo de Lectores.
Ramonet, I. (1997), Un mundo sin rumbo, Madrid, Debate.
Rifkin, J. (2000), [A era del acceso, Barcelona, Paid6s.
~ Rojas Marcos, L. (2002), Mas alia del 11 de septiembre, Ma-
' drid, Espasa
Rosset, C. ( 1993), Lo real y su doble, Barcelona, Tusquets.
; . Roudinesco, E. (2000), cPorque el psicoarzdlisis?, Barcelona,
Paid6s.
Sartori, G. (1998), Homo Videns: La sociedad teledirigida,
Madrid, Taurus.
' - (2001), [A sociedad multietnica, Madrid, Taurus.
Schmitt, B. H., y A. Simonson ( 1997), Marketing Aesthetics,
Nueva York, Free Press.
292
- (1 999), Experiential ,\--Ja rketing. ~ueva York. free Press.
Schwanz, H . ( 1998), LA culrura de Ia copia, Madrid, Care-
dra.
Seligman, E . P. (2003), 1.A aurenrica felicidad, B.ucelona.
Ediciones B.
Sennett, R. ( 1997), Came)' piedra. El cuerpo y Ia ciuda.d en Ia
civilizaci6n occiderual, Madrid, Alianza.
- (2000), LA corrosion del cardcter, Barcelona, Anagrama.
Shervert, H., y M. D. Frazier (1994), Psychotre11ds. Nueva
York, Simon & Schuster.
Silver, L. M. (1998). Remaking Edelen, Nueva York, Aaron
Book.
Stiglitz, J . E. (2002). £1 malestar en Ia globalizaci6n, Madrid,
Taurus.
Terceiro, J . B .. y G. Matias (2001), Digiralismo, Madrid, Ta u-
rus.
Theobald, W. Fr. (ed.) ( 1994), Global Tourism, O.xford, But-
terworth-Heinemann .
Todd, E. ( 1999). LA diversiti du monde, Pans, Editions du
Seuil.
Travis, D. (2000). Emotional Brauding, Roseville, California,
Prima Venture.
Turkle, S. ( 1997), LA vida en Ia panta !La, Barcelona, Paid6s.
Vallespfn. F. (2000). El {ulllro de Ia polftica, Madrid,
Taurus.
Vattimo, G. ( 1998), La sociedad transparente, Barcelona, Pa i-
d6s.
Verdu, E . (2001), Adulrescentes, Barcelona, Temas de Hoy.
Verdu, V. ( 1996), £/ planera america no, Barcelona, Anagra-
ma.
Vidal Be neyto, J. (2002), LA ventana global, Madrid, Taurus.
W .AA. (200 1). deSign is, Barcelona, Gedisa.
Warner, M. (ed.) (1993}, Fear of a Queer Planet, Minneapolis,
Minnesota University Press.
293
~ ~··· · ~----------·----
I . .
W<ttwlck, K. (2U01), I, Cybvr,g, LunJrtt~~ {):! tltltty.
l
! Whhaket·, ·~· ( 199'1)1 I;;/ rtn de In J1rllicld docl, tlol"l:CitJIILI, r al-
I tkl;,
I
!i \Vil),lfl"on, lt (\ l.l')e), VltltPaltlty 8rr le1ie~: '/'he t\f)ltt•ff,JIJ ... of'
l'tf't~llriUI)\ Ldndl'l1s, lh.lutl ,\g~.
1
\\'tM, M, J, (\ 1)1)\))1 11M lfllfelltliHIIIf.l llt /1('olllilll.\\ Nucvll
)\II"' 'l'it)\t'll t\•hlk!o!,
294