Auto Del Libro de Isaías

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Educación Cristiana


Instituto Bíblico “Juan Alfaro”
Maracay Estado Aragua

PROFETAS MAYORES

LIBRO DE ISAIAS

Integrante:

Christihantx González C.I. V-19.655.652


Auto del libro
Isaías 1:1 identifica al autor del libro de Isaías como el Profeta Isaías.

Fecha de escritura:
El libro de Isaías fue escrito entre los años 701 y 681 a.C.

Propósito de la Escritura:
 El Profeta Isaías fue primeramente llamado a profetizar al reino de Judá. Judá había estado
atravesando por tiempos de avivamiento y tiempos de rebelión. Judá había estado amenazado
con destrucción por Asiria y Egipto, pero fue preservado por la misericordia de Dios. Isaías
proclamó un mensaje de arrepentimiento del pecado y la esperanza de la liberación de Dios en
el futuro.

Divisiones del libro de Isaías:


Parte 1: El Libro del Juicio (cap. 1 - 39)

1. Mensajes de Reproches y Promesas (cap. 1-6)

1. Introducción: Cargos contra Judá Por Quebrar el Pacto (cap. 1)

2. La Disciplina y Gloria Futura para Judá y Jerusalén (cap. 2-4)

1. Las Bendiciones Futuras de Jerusalén (2:1-5)

2. La Disciplina del Señor de Judá (2:6; 4:1)

3. La Restauración de Sion (4:2-6)

3. El Exilio y Juicio de la Nación (cap. 5)

4. La Comisión Única de Isaías (cap. 6)

2. Profecías Ocasionadas por la Amenaza Aramea e Israelita contra Judá (cap. 7-12)

1. Ahaz advirtió Tobre no Temer la alianza Aramea e Israelita (cap. 7)

2. El hijo de Isaías y el hijo de David (8:1; 9:7)

3. Juicio contra Israel (9:8; 10:4)

4. El Imperio Asirio y el Reino Davídico (10:5; 12:6)

1. La Destrucción de Asiria (10:5-34)

2. El Establecimiento del Rey Davídico y su Reino (cap. 11)

3. Canciones de Alegría por la Liberación (cap. 12)


4.

3. Juicio Contra las Naciones (cap. 13-23)

1. Contra Asiria y su Gobernante (13:1; 14:27)

2. Contra Filistea (14:28-32)

3. Contra Moab (cap. 15-16)

4. Contra Aroer e Israel (cap. 17)

5. Contra Etiopia (cap. 18)

6. Contra Egipto y Etiopía (cap. 19-20)

7. Contra Babilonia (21:1-10)

8. Contra Duma (21:11-12)

9. Contra Arabia (21:13-17)

10. Contra el Valle de la Visión (Jerusalén) (cap. 22)

11. Contra Tiro (cap. 23)

4. Juicio y Promesa (el Reino del Señor) (cap. 24-27)

1. Juicios Universales para pecados universales (cap. 24)

2. Liberación y Bendición (cap. 25)

3. Cántico de confianza en la protección del Señor (cap. 26)

4. Los Enemigos de Israel Castigados y el Remanente de Israel Restaurado (cap.


27)

5. Cinco Condenas: Cinco a los desleales en Israel y Uno en Asiria (cap. 28-33)

1. Condena a Efraín (Samaria) – y a Judá (cap. 28)

2. Condena a la Ciudad de David: Jerusalén (29:1-14)

3. Condena aquellos que se apoyan en alianzas foráneas (29:15-24)

4. Condena a la Nación Obstinada (cap. 30)

5. Condena a aquellos que se apoyan en Egipto (cap. 31-32)

6. Condena a Asiria – pero Bendiciones para el Pueblo de Dios (cap. 33)

6. Más profecías de Juicio y Promesa (cap. 34-35)

1. La Destrucción de las Naciones y la Venganza del Pueblo de Dios (cap. 34)


2. Las Bendiciones Futuras de la Sión Restaurada (cap. 35)

7. Una Transición Histórica de la Amenaza Asiria al Exilio Babilónico (cap. 36-39)

1. Jerusalén Liberado de la Amenaza Asiria (cap. 36-37)

1. La invasión de Jerusalén por Senaquerib y el ejército Asirio (cap. 36)

2. La Liberación de Jerusalén del Señor (cap. 37)

2. La Extensión de Vida de Ezequías por el Señor (cap. 38)

3. La Predicción del Exilio Babilónico (cap. 39)

Parte 2: El Libro del Consuelo (cap. 40-66)

1. La Liberación y Restauración de Israel (cap. 40-48)

1. La Llegada del Dios Victorioso (40:1-26)

2. Fuerza que No Falla para los Exiliados Cansados (40:27-31)

3. El Señor de la Historia (41:1; 42:9)

4. Alabanza y Exhortación (42:10-25)

5. La Reunión y Renovación de Israel (43:1; 44:5)

6. El Único Dios (44:6; 45:25)

7. La Superioridad del Señor sobre los Dioses Babilónicos (cap. 46)

8. La Caída de Babilonia (cap. 47)

9. Las Exhortaciones del Señor a Su Gente (cap. 48)

2. El Ministerio de los Siervos y la Restauración de Israel (cap. 49-57)

1. El Llamado y la Misión del Siervo (49:1-13)

2. La repoblación de Sion (49:14-26)

3. El Pecado de Israel y la Obediencia del Siervo (cap. 50)

4. El Consuelo del remanente por su Prospecto Glorioso (51:1; 52:12)

5. Los Sufrimientos y las Glorias del Siervo Justo del Señor (52:13; 53:12)

6. La Gloria Futura de Sion (cap. 54)

7. El Llamado del Señor a la Salvación y Las Bendiciones del Pacto (55:1; 56:8)
8. La Condena de los Malvados en Israel (56:9; 57:21)

3. Liberación y Juicio Duradero (cap. 58-66)

1. Adoración Falsa y Verdadera (cap. 58)

2. La Confesión y Redención de Sion (cap. 59)

3. La Prosperidad y Paz de Sion (cap. 60)

4. El Favor del Señor (cap. 61)

5. La Restauración y Gloria de Sion (62:1; 63:6)

6. Oración por Liberación Divina (63:7; 64:12)

7. La Respuesta del Señor: Piedad y Juicio (cap. 65)

8. Juicio a los devotos falsos y bendiciones a los devotos verdaderos (cap. 66)

Trascendencia del libro de Isaías


Isaías es un libro que revela las dimensiones completas del juicio y salvación de Dios.
Dios es el “Único Santo de Israel” (ver 1:4; 6:1 y sus notas) quién debe castigar a su pueblo
rebelde (1:2) pero los redimirá al final (41:14,16). Israel es una nación ciega y sorda (6:9-10;
42:7), un viñedo que será pisoteado (5:1-7), un pueblo devoto de la justicia y rectitud (5:7,
10:1-2). El juicio doloroso que será liberado sobre Israel y todas las naciones que desafíen a
Dios es llamado “el día del Señor”. Aunque Israel tiene un abrebocas de ese día (5:30; 42:25),
las naciones soportan todo su poder (ver 2:11,17,20 y su respectiva nota). Es un día asociado
en el Nuevo Testamento con la segunda venida de Cristo junto al juicio (ver 24:1,21; 34:1-2 y
sus notas). A través del libro, se refieren al juicio de Dios como “fuego” (ver 1:31; 30:33 y sus
notas). Él es el “Señor Soberano” (ver nota en 25:8), sobre todas las naciones y gobiernos
(40:15-24).

Aun así, Dios tendrá compasión por su gente (14:1-2) y los rescatará de la opresión
política y espiritual. Su restauración es como un nuevo éxodo (43:2,16-19; 52:10-12) mientras
Dios los redime (ver 35:9; 41.14 y sus notas) y los salva (ver 43:3; 49:8 y sus notas). El Creador
poderoso de Israel (40:21-22; 48:13) hará torrentes en el desierto (32:2) mientras los guía a
casa con gracia. El tema de un camino de retorno para los exiliados es prominente (ver 11:16;
40:3 y sus notas) en ambas partes mayores del libro. El Señor levanta una bandera para llamar
a todas las naciones a traer a Israel a casa (ver 5:26 y su nota).

La paz y la seguridad marcan esta nueva era mesiánica (11:6-9). Un rey descendiente
de David reinará en rectitud (9:7; 32:1), y todas las naciones fluirán hacia la montaña santa de
Jerusalén (ver 2:2-4 y su nota). El pueblo de Dios no será oprimido por gobernantes malvados
(11:14; 45:14), y Jerusalén será verdaderamente la “Ciudad del Señor” (60:14).

El Señor llama al Rey Mesiánico “mi siervo” en cap. 42-53, un término aplicado
también a Israel como nación (ver 41:8-9, 42:1 y sus notas). Es a través del sufrimiento del
siervo que la salvación será lograda por completo. Ciro fue el instrumento de Dios para liberar
a Israel de Babilonia (41:2), pero Cristo liberó a la humanidad de la prisión del pecado (52:13 –
53:12). Él se convirtió en una “luz para los gentiles” (42:6), para que esas naciones que
enfrenten juicio (cap. 13-23) puedan encontrar salvación (55:4-5). Estos gentiles también se
convirtieron en “siervos del Señor”.

El reino del Señor en la tierra con su gobernante y sujetos justos, es la meta a la cual se
inclina el libro de Isaías. La tierra restaurada y el pueblo restaurado conformarán el ideal
divino, y todo resultará en la oración y gloria del Único Santo de Israel por lo que ha logrado.

Características Literarias
Isaías contiene ambos prosa y poesía; la belleza de su poesía es insuperable en el
Antiguo Testamento. El material principal de prosa es encontrado en los cap. 36-39, en el
interludio histórico que une las dos partes del libro (ver Autor). El material poético incluye una
serie de oráculos en los cap. 13-23. Una canción provocadora contra el rey de Babilonia se
encuentra en 14:4-23. Los cap. 24-27 comprenden una sección apocalíptica que hace énfasis
en los últimos días (ver nota en 24:1 – 27:3). Un poema de sabiduría se encuentra en 28:23-29
(también 32:5-8) La canción del viñedo (5:1-7) comienza como una canción de amor con la que
Isaías describe la relación de Dios con Israel. Himnos de alabanza se dan en 12:1-6 y 38:10-20,
y un lamento nacional ocurre en 63:7 – 64:12. La poesía es rica y variada como el vocabulario
del profeta (él usa un vocabulario más amplio de palabras hebreas de lo que lo hace cualquier
otro escritor del Antiguo Testamento).

Una de las técnicas favoritas de Isaías es la personificación. El sol y la luna están


avergonzados (24:23), mientras que se alegran el desierto y la soledad (ver 35:1 y su respectiva
nota) y las montañas y los bosques entran en alabanza (44:23). Los árboles “aplauden” (55:12).
Una figura favorita es el viñedo, el cual representa a Israel (5:7). Pisar la prensa de vino es una
imagen de juicio (ver 63:3 y su respectiva nota), y beber la “copa de ira” de Dios es
tambalearse bajo su castigo (ver 51:17 y su respectiva nota). Isaías usa el nombre “Roca” para
describir a Dios (17:10), y a los animales como el Leviatán y Rahab para representar a las
naciones.

El poder de las metáforas de Isaías es vista en 30:27-33, y él hace uso completo del
sarcasmo en su denuncia de los ídolos en 44:9-20. Un fuerte ejemplo del juego de palabras
aparece en 5:7 (ver nota allí), y uno encuentra una inversión en 6:10 (ver nota allí, también ver
nota en 16:7) y la aliteración y asonancia en 24:16-17 (ver nota allí). El “látigo abrumador” de
28:15,18 es una ilustración de una metáfora combinada.

Isaías a menudo alude a los eventos tempranos en la historia de Israel, especialmente


en el éxodo de Egipto. El cruce del Mar Rojo forma la historia para 11:15 y 43:2,16-17, y otras
alusiones ocurren en 4:5-6; 31:5; 37:36 (ver notas en estos versos). La destrucción de Sodoma
y Gomorra se menciona en 1:9, y la victoria de Gedeón y Marián se menciona en 9:4; 10:26
(ver también 28:21). Isaías se basa varias veces en la canción de Moisés en Deuteronomio
32 (compara 1:2 con Deuteronomio 32:1; 30:17 con Deuteronomio 32:30;
y 43:11,13 con Deuteronomio 32:39). Isaías, como Moisés, llamó a la nación a arrepentirse y a
tener fe en un Dios santo y todopoderoso.
El refrán en 48:22 y 57:21 divide los últimos 27 capítulos en tres secciones de nueve
capítulos cada uno (40-48; 49-57; 58-66; ver Esquema).

Mensaje del libro de Isaías:


Isaías significa "Dios salva", "Yahveh es salvación". Este nombre es señal del mensaje
profético de Isaías, que toma partido en la lucha entre fe y poder, entre prudencia política y
confianza en la ayuda de Yahveh. Los dos asedios a Jerusalén por los reyes Resón y Pécaj, el
primero (735 a.C), y por el asirio Senaqurib, el segundo (701 a.C), encuentran en el mensaje de
Isaías explicación e interpretación.

Isaías fue para Israel un héroe nacional. Es un poeta maravilloso. La elegancia de su


estilo, la viveza de sus imágenes y la belleza literaria de sus profecías lo convierten en un
clásico de la literatura de Israel.

Contenido del libro:


Estamos entrando ahora en una sección completamente nueva de las Sagradas
Escrituras, y es la sección profética. Con esto no queremos decir que la profecía comenzó con
Isaías, porque ya hemos visto profecías en el Antiguo Testamento así como también en el
Nuevo Testamento: En el Antiguo Testamento tenemos profecías en el Pentateuco, que fueron
escritas por Moisés. Aunque el elemento predictivo ocupa mucho lugar en esta sección, los
profetas fueron más que hombres que predijeron el futuro. Fueron hombres llamados por Dios
en tiempos de decadencia cuando ni el sacerdote ni el rey eran un canal digno a través del cual
las expresiones de Dios pudieran fluir.

Estos libros de profecía también contienen historia, poesía y ley, pero su mensaje
principal es la profecía. Cada escritor, desde Isaías hasta Malaquías, fue un profeta de Dios.
Existe hoy una división artificial en cuanto a los profetas, al haberlos designado profetas
mayores y profetas menores. Ahora, en lo que a nosotros se refiere, todos los profetas eran
mayores. Y ninguno de ellos se puede considerar como menor. Esta división artificial fue
determinada por la extensión del libro, y no por su contenido. Algunos de los llamados
profetas menores son como pequeñas bombas nucleares. Los libros son breves en extensión,
pero su contenido tiene mucho poder.

Estos hombres, los profetas, no sólo hablaron de eventos que tendrían lugar en un
futuro distante, sino que también hablaron sobre acontecimientos locales del futuro
inmediato. Tuvieron que hablar de esa manera para poder hacer frente a los requisitos que
para el oficio profético Dios había determinado en el código Mosaico. El libro de Deuteronomio
incluyó códigos para el sacerdote, el rey y el profeta. Observemos el código del profeta, que se
encuentra en Deuteronomio 18:20-22, y que dice: "20El profeta que tenga la presunción de
pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en
nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá. 21Tal vez digas en tu corazón: ¿Cómo
conoceremos que esta no es palabra del Señor? 22Si el profeta habla en nombre del Señor, y
no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es del Señor. Por presunción habló el tal
profeta; no tengas temor de él". Si el evento local no transcurría exactamente como el profeta
había predicho, ese profeta era señalado como un profeta falso y como tal era tratado. Usted
puede tener la seguridad de que no hay ningún mensaje de un falso profeta en las inspiradas
Sagradas Escrituras.

Si usted hubiera vivido en los tiempos de Isaías, ¿cómo habría sabido usted que un
determinado profeta era un profeta verdadero? Usted le habría juzgado de acuerdo con sus
profecías locales. Él no hablaba sólo de eventos de un futuro distante, como la primera y
segunda venida de Cristo, sino también de eventos locales que ocurrirían en un futuro
inmediato. Si estas predicciones locales no hubieran ocurrido exactamente en la forma en que
fueron pronunciadas, el hombre que las anunció habría sido reconocido como un profeta falso
y en consecuencia, habría sido apedreado.

Los libros proféticos están llenos de profecías locales ya cumplidas. Todos los profetas
anunciaron profecías locales para probar que eran genuinos. Recordemos que es necesario
hacer una distinción marcada entre la profecía cumplida y la no cumplida. Cuando una profecía
era anunciada por primera vez, por supuesto, era una profecía incumplida. Desde el tiempo en
que las profecías fueron anunciadas, muchas de ellas se han cumplido. Una de las grandes
evidencias de que estos hombres estaban comunicando las palabras de Dios, fue que cientos
de esas profecías han sido cumplidas, y cumplidas literalmente.

El hombre no puede adivinar el futuro. Incluso a veces los informadores de las precisiones
meteorológicas, con la ayuda de toda clase de dispositivos mecánicos, informáticos o
científicos, tienen a veces dificultades para emitir pronósticos acertados.

La ley de la probabilidad compuesta prohíbe al hombre predecir el futuro


sistemáticamente. Cada elemento incierto que se añada decrece su posibilidad de exactitud en
un cincuenta por ciento. El ejemplo de cientos de profecías que se han cumplido literalmente
apela de forma elocuente a la mente honesta del buscador sincero de la verdad. La profecía
cumplida es una de las pruebas infalibles de la inspiración verbal y plena de las Sagradas
Escrituras.

Ahora, a modo de ilustración, supongamos que yo hago una profecía y digo que
mañana va a llover. Amigo oyente, yo tengo un 50% de probabilidades de acertar ya que, o va
a llover, o no va a llover. Ocurrirá una de esas dos opciones, eso es seguro. Supongamos ahora
que añado un elemento más a mi profecía y lo que digo es: "Mañana va a llover y comenzará a
las 11 de la mañana". Entonces, reduzco otra vez mis posibilidades de acertar en otro 50 %,
pero aún me queda un 25% de posibilidades de acertar. Pero no me detengo aquí, y no sólo
predigo que va a comenzar a llover a las 11 de la mañana, sino que también anuncio que
dejará de llover a las 3. En ese caso he reducido mis posibilidades otra vez y sólo me queda un
12% de posibilidades de acertar. Y si continúo añadiendo elementos de predicción inciertos
hasta que llegue a un total de 300 profecías, usted puede darse cuenta de que ellas nunca se
cumplirán literalmente. Ningún ser humano podría adivinar de esa manera. Sólo el Espíritu de
Dios podría facilitar esa información. Una persona no tendría la más remota posibilidad de
acertar tantas veces y, sin embargo, la Palabra de Dios tiene más de trescientas profecías sobre
la primera venida de Cristo, que se han cumplido literalmente.

¿Por qué dio Dios tantas profecías sobre la primera venida de Cristo a la tierra? Hay
una respuesta lógica y obvia. La llegada de Jesucristo a la tierra era un evento de la máxima
importancia. Dios no quiso que a los israelitas se les pasara por alto semejante
acontecimiento. Y Dios le señaló, le distinguió con tanta claridad que Israel no tendría excusa
para no reconocerle cuando estuviera aquí en la tierra.

Ahora también podemos ilustrarlo con otro ejemplo sencillo. Supongamos que yo
estoy invitado a su ciudad y que llegara al aeropuerto, en el cual usted me recogerá. Pero,
como usted no me ha visto nunca antes me pregunta, ¿cómo le vamos a reconocer entre tanta
gente que llegará al aeropuerto a esa misma hora? Entonces yo le describiría los colores de la
ropa con que iré vestido, la actitud o movimientos que haré con las manos, o al primer lugar al
que me dirigiré. Incluso le diría, para que no quepa ninguna duda, las primeras palabras que
pronunciaría al que venga a mi encuentro para saludarme. Con todos esos datos, con toda
seguridad, que sería reconocido.

Cuando el Señor Jesucristo vino hace más de 2.000 años, aquellas personas que tenían
el Antiguo Testamento y que conocían el Antiguo Testamento, tendrían que haberle estado
esperando en el mesón de Belén, o por lo menos pendientes de la noticia de Su nacimiento,
porque tenían toda la información que necesitaban. Y cuando aparecieron los magos del
oriente buscando al Señor Jesús, los israelitas, al menos, tendrían que haber estado lo
bastante interesados como para querer viajar con aquellos viajeros del oriente en sus camellos
para comprobarlo por ellos mismos. ¡Ah, cuán importante era Su venida, y Dios la había
predicho con tanta claridad!

Los profetas eran muy nacionalistas. Ellos reprendían el pecado de la adoración pagana
tanto en los lugares altos como en los lugares bajos. Ellos advirtieron a la nación. Le rogaron a
un pueblo orgulloso que se humillara y volviera a Dios. El fuego y las lágrimas se mezclaban en
su mensaje, que no era sólo catastrofista, porque ellos vieron el Día del Señor y la gloria que
seguiría después. Todos ellos miraron a través de las tinieblas hacia el amanecer de un nuevo
día, y en la noche del pecado, ellos contemplaron la luz del Salvador y Soberano que venía.
Ellos vieron al reino del milenio acercarse en toda plenitud. Su mensaje debe ser interpretado
antes de lograr una comprensión del reino en el Nuevo Testamento. La perspectiva correcta
del reino debe ser obtenida a través de los ojos de los profetas del Antiguo Testamento.

Ahora, debemos decir que los profetas no eran superhombres, ellos eran hombres con
sus pasiones, como nosotros, pero ellos, hablaban de parte de Dios, y su mensaje es aún la
infalible e inspirada Palabra de Dios. Como nos dijo el apóstol Pedro, en su primera epístola,
capítulo 1, versículos 10 y 11: "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, procurando saber qué
persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos."

Y luego leemos nuevamente en la segunda epístola del apóstol Pedro, capítulo 1,


versículos 15 al 21, lo siguiente: "También yo procuraré con diligencia que, después de mi
partida, vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. No os hemos dado a
conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino
como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad, pues cuando él recibió de Dios
Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo
amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando
estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la
cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que
el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo
entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo."

Fue William Cowper quien dijo: "Dulce es el arpa de la profecía; demasiado dulce para
ser perjudicado por el simple toque humano".

La mayoría de los profetas se movieron en una órbita de oscuridad y anonimato. No


proyectaron sus personalidades en la profecía que proclamaron. Jeremías y Oseas fueron la
excepción a esta regla, lo cual veremos cuando estudiemos sus libros. Isaías nos dejó muy poca
historia sobre sí mismo. En su libro hay unas escasas referencias a su vida y ministerio. En
Isaías 1:1, nos dio la época en que transcurrió su vida: los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y
Ezequías, todos ellos, reyes de Judá. En Isaías 6, el profeta registró su llamado personal y la
comisión que recibió.

Los días en los cuales Isaías profetizó no fueron los más oscuros en el reino de Judá,
desde un punto de vista interno. Uzías y Ezequías fueron gobernantes progresistas que
procuraron servir a Dios. Pero los tiempos eran extremadamente difíciles debido a la amenaza
del formidable reino de Asiria en el norte. El reino del norte de Israel ya había sido conducido
al cautiverio.

Los capítulos 36 al 39 de Isaías registraron la sección histórica del ministerio de Isaías


durante la crisis que se produjo cuando el ejército de Asiria rodeó a la ciudad de Jerusalén.
Aparte estas pocas secciones personales, Isaías permaneció en la sombra, al señalar a Otro que
vendría, Aquel que sería la luz del mundo.

Hay quienes piensan que Isaías pertenecía a la familia real de David. Ésta no es más que una
suposición, y ciertamente no puede ser probada. Igualmente, se ha dicho que fue aludido en
Hebreos 11:37, como uno de los que fue aserrados.

Sean estas suposiciones ciertas o no, lo cierto es que ciertos críticos han "aserrado" al
profeta Isaías como el autor de este libro. Han elaborado la lamentable teoría de que hay
varios Isaías. De acuerdo con esta teoría, el libro fue producido por escritores anónimos, de los
que escriben para provecho de otros, y a esas partes de Isaías las han denominado "Segundo-
Isaías" y "Tercer-Isaías". El libro no da lugar a ser fraccionado de esta manera, porque el Nuevo
Testamento cita de todas las secciones del libro y reconoce un solo Isaías.

Un amigo nuestro que ha realizado un estudio profundo de los rollos descubiertos en


el Mar Muerto, nos ha dicho que Isaías es el rollo con el cual los investigadores trabajan más.
Hay una gran sección sobre Isaías que se conserva intacta, y sólo se ha descubierto un solo
Isaías. Resulta interesante que el Señor guió a un joven pastor de ovejas que descendió hasta
cierto lugar para descubrir una vasija de barro en Qumram, junto al Mar Muerto, y descubrir
un rollo que ha confundido a los críticos. Este hecho de que un descubrimiento arqueológico
ha descolocado a los críticos, ha ocurrido en varias ocasiones, lo cual demuestra que Dios se
ocupa de defender la integridad de Su Palabra. En nuestro próximo programa ampliaremos
este tema de la unidad del libro.

La profecía de Isaías es sorprendentemente similar a la organización de la totalidad de


la Biblia. Esta similitud puede verse en la siguiente comparación:

LA BIBLIA - ISAÍAS
66 Libros - 66 capítulos

39 Libros-Antiguo Testamento - 39 capítulos - Ley, gobierno de Dios

27 Libros-Nuevo Testamento - 27 capítulos -Gracia, Salvación de Dios.

Hay 66 citas directas de Isaías en el Nuevo Testamento, aunque algunos han


encontrado 85 citas y alusiones a Isaías en el Nuevo Testamento. 20 de los 27 libros del Nuevo
Testamento tienen citas directas. Isaías está entretejido en el Nuevo Testamento, así como un
hilo de color brillante está entretejido en una hermosa tela. Isaías es distinguible y destacado
en el Nuevo Testamento. Isaías está cincelado en la roca del Nuevo Testamento con la
poderosa herramienta del Espíritu Santo. Isaías fue utilizado para reforzar y ampliar los pasajes
del Nuevo Testamento que hablan de Cristo.

El interludio histórico, es decir, los capítulos 36 al 39, deja la meseta elevada de la


profecía y desciende al registro de la historia. Incluso la forma del lenguaje es diferente, está
expresado en forma de prosa, en vez de poesía.

La tercera y última división (capítulos 40 al 56) regresa a la forma poética pero se encuentra en
contraste con la primera sección principal. En la primera tenemos el juicio y justo gobierno de
Dios; y en la última, tenemos la gracia de Dios, el sufrimiento, y la gloria que seguirá. Aquí es
toda gracia y gloria. El ruego inicial Consolad del capítulo 40:1, fija el modo y el ritmo.

Fue esta sección la que causó que ciertos críticos postularan la hipótesis del Segundo
Isaías. Un cambio en el tema no necesariamente indica un cambio de autor. Resulta
interesante recordar que durante casi dos mil años no se elevó ni una sola voz aludiendo a un
Segundo Isaías. El Evangelista Juan se refirió a esta sección como escrita por Isaías, como
podemos comprobar en Juan 1:23. También el Señor se refirió a esta sección como escrita por
Isaías, como podemos ver en Lucas 4:17-21. Además, Felipe utilizó un capítulo de esta sección
para ganar al etíope para Cristo, como podemos ver en el libro de los Hechos de los Apóstoles
8. Y hay otras numerosas referencias que confirman la autoría de Isaías.

Isaías profetizó muchos eventos locales. Cuando Jerusalén estaba rodeada por el
ejército asirio, Isaías pronunció una profecía arriesgada. Dice Isaías 37:33, "Por tanto, así dice
el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad ni arrojará saeta sobre ella: no
vendrá delante de ella con escudo ni levantará contra ella baluarte". También veamos la
profecía de Isaías sobre la enfermedad de Ezequías, en Isaías 38.

Hay otras profecías que no fueron cumplidas durante la vida de Isaías, pero en la
actualidad, ya se han cumplido. En esta categoría tenemos, por ejemplo, sus profecías sobre la
ciudad de Babilonia. Dice Isaías 13:19-22: "Y Babilonia, hermosura de reinos, gloria y orgullo de
los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. Nunca más será habitada,
ni se morará en ella de generación en generación; no levantará allí su tienda el árabe ni los
pastores tendrán allí su majada, sino que dormirán allí las fieras del desierto y sus casas se
llenarán de hurones; allí habitarán los avestruces y allí saltarán las cabras salvajes. En sus
palacios aullarán las hienas y los chacales en sus casas de deleite. Su tiempo está a punto de
llegar; no se prolongarán sus días".

En la próxima oportunidad, Dios mediante, vamos a continuar con la introducción e


este libro del profeta Isaías, ampliando un poco algunas citas Bíblicas citadas en este
programa, repasando algunos conceptos, y añadiendo más datos a esta introducción,
acercándonos algo más al personaje de este libro, es decir, al profeta Isaías. Así es que le
invitamos a acompañarnos en nuestro próximo estudio. Mientras tanto, permítanos recordarle
que esperamos se ponga en contacto con nosotros para aclarar cualquier duda. Estas profecías
tan importantes que estamos estudiando contienen mensajes muy importantes, que podemos
aplicar en nuestra vida diaria; mensajes que fortalecen nuestra confianza en Cristo y en Su
obra de redención, y que renuevan nuestra confianza en el cumplimiento de todas las
profecías de la Biblia.

Aplicación en la iglesia
Uno de los capítulos más selectos de toda la Biblia; un poema de belleza
excepcional y sobresaliente. Un cuadro de los últimos tiempos, cuando la Iglesia,
después de la larga aflicción, brilla por fin en todo el fulgor de su gloria celestial. Los
versículos 5-6 parecen ser una previsión de los milagros de sanidad de Cristo. El cuadro
de los cautivos que regresan en el camino (8-10) es una representación exquisita de los
redimidos que vuelven al hogar celeste con Dios.

Estos dos capítulos son la respuesta divina a la oración de los exiliados en los
dos capítulos anteriores. La oración será contestada. El remanente fiel será restaurado
(65:8-10). Los desobedientes serán del todo destruidos (65:2-7, 11-12). Otras naciones
serán traídas al redil (65:1; 66:8). Todos serán llamados por un nombre nuevo (65:15).
Heredarán nuevos cielos y nueva tierra (65:17; 66:22). No hará falta en esa nueva
orden templo ni sacrificio (66:1-4). Los fieles y los desobedientes serán separados para
siempre, con bienaventuranza eterna para los unos y castigo eterno para los otros
(66:22-24). Jesús mismo ratifico estas palabras (Mar 9:48). El último mensaje de Pedro
a los cristianos fue, que tuvieran la vista fija en los nuevos cielos y la nueva tierra (2
Ped 3:10-14). La Biblia alcanza su clímax final en una visión magnífica de estos nuevos
cielos y nueva tierra (Apoc. 21, 22) que forma un ensanchamiento de Isaías 66.

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