Bad Boy Blues - Saffron A. Kent
Bad Boy Blues - Saffron A. Kent
Bad Boy Blues - Saffron A. Kent
GoR
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E l a rc h iv o q u e a h o r a t ie n e n e n s u s m a n o s e s e l re s u lt a d o d e l t ra b a j o d e v a ria s
p e rs o n a s q u e s in n i n g ú n m o t iv o d e lu c r o , h a n d e d ic a d o s u t ie m p o a t ra d u c ir y
c o rre g i r lo s c a p ít u l o s d e l l ib ro .
E s u n a t ra d u c c ió n d e f a n s p a ra f a n s , le s p e d im o s q u e s e a n d is c re t o s y n o
c o m e n t e n c o n la a u t o ra s i s a b e n q u e e l lib ro a ú n n o e s t á d is p o n ib le e n e l
id io m a .
L e s in v it a m o s a q u e s ig a n a lo s a u t o re s e n la s re d e s s o c ia l e s y q u e e n c u a n t o
e s t é e l l ib ro a la v e n t a e n s u s p a ís e s , lo c o m p re n , re c u e rd e n q u e e s t o a y u d a a
lo s e s c rit o re s a s e g u ir p u b lic a n d o m á s l ib ro s p a ra n u e s t ro d e le it e .
D is f ru t e n d e s u l e c t u ra .
S a lu d o s d e u n a s c h ic a s q u e t ie n e n u n m illó n d e c o s a s q u e h a c e r y s in e m b a rg o
s ig u e n m e t ié n d o s e e n m á s y m á s p ro y e c t o s .
GoR
2Página
STAFF
T R A D U C C IÓ N
C O R R E C C IÓ N
°Bleu °Matlyn
°Elke °Hina
°Kerah
GoR
D IS E Ñ O
°Kerah
R E V IS IÓ N F IN AL
3
°Bleu
Página
CONTENIDO
Sinopsis
Dedicatoria
Prince & paige
Capítulo 19
Capítulo 1
Capítulo 20
Capítulo 2
Capítulo 21
Capítulo 3
Capítulo 22
Capítulo 4
Capítulo 23
Capítulo 5
Capítulo 24
Capítulo 6
Capítulo 25
Capítulo 7
Capítulo 26
Capítulo 8
Capítulo 27
Capítulo 9
Capítulo 28
Capítulo 10
GoR Capítulo 29
Capítulo 11
Capítulo 30
Capítulo 12
Capítulo 31
Capítulo 13
Capítulo 32
Capítulo 14
Capítulo 33
Capítulo 15
Capítulo 34
Capítulo 16
Capítulo 35
Capítulo 17
Capítulo 36
Capítulo 18 Capítulo 37
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Epílogo
Página
Escena bonus
Nota de autor
Agradecimientos
SINOPSIS
Cleopatra Paige odia una cosa en este mundo -sólo una- y su nombre es
Zachariah Prince.
En la escuela primaria, le tiraba de las coletas. En la secundaria, difundió
falsos rumores sobre ella. Y en la preparatoria, arruinó su baile de
graduación.
Ella odia que sus sonrisas sean injustamente sexys. Y definitivamente odia que
sus ojos oscuros parezcan seguirla a todas partes. A veces, incluso en sus
sueños.
No importa que sea rico y popular o que viva en una maldita mansión llena
de mayordomos y criadas. Es grosero, arrogante y ella quiere estar lo más
lejos posible de él.
GoR Pero desafortunadamente para Cleo, ella vive en la misma maldita mansión
que Zach.
Sólo que él es el príncipe y ella la humilde criada que le sirve.
5Página
A los valientes: que defienden lo que es correcto incluso cuando tienen miedo.
A mi marido: el hombre más valiente que conozco.
Y bueno, para mí: Este libro es la prueba de que soy valiente y que siempre,
pase lo que pase, defenderé lo que es correcto.
GoR
6Página
Prince
Prince: de origen inglés; hijo real.
Paige
Paige: de origen inglés; joven sirviente.
GoR
7Página
Capitulo 1
Hay una línea en la ciudad en la que vivo.
Es invisible esta línea. También es delgada como un papel y muy afilada.
Pero está ahí.
Durante unos diecinueve años, he vivido a un lado de ella. En el lado sur. Es el lado
de la gente trabajadora y honesta, pero nosotros no tenemos mucho dinero. Tenemos
edificios y patios delanteros destartalados, casas que crujen y tiemblan con un viento
fuerte.
El lado norte es el de los ricos y los poderosos. Es el lado con grandes casas,
césped cortado y coches caros.
Es el lado que odio absolutamente por una gran variedad de razones. Pero no voy
GoR a entrar en eso ahora mismo.
Tengo una misión, una misión muy importante.
Durante los últimos seis meses, he estado viviendo en la esquina superior del lado
norte. No por elección, claro está. Pero por las circunstancias.
He estado llamando a una finca llamada Las Pléyades mi hogar.
Se llama así por la constelación de siete estrellas en el cielo. Probablemente porque
la mansión palaciega que se encuentra en esta finca tiene siete torres.
Y esta noche mi misión es irrumpir en ella. La mansión, quiero decir.
Bueno, para ser honesta, si conoces el código de la entrada de servicio, ¿es
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No lo creo.
Es más bien como introducir el código. Algo que hago todos los días.
La única diferencia es que todos los días lo hago a plena luz del día. Pero ahora
mismo, lo hago al amparo de la oscuridad con el modo sigiloso activado.
Llevo puestos mis pantalones cortos negros, junto con una sudadera negra con
capucha que cubre mi brillante pelo azul y unas tranquilas botas de cuero.
Soy como la noche: oscura y silenciosa. Oh y caliente. En cuanto a la temperatura.
Otra cosa que hay que saber de nuestra ciudad es que siempre hace calor. Siempre
es húmedo. El verano es nuestro clima perpetuo, incluso en invierno. Extrañamente, Las
Pléyades es el lugar más caliente de todos.
Estoy sudando con todas las cosas negras que llevo puestas. Pero también podría
ser el nerviosismo. No todas las noches tecleo el código y lo introduzco así.
Pero en tiempos desesperados, medidas desesperadas.
Sin mencionar que no puedo evitar la sensación de que me están observando.
Parando en la entrada de servicio con mi mano en el teclado, miro alrededor por
probablemente la décima vez desde que salí a mi misión. Pero no hay nadie allí. La noche
es oscura y los exuberantes terrenos son tranquilos y solitarios.
Tal vez la paranoia viene con hacer cosas turbias.
Suspirando y dando la vuelta, pulso las teclas e introduzco el código. Cuando la
puerta automática se abre, entro en el pequeño vestíbulo que tiene las escaleras que
bajan al sótano. Al ala de servicio.
GoR
Lentamente bajo, evitando las escaleras que crujen para no despertar al personal
nocturno que probablemente esté durmiendo en las salas de guardia.
Llego al rellano que da paso a un amplio pasillo que está iluminado por pequeñas
luces nocturnas. Las habitaciones lo flanquean a ambos lados. Las salas de guardia
para el personal que duerme, la sala de personal donde tenemos reuniones y descansos,
la oficina del ama de llaves.
Camino lentamente y sin hacer ruido hasta que llego al otro lado del pasillo. Hay
otra escalera que nos lleva al primer piso. Una vez más, evito los crujidos mientras subo.
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Me lleva unos siete minutos recorrer todas las habitaciones y pasajes del primer
piso: el salón de baile, el salón rosa, el salón amarillo, el comedor privado y demás.
Entonces llego a la escalera que me lleva a la torre tres, donde está el ala de
invitados. Mientras subo de nuevo, meto las manos en los bolsillos para ver si aún tengo
mi arma.
Sí, está ahí.
Siento los bordes de la bolsa y sonrío en la oscuridad.
Ahora que estoy tan cerca de mi destino, no puedo esperar. Literalmente no puedo
esperar.
Mis pies son más rápidos y mis respiraciones salen en jadeos. Estoy nadando en
adrenalina. Me siento viva. Como si tuviera más de una vida en mí. Más de un corazón
y dos pares de pulmones.
Cálmate, Cleo.
No puedo cometer un error ahora y que alguien me arreste. No cuando estoy tan
cerca de mi meta.
Finalmente, finalmente, después de todo el viaje, la caminata y la escalada, llego a
ella. La habitación de invitados exacta que estaba buscando.
—Bien —Respiro y miro de lado a lado—. Estás tan muerto, cabrón.
Pesco las llaves que me llevarán a la habitación desde mi bolsillo.
La pequeña llave plateada.
Vale, así que sí, esto podría ser un poco contra la ley. Como, tal vez un diez por
ciento en contra.
GoR
Las llaves en mi bolsillo no me pertenecen. Se las robé a la Señora Stewart, el ama
de llaves, justo después de terminar mi turno.
Pero oye, planeo devolverlas mañana, así que esto es más bien un préstamo. Tendré
que hacerlo, en realidad; es rara con las llaves. Pero eso no viene al caso.
El punto es que no soy una ladrona; soy una prestataria 1.
Mordiéndome el labio, introduzco la llave en la cerradura y gira fácilmente. El
chasquido que viene cuando abro la puerta es fuerte. O tal vez me suena así y trago,
congelándome en mi lugar.
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Abro la puerta del armario y ahí está: su traje recién planchado para mañana.
Desearía poder darle un puñetazo ahora mismo, pero eso sería demasiado
arriesgado. Así que saco mi arma, la pólvora que pica y abro las solapas de su chaqueta
de traje. Mirando al Señor Grayson por última vez, esparzo la pólvora por toda la tela,
especialmente en sus pantalones.
No va a saber qué lo golpeó.
Mordiéndome el labio una vez más, trato de mantener mi risa alegre en secreto. Aún
no estoy fuera de peligro. Necesito volver a mi casa sin ser detectada o la Señora
Stewart se despertará con las mejores noticias: Cleopatra Paige fue finalmente atrapada
rompiendo una regla y es hora de despedirla.
No es una gran fan de mí ni de mi pelo azul ni de mi pintalabios azul ni de mis botas
de cuero. Básicamente, me odia a muerte y no dudará en despedirme si me paso de la
raya, aunque sea un dedo del pie. Y ahora mismo estoy tan lejos de la línea que ni
siquiera puedo verla.
Con mi misión completada, me arrastro fuera de la habitación del Señor Grayson y
cierro la puerta en silencio. Luego, vuelvo sobre mis pasos, bajando, caminando, viajando
todo el camino de vuelta al ala de los sirvientes.
Con suerte, volveré a mi casa antes de que el reloj marque la medianoche y cuando
venga a trabajar mañana, el Señor Grayson se reducirá a un mono que se rasca las
pelotas.
Eres increíble, Cleo. Eres jodidamente increíble.
Sonrío.
GoR
Justo cuando estoy a punto de subir las escaleras que me llevarán a la entrada de
servicio, escucho un crujido detrás de mí y mi nombre se susurra.
—¡Cleo!
Jadeo y mis dedos se topan con la barandilla de madera.
—Cleo.
Cierro los ojos e inclino la cabeza. Suspirando, me enfrento al que llama. Es Maggie,
la cocinera jefa.
Tiene sus brazos en jarras y sus labios fruncidos mientras me mira con ojos
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acusadores.
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Maggie me hace un gesto para que me siente en un rincón con una mesita junto a
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Quería viajar por el mundo como mi madre solía decir cuando era pequeña. Quería
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explorarlo y ver qué me gustaba. Ver dónde estaba mi pasión. Quería encontrarme a mí
misma.
La lástima pasa por los ojos de Maggie y yo miro hacia otro lado. Si no lo hago,
podría empezar a llorar y eso es lo último que quiero esta noche.
Esta noche fue sobre el "ojo por ojo". Era sobre la aventura, el apuro de todo. Esta
noche era sobre sentirse vivo.
—¿Sabes?, no tienes que hacer esto. Este trabajo. Podrías empacar ahora mismo y
dejar esta ciudad. Tal como lo planeaste. Sólo sube a tu auto. El auto azul que tantas
amas —Ella sonríe—. Haz un viaje por carretera. Envíame postales. Nadie te va a culpar,
Cleo.
Bien, primero que nada: no puedo entrar en mi auto. No puedo.
No lo haré.
El coche azul que me gustaba tanto, el coche que pinté con mi padre me asusta
ahora. No puedo tocarlo. No lo tocaré. Porque cada vez que lo hago, no puedo dormir
durante días. Tengo pesadillas. A veces vomito, me mareo, tengo claustrofobia.
Pero no puedo decirle eso. Porque ella dirá lo mismo que ha estado diciendo
durante el último año.
Necesitas ver a alguien, Cleo. Habla con alguien.
—No puedo —susurro, uniendo los dedos—. Necesito este trabajo. Necesito recuperar
mi casa.
Mi antigua casa. La casa en la que crecí.
GoR
El banco me la quitó el año pasado por las deudas de mi padre. Después de
muchos alegatos, me dieron una segunda oportunidad, junto con un límite de tiempo
para conseguir el dinero. Sólo tengo unos cuatro meses más para reunirlo y necesito este
trabajo para llegar allí.
—Tus padres no habrían querido esto para ti.
—Bueno, no están aquí, ¿verdad?
Estaba tratando de ser brusca. Pero supongo que sonaba más... desolada, como
la huérfana que soy.
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—Guárdalo.
Me quedo callada y me meto un mechón de pelo detrás de la oreja mientras
Maggie continúa:
—Ahora, vacía tus bolsillos y dame lo que tengas ahí.
Mirándola por unos segundos, decidí darle todos mis bienes. Pesco el paquete de
polvo para la picazón y la llave y los pongo sobre la mesa.
Sacudiendo la cabeza, Maggie los toma en su posesión.
—Cleo. Cleo. Cleo —Ella suspira—. ¿Qué voy a hacer contigo?
—¿Quererme, tal vez?
Maggie se ríe.
—Termina tu pastel y vete a casa.
Veinte minutos más tarde y un montón de vueltas para ver si todavía me siguen,
estoy en mi cabaña
Las casas de los sirvientes están situadas un poco más lejos de la casa principal.
Hay unas cinco o seis cabañas en total, dispuestas en un semicírculo con bosques a
nuestras espaldas.
Vivo en la más pequeña con mi mejor amiga, Tina.
Hemos sido mejores amigas desde que éramos niñas. Unos tipos robaron su bicicleta
rosa y yo les pegué un puñetazo para recuperarla.
Como yo, Tina está en el personal de limpieza. La universidad tampoco era para
ella, pero a diferencia de mí, siempre planeó venir a trabajar a Las Pléyades.
GoR
Mi habitación tiene una cama doble, un pequeño vestidor y un armario aún más
pequeño. Las paredes son de color blanco, lo cual no me gusta tanto.
Cuando me mudé por primera vez, pensé en pintarlo de azul con los pinceles de mi
padre; guardé un par de sus pinceles, entre otras cosas de mi antigua casa. Pero
entonces me di cuenta de que no quería hacerlo azul.
Esto no es un hogar.
El lado norte, las Pléyades, no están en casa. No son mi lugar seguro. Esta no es mi
gente.
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Quiero decir, conozco ese hombro. Conozco ese codo y ese muslo. Los he visto
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casi todos los días desde que tenía diez años. Los he visto crecer y hacerse más grandes
y fuertes con la edad.
Podría escogerlos de una fila, incluso si fuera sonámbula.
Podría identificarlos, aunque no los haya visto, visto a él, en tres años.
Entonces, salto de mi cama y corro a la puerta de la casa. La abro y salgo
corriendo con los pies descalzos.
El suelo es caliente y duro, incluso a través de la hierba que rodea nuestro patio
delantero. Pero no me importa ninguna de esas cosas.
Me importa lo que vi.
Pero de nuevo, no hay nadie hasta donde el ojo puede ver. La noche está igual
que hace media hora cuando volví a mi casa.
Miro alrededor, arriba y abajo, de lado a lado.
¿Lo imaginé?
¿Pero por qué lo imagino? ¿Por qué iba a imaginar al tipo que he odiado durante
casi una década?
¿Es así como se siente cuando pierdes la cabeza?
Tal vez la muerte de mis padres me está afectando de manera equivocada.
Unos segundos después, estoy de vuelta dentro, en mi cama, bajo las sábanas.
Cierro los ojos para dormir, pero todo lo que puedo ver es ese hombro y ese codo
y a él.
GoR
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Capitulo 2
—¡Blue!
Sólo hay una persona en esta tierra que me llama así.
Hace tres años su voz solía ser áspera y baja. Refunfuñando. Estoy segura de que
los años deben haberlo madurado aún más. No es que me importe.
No lo hago.
Y tampoco me importa lo que vi anoche. Creo que lo inventé. Fue un sueño o algo
así. Un producto de mi imaginación.
De todos modos, esta voz es alta y risueña, un poco cursi. Pertenece a mi vecino
de cinco años, Arthur. Todos le llamamos Art y él me llama Blue.
Así que tal vez hay dos personas que me llaman por ese nombre.
GoR Me detengo y me doy la vuelta para encontrarlo corriendo hacia mí. Tiene su
mochila sobre los hombros y me sonríe.
Yo le devuelvo la sonrisa.
—Hola, grandulón.
Jadeando, se detiene y me pongo de rodillas. Tiene el pelo rubio, los ojos verdes y
un perpetuo cowlicky2 en la parte posterior de su cabeza.
—¡Mira! —Me muestra su puño—. ¿Lo hice bien?
Le he estado enseñando a hacer un puño y, sí, lo ha clavado completamente.
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—Se ve perfecto.
Él se irradia.
Página
—¡Yay!
Sonriendo, le doy una palmadita a su chupete.
—Vas a destruirlos.
Como Doris está envejeciendo, ayudo con Art siempre que puedo. Esta noche lo
estoy cuidando y como es lunes, haremos el desayuno para la cena.
—¡Puedes apostar!
Después de despedirme, corro hacia la casa principal donde nuestra reunión diaria
va a empezar en unos diez minutos.
Como anoche, introduzco el código de la entrada de servicio y entro. Incluso desde
lo alto de las escaleras, puedo oír el ajetreo del personal.
Hay gente entrando y saliendo de la cocina, de la sala de personal. Las mujeres
llevan vestidos grises con ribetes blancos en los cuellos y mangas como yo y los hombres
llevan camisas blancas con pantalones negros. Nuestro uniforme aquí en Las Pléyades.
Hay risas y charlas e incluso empujones. Toda la casa está despierta y trabajando
duro.
Bajo las escaleras, grito saludos y recibo los suyos, hasta que llego a la sala de
personal. La gente ya está sentada y Tina, que entró antes que yo porque no tiene
problemas en levantarse temprano, me guarda un asiento.
En cuanto me siento, la Señora S entra y Tina se inclina para susurrar:
—Justo a tiempo. ¿Quién lo hubiera pensado?
Soy algo famosa o infame por llegar tarde, así que le doy la vuelta al pájaro bajo
la mesa; me han pillado antes por hacerlo a la vista.
Tina simplemente se ríe.
La Señora S toma su asiento en la cabecera de la mesa y todos se callan. Hay
café, té y galletas en el medio, cortesía de Maggie y su personal, junto con la larga
GoR
mesa del comedor y las espinas rectas y las caras serias, esto podría ser una escena de
Downton Abbey 3.
—Buenos días a todos —la Señora S nos saluda, mirando a su alrededor, sus ojos se
detienen en mí—. Me alegra mucho verlos a todos aquí y a tiempo.
Yo sonrío. Aunque podría haber parecido una mueca.
—Así que, hoy, tenemos un pequeño cambio de planes.
La Señora S está sonriendo y no tengo un buen presentimiento sobre esto. Si ella es
feliz, entonces eso significa que algo está mal. Nunca está feliz y tampoco deja que
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—Hoy es un día especial —Ella sigue sonriendo y mi ceño fruncido se hace más
grande—. Para celebrar esta imprevista, pero especial ocasión, el Señor y la Señora
Prince están haciendo una fiesta. Sé que es un poco pronto, pero quiero a la mayoría
Temblorosamente, me paso los ojos por ahí. Todos están tranquilos y concentrados.
La Señora S sigue hablando, pero todo lo que puedo oír es su nombre.
Página
Zach.
Ha vuelto.
Era él, ¿no?
Lo vi anoche o, mejor dicho, lo vi antes de que desapareciera. No fue un sueño o
mi imaginación.
No lo inventé.
Oh, Dios.
—Lo siento. ¿Qué acaba de decir? —Estallé, en voz alta y efectiva trayendo todos
los ojos de la habitación hacia mí.
La Señora S me mira fijamente. Duro.
Sé que no le gusta que la interrumpan, especialmente cuando da instrucciones a
diestra y siniestra. Pero a la mierda.
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí, Cleopatra? —pregunta, en cambio.
Respiro profundamente. Eso no ayuda. Todavía estoy tan sacudida como cuando
escuché su nombre.
—Escuche, sé que estoy siendo grosera y todo y que odia ser interrumpida, pero no
lo entiende —Me aclaro la garganta y me deslizo hasta el borde de mi asiento—. ¿Acaba
de decir que Zach va a volver porque creo que lo hizo? Y eso es imposible, ¿verdad?
Porque la última vez que lo comprobé, se fue. Abruptamente. Y pensé que no iba a volver.
Pensé que tal vez sus padres finalmente cortaron todos los lazos con él. Ya sabe, porque
estaba tan... fuera de control. Quiero decir... —Agito mi mano en el aire y tengo la
sensación de que la agito demasiado rápido—. Nunca compré todo el espectáculo de
GoR
ir a Oxford.
Cito el ir a Oxford.
—Nunca creí que fuera a Oxford. Pero está bien. No me importa eso. Lo que me
importa es... —Junté mis dedos en la mesa, hundiendo los codos en la madera e
inclinándome hacia adelante—. ¿Qué acaba de decir?
Mis piernas están temblando y odio que sólo pensar en su regreso me haya reducido
a esto.
Esta chica nerviosa, temblorosa y desordenada.
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Enojada y violenta.
Página
Una chica que no podía decidir si quería esconderse para evitar la confrontación
y ser enviada a detención una vez más o darle un puñetazo en la cara como lo hizo
cuando tenía diez y él doce años.
—Cleopatra, no sé qué te pasa hoy. Pero voy a pasarlo por alto porque has estado
lidiando con mucho. Aunque diré esto, si no controlas tu comportamiento errático y ves
a alguien...
Ahí está.
—No dudaré en dejarte ir. ¿Está claro?
A mi lado, siento la mueca de Tina. Incluso puedo sentir a Maggie sacudiendo la
cabeza.
Aprieto mis manos y obligo a mis piernas a quedarse quietas. Es bueno que mi
corazón sea un órgano, firmemente enjaulado dentro de las costillas. Porque si no lo
fuera, estaría explotando de mi pecho y tirado en el suelo como un desastre pulposo.
—Como el cristal —digo con dificultad.
—¿Y Cleopatra?
—¿Sí?
—Es el Señor Prince para ti. No olvides tu lugar.
Aprieto los dientes, los rechino, los aplasto.
—No lo haré.
***
GoR
Zachariah Prince.
Lo conocí cuando tenía diez y él doce años.
De hecho, lo conocí en mi primer día en St. Patrick. Es una escuela elegante para
niños elegantes en el lado norte de la ciudad.
En ese momento, probablemente era la única del lado sur que iba allí. Mis padres
estaban muy orgullosos. Querían lo mejor para mí y trabajaron muy duro para que yo
entrara en esa escuela.
Nunca tuve grandes esperanzas en St. Patrick, para ser honesta. Me hubiera
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gustado ir a mi escuela regular en el lado sur con Tina y todos mis otros amigos.
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Incontables veces.
Página
Irrumpía en sus casilleros y robaba sus tareas. Solía rayar sus coches. Una vez, incluso
tuve una gran pelea con una de las chicas de su círculo íntimo porque escondió mi ropa
después de una clase de gimnasia y mandó a los chicos al vestuario para mirarme
embobados. Se convirtió en algo muy importante en la escuela.
Durante años, he planeado maneras de asesinarlos.
Para asesinar a Zach.
Yo también lo habría hecho, si no se hubiera ido. Pero ahora ha vuelto y actúo
como si estuviera en la escuela otra vez.
Estoy mirando a la izquierda y a la derecha, caminando muy, muy despacio para
no resbalar en algo. Algo como una cáscara de plátano, plantada deliberadamente
para que la gente se ría de mi cuerpo desgarbado, curvado y tembloroso.
Salto cada vez que alguien me llama por mi nombre. Alguien se ríe y yo aprieto mis
músculos y entrecierro los ojos, preparándome para el remate, que definitivamente creo
que me involucra. Estoy flexionando mis puños, recordando la técnica correcta para
hacer uno como le he estado enseñando a Art. Estoy pensando en formas en las que
puedo luchar.
Me estoy ahogando en la ira y el odio y ni siquiera lo he visto todavía.
Gah.
Así que, para reagruparme y actuar como una adulta, me he encerrado en el
armario de servicio junto a la cocina. La fiesta ha empezado y se supone que debo
servir champán, en lugar de beberlo yo misma y sentarme en un gran cubo de limpieza.
Pero como sea.
GoR
Sobrevivirán sin mí. Mucho del personal de limpieza y cocina está sirviendo esta
noche, incluyéndome a mí. Solía ser camarera en el lado sur y necesito el dinero extra,
así que siempre me ofrezco voluntaria para tales eventos.
De repente, el armario retumba y se agita, haciéndome gritar. El polvo cae del techo
y la bandeja llena de copas de champán puesta en el suelo vibra.
Alguien está llamando a la puerta.
—Cleo.
Mis hombros tensos se hunden ante la familiaridad de la voz. Es Tina.
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Puedo sentirlo.
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Conduje a la escuela y esperé a mi novio, Neal. Era nuevo en la ciudad y del lado
sur y tan pronto como vi sus gafas hípster y sus tirantes, supe que era mi alma gemela.
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—Bien, vamos.
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Bastardo.
Odio esa sonrisa. Es tan injusto que sea hermosa y sexy.
Nunca cambiaría.
Una mano pasa delante de mis ojos y yo grito, casi perdiendo el agarre de la
bandeja.
—¿No se supone que debes irte una vez que has servido? —dice el hombre que me
llamó, con las cejas arqueadas de forma arrogante.
—Sí, no necesitamos nada ahora mismo —dice el otro hombre del grupo mientras
sorbe su champán.
El tercer hombre dice:
—Llamaremos si lo hacemos.
La única mujer del grupo, vestida con un vestido de plata, murmura:
—Pero no contengas la respiración.
Sólo los estoy escuchando sus comentarios condescendientes a medias. En realidad,
me alegro de que hayan interrumpido mi mirada.
Necesito alejarme de Zach. Ahora que sé dónde está, puedo vigilarlo y mantenerme
fuera de su vista. No quiero que me vea. No quiero que sepa que trabajo aquí ahora.
O al menos, que guarde este secreto el mayor tiempo posible.
Disculpándome con el grupo, doy un paso atrás.
Estoy a punto de salir indemne cuando algo me hace mirar hacia arriba y mi mirada
choca con la suya.
Maldita sea.
GoR
Lo sabía. Sabía que me encontraría.
Hay una cosa entre nosotros, ves.
Esta cosa nos hace conscientes del otro. No importa dónde estemos. En el pasillo
de la escuela, en la sala de detención vacía, o en un salón de baile lleno de gente.
De alguna manera, él siempre ha sido capaz de encontrarme y yo siempre he sido
capaz de encontrarlo a él.
Tal vez así es como funciona el odio, misterioso y molesto.
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Con su copa de champán en la boca, Zach me mira con sus ojos negros de
demonio. Como solía hacerlo.
Página
Como si nunca hubiera parado. Nunca se fue. Los últimos tres años nunca ocurrieron.
Todavía es la noche del baile de graduación. Yo todavía tengo dieciséis años y él
dieciocho. Sigo esperando que mi novio aparezca mientras Zach se ríe a mis espaldas
porque está a punto de arruinar todos mis sueños de amor.
Y el lunes, cuando vaya a la escuela, me enteraré de que Zach se ha ido. Se ha
ido de la ciudad abruptamente y la gente está zumbando con el shock y los chismes.
Excepto que ahora mismo, el dolor en mi vientre es más agudo y mi corazón se ha
detenido junto con las mariposas que se han congelado, atrapadas por su enfoque en
mí.
—Oh, Cristo, ¿qué haría falta para que te vayas? ¿Estás esperando una propina o
algo así?
Esta vez la voz del hombre me asusta tanto que no se puede salvar la bandeja. Se
me escapa de las manos y veo cómo se estrella contra el suelo con horror.
Hay chillidos, jadeos y saltos cuando las delicadas flautas se rompen contra el
mármol, derramando burbujas por todas partes. Algunas de ellas caen en los zapatos
del hombre que me hizo señas. Eran mocasines italianos, nada menos. Esta información la
da la mujer del vestido de plata.
Una pequeña multitud se está reuniendo a mi alrededor. Hay murmullos y risas. No
puedo decir quién es el que lo hace. Porque mis ojos están pegados a los vasos rotos,
a la bandeja volcada.
—Lo siento mucho —no le susurro a nadie en particular, mis ojos se llenan de lágrimas
GoR
de vergüenza.
Estar de pie se ha convertido en una tarea tan difícil y me estremezco tan pronto
como mis rodillas huesudas tocan el suelo. Mis manos sobresalen para recuperar el
equilibrio. Pero accidentalmente caen en el charco de líquido, salpicándolo en las
mangas de mi blanca blusa.
Esa es la menor de mis preocupaciones, sin embargo.
Porque tan pronto como mi palma se conectó con el piso pegajoso, sentí una
punzada de dolor penetrante que atravesó mis dedos y mi muñeca.
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—Oh, joder.
Página
—¿No qué?
Trago contra el impacto de su voz. Me golpea en el pecho y me estremezco
ligeramente.
Por supuesto, se da cuenta.
Y tal vez para fastidiarme aún más, frota su pulgar sobre la almohadilla de mi palma.
El toque es suave, no más que un susurro de su piel sobre la mía.
Pero es lo único en lo que puedo concentrarme.
Arrebato mi mano y le doy un puñetazo.
—No me toques —Luego agrego, para que quede súper claro—: Nunca.
GoR
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Página
Capitulo 3
Ahora es más oscuro.
Es todo en lo que puedo pensar. En combinación con su voz más áspera y su
cuerpo más grande, su piel bronceada le hace parecer despiadado.
Más despiadado que antes.
Más despiadado que lo que solía parecer, parado frente a su casillero, o en las
puertas de la escuela, o sentado en la mesa más grande y ruidosa de la cafetería. O
andando en motocicleta por la autopista.
No estoy segura de que me guste eso. En realidad, estoy bastante segura de que
no me gusta. Como si no fuera lo suficientemente intimidante. Como si las palmas de mis
manos no me picaran lo suficiente como para quitarle la mirada arrogante de su cara.
GoR Maldita sea.
¿Por qué ha vuelto?
Todo estaba bien. Todo era normal. Me había acostumbrado a no esconderme o
mirar por encima del hombro y a estar tranquila todo el tiempo y no tramar el caos y el
asesinato. Me había acostumbrado a mi cuerpo curvado y a cómo mis muslos se mueven
cuando camino.
La única razón por la que acepté este trabajo fue porque pensé que no iba a
volver.
38
Sé que la gente dice que fue a la Universidad de Oxford como cualquier otro
Prince de su familia. Pero yo nunca lo creí.
Página
Zach odiaba la escuela. Era tan rebelde e infractor de las reglas que es risible
pensar que seguiría los pasos de sus antepasados.
Sin mencionar la forma en que se fue. Tan abruptamente. Algo así como en la
oscuridad de la noche. Ni siquiera se graduó en el instituto.
Sabía que cuando se fue, no fue a Oxford y no planeaba volver.
Pero supongo que me equivoqué en una de esas cosas.
Ha vuelto.
Después del dramático fiasco en el salón de baile, un par de miembros del personal
me acompañaron a la salida. Tina me ayudó a limpiar la herida y me dijo que me lo
tomara con calma. Estuve todo el día nerviosa y algo tenía que pasar. No creo que la
Señora S sea tan indulgente, sin embargo.
Pero no puedo pensar en eso ahora mismo. No puedo pensar en lo que el mañana
traerá ahora que Zach sabe que estoy aquí, en Las Pléyades.
Me pusieron a trabajar en la cocina después de que me avergonzara tanto. Hace
calor y está pegajoso ahí dentro, no sé cómo lo hace Maggie y necesito un pequeño
descanso.
Así que salgo por la entrada de servicio y trato de respirar.
El aire de la noche no es mucho mejor y mi uniforme para el evento, blusa blanca y
falda negra ajustada, se aferra a mi cuerpo sudoroso, pero no me importa. Cualquier
cosa es mejor que estar encerrada en esa cocina.
Saco los pies de mi Mary Janes de dos pulgadas de tacón y me desato la trenza,
GoR
seguido de los dos botones de mi blusa. Abanico la tela, tratando de que entre aire y
me apoyo contra la pared, cerrando los ojos.
—¿Estás bien?
La voz ronca me hace saltar.
—Jesús. Joder —casi grito.
Al principio, no veo nada más que el oscuro contorno de arbustos y árboles en la
distancia. Pero luego noto una nube de humo y me azoto en la dirección de donde
viene.
39
De él.
Página
Zach está apoyado en la pared de ladrillos, con el pie en alto. Un cigarrillo cuelga
de sus labios y no tiene su chaqueta puesta, dejándolo con su camiseta oscura que
muestra sus bíceps abultados.
Oh, Dios.
Ni siquiera los está flexionando y parecen amenazadores.
—Me has dado un susto de muerte —acuso.
Una linterna victoriana de aspecto intrincado da suficiente luz para que pueda
verlo. Su rostro está dirigido hacia mí y no puedo escapar de la grandiosidad de sus
rasgos. Afilado y cortante con una mandíbula cuadrada y pómulos altos, con pelo de
terciopelo oscuro.
—Ya veo —comenta.
Entonces su pecho con cordones se hincha como una ola gigante mientras hace
un arrastre antes de enviar el humo en la noche.
—¿Y tú? —pregunta, mirándome otra vez.
Me acerco a la pared y doy un pequeño paso atrás, alejándome de él.
—¿Yo qué?
Mi única preocupación es salir de aquí. Estaría dando la vuelta y corriendo. Pero
la experiencia me ha enseñado que nunca debo dejar mi espalda expuesta y abierta.
Así que sigo caminando hacia atrás, lentamente.
—¿Estás bien?
Mis pies descalzos se quedan atrapados en mi Mary Janes abandonada, pero
evito tropezar.
GoR
—¿Qué?
Como es típico, permanece en silencio y fumando. Mirando fijamente.
Eso es lo que hace Zach: mira fijamente. Como si sus ojos fueran un microscopio y
yo fuera un bicho o un espécimen interesante que quiere estudiar. Que ha querido
estudiar durante años o aplastar bajo sus botas.
—¿Acabas de...? —Entrecierro los ojos—. ¿Pregúntame si estoy bien?
—Suena como eso.
40
Tres años.
Lo estoy viendo después de tres malditos años y esto es lo que me pregunta.
Página
Después de todo, después de todas las bromas y las cosas por las que me ha hecho
pasar, ¿realmente me está preguntando eso? Como si fuera una extraña que encontró
en la calle y ahora está preguntando por el maldito clima.
—¿Por qué?
—¿Por qué qué?
—¿Por qué lo preguntas?
Sus ojos van a dónde está mi mano herida, con el puño contra la pared. Mi herida
empieza a palpitar. Siento que la herida se calienta, como si toda mi sangre corriera
hacia ella sólo porque él lo mencionó.
Ahí es cuando recuerdo que me tocó.
No puedo creer que me haya tocado.
En ese momento, estaba tan sorprendida que no pude registrar nada sobre el
toque. Pero ahora recuerdo que su piel estaba caliente... de alguna manera, más caliente
que la de cualquier otro. Era áspera y rasposa la palma de su mano. Como si tuviera
más líneas de destino 4 que nadie que yo conozca.
Se mueve con la barbilla.
—Eso necesita un vendaje.
Abro mi sudoroso y caliente puño.
—Está bien.
—Fue un corte profundo.
—Te gustaría eso, ¿verdad?
—¿Me gustaría qué?
GoR
—Que sea un corte profundo.
De nuevo, no dice nada de eso, simplemente mantiene sus ojos en mí.
A lo largo de los años, he aprendido que esta es su táctica de intimidación. Hacerlo
todo tranquilo e intenso para que la otra persona se vea obligada a llenar el silencio.
No voy a caer en eso.
No voy a caer en nada de lo que él ha planeado. Pensaría que incluso esta reunión
fue un montaje, si no hubiera pensado espontáneamente en salir.
De hecho, ya ha hecho esto antes. Sus secuaces me encerraron en la oficina del
41
Señor Philips, nuestro profesor de historia, después de darme un mensaje falso de que me
Página
estaba esperando. Estuve encerrada en esa habitación durante dos horas hasta que el
equipo de limpieza entró y abrió la puerta.
Imbécil.
4 Líneas que se extienden desde la muñeca hasta el dedo medio. Refleja la fortuna y la carrera de uno
—¿Eres consciente de que estás caminando hacia atrás? —pregunta por fin,
volviéndose hacia mí, apoyado contra la pared en su brazo.
Me doy cuenta de que tiene razón. He estado caminando hacia atrás.
—¿Qué te importa?
—No puedes hacer eso.
Me burlo.
—¿Sí? ¿Por qué? ¿Vas a detenerme?
Sacude la cabeza lentamente.
—No, pero si sigues entonces la planta en la maceta detrás de ti lo hará.
Mis ojos se abren mucho y me detengo bruscamente.
Tiene razón.
Hay plantas en maceta a ambos lados de la entrada de servicio y siento el roce
de las hojas contra mi espalda. Si hubiera seguido adelante, me habría tropezado con
ellas o incluso me habría caído.
—Lo sabía —miento.
—Claro —dice con una voz divertida que me hace levantar la espalda; es un viejo
reflejo.
GoR
Hay algo en él, ya sabes. Alguna cualidad, algún tipo de provocación que me
enciende la piel.
—No necesitaba que me dijeras eso —insisto.
—Lo tengo —responde con ligereza.
Aunque me ofende su tono, decido quedarme callada. Me prometo a mí misma que
no diré nada.
No lo hago. Durante unos seis segundos. Luego pregunto:
42
—¿Sabes?, no estaba muy seguro de volver. Pero si te hace feliz, entonces estoy a
favor.
Página
también lo creo.
Zach aparta la mirada de mí mientras deja caer al suelo su cigarro acabado y lo
aplasta bajo sus botas.
—Nunca pensé que lavar los platos y fregar los pisos fuera parte de tus objetivos
de vida.
Sabía que iba a decir algo insultante. Es Zach.
Pero, aun así, me estremezco.
Objetivos de vida.
¿Qué sabe él de objetivos y ambiciones? ¿Qué sabe sobre lo que pasa cuando te
los arrebatan en un parpadeo?
A pesar de que me pica, mantengo mi voz calmada e informal.
—Bueno, no sabes todo sobre mí ahora, ¿verdad? Y se llama trabajo. Así es como
la gente responsable compra cosas.
—Responsable, ¿eh?
—Sí.
Enderezándose y alejándose de la pared, Zach llega a su máxima altura. Ladeando
la cabeza, pregunta como si fuera tan curioso.
—¿Qué más hacen los responsables? Además de cambiar las sábanas por un
trabajo y entrar en su lugar de trabajo.
Mis ojos se abren de par en par.
—Eras... tú.
Oh, Dios.
GoR
Entonces, es un pervertido idiota. Me estuvo observando anoche.
—Era. Estuviste linda en tu pequeño traje negro. Estúpido pero lindo. ¿Realmente
pensaste que nadie te reconocería? —Se ríe—. Tan linda como eras, odio tener que
decírtelo. No tienes futuro en el espionaje. Eres un poco demasiado... —Me mira de arriba
a abajo—. Visible por eso. Así que tal vez sea bueno que puedas cambiar las sábanas
y trapear los pisos. Tienes que mantener tus opciones abiertas.
Y ahí está. Una pequeña excavación en mi cuerpo junto con otros insultos.
46
Nada ha cambiado, ¿verdad? Sigue siendo el mismo. Sólo que ahora soy más
vulnerable. Tengo más que perder. Como mi trabajo y, eventualmente, mi casa.
Página
del mundo.
Sacude la cabeza, despacio, peligrosamente. Hipnóticamente.
—Me importa una mierda el mundo. Pero sí me perteneces.
Sabiendo que podría empeorar mi situación, me burlo.
—Nunca serás mi dueño. Ni ahora. Nunca.
—¿Es eso un desafío, Blue?
Blue.
¿Cómo puede una palabra tener un efecto tan drástico? Hace que mi interior se
tambalee. Mi pecho tiembla cuando el Blue se desliza por mi garganta como si lo hubiera
inhalado como una droga.
—Es una promesa.
Zach escanea mi cara, como si estuviera memorizando mis rasgos. Como si planeara
soñar conmigo esta noche.
Yo lo dejé.
Dejé que lo memorizara, que lo asimilara, para que cuando me viera detrás de sus
párpados cerrados, entendiera que no estaba bromeando. Que no importa lo que pase,
no voy a jugar sus juegos. Que, de alguna manera, voy a encontrar una manera de
poner fin a todo esto.
Recuperar mi casa es demasiado importante para mí.
—Si estamos haciendo promesas, déjame decirte una cosa —susurra, bajo y rudo—.
Si quiero que seas mi esclava, caerás al suelo tan rápido que tus rodillas sangrarán junto
con la palma de tu mano. Así que no me tientes. Soy muy fácil de tentar.
GoR
48
Página
Capitulo 4
El Príncipe Oscuro
Cielo nocturno.
Me gusta. Un azul tan profundo que es casi negro y el cúmulo de estrellas, tratando
de iluminarlo.
Es imposible, pero aprecio su determinación y que salgan noche tras noche sólo
para fracasar.
Los primeros meses fuera de este pueblo fueron duros porque no podía ver el cielo
nocturno. Es prácticamente imposible verlo en la ciudad. Probablemente por eso nadie
duerme en Nueva York. No tienen un cielo propio.
Pero incluso entonces, la falta de sueño, el hecho de que el mundo era un vacío
desconocido para mí, nunca pensé en volver.
GoR
Porque no vale la pena volver aquí. Ni entonces ni ahora.
Tres años y no ha cambiado nada. Esta ciudad todavía huele a mierda y a una
jodida tonelada de malos recuerdos. Los anchos muros, la gran arquitectura, millas y
millas de finca que la gente tonta paga un dólar de prima para recorrer.
Todo esto me hace sentir pequeño. Pequeño, sin valor.
Las Pléyades, mi lugar de nacimiento, siempre me ha hecho sentir que no pertenezco
a este lugar.
49
Estoy en mi antigua habitación. Está hecha en tonos oscuros, gris y negro. Todo
parece pulido y fresco. Probablemente pasaron un día entero limpiándolo, pensando
Página
que me quedaría.
Pero no lo haré.
Sé cómo se siente la libertad, cómo sabe. Sé que la libertad es ir en motocicleta
por una autopista sin fin. La libertad es el viento en mi cara.
La libertad es el conocimiento de que al final del día, no tengo que volver a un
lugar en el que estuve atrapado durante dieciocho putos años.
Estoy metiendo mi ropa dentro de mi mochila cuando oigo que llaman a mi puerta.
Lo dejaría pasar, pero voy a ir allí de todas formas.
Además, tengo un presentimiento de quién podría ser y necesito aclararlo de una
vez por todas.
Subiendo la cremallera de mi bolso y poniéndolo sobre mi hombro, cruzo la
habitación y abro la puerta. Nora, la Señora Stewart para todos los demás, se queda
allí, llevando una bandeja de comida. Ella me mira, seguida por la mochila en mi hombro.
Levanta la bandeja y dice:
—Te traje comida.
—Puedo tomar algo en el camino.
—Entonces, ¿te vas?
—Sí.
Se calla por un latido antes de decir:
—Las pruebas llegan la semana que viene.
Aprieto la mandíbula.
GoR
—Llámame cuando lo hagan.
Su silencio ante mi respuesta casual se extiende más que antes. Sé lo que significa.
Significa que está preparando su regreso. Esa es la cosa con Nora. Cree que sólo porque
ha trabajado para mi familia desde que nací, tiene la libertad de sermonearme. Como si
yo fuera su hijo o algo así.
En su mayor parte dejo que piense eso. Tal vez como gratitud por todas las veces
que metió comida a escondidas en mi habitación, o me durmió o secó mis lágrimas, que
era demasiado orgulloso para reconocerme a mí mismo cuando a nadie más se le
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permitía tener ningún contacto conmigo. Pero si sabe lo que es bueno para ella,
Página
—Y tú quieres mucho a tu madre. Por eso fue necesario una llamada, sólo una, para
Página
—Pero...
Dejo que mi ira se muestre en mi cara.
—Creo que deberías irte.
Asintiendo lentamente, ella se va.
Tan pronto como la puerta se cierra, recojo las llaves de mi motocicleta.
Durante tres años, fui libre. Libre de este lugar. Libre de mis padres. Libre de todas
las cosas que me hacían sentir: ira, odio, soledad.
Pero aparentemente, he vuelto y hay una diferencia muy importante.
Ella también vive aquí, la chica de pelo azul. La chica que llevó el peso de todo
mi odio y en la que no he dejado de pensar desde que la vi por primera vez cuando
tenía doce años.
Y si lo hubiera sabido, nunca habría vuelto.
Porque no quiero tener nada que ver con ella y estoy bastante seguro de que ella
no quiere tener nada que ver conmigo.
GoR
55
Página
Capitulo 5
Anoche vino a mí en mis sueños.
Como solía estar en St. Patrick Mientras daba vueltas en la cama, en un estado de
semi-despierta, me di cuenta de que he visto crecer a Zach.
Lo he visto como un sabelotodo de secundaria con pelo puntiagudo, un uniforme
arrugado y sucio que siempre terminaba en detención. A pesar de que a esa edad era
más bajo que todos los profesores, todavía los dominaba con su actitud de "jódete".
Y entonces, creció más alto. Literalmente se disparó de la noche a la mañana y se
hizo más grande que todos los demás. Prácticamente todos tuvieron que inclinar el cuello
hacia arriba para mirarlo y mientras tanto, apenas les perdonó la mirada.
Lo vi cuando estaba en los pasillos de la escuela. Grande y descuidado. Rompe-
reglas con su corbata volteada sobre su hombro y los dos botones superiores de su
GoR
camisa del uniforme aflojados. Nunca llevaba sus libros con él. Siempre iba con las manos
vacías. Como si su memorándum el que decía que se suponía que era una escuela y que
tú debías llevar los libros de texto se hubiera perdido en el correo.
Y entonces, lo vi mirándome.
Me veía humillarme con la cara en blanco. A veces cuando me defendía y gritaba
insultos, sus labios se movían. A veces se estiraban y sonreía. Como si me hubieran puesto
en esta tierra para divertirlo.
Lo vi en su motocicleta. Su pelo y su corbata volando con el viento y el humo
56
en mi cerebro.
Así que sí, anoche vi flashes de su vida, entrelazados con la mía.
Me alegré cuando llegó la mañana y tuve que despertarme.
Mientras corro al trabajo, estoy esperando un día lleno de tareas serviles. Sólo para
no pensar en él y que está de vuelta.
Ha vuelto de verdad, de verdad. Y sabe que estoy aquí.
Estoy tan dentro de mi cabeza que no miro por donde voy y justo en la entrada
de la sala de personal, me encuentro con alguien.
—Oye, ¿estás bien?
Es Ryan. Es de mi antiguo vecindario y lo conozco de toda la vida. Ha trabajado
en Las Pléyades como chofer desde hace dos años.
Agarro la tela de su chaqueta de traje en su bíceps.
—Ups —Me río—. Lo siento. Supongo que no vi a dónde iba.
Él sonríe. Es sólo un par de años mayor que yo y siempre he pensado que su
presencia es reconfortante.
—Está bien —Me tranquiliza—. ¿Te sientes bien? Ya sabes, después de lo que pasó
anoche.
A su recordatorio, el corte en mi palma pulsa como si alguien estuviera metiendo el
dedo justo en el centro de la herida.
Me pongo la palma de la mano herida a mi lado y le disparo a Ryan una sonrisa
brillante.
—No, estoy bien. No sé qué pasó anoche. Estrés, tal vez. Pero me siento genial ahora
GoR
mismo.
—Me alegro de oír eso —dice, sonriendo cálidamente.
—Bien, me voy a ir. No puedo hacer enojar a la Señora S dos veces seguidas.
Ya estoy pasando por delante de él cuando me detiene.
—Cleo, yo... —Se rasca la frente—. Me preguntaba si te gustaría tener una cita
conmigo.
—¿Qué? —Sale como un chirrido.
—Cita. ¿Conmigo? ¿Si quieres ir?
57
¿Yo?
¿Cleopatra Paige? La chica gótica, rara y de pelo azul.
Sólo ha pasado una vez más, con Neal y fui yo quien le pidió una cita. Y bueno,
todos sabemos cómo resultó eso.
—¿Cleo?
—Sí. Lo siento. Yo sólo, um, ¿quieres tener una cita conmigo?
Se ríe a carcajadas.
—Bueno, sí. Si no lo haces, entonces...
—No. Quiero decir, no es que no quiera. Siempre he pensado que eres sexy y... —
Abro los ojos porque, joder, ¿qué estoy diciendo?
No es que esté mintiendo, sin embargo.
Si soy sincera, siempre he estado un poco enamorada de él. Especialmente mientras
crecíamos. Tina y yo, ambas lo hicimos. Nos turnábamos para casarnos con él cuando
jugábamos juntos. Era tan lindo y su sonrisa solía hacerme sentir cálida y confusa.
Ryan se ríe de nuevo pero el sonido ha perdido su calidad de vergüenza.
—¿Y?
—Yo sólo... —Sacudo la cabeza, sintiéndome sonrojada—. Nunca me di cuenta de
que querías hacerlo. Ir a una cita, eso es
Encogiéndose de hombros, pasa sus manos por el pelo.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve el valor de pedírtelo antes. Y con
todo lo que pasó el año pasado, no quise presionarte
Lo que pasó el año pasado es un peso que siempre llevo encima. Y aunque soy
GoR
más pesada por ello, la gente me trata como si fuera la cosa más frágil y delicada.
Parpadeando los ojos, me aclaro la garganta.
—Sí. No creo que pueda. Me gustas, pero no puedo. Es sólo que... no creo que esté
preparada. Con todo el trabajo y ya sabes, no puedo.
—Lo entiendo —Ryan asiente con la cabeza y me da un ligero pinchazo en el
corazón.
Se extiende y me pasa el pulgar por la mandíbula.
—Pero no me rendiré —dice con un brillo en los ojos—. Ahora que sé qué piensas
58
está bien.
Página
GoR
61
Página
Capitulo 6
El príncipe de las Pléyades vive en la torre dos.
He estado en su habitación antes, por supuesto. La primera vez que estuve allí, me
volví un poco loca. Husmeé en su armario y en todos sus cajones. No es que haya
encontrado nada interesante. Se había ido por un par de años y su habitación estaba
vacía, además de los muebles. Excepto por los conejos de polvo, no había nada
interesante allí.
Me pregunto qué encontraré ahora que ha vuelto. No es que me importe, pero, aun
así.
Es casi la hora de la comida; he terminado de limpiar las otras habitaciones de la
torre. Excepto la suya. Lo he estado evitando hasta ahora, pero no puedo. Ya no puedo.
Tengo que hacerlo.
GoR
Empujo el carrito con todos mis artículos de limpieza y la bolsa de lavandería, junto
con toallas y sábanas limpias y voy a su puerta. Su habitación está situada al final de
un brillante pasillo hecho de mármol italiano y adornado con pinturas hechas por caras
manos extranjeras. Hay una ventana alta -que es un dolor de cabeza para limpiar-
escondida en una esquina, con vistas a un patio con una fuente de agua.
Presiono mi oído contra la puerta, pero no escucho ningún sonido.
En realidad, espero que no esté aquí. Tal vez después de la fiesta de anoche, se
reunió con sus secuaces y se destrozó, y ahora está durmiendo en algún lugar. Se sabe
62
que hace eso. Todos los lunes solía faltar a la escuela o venir a sus clases después del
Página
en las gradas. Una vez partió un libro en dos porque un profesor le preguntó sobre los
deberes. Concedido, sólo he oído hablar de eso, pero lo creo.
Entonces, ¿por qué tendría un libro dentro de su bolso? Un libro sobre las estrellas.
Escrito en las estrellas.
Olvidé que se podían ver las estrellas aquí arriba.
Hojeo las páginas. Hay constelaciones descritas y dibujadas, junto con su origen y
las historias detrás de ellas. Está limpio y nítido. Casi intacta, pero de alguna manera,
tengo la sensación de que no lo está. En realidad, no lo está.
Zach ha tocado estas páginas. Pero eso no tiene sentido.
Siempre pensé que mirar las estrellas y observar el cielo es algo que hacen los
poetas y los filósofos. Gente que tiene profundidad.
Zachariah Prince no es un poeta ni un pensador. No tiene profundidad. Sólo es un
tipo rico y aburrido que se divierte atormentando a los demás, es decir, a mí.
Pero entonces, llego al final del libro y todos mis pensamientos se canalizan en el
hecho de que es un libro de biblioteca. Está atrasado y es de Nueva York. BPNY:
Biblioteca Pública de Nueva York.
Yo tenía razón.
No estaba en el Reino Unido, yendo a Oxford. No sé cómo, pero puedo decir con
seguridad que ha estado en Nueva York los últimos tres años.
Le echo un vistazo. Todavía está durmiendo mucho, probablemente también sin
soñar. Desearía poder preguntarle sobre la ciudad, sobre todos los lugares que ha visto.
Pero no puedo porque lo odio y piensa que soy un juguete.
GoR
Qué desperdicio de mierda.
Rápidamente reviso el resto de sus cosas y algo bueno también. Porque me saqué
la lotería con el paquete de cigarrillos. Un paquete doble en eso.
¿Su escondite, tal vez?
Mirando a los Marlboro, sonrío. No tiene ni idea de lo que se avecina.
Los tengo en mis manos y me levanto, lista para salir de aquí. Pero entonces, escucho
un sonido. El peor sonido del mundo. Peor que la explosión de una bomba.
Un gruñido.
65
Luego, un gemido.
Página
—Joder.
Otro gruñido.
—Jesucristo.
Mi mente se ha apagado completamente. Miro su espalda en la cama y hay
movimiento, crujidos.
Se está despertando.
Dios mío, se está despertando.
¿No pudo haber seguido durmiendo durante cinco segundos más? Porque cinco
segundos más y me habría ido de aquí.
Me quedo congelada en medio de su habitación mientras pierdo mi capacidad
de pensar.
¿Qué coño hago ahora?
De repente, mis piernas se mueven. Pero en lugar de llevarme a la puerta, me llevan
a su baño y, antes de que pueda comprender lo que está pasando, salto a la bañera
a un lado y corro la cortina de la ducha.
Es una de esos opacas que te esconde completamente y gracias a Dios por eso.
Entonces, me pongo contra la pared y me pongo la mano libre sobre la boca. En la otra
mano, tengo el paquete doble de Marlboro que robé.
Oigo pasos desnudos y un par de gruñidos más. Para mi horror, esos sonidos se
acercan.
Oh, Dios.
Viene hacia el baño.
GoR
Hacia mí.
¿Por qué carajo pensé que sería una buena idea esconderse dentro de su bañera?
No estaba haciendo nada ilegal... bueno, si no cuentas robar sus palillos de cáncer y
revisar sus cosas. Podría haberme ido fácilmente por la puerta.
Ahora, todo es mucho, mucho peor de lo que debería ser.
Aparentemente, no lo suficientemente peor porque viene un silbido. Un sonido
distinto de algo -un grueso chorro- golpeando la cerámica, seguido de un suspiro.
Me retracto. Este es el peor sonido del mundo. Zach meando.
66
Está desnudo.
Desnudo.
—¡Oh, Dios mío! —Suelto un chirrido, apretando los ojos.
—¿Cómo has entrado aquí?
—Oh, Dios mío. Oh, Dios mío —canto, tratando de disolverme en las baldosas a las
que está pegada mi columna vertebral—. Estás desnudo. Pensé que al menos tendrías los
pantalones puestos.
—¿Qué carajo estás haciendo? —gruñe, esta vez lentamente.
—¿Por qué estabas durmiendo desnudo? —Me quiebro—. ¿Quién duerme desnudo?
—Gente que quiere frotarse cuando le apetezca.
Mi respiración se detiene ante su respuesta dibujada.
Frotarse.
Se refiere a… frotar su cosa. ¿Verdad? Masturbación.
La cosa que está en plena exhibición ahora mismo. A unos pocos metros de mí. A
una distancia conmovedora. ¿Este es el castigo por inventar esa mentira sobre él?
No. No. No.
—Abre los malditos ojos —dice Zach, rompiendo mi canto interno.
Aprieto los dientes.
—Ponte unos malditos pantalones.
—No hasta que me digas qué coño estás haciendo escondiéndote en mi bañera.
No puedo creer que me esté pasando esto.
GoR
No puedo creer que esté atrapada en una bañera con un Zach desnudo
mirándome.
Pero necesita una mujer. Necesito abrir los ojos, terminar con esto e irme. De ahora
en adelante, no me ofrezco como voluntaria para asumir las obligaciones de nadie. Al
menos, no sin saber lo que implican.
Lentamente, abro los ojos y me aseguro de mantenerlos sólo en su cara.
—No me estaba escondiendo.
Me mira fijamente.
68
—Si estás ahí para ducharte, odio tener que decírtelo, pero no es así como se hace.
Página
—¿Qué?
Hace un gesto a mi ropa, mirando arriba y abajo de mi cuerpo.
—Se supone que debes quitártela. Y no sólo porque hace que sea más fácil
quitársela.
—¿Qué?
Esta vez mi qué es más alto. Me encojo en la pared un poco más. Aunque no creo
que vaya a ninguna parte.
Zach saca su otro brazo y lo coloca en la pared. Inclinándose hacia mí, dice en
un tono áspero.
—Sacando una. ¿Nunca lo has hecho en una ducha?
—Por supuesto que sí.
Oh, tío.
Lo que no es correcto. Tan completamente, completamente equivocado.
La tensión de su cara se desvanece y sus ojos brillan de alegría. Antes de que
pueda comentar mi descuidada respuesta, casi grito.
—No. No digas ni una palabra. No quiero oírla, ¿de acuerdo?
Sus ojos negros como el azabache pasan por mi cara.
—Un poco tensa ¿no? Para alguien que se esconde en mi bañera —Con una sonrisa
torcida, me dice en voz baja—: Te diré algo. Me daré la vuelta y podrás hacer lo que
quieras para que te...
Un barrido final de mis rasgos y luego:
—Sueltes.
GoR
Sueltes.
Bien.
¿Puedo matarlo? Quiero decir, ¿qué tan mala puede ser la prisión, en realidad? Te
dan comida gratis y una cama para dormir.
Exhalando un aliento de enojo que amplía su sonrisa, digo:
—Muy elegante. Estoy aquí para hacer mi trabajo, idiota. Sacando tu basura y
cambiando tus sábanas. Mis objetivos en la vida, ¿recuerdas?
Su sonrisa es reemplazada por un borde afilado de su mandíbula. Supongo que
69
te haré saber que me están buscando. Mi amiga sabe que estoy aquí y si no me presento
para el almuerzo, llamará al 911.
Página
—Dame las malditas llaves antes de que las coja —se escabulle, ignorando mi
Página
estúpida frase.
Le lanzo los ojos. Su ceño es feroz. Da miedo.
Mordiéndome el labio, saco las llaves de mi bolsillo y las dejo caer en su palma
abierta. Pero eso no es lo único que dejo caer. Mientras respiro profundamente aliviada,
pensando que ahora me dejará ir, mi otro puño se abre también.
Y sale el paquete doble de Marlboro que le robé.
Zach mira hacia abajo y luego hacia arriba, hacia mí. Debo parecer un animal
atrapado, con los ojos muy abiertos y la respiración jadeante.
Una corriente de escalofríos se enciende en sus ojos.
—¿Me estás robando, Blue?
—No.
—¿No?
Sacudo la cabeza, me da pánico.
—N-no.
Zach me mira el pelo. Está desordenadamente trenzado y alejado de mi cara
porque a la Señora S no le gustan los mechones sueltos.
—Entonces, ¿estás diciendo que algunas cosas cambian? ¿Ya no eres una ladrona?
Mi corazón late en mi pecho al mencionar la palabra ladrona.
Él y sus secuaces solían llamarme así en la escuela. De hecho, Zach empezó a
llamarme así desde el primer día que nos conocimos en detención. Todo porque le pedí
prestados los palitos de zanahoria a alguien sin preguntar. Los reemplacé al día
siguiente. No es que a nadie le importe eso.
GoR
Me relamo los labios sudorosos.
—No, no estaba robando.
Manteniendo sus ojos en mí, lanza las llaves sobre su hombro. Aterrizan en algún
lugar del suelo con un estruendo que me hace estremecer.
De alguna manera, el tener las dos manos libres ha hecho que la situación pase de
terrible a catastrófica.
—¿Sabes lo que les pasa a las pequeñas ladronas como tú? —pregunta, suavemente,
pasando sus ojos por mi cuerpo otra vez.
72
Un cuerpo que está explotando. Mi piel está enrojecida y llena de piel de gallina.
Página
—Te dije que no estaba robando —repito, pero con un poco más de calor.
Él me ignora, todo amontonado y alto.
—Se les castiga.
Oh, hombre ¿está creciendo justo delante de mis ojos?
Me burlo y pretendo ser valiente.
—¿Qué es esto? ¿Tu perversa fantasía? ¿Se supone que debo llamarte señor ahora?
En esto, Zach entra en la bañera y yo apenas, apenas, me las arreglo para no
chillar. Está acercando su peligroso y desnudo bulto aún más a mí.
No mires su cosa.
—Tal vez —responde a mi pregunta anterior—. Un poco de respeto serviría de mucho.
Ya que parece que tu destino está en mis manos.
—Si te acercas más, voy a gritar —le advierto.
—¿Si?
—No estoy bromeando. Y luego voy a demandar tu trasero por acoso sexual —
Asiento con la cabeza por una buena medida—. Así es, imbécil. Conozco mis derechos.
O lo haré. Tan pronto como salga de aquí, voy a buscar en Google la mierda de
esto.
Zach ladea la cabeza y sigue avanzando hacia mí.
—¿Quieres saber lo que voy a hacer con tu trasero?
Jesús.
Saco mi mano, con cuidado de no tocarlo.
—¿Puedes dejar de hacer insinuaciones sexuales? No estaba robando, ¿está bien?
GoR
Sólo estaba tratando de hacer tu vida un poco difícil.
Zach se detiene, se detiene repentinamente en su camino.
—¿Qué?
Admito que iba a tirarlas por el inodoro. Eso es todo. Cuando se calla, lo miro.
—Es justo. Después de todo lo que me has hecho.
Permanece en silencio, pero vigilando.
No hay ninguna expresión en su cara. Nada más que pura intensidad y no puedo
mirarlo. Está demasiado cerca. Demasiado grande.
73
Demasiado desnudo.
Página
Su olor y el calor de su piel me rodean como dos brazos fuertes y no puedo romper
su agarre.
Cuando lo siento inclinarse hacia mí, levanto los ojos en su dirección. Mi corazón
está en mi garganta, listo para salir volando cuando me doy cuenta de que en cualquier
momento podría tocarme.
Otra vez.
Dios mío, me va a tocar.
Estoy a punto de gritar cuando un gran torrente de agua cae sobre mi cabeza
como un peso pesado. Me lleva un segundo entender lo que ha pasado.
Zach acaba de abrir la ducha. Conmigo dentro de la bañera. Completamente
vestida y todo.
—Q-qué…
Cortando mis palabras confusas, él ordena.
—Vete.
No necesita decírmelo dos veces.
Temblando y tropezando, salto de la bañera. Mis botas salpican de agua y apenas
consigo mantenerme erguida en el suelo resbaladizo. El agua se desliza por mi pelo, mi
cara y mi uniforme está casi completamente empapado.
—Aquí.
Con su voz, me doy la vuelta, indignada y furiosa, lista para darle un pedazo de
ella. Pero Zach me lanza algo y, por instinto, lo atrapo.
—No te olvides de tomar esto.
GoR
Sin palabras, lo miro fijamente.
—Ahora vete a la mierda. No quiero ver tu cara por el tiempo que me quede aquí,
¿entendido?
Luego corre la cortina, dejándome con un vestido húmedo y pegajoso, agarrando
un paquete doble de cigarrillos Marlboro.
74
Página
Capitulo 7
Me está mirando fijamente.
Y haciendo ejercicio. Pero sobre todo mirando fijamente.
Iba de camino a la casa principal para la reunión diaria de la mañana cuando me
detuvo Grace y empezamos a charlar. Como siempre, Tina ya se había ido antes de que
yo me despertara.
A los dos segundos de la conversación, me di cuenta de una presencia. Como
cuando el aire es tan pesado, saturado y sabes que el sol va a quemar la tierra hoy.
El aire parecía lleno y rebosante, pero sabía que no era el sol.
Era él.
De todos modos, ahora mismo, está en la piscina haciendo flexiones. En nada más
que un par de pantalones negros mientras me ve hablar con Grace.
GoR
¿Cuál es su aversión a la ropa? ¿Por qué no puede hacer ejercicio con una camisa
o algo así? ¿Por qué tiene que poner sus... músculos esculpidos en exhibición?
Gente que quiere frotar.
Sacudo mi cabeza y descarto sus groseras palabras. Pero no puedo descartar lo
que está pasando delante de mí.
En cada flexión sus brazos se tensan y se abultan y creo que cada vez que esas
venas suyas se salen de su piel.
Lo que sea. No me importa.
75
Tampoco me importa el hecho de que esté brillando y puedo ver cada curva de
Página
sus hombros y su espalda. Incluso las gotas de sudor que se acumulan en esas crestas.
¿Por qué está trabajando con este calor, de todos modos? La casa principal tiene
un gran gimnasio, por el amor de Dios.
—Oye, ¿quieres caminar y hablar? —Interrumpo a Grace, en voz alta, apartando la
mirada de él.
Me mira como si hubiera perdido la cabeza.
—Está bien. Pero tenemos algo de tiempo antes de la reunión.
—Lo sé. Vámonos. Impresionemos a la Señora S con lo temprano que podemos llegar.
Grace sonríe. Tiene el pelo castaño claro y unos amables ojos marrones.
—Es por él, ¿verdad?
Empiezo a caminar y, con cada paso, siento que mis muslos tiemblan más de lo
normal. Todo mi cuerpo está rebotando más de lo habitual.
Es él. Me hace consciente de mi figura. Pensé que había olvidado todas las cosas
malas que sus secuaces me decían cuando me empezaron a crecer los pechos en el
noveno grado.
Pero eso es lo que pasa con el acoso, ¿no?
Nunca lo olvidas. Nunca. Podrías fingir que todo está bien ahora. Que ya no te
afecta, sus pequeños insultos y burlas. Que los años pueden haber opacado su efecto.
Pero me lo está devolviendo todo.
—¿Quién es él? —Le pregunto despreocupadamente.
—El nuevo Señor Prince.
El Señor Prince suena súper raro. Sólo pienso en él como Zach, el imbécil.
GoR
Decido caminar más rápido y no pensar en lo que eso le hace a mi cuerpo. Cuanto
antes me pierda de vista, mejor.
—No.
Ella se ríe.
—Vale. No me lo digas. Pero para que lo sepas, te estaba mirando fijamente.
Intento tragar, empujar saliva por la garganta, pero es como si mi corazón estuviera
atascado ahí y no se moviera.
Sé que me estaba mirando. Todavía lo hace. Puedo sentir sus ojos en mi espalda
76
Tal vez ni siquiera esté pensando en mi cuerpo menos que perfecto. Tal vez está
pensando en cómo arruinar mi día como lo hizo ayer, cuando me roció con agua y
arruinó mi uniforme.
Tuve que correr de vuelta a la cabaña y buscar mi repuesto. Para cuando estuve
presentable de nuevo, la hora del almuerzo había terminado y tuve que ir a limpiar las
ventanas. Estaba casi muerta cuando salí para el día.
—No me importa —Digo.
—Lo entiendo —Luego se encoge de hombros—. Va contra las reglas, de todas
formas.
—¿Qué es?
—Ya sabes, relacionarse con la gente a la cual debemos servir.
Ella cita la palabra ‘’servir".
Me rio a carcajadas.
—Oh, Dios mío, eres adorable —La abracé de lado—. No habrá ninguna consorte
en lo que respecta al nuevo Señor Prince. Créeme.
Nadie lo odia más que yo.
En cuanto bajamos las escaleras de la entrada de servicio, huelo a pastel. Grace
camina hacia la sala de personal mientras yo me dirijo a la cocina. Necesito un trozo de
pastel después de toda esa mirada.
Antes de entrar en la cocina, grito:
GoR
—¡Maggie! Te quiero, ¿lo sabes? ¿Cómo supiste que quería pastel esta mañana? No
tienes ni idea de la mierda que ha sido mi semana...
Mis palabras se atascan en mi boca cuando lo encuentro a él, entre toda la gente,
en la cocina.
¿Cómo llegó aquí tan rápido? ¿No estaba afuera?
Zach está sentado en el rincón y Maggie se preocupa por él como si fuera un niño
pequeño. Tiene un trozo de mi pastel delante de él y acaba de darle un mordisco
cuando irrumpo.
77
Todavía está sudando por el entrenamiento. Pero, por suerte, se ha puesto una
Página
camisa. O más bien una camiseta con parches sudorosos que exhibe sus bíceps.
—Cleo —Maggie me envía un mensaje—. Siéntate.
No lo hago. Me quedo en el umbral, maldiciendo el destino. ¿Es así como será mi
vida desde ahora hasta que él se vaya? ¿Viéndolo en todas partes?
No quiero ver tu cara por el tiempo que me quede aquí.
¿Entonces por qué carajo está en el ala de los sirvientes?
Lo miro fijamente y me lo devuelve con una mirada fresca.
—¿Cleo?
—¿Eh? —Miro a Maggie—. Lo siento. Me voy a ir.
—¿Te he oído decir algo sobre una semana de mierda? —Maggie está cortando un
pedazo de pastel y lo está enchapando, probablemente para mí.
Con la mirada puesta en Zach, asiento con la cabeza.
—Sip. Súper mierda.
Sus labios se mueven.
—¿Por qué? ¿Qué ha pasado? —pregunta.
Entonces, entrecierro los ojos hacia él.
—Chinches.
—¿Qué?
—Uh-huh. Volvieron.
—¿Volvieron? ¿Qué quieres decir? Creí que habíamos llamado a los exterminadores
la última vez.
Otra cosa sobre nuestro pueblo: tenemos chinches, tanto en el lado sur como en el
GoR
norte. Probablemente sea por el calor. Y hace un par de meses, tuvimos una gran
explosión en Las Pléyades. La Señora S se asustó mucho.
—Lo sé. Yo pensaba lo mismo —Sacudo la cabeza lentamente—. Pensé que se
habían ido para siempre. Pero las malditas bastardas volvieron.
Zach baja el tenedor y mastica lentamente mientras me mira.
Sus ojos están encendidos y se mueven como la noche en que regresó. Se detienen
en mis pechos por unos segundos antes de bajar y hacer una pausa en mi vientre.
Estoy cubierta de arriba a abajo, pero sus ojos me hacen sentir... desnuda. Me
78
hacen sudar. Soy muy consciente de las gotas que se deslizan por mi columna e incluso
Página
por mi estómago. Juro que por la forma en que me mira, puede ver esa gota cayendo
en mi ombligo.
—Oh, Dios. Nora va a ser muy infeliz —dice Maggie y deja mi pastel justo enfrente
de Zach—. Ven, siéntate. El Señor Zach está desayunando.
La miro y decido, por qué no. ¿Por qué debería dejar mi pastel sólo porque el
Maestro Zach está aquí?
Caminando hacia la mesa, le respondo a Maggie.
—Lo apuesto. Yo también soy infeliz. De hecho, estoy indignada.
Llego a la mesa y saco la silla. Mirando a Zach, digo:
—Malditas sanguijuelas chupasangre.
Entonces escarbo en mi pastel y escucho una suave risa.
***
Chinches.
Habría sido una pequeña broma maravillosa.
Sin mencionar que conozco a un tipo en el lado sur que podría haberme
conseguido algo. Por el precio adecuado, podría conseguir cualquier cosa. Pero sus
honorarios eran un poco altos esta vez: yo. Él quería engancharse a mí.
Como si...
No estoy tan desesperada por hacerle la vida difícil a Zach, muchas gracias.
Así que tengo un nuevo plan y lo estoy ejecutando ahora mismo.
Tengo el turno de noche en la casa principal esta noche, lo que significa que
GoR
dormiré en una de esas salas de guardia y es la oportunidad perfecta. Aunque estoy
agotada después de un turno de día completo y luego cuidando a Art hasta que Doris
esté en casa, voy a hacer esto.
Estoy en la cocina que está iluminada por las luces nocturnas habituales. Y en mi
mano hay una botella de laxante. Lo compré en la tienda cuando Tina y yo fuimos a
hacer la compra.
Durante los últimos tres días, Maggie ha estado haciendo las cosas favoritas de
Zach, todas ellas dulces y todas ellas también mis favoritas y así, ha estado desayunando
79
en la cocina. Lo que significa que come un poco y me mira mucho, arruinando mi mojo 6.
Página
Suspiro.
—La única e incomparable.
Página
Ella se acerca más. Llevo un camisón azul; bueno, llevo el camisón azul, con el escote
y el dobladillo de encaje. Era de mi madre. Tengo una bata sobre él, pero no está atada
y me estoy arrepintiendo de eso.
—Escuché que estabas trabajando aquí —Ella sonríe mientras se pone de pie ante
mí—. Supongo que los rumores eran ciertos.
—Supongo que sí.
Ashley tiene un vestido negro ajustado y se ve un poco inestable en sus pies.
Probablemente por cortesía de la botella de vino en sus manos. Su pelo rubio está atado
en un intrincado nudo que nunca, ni en mil años, podré copiar y sus tacones altos le dan
una ventaja sobre mis pies desnudos.
Mirándome de arriba a abajo, me comprueba. No de una manera sexual, sino más
bien de una manera en la que mi figura es algo a lo que hay que mirar.
—No has cambiado nada, ¿verdad?
Me mantengo firme.
—Y tampoco tengo la intención de hacerlo.
Ves, es fácil decir estas cosas.
Le he dicho estas cosas muchas veces. Pero eso no significa que sus excavaciones
en mi cuerpo no hayan hecho un hogar dentro de mí. Durante mucho tiempo, mientras iba
a St. Patric, me sentía avergonzada de mi figura, aunque sabía que no debería haberlo
estado.
Y desde que Zach regresó, esas inseguridades han regresado rápidamente.
—Así que tú eres la que... —Toma un sorbo de su vino directamente de la botella—.
GoR
¿La criada? Como, ¿limpias y sacas la basura?
Me ruborizo y aprieto los puños.
Concedido, no me gusta este trabajo, pero no hay que avergonzarse de hacerlo.
Este no era mi plan, pero está bien. Hay un honor en el trabajo honesto.
Como tampoco es una vergüenza tener curvas.
Mantengo mi cabeza en alto, desafiante.
—Sí. Ese tipo de cosas. Entonces, ¿qué estás haciendo en estos días?
Se ríe y agita un brazo en su frente.
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noche.
Página
—¿Estás bien?
Es una pregunta simple pero no puedo responder. Me quedo ahí, mirándolo como
si hubiera olvidado todas las palabras.
Tal vez porque su voz se había vuelto íntima y baja cuando hizo la pregunta. O
podría ser porque es la segunda vez que me pregunta eso. Esta pregunta surrealista.
Como si le importara lo que me pasa.
Antes de que pueda reunir mi ingenio, Ashley comienza a hablar y le dice lo
irrespetuosa que he sido con ella y que debería ser despedida por insubordinación.
Cuando se detiene, los ojos de Zach se mueven más abajo y, por primera vez esta
noche, me doy cuenta de que el camisón de mi madre es ligero y está hecho de algodón.
Y tiene un escote pronunciado y Zach puede ver todo eso.
—¿Qué le pasó a tu vestido? —pregunta.
Me cierro la bata, escondiendo mi camisón. No quiero que mire mi ropa arruinada.
Su mirada hace que todo sea peor, más pegajoso.
—No importa. Tengo que trabajar mañana y necesito ir a dormir.
Y necesito que mi madre y mi padre vuelvan.
Debería irme ahora que todo ha terminado pero mis piernas no se mueven. Están
atrapadas por el repentino pensamiento en mi cabeza.
Normalmente, soy buena enterrando todo dentro y haciendo lo que hay que hacer.
Estoy bien con poner una fecha a mi jodida enfermedad. Retrasar el tratamiento hasta
GoR
que recupere mi casa.
Pero aquí, delante del tipo que siempre me ha atormentado y gustado, me siento
tan sola. Nunca les dije a mis padres sobre el acoso y las bromas, pero ahora, la elección
me ha sido quitada. No podría decírselo, aunque quisiera.
Ya no están aquí.
No hay nadie que me salve. Del mundo.
De él.
84
convierten en algo caliente. Algo como la ira, porque qué carajo estoy haciendo,
mostrando debilidad frente a él.
—No, no lo estoy —le digo con una voz clara y severa—. No estoy llorando.
Especialmente delante de gente a la que le importa un carajo.
Me dijo eso una vez, en realidad.
¿No te enseñó tu madre a no llorar delante de gente a la que le importa un carajo?
Aunque fue hace años, puedo ver que él también lo recuerda. Sabe de lo que estoy
hablando. Está en la forma en que me mira, con tanta intensidad.
Tal... conexión.
Como si compartiéramos algo.
Odio eso.
Odio que compartamos una historia. Odio que siempre sea parte de mi vida.
Siempre será dueño de un rincón de mi alma.
—¿Es el vestido? —pregunta.
Este es el momento en el que Ashley dice:
—Oh, por favor, no seas una bebé. Fue un error honesto y es sólo un vestido —
Entonces, ella murmura en voz baja—: Y no es muy bueno.
El gruñido que se ha estado acumulando dentro de mí finalmente se escapa.
—¿Qué acabas de decir? —Entrecierro los ojos porque estoy harta de ella.
Estoy harta de todos. Voy a reorganizar su cara.
Se estremece ante mi pregunta.
—¿Perdón?
GoR
Creo que oigo jadeos.
Yo tenía razón. Los miembros del personal están levantados y probablemente estén
viendo este altercado ahora mismo. Pero nadie se atreve a entrar en la cocina. Tal vez
porque el Señor Prince está aquí.
A la mierda. No me importa quién esté mirando; no me voy a echar atrás.
Doy un paso amenazador hacia ella.
—Dilo otra vez. Te reto.
Ashley retrocede.
85
Me río.
—Y vas a perder los dientes ahora mismo.
Con eso, me lanzo a ella, o lo intento.
Pero de repente, Zach me tiene de rehén. Sus dedos están envueltos alrededor de
mis bíceps y mi cuerpo está al mismo nivel que el suyo.
—Es suficiente.
Incluso a través de los gritos y jadeos de la gente a mi alrededor, definitivamente
todos están mirando, escucho su bajo gruñido. Esto inflama mi ira.
—Suéltame.
—No hasta que te hayas calmado.
Yo lucho contra su agarre, pero todo lo que hace es apretar su mandíbula y
flexionar su agarre alrededor de mis brazos.
—Juro por Dios, Zach, déjame ir o gritaré por toda esta maldita casa.
Sus ojos negros brillan.
—Es la segunda vez que me amenazas con eso. Sigue así y te daré una verdadera
razón para gritar.
Zach parece amenazador, mirándome con desprecio. Sus palabras resaltan el
hecho de que es más grande y fuerte de lo que era hace tres años. Cada músculo de
su cuerpo está amontonado y apilado, lleno de poder. Y mi frente está destrozado por
el suyo.
Yo trago. Con verdadero miedo.
Nadie se atrevería a dar un paso adelante si decide hacer algo. Ni una sola
GoR
persona. Los sirvientes no tienen poder sobre los ricos.
—Déjame ir —digo con los dientes apretados.
Sus pestañas imposiblemente gruesas parpadean mientras estudia mi cara, mi cuello
-haré que la vena que late rápidamente allí se ralentice para no mostrar miedo- y luego,
finalmente, sus ojos se posan en mi pecho. Afortunadamente, está cubierto con la bata.
Me deja ir y yo doy un paso atrás. Mis bíceps han perdido sensibilidad bajo la
fuerza de su agarre y desearía poder alcanzarlos y frotar mis nervios, pero lo que dice
a continuación me detiene.
86
del país. Mi mamá habría estado extasiada. Siempre quiso salir de esta ciudad, pero
Página
Ella me ama. A su manera, me estaba dando tiempo para sembrar mi avena salvaje.
Ella todavía piensa que terminaremos juntos algún día.
Pobre Ashley.
—Esto ya no es St. Patrick —digo.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Significa que dejes de ser una perra y que crezcas de una puta vez.
Sus ojos destellan fuego.
—¿Perdón?
Sacudo la cabeza.
—Jesús, ¿cuánto has bebido?
Ashley se retira como si la hubiera abofeteado. Bien podría haberlo hecho. Beber
solía ser mi forma de afrontarlo hace tres años... no estoy seguro de que se me permita
predicar sobre ello. Eso y mi motocicleta.
—¿Estás... estás de su lado? —casi grita como respuesta— ¿Viste cómo estaba? Ella
iba a atacarme.
—Y estoy pensando que no debería haberla detenido.
Ashley está herida. Sus labios picados por abejas tiemblan.
—¿Por qué lo hiciste, entonces?
—La habrían despedido y tú no vales la pena.
Una lágrima real se desliza por su mejilla.
No es que quiera hacerle daño a Ashley deliberadamente. No ha hecho nada que
no hubiera hecho en la escuela.
GoR
Es sólo que no quiero tener nada que ver con ella o con la gente mayor o con
todas las cosas que hicimos en la escuela.
—Ashley, mira…
—Has cambiado —me corta, mirándome como si me hubieran crecido dos cabezas
o algo así—. No puedo creer que después de todos estos años, la defiendas. A ella.
Cleopatra. ¿Recuerdas cuánto la odiábamos? ¿Cómo no pertenecía a nosotros? ¿La
forma en que nos respondía? Y no está mejor ahora. Es una maldita criada. Una criada,
Zach. Nada de ella ha cambiado.
90
Blue sigue siendo la misma. Fuerte, valiente... brillante. Rebosante de tanta vida que
es difícil mirarla.
Pero aun así miré.
La vi humillarse durante años. Vi como la empujaban, la insultaban, se reían de ella.
Durante años, fui su abusador.
No soy un fanático de las palabras o las letras ni nada. Nunca lo he sido.
Pero abusador es la palabra que más odio. La odio tanto que podría ser una
persona viva y que respira.
Una persona a la que quiero estrangular y ahogar la vida.
—No la estoy defendiendo. Nunca la he defendido —le digo a Ashley—. Sólo te estoy
haciendo saber cómo son las cosas.
—¿Qué te hicieron en Oxford? —Ashley reflexiona.
—Esa es la cosa. Nunca estuve en Oxford. Nunca he estado en el Reino Unido.
Estuve en Nueva York, estrellándome en sofás de desconocidos.
Y darme cuenta de que el mundo es un lugar mucho más grande de lo que mi padre
me hizo creer. Un lugar donde la gente me mira como si valiera algo, aunque sólo sea
un desertor de la escuela secundaria.
Mi padre cagará un ladrillo cuando se entere de esto, de que he revelado el
secreto. El hijo pródigo no estaba en Oxford sino en cuclillas en edificios como un
vagabundo sin hogar.
No te estás esforzando lo suficiente, Zach.
Eres realmente tonto, ¿no?
GoR
Nunca llegarás a nada si ni siquiera puedes escribir bien tu nombre.
Pero eso no es nada nuevo, ¿verdad? Ha estado cagando ladrillos desde que
descubrió que su perfecto hijo pequeño tiene largas y profundas grietas.
Sé que el personal sigue aquí, vigilando todo. En Las Pléyades es difícil guardar
secretos. Hago contacto visual con una de pelo castaño y pequeña.
—Acompáñala a la salida. Está demasiado borracha para caminar sola.
Ashley grita mi nombre y me doy la vuelta para enfrentarla por última vez.
—Nunca vengas aquí sin ser invitada. Y no acoses al personal. No te va a gustar
91
GoR
92
Página
Capitulo 9
No me despiden.
Sin embargo, la Señora S se entera de mis aventuras nocturnas. Ella me deja ir con
una advertencia. Es un shock, pero supongo que sé la razón.
Lástima.
La lástima es la razón. Lo veo reflejado en los ojos de todos. Maggie, Leslie, Grace,
incluso Ryan. Todos ellos me han estado dando sonrisas tristes y compasivas.
Es como si mis padres hubieran muerto de nuevo y yo tuviera que ir a la morgue a
identificar sus cuerpos. Y luego, es como si el banco me hubiera quitado la casa otra
vez por todas las deudas y los pagos atrasados. Ahora, tengo semanas de rogar hasta
que me den otra oportunidad de hacer un pago parcial.
Es la historia que se repite sin repetirse realmente.
Así que estoy feliz de que me envíen a mis tareas diarias. Sólo que Tina está
asignada a trabajar a mi lado y para cambiar la pena, le digo que Ryan me está
GoR invitando a salir.
—¿Qué carajo te pasa?
Y esa es su reacción cuando le digo que me negué a salir con él.
—Nada —Me encogí de hombros, empujando el carro de la limpieza mientras
caminábamos por uno de los pasillos de la torre dos—. No me pasa nada. No puedo ir.
—Ni siquiera es una pregunta, Cleo —dice, deteniéndose y poniendo sus manos en
las caderas.
—¿Sabes que pareces una madre cuando haces eso? —Pregunto.
Ella cruza los brazos sobre su pecho y luego me lanza una mirada severa.
93
—Sí.
Página
Estoy obsesionada con él, con la forma en que lo odio, con la forma en que me
hace sentir.
Página
—No sé...
—No te estoy culpando —dice Tina—. Nunca te culpé. Él es el imbécil. Él es el malo
en esta situación. El abusador. ¿Pero no crees que es hora de dejarlo ir? No lo dejes
ganar, Cleo. No dejes que arruine la más mínima oportunidad de encontrar el amor o de
tener una cita maravillosa. Ryan es increíble. Tus padres lo amaban, ¿recuerdas? Ve. Vive
tu vida. Te mereces la felicidad. Mereces aliviar el dolor. Mereces enamorarte.
Sí, lo sé.
Desde luego, desde luego que sí.
Cuando Zach se fue, pude haber tenido una cita. No es que la gente me estuviera
pidiendo citas en St. Patrick, pero, aun así. No estaba allí para arruinármelo. Pude
haberme besado y besado, incluso perder mi virginidad. Podría haber hecho todas esas
cosas, pero nunca lo hice. Por alguna razón, nunca entró en mi mente.
Pero Tina tiene razón. Otra vez.
Merezco enamorarme y descubrir lo que tuvieron mis padres. Estaban tan
enamorados el uno del otro. Como asquerosamente enamorados y siempre pensé que un
día encontraría a alguien de quien enamorarme locamente también.
Sonriendo, me limpio las lágrimas y asiento. Pero antes de que pueda decir algo, mi
mirada cae sobre él.
El tipo del que hemos estado hablando.
De alguna manera, olvidé que aquí es donde está su habitación. Lo cual es
estúpido porque íbamos a hacer las ventanas justo al lado.
Zach se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho
y los ojos sobre mí.
Está sudando y la única prenda que lleva en el cuerpo es un par de pantalones
de deporte. Cuelgan tan bajo que muestran más de lo que esconden. A saber, esa V
profunda de su pelvis esculpida. Pero lo peor y más perturbador es un indicio del mechón
GoR de pelo oscuro que desaparece bajo la cintura.
No quiero pensar a dónde lleva y cuánto tiempo ha estado ahí o si ha oído algo
de la conversación que tuvimos Tina y yo.
Y tampoco quiero pensar en el chisme que viajó esta mañana, junto con mi crisis de
medianoche.
Daba tanto miedo, lo juro. Y entonces, me miró y me dijo que la acompañara a la
salida; está borracha. Oh, y no puedes olvidar la última cosa que le dijo: no vuelvas
aquí sin invitación. Fue el momento más perfecto. Fue perfecto. Te defendió totalmente,
Cleo.
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—¿Por qué la echaste? —Pregunto, chillando—. Quiero decir, es genial que lo hicieras.
98
Es una perra de primera clase. Sin ofender a tu elección de compañía o algo así —
Levanto mi dedo—. En realidad, pensándolo bien, estaba tratando de ser ofensiva. Así
Página
que sí, deberías ofenderte. De todos modos, estoy feliz por ello. Ya sabes, que la hayas
echado. Como Grace y todos los demás. No es que importe que sea feliz. Quiero decir,
¿por qué lo haría? Creo que, en realidad es lo contrario. Es como... ‘’mi infelicidad es para
lo que vives’’, ¿verdad?
Dios, no tengo ni idea de a dónde voy con esto. ¿Qué estoy diciendo? Todo lo
que sé es que mi corazón está latiendo muy rápido y está súper cerca y, de alguna
manera, todo lo que puedo oír ahora mismo es la voz de Grace.
Zach guarda silencio y me pregunto cómo puede hacerlo cuando mis palabras
tienen vida propia.
—No.
—¿Qué?
—No vivo para ti. Nada de ti me importa —responde después de unos segundos.
—Bien. Por supuesto. Ya lo sabía.
Te defendió totalmente, Cleo.
No lo hizo. Grace no sabe nada.
Escaneo la cara dura de Zach, la mandíbula angulada, los mechones de su pelo
rozando sus cejas. Por primera vez me doy cuenta de que está... pálido. Un poco
demacrado, sudoroso, incluso. Sus pómulos tienen un aspecto hundido y su barba es más
gruesa, como si no hubiera tenido tiempo de afeitarse esta mañana o simplemente se
hubiera olvidado.
—¿Estás... estás enfermo?
—¿Estás preocupada por mí?
Me burlo.
—No. Yo sólo...
—¿Tú sólo qué?
GoR Hay un mordisco en su voz y me hace arquear la espalda.
—Me pregunto si tienes fiebre. Y si la tienes, entonces es contagiosa porque no
quiero contagiarme nada de ti. Estás demasiado cerca de mí.
En esto, se acerca aún más. Como si estuviera cruzando el umbral, la línea, sólo
para asustarme.
Mi mirada se dirige a su mano derecha. La mano que más usa y en la que está su
tatuaje. Leí el guion que le recorre la muñeca. Puedo cruzar la línea.
Pero de repente, esa mano se ha ido de la pared y le devuelvo la mirada. Él saca
algo de sus bolsillos.
99
Bien, gracias a Dios. Porque es la cosa más loca que he pensado. A Zach no le
importa lo que yo quiera. Nunca le ha importado.
Loco con una l mayúscula.
No hay contacto entre nosotros, no. Pero el peso de su pecho a centímetros del mío
sigue siendo aplastante. Todavía me impide respirar.
—Te estás volviendo valiente, ¿no? —pregunta, en lugar de responder a mi pregunta
anterior.
—¿Qué?
—Pero hay una línea muy delgada entre ser valiente y ser estúpida.
Una amenaza apenas soltada perdura en su tono. Una amenaza que me roba la
voz.
Ladea la cabeza y se relame los labios.
—No quieres cruzar esa línea. No quieres ser estúpida y robar mis cosas o hablar
de mi polla.
Oh, Dios, me había olvidado de mi pequeña broma descuidada e inofensiva.
Él lo sabe.
¿Cómo lo sabe?
—No hay secretos en esta casa. No para mí. ¿Entiendes?
—Yo…
—Shh —Pone su dedo en mis labios pintados de azul marino—. No hables. Sólo
escucha. He sido muy amable contigo. Muy paciente. Te he estado dando pases porque
no puedo cambiar la historia. No puedo cambiar lo que pasó en St. Patrick y si estos
pequeños juegos infantiles te hacen feliz, entonces puedes divertirte. Puedo permitirte
que te diviertas.
GoR
Baja los ojos para mirar mis labios que me doy cuenta de que están separados.
Estoy respirando en su dedo, rociándolo mientras continúa.
—Pero se está volviendo un poco molesto ahora. La gente que me molesta me hace
enojar. Y realmente no quieres hacerme enojar, ¿verdad?
Estoy congelada.
Presiona con su dedo en la plenitud de mis labios, aplanando mi boca, empujando
contra mis dientes, probablemente manchando mi lápiz labial.
—Sé una buena chica, Blue y sacude la cabeza.
101
No lo hago. No puedo.
Nunca ha estado tan cerca de mí. Si pensaba que la bañera estaba cerca,
Página
entonces estaba loco. Esto está cerca. Esto está flotando y amenazando. Esta es la
definición de la palabra penetrante.
Está en todas partes.
Su olor, su respiración, su voz, su calor y su piel. Tanta piel.
Entonces su mano entera captura mi mandíbula, mientras su dedo aún está en mis
labios separados. Me presiona la barbilla y me obliga a sacudir la cabeza.
—Bien. Eso es bueno —murmura—. Te dije la primera noche que volví: no me tientes.
Mantente fuera de mi camino y yo me mantendré fuera del tuyo.
Su tono suave me golpea en el estómago. Justo en la hendidura de mi ombligo y
yo aspiro a respirar.
Zach se da cuenta.
Se da cuenta de mi pecho agitado. Apuesto a que también se da cuenta de cómo
mis pechos están golpeando la tela. Se sienten pesados para mí. Pesados, colgantes
y.… maduros.
Dios, y sudorosos. Igual que su torso, todo rugoso y corrugado con los músculos.
Es como si ambos estuviéramos suspendidos en este momento. Él con sus ojos en mi
pecho y yo con mis ojos en su cara.
Está mal y no debería suceder, pero está sucediendo y quiero que se detenga.
Lo hace un segundo después cuando un sonido viaja desde el pasillo. Oigo pasos
que se acercan. Alguien está subiendo las escaleras.
La extraña parálisis de mi cuerpo se rompe y las palmas de mis manos se resbalan
en la pared. Zach me mira, a su mano que aún está envuelta alrededor de mi mandíbula.
—Déjame ir —Miro hacia las escaleras al final del pasillo.
GoR Su reacción, sin embargo, es completamente opuesta a la mía.
Divertido, dice:
—No me gusta tu tono.
Mi corazón está en mi garganta, mis piernas están temblando.
—Estás bromeando, ¿verdad?
—¿Te estás riendo?
Aprieto los dientes.
102
—Quienquiera que sea, no quiero que me vean así. Contigo, ¿de acuerdo? No
puedo dejar que nadie piense que tenemos algo en marcha.
Página
Llevo mi vestido azul oscuro con lunares blancos y bolsillos. No tiene tirantes y
abraza mi cuerpo fuertemente antes de terminar a mitad del muslo. Es un tipo de vestido
que siempre tengo que empujarme a usar porque creo que mis curvas son súper visibles.
Pero como sea. Lo llevo puesto y lo he emparejado con sandalias azules prestadas
de Tina.
Le dije a Ryan que me reuniría con él justo fuera del restaurante que eligió para
nosotros. Le molestaba no poder llevarme en coche, pero yo guardo esa conversación
para otro momento. Cuarta o quinta cita, tal vez.
De hecho, hemos estado tratando de encontrar tiempo para salir durante los últimos
días. Pero Ryan ha estado súper ocupado y yo he estado trabajando mucho en los
turnos de noche, junto con los turnos de día; hay una nueva fiesta que viene para un
recorrido por las torres y los terrenos y la Señora S se estaba volviendo loca.
Aunque eso no significa que no nos veamos todos los días o que no robemos tiempo
para hablar entre trabajos.
104
Es tan dulce. Exactamente como lo imaginé. Amable y cariñoso. Aún no nos hemos
besado -supongo que estamos esperando la fecha oficial- pero me ha besado en la
Página
mejilla. También me ha pasado el dedo por la mejilla. Ambas cosas fueron agradables y
cálidas, típico de él.
A veces, sin embargo, me mira con lástima, lo que me molesta. Pero supongo que
después de mi crisis en la cocina con Ashley, no puedo culparlo. Apuesto a que su lástima
desaparecerá después de un tiempo. La de todos los demás también.
Por ahora, estoy algo emocionada. Ha pasado mucho tiempo desde que tuve una
cita. Estoy emocionada por conocerlo, verlo sonreír, hacer que me toque. Que me bese.
Además, Tina, como siempre, tenía razón. Mis padres definitivamente lo habrían
aprobado.
Justo a tiempo, Ryan se detiene en la acera y sale del coche. Le sonrío, pero luego
mi sonrisa se desvanece cuando veo una mirada de dolor en su cara.
—Odio hacer esto pero voy a tener que dejarlo para otro día.
—Oh.
—Ya estaba en mi coche, listo para conducir cuando me llamaron al trabajo. Así
que pensé que debía decírtelo.
—Apesta, sí.
Luego lo reviso con las pestañas bajas. También se vistió para la cita. Tiene una
chaqueta de traje negro y una camisa verde salvia.
—La próxima vez, prometo que iremos. Nadie nos lo arruinará. Ni siquiera el Señor
Prince.
¿Qué?
Ryan se ríe.
—Tiendo a olvidar que tenemos dos Señores Prince ahora. Estoy hablando del otro.
El nuevo. Zachariah. Zach. Como sea que lo llamen. Dijo que tenía una reunión con poca
antelación.
Desde que tuve mi charla con Tina y Zach me acorraló en el pasillo hace unos días,
he mantenido mi distancia.
A medida que pasaban los días, pensé que hablaba en serio. Si lo dejaba en paz,
me dejaría en paz a mí también. Volvería a tratar de ahorrar para mi casa y él haría lo
que viniera a hacer. Pensé que tal vez ahora que hemos crecido, las cosas han cambiado
de verdad.
—Sí.
—No. No, no éramos amigos. —le digo a Ryan, esperando que la ira familiar contra
Zach se levante en mí.
Zach arruinó mi cita. Dijo que no había secretos para él. Así que probablemente se
dio cuenta de que esta noche Ryan iba a salir conmigo.
Pero a diferencia del baile de graduación, a diferencia de todos los años en St.
Patrick, no tengo la necesidad de desquitarme. Todo lo que siento es vacío.
107
Tengo miedo. Siento que durante años, he odiado a Zach con tal intensidad que
Página
Tal vez lo odio tanto que nunca podré amar a nadie. Nunca tendré lo que tuvieron
mis padres.
GoR
108
Página
Capitulo 11
Estoy en la habitación de Zach.
Caminé durante millas con mis sandalias azules que me roían los pies. Tengo ampollas
en los talones y la piel desgarrada, rezumando sangre.
Pero seguí poniendo un pie delante del otro. Seguí sangrando y sudando con el
calor hasta que llegué a Las Pléyades. En lugar de ir a la cabaña, caminé hacia la casa
principal y entré por la puerta de servicio.
Si alguien me hubiera encontrado vagando por los pasillos, con un vestido azul
oscuro, con los pies ensangrentados, no sé qué le habría dicho. Maggie se habría
enojado. La Señora S se habría enterado y me habrían despedido. Pero eso no me
importaba. No me importaba el trabajo o la casa que estoy tratando de recuperar.
Después del debacle 7 de que me mojara en agua y me quitara las llaves, la Señora
S dijo que no se nos permitía entrar en la habitación de Zach, a menos que fuera él
quien nos dejara entrar. Pero no dudé cuando usé el alfiler de mi pelo para entrar.
Tal vez esté en su motocicleta ahora mismo, haciendo lo que hace a esta hora de
109
7 Desastre que produce mucho desorden y desconcierto, especialmente como final de un proceso
Pero hay diferencias sutiles. Algunas de sus ropas están esparcidas en el vestidor. Su
mochila está en el sofá de cuero negro, justo enfrente de su cama grande. Su colchón
vacío mantiene la forma de su cuerpo y sus sábanas oscuras arrugadas.
Aún con las sandalias puestas, doy la vuelta al lado de la cama y cojeo hacia él.
La portada del libro es toda blanca, con el título escrito en azul brillante.
La última vez lo hojeé, pero esta noche me tomo el tiempo de leer lo que hay dentro.
Hay una historia detrás de casi todas las constelaciones y pronto estoy volando a través
de las páginas.
Lo último que recuerdo antes de cerrar los ojos y ahogarme en las arenas movedizas
de su cama es pasar la página y pensar que no hay forma de que pueda dormir en su
GoR habitación.
Dormí. Dios sabe por cuánto tiempo y Dios sabe qué me despertó con un tirón. Pero
ahora estoy despierta, un poco mareada y con niebla.
Observo la habitación; está oscura. Las luces de arriba se han apagado. Trago
con miedo. Y entonces, mis ojos caen en una sombra. Una gran sombra negra con la
forma del hombre que he venido a buscar.
110
Está sentado en una silla, en la alcoba de cristal, con vistas al cielo y las estrellas
y las viejas historias de amor.
la oscuridad y la luz.
Puedo ver su codo apoyado en el brazo de la silla y sus preciosos labios suaves
ligeramente envueltos alrededor de su dedo. Está contemplando mientras me mira dormir.
Lo hace con un ruido sordo y los dos lo vemos. Yo, con una mueca y él, con una
mirada en blanco.
—Sabes...
Ahora se inclina hacia adelante, con los dedos entre los muslos abiertos, mientras
dice—: Cuando era pequeño, solía tener problemas para dormir. Así que Maggie me
contaba historias. Sobre las estrellas, porque yo me quedaba acostado y las miraba.
—Una vez me contó una historia sobre Orión. Según la leyenda, era un cazador y
un día, conoce a estas hermanas y se enamora de ellas. Pasa años persiguiéndolas,
tratando de ganárselas. Pero Zeus lo descubre y decide ponerle fin. Así que convierte a
las hermanas en palomas. Y ellas vuelan y dejan atrás a Orión y su amor eterno. ¿Sabes
lo que les pasó?
La voz de Zach es suave, más suave de lo que nunca he oído. Una canción de
cuna, y me está contando una historia.
GoR Y estoy aquí, sentada en su cama, escuchándolo no sólo con mis oídos sino con
cada parte de mi cuerpo. Estoy escuchando cada una de sus palabras como si fueran
las últimas que escucharía.
Es como un sueño.
—No.
—Las hermanas son ahora una constelación en el cielo llamada Pléyades. Son siete
estrellas. Aunque, por alguna razón, sólo puedes ver seis de ellas.
111
—El Prince que construyó este lugar hace décadas y décadas debe haber estado
en las estrellas. —murmura Zach, leyendo mis pensamientos.
Y probablemente, este Prince recibe su amor por las estrellas de sus antepasados.
—Él también es una constelación. Y siglos más tarde, cada noche, todavía las
persigue a través del cielo. Probablemente las persiga hasta el final de los tiempos.
Hay una sonrisa en sus labios. En la oscuridad no puedo decir si es real o no, pero
aún así me afecta.
—¿Tú crees?
—Sí. Amar tanto a alguien que te vuelves inmortal como una estrella. Para poder
amarla para siempre. Sí, es hermoso.
Es algo que me temo que nunca tendré. Por él. Por lo mucho que lo odio, el tipo que
me contó la historia de amor más impresionante.
La sonrisa de Zach se amplía y se transforma en una risa. Se sienta y se ríe. Una risa
oxidada y dura.
—Te conté esa historia, Blue, porque es la cosa más patética que he escuchado.
Recuerdo haberme reído la primera vez que la escuché. Y la razón por la que sigo
GoR volviendo a ella es porque me hace creer en lo mierda y miserable que es el amor. Lo
solitario que es.
Ni siquiera sé por qué piensa eso. Pero puedo ver que es algo en lo que cree con
toda su alma. Con cada fibra de su ser y con cada pensamiento oscuro de su cabeza.
—El amor no es miserable. —digo finalmente, porque tengo que decir algo—. No es
una mierda. No es solitario. No te hace sangrar. Y si lo hace, bueno entonces, no es amor.
Mis padres estaban enamorados y no eran miserables. Eran felices. El amor es bueno. Es...
mágico. Se supone que hace tu vida más fácil, mejor.
Zach me estudia durante unos pocos latidos, con los dedos en la boca otra vez.
112
—No creí que fuera posible, pero eso fue lo más patético que he escuchado.
Página
—Además, han sido mil años de persecución y el tipo no puede captar una indirecta
y, aparentemente, tú tampoco.
Mis dedos del pie tienen manchas y feo furúnculos alrededor de ellos y estoy segura
de que mi piel debe de estar rasgada en el fondo y en el rincón donde mi pie se
encuentra con mi tobillo.
Ugh.
—Lo sé. Puedo ver y sentir, muchas gracias. No es mi culpa que estén sangrando. Es
tuya.
113
—¿Qué
—Sí. He estado caminando durante millas porque quería verte. Así que es tu culpa.
—¿Por qué?
—¿Por qué qué?
—Sabes por qué —le digo con los dientes apretados—. Ahora, suelta mi tobillo.
—Vamos —dice.
—¿Ir a dónde
—Al baño.
—¿Qué? —Me inclino hacia atrás como si estuviera haciendo una jugada para
agarrarme—. ¿Por qué?
—Para que pueda asesinarte y tirar tu cuerpo —se pone en marcha—. Será más fácil
limpiar toda esa sangre en el baño.
Me burlo.
GoR
—Gracioso. No me asesinarías
Me mira de reojo.
—Sabes que esto es allanamiento de morada, ¿no? Recuerdo que cerré la puerta
con llave. Así que o me dejas curar tus heridas o llamaré a la policía.
114
Creo que debería decir algo, mostrar mi postura de que estoy en contra de que
me recoja así. Pero mi aliento aún se agita y mis pies siguen palpitando, y no puedo
formar palabras.
Un segundo después, Zach se sienta frente a mí, en el asiento cerrado del inodoro,
y extiende la caja de primeros auxilios junto a mí en el mostrador.
Luego rodea con sus grandes dedos mi tobillo una vez más y pone mi pie en su
muslo.
GoR
Aspiro un aliento por lo duro que es, los músculos de allí. Es como poner mi pie sobre
una roca. Una roca muy caliente.
El olor a antiséptico llena el espacio mientras Zach se aplica un poco en una bola
de algodón con hábiles y expertos movimientos.
Con suaves golpes de su mano, Zach limpia los cortes de mis dedos del pie. Mi pie
se sacude con el aguijón pero lo mantiene en su lugar.
115
—No.
Página
—Lo hice.
—¿Por qué?
—Porque parecía destrozado por ello. —Él escanea mis rizos azules arrugados y yo
me pongo un mechon detrás de la oreja—. Como si quisiera estar contigo en vez de
llevarme en coche sin motivo.
—Por supuesto que quería estar conmigo. ¿Qué te pareció? Teníamos una cita,
idiota. Habíamos planeado salir durante días.
—No había tiempo. Trabajo, ¿recuerdas? Los dos tenemos uno —digo yo.
GoR
Sus ojos caen a mi boca antes de volver a mis ojos. Siento que voy a explotar.
Tengo calor, estoy sudorosa,cansada y respiro demasiado rápido.
—¿Lo hace?
—Sí. Me gusta. Siempre me ha gustado. Me gusta desde que era un niño. Desde
antes de conocerte y llevo días esperando esta fecha. Quería salir con él. Quería pasar
un buen rato. —Sé que estoy diciendo estas cosas pero me suenan raras, como si tratara
Página
—Supongo que por eso lo arruinaste, ¿no? Porque habría matado tu diversión si
hiciera una cosa que me hiciera feliz.
—¿Qué?
—Pero de nuevo, tal vez te gusta salir con gilipollas. Tipos que te engañan. Tipos
que no te ponen primero.
Luego se acerca aún más a mí. Estoy tan sorprendida por lo que dice que ni siquiera
protesto cuando me pone las palmas de las manos en el mostrador a cada lado de mi
cuerpo y se cuelga sobre mí.
—¿Es eso lo que quieres de la vida, Blue? Un tipo que no se preocupe por ti. Un tipo
que no hace nada ni nada para estar contigo —susurra—. Deberías agradecerme. Te
hice un favor. Te salvé.
Sus rasgos se reorganizan en algo aún más ilegible. Algo duro como el granito y
GoR afilado como el cristal antes de que raspe—: Créeme, lo estoy intentando.
Tal vez esté sangrando. Tal vez las mariposas que creó en mí hace mucho tiempo
lo están cortando con sus alas salvajes.
mármol y las pongo en su pecho. Con todas mis fuerzas, intento apartarlo, pero se queda
quieto.
Página
No quiero sangrar.
—¿Quieres saber por qué quebranté la ley para entrar en tu habitación? Porque
estoy cansada, agotada y no sé qué más hacer. No sé dónde ir, con quién hablar. No
quiero vestirme para una cita y que la arruines una y otra vez.
—Vine aquí para interponerme en tu camino porque quiero que me dejes en paz.
Vine aquí porque quiero que cumplas tu promesa. Tenías razón. Este pueblo ya tiene su
matón y no soy yo. No quiero ser yo. No quiero ser como tú. No quiero que me consumas.
No te quiero en mis pensamientos. Y haré cualquier cosa, cualquier cosa incluyendo
tolerar tu presencia por un tiempo si me libera para siempre. ¿Entiendes eso?
En llamas.
Mi boca late como mis pies. Tal vez su mirada tiene el poder de magullarla.
Antes de que pueda siquiera formar palabras, Zach cambia. Sus manos se enrollan
alrededor de mi cintura y ordena—: Abre las piernas.
Página
—¿Qué?
—Quieres que me aleje de ti, ¿no? ¿Quieres que mantenga mi promesa? ¿Y harás
cualquier cosa por ello?
¿Está... insinuando lo que creo que está insinuando?
Cuando sigo mirándolo con el ceño fruncido, me aprieta la cintura con fuerza. Más
fuerte de lo que había previsto y me quejo.
Asiento con la cabeza. Sin palabras. Como una pequeña muñeca de plástico sin
cerebro.
—Entonces veamos cuánto quieres ser salvada. Muéstrame cuánto me odias, Blue.
Abre tus malditas piernas.
Tengo un serio caso de escalofríos por su tono bajo. No estoy segura de si mis
muslos se abren solos o si se abre camino entre ellos.
—Eres un imbécil —tropiezo con mis palabras, rastrillando mis uñas sobre su pecho,
jadeando ligeramente por la mayor parte de él.
Las manos de Zach recorren mi cintura, alisan mi vestido y la pulsación sigue. Mi piel
GoR late como mi corazón sangrante.
Sigue hasta que llega al dobladillo de mi vestido, justo encima de mis rodillas. En el
silencio del baño, mi respiración es el único sonido. No podría detenerlos, aunque quisiera.
Necesito aire extra, oxígeno extra para poder sobrevivir a esto.
Sus manos bronceadas se meten bajo la falda y todo lo que puedo ver son sus
muñecas, una de ellas con el tatuaje asomando.
El tacto de sus dedos callosos me hace levantar los ojos hacia él. Sólo para
encontrarlo mirando sus manos sobre mí también. Algo de eso es tan... necesitado. Como
si tuviera que mirar con sus propios ojos antes de creer que me está tocando.
119
—Zach...
—¿Eres virgen?
Debería alejarlo. Puedo terminar todo esto ahora. Puedo saltar del mostrador y
largarme. No me importa si arruina mis citas, me usa para su diversión.
Mientras no me sienta así. Pesada y jadeante y tan, tan perezosa pero tan despierta
y palpitante.
—No.
Lo estoy haciendo.
—No lo hago —respondo, luchando contra el efecto de sus pulgares que dan
vueltas.
Luego se mueve de nuevo. Presionando mis muslos, me desliza por el mostrador hasta
que mi trasero casi cuelga del borde. Me engancha las pantorrillas alrededor de su
120
Pensé que sus pulgares me estaban volviendo loca, pero el rasguño de sus vaqueros
a lo largo de mis muslos convierte cada respiración en algo... erótico.
Sus manos son tan grandes que abarcan toda mi mejilla, llegando hasta mi
desordenado cabello.
—Así que, si aparto tus bragas y te meto el dedo dentro, no encontraré ese pequeño
trozo de carne que prueba que no te has tocado?
Dedos que están enredados en mi pelo ahora mismo. Dedos que están ásperos y
crudos.
Sacudo la cabeza. Sólo que no sé para qué la estoy sacudiendo. ¿Le digo que no
puede hacerlo? ¿O respondo a su pregunta?
—No.
—¿Quién la tomó?
—¿Qué?
Mis labios se separan de los suyos. ¿Cuándo nos acercamos tanto? No tocándonos,
sino respirando sobre la piel del otro.
—¿Cuándo ocurrió?
Página
Su sonrisa es fría.
—¿Te dolió?
Asiento
—Lo hizo. ¿Era grande?
—¿Era grande o no? —Me aprieta las mejillas, sus dedos se enroscan en mi pelo en
un vise-grip8—. ¿Te estiró, Blue? ¿O tu coño está muy apretado para mí?
Todo dentro de mí es... un caos. El latido de mi corazón, todo el aire extra que estoy
aspirando, el tirón en mi estómago.
Es como un terremoto.
Excepto que, ¿no se supone que las víctimas deben sentir dolor? ¿No se supone que
están sin vida o cerca de ella?
Estoy viva. Tengo más vida en mí que cualquier otra persona en esta tierra.
GoR
Zach traga, sus propios ojos aparecen vidriosos como los míos.
Me sacudo cuando dice mi nombre. Bueno, el nombre que me dio. El nombre que
siempre, siempre he amado en secreto. De hecho, nunca me lo he reconocido a mí misma.
Lo reconozco ahora.
Tal vez porque Zach no sólo lo dice, sino que me hace probarlo. Nunca pensé que
122
8Se refiere a tomarla del pelo como una pinza de presion, ya que esta sirve para ser inmovilizada en una cierta
posición para así torcer algo
Sus labios se separan también y expulsa un aliento reprimido. Tomo su aire, llenando
mi cuerpo con lo que una vez estuvo en el suyo.
—Zach, yo...
Mis palabras se cortan cuando se aleja de mis labios. Un momento después, lo siento
en mi cuello. Me está pasando la nariz en la línea de mi garganta.
—Sí —gime.
Necesidad de un drogadicto.
—¿Por qué?
GoR Dios.
—Tú también hueles bien —digo de golpe y luego cierro los ojos por vergüenza.
Zach levanta la cabeza y yo tengo que abrir los párpados cuando siento su
respiración jadeante sobre mis labios.
123
golpe de algo potente, un narcótico que aumenta los latidos de tu corazón y te envía
a la estratósfera.
—¿Sabes qué más encontraré? —raspa, sus dedos tocando el pulso en mi cuello.
—¿Qué?
Y tampoco puedo evitar que mi coño se apriete, se abra y se cierre como una
boca.
—No.
Resbaladizo.
Estoy resbaladiza.
—Puedo olerte desde aquí. Tu coño está mojado, Blue. Estás tan jodidamente
mojada. Está goteando. Para mí. Él me quiere. El no me odia, ¿verdad? —dice, vertiendo
sus palabras en mi garganta, atascándolas con ellas.
Tiene razón.
Lo está.
En mi mundo. En él.
124
Pero lo que me sorprende más que nada es que él está... duro. Su polla esta dura y
está presionada contra la parte más íntima de mí.
Página
El bulto de sus vaqueros está justo encima de mis bragas mojadas y me gusta su
peso, su calor.
Finalmente, Zach se detiene, me mira a los ojos y una lágrima se libera, bajando por
mi mejilla.
Su pulgar limpia esa lágrima con tal ternura que unas pocos más se sueltan y siguen
su camino.
Sacudo la cabeza.
—No. No por ti. N-no para alguien que... —Trago cuando las palabras salen de algún
lugar muy, muy profundo dentro de mí—. Alguien que me hace odiar. Alguien que no me
deja seguir adelante y me deja ir. Tú me cambias. No sé cómo lo haces, pero me cambias
en la peor versión de mí misma.
Recuerdos de aquella noche de hace tres años cuando le dije todo tipo de cosas:
la noche del baile.
¿Sabes que en el amor te conviertes en una mejor persona? Me haces una peor
persona, Zach. Nunca he odiado a nadie como te odio a ti. No eres más que un gran y
jodido matón. Eso es todo lo que serás. Nunca te perdonaré por lo que hiciste esta
noche. Por todas las cosas que has hecho antes. Te odiaré hasta el día que muera...
—Sí. Lo hago, ¿no? Así que la próxima vez que te diga que te alejes de mí, hazlo. Si
GoR yo te miro, tú miras para otro lado. Si me ves caminando por el pasillo, da la vuelta y
toma una ruta diferente. Porque la próxima vez que te vea delante de mí, lo tomaré como
una invitación. Si sigues lanzándote hacia mí, te atraparé. Y te haré pagar por ello en tu
maldita espalda.
Cierro los muslos y salto desde el mostrador. Mis lágrimas no paran de caer y lo
último que veo es el arado agitado de su mano a través de su pelo.
Entonces, estoy huyendo de él. De su habitación. Del lugar donde creció. El lugar
125
con siete torres y una ventana de cristal a través de la cual se pueden ver las estrellas.
Me rasgo todas mis heridas vendadas mientras corro y corro. Durante kilómetros y
Página
Entro por una ventana abierta en la cocina y subo las desvencijadas escaleras de
mi habitación.
—Está bien, Ben. Tenemos los mejores tutores. Con la práctica, el año que viene por
estas fechas, ni siquiera sabrás...
—¿Que es defectuoso? —Mi padre apretó los dientes—. Tal vez seas tú. Tal vez no
debería haberme casado contigo. Porque sé que no soy yo. Sé que no lo estoy haciendo
lento. No me llevó tanto tiempo aprender a escribir.
126
—Ve a tu habitación y quédate allí. No hay comida para ti hasta que puedas
Página
No recuerdo mucho después de eso. Recuerdo gritos, mis padres peleando y sé que
Nora metió algo de comida en mi habitación más tarde esa noche.
Aunque a esa edad, entendí que eso era lo que hacías, cuando alguien decía te
amo.
En la tarjeta, escribí ´´Los amo, mamá y papá", junto con mi nombre completo; he
estado practicando mucho, aprendiendo a usar las cartas.
Esperaba que me lo dijeran, pero supongo que estropeé las cartas y ahí se fue mi
"te amo también“.
En mi defensa, tenía siete años. Era patético. Aún intentaba ganar la aprobación
de mi padre esforzándome, siendo bueno, haciendo cartas estúpidas.
Ya no lo soy.
Pero Blue es diferente. Sigue siendo ingenua. Ella cree que el amor es una cosa
increíble y mágica. Quiere caer en él.
Es curioso cómo la gente olvida que se llama enamorarse. Hay una razón para eso.
GoR Te caes y te rompes la puta pierna y sangras. Eso es lo que es el amor. Sangrar, abrirse
a propósito.
Es una debilidad estar tan loco, que te harás daño por otra persona. O que ames
a alguien a pesar de lo mucho que te hayan herido.
Ella no es mi problema.
Aunque admitiré que actué como un tonto esta noche. Sabía que era un error. En el
momento en que inventé una excusa para arruinar su cita.
127
Honestamente, no tengo ni idea de por qué lo hice. Tal vez sólo le estaba haciendo
un favor. Ese tipo Ryan no es para ella. No es lo suficientemente hombre para estar con
Página
ella.
Pero tal vez debería haberlos dejado ir. Tal vez Blue necesita un poco de angustia
en su vida para tener una imagen real.
Joder.
Apretando los dientes, aplasto sus sandalias en mis manos y me acerco al armario.
Abriendo la puerta, las tiro y la cierro de nuevo con un golpe.
Escucho sus palabras en mi cabeza: No quiero... No por alguien que me hace odiar.
Las lágrimas nunca han sido lo mío. Pero aún así, me masturbo con ella.
La golpeo, la tiro, la estiro, hasta que estoy rociando semen por toda la pared de
azulejos, pensando en su pelo azul y su olor a azúcar.
Joder.
GoR
Joder.
Joder.
Miro hacia arriba desde donde estoy mezclando ingredientes secos para hacer
magdalenas para la venta de pasteles de Art. Soy pésima para hornear pero Doris está
enferma y me ofrecí a ayudar. Así que estoy ayudando o al menos intentando hacerlo.
—Todo esto entre tú y Zach. Como, ¿qué pasó? ¿Por qué te tortura a ti, de todas
las personas?
La primera vez.
Apenas recuerdo nada de eso, excepto que era mi primer día de escuela y tenía
suficiente hambre como para pedir prestados palitos de zanahoria y luego, lo conocí en
la sala de detención.
129
Aunque recuerdo que estaba mirando por la ventana, mirando una fuente de agua
y su uniforme estaba tan desordenado y arrugado como el mío. Recuerdo ese anhelo de
Página
hablar con él, el único chico que se parecía a mí: sucio y desordenado.
Recuerdo este tirón en mi estómago. Este aleteo y revoloteo. En ese momento pensé
que tenía tanta hambre que mi estómago hacía ruidos extraños. Pero más tarde, me di
cuenta de que eran las mariposas y ese tirón era la miserable conexión entre nosotros.
De todos modos, cuando hablé con él, resultó ser un completo imbécil que me llamó
ladrona, sonriendo, mirándome de arriba a abajo como si fuera una rechazada o algo
así. Me enfadé por eso y podría haberle contestado.
—En realidad no. Quiero decir, yo tenía como diez años y estaba detenida. Lo único
que salta a la vista es que era súper arrogante, grosero y lo odiaba.
—¿Qué? No.
—Sí. ¿Vas a esperar a que se vaya y luego ir a las citas? ¿O te divertirás y vivirás
tu vida? —Ella sacude la cabeza—. No puedes esperar a nadie, Cleo. No puedes tenerle
miedo. Necesita aprender la lección. Olvídate de dejarlo ir. Tenías razón. La justicia es la
respuesta.
Anoche fue exactamente como el baile de graduación. Incluso las palabras que
usé fueron las mismas.
dormir, no como si hubiera dormido en la cama de Zach, pero me quedé allí, acurrucada
y llorando hasta que llegó la mañana. Tenía suficiente presencia de ánimo para llevar un
teléfono en el bolsillo de mi vestido y enviarle un mensaje a Tina diciendo que pasaba
la noche en casa de mis padres.
Suspiro.
—No lo soy. Estás paranoica. Ahora vamos a hacer estas magdalenas, ¿está bien?
Ella sigue mirándome pero no le presto mucha atención desde donde estoy
midiendo los ingredientes húmedos.
—Cielos, deja de mirarme. Vas a hacer que la cague me quebré unos momentos
después.
GoR
—Lo que sea. Hacer magdalenas es la idea más estúpida, por cierto. Brownies. Hacer
brownies. Son cuadrados y, por lo tanto, más fáciles.
Cuando terminamos con los pastelitos, es la hora de la cena y le digo a Tina que
pida pizza y decido ir a buscar a Art.
—Art —llamo tan pronto como salgo al calor húmedo pero no obtengo respuesta.
Página
No está donde lo dejé en el patio, con su motocicleta y todos esos juguetes con
los que le gusta jugar; la cosa tipo coche que puede conducir y su camión de bomberos
y todo eso. Lo juro, la mitad de sus cosas están en nuestra casa.
A pesar de mis pies todavía palpitantes, salgo corriendo, pensando que él debe
estar atrás.
Tiene que estarlo. ¿Adónde iría? Este es un lugar seguro; ha estado jugando aquí
durante años, incluso antes de que yo llegara.
Está bien.
Sigo yendo más lejos, aunque nunca le he visto llegar tan lejos. Doris me dijo una
vez que es tímido. Nunca va a lugares que no reconoce. Cuando empecé a cuidarlo, me
dijo: "Es un niño bastante fácil. No tendrás ningún problema con él‘‘.
GoR
Y nunca lo he hecho.
—Oh, Dios, oh, Dios, oh, Dios —murmuro, me agacho, pongo las manos en las rodillas.
¿Adónde se fue?
132
—¿Qué está pasando? Puedo oírte desde la casa —pregunta Tina, agarrándose a
mis brazos.
—Bien, cálmate. Relájate. Vamos a buscarlo juntas. Debe estar en algún lugar por
aquí dice Tina.
—O-okay.
No sé qué me pasa, pero suelto a Tina y mis piernas empiezan a moverse. Corro
hacia él, como corrí ayer cuando arruinó mi cita.
Casi choco con él, pero me detiene, me sujeta con sus manos y me mira fijamente
con el ceño fruncido.
—¿Qué ha pasado?
—Doris, una de las criadas, tiene un nieto, Art. Se suponía que yo debía vigilarlo.
Siempre lo vigilo. Estaba jugando afuera y yo lo vigilaba pero luego lo olvidé porque
GoR tenía que... tenía que hacer magdalenas para su venta de pasteles. Y cuando fui a
buscarlo, no estaba allí. No sé a dónde fue, Zach. Creo que lo perdí. Yo no...
Miro su cara, toda concentrada y dura. Y se inclina sobre mí con todo su cuerpo.
Está escondiendo el sol detrás de sus enormes hombros y con la cuerda en la espalda.
Zach es grande, fuerte y... y es capaz. Conoce este lugar. Sé que encontrará a Art.
Página
Lo sé.
—Es un buen chico. Es tan pequeño y diminuto, ¿y si está herido? Yo no... Él sólo se
desvaneció. ¿Cómo puede desaparecer, Zach?
Se endurece con mis palabras, sus dedos se vuelven rígidos en mi carne. Antes de
que pueda preguntarle qué está pasando, me deja ir y sale corriendo hacia el bosque.
Lo sigo.
Es difícil seguirle el ritmo. Mis pies gritan de dolor y sus pasos son largos. Pero sigo
adelante. Creo que Tina está detrás de mí, pero no puedo estar segura.
Nos adentramos en el bosque, más profundo que nunca, antes de que Zach se
detenga y se arrodille en el suelo.
Aquí, el suelo está cubierto de hojas secas y muertas y los árboles forman un dosel
arriba. Hay muy poca luz solar y todo es más frío.
No me gusta.
A medida que me acerco a Zach, me doy cuenta de que está mirando algo.
Es un agujero en el suelo.
Caí de rodillas a su lado, las hojas crujiendo bajo mis rodillas. Pero eso no me
importa porque es una caída de tres metros y Art está en el fondo.
Pero Zach me saca del borde, con sus brazos alrededor de mi cintura.
—No, no, no. Tengo que ir a buscarlo. Es mi culpa. No estaba haciendo mi trabajo.
GoR Tengo que...
Zach enmarca mi cara con sus manos y aplica presión, haciendo que lo mire.
134
—P-pero...
Página
—S-sólo tráelo de vuelta. Por favor —susurro, el agua obstruye mis ojos y mi garganta.
Sus fosas nasales se iluminan cuando estudia mis rasgos, y asiente con la cabeza.
Yo me quedo allí.
Sus manos acarician el suelo, como si buscara algo bajo las hojas. Unas palmaditas
más tarde, lo encuentra.
Mientras Zach la agarra, probablemente tratando de usarla como una cuerda, oigo
pasos estruendosos acercándose.
—Vuelvo enseguida.
Oh, Dios.
Página
Está respirando.
Gracias a Dios
Que está casi al final de la raíz colgante y robusta, que sólo baja a mitad de
camino. Antes de que pueda detenerme, grito—:Ten cuidado.
Y no me retracto.
—Por favor —digo, agazapada en mis manos y rodillas, mirándolo, con el pelo
sudado en una cortina alrededor de mi cara sonrojada.
Sus ojos oscuros no delatan nada, pero hace un gesto de asentimiento. Luego mira
hacia abajo y suelta su raiz.
Me da un respiro cuando aterriza en el suelo, a los pies de Art. Fue suave y sin
esfuerzo.
GoR Se arrodilla al lado de Art y mi voz se quiebra cuando pregunto—: ¿Está bien?
Zach coge a Art en sus brazos. Eso es sin esfuerzo también. Suave y delicado
mientras acuna su cabeza.
No quiero dejar de llorar porque todo está hinchado dentro de mí, crudo y agitado.
Y la mano entera de Zach cubre la cabeza de Art, ya que probablemente busca una
lesión. Le da palmaditas en la cabeza a Art lentamente, casi como una caricia y tengo
que clavar mis uñas en el suelo para mantenerme firme.
136
Todavía mirando a Art con el ceño fruncido, Zach dice—: Está bien. Tiene un chichón
en la parte posterior de su cabeza. Pero se pondrá bien.
Página
Aprieto un puño en mi boca para evitar que salgan todos los sollozos.
A la mierda.
No le tengo miedo. Lo que soy ahora mismo es súper emocional y casi desquiciado.
No me importa si mi preocupación es un sufrimiento para él.
Pronto, Tina regresa con la cuerda y ha traído un par de otros miembros del
personal, incluyendo a Ryan, con ella.
—Ahí abajo.
—¿Estás bien?
—Sí.
En un tono conciso, Zach instruye a Ryan y a los demás para que le tiren la cuerda
y le explica qué hacer. Cinco minutos después, él está fuera y Art está en mis brazos.
—Oh, Art, lo siento mucho. —Lo abrazo, oliendo su pelo, besando su frente.
—Alguien tiene que decírselo a Doris —dice uno de los miembros del personal.
Doris. Sí. Alguien tiene que decirle lo mal que la arruiné cuando se suponía que tenía
137
Y no olvidemos el coche.
Página
Tina va a decir algo, probablemente sobre mi fobia de un año a los coches, pero
sacudo la cabeza una vez para decirle que se calle.
Puedo manejarlo.
El coche es la solución perfecta. ¿De qué otra forma podríamos llegar allí? El autobús
no es una opción. Tardaremos mucho más en llegar y Art necesita la atención médica
ahora.
—Oye, todo va a estar bien. No fue tu culpa. Estas cosas pasan. Art va a estar bien.
Aprieto los hombros de Art, lo aplasto contra mi pecho, y asiento con la cabeza.
—He llamado al doctor. Estará aquí en un rato. —La voz de Zach irrumpe en mis
pensamientos de pánico.
Se aleja del grupo y miro sus ojos mientras miran hacia donde Ryan me está tocando.
Hay hojas aferradas a sus pantalones, sus botas, barro en las mangas de su camisa,
incluso en sus codos y brazos.
Se retira, se va, después de haber salvado a Art e incluso a mí. Con Art en mis
brazos, pesado e inconsciente, voy tras él.
GoR
—Espera. Zach.
Hace una pausa pero no se da la vuelta. Sigo adelante hasta que me pongo de
pie ante él. De alguna manera, también tiene un poco de suciedad en la mandíbula.
Tengo una necesidad muy fuerte y potente de alcanzarlo y limpiarlo.
—¿Qué? —ladra.
—Yo... ¿Cómo supiste del agujero? ¿Cómo supiste que Art podría estar ahí abajo?
138
El sol no se mueve y el aire tampoco. Todo está quieto y caliente pero extrañamente,
la cara de Zach, todo su cuerpo se vuelve una sombra.
Página
—Zach...
Lo he escuchado claramente.
GoR
139
Página
Capitulo 14
El príncipe oscuro
Tenía diez años cuando me caí en ese agujero.
Para entonces, había dejado de hacer cartas tontas o de intentar mejorar o ser
mejor. Sólo para que me quisieran de vuelta.
Recuerdo que intenté salir por mi cuenta, agarrándome a las raíces y levantándome.
GoR
También recuerdo haberme caído de trasero muchas veces.
Mi padre no quería que el mundo supiera que su hijo no era nada menos que
perfecto. Y tampoco quería perder el tiempo con un niño imperfecto.
Página
¿Y mi madre? Bueno, mi madre nunca quiso un niño para empezar. No quería que
nada interfiriera con sus fiestas y su despreocupada y rica vida. Irónicamente, era mi
padre quien quería un niño. Así que cuando mi madre le dio uno imperfecto, hizo todo
lo que pudo para compensar el hecho, incluyendo el descuido de dicho niño.
Recuerdo que quería llorar en ese agujero. Llorar por mi madre, incluso por mi padre.
Recuerdo haber hecho tratos con Dios para esforzarme más. No echaría a mis tutores.
Pasaría el tiempo practicando las lecciones. No sería deliberadamente difícil y revolvería
la mierda.
Pero también recuerdo que me detuve y me enojé. Pensé, ¿por qué demonios
debería intentarlo? Nada es nunca lo suficientemente bueno para ellos. No importa
cuánto practicara, mi padre encontraría un defecto y me golpearía por ello.
Fue Nora quien me encontró al día siguiente. Ella había enviado un grupo de
búsqueda cuando entró en mi habitación para despertarme para la escuela.
Durante dos días estuve en la cama; me había torcido el tobillo. Y durante dos días,
Maggie y Nora fueron las que me cuidaron.
Cuando se lo dijeron a mis padres, la reacción de mi padre fue fingir que nunca
había pasado. Y la reacción de mi madre fue decir—: ¿Por qué sigues haciendo olas,
Zach? ¿Por qué no puedes ser un chico bueno y tranquilo? Siempre me has hecho las
cosas difíciles.
Sí, mamá. Estuve tirado en un agujero de mierda toda la noche y eso es difícil para
GoR
ti.
Creo que ella contaba con que yo cayera hasta la muerte o algo así. Aunque
nunca diría algo tan grosero como eso, pero la decepción era bastante clara en su
cara.
Sí, soy una enorme y jodida decepción. Para todos. Pero no para ella.
Blue nunca actuó decepcionada conmigo porque siempre asumió lo peor. Siempre
me ha mirado con asco y odio.
141
Todavía me duele.
Nunca pensé que lo haría. Nunca pensé que esa ingenua, inocente, cálida mirada
en sus ojos sería tan deslumbrante y dura. Nunca pensé que me haría enojar.
Pero también me hizo querer agarrarla y besar la mierda de esos labios pintados
de azul.
GoR
142
Página
Capitulo 15
Todos creen que es el príncipe. El salvador. El héroe.
No han dejado de hablar de cómo sacó a Art del agujero. En todas partes, alguien
está hablando del nuevo Señor Prince.
—Le di una botella —respira Leslie a un grupo de nosotros junto a las escaleras del
ala de servicio, subiendo al primer piso—. Él estaba entrenando en la piscina y yo salía
de la casa de la piscina, ya sabes. Él estaba como, oye, ¿disculpa? ¿Puedes pasarme
esa botella de agua? Tenía una botella de agua fresca. —Pongo los ojos en blanco
ante esa afirmación obvia, pero ella continúa—: Lo hice y... —Se detiene a suspirar—.
Nuestros dedos se tocaron.
Aprieto los dientes. Sé todo sobre sus dedos. Sé lo cálidos que están, lo ásperos
que son, cómo las almohadillas están callosas y raspadas.
Lo sé.
143
Mientras hablan y hablan como si lo conocieran, admito que estoy algo celosa. Ha
pasado una semana desde que rescató a Art y no he tenido la oportunidad de hablar
con él.
Página
Desde el accidente de Art, me he disculpado con Doris mil veces. Ella está bastante
relajada, pero no puedo deshacerme de la culpa. También le he pedido perdón a Art,
pero de nuevo, no le importa.
Los he visto juntos muchas veces. La mayoría de las veces están en la piscina y los
veo cuando vuelvo de mi turno. Deliberadamente camino despacio sólo para verlos
juntos. A veces Zach hace ejercicio, dos veces al día; es una locura, y deja que Art sea
su observador. Art cuenta sus repeticiones y aplaude cuando termina e intenta imitarlo.
Una vez vi a Zach tirado en el suelo con Art en sus brazos, de acuerdo. Gruñendo,
bajó a Art, que se rió como nunca había visto nada más divertido. Luego, Zach lo
levantó en el aire otra vez, como si estuviera haciendo pesa de banca. Sólo que, en
lugar de pesas, tenía a Art.
Nunca supe que Zach podía ser tan... dulce y sexy al mismo tiempo.
Unas cuantas veces, me he acercado a ellos para recoger a Art a la vuelta porque
Doris todavía quiere que lo cuide mientras trabaja.
GoR Pero Zach y yo no nos hablamos. Ni siquiera me mira. A veces parece que no puede
soportar verme. Y no entiendo por qué. No entiendo por qué me molesta.
La única persona que no es fan de Zach es Tina. Ella lo odia y eso es decir algo.
—Dios, no puedo creer cómo todo el mundo está tan loco por él. ¿No lo ven, gente?
Es el diablo. Bien, él salvó a Art. Pero ¿qué hay de todas las otras cosas que ha hecho?
¿Qué pasa con ellas? La gente puede ser tan estúpida.
torre dos.
—Sabes, me alegro de que sigas adelante y todo eso. Pero tienes que estar más
molesta por esto. —Entonces ella jadea—. ¿Sabes qué sería lo mejor de todo esto?
Página
—Oh, aquí hay otra gran idea: ¿por qué no sales con Ryan? Antes te gustaba tanto
como a mí.
—Oh Dios mío, te gusta —grito, pinchando su hombro con mi plumero—. Dios, Tina.
¿Por qué no dijiste nada?
—No me gusta —Se frota el hombro. —Quiero decir, solía gustarme, pero ya no.
—Yo...
—Y te estoy vistiendo.
—Sip.
—Pero yo no...
—Mira, Ryan es genial, pero... —Repito lo que Zach me dijo esa noche en su baño
mientras me vendaba las heridas—. Pero no me habría hecho feliz.
*****
GoR
Le prometí a Maggie que no entraría en la casa principal en ninguna circunstancia.
Sin mencionar que la suite a la que quiero entrar pertenece al tipo que me dijo que
me mantuviera alejada de él.
Pero no soy muy seguidora de las reglas. Además, dejé deliberadamente mi teléfono
en la sala de personal por si acaso llegaba a esto. Si alguien me atrapa, tengo una
excusa perfecta.
Así que estoy en mi modo sigiloso de nuevo. Sudadera con capucha negra,
145
dormir. Debería estar cansada después de un día completo de trabajo, pero no lo estoy.
Incluso leo los libros que compré sobre astronomía; aparentemente, me gusta leer estos
días.
Y la observación de estrellas.
Todas las noches de la semana pasada, he buscado el cinturón de Orión. Lo
busqué en Internet. Es una constelación de invierno, se supone que sólo es visible de
enero a marzo.
Es invierno aquí, aunque, todo lo que sentimos es el calor, pero nunca puedo verlo.
Me lanzo a la ventana y abro una pulgada de las cortinas. Alguien está caminando
por el patio. Más tropiezos que caminatas. Es un paseo de borracho.
Y es Zach.
GoR Un segundo después cae al suelo y todos mis pensamientos se desvanecen. Salgo
corriendo por la puerta antes de que pueda detenerme. Prácticamente caigo al lado
de su forma desparramada.
Resulta que no debería haberme molestado. Porque abre los ojos y se ven claros y
alerta.
—No.
Sí.
Su sonrisa torcida tarda en aparecer y por eso sé que está un poco borracho. Eso
y su olor a alcohol y almizcle.
Soy una tonta, en cualquier caso. Porque iba a violar la ley sólo para poder hablar
con él. El tipo que me ha hecho llorar incontables veces. El tipo que me ha insultado,
herido y atormentado repetidamente.
Mi abusador.
GoR
—Mirando las estrellas.
Miro las cabañas otra vez. Todavía están oscuras, sin un ápice de movimiento.
Ahora que estoy cerca de él, no sé qué hacer. No quiero irme, pero tampoco sé
cómo quedarme.
147
Finalmente, se enfoca en mí, con sus ojos en sombra y brillantes por la luz de la luna.
Que parece mantecoso y amarillo cuando toca su piel.
Página
Vuelve a mirar el cielo. Sus respiraciones no son apresuradas, casi perezosas, como
si estuviera absorbiendo la noche de a una bocanada de aire a la vez.
Incluso desparramado así, se ve poderoso. Como si fuera el único hombre en todo
el mundo. El resto de nosotros somos intrascendentes.
¿Siempre ha estado solo? No me acuerdo. Mi odio por él era tan fuerte que nunca
presté atención a nada bajo la superficie.
Y ásperas.
Al tragar, aprieto mis dedos alrededor de los suyos y lo tiro con todas mis fuerzas.
Ni siquiera se mueve. Se queda ahí, mirándome, como si no le importara nada.
Pero entonces, siento que enrosca sus dedos alrededor de los míos con fuerza. Y
antes de que pueda siquiera jadear, me tira hacia abajo.
GoR
Mi aliento se apaga tan pronto como hago contacto con su duro cuerpo.
Trato de zafarme.
148
—Imbécil.
—¿Estás bromeando?
Una pequeña sonrisa todavía está sonando en sus labios mientras sacude su
cabeza una vez.
—Cruza mi corazón.
Entonces, lo hace.
Hace una pequeña cruz en el lado izquierdo de su pecho con su dedo largo, y lo
siento en mi pecho. La almohadilla áspera de su dedo arrastra líneas como si yo también
hiciera una promesa. Sólo que no sé lo que estoy prometiendo.
—Sí.
Pero estoy descubriendo que no me importa. Me siento aliviada de que estén sobre
mí después de tanto tiempo.
—Porque me duele.
Me deja sin aliento y me da escalofríos por alguna razón. Un poco triste para él
también.
Sus brazos se enrollan alrededor de mi cintura y sus piernas van a cada lado mío,
como acunándome en su cuerpo. Mis rodillas se hunden en la hierba y también mis codos,
149
—¿Cómo qué?
—Como si ya no me odiaras.
Y por alguna razón, no quiero ni pensar en cómo estoy mintiendo ahora mismo.
—Bien.
Su voz ronca hace que las mariposas vuelen en mi estómago. Hay tantas y son tan
salvajes que, si quieren, podrían volar y llevarme con ellas.
—¿Lo haré?
—Sí —le explico—. ¿Cruzo mi corazón y espero morir? Te estás muriendo. Porque
mentiste.
No sé por qué vuelvo a su comentario, pero lo hago. Tal vez porque necesito un
recordatorio de cómo han sido las cosas entre nosotros durante años.
—No soy una idiota. Sé que soy pesada. Tengo un buen recuerdo de todas las
GoR cosas que tus secuaces me llamaban en la escuela. Todas las veces que se burlaban de
mis muslos, mi cintura y mi pecho. Recuerdo todo eso.
—Por supuesto, nunca dijiste nada. Sólo mirabas. Dejaste que me dijeran y me
hicieran todas esas cosas horribles.
—Nunca los detuve —susurra, con las palmas de las manos abiertas en la parte baja
de mi espalda, ese destello de expresión que parpadea en sus rasgos otra vez. El que
vi cuando me dijo que no fuera como él.
150
suave.
Sacudo la cabeza.
—No, no lo hiciste.
Pero entonces, algo se me ocurre. O más bien, me golpea en el pecho, casi me hace
jadear.
—Yo quería que lo hicieras —digo rápidamente—. Quería que los detuvieras. Por eso
yo...
Es mi turno de salir del sendero porque no sé ni cómo decirlo. Cómo decir las
palabras que estoy a punto de decir.
—Es por eso por lo que siempre... —Hago una pausa para prepararme—. Siempre te
miré. Siempre que me decían o hacían cosas malas, yo siempre te miraba a ti.
¿Por qué lo miraría cuando sabía y cuando demostró una y otra vez que no me
ayudaría, que no los detendría? ¿Por qué mis ojos lo encontrarían en mis momentos más
miserables?
—Es una estupidez, ¿no? ¿Yo mirándote y esperando que me ayudes? Cuando supe
que estabas detrás de todas las bromas en primer lugar.
—Pero eso no es cierto ahora, ¿verdad? Tú, eh, me defendiste esa noche. Enviaste
a Ashley lejos —exhalo.
Sus rasgos se tensan. Esas manos en la parte bajan de mi espalda también se tensan
y sé -sólo sé- que no lo admitiría.
Él frunce el ceño.
Página
Algo en eso derrite su cuerpo y lo hace sonreír. Sus palmas se arrastran por mi
espalda. Me quita la capucha, liberando mi pelo y sus dedos se enroscan en las hebras,
jugando con ellas. El gesto es tan acogedor que algo se aprieta en mi pecho.
—No —raspa mientras pasa su otra mano por los mechones de mi pelo—. Sólo hay
un tono de azul lo suficientemente desafortunado como para llamar mi atención.
Lo es.
Hace tres años, tenía un tono de azul más suave. Este es más fuerte, resalta más. A
mí también me sienta bien.
—No me digas.
Sacudo la cabeza.
—No.
—No me jodas —murmura para sí mismo—. Chico malo azul 9, ¿eh? Estás obsesionada
conmigo.
—Voodoo Blue.
Se ríe.
Y el sonido de esto no es práctico, pero es tan libre y ligero que tengo que
GoR morderme el labio. No me reiré ni sonreiré.
—No me digas que compraste eso después de que toda la mierda emo se fue abajo.
Así que, sí. En noveno grado, hubo un rumor que se extendió durante un mes más o
menos, de que yo era una adoradora del diablo. Yo era la única chica "emo" o "gótica"
en St. Patrick.
—Bien. No te lo diré. Y tampoco te diré que tenía un muñeco de vudú con tu nombre.
Solía clavarle alfileres.
Página
9Hace referencia al nombre del tinte que en español significa ‘’Chico malo azul’’
Le doy un codazo de nuevo y me quito de encima de su cuerpo y está tan suelto
que no puede detenerme. Pero aparentemente, sigue yendo a por mí.
Incluso borracho, sus reflejos son mejores que mi torpe retirada y enrolla su brazo
alrededor de mi cintura y nos hace rodar por el suelo, hasta que se cierne sobre mí y su
cuerpo se asienta entre mis muslos extendidos.
Ahora que las posiciones han cambiado, es como si el hechizo se hubiera roto de
alguna manera. Recuerdo dónde estoy. Recuerdo lo que soy. Una criada y él es, a todos
los efectos, mi jefe.
—¿Y si se despiertan?
Le frunzo el ceño.
—Nos verán. La Señora S tiene reglas muy estrictas sobre eso, ¿de acuerdo?
—¿Qué reglas?
154
Zach se mueve entre mis piernas y coloca la parte inferior de su cuerpo sobre el
mío, su pelvis se cierra dónde está la unión de mis muslos. Su duro estómago está
empujando mi suave vientre.
Pero, al mismo tiempo, no quiero que esto termine. Sea lo que sea esto. Es tan
jodidamente confuso.
Sobre mí, Zach se mueve. De alguna manera, se hace más grande, más amplio. Abre
sus brazos a cada lado de mí y estira su espalda. Me alza el cuerpo y alinea su torso
con el mío.
—Escondiéndote.
—¿Qué?
—Nadie podría ver quién está debajo de mí. Si miran, sólo verán mi espalda y nada
más. Así que no perderás tu trabajo o tu casa.
GoR
Quiero reírme de su estúpida lógica. Está borracho. Claramente.
Pero también es tan... dulce de hacer esto por mí. Y eso me hace querer agarrarme
a él y no soltarlo nunca.
—Gracias —susurro.
Sus ojos bajan hasta mis labios separados y yo hago lo mismo. Observo como se
155
relame sus propios labios. Dios, son tan suaves, tan oscuros y gruesos.
Sin pensarlo, me estiro debajo de él, frotando nuestros torsos y sus ojos se acercan
Página
a los míos.
Hacia él.
—¿Qué piensas?
—Catorce.
Bien podría ser, por la forma en que mi cuerpo está reaccionando. Mis pezones se
erectan, se convierten en balas. Me duele y me pica.
—¿Quién?
—Una tutora.
—¿Qué?
Se burla.
rascar y escarbar en mi carne, me hace ondular contra él y darme cuenta de lo que está
hablando.
—¿Cuál es el azul de tus ojos? —pregunta, cerrando todas mis preguntas. Sus dedos
se enroscan en mis mechones. —Es diferente a tu pelo.
—T-turquesa.
—Como el océano.
—Sí.
—Eso fue lo primero que vi. Después de que salí de aquí. El océano —me dice,
sonando casi melancólico—. Me recordó a tus ojos. Me recordó que era libre por primera
vez.
—¿Libre de qué?
Sí, no estaba prestando atención antes, en la escuela. Zach se sentía solo. Estaba
tan, tan solo.
GoR
Igual que yo. En esa escuela.
—Toda la noche.
Horrorizada, mi mirada vuela a la suya. Creo que Art estuvo ahí una hora y tiemblo
157
Ahora mismo, estoy congelada. Ni siquiera puedo respirar. Ni siquiera puedo pensar.
Página
Todo lo que puedo hacer es mirarlo con una especie de pánico aburrido.
Ellos.
Sus padres. Nunca vinieron.
—Estaba celoso del chico, ¿puedes creerlo? —Se ríe sin humor—. Estaba celoso de
que todos vinieran por él. Cuando...
Es un poco más potente, más explosivo que cualquier otro tipo de ira. ¿Cómo puede
ser una idea de último momento para alguien?
—Eres un montón de cosas, Zach, pero no eres una idea de último momento. Nunca
GoR has podido ser una idea de último momento. —le digo con fiereza, honestamente.
Estoy confundida en cuanto a lo que pasó cuando se puso de pie. Fue todo tan
158
—Déjame en paz.
Dos pasos antes de que vuelva a tropezar y tenga que volver a agarrarlo.
Ambos nos miramos fijamente en el motín. No tengo ni idea de cómo llegamos aquí.
Un segundo, estaba bien, sólo letárgico y ahora es tan malo como cuando está sobrio.
—Estoy diciendo que no soy egoísta y cruel como tú. Nunca me ayudaste, pero lo
haré porque soy una buena persona. —Abre la boca para discutir, estoy segura, pero
pongo mi mano en sus labios para detenerlo—. Y cuanto antes llegues a tu habitación,
antes podré volver a dormirme.
Tres respiraciones.
GoR Lo siento todo en la palma de mi mano. Sus bocanadas de aire, esa dura
abrazadera de sus huesos, su áspera barba nocturna. Y desde la palma de mi mano
todo baja hasta mi vientre, haciendo que me duela.
Las luces nocturnas iluminan los pasillos vacíos. Sé que estoy cortejando el peligro,
pero no podía dejarlo ahí.
Zach tiene suficiente presencia de ánimo para agarrar la barandilla con una mano
cuando es hora de subir las escaleras.
Página
Finalmente, estamos en la puerta de Zach. Tan pronto como entramos, pierde toda
la energía y todas las plantas de la cara en el suelo. Gruñendo, lo empujó hacia su
cama, así que, si quiere caerse, el colchón estará ahí para romperlo. Cuando cae y se
estrella en la cama, suspiro de alivio y estiro la espalda.
Lo cubro con su manta y luego le quito también sus polvorientas botas manchadas
de hierba.
Mientras las pongo al lado de la cama, veo que su libro está tendido como él, con
las páginas abiertas y dobladas en los extremos.
Lo recojo y las aliso. Hay trozos de un lápiz roto, a pocos centímetros del libro. Los
recojo, también, enrollándolos en la palma de mi mano.
Justo cuando estoy por cerrar el libro y dejar de lado el lápiz arruinado, veo algo.
No estaba ahí la última vez que vi el libro. Lo que significa que debe haberlo escrito
recientemente. Probablemente hace unos días.
¿Pero por qué parece que fue escrito hace años y no por él, sino por alguien mucho,
mucho más joven?
En realidad, no.
GoR Estoy equivocada. Estoy tan jodidamente equivocada. La edad no tiene nada que
ver con esto.
Está escrito por alguien que mezcla mayúsculas y minúsculas. Alguien que quiso usar
la cursiva, pero unas pocas letras más tarde, cambió de opinión y empezó a escribir en
letra de imprenta.
Está escrito por alguien que tiene dificultad para escribir. Está escrito por él.
El tipo que está durmiendo ahora, pero que se tropezó borracho hasta mi cabaña
y miró las estrellas desde debajo de mi ventana.
160
Página
Capitulo 16
El príncipe oscuro
Estoy soñando.
Pero esta noche, huelo azúcar y veo azul. Tanto el color como ella.
Ella está encima de mí y su pelo rizado y nublado nos rodea, haciendo una cortina.
Y luego, me doy la vuelta y la atrapo bajo mi cuerpo. Escondiéndola del mundo.
No puede escapar ahora y nadie puede verla. Ella está a salvo. Su trabajo está a
salvo.
GoR
Pero entonces, ella me está acostando en mi cama y cubriendo con mi manta,
cuidándome.
¿Qué carajo?
Siento que me quita los zapatos. Quiero decirle que se aleje de mí y me deje en
paz, pero no tengo la energía.
Nunca debí haber bebido tanto. Ya ni siquiera bebo. Tal vez ocasionalmente, pero
nada como lo hacía antes. No sé en qué estaba pensando.
161
Jesús...
Si beber me hace soñar con ella y estas cosas calientes y geniales, entonces lo
Página
dejaré mañana.
Joder.
Necesito un cigarrillo.
¿Por qué no estoy fumando? ¿Por qué sufro dolores de cabeza y antojos intensos
cuando puedo tomar la salida fácil?
Ella quiere que sufra. Quiere que no duerma, que pase por el síndrome de
abstinencia.
De todas las personas en este planeta, tuve que ser un idiota con una chica que
no se acostaría con mi mierda. Que no me dejaba en paz.
Están corriendo por los mechones, acariciando mi frente hasta la mandíbula. Todo
pulsa en mi cara. Mi mandíbula, mis mejillas, mis dientes, incluso.
—No puedo creer que esté diciendo esto, pero... lo siento —dice—. Quiero decir, yo
creo que lo siento, Zach.
GoR
162
Página
Capitulo 17
Sé muy bien cómo comenzó todo.
O al menos creo saberlo, tengo una teoría y si es correcta entonces todo en lo que
he creído mi vida entera sería una vil mentira.
Muy bien, tal vez eso suena demasiado dramático, pero, aun así.
Han pasado por lo menos veinticuatro horas desde que vi la versión ebria de Zach,
seguida de su nombre escrito en ese cuaderno y aquel lápiz roto.
Pero por primera vez, no pienso en como Zach y sus secuaces hicieron mi vida
miserable, esta vez no pienso en sus bromas si no que estoy pensando en todas esas
cosas que hice y dije.
Ya es de mañana y solamente una cosa estaba clara en mi cabeza, está tan clara
Página
Son como pequeñas hormigas arrastrándose por la página. Qué asco. Tu letra es
la más fea que he visto en toda mi vida.
¿Sabía leer tan siquiera? Lo dudo mucho. Apuesto a que nunca aprendió.
GoR
Y ese era solamente un ejemplo.
¿Y si todo esto comenzó con los comentarios que hice?, ¿Qué hubiera pasado si
todos esos años de venganza y odio se hubieran podido evitar?
No voy a hacerme la víctima y decir que todo esto es mi error, pero siempre he
responsabilizado de todo a Zach y tal vez, solo tal vez ambos somos los culpables.
164
Estoy tan contenta de que haya superado lo que pasó la semana pasada. En
estos días si lo estoy viendo no puede ir más allá del patio delantero, justo dónde fui
arrojada sobre Zach anoche siendo más específica.
—¡Oh por Dios! —exclamé—. mírate nada más, ¿De dónde sacaste todo eso?
Llevaba sus habituales jeans y una camiseta negra de Batman, pero también una
chaqueta de cuero de color negro, estilo motociclista, de mangas adornadas con
pequeñas llamas y un par de lentes de sol. Dios, se veía como todo un tipo rudo.
No pude apartar los ojos de Zach y tampoco es que quisiera hacerlo, esta era la
primera vez que lo veía en todo el día. No estaba haciendo ejercicio esta mañana y
tampoco estaba en la cocina como de costumbre con la mirada de Maggie encima de
él, así que supuse que estaría durmiendo debido a la resaca.
—Dijo que podía llevarlas a la escuela —dijo Art, mientras que yo todavía miro
atenta a Zach.
GoR
—¿Ah sí?
—¡Si! Dice que me veré genial. Que nadie se meterá conmigo—dijo mientras cerraba
el puño y emitía un pequeño gruñido a lo que yo solté una carcajada. Me acerqué a él
tomando un pedazo de mechón de su cabello y acariciándolo mientras que mi mirada
seguía puesta en Zach.
Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando esas palabras hicieron eco en mi cabeza,
sin embargo, sus ojos se endurecieron, pero no sugerían el recuerdo de lo que pasó
Página
anoche.
—Así parece.
—No te vayas… quiero decir —expliqué—. Estamos por cenar Art y yo. Tina no está
aquí, así que pasaremos el rato hasta que Doris regrese de su turno, entonces, uh, puedes
quedarte si quieres.
—¡Sí!, será divertido —dijo Art—. Blue está haciendo panqueques es el desayuno de
la cena.
—Es para curar la tristeza del lunes —dije asintiendo y mirando a Zach.
—Ella hace los mejores panqueques de todos los tiempos —le informa Art mientras lo
acerca más.
Una expresión sombría pasó por el rostro de Zach ante la mención de mi padre, no
puedo creer que lo haya mencionado tan casualmente cuando me prometí no volver a
hablar de mis padres, ya que si no hablo de ellos; no los extraño tanto. Pero supongo
GoR que puedo hablar de ellos con Zach. Se acerca a mí con paso lento y mi capacidad
de pensar se reduce a unas cuantas preguntas, ¿Se acordará?, ¿Recordará lo de
anoche?, ¿Recordará lo que le dije la primera vez que nos vimos? Se detiene a unos
metros lejos de mí, todavía estaba siendo sostenido por Art, quien hablaba con mucho
entusiasmo. Pude verlo saltar sobre sus pies, pero no entendía realmente lo que estaba
diciendo. Me detuve al borde del mostrador y respiré el aroma fresco de tarta de
arándanos que Zach emanaba.
—Me gustan muy dulces —dijo mientras sus ojos se posaban en mis labios.
—Sí, de toda clase de jarabes. Chocolate, fresa y maple, puedes escoger el que
más te guste.
Zach examinó mis rasgos con sus ojos, probablemente tratando de juzgar mis
sentimientos, pero yo le lancé una pequeña sonrisa y antes de que pudiera reaccionar
siquiera Art lo apartó, después de eso me puse a trabajar. Mezclé la masa de los
panqueques agregando un poco de chispas de chocolate para hacerlos más dulces,
no era muy buena cocinera que digamos, pero esta sería la mejor comida que Zach
haya probado en su vida. Me aseguraría de ello.
—¿Sabes qué son los abusadores? —dijo Zach—. Son cobardes, chicos que tienen
miedo de todo. Miedo de sí mismos y miedo de ti.
—Sí que lo haces —dijo Zach mientras que todo rastro de diversión desaparecía de
su rostro mientras continuaba—. Por eso se meten contigo Art. En el fondo ellos saben que
eso lo es todo, que este es el mejor momento de sus malditas vidas y cuando se acaba,
ellos se acaban por igual. Si ellos son altos, saben que eso es lo único que serán y por
eso se meten con gente más baja.
167
—Tú serás alto, serás mucho más alto —Zach se ríe—. Eso es lo que pasa con los
Página
bravucones Art. Los que son molestados saben que van a cambiar, saben que las cosas
mejorarán para ellos. Los que te molestan también lo saben. Están atemorizados porque
saben que pronto llegará su hora, ya que algún día tú serás más alto y no necesitarás
más de todo aquello —continúa, envolviendo su gran mano en el pequeño puño de Art—
no vas a necesitar de tus puños, o una chaqueta ¿Y sabes qué más?
—¿Qué?
—Cuando seas más alto ellos no significarán nada para ti, es más ni siquiera los
recordarás.
—Si, para los abusadores toda su vida gira en torno a ti, sobre cómo subestimarte.
Así es como ellos se sienten mejor consigo mismos. Pero para ti ni siquiera existirán después,
tú lo olvidarás y seguirás adelante, pero ellos jamás te olvidarán, ese es tu poder.
—No deberías de estar diciendo eso —Art ríe de nuevo inclinándose hacia Zach—
a Blue no le gustan las groserías.
—Nope, una vez Tina dijo la palabra con J en la cena y Blue enloqueció, ella piensa
que todavía soy un niño y que no debería estar escuchando cosas malas.
—¿En serio?, bueno ella enloquece fácilmente ¿No es así? —dice Zach a lo que Art
asiente con entusiasmo.
—Pero ella no enloquece conmigo, incluso una vez me dijo que yo era su persona
favorita.
GoR
—No me digas.
Había estado muy callada, muy muy callada, aunque había una enorme presión en
mi pecho y mis lágrimas estaban obstruyendo mi nariz y mi garganta, en pocas palabras
no podía respirar bien, pero me las ingenié para pasar desapercibida y que no me
escucharan. Sin embargo, ante las palabras de Zach me encontré emitiendo un gustoso
resoplido ocasionando que Zach levantara la mirada hacia mí.
Sus ojos estaban acuosos, pero no como los míos ya que yo debía estar hecha un
168
desastre ahora mismo, con ojos rojos e hinchados. Sin embargo, sus ojos tan oscuros
como siempre emanaban algunas emociones bastante intensas. Él siempre ha sido
abusivo conmigo y yo a la que siempre ha intimidado. Pero tal vez yo me haya
Página
No importa lo que sea, mi vida giraba en torno a él; siempre lo había hecho.
—Buena suerte con eso —contestó Zach hacia el comentario anterior de Art, lo cual
hizo que mi corazón se derritiera.
No lo soy si no corro, ojalá no hubiera corrido esa noche, aquella noche que subí
a su habitación para confrontarlo acerca de la cita. Ojalá me hubiera quedado y lo
hubiera… besado. Ojalá hubiera podido tocarlo un poco más. Me quedé mirando sus
ojos, su cabello obscuro, el corte de su rostro y sus labios, la forma en la que estaba
arrodillado en el suelo sacando aquella ternura con Art; también se veía poderoso, el
chico más alto que había conocido. Aquel chico al que posiblemente pude haber
lastimado durante años, sin saberlo exactamente.
Cuando estuvo lista les dije que se fueran a lavar mientras yo les servía una enorme
pila de panqueques con todos los jarabes que pude encontrar en el refrigerador, ambos
se sentaron con obediencia en los taburetes de la barra y comenzaron a comer. Bueno
al menos Art lo hizo, sin embargo, Zach tomó su tenedor sin siquiera mirar la comida, pero
manteniendo su mirada fija en mí. Me di la vuelta inmediatamente comenzando a limpiar
la cocina y tratando de evitar su mirada. Sé que no puedo comer con ellos y la verdad
es que esta era la primera vez que había hecho algo remotamente amable por Zach.
Nunca le había sonreído siquiera y cada vez que escuchaba aquellos pensamientos del
pasado, se volvía demasiado malo.
GoR Mientras tanto, Art seguía zambulléndose la comida haciendo sonidos con la boca,
pero Zach seguía en silencio. No estoy segura de sí le gustó la comida, sin embargo,
quiero que le guste. En serio lo quiero.
—No tenías que hacer eso —dije mientras que él se encogía de hombros y apretaba
169
la mandíbula.
—No es nada.
Página
—Um, gracias por hablar por Art —comencé a hablar—. De todo, yo solo… traté de
enseñarle algunas cosas. Y Doris habló con los profesores con respecto al acoso que
sufría y estuvo bien por un tiempo. Pero nadie puede cuidar a este niño las veinticuatro
horas, los siete días de la semana, por eso estoy segura de que él lo aprecia mucho.
Se quedó mirando mi rostro, no sin antes detenerse en mis labios entreabiertos sin
embargo levantó los ojos inmediatamente y diciendo:
—Si el niño necesita aprender, debe de acudir directamente a la fuente, ¿no es así?
Iba a responderle algo, pero Zach no se esperó, giró sobre sus talones alejándose
solamente para detenerse junto a la barra viendo de perfil.
Una vez más no esperó una respuesta y se alejó, pero no estaba lista para que se
fuera así como lo seguí fuera de la cocina, sin embargo, Art se me adelantó insistiendo
en que se quedara un poco más con nosotros para ver una película, Dios como amo a
este pequeño. No voy a mentir diciendo que sé lo que estaba pasando en pantalla,
porque no lo sé. Estoy mucho más interesada en como Art se inclinaba hacia Zach con
cada escena que pasaba y el cómo Zach colocaba su brazo detrás del respaldo del
sillón, como para recordarle al pequeño que estaba allí para atraparlo si se
sobresaltaba de más con la emoción.
Doris me envió un mensaje diciendo que llegaría un poco más tarde de lo usual y
que estaría muy agradecida si le ayudaba a poner a Art a dormir, ella vendría a buscarlo
después del trabajo. Accedí a su petición, Art ya ha pasado la noche en mi habitación
antes así que no era problema en absoluto. Justo cuando estaba metiendo a Art en la
cama dijo:
—¿Por favor? —dijo Art de nuevo, volviéndose hacia un costado y colocando las
manos debajo de su mejilla—. Será divertido.
Estoy tan nerviosa que no sé qué decir o cómo decirlo, pero puedo sentir a Zach
parado nuevamente en el umbral de la puerta como si aquel fuera un mundo totalmente
distinto para él y no se le permitiera entrar. Cubro a Art con la cobija pensando en qué
170
excusa poner.
—¿Por qué no? —preguntó Art con su cara a punto de hacer un ceño y el dolor que
sentía anteriormente se intensificó debido a Zach.
Está mintiendo lo sé, puedo sentirlo. De hecho, creo que ha estado evadiendo,
mintiendo y evitando esto durante mucho tiempo; probablemente toda su vida. Pasaron
algunos segundos y escuché sus pasos yéndose. Era la tercera vez que trataba de irse
y en lo único en lo que podía pensar era, aún no. Él aún no podía irse.
—Vuelvo enseguida, ¿de acuerdo? —le dije a Art quien parecía sorprendido por la
abrupta partida de Zach. Corrí hacia mi tocador tomando el primer libro que tenía a la
mano lanzándoselo a Art—. Lee esto hasta que regrese.
Me daba un poco de miedo decir las cosas que quería ya que cuando me miraba,
lo hacía con ese dejo de arrogancia y crueldad, era como si quisiera aplastarme con
sus propias manos y con eso me refiero a su yo habitual.
Corrí hacia la cocina y con mis manos temblorosas abrí uno de los cajones para
tomar lo que quería regalarle, cuando me dispuse a regresar él estaba ahí; muy cerca
de mí y el mostrador. Esto es lo más cerca que había estado de mí esta noche, pero no
GoR lo suficientemente cerca, al menos no como anoche.
—Sí —respondí.
—¿Cuándo?
—Sí.
Moví mis dedos de los pies comparándolos con sus enormes botas, mis pies se
sentían tan pequeños en comparación de aquellos zapatos del tamaño de una roca.
—¿Estás diciendo que me compraste éstos porque querías hacerme la vida más
fácil? —cuestionó y yo asentí con la cabeza.
Escuché que estaba pasando por unas jaquecas tremendas y quise… ayudarlo.
Aunque esa no era la verdadera razón por la que evité que se fuera.
Casi había terminado de reunir todo el valor que necesitaba para dejar salir la
pregunta que me estaba molestando desde anoche, cuando de repente sentí sus manos
en mi desnuda cintura haciéndome levantar la cabeza. Entonces mis pies dejaron el suelo
GoR
y él me sentó en la barra.
—Tienes que dejar de manipularme —jadeé, pero no hubo calor alguno sobre mis
palabras.
Sin embargo, Zach mantuvo sus manos debajo de mi camisa, sobre la piel desnuda
de mi cintura; metiendo sus caderas sobre mis muslos extendidos.
Comenzamos a reflejar la misma posición de ayer, con sus manos sobre mi cintura y
172
las mías sobre sus hombros, mis muslos que estaban alrededor de sus caderas además
de nuestros que se golpeaban entre sí con cada respiración que hacíamos. Solamente
que ahora no estábamos en aquella posición horizontal y él no estaba borracho, es
Página
—Me sonríes y luego me invitas a cenar contigo. Devoro la comida que estaba
jodidamente deliciosa, así que comí un poco más mientras te sonrojaste. No puedes ni
mirarme, pero cada que intento irme, me detienes. Así que estoy preguntándote por qué
demonios estás actuando como un sarpullido del que no puedo deshacerme.
—Yo no…
—Empieza a hablar Blue —dijo mientras clavaba un poco más la yema de sus dedos
sobre mi carne.
—¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? —pregunté. Mis tobillos estaban
cruzados a su espalda y los apreté cuando él fruncía el ceño.
—No… espero que recuerdes todo por supuesto, fue hace mucho tiempo, pero, nos
GoR conocimos en nuestro primer día en St. Patrick, ambos estábamos en detención. La
maestra nos pidió que hiciéramos líneas, creo. Sin embargo, no recuerdo lo que se suponía
que debíamos escribir, de todos modos, estábamos sentados como a dos asientos más
allá o algo así porque podía ver tú…
—¿Qué?
—Oh.
173
—Si. Y se suponía que debíamos escribir Perdón por portarme mal cien veces.
Maldita señora Pennyweather.
Página
Moví mi cuerpo aún más cerca haciendo que mis muslos y tobillos se apretaran aún
más a su alrededor.
—¿Qué más recuerdas? —susurré.
El punto, okay está bien. Me armé con todo el valor posible y lo miré a los ojos.
—No lo recordaba hasta anoche y yo… —me mordí los labios antes de hablar—
Zach siempre me he preguntado por qué me elegiste a mí por sobre todas las personas
en la escuela. Al principio pensé que había sido porque estaba del otro lado de la
ciudad y era nueva. Además de que no teníamos nada en común y no pertenecía a su
grupo. Y por qué la gente como tú, ya sabes con mucho dinero cree que puede hacer
lo que quiera. Pero ahora me pregunto… algo más.
—¿Zach?
—¿Eh?
—Dijiste que no lo recordabas, pero ahora lo haces, con lo que pasó anoche. ¿Qué
pasó anoche que te hizo recordar?
No había manera de que pudiera entrelazarme más con él, pero lo intenté mientras
respondí:
—Dime —presionó.
—¿Qué?
—Yo iba a… sé que me dijiste que me alejara de ti, pero estaba yendo a tu
habitación de todos modos —tragué saliva—. Tenía que hacerlo, pero luego te vi fuera
de mi ventana, ebrio y caíste. Corrí hacia ti y ahí hablamos. Luego te ayudé a subir a tu
habitación y cuando te estaba cubriendo vi tu libro.
Su agarre sobre mí era demasiado fuerte, sabía que más tarde cuando me mirara
al espejo encontraría huellas rojas de sus manos. También sabía que tocaría esas marcas
con mis dedos.
—¿Y? —preguntó, sus palabras parecían más bien un desafío. Está provocándome
a que se lo diga.
Permaneció en silencio, no es que esperaba que dijera algo; pero su silencio fue
suficiente para tomarlo como respuesta.
Zach era disléxico y por lo que vi también sufría de digrafía, lo que significaba que
también tenía problemas para leer y escribir. Sabía muy poco al respecto, pero mamá
solía ser tutora de algunos niños que la padecían. Ella solía decir que sufrir una cierta
discapacidad casi siempre venía con cierto tipo de vergüenza, que esos niños siempre
eran mucho más sensibles que el resto, incluso trabajando duro, aprendiendo a leer y
escribir siempre tenían esa pequeña parte de ellos que los hacía dudar de sí mismos.
Puede que no siempre lo demostraran, pero cada pequeño fracaso los hería
profundamente. Entonces era verdad, yo corté a Zach profundamente, lo hice sangrar
tantas veces cómo él lo hizo conmigo. Todo sin tener la más mínima idea.
—Durante años he estado… te he estado diciendo todas esas cosas. Todos esos
GoR comentarios hirientes e insultantes, no tenía ni idea —dije con voz cargada de
culpabilidad. Mis dedos acariciaron su oscura barba sobre su mandíbula—. No puedo
dejar de escuchar mi propia voz, todas aquellas cosas que salieron de mi boca, todo
ese odio y siempre pensé que lo merecías y que todo era tu culpa. Tal vez no soy tan
buena como pensaba, fui muy cruel contigo y me preguntaba si esto pudo haberse
evitado.
de mi abdomen, mi tórax y mis muslos, estoy encendida y eso sólo lo provocó su toque.
—Nada —dijo gruñendo de nuevo, lo sentí hasta los dedos de los pies— de lo que
pasó entre tú y yo nada pudo haberse evitado, ni una sola cosa por qué yo te elegí a
Página
—Solías hacerme enojar, solías hacerme sentir jodidamente protector contigo. Como
si quisiera aplastar todo aquel daño que te rodeaba y solías hacerme sentir mal cuando
no lo lograba. ¿Ser cruel?, no sabes nada acerca de ser cruel —se burló—. cruel es lo
que te he hecho porque me hiciste querer cambiar, porque me hiciste querer ser mejor.
Yo no quería ser mejor, no quería ser una persona diferente, ni una persona que salvara
a alguien, tampoco una persona que hacía lo correcto. No soy esa persona, me niego
a serlo y no me importa el mundo. No me importa nadie. No me importas tú, entonces no
pasó nada entre nosotros que se hubiera podido evitar. Yo te hubiera encontrado, te
hubiera lastimado y hubiera dejado que te lastimaran de todos modos.
Sus palabras se hundieron sobre mis huesos hasta llegar a mi propia médula y me
estaba fundiendo con ellos, con ese tono ardiente, hiriente. Su mirada echaba chispas y
me moría de ganas de decirle que no era cierto. ¿Salvó a Art, no es así?
—¿Y sabes algo más? —Continuó mientras yo negaba con la cabeza o al menos
eso creí hacer ya que no era muy consciente de nada en ese momento—. Cruel es lo que
te haré si no dejas de meter tu nariz en donde no te llaman —susurró
amenazadoramente— ¿Me entendiste?
mirarme, desde ahí vi su mandíbula dura y sus altos pómulos. Es decir, un príncipe de pies
a cabeza.
Página
Ahora la tragedia.
Y no creo que nadie más se diera cuenta de esto, pero yo sí, todos sentados
alrededor de una mesa de aspecto antiguo con una filigrana ornamental a lo largo de
los bordes de las patas inferiores.
Lo que sí lo era, fue ver al señor y a la señora Prince con los padres de Ashley
sentados todos juntos, como un grupo agradable de hombres y mujeres vestidos con
ropas caras. Zach está sentado hasta el final del otro extremo de la mesa, se siente
GoR
como si hubiera una línea entre él, su familia y sus amigos; sin mencionar que es el único
del grupo que no lleva ropas elegantes. Viéndolo así, se parecía mucho más a nosotros;
al personal, con aquella camiseta oscura y raída, además de ese cabello en punta que
tenía. Yo por otro lado estaba sirviendo vino tratando de ser invisible para ellos y hasta
ahora lo estaba logrando.
Todos estaban tan absortos consigo mismos, excepto por Zach, quien había estado
mirando fijamente la mano de su padre sobre la de su madre (Si, están tomados de la
mano y el señor Prince tiene sus dedos envueltos alrededor de la muñeca de la señora
Prince) dando sorbos a sus bebidas deliberadamente.
177
Todo se veía muy amoroso, pero por alguna razón no se sentía como tal. Había
algo mal en el señor Prince quien tomaba la mano de la señora como dominándola.
Página
Esta era la primera vez que alguien lo incluía en la conversación, los ojos del señor
Prince se fijaron con detenimiento en su hijo y algo crujió a través de ellos; algo parecido
a una mirada fastidiada, Zach apartó la vista de las manos entrelazadas de sus padres
y se concentró en el señor Howard.
—El tiempo que sea necesario —dijo arrastrando las palabras y mirando a su madre.
La señora Prince bajó los ojos y se secó las manos con una servilleta mientras se
aclaró la garganta sonriendo levemente. Noté como el agarre del señor Prince aumentó,
que incluso pude ver como sus nudillos se pusieron blancos cuando pasaba a servirle
vino en la copa.
De inmediato sonó el roce de una silla arrastrándose por el suelo, era el señor Prince
que tal parecía que iba a ponerse de pie o a decir algo, pero no estaba seguro de
eso, sin embargo, las palabras de Zach lo detuvieron.
—Porque los extraño mucho cuando me voy —dijo mirando a su padre—. Inglaterra
es un lugar muy frío para vivir después del calor de nuestra ciudad.
Los padres de Ashley se rieron ante esto como si fuera la broma más divertida de
la historia. También hubo una risa de la señora Prince, sumándose a ésta y el señor Prince
emitió una fría sonrisa que combinaba de manera hermosa y espeluznante con la de
Zach.
—Debes de estar muy orgulloso Ben —dijo el señor Howard al señor Prince.
—Sí, muy orgulloso —contestó el señor Prince con voz violenta, casi cortando el aire
GoR
en dos piezas como si eso fuera posible.
—Sí, pero ya sabes cómo son los niños —contestó aclarándose la garganta mientras
veía como se flexionaba su muñeca bajo el agarre del señor Prince mientras que yo le
178
llevaba el vaso al señor Howard—. Además, ahora está en Oxford y creo que todo salió
bien —dijo mientras se inclinaba hacia su marido besándolo en la mejilla—. Fue todo
gracias a Ben.
Página
Puedo apostar cualquier cosa que el padre de Zach no lo apoyó con su dislexia
lo cual era tan injusto. No era culpa de Zach que tuviera una discapacidad de
aprendizaje, por no mencionar que era fácilmente tratable, este era el siglo XXI señores.
Zach tenía razón; era prescindible al menos para su padre ya que según él no era
un Prince, él estaba defectuoso. Era un rechazado. ¿No es eso lo que te decían los
bravucones? estás demasiado gordo, demasiado flaco, eres un perdedor, comes
demasiado, comes muy poco, eres un nerd. Entonces me di cuenta de algo, Zach no era
el abusador, su papá lo era. Casi pude ver a su padre haciéndole creer que no
GoR pertenecía a esa familia, una familia de perfeccionistas y arquitectos que construyen
fincas, mansiones que parecen palacios y de paso son fundadores de ciudades en sus
tiempos libres. Casi puedo ver a Zach como a un niño atrapado en una torre con una
ventana de vidrio donde puede ver las estrellas, pero nunca tocarlas, todo porque le
hicieron creer que no podía.
*****
Después de la cena me topé con Zach caminando por el pasillo zigzagueante que
atravesaba las cabañas, justo por el borde del bosque. Yo estoy en la cocina limpiando,
pero al verlo me lavo las manos despidiéndome de todos y salgo corriendo tras de él.
179
Todas las noches desde que regresó lo escucho tomar su motocicleta, nunca sé a
dónde va; tal vez solo conduce para sentir el viento sobre su rostro, pero después de lo
Página
que pasó esta noche no quiero dejarlo solo. Sin embargo, mi habilidad para correr se
ve obstaculizada gracias a los zapatos de tacón de dos pulgadas Mary Janes que
traigo en lugar de mis mejores amigos: mis botas de combate de cuero. Pero, aun así, lo
sigo. Quiero gritar su nombre, pero algo me lo impide, probablemente sea la rigidez en
su postura ya que trae los puños apretados, aunque el hecho es que sé que no le
gustará que lo llamase por su nombre y mucho menos que le pidiera quedarme con él
para que no esté solo. De hecho, estoy segura de que odiaría que metiera mi nariz en
sus asuntos.
Como sea.
Maldición.
No.
GoR
Todavía no me he ocupado de mis problemas ¿de acuerdo?, no he tenido tiempo,
he estado ocupada y… simplemente no puedo. Pero si no lo hago, ¿quién lo hará? En
definitiva, no sus padres abusivos. Antes de que pudiera pensar siquiera en un plan me
encuentro corriendo frente a la puerta del garaje marcando el código que me dieron
seis meses atrás. Me invadió un gran olor a gasolina y a asientos de cuero por todos
lados, sabía que si le prestaba atención vomitaría.
Entonces no lo hice.
No le presté atención a nada más que a mi pequeño coche azul aparcado entre
180
una SUV y un camión, sé que las llaves de mi casa están en mi bolsillo junto con las del
auto. Había pensado en tirarlas un millón de veces, pero siempre me arrepentía, siempre
pensaba que cuando tuviera mi casa de regreso lidiaría con mi miedo. Supongo que
Página
Por Zach.
Mierda.
No tengo tiempo para marearme, con cuidado cerré la puerta y encendí el auto,
más tarde pensaría en una idea mejor. Salí activando la puerta automática del garaje,
me sentía claustrofóbica aquí dentro y tenía una sensación muy familiar al mismo tiempo;
tan familiar que se sentía como si hubiera estado conduciendo ayer en lugar de que
hubiera pasado aproximadamente un año. Lo alcancé justo cuando iba a girar en la
curva de la carretera, habían pasado algunos años desde que tomé este camino el cual
corría en paralelo a nuestra ciudad, había tenido noches en donde simplemente me
deslizaba entre todas aquellas ventanas cerradas. Algunas noches también me topaba
con Zach paseando. Siempre me había propuesto mantenerme alejada de su vista, pero
recuerdo haber sentido aquella punzada de celos por el viento que caía en su rostro,
toda aquella libertad de estar al aire libre, esas emociones me hicieron sentir como si
volara.
Pronto saldríamos a la autopista para llegar al pueblo vecino. Creo que llevábamos
unos treinta minutos conduciendo cuando llegamos a una zona desierta con varios
almacenes y cercas eléctricas, era espeluznante, pero él no se detuvo ahí. Si no que
seguimos y seguimos hasta llegar a un par de edificios que desaparecen sobre nosotros
mientras que los árboles emergen. Atravesamos el bosque y llegamos a un claro. Un gran
claro lleno de luces, música y gente.
GoR
Dios, había demasiada gente. Así como autos, camiones y motocicletas; todos
estaban estacionados al azar sin ningún orden. Dejé el auto en el borde del enorme
campo y contemplé la escena delante de mí. Había gente gritando, bailando y
retorciéndose, pero la mayoría estaban reunidas alrededor de algo profundo y enorme.
Un agujero en el suelo, solo que no era un agujero, era más como un cañón y maldición,
había una motocicleta que estaba corriendo hacia él ahora mismo.
y luego se arqueaba sobre el espacio. Juré por un segundo que nadie habló, nadie
emitió sonido alguno y todo estaba en completo silencio.
Página
Pero de alguna manera la motocicleta se las arregló para lanzarse y pisar tierra
firme, supongo que no era un aterrizaje suave ya que el sujeto resbaló perdiendo el
control de la máquina en la que había estado sentado. Se arrojó de un empujón y la
motocicleta se alejó de él. Sé que debería de estar preocupada por el chico de la
motocicleta, pero tenía un círculo de personas reunidas a su alrededor y yo tenía un
problema mayor.
—¡Oh mierda!
Miré mis manos sangrantes y me sentí débil, no creo que tuviera la fuerza suficiente
como para sentarme y mucho menos para levantarme. Pero debía hacerlo, había llegado
tan lejos y no pensaba echarme para atrás ahora, después de salvarlo me encargaría
de matarlo yo misma; será mejor que se cuide.
el anterior, avanzó hacia el cañón y cuando creí que se iba a caer y romperse el
estúpido cuello se lanzó por los aires embistiendo y aterrizando del otro lado. Una vez
más el aterrizaje no fue fácil, de hecho, fue mucho peor que el otro. La gente comenzó
a jadear y gritar cuando se acurrucó sobre sí mismo tomando su pie mientras que la
motocicleta se alejaba de él.
—¡Zach! —grité su nombre, pero él simplemente pasó de largo haciendo volar los
mechones de cabello a mi cara.
Maldito espectáculo
No pude evitar correr hacia el borde del agujero ancho, creo que lo mataré esta
noche.
GoR
Jesús.
Estaba tan profundo y oscuro que ni siquiera se lograba ver que tan lejos llegaba,
quizá daba al centro de la tierra donde estaba todo ese fuego de dónde vienen todos
los temblores que sacudían el suelo. Todo el mundo lo vio atravesar el aire como si fuera
una estrella fugaz, una gran y oscura estrella que estaba quitándome todo mi oxígeno
y haciendo que mi corazón latiera y puede que también lo hiciera sangrar. Todo lo que
sé es que si moría buscaría la manera de resucitarlo y lo besaría, maldita sea. Sí, lo
besaría y mordería solo para matarlo yo misma.
183
Me estaba mordiendo las manos cuando llegó el momento de que mi estrella oscura
bajara y cuando lo hizo Zach volvió a sentarse en su motocicleta y se inclinó hacia
adelante, sé que estaba lejos, pero a pesar de eso pude sentir los músculos de sus
Página
hombros, bíceps y espalda tensos, los cuales tensaban a los míos en respuesta. Quería
apartar los ojos, pero no podía, necesitaba ver esto, tenía que verlo aterrizar. Tan pronto
como las ruedas tocaron el suelo me mordí el labio, qué difícil.
Mis ojos se llenaron de agua y mi cabeza comenzó a temblar, pero Zach todavía
estaba en su motocicleta atravesando a toda velocidad. Vi como puso su pie hacia
abajo y lo clavó sobre la tierra hasta que hizo girar la motocicleta deteniéndose
abruptamente. La multitud estalló en vitoreos, pero yo estaba demasiado estupefacta
como para siquiera moverme, como para siquiera alojar mi puño y mi cuerpo. Seguí siendo
una masa de nerviosismo y pavor.
Zach estaba sentado sobre su motocicleta como si fuera una especie de príncipe,
un príncipe oscuro con su chaqueta de cuero negro y sus enormes botas plantadas en
el suelo. Me despabilé cuando aparcó la motocicleta a un lado, algunas personas lo
rodearon golpeándolo en la espalda y dándole la mano. Se quitó el casco girando el
cuello para pasar los dedos sobre su cabello y comenzar a caminar. Corrí alrededor del
amplio espacio y mis botas Mary Janes tropezaron sobre la tierra.
—Zach —grité su nombre y cuando al fin llegué al otro lado él estaba de pie frente
a un grupo de personas.
Esta vez sí escuchó mi voz y sus ojos se fijaron en mí, parecía sorprendido, pero
lentamente desvaneció el movimiento y todo lo que quedaba es un gran ceño fruncido
y una mandíbula apretada.
GoR Yo también estaba enojada con él, pero no me iría a ningún lado. Nos quedamos
ahí mirándonos el uno al otro sobre aquel enorme y ancho agujero por el cual él
simplemente saltó. El reflector estaba brillando y pude ver su camisa empapada de sudor,
su chaqueta ya no estaba —probablemente se la quitó en aquellos minutos que tardé
en cruzar —y el sudor goteaba por un lado de su cuello.
Cuando Zach comenzó a moverse hacia mí, mi respiración se entrecortó, él por otro
lado estaba avanzando con grandes zancadas con sus muslos fuertes que se veían a
través de sus jeans, mientras que sus piernas devoraban la distancia.
Lo supe como si supiera que no estaría en ningún otro lugar que no fuese aquí en
estos momentos. En definitiva, conduciría sobre ese coche nuevamente, me rompería las
rodillas y rasparía las palmas, lo haría todo de nuevo solo para poder ver aquellos ojos
oscuros, acechados por sus igualmente oscuras intenciones.
Cuando me alcanzó estiré el cuello para mirar su rostro afilado y deslumbrante,
estaba respirando por la boca y su pecho se hinchaba de arriba a abajo, su camiseta
estaba cubierta de polvo. Sin embargo, lo primero que salió de mi boca fue:
—¡Idiota!
GoR
185
Página
Capitulo 19
Zach apretó su mandíbula ante mis palabras, hubiera querido llamarlo con todas
las groserías de la historia por asustarme así, pero me callé antes de que pudiera siquiera
decir algo ya que inmediatamente se inclinó hacia mí y me levantó en sus brazos. De
alguna manera yo sabía que iba a hacer eso, lo sabía ya que manipularme era su
pasatiempo preferido y eso no era algo que yo no supiera.
Supongo que también debía tocarlo, así que subí mis muslos alrededor de sus
caderas envolviendo mis manos en su cuello y apreté su cabello húmedo. Lo abracé con
tanta fuerza y él me la devolvió. Después comencé a hablar, todo lo que sentía debía
salir a la luz. Era la adrenalina, creo.
—¿Qué estabas pensando?, ¿Qué sucede contigo? —apreté mis palabras mientras
metía la cara en su cuello. Él caminó frente a algo, pero no me importó lo que fuere o
dónde—. ¿Estás loco lo sabías? No puedo creer que te pusieras en peligro, es decir, sé
que las personas con dislexia tienen muchas cosas en las que son buenas, lo he estado
leyendo en internet, pero qué demonios. Podrías haber muerto. Podrías haberte roto el
GoR cuello, podrías haberte paralizado. ¿Viste a toda esa gente? No pudieron aterrizar, no
pudieron…
avión. ¿Esto es legal siquiera? No lo creo, no creo que lo sea Maldición —mordí levemente
aquel lugar de su vena palpitante y su sabor explotó en mi lengua haciendo que su
Página
agarre se hiciera mucho más fuerte—. No puedo creer que sea aquí dónde vienes todas
las noches, ¿Y si te atrapan? Es que acaso quieres ir a la cárcel Zach, ¿Ese es tu plan?
Es eso…
—¿Qué diablos estás haciendo aquí? —gruñó inclinándose hacia mí, sus manos
bajaron a mi trasero apretando sobre mi falda haciendo que mordiera mi labio por la
presión que estaba haciendo.
—Te seguí.
—¿Qué?
—Yo. Yo dije que querías de mi compañía, así que aquí estoy —tiró de mi cabello
con precisión y sus fosas nasales se dilataron.
GoR —¿Que acaso necesitaré de una orden de restricción para que te alejes de mí?
—Pruébame. Te reto.
Zach inclinó su cuerpo hacia mí, fue como si las nubes obstruyeran la luna y el
mundo se oscureciera. Está bien, estoy envuelta en oscuridad y no le tengo miedo
—Recuerda la línea Blue, estás muy cerca de estar del lado estúpido —me advirtió.
Los mechones de su cabello rozaron con mi frente y mi nariz contra la suya, sabía
que incluso ese mínimo toque era suficiente para que mi espalda se arqueara clavando
mis uñas en su nuca.
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—Tú también eres estúpido —susurré repasando mis dedos sobre el tatuaje de su
muñeca—. Mira lo que haces, saltando a través de cañones. Aunque fue… un poco
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magnifico.
Lo fue.
Ahora que no tengo tanto miedo puedo admitir que se veía realmente sexy,
invencible y temerario. Los ojos de Zach recorrieron mi rostro.
—Estás obsesionada conmigo.
El sentido de mi vida.
En ese momento lo imaginé cuando tenía doce años, todo molesto y arrogante y
yo tenía diez toda indignada y enojada. Me imaginé que hubiera pasado si él no
hubiera estado tan jodido y no hubiéramos peleado ese día. Quizá hubiéramos sido
amigos y tal vez algún día nos hubiésemos convertido en algo más. En lugar de aquella
historia de odio, hubiera sido una historia de amor.
Lo miré a los ojos mientras acunaba su dura mejilla, su barba era espesa y bajo mis
dedos su piel estaba caliente. Traía el semblante de aquella vez, aquella expresión que
había estado persiguiendo desde que me arrincono en el pasillo.
GoR Era arrepentimiento.
No puedo creer que me haya tomado tanto tiempo darme cuenta. Él estaba
arrepentido, probablemente por todas las cosas que me hizo pasar.
—Si tú eres quien me molesta, entonces yo soy la víctima, ¿verdad? —empecé—. Bueno
ya seguí adelante, yo tengo el poder así que elijo olvidar. No recuerdo al tipo que me
intimidó, al que se quedó de pie a ver cómo me humillaban una y otra vez. En su lugar,
recuerdo al tipo que vino a rescatarme cuando me corté la palma de la mano esa
primera noche en la fiesta. Recuerdo al tipo que dejó los cigarrillos porque quería que
sufriera y a quien se comió ese flan pese a que sabía lo que estaba haciendo. Recuerdo
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al tipo que despidió a Ashley y me defendió. Yo recuerdo al chico que sacó a un niño
de cinco años de un agujero e hizo que se sintiera mejor acerca de esa situación. En
lugar del chico que me molestaba recuerdo al chico que dijo quería protegerme y
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Tina tenía razón, tenía que dejarlo ir. O al menos eso estaba haciendo, dejando ir
esa vieja ira, el pasado y el sentido de injusticia. Simplemente no sabía que iba a ser así,
envuelta en aquel chico que me lastimó, pero supongo que tenía sentido, es decir, él
había sido el centro de mi universo. ¿Porque no estaría conmigo cuando diera ese paso?
—Sí, ¿qué es lo que merezco? —preguntó con brusquedad, mirándome con una
intensidad que me deja sin aliento.
Dios qué cerca estaba, además que yo estaba envuelta a su alrededor y me dio
la oportunidad de sentir que también estaba duro en la entrepierna. Pero no dejé que
eso me distrajera, necesitaba que él supiera que su padre era un idiota, que no merecía
ser tratado así, que no era su culpa.
—Yo también —movió sus caderas contra las mías, haciéndome temblar—. Dime que
GoR es lo que merezco Blue.
—¿Qué te pasó?
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Los raspones en mis rodillas aún pulsaban también, era como si la mención del auto
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hubiera activado todas mis heridas haciendo que éstas estallaran. Aun sosteniendo mi
mano Zach miró hacia arriba con un rostro confundido, sin embargo, después de unos
segundos su semblante se aclaró.
—S-Si —respondí.
Negó con la cabeza una vez más.
—Te llevaré a casa —se iba a alejar de mí, pero instantáneamente apreté mis piernas
a su alrededor.
—No.
—¿Qué?
Sus ojos eran tan intensos que brillaban en la oscuridad como señalamientos,
excepto que las señales se suponía que eran seguras, pero sus ojos corrían el riesgo de
ahogarme.
Pasaré a la historia como la chica que era perseguida por las historias de desamor
y por lo tanto merecía solamente tragedias.
—Te hago sangrar —murmuró Zach en voz baja con un tono de pesar, pasando su
pulgar sobre la comisura de mis labios.
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—Sí.
—Sí.
Era oscuro y aterrador lo cual hacía que me aferrara a él con mucha más fuerza a
lo que él se sacudió para retroceder dando un paso atrás. De repente me sentí a la
deriva con mis piernas cayendo al suelo deslizándose a través de la puerta metálica de
la camioneta. Mis pies estaban temblorosos y entumecidos, además de descalzos Mis
Mary Jones habían caído hace tiempo. Me había olvidado por completo de como
sostenerme por mi cuenta.
—¿Zach?
Zach no respondió en cambio se sentó sobre sus piernas, levantando la mía sobre
su hombro.
—¿Qué?
—Zach.
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—¿No se supone que deberías estar más cerca de mis labios si quieres besarme? —
pregunté. Era una maravilla que pudiera mantenerme en pie con una sola pierna porque
además él no dejaba que me fuera, me tenía atrapada y tampoco soltaba mi falda.
—¿Tú qué?
—¿Qué… yo… de quien es este auto? —fue la única pregunta que se me pudo
haber ocurrido en estos momentos.
Miré a mi alrededor, a pesar de que había una gran multitud, todo a nuestro
alrededor estaba desierto.
Zach rio, sus manos eran mucho más grandes que las mías y las estaba utilizando
de manera ventajosa. Empujó mi falda hacia arriba exponiendo mis bragas.
—Pero claro, no quiero que nadie nos vea. Que me vea medio desnuda.
Echó un vistazo a mis sencillos pares de short cortos de algodón y tocó la costura
haciéndome estremecer.
—Sabes, pensé que la otra noche estaba soñando contigo. Cuando tú estabas
GoR sobre mí, también querías que te besara ¿No es así?
Él sonrió metiendo su pulgar dentro de mis bragas el simple contacto hizo que mi
tórax se sacudiera, estremeciéndose. Instintivamente grité su nombre cuando la yema de
su pulgar me rozaba el coño, tan casual, como si fuera algo normal. Él tocando el borde
de mi coño.
Ante su respuesta metió más su pulgar sobre mis bragas frotando el centro de mi
núcleo. Finalmente entendí lo que quiso decir y me hizo sonrojar, fue como si hubiera
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—¿Cuándo qué? —me las arreglé para preguntarle ya que sus labios están ahí, tan
cerca de mi clítoris, separados solamente por el algodón de mi ropa interior.
—Cuando mi polla está enojada —miré hacia abajo tomando un lado de su cara.
—¿Tu polla?
Su abundante barba se sentía más rasposa bajo mis dedos en estos momentos, de
hecho, todo se sentía más áspero cuando tocaba mi cuerpo; su suave camiseta, su
cabello aterciopelado, el aire mismo.
—¿Por qué? —exhalé moviéndome inquietamente sobre el pie que tenía en el suelo.
—Gracias a ti.
—¿Yo?
—Sí, estás enojando tanto a mi polla Blue. La has estado enojando durante días, la
forma en la que te mueves con ese uniforme tan ajustado. La forma en la que corres y
GoR
esa trenza azul flotando detrás de tu espalda. Estás incitando problemas, ¿no es así?
—No.
—¿No? Tus pechos rebotan cuando caminas cariño —me estremecí ante su expresión
cariñosa, como si hubiera estado esperándola toda la vida—. ¿Sabías eso?
Se rio y me golpeó justo en mi mojado clítoris. Dios parece que me estaba poniendo
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crema en las bragas delante de él y creo que él podía verlo también. Podía ver como
mi coño estaba mojándose por él.
Página
—No.
—Es que son tan grandes ¿no?. Tus pechos son tan jodidamente grandes que no
pueden evitar ser buenas sirvientes para mí —dijo con voz ronca pintando sus duras
palabras sobre mi piel.
—S-s-sí.
Mis pechos ahora estaban agitados, mis pezones se sentían tan duros, lo
necesitaban. Necesitaban las manos de Zach. Como si hubiera leído mi memoria Zach
sacó el pulgar del interior de mis bragas y comenzó a masajearlas con ambas manos.
Asentí con la cabeza enloqueciendo, creo que incluso tuve un orgasmo también,
esto debido a la forma en la que mis músculos internos se estaban agitando
—¿Vas a calmar a mi polla enojada bebé? —asentí de nuevo, pero esta vez con un
gemido —¿Sí?, ¿vas a acercar tu coño virgen, aunque haya gente cerca y pueda verte?
GoR —Sí.
—Está bien, no les dejaré ver nada. Te esconderé, siempre te esconderé de aquellas
miradas indiscretas. Cualquier cosa que valga la pena ver, Blue estará en mi boca.
Colocó mi muslo sobre su hombro para así darse más acceso, abrió mis labios y
lamió mi centro, era como si estuviera lamiendo la parte de una fruta jugosa.
Las pequeñas rocas de la tierra me dolían al contacto con mi pie, pero su boca
me estaba dando el suficiente placer como para haber caminado a través de
fragmentos de vidrio sin dolor. Él maldijo sobre mi coño y yo estaba sintiendo a su vez
una cogida en mi pecho, haciendo que mi corazón se volviera loco. No podía hablar
de mariposas, estaban en todos lados; incluso sobre mi pantorrilla que colgaba sobre
su hombro, haciéndola zumbar. Lo imaginé lamiéndome, rodeando mi estrecho agujero,
pensé que si hacía eso cinco segundos más explotaría, acabaría conmigo. Mis dedos se
flexionaron sobre su cabello mientras yo gritaba mi orgasmo al cielo. Pero entonces no
sabía que sus labios se cerrarían sobre mí clítoris, en la parte superior. Hubiera jurado
que también estaba excitada por él, ya que, si la electricidad que estaba atravesando
hablara, hubiera sido ese indicio. Además de las largas chupadas de su boca y el roce
de sus dientes. Y sus gruñidos.
Estaban ocupando todos los espacios vacíos de mi alma y creo que los escucharé
hasta el día de mi muerte, me despertaré con ellos y me los imaginaré día tras día.
GoR
Eso, sus hombros ondulantes y su temblorosa espalda.
Tenía cerrados los ojos, no sé ni siquiera cuando los cerré exactamente, pero al
abrirlos lo miré de arriba abajo. Miré la imagen obscena que estábamos haciendo, mis
dedos enterrados sobre su cabello y su boca sobre mi coño moviéndose de un lado a
otro. Mis muslos abiertos y sus hombros apretados entre ellos, sin mencionar mi falda que
está en algún lugar alrededor de mi cintura, además de mi blusa arrugada.
Lo impactante es que Zach, el chico que está devorándome estaba moviendo sus
195
Su polla enojada.
Página
Estaba tirando de él con una mano, mientras que la otra sostenía mi coño abierto,
todo dentro de sus pantalones ya que ni siquiera se los había quitado, abusando de
ese poder.
Cosas como yo estando de pie así con una pierna sobre él y la otra ligeramente
doblada. Entonces se abrió a algo más, algo que jamás hubiera pensado (ni en un millón
de años) que nadie tocaría. Ese otro agujero plisado y obscuro. Zach masajeó mi trasero
antes de haber arrastrado sus dedos hacia abajo, justo a lo largo de la zona, antes de
rozarla. Sus dedos ahí y su boca en mi clítoris hicieron que mi núcleo se mojara,
haciéndome correr. Mis caderas están sobre saliendo del auto, pero Zach las mantiene
en equilibrio con su cuerpo y su boca, la cual todavía sigue chupando mi clítoris,
lamiendo su esencia. Presionando contra el oscuro agujero que no deja de apretar.
—Dios…
Gemí y arañé su cuello mientras gritaba su nombre una y otra vez. Mi cuerpo entero
se apretó y se soltó sobre él hasta que ya no quedaba nada.
Desearía haber podido hacerlo, pero toda mi energía se había ido. Estaba casi
GoR
derrumbada sobre él y medio apoyada sobre la camioneta, pero sabía que lo que
quería era tirarme al suelo. Entonces sentí unos brazos alrededor de mi cintura,
sorprendida abrí los ojos. Los ojos de Zach estaban entrecerrados y sus labios y
mandíbula estaban cubiertos por mí. Me colgué de sus brazos.
—Tal vez —dijo y mis ojos se agrandaron— ¡Ohhh! tengo una idea.
—¿Por qué no intentas guardarla para ti por una sola vez? —tiré de su cabello.
Ríe levemente mientras que él mete los mechones sueltos detrás de mi oreja.
—Ahora mismo vamos a llevarte a casa, conseguiré que alguien conduzca tu coche
de vuelta.
—Gracias —susurré.
—Oh, no tienes por qué cargarme —se quedó callado mientras comenzaba a
caminar.
GoR
—Estoy pesada —dije mientras acariciaba su clavícula.
—Si dices eso una vez más, te dejaré aquí y me iré. Estoy seguro de que puedes
encontrar el camino de regreso a casa.
No sé por qué no podía dejar de sonreír esta noche, quizás los orgasmos que había
tenido, quizá el hecho de que me sentía tan adormilada que no pensaba en nada más
o tal vez los orgasmos que le hice pasar a él.
—Lo sé.
Acto seguido enrollé mis brazos alrededor de su cintura y mi mejilla sobre su espalda
deteniéndome.
En la boca.
GoR
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Capitulo 20
El príncipe oscuro
Tenía seis cuando me diagnosticaron.
Todo comenzó con el TDAH 10 que los llevó a darse cuenta de que tenía dislexia. Mi
padre no estaba feliz, pero supongo que lo aceptó. Pensó en lecciones extras, clases
especiales y pensó que me dejarían como nuevo en poco tiempo.
Pero a la edad de siete, descubrieron que también tenía disgrafía. Eso le molestó
demasiado.
Creo.
Todo lo que recuerdo era que por más que trabajara duro, mi padre no estaba
feliz. Lo recuerdo encontrándome fallas y rompiendo páginas de mi libro. Todas las
GoR noches iba a mi habitación y me exigía que le leyera. Recuerdo que luchaba por
deletrear las palabras y él se marchaba frustrado. Les decía a todos que no me dejaran
salir, ni a jugar.
Solía despedir a los tutores a diestra y siniestra cuando pensaba que no estaban
haciendo bien su trabajo.
Después hice esa maldita tarjeta y fue entonces cuando me di cuenta que toda la
ira y agresión de papá era porque también él era disléxico.
Eso fue lo que le dijo a mi madre esa noche. Le pregunté a Nora sobre ello y ella
me lo dijo.
Página
Así que mi padre Benjamín, el maldito Prince también era disléxico. Tal vez toda su
frustración se debía al hecho de que su hijo era imperfecto como él. Quizá lo recordaba
de sus días de infancia, tal vez me odiaba porque me parecía demasiado a él.
Lo único que me importaba era hacerlo tan infeliz y miserable como él me hizo a mi
toda mi vida y si eso significaba que nunca aprendería a leer ni a escribir como una
persona normal de mierda o desaprender lo que había aprendido, pues que así sea.
Blue creía que me habían intimidado, había creído toda esa mierda sobre mí. Ella
no podía estar más equivocada.
La cuestión era que no me importa lo que me hicieron creer. Todo lo que importaba
era mi venganza.
GoR
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Capítulo 21
Estaba en la habitación de Zach.
Está bien, ella era buena guardando secretos. No es que estuviera sucediendo algo
secreto aquí, solo estaba haciendo mi trabajo, entre otras cosas.
Y lo estaba.
Estaba en el baño tomando una ducha mientras que yo estaba haciendo su cama.
Estaba tratando de no imaginarlo desnudo mientras enderezaba las almohadas y
acomodaba su ropa de cama de la manera correcta, recogía también su ropa tirada
GoR
Incluso con todo eso creo que su habitación era la más pulcra que alguna vez había
limpiado. Su libro no se veía por ningún lado y me preguntaba qué había hecho con él.
Me preguntaba si todavía lo tenía.
Después la ducha se apagó y una sombra atravesó la habitación (por más loco
que suene) sé que estaba afuera. Estaba de pie en el umbral del baño con una toalla
envuelta alrededor de sus delgadas y musculosas caderas, se estaba secando el cabello
mojado con otra toalla. Sus ojos estaban fijos en mí, sin embargo, no parecía sorprendido
de verme ahí. Podría haber estado perdiendo mi toque. Pero sé que también podría
estar perdiendo la cabeza y todos mis sentidos ya que todo lo que podía hacer era
201
mirarlo.
Su hermoso cuerpo.
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No era de esas chicas que se volvían locas por un buen físico, es decir, lo disfrutaba,
pero no lo convertía en el protector de mi pantalla, pero seguro que a él lo haría mi
papel tapiz y no me avergonzaría de ello.
Su cuello, por ejemplo, era algo tan inocente y mundano. Pero no para él. En él su
cuello adquiría otro significado. Tendones largos y ondulantes, venas erguidas, también
había gotas que se deslizaban hacia abajo, las lamería todas hundiéndome en sus
prominentes clavículas hermosamente esculpidas sobre su pecho Oh Dios, una iba hacia
su pezón oscuro y a las crestas de sus abdominales.
Tenía un “six pack” de abdominales y esa línea en V, ahora entendía por qué todo
el mundo enloquecía sobre esa línea.
Lo entendí.
Con una cara divertida me miró de arriba a abajo haciendo que mi uniforme se
sintiera apretado, específicamente en la parte de mis pechos.
—No particularmente.
GoR —No puedo decir que sea una persona a la que le preocupe el medio ambiente —
sonrió dándole una última mirada a mi pecho—. Pero me importa lo sonrojada que te ves.
Y el estado de tus pezones. Están intentando perforar tu uniforme.
Con esta respuesta frotó su cabello por última vez con la toalla antes de dejarla
caer al suelo y alejarse.
—Idiota.
—Supongo que estás aquí por algo —dijo mientras tomaba un par de jeans para
luego soltar la toalla que envolvía su cintura.
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Puse una mano sobre mi boca para detener mi chillido. Su trasero. Dios mío.
No soy una experta, pero mierda, creo que así deberían de ser todos los traseros.
Firme, duro y redondo, oh Dios mío, no sé cómo consiguió esa parte tan bronceada como
el resto, pero era tan tentadora y llena de músculos.
Le vi ponerse los jeans, boquiabierta. Además, mi corazón palpitante estaba a
punto de ceder. Sin embargo, tan pronto como se dio vuelta me obligué a voltearme. No
podía darle demasiados indicios de que estaba obsesionada con su cuerpo, aunque
me di cuenta que no se había abrochado los jeans, simplemente estaban colgados
alrededor de sus caderas con… nada.
—Sí, estoy aquí —me aclaré la garganta. Me acerqué a la toalla húmeda junto al
baño y la recogí— Limpiando.
—¿Lo haces?
—Sí.
—Una buena pequeña sirvienta, ¿eh? —murmuró con esos ojos tan intensos.
—Eso me recuerda que también estoy aquí por otra cosa —dije mientras Zach fruncía
el ceño y cruzaba los brazos haciendo que su pecho y sus bíceps se flexionaran.
—No quiero que te vayas —su ceño se intensificó a lo que yo expliqué—. A ese
estúpido lugar, con todas esas motocicletas y ese estúpido hueco en el suelo.
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—Sí, es algo peligroso e ilegal —respondí apretando mis facciones en algo que
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—Corrígeme si estoy equivocado ¿No eras una sirvienta hace un segundo?, ¿Quién
murió y te nombró mi jefe?
—No te dejaré ir —dije ignorando sus duras palabras.
—¿Disculpa?
Su próxima respiración fue larga mientras que lentamente abrió los brazos dando
un paso hacia mí. Sé que necesitaba ser un poco valiente en este momento, ya que me
estaba mirando como si quisiera estrangularme y sus músculos también buscaban hacerlo.
Asentí con la cabeza y pude ver sus pies descalzos avanzar sobre mis botas, me
daba… una extraña sensación. No era miedo exactamente o más bien no solamente era
miedo, estaba a punto de reventar de emoción y excitación.
—¿Y cómo vas a hacer eso? —lo miré a los ojos amenazándolo tal como él lo hizo
conmigo la noche anterior, cuando irrumpí en su habitación.
—Sí —dije mientras relamía los labios resecos y veía como una gota de agua se
GoR
soltaba de su despeinado cabello, recorriendo el lado izquierdo de su pecho, justo
donde estaba su corazón.
—¿Qué?
—P-Princetown.
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—Sí Los Prince somos los dueños de esta ciudad, la policía no tocará a ninguno de
nosotros. Ni siquiera a mí, incluso si soy malvado, sigo siendo un Prince —dijo mientras
sonreía con frialdad.
Tenía razón.
El nombre de nuestra ciudad era Princetown, un pueblo con calor del infierno, con
agujeros en el suelo, con el lado norte y sur, con Las Pléyades. Ese lugar lleno de personas
abusivas. El lugar de nacimiento de Zach y yo.
—Sip. Cortaré el freno y la rayaré con mi pasador. De hecho, con mis llaves, creo
que sería más eficaz. Y eh, me meteré con el acelerador o algo —dije.
—No, pero puedo aprender Youtube lo tiene todo, ahí es donde aprendí a cómo
abrir una cerradura.
—¿Ese es tu trabajo?
—Anoche no lo fue, pero sí. Me pagan por eso. Entonces ese es mi trabajo ya sabes,
lo que hacen las personas responsables —se encogió de hombros.
Tragué saliva al recordar lo que dije en su primera noche a su regreso. Por alguna
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razón nunca se me había ocurrido, siempre lo había visto como un tipo rico y aburrido
al que le entregaban todo lo que pedía.
—Sí.
—La gente me enseñó —fruncí el ceño ante su respuesta, pero él añadió—. Había un
sujeto en nuestro personal hace algunos años, empecé con su motocicleta y él me enseñó.
Renunció y se fue a Nueva York, él me conectó con esa gente cuando aparecí en su
puerta de la nada.
—No tienes que preocuparte por mí —respondió poniendo los ojos en blanco.
Llevábamos bastante tiempo con este juego de baile y justo cuando sentí mi
espalda golpeando la pared, sabía que había acabado. Necesitaba encontrar otro
motivo para mi visita Incliné mi cuello hacia arriba colocando mi columna en la pared.
—Sí Tina no estará en casa, ella estará trabajando en el turno de noche doble y
yo no estaré cuidando de Art. Entonces estaré libre.
Estaba demasiado cerca y sus ojos ardían demasiado cerca de los míos, de pronto
quise apartar la mirada, pero no podía ser cobarde y dejarlo solo. Pregunté entonces.
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—Lo tiré.
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—¿Por qué?
—Bueno, pero ese no es un motivo para tirar un libro perfectamente en buen estado.
—Era mío —dijo. Me lamí los labios y sus ojos seguían fruncidos.
—Bueno, en mi cabaña mañana, vamos a leer.
No creí haberlo visto tan enojado jamás y eso que lo había visto enojado muchas
veces.
—Sí. Porque Zach tú le prometiste a un niño que le leerías un cuento. Y juro por Dios
que le leerás un cuento.
—¿En serio?
—Si lo hicieron.
—¿Qué? —pregunté.
—Bueno, eso es bueno ¿verdad?, es decir, pensaba que no habías recibido ayuda
alguna a juzgar por tu letra.
GoR
—Nunca quise aprender.
—¿Qué, por qué no? —estaba tan exasperada y confundida en ese momento, ¿Por
qué no quería aprender?
Bah. Estoy tan enojada. ¿Porque lo tiene que hacer todo más difícil? Estoy tratando
de demostrarle que puede leer y superarse a sí mismo, superar cualquier mierda que su
padre le haya dicho y le haya hecho creer sobre sí mismo.
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—¿Sabes que Art no tiene padres? —en lugar de cuestionarlo, me desvié del tema—
Página
. Sus padres murieron cuando tenía dos años, sin mencionar que está siendo acosado
en la escuela. Mi dulce pequeño no tiene amigos, excepto tú y yo y su abuela está
envejeciendo. Además de todo tuvo un accidente, ¿Sabes lo solo que está? ¿Lo sabes?
¿Cómo no puedes hacer nada por él, cómo puedes vivir contigo mismo Zach? Es el chico
más lindo de cabello rubio que he visto y sus ojos verdes te adoran. ¿Lo vas a defraudar?
—¿Terminaste con la triste historia? —Lo miré, luego de un momento lanzó una mirada
de sufrimiento con un suspiro— ¿A qué hora me quieres allí?
—¿Qué?
Me mordí el labio por qué mierda, tenía razón, la gente podría hablar si le veían
entrar a mi cabaña. Es decir, una vez estuvo bien ya que Art estaba con nosotros, pero
si seguía visitándome la gente hablaría y sé muy bien cómo terminarían esos rumores.
—No pensaste en eso ¿verdad? —dijo a lo que yo negué con la cabeza con
culpabilidad.
—Sí.
Eso no solo me hizo sonreír a mí, sino que a todo mi cuerpo. Él cuidándome así. Se
aleja.
GoR —Ahora piérdete.
—¿Qué?
Había tensión en su cuerpo, sus hombros parecían muy tensos y su estómago parecía
una dura roca. Lo había molestado. Lo había puesto nervioso, pero ahora quería
suavizar la situación. Bajo esa mirada ardiente dejé caer las toallas que estaba
agarrando sobre la cama mientras daba un paso más cerca de él para poder tocarlo,
con mi pecho. Mis senos se presionaron contra sus costillas y un suspiro de alivio me
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recorrió. A pesar de que la parte delantera de mi uniforme estaba húmeda debido a las
toallas, se sumó la humedad de su pecho filtrándose sobre la tela, alrededor de mis
pezones, eran los restos de la ducha y el calor de esta ciudad. Calor ardiente de que
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Miré a su tenso rostro el cual se había oscurecido en lujuria, sus pómulos sobresalían.
—Te corriste como un maldito huracán mientras tu coño sufría espasmos en mi boca,
tratando de apartar mi lengua, ¿No querías eso?
Me sonrojé y mis labios se abrieron con una respiración entrecortada. Arrastré mis
brazos a lo largo de su cuerpo mientras me ponía de puntitas, mis ojos se cerraron por
la fricción.
—Y lo hice.
—En mi boca —lo miré a los ojos los cuales nadaban en lujuria.
Hace una semana me hubiera ofendido y hubiera tomado represalias, tal vez
palabras cortantes o incluso hasta hubiera hecho una broma, pero ahora todo lo que
podía ver era a Zach sacando su lengua mientras trazaba la línea de su labio inferior,
es como si se estuviera imaginando ese beso. Pero por alguna razón, sé que no lo haría.
Empujé hasta la punta de mis pies mientras mis pezones rozaban contra su pecho y
GoR
me acerqué a sus labios.
Y lo hice. Fruncí los labios y comencé besándolo secamente, un golpe seco en medio
de su boca, el segundo en una comisura y el tercero en la mejilla. Lentamente mis manos
se arrastraron hacia su cabello mojado apretando los mechones mientras seguía
besándolo, dándole pequeños besos. Justo cuando reuní el coraje suficiente para
saborear su piel con mi lengua sus manos agarraron mi uniforme a la cintura,
arrastrándome hacia él y chocando nuestras frentes forzando mi boca abrirse sobre la
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suya.
Su beso no fue como el mío, no era tímido, no comenzaba con pequeños picotazos
secos. Simplemente invadió mi boca con su lengua como si fuese su derecho de ley
Página
otorgado por Dios. Era como si mi boca estuviera hecha para él, para que su lengua
invadiera, abusara y le hiciera el amor. Y mi labio inferior estaba hecho para que él lo
chupara. Pero un segundo después apretó mi trenza separando nuestras bocas. Todo
lo que pude agarrar fue su cuello y frotarlo para que volviera a mí.
—Ahora estás jodida bebé —dijo mientras escaneaba mi cara. Parecía estar
memorizándola.
—¿Por qué?
Sus negros y amenazadores ojos eran tan hermosos y se acercaron a los míos.
—¿Tienes idea de cuánto tiempo he querido besar esa boca? —Preguntó a lo que
yo negué con la cabeza— Mil años —estudió mis labios separados que estaban pintados
de azul—. O al menos así lo siento. Quería besarlos desde que te pusiste ese lápiz labial
en octavo grado.
También tengo mis reflejos azules en pequeñas tiras sobre mi cabello oscuro.
Sus palabras sonaron como si de una corriente eléctrica se tratase, como un trago
de vodka o tal vez incluso un trago de cocaína. Todo mi cuerpo vibrante se apretó
contra él.
—Yo también quería besarte —admití— tal vez tanto como tú querías hacerlo.
esencia y ahora estaba comiéndose mi boca. Se estaba comiendo nuestro primer beso.
Algo se soltó en mi pecho al pensarlo.
Lo conocía desde hacía nueve años y esta era la primera vez que conocía su
boca. Era una tragedia, era una parodia. Era indignante. Deberíamos habernos besado
durante años, durante eones, él y yo estábamos hechos para besarnos mutuamente. Sus
manos recorrían todo mi cuerpo arrastrando la tela de mi uniforme hacia arriba, hasta
que mis muslos se abrieron desnudos mientras él los tocaba mi trasero. Mis propias manos
no podían dejar de tocarlo, sentía sus hombros, su espalda, su trasero. Los tacones altos
de mis botas rozaron sus jeans mientras nos deslizamos sobre la cama, devolviéndonos
el beso.
Obedecí a todas las órdenes de su boca, abrí y lo dejé entrar, lo dejé jugar con
mi lengua, dejé que me probara y después de todo yo también lo estaba probando. Su
sabor era como tarta de arándanos mezclado con algo único y suyo. Estaba chupando
y tirando de su boca mientras gemía, estaba gimiendo tan fuerte que podía sentir las
vibraciones subiendo y bajando por mis extremidades. Podía sentir mis gemidos que
mojaban mi núcleo, también podía sentir como su polla se endurecía mientras la frotaba
contra mí. Estábamos retorciéndonos en la cama, haciendo ruidos en la boca del otro,
sentía que podría correrme así, que podía estallar como un fuego artificial, incluso mejor
que anoche.
—No. Tal vez un poco —se inclinó colocando un suave beso sobre mis labios
haciendo que mi corazón se derritiera— Te voy a consumir.
—¿Qué?
—Sí, ¿Por qué no debería? Odio este lugar. Odio cada segundo de cada día que
paso aquí. Merezco esto, merezco por lo menos algo bueno ¿no?
—¿Yo?
—Uh huh —me volvió a besar suavemente haciendo contraste a todas esas cosas
posesivas que estaba diciendo.
—Así que voy a consumirte mientras esté aquí. Te voy a besar, chuparte los pechos
y jugar con tu coño tanto como quiera. Eres mi premio Blue. Eres mi premio por todo este
GoR
jodido mundo lleno de sufrimiento.
Premio.
Soy su premio.
La ráfaga de sus palabras se sintió más dulce que el orgasmo de anoche. Mucho
más dulce. Nunca había sido un premio para nadie. Nadie nunca me había querido
como recompensa, como un trofeo por todo el sufrimiento y miseria. Si, seré su premio. Me
froté contra él desnudando mi cuello para que pudiera besarme.
212
Lo hizo.
Tragué seco desabrochando mis botones. Mis dedos comenzaron a temblar, pero
Zach me ayudó. Los cubrió con la mano antes de desabrochar los botones por mí. Gimió
con lujuria cuando mis pechos aparecieron a la vista, tapados solamente por un sostén
color azul.
Zach estaba inclinado sobre mí, sus abdominales se flexionaban como en adoración
frotándose la boca, la nariz y toda su cara con mi escote. Me hacía sentir bonita y…
hermosa para nada pesada.
Era su premio.
Dio un tirón en su regazo apretándose contra mí, si esto era lo que le quitaba el
sufrimiento entonces le mostraré mis pechos cada que pueda.
—Te bajarás el uniforme cada vez que pregunte ¿No es así? —dijo antes de gemir
y dar una larga succión a mi pecho antes de soltarlo.
—Sí —me balanceé de nuevo contra él, porque al parecer leyó mi mente.
—Joder si, si lo harás. Desnudarás tus pechos para mí todos los días, varias veces al
día. Siempre que se me antoje vendrás a mi habitación y harás mi cama para después
arrojarte sobre ella, te arrancaré la ropa, sacaré tus pechos y los chuparé. Te retorcerás
GoR de placer por mi ¿No es así? —Asentí casi lloriqueando— lo harás. Seguiré chupando y
chupando hasta que hagas un desastre en la cama, la dejarás húmeda ¿no?
Las manos de Zach se habían puesto duras en mi trasero, ambas tan desesperadas,
estaba prácticamente encima de él. Estábamos juntándonos uno contra el otro y no
podía evitarlo. Me balanceaba contra su polla mientras que su fluido se estaba
deslizando hacia abajo mezclándose con el mío. Ambos estamos hechos un lío.
213
—Sí que lo harás —dijo mientras nos besábamos, no podíamos separarnos el uno del
otro—. A veces te pondré de rodillas Blue. Te levantaré ese trasero y le daré la vuelta a
tu falda, te cogeré tan duro por detrás que tus pechos colgarán como frutas prohibidas.
Página
—Zach…
Mis ojos se cerraron con fuerza ante sus palabras, todo demasiado gráfico, erótico
y sucio.
—Sí, eso será difícil. Porque no sabré a dónde ir primero, a tu dulce coño o a tus
traviesos pechos. Entonces te castigaré por tentarme así, por hacerme elegir.
Nuestros movimientos eran frenéticos, casi estaba saltando sobre él haciendo que
mis pechos rebotaran. Nada ni nadie me había hecho sentir tan deseable.
—Pero entonces. Yo tendré que cambiar las sábanas —rió hacia mi cuello para lamer
una gota de sudor.
—Vas a hacerlo, tengo fe en ti. Tan pronto como termine contigo te levantarás y
harás mi cama de nuevo. Enderezarás ese vestido tuyo y volverás a trenzar tu cabello
saliendo de aquí sin que nadie lo sepa, ¿Verdad?
Estaba tan cerca, tan jodidamente cerca y él no paraba de hablar, no sabía qué
hacer salvo seguir moviéndome contra él y decir que sí.
—Es una pena que no sepan lo buena sirvienta que eres. Tan dedicada al trabajo,
tan dedicada a servirme. Mira cómo quitas mi dolor y mi sufrimiento. Eso nadie lo sabrá.
—Está bien,
—No diré ni una sola palabra bebé—. Zach agarró mi trasero con fuerza mientras
empujaba.
Me corrí.
214
Con sus palabras retumbantes en mis oídos y su polla contra mi clítoris terminé
temblando sobre su regazo, como una hoja en el viento o tal vez como el suelo después
de un terremoto. Y después fue su turno, se corrió con un gemido mientras que su frente
Página
presionaba la mía, su respiración me cubrió sobre una fina capa de sudor brumoso.
Estaba temblando contra mí y noté algunas gotas de semen derramadas sobre su
estómago, sus jeans y sobre mis bragas. Era la cosa más sexy que había visto en mi vida.
Aún jadeante y sudoroso me dejó sobre la cama acomodo mi vestido y el indecente sol,
desde ese ángulo encandilaba mi rostro, pero Zach lo bloqueó con su gran cuerpo
envolviendo su mano alrededor de mi cuello.
—¿Quién eres? —gruñó.
—Tu premio.
GoR
215
Página
Capitulo 22
El príncipe oscuro
Mía.
Mi premio.
Ella es mi premio.
Ella. Es Mi premio.
GoR
216
Página
Capítulo 23
Era su premio.
No había dejado de sonreír desde el día de ayer, no desde que dijo eso, no desde
que me hizo correr tan espectacularmente para que después me arreglara el vestido y
me lavara en su baño. Planché las arrugas y me acomodé el cabello antes de salir de
la habitación.
Estará aquí en cualquier momento, estoy con la mirada en la puerta trasera del
pasillo como si se abriera de par en par por si sola y él saliera sobre ella tan alto y
guapo como siempre.
Debería de asustarme ya que ni siquiera pensé en eso, en que alguien lo viera entrar
GoR y salir, debería de haberme preocupado. A pesar de que rompí las reglas mi trabajo era
importante para mí, esto era lo único que tenía para recuperar mi casa, la casa de mis
padres. De pronto el lugar se llenó de recuerdos sobre ellos. Podía imaginarlos en la sala
de estar, en el mostrador de la cocina, en las escaleras y en el patio trasero. En esta
casa ellos estaban vivos y yo no era huérfana. Así que sí, debería de haber pensado en
todos los detalles antes de haberlo invitado.
¿Pero no era una locura que me pareciera un tanto dulce que él hubiera pensado
en ellos?, ¿que él quisiera protegerme?
Él estaba aquí. Podía decirlo por su golpe, era fuerte y breve, me apresuré a la
puerta abriéndola. La cara de Zach estaba inclinada hacia abajo pero
Página
—Viniste.
Se tomó unos segundos para mirarme y cuando hizo eso, mis dedos de los pies se
curvaron hacia abajo, me había vestido para él. Nada loco. Solamente una blusa
ajustada que mostraba un poco mi escote y unos diminutos shorts.
—Bueno, me amenazaste con llamar a la policía —dijo arrastrando las palabras
mientras me miraba de nuevo—. Y joder, nadie se mete con mi motocicleta. Así que aquí
estoy.
—¿En serio, por la motocicleta? ¿No crees que te gusta demasiado? —me reí.
Sus botas hicieron clic cuando cruzaron el umbral y algo en eso me hizo sonrojarme.
También resultó que me hizo más parlanchina e inquieta.
—Así que eres uno de esos chicos —dije y Zach se dio la vuelta para mirarme mientras
cerraba la puerta.
GoR
—¿Qué chicos?
—Mi motocicleta tiene nombre —respondió a los que mis ojos casi se salieron de sus
218
—¿Cuál es su nombre?
—Blue.
—¿Qué?
Me sentí abrumada, su cuerpo alto y grande se flexionaba frente al mío, pude sentir
sus músculos presionar contra mí; ligeramente abiertos, estaba tan cerca.
—Uh huh.
—Pero es negra.
—¿Y?
—Sin palabras finalmente —susurró a mi cabello— y todo lo que hizo falta fue un
hecho.
Entrecerré los ojos, puse mi mano en su estómago —el estómago en el que estaba
montada ayer— y le di un empujón. Él se inclinó hacia atrás mientras susurré:
—Sí, eso es un misterio —dijo mientras lanzaba una mirada sobre mi cabello, se
encogió de hombros.
—No tuve mi cabello azul hasta octavo grado. Pero tú me habías estado llamando
Blue desde el primer día.
—¿Tu punto?
—¿Por qué nunca me llamas Cleo? — solté la pregunta que ni siquiera sabía que
tenía guardada.
219
cuando nunca lo acepté, pero quise saber cómo se escucharía en su lengua. Quise
saber que pasaba por su mente cuando me llamaba por ese nombre, ¿Por qué se lo
puso a su motocicleta?
—¿Sabes que Cleopatra es una reina egipcia? —dijo mientras una sonrisa torcida
se dibujaba sobre su rostro.
—Sí, mi mamá solía decirme que era la mujer más hermosa de su tiempo —asentí con
la cabeza.
—¿Por qué?
—Entonces, ¿es todo esto? —Dijo mientras inclinaba la barbilla hacia los libros
esparcidos en el mostrador— asiento.
—Sí Art a veces deja sus libros de cuentos por aquí, se los pedí prestados a Doris.
220
Asintió levemente, desganado. Pude sentir que no quería estar aquí, que no quería
hacer esto, apuesto a que tenía que ver con su padre y su maltrato. El hombre que
Página
debía de haber criado a Zach era el que le había hecho desconfiar de algo tan básico
como la lectura.
Pude oírlo rechinar los dientes, sin embargo, no dijo nada, abrí el libro empujándolo
a su lado. Durante unos segundos se quedó quieto, no haciendo ningún movimiento para
alcanzarlo. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras lo veía aquí sentado, luciendo
perdido y enojado. Lo había visto crecer, ¿ves? Podía imaginarlo muy fácilmente de niño,
haciendo lo mismo en clase, en su habitación y con sus tutores.
Quizá todo esto era una mala idea, no quería hacerlo pensar en malos recuerdos,
solo quería que se sintiera bien consigo mismo. Estaba a punto de quitarle el libro cuando
lo agarró por los bordes como si fuera un objeto explosivo.
Habíamos estado trabajando en su lectura durante una hora, le había pedido que
leyera algunas páginas para medir el nivel de daño que le había hecho su padre.
Resultando que era demasiado. Aunque Zach no lo hacía nada mal. Sí, era lento y se
detenía, a veces no podía pronunciar las palabras más importantes, al menos no de
inmediato, le tomaba tiempo leerlas y había tenido que ayudarlo en varias ocasiones
poniendo mi dedo debajo de las palabras para pronunciar las letras, pero no era malo.
No era tan terrible como para impedírselo.
GoR
Esto era acerca del acoso, ¿no?
¿No es así?
Zach es una maldita fuerza y puede hacer lo que quiera y yo podría estrangular a
su padre para siempre por haberlo hecho sentir menos. Yo podría estrangularme por no
haber visto esto antes. Su ceño se frunce en su frente mientras lo miro, no puedo dejar
de observar ese tatuaje que tiene en la mano derecha dejando escapar una pregunta:
—¿Cuándo te hiciste ese tatuaje? —en cuanto pregunté dejó de leer levantando
los ojos.
Él era realmente bueno, desde que comenzamos todo esto no se había levantado
ni una sola vez y tampoco había utilizado el sarcasmo, ni un solo comentario casual,
simplemente le di el libro y dejé que leyera. Y lo hizo.
—¿Qué significa?
—Lo has hecho Zach —le dije con fiereza—. De hecho, no hay ni una sola línea que
te separe de nadie, ni una. Creo que todas esas lecciones que tuviste y esos tutores
eran jodidamente increíbles. Tú eres jodidamente increíble, no soy experta por supuesto,
pero mi madre solía dar clases particulares a algunos niños y creo que si practicas lo
suficiente y obtienes ayuda profesional serás excelente. Podrás ir a la universidad,
¿Puedes creerlo? Podrías ser abogado o médico o un ingeniero, puedes hacer lo que tú
quieras, tú podrías…
GoR
Se levantó de su asiento cortando mis palabras, no sé inclusive en qué momento
sucedió, pero en algún momento de mi largo discurso su aura se tornó oscura, su
mandíbula endureció y sus ojos brillaron enfocados en mí. A pesar de que nos habíamos
engañado dos veces sabía lo que significaba.
Su beso era feroz incluso mucho más que el de ayer en su cama, sus dientes estaban
repasando toda mi boca y su lengua me estaba lamiendo cruelmente, finalmente se
apartó de mí limpiándose el lápiz labial azul marino.
Página
—T-t-tu premio.
—Creo que necesitas retocar ese lápiz labial, te lo quité todo —dijo mientras una
sonrisa retorcida aparecía en su rostro.
—¿Lo hiciste? —dije. Mis muslos se tensaron mientras lamía mis labios.
—Yo te sigo.
Dando pequeños trompicones con suma confusión me dirigí al baño con él detrás
de mí siguiéndome, tan pronto como entramos el espacio disminuyó, cerrando la puerta
detrás de él. Mi corazón comenzó a latir sobre mi pecho.
—¿Qué…?
Lo miré a través del espejo mientras que mis ojos recorrían su cuerpo, mis pechos se
ven tan grandes y ajustados en este top pequeño y mis shorts cortos apenas cubren mi
trasero, sus ojos se detuvieron sobre mi excitado núcleo. Con las manos temblorosas abrí
el cajón sacando el lápiz labial, lo miré de nuevo a través del espejo con una mirada
interrogante, como para preguntarle qué era lo que seguía.
GoR
—Póntelo —ordenó con voz ronca.
Estaba pensando en que pensaba él, mientras se sentaba ahí mirándome al espejo,
supongo que no tuve que esperar mucho para averiguarlo ya que justo cuando estaba
terminando pude escuchar su cremallera abriéndose, tuve que hacer un esfuerzo para
que el lápiz labial no se cayera, pero al colocarlo sobre el fregadero se movió
bruscamente. Me agarré sobre el borde del mostrador, mi respiración era demasiado
pesada, demasiado rápida.
Lo miré sobre el espejo, estaba tirado en el asiento del inodoro con los muslos
abiertos, el espacio era tan pequeño que uno de sus muslos tocaba con detenimiento
la bañera de cerámica que estaba frente a él, mientras que el otro tocaba la pared de
azulejos blancos. Sus jeans estaban abiertos alrededor de su cintura, mientras que su
camiseta dejaba al descubierto su estómago y toda su zona V.
No es que tuviera la fuerza para rechazarlo, sin duda iría a dónde él me dijera,
pero quería escucharlo de sus labios. Quería escuchar su hablar sucio conmigo, de todas
las cosas que me haría para aliviar su sufrimiento, al parecer Zach se dio cuenta de mi
pequeño juego ya que en sus ojos hubo un dejo de complicidad.
—Porque he estado siguiendo tus órdenes ahí afuera durante quién sabe cuántas
horas, estoy cansado, excitado y jodidamente enojado —dijo mientras señalaba su polla
que acariciaba de arriba abajo.
—¿Lo ves? Te necesita, necesita que envuelvas tus labios pintados de azul sobre
ella y la chupes como a una maldita paleta.
GoR
Doblé mis rodillas mientras presionaba mis piernas juntas, estaba provocando un
torbellino de emociones con sus palabras.
—¿Pero y si yo…? —Dije mientras me lamía los labios pintados de azul— ¿Lo mancho
de lápiz labial?
—Cuento con ello —dijo mientras que sus dedos se apretaban pellizcando la parte
superior de su polla.
224
almizcle era más fuerte que el olor de tarta de arándanos, instintivamente me lamí los
labios mientras veía su mano subir y bajar.
—Sí.
Seguí con la mirada en su polla, es como una vara. Una vara dura y pesada,
redondeada sobre la parte superior y tan grande como todo lo demás sobre él, sé que
habría un poco de incomodidad al ponerlo sobre mi boca, sé que tendré que vigilar mis
dientes para asegurarme de no cortarlo porque sé que van a chocar con ella, sé que
inclusive estará sobre mi paladar. Justo como ayer el fluido de su polla estaba filtrándose,
haciéndolo pegajoso, haciendo a su vez que su mano lo esté también. Decidí en ese
momento que haría cualquier cosa para chupársela.
Por fin me animé a mirar su rostro, estaba respirando con dificultad por la boca y
sus ojos se veían entrecerrados, sabía que él se estaba muriendo tanto como yo y
sabíamos que la única manera de mantenernos con vida era que yo pusiera mis labios
sobre su polla.
Abrí mis manos sobre sus muslos y con la boca abierta besando la coronilla de su
polla mientras que él echaba la cabeza hacia atrás pegando su puño sobre sus rodillas.
—Mierda.
Ese primer beso fue todo lo que necesité para que me volviera adicta, adicta a él
y a su gusto, para que mis labios se pusieran pesados y mis pezones se endurecieran.
GoR Entonces abrí la boca chupándola y nuevamente esa primera succión fue todo lo que
necesité para estar en sintonía con cada pequeño tirón de su entrecortada respiración
mientras movía mi lengua. Descubrí la redondez y la esponjosidad de su cabeza,
resonando sobre mi abdomen bajo.
Esos dedos pegajosos y llenos de lujuria, no sé por qué me excité tanto que sentí
mi propio líquido pulsando fuera de mí, filtrándose sobre mis bragas. Moví una mano a
su muslo agarrando la base de su polla, frotándola contra mi pulgar, justo sobre la vena
que corría por debajo. Decidí dejarla para más tarde, porque sabía que terminaría de
225
untarle lápiz labial y la comería toda, así como él lo hizo conmigo sobre ese camión.
Pero por ahora iba a frotar mis labios sobre esa enorme vara de carne y pintarla de
azul. Subiendo y bajando mientras mis pechos rebotaban y mis rodillas rechinaban sobre
Página
el suelo de las baldosas del baño, mientras untaba mi lápiz labial sobre su parte más
íntima. Golpeé con mi lengua justo en el agujero de donde salía su semen.
Ante mi pregunta abrió los ojos flexionando sus abdominales. Se quedó mirando su
polla que estaba manchada de azul para luego mirarme a mí.
—Jodidamente perfecta.
Sonreí mientras lamía esa vena que había estado mirando y sus caderas se
movieron, Dios juré que su polla era un milagro. Gruesa, larga y resistente, y entonces sentí
la necesidad de regresar a ella, así que lo hice, agarrando la base, chupando la corona
de nuevo y girando mi lengua. Cuánto más lo chupaba, más espasmos obtenía en mi
coño, más duros mis pezones se veían y mis respiraciones se habían convertido en una
fuente de tormento; tan pesados que mientras me arrodillaba sobre el duro suelo casi a
cuatro patas sabía que estaban tirando y colgándose, sacudiéndose cada vez más.
Tenía aproximadamente la mitad de su extensión dentro de mi boca y ahora estaba en
una misión para poder meterla toda.
—Has hecho un lío Blue —dijo con brusquedad mientras su mirada se movía sobre
mis labios, con su pulgar recorrió las comisuras de estos.
—Lo hice.
—¿No?
—Creo que me faltaron algunos puntos, necesito ser muy minuciosa —respiré—.
Además, todavía m-me siento hambrienta, necesito chupar hasta encontrar lo que estoy
buscando.
Me sonrojé al decir algo tan sucio sin embargo él gruñó depositando un beso fuerte
y duro sobre mi boca.
¿Por qué me hizo sentir tan jodidamente excitada y sucia al mismo tiempo?
—Estás tan mojada bebé —gimió sobre mí— Y te afeitaste para mí ¿No es así?
Mi respuesta en cambio fue gemir ya que sí, lo hice. Además de que también me
puse una camiseta ajustada y los shorts cortos, también me afeité ahí. Quizá algo dentro
de mí quería que esto sucediera, quería que me lamiera y que me tocara mientras
227
—Te acuerdas que te dije que la próxima vez metería un dedo ahí ¿Recuerdas? —
Gemí de nuevo moviendo mi trasero al aire, invitándolo a hacerlo—. Pues mentí —lo mordí
ligeramente por ese comentario haciéndolo reír de nuevo —No solo voy a tocar tu trasero
Blue, también voy a metértelo en el coño.
Jadeé y casi saqué su polla de mis labios, sus palabras eran casi arrastradas y
vacilantes, eras como si estuviera perdiendo todo el control. Sus muslos estaban tan
apretados que creía que iba a correrse y creía que si lo hacía yo lo secundaría. Me
preparé para una invasión, pero estaba tan mojada que no sentí el impacto doloroso
cuando insertó su dedo en mi coño, al contrario, sentí una ligera presión y un poco de
estiramiento cuando lo movió, pero no estaba mal.
Lo sentí mover sus dedos dentro de mí, dentro de mis dos agujeros y la presión
comenzó a acumularse, sé que estaba cerca de terminar y él también lo estaba.
GoR
—Puedo sentirlo bebé —jadeó— puedo sentir tu pequeña cereza, está ahí, es
pequeña y está burlándose de mí.
Justo cuando ese pensamiento pasaba por mi cabeza, me corrí. Con espasmos
alrededor de sus dedos y eso hizo que él se moviera dentro de mi boca, dejé de lamer
haciendo que la cabeza se escapara, para que él pudiera correrse, así como yo, sobre
228
sus dedos La tensión y las convulsiones de su cuerpo se sincronizaban contra las mías y
también coincidían con sus gemidos.
Probablemente con nuestros latidos también. Bebí toda su esencia y era tal cómo
Página
Jodidamente él.
Maldito Zach.
El chico al que pertenezco, el chico que piensa que soy su premio. De alguna
manera se siente también como aquel chico al que debería dárselo todo Incluso darle
también mi virginidad.
GoR
229
Página
Capitulo 24
Me estoy muriendo.
O al menos, se siente así. El dolor es tan intenso y ha aparecido tan de repente que
no puedo respirar.
Estoy en el umbral de la cocina, tratando de ver a Zach porque sé que viene a
desayunar por las mañanas, justo después de su entrenamiento.
Hemos compartido algunas comidas de esa manera. Todo lo que hace es mirarme y
todo lo que hago es hablar con Maggie y tratar de no sonrojarme.
Pero esta mañana, él no está solo.
Su cabello está sudoroso, delicioso y tiene puesta su camiseta tipo chaleco y hay un
tazón de algo dulce delante de él. No tengo tiempo para ver qué puede ser porque
estoy ocupada mirándolo con Leslie.
No es un secreto que después de que Zach ayudara a Art, es el favorito de todos.
GoR El personal de cocina no puede esperar a servirle. Las chicas no pueden dejar de mirarlo,
reírse y chismosear sobre la magnificencia de su cuerpo y esa cara y esa sonrisa y lo
fuerte que es. Sus entrenamientos en la piscina son muy famosos también.
Leslie está haciendo lo que todas las demás chicas del personal hacen. Se ríe y se
inclina hacia él con la cadera estirada. Maggie también se está riendo, donde se
detiene junto al mostrador, lo suficientemente cerca como para ser incluida en la
conversación.
¿Y Zach?
230
Le está sonriendo.
Está tan involucrado en la conversación que ni siquiera ha tocado su comida. Está
absorto en Leslie, sus sonrisas y la forma en que ella juega con su trenza rubia. Parece
Página
Zach levanta los ojos y me mira directamente. Sus labios se separan y también mi
propio bolso.
Leslie se da cuenta de que ya no tiene su atención, así que se da la vuelta y, al
encontrarme allí, se asoma.
Su sonrisa es tan entusiasta que ni siquiera puedo odiarla por estar cerca de lo que
quiero.
—Hola, Cleo. Entra. —dice con un chillido.
—Ah, por fin estás aquí. Ven, he vuelto a hacer las natillas inglesas —Maggie le sonríe
con cariño a Zach—. Son las favoritas del Señor Zach.
Natillas inglesas.
Les sonrío ligeramente a ambas antes de volverme hacia Zach. Está sentado ahí
rígido, con la mandíbula apretada de esa manera enojada y mezquina suya.
¿Por qué tiene que estar enfadado? Yo soy la que se siente traicionada.
—Está bien —digo, manteniendo mis ojos en él—. Si son las favoritas del Señor Prince,
entonces él debería tenerlo todo.
Con eso, doy la vuelta y salgo de allí.
Tengo tanta prisa que me encuentro con alguien al final del pasillo. Es Ryan.
Me sujeta con las manos en los hombros.
—¿Estás bien?
Su voz gentil me hace querer llorar, pero me contengo.
—Sí. Lo siento. Debería dejar de hacerte eso.
GoR
Riéndose, dice—: No importa.
—¿Cómo estás? —Pregunto, estudiando su hermosa cara.
Siempre me ha hecho sentir segura. Siempre.
Y ahora que lo miro, me doy cuenta de que tal vez no fui hecha para estar segura.
La seguridad no hace nada por mí. No fui hecha para ser manipulada con dedos gentiles
y toques suaves.
Tal vez fui hecha para golpes bruscos, tirar de las manos y miradas duras.
232
*****
Se siente como una noche para usar el camisón de mi mamá.
Página
Después de que se arruinó, Maggie trató de limpiarlo por mí. Ella tuvo un éxito parcial.
Las manchas se opacaron, pero todavía puedo ver el enorme contorno en mi pecho,
justo debajo del encaje. Decidí doblarlo cuidadosamente y guardarlo para que no se
dañe más.
Pero esta noche, estoy sola y triste y quiero algo reconfortante junto a mí.
Zach no se presentó a nuestra reunión de esta noche y estoy muy enfadada.
Tan celosa.
Sigo viéndolo con Leslie y estoy llena de tantas emociones irracionales. Emociones
que sólo él puede provocar en mí.
Dios, este chico siempre me ha quitado la cordura y me ha dejado una masa de
locura y pasión.
Sólo pensar en él con ella me hace querer llorar otra vez como si estuviera en el
instituto o algo así. He estado llorando desde que entré por la puerta después del
trabajo y decidí buscar un helado. Tina y yo, lo mantenemos almacenado.
Lo saco del congelador, encuentro una cuchara en el cajón y me voy a mi habitación.
Pero tan pronto como entro, veo a alguien fuera de mi ventana.
Dejando a un lado el cartón de helados, me apresuro hacia él y veo los destellos del
mismo codo, muslos y hombro.
Zach. Está doblando la esquina, probablemente dirigiéndose a la puerta trasera de
la cabaña.
Suspirando bruscamente, me alejo de la ventana, meto los pies en mis botas de cuero
y corro hacia la puerta, abriéndola antes de que llegue y caminando hacia afuera.
Se detiene cuando me ve.
GoR Aunque estoy a unos pocos metros de él, puedo oír sus fuertes respiraciones. Están
agitadas y hacen que su pecho parezca infinitamente más grande y ancho.
Baja su mirada oscura, me acerco a él.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Él me recibe, sus ojos se mueven tan rápido como sus respiraciones y, ahora, también
mi corazón. Lo que encuentra en mis rasgos no le hace feliz. De hecho, lo hace enojar.
—Te lo dije —gruñe.
234
—¿Qué?
—Te dije que te haría llorar. Te dije que seguiría haciéndolo.
Página
La ira se eleva dentro de mí como una ola. ¿He estado llorando por este imbécil toda
la noche y esto es lo que tiene que decirme?
—¿Y qué?
—Así que no puedes culparme por eso. No puedes hacer pucheros por eso —me dice.
—¿Hacer pucheros por eso? —Mis uñas se están clavando en las palmas de mis
manos—. Vete a la mierda, Zach, ¿de acuerdo? Jódete. Tú. Sí, me lo dijiste. Me dijiste que
me harías llorar y, como una idiota, no te escuché. Pero finalmente estoy escuchando.
¿Estás feliz ahora? ¿Orgulloso de ti mismo? Vete a casa.
Zach se acerca más a mí y mi corazón late más fuerte cuando su olor llega a mi nariz.
La noche es calurosa como siempre pero el calor que sale de su apretado cuerpo es
como un infierno, y mis poros sudan sólo por su cercanía.
Se arrastra en un largo aliento, sus fosas nasales se ensanchan.
—Nunca te he mentido. Nunca te prometí nada. Me has visto en mi peor momento, Blue.
Te he mostrado lo peor de mí. Y cuando me rogaste que te besara, te dije que eras mía.
Y, aun así, dejaste que te tocara. Dejaste que te pusiera la boca encima.
Su ira es tan poderosa como su cuerpo y yo me aparto un poco de él. Me hace sentir
culpable y, al mismo tiempo, hace que las mariposas de mi estómago se despierten.
Maldita sea.
¿Cómo hace siempre eso? ¿Cómo controla cada cosa sobre mí?
—Es mi amigo —digo con los dientes apretados—. No le dejé hacer nada. Estaba
siendo amable. Y tú eres el que habla. No podías dejar de coquetear con Leslie esta
mañana. Ni siquiera tocaste tus malditas natillas.
Ugh.
GoR
Puedo oírme a mí misma siendo malhumorada e infantil, pero no puedo detenerme. No
puedo detener estos celos.
Un paso más y estaremos prácticamente nariz a nariz. O más bien mi cara contra su
pecho, ya que es mucho más alto que yo.
—Quiero que hagas algo por mí —grita— ¿Perdón?
—Quiero que corras.
Algo en su tono, en las líneas de su cara me hace tragar.
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—¿Q-qué?
—Quiero que te des la vuelta y corras. Tan rápido como puedas —Hace una pausa
Página
para tomar otro respiro— La forma en que me siento ahora mismo. La forma en que estoy
retorcido. Yo no…
Apenas hay espacio entre nosotros, pero, aun así, me acerco a él. Nunca lo había
visto así. Todo agitado y lleno de angustia. Cada aliento, cada palabra que sale de
su boca está tan torturada, tan cargada de cosas horribles que todos los instintos que
poseo me hacen querer consolarlo.
Quitarle el dolor, aunque también me haga daño a mí.
—¿No qué?
Los ojos de Zach se arremolinan con un brillo depredador.
—No quiero hacerte daño.
Oh, Jesucristo.
Ni siquiera puedo decir que no me hará daño. Porque sé que puede. No físicamente,
no. Emocionalmente, sí.
Puede hacerme daño. Me hizo daño esta mañana.
Mientras lo observo ahora, me doy cuenta de lo capaz que es de destruirme.
Y no estoy hablando de intimidación o del pasado.
Estoy hablando de ahora mismo.
Estoy hablando de lo que siento por él. La forma en que ignoro las reglas de mi
trabajo, la forma en que me enorgullece cuando lee, la forma en que mi corazón se
hincha cuando está con Art, la forma en que hace que mi piel cante cuando la toca.
Tal vez lo que siento no es nada infantil.
Tal vez es la emoción más profunda que nosotros, como humanos, podemos sentir.
GoR Dios, ¿cuándo se volvió tan poderoso y cuándo me volví tan impotente?
—Yo
—Corre —gruñe, esta vez más fuerte.
Y ni siquiera me paro a pensar en ello. Hago lo que dice: corro.
Me voy al bosque. Corro tan rápido como puedo.
No estoy huyendo de mi abusador. Estoy corriendo porque él no ha sido mi abusador
desde hace mucho tiempo. Ahora es algo más para mí.
236
Algo más.
La luz de la luna me golpea a través de las ramas frondosas de los árboles. Por
alguna razón, incluso las estrellas son más brillantes.
Página
Las hojas están crujiendo bajo mis botas. Es el único sonido, excepto el de mi
respiración. Pero entonces, otro sonido se une.
Está corriendo detrás de mí. Persiguiéndome.
Sabía que lo haría.
Como Orión.
El pensamiento me hace detenerme y, jadeando, me vuelvo para enfrentarme a él.
Está justo ahí, a unos pocos metros.
—Te detuviste.
Camino hacia atrás.
—No quería correr más.
Él camina hacia adelante, hacia mí.
—¿Por qué no?
Porque él es para mí lo que los objetos afilados son para las cosas frágiles. Lo que
una llama es para una polilla.
El destino.
Somos el destino, Zach y yo. Somos estrellas, ¿no?
No puedes huir del destino. No puedes dejar atrás el destino. No puedes evitar que
una polilla perezca en llamas y no puedes evitar que un objeto afilado haga sangrar a
una cosa frágil.
—Porque ya no quiero jugar más juegos.
GoR Poco a poco, se está cayendo de mi cuerpo y sé hasta el alma que, si no lo detengo,
se irá para siempre. Morirá.
Zach se presiona contra mí y la siento en mi estómago. Su gruesa y dura polla.
Se sacude contra mí y, en respuesta, mi núcleo se aprieta.
Y sé lo que quiso decir con sus palabras repetidas, sobre no querer hacerme daño.
Sé por qué me pidió que corriera.
—Vamos a tener sexo, ¿verdad?
—Eres virgen.
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Me agarro a su camiseta.
—Y eres tan grande.
Página
Temblando, lo miro de arriba a abajo. Es alto, ancho y parece que siempre está
reventando su ropa.
—Um, ¿fútbol?
Página
GoR —¿Es por eso por lo que me observaste en detención todo el tiempo?
La mayoría de las veces terminaba en detención y Zach solía estar ahí conmigo. De
alguna manera, siempre nos sentábamos en los mismos lugares donde nos sentamos el
primer día que nos conocimos. Y todo el tiempo mantuve mi cabeza abajo y lejos de él
porque podía sentir sus ojos en mí.
—Sí —susurra, doblando sus dedos sobre mi cuello—. Y para hacerte sonrojar.
Le doy una ligera bofetada en el hombro.
—Eso fue algo muy grosero.
241
guijarro. Le encanta jugar con ellos; lo sé. Le encanta despertarlos, preocuparlos con los
dedos, chuparlos con la boca.
Su mano se mueve hacia abajo y, sin mi voluntad, mi columna se arquea. Llega a mi
Página
No puedo esperar.
Sus manos están a ambos lados de mi cabeza, haciendo una abolladura en la
almohada, y sus respiraciones son tan tormentosas que agitan el pelo suelto de mi frente.
Me levanto y lo beso en los labios, haciendo que todo su gran cuerpo se estremezca
entre mis piernas.
—Date prisa —susurro, abrazando sus costados con mis muslos, presionando sus
caderas contra mí.
Pensé que ahora sería el momento en que se bajaría los pantalones y entraría en mí.
Estoy lista, de todos modos. Creo que he estado lista desde hace mucho tiempo.
Pero Zach se mueve por mi cuerpo y me agarra un pezón en su boca. Le paso los
dedos por el pelo, arqueándome hacia él y echando la cabeza hacia atrás.
Con un gruñido, Zach baja hasta los codos y mete un pecho en su mano. Está
trabajando mi pezón con su boca y yo me froto contra él, inquieta.
Arrastro la parte inferior de mi cuerpo arriba y abajo, acariciando mi clítoris en las
crestas de su estómago, probablemente haciendo un lío pegajoso en él.
Pero a Zach no le importa. Él anima eso. Cada vez que mis movimientos se vuelven un
poco perezosos, me aprieta los pechos con más fuerza y me muerde el pezón, rozándome,
obligándome a acelerar mi balanceo.
Justo cuando creo que estoy a punto de llegar, arqueándome sobre sus abdominales,
Zach me suelta el pezón.
—Zach —jadeo, indignada.
—Shh. No hables.
Gruño y siento su sonrisa entre el valle de mis pechos.
GoR Pasa su lengua a lo largo de él, bajando cada vez más, hasta que llega a mi ombligo.
Enterrando su lengua, lo lavó, lo lamió, lo mordió y me hizo chupones.
Mi primer amor muerde.
Sonrío ligeramente en la oscuridad, mirando su cabeza oscura, sus labios arrugados,
trabajando duro en mi cuerpo.
Mis movimientos son frenéticos ahora. Frenéticos y rápidos. Y estoy ondulando,
meciéndome, retorciéndome; mis pies siguen resbalando en la cama.
244
Se agarra a mis pliegues con su boca y yo le hago llegar mi orgasmo por la garganta,
tirando de su pelo, abrazando su cara con mis muslos.
Todavía estoy aturdida, jadeante y sudorosa, mirando al techo cuando Zach se
levanta de la cama y se quita los vaqueros. Su polla se balancea en el aire, dura y
gruesa. Tan gruesa. Conozco su peso, su sabor, cómo tengo que abrir la boca y estirarme
para ella.
Y ahora, va a estar dentro de mí.
Dentro de mi pequeño agujero.
Debería tener miedo.
Pero mientras lo veo trepar a la cama y arrastrarse entre mis muslos que acaban de
abrirse para él, para que su bulto se asiente entre ellos, me doy cuenta de que haría
cualquier cosa por él.
Cualquier cosa por este chico que se cierne sobre mí, apretado y oscurecido en
lujuria.
Cualquier cosa para que su polla me rompa y me reclame.
Subo mis piernas alrededor de sus caderas y cruzo mis tobillos en su espalda,
abriéndome a él, sin palabras.
Zach golpea con los puños las sábanas a ambos lados de mi cabeza, el sudor
goteando de su cuello.
—No tengo un condón.
—Estoy tomando la píldora.
—Podría estar plagado de enfermedades.
—No lo estás.
GoR Se cierne sobre mí y su polla, caliente y pesada, se asienta sobre mi estómago. El
tacto me hace retorcerme debajo de él.
—No lo estoy. No lo he hecho sin condón antes —me asegura.
—Bien —Le pongo la mano alrededor del cuello y lo llevo aún más abajo así que me
da todo su peso—. Seré tu primera.
Atrapo su risita en la boca en un beso y me balanceo contra él. Él se mece de vuelta.
Su mano va a mi cintura mientras rastrea el exterior de mi cuerpo antes de parar en
245
mi muslo y subirlo aún más. Hago lo mismo con el otro muslo, cerrando la parte inferior de
mi cuerpo con el suyo.
—Mantenlos ahí, ¿de acuerdo? —me instruye.
Página
su pecho y cada ondulación de su espalda me hace sentir que soy suya y que él es mío.
Tentativamente, trato de moverme debajo de él, para aliviar esta inquietud que late.
Como si estuviera vivo, completo con venas y un corazón.
Zach levanta la cabeza.
—Detente.
—¿Q-qué?
—Te dolerá más si te mueves —dice con los dientes apretados y una expresión algo
agonizada.
Le palmo su hombro sudoroso, respirando con hipo.
—No es así.
—¿Qué?
Me muevo debajo de él otra vez, me balanceo contra su pelvis y juro que siento su
polla saltar dentro de mí.
—No me duele.
Zach se asombra y yo podría haberme reído. Pero, en este momento, estoy tan
inquieta.
Tal vez el universo sabía que nuestros cuerpos estaban hechos el uno para el otro.
Así que la naturaleza se llevó todo el dolor. Pero no puedo explicárselo ahora mismo.
Estoy demasiado necesitada.
Todo lo que puedo decir es—: Por favor, fóllame, Zach.
Me ve luchar debajo de él, intentando que se mueva, intentando frotar mi clítoris
hipersensible contra su pelvis, pero no viene a ayudarme. No me rescata y clavo las uñas
en sus bíceps, en su costado, en su espalda.
GoR
—Por favor, Zach —le ruego de nuevo.
Y entonces, da un golpe de cadera.
—¿Esto es lo que quieres, Blue?
Asiento con la cabeza, suspirando en alivio. Pero ese suspiro no es completo. Sus
movimientos hacen que la necesidad aumente. El anhelo no termina.
Sé que no terminará. No hasta que me venga y él se venga conmigo. Dentro de mí.
247
Me muero por sentir eso. Esa salpicadura, esa salpicadura de su semen que he
probado tantas veces antes. Mi sabor favorito de paleta.
Zach comienza a moverse. Sus golpes son lentos pero largos. Sale completamente,
Página
Él y yo.
Dos personas solitarias que se pertenecen el uno al otro y a nadie más.
Página
GoR
250
Página
Capitulo 26
El príncipe oscuro
Me escabullo de su habitación al amanecer para que nadie me vea.
Está acostada de lado, con la mejilla pegada a la almohada. Su pelo azul está
desparramado por todas partes y hay un par de mechones ahí tirados.
Espeluznantemente, los recojo y los enrosco alrededor de mi dedo, beso su frente,
antes de irme.
Regreso a la mansión a través del bosque.
En mi habitación, saco un cuaderno que compré para mí hace unos días. Fue una
compra impulsiva; no estoy orgulloso de eso.
De hecho, a veces me enfada que lo tenga en mi poder. Lo mantengo escondido,
fuera de la vista como si estuviera empacando drogas.
GoR
Sólo lo saco cuando me siento inquieto. Cuando... la echo de menos.
Me siento en el escritorio, un escritorio que no he usado en años pero que he estado
usando con cierta frecuencia.
Dicen que es más fácil escribir palabras en un ordenador, reconociendo las letras del
teclado en lugar de intentar hacerlas uno mismo. Porque la disgrafía 11 se mete con eso.
Pero no hago esto porque esté interesado en mejorar mi escritura.
Estoy haciendo esto porque no puedo detenerme. Porque ella está en mi cabeza. En
251
dedo de mi mano derecha mientras abro una página nueva y escribo: Cleopatra Marie
Paige.
11Dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo, impide dominar y dirigir el lápiz para
escribir de forma legible y ordenada
Capitulo 27
Estoy teniendo el peor día.
En primer lugar, me quedé dormida.
En algún momento de la noche, después del sexo alucinante, Zach y yo nos quedamos
dormidos. Dormí toda la noche sólo para ser despertada por el sonido de su motocicleta.
Resulta que estaba en mis sueños, pero, aun así.
Me asustó algo realmente malo. No lo recuerdo todo, pero tengo una imagen borrosa
de Zach dejando este pueblo para siempre. Y ni siquiera me entero de ello hasta que
me despierto a la mañana siguiente y escucho todos los chismes. Exactamente como
sucedió hace tres años.
Con el estómago revuelto, llegué al trabajo, al que llegué tarde. Es decir, la Señora.
S no estaba contenta con mi tardanza y, además, me perdí el desayuno con Zach.
GoR
Y luego, escuché que nadie lo había visto en toda la mañana. Nunca bajó a
desayunar y su suite estaba cerrada cuando una de las chicas subió a limpiar.
No podía preguntar más sin el peligro de levantar sospechas, así que me quedé
callada y me asusté en privado.
Lo cual odié, por cierto.
Odié que no estuviera conmigo cuando me desperté. Odié que probablemente
tuviera que escabullirse en medio de la noche para evitar encontrarse con alguien en
su camino de regreso.
252
—¿Tus amigos?
Las almohadillas de sus dedos se clavan en mi cintura.
—Más o menos. Sólo algunas personas Scoot, el tipo que trabajaba aquí antes.
—¿Montan como tú?
—Uno de ellos lo hace. Nosotros, uh, actuamos en espectáculos y cosas así. No estoy
mucho en casa.
Todavía recuerdo la noche en que lo vi saltar por el hueco en el suelo. Fue aterrador,
tan jodidamente aterrador. Pero también era magnífico. Valiente y brillante como una
estrella.
—Eres muy bueno en eso, ¿verdad?
Algunas emociones se mueven en sus ojos, haciéndolos líquidos y yo le agarro la cara
con ambas manos.
—Sí. Me llevó mucho tiempo encontrar algo en lo que soy bueno. Algo en lo que otros
creen que soy bueno también.
Zach tiene toda otra vida fuera de esta ciudad.
Quiero decir, ya lo sabía. Pero esto le da una imagen concreta. Un apartamento que
comparte con sus amigos. Un trabajo en el que es bueno. Apuesto a que todos los que
lo ven actuar piensan de la misma manera. Que es brillante e impresionante.
Sus ojos tienen una mirada distante, entonces.
—Me llevó mucho más tiempo darme cuenta de que no todos los padres tratan a sus
hijos de esa manera. Durante mucho tiempo pensé que así es como se supone que debe
ser. Se supone que un padre debe ser malo y estar enojado y yo debo... aceptarlo y
odiarlo. Se supone que debo odiarlo tanto que me vuelvo como él —Finalmente, se centra
GoR en mí—. Un abusador.
—Zach, no eres...—Comienzo con un tono decidido y feroz—. No has sido un abusador
en mucho tiempo.
—Fuiste tú quien me hizo darme cuenta, ¿lo sabes?
—¿Yo?
Me mira con algo tan parecido al afecto que siento que me estallara la piel. Estoy
tan inquieta y necesitada.
256
haciéndo lo que mi padre me hacía a mí. Te había estado convirtiendo en mí, enojada
y vengativa.
No seas como yo.
Sus palabras de hace mucho tiempo tienen sentido para mí ahora. Entiendo lo que
estaba diciendo. A su manera, me estaba diciendo que siguiera adelante, que me
olvidara de él, que viviera mi vida. Me estaba diciendo que fuera una persona más
grande, una mejor persona que él.
Le agarro por la nuca y presiono nuestras frentes juntas.
—No eres como tu padre. Eres mejor que él. Eres mucho mejor e increíble y...
Zach mueve su mano de mi cintura y me agarra la cara, arqueando mi cuello hacia
arriba.
—¿Qué pasa con las veinte preguntas?
Su tono brusco hace que algo se apriete en mi estómago. Algo emocionante y
delicioso. Y envuelvo mis dedos alrededor de su muñeca, la que tiene el tatuaje. Por
alguna razón, al tocarla, me llega un golpe de corriente al corazón.
—¿Por qué has vuelto a esta ciudad? —Pregunto.
Su comportamiento toma un giro oscuro, un giro misterioso.
—¿Por qué?
Desde que regresó, lo he visto salir de la torre uno, donde viven el Señor y la Señora
Prince. Es el único lugar de esta mansión donde no está permitida la entrada del personal
subalterno. Ha habido muchos rumores sobre el por qué, pero nadie lo sabe con
seguridad y nadie se atreve a hablar de ello por encima de los susurros. La Señora S es
muy estricta al respecto.
GoR Cada vez que lo veo salir de allí, parece enfadado y agitado. No sé por qué. Pero
sé que tiene algo que ver con su padre.
Dios, odio tanto a ese hombre.
—Eras libre, Zach. —Trago con dificultad a medida que su agarre en mi cara aumenta
la presión y mi cuello se estira aún más—. De este lugar. De tu padre. ¿Por qué elegiste
volver?
Las pequeñas punzadas de dolor causadas por su agarre posesivo hacen que mi
núcleo tenga un espasmo de excitación. Con hambre y violencia. Mis pechos están
257
Mi corazón no puede seguir el ritmo. Todo está desatado, suelto y golpeándose entre
sí. Todos mis órganos, mis huesos.
Mi alma.
Zach rompe nuestro beso para bajar a mi cuello y yo me muerdo el labio contra el
junco bajo mi piel. Mis dedos se entierran en su pelo y mis caderas han aumentado su
ritmo.
Llega a mi pecho y me muerde el pezón a través de mi uniforme, haciéndome jadear.
Lo está chupando, haciéndole el amor con su boca y yo lo siento, siento el látigo de su
lengua a través del algodón de mi uniforme y mi sostén.
Cuando se mueve al otro pecho, veo la mancha húmeda que ha dejado en mi vestido
y casi llego a la sucia y erótica cosa que ha hecho con mi cuerpo.
—Zach, por favor... —Le ruego, moviéndome contra él sin descanso.
Sus manos se meten bajo el dobladillo blanco de mi vestido y me agarra el trasero
mientras sigue chupando mi pezón, como si estuviera bebiendo de él. Como si estuviera
bebiendo mi lujuria y mis hormonas.
Me estoy desmoronando ahora mismo. Todo mi cuerpo se está secando.
Justo cuando creo que no puedo soportarlo más, Zach se aleja de mí, sus labios
húmedos y brillantes y me da la vuelta.
Las palmas de mis manos golpean la puerta y el sonido es tan fuerte que hace eco
dentro de mi pecho.
Jadeando, miro hacia atrás.
—¿Qué estás haciendo?
Zach también parece estar poseído. En trance mientras me mira, mi columna arqueada
y mi trasero estirado. Me agarra de las caderas y me aprieta, haciendo que mis ojos se
GoR agiten con excitación y pesadez antes de apretar su pecho de respiración salvaje
contra mi espalda.
—¿Quieres que te follen en un armario, nena? —me susurra al oído.
Asiento bruscamente.
—Así es como te follan en un armario. Por detrás. Como si fuéramos dos animales tan
desesperados y locos el uno por el otro que no podemos ni molestarnos en encontrar la
superficie horizontal más cercana.
Sus palabras son más sucias que cualquier otra cosa que haya escuchado en mi
260
vida. Más eróticas, cargadas y vivificantes que mi corazón palpitante y la sangre que
corre por mis venas.
Y todo lo que tengo para darle a cambio es mi gemido de zorra y un arco más
Página
Me bajo de mi altura cuando siento que se levanta, sus vaqueros gruesos rozando
mi trasero desnudo. Escucho el sonido de su cremallera y como una perra entrenada en
celo, mi coño saliva. Puedo sentir mis muslos sucios y húmedos temblar.
Página
—Me pregunto si estarás así de caliente cuando te coja por el trasero —susurra,
enviándome a volar al cielo, a otra estratosfera en conjunto.
¿Cómo él sabe todos mis botones?
Lentamente, agonizando cuidadosamente, Zach desliza su polla dentro. Gimoteo con
su invasión. Gimo y casi me vuelvo loca.
Sus vaqueros hacen contacto con mi trasero desnudo y me subo de puntillas,
arañando la puerta. Él probablemente solo los empujó lo suficiente para liberar su
erección y llegar a mi coño. Como un animal desesperado.
El pensamiento me hace tambalearme en mis pies, borracha y drogada con él y sus
lentos pero minuciosos golpes.
Zach envuelve mi trenza alrededor de su muñeca, tirando de mi cuerpo hacia él.
—¿Duele?
De alguna manera, reúno mis sentidos y abro los ojos, mirándolo. Está viendo el lento
deslizamiento de su polla dentro de mí.
Me enciende como el fuego, el pensamiento de que puede ver mi coño abriéndose y
cerrándose alrededor de su polla así. Ojalá pudiera ver eso.
—No —susurro—. Me hace sentir llena. Más llena que anoche. Eres tan profunda.
Sus ojos se dirigen a mí primero y luego viajan a mis pechos colgantes. El uniforme se
siente áspero, pero no tengo suficiente energía para desabrocharlo.
—Lo estoy, ¿verdad?
—Uh-huh.
—¿Te gusta eso?
locura.
—Dios, Zach, ve más rápido —le ruego, tratando de empujar mis caderas hacia atrás.
Pero él tiene tanto agarre en mi cuerpo que no puedo moverme si él no quiere. Y no
lo hace.
—No, no cuando eso puede hacerte daño.
—No lo hará.
—Cállate, Blue.
Sigue torturándome con sus lentas y largas bombas cuando quiero que me golpee.
Quiero que meta su gran polla en mi pequeño e hinchado agujero para poder sentirla
para siempre.
Así puedo sentirlo follándome cuando se haya ido y yo esté en mi cama, llorando por
él.
Porque sé que lloraré. Voy a suspirar.
Soñaré con él por el resto de mis días.
Frustrada, aprieto mis músculos internos, intento apretarlo más fuerte, le digo que no
me importa el pequeño dolor.
Todo lo que me importa es él y su polla.
Zach me mira acusadoramente mientras su perfecto ritmo tartamudea.
—Blue —advierte, abofeteando mi trasero.
Como si fuera una chica mala.
Tal vez lo soy. Soy una mala semilla. Posesiva, loca y desesperada por él.
Así que lo hago de nuevo. De hecho, lo hago mejor.
GoR
Con las últimas fuerzas que me quedan, me levanto y me alejo de la puerta. Arqueo
mi columna y pongo mis hombros sobre su pecho antes de enrollar mis brazos alrededor
de su cuello.
Su polla parece aún más profunda de esta manera, conmigo de pie y él alojado
dentro por detrás. Mi trasero se presiona en su pelvis y yo presiono mis caderas, y a
pesar de sí mismo me presiona de vuelta con un aliento gruñón.
Me giro y le digo—: No puedes torturarme así, sabes. Lo prometiste.
—¿Qué prometí qué?
263
profundamente.
De repente, su mano en mi pecho desaparece y abro los ojos de un tirón. Escucho sus
respiraciones jadeantes y sus gruñidos en mi oído, nebulizando el lado de mi mejilla
Página
mientras siento que esa mano baja, acariciando mi coño, pellizcando los labios, los labios
que está golpeando con su gran, gran polla.
Dios, tan grande. Tan jodidamente gruesa.
Y cuando me pellizca el clítoris, me vengo.
Un fuerte grito se acumula en la base de mi garganta y lo habría dejado salir. Habría
arruinado todo por lo que he trabajado durante tantos meses, si no fuera por su mano.
Como predije, me cubre la boca con su gran y fuerte mano y absorbe mi grito con
su palma.
Zach me agarra de la cadera con su otra mano, la que me pellizcaba el clítoris, así
que me mantengo firme en mis pies mientras tengo espasmos contra él.
Cuando se viene, me entierra su cara en el cuello, chorreando dentro de mí.
Cada pulsación de su polla y cada látigo de su semen me hace temblar y retorcerme.
Me llena tanto con su crema que parte de ella se desliza por mi muslo.
Cuando bajo de mi altura, empiezo a estrellarme.
Empiezo a sentirme decepcionada. Triste, incluso.
Quería que me demostrara que estaba equivocada. Quería que me dejara gritar.
Gritar y gritar hasta que el mundo entero descubriera lo que somos el uno para el otro.
Y me pregunto por qué.
GoR
265
Página
Capítulo 28
Estamos en un carnaval.
Sí, un carnaval.
Por estamos me refiero a Zach y Art y yo. Las tres personas más improbables que
jamás han salido de excursión.
En realidad, no.
No los improbables. De hecho, los tres tenemos muchas cosas en común. Los tres hemos
sido abusados en nuestras vidas. Los tres no tenemos padres. Sé que los de Zach están
vivos, pero ¿son realmente buenos para algo?
Además, Zach es la persona favorita de Art en este momento.
Especialmente desde que leyó la historia de Art. Esa noche fue increíble.
GoR Zach estuvo brillante, aunque un poco vacilante. Se detuvo en unas pocas palabras,
pero nada importante. Art no pudo mantener el brillo de sus ojos y la sonrisa de sus
labios durante todo el tiempo. Tuve que excusarme para ir a llorar un poco al baño.
Estaba tan orgullosa. Tan impresionada por Zach.
Más tarde esa noche, cuando vino a mí, le mostré cuánto.
Eso se ha convertido en algo nuestro: él viniendo a mí por la noche. Pero no todas
las noches. Sólo cuando Tina está en el turno de noche y la cabaña está vacía excepto
por él y por mí.
266
Es otra cosa.
Algo que lo hace retraerse cuando le hago un cumplido o le pregunto sobre ello. La
única vez que leerá es cuando Art se lo pide. E incluso entonces, puedo ver la suspicacia
en cada línea de su cuerpo.
Ahora mismo, estamos agotados. Los tres.
Como es sábado, me tomé un día libre. Tomamos el autobús para llegar aquí y
pasamos toda la tarde en el carnaval.
Solía ir a estos cuando era niña, pero hace mucho tiempo que no voy. Lo intentamos
todo. Los paseos, los juegos. El algodón de azúcar.
Pedí uno azul. Pero Zach y Art se negaron.
—Se siente como si te comieras el pelo azul —explicó Art.
—Sí, Blue —resaltó Zach.
—Es asqueroso —continuó Art.
—Totalmente asqueroso —dijo Zach.
—Lo que sea, amigos. No me importa. Me lo estoy comiendo.
Y para mostrarles, le di un gran mordisco al caramelo peludo y me quejé. Art se fue,
pero Zach me miró con un hambre que normalmente mantiene reservada para las noches.
De todos modos, el sol se está poniendo, el cielo es púrpura y creo que es hora de
salir.
Art está arrastrando sus pies y entonces Zach lo levanta y lo sienta sobre sus hombros.
Mis pasos se tambalean por un segundo al ver al niño más lindo sobre los hombros del
hombre más hermoso que he conocido.
Es una adivina.
Nunca he sido una gran creyente, pero algo me hace acercarme a ella. Una señora
se sienta en el mostrador y, al verme, sonríe.
Página
—Sí, no lo creo. —Estoy lista para irme, pero algo me hace decir—: Mis padres murieron
el año pasado. No sé qué puede salir de eso que sea maravilloso.
Ella asiente con la cabeza sombríamente.
Página
—La muerte es cruel. No hay dos maneras de hacerlo. Pero con la muerte, viene la
vida. Tal vez algún día encuentres la vida. En el camino, quiero decir.
La vida.
Algo amargo se levanta en mí. No estoy orgullos< de ello, pero está ahí. No puedo
ignorarlo.
La verdad es que, en los últimos días, he llegado a resentirme con mi trabajo. He
llegado a resentir mi meta que me ha apasionado tanto.
Y me asusta.
¿Qué tengo si no tengo esa meta? Eso era lo único que me mantenía en tierra, lo
único que mantenía a raya todo el dolor.
—¿La vida? ¿Qué significa eso?
Ha vuelto a sonreír.
—Significa algo que pulsa con demasiados latidos y demasiado aliento. Algo al rojo
vivo y apasionado.
Sólo hay una persona que me hace sentir así. Que siempre me ha hecho sentir así. Y,
actualmente, está tratando de ganar un caimán gigante para un niño de cinco años.
—Parece que ya lo tienes.
Me concentro en la mujer.
—Ahora acabas de ver mi cara y me lees.
Ella se encoge de hombros, poniendo sus codos en la mesa llena de bolas de cristal.
—Culpable. Pero en realidad, te vi con él.
—¿Con quién?
GoR
—Ese tipo de ahí. En la camiseta negra con ese chico en sus hombros.
Ella está apuntando hacia él en la siguiente cabina y mis ojos la siguen. La mirada
de Zach se vuelve al mismo tiempo y sus ojos están calientes. Ardientes, incluso.
Sus ojos son hipnóticos.
De alguna manera, me las arreglo para saludarlo y mirar a la mujer.
Ella está sonriendo.
270
—Te lo dije. No puedes quitarle los ojos de encima. Los vi pasando por aquí. —Luego
baja la voz y sale como imagino que debe salir cuando está leyendo las palmas de sus
clientes—. Lo amas.
Página
verdadero dolor en el trasero. Nunca se sabe dónde están sus lealtades. Los corazones
tienen sus propios reyes y reinas. Lo siento. Así que, si tu corazón lo ama, bueno entonces,
lo ama. No puedes hacer nada al respecto. Definitivamente no puede hacer nada al
respecto. Ustedes van a tener que tragarse todo.
Emito una risa rota. Lo amo.
Amo a Zach.
De eso se trata, ¿no?
Toda esta frustración e inquietud.
El hecho de que somos un secreto. El hecho de que me dejará atrás para
reincorporarse a su nueva vida y no puedo ir con él porque tengo un objetivo diferente.
Una meta que me está empezando a molestar más que nada en este mundo.
—Soportarlo —Miro al cielo púrpura—. No le va a gustar.
—Gran problema. Además, tampoco puede quitarte los ojos de encima. Así que no sé.
Creo que te sorprenderá gratamente.
Quiero aferrarme a esa esperanza.
Sí, quiero.
Pero conozco la realidad.
Amo al tipo que odia el amor. Nada podría ser más trágico.
—Uh, vale. Bueno, me voy, pero gracias por hablar conmigo.
—De nada.
—Oh, ¿y cuánto fue?
Cuando me doy la vuelta, recuerdo lo que Zach me dijo sobre las Pléyades.
Cómo Zeus convirtió a esas siete hermanas en palomas y se fueron volando para
escapar de Orión. Y cómo Orión nunca perdió la esperanza y todavía las persigue.
dado ninguna indicación. Sigue nadando, dando vueltas alrededor de la piscina como
si tratara de escapar de algo en el agua.
Sigo mirándolo, observando su cuerpo brillante y apretado, su cabeza oscura que
marca sus brazadas.
Lo amo.
Te amo.
Mientras estoy aquí y lo veo nadar como si tuviera aletas en vez de piernas, no tengo
dudas de que lo he amado desde el primer momento en que lo vi.
Vi a un chico, mirando por la ventana de la sala de detención, observando la fuente
de agua. Lo vi con la camisa desabrochada, el pelo desordenado, la corbata suelta y
volteado sobre sus hombros.
Y pensé: él.
Pensé que podríamos ser amigos.
Pero cuando me enteré de que era un imbécil odioso y malvado, me sentí herida.
Me dolió que el tipo que había elegido para mí fuera un imbécil. Que no sería amable
conmigo. Me hirió al rechazarme y yo le devolví el daño y seguimos adelante.
Hasta ahora.
Tal vez el odio es sólo amor envuelto en un alambre de púas. O al menos, el mío lo
fue.
Te amo, Zach.
Abruptamente, se detiene en medio de la piscina de espaldas a mí como si me
escuchara.
GoR —¿Vas a mirarme toda la noche? —pregunta, pasando los dedos por su húmedo y
resbaladizo pelo.
Con el corazón palpitante y sangrante, me acerco al borde.
—No estás durmiendo.
Zach se da la vuelta para mirarme. El agua está corriendo por sus pestañas, limpia
los rasgos duros de la cara y le pasa una mano por encima.
—Tú tampoco.
274
—¿Quién?
—La adivina.
Oh.
Me relamo los labios.
—Ella me dijo que todo pasa por una razón. Y que algo me va a pasar a mí.
Zach frunce el ceño y se acerca más.
—¿Algo como qué?
La piscina se ilumina con luces submarinas, haciendo que parezca un azul calmante.
Un azul tentador. Un azul en el que me gustaría sumergirme algún día. Esta noche, tal
vez.
Doy unos pasos atrás y Zach sigue todos mis movimientos. Me quito la capucha y la
abrocho.
—Algo como la vida.
—¿Qué?
—Algo con demasiados latidos y demasiado aire. Algo al rojo vivo y apasionado.
Me quito la capucha y me quito las botas de los pies.
Parece que quiere decir algo, pero lo corto.
—¿Zach?
—Sí.
—Estoy asustada.
—Porque no sé nadar. Nunca aprendí. Mi papá trató de enseñarme cuando era niña,
pero me asusté mucho. Pensé que me ahogaría. No podía dejar de llorar, así que me
trajo de vuelta a casa.
Zach está alerta ahora. Parece que va a salir de la piscina.
—Blue. Deja de hacer lo que sea que estés pensando.
Doblándome, me bajo los pantalones y salgo de ellos. Sus ojos recorren mi cuerpo
desnudo y digo—: Mi padre está muerto, Zach. Mi madre también —En esto, hace una
pausa, observándome cuidadosamente—. Ya no están aquí. No tengo a nadie en mi vida
a quien pueda acudir.
—Blue-
—Si salto al agua, no vendrán a salvarme. No pueden. Porque estoy sola.
Probablemente le parezca que estoy loca. Suicida.
No lo soy.
Sólo estoy enamorada de él. Y sé que, si se lo digo, romperá conmigo. Probablemente
me llamará patética o algo así y esta aventura secreta se acabará.
Lo sé en mi estúpido y maldito corazón.
—No vas a saltar al agua. Lo juro por el maldito Dios, Blue-
Lo corto otra vez.
—¿Me salvarás?
—No...
—Dime. Si salto al agua, ¿me salvarás?
Si me enamoro de ti, ¿me encontrarás?
GoR
De nuevo, un poco tarde para hacer preguntas, ¿no?
Ya he caído.
Sus hombros se mueven hacia arriba y hacia abajo en respiraciones espasmódicas.
Sus ojos están ardiendo, quemando mi cuerpo con su intensidad, su atención. Se siente
como si supiera lo que estoy preguntando. La verdadera pregunta. No la de mierda que
acabo de inventar.
Se siente como si fuera a decir que no.
276
—Sí.
El alivio se extiende a través de mis miembros. Alivio de que puedo hacer esto. Puedo
saltar y él no dejará que me pase nada.
Página
Tal vez esta es mi manera de enamorarme. Literalmente. Tal vez esta es mi manera de
decírselo. Y al pedirle que me salve, estoy fingiendo que él también diría te amo.
Me llama otra vez por mi nombre, pero no le hago caso.
Sólo corro y salto.
La salpicadura que hace eco suena como si viniera del interior de un túnel. El agua
me golpea justo en el pecho y siento un segundo de pánico antes de que sus fuertes
brazos me envuelvan. Su gran y fuerte cuerpo de salvavidas choca con el mío y me
agarro a él, jadeando para respirar.
No creo que haya estado sumergida por más de dos segundos. Aun así, siento como
si mis pulmones estuvieran llenos de agua y hambrientos.
Zach me abraza a él, me golpea, sus brazos me envuelven como bandas de acero
apretadas. En realidad, su abrazo hace que me sea más difícil respirar que lo que sentí
cuando salté a la piscina.
—No puedo... respirar —jadeo, agarrándome a él como un mono araña.
A mi pedido perturbado, él afloja su agarre, pero luego su mano se libera para
enredarse en mi pelo mojado y me echa la cabeza hacia atrás.
Me quemo con su furia mientras me mira.
—¿Estás jodidamente loca? ¿Qué carajo estás haciendo?
Sus palabras gruñidas se instalan en la proximidad de mi corazón y se enroscan como
dedos alrededor de mi órgano enfermo de amor.
—Quería averiguarlo.
Casi me sacude la cabeza por el pelo.
GoR —¿Averiguar qué?
—Lo que se siente. Caer, quiero decir.
Mi respuesta no le gusta. En absoluto. Me aprieta la cintura con brusquedad.
—Nunca, no, jamás, volverás a hacer esto. ¿Entiendes?
Quiero preguntarle cómo sabrá si doy otro paso. Se irá pronto.
Pero no soy tan cruel.
Me lamo los labios, me balanceo en el agua a pesar de que estoy pegada a él.
277
—Lo prometo —Entonces, una lágrima se escapa y susurro—. Es que extraño mucho a
mi mamá y a mi papá.
Página
—No quiero.
Pensé en su negación y sabía que sería una negación, mucho antes de que
pronunciara esas palabras, que se sentiría como una explosión.
Pero tal vez algunas almas se rompen en silencio. No hacen un ruido o incluso un
traqueteo. Mueren en silencio. En silencio.
—Quiero que hagas algo por mí —repito esas palabras.
Las que me dijo la noche en que me pidió que corriera y las usé un día después
porque quería que revelara nuestro secreto.
—¿Qué?
Me agarro a su cuerpo. Es raro estar en el agua. Me siento sin ataduras. Más ligera
y pesada al mismo tiempo. En mi agarre, él se aprieta también.
—Quiero que me beses —Sonrío ligeramente—. Aquí mismo en el agua. Bajo todas las
estrellas del cielo.
Su pulgar acaricia mi mejilla antes de inclinarse y besarme.
Es duro al principio. Una fuerte presión de su boca sobre la mía y luego comienza a
mover sus labios. Y el beso cobra vida.
Húmedo, caliente y ardiente.
En el fondo, siento a Zach moverse. Me aferro a su cuerpo mientras me ahogo en su
beso. Vamos a la deriva por el agua y luego siento algo en mi trasero. Un escalón de
cemento.
Zach nos ha hecho flotar hasta el final de la piscina y me ha sentado a salvo en uno
de los escalones, flanqueado por una barandilla plateada que conduce al agua.
Ahora que estoy en tierra firme, Zach rompe el beso para mirarme. Bloquea toda la
GoR luz, proyectando una sombra sobre mí en la forma de su gran cuerpo.
—Nunca volverás a hacer algo así, ¿sí?
—Lo prometo.
Le doy la respuesta que quiere, pero, aun así, la angustia de su cara no desaparece.
Se filtra cuando se inclina para besarme de nuevo.
No es tan cuidadoso o lento como lo era antes. Cierra su boca sobre la mía y yo la
abro debajo de él. Mis labios y mis piernas para permitirle entrar.
280
Sus duros músculos húmedos se sienten como una combinación perfecta. Se mueven y
se amontonan bajo mis manos errantes, alimentando mi necesidad de él.
Nos besamos y nos besamos hasta que ya no podemos besarnos más.
Hasta que necesitamos algo más.
Zach hace un trabajo rápido con nuestra ropa, bajando mi sostén para llegar a mis
pechos y empujando mis bragas a un lado para exponer mi agujero. Le ayudo con sus
baúles y en un instante, está dentro de mí. Se zambulle dentro y fuera mientras me chupa
los pezones y me da besos ruidosos por todo el pecho.
Le rasco los hombros, la espalda, los bíceps, lo que sea que pueda hacer mientras
me balanceo contra él, follándolo con todas estas emociones en mi corazón.
Me doy cuenta de que lo que siento por él es demasiado intenso, demasiado
apasionado, demasiado desgarrador y triste como para llamarlo amor.
Tal vez sea una tragedia.
O tal vez es un blues13.
Tengo el blues y por eso no puedo dejar de llorar.
Zach levanta la cabeza para ver que mis lágrimas recorren mis mejillas y le duelen los
rasgos. Lloro más fuerte cuando las lame con su lengua.
No dejo de llorar ni siquiera cuando escucho el agua salpicando a nuestro alrededor
y nuestros cuerpos se sienten flotantes. Están saltando y rebotando más de lo normal,
haciendo todo doblemente erótico.
Y cuando me vengo, también lloro, derramando mi tristeza en la lengua de Zach y mi
clímax en su polla.
13 Melancolía y tristeza
Capitulo 29
Está subiendo a la torre uno.
Esto nunca sucede. Nunca.
Durante el último mes, siempre he visto a Zach bajando las escaleras, pero nunca
subiendo.
Oh, Dios mío, esta es mi oportunidad. Una oportunidad de averiguar lo que está
pasando.
Pensándolo bien, no es asunto mío. Nunca me ha revelado nada. Quiero decir, si
quisiera que lo supiera me lo habría dicho.
Pero entonces, pensándolo bien, tal vez sea una señal.
Tal vez lo que le está pasando allí es tan horrible que no puede hablar de ello y esta
es mi oportunidad para averiguarlo. Apuesto a que sea lo que sea, su padre está
definitivamente involucrado.
GoR
Y si tengo razón, entonces lo voy a joder y ni siquiera estoy bromeando.
Él es la razón por la que Zach se ha sentido tan rechazado todos estos años. Es la
razón por la que Zach está lleno de tanto resentimiento y rabia.
El Señor Prince es un abusador y ¿no es mi deber defender a Zach en su contra?
¿Defender lo que es correcto?
Mis piernas empiezan a moverse antes de que termine de pensar.
Se supone que debo llegar a la torre tres y atender a los huéspedes, pero Tina está
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ahí arriba y puede mantener el fuerte un poco más de tiempo sin mí.
Subo rápidamente los escalones para que nadie pase y arruine mi plan.
Página
El pasillo con sus habitaciones cerradas se ve muy parecido a cualquier otra torre.
Aunque diré que es terriblemente blanca. ¿Y las luces de arriba? Son brillantes.
Es un pasillo muy duro. Me disgusta al instante.
De todas las habitaciones, hay una segunda a la derecha con la puerta entreabierta,
y me acerco a ella.
A través de una abertura, veo a alguien. Una mujer.
Es pequeña. Delgada como un riel y débil. Lleva un bata color melocotón y la cabeza
envuelta en un pañuelo beige. Está apoyada en la cama, con mantas que cubren la
parte inferior de su cuerpo.
Algo en ella es tan familiar y no me doy cuenta de lo que es hasta que toma un
respiro, sonríe ligeramente y luego comienza a toser.
Es la Señora. Prince, la madre de Zach.
Comienza con una tos suave que se vuelve más dura y violenta hasta que tiene que
quitarse las almohadas y toser en una servilleta.
Una servilleta que le dio Zach.
Casi me caigo en la puerta con shock, pero por suerte me atrapo. Aunque la empujo
suavemente para ampliar la brecha y poder ver claramente.
Zach se inclina sobre ella, su mano sobre su espalda, frotando en círculos,
tranquilizándola y los dedos de su madre están clavados sobre su otra muñeca como
apoyo. Unos segundos más tarde, su ataque de tos desaparece y ella se acuesta de
nuevo.
Puedo oír su respiración raída y ruidosa mientras intenta relajarse.
Zach tira la servilleta en un cubo de basura invisible, creo, antes de volver a la cama
GoR con un vaso de agua. Su madre la coge obedientemente, pero, aun así, él sigue
sosteniéndola. Tal vez porque piensa que ella no puede manejarlo. Y, por lo que parece,
no puede.
Todavía no puedo creer lo que estoy viendo.
¿No la vi bien arreglada y saludable en esa cena con los Howard hace unas
semanas?
En este momento, se ve desgastada. Sigue siendo hermosa, pero sus mejillas están
hundidas. Hay manchas oscuras en su piel. Sus labios están agrietados y hay una
cualidad huesuda y enferma en su comportamiento.
283
—¿Estás bien?
Ese es Zach.
Página
GoR —Sí, su maldita compañía. Todo se desmoronará sin él, ¿no? Ni siquiera puede
quedarse en casa para saber cuánto tiempo le queda de vida a su esposa.
Su madre lo mira fijamente.
—Deja de ser tan desagradecido. Y deja de usar malas palabras delante de mí.
¿Dónde están tus modales?
Se burla.
—Tu padre lo ha hecho todo por esta familia. Lo hizo todo por ti. Siempre ha querido
lo mejor para ti.
284
—Por el amor de Dios, Zachariah deja de ser tan mocoso. No puedo creer que le haya
hecho el caso a tu padre para que te quedes. Especialmente después de lo que le
hiciste. Especialmente después de todas las veces que me has decepcionado a través
de los años. No me hagas arrepentirme de dejar que te quedes.
Zach se ríe con dureza.
—Tú me pediste que me quedara, Mamá, porque sabías que tu marido no se quedaría
a tu lado ahora que ya no eres bonita y brillante. Ahora que estás enferma y se necesita
un ejército para hacerte perfecta para sus pequeñas fiestas, papá ya no te quiere. Ni
siquiera vendrá a casa porque no quiere ver en qué te has convertido. El hombre que
amas no te quiere, ¿entiendes? ¿No es por eso por lo que lo mantenemos todo oculto?
Como si el cáncer fuera una especie de crimen. Así que me defendiste para que me
quedara incluso después de todo porque no quieres morir sola.
Su madre lo mira con una barbilla temblorosa y tanto odio y angustia que mis ojos se
llenan de agua.
—Pero no nos detengamos en esas cosas —repite Zach, con sarcasmo. —Creo que a
mí también me gusta esta película.
Y así como así, toda la conversación desaparece.
Incluso si me quedo aquí durante años, sé que no hablarán más. Todas las cosas que
podrían haberse dicho el uno al otro, ya lo han hecho.
Esto es todo.
Esta es la razón por la que Zach odia el amor, ¿no? Esta es la razón por la que
nunca amará a nadie.
Una madre ensimismada que probablemente no le importaba cuando su hijo era
abusado. Un padre odioso que debería haberlo apoyado pero que eligió golpearlo.
GoR ¿Cómo puede Zach querer amor, de cualquier tipo, ya sea familiar o romántico,
cuando ha visto cosas así?
Me pregunto cuántas veces sus padres lo rechazaron antes de que se diera cuenta
de que el amor duele. Antes de que dejara de intentarlo y se convirtiera en un cínico.
Dicen que el amor es la cosa más poderosa del mundo.
Pero incluso el amor muere cuando lo pisoteas lo suficiente. No creo que sea capaz
de vivir algo tan tóxico y disfuncional.
Algo tan violento.
286
Mis ojos se dirigen a la muñeca de la Señora Prince otra vez, por la que Zach
preguntó.
Página
Es el mismo que el Señor Prince tenía la noche de la cena con los Howard.
La noche que descubrí lo jodidos que están los padres de Zach.
Capitulo 30
Lo estoy esperando en su habitación.
Le pedí a la Señora S que me pusiera en el turno de noche esta noche y lo hizo
porque una de las otras chicas no pudo hacerlo. Así que no es realmente allanamiento
de morada. Aunque usé una horquilla para abrir su habitación.
Estoy acostada en su cama y mirando las estrellas, todavía buscando a Orión,
cuando la puerta se abre.
Zach entra y yo me siento, con el camisón de mi madre. El que le gusta con un bonito
encaje alrededor del cuello.
A pesar de su dureza, le gustan las cosas femeninas. Mi pelo rizado, mi dulce olor, mi
suave estómago y mis pesados pechos. El encaje alrededor del cuello de mi camisón.
Sus ojos encuentran los míos cuando cierra la puerta.
GoR
—Hola —susurro.
Se quita los auriculares blancos lentamente mientras se acerca. Lleva una camiseta
sudorosa como una prenda de vestir pegada a su cuerpo, aferrándose a las curvas de
sus músculos.
—¿Has estado corriendo? —Pregunto.
Asiente con la cabeza, dejando caer su teléfono móvil en el vestidor.
—¿Has estado esperando mucho tiempo?
287
He estado esperándolo durante años. Pero eso no es nada comparado con todos
los años que lo esperaré, incluso cuando sé que nunca vendrá a mí.
—¿Alguien...?
—Nadie me vio —digo, cortándole el paso.
Nos encontramos en el medio de su habitación. Él mira hacia abajo y yo miro hacia
arriba y hay una prisa dentro de mí.
Un escalofrío. Un temblor. Un deslizamiento de tierra.
Tomo su mano y la pongo en mis costillas.
—¿Sientes eso?
Zach me mira fijamente a los ojos antes de mirar hacia abajo donde nuestras manos
se unen en mi estómago. Presiona su palma en mi suavidad, agarrándola como si no
pudiera evitarlo. Como una planta hambrienta y moribunda se agarra a la brizna de luz
solar.
—Estás temblando —dice.
—Sí. Son las mariposas.
Sus cejas se arrugan.
—¿Mariposas?
—Uh-huh. Tú me las das. Siempre lo has hecho —Trago, se me pone la piel de gallina
al despertarme por todas partes—. Desde el primer día.
Zach mueve sus dedos ligeramente. Yendo de un lado a otro de mi estómago como
si tratara de calmar las mariposas salvajes en el interior. Puedo oír el crujido de su áspera
palma sobre mi camisón en la tranquilidad de su habitación.
GoR
—No lo sabía —susurra, el sudor goteando en sus cejas.
Uso mi pulgar para limpiarlo.
—Solía odiarlas, pero ya no —Su mandíbula se flexiona y sus ojos se oscurecen. Más
intensos.
Ojalá pudiera decir que las amo, las mariposas, quiero decir. Pero tengo miedo.
Pero no puedo tenerlo. No esta noche. Necesito ser valiente.
Necesito confesarme.
288
No sobre el amor que le tengo, sino sobre lo que hice esta mañana. Cómo violé su
privacidad y lo observé con su madre.
Página
GoR Mete un dedo en el cuello de mi camisón, primero frotándolo sobre mi piel y luego
tirando de la tela y usándola para acercarme.
Descanso mi pecho sobre el suyo, ambos respiramos juntos e inclino mi cuello hacia
arriba.
—¿No deberías estar desnuda para eso? —él raspa, jugando con mi encaje ahora.
Asiento, me muerdo el labio.
Zach me da un apretón en el pecho y lo endurece antes de que yo pueda incluso
sacar mi próximo aliento y empujar mis bragas hacia abajo.
289
Como siempre, parece hipnotizado por mi cuerpo. Mis clavículas, mis pezones, mi
ombligo. El saliente de mis caderas. Esa abertura entre mis piernas. Mis dedos de los pies.
Página
Escucho su gemido y miro hacia arriba para verle tirar la cabeza al agua mientras
trabajo.
Página
Todo mi cuerpo se siente hinchado por mi lujuria y mi amor por él. Este altísimo príncipe
oscuro.
Me dijo una vez que, si quería, me haría su esclava y me tiraría al suelo tan rápido
que me sangrarían las rodillas.
Creo que eso es todo.
Ahora soy su esclava, arrodillada en la bañera de cerámica, sirviéndole. Aunque no
hay sangre por fuera, por dentro estoy sangrando con su amor.
Luego trabajo su saco, flexionándolo, enrollándolo en mis palmas.
Hace que su polla se mueva. Una perla de una gota se filtra por la parte superior y
se mezcla con las burbujas de su jabón de olor picante.
Cuanto quiero jugar con él, darle el alivio que necesita, me muevo más abajo.
Necesito mimarlo primero, mimarlo antes de darle su clímax.
Enjabono sus muslos, mis dedos escudriñando el vello en ellos. Lentamente, me muevo
hacia abajo y trabajo en sus pantorrillas. Los músculos en ellos, Jesús. Nunca pensé que
las pantorrillas pudieran ser sexy, pero lo son.
Lo son.
Cuando termino, me pongo de pie y sus fosas nasales se iluminan. Sus ojos se ven
drogados. Están oscuros y borrachos, completamente borrachos.
Antes de que pueda darle la vuelta, me agarra por detrás del cuello, tirando de mí
hasta su cuerpo enjabonado.
—¿Qué me estás haciendo? —susurra, excitado y enfadado.
Nuestros pechos se deslizan uno contra el otro por el jabón y se me pone la piel de
gallina sobre mi piel mojada.
GoR —Sirviendo a mi príncipe.
Su agarre vacila con la palabra y sé que significa algo para él. Yo cuidando de él
así cuando probablemente nadie lo hizo nunca.
Cuando me da un beso fuerte en la boca, sé que significa todo.
Hago que se dé la vuelta y que abra los brazos en la pared de azulejos, con la
cabeza inclinada.
Saco más jabón de la botella y sigo masajeando y enjabonando sus omóplatos y su
columna vertebral. Le meto los dedos en los hoyuelos de su espalda, le enjabono las
292
todo el jabón, me pongo de puntillas para masajear su cuero cabelludo. Hago un círculo
y froto sus músculos hasta que el agua corre limpia.
Zach abre los ojos, el agua le baja por la cara y él empuja su cabello hacia atrás,
todo brillante y lavado.
Mirándolo a los ojos, me arrodillo una vez más.
Su pecho se hincha mientras me mira con dominio y posesión. Algo de eso me pone
muy caliente para él. Tan hambrienta de traerle alivio.
Lo tomo en mi boca. Ha estado duro todo el tiempo, duro y goteando y no puedo
dejar que lo aguante más. Su eje se ve enojado y necesito calmarlo.
Balanceando mis manos en sus duros muslos, le chupo la polla.
Su sabor limpio y almizclado me hace querer cerrar los párpados y saborear esto,
pero no quiero perder el contacto. La conexión.
Pero lo que puedo hacer es gemir a lo largo de su cuerpo para que pueda sentir las
vibraciones. Y eso es lo que hago.
Gimo, chupo y parpadeo con los ojos necesitados. Abro la boca grande, grande,
más grande hasta que inhalo casi cada centímetro de él.
Y encima de mí, se está tensando. Sus abdominales se flexionan y él se mueve sobre
sus pies, inquieto. Sus gemidos son más fuertes que las salpicaduras de agua en su
espalda y en la bañera. Sus puños se están apretando más en mi pelo y sobre mi hombro.
En poco tiempo, se mete en mi boca como si se metiera en mi coño.
Me quita el placer en vez de dárselo yo. Y es el mayor placer que le puedo conceder:
dejar que me quite.
Le clavo las uñas en sus muslos, en su estómago. Vuelvo y le clavo las uñas en su duro
GoR trasero, haciendo que los globos se muevan.
Entonces, hago algo que nunca pensé que haría ni en un millón de años.
Rastreo el pliegue entre sus duras y musculosas mejillas, encontrando ese oscuro
agujero.
Zach se pone rígido sobre mí, sus empujes en mi boca pierden su ritmo. Pero me hago
cargo del trabajo de nuevo. Muevo mi boca, metiéndolo y sacándolo mientras mi pulgar
rodea su estrecho y apretado agujero.
Con mi otra mano, le palmo sus bolas de nuevo, las aprieto, las tiro y froto mi dedo
293
sobre el delicado perineo. Eso lo hace subir sobre sus dedos y palmear mi pecho derecho.
Mi corazón late contra mi pecho tan fuerte por la forma ilícita en que lo toco. La
forma en que está apretado, retorciéndose y gruñendo.
Página
Dios.
Es la cosa más caliente de la historia.
Me da el coraje de meter mi húmedo y resbaladizo pulgar dentro de él, dentro de su
estrecho agujero, mientras aspiro su polla en mi boca con una larga y dura chupada.
Y, con una gran sacudida de su cuerpo, me chorrea la lengua.
Pero si pensé que me dejaría marcar el ritmo, me equivoqué. Me agarra del pelo y me
quita la boca con una mano mientras la otra agarra la base de su polla elástica.
Zach la apunta a mi pecho y yo arqueo mi columna vertebral y empujo mis pechos
para que él se acerque. Su mano rodea su polla y él acaricia, acaricia, acaricia,
derramando su semen por todo mi pecho.
Cuerdas blancas y cremosas me cubren y se deslizan por la pendiente, cayendo
sobre mis pezones. No sé qué mirar, su orgasmo en mi cuerpo o en el suyo, jadeando y
vibrando.
Cuando termina, abre sus pesados párpados.
Nuestros ojos se conectan de nuevo, los míos sumisos y enamorados y, los suyos,
mezquinos y dominantes.
Apretando su mandíbula, me levanta y me obliga a ponerme de pie. Jadeando, miro
su dura cara.
—¿Crees que puedes tocar lo que no te di? —gruñe.
Me aferro a sus hombros.
—Sólo quería hacerte sentir bien.
Me estudia a fondo y me da un beso corto y duro en la boca.
GoR
—¿Sí? Bueno, espero que estés lista entonces.
—¿Lista para qué?
—Lista para ver realmente lo que significa servirme.
Zach no me da tiempo de absorber sus palabras antes de cambiar nuestras
posiciones y luego me da vueltas.
Ahora estoy frente a esa pared de azulejos, con el chorro de la ducha corriendo por
mi espalda. Me doy la vuelta para mirarlo cuando Zach me agarra de las caderas y me
294
Blue? Ambos.
La ducha me está mojando la piel, pero aún siento que mis poros están secos.
—Sí. Lo que quieras.
Se le escapa un fuerte aliento y deja caer su frente en la curva de mi cuello en un
gemido.
—Cristo, me estás volviendo loco, nena.
Giro mi cara y le beso el pelo.
—Tú también me vuelves loca.
Entonces mira hacia arriba, con los ojos encapuchados. Al besarme, se aleja de mi
cuerpo.
Manteniendo nuestros ojos conectados, busca el jabón, lo encuentra y se lo echa en
la palma de la mano. Lo enjabona, respirando alocadamente. Pero a diferencia de mí,
no me lava todo el cuerpo.
No, él va por mi trasero.
—Saca tu trasero —ordena.
Mirando a otro lado de sus intensos ojos, lo hago. Miro fijamente a la pared de
azulejos cuando siento sus dedos enjabonados en mi pliegue.
Jadeo cuando va a mi agujero apretado y lo rodea con sus dedos. Siento que
separa las mejillas para tener mejor acceso a él y apenas reprimo mi gemido. Mis uñas
se clavan en la pared cuando me pide que me relaje.
Aun trabajando en mi agujero, presiona su pecho contra mi espalda y me chupa el
lóbulo de la oreja. Yo gimo, dejando caer mi cabeza hacia atrás y apoyándola contra
él.
GoR Tal vez ya estoy lo suficientemente relajada porque me mete el dedo dentro,
girándolo.
—Zach, yo...
—Shh, relájate. No te haré daño. Nunca te haré daño, ¿de acuerdo?
—Está bien.
—Empuja hacia atrás.
Me lleva un segundo darme cuenta de lo que quiere decir empujar hacia atrás, no
296
Ya me lo ha dicho antes, pero esta vez lo siento en mi alma. Sé que se refiere a ahora.
Quiere decir que irá despacio. Pero finjo que lo dice emocionalmente y lo dice para
siempre.
—Lo sé —respondo. —Ahora mételo.
Un tic de labios.
Y entonces, siento la presión. Tengo que apartarme de él y apoyar mi frente en la
pared.
Tal vez me estoy cayendo de miedo porque siento a Zach tratando de entrar, pero
aún no me ha penetrado. Siento que se acerca y juega con mi clítoris otra vez. Me hace
temblar con lo hipersensible que estoy.
—Retrocede, Blue —susurra—. Déjame entrar, nena.
Algo en el tono engatusador de sus palabras y ese malvado dedo en mi clítoris me
suelta de nuevo y se las arregla para meter la corona de su eje.
—Dios —gimoteo, jadeo.
Zach deja caer su frente sobre mi hombro y muerde la piel.
—Maldito Cristo...
Sus caderas se mueven, con un solo y corto golpe, pero ambos lo sentimos demasiado
con la forma en que nos quejamos.
—Estás tan apretada. Tan, tan apretada. No puedo...—él raspa.
Escucho la agonía en su voz. Me recuerda tanto a la noche en que me quitó la
virginidad y estaba tan preocupado por lastimarme que me acerco y le acaricio el
cabello.
Y me echo más hacia atrás, dándole la bienvenida más profundamente.
GoR
Zach maldice, sus caderas se mecen lentamente, muy lentamente en mí. Dentro y fuera.
Apenas hay ritmo, pero, aun así, siento que estoy a punto de estallar.
Siento que podría venirme así. Con sus frágiles y cuidadosas bombas y su dedo en
mi clítoris.
Pero entonces, deja mi clítoris para agarrar mis caderas y mantenerme firme. Hasta
entonces, no me di cuenta de que me estaba balanceando, que mis piernas eran
demasiado débiles para sostenerme.
Con sus manos en mis caderas, Zach encuentra un mejor ritmo. Sus embestidas son
298
más largas ahora, más profundas, pero aun así suaves y lentas.
Puedo oír su respiración ronca. Está encordado como un arco. El placer es demasiado
Página
Y sonrío.
Lo amo tanto.
Tanto, tanto.
Si esta es la única forma en que puedo decírselo, entonces, está bien.
Puedo vivir con eso.
Te quiero, Zach. Pero nunca te lo diré.
El pensamiento me hace venir una vez más. Ni siquiera sé qué número de orgasmo es
éste. He perdido la cuenta.
Mientras Zach se estremece dentro de mí con su propio clímax, me doy cuenta de
que también perdí el secreto que quería contarle. No puedo recordar cuál era.
Un segundo después, no puedo pensar en nada excepto en ir a dormir.
GoR
301
Página
Capitulo 31
Aunque no recuerdo haberme quedado dormida me despierto sobresaltada en
medio de la noche, estoy en la cama de Zach desnuda y temblorosa como un fideo, la
habitación está oscura y la única luz encendida es la del baño. Hay una sábana sobre
mí gracias a Zach, creo. Pero él no está a mi lado. Miro a mi alrededor y lo encuentro
en su sillón junto a la gran ventana de cristal, la noche es oscura con estrellas brillantes
y supongo que es más de medianoche.
—Hey —susurré sentándome y agarrando la sábana a mis pechos. Todavía puedo
sentirlo a él entre mis piernas y a su cuerpo.
Zach estaba desnudo también, los músculos formaban diversas siluetas por la luz
plateada de la luna; sus muslos eran anchos y sus codos descansaban sobre ellos
mientras su mirada se posaba en mí.
Oh no.
GoR
Su mirada no descansaba, de hecho, había confusión en ella y una extraña
intensidad que brillaba más en la oscuridad.
—Me amas —dijo.
Mi lánguido, cálido y jodido cuerpo sintió frío ante sus palabras, igualmente frías,
muertas y entumecidas.
—¿Qué?
—Me amas —repitió como si estuviera tratando saborear las palabras de su boca
302
para explotar.
—¿Segundo día de qué?
—Cuando destruí tu cuaderno... ¿Me amaste entonces, también?
—Yo…
—O el tercer día, cuando le pedí a uno de mis amigos que te hiciera una broma de
camino a clase... ¿O el cuarto? ¿Y el quinto? ¿Me amaste durante los años de humillación
y bromas que te hice? Todas las veces que pude haberte salvado con un solo movimiento
de la mano y no lo hice. ¿Cuánto me amaste entonces? ¿Y cuándo arruiné tu baile de
graduación? ¿Me amaste esa noche cuando viniste a darme un pedazo de tu mente?
¿Fue amor cuando me dijiste cuánto me odiabas y cómo te empeoraba cada día?
¿Cómo hacía una peor versión de ti?
Pensé que no me afectaría esto, que podría salir con dignidad mientras me
interrogaba sin llorar ni una vez. Pero ya estaba derramando lágrimas. Me bajaban por
las mejillas, silenciosas, pero siempre fluyendo y Zach me miró atónito.
—Yo... lo hice —asentí en respuesta—. Te amé después de todo eso. No lo sabía
entonces, pero te amaba. Cada vez que tú o tus amigos me hacían algo, me dolía. Me
hizo enojar. Solía llorar mucho. Solía planear la venganza y pensé que era porque te
odiaba. Pero era porque te amaba y el chico que amaba era incapaz de amarme en
respuesta. Así que sí, te amé a través de todo eso. Mi odio por ti era sólo un tipo de
amor que estaba enfadado, solitario y magullado.
Era difícil mirarlo después de confesar todos esos sentimientos dentro de mí, todas
las cosas que me habían confundido a lo largo de los años; eso me hizo sentir agitada
cuando él estaba cerca.
Pero de alguna manera, seguí mirándolo.
Seguí mirándolo, arrepintiéndome en el instante ya que ví algo en sus rasgos que
GoR
jamás había visto. Al menos nunca cuándo yo estaba a su alrededor.
Asco.
Zach está asqueado de mí.
—Jesucristo —se lamió el labio inferior mientras movía la cabeza—. Te vuelves aún
más patética conforme más te conozco.
Me estremecí.
304
¿Verdad?
Agarré su muñeca sacándola de mi mandíbula, yo también me levanté un tramo de
Página
la cama, haciéndome ver más alta. Si voy a tener esta discusión con él desnudo entonces
tendré que tomar mi sábana alrededor mío y me pondré de pie.
Podría ser más pequeña, pero al menos recuperaré mi dignidad. Porque todo tiene
sentido. Todo está muy claro ahora. Sabía por qué no quería hablar de sus razones
para volver y no tenían nada que ver con la enfermedad de su madre, sino con él.
—No te preocupa que diga algo sobre tu madre. Te preocupa que yo sepa por
qué has vuelto. Te preocupa que la gente se entere de que has vuelto para cuidar de
tu madre moribunda. No quieres que sepan que pasas tus días con ella, encerrado en
su habitación, ayudándola a superar sus ataques de tos. Haciéndole compañía.
—Cállate.
Ví como su cara se enfadaba más, pero no me detuve, no podía.
—Eso es lo que haces, ¿no? Te sientas con ella y ves televisión sin sentido. Sólo para
que tenga a alguien a su lado. ¿Por qué haces eso, Zach?
Se inclinó sobre mí como una nube negra.
—Si no cierras la boca ahora mismo, yo te la cerraré. Y no te va a gustar cómo lo
hago.
Sus amenazas no significaban nada para mí.
No tengo miedo. Tal vez debería tenerlo, pero no puedo tener miedo cuando he
descubierto algo tan simple sobre él.
—Lo haces porque amas a tu mamá —lo miré con los ojos entrecerrados—. Y tú odias
eso. Odias amar a una mujer que nunca te ha puesto en primer lugar, que nunca te ha
amado. ¿No es así? Tu padre es un abusador. Por lo que vi, a tu madre no le importa y
tú odias estar aquí para ella.
GoR Y ahora que he conectado todos los puntos, no puedo dejar de hablar.
—Todo este tiempo he pensado que estás demasiado dañado por y para el amor.
Ya sea para quererlo o para darlo. Pensé que la forma en que creciste, lo perdiste. Esa
capacidad de ser abierto y vulnerable a alguien y no te habría culpado. Tuviste una
infancia de mierda. Pero de alguna manera, ese no es el problema. ¿O sí Zach? El
problema no es que no puedas amar. El problema es que sí puedes. Puedes amar. No
estás dañado. Al menos no hasta el punto de que seas incapaz de hacerlo. Por eso no
le dirás a nadie por qué estás aquí. No quieres que nadie sepa que después de todo,
todavía amas a tu madre. ¿Por qué? Porque crees que te hace débil, ¿no es así? Te hace
patético.
306
Sacudí la cabeza cuando lo vi bajo una nueva luz, no podía creer que no lo
hubiera descubierto antes. No me di cuenta de cuán víctima sigue siendo.
Página
—Dios, Zach. Tu mundo sigue girando alrededor de tu abusador. Sigues tan envuelto
en lo que hicieron que no has sido capaz de seguir adelante. Sigues tan enojado y con
tanto rencor, pero tienes que seguir adelante, Zach. Estás arruinando tu vida por culpa
de ellos. No puedes...
Mis palabras se detuvieron cuando Zach se movió.
Se acercó a su tocador todavía desnudo, pero de alguna manera tan poderosa;
sus músculos se tensaban. Sacó algo de ahí mientras giraba a dármelo, todo con
movimientos bruscos.
Es una camiseta.
Ni siquiera tengo tiempo de darme cuenta de mi confusión cuando él retrocede a
zancadas y me agarra el brazo con un fuerte apretón, sus ojos maniáticos y su
respiración salvaje.
—Zach…
Tiró de mi brazo, mientras empezaba a caminar, arrastrándome detrás de él.
—Zach, ¿qué estás haciendo?
Estaba tropezando y mis pies se estaban quedando atrapados en la sábana,
quería levantarla, pero mi mano estaba envuelta para mantenerla en su lugar junto con
la camiseta que me dio. Un segundo después y antes de que pueda reaccionar con la
sábana enredada abre la puerta y da el tirón más duro, empujándome fuera de su
habitación.
¿Acaba de...echarme?
Me doy la vuelta para encontrarlo en el umbral.
—Ponte algo y permanece fuera.
GoR Cerró la puerta de golpe, dejándome envuelta en su sábana y agarrando su
camiseta.
Garras de pánico atraviesan mi garganta y mi estómago, estoy temblando
frenéticamente. Me doy una rápida mirada y luego al pasillo vacío y poco iluminado.
Creo que voy a vomitar.
Tengo tanto frío y la única cosa caliente en mis manos es la prenda que él me dio.
No sé cuánto tiempo estuve ahí, temblando, mirando a su puerta y todavía en
307
Tomé su camiseta al pecho y por pura memoria muscular, localicé un tocador unas
cuantas puertas más abajo entrando inmediatamente y dejando caer la sábana al suelo
para ponerme su camiseta. Hay un espejo a mi derecha, pero tengo miedo de mirarlo.
No quiero ver mi cuerpo dañado y vandalizado. Inclinándome, tomé la sábana y la
envolví alrededor de mis hombros.
Entonces empiezo a caminar, mirándome los pies, de pronto un salto emergió
cuando escuché más choques y un vaso rompiéndose.
Curiosamente coincidían con los sonidos de caos dentro de mi cuerpo.
No recuerdo haber bajado las escaleras o haber caminado por la mansión dormida,
hasta que me encontré en el ala de la servidumbre y de pronto una luz se encendió.
Era fuerte y me hizo entrecerrar los ojos.
—¿Cleo?
Era Maggie.
—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? No estabas en tu habitación.
Aun temblando la miré con los ojos llenos de lágrimas.
—Yo estaba en su...
Sus ojos se abrieron mucho cuando se dio cuenta de lo que quería decir.
—¿La del señor Zach?
Asentí con la cabeza.
Me agarró de los hombros.
—¿Te... te hizo algo?
GoR —Me rompió el corazón.
De repente recordé lo que me dijo esa adivina, Dove. Que podía cerrar la palma
de la mano que sostenía a mi corazón y estrangularlo con sus dedos.
Creo que acababa de hacer eso.
Asesinó mi corazón con sus propias manos.
—¿Qué?
—Pero supongo que yo rompí sus reglas primero.
308
GoR
309
Página
Capitulo 32
El Príncipe oscuro
Tomo el cuaderno enterrado bajo el colchón, en el que he estado escribiendo su
nombre tirándolo contra la ventana de cristal, gruñendo.
El golpe no es satisfactorio así que a continuación lanzo la silla contra la pared.
Luego el escritorio, la cómoda, mi mochila, las almohadas, las sábanas, la lámpara.
No lo entiende, ¿verdad?
Si no tengo ira, si no tengo mi venganza, mi odio, ¿entonces qué tengo? ¿Dónde
está la maldita justicia por todo lo que me han hecho?
Soy tanto el testigo como la víctima de todos los crímenes que han cometido. Si
sigo adelante, entonces toda la mierda que pasé, todo eso desaparecerá.
GoR
Están libres de culpa entonces por haberme jodido. Por hacerme sentir pequeño,
inútil y miserable.
¿Verdad?
No es así.
Nunca se librarán. Nunca los perdonaré.
A la mierda con seguir adelante. Al diablo con ser la persona más grande.
Tomo cualquier cosa y todo lo que pueda tener en mis manos hasta que todo lo
310
Siempre te he amado...
Su voz me causa dolor en el pecho. Es tan intenso que me pongo de rodillas.
No quiero su amor.
No lo quiero.
¿Entonces por qué coño duele tanto?
GoR
311
Página
Capitulo 33
Estaba fumando.
No creo que haya fumado desde que le robé el paquete ya que al final aceptó
las pastillas de tabaco para mascar que le compré, aunque no lo había visto usarlas
más de un par de veces.
Tampoco había visto nunca a Zach con traje.
Ahora llevaba uno.
Era negro y brillante, esos pantalones y esa chaqueta con una camisa blanca
debajo. El cuello está abierto y probablemente abierto de un par de botones de arriba
también. Era difícil de decir desde aquí, Había mucha gente entre él y yo.
El salón de baile estaba lleno.
Era otra fiesta; era el aniversario del Señor y la Señora Prince, una verdadera
celebración de amor con todas las rosas rojas y los corazones de cristal para decorar.
GoR Habían estado planeando esta fiesta durante semanas, así que no fue una sorpresa,
pero aun así, me sentía como si me hubieran golpeado con todo el amor que se estaban
mostrando descaradamente.
Era curioso cómo una noche podía cambiarlo todo.
Una llamada telefónica podría significar que tus padres están muertos y tres
pequeñas palabras podrían hacer que te echen de una habitación, en medio de la
noche, todo desnuda.
Veo a la señora Prince a lo lejos, charlando con un grupo de damas muy
engalanadas, pesadas y con vestidos caros. Ella lleva un vestido color de rosa, otra vez
312
el color del amor, que igualmente parece caro, con un aspecto nuevo y brillante y lo
más importante, saludable. Aparentemente, el maquillaje puede ocultar muchas cosas,
Página
aunque no puede ocultar lo frágil que se ve, además de delgada y cuándo sonríe sus
ojos artificialmente maquillados parecen vidriosos. Pero supongo que esta gente no está
mirando aquello.
A nadie aquí le importa una mujer que se encoge y desaparece de cada evento,
y una chica de pelo azul cuyos ojos pueden parecer un poco más hinchados de lo
normal para los seres humanos. En mi defensa, he conseguido estar tranquila y no
romperme en medio de la habitación como esperaba. Mis piernas tienen la fuerza para
llevarme y mi cerebro tiene suficiente sentido para sonreír y detenerse, así como de
presentar la bandeja llena de copas de champán en los momentos apropiados.
Maggie quería que llamara para avisar que estaba enferma, dijo que sería bueno
que durmiera un poco y descansara, después de la noche que había pasado, después
de todos los sollozos y llantos como si el mundo se acabara.
Y tal vez lo hizo.
Tal vez sea el apocalipsis.
El sol ha quemado la tierra y toda la vida está muerta, excepto algunos
desafortunados como yo que están vivos para ver al amor de su vida transformarse de
nuevo en el abusador que solía ser. He estado caminando en círculos por la habitación
llevando mi bandeja y hasta ahora he evitado ir al lado de Zach. Él está escondido en
un rincón junto a las puertas francesas que dan a la hierba y al cielo estrellado.
Y no está solo.
Está con su antigua pandilla.
Como el príncipe que es, Zach está en el centro del círculo con la espalda
apoyada en la pared. Se mantiene mirando por las puertas francesas de vez en cuando,
llenando de humo sus pulmones y bebiendo champán. Ashley está a su derecha, parada
súper cerca, tan cerca que con cada respiración sus pechos tocan su brazo. Quiero
decirle que él es un demonio que le gustan los pechos grandes —un sujeto con
GoR
necesidades simples— pero no lo hago, quiero dejar que lo averigüe por las malas.
A su izquierda está Rob, solía ser el más hablador del grupo y también es el que
me había hecho tropezar en mi segundo día en St. Patrick. Nunca había visto a Zach
estar cerca de alguien, pero si tuviera que elegir, diría que estaba más cerca de Rob.
O al menos, Rob se ocupó de eso porque nunca se apartó de su lado, luego estaban
Chase, Alex y Samantha formando una especie de semicírculo y honestamente me había
olvidado de ellos. Samantha solía seguirle la pista de Ashley y Chase repetía cualquier
cosa que le dijeran mientras que Alex se reía.
Y Zach era el más callado. Miraba atento a todo, pero nunca decía nada.
313
Ahora viéndolos juntos todos crecidos y vestidos con ropas caras, todos parecían
réplicas de los demás. Altas, rubias, hermosas y hechas del mismo tejido de crueldad.
Página
desagradable.
—No lo sé. No puedo decidir si dar las gracias o darte un rodillazo ahí abajo —dije
a lo que su sonrisa se desvaneció de su cara.
Página
Estoy lista para regresar después de eso ya que seguro están felices y contentos
de humillarme, así que espero que ahora me dejen en paz. Pero supongo que todavía
tienen más que dar, porque de repente oigo un lento charco formándose a mis pies. Miro
hacia arriba para encontrar la fuente, es Ashley quien se burla de mí mientras derrama
su bebida en el suelo.
—Ups. Soy torpe, ¿recuerdas? —se encogió de hombros con los ojos abiertos.
—Sí y también un pony de un solo truco.
—Está bien, Ash. Creo que podemos hacer que lo limpien. —es el turno de Samantha
de encogerse de hombros y agrandar sus ojos.
—¿Verdad? ¿Quiero decir, estoy segura de que está incluido en la descripción de
tu trabajo? —Ashley añadió.
La miro a ella y luego al charco a nuestros pies que estaba extendiéndose, tocando
mis prestados Mary Janes y los de Zach de cuero negro pulidos y brillantes, como el
resto de él.
Trago sacando una servilleta del pequeño delantal atado a mi cintura para estas
emergencias.
Bien, Cleo, puedes hacerlo. Esto es como limpiar cualquier desastre normal.
Mordiéndome el labio, me pongo de rodillas sintiendo cómo el suelo me golpea con
fuerza, aunque me lo esperaba. Mi bandeja está vacía ahora, así que la dejo a mi lado
y me pongo a trabajar. Extiendo la servilleta sobre el charco y escucho risas desde
arriba. Pero no me concentro en eso. Nunca se trató de sus risas o insultos o burlas.
Siempre se trató de él.
El tipo que no haría nada para detenerlo. Como ahora.
GoR Saco la servilleta para absorber todo y luego limpio el resto con el rincón seco, mis
nudillos golpean el extremo puntiagudo de sus zapatos y me devuelve al día en que
encontré mis libros destrozados y desparramados en el pasillo.
Un Zach de doce años se me acercó ese día también, lo vi. Primero los zapatos
pisando las páginas y cuando levanté la vista, me sonrió. Fue tan cruel ese día, aquel
chico del que me había enamorado a primera vista y esta noche también. Mientras miro
hacia arriba, lo encuentro mirándome fijamente, pero en lugar de sonreír, su cara está en
blanco y su mirada está ardiendo. Tal vez también esté recordando ese día de hace
mucho tiempo, o tal vez está pensando en cómo lo bañé ayer y cómo me senté en mis
talones y lo tomé en mi boca, amándolo.
317
—Así que estos... se llaman pechos. Es difícil saber qué son cuando no los tienes tú
misma —dije mientras desabrochaba los dos botones superiores y seguía hablando—.
Pero estoy segura de que, si se lo pides a tu padre amablemente, te comprará un par.
Página
Por otro lado, a Rob, Chase y Alex les digo—: Dejen de ser pervertidos y dejen de
coquetear con las sirvientas. Los tipos como ustedes envejecen para ser el tipo de
hombres espeluznantes de mediana edad que me obligará a usar polvos pica pica. No
quieren que use polvos pica pica en ustedes, ¿verdad?
Me miran fijamente con los ojos abiertos y finalmente me dirijo a Zach mirándolo
fijamente a los ojos. Me desato mi cabello, despeinándome lenta y metódicamente. Con
cada nudo que sale, siento que puedo respirar de nuevo. Cuando termino de soltarme
el pelo, lo sacudo y le lanzo una sonrisa.
—Renuncio, oh —me dirijo a una sorprendida Ashley—. ¿Y la forma en que te frotas
en el brazo de Zach? Eso no va a funcionar. Le gustan las chicas más curvilíneas con
pechos más grandes. Ya sabes, alguien como yo.
Con eso, doy vuelta y salgo del salón de baile, descalza y con mi largo pelo azul
balanceándose en mi espalda. Cuando llego a la salida, veo una solitaria copa de
champán y la tiro. Puede que esté un poco en shock porque no siento ni una pizca de
arrepentimiento.
Sin arrepentimientos. Ni uno solo.
No voy a recuperar mi casa y bueno, no la quiero. No va a traer de vuelta a mis
padres y tengo que cortar los lazos alguna vez.
Tengo que ir a buscar... mi vida.
Mientras camino por el pasillo, decido que voy a hacer ese viaje por carretera. Lo
juro por Dios. No más excusas.
¿Y qué si nadie sabe mi nombre ahí fuera? ¿Y qué si estoy sola? Me tengo a mí
misma y tengo mi auto azul.
GoR Estoy caminando por el pasillo pasando por una habitación cuando de repente
escucho un choque, no el tipo de choque violento que escuché en la habitación de
Zach anoche, pero, aun así. Es un choque creo, porque va seguido de un gemido. Me
detengo y me arrastro hacia la puerta sorprendiéndome de encontrarla abierta cuando
giro el pomo. Por alguna razón, siento que lo que sea que esté pasando ahí dentro es
algo que sucede detrás de puertas cerradas.
Y tengo razón.
Abrí la puerta y metí la cabeza para ver a la supuesta pareja feliz cuyo amor se
está celebrando allí.
319
más peligrosa. El señor Prince se eleva sobre su pequeña y delgada estructura y su mano
se envuelve alrededor de la misma muñeca por la que Zach preguntaba ayer.
Le dice algo, pero en voz baja que ni siquiera yo puedo oír, y cuando ella responde
algo de manera vacilante, él se lo da.
Oh, Dios mío.
La golpea, le da una bofetada en la mejilla y ella apenas hace ruido, un gemido;
eso es todo, incluso más bajo que el que yo escuché.
¿Cuántas veces la ha golpeado para que no hiciera ruido? ¿Para qué se esté
callada? Parece que va a golpearla de nuevo y me sorprendo entrando por la puerta.
—Aléjate de ella —le grité mientras lo ataco.
Ambos parecen sorprendidos por mi repentina aparición, sorprendidos y
descontentos. Pero no me importa.
—¿Qué coño te pasa, viejo cabrón? —lo empujé del pecho cuando llegué hacia
él—. ¡Es tu mujer! Y está enferma.
El padre de Zach se congela, pero sólo por un segundo ya que después gruñió y
me atacó, me empujaba en consecuencia de mi acción y Dios, me dolió. Mi pecho se
siente maltratado y él sólo me ha empujado unos pasos hacia atrás.
—Eres un abusador, ¿lo sabías? Un maldito abusador y te voy a joder tan mal —dije
mientras trataba de acercarme nuevamente a él con mis puños y palabras, respirando
con dificultad.
Le doy un puñetazo en la cara para mostrarle lo que quiero decir. Su cabeza gira
hacia un lado, pero se recupera muy rápido.
—Perra —me gruñó.
GoR Oigo a la mamá de Zach gritando en el fondo. Basta, no lo lastimes. ¿Quién dijo
que podías venir aquí?
Pero entonces, mi audición se va a la mierda.
El padre de Zach me da una fuerte bofetada que me envía contra el suelo,
chocando y lastimando mis rodillas haciendo que me saque el aliento.
Me toma unos momentos recuperarme.
Unos momentos para recuperar el aliento y unos momentos para darme cuenta de
que voy a vivir a través del dolor paralizante. Así como reúno suficiente energía para
320
pensar en sentarme y volver a hacerlo con el señor Prince, alguien está a mi lado.
Son Tina y Grace.
Página
Las dos me están sosteniendo, preguntándome si estoy bien, pero todavía estoy un
poco desorientada. No supe cómo es que podían estar aquí a mi lado. Deberían estar
en la fiesta.
No pude calcular los ruidos que vienen de la distancia.
Parpadeé tratando de concentrarme mientras jadeaba dolorosamente, fue ahí
cuando vi a Zach. Estaba inclinado sobre su padre, a horcajadas de él en realidad y
le está dando un puñetazo. Repetidamente. Una y otra vez. Sus golpes eran feroces y su
brazo ondulaba con furia. Dios, daba miedo así. Tan enojado y desenfado.
Casi me sentí mal por su padre.
En algún lugar a un lado oigo a la señora Prince gritando, algunos de los miembros
del personal la están reteniendo y unos pocos están en camino hacia Zach,
probablemente para hacer lo mismo.
—Zach —susurré con desahogo.
No había forma de que pudiera oírme, pero lo intenté de nuevo de todas formas.
—Zach, detente.
Su padre no se movía y estaba segura de que lo había matado o si no, entonces
lo haría.
Abrí la boca para decírselo de nuevo cuando se detiene abruptamente.
—No vuelvas a tocarla nunca más. ¿Entiendes? Nunca más. Porque te mataré con
mis propias manos, como debí hacerlo hace tres años. Y esta vez, mamá no vendrá a
salvarte —dijo mientras jadeaba agarrando el cuello de su padre. Que estaba vivo,
gracias a Dios.
Su padre no le respondió y dudo que pueda. Zach lo deja ir con un tirón y se puso
de pie, antes de girar hacia mí como una brújula que siempre apunta al norte. Sus ojos
GoR brillaban de miedo dando un paso hacia mí, pero entonces se desató el infierno, la
habitación se convirtió en un caos cuando los policías irrumpieron. Alguien debió haber
llamado al 911. Cuando entraron lo primero que hicieron fue comprobar el estado de la
habitación, mientras que hablaban con una señora Prince que lloraba y empezaron a
dar órdenes. Y antes de que pudiera levantarme, se llevaron a Zach. Pasó tan rápido
que me dejó mareada y con náuseas. Uno de ellos se acercó a mí diciéndome que
necesitaba que hiciera una declaración una vez que terminase con el doctor.
—¿Hay un doctor? —pregunté sorprendida y tantas otras cosas que ni siquiera pude
comprender ahí mismo—. ¿Qué...? ¿adónde se llevaron a Zach?
321
—Se lo han llevado para interrogarlo —dijo—. No tienes que preocuparte por eso.
—Pero él estaba...
Página
GoR
322
Página
Capitulo 34
No presenté cargos contra el señor Prince, pero me preguntan si quiero hacerlo,
aunque creo que esa solo fue sólo una formalidad, esto es Princetown; no creo que nadie
pueda tocar a los Prince.
Me preguntan qué vi y cómo surgió todo, a lo que yo les hablé de la bofetada del
señor Prince y de las sospechas que tenía sobre el abuso, las muñecas de la señora
Prince, que estaban aparentemente marcadas.
Aunque la señora Prince afirmó que ataqué a su marido sin ninguna razón. pero
supongo que cuando su marido empezó a empujarme la gente ya estaba en la puerta
por todo el ruido, corriendo a mi rescate y vieron realmente lo que pasó. Sin mencionar
que hay otra gran huella de su mano en sus mejillas maquilladas.
Tardaron unas horas en interrogarme y volver a hacerlo antes de dejarme ir. El
doctor ya me había dado el visto bueno, diciendo que todo lo que tenía era un pequeño
labio roto y que necesitaba tomarlo con calma.
GoR Antes de irme, les pregunté sobre Zach y sobre lo que le va a pasar. Uno de ellos
me dio una respuesta brusca, diciendo que sería retenido más tiempo para el
interrogatorio y que eso era todo lo que necesitaba saber. El policía que me escoltó me
dio la verdadera primicia, porque es joven y tal vez novato y cuando le digo que soy
del lado sur, se anima a decirme.
—Era violento. No hay duda de ello, y dijo algunas cosas que podrían ser usadas
en su contra.
—¿Cómo qué?
323
nada vaya a atacar, hay gente que vio cómo le atacaban y la mayoría confirmó que
actuaba en su defensa. Es sólo una mierda burocrática.
Estaba tratando de salvarte.
—Dijiste que la mayoría de ellos. ¿Por qué no todos?
Aprieta los labios.
—Es su madre, ¿no? Ella insiste en que lo hizo por despecho.
Su silencio lo confirma.
Dios, esa maldita mujer.
Antes de que pueda seguir hablando, veo a Maggie y Tina caminando hacia mí,
las dos parecen preocupadas y en cuanto llegan a mí, estallan con todas las preguntas
mientras tratan de alejarme del policía y me ayudan a salir del edificio. El edificio donde
Zach está siendo retenido para ser interrogado.
En Las Pléyades, Tina me pone en la cama y Maggie me trae el té tendiéndome una
pastilla para el dolor que honestamente, no siento en absoluto. Pero la tomo de todos
modos, esa noche no duermo para nada dando vueltas y vueltas, pensando en dónde
podría estar Zach.
Si ha vuelto o si está bien.
Por la mañana, me entero de que está la cárcel, y se va a quedar allí durante el
fin de semana. Estoy en la isla de la cocina cuando escucho las noticias, mientras salto
fuera del taburete cuando Maggie viene y me detiene.
—No vas a ir a ninguna parte. Tienes que cuidarte a ti.
—Pero...
—Él va a estar bien. Fuimos a la estación, todos los miembros del personal superior,
GoR y dimos nuestra declaración sobre cómo el señor Prince ha sido abusivo en los últimos
años. No retendrán a Zach por nada. Sólo están tratando de hacer valer su peso.
La miré con incredulidad.
—¿Sabías lo del abuso?
—Sí. Todos los antiguos miembros del personal. Lo sabíamos —dijo mientras suspiraba
tristemente asintiendo.
—¿Por qué no dijiste nada?
324
—Porque sólo somos... el personal. Nadie nos habría creído. Además, la señora Prince
nunca presentó cargos. Somos nosotros contra ellos. Ellos son los dueños de esta ciudad.
Esta vez, sin embargo, hubo testigos, pruebas. Hay marcas en su piel. No estoy segura
de que sirvan para nada, pero despertará sospechas.
Página
—Sí. Vas a dejar esta ciudad y te vas a ir a un lugar muy bonito. Tal vez una ciudad
u otro pueblo donde haya lagos y montañas y haya tanto cielo, y el invierno. Nieve, tal
vez. ¿Te gusta la nieve? —seguí, besando su segundo dedo.
Página
*****
Es lunes.
El día que me voy y el día que dejan ir a Zach.
Lo estoy esperando afuera de la estación de policía, hoy parece ser una mañana
calurosa con un sol abrasador y una humedad chisporroteante. Pero luego me recuerdo
a mí misma que no importa. No voy a estar aquí para eso. Hoy cruzaré la línea e iré al
norte. A algún lugar invernal y nevado para poder enviarle a Art todas las fotos.
Mis ojos están clavados en la entrada mientras espero al otro lado de la calle, y
tan pronto como se abre y revela al tipo que he estado esperando, salto del
parachoques de mi auto azul.
GoR
Los ojos de Zach se dirigen inmediatamente a mí y hace una pausa a mitad de
camino.
No me esperaba, supongo.
Oh bueno, me gusta sorprender a la gente.
Una vez que supera el shock inicial, comienza a moverse. Sus largas piernas saltan
por las escaleras y se comen el asfalto hasta que se pone de pie ante mí.
—Hola —susurré, frotando mis palmas sudorosas a lo largo de mis muslos.
327
Llevaba mi camiseta y pantalones cortos habituales junto con mis botas de cuero
y él está en su ropa de la noche de la fiesta, la camisa blanca manchada y arrugada
y medio metida en su pantalón negro, su chaqueta de traje cubierta sobre su antebrazo.
Página
GoR —Así que tu padre, ¿no va a presentar cargos? —hablé por encima de él
rápidamente.
No sé qué iba a decir, pero no quise oírlo.
—No lo haría —se burló—. Esto fue un escándalo suficiente para él.
—¿De verdad le diste una paliza hace tantos años?
—Lo hice. Le di algunos golpes antes de que mi madre me detuviera y me echara
—dijo mientras daba un pequeño asentimiento.
—¿Y ahora? ¿Presentará cargos?
328
—Ella no hará algo que él no haría —dijo con una sonrisa amarga.
—¿Sigue siendo un secreto? ¿Que está enferma?
Página
—No será por mucho tiempo. Tuvieron que trasladarla a un centro médico después
de esa noche —dijo encogiéndose de hombros.
—Sí. Me lo han dicho. —dije tragando—. Lo siento. Lo de tu madre. Nunca... nunca
llegué a decir eso.
—Mi padre. Él, uh, siempre ha tenido problemas de ira, creo. O al menos, los tenía
conmigo. No era muy paciente cuando yo era un niño. Tal vez porque le recordaba su
propia infancia, también es disléxico. Nunca conocí a mi abuelo; murió antes de que yo
naciera. Pero puedo adivinar que tal vez no fue un padre muy amable con mi padre. No
lo sé. La noche que atacó a mi madre, creo que fue la primera vez que la golpeó —
aceptó con una inclinación leve de cabeza mientras continuaba—. Cuando lo aparté
de ella y le di un puñetazo, dijo que era culpa mía. Que siempre había sido un chico
jodido y rebelde y que era por mi culpa que mi padre estaba tan estresado. Me dijo
que me fuera. Siempre quise irme, siempre quise huir, pero nunca pensé que sería así. De
todos modos, me fui porque estaba envenenando todo. Te estaba contaminando con
mi odio. Estaba convirtiendo a mi padre en un hombre violento, aparentemente. Y nunca
habría vuelto —dijo mientras sacudía la cabeza.
—Pero tu mamá se enfermó —dije mientras él hacía una pausa.
—Sí. Nora me llamó y me habló del cáncer de mi madre —dejó salir una risa dura—.
Recuerdo haberme reído. Recuerdo que pensé, bien; ella se lo merece. Mi madre nunca
vino a rescatarme cuando era un niño. Creo que eso me dolió más que el comportamiento
de mi padre. Siempre le preocupaba lo estresado que estaba mi padre por mí y cómo
eso afectaba su relación con él. Y al final, ella fue la que me echó cuando fui a
rescatarla. No tenía intención de volver y cuidar de ella. Pero algo me hizo subirme a mi
moto y salir.
Algo como el amor.
GoR Me mordí el interior de la mejilla hasta que probé la sangre para sostenerme y no
desmoronarme delante de él. Zach me morí como si quisiera que dijera algo, no sé qué
quería que dijera. Todo lo que tenía fue lo que le escribí en la carta.
—Tengo algo que decirte —dije mientras suspiraba.
Me estudió un poco con ojos intensos.
—Está bien —tragó y asintió con la cabeza.
Me acerco y saco el sobre de mi bolsillo trasero.
—Te escribí una carta —lamiéndose el labio, se quedó mirando—. Porque quería
329
escribir mis pensamientos antes de decirlos. Sé que no la leerás. Lo sé. Así que te la voy
a leer. ¿Está bien?
Página
Como si yo fuera un objeto afilado, una cuchilla tal vez, y él fuera mi cosa frágil,
una sábana hecha de seda de gasa.
Página
Dejé que la carta se fuera con la ligera brisa que de alguna manera sopla hoy.
Parece que quiere decir algo más, pero lo detengo, otra vez. Porque aparentemente, no
había terminado de hablar.
—¿Harías algo por mí?
—Cualquier cosa.
Sonrío tristemente, pensando en este magnífico, pero tan cínico chico.
Pienso en todas las veces que le animé a leer, pero se cerró. Se retiraba, se volvía
cauteloso como si estuviera avergonzado. Pienso en todos los días que cuidó de su
madre, pero lo mantuvo en secreto.
Pienso en su ira, su odio. Su venganza.
—¿Sabes cuál es tu mejor venganza, Zach? Es vivir una vida feliz. Una vida libre de
ellos y de sus abusos. Una vida en la que no te avergüences o te avergüence querer
más para ti. Una vida en la que cuidas de tu madre o ayudas a un extraño en la calle
o sacas a un niño de un agujero. Una vida en la que lees un libro y te sientes orgulloso
de ello. Quiero que vivas esa vida, Zach, ¿de acuerdo? Intenta vivir esa vida por mí.
Porque la alternativa es demasiado dolorosa para que yo la comprenda.
Y entonces, no puedo soportar más.
Tengo que irme o me volveré loca, estando aquí de pie, mirándolo. Tan roto y jodido
es como algún tipo de sueño. Corrí hasta el lado del conductor del coche mientras
saltaba y lo arrancaba, apretando el acelerador y arrancando, todo en un solo
movimiento suspendido.
No puedo mirar por el espejo retrovisor, al menos no hasta que estaba a punto de
dar un giro, el giro que hará que desaparezca de mi vista para siempre.
Él está parado ahí, donde lo dejé.
GoR Su chaqueta de traje está en el suelo y sus manos están flácidas a los lados mientras
me está viendo salir de ahí a toda prisa con su pelo balanceándose sobre esa rara
brisa.
Después de esa última mirada, no hay nada.
Está mi vida sin él.
Sólo de pensarlo me dan ganas de vomitar. Aunque sé que también es mi fobia al
auto.
Aparco el auto y me salgo de él mientras que tengo arcadas en la acera. Todo el
332
GoR Pero nunca se ha visto más hermosa que entonces, con el sol brillando en su pelo
azul y ondulado, leyéndome su carta en voz alta.
Nunca se había visto más valiente, más dulce, más vulnerable y más como la chica
que no merezco.
Pero que, no pude dejarla sola.
No la dejaré salir al mundo, pensando que está sola. Que nadie sabe quién es o
cómo se llama.
Se llama Blue y es la chica que amo. Desde que tenía doce años.
333
Bajo las escaleras y corro al ala de los sirvientes, encontrándome a Nora en la sala
de personal con probablemente todos los miembros que hay en Las Pléyades mirándome.
Pero eso no me disuade de irrumpir y declarar:
—Me voy, pero quiero que me llames si el estado de mamá empeora, ¿de acuerdo?
Supongo que he sorprendido a todos con mi repentina entrada, pero no tengo
tiempo para el shock. Cuando Nora me mira con la boca abierta, me dirijo a todos en
la habitación.
—Mi madre tiene cáncer. Cáncer de ovarios. No tiene mucho tiempo y, bueno, volví
porque quería... —dije mientras tragaba las palabras que se volvían gruesas y torpes en
mi boca—. Quería estar con ella en sus últimos días.
Hay silencio.
Con eso me basta, me quedo con el silencio de todos estupefactos.
En mi cabeza, siempre pensé que, si les decía que estoy aquí por mi madre, por la
mujer que me echó y que nunca se preocupó lo suficiente por mí como para molestarse
por mi paradero estos últimos años, la gente me miraría con lástima. Especialmente los
miembros del personal que sabían cómo era para mí mientras crecía.
Pensé que, para ellos, me vería débil. Me hacía débil.
Pero durante los dos días que estuve encerrado, había estado pensando en cómo
me amaba Blue. Cómo me dijo que era mía, incluso después de que repitiera mis errores
de St Patrick y no la salvara de los juegos infantiles de Ashley, de lo orgullosa que estaba
mientras estaba de rodillas, limpiando el desastre.
Era la persona más fuerte que conozco y me perdonó mis crímenes hace mucho
tiempo. Me dio su confianza, su cuerpo, su amor.
GoR Así que tal vez perdonar a tu abusador no te hace débil.
Tal vez te hace valiente. Te acerca un poco más a ser invencible.
Nora se levanta de su silla y pregunta
—¿Adónde vas?
—Voy a ir tras ella.
Todavía está confundida, pero no tengo tiempo de explicarle. Me dirijo a Maggie.
334
—¿Adónde se fue?
Maggie me da una mirada severa desde donde está sentada en el medio de la
mesa.
Página
GoR
335
Página
Capitulo 36
Alguien me está siguiendo.
O al menos, eso parece.
Creo que estoy perdiendo la cabeza, tal vez quiero que alguien me siga.
Alguien como él. Es una locura.
Estoy loca.
En primer lugar, ¿cómo sabría siquiera dónde estoy? Nunca le dije a dónde iba. Eso
no era parte del plan. Ha vuelto a su mansión, probablemente esté durmiendo o tomando
un baño resultado de la cárcel antes de ir con su madre.
Y en segundo lugar, no quiero que me siga. Quiero que me deje en paz y que
muera en paz, o al menos, que desee mi muerte en paz.
Tal como están las cosas he perdido mi paz tan pronto como había perdido los
límites de la ciudad en mi espejo retrovisor. He estado conduciendo despacio y de forma
GoR
imprecisa. Las carreteras son anchas y los autos lo son aún más, se precipitaban como
si estuvieran todos en busca de mí. Durante las primeras horas tomé cada salida en
dónde había una parada y vomitaba mis órganos fuera.
Después me agarró un hambre voraz, así que me paré en la salida de la comida y
me pedí con básicamente todo. Papas fritas, hamburguesas, rebanadas de pizza y hot
dogs; refrescos, aguas, jugos y galletas de obleas, funyuns y caramelos.
Dios, tantos caramelos.
Tengo más comida que equipaje.
336
mejor viaje de la historia. Supongo que no saben lo que se siente cuando te alejas de
todo lo que has conocido.
La única persona que se puede relacionar con eso es de la que estoy huyendo. Y
lo más gracioso es que ni siquiera le importa. Ni siquiera vendrá por mí.
De nuevo, no es que quiera que lo haga.
O mejor dicho, a estas alturas del día sintiéndome cansada y agotada, puedo
admitir que quiero que lo haga, pero no puedo querer eso.
Y eso me hace llorar.
Así que me siento en ese estacionamiento por una hora, atiborrándome de
caramelos y sollozando con el corazón roto desplomada sobre el volante.
Cuando se me acabaron las lágrimas, me doy cuenta de que tengo un hormigueo
en la nuca.
Tanto hormigueo que es casi cómo un picor.
Haciéndome salir del auto de un salto, hay millas y millas de camino aunado a un
cielo infinito y todas las caras que no reconozco.
Suspirando, vuelvo a entrar al auto arrancándolo para salir de allí. Conduzco el
resto del día, parando por aquí y por allá, pero cuando el sol se pone ya he terminado.
No puedo soportarlo más, entonces encuentro un motel en mi GPS y me detengo. En la
recepción, consigo una habitación por la noche y subo mi equipaje por las escaleras.
Sin ninguna obligación de ahorrar para mi casa, tengo suficiente dinero para pasar unos
meses. Necesitaré encontrar algo después de eso, pero no estoy preocupada por eso
ahora.
Ahora mismo, sólo quiero dormir.
Deslicé la llave en la cerradura y la habitación se abre, las paredes son de color
GoR marrón y tiene una cama de matrimonial con sábanas blancas y una manta marrón más
oscuro. Me doy una ducha rápida y me pongo un par de pantalones cortos y frescos
con una camiseta suave, más bien, su camiseta. Creo que huele a él: una mezcla de
almizcle y pastel de arándanos. Me cubre hasta la mitad del muslo y se hunde alrededor
de los hombros y el pecho.
A pesar de que tengo más comida de la que puedo manejar, tomo la decisión de
ir a la máquina expendedora que vi al final del pasillo. Sólo que la estúpida máquina
está rota. Apuñalo los botones, pero no pasa nada.
Mirándola, murmuré:
337
—Estúpido pedazo de mierda. Quiero mi maldito Twix, idiota —dije mientras gruñía y
la agitaba, dándole a su vez una patada por si acaso.
Página
GoR Su camiseta.
—Se ve bien en ti —dijo mientras agarraba el dobladillo nerviosamente y él notó mi
tensión.
—¿Por eso la elegiste? —dije tragando mientras recordaba cómo me la había dado.
No hay veneno en mi voz, pero aun así se estremece.
—Lo elegí porque incluso entonces, quería que tuvieras algo mío. Sólo que ahora
me estoy dando cuenta.
Sus palabras siempre me han llenado de sorpresa y lamentablemente unos pocos
338
kilómetros de distancia no han cambiado eso. No creo que ni siquiera los años luz
puedan cambiarlo. Comienzo a sentir los primeros aleteos de las mariposas en mi
estómago y es muy difícil cuando trato de mantener la distancia.
Página
declaración era demasiado ya que invocaba demasiados recuerdos. La noche que salté
al agua por él. Parecía otra vida y había sido tan valiente e imprudente. Pensé que
nada podía dañar a mi amor, sólo para darme cuenta de que una cosa sí podía.
Página
Él.
Podría lastimarlo, el chico del que estoy enamorada.
Suspirando agudamente, dije:
—¿Y qué? ¿Vas a seguirme a donde quiera que vaya?
—Ese es el plan —lo dijo tan casualmente que me hizo enojar.
—Es un plan estúpido.
—Bueno, es el único que tengo.
—Mira...
—Sé cómo se siente, Blue —su voz apasionada me cortó instantáneamente—. Estar
solo en un lugar, un lugar grande y desconocido, donde nadie te conoce. Te jode la
cabeza. Te hace cínico y duro. Te hace pensar que no importa adónde vayas, a quién
conozcas, siempre estarás solo. Te hace extrañar el hogar de una manera feroz. Te hace
sentir que nunca encontrarás un lugar al que pertenezcas. No voy a dejar que eso te
pase a ti. Eres demasiado dulce para eso. Demasiado buena y brillante. No voy a dejarte
sola en un mundo cruel y desordenado.
Enmudeció por unos segundos, había estado contando sus respiraciones y los
largos tragos de saliva desde entonces, siete, había respirado siete veces desde que
me estranguló con sus palabras. Tengo las manos en los costados y el cabello goteando
agua, desearía poder bajar al suelo, así como el agua y convertirme en nada.
Su mirada, sus palabras, su olor... él. Todo es demasiado. Me atrae y me hace sentir
nostalgia, exactamente como sus palabras de hace un momento.
—No soy... —sacudí la cabeza—. No soy tu responsabilidad.
—Tú eres mi vida.
GoR
Mis muslos se aprietan.
Mi cuerpo entero se aprieta.
¿En preservación? ¿En el amor? No lo sé. Todo lo que sé es que necesito alejarme
de él.
—¿Sí? —me tragué mis lágrimas—. Así que me protegerás del mundo.
—Sí.
340
GoR
341
Página
Capitulo 37
Me sigue todos los días.
Cada vez que miro por el espejo retrovisor, él está ahí.
Siempre presente con el casco puesto y su cuerpo enroscado sobre su moto,
haciéndolo parecer tan jodidamente sexy y completamente masculino.
La primera vez que me detuve a descansar había sido porque me dieron náuseas,
Zach también se detuvo, siguiéndome al baño de damas, al salir me sentí un poco mejor
pero muy cansada, él ya estaba esperándome con servilletas y un ginger ale.
—Estás siendo ridículo —dije débilmente una vez que terminé de limpiarme la boca
y de beber un poco de la soda.
Me estudió con un ceño fruncido preocupado
—Creo que hoy tienes que tomarte las cosas con calma. Encuentra un motel y
descansa.
GoR
El sol era fuerte y Zach estaba justo delante de él, brillando como una estrella. Ha
vuelto a su ropa vieja, camiseta oscura raída y vaqueros lavados con botas gigantes,
entrecerré los ojos en respuesta.
—Y creo que deberías estar en otro lugar. En una parte diferente del mundo.
—Estoy exactamente donde se supone que debo estar —dijo mientras sus labios
sonreían ligeramente, pero sus ojos permanecían inmóviles.
Frustrada, le lancé la lata de ginger ale a sus abdominales, derramando una
pequeña cantidad en el proceso.
342
—Bien. Que así sea. En esta parte del mundo, no hay criadas —le hago un gesto a
su camiseta—. Tienes que limpiarla tú mismo.
Página
y habladora por lo que ella y yo entablamos una conversación. Cuando le digo que
podría quedarme aquí por un tiempo, me dice que están contratando. También me
consigue una cama y desayuno a un par de cuadras de aquí, la ciudad es pequeña
Página
incluso más pequeña que Princetown, pero me gusta. Y hace frío aquí, el invierno está en
pleno apogeo con mucho viento. También hay un lago y es tan azul que me enamoro
de él en cuanto lo veo. Como si me hubiera enamorado de Zach.
Al día siguiente llegué al restaurante a las siete y él estaba allí.
Dios, ¿no duerme? ¿Se toma un día libre o algo así?
La camarera que me habló de este trabajo me explica todo y me dice qué sección
será mía ese día.
¿Y qué sabes? Zach ya está sentado ahí.
Me acerco a él.
—¿Qué estás haciendo aquí? —dije mientras él inclinaba su barbilla hacia el menú.
—Me encanta el café de aquí.
—Te encanta el café. —dije con su asentimiento mientras continúo—. Nunca has
tomado café aquí.
—Ayer tomé un poco.
—No, no lo hiciste. Te comiste una hamburguesa y una rebanada de pastel. Lo vi.
Cuando sonrió, me di cuenta de que no debería haberlo dicho, me hizo parecer
una acosadora espeluznante. Una acosadora en la etapa cinco, dobló los brazos sobre
la mesa mientras asentía con la cabeza.
—Sí, me atrapaste. Sólo estoy aquí por el pastel.
Puse una mano en la cabina mientras alzaba mi cadera.
—¿Vas a verme trabajar todo el día?
Los rayos del sol iluminaban su mandíbula y se entrecruzaron en su cabello,
GoR haciéndolo tan guapo que tuve que respirar profundamente y componerme.
No cedas, Cleo. No cedas.
—No. Pero puedo, si tú quieres.
—Ya sabes lo que quiero.
—Bueno, entonces volveré en el almuerzo.
—¿Y qué? Pastel. ¿Es esa tu orden? —suspiré parándome derecha.
344
Cuando me doy la vuelta, le oigo dar una risa que se derrite como la mantequilla
en mis huesos, pero sé que tengo que ser fuerte.
Mucho más fuerte en realidad de lo que había planeado porque después de eso,
Zach aparecía a las siete de la mañana diariamente a ordenar lo mismo y simplemente
me observaba mientras me movía. Me recordaba mucho a cuando regresó por primera
vez, me veía correr a la mansión por la mañana, a veces en los pasillos con mi uniforme.
Él estaba haciendo lo mismo aquí.
Me veía trabajar, tomar pedidos, entregar comida, charlar con los clientes, todo
con mi uniforme de camiseta roja y pantalones cortos negros y como en Las Pléyades
sentía su mirada sobre mí desde que se sentaba en la cabina hasta que se iba una hora
después.
Odiaba que estuviera haciendo esto.
Odiaba que se estuviera haciendo tan difícil mantenerme alejado de él.
Cada día que pasaba se me hacía más difícil resistirme a él, resistir sus intensos ojos,
su singular enfoque en mí. Las cosas que decía inclusive cuando no estaba hablando.
Maldita sea, odiaba sus silencios tan intensos.
A veces pensaba que estaba siendo estúpida.
Lo amo, ¿no?
¿Qué importa si no quiere eso? ¿Qué importa si rechaza mi amor a cada paso y
me hace daño?
Yo lo tomaría.
uniforme.
¿Por qué lleva un uniforme?
Página
apartamento en el segundo piso, al otro lado de la calle, había una pequeña cafetería
abajo. Sin embargo y después de eso, continué enfrentándolo—. Estaba pensando, el
apartamento es bastante grande. Podría tomar el sofá.
Página
—Tomarías el sofá.
—Sí. Es un futón. Se despliega. Tiene que ser mejor que el lugar en la que te estás
quedando y...
—Deja de hablar —le dije, saliendo finalmente de mi estupor.
Zach frunció el ceño como si estuviera confundido.
¿Está confundido? Me estoy tambaleando.
Tambaleándome.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté con los dientes apretados.
—¿Qué quieres decir?
—Qué quieres decir con eso —dije, histéricamente—. ¿Acabas de pedirme que viva
contigo?
—Bueno, sí. Como dije, el apartamento tiene mucho espacio.
—Mucho espacio. Bien. —sacudí la cabeza mientras miraba al suelo—. ¿Por qué
tienes un trabajo? ¿Por qué tienes un apartamento?
—No puedo quedarme en el motel para siempre. ¿Dónde sugieres que duerma? —
levanté las manos rendida.
—En Nueva York. Tienes todas estas cosas en Nueva York. Un apartamento. Un
trabajo que me dijiste que te gustaba y en el que eres bueno. Tu vida está en Nueva
York.
Con una sonrisa torcida, se encoge de hombros.
—No tengo nada allí que no sea reemplazable. Y te lo dije.
—¿Decir qué?
GoR La fría brisa le da vueltas a su pelo puntiagudo mientras dice:
—Tú eres mi vida.
Sus palabras tienen más impacto esta vez. Tal vez porque ahora puedo ver lo que
quiere decir con eso. Me lo está mostrando, reorganizando su vida a mi alrededor.
Me golpearon justo en las tripas y las mariposas se volvieron locas. Siento sus
afiladas alas agitarse, haciendo que todo sangre dentro de mí.
Me envuelvo los brazos alrededor de la cintura, tratando de calmarlas.
348
pasar? ¿Crees que siempre estaré sola? —me burlé—, eres mi primer amor. A veces, creo
que serás el único amor de mi vida. Pero eso no significa que no sea más fácil. Que no
encontraré a alguien con quien quiera pasar el resto de mi vida. Quiero eso, ya sabes.
Página
Tal vez no lo ame como te amo a ti. Tal vez no haga que mi corazón lata más rápido o
no haga que las mariposas exploten en mi estómago. Pero está bien. Quiero un hogar.
Quiero bebés. Quiero un futuro, Zach. Tal vez esté bien que vivas en el pasado, pero yo
quiero construir mi vida. Quiero pertenecer a algún lugar. A alguien.
A ti.
Oh, Dios, cómo lo deseo. Cómo deseo pertenecerle. Cómo deseo que me
pertenezca.
Pero supongo que algunas historias están condenadas. No tienen vida, no importa
cuán vivos se sientan.
Zach tragó y bajó la cabeza mientras observaba el suelo durante unos cinco
segundos, los cinco segundos más largos de mi vida, en esos cinco segundos, creo que
lo entiende. Finalmente entiende lo que digo. En esos cinco segundos, tengo pánico de
que se vaya, me doy cuenta de que no podría vivir sin mis días mirándolo, sin mis días
tocándolo. Entonces miró hacia arriba y sus ojos estaban vidriosos.
Vulnerable. Desbordante de emociones.
—Me acordé de algo el otro día, —comenzó—. Cuando estaba en ese agujero, me
asusté. Pensé que nadie me encontraría. Ni siquiera se molestarían en buscar. Yo era un
dolor en el trasero. ¿Por qué me buscarían? Así que me quedé allí, mirando el cielo. Sentí
como si estuviera en algún lugar profundo. Hacía calor y humedad y el cielo parecía tan
lejano. Y entonces, vi una estrella fugaz. Fue rápido. Sólo un flash, pero fue suficiente
para que cerrara los ojos y pidiera un deseo.
—Esto en realidad mostraba lo desesperado que estaba, ya que no creía en los
deseos. ¿Sabes lo que deseaba? —rió.
Sin palabras, sacudí la cabeza.
—Deseaba a alguien que se preocupara por mí. Alguien que me amara. Que me
GoR
soportara a mí y a todas las cosas destructivas que me sentía obligado a hacer.
Deseaba a alguien suave. Alguien brillante y luminoso. Pero más que eso, deseaba
alguien para quien pudiera ser mejor. Te deseaba a ti. Y entonces, te encontré, pero
estaba demasiado ciego para verlo. Estaba demasiado enojado y envuelto en mí mismo
para darme cuenta de que eras tú. Que eras una estrella. No importaba cuánta
suciedad te arrojara, seguías brillando. Y seguí viéndote. Me destruirá ver que
perteneces a otra persona. Moriré un poco cada día si le das tus sonrisas. Me destrozará
ver cómo construyes un futuro con él. Un futuro que podría haber tenido contigo, pero
estaba demasiado jodido para alcanzarlo. Pero te observaré, no importa lo que pase.
350
En tu carta, dijiste que mirarías las estrellas todas las noches. Bueno, tú eres mi estrella,
Blue. No puedo dejar de mirarte. Siempre pensé que el amor te hace sangrar. Pero
supongo que está bien. Me lo llevo. Si eres feliz con otro tipo, Blue, me quedaré con la
Página
—Arruiné tu uniforme.
Mira la mancha húmeda sobre su pecho.
Página
GoR
353
Página
Epilogo
Se rumorea que tiene el par de ojos más negros que nadie ha visto nunca. Y el
mismo cabello negro.
Aunque nadie puede decirlo con seguridad porque siempre lleva el casco puesto,
es una cosa grande y negra que esconde toda su cara, y se va justo después del
espectáculo. No le gusta mucho la fanfarria o cosas así.
Puede hacer un caballito con los ojos cerrados y puede volar sobre los agujeros.
Cuando está en el aire, gira su motocicleta como si no pesara nada. La multitud se vuelve
loca por él, cantando y gritando su nombre artístico.
Todo me parece mágico. Una magia que puede fallar en cualquier momento.
354
Es el amor de mi vida.
Y lo espero en la pista, colgada sobre la barandilla, siendo empujada por la
multitud, impaciente por que salga. Es el último en salir y siento como si no lo hubiera visto
en días. Cuando sólo lo vi un hace unas horas en la casa en la que nos quedaremos las
próximas semanas.
Estamos en Las Vegas para el carnaval donde está actuando. Sus amigos de Nueva
York le avisaron y ahora, estamos compartiendo un apartamento con ellos.
Son un buen grupo; los conocí hace un par de días cuando llegamos. Aunque Zach
se vuelve un poco territorial cuando me hablan. Me ha pedido que me aleje de ellos y
que esté a su lado todo el tiempo.
Normalmente pongo los ojos en blanco cuando se pone celoso y le digo que no es
mi jefe. Y procede a demostrarme que me equivoco jugando con mi cuerpo como si fuera
suyo.
Todavía no puedo creer lo popular que es entre la gente. Cómo la gente le canta
y cómo las chicas se vuelven locas.
Me dedmuestra eso todos los días. Me lo ha estado demostrando los últimos seis
meses, desde que se arrodilló y me pidió que le diera una oportunidad.
Página
Decidimos quedarnos en Blue Dot porque a ambos nos encanta el lugar. El frío, las
montañas, el lago. Hay tanto cielo allí y todo es tan amplio y abierto y azul.
Pero no lo fue.
Nada con Zach es nunca incómodo. Siempre está lleno de pasión, sí. Intensidad y
un calor innato. Pero nunca es raro. Incluso cuando chocamos, chocamos tan gloriosa y
naturalmente, como dos cuerpos celestes destinados a chocar, quemarse y, aún así, de
alguna manera orbitan uno alrededor del otro.
Salimos en citas, exploramos la ciudad, hicimos algunos amigos. Era la forma de Zach
de hacerme sentir querida, haciendo lo correcto por mí. Sin embargo, al final de su cortejo,
me quedé sin costuras. Quería sus manos sobre mí, sus labios, sus dientes. Quería poder
sumergirme en sus brazos cuando quisiera y quería que se sumergiera en mi suavidad
cuando quisiera.
Así que nos graduamos de compañeros de cuarto a novia y novio un mes después
de mudarnos.
GoR A Zach no le gusta ese término: novia y novio. Cree que es infantil. Pero como sea.
A mí me gusta. Me hace pensar que somos jóvenes y estamos enamorados y que el tiempo
que perdimos peleando y hiriéndonos no fue tan largo.
Una década de odio, de errores y de miseria. Cuando podríamos haber estado ahí
el uno para el otro, a través de años de intimidación.
Pude haberle dicho que era increíble cuando su papá lo golpeó y a su mamá no
le importó lo suficiente. Y podría haberme hecho darme cuenta de que no importaba
356
que no poseyera un cuerpo certificado por la sociedad o si mi pelo era azul o si venía
del otro lado de la ciudad, seguía siendo hermosa para él.
Página
Me alegro de haber estado con él cuando su madre falleció hace un par de meses.
Vimos a todos: Maggie, la Señora S, Grace, Tina, Leslie y Art. Lo está haciendo muy
bien y se ha hecho muy grande. Estoy deseando que llegue el día en que sea el chico
más alto de su clase. Nadie tendrá las agallas de molestarlo.
No sé qué le pasa a la gente rica, pero me alegro de que nos vayamos de esa
ciudad. Me alegro de que Zach siga adelante.
Nunca he estado más orgullosa de él. Ni siquiera cuando trajo a casa libros y
cuadernos y me dijo que quería aprender.
Todas las noches antes de dormir, leemos juntos. Se siente como un sueño, donde
estamos desnudos y sudorosos, envueltos en una sábana, leyendo sobre el amor y la
pasión.
GoR
¿Quién iba a saber que la lectura podía ser tan caliente? ¿Quién sabía que querría
hacerlo por el resto de mi vida? Tal vez incluso conseguir un título en literatura. Pero no
estoy pensando en eso ahora mismo.
Miro hacia abajo cuando el locutor presenta a Zach, alias el Príncipe Oscuro.
segundo. Tragando, escaneo la pared en la que Zach estará montando, dando vueltas
en círculos.
Página
Dios, no quiero imaginarme lo lejos que está la parte superior de la inferior y lo duro
que parece el suelo. ¿Por qué no pueden tener redes de seguridad o algo así?
Pero no es invencible.
Es sólo un... tipo. Un tipo hermoso y con muchas capas del que estoy enamorada y
que me asusta tanto por él.
Nuestras estrellas.
Ahora se sienten como nuestras, las mías y las de Zach. Las observamos noche tras
noche, a través de la ventana sobre nuestra cama. A veces, las observo cuando se mueve
dentro de mí. Rápido y furioso, o lento y perezoso.
Me inclino sobre la barandilla, cuelgo mi cuerpo como mucha otra gente mientras
da vueltas en la pared. Da vueltas y vueltas, cada vez más alto, ganando velocidad.
Cuando llega a la cima, me muerdo el labio tan fuerte que saboreo mi sangre. Es
358
Siento que viene de él. Justo cuando golpea la parte superior de la pared, se siente
eufórico. Se siente como si hubiera conquistado el mundo. Está tocando el cielo porque,
en este momento, él mismo es una estrella. Oscura pero aún así, brillante.
Es como si pudiera sentirlo, sus emociones a través del espacio. Puedo sentir lo
mucho que le gusta. Cuánto se deleita en él.
Las mariposas aletean justo debajo de mis costillas y me pongo una mano en el
estómago. Estoy temblando, pero no sólo por los nervios.
Estoy temblando de verlo dar vueltas y vueltas. Estoy temblando de verlo bajar por
este agujero artificial y volver a subir. Todo en un parpadeo.
Zach no sigue las leyes básicas de la naturaleza. Está por encima de eso.
Es el príncipe oscuro.
Me abro paso entre la multitud que canta y me precipito por las escaleras. Hay una
GoR entrada para el personal en la parte inferior del estadio y le muestro mi pase de visitante
al tipo que hace guardia.
Es un gran espacio que se rompe en un túnel, que lleva al fondo del pozo. Llego a
la boca del túnel y veo a Zach bajándose de su motocicleta. Se quita el casco, seguido
de su chaqueta.
359
Incluso cuando está practicando, siempre está súper caliente y sudoroso después
de su maniobra.
Página
Una multitud se reúne a su alrededor, un par de miembros del personal y sus amigos
de Nueva York y, aunque estoy impaciente por tenerlo a solas, no me importa esperar
hasta que termine.
Pero resulta que no tengo que esperar mucho.
—Eso es muy grosero —le digo, levantando mi cuello—. Alejarse en medio de una
conversación.
—¿Qué ha pasado?
—¿Qué?
—No eres tú. Soy una gallina de mierda en estas cosas. Sigo pensando que algo te
va a pasar.
Enrollo mis brazos alrededor de su cuello, yendo a ras de él. Así como nuestros
cuerpos se conectan entre sí, Zach pone sus manos bajo mi trasero y me levanta.
Mis piernas rodean sus estrechas caderas y él empieza a caminar, sin romper nuestro
beso. Escucho algunos gritos en el fondo pero no me importa.
—No, no te detengas —exhalo, levantando mi barbilla para ir tras sus labios otra
vez.
Su fuerte cuerpo se mueve entre mis muslos, su pelvis rozando mi clítoris hinchado.
Zach frunce el ceño a mi camiseta y me doy cuenta de que es la primera vez que
361
—No tu estómago.
—Deja de ser malo. Estoy realmente preocupada. Nunca me he puesto algo así.
—Y no te pondrás algo así nunca más porque te ves muy sexy y sólo yo puedo
apreciarlo. Eres mía, ¿recuerdas?
GoR
Dios, ¿por qué tiene que ser tan sexy y posesivo?
¿Cómo se supone que voy a evitar que salte sobre sus huesos y mee enamore de él
cada segundo de cada día?
A través de mis pechos, dice: Cenicienta del Príncipe Oscuro. Y hay una foto de
botas de cuero en la parte inferior.
Página
Tengo esta camiseta hecha a medida para esta noche. Sabía que le encantaría. Y
le encanta. Desenvolviendo una mano alrededor de mi cintura, me toca las letras del
pecho. Pesa como un loco cuando roza mi pezón izquierdo, yendo y viniendo,
despertándolo.
—Cenicienta, ¿eh?
—Sí —susurro en voz baja, me balanceo contra él una vez—. Y tú eres mi príncipe.
Aunque actúas como una bestia malvada la mayor parte del tiempo. Pero puedo
sobrellevarte.
No sé cómo puede saber cuando mi nuevo color, que conseguí especialmente para
esta noche, es tan similar al que tenía antes. Hay una diferencia muy sutil entre los dos,
pero si alguien es un experto en mi cabello, es Zach.
Está obsesionado con eso. Más que con mis pechos, está tan obsesionado que
todavía pasa los dedos por encima.
—Siempre.
A veces es tan intenso para él que roza el dolor; yo paso por lo mismo.
Una vez le hablé de la vena que corre justo detrás de mi ombligo. Le dije cómo
siento que algo se mueve dentro de mi vientre cada vez que está cerca y cómo cuando
se presiona contra él, mi cuerpo se vuelve loco. No tuve que decirle esto último porque
ha pasado incontables horas besando y lamiendo ese punto él mismo, pero aún así.
Ahora, me hace gemir, la presión que está ejerciendo con su pulgar.
No dice las palabras a menudo. O al menos, no tan a menudo como yo. Lo digo
todo el tiempo: antes de ir a dormir cada noche, saliendo corriendo al trabajo por la
mañana, cuando terminamos una conversación telefónica. Cuando está dentro de mí.
Y cada vez que lo digo, siento que absorbe esas palabras. Siento que se mueven
a través de su cuerpo. Siento su amor irradiando en la forma en que me da un beso en
la boca, en la forma en que sus ojos se vuelven vidriosos.
—¿Para mí?
GoR La lectura de Zach ha mejorado mucho en los últimos meses. Su escritura también.
Se esfuerza en ello cada día. De hecho, estamos pensando en que obtenga su GED
pronto.
Y sé que lo que sea que haya escrito para mí, es importante para él. Probablemente
es más importante que todas las palabras que me dirá y tal vez por eso las escribió.
Por todas las veces que pude haberte salvado pero no lo hice. Por todas las veces
que te hice llorar y no estuve ahí para secar tus lágrimas. Por todas las veces que te hice
amargarte y enojarte tanto que empezaste a odiarte un poco.
Las palabras siempre han sido difíciles de encontrar para mí. No soy bueno con
ellas. Probablemente nunca lo seré. Pero quiero que sepas que lo siento.
Te siento.
Pero más que eso, quiero que sepas que me casaré contigo algún día. Te voy a
dar tu futuro.
Tuyo,
Prince.
Mientras que, en realidad, no creo que una noche haya estado más viva. Más llena
de electricidad, emociones y energía.
Le perdoné hace mucho tiempo por todo. No necesitaba disculparse, pero siempre
llevaré sus palabras en mi corazón.
Las aceptaré y las mantendré a salvo, así como lo mantendré a salvo dentro de mi
pecho.
365
—¿Cuándo escribiste esto? —Me las arreglo para preguntar después de un tiempo.
Zach me está limpiando las lágrimas y me pone el pelo recién coloreado detrás de
Página
la oreja.
Yo resoplo.
—Oh, por favor. Nada de lo que me digas puede sonar tonto. Excepto una cosa.
—¿Qué?
—¿Sí?
—¿Qué?
Me besa de nuevo, presionando nuestros cuerpos tan juntos que respiramos como
uno solo. Etapa cinco de clinger15.
—Te gusta.
GoR
Entonces profundizo nuestro beso.
Su sabor me inunda la boca y todo lo que puedo hacer es aferrarme a él. Cuando
sus labios se mueven hacia mi mandíbula, bajando hasta mi cuello, le digo—: Quiero que
me beses. Como te gusta.
Gimiendo, arqueo mi cuello hacia arriba y vuelvo a mirar las estrellas. Son hermosas
e impresionantes, como siempre. Pero, como cada noche, busco la más brillante de todas.
***
El príncipe oscuro
Me llama príncipe y a ella misma, Cenicienta.
Estoy de acuerdo.
Yo quise decir cada palabra que escribí; ella me salvó cuando menos lo merecía.
Me salvó de mi pasado y de mi ira. Me hizo darme cuenta de que era lo suficientemente
poderoso para seguir adelante. Que el pasado no me define. Me defino a mí mismo.
Hago mi propio futuro.
GoR Me hizo creer que puedo romper las cadenas y salir volando de mi torre.
Porque es mía.
Mi Blue.
Mi premio.
367
Fin
Página
ESCENAS BONUS
Primer encuentro
Zach: 12 años
Cleo: 10 años
Como si lo fuera.
permiten dulces.
Mátame ahora.
Esta gente es muy estirada. Pero, aun así, he estado siguiendo las instrucciones de
mi madre y siendo amable con todos.
Me dio un trabajo para el día en que le dije que no quería ir a esta escuela. Me
dijo que hiciera un amigo. Dijo que cambiaría de opinión cuando hiciera amigos.
Hasta ahora, nada de amigos. Y ahora, todos piensan que soy una ladrona o lo
que sea.
—Tenemos una política de tolerancia cero aquí en St. Patrick, Señorita Paige. No
importa si lo iba a devolver mañana, se supone que no debe tomar nada en primer lugar.
Y, porque lo hizo, recibirá una detención y sus padres escucharán un informe completo
de ello.
La gente se ríe de su comentario y yo les disparo una mirada. No puedo creer que
esté parada frente a toda la clase, durante el almuerzo, nada menos, y que me regañen
por zanahorias.
—Ahora, como dije que recibirás una detención y se lo diré personalmente a tus
padres. Tal comportamiento no puede ser tolerado aquí. Tal vez estaba bien en tu
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antigua escuela, pero en St. Patrick tomamos estas cosas en serio. —Se mete las gafas en
la nariz—. Así es como empieza.
Página
Las risas se hacen más fuertes y la Señora Robins estrecha los ojos ante ellas.
¿Yo? Estoy... sin palabras. Lo cual nunca sucede.
Me encanta hablar. Mamá dice que es uno de mis rasgos menos deseables, aunque
siempre sonríe cuando lo dice. Pero papá dice que está bien porque siempre debemos
decir lo que pensamos.
Qué perra.
Sé que se supone que no debo decir palabrotas. Así que no lo hago en voz alta.
Mi madre me mataría. Sólo lo hago en mi cabeza.
La odio.
Hay una anciana sentada en el escritorio de enfrente, leyendo una revista. Me mira
370
con miedo por encima de sus gafas y me muerdo los labios con el corazón latiendo como
un loco en el pecho. Se llama Señora Pennyweather y la Señora Robins empieza a
Página
Creí que la habitación estaba vacía y que yo era la única que había roto una
regla en St. Patrick hoy. Y, francamente, eso me puso un poco triste.
Pero resulta que no estoy sola.
Yay.
Hay un chico sentado en la parte de atrás. Su cabeza está girada, así que no
puedo verle más que su cara lateral. Haciendo girar un lápiz en sus dedos, está mirando
por la ventana.
Está mirando la fuente de agua con un pez de piedra y un alto arco de agua. Se
ve tan azul y brillante bajo el sol y me dan ganas de salir y andar en bicicleta con mi
mejor amiga, Tina.
Ugh.
Eso me recuerda que tengo que pasar una hora extra en la escuela.
—Ya veo que está aquí otra vez. —La Señora Robins dice y mis oídos se animan.
—Niños ricos.
Sé que hablan del tipo sentado atrás y, extrañamente, me siento enojada por él.
Tal vez porque, ahora mismo, él es el único de mi equipo.
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También lo están castigando a él. ¿Y quién sabe si ha hecho algo malo o no?
La Señora Robins me deja con la Señora Pennyweather que me dice que tengo que
hacer líneas hasta que termine mi hora.
Pero no digo eso. Sólo asiento con la cabeza y voy a tomar mi asiento.
Toda la habitación está vacía excepto por el chico, así que cualquier asiento está
libre de verdad. Pero, por alguna razón, sigo caminando hacia él.
Me doy cuenta de que tiene el pelo revuelto y parado. Como el mío. No porque
sea una chica y mi pelo sea más largo. Pero, aun así.
Mi madre lo trenzó esta mañana porque, bueno, la escuela quiere que lo hagas.
Pero ahora mismo, mi trenza casi se ha ido y mi pelo está suelto alrededor de mi cara.
Tan pronto como llego al escritorio junto a él, escucho un gruñido en mi estómago.
Pero nunca había tenido este tipo de cosquillas en mi estómago. Tal vez estoy más
hambrienta de lo que pensaba.
Página
Sea lo que sea, no quiero que este chico escuche cómo mi estómago hace ruidos.
Sus ojos son tan negros. Como súper negros. Como su pelo puntiagudo. No creo
que haya conocido a nadie con ojos negros puros antes. Marrones, claro. Pero no negros.
—Hola —repito, viendo el lápiz rodar por el suelo y luego a él—. Soy Cleo.
—Siento lo de tu lápiz. Pero aquí... —Me agacho y saco mi bolsa de lápices azules
de mi mochila. Sacando un lápiz, para dárselo—. Puedes tener uno de los míos, si no te
apetece recoger el tuyo. Tengo toneladas.
—¿No puedo?
Esas son sus primeras palabras para mí. Su voz es muy madura y baja.
Por alguna razón creo que, si la voz tuviera un color, su voz sería negra.
Exactamente como sus ojos y su pelo.
373
Dios, es alto.
Excepto por mi padre, la única persona alta que conozco es Ryan. Vive en mi calle
y estoy muy enamorada de él. A mi mejor amiga Tina y a mí nos gustan los tipos altos.
Aunque tengo la sensación de que este tipo va a ser mucho más alto que mi
enamoramiento, Ryan.
No quiero ser la chica solitaria. Una chica con la que nadie habla.
GoR
Además, en mi antigua escuela, todos decían que podía hacer hablar hasta a un
árbol.
Sus manos están en forma de puño mientras lo mira fijamente. El ceño que le está
374
poniendo al cuaderno es más grande que el que me dio a mí y me pregunto por qué.
Me mira de nuevo.
Página
—¿Por qué?
Me encogí de hombros.
—¿No hablas?
—No.
—Vamos. Todo el mundo necesita amigos. —Mis ojos se abren de par en par con la
emoción—. Yo puedo ser tu amiga.
La gente de aquí también ha sido mala con él. Tanto profesores como estudiantes.
—Sí.
GoR
Asintiendo con la cabeza, me mira un poco más, mis mejillas se calientan y empiezan
a picar.
Me ruborizo.
—Bueno, sí, mi madre. Pero mira, la cosa es que mi padre dice que-
Página
—Eres nueva.
—¿Aquí?
—En detención.
—¿Prestado qué?
—Uh-huh.
Sus ojos son realmente negros. Tan negros como la noche y me siento sudorosa
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mientras me mira. Intento recordar si alguien más me ha observado así. Sin parpadear.
Es un poco incómodo.
Página
—¿Qué?
Se ríe.
Sigue sonriendo y sigue siendo lindo, pero no estoy segura de que me guste más.
—No soy una ladrona. Le señalo con el dedo, sintiéndome herida—. Tenía hambre y
tu estúpida escuela tiene una estúpida lista de bocadillos, ¿está bien? Es estúpido —
repito—. Mi antigua escuela no tenía eso. En Sunnyside, podíamos comer cualquier cosa...
—Sunnyside.
Parpadeo en su dirección
—Sí, ¿y qué?
abajo.
—¿A quiénes?
La Señora Pennyweather nos hace callar de nuevo pero este chico no tiene respeto
por las reglas. Todavía habla.
No puedo creer que me esté diciendo estas cosas. No puedo creer que el único
amigo que iba a tener en esta escuela resultara ser tan malo.
El chico se inclina y recoge mi bolsa. Estoy tan aturdida que ni siquiera puedo
detenerlo. La estudia, luego echa raíces por dentro, antes de sacar un lápiz.
—Pensándolo bien, creo que me voy a llevar esto. Aunque creo que el azul es un
color de mierda.
Apuesto a que estoy todo roja ahora mismo. Ni siquiera puedo respirar bien; estoy
tan enojada.
—Estás tan...
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Sus labios se estiran un poco más y, finalmente, entiendo el tipo de sonrisa que me
lanza. Leí sobre eso en un libro una vez. Se llama Smirk. 16
Página
16 A español se traduce igual como ‘’sonrisa’’, pero es una que evoca insolencia, desprecio o petulancia ofensiva
—¿Y qué? —pregunta, casualmente, claramente disfrutando.
—Eres un imbécil.
Gruño.
Se ríe.
Idiota.
Está abierto a una página y él también ha estado haciendo líneas. Pero ninguna
de sus líneas es realmente una línea recta. Son zigzagueantes y onduladas como el agua.
Sus letras están todas desordenadas, algunas grandes, otras pequeñas. Nunca había
GoR visto nada parecido antes.
¡Ja!
Ugh.
Al día siguiente, después de la hora del almuerzo -devolví los estúpidos palitos de
zanahoria, por cierto- encuentro mis cuadernos destrozados y desparramados justo
delante de mi taquilla.
¿Por qué alguien haría esto? Ni siquiera conozco a nadie aquí. Es el segundo día
de clases y ni siquiera he hablado con nadie.
Me agacho para recoger las páginas, mis ojos se sienten pesados y llorosos,
cuando veo un par de zapatos acercándose a mí.
GoR
Miro hacia arriba para encontrar al chico de la sala de detención.
sido mala.
—¡Eh!
Se detiene y yo salgo tras él. Sé que la gente está mirando, pero no me importa.
Voy a matarlo.
—Aléjate de mí —grito.
Zach: 18 años
Cleo: 16 años
—¿Matarlo a él?
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—Él. Voy a matarlo a él. Porque sé que lo hizo a propósito. Lo hizo para fastidiarme.
—¿Y qué pasa con Neal? El tipo que te está engañando ahora mismo. —Inclina su
barbilla—. Ahí dentro.
Por ahí dentro, quiere decir: Las Pléyades. La mayor y más monstruosa finca con una
mansión en medio de ella.
—Encontraremos la manera de vengarnos de él. Por ahora, tengo que lidiar con ese
imbécil.
—Porque no puedo esperar dos días para pegarle un puñetazo en la cara, ¿está
bien? Quiero hacerle daño. Esta noche. Voy a lastimarlo esta noche. Como él me ha
lastimado a mí.
—Vale. Lo entiendo. Sin embargo... —Levanta el dedo—. Quiero que pienses en esto.
—No, quiero decir, no eso. Esto: Si lo lastimas de la forma en que él te lastima a ti,
entonces ¿cuál es la diferencia entre ustedes dos? —Sus palabras me hacen enojar.
Ha cruzado una línea esta noche. Una gran línea. No puedo dejar que quede
impune. Necesita saber cómo me siento. Cómo de destrozada y enfadada estoy ahora
mismo.
—Está bien.
Ella hace sonar el código en las grandes puertas que conducen a la finca. Tina
trabaja aquí a tiempo parcial en el personal de limpieza. Planea venir a trabajar aquí
a tiempo completo después de graduarse de la secundaria en dos años.
¿Yo? Voy a ir a ver el mundo. Aunque no voy a pensar en lo que eso implica hasta
que llegue el momento.
—¿Estás segura de que no quieres que vaya contigo? —me pregunta cuando abro
la puerta para salir del coche.
Asintiendo con la cabeza, salgo del coche y corro hacia la gran puerta. Tan pronto
como introduzco el código en el teclado, se abren, revelando un gran y sinuoso camino,
subiendo la colina, donde se encuentra la mansión con siete torres.
GoR
Tan pronto como vi la foto en mi texto, lo supe. Supe que iba a matarlo esta noche.
Va a morir.
La foto mostraba a mi novio, mi alma gemela, chupándose la cara con otra chica.
Bueno, sólo mostraba su puto codo y sus vaqueros gastados que le encanta llevar a
todas partes. Pero eso fue suficiente para que lo reconociera.
Está bien, no estoy orgullosa de ello, pero sé cosas de él que no debería. Como,
384
No vale la pena si no lo estás lamiendo de una parte del cuerpo de una chica.
Página
Le oí decirle esto a uno de sus amigos, alias secuaces. La gente que hace su
voluntad y me hace la vida imposible en nuestra escuela, St. Patrick.
Mío.
Sé que es infantil pensar eso; no puedes tener un color. Pero odio compartirlo con
el tipo que he odiado desde que lo conocí cuando tenía diez años.
De todas formas, no me gusta el hecho de que sepa tanto sobre él. Pero, de alguna
manera, lo sé. Pero ¿sabes qué? Un día, cuando salga de aquí, lo olvidaré.
GoR Hoy es su cumpleaños y todos los años, hace una gran y lujosa fiesta.
He oído que sus fiestas están llenas de alcohol, drogas y chicas. Dios sabe cómo lo
consigue cuando es menor de edad. Todos los años rezo para que lo arresten por todo
el alcohol ilegal que fluye o, por lo menos, que se contagie algún tipo de enfermedad
por las chicas que le gusta que lo atiendan.
385
Hasta ahora, no ha habido tal suerte. Pero mantengo los dedos cruzados.
Hoy cumple dieciocho años. Así que supongo que deben estar volviéndose locos
Página
ahí dentro.
Con toda la energía, la ira y el miedo corriendo por mis venas, corro, corro y no
dejo de correr hasta que estoy al pie de un millón de pasos de piedra.
¿En serio? Gah.
Pero, aun así, subo todos los escalones tan rápido como puedo y me paro frente a
una puerta marrón con pomos de latón y una intrincada filigrana de oro en los bordes.
Agito mi mano, tratando de limpiar los vapores de cáncer. Estoy en la entrada que
conduce a una escalera expansiva, subiendo y girando alrededor del espacio
gigantesco. Cada centímetro está lleno de gente. Bebiendo, riendo, retorciéndose.
¿Cómo se supone que voy a encontrar a Neal en este caos? ¿Cómo se supone que
voy a encontrarlo?
GoR Maldición.
Sigo adelante y, de alguna manera, me encuentro con un espacio que no está tan
lleno. Nadie baila aquí o se interpone en el camino. Porque todos están pegados a los
Página
labios de alguien. Este debe ser el lugar para besarse. Es como una gran orgía, llena de
gemidos, quejidos y jorobas.
Sus manos están en su trasero, instándola a que se frote contra él, su polla y, por lo
que parece, lo hace con todo el entusiasmo.
Me pongo las manos a los costados. Las uñas se me clavan en las palmas de las
manos y sé que debo mirar hacia otro lado. No debería ponerme a mí misma en esto. No
debería ser testigo de la traición de Neal.
No me merezco eso.
Cuanto más los veo juntos, más triste me pongo. Más tonta me siento. Todos los
planes que tenía para asesinarlo se evaporan. Mi cara está sonrojada y mi respiración
GoR
coincide con el choque rítmico de sus cuerpos inferiores.
Zachariah Prince.
El tipo que me enseñó sobre el odio. Lo apasionante que puede ser. Obsesivo y
explosivo y, cómo cuando lo siento, no puedo sentir nada más.
Está de pie al borde del porche, apoyado en un pilar blanco. Un cigarrillo cuelga
de sus labios y sus piernas están cruzadas en los tobillos.
Ahí está el par de vaqueros que vi en la foto. Es negro con un agujero en la rodilla
derecha. Como los vaqueros, su camiseta es vieja y también está gastada. Oh, y también
es negra.
Hacia él.
Parada a unos metros de distancia, inclino mi cuello para mirarlo, más bien como un
resplandor. Durante unos segundos, no decimos nada. Ni un solo mundo. Sólo somos él,
yo y los frenéticos y furiosos latidos de mi corazón. Luego, su pecho se mueve y me echa
una nube de humo en la cara.
Estoy así de cerca de cerrar los ojos y toser mi pulmón. Pero no lo hago. Me aguanto.
Si está tratando de intimidarme, no va a ganar. No esta noche.
Página
—La foto. Fue un toque muy agradable, como siempre —digo, manteniendo mi voz
tranquila y mis ojos ardientes abiertos—. Pero tenías que pensar en algo más original. Te
estás volviendo un poco viejo.
—No recuerdo haberte invitado a mi fiesta —dice, agarrando el cigarrillo entre los
dientes.
—No lo parece.
—Y tal vez la próxima vez que quieras una invitación, deberías decir por favor.
Estoy jadeando.
Con los ojos encapuchados, Zach me acoge. Mi pulcro pelo recogido, mi piel
pálida, mi maquillaje oscuro y mis hombros desnudos, bajando para mostrar una buena
cantidad de escote.
Un escote que se está hinchando ahora mismo. Por él, nada menos.
—No.
389
—¿Qué hiciste para que viniera a tu fiesta? —Pregunto con una voz que pierde
rápidamente la calma. Y él lo sabe.
—Claramente no tan bien como pensabas. —Está bien, eso dolió. Me picó.
GoR
Un destello de Neal y esa chica chocando entre sí hace que mi corazón tartamudee.
Ese fue un beso intenso.
Dicen que el diablo viene en paquetes tentadores y atractivos. Hace que el engaño
sea fácil. Estoy de acuerdo con esto.
Mientras lo observo, me doy cuenta de que estaré feliz de ver un solo apretón de
esa mandíbula afilada. O incluso un sutil arrebato de ira en esas mejillas. Incluso frunce
el ceño cortando esa fuerte frente.
—¿Qué?
Maldita sea.
Quiero decir, ya lo sabía. Sabía que era un vestido de forma cuando lo compré y
sabía que no tenía tirantes. Y, por supuesto, sabía que tengo grandes pechos. Culpo a
los dulces que amo tanto.
GoR
Me costó mucho valor llevar este vestido. Mucho coraje para dejar atrás todas las
burlas que sus secuaces me han hecho.
Tan jodidamente desnuda y avergonzada y todo lo que quiero hacer es llorar. Veo
botas en mi línea de visión y miro hacia arriba para encontrar a Zach acercándose a
mí. Mis labios se separan en su cercanía. A su olor a humo y su mirada oscura.
391
Unas gotas de sudor ruedan por mi espalda y, de repente, me siento más caliente
que antes.
Página
—Te pusiste eso para él, ¿verdad? —Él sacude su cabeza una vez—. Mal movimiento,
Blue. Una mala jugada, carajo. No se lo merece.
Con eso, se aleja de mí, se agarra a los escalones y se va. Rápidamente, se disuelve
en la noche caliente y húmeda y eso seca mis lágrimas muy rápido.
¿Cómo se atreve?
Sintiéndome inquieta y enojada, me lanzo tras él, entonces. Ni siquiera sabía lo que
significaba la inquietud hasta que conocí a Zach y déjame decirte que no es un
sentimiento bonito.
—¿No has hecho suficiente? —Casi le grito a su forma oscura, frustrada—. ¿No has
arruinado mi vida lo suficiente como para ir y arruinar esta noche especial para mí
también? Yo lo amaba. Lo amaba, imbécil.
Entonces, se da la vuelta y camina hacia mí, con sus botas aplastando la suave
hierba.
sus pantalones. O que piense que un poco de whisky le da derecho a follarse a una
chica cualquiera.
Página
—Tal vez me hubiera engañado en el camino. Tal vez. Pero no tenías que hacérselo
tan fácil. No tenías que... No tenías que humillarme enviándome la prueba. No tenías que
romperme el corazón de esa manera.
Mi voz se quebró un poco allí y estoy casi segura de que mis ojos están rojos y
llorosos. No estoy orgullosa de mí misma. De hecho, estoy muy avergonzada...
He demostrado que tengo razón con sus próximas palabras insensatas—: Si vas a
llorar por el coño de tu novio, debes saber que me importa un carajo.
Muriendo.
Porque Zach es un tipo rico y guapo, con el mundo a su alcance y yo soy la chica
GoR
pobre de aspecto medio del otro lado de la ciudad. Los tipos como él nacieron para
ser crueles con chicas como yo.
De todas las personas en la escuela, en esta ciudad, en este maldito mundo, ¿por
qué me eligió a mí?
¿Por qué?
393
Sus ojos negros me recorren toda la cara. Sobre mis mejillas redondeadas y
sonrojadas, mi barbilla que sobresale un poco más de lo necesario, mis labios que están
Página
un poco demasiado llenos y mis ojos que son de un tono azul más claro que mi pelo.
Aprieto mis dientes tan fuerte que siento el sabor a metal en mi boca.
—Probablemente no te importe una mierda, pero quiero que sepas algo. Quiero que
sepas que te odio. Que te he odiado toda mi vida. No tienes idea de cuánto te odio,
Zach. Cuánto envenenas mis pensamientos. Cómo ocupas cada segundo de cada día.
>> Por tu culpa temo despertarme por la mañana. Temo ir a la escuela. Temo abrir
mi maldito casillero porque quién sabe lo que podrías haber puesto ahí. Temo caminar
por los pasillos porque siempre espero que alguien se tropiece conmigo, que me haga
caer. Temo sentarme en la primera fila y que me tiren cosas. Temo ir al baño porque creo
GoR
que alguien me encerrará de nuevo. Temo, temo, temo y, carajo, temo. Pero no es eso.
No. Haces que quiera matarte. Me haces desear que estuvieras muerto o herido o
mutilado y yo no soy esa persona. Y esta noche, quería estrangularte, golpearte en la
cara. Quería lastimarte como tú me lastimaste a mí. Y no soy odiosa y vengativa y una
maldita maníaca como tú y tus secuaces.
>> ¿Sabes que el amor te convierte en una mejor persona? Me haces una peor
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persona, Zach. La forma en que te odio me hace una peor persona. Porque nunca he
odiado a nadie como te odio a ti. Y déjame decirte algo más. No eres más que un gran
Página
y maldito abusador. Eso es todo lo que serás. Nunca te perdonaré por lo que hiciste
esta noche. Y por todas las cosas que has hecho antes. Te odiaré hasta el día de mi
muerte. —Y ahora, es mi turno de irme.
GoR
395
Página
NOTA DE LA AUTORA
Muchas gracias por leer la historia de Zach y Cleo. Normalmente estoy muy feliz
cuando termino un libro, pero este me hizo llorar. Decirle adiós a estos personajes fue muy
difícil. Tal vez porque sus experiencias son muy personales para mí. Y sé que siempre me
inspirarán para ser fuerte ante la adversidad.
Como dije antes, muchas de las experiencias y emociones de los personajes son muy
personales para mí. Lo que significa que yo misma las he vivido. He pasado por el ridículo,
396
Como siempre, estoy muy agradecida por su tiempo y su apoyo. Es mi más sincera
Página
esperanza que la lectura de esta historia les haya dado la fuerza que obtuve mientras
la escribía.
XoXo
Saffron.
AGRADECIMIENTOS
Mis padres: Son los mejores y más comprensivos padres que una chica puede pedir.
Gracias por estar tan orgullosos de mí.
Sophia Karlson: Has estado conmigo desde el principio y tus consejos, tus consejos
y el coraje que me diste mientras estaba aterrorizada por tantas cosas, es por lo que
este libro está ahí fuera hoy. Espero que sepas que significas el mundo para mí.
Corazones Púrpuras y mis lectores: Gracias por estar ahí para mí. Gracias por su
entusiasmo y su amor. Ustedes son mi lugar feliz y !los amo a todos!
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Página
ACERCA DE LA AUTORA
Escritora de malos romances. Aspirante a Lana Del Rey del Mundo de los Libros.
Tiene un máster en escritura creativa y vive en la ciudad de Nueva York con su empollón
y su marido que la apoya. Junto con un millón de libros.
GoR
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Página