Ensayo Didactica Del Lenguaje

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La Lectura: Una Apuesta en Juego

Liliana Ester Simancas Esalas

Maestría en Educación con Énfasis en Ciencias Exactas, Naturales y del Lenguaje,


Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Sociales.

Alejandra Bello

15 de Noviembre de 2020
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LA lectura: Una apuesta en juego

Transmitir a otros el placer que da la lectura resulta un poco complicado, sobre todo si se trata de los

estudiantes, aunque al parecer son muchos los que se sumergen en ese maravilloso universo de

saberes.

Dominar las habilidades que precisa la lectura es imprescindible para mejorar el rendimiento intelectual

y académico. Requiere una práctica sistemática, dedicación y una formación continuada, dado que como

proceso mental, la lectura es una traducción de símbolos a ideas en la que se aprehende determinada

información. Es la primera toma de contacto con el tema y un paso fundamental para el estudio que

requiere atención y concentración.

“La lectura va más allá de la noción de decodificación y desciframiento, implica que la lectura involucre

la comprensión de información escrita con distintos propósitos, su uso y la posibilidad de reflexionar

sobre su sentido, no por el deber escolar, sino por la necesidad de resolver situaciones vinculadas con la

vida cotidiana. De esta forma se tiene en cuenta el papel activo e interactivo del lector al interpretar

significados a partir de los textos escritos”. (Jurado, Fabio, 2014, p. 44).

Analizar estos conceptos conlleva a pensar si realmente en las instituciones educativas los docentes

implementan estrategias pedagógicas que contribuyan al buen desempeño de los estudiantes en los

procesos lectores y en su rendimiento académico.

El Ministerio de Educación Nacional (MEN) implementó el Plan Nacional de Lectura y escritura – “Leer es

mi cuento”, enmarcado en la trasformación de las prácticas de enseñanza de la lectura y la escritura. El

plan se constituye en una invitación para que maestros, maestras, bibliotecarios y familias, trabajen con

el objeto de transformar y fortalecer los procesos de la lectura y la escritura, a través de la generación


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de nuevos espacios y situaciones en las que los niños, niñas y jóvenes participen significativamente y

reconozcan la función y el uso social de la lectura y escritura para la vida.

Es así como se puede afirmar que no solo es labor del docente incentivar la lectura en el aula. También

se debe involucrar la familia, aunque cuando se hace un recorrido por el contexto familiar, se encuentra

que los estudiantes tampoco poseen en la casa un espacio adecuado para la lectura, lejos de la

televisión, con buena luz y sin elementos que puedan distraer su atención, como tampoco poseen libros,

revistas, novelas o cuentos, que motiven su interés por la lectura y los ayude a ejercitar sus habilidades.

“El acceso a materiales educativos es de gran relevancia para el aprendizaje”. (Gubbins, 2011).

La Ley General de Educación, Ley 115 de 1995, establece en su artículo 73. Proyecto Educativo

Institucional. Con el fin de lograr la formación integral del educando, cada establecimiento educativo

deberá elaborar y poner en práctica un Proyecto Educativo Institucional en el que se especifiquen entre

otros aspectos, los principios y fines del establecimiento, los recursos docentes y didácticos disponibles y

necesarios, la estrategia pedagógica, el reglamento para docentes y estudiantes y el sistema de gestión,

todo ello encaminado a cumplir con las disposiciones de la presente ley y sus reglamentos.

De ahí que cada institución educativa tenga su Proyecto Educativo Institucional (PEI) y en él se hallan los

lineamientos pedagógicos, administrativos y comunitarios que sirven de mapa de navegación para todos

los maestros. Con los estándares básicos en cada competencia, también se ha definido lo que un

estudiante debe saber y saber hacer de acuerdo con el grado al que pertenece. Estos referentes son una

guía que enriquece la práctica pedagógica de un maestro, quien está en capacidad de elevar esos niveles

propuestos y tiene la creatividad y capacidad de adaptar diversas metodologías a las necesidades

pedagógicas. Así, a partir de los resultados alcanzados por cada estudiante en las diferentes pruebas, el

maestro contribuye a la definición de estrategias mediante las cuales toda la institución educativa se
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compromete con el mejoramiento de las competencias de los estudiantes, de manera sistemática y

continua.

Lo anterior permite analizar si realmente las competencias que el estudiante debe desarrollar en cuanto

a la lectura se desarrollan desde las distintas áreas del saber, puesto que en los PEI no se establecen

proyectos articulados, que son considerados una valiosa estrategia dentro del proceso enseñanza

aprendizaje lo cual permite fortalecer el currículo, promover la interacción, la formación de equipos de

trabajo y la disminución del porcentaje de reprobación académica, contribuyendo a mejorar el

quehacer pedagógico y la calidad educativa. Es así como en la actualidad, aun se sigue atendiendo la

lectura como un problema didáctico exclusivo de los docentes que imparten la asignatura de Lengua

Castellana y no como una obligación de todos los docentes independientemente de la asignatura que

impartan. Además, la lectura es uno de los procesos básicos para facilitar el aprendizaje, por lo tanto no

debe excluirse su enseñanza en ninguna de las diferentes áreas del saber.

Se podría decir que todas estas situaciones son factores que contribuyen en el bajo desempeño que

presentan los estudiantes en la comprensión lectora, la cual se está convirtiendo en un problema en el

ámbito educativo que afecta a gran cantidad de estudiantes.

Es importante recalcar que el propósito inherente de la lectura es la comprensión. Solé (2012) afirma

que “el proceso de lectura debe asegurar la comprensión a través de la puesta en marcha de diferentes

acciones que permitan a quien lee activar sus conocimientos previos para construir ideas sobre el

contenido, organizar la información relevante, detenerse cuando lo requiera e incluso regresar y

reflexionar; lo que implica espacios para desarrollar una lectura individual sin eliminar la posibilidad de

concurrencias de diálogo y discusión. En este orden de ideas, la lectura en contextos académicos ha

cobrado mayor importancia y está llamada a participar cada vez más activamente de los procesos de

aprendizaje continuo y aprendizaje para la vida.”


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La lectura, como una tarea compleja, requiere procedimientos, secuencias de acciones y procesos que

deben ser encaminados intencionalmente y armonizados con habilidades, destrezas y acciones

cognitivas para lograr la construcción de significados y la comprensión. Por tanto, la lectura supone por

definición una actividad estratégica que afecta la comprensión; por eso es necesario saber cuáles son las

estrategias que afectan en mayor grado el nivel de comprensión, cuál es el uso que hacen los

estudiantes de las estrategias en relación con su nivel de comprensión, y cómo se relaciona la

comprensión y el rendimiento académico.

“Si bien las investigaciones adelantadas frente a la comprensión lectora muestran evidencia teórica

concluyente que sostiene resultados positivos en la aplicación de estrategias didácticas encaminadas a

desarrollar la comprensión” (Muñoz & Ocaña, 2017), “el camino aún no se agota, puesto que, a pesar de

los nuevos fundamentos teóricos, los estudiantes todavía no muestran mejores resultados” (Ortiz,

2008).

La tendencia en las instituciones refleja la situación que presentan los estudiantes frente a la lectura y es

que estos reconocen ideas principales y establecen algunas relaciones, pero muy pocos son capaces de

comprender textos complejos, analizar, inferir, relacionar información implícita y explícita en diferentes

textos escritos y menos para asumir una posición crítica y argumentar sobre ello. Es decir, leen pero no

comprenden y así es muy difícil apropiarse del conocimiento. Esto trae como consecuencias que un

estudiante que no posee buenas competencias para leer y para comprender lo que lee, va a tener

muchas dificultades para adquirir cualquier tipo de conocimiento.

Es entonces el docente quien debe promover la lectura desde el aula de clases, donde él, sea el primero

en leer y hacer caer en cuenta a sus estudiantes que se lee para comprender y saber más, no para ser

evaluados y calificados. Y es que en la actualidad leer no resulta atractivo para los jóvenes, esta actividad

compite con sus gustos preferidos: El celular o las nuevas tecnologías. Es entonces cuando se dice que
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los estudiantes si leen por iniciativa propia pero solo lo que encuentran en sus redes sociales, dedican

horas enteras a los contenidos emitidos por estos medios y no precisamente lo hacen para instruirse o

atender sus responsabilidades académicas.

La escuela básica primaria y el hogar, son instancias a partir de las cuales hay que empezar a cimentar

ese amor por la lectura, si se desea fomentar el hábito de la lectura no se debe imponer y ser ejemplo,

si la lectura se impone, los niños y jóvenes la verán como una obligación y no como un acto motivado

por un deseo genuino. Esto suele ocurrir en las instituciones educativas, donde a los estudiantes les

dicen qué libros leer, cuándo y en cuánto tiempo. Y esto termina aburriéndolos. Además, es necesario

dejar que ellos elijan los libros según sus gustos.

Por otro lado, si el niño observa que sus padres leen frecuentemente y que, además, disfrutan de esta

actividad, es muy probable que imiten esa práctica. Desde la familia se pueden generar espacios de

lectura. Por ejemplo, la tradición de leer un cuento en voz alta antes de dormir es una práctica que no se

debería perder.

Finalmente podemos ratificar la importancia de la lectura en el ámbito académico y la fuerte influencia

que ejerce el profesor sobre la forma en que los estudiantes llegan a considerar el proceso de la

educación en general, y el de la lectura como forma de aprendizaje, es por esto que la educación actual

debe estar centrada en preparar a sus estudiantes para la vida, por lo tanto debe transformarse

teniendo como base los avances que la nueva era nos ofrece, donde se requiere un aprendizaje integral

a través del cual los conocimientos alcanzados le sirvan al estudiante para regular su comportamiento y

ser cada día un mejor individuo en la sociedad.


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Referencias

Gubbins, V. (2011). Estrategias de involucramiento parental de estudiantes con buen rendimiento

escolar en educación básica. Tesis de Doctorado. Pontificia Universidad Católica de Chile.

https://biblioguias.unex.es/c.php?g=572102&p=3944543

http://dx.doi.org/10319053/01211053X.n29.2017.5865

https://es.slideshare.net/sarahi9608/ensayo-sobre-la-lectura-y-por-q

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/habitos-de-lectura-de-los-ninos-en-colombia-150516

https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87610.html

https://www.redalyc.org/jatsRepo/3222/322258748008/html/index.html

Jurado, F. (2014). La lectura en las escuelas de la periferia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Ley General de Educación (Ley 115 de 1994 - Febrero 8) Editorial: ECOE Ediciones, Año de Edición: 1995,

Autor: República de Colombia

Muñoz, A. E. & Ocaña, M. (2017). Uso de estrategias metacognitivas para la comprensión textual.

Cuadernos de Lingüística Hispánica, (29), 223-244.

Ortiz, C. A. (2008). Comprensión y producción de textos argumentativos en estudiantes de básica

secundaria. En VII Taller Nacional para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje.

Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga.

Solé, I. (2012). Competencia lectora y aprendizaje. Revista Iberoamericana de Educación, (59), 43-61.

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