Comentarios Del Fisiatra

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INSTITUTO SALVADOREÑO DEL SEGURO SOCIAL

SUBDIRECCION DE SALUD
DIVISIÓN POLITICAS Y ESTRATEGIAS DE SALUD
DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA EN SALUD

COMENTARIOS DEL FISIATRA

CERVICALGIA DE ORIGEN MIOGÉNICO:

El dolor del cuello de origen muscular suele ser un dolor que se instala de forma insidiosa, pudiendo
pasar desapercibido; las molestias pueden presentarse en un momento del día o al final del mismo;
la persona hace algunos movimientos con el cuello o duerme por la noche y luego de eso el dolor
desaparece.

Al repetirse las posturas o movimientos que generan el dolor (mantener el cuello en una misma
posición flexionado hacia el frente o lateralmente, rotarlo a la derecha o a la izquierda, híper
extenderlo); posiciones que estresan o fatigan los músculos del cuello, el dolor vuelve a presentarse
y lo hace aumentando paulatinamente en intensidad y duración; hasta volverse constante e
incómodo, pudiendo irradiarse a uno o ambos hombros o, a veces, hacia uno o a ambos brazos,
acompañado de sensaciones de “hormigueos” o “adormecimientos” en áreas cambiantes de los
miembros superiores, no son trastornos sensitivos constantes. También suele irradiarse a la región
occipital del cráneo; a las personas les causa molestias lavarse el cabello o peinarse o cepillárselo.
Algunas personas sienten súbitamente mareos al movilizar la cabeza o sienten la sensación de
desequilibrio; estos síntomas pueden exacerbarse y obligar a la persona a hacer una consulta de
emergencia.

Estas molestias no se expresan de la misma forma todos los días, dependiendo de las actividades,
posturas, posiciones realizadas durante el día por la persona y acentuadas por el estrés; el dolor
puede ocasionar días desesperantes, días aceptables o días en los que parece que ya el problema
se va resolviendo.

Al examen físico encontramos dolor a la palpación de los músculos extensores del cuello,
esternocleidomastoideo, trapecios superiores, escalenos y dolor o limitación para realizar los
movimientos naturales de la región cervical; unas áreas de estos músculos suele ser más dolorosas
que otras. Algunas veces las molestias se extienden a los músculos redondos mayor y menor, infra
y supra espinoso, pectorales, porciones altas del bíceps y tríceps braquiales.

Algunas veces estas molestias suelen instalarse de manera aguda o súbita luego de traumas
ocasionados por caídas o accidentes automovilísticos, como cuando el vehículo en que la persona
se conduce es impactado en parte posterior o anterior, lo que se conoce con el nombre de síndrome
de Latigazo Cervical.

El tratamiento con analgésicos y relajantes musculares suelen resolver casos de cervicalgia de origen
muscular en casos d evolución aguda o subaguda o aún crónica; en todos los casos los tratamientos
de medicina física con calor húmedo, masaje y ejercicios terapéuticos son beneficiosos y resolutivos.
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LUMBALGIAS DE ORIGEN MIOGÉNICO:

El dolor lumbar es de los problemas dolorosos más frecuentes en la consulta externa y en las
unidades de emergencia; las posturas corporales al estar de pie, sentarse o dormir pueden generar
este tipo de dolores de origen muscular si no se realizan correctamente; en otras ocasiones, el dolor
se presenta luego de realizar esfuerzos lumbares para los que el cuerpo de la persona no se
encuentra preparado o habituado; en otras ocasiones sobreviene espasmo muscular secundario a
caídas o esfuerzos mínimos como “bajar una grada inexistente”.

El dolor puede hacerse presente en forma paulatina y repetida y en una intensidad leve a moderada,
que no urge a la persona a pasar una consulta médica o a tomar un analgésico; si los esfuerzos
musculares lumbares se repiten, se incrementa la “tensión” sobre los músculos comprometidos y el
dolor se intensifica, causando molestias al cambiar las posturas corporales como pasar de la posición
de acostado a sentado, de sentado a ponerse de pie o viceversa.

El dolor puede sentirse únicamente en la región lumbar o extenderse a la cara posterior de los
miembros inferiores por arriba y/o por debajo de la rodilla (afectando los músculos isquiotibiales o
gastrocnemios respectivamente); en algunos casos la persona al estar sentada, siente más intensas
las molestias, obligándola a recargar más su peso sobre la cadera opuesta a la extremidad inferior
afectada; esto es porque están tomados los músculos glúteos (máximo, medio o mínimo) o duele el
origen de los músculos isquiotibiales en la tuberosidad isquiática).

La persona que presenta un dolor lumbar, al descubrir el tronco y examinar la zona, puede
observarse un espasmo importante en los músculos extensores lumbares, usualmente afectados de
forma bilateral; en ocasiones, puede predominar el espasmo muscular en el lado izquierdo o
derecho de esa región, mostrando la persona una escoliosis lumbar izquierda o derecha
respectivamente; esta escoliosis no es del tipo estructural (usualmente congénita, más frecuente
en mujeres y en la que el componente de rotación de la unidad funcional es el rasgo dominante),
sino funcional; al pedirle a la persona que incline su cintura hacia adelante, la curva desaparece. La
movilidad lumbar, flexión y extensión suelen estar reducidas y dolorosas.

Cuando el dolor en la extremidad inferior es importante la persona claudica (cojea) al caminar; la


extremidad que claudica es la más afectada y deberán palparse los músculos glúteos máximo, medio
y mínimo (en decúbito lateral del lado opuesto), así como los músculos isquiotibiales y
gastrocnemios. Al estar presente estos signos y síntomas el caso debe ser referido al médico fisiatra.

Cuando se encuentran comprometidos por espasmo o retracción los músculos de la extremidad


inferior, suele referir la persona afectada la sensación de “calambres”, “hormigueos” o
“adormecimientos” en zonas cambiantes de la extremidad y estos síntomas se presentan de manera
transitoria y en sitios cambiantes. Este tipo de trastornos se resolverán al solucionar el espasmo
muscular y no son expresión de un trastorno radicular. Las molestias se evocan al examen físico al
colocar al paciente en decúbito dorsal, posicionar su cadera a noventa grados de flexión y movilizar
la rodilla desde la flexión completa hacia la extensión total; el dolor empieza a instalarse a medida
que la rodilla se va extendiendo y, en algunos casos, no se logra extender totalmente debido a la
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intensidad del dolor. Los reflejos osteo tendinosos, patelar y el de Aquiles están presentes y
normales.

Este tipo de dolores lumbares son los más frecuentes en el 80% de los casos y lo que requieren es
resolver la tensión muscular de los músculos de la región lumbar y de los músculos posteriores de
la extremidad inferior (glúteos, isquiotibiales, bíceps crural y gastrocnemios y, con frecuencia, la
retracción de la fascia plantar), constituyendo lo que usualmente se denomina Lumbalgia Mecánica.

El tratamiento de afecciones como las descritas responden muy bien al tratamiento con analgésicos
anti inflamatorios y relajantes musculares; en casos recurrentes o con molestias crecientes y que
interfieren con la funcionalidad habitual de los pacientes, es mandatoria la referencia al servicio de
Medicina Física para que el paciente reciba educación en higiene lumbar, resolución de las
retracciones musculares a través de masaje en los músculos afectados y ejercicio terapéutico.
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HOMBRO DOLOROSO:

El hombro es una articulación compleja y no se limita únicamente a la articulación gleno humeral


como comúnmente se cree; el hombro es parte de lo que conocemos como cinturón escapulo
humeral, consta de 7 articulaciones: Cinco estructurales y dos funcionales; en las primeras se
incluyen la articulación glenohumeral, acromio clavicular, claviculo esternal, esterno costal y costo
vertebral y, en las segundas, están la articulación supra humeral y la escapulo torácica. El peso de la
extremidad superior es soportado por este cinturón en el que el bastión fundamental son los
músculos que sostienen y movilizan estas siete articulaciones.

En general, el papel del médico radicará en identificar cuál o cuáles de estas estructuras son las que
están participando en la generación del dolor de hombro referido los pacientes.

Deberá explorarse en la anamnesis desde cuando el dolor está presente, si este se instaló durante
una postura, una acción o durante la realización de un esfuerzo y se le solicita que señale con un
dedo, dónde sintió el dolor por primera vez; posteriormente, se interroga sobre si se mantiene igual
o si se ha extendido a otras zonas vecinas, incluyendo la extremidad superior. Se indaga también si
este dolor interfiere con sus actividades personales (vestirse, alimentarse, hacer su higiene
personal, cepillarse sus dientes), domésticas (cocinar, lavar ropa o trastos de comer, barrer, arreglar
una cama, etc.) o laborales (abrir gaveteros, alcanzar objetos por arriba de los hombros, cargar y
trasladar objetos de peso leve o medio, etc.). Se le pregunta si el dolor es constante o únicamente
aparece cuando realiza ciertas acciones, si no existe dolor cuando la articulación está en reposo
(sentado o acostado); se investiga si puede acostarse sobre el lado del hombro afectado o si el dolor
del hombro le interrumpe el sueño.

El examen físico inicia explorando las articulaciones estructurales del cinturón escapulo humeral, de
manera ordenada y secuencial, identificando si la palpación de las mismas provoca dolor o no; en
estas afecciones existen dos tendones usualmente afectados y que debemos explorar: El tendón del
manguito de los rotadores (compuesto por la conjunción de los tendones de los músculos supra
espinoso. Infra espinoso, redondo menor y subescapular) y el tendón de la porción larga del bíceps
braquial. El Tendón del manguito rotador se palpa por abajo del borde externo del acromion y en
su trayecto hacia el troquiter donde inserta; el tendón de la porción larga del bíceps braquial, se
palpa en la zona medial del troquiter; ambos se ubican en las zonas descritas y se palpan
discretamente, denotando si evocan el dolor experimentado previamente por el paciente.

Es importante descartar si una o más de las estructuras arriba descritas son dolorosas o no; en un
porcentaje de pacientes están sanas y entonces deberán examinarse los músculos que forman parte
del cinturón escapular: Trapecio superior y medio, romboides, supra e infra espinoso, redondos
mayor y menor, deltoides, tríceps y bíceps braquial, pectorales mayor y menor, serrato mayor.

Se deben explorar los arcos de movilidad del hombro que son: abducción, aducción, rotación
externa, rotación interna, flexión, extensión y elevación (tanto desde la flexión como desde la
abducción); denotando si están normales o si se encuentran limitados o imposibilitados de realizarse
a causa del dolor.
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Si el paciente no es capaz de hacer la abducción activa del hombro y si pasivamente se le coloca el


hombro en abducción y el brazo cae bruscamente al lado del cuerpo, existirá fuerte sospecha de
ruptura del manguito rotador y el paciente deberá ser referido a cirugía general u ortopedia.

En aquellos casos en que se ordene un estudio radiológico del hombro y se reporte calcificación del
manguito de los rotadores el paciente deberá ser referido a fisiatría.

Al realizar un examen ordenado del cinturón escapulo humeral en un alto porcentaje de los casos
se logra identificar las estructuras generadoras de dolor y son útiles los analgésicos antiinflamatorios
y si existen músculos afectados pueden ser de beneficio los relajantes musculares.

Si el dolor no mejora o se disminuye en forma parcial o empeora el paciente deberá referirse a


Medicina Física para realizarle los tratamientos ya establecidos por Fisiatría para estos casos.
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ARTROSIS DE CADERA Y RODILLA:

Las artrosis constituyen las artropatías más frecuentes y, entre ellas, las articulaciones de la cadera
(acetábulo femoral) y de la rodilla (femoro tibial) son de las más frecuentes. Estas articulaciones son
muy importantes para el soporte del peso corporal de una persona, tanto para estar de pie como
para caminar trasladándose de un sitio a otro; de manera que incide fácilmente en el desempeño
de las personas, afectando sus actividades personales, domésticas y laborales.

Algunas personas consultan desde que presentan los primeros síntomas; otras, lo hacen cuando la
molestia se vuelve recurrente o la intensidad del dolor se torna insoportable.

Durante la consulta siempre será importante conocer desde cuándo y cómo iniciaron estos dolores,
si son leves, moderados o intensos, si son continuos o únicamente aparecen cuando están de pie o
caminando, o al hace esfuerzos como colocarse en cuclillas, bajar o subir gradas; con alguna
frecuencia el dolor es intenso al ponerse de pie luego de estar acostado o sentado y, luego de
caminar durante cierto tiempo, el dolor suele disminuir o ceder; se debe observar si al entrar al
consultorio el paciente camina con soltura o presenta claudicación (cojera); se le pregunta si esas
articulaciones crepitan o no.

Se examina si los movimientos de la cadera (flexión, extensión, abducción, aducción, rotación


interna, rotación externa) o los de rodilla (flexión y extensión) están completos, incompletos o
ausentes, si la movilidad pasiva de estas articulaciones revela la existencia de crepitaciones a la
palpación, así mismo, si dicha palpación es dolorosa.

Puede ser necesario solicitar el estudio radiológico convencional de estas articulaciones para
denotar principalmente la conservación o reducción del espacio articular, si los bordes de las
superficies de articulación del acetábulo, de la cabeza del fémur, de los cóndilos femorales o de los
platillos tibiales son lisas o están esclerosadas, o existen osteofitos.

En todos estos casos está indicado el uso juicioso de analgésicos anti inflamatorios; si el uso de estos
no es suficiente o existen recurrencias puede el paciente ser referido a Medicina Física para que se
le aplique el tratamiento ya diseñado por los médicos rehabilitadores.

En aquellos casos en los que se haya perdido el espacio articular en cualquiera de estas
articulaciones el caso deberá ser referido a cirugía general u ortopedia.

En los casos con claudicación en la extremidad afectada, el paciente puede ser aliviado del soporte
de su propio peso a través de la prescripción de un bastón simple (de un punto: bastón en “T” o en
cayado) para usarlo en la mano de la extremidad superior contra lateral y apoyarlo simultáneamente
con la extremidad inferior afectada; este aditamento contribuirá a reducir el dolor.
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TENDINITIS AQUÍLEA:

El tendón de Aquiles es la estructura corporal por medio de la cual el músculo tríceps sural se inserta
en la tuberosidad del calcáneo; este músculo es el más potente del cuerpo humano y su contracción
produce la elevación del talón durante la marcha, iniciando el desplazamiento del peso corporal
hacia el ante pie y finalizando en la fase de empuje, en la que el flexor largo del hallux provoca el
despegue del pie del piso iniciando el desplazamiento del pie para dar el paso.

Este tendón puede lesionarse por diferentes causas, una de ellas puede ser a través de traumas
directos, por el uso de calzado con talonera excesivamente rígida que presiona repetidamente el
tendón, también en las mujeres que usan calzado con tacón demasiado alto, al cargar el peso
corporal durante la fase de apoyo de la marcha, la talonera del zapato presiona fuertemente el
tendón de Aquiles, provocando inflamación y dolor.

La presencia de inflamación en el tendón (tendinitis) provoca trastorno en la marcha pues la


elevación del talón durante la marcha se vuelve sumamente dolorosa y, sobre todo, el dolor se
vuelve más intenso cuando el miembro inferior del talón afectado, durante la marcha, finaliza la
fase de balanceo y el pie cae normalmente golpeando suavemente el talón contra el piso; esto
provoca que la persona para aliviar sus molestias camine sobre las puntillas de los dedos,
manteniendo elevado el talón.

La persona llega al consultorio manifestando el dolor en el talón y en la cara posterior del tobillo; la
marcha puede ser claudicante y evitando el golpe del talón descrito líneas arriba; al examen físico
se encontrará el tendón de Aquiles doloroso a la palpación, usualmente más ancho de lo habitual y
endurecido.

Pueden emplearse fármacos analgésicos anti inflamatorios que pueden aliviar el dolor; es
recomendable que en forma paralela el paciente sea referido a Medicina Física, sin necesidad de
referirlo al Fisiatra; el personal de fisioterapia aplicará el tratamiento ya establecido por los
especialistas para la resolución de este problema. Si con estas medidas la mejoría es discreta e
insuficiente, el caso debe referirse a Fisiatría.
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FASCITIS PLANTAR:

Frecuentemente la persona se queja de una sensación incómoda, quemante o ardorosa en la planta


del pie; en algunos casos precedida y acompañada de dolor en el talón (Talalgia); usualmente las
molestias son más intensas por la mañana, inmediatamente cuando la persona se pone de pie al
levantarse de su cama; posteriormente, luego de dar algunos pasos las molestias disminuyen o
desaparecen totalmente y no vuelven a molestar; excepto, que la persona se siente o repose
durante un tiempo considerable y el ciclo vuelve a repetirse como cuando se levantó de la cama.

Si la persona no consulta oportunamente para resolver la causa, tanto las molestias como el dolor
se vuelve continuo e intenso y puede llegar a imposibilitarse la bipedestación y la marcha; de
manera oculta los músculos gemelos se mantienen silenciosos o algunas veces el dolor se irradia a
la pantorrilla.

La causa subyacente de este problema es la retracción de los músculos gemelos y el sóleo (Tríceps
sural); su acortamiento causa tensión en el calcáneo a través del tendón de Aquiles y,
secundariamente, se provoca tensión y dolor en los componentes de la fascia plantar. Si las
molestias no son tratadas efectivamente, el dolor suele extenderse a la cara posterior del muslo y
puede progresar hasta ocasionar dolor lumbar.

La persona acude al consultorio médico caminando con cierta dificultad y refiere los síntomas antes
descritos y en muchos casos comenta que los analgésicos que en un tiempo le ayudaban, ya no son
efectivos.

Al examen físico se encuentra dolor a la palpación de los músculos gemelos. Más


predominantemente, el gemelo interno y, al colocar al paciente en decúbito dorsal, con la rodilla
extendida a cero grados, el tobillo en flexión dorsal y los dedos de los pies en extensión extrema, se
observa en la planta del pie la prominencia de los componentes de la fascia plantar, son visibles a
simple vista y, al presionar con el pulpejo del dedo pulgar, cada uno de sus trayectos desde el
calcáneo a las cabezas metatarsianas, el dolor es sumamente intenso, evocando las molestias ya
referidas por los pacientes.

El tratamiento requerirá de resolver la retracción de músculos, tendones y fascia plantar según se


evidencie: En la cara posterior del muslo, los músculos isquiotibiales (músculos de la corva); en la
pierna los músculos gemelos y en el pie la fascia plantar.

El paciente deberá referirse a Medicina Física para que el personal de terapia física resuelva de
conformidad a lo prescrito por fisiatría.

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