La Santificación
La Santificación
La Santificación
8Y
guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.
Este hombre espiritual era perfecto en todas las áreas y su comunicación y relación con
su Creador era constante, intima. Me atrevo a decir que no podía pedir más de Dios porque
su relación era perfecta. Con la caída de Adán y Eva en el huerto del Edén el hombre dio
entrada al pecado y con esto se perdió la armonía que Dios había establecido en la
creación. La parte espiritual del hombre quedó inactiva para relacionarse con Dios y es
así que surge el HOMBRE NATURAL/ VIEJA CRIATURA en el cual el alma y la carne controlan
sus acciones. Luego de ellos todo ser humano nació con una NATURALEZA PECAMINOSA
(tendencia a pecar/ causa del pecado) con su espíritu inactivo para relacionarse con Dios.
El hombre pierde su característica heredara de Dios LA SANTIDAD. Y en la actualidad la
humanidad tiene dos barreras para relacionarse con Dios:
- Nacemos con una naturaleza pecaminosa heredada de Adán. (Tendencia a pecar)
- Nuestros propios pecados.
Ante este problema Dios entrego al hombre un regalo LA GRACIA (actitud o favor de Dios
hacia el hombre. Es abundante y proviene del amor sin límites del Padre hacia nosotros)
¿QUÉ ES LA SANTIFICACIÓN?
En la Biblia SANTIFICACIÓN viene del verbo santificar. La palabra griega es “hagiazo”, que
significa estar "separado" "puesto aparte." Generalmente tiene que ver con un acto
soberano de Dios por el cual Él "pone aparte" a una persona, lugar, o cosa para cumplir
Sus propósitos.
En el Antiguo Testamento vemos el uso de este término refiriéndose a la separación de
alguien o algo para Dios pero en el Nuevo Testamento cuando se utiliza se refiere a un
acto de Dios efectuado por su Palabra y el Espíritu Santo. Implica la purificación
interior del hombre. (Surgimiento de la nueva criatura con la activación de su espíritu
para relacionarse con Dios).
Muchas veces no es más fácil creer que una cosa es santa a que somos santos.
Creemos que una persona santa es alguien de otro mundo, una cualidad imposible de
alcanzar en nuestras vidas. La santidad no es un privilegio de pocos, Dios convoca a su
pueblo a vivir en santidad. La santificación realmente es un proceso al que todos somos
sometidos desde el momento que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y se va
desarrollando y perfeccionando en nosotros(los que decidimos hacer su voluntad).
LA SANTIFICACIÓN COMO PARTE DE MI RELACIÓN CON DIOS.
Quiero que conozcamos de varios principios espirituales (idea fundamental en que se basa
una doctrina, Criterio o norma que guía la conducta de una persona) Mediante la
santificación:
La santificación como un don -posicional o inicial gr. jagiasmós/estado de pureza. “Lo que
Dios exige, él primero lo suple”. Cuando el da la orden de “Sed Santos” es porque él ya
coloco en nosotros la capacidad de lograrlo. Esta santificación se recibe cuando
aceptamos a Jesús como nuestro Salvador. Es obra de la GRACIA. Por medio de la Sangre
de Cristo:
- DIOS NOS JUSTIFICA actúa a nuestro favor con el perdón de nuestros pecados. Somos
reconciliados con Dios y toda culpa es quitada, somos exonerados. 1 Juan 1:9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.
Ante el arrepentimiento la justicia de Dios actúa a nuestro favor con el perdón de nuestros
pecados. Es Dios mismo declarándote justo. La sangre de Cristo nos limpia de nuestros
pecados. La justificación tiene el poder de reconciliar al hombre con Dios.
- DIOS NOS SANTIFICA. Mediante esta santificación inicial el Espíritu Santo viene a morar
en nosotros, nos limpia, purifica, y toda predisposición a pecar de la VIEJA CRIATURA es
abolida.
Hebreos 10:10 10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre.
Romanos 8:7-8 6Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu
es vida y paz. 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no
se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios.
Levítico 20:7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. 8Y
guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.
• EL HOMBRE ESPIRITUAL. Son hombres y mujeres sometidos al Espíritu Santo y fluyen
en su voluntad. En ellos el poder de Dios elimina la inclinación a pecar produciendo un
cambio en su interior que hace que el pecado sea repulsivo. El Espíritu Santo actúa y así
neutraliza a la vieja criatura.
Esta santificación es la voluntad de Dios para el creyente, quien tiene que buscarla seria
y constantemente. Es el proceso por el cual llegamos a vivir una vida en santidad. Dios
nos santifico y ahora nosotros debemos cada día de nuestras vidas retenerla mediante la
consagración. Las palabras CONSAGRACIÓN Y SANTIFICACIÓN indican “apartado para
Dios” pero existe una diferencia básica entre ambas.
Dios ocasiona cambios en la vida de un cristiano por medio del Espíritu Santo.
Enfrentamos diferentes situaciones personales, luchamos con la tentación, con heridas
emocionales del pasado, las cuales entorpecen nuestra habilidad para vivir la vida que
Dios desea para nosotros. La vida del cristiano es más que ir a la iglesia, es una vida
dinámica en la que se presenta la RESTAURACIÓN (es el acto de Dios por medio del cual
sana tus heridas internas y te lleva al estado original que él anhela para sus hijos la
formación del “hombre espiritual”) del individuo y su TRASFORMACIÓN es un proceso
Divino de adentro hacia afuera. El Espíritu Santo te muestra aquellas actitudes, hábitos
y pensamientos que te dañan a ti y a otros; te revela muchas de las cosas que te agradan,
pero que deforman tu carácter. Él nos señala áreas que necesitan ser cambiadas,
ayudándonos a crecer en santidad. Dándote Su Poder para cambiarlas. La última decisión
en nuestra.
El proceso de restauración y transformación puede ser doloroso. Aunque el proceso es
personal, la meta final es que podamos tener domino propio ante el pecado y
desarrollarnos como hombres y mujeres espirituales con carácter maduro para ser de
bendición a muchos.
2a de Timoteo 2:21. 21 21Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para
honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.
Haz tu parte que Dios hará la suya. (SANTIFICACIÓN COMO EXPERIENCIA PLENA Gr.
Jagiótes. Propiamente el estado de santidad.)
Filipenses 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Este es el estado pleno de santidad, el trabajo completo y final de Cristo en nuestra vida,
cuando nos aleje de todo contacto con el pecado en su inminente venida. El estado de
perfección a la imagen de Cristo cuando este venga y seamos completamente
trasformados.
1 Tesalonicenses 3:13. 12Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros
y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, 13para que sean
afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre,
en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
1 Juan 3:2-3 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es. 3Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro.
Conclusión
Nuestra responsabilidad presente es nuestra santificación progresiva. Al momento de la
santificación el Espíritu Santo entra a morar en nosotros y nos volvemos TEMPLO. Ahora
nuestra vida que ha estado en caos debe ser renovada y trasformada. Hemos crecido en
un ambiente secular en el cual los principios no han tenido a Dios en cuenta por lo tanto
para poder vivir en santidad
1 Tesalonicenses 5:21-24
21 Examinadlo todo; retened lo bueno.
22 Absteneos de toda apariencia de mal.
23 Y el mismo Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu y alma
y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24
Fiel es el que os llama; el cual también lo hará.