El Corazón de La AMS Femenina - Janelle Hallman
El Corazón de La AMS Femenina - Janelle Hallman
El Corazón de La AMS Femenina - Janelle Hallman
Janelle Hallman
PARTE UNO:
LOS BLOQUES DE CONSTRUCCIÓN
Comprender sus historias
A pesar de que nadie puede volver atrás y hacer un inicio completamente nuevo,
todo el mundo puede empezar desde ahora y hacer un final completamente nuevo.
Carl Bard
[ CAPÍTULO UNO ]
LAS MUJERES Y SU DERECHO A ELEGIR
(...)
Karen comenzó la terapia porque estaba abatida por la reciente ruptura de una relación de tres
años con una mujer. Ella decía que cada vez que rompía con una pareja, se sentía como si le
estuvieran arrancando el corazón de su pecho. Tenía miedo de estar perdiendo partes de sí misma y
exclamaba que nunca volvería a pasar por ese dolor. Ella creía que Dios quería algo más para ella que
las dramáticas y tumultuosas relaciones con parejas de su mismo sexo que había conocido
anteriormente. También se preguntaba cómo tener amistades “normales” con mujeres, pues estas
siempre acababan emocionalmente enredadas o sexualizadas.
Para los próximos años, Karen hizo un compromiso de trabajar en su vida y en sus relaciones.
Su terapeuta vio su lucha a través de un profundo dolor, tan severo que a veces se cuestionaba su
voluntad de vivir. Ahora Karen tenía tenacidad, determinación y valor para luchar por la vida que
siempre había soñado tener: una vida que incluyera una comunidad cercana de amigas y quizás el
matrimonio y una familia. En la terapia se confrontó con recuerdos de abuso en su niñez y desafió
creencias negativas centrales sobre sí misma y sobre Dios. Por ejemplo, Karen se dio cuenta de que su
propio auto-odio le impedía creer y recibir la atención y la bondad de Dios y de otros. Dejó de usar
algunos de sus comportamientos defensivos, tales como el sacasmo o el enojo, y modelos familiares
de escape emocional, como beber o contemplar el suicidio siempre que se sentía mal. Estabilizó su
vida personal al establecerse en un trabajo y un apartamento que disfrutaba, y se abrió a nuevas
oportunidades de amistades y comunidad.
Ahora, Karen explica que tiene muchas amistades femeninas libres de dependencia intensa y
sexualización. Sus relaciones son satisfactorias, cumplidoras y recíprocas. A pesar de que sus
sentimientos por el mismo sexo aparecen de tanto en cuanto, sin embargo tiene un sentido general de
bienestar y paz, y sabe que es adorable y valiosa. Ya no teme a los momentos en los que puedan
aparecer los sentimientos de soledad. Ha aprendido a cultivar a los otros y salir en busca de estos si
precisa apoyo. Ella explica que se siente como una persona totalmente diferente.
1
Cuando se le preguntó qué es lo que la ayudó a estabilizarse y a hacer estos cambios increíbles,
Karen replicó: “¡Mi terapeuta! Ella se ha centrado en mí. Se ha preocupado por toda mi vida. Me
mostró respeto. Pero incluso más que esto, ella era siempre la misma, incluso cuando yo estaba fatal
con mi ansiedad y mis pensamientos de herirme. Ella era consecuente, atenta y paciente. Su voz
calmante, sus límites fuertes, su disponibilidad, sus oídos prontos para escuchar, su amabilidad y su
feminidad, ¡todo de alguna manera me cambió! Nunca se rindió por mí. Me daba esperanza”.
Cuando trabajo con mujeres con un conflicto por su atracción por el mismo sexo (AMS), yo
también tengo esperanza. Mi esperanza no se basa en una habilidad de la mujer por eliminar
completamente los deseos o atracción por el mismo sexo, sino en su capacidad de curar y convertirse
en una mujer sólida y segura dentro de una relación terapéutica sólida y segura. Tengo la esperanza de
que una mujer puede madurar al dar y recibir amor en todas sus relaciones y ya no estar restringida
por patrones relacionales destructivos. Tengo la esperanza de que una mujer puede ser liberada del
íntimo núcleo de vergüenza, odio a sí misma y desesperación que la impiden que sea la mujer que
Dios quiere que sea.
(...)
La inmensa mayoría de las mujeres que he conocido personalmente viene de una subpoblación
de mujeres con AMS muy especial. Estas mujeres:
No obstante, no he tenido el mismo honor de trabajar con mujeres que no tengan una tradición
de fe o que no estén en conflicto con su orientación o identidad sexuales. Adicionalmente, tengo una
limitada experiencia en el trabajo con la próxima generación de adolescentes y mujeres adultas
jóvenes que han crecido en una cultura muy diferente a la de las mujeres que crecieron antes de los 80.
(...)
(...)
LA NECESIDAD DE RELACIÓN
(...)
Irvin Yalon (The Gift of Therapy): “La terapia no debería estar impulsada por la teoría, sino
por la relación”. Èl sugiere que se puede ayudar a un cliente puramente a través de la experimentación
una relación íntima con sus terapeutas. Esto no puede ser más cierto con las clientas con AMS. (...) De
hecho, la mayoría de las mujeres con AMS no progresarán de manera clara en su proceso individual
de crecimiento, desarrollo y sanación fuera de una relación afectuosa, sanadora con un profesional o
una persona profana en la materia que pueda aportarle seguridad y apoyo nutriente.
Yo descubrí bastante pronto en mi práctica como orientadora, sin embargo, que muchas de mis
clientas primero necesitaban sentirse seguras antes de poder empezar a sentirse amadas. Sin seguridad
ni garantía no se puede establecer confianza. Sin confianza no se pueden construir relaciones
afectuosas. Para muchas mujeres con AMS, la seguridad es aún una necesidad preeminente.
(...)
Toda mujer con AMS es única: no solo en personalidad, historia familiar y talentos y
habilidades, sino en cómo experimenta su atracción por el mismo sexo.
(...)
Parece inapropiado asignar el término homosexualidad femenina a cada mujer con AMS.
Además, muchas mujeres dicen que se sentirían ofendidas o humilladas si se las etiquetara como
homosexual o lesbiana. Estos términos pueden incitar miedo y a menudo implican la existencia de
ciertos comportamientos, actitudes y sentimientos que simplemente no están presentes en su
experiencia o identidad particulares. Aún, para estar seguras, todas ellas admiten experimentar algún
nivel de atracción o dependencia emocional por el mismo sexo.
(...):
Atracción por el mismo sexo: todo deseo hacia otra mujer, en la realidad o en la fantasía, que puede
incluir sentimientos eróticos, sensaciones con carga sexual o una preocupación fuerte con afectos
físicos no sexuales tales como ser sostenida, abrazada, tocada por casualidad o mimada con abrazos.
La presencia de la AMS no excluya la presencia de atracción o comportamientos por el sexo opuesto.
3
Dependencia emocional por personas del mismo sexo. Las mujeres se vuelven intensamente
dependientes emocional y psicológicamente de la otra por un sentido del yo, apego, identidad,
intención, seguridad o bienestar. (...) Esta dependencia puede incluir o no participación o actividad
física o sexual.
(...)
Orientación sexual. Este término debe diferenciarse de los anteriores. La orientación sexual se suele
evaluar mediante la valoración de los patrones de excitación sexual de una persona, sus atracciones,
fantasías, anhelos, comportamientos e identidad. Si una mujer dice que la mayoría de estos factores
los asocia predominantemente con otras mujeres, especialmente a lo largo de su lapso de vida, se dirá
que tiene una orientación predominante homosexual o por el mismo sexo.
(...)
Pocas mujeres inician la terapia con la única petición de “cambiar” su orientación sexual.
Típicamente, una mujer inicialmente quiere centrarse en la dificultades relacionadas con uno o más de
estos temas:
- la crisis de una relación con una persona de su mismo sexo recién terminada;
- depresión generalizada, ansiedad o desconfianza;
- sentimientos crónicos de vacío, vergüenza tóxica o una falta de un sentido básico de sí;
- soledad y aislamiento;
- un modelo de dependencia emocional o enredo con amigas;
- odio a sí misma;
- cosas relacionadas con los hombres.
Al principio del tratamiento, muchas de mis clientas no tienen claro qué es realista en cuanto a
cambiar su AMS. Pueden estar inseguras con respecto a cuánto de su vida pueden o quieren cambiar.
Para muchas mujeres, las relaciones con el mismo sexo han sido el único medio por el cual han
sobrevivido a un sentido inestable del yo y han resistido las necesidades de intimidad profundas
insatisfechas. Adicionalmente, algunas mujeres han moldeado su identidad adulta alrededor de sus
sentimientos y relaciones con el mismo sexo. Incluso si yo de alguna manera pudiera “arreglar” o
cambiar rápidamente en una mujer estas atracciones esenciales y su comportamiento, sería imprudente
hacer esto hasta que ella haya establecido otros principios que organicen su identidad, su sentido y su
intimidad.
De todas maneras, esto no significa que una mujer no pueda experimentar un cambio profundo
en muchos factores de su sexualidad. Por ejemplo, como la sexualidad femenina tiene una base más
emocional que física, la excitación sexual y los modelos de atracción pueden cambiar, y de hecho lo
hacen a la par que cambian las conexiones emocionales de una mujer. Las creencias fundamentales
que a menudo dirigen la intimidad de una mujer con otra mujer –como la creencia de que solo las
4
mujeres son capaces de conexión emocional- se pueden cambiar, y a menudo cambian. El contenido y
la frecuencia de las fantasías sexuales de una mujer pueden cambiar. Los aspectos de comportamiento
de la sexualidad de una mujer, especialmente si hay un componente compulsivo, cambian por lo
común. El cambio puede pasar cuando una mujer es sanada de experiencias sexuales de abuso. Una
mujer también puede cambiar o desarrollar su identidad para incluir una definición más amplia de su
personalidad, en vez de una definición centrada exclusivamente en la sexualidad. Todo el mundo,
incluidas las mujeres que luchan con la AMS, deberían tener la libertad de desafiar y cambiar
creencias, de romper viejas promesas, de modificar estilos relacionales y sanar abusos del pasado.
Estamos siempre en un proceso de devenir. El cambio en sí mismo no es solo una parte de nuestro
derecho inalienable como seres humanos, sino también una parte de la dinámica inherente al
crecimiento y desarrollo humanos naturales.
El grado en que una mujer con AMS puede o quiere experimentar el cambio estará
determinada únicamente sobre la base de varios factores:
(...)
(...)
(...)
(...) Muchos orientadores profesionales y estudiantes temen poder llegar a perder sus
credenciales de licencia si ofrecen lo que se ha acuñado como “terapia reparativa” a un hombre o
mujer deseosos de comprender o cambiar sus sentimientos o comportamientos homosexuales.
(...)
5
Los principales puntos de controversia en la comunidad psicológica en torno a las bases
científicas, teóricas y clínicas subyacentes en toda intervención que no son primariamente de
afirmación gay.
(...) La sexualidad femenina en general es más bien fluida o flexible antes que rígida o fija y
(...) está estructurada de forma diferente que la sexualidad masculina. Mientras que el concepto de
fluidez sexual (o evolución o transformación espontáneas de las atracciones, comportamientos e
identidad sexuales de una persona) no es idéntico al concepto de mutabilidad, que implica un esfuerzo
intencionado dirigido a alterar o cambiar las atracciones sexuales o comportamientos de una persona,
es compatible con la noción de que los sentimientos sexuales y comportamientos no son en absoluto
inmutables o invariables. Sin embargo, no se traducen directamente en la prueba de que cualquier
mujer con AMS puede cambiar o alterar su atracción u orientación por el mismo sexo.
(...)
[Del estudio de Jones y Yarhouse, 2007], “el hallazgo que sin duda fue más sorprendente fue
que la subpoblación de este estudio que tenía la mayor probabilidad en promedio de manifestar un
cambio significativo” era la subpoblación que había sido más profunda y predominantemente
homosexual.
(...)
(...)
Algunos piensan que los hombres y las mujeres tienen conflictos con su homosexualidad
porque inadvertidamente han interiorizado las actitudes homofóbicas opresivas de la sociedad o
creencias heterosexistas (...). Esta afirmación se acerca peligrosamente al rechazo de la posibilidad de
que un hombre o una mujer con AMS incluso puedan tener temas subyacentes psicológicos y
emocionales que podrían hacer que la psicoterapia les beneficiara, más allá de una simple afirmación
de la orientación sexual de uno.
(...)
Toda mujer también tiene que ofrecer su pleno e informado consentimiento antes de los
procedimientos de tratamiento.
(...)
Haldeman (2002) señala que “la psicología no tiene el derecho a interferir en los derechos de
los individuos de búsqueda del tratamiento que elijan... el papel de la psicología es informar a la
profesión y al público, no legislar contra los derechos de los individuos a la autodeterminación” (pp.
6
262-263). Señala que “los derechos de los individuos a sus experiencias diversas de religión y
espiritualidad merece el mismo respeto otorgado a la orientación sexual” (p. 262).
(...)
(...)
La meta inicial de la terapia con cualquier mujer con AMS debería ser ofrecer “un lugar seguro
libre de juicios y prejuicios” (...). Más que imponer la conversión o la terapia afirmativa a los clientes,
los psicólogos “deberían hacer lo imposible por proporcionar un entorno profesionalmente no
coercitivo que dé a los clientes la maxima libertad de expresarse, explorar y clarificar sus valores y
creencias sobre la homosexualidad” (Nicolosi, Byrd y Potts 2000ª, p. 1.085).
Esto probablemente requiera una tremenda cantidad de valor en una mujer para hacer la
llamada inicial, por no hablar del momento de presentarse en persona, la consulta a un profesional. Le
entra miedo, indecisión e inseguridad en sus metas para la terapia, aunque sea posiblemente incapaz
de continuar su vida por sí misma sin apoyo y ayuda exterior. La mayoría de las mujeres con AMS
comienzan la terapia creyendo que son malas personas: peligrosas, malformadas e incluso rechazadas
por Dios. La vergüenza a menudo ensombrece cada aspecto de su ser. A mí me parece que la última
cosa que necesitan de su nueva terapeuta es que se centre en el tema más vergonzoso de su vida en un
esfuerzo de afirmación o desafirmación. He observado que cuando ofrezco mi respeto, en primer lugar
conociendo a mi clienta y comprendiendo todos los aspectos de su vida, reforzando su sentido de
dignidad y valor, entonces ella es capaz de exponer y explorar estos aspectos profundos y quizá
vergonzosos de su vida. Con cada nueva clienta, pongo mi objetivo en:
- Comunicar que tiene valor. Yo no ofrezco terapia simplemente porque ella está en conflicto
con sus atracciones u orientación sexuales. Yo ofrezco terapia porque ella es importante y su
vida es importante.
- Conocerla como individuo. (...) Quiero respetar sinceramente su historia única, sus
experiencias, elecciones, relaciones y metas para la terapia.
[ CAPÍTULO DOS ]
LA TERAPEUTA Y LA COMPETENCIA PERSONAL
(...)
Siempre que abro la puertas de mi consulta a una nueva clienta, espero lo inesperado. Me
preparo ya antes para encontrarme con una mujer especial. También me preparo para empezar la
terapia en el momento en que yo diga “hola”. (...)
En el momento en el que saludo a una nueva clienta, esta puede empezar a examinarme. (...)
Ella quiere saber quién soy tanto como yo quiero saber quién es ella.
[“Las lesbianas son muy conscientes de las sutilezas del lenguaje y las maneras que sugieren
peligro o seguridad”].
(...)
En los momentos de apertura y a través de cada estadio sucesivo, la terapia con mujeres con
AMS es diferente. (...) Muchas mujeres:
(…)
8
Las mujeres con AMS tienen ciertos rasgos y estilos de relacionarse que también crean
distinciones en la sesión terapéutica. Son pensadoras profundas, dinámicas y encantadoras. Tienen una
capacidad infinita de dar y ayudar a los demás y son extremadamente creativas y apasionadas.
También son refrescantemente honestas y directas.
(...)
Sin embargo, estas mujeres también pueden ser muy desafiantes. A menudo muestran más
desafío, una mayor actitud defensiva y una mayor agresión abierta que otros clientes. Quieren ir al
grano. No van a tolerar lo que llaman “psicoparloteo” y van a reconocer la falta de autenticidad por
parte de una terapeuta. No tienen problemas en enfrentarse al consejo de su terapeuta o a una actitud
subyacente, o en desafiarlos. Pueden ser hipersensibles y aparentemente resistentes a las
intervenciones terapéuticas comunes. El trabajo con estas mujeres requiere más energía, más ingenio y
un mayor nivel de compromiso que con otros clientes.
(...)
Mientras que la terapia con mujeres con AMS es a menudo el trabajo más provechoso que
pueda hacer una orientadora, raramente se hace por casualidad o cómodamente.
(...)
Afirmaciones erróneas:
- Podemos enseñar a nuestras clientas una relación saludable, pero no deberíamos llegar a
estar emocionalmente comprometidas. (...) Mis clientas necesitan en última instancia una
experiencia real de relaciones saludables. No puedo establecer una experiencia correctiva de
seguridad, confianza y apego para mis clientas a menos que yo esté disponible
emocionalmente como persona real y les ofrezca un interés y una preocupación genuinos. Es a
través de la experiencia de ser amado y educadas como mis clientas pueden hacerse más
sólidas como mujeres que a su vez pueden amar.
- Las terapeutas solo deberían trabajar con pacientes que estén motivadas y hagan progresos.
(...) A pesar de una posible necesidad legítima de ser invitadas a participar en el proceso
terapéutico, estas mujeres necesitan incluso más el ser constantemente reaseguradas de que su
terapeuta está comprometida a trabajar con ellas, incondicionalmente. (...)
- La elusión, la defensión y la falta de cooperación con las metas de la terapia, así como el
rechazo a expresar necesidades y objetivos, son signos de resistencia y se deben confrontar
directamente. Esta máxima no es cierta para la mayoría de mis clientas. En general, las
mujeres con AMS han sido las clientas más fieles y dedicadas. (...) Hasta que una mujer no
establezca un mayor sentido de su yo central y sus realidades internas, no podrá ser capaz de
expresar sentimientos, necesidades y deseos. Si una mujer continúa asistiendo a la terapia, le
doy todo el beneficio de la duda y asumo que ella está comprometida con la terapia y que se va
a dar lo mejor de sí misma.
- Las orientadoras nunca deberían trabajar más duramente que sus clientas. Las mujeres
adultas que no perciben o experimentaron de niñas un flujo constante de amor y apoyo pueden
necesitar todavía una figura parental que pueda tanto reconocer sus sentimientos como
9
responder de manera amorosa. Cuando eran niñas no sentían un entorno seguro que las
apoyara; puede que no hayan aprendido cómo se pide ayuda. Muchas de mis clientas todavía
me necesitan para que las apoye y las guíe incluso en sus intentos de cooperar con el proceso
de ayuda. A veces, parece como si yo estuviera trabajando más duramente que ellas.
- Las clientas no deberían desarrollar una dependencia de sus terapeutas. (...) En una sesión de
terapia no es inusual que una clienta experimente una regresión o transferencia de necesidades
primarias de dependencia insatisfechas. Cuando esto ocurre, como a menudo sucede con las
mujeres con AMS, la clienta puede sentir dependencia de su terapeuta. Estas situaciones
pueden aportar oportunidades terapéuticas significativas para una mujer con AMS. Primero,
algunas de sus necesidades de dependencia insatisfechas puede ser vistas como si ella
simplemente continuara en una relación delimitada y cuidada con su terapeuta. Segundo,
tendrá la oportunidad de explorar conscientemente y comprender sus sentimientos y
comportamientos de dependencia, en lugar de ser inconscientemente controlada por ellos.
Tercero, tendrá una oportunidad de ir más allá del estado de dependencia en el que ella pudiera
encontrarse regularmente, especialmente en sus relaciones con el mismo sexo. (...) [ver
capítulo 11].
- Si una mujer quiere comprender o variar su respuesta a sus sentimientos por el mismo sexo,
tendrá que estar muy motivada para el cambio. [Las mujeres] podrían temer que este
“cambio” requiera de ellas que abandonen toda relación con personas de su mismo sexo, o su
comunidad existente, o sus amigos. También pueden temer lo desconocido de un cambio tan
radical. Por ello, en el estadio inicial de la terapia, muchas mujeres son inicialmente
ambivalentes con respecto al “cambio”. Primero necesitarán la seguridad y fiabilidad de una
relación con su terapeuta o consejera pastoral antes de poder siquiera empezar a explorar este
compromiso de cambio de vida. Incluso entonces, la ambivalencia puede permanecer. Es
importante que se las respete y que se les conceda una libertad continua para tomar decisiones
sobre su propia vida y la dirección de su terapia. Además de ser éticamente importante, la
plena autonomía dentro de una relación de apoyo ayuda al establecimiento y la solidificación
de un sentido de sí misma. Esta es una necesidad primaria para muchas mujeres con AMS.
(...)
Las suposiciones, juicios y faltas de entendimiento (como se remarca abajo) pueden ir incluso
en detrimento del proceso terapéutico.
- La terapeuta tiene actitudes negativas para con los homosexuales o la homosexualidad. (...)
Para trabajar de manera efectiva con mujeres que tienen AMS, es importante cuestionar
continuamente cualquier prejuicio psicológico como que los homosexuales están enfermos
mentalmente o cualquier prejuicio moral como que la homosexualidad es un mal mayor que
cualquier otra condición humana, tentación o pecado. (...)
- La terapeuta cree que todos los problemas de las mujeres surgen de su AMS. (...)
- La terapeuta hace falsas promesas o alegaciones exageradas sobre el cambio. (...) Con el
tiempo, emergerán las discusiones sobre la naturaleza o la posibilidad de cambio, y cuando lo
10
hagan, las terapeutas deben usar sabiduría y moderación. (...) En uno a dos años en terapia, sin
embargo, a menudo descubrirán [las clientas] que sus deseos eróticos por el mismo sexo se
entrelazan literalmente con sus deseos legítimos de cercanía emocional y amistad con mujeres.
Se dan cuenta de que si simplemente tratan de extinguir sus deseos por el mismo sexo, también
extinguirán de manera inadvertida su necesidad sana y natural de relaciones con mujeres.
Comprometerse con una amistad no sexual con mujeres significa que se van a confrontar y
desafiar continuamente la tendencia (hábito) a erotizar anhelos de calidez y cercanía
femenina. Este puede convertirse en un punto muy desmotivador en la terapia. (...). Si ella lo
pide, yo presento sensiblemente lo que ha sido experimentado por algunos y explico las
distintas opciones más allá de simplemente aceptar y actuar según sus sentimientos por su
mismo sexo o su identidad lesbiana2.
- La terapeuta alberga una actitud negativa hacia los progenitores, parejas y amigos de la
clienta. (...) Cuando [su familia] es importante para mi clienta y yo resuelvo con franqueza las
dificultades e imperfecciones que existieron en su familia, lo hago con compasión y un espíritu
de gentileza hacia su familia. (...).
(...)
Las clientas prefieren orientadoras que “nunca hagan un tema de la orientación sexual si este
no es relevante”, las ayuden a explorar y comprender las causas de su atracción por el mismo sexo,
apoyen el desarrollo de relaciones con el sexo opuesto y las animen en sus amistades no sexuales con
el mismo sexo. (...) A las clientas las ayudaban más las orientadoras que eran entendidas del tema y
respetuosas con gais, lesbianas y personas en conflicto con la AMS.
Yo recomiendo que las terapeutas se preparen para tal trabajo a través de reflexiones
personales sobre:
- sus prejuicios inconscientes o estereotipos negativos hacia hombres y mujeres con AMS o sus
familias;
- su propia orientación de género, sexual o sus luchas personales con el desgarro sexual y
cómo puede afectar esto a la experiencia de terapia de los clientes.
2
Algunas de estas opciones pueden incluir: (1) restringir modelos de comportamiento o de relación con el mismo sexo y
reducir la identificación con el lesbianismo; (2) buscar la pureza sexual y el celibato a la luz de sentimientos y tentaciones
actuales por el mismo sexo; (3) disminuir deseos y comportamiento por el mismo sexo mientras aumentan los deseos
heterosexuales y las capacidades relacionales; integrar creencias religiosas e identidad lesbiana sin intención de tener
relaciones lesbianas; y (5) continuar intentando cambiar radicalmente la orientación sexual
11
Mi experiencia ha sido que, en el curso de la terapia, muchas de mis clientas quieren discutir
mis posiciones y sentimientos sobre este tema. Por lo tanto, he revisitado regularmente mi propia
historia, mis creencias y sentimientos. (...)
También recomiendo que las terapeutas se familiaricen con las fuentes pertinentes sobre la
homosexualidad, las tendencias culturales relacionadas con el género y la sexualidad femenina, las
actitudes y creencias posmodernas de nuestra juventud con respecto a la sexualidad, y las notables
características, experiencias comunes y luchas en las vidas de mujeres con AMS.
Buscar formación y conocimientos de primera mano en recursos para mujeres en conflicto con
la AMS. (...). He aprendido (...) si (y cuándo) es apropiado recomendar estos recursos a mujeres con
AMS. (...) Esto tiene el potencial de desencadenar negativamente a una mujer, a veces cayendo en
picado en ansiedad severa, depresión, desilusión o vergüenza. Por lo tanto, no hago recomendaciones
de forma casual. (...)
Ganar comprensión de las tendencias y tramas culturales. Muchas chicas con una base de fe,
entre las que se incluyen chicas adolescentes, traen con ellas una nueva mezcla de fluidez sexual y
bisexualidad cuando empiezan la terapia. No están necesariamente interesadas en explorar el cambio
en su AMS, sino que están buscando apoyo en muchas otras dificultades de su día a día. (...) Ser feliz
o sentirse bien (...) es lo que es más importante. (...)
Las terapeutas van a necesitar ser capaces de ayudar a mujeres que navegan en estas
circunstancias y en estos temas relacionales complejos.
Aumento del conocimiento personal de mujeres en conflicto por su AMS. Este puede ser el
paso más importante en la preparación terapéutica. Es un imperativo que una terapeuta se familiarice
con la cada vez más extensa población de mujeres con AMS, no ya solo con una o dos clientas
pasadas o presentes: es importante no solo comprender sus historias, sino ver la vida a través de sus
ojos y aprender su lenguaje.
(...)
[ CAPÍTULO TRES ]
ECHAR DE MENOS UN “HOGAR”
El apego y el yo
(...)
12
que crecieron en familias horribles con abusos atroces no luchan contra sentimientos por el mismo
sexo. ¿Cómo explicamos tales variaciones?
Todo lo que es humano, incluida la sexualidad, implica un misterioso tejido de nuestro patrón
biológico con nuestras experiencias, percepciones, cogniciones, emociones, reacciones y elecciones.
Nuestras cualidades y rasgos de base genética o biológica aportan un cierto matiz en nuestro entorno,
únicamente matizando todas nuestras experiencias: quien somos afecta directamente a cómo
percibimos y procesamos nuestros mundos. Cómo percibimos y procesamos nuestros mundos afecta a
su vez a lo que acabaremos siendo. Las interacciones o transacciones entre componentes biológicos
(incluidas las características y rasgos de personalidad hormonales, neurológicas, genéticas o innatas –
naturaleza-) y nuestro entorno que nos rodea y experiencias (educación3) empiezan en el momento de
la concepción e influyen directamente en nuestro proceso continuo de desarrollo psicológico (cerebro
o crecimiento neurológico), desarrollo psicológico (recuerdos y sentido del yo) y desarrollo sexual.
Todo lo que es humano, por tanto, es extremadamente complejo, categóricamente misterioso y
potencialmente en un flujo.
Los estudios que exploran las causas genéticas de la homosexualidad femenina se han centrado
principalmente en hacer concordar los porcentajes de homosexualidad entre gemelos y otros
hermanos. (...)
3
El concepto de “educación” incluye toda influencia y experiencia de desarrollo, tales como los modelos de apego,
interacciones sociales y relacionales así como también las reacciones del individuo, sus elecciones, decisiones y creencias
adoptadas como respuesta a estas experiencias. Hay una multitud de influencias del medio y sociales en la vida de un niño,
entre las que se incluyen sus padres, hermanos, familiares, amigos de la infancia, amigos de sus padres, vecinos, maestros,
pastores, líderes de juventud, monitores de campamentos, amigos de la adolescencia, enemigos, la televisión, la radio, la
música, internet, la política, ambientes sociales y muchas más. Los padres, a pesar de su importancia, no son de lejos la
única influencia en la vida de desarrollo del niño.
13
influencia hormonal en alguna mujer, esta sigue contando solo para un camino entre varios de los que
pueden llevar a la homosexualidad femenina.
(...)
A través de los años, he observado en mis clientas varios procesos biopsicosociales comunes
que creo que podrían ser útiles para lograr una mejor comprensión de las dinámicas que pueden crear
caminos hacia la sexualidad por el mismo sexo. (...) Al presentar los rasgos y las experiencias
comunes en mujeres con AMS, sugeriré cómo cada factor puede tener una influencia en un contexto
con otros muchos factores y procesos; yo no creo que un único factor individualmente determine o
cause directamente la AMS femenina.
(...) He observado, (...) en las mujeres con las que he trabajado, las siguientes características
excepcionales y rasgos personales, todos ellos bastante probablemente heredados:
(...)
(Una clienta) admite que se sentía sobrecargada de niña. Era casi hiperconsciente de los
aspectos dolorosos y difíciles de su entorno familiar, incluidas las necesidades relacionales y
personales de sus padres, sus debilidades e imperfecciones.
(...)
A una chica inteligente, sensible, curiosa y reflexiva pueden afectarle gravemente las sutilezas
de la influencia de los padres en su entorno más amplio: “La situación humana es tal que la herida a
veces pueda pasar sin que haya motivo para echarle la culpa a nadie” (Moberly, 1983, p.3). Y así
puede pasarle a estas mujeres y a sus familias.
(...)
[Hay] cuatro categorías de desarrollo que están extremadamente en conflicto en las mujeres
con AMS:
- El apego;
- La formación del yo;
- La identidad de género; y
- La socialización.
(...)
El apego se define como una “relación emocional que desarrolla gradualmente, tras días y
meses de contacto diario, conversación, cuidado y abrazos” (Brodzinsky, Schecter y Henig, 1992,
p.32). El apego seguro (...) requiere de un continuo cuidado y reparación a lo largo del periodo de
desarrollo de una chica.
Típicas en la historia de las mujeres con AMS son las interferencias, los factores estresantes o
los fracasos en su apego más fundamental, que a menudo surgieron en el nacimiento y continuaron a
lo largo de la infancia. Esta disrupción percibida o real normalmente hunde sus raíces en:
(...)
(...)
Cualquier cosa que molesta a la madre también puede alterar al feto; los bebés en el seno de su
madre sienten lo que sus madres sienten a un nivel fisiológico y sensorial. (...) Y como estas
sensaciones y “recuerdos” se encuentran entre los primeros, pueden haber influenciado de manera
extrema en la formación fundamental de mis clientas.
(...)
Además, un feto puede sentir cuándo es deseado y cuándo no, (...) y “siente y reacciona al
amor y al odio, así como a la ambivalencia y a la ambigüedad” (Levy y Orlans, 1998, p. 29). Algunas
de las madres de mis clientas (...) estaban seguras de que iban a tener un niño. (...) Una reacción de los
progenitores después del nacimiento hacia el niño de sexo no preferido puede incluso tener influencia.
(...) Si “un bebé chica es vista con desagrado o depresión, el bebé asumirá desde su nacimiento que
algo no está bien en sí”. (...) Este sentido fundamental de diferencia no tiene una relación directa con
la presencia de la homosexualidad como a menudo cree mucha gente (el desarrollo sexual tiene lugar
en un estadio posterior de la vida), pero puede ser asociado con estas impresiones y dificultades de
apego tempranas.
(...)
Resumiendo, muchas mujeres con AMS pueden haber tenido experiencias traumáticas
múltiples cuando tenían 6 meses de vida. Si tuviéramos que conceptualizar sus vidas en términos de
16
bloques de construcción, al primer estrato de bloques le faltarían varias piezas. La confianza es
comprometida, el apego es amenazante, y su incipiente yo de base se puede estar fracturando.
No es infrecuente encontrar que ambos progenitores de una mujer con AMS crecieron en
entornos tensos, con apego inseguro, privaciones emocionales o abandono real. (...) Los afectos de los
progenitores y sus comportamientos de apego dirigidos hacia sus hijos están profundamente
influenciados por sus experiencias personales previas, especialmente por aquellas que tuvieron o
siguen teniendo que ver con sus propios progenitores (Browlby 1988, p.15). Que muchos padres
crecen en un ambiente insano o insatisfactorio no les hace rotundamente malos padres, sino que
pueden no ser conscientes de posibles modelos de apego inefectivos en relación con sus propios hijos
(y cónyuges). Tristemente, es esta debilidad relacional y emocional en la que parece que se centran
mis clientas, que a menudo no son capaces de ver el cuidado subyacente de sus padres y su
sentimiento de amor a causa de su falta de sentido de privación relacional.
(...)
MODELOS MATERNOS
En general, las mujeres con AMS describe la dinámica relacional con sus madres en las puntas
extremas de un continuo que va de la conexión a la separación. Parece que no haya término medio.
Quienes han experimentado excesiva cercanía o conexión con sus madres a menudo describen el
vínculo madre-hija más como una absorción mutua que como un apego sano. No se diferenciaban de
sus madres y se enredaban emocionalmente con ellas; a menudo sentían lo que sentían sus madres. Se
preocupaban por la tristeza de su madre o por las dificultades en su matrimonio. A veces, les resultaba
difícil distinguir entre los sentimientos de su madre y los suyos propios. Muchas mujeres, sin saberlo
sus madres, asumían el papel de cuidadora de su madre4. Llegaban a creer que si su madre estaba bien,
yo estoy bien. En varios casos, para mantener un sentido de conexión con sus madres, estas hijas
tenían que negar o rechazar sus propias necesidades o sentimientos a favor de las preocupaciones o
sentimientos de mamá.
En estas dinámicas enredadas, muchas hijas percibían a sus madres como dependientes,
débiles, necesitadas o infantiles. Irónicamente, las madres que eran más que competentes (y por
consiguiente, capaces de “hacerlo todo” con un pequeño apoyo obvio de sus maridos) también eran
vistas como débiles. Según sus hijas alertas y orientadas a la justicia, eran incapaces de reclamar sus
derechos en el matrimonio o de dirigir adecuadamente sus necesidades personales.
Las mujeres que experimentaron excesiva distancia o separación en sus relaciones con sus
madres hablan a menudo en términos de una ausencia total de conexión emocional cálida (McDougall
1970). Perciben a sus madres como que son obedientes pero desapegadas. Estoicas y vacías: explican
que sus madres hacía la comida, limpiaban la casa, se uniían a viajes en grupo y atendían
regularmente a eventos deportivos, pero nunca estaban realmente “presentes”. Las hijas no se sentían
conectadas, y cuestionaban si sus madres estaban siempre comprometidas con sus pensamientos o
sentimientos internos. Algunas mujeres reivindicaban que llegar a su madre era como aferrarse a la
nada; mamá era un “caparazón de mujer”. A las madres, creían estas mujeres, les faltaba toda
sustancia identificable de sí misma, y, por tanto, no podían nutrir o apoyar el proceso de auto
formación e identificación concreto de sus hijas.
4
Este papel de cuidadora a menudo también enciende un resentimiento creciente hacia su padre. Se preguntan por qué
ellas, y no él, fueron las que se cuidaron de su madre (McDougall 1980).
17
(...)
Muchas mujeres también explican que sus madres eran emocionalmente indisponibles a causa
de depresión materna. Que tenga una depresión no significa que una madre no se preocupe: sin
embargo, sus emociones y reacciones a menudo están adormecidas y son tardías, restringiendo su
habilidad de conexión emocional con su hija. Este fracaso en la armonización puede debilitar el apego
madre-hija y crear un sentido de distancia relacional. En muchos casos, las madres de mis clientas
estaban tan crónicamente deprimidas que dependían explícitamente del apoyo físico y emocional de
sus hijas.
En los casos más tristes, mis clientas llegaron a creer que eran una carga para sus madres: no
queridas, no amadas y “un estorbo”. Vivían con lo que sentían como una energía frustrada dirigida
hacia su desaparición misma. Una mujer se sentían tan insegura con su madre que creía que su madre
causaba intencionadamente todo el dolor de su vida o, por lo menos, rechazaba protegerla.
(...)
(...) La madre es la primera persona con la que tanto una niña como un niño ya de bebés se
apegan. En contraste con el proceso de desarrollo crítico de un chico en su diferenciación de la madre
y su salida del mundo de esta para entrar en el mundo del padre (el mundo masculino), una chica se
quedará apegada con seguridad a su madre y crecerá como individuo único dentro del mundo de la
madre (el femenino). Su padre entrará en el mundo de su hija y protegerá la relación especial madre-
hija y bendecirá su identidad femenina, única y propia.
Una madre, pues, es el hogar duradero fundamental de una niña. Es a través de esta calidez, la
seguridad, el apego continuo con su madre (con la ayuda del padre) que una chica formará su sentido
básico de sí misma; se reflejará, se modelará y se identificará con la madre; se comprenderá a sí
misma como fémina; diferenciará y descubrirá su identidad única e individual; y aprenderá cómo
construir relaciones. El apego fundamental de una chica con su madre actuará como un modelo para
todas las futuras relaciones emocionales (Chodorow 1978).
A causa de las inseguridades inherentes (que también surgen de una ausencia emocional de sus
padres-hombres percibida) y las ansiedades en esta relación, las mujeres con AMS hablan
regularmente de sentimientos profundamente privados de crianza materna y de afecto. Hablan como si
su misma personalidad se sintiera como si estuviera bajo un constante ataque o bajo amenaza de
aniquilación. Estas mujeres no simbolizaron o internalizaron un sentido de madre como base del hogar
de donde podrían desarrollar un yo autónomo. En lugar de esto, se sintieron inseguras y agotadas
como si estuvieran continuamente en sintonía con los factores de estrés y las necesidades de su
madre5. Esencialmente, estas mujeres experimentaron un peso creciente de afecto negativo, un sentido
de base de desconfianza y, como algunas admiten con el corazón partido, de falta de respeto hacia sus
madres6.
5
(...) En general, las mujeres con AMS describen la relación con su madre y sus opiniones sobre estas en términos más
negativos que como lo hacen las mujeres heterosexuales. (...)
6
Para un apego seguro que perdure entre una madre y su hija, esta tiene que tener un sentido de confianza continua,
respeto y deseo de estar cerca de su madre. En general, si una hija siente que mamá está siempre disponible y sensible a
sus necesidaders, tendrá un “sentimiento de seguridad fuerte y omnipresente” y se la animará a “valorar y continuar con la
relación” (Bowlby 1988, p.27).
18
En un esfuerzo por sobrevivir a esta inseguridad abrumadora y a estos sentimientos negativos
asociados con el apego con sus madres, estas mujeres, de niñas, a menudo instigaron un proceso
inconsciente de auto preservación al desarrollar defensas, tácticas distanciadoras y comportamientos
desapegados que, desgraciadamente, contribuyen a dificultades posteriores de apego. Históricamente,
dos de las posturas defensivas más comunes de las mujeres con AMS incluyen el desapego defensivo
materno y la desidentificación.
(...)
El desapego defensivo, como se observa en hombres y mujeres con AMS, no es solo una
retirada infantil o una aversión a la conexión emocional con los progenitores del mismo sexo, sino
también el rechazo decisivo de cualquier posible reconexión (Moberly 1983). (...)
Como el apego, el desapego defensivo no tiene lugar en un momento aislado; es una respuesta
progresiva -grabada en una chica- a su insatisfacción continua en su relación con su madre. Mis
cientas se desapegaban no necesariamente por miedo al abuso o al daño físico de la madre, sino más
bien porque tenían miedo de ser engullidas o encontrarse con la nada o el desinterés casual. Estas
chicas ya no pueden soportar esta decepción dolorosa. Un desapego de la hija por la madre, y
posiblemente por otros miembros de su mismo sexo, puede tener un sabor abiertamente hostil, como
se ha visto en comportamientos antagonistas, buscando defectos, con resentimiento, frialdad o desafío;
o esto puede estar más latente, como se puede ver en una chica que permanezca ostensiblemente
cercana a mamá porque tiene el mismo carácter de esta o está enredada sin poder hacer nada.
Pero por desgracia, cuando una hija comienza a cortar con su madre, afectivamente excluye
todo lo bueno que su madre le ofrecía. (...) No importa el empeño con el que las madres intentaran
amar a sus hijas o conectar con ellas cuando estas eran pequeñas, nunca podían hacerles entender. Se
sentían como si sus hijas las hubieran excluido. La puerta de sus corazones parecía estar cerrada.
(...)
Para mantener una actitud de desapego defensivo, estas chicas jóvenes también tuvieron que
luchar activamente contra sus propios anhelos y necesidades naturales de conexión e intimidad con su
madre (y otras mujeres), o desapegarse de ellos, limitando ulteriormente cualquier oportunidad de
intercambio cálido y amoroso. Muchas mujeres con AMS con el tiempo llegan a experimentar
profundos déficits en sus propias capacidades relacionales.
(...)
En general, estas mujeres recuerdan sentirse más diferentes y tenían mucho menos deseo de ser
como sus madres que otras mujeres. La desidentificación, como desapego defensivo, no es el mero
resultado de una ruptura en el proceso de identificación de la chica, sino también una dinánica
continua o reacción contra la identificación con la madre (Moberly 1983, p.12).
(...)
Las mujeres con AMS a menudo reaccionan con disgusto hacia cualquier cosa que se parezca
mínimamente a la feminidad o a roles femeninos. Joyce McDougall (…) explica que muchas de sus
clientas tenían la creencia de que sus madres no fueron realzadas como esposas, sino que tuvieron un
rol infeliz o peligroso: “Ser mujer significa ser nada, no tener nada, no crear nada” (1970, p. 179) De
chicas, también pueden haberse desidentificado con otras mujeres y rechazado aspectos de su propia
personalidad asociados con la feminidad, incluyendo las partes femeninas de su cuerpo y sus atributos
de ternura y sensibilidad (McDougall 1980).
19
MODELOS PATERNOS
(...) Un padre amoroso e implicado también es esencial para el crecimiento y desarrollo sano
de una chica. Su padre entrará en el mundo de ella (y en el de la madre), protegiendo su especial
relación madre-hija al apoyar a su mujer y afirmando y convocando el yo único y la identidad
femenina de su hija. Tristemente, muchas mujeres con AMS no reclaman este tipo de implicación de
apoyo de sus padres.
Las mujeres con AMS también describen la dinámica relacional con sus padres en términos de
extrema cercanía o distancia. Muchas de mis clientas reflexionan sobre la presencia cálida, amable y
divertida de sus padres. De niñas, a menudo se consideraban a sí mismas como la favorita de papá o
su “compinche especial”7. Pero esta sensación de cercanía solo pasaba cuando estas chicas se
adentraban en el mundo de sus padres, comprometiéndose en los intereses y actividades de estos. Una
vez aceptadas, muchas de estas chicas disfrutaban de manera sincera el ir de pesca (y quizá
actividades mecánicas), pero la diversión o la naturaleza de sus interacciones durante estas actividades
eran a menudo del padre que de la hija. Raramente alguna de estas mujeres experimentan la afinidad
devota de su padre para con sus pensamientos internos y sentimientos o sus intereses especiales que
quedan fuera de este mundo. En casos extremos, muchas de estas mujeres a sabiendas se alejaron de
su identidad o se volvieron como sus padres para poder mantener un sentimiento de conexión.
A veces las chicas perciben que sus padres tienen una energía inconsciente para hacerlas más
masculinas, acicalándolas para que sean fuertes y autosuficientes. Como muchas de estas mujeres
muestran unas habilidades atléticas superiores y una excelencia académica, sus padres a menudo
asumen los roles de entrenador, principal crítico o asesor académico. Sentían presión para intentar
alcanzar los a menudo inalcanzables estándares de sus padres o seguir las metas académicas que ellos
deseaban para las vidas de sus hijas. Esto pone a estas hijas en una disyuntiva. Creían que para seguir
en una relación con papá tenían que vaciarse de sus propios pensamientos, deseos y metas. Cuando
intentaban expresar sus propias opiniones o necesidades, a menudo se encontraron con el enojo y la
acusación de su padre de que eran unas desagradecidas ante su implicación o ayuda. Ellas no podían
ganar. O tenían que dejar su relación con su padre o su propio yo. De niñas, muchas tenían la
sensación de que sus padres estaban viviendo indirectamente algún tipo de sueño de juventud a través
de ellas, dejando que se sintieran usadas en lugar de valoradas y criadas.
Así que, incluso a pesar de que muchas de mis clientes hacen referencia a sus padres como su
cuerda de salvamento y su aliado más cercano, la mayoría de ellas (si no todas) luchan igualmente con
un sentimiento fuerte de que sus padres estaban emocionalmente ausentes o impredeciblemente
enfadados. No es necesariamente cierto que sus padres estuvieran más ausentes o enfadados que otros
padres. Es cierto, de todas maneras, que estos rasgos relacionales, tal como los perciben sus hijas,
dejan un impacto indeleble. Quizá a causa de su sensibilidad, estas mujeres hablan de reacciones
severas cada vez que se encontraban con el enojo de sus padres, con una personalidad controladora,
fría y arbitraria, con actitudes innegociables. Cultivan un profundo miedo que a menudo se desarrolla
en la creencia de que los hombres no son seguros. De nuevo, como un medio de recuperar un sentido
de conexión, muchas se alinearon inconscientemente con sus padres (agresores) en un intento de
identificarse y asociarse con su poder y fuerza física aparentes.
(...)
7
Esta conexión platónica o establecida en broma puede haber excluido a mamá, creeando celos y posiblemente causando
un distanciamiento incluso mayor entre ella y su hija (por no hablar de entre ella y su marido).
20
experiencias significantes de conexión o interactuación emocionales con un hombre. En lugar de esto,
papá (un hombre) era visto como desconocido o indeseado. A menudo estaba despersonalizado; se le
percibía como débil, irrelevante e inútil. Y, consecuentemente, se le ignoraba (Whitehead 1996, pp.
352-353). Tercero, estas hijas desarrollaron la creencia de que ellas, como féminas en relación con un
hombre, no importaban. Pero quizá incluso más importante: su mismo proceso de identificación fue
reducido.
(...)
Incluso, muchas mujeres con AMS sufren porque nunca han completado su proceso de
diferenciación psicológica y emocional (Jacobs 1990). Sus existencias actuales sentían
inconscientemente que seguían siendo dependientes de sus madres (de las que se han desapegado y
desidentificado consciente o inconscientemente debido a una ansiedad básica de “apego inseguro”) y
que eran completamente independientes de sus papás, los cuales no están disponibles, no son
adecuadamente cariñosos o realmente conocidos. Ellos permanecen parados en un estadio del
desarrollo de dependencia y diferenciación, y, por consiguiente, no son capaces de asegurar su propio
yo o su identidad única.
De niñas, las mujeres con AMS a menudo se sintieron sin ataduras, o fundamentalmente “sin
techo”, expuestas a los peligros de la vida y desesperadas por alguien a quien cuidar. Lo que
empezaba era precario en el mejor de los casos.
MODELOS FAMILIARES
Estas chiquillas sensibles, listas y reflexivas se sienten además afectadas por sutilezas de las
dinámicas y roles familiares. Las mujeres crecidas en los años 60 y 70 del siglo XX a menudo
enfatizan la naturaleza represiva de sus sistemas familiares, la cual incluye una falta de afecto físico o
verbal, una expresión inhibida de sentimientos aparte del enojo, una filosofía de “arriba el ánimo”,
problemas maritales irresueltos y papeles de género tradicionales o rígidos. (La inmensa mayoría de
8
(…) Yo no soy mamá es la voz de una chica que ha experimentado una diferenciación sana. No quiero ser como mamá es
un desapego y una desidentificación asertivos que implican que la separación no ha sido sana o que no ha habido una base
o apego seguros desde los que empezar.
21
mis clientas de este grupo de edad tenían madres que eran amas de casa). La generación más joven de
mujeres con AMS con una base de fe, crecidas en las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado no
hablan de estos rasgos familiares tan a menudo como las mujeres más mayores (excepto de los estatus
de sus madres como amas de casa). (...) Emerge comúnmente otro patrón (...): Sus familias a menudo
se caracterizan por un extremo conservadurismo y una escrupulosidad religiosa. Los progenitores han
sido llevados a creer que su primera y principal responsabilidad es proteger a sus hijas de las
influencias negativas de fuera. De adolescentes, estas chicas se sentían (se sienten) escudriñadas y
bajo constante vigilancia. No se sintieron libres de desarrollar ciertas amistades ni se les permitió
meterse en funciones o socialización adolescentes “normales”. A resultas de esto, a menudo se sentían
“perdidas” cuando sus padres reaccionaban continuamente por miedo a la cultura o el entorno en los
que las hijas tenían que funcionar y vivir. A las chicas se les exhortaba a menudo sobre que tenían que
trabajar más, hacer las cosas mejor y, sobre todo, a ser buenas. Pero por más que lo intentaron, nunca
se sintieron como si estuvieran a la altura de las circunstancias. Concluían que sus padres se
preocupaban más por peligros externos que por sus pensamientos, sentimientos y singularidad
emergente. Al final, se sentían desapegadas y como extrañas en sus propias familias.
Muchas mujeres con AMS, tanto jóvenes como mayores, nunca experimentaron lo que era
hacer un seguimiento a sus sentimientos más profundos y sus preocupaciones, y mucho menos ser
entendidas u honoradas. En sus esfuerzos por gustar, aprendieron a guardárselo todo. Cavilaron e
interiorizaron creencias como Los sentimientos no son buenos. No es seguro sentir. Nadie es capaz de
realizar mis sentimientos o pensamientos. Si la familia de una mujer estaba fundada en una ética
fuerte de autosuficiencia y trabajo duro, ella puede haber interiorizado también el mensaje de No
importa lo que sientas; simplemente hazlo. Muchas de mis clientas creen que es una virtud vivir
independientemente de todos los recursos de apoyo y no admitir nunca vulnerabilidad o necesidad.
Para algunas, la vulnerabilidad y la necesidad son los signos últimos de la debilidad femenina.
(...)
El corazón desesperado [de una clienta] no puede parar de buscar un hogar y amor para el que
ella fue hecha:
22
[ CAPÍTULO CUATRO ]
PERDIDA EN LA CONFUSIÓN
La no conformidad de género y la socialización
(...)
LA SOLUCIÓN A UN YO RECREADO
Cuando una mujer (...) describe su alma como muerta o vacía, (...) de niña o de jovencita se
desarrolló física, intelectual y profesionalmente y parecía a los otros que era independiente y
emocionalmente autosuficiente: pero estaba a menudo desconectada o emocional y psicológicamente
subdesarrollada, inconsciente de estar desatendiendo sus propios sentimientos, opiniones, gustos y
antipatías, por no hablar de su feminidad.
Pero mis clientas, como otras niñas o chicas adolescentes, no podían sobrevivir con este vacío
interno. En lugar de tener un yo principal afirmado y amado, a menudo se aferraron a un yo
imaginario o un rol del que extraer incluso el más exiguo sentido de identidad. Ellas pueden haberse
convertido en las pacificadoras (…) o en las “fuertes”. A los seis años, una de mis clientas tenía
fantasías donde morían sus padres. Ella trazaba metodológicamente un camino para cuidar ella sola de
sus hermanos menores. La fantasía le proporcionaba un sentimiento de poder y seguridad.
23
si soy quien ayuda, quiero ser amada) o reemplazaba los métodos de autoprotección (p.ej., si soy
fuerte, estaré segura).
(...)
Vivir con un yo falso o creado, de todas maneras, significa que estas chicas tienen que poner la
mayor parte de su energía formativa en comportamientos, actitudes y expresiones externos que
continuaron sus objetivos de supervivencia hacia la exclusión de sus estructuras internas y del
desarrollo de un yo auténtico. Inconscientemente, seguían siendo dependientes de las señales y
reacciones de sus padres y demás personas de su entorno para estabilizar su vacilante definición
interna. De adolescentes y de adultas, a menudo ellas se hicieron insanamente dependientes de la
afirmación de sus parejas o amigos para verificar que tenían apego, eran aceptables o seguras.
NO CONFORMIDAD DE GÉNERO
Muchas de mis clientas se enfrentaron a una nueva dimensión creciente en los aspectos
relacionales y de identidad. De niñas, a menudo mostraban lo que era definido estereotípicamente
como comportamientos e intereses masculinos o no conformes al género: correr, revolcarse, explorar,
montar en bici, construir fortines y hacer deporte, entre otras cosas (Bell, Weinberg y Hammersmith
1981). Disfrutaban saliendo y, a menudo, mostraban una franca intrepidez y agresión en sus empeños
al aire libre, completamente ajenas a la suciedad, las rozaduras o los moretones. No disfrutaban, como
suele ser típico, jugando a las casitas, acariciando muñecas, jugando a tomar el té o disfrazándose.
Tenían poco interés por la cocina o las tareas de la casa. A muchas de ellas les resultaba difícil
sentarse tranquila o “adecuadamente”. En quintaesencia, eran chicas poco femeninas.
(...)
Desde que esas mujeres, de niñas, demostraron un interés natural y un disfrute por estos
intereses y comportamientos transversales de género, combinados con un rendimiento, una sagacidad
y unas habilidades superiores, yo sugiero que sus rasgos de no conformidad de género probablemente
representan un componente genético o biológico de su personalidad o naturaleza innatas 9. (...) Los
rasgos de no conformidad de género también incluirían aquellos talentos innatos que llevan a algunas
mujeres a aficiones y carreras más identificadas culturalmente como masculinas. Incluso, basándose
en su estudio del año 2000 que implicaba a unas 1.891 parejas de gemelos, los investigadores Bailey,
Dunne y Martin (2000) encontraron que la no conformidad de género es significativamente heredable
tanto para hombres como para mujeres.
Los investigadores han mostrado que “una proporción sustancial de hombres y mujeres
homosexuales conlleva un mayor porcentaje de comportamiento transversal de género en la niñez que
el de sus homólogos heterosexuales” (Zucker & Bradley 1995, p. 27). De hecho, la no conformidad de
género en la niñez se considera uno de los factores correlacionado más fuertemente con una
homosexualidad adulta posterior. Esto no significa que la no conformidad de género cause
directamente la homosexualidad, sino que todavía puede tener una influencia sustancial en el
desarrollo. Como escribe Hilary Mullins en Evolution of a Tomboy (Evolución de una chica poco
femenina),
Al principio, esto no tenía nada que ver con que me gustaran las chicas. De hecho, al principio,
ser poco femenina no tenía que ver con quién me gustaba; tenía que ver con qué me gustaba:
subir a los árboles, construir fuertes, jugar a cualquier tipo de juego que implicara lanzar o
golpear una pelota. (1995, p.40)
9
El comportamiento atípico de género en chicas se asociaba a influencias neurohormonales prenatales tales como un
exposición excesiva a los andrógenos.
24
LAS RAÍCES DE LA CONFUSIÓN DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO
La identificación de género es un proceso muy cargado de afecto donde una niña se desarrolla,
integra y acepta su feminidad (Zucker y Bradley 1995). La formación de la identidad de género surge
de una doble pregunta: ¿Quién soy yo como niña? y ¿es esta una buena cosa? Este proceso de
identificación, que es un proceso normativo para todos los niños y niñas, está lejos de ser fácil para
muchos niños/as.
Las mujeres con AMS nacieron típicamente como féminas biológicas; lo sabían de niñas y
aplicaron apropiadamente etiquetas de sexo a otros y a sí mismas. Este es el primer paso en el
desarrollo de la identidad de género de una niña. El siguiente paso requiere que ella sea consciente de
los roles sexuales culturales y que diferencie los que distingan entre niños y niñas. Una niña puede ser
consciente cognitivamente de estos estereotipos (p.ej., las niñas juegan con muñecas, los chicos lo
hacen con coches) incluso antes de los 26 meses de edad. (...) Cuanto más inteligente sea una niña,
(...) más está en sintonía con estos estereotipos basados en el género. (...)
La dificultad en este estadio era (...) su falta de interés o preferencia por las características
diferenciadoras y los roles sociales únicos para mujeres, tal como se reflejaban en sus familias,
escuelas, iglesias o cultura más amplia. Este desinterés o incluso disgusto puede haberse debido en
parte a: 1) la fuerza de su no conformidad de género e intereses; 2) su percepción de la naturaleza de
las características femeninas y de los roles que se le presentan como restrictivos y opresivos; o 3) los
modelos preexistentes de desidentificación de las mujeres o de los roles femeninos en general. Sin
embargo, para acabar estando segura de su ser una niña o de su identidad femenina, estas niñas por lo
menos necesitaron descubrir e identificarse con alguna característica deseable y respetable y con
rasgos de alguna mujer o de imágenes sociales de mujeres. Si una niña no conforme con su género
conoce a otras niñas que disfrutan de las mismas cosas que ella y si recibe una aceptancia constante,
respeto y afirmación como niña, todo puede salir bien. Una niña todavía puede proceder a desarrollar
un sentido sano de ser mujer y de la feminidad.
Por desgracia, muchas de mis clientas no conocieron a otras chicas que compartieran sus
intereses. En su lugar, se dieron cuenta de los chicos y llegaron a la conclusión de que estos,
comparados con sus hermanas que jugaban a tomar el té, ¡se lo pasaban definitivamente mejor!
Cuando miraban a sus progenitores, muchas mujeres, de niñas, también llegaban a la conclusión de
que comparadas con las serviles mujeres, los hombres gozaban de mayor libertad y poder. Además,
muchas se movían en entornos que insistían en que se tenían que amoldar a una definición rígida de la
feminidad, o se avergonzaban al pensar que sus intereses y habilidades las hacían menos chicas o
inaceptablemente diferentes.
(...)
Este tipo de humillación y rechazo implícitos de los únicos intereses de una chica puede puede
colocar un signo de interrogación amenazador en su mente indagante. Ella se pregunta si es una buena
cosa ser una chica, especialmente si ya carga con una visión negativa de los roles sexuales femeninos.
También se puede preguntarse si es “normal”, ya que no tiene interés en los roles femeninos
tradicionales. Ella se podría preguntarse a sí misma: ¿Quiero ser una chica? ¿Quiero ser como las
otras mujeres que forman parte de mi vida? Estas preguntas y dudas en torno a si ella es aceptada y
valorada como mujer (y no con relación a intereses en y por sí mismos) son lo que puede crear
dificultades en su formación de identidad de género (Aardweg 1997). Es importante señalar que las
características de género no estereotipadas de una chica y la falta de feminidad asociada (como la
preferencia por ropa funcional y el pelo corto) no disminuye de ninguna manera directamente su
feminidad, y normalmente puede ser visto como variaciones normativas de la diversidad individual.
25
“QUISIERA SER UN CHICO”
Cuando una chica joven responde a las preguntas de arriba negativamente, se aloja en su
vulnerable autoimagen una insatisfacción general con su feminidad. En lugar de estar contenta con ser
una chica que juega al fútbol mejor que muchos chicos, ella empieza a rechazar la noción de chica en
conjunto. Y si ha llegado a la conclusión que ser un chico es simplemente mejor, entonces el
pensamiento de que Quisiera ser un chico sigue de manera natural.
Cuando una chica joven se detiene regularmente en un deseo con la fantasía de ser un chico,
puede pasar que esto evolucione en un deseo obsesivo. En este punto, no todo está bien: más allá de
simplemente preferir y por lo tanto perseguir naturalmente intereses estereotípicos masculinos a causa
de su don innato, ella puede desarrollar o fortalecer intencionalmente actitudes y comportamientos
masculinos para escapar de su infancia temida o de los roles femeninos que le crean ansiedad.
Así, mientras otras chicas con características poco femeninas se visten por casualidad ropa
masculinizada, estas chicas empiezan a insistir con fuerza en vestirse como chicos (y en sus maneras y
comportamientos, tales como orinar de pie), con una aversión intensa y simultánea por tener la
apariencia y actuar como una chica. Muchas se pueden identificar inequívocamente con un agresor
masculino y así ensimismarse en fantasías de poder, agresión y protección. Incluso, muchas mujeres
con AMS hablan de un fracaso a la hora de integrar una indentidad de género sólida. Como las chicas
con desorden de identidad de género, estas chicas encontraron seguridad o alivio posible de la
ansiedad al indentificarse con los roles masculinos y al asumirlos totalmente. (...)
Una chica también puede recibir un refuerzo social a su apariencia y roles masculinos. Y en la
medida en que sus apegos con otros estén basados en un rol masculino, su confusión de identidad de
género se volverá una parte integral de su sistema de apego y, por tanto, un medio de supervivencia.
(...) Para muchas mujeres, ser poco femenina era más que tener simplemente una manera de
actuar o una apariencia un poco de chicote; fue “una fuente de fuerza que les permitía sobevivir... a un
abuso sexual, a prejuicios, a desaprobación social, a una disfunción familiar y a otras agresiones a su
personalidad” (...) “[Ser un chicotazo] me mantenía viva y más tarde me sacudió a mí entera, no solo a
mi cabeza, sino también a mi corazón y a mi cuerpo, en este salto de confianza llamado lesbianismo”
(Mullins 1995, pp. 48-49). Rechazando una explicación puramente genética del lesbianismo, [el]
lesbianismo es el resultado de un complejo proceso que se desarrolló bajo el nivel de la conciencia, de
alguna manera construido intrincadamente en su yo extremo poco femenino.
Muchas de mis clientas, tras asumir una apariencia extrema poco femenina y una identidad
masculinizada (incluyendo a menudo un apodo masculino), eran confundidas con chicos u oían
comentarios despectivos sobre su aspecto, aparte de confundir su proceso de identificación de género.
(...)
Si una chica se identifica defensivamente con su padres (o con lo masculino) como una manera
de supervivencia de su frágil sentido de sí, su proceso de diferenciación sexual se confundirá más allá.
Está bien establecido que los papás tienen una influencia capital en las nociones de desarrollo de la
masculinidad y la feminidad y en la identidad de género, tanto en los chicos como en las chicas: un
apego seguro de un chico con papá aporta el apoyo para su diferenciación sexual con su madre; un
apego seguro de una chica con papá aporta el apoyo para su diferenciación sexual con él. Ya si una
chica esté también activamente desidentificada o desapego de su feminidad o no, esta carencia de
diferenciación sexual con su padre la puede anular para aceptar su cuerpo o su identidad de género
como distintivamente femenino.
Muchas mujeres con AMS tienen un profundo sentido de inferioridad y una creencia de que
algo ha estado intrínsecamente mal con ellas en cuanto a su feminidad, posiblemente a la edad de 3 o
4 años. Las confusiones profundas e incluso los pensamientos transversales de género sobre partes de
su cuerpo eran a menudo formativos. (...)
Aunque no todas las mujeres con AMS luchan con tal profunda confusión de género,
normalmente tienen una disconformidad subyacente, inseguridad o una percepción distorsionada de la
feminidad. En el ámbito cultual actual, hay una tendencia a minimizar o ignorar la realidad de género
como si nosotros fuéramos realmente seres andróginos o sin género. Las imágenes de hombre y mujer
estás siendo tapadas por imágenes y personas mixtas o transversales de género, lo cual significa que
las mujeres jóvenes (algunas de las cuales ya están luchando para identificarse con la madre y
diferenciarse del padre) son animadas a ver esta variedad de imágenes con perspectiva de género
como una opción legítima y viable para modelar y dibujar progresivamente el significado de su propia
identidad última. Por desgracia, esta ambigüedad cultural más probablemente confundirá a la próxima
generación de chicas jóvenes en cómo se desarrollen sexualmente.
Un trauma y un abuso sexual no causa directamente la AMS. (...) Algunas mujeres con AMS
tienen una historia de abuso sexual infantil (A.S.I.) (...); otras, no (...). Pero algunas mujeres todavía
luchan por conseguir confianza, contra una baja autoestima, vergüenza, desórdenes de humor e
identidad y temas de intimidad, todos ellos síntomas comunes de abuso sexual. Un enredo emocional
puede producir alguna de estas mismas confusiones y síntomas, pero muchas de mis clientas con estos
síntomas también carecen de enredos en su historia. Yo nunca me he sentido cómoda yendo a la caza
de brujas, por así decirlo, para descubrir recuerdos reprimidos o experiencias potencialmente negadas
o minimizadas, porque creo que sin embargo hay otra explicación.
Dr. Collin Ross: a una persona le es posible criarse en una familia media sin negligencia física
ni abuso físico o sexual y aún así soportar el perfil sintomático de trauma, tal como la depresión, la
ansiedad, los desórdenes de estrés postraumático, los síntomas somáticos o las dificultades de relación
y las alteraciones de sí misma. Desafiando la definición prevalente de trauma que aparece en el
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Ross explica que
el trauma puede ser sutil, o puede extender los límites del término. Crítica severa, ausencia
emocional, perfeccionismo punitivo, dobles vínculos dudosos y otras presiones de los padres
no se piensan normalmente como un “trauma”, pero ciertamente pueden tener un impacto
traumático en el desarrollo.
27
(...) “Más fundamentales que los errores de comisión de los progenitores lo son los errores de
omisión... El trauma más profundo es la ausencia de amor, afecto, atención, cuidado y protección
normales. El trauma no es ser especial para papá y mamá”. El verdadero tipo de trauma es la
disrumpción de los sistemas de apego de la niña. A la luz de la experiencia subjetiva de apegos
inseguros y de los roles familiares disfuncionales asumidos por parte de mis clientas, es comprensible
por qué tantas de ellas puedan sufrir los efectos de un trauma severo.
(...) Varios estudios han mostrado que los porcentajes prevalentes de abuso sexual en la niñez
son mayores entre las poblaciones de lesbianas (30-56%) comparado con las mujeres de la población
en general (15-32%). (...) Las mujeres con abuso sexual en la niñez son más propensas a tener
experiencias homosexuales adultas que las mujeres sin este abuso.
Las mujeres con AMS que son víctimas de abuso sexual exponen una variedad de
experiencias, abarcando desde violación, incesto paterno o materno y abuso por parte de otros
miembros de su familia (varón o mujer) hasta uno o dos recuerdos de abuso por parte de chicos de
más o menos su misma edad. Quizá a causa de su profunda sensibilidad e insegura identidad de
género, incluso una única violación a menudo aumentó su odio a sí misma como chica y la aseguró en
su convicción de que todos los chicos (y hombres) son “unos cerdos”. Fue el contexto del abuso,
cómo se procesó el trauma y la presencia (o ausencia) de algún factor mediador (tal como un
progenitor que apoyara) lo que parecía determinar la naturaleza e intensidad de los efectos negativos
del abuso sobre mis clientas.
Las chicas que de manera frecuente jugaban con chicos, a menudo se convertían en objeto de
la curiosidad infantil de sus amigos varones y de la experimentación sexual abierta no tan inocente. A
algunas chicas no se les permitía cerrar la puerta del baño, por lo que se confrontaban con la desnudez
masculina en casa, o se les pedía que abrazaran y dieran masajes en la espalda a familiares, incluso si
expresaban resistencia. Muchas de mis clientas han admitido abiertamente saber que prefieren a las
mujeres que a los hombres porque tuvieron su empacho de sexualidad “babosa masculina”.
Algunas mujeres con AMS también sufren el impacto directo de lo que es clásicamente
definido como trauma o abuso verbal, emocional o físico.
(...)
(...) En familias caracterizadas por el caos y la violencia, mis clientas a menudo fueron las
únicas que intentaron parar la locura.
Pero independientemente de la naturaleza del abuso, la vida y la realidad de una chica, como
ella sabe, nunca será lo mismo una vez hayan abusado sexualmente de ella o haya sufrido un trauma
sexual. Su “hogar” ahora le parece como si hubiera sido golpeado por un huracán. Las paredes se
mantienen todavía en pie (a veces con dificultades), pero el techo ha desaparecido, al igual que las
ventanas y las puertas, dejándola desolada y expuesta. Como es típico de muchas niñas que se
enfrentan a un abuso o a un trauma, estas chicas resolvieron la destrucción física, emocional y
psicológica de sus vidas absolutamente solas, alimentando su persona independiente. (...)
(...)
Las mujeres con AMS muestran menores niveles de participación social y menos amigas
cercanas durante los años de la escuela primaria que otras mujeres.
(...)
28
Muchas de mis clientas sabían que no encajaban con las otras chicas. Algunas dicen que ya
estaba bien: “de todas formas no quería hacer cosas estúpidas de chica”. Pero su defensiva delata una
pérdida y un dolor produndos. A menudo se sentían indefensas porque no podían averiguar por qué se
sentían tan diferentes o por qué no podían hacer amigas o mantener su amistad. Muchas pueden contar
múltiples ejemplos en los que fueron condenadas intencionadamente al ostracismo, traicionadas u
objetivo de burlas por parte de las otras chicas.
(...)
(...) En general, además de sentirse deprimidas, mis clientas se sienten desconocidas, inseguras
y enteramente inefectivas en cuanto a la posibilidad de encontrar y conservar relaciones. Esto
alimentó su autoimagen negativa y la falta de crecimiento de la autoestima, especialmente teniendo en
cuenta lo mucho que un sentido de competencia relacional contribuye a la autoestima positiva en las
féminas en desarrollo. La poca autoestima que tuvieran mis clientas de niñas probablemente viniera de
logros y actuaciones externos más que del éxito relacional.
(...)
A pesar de aburrirse con lo que las chicas hacían típicamente o con lo que hablaban, ellas
sentían la pérdida de la no pertenencia. Es extremadamente importante un sentido de inclusión para las
habilidades de una chica de recibir e integrar su identidad femenina. De forma similar, en la
adolescencia muchas no estuvieron privadas de ponerse maquillaje, zapatos de tacón o medias, ni
tampoco necesariamente de lo que querían ser. Pero todavía tenían un sentido de estar fuera mirando
al interior, perdiéndose el importante estadio de socialización de género o aprendiendo cómo
“jugaban” o conversaban las chicas10.
(...)
Las mujeres más mayores, las profesoras de escuela, chicas de la escuela guapas y populares,
madres con hijas de su edad: todas ellas se convierten en objeto del afecto de una chica joven. A ella
le parecen sobredimensionadas y adquieren un significado icónico como féminas que pueden llenar o
resolver sus déficits y confusiones internos y relacionales. Muchas mujeres con AMS admiten que, a
menudo antes de los 4 o 5 años de edad, admiraban o soñaban despiertas con una mujer o una chica
10
(…) Es a través de las amistades femeninas de la infancia que las chicas ganan oportunidades de experimentar
reciprocidad, practicas empatía y desarrollarse socialmente. (...) Las amistades femeninas, en general, aportan el
fundamento más fértil para el desarrollo femenino. (...)
29
especiales. Estas relaciones fantaseadas ciertamente estaban atentando inconscientemente contra el
reflejo y la identificación.
Una chica también puede empezar a confiar en su identidad masculinizada para ganar el afecto
de otra chica de la que anhela cercanía.
(...)
(...) Todavía es común para una adolescente cnsiderar a su madre la persona más importante de
su vida. De hecho, el deseo de haber tenido más conexión a menudo crece en un estado más tardío de
la adolescencia. (...) La paternidad también es indispensable a través de todos los estados del
desarrollo de una chica. Tener una relación con el padre continua y cercana es una contribución
significante para el sentido de bienestar de una hija adolescente. (...) Por desgracia, muchas de mis
clientas continúan experimentando distancia emocional en sus relaciones con sus progenitores. Esto
no significa necesariamente que una madre (o un padre) no fuera amoroso o disponible; puede ser, por
contra, que las propias maniobras defensivas de la chica y la desidentificación inconsciente la
previeran de abrirse al amor de sus padres. (...) [Parecen existir en las hijas] insaciables necesidades
(...) o una extrema hipersensibilidad al menor error. (...) En un momento dado, una hija puede llamar a
su madre “mami” y quiere abrazarla, pero un minuto más tarde está gritando a su madre y acusándola
de que no cuida de ella. Muchos progenitores dicen que no están simplemente “caminando entre
huevos”, sino que están caminando entre huevos cautelosamente de puntillas; tan volátil e
impredecible es su relación con sus hijas.
EL SHOCK DE LA PUBERTAD
En el tiempo en el que alcanzan la pubertad, estas chicas ni esperan ni están preparadas para la
llegada de la condición de mujer adulta. Pueden estar todavía modelando y estar pendientes de los
chicos, mirándose como en un espejo en papá y estar completamente desinteresadas en todo lo
relacionado con la esfera femenina. Si inconscientemente temen a su padre o a los hombres en
general, también pueden temer la sexualidad y su propio desarrollo sexual.
Muchas de mis clientas tuvieron un shock y se sintieron devastadas cuando les vino el periodo
o notaron que les crecían los pechos. Algunas de sus madres intentaron preparar a sus desinteresadas y
activas hijas; otras no lo hicieron. Yo sospecho que a este último grupo de madres no las prepararon
adecuadamente sus propias madres.
(...)
Algunas mujeres explican que bien en la adolescencia y a veces en la adultez, les daba asco o
les repugnaba la idea de besar a un chico o de quedar con él, y en general les daban vergüenza las
conversaciones sobre sexo o un comportamiento manifiestamente sexualizado. A muchas les
interesaban más los deportes y los estudios que cualquier tipo de romance. Sus aprehensiones e
intereses focalizados estaban en contraste con los de la mayoría de sus compañeras, las cuales estaban
empezando a explorar el sexo contrario e incluso formar pareja con chicos. Mis clientas se quedaron
creyendo que las chicas “normales” hablan sobre chicos y se acicalan para llamar su atención, y así
concluyeron que no debían ser “normales”.
No creo que estas vacilaciones o miedos sean indicadores de una orientación sexual por el
mismo sexo innata. Creo que estas chicas estaban simplemente retrasadas en su desarrollo sexual. Ella
seguían ocupadas intentando hacer amistades femeninas y quizá “encontrándose” a sí mismas como
30
una más de esas chicas. Como todavía no habían establecido un cimiento firme en su propia identidad
y un sentido de pertenencia al mundo de las mujeres, no estaban preparadas para captar o focalizar su
natural curiosidad adolescente y su creciente impulso sexual por el sexo contrario. No perdamos de
vista que hasta ahora, estas mujeres jóvenes habían visto a los chicos como coleguillas platónicos y
compañeros del equipo de béisbol. Besar a un chico sería como besar a un hermano.
(...)
Si estas chicas todavía no se han sentido diferentes, lo más seguro es que lo hagan en este
estadio. Bombardeadas por la imagen femenina ideal culturalmente, se sienten incluso más
defectuosas y derrotadas. A muchas de estas mujeres no solo les falta la figura y los rasgos genéticos
para imitar esta imagen (como hacen la mayoría de ls mujeres), sino que también están demasiado
lejos de la autoconciencia y se avergüenzan de sus cuerpos hasta el punto de considerar estilos de ropa
que serían reveladores. Pueden ser de marimacho o seleccionar ropas andróginas en la adolescencia, a
menudo eligiendo ropas que esconden sus formas femeninas en desarrollo. Además, como estas
mujeres jóvenes valoran la dignidad humana, la justicia e igualdad, comprenden que la cosificación
sexual de las mujeres daña no solo a las mujeres, sino también a toda nuestra cultura. Son susceptibles
de ver con desprecio a las mujeres que cooperan con estas tendencias, a pesar de creer que algo es
intrínsicamente malo en ellas mismas.
La mayoría de las mujeres que fueron capaces de integrar un estilo externo femenino en su
juventud, a pesar de que se declararon ellas mismas incompetentes, pues creían que eran feas, que
nunca podrían tener el aspecto de una chica de verdad o actuar como ella, o que un buen chico nunca
las encontraría atractivas. A menudo arrastran consigo este sentimiento de incompetencia hasta la
edad adulta.
(...)
Junto a este sentirse feas, mis clientas navegaban por su red social con una multitud de
creencias escondidas, tales como que eran una vergüenza, unas marginadas, unas inadaptadas
peculiares, unas estúpidas, sin valor o incluso “malas”, por ejemplo. (...)
(...) “Ella no tiene un sentido de sí, ni sentimientos que puedan expresar su voluntad”. (...)
Muchas de las mujeres con las que he trabajado tienen finalmente, de adolescentes o de
jóvenes adultos, algún deseo de que los demás se den cuenta de ellas y de ser queridas genuinamente
y apreciadas por un hombre. Pero estas mujeres no estaban interesadas en cualquier hombre: miraban
cómo la mayoría de sus amigas perseguían a chicos que parecían ser inmaduros y egocéntricos,
interesados solo en el sexo. Mis clientas querían conocer un hombre joven inteligente, cariñoso,
respetuoso, y querían construir una relación emocional con él antes de involucrarse físicamente. Pero
sus sueños a menudo se topaban con una decepción grave, con un engaño o incluso con una violación.
(...)
31
Muchas mujeres con AMS se quedaron escandalizadas y aterrorizadas tras su primer beso
inocente, quizá debido a un retraso en su desarrollo sexual. Sintieron tal profunda sensación de
violación que ahora procesan la experiencia como si hubiera sido un asalto violento. Otras se
volvieron más confusas sobre los hombres y sobre cómo “construir” una relación con ellos.
(...)
Muchas de las mujeres jóvenes con las que he trabajado describen experiencias
extremadamente negativas con hombres jóvenes o actitudes despectivas hacia estos. A algunas les
rompieron el corazón su primer amor. Sus madres explican que sus hijas eran inconsolables, a menudo
caían en la depresión y en la desesperanza con respecto a su propia vida. Algunas de mis clientas
habían sido violadas por el mejor amigo de su vida o están al tanto de los abusos masculinos que les
pasaron a la mayoría de sus amigas. Muchas de ellas tuvieron como único apoyo a un amigo para
abortar en secreto. Son muy conscientes de que la mayoría de los chicos de su edad son adictos a la
pornografía y que les faltan las habilidades sociales típicamente atribuidas a los caballeros. Mis
clientas adolescentes a menudo avisan: “Yo no puedo ocuparme ahora mismo con cosas de hombres”.
Ellas se meten de lleno en amistades femeninas y actividades académicas o extracurriculares. Pero
albergan una ambivalencia creciente con respecto a los hombres jóvenes.
Durante la adolescencia tardía o el periodo adulto temprano, mis clientas a menudo conocieron
a otras mujeres con las que sintieron una conexión inmediata. Típicamente, ambas mujeres tenían
historias y perspectivas de vida similares. Ambas eran fuertes intelectual o atléticamente y confiadas
en sus logros y rendimientos, pero todavía dudaban de su propia valía; ni tenían un sólido sentido de
sí. Pero cuando se conocieron, fue muchas veces un momento de reconocimiento intantáneo e
impactante. ¡Ellas se vieron a sí mismas en los ojos de la otra! Y cuando se reflejaron mutuamente, se
sintieron conocidas y comprendidas de una manera que nunca habían experimentado anteriormente11.
No todas las relaciones femeninas entre el mismo sexo se forman en esta manera inmediata o
explosiva, pero la mayoría todavía se establecen sobre una base sentida de confianza (ella se siente
segura), respeto (ella es admirada) y afirmación (ella se siente especial). Esta profunda conexión
afectiva entre dos mujeres jóvenes solitarias puede remover los deseos humanos de cercanía, incluida
la cercanía física. Hace veinte años, dos mujeres podían haberse detenido antes de contemplar el
siguiente paso en la intimidad física, pero en nuestra cultura actual, se anima a los niños y a los
adultos jóvenes a explorar todas las formas de afecto físico y de intimidad sexual. Un roce
sensualizado o sexualizado entre amigos del mismo sexo o del sexo contrario ya no conlleva ningún
estigma, a pesar de que todavía pueda conllevar implicaciones psicológicas y emocionales.
(...)
El roce cariñoso, incluso al margen de la excitación sexual, sirve como un medio vital de
aumentar un sentido de apego y de aportar afirmación del propio yo y del propio cuerpo. Entre dos
mujeres que comparten muchas de las experiencias vistas arriba, esto desemboca típicamente en un
11
(…) “Los placeres que colman el alma al ser comprendido por alguien que siente, en algunos aspectos importantes,
como si fuera tu gemelo son tan intensos que a estos afortunados les basta con encontrar un amigo; la ilusión de identidad
puede convertirse en algo altamente seductor”.
32
sentimiento poderoso (y natural) de bienestar. Siendo que les faltó este placer y confort, ellas pueden
pensar que es una locura negarse la cercanía de lo que están hambrientas.
(...)
Si una mujer experimenta la electricidad de una conexión de mujer a mujer durante el mismo
periodo de tiempo en que experimenta angustia o dificultad en sus relaciones con los hombres, puede
comenzar a representar simbólicamente el placer relacional o sexual con mujeres antes que con
hombres. Pero una fuerza cada vez mayor en el establecimiento de modelos de preferencias por el
mismo sexo (o en el fondo orientación) es la experiencia placentera repetida de cercanía y sensualidad
con el mismo sexo.
(...)
La experiencia inicial de una mujer con el mismo sexo puede ser comprendida, por lo tanto,
como uno de los factores que podría ocasionar una orientación o identidad por el mismo sexo en una
adolescente o en una mujer joven. De hecho, se puede tomar esta sola experiencia por el mismo sexo
para asumir plena e incluso públicamente como propia una identidad lesbiana, especialmente dada la
popularidad de la bisexualidad y la aceptancia de la homosexualidad entras las generaciones jóvenes.
Además, para una mujer joven en búsqueda de diferenciación o separación de sus progenitores o de
los valores de estos, o que está buscando una identidad esencial consolidada, “hacerse lesbiana”
inconscientemente podría parecer que cumple todas las metas.
De todas maneras, para muchas otras mujeres jóvenes (...), estas esperiencias tempranas no son
tan bienvenidas; a menudo les crean turbulencias durante un tiempo por sí ya confuso de
consolidación del desarrollo e identidad sexuales. Están horrorizadas por su comportamiento y se
sienten profundamente turbadas y avergonzadas de sí mismas. Como temen el juicio o el rechazo,
muchas mujeres jóvenes esconden su experiencia con el mismo sexo y los posibles sentimientos
crecientes por el mismo sexo, aumentando su sensación de aislamiento.
Sin embargo, por muy horrible o vergonzoso que pueda ser, la primera experiencia puede ser
tan irresistible que harán todo lo posible para seguir con la relación, incluso si esto significa que deben
mentir, negar necesidades básicas o transigir con valores morales.
Las mujeres con AMS no se sienten atraídas por todas las mujeres12. Aunque yo no puedo
decir que todas las atracciones por el mismo sexo de las mujeres se basen en material subconsciente, a
la mayoría de las mujeres con las que trabajo les llaman selectivamente la atención y se sienten
atraídas por mujeres que poseen ciertas características individuales o rasgos relacionales que
ostensible aunque inconscientemente prometen reducir o eliminar algún déficit o conflicto internos.
En el corazón de una mujer con AMS hay una búsqueda inconsciente o simbólica de la madre,
de un apego seguro, de un sentido del yo, de ser especial, de feminidad, seguridad y alegría. (...)
Una mujer con AMS a menudo señala a otra mujer a quien admira por su belleza, fuerza,
sentido de resolución u otros atributos positivos. Para acercarse e identificarse con esta mujer especial,
adquiere indirectamente un sentido de su propia unicidad y feminidad. (...) Una relación de mujer a
mujer también puede proporcionar un medio simbólico para evitar la amenaza de los hombres. (...)
12
De hecho, las mujeres con AMS pueden ser conceptualizadas como una ambivalencia por el mismo sexo, una urgencia
simultánea por acercarse a algunas mujeres y por distanciarse o despegarse de otras. (...) Yo creo que la mayoría de las
mujeres también luchan con una ambivalencia con el sexo opuesto.
33
Cuando [las mujeres] finalmente conocen a una mujer que es divertida y aventurera y con la que se
sienten seguras, ya no se sienten como extrañas en un país extranjero: han encontrado su “hogar”.
El impulso de una mujer para acercarse e intimar con otras mujeres (...) me parece una
estrategia inocente pero creativa y de adaptación para favorecer su propio crecimiento y desarrollo,
para resolver los profundos conflictos internos y para llenar las necesidades legítimas no satisfechas.
Por desgracia, estas necesidades legítimas y estos asuntos del desarrollo actualmente están
confusamente entrelazados con sus anhelos naturales románticos y sexuales. Para que una mujer altere
sustancialmente sus relaciones o comportamientos con su mismo sexo, necesitará separar
laboriosamente estos anhelos legítimos, miedos y problemas de desarrollo de su deseo sexual adulto.
El deseo sexual sigue siendo una fuerza maravillosa y legítima en su vida, pero está mal dirigido si el
impulso subyacente surge de una necesidad primordial de la madre o de sí.
34
[ CAPÍTULO CINCO ]
BUSCAR UN HOGAR
Depender de ti para mí
(...)
(...)
Antes de discutir la dinámica emocional más común en las relaciones femeninas entre el
mismo sexo, quiero aclarar que no estoy sugiriendo que estas relaciones carezcan para estas mujeres
de un sentido genuino o auténtico. (...) Aunque no negamos las dificultades inherentes en muchas de
estas relaciones, yo sugiero que estas mujeres experimentan a menudo elementos de amistad auténtica,
genuino afecto e incluso un sentimiento de familia. Tales relaciones pueden estar proveyendo la cosa
más cercana a la intimidad, aceptancia, ternura y amor que ellas hayan experimentado en su vida. En
una relación, una mujer puede:
- construir relaciones llenas de significado con los hijos de su pareja o tener hijos las dos
juntas;
- llevar a la otra mujer a una nueva o más profunda relación con Dios.
DEPENDENCIA EMOCIONAL
(...)
Desfortunadamente, cuando una mujer mira a otra mujer (o a su conexión con otra mujer) para
sobrevivir a déficits y traumas infantiles no resueltos o para adaptarlos, sin darse cuenta puede
volverse extremadamente dependiente emocionalmente de su amiga y bloquear o negar su propio
crecimiento y proceso sanador autónomos.
Lori Rentzel (...) afirma que "se cree que la dependencia emocional ocurre cuando la
presencia y el alimento continuado por parte de otros son necesarios para la seguridad personal.
Este alimento de la relación podría presentarse en muy diversas formas, tales como la atención, la
escucha, la admiración, el consejo, la afirmación y pasar tiempo juntas". (...) [La dependencia
emocional es] "un estado (...) en el que una mujer siente que puede confiar totalmente en otra mujer
para tener seguridad y funcionar... Cuando una mujer es emocionalmente dependiente, se siente como
si literalmente no pudiera existir sin el objeto de su dependencia" (...).
La dependencia es un armazón sano en las relaciones en la medida en que cada parte puede
confiar mutuamente en la otra cuando los propios recursos no son los adecuados para afrontar una
necesidad o circunstancia que obstruye. En las relaciones sanas, una mujer no se consume, ni
consciente ni inconscientemente, por su propias necesidades de desarrollo, sino que es determinante y
segura; puede tender a una asociación mutua satisfactoria, y que la otra persona tienda a lo mismo con
ella. La dependencia emocional, por otro lado, adquiere el sabor de un apego infantil. El apego se
define como "un estadio" de conexión emocional donde la presencia del 'objeto' viene a relacionarse
con un sentimiento de bienestar y seguridad, y necesita gratificación" (...). Mientras que todos
necesitamos un sentimiento de apego seguro a lo largo de nuestras vidas, los adultos con un apego
seguro no se dejan impulsar principalmente por sus necesidades de apego primarias.
Muchas mujeres con AMS no son capaces de ejercer una reciprocidad y confianza adulta
sanas; quedan sujetas a las presiones e influencias simultáneas de su apego irresuelto y de sus
necesidades de dependencia y procesos de diferenciación. Como uno se puede imaginar, estas dos
fuerzas -una necesidad de apego y la necesidad aparentemente opuesta de separación y diferenciación-
crea una confusión y un caos relacionales increíbles, por no mencionar la profunda inestabilidad
relacional inherente.
(...)
(...)
(...) La clienta "confiaba más en su identidad laboral que su identidad personal y social. Era
como si fuera capaz de desenvolverse en el rol de profesional más fácilmente". (...) Muchas de [las]
clientas parecían estar "integradas en su identidad laboral y pública. Eran capaces de ser ellas mismas,
de explorar, de triunfar, de alcanzar sus objetivos. Por el contrario, en sus relaciones hay dudas,
desconcierto y confusión".
Las vidas de mis clientas están tan compartimentadas que sus asociados profesionales podrían
llevarse una fuerte impresión si supieran que, por momentos, estas mujeres se desmoronan
emocionalmente a causa de su profunda inseguridad y de su soledad internas. Cuando están
confrontadas con una situación -fuera de sus fueros profesionales- que requiere una comunicación
cordial o personalmente vulnerable, muchas podrían experimentar una tremenda ansiedad interna y
dudas sobre sí mismas. (...)
Beverly Burch ofrece alguna explicación del origen de este fenómeno. Ella describe a una
mujer autoidentificada como lesbiana que, de niña,
Una vez que mis clientas han reconocido esta parte interna necesitada o tierna, a menudo
quieren librarse de esto lo más rápido posible. De todas maneras, cuanto más esconda una mujer esta
parte vergonzosa, tanto más deberá luchar con un sentimiento de ser desconocida, indigna de ser
amada, y de estar perdida.
Esta división crea una vulnerabilidad grave en muchas mujeres. De manera inconsciente, el yo
interno de una mujer (que es como una niñita pequeña, débil y frágil) está gritando para ser conocida y
amada. A menudo es otra mujer, una que también exhibe puntos fuertes externos mientras guarda una
parte escondida y frágil, la que reconocerá y apreciará la ternura vulnerable que hay dentro de ella.
Cuando esta se sienta finalmente vista y conocida en su integridad, podrá empezar a sentirse entera,
flotando plácidamente en el río de las sensibilidades y afirmaciones armónicas de sus amigas. Sus
autoimágenes negativas previas y sus sentimientos despectivos pueden empezar a disolverse. Cuando
ella se abre a otras personas que le importan, se impregna de un sentimiento de bienestar y se llena de
37
destellos de su propia valía. Se siente integrada pero solo a través de la mirada amorosa de otra.
Una vez que una mujer haya experimentado estos sentimientos de alivio y un sentido subjetivo
de integridad y autovalía, puede olvidar los miedos y defensas que han fortificado su duro yo externo.
En lugar de esto, comienza a relacionarse de forma natural y sencilla con su nueva amiga, fuera de su
niñita inocente y tierna, o de su yo interno. Con su relación con el mismo sexo, la mujer fuerte,
independiente y competente empieza a desaparecer. Su lógica bien desarrollada, sus análisis y su
superior habilidad para leer en la gente se convierten ahora en parte de lo que está escondido y
separado: tanto es así que incluso cuando necesita ganar en objetividad para estabilizar sus
abrumadores deseos y emociones por esta otra mujer, es incapaz de hacerlo. Ahora está, a todos los
efectos, separada del yo competente y adulto. Extraviada de su verdadera fuerza y autonomía, una
mujer puede deslizarse rápidamente dentro de una relación con su pareja absorbente, enrevesada y
desesperadamente dependiente. Es esta unidad y esta unión fracasadas de los yos de dos chicas
pequeñas lo que caracteriza muchas relaciones femeninas por el mismo sexo emocionalmente
dependientes.
(...)
A continuación se muestran las doce características más comunes de las relaciones por el
mismo sexo emocionalmente dependientes:
13
La dependencia emocional es común, pero no se puede decir que todas las relaciones lésbicas sean emocionalmente
dependientes.
14
Nichols (1990) enfatiza cómo interpretan muchas mujeres gais la atracción sexual como amor y pasan muy rápidamente
a un compromiso de una vida en común bajo el mismo techo en un plazo de semanas o incluso de días. (...)
15
De todas maneras, muchas relaciones entre personas del mismo sexo pueden surgir despacio y no ser la primera amistad
"mejor" o cercana de una mujer.
16
Muchas mujeres con AMS realmente están más dirigidas a identificarse con sus parejas que a "amarlas". (...) A través de
la identificación con ella, las satisfacciones instintivas y las partes del yo perdidas son recuperadas (...).
38
(...)
No hay que poner en duda la afirmación verdadera que una mujer pueda estar recibiendo de su
nueva amiga, pero la intensidad con la que ella responde a esta afirmación revela una dinámica
más profunda. (...) [Se trata del] sentimiento de querer comerse o devorar metafóricamente a la
otra persona. (...) [Es la llamada] "compulsión caníval" (...). El mito del canivalismo es el de
que el caníval adquirirá todos los rasgos admirables de la persona que es devorada: si te
"comes" a alguien, te volverás como esa persona. (...) Tristemente, si una mujer decide
inconscientemente "devorar" a otra para rellenar su yo vacío, esencialmente está cubriendo o
resistiéndose a su propia y única identidad.
(...)
[3] La relación exige una conexión constante. A menudo parece que la mayor meta de mujeres
en relaciones emocionalmente dependientes es estar con sus parejas o estar en constante
contacto con ellas. Los teóricos del apego subrayan que mientras "la meta del sistema de apego
es el mantenimiento de la proximidad con la figura objetivo del apego, desde la perspectiva
del individuo apegado (...), la meta es la regulación de un sentimiento de seguridad sentida"
(...). El foco quitaesencial en una relación emocionalmente dependiente no es necesariamente
el tiempo con la otra mujer, sino más bien el sentimiento sentido de una conexión continua y
segura. Una mujer dice inconscientemente a su pareja: "Mi bienestar y toda mi vida depende
de mi conexión contigo. Si nuestra conexión está amenazada de alguna manera, yo entro en
crisis, no me encuentro bien". Esta obsesión por la cualidad y continuidad de la conexión entre
ambas puede reflejar el estadio original de la dependencia absoluta de una niña de su apego a
la madre.
Sin un sentido de sí interno establecido, una mujer puede volverse dependiente de un reflejarse
continuamente en su pareja para mantener algún sentido de existencia o yo valioso. En otras
palabras, mientras su pareja esté emocionalmente comprometida y conectada, ella sabrá que
ella misma existe y que es valorada. Pero si se rompe esta conexión, ella puede entrar en una
espiral de ansiedad por la separación que la exponga a su nada interior y a su falta de valor. De
hecho, algunas mujeres tienen miedo a la extinción o incluso a la muerte17.
Para sostener este sentimiento de seguridad primitivo, una mujer puede comportarse
extrañamente, tal como llamar a su pareja cinco veces al día, pasarse en secreto por la casa de
su amiga o por su trabajo, dejarse caer casualmente por la iglesia, acosarla en internet o no
17
Las características de la "adicción al amor" (...) son asombrosamente similares a las de la dependencia emocional por el
mismo sexo (...). Recomiendo el libro [de Mellody, Miller y Miller (2003)] Facing Love Addiction como recurso adicional
sobre este tema. (...)
39
dejarle colgar el teléfono incluso si acaban de estar hablando durante dos horas18.
(...)
Además de ser conducidas por una sensación de seguridad primaria, las relaciones
emocionalmente dependientes son un reflejo de la intensidad de las amistades femeninas
adolescentes. Las adolescentes frecuentemente se pasan horas "conectando" con amigas. (...)
Esta conexión constante (un tema común en las amistades adolescentes y en la AMS femenina)
aporta un sentimiento de pertenencia a un grupo de amigas o, por lo menos, a otra persona
significativa.
[4] La relación fomenta enredos y pérdida de sí. Tristemente, con el lazo con el mismo sexo
comienza a emerger una dinámica irónica. Una mujer mira a otra para ganar un sentido de sí o
un sentido de bienestar, pero al hacer esto, de hecho pierde la misma cosa que espera ganar19.
Nichols (1988a) afirma que
(...)
Cuanto más esencialmente ignore o traicione una mujer su propio yo, más se le hará
inaccesible su yo. (...)21.
(...)
18
Sin embargo, Pearlman (1989) señala que las consecuencias de estos comportamientos de reducción de la distancia
incluyen "restricción y limitación individuales y un aislamiento creciente y un sistema de relación estancado" (p.82).
19
(...) El balance entre cercanía y separación autónoma o entre mantenimiento de la identidad de una mientras entra en una
intimidad profunda, puede ser más difícil de lograr para las mujeres que para los hombres. Porque "nos reconocemos como
independientes solo en la medida en que vivimos en conexión con otros, y experimentamos relación solo en la medida en
que diferenciamos a los otros de nosotros".
20
(...) A menudo aparece una crisis en las relaciones lésbicas cuando una de las mujeres "empieza a sentir que se ha
perdido en su pareja. Ya no tiene un sentido de lo que es ella misma. Se siente invisible, no reconocida, 'menos que'". Esto
también puede causar que sienta pánico y desesperación.
21
(...) Las clientas con AMS “necesitan repostar fuera [de otra mujer] para reforzar su autoestima. De no obtener tal
recarga parcialmente erotizada, se quedaron heridas abiertas y recurrieron a maniobras defensivas desesperadas”.
40
(...) Indicadores clínicos de enredo y relaciones femeninas exclusivistas con el mismo sexo:
- Esperar que la pareja "le importe a una realmente" o sepa intuitivamente lo que
necesita o quiere la otra persona (...).
[6] En la relación una cuida a la otra. Para muchas mujeres que han asumido históricamente
el rol de cuidadora. cuidar a una mujer necesitada puede estar altamente cargado sexualmente.
(...)
[En una pareja lésbica,] el rol común de la cuidadora puede usurpar el bien de la intimidad
auténtica: "Curiosamente, aunque una de ellas estuviera siempre en la posición de atender
atentamente, ninguna de las dos experimenta a la otra como cercana. Las diferencias nunca se
expusieron abiertamente, ni tampoco se expuso con decisión lo que cada una necesitaba por sí
misma". (...) En la medida en que ninguna de las mujeres haya persistido en esta posición de
cuidadora, realmente le habrán faltando al respeto a la "habilidad de protegerse y cuidar de sí
misma" de la otra mujer y, además, fundamentalmente le habrá demostrado una falta real de
cuidado.
[7] La relación es ambivalente. En algún momento, una mujer puede sentir que la cualidad
fusionada de su relación es una amenaza para su existencia o para su individualidad esencial.
(...) Cuando una mujer ignora "sus propias necesidades de espacio así como las de su pareja",
la ambivalencia de una para con la otra y la irritación surge de forma natural. (...) Muchas
mujeres lesbianas describen una sensación de "sentirse ahogadas la una por la otra, asfixiadas y
sofocadas, y también 'encerradas juntas'". (...) Esta tendencia a la fusión en las relaciones
lésbicas es "un tipo de fallo narcisista para permitir la separación o una defensa contra la
diferencia"22. Algunas mujeres son emocionalmente ambivalentes incluso antes de entrar en
una relación. Su deseo de cercanía está en una constante batalla con su miedo al abandono23.
Muchas mujeres no tienen una representación interna de una relación estable segura, por no
hablar de una identidad única estable segura en medio de la cercanía.
No es infrecuente en una mujer, incluso en los estadios tempranos de una nueva y deseable
relación con el mismo sexo, que actúe como si la relación fuera (o fuera a ser) inestable,
22
La Dra. Cornelia Wilbur también observa que "las relaciones homosexuales femeninas se caracterizan por una gran
ambivalencia, un gran anhelo de amor, intensos elementos de hostilidad y la presencia de ansiedad crónica. Estas
relaciones son inestables y a menudo transitorias. No contribuyen a la necesidad de estabilidad y amor del individuo". (...)
La "intensa ansiedad por encima de cualquier deseo de separación o autonomía en la relación" es "una característica
invariable de las parejas lesbianas en tratamiento". En efecto, la mayoría de las relaciones femeninas con el mismo sexo
emocionalmente dependientes pueden estar caracterizadas por apegos ansiosos (inseguros) o ambivalentes (...).
23
Las madres de hijas con AMS describen una dinámica ambivalente similar en su relación con sus hijas. En una
conversación, la hija puede llamar a su madre "mamá" y hablar con ella al teléfono durante más de una hora. En la
siguiente interacción, la hija puede estar enfadada, verbalizar abiertamente sus quejas y acusar a su madre de que nunca se
cuida de ella. (...)
41
impredecible o rechazante. Ella puede confiar sin saberlo en alguno de sus patrones de
desapego y defensa. (...) Una mujer lesbiana, que lucha contra el enojo y la desconfianza, le
hace continuas exigencias a su pareja, pero se da cuenta de que estas exigencias surgen de su
creencia (dirigida a su pareja) de que "no podrás amarme si todavía no lo has hecho" (...).
[8] La relación lleva a sentimientos de celos y posesión. A medida que incrementa la ansiedad,
a menudo alcanzando "proporciones de pánico" (...), una mujer puede insistir en conocer
dónde está su pareja en cada momento, incluso en el espacio de tiempo en que su pareja está
yendo en coche a la tienda de comestibles o desde esta, o comprobando el cuentakilómetros
para estar segura de que no se ha parado en ninguna parte en el camino a casa. Ser el objetivo
de tal escrutinio puede ser absolutamente agotador.
(...)
Estas mujeres quieren "pertenecer" a alguien distinto que a sí mismas. Quizá su sentido de
propiedad es un aspecto normal cuando se produce entre una niña y su madre. A las madres se
les supone que comunican el mensaje de que tú eres mía. Yo te atesoro y lo haría todo por ti.
Los niños pequeños a menudo exclaman enfáticamente "ella es mi mamá" cuando intentan
ganarse a duras penas sus territorios, posesiones e identidades únicas. Por desgracia, es esta
posesión originaria y estos celos graves los que a menudo ponen una relación emocionalmente
dependiente en camino a su consiguiente desaparición.
[9] La relación es dramática. Si una mujer es el objeto del escrutinio y de las medidas
posesivas de su pareja, también empezará a poner en marcha tácticas de distanciamiento, si es
que todavía no ha empezado. Simplemente necesita "espacio para respirar". Pero si ella
respira, su pareja puede entrar en un estado de escalada de pánico o de ansiedad ante una
separación. El sentido de apego seguro empieza a resquebrajarse, incluso llevando a la mujer
que tiene una necesidad sentida de espacio de vuelta a una desesperada búsqueda a tientas de
la unidad.
Desesperada por que la relación se está deteriorando, pero también desesperada porque ella
está sofocándose y perdiéndose a sí misma, una mujer puede recurrir a medidas
extremadamente deseperadas para al mismo tiempo aguantar y rechazar. Ella puede activar una
gama de esfuerzos defensivos como la seducción, la manipulación, el engaño, la coerción, el
exceso de armonización o la sospecha, para protegerse de la ansiedad y el miedo. Puede insistir
repetidamente en que su pareja explique en detalle por qué no está disponible o dispuesta a
ofrecer el cuidado y el amor que prometió al principio.
Desde la perspectiva de muchas de mis clientas, todo esto tiene otra cara: estas relaciones no
son nunca aburridas. Desafortunadamente, muchas también admiten que son "adictas al
drama". Se desesperan al tener que hacer amistades despacio y cautelosamente, pues esto
suena vacío y aburrido. (...) Cuando la relación es "dramática, movida y solicita su atención",
24
Privadas de su objeto de amor, las mujeres homosexuales muy a menudo se vuelven suicidas. Interpretan su pérdida
como una amenaza para sobrevivir y un abandono total; tienen miedo a la extinción total (...).
42
una mujer puede evitar inconscientemente afrontar las demandas de intimidad adulta sana o
resistirse a centrarse en sus propias necesidades de autonomía y crecimiento individual. Estas
dinámicas dramáticas e intensas acaban creando déficits internos incluso más profundos e
inseguridades relacionales.
[10] La relación es resistente a rupturas. Incluso cuando ambas mujeres se sienten abusadas y
usadas por la otra, pueden seguir siendo incapaces de acabar con la relación porque pueden
haber proyectado sus propios miedos o abandonos y fragilidad interior en sus parejas 25. Como
ya no conectan con los miedos en sí mismas, se consumen en cuidados, asegurándose de que
su pareja no se sienta abandonada o herida y que no se desmorone. Así renuevan su promesa
con la relación, prometiendo cuidar de su pareja, pero en realidad están indirectamente
cuidando de sí mismas.
(...)
Durante este tiempo, los ciclos de sueño y de comidas de una mujer pueden resultar alterados
gravemente. Algunas experimentarán ataques de pánico, un episodio depresivo serio, fantasías
de suicidio, vómitos incontrolables o síntomas parecidos a los de la gripe. Una vez perdido lo
que pensaban que era el hogar, ahora tienen que volver a lo que perciben como no tener casa.
[12] La relación es parte de un ciclo sin fin. Cada vez que termina una de sus relaciones, una
mujer puede percibir la pérdida como culpa suya e interiorizar el convencimiento de que es
relacionalmente incompetente o indigna de ser querida. Su sentido de confianza en ciernes, en
ella misma y en los demás, se rompe. La mayoría de las mujeres no pueden resistir bajo el peso
de la vergüenza o la decepción. Y mientras muchas de ellas tienen pocos recursos internos para
recuperarse de tal devastación, todavía pueden unirse a otra mujer, buscando amor, apoyo y
seguridad con los que hacer frente a otro día.
(...) "Muchas mujeres gais pasan poco de sus vidas adultas solas, pues van de una relación
amorosa a otra". No es infrecuente que una mujer encuentre otra novia antes de terminar su
relación actual del mismo sexo. En vez de hacer duelo y sanar, entra en un ciclo de relaciones
de dependencia. A resultas de esto, su frágil sentido de sí se vuelve incluso más susceptible a
futuras dependencias emocionales.
(...)
HAY ESPERANZA
A medida que camino con una mujer que está intentando acabar o redefinir una relación con
una persona de su mismo sexo (véase el capítulo 10), debo ser sensible tanto a la dificultad de esta
decisión como a la habilidad de la mujer por seguir con esta. Necesitará que yo sea paciente y
compasiva. (...) Rara es la mujer que puede acabar una relación de dependencia emocional de la noche
25
Las amantes ansiosas, que a menudo se unen en pareja rápidamente y se acercan a las relaciones adultas con las
expectativas de un niño, tienen enormes dificultades para apartarse emocionalmente cuando un romance llega a su fin.
Dejar ir a una amante es un proceso especialmente desgarrador para una mujer que experimenta el acontecimiento como
una nueva pérdida de su madre y que percibe incluso las separaciones temporales como rechazos profundos y personales.
43
a la mañana. Más bien, este será un proceso largo en el que recupera, pieza a pieza, su corazón y su
alma, los cuales han sido alojados o depositados en la otra mujer. Debe retomar los hilos de su
verdadero yo y volverlos a tejer en torno a nuevas percepciones, impresiones y creencias que surjan de
una experiencia correctiva de amor, apoyo y aceptancia.
(...)
PARTE DOS:
EL TRABAJO DE RESTAURACIÓN
Acompañarlas a casa
44
Yo comparo la terapia con una consulta a un arquitecto. El cliente trae sus esperanzas, sueños, una
vida y una visión, y dinero para pagar los honorarios, pero no puede diseñar y construir una casa por
sí mismo. El arquitecto aporta habilidades técnicas y creatividad de tal manera que la casa pueda ser
construida, y no solo soñada o deseada. Pero es la casa del cliente. Solo el cliente la puede convertir
en un hogar.
[ CAPÍTULO SEIS ]
ASEGURAR LOS CIMIENTOS
Aceptancia y armonización
Estas etapas normalmente siguen las etapas naturales de crecimiento y desarrollo de una mujer,
tal como hemos secuenciado en los capítulos tres y cuatro, empezando con una necesidad infantil de
apego y seguridad, y concluyendo con el desarrollo completo de una chica en una adulta autónoma y
madura.
Las consideraciones terapéuticas que presento en este capítulo y en los siguientes son
integrales y tienen como marco servir de guía a las terapeutas a través de los casos más complejos. No
cada clienta requerirá cada intervención, ni cada mujer pasará secuencialmente por las etapas
anteriores. La terapia con mujeres con AMS está muy lejos de ser lineal. La mayoría de las mujeres
procesarán los temas en dos o más etapas simultáneamente. Las etapas, por consiguiente, no deberán
ser vistas como un ordenamiento rígido, sino como categorías fluidas que describen los temas más
comunes a los que se enfrenta la mayoría de las mujeres. El perfil psicológico de una mujer, como se
indica en el capítulo ocho, también influenciará en la dirección inmediata y la velocidad de la terapia,
necesariamente dictando o limitando las metas y técnicas terapéuticas.
Uno de los comunes denominadores más llamativos de las mujeres con AMS es un sentido
esencial de sí inestable, subdesarrollado o negativo. Esto significa que en su esencia estas mujeres
comúnmente experimentan una profunda inseguridad, vacío o vergüenza. Como nunca se estableció ni
se integró completamente un yo positivo fundamental, sus conceptos que se desarrollan de un yo
separado, valioso, único, emocional, relacional y femenino también son generalmente
extremadamente frágiles (McDouglas 1970), vagos o desconocidos, o están asociados con imágenes y
afecto negativos. Cuando les preguntaba quiénes eran, qué sentían (o incluso qué les gustaba hacer),
podían mirarte fijamente con una cara inexpresiva y exclamar: "¡No lo sé!".
Muchas de mis clientes apenas pueden resistir el pensamiento de estar solas, incluso durante
cinco minutos de reflexión silenciosa. Solo de considerar tal empresa se les puede desencadenar un
terror abrumador, o lo que ha sido llamado ansiedad aniquiladora (Jacobs 1990). Les falta un centro o
fundamento sólido sobre el que estar. Cuando navegan por la vida, no tienen recursos para estabilizar
o controlar su barco.
Algunas admiten abiertamente este sentimiento de vacío esencial, especialmente cuando se dan
cuenta del poder que tiene el contacto físico de conectarlas con su yo interior. (...) Las mujeres con
AMS anhelan ser tocadas o abrazadas cálidamente por otra mujer, un anhelo que puede reflejar sus
necesidades básicas de conseguir un sentido de sí o una existencia validada.
Quizá a causa de este vacío esencial, a poco de empezar la terapia a menudo siento como si
mis clientas fueran elusivas o les faltara autenticidad. Su personalidad o identidad parece ir a la deriva,
desligada de las experiencias o relaciones que relatan. Mi claridad a menudo se desvanece cuando me
esfuerzo por establecer una dirección clara en el tratamiento. He acabado por pensar que esta reacción
común, o contratransferencia, está enraizada en la creencia proyectada de la mujer de que no tienen
ninguna "personalidad" interior para ser conocida por los demás. Y mientras se aferre a esta creencia,
mayormente seguirá siendo experiencialmente desconocida. Esto se puede transformar en la creencia
adicional de que a nadie le importa lo suficiente conocerla completamente. Su yo interno es como un
jarrón roto, diseñado originalmente para contener belleza y agua dadora de vida. Ahora es solo un
canal a través del que drena el agua. Debo resolver mi contratransferencia inicial de pérdida de
manera que yo pueda, metafóricamente hablando, tomar su jarrón de tal manera que le permita formar
su belleza y, a la larga, contenerla.
46
EL OBJETIVO FUNDAMENTAL
Una mujer con AMS a menudo se enfrenta al siguiente dilema: sin un yo estable y definido, no
puede conectar o relacionarse de la manera como se espera que podría hacer una mujer adulta sana.
Sin un apego seguro o una conexión sana, no puede establecer un yo esencial estable.
La energía y el tiempo pasados durante la fase de apertura a menudo resultan ser el trabajo más
lleno de significado y más duradero llevado a cabo en el curso de la terapia. Este apego terapéutico se
convertirá en el fundamento sobre el que ella y yo llevamos a cabo el trabajo de cambio o crecimiento
patente como estaba indicado por las metas establecidas y sus necesidades inmediatas. Nuestra
relación auténtica es el suelo del que ella será alimentada y sostenida.
(...)
Para establecer tal poderosa relación de corazón a corazón con poder de cambiar la vida, tengo
que asegurar a mi clienta de que está segura conmigo y que soy digna de confianza. Por lo tanto, la
primera fase de la terapia puede dividirse en tres tareas terapéuticas separadas:
47
- Procesos terapéuticos fundamentales: empatía y el aquí y ahora.
La primera y la segunda tarea no deberían ser vistas como meros medios para alcazar la meta
final de un apego terapéutico hasta que no sean, de forma permanente, terapéuticamente curativas26.
Todos los procesos terapéuticos mencionados arriba no son solo iniciadores; deben aplicarse de
manera sostenida y ser revisitados a lo largo de la terapia.
(...) Como mencionamos en el capítulo dos, llevar a cabo estos procesos con mujeres con AMS
es categóricamente diferente a trabajar con otros clientes27.
(...) Mis clientas, (...) para sentirse seguras, (...) quieren un entorno que promueva respeto,
autenticidad, aceptancia y protección. Quieren consistencia, calidez y una sensación de plenitud; lo
que no quieren de ninguna de las maneras son sorpresas. Mi anuncio de que soy segura no las ayudará
a sentirse seguras. Ellas son perspicaces e inteligentes, y por desgracia han aprendido que es muy fácil
hablar por hablar. Ellas determinarán si soy segura en base a mis cualidades predominantes de
carácter, mis acciones y mis actitudes.
(...)
En este estadio, debo ser sensible sobre cómo puede interpretar negativamente una mujer mis
acciones o sugerencias. (...)
A causa de las malinterpretaciones que puedan ocurrir, y que de hecho ocurren, con mis
clientas, me tomo tiempo para sopesar mis ideas o sugerencias. (...)
Mis clientas se sienten seguras cuando se convencen de que son las verdaderas beneficiarias de
mi tiempo, de mis energías emocionales y de mi foco de atención. Quieren saber que puedo darme a
mí misma, incluso hasta un punto de sacrificio, por su bien. No se trata de manipulación o control por
su parte; se trata de una necesidad legítima de ser atendidas incondicionalmente. Ellas de alguna
26
La terapia con mujeres que han experimentado una privación emocional en la infancia a causa de brechas en la sintonía
o bien de apegos inseguros "primero de todo debe ser dirigida a una restauración óptima de aquellas condiciones que hacen
posible que una vida emocional reanude su crecimiento natural" (...).
27
Los progenitores de mujeres con AMS que desean reparar o estrechar sus relaciones con sus hijas pueden y deben ser
entrenados en toda una serie de técnicas pertinentes para este primer estadio de la terapia.
48
manera saben intuitivamente que esta atención genuina es crucial para su crecimiento y sanación
futuros. Mientras que muchas mujeres con AMS han pasado mucho tiempo de sus vidas reduciendo su
propia individualización y exploración con el objetivo de determinar lo que quiere o le gusta a la otra
gente, yo he aprendido a darme cuenta continuamente de situaciones donde inconscientemente
necesito que una clienta coopere con mi agenda de tratamiento para mi facilidad o sentido de
seguridad. La seguridad se incumple si uso a mis clientas para mi fin. Cuando una mujer asume el rol
de la cuidadora o de la complaciente con la gente (por la razón que sea), ella sin saberlo no está
asumiendo la oportunidad de un crecimiento y una formación personales. Si yo promuevo o aliento de
algún modo este rol de cuidadora, afirmo su abandono del yo.
Como se mencionaba en el capítulo dos, una mujer con AMS no se sentirá segura hasta que
sepa que puede ser plenamente honesta sobre su vida sin miedo ni moralizaciones o juicios28. Para
ponerle a mi clienta una base de seguridad, he aprendido que debo aceptar incondicionalmente:
- su identidad sexual;
- (...)
Le permito que esté donde está. Reconozco sus circunstancias actuales y sus realidades
interiores y no inicio ninguna conversación que pueda ser interpretada como invasiva o
prematuramente desafiante. De nuevo, mi objetivo es aportar un entorno en el que mi clienta pueda
descubrir, aceptar y solidificar un yo de manera que ella tenga el poder de decidir si ella quiere
desafiar o cambiar alguno de estos aspectos. Antes de que una mujer pueda determinar su siguiente
paso adelante, primero debe ser capaz de reconocer, comprender y aceptar su punto de partida
presente. Mi aceptancia incondicional le ayuda a hacerlo así.
(...)
Al ofrecer una aceptancia incondicional, proporciono el apoyo esencial que necesita la mayoría
de mis clientas para ser capaces de ejercitarse en una autoaceptancia radical.
28
Al observar a mujeres lesbianas en el sistema de cuidado sano, se descubrió que, para mantener una relación de trabajo
continua con las mujeres resultaba efectivo un estilo maternal ("caracterizado por calidez emocional, aceptancia
incondicional y un encuentro con las necesidades de subsistencia básicas"), y servía como preludio necesario para una
eventual exploración de cosas tales como el abuso del alcohol (Hall 1994, pp. 242-243).
49
También he visto que necesito aceptar la apariencia e indumentaria físicas de una mujer, su
carrera o tipo de trabajo, e incluso el coche o camión que prefiera conducir. Como hemos mencionado
en el capítulo 4, muchas mujeres con AMS se sienten atraídas por lo que se consideran estilos
estereotipificadamente masculinos en cuanto a la apariencia y preferencias laborales. Estos estilos o
preferencias pueden estar fundados genuinamente y centrados en su identidad verdadera como mujer
inclinada a los deportes, a lo atlético o a lo mecánico. Por otra parte, su ostensiva masculinización
puede indicar una desconexión grave de su feminidad o una forma de protegerse de más dolor o
devaluación como fémina. Sin embargo, independientemente del origen de sus preferencias, el estadio
inicial de la terapia no es el momento de dirigirse a estos aspectos externos sociales29.
Mis clientas me han dicho cuán agradecidas están de que yo esté dispuesta a aceptar y entrar
en su mundo tal como este es. Se sienten honradas por mi esfuerzo por "meterme en sus zapatos" en
pro de la comprensión y la conexión. Acaban aprendiendo que mi camaradería no es una aprobación
de cada aspecto de su vida, sino que es una voluntad y un compromiso de conocer, amar y viajar con
ellas tal y como son.
Una vez pregunté a una terapeuta especializada en abuso sexual femenino si ella veía
diferencias entre las supervivientes de abusos sexuales que no tenían AMS y las que no la tenían. Tras
pensarlo un momento, respondió: “la vergüenza”. Las mujeres con AMS frecuentemente viven con las
versiones más extremas de todos los aspectos de la vergüenza30. Experimentan la vergüenza como una
emoción (un sentimiento de culpa o profundo bochorno), como una identidad (una creencia interna y
una sensación terrible de ser malas, defectuosa o reprensible), como un proceso dinámico en
movimiento (ridiculizando o degradando su propio yo) y como una defensa (regulando el grado de
exposición y contacto personales). A pesar de que es mayormente debilitante en el primer estadio de
la terapia, la vergüenza debe ser abordada con sensibilidad en todos los estadios de la terapia.
29
El capítulo 13 ofrece una guía para ayudar a una mujer a integrarse con su feminidad.
30
(…) Las mujeres lesbianas muestran significativamente una mayor vergüenza, incluso si han alcanzado el estadio más
alto de integración en la identidad lésbica y tienen éxito laboral. Yo pensaba anteriormente que si aumenta la integración
de la identidad, la vergüenza debería decrecer. Adicionalmente, los altos niveles de vergüenza de los que hablan las
mujeres autoidentificadas como lesbianas estaban asociados con patrones de apego inseguros, el más común de los cuales
era el desdeño. (...)
50
Cuando una mujer experimenta mi esfuerzo genuino por ayudarla a reducir la vergüenza en lugar de
disparar sobre este aspecto insensiblemente, empezará a sentirse segura en mi presencia.
De nuevo, es importante que una clienta regoja por el camino que tiene por delante todo su yo,
tanto las partes agradables como las desagradables. Fragmentar o renegar de algún elemento de su
vida debido a la vergüenza, es contraproducente para su formación y sanación, por no hablar de lo
contraproducente que es para una verdadera intimidad con otras.
Puedo decir cosas como: "Por supuesto que anhelas abrazos y contacto. Tu mamá nunca supo
cómo dar un abrazo. A ella tampoco la abrazaron de jovencita. "¡Debes sentirte como si estuvieras
hambrienta!", o: "Por supuesto que quieres una atención especial ininterrumpida por parte de tu
amiga. Recuerdo cómo sentías que tus padres estuvieran demasiado ocupados como para jugar
contigo. Jamás te recuerdas a ti misma pasando un rato especial a solas con ellos. Tu chica pequeña
sigue buscando ese rato y esa atención especiales".
(...)
A causa de las dificultades y disrupciones en sus apegos primarios con su madre y su padre,
como se señalaba en la parte uno, a una mujer con AMS le pueden haber faltado momentos
consecuentes de sintonía comprensiva cuando era una niña pequeña o una niña31. Daniel Siegel,
enfatizando el significado fundamental de la comunicación y el apego emocionales, anota que "las
relaciones de apego tienen que ver con compartir y amplificar estados emocionales positivos (tales
como la alegría y el júbilo) y con compartir y reducir estados negativos (tales como el miedo o la
tristeza). Estas transacciones emocionales permiten a una niña "sentirse sentida" (...). Y cuando una
niña se "siente sentida", empieza a adquirir un sentido primitivo de su propio núcleo o yo 32. Sin
embargo, si una madre (o un padre) es incapaz de proporcionar apego emocional consistente a su bebé
(quizá por depresión, confusión o por su propia privación de esta conexión humana básica), o si falla
en reparar brechas en el apego y en el apoyo emocional, su niña pequeña puede experimentar algún
nivel de:
31
(...) Siegel (1988): (...) Como sus madres no supieron reparar momentos de falta de sintonía, o ejercitar la empatía, "las
pacientes no tenían una manera de delinear un yo estable" (p.20). (...) La Dra. Elizabeth Moberly también habla de la
presencia común de dificultades de apego en las historias de muchos hombres y mujeres homosexuales, y está de acuerdo
en que "para los niños más pequeños, el progenitor es su fuente del ser, y así el mismo ser de uno (...) se siente en peligro
si se interrumpe el apego con los padres" (1983, p.45).
32
(...) En efecto, es una experiencia de la sintonía emocional consistente de la madre (o de la cuidadora) de la niña
pequeña, de su reparación o su falta de armonía, regulación afectiva (tal como tranquilizar y calmar a su hija cuando esta
está agitada), así como los propios estados de los sentimientos positivos asociados de la niña lo que resulta de la atención
en sintonía de su cuidadora, lo que forma el núcleo primitivo del yo.
51
- indefensión e impotencia para atraer la atención cuidadora de otra (desarrollando un sentido
nuclear de incompetencia relacional);
- una falta de habilidad para regular sus sentimientos potencialmente negativos graves y
abrumadores (desarrollando un sentido nuclear de imcompetencia emocional);
En conjunto, estas experiencias afectivas negativas pueden crear un núcleo inestable, negativo
o vacío en la chica (...), por no mencionar un apego inseguro con su cuidadora33. Adicionalmente, las
experiencias repetidas de falta de sintonía pueden crear tal sentimiento omnipresente de vergüenza en
una niña que todo su yo se hunda esencialmente por este. Creo que muchas de mis clientas fueron
privadas del medio relacional en el que desarrollar la competencia relacional, experimentar estados de
sentimiento positivos, regular sentimientos negativos o formar un núcleo básico positivo. Estas
jovencitas, ahora adultas, siguen no afirmadas como personas y todavía necesitan la imagen de la cara
de una madre que les diga que son y que como son está bien. Afortunadamente, los especialistas en el
apego advierten que si una mujer continúa interactuando con su entorno, incluso puede cambiar sus
"rasgos y resultados emocionales, de comportamiento y sociales". (...) Y continúan diciendo que "las
intervenciones terapéuticas (...) pueden llevar a caminos hacia la atenuación de dificultades anteriores"
(Levy y Orlans, 1998, p.20).
(...) Para aportar un medio de conexión emocional consistente, (...) debo abrirme y permitirme
influir sobre ellas (...). Mi meta es sentir lo que ellas sienten o alinear mi estado interior de manera que
yo pueda experimentar, tan cercanamente como sea posible, lo que está experimentando mi clienta en
su mundo subjetivo o interior en cualquier momento dado. Como muchas mujeres con AMS
inconscientemente puede minimizar o negar una ayuda social cálida y la atención en sintonía de otra
persona, no se puede presuponer la sintonía; se requiere un esfuerzo activo y un foco intenso por parte
de la terapeuta34. Así, cuando reflejo mi estado de sintonía a través de gestos o expresión, como
inclinar la cabeza afirmativamente, realmente inclino la cabeza. Me inclino regularmente hacia
adelante para demostrar mi escucha, y mi compromiso activos cuando están compartiendo conmigo
emociones difíciles. Sonrío mucho y frunzo el ceño cuando mis clientas me dejan que les dé un
consejo a través de su afecto o sus palabras.
33
También se podría argumentar (basándonos en investigaciones que apoyan la idea de que estas niñas están más
focalizadas y centradas en la gente -especilmente en la cara y los ojos- y en interacciones emocionales que los niños (...))
que esta privación de atención y sintonía afectiva puede afectar el desarrollo de la niña más gravemente que lo haría en un
varón.
34
La conexión emocional en sintonía puede ser comunicada a través del lenguaje corporal, tal como un contacto visual
sólido, expresiones faciales que transmitan cuidado, y modulaciones de la voz, gestos comprometidos y el momento
sensible de todo lo anterior. Como las terapeutas formadas no están disponibles en muchos lugares, la terapia por teléfono
es un medio viable, pero no es la mejor opción para las mujeres con AMS. Sin un contacto visual cara a cara y la
disponibilidad de metacomunicación exhibida en el lenguaje corporal, el proceso de construcción de confianza (y de ganar
un íntimo conocimiento de la clienta) puede ser laboriosamente lento, y puede no alcanzar nunca la profundidad necesaria.
El contacto es otro medio poderoso de sintonía y empatía, pero nunca debería ser una parte de la terapia con mujeres con
AMS que se dé por hecha. (...) [Véase] el capítulo 11 (...). Sin embargo, los padres ciertamente pueden incorporar contacto
físico sano en sus momentos de calidez con sus hijas, asumiendo que estas se sienten cómodas con la cercanía física.
52
Cuando estoy en sintonía con mi clienta, esta y yo estamos en armonía, experimentando algo
juntas. Mi esperanza es que vea que estoy con ella por su bien y que se diga a sí misma: Finalmente
aquí hay alguien que me entiende y que está conmigo. No estoy sola.
(...)
La sintonía terapéutica es una sanación poderosa, una técnica curativa para las mujeres con
AMS. La sintonía envía significativos mensajes no verbales de afirmación, a saber, que mi clienta
existe e importa. A través de la sintonía, la veo; ella es real. Experimento su emoción; su emoción es
real. Me tomo tiempo para estar con ella; ella es importante. Está siendo afirmada y validada en el más
básico y profundo sentido. Su internalización de estos momentos de conexión y realidad empezará a
solidificar su sentido interno del yo. Ella es y, por lo tanto, puede llegar a ser.
James Masterson (1985) enfatiza que en la infancia temprana, lo más importante para el
desarrollo del núcleo de una niña es la capacidad de los padres de percibir las características únicas
del yo emergente de la niña. Como terapetas, tenemos que adaptarnos a este "yo emergente": la
música interior de una mujer. Brennan Manning, en su libro Ruthless Trust, nos recuerda que "sin una
escucha activa no puedes oír una cosa; si tú prestas atención a algo solamente superficialmente, no
oirás la música de lo que está ocurriendo" (2000, p.159). Yo no quiero echar de menos la música que
suena, aunque suene tan silenciosamente, en el corazón y en la vida de mi clienta. En algunos casos,
puedo ser la primera en oírlo. Una mujer con AMS normalmente no se da cuenta de que tiene una
melodía interna o algo tan bonito como una canción. Mi meta es aprender su canción (su verdadero
yo) para así canturrearla, poder involucrarla en la escucha y esperar que la reconozca como propia.
Cuando comienzo a trabajar con una clienta nueva, estoy en sintonía y escucho con la
intención de descubrir por lo menos un aspecto de su verdadero yo que yo pueda afirmar y disfrutar
auténticamente, tal como su determinación obstinada a sobrevivir o su honestidad y franqueza. Habrá
días en los que intentará convercerme de que no hay nada sustancial o agradable en ella, así que la
tendré que llevar firmemente dentro de la música que ya he oído.
(...)
Yo también me sintonizo con las partes del verdadero yo de mi clienta y las escucho; estas han
sido separadas en su esfuerzo por evitar sentimientos dolorosos y abrumadores. Cuando la sintonía se
rompe en una experiencia en desarrollo de la niña, como muy probablemente les ocurrió a muchas
mujeres con AMS, no es raro que la niña después niegue sus sentimientos (...). Pero si la negación se
convierte en un patrón sistemático en la vida de una niña, entonces de adulta podrá estar no solo
gravemente desconectada de todas las emociones, una característica común en muchas mujeres con
AMS, sino que también se separará del aspecto válido del yo que estaba asociado al sentimiento
rechazado. Por ejemplo, una mujer puede separarse de su género o feminidad, creyendo que esta era la
causa del abuso sexual y de su profunda vergüenza y dolor internos. Estas rupturas y desconexiones se
suman a sus sentimientos de vacío y dolor. La sintonía y una escucha reflexiva son técnicas poderosas
que pueden ayudarla directamente a volverse a conectar con las emociones reprimidas y a integrar con
los aspectos separados de su auténtico yo.
53
PERMANECER CONECTADA DE MANERA QUE PUEDAS IR ADONDE ELLA VAYA
La terapia, en este estado inicial, debe estar completamente centrada en la clienta. (...) “(...) La
terapeuta debe estar preparada para ir adondequiera que vaya la clienta, hacer todo lo que sea
necesario para continuar construyendo confianza y seguridad en la relación” [Yalom] (...). Si noto que
una clienta es letárgica o ambivalente con respecto a una línea de preguntas o a discusión particulares,
debo parar y preguntar: “¿Qué necesitas tú en este preciso momento?” De manera metafórica, me
estoy levantando de mi cómoda butaca (mi rumbo y estilo de terapia preferidos) para seguir la
iniciativa de mi clienta35. Una mujer con AMS necesita saber que es suficientemente valiosa e
importante como para ser honrada y seguida. Ella anhela una conexión que no le requiera hacer todo
el trabajo.
(...)
[Si al principio de la terapia una clienta me quiere hacer disgresiones del tema hablando de
otras cosas, me meteré en lo que me dice y la seguiré]. Fundamentalmente quiero que se sienta segura.
Puede pasar también que, cuando comparta, yo focalice más en su sentimiento que en el contenido de
sus historias. Permanezco completamente en sintonía mientras ella comparte todavía otro aspecto de
quién es ella. (...) Ella está mucho más preocupada por mi conexión emocional continua y mi
habilidad de quedarme con ella a dondequiera que vaya.
(...)36
El Dr. Daniel Hughes, un destacado experto en terapias de apego infantil, afirma que si los
comportamientos “desordenados” de una clienta (o de una niña) molestan a padres y terapeutas, estos
comportamientos resistirán el cambio. Sin embargo, “si nosotros realmente aceptamos estos
comportamientos, estos son mucho más propensos a cambiar” (2004, p. 10). (...)
(...) [Es importante] permitir a mis clientas experimentar y expresar sus sentimientos viscerales
de la mejor manera que sepan, incluso si esta expresión me resulta de alguna manera infantil o
incómoda. Si se la corrige, limita o avergüenza cuando intenta afirmar lo que es verdad para ella
misma en ese momento, su sentido de seguridad será destruido y el proceso de formación interna
puede descarrilarse del todo. Debo ser paciente y permanecer calmada cuando ella se ordena a través
de ciertos comportamientos relacionados con su confusión interna, conecta con ellos e incluso los
muestra.
(...)
[Si por ejemplo se levanta y pasea, pregunto después qué es lo que causó ese levantarse. Es
35
(…) Una parte del yo emergente es el “único estilo o manera en que la individualización del niño se expresa en su
exploración, experimentación, aventuras autoasertivas con la realidad (...)”. Es importante que un progenitor o una
cuidadora principal “respondan a esto de una manera positiva y de apoyo, para identificar, reconocer y tratar con respeto”
el temperamento único de la niña. (...)
36
A menudo el cuerpo se usa para aliviar o procesar emociones y conflictos internos. Esto puede ser especialmente cierto
para mujeres con AMS. (...) “Este uso de la comunicación corporal hacía las sesiones tensas e inquietas. Las analizadas no
podían encontrar comodidad, o incluso una posición reconfortante o cómoda en el sillón” (...). Muchas de mis clientas
caminaban, se sentaban en el suelo, se tumbaban en el sillón, me pedían si podían sentarse en mi silla, se cubrían con
cojines, los tiraban, se ponían abruptamente de pie, etc.
54
importante mantener el contacto visual; observar y no crear ansiedad.] (...) (Quiero que ella sepa que
puedo tratarla. Esto podría empezar a eliminar cualquier posible “probar[me]” que haya sido el motivo
de su pasearse, y también puede diferenciarme a mí de otras que posiblemente hayan mostrado
intolerancia hacia su necesidad de moverse o su “falta de habilidad para comportarse”).
(...)
Mi intención (...) es permitir a mi clienta ser simplemente quien es en ese preciso momento.
Quiero que se sienta segura; sin embargo, la desafío fácilmente a conectar con su impulso o emoción
internos que antes la llevaron a pasearse. (...)37
(...)
(...) Muchas de mis clientas parecen existir entre dos extremos: o bien no sienten nada,
incapaces de conectar con ningún resquicio de emoción, o bien acaban completamente consumidas
por emociones tales como el desespero o la desesperanza, cayendo en un estado mental subjetivo que
hace imposible que procesen objetivamente o que consideren racionalmente por qué aparecieron estos
sentimientos inicialmente. (...) Estas mujeres a menudo no encuentran un terreno neutral en el que
procesar sanamente esos estados emocionales en constante cambio. Mi objetivo es sujetarme
emocionalmente a mis clientas y entonces las conduzco a este punto fundamental.
(...)
[Si una mujer padece ansiedad mientras cuenta su historia, no hay que nombrarle la ansiedad,
sino invitarla a hacer juntas ejercicios respiratorios para reducirla.]
(...) Yo también querré que ella refleje activamente compartiéndolo lo que le suponía explicar
su historia, experimentar mi interrupción o hacer el ejercicio respiratorio. Esto la ayuda a integrar
estas nuevas experiencias potencialmente reguladoras.
Incluso con mi mejor intención, he dejado de sintonizar con mis clientas, y ellas son las
primeras en señalarlo. Podrían pensar: “¿Sigues estando conmigo?”.
37
(…) Sintonizar incluye la “capacidad de leer las señales (a menudo no verbales) que indican la necesidad de
compromiso o de liberación de un compromiso (...)”, definiento la liberación de un compromiso como la necesidad normal
de una persona de ser autónoma y no estar alineada con otras (...).
55
[En estas situaciones debemos reconocer que así ha sido].
(...)38
(...)
Tan pronto como me dé cuenta de una ruptura en la sintonía, intento resintonizar con el estado
emocional de mi clienta. Pero para resintonizar a cualquier nivel, ella tendrá que estar dispuesta a
abrirse lo suficiente como para reconectarse. Si es incapaz o no está dispuesta a hacerlo, yo seguiré
afirmándola y respetándola. Me doy cuenta de que su seguridad ha sido violada y su desconfianza
inflamada. Ojalá mi continua paciencia y compasión reestablezca con el tiempo una atmósfera de
seguridad y de estados interactivos coordinados.
Cuanto más cercana a mí se sienta una clienta a través de nuestra unicidad en sintonía, tanto
más puede preocuparse sobre la sexualización de nuestra relación, comportándose inapropiadamente
o, al final, acabando herida. Inconscientemente, puede retirarse, intentando instintivamente crear una
distancia entre nosotras, o pincharme expresando decepción o frustración con ella. Que yo la
rechazara en este momento de hecho podría resultarle un alivio.
(...) [Le pregunto por esos sentimientos de cercanía. Espero. La alabo en sus progresos.]
(...) Esta oportunidad de reflejar le permite integrar estos momentos cálidos en su experiencia
mayor y su yo afectivo nuclear. Entonces podemos discutir sobre qué puede haber activado su
disociación o necesidad de no sintonía, como podrían haber sido el miedo o la agitación. Típicamente
dirijo estas reflexiones con una voz suave, tierna y educada, invitándola a seguir presente en los
lugares más profundos y ricos en su propio ser, tal y como ella se queda presente conmigo.
A veces, tras un momentito de experimentar una conexión cálida, una clienta puede
38
A menos que la reparación de estas disrupciones de la sintonía se lleve a cabo, los sentimientos tóxicos de vergüenza y
humillación pueden convertirse en serios bloqueos para la intercomunicación personal” (...).
56
desconectar usando defensas hostiles, tales como burlarse mi último comentario cordial, cambiar de
tema abruptamente o minimizar fríamente sus emociones, diciendo cosas como: “Oh, esto no era
realmente tan malo. Ya sabes, la vida es una mierda. ¡Pero estoy por encima de esto!”.
A través de los años, he aprendido a no interpretar nunca estas maniobras defensivas como
ataques personales ni a reaccionar con una confrontación áspera. De hecho, a veces tengo que
disimular una sonrisa. En realidad, las defensas de mi clienta me aportan una oportunidad excelente de
reajustar mi sintonía y empatía con su miedo, duda o inseguridad. Recuerdo el aspecto positivo de su
carácter que conozco y amo, como su determinación obstinada, y entonces, de nuevo, voy adonde ella
va. Le permito la libertad de relatar, expresarse y protegerse de la mejor manera que sepa. Cuando una
mujer admite que sería más fácil quedar conmigo si “yo no fuera tan amable”, sé que está saliendo del
miedo y la vergüenza, y está entrando en un sentimiento de seguridad. Esto no significa
necesariamente que estemos listas para entrar de lleno en el trabajo de duelo o abordar directamente
creencias fundamentales o profundas inseguridades. Primero tenemos que cultivar la confianza y un
apego sólido y auténtico.
El estadio inicial de la terapia puede sentirse como un acto de equilibrio. Muchas mujeres
empiezan la terapia en medio de circunstancias muy serias o de crisis emocionales, como el final de
una larga relación con otra mujer, o se están enfrentando a una grave adversidad en su matrimonio.
Estas situaciones requieren una atención inmediata. Con todo, no se puede eludir el proceso
fundamental de aceptancia y sintonía en lugar de hacer frente emergencias y dificultades de la vida.
Una vez que una mujer ha hecho finalmente la elección de permitirse, quizá por primera vez en su
vida, sentirse segura y empezar a permitir a otra persona entrar en su mundo interior, está en un
terreno sagrado. Y cuando esto pasa, yo, por lo pronto, quiero ser completamente competente para ir
adonde ella vaya.
57
[ CAPÍTULO SIETE ]
RECONSTRUIR UNA RELACIÓN CORRECTIVA
Confianza y empatía
(...)
(...) El enfoque con las mujeres con AMS (...) tiene que ser único en cuanto a la construcción
de la confianza. (...) Muchas de estas mujeres presentaban [a la terapeuta] retos específicos a la hora
de conectar e implicarse emocionalmente. [La terapeuta] tenía que ser mucho más abierta y persistente
en sus comportamientos afectivos que con otras clientas. Estas necesitaban saber, sin una sombra de
duda, que podrán conectarse y seguirá conectando sinceramente con ellas incluso si no pudieran
confiar plenamente o incluso sentir una conexión con ella. (...) Asegurar esta conexión auténtica por
su parte requiere una inversión tremenda, pero [la terapeuta] estaba dispuesta a hacer lo que hiciera
falta para ganarse la confianza de sus clientas.
Construir confianza con mujeres con AMS no es lo mismo que construir relaciones
terapéuticas con otras clientas. Esta tarea es tan difícil que cuando empecé por primera vez mi práctica
profesional, estuve tentada de creer que mis clientas se estaban resistiendo intencionada y
obstinadamente a mis esfuerzos realizados para establecer confianza. No es infrecuente que las
clientas nuevas cuestionen abiertamente mi sinceridad y mis intenciones. Por ejemplo, incluso aunque
nunca falten a una cita, constantemente aparezcan puntuales y se mantengan al corriente con sus
cuentas, en el estado inicial de la terapia se pueden enfadar y ponerse a la defensiva cuando les
pregunto que qué tal la semana. Me desafían y responden sarcásticamente: “¿Y a usted por qué le
interesa?”, o dicen: “Usted solo está haciendo como que se preocupa”. Parece que se resistan a mi
interés, amabilidad y empatía, pero cuando las desafío sobre su preparación para la terapia, se ofenden
por mi insinuación de que no se toman en serio nuestro trabajo.
Con el tiempo me di cuenta de que muchas de mis clientas literalmente nunca habían
experimentado confianza. A resultas de esto, les faltaba un sentido de confianza básico internalizado.
Y como les faltaban relaciones con confianza, echaban de menos la oportunidad de desarrollar su
capacidad de confianza total y, por lo tanto, de relacionarse. Aquellas que tenían una base de
confianza básica, a menudo todavía aguantaban en la adultez muchas experiencias que hacían
desaparecer la confianza, o encontraban perjudiciales los mensajes religiosos y sociales sobre la
homosexualidad. Muchas llegaban a creer que nunca estarían seguras. Yo creo que no es verdad que
58
mis clientas no quieran confiar. Ellas no pueden confiar.
(...) Un parvulito (o un niño) a quien no se le abastece con una sintonía o conexión emocional
consistente con otros, como puede ser el caso de las mujeres con AMS, pueden ahogarse en su propias
emociones negativas. Para sobrevivir, un niño tomará todas las medidas necesarias para controlar
estos sentimientos, como sería:
- evitar una “experiencia anticipada de afecto negativo, incluso en situaciones donde el afecto
negativo puede no tener lugar” (...);
Es probable, pues, que las propias negaciones y desconexiones inconscientes de mis clientas de
chiquillas además perjudicaron la posibiliad continuada de una conexión en sintonía con sus padres y
el desarrollo de un yo nuclear positivo (...). También es probable que el sentido incipiente de sí de mis
clientas puede haber tomado rasgos no solo de vacío, sino también de indefensión, siendo ambos
antitéticos a la plenitud relajada y la apertura que típicamente caracteriza la vida de un niño que es
querido39. En efecto, un segundo denominador común notable en las mujeres con AMS es su postura
defensiva intensificada.
(...) Muchas mujeres con AMS anhelan secretamente ser aceptadas y posiblemente ser vistas
como atractivas, pero permanecen sin esperanza y cerradas en sus creencias nucleares defensivas de
que no son amadas y que posiblemente nadie podría verlas de otra manera que no sea con repulsión40.
La tarea de construcción de confianza, por lo tanto, es ante todo mía. Debo mostrar (o, en
muchos casos, demostrar) que yo (y no las orientadoras en general) soy digna de confianza. Mis
esfuerzos deben extenderse más allá del establecimiento de mi confiabilidad: también debo navegar a
través de la expectación de mis clientas y compensarlas por que, aunque pueda aparecer digna de
confianza en ese momento, yo (como todas las otras cuidadoras) aún la decepcionaré. A causa de su
desconfianza, tengo que probarme una y otra vez a mí misma. En la primera etapa de la terapia, yo soy
típicamente la que ejerce energía, siguiéndole la pista con emociones y preparando el escenario para
[que se pueda producir] la conexión. Esto no significa que mi clienta no se esfuerce, pero sus energías
típicamente estás dirigidas a simplemente sobrevivir a la cita con su orientadora y a aprender a entrar
en una conexión en sintonía. Idealmente, ella se va a convertir en el recipiente de los frutos de mi
39
(…) “Si el cuidado materno no es lo suficientemente bueno, entonces el niño no entra realmente en la existencia, puesto
que no hay continuidad del ser; en su lugar, la personalidad se construye sobre la base de reacciones de impacto del
entorno (...)” (...).
40
No todas las mujeres con AMS mostrarán tales posturas defensivas. Aquellas que hayan logrado mayores niveles de
madurez y desarrollo saludable son capaces de aceptar mi involucración y cuidado, a pesar de que todavía puedan haber
vestigios de desapego defensivo y otros mecanismos defensivos escondidos, como describimos en los siguientes capítulos.
Pero las que nunca hayan entrado de lleno en una experiencia de seguridad y confianza necesitarán que las convenza una y
otra vez de mi seguridad y de que mi confianza vale la pena.
59
trabajo.
Como sus comportamientos defensivos y su estilo relacional pueden ser habituales, muchas
mujeres con AMS han llegado confundidas y sin esperanzas a la conclusión que su actitud defensiva
es “simplemente como soy”. Que una mujer con AMS verdaderamente pueda frustrar o enfurecer a
otras personas que intentan acercarse, solo confirma sus creencias de que le falta la habilidad de
conectar o que nunca podrá ser una buena amiga. Por desgracia, otros profesionales a menudo la han
llamado obstinada, beligerante, arrogante o resistente, más conforme a sus falsas creencias y sus
identidades negativas. Los terapeutas deberían prestar atención al siguiente aviso, dado por una mujer
con AMS que lleva grupos de apoyo para otras mujeres: “Da igual cómo te hablen, da igual si te miran
ferozmente, simplemente están esperando que tú seas la siguiente persona en su larga letanía de gente
que se ha rendido por ellas. Tú tienes que ser diferente”.
(...) Uno de los caminos más seguros para ser diferente y mostrar atención es honrar las
defensas de mi clienta. (...) “Las defensas son parte de la persona. La terapeuta trabaja con las
defensas. Estas son parte de la persona, igual que lo son las esperanzas, los sueños, el sentido del
humor o la historia personal” (...). Yo, por lo tanto, hago de esto mi objetivo para tratar sus defensas
exactamente como si me gustaran sus esperanzas y sus sueños. Quiero llegar a conocerlas;
comprenderlas y descubrir su origen y sus necesidades y deseos asociados. No importa lo defensiva u
obstinada que se comporte, yo sostengo la creencia de que en lo profundo de ella está escondido el
anhelo que Dios nos ha dado de amor y conexión.
Cuando acepto y trabajo con los modos de supervivencia que ha elegido (lo cual, para una
clienta, es a menudo la misma cosa que aceptarla) antes que luchar contra ellos o desafiarlos, muchas
de mis clientes dicen que se sienten aceptadas y conocidas, a menudo por primera vez. Pero
comoquiera que la supervivencia percibida por mis clientas ha dependido de su evitación real de la
confianza y cercanía, yo no espero que aprecien inmediatamente mis esfuerzos en ofrecer aceptación y
seguridad. Pueden permanecer descontentas y cerradas.
(...)
(...) Si una clienta continúa viniendo a la terapia, sigue queriendo algo. En otras palabras, yo
[tengo] (...) la opción de creer o en el mensaje que envía su fidelidad en venir, o el mensaje enviado
por sus defensas. Por desgracia, el primer mensaje normalmente es más silencioso y más difícil de oír
que este.
(...)
ERRORES TERAPÉUTICOS
En ocasiones, sin darme cuenta dejo que mis clientas se sientan ofendidas o cuestionándose si
soy realmente digna de confianza. Como muchas mujeres con AMS son profundamente sensibles y
tienen imágenes negativas de sí mismas, no puedo eludir estas meteduras de pata. Tengo que tomar
mis errores y hacer de ellos algo beneficioso desde un punto de vista terapéutico.
60
[Por ejemplo, disculpándome si he cometido algo que ha podido molestar a la clienta, sin
acusarla].
Cuando una mujer con AMS está empezando a confiar y tener apego, quizá por primera vez en
su vida, es especialmente vulnerable a un uso incorrecto de poder por parte de la terapeuta; necesita
realización y problemas personales no resueltos. Y si la relación terapéutica se establece sobre una
conexión auténtica y real, como yo recomiendo, la terapeuta también podrá experimentar algún nivel
de vulnerabilidad. Es un imperativo que una terapeuta tenga la fuerza e integridad personal para
establecer y articular claramente la naturaleza y el propósito de los límites profesionales. Estos no
existen para proteger a las profesionales de sus clientas o pacientes 41. Existen para proteger a las
clientas de sus terapeutas.
(...)
Los siguientes límites terapéuticos son extremadamente importantes cuando trabajamos con
mujeres con AMS: A la vez que deben ser sólidos y se les debe hacer valer consistentemente,
reconozco algunas características negociables y flexibles.
Sigo estando tenazmente comprometida a no contemplar nunca una relación de a dos con una
clienta. (...) Es muy importante que ellas sepan lo que pueden esperar cuando nuestros caminos se
crucen en público. En un momento temprano del tratamiento, cuando reaseguro a una cliente sobre los
límites de nuestra relación (siempre expresado en términos de mantener su seguridad), le pregunto qué
le gustaría ver que pasa si nos topamos la una con la otra fuera de la consulta. Discutimos
abiertamente los pros y los contras de saludarnos con la mano o decirnos “hola”. (...) Mientras que
discusiones como esta pueden parecer una exageración, mi manejo de las implicaciones de temas
aparentemente triviales de clarificación de los límites y de las sutiles reacciones, de hecho realiza un
largo camino para ayudar a una mujer a confiar en mi sensibilidad por todas sus necesidades y
expectativas.
41
Una terapeuta nunca debería tener que poner límites personales en una sesión en un esfuerzo de asegurar su propia
seguridad o confort. No importa lo irritantes, ofensivas o decepcionantes que sean las acciones o palabras de la clienta,
pues la situación deberá ser tratada de forma terapéutica. Por ejemplo, en vez de decir: “Tú no puedes hablarme así”, di:
“Me pregunto qué es lo que hay detrás del tono de voz que acabas de usar. ¿Te estás sintiendo herida o asustada?”.
61
En una terapia basada en la relación, la revelación personal de la terapeuta es vital para
establecer una conexión auténtica. Sin embargo, para permanecer fiel a la ética profesional tengo que
considerar los siguientes dos puntos. Primero, tengo que asegurarme de que revelo cosas de mí misma
siempre en beneficio de la cliente, y que este hecho está asociado a los procesos terapéuticos, tales
como la reciprocidad y el reflejo, modelar el rol, normalizar o comprobar la realidad42. Segundo, yo
también soy sensible a los riesgos inherentes a mi propia apertura, ante todo a la posibilidad de que
esta información pueda confundir a mi clienta. Por ejemplo, ella puede quedarse preguntándose cosas
como: Ahora que sé esas cosas sobre la vida cotidiana de mi terapeuta, ¿qué papel se supone que
tengo que tener en esta relación? ¿Se supone que tengo que cuidar de mi terapeuta del mismo modo
en que me cuido de otras personas importantes de mi vida? ¿Soy libre de preguntar a mi terapueta
más cosas sobre su vida? ¿Cuál es la responsabilidad de mi terapeuta para conmigo? Si una clienta
expresa tales cuestiones, yo escucho, trato sus preocupaciones y le reafirmo en que ella no tiene
ninguna responsabilidad de cuidar de mí. Ella está allí para aprender una situación de descanso, y para
recibir en nuestra relación terapéutica. Yo también la tranquilizo que yo seguiré siendo auténtica y
real en nuestras sesiones, pero también seguiré estando implicada de todo corazón en nuestros límites
profesionales.
(...)
He comprendido que debo ser puntual y estar disponible en la programación regular de las
43
citas . Si llego tarde a la consulta, esto puede crear tal ansiedad en una clienta que se vaya creyendo
que no quiero estar con ella, o que ella me es una imposición. Es un imperativo que yo reconozca mi
tardanza y le conceda el tiempo necesario para procesar sus efectos. Si me paso de la hora en una
sesión (lo cual no es una práctica frecuente), le comunico a mi siguiente clienta que llevo retraso.
Utilizo cada oportunidad que puedo para alentar a mis clientas en que soy consciente de ellas y que
me preocupo por sus dificultades.
42
Por lo tanto, puedo revelar partes de mi historia en cuanto a mi propio proceso de sanación y crecimiento, o aspectos de
mi personalidad y luchas internas actuales, pero normalmente no comparto la los datos reales o actividades relacionadas
con mi vida privada.
43
Esto también significa que debo acabar la sesión puntualmente, lo que a menudo puede ser difícil cuando una clienta
comienza a experimentar ansiedad por la separación cuando se acerca el final de la sesión. He aprendido a controlar el
tiempo en las sesiones para acomodar estas ansiedades.
62
Además, aviso a mis clientas por adelantado si me voy a tomar unas vacaciones o voy a hacer
un viaje que conlleve una interrupción en nuestro horario regular. Una mujer no solo puede necesitar
prepararse para mi ausencia en cuanto a encontrar apoyo externo, sino que también puede necesitar
procesar sentimientos profundos de abandono o la tentación de interiorizar mi ausencia como culpa
suya. Soy muy consciente de las promesas que hago a mis clientas, como “te traeré este libro en la
próxima sesión”. Si no estoy segura de que podré cumplir una promesa, no la haré. Y si rompo una
promesa, entonces me toca disculparme y reparar el daño.
Construir y crecer en confianza es un viaje que dura de por vida. A lo largo de nuestro trabajo
juntas, mis clientas pueden seguir vacilando y preguntarse repetidamente: ¿Ella es auténtica? ¿Puedo
–o debo- confiar en ella? ¿Y qué pasa si me decepciona, como todas las demás? Ella es mi última
esperanza. Si me falla, no tendré nada. ¿Vale realmente la pena confiar en ella? Pero estos momentos
de duda pueden ser superados si permanezco paciente y perseverante en mis actitudes afectuosas y en
mi cuidado protector.
(...)
Gracias a Dios, a medida que aumenta la confianza, aumentará el deseo sano de intimidad y
apego de la mujer44. Este deseo, aunque a veces inconscientemente, es un signo de un yo que crece y
se desarrolla; su yo está diseñado para necesitar y querer conexión. Y cuanto más experimente una
mujer una conexión continuada o unos apegos seguros, tanto más llegará a conocer y desarrollar su
yo. Reformulando en forma negativa, si no hay otra, no hay yo. Para las mujeres, el apego es la base
de un sentido del yo, de la vida y del amor.
En la terapia que provee un apego correctivo, el foco terapéutico “no está en la estrategia, la
técnica o en la eliminación de los síntomas. El aspecto sanador básico del trabajo es relacional, no
técnico, y el éxito del tratamiento depende de la calidad de estas relaciones”. (...) Los siguientes
elementos relacionales son esenciales para este proceso terapéutico:
44
(…) “Es esta falta de confianza lo que es central en la represión de la necesidad de apego” (...).
63
- La reciprocidad (la autenticidad y el carácter real en el momento);
- El amor (...).
Una vez tratados los tres primeros, ahora vamos a dirigir nuestra atención a la empatía y la
reciprocidad, o experimentar la realidad en el aquí y ahora.
o Aliento y apoyo.
(...)
(...)
(...)
(…)
64
Aquí traté de desempacar su experiencia emocional con afecto y curiosidad.
(...)
(...)
(...) [Comparto,] identificación con su experiencia. (...) Quiero volver a mostrar aliento
y apoyo. (...)
(...) Ahora que ella se siente escuchada y tiene la seguridad de un entorno empático,
ella asume un riesgo enorme y conduce la conversación hacia el contenido de su enojo.
(...)
(...)
(...)
Para que la empatía haga su efecto positivo, curativo, tengo que dejar de lado mis reacciones a
las actitudes y acusaciones de la clienta, incluso si ella pretende que yo me las tome de manera
personal. El contenido o el relato de por qué ella está enfadada no debe ser negado completamente,
pero debe dejarse aparte hasta que ella experimente por primera vez el calor y abrigo de mi cuidado y
mi preocupación empáticos. (...)
(...)
Me es mucho más importante en este punto validar y enfatizar con el dolor y el enojo de mi
clienta que explicarme o defenderme. Es a través de esta empatía que ella adquirirá el sentido de que
yo estoy con y para ella o, en otras palabras, que yo estoy apegada.
(...)
Si quiero ser capaz de alcanzar la esencia misma de la necesidad de una mujer, debo ser capaz
de afirmarla e ir con ella en los muchos niveles de su dolor y sus emociones a través de la empatía45.
Y cuando se descubra cada nivel y se encuentre, con cuidado y aceptancia genuinos, se disipará la
vergüenza de su vacío y necesidad, permitiéndole conocerse y comprenderse al más profundo nivel.
45
A la vez que admite que hay riesgos implicados en la empatía, Siegel (1988), que había trabajado con muchas mujeres
con AMS, está de acuerdo con que “la atención libremente expresada, la identificación relativa al proceso y la inmersión
empática son las únicas maneras que se han encontrado para captar más plenamente las necesidades infantiles de las
pacientes detenidas en su proceso de desarrollo” (p. 43).
65
Empatizar es ofrecerme a mí misma como una presencia definida y sólida. La mayoría de los
orientadores profesionales experimentados que he entrevistado para este libro están de acuerdo con
que para ser más efectivos con mujeres con AMS, el desarrollo personal del orientador debe tener
preferencia por delante de su desarrollo profesional46. Mientras que yo ciertamente participo en
formación continua para aumentar mis destrezas y técnicas profesionales, también continúo –a través
de terapia personal y consulta- cambiando obstáculos para fortalecer mi yo interno, y para desarrollar
conexiones e intimidades más profundas. Quiero ampliar y profundizar mi propio mundo interior de
manera que pueda conectar con los ricos mundos interiores de mis clientas.
La empatía se toma su lugar en el momento del aquí y ahora de una sesión terapéutica. (...) El
acercamiento del aquí y ahora “des-empatiza (pero no niega su importancia) el pasado histórico del
paciente o los acontecimientos de su vida remota”, mientras que enfatiza el poder curativo de una
conexión significativa cordial con la clienta (...). “El aquí y ahora se refiere a los acontecimientos
inmediatos a la hora terapéutica”. (...) Es lo que pasa en mi relación con mi clienta –y no las metas o
resultados de mi agenda o plan de tratamiento47- lo que es más sustancial e importante48.
He aprendido que, por lo menos en el primer estadio de la terapia, debo dejarme salir de mis
múltiples perspectivas y simplemente entrar en el proceso o aventura de construir una relación normal
con una persona real fascinante. Además, mientras una mujer tenga un sentido de apego y de unión
conmigo, normalmente no apreciará totalmente mi “sabiduría sabiamente” mi o perspectiva. Una
comprensión intelectual de su vida no resuelve necesariamente sus necesidades más profundas, y
parecerá inútil si ella sigue enfrentándose con viajar por la vida sola.
ESTAR O NO ESTAR
El análisis y la interpretación requiere que la clienta trabaje, piense, excave y ponga piezas
juntas. Ella puede permanecer en un modo intelectual de hacer. No hay nada erróneo en analizar o en
el modo de “hacer” de la terapia. Pero para las mujeres con AMS, que han gastado muchísimo tiempo
de su vida “haciendo” el trabajo de sobrevivir y protegerse del dolor intelectualizando, el análisis no
es el modo principal de terapia recomendado, al menos no por ahora. (...) Dos intercambios
hipotéticos:
(...)
(...) Al intentar analizar la acción (...) [de la clienta], la cual no se basaba de manera totalmente
inapropiada en sus patrones de comportamiento, innecesariamente he puesto a (...) [mi clienta] a la
46
(…) La empatía requiere un “nivel más alto de desarrollo psicológico y resistencia del yo” por parte de la terapeuta.
“Para empatizar, uno debe tener un sentido bien diferenciado del yo, además de una apreciación de lo diferente y una
sensibilidad acerca de ello, así como de la uniformidad de otra persona”.
47
En una terapia relacional centrada en la persona, las metas o el cambio puede ser medido observando si la clienta usa
menos un cojín para protegerse, si ha aumentado el contacto visual, si se experimenta una conexión fugaz con una
emoción o si se está abierto para recibir un comentario amable cálido.
48
(…) “Una paciente es más probable que respete a una terapeuta que tiene en cuenta lo que ocurre entre las dos, así como
las realidades físicas y psicológicas de la vida de la paciente fuera de las paredes de la consulta” (...).
66
defensiva con mi franqueza analítica. Esta dirección elegida atrajo más a nuestras cabezas que a
nuestros corazones.
(...)
Yo decidí permanecer con (...) [mi clienta]. Intercambiamos sonrisas afirmativas, lágrimas y
palabras. Le agradecí su poema [que escribió y me quiso recitar por iniciativa propia] y su
experiencia. Incluso a pesar de que este fue uno de los momentos más cálidos que puedo recordar con
una clienta, no [la] toqué (...). Pero sí que la sostuve con mi atención, mi contacto visual, reciprocidad
y empatía. La conexión nos cambiaba la vida a las dos.
(...) [Como terapeuta tanteo, pruebo el terreno, ofrezco compartir], respeto y afirmo su decisión
y sugiero que habrá otro día y otro momento para esto.
(...)
PERMANECER APEGADA
El apego no es una cosa de una vez; es un proceso continuo que requiere atención y
mantenimiento. Si yo soy en efecto la primera persona con la que mi cliente se ha sentido en conexión
o apegada, su miedo a una pérdida o abandono será inmenso.
(...)
No espero que mis clientas confíen o se apeguen de una manera que les impida la
ambivalencia y ansiedad normales de una relación humana. Yo camino con ella a través de estas
épocas. De todas maneras, si la ostensible ambivalencia y ansiedad de una mujer empieza a interferir
en nuestro proceso terapéutico actual, volveré a la empatía en un esfuerzo de escucharla y comprender
sus miedos más profundos. Esto siempre es prioritario por encima de cualquier agenda establecida.
Cuando acepto y sintonizo con mis clientas tal y como son, estas empiezan a sentirse
conocidas, respetadas y seguras. Cuando me muestro digna de confianza, ofreciéndole mi protección,
confianza y atención verdadera, ella empezará a confiar en mí. Es entonces cuando podrá permitirse
descansar en un apego seguro. En esta relación (basada en la sintonía, la empatía y la autenticidad)
tendrá un hogar en el que solidificar su yo único y su valor inherente.
67
[ CAPÍTULO OCHO ]
CUATRO PATRONES BÁSICOS
Comprender los diversos perfiles
El mundo se empeña en hacer de nosotros lo que al mundo le gustaría que fuéramos, y como
nosotros, después de todo, tenemos que sobrevivir, intentamos convertirnos en algo que esperamos
que al mundo le guste más que lo que al parecer harían los yos que éramos originariamente.
(...)
Tabla 1. Perfil 1
Temas de desarrollo
Resueltos negativamente (a menudo hasta tres desviaciones estándar) en los siguientes estadios de
desarrollo:
- Confianza vs. desconfianza - Intimidad vs. aislamiento
- Afán vs. inferioridad - Productividad vs. estancamiento
- Identidad vs. confusión de identidad - Integridad del ego vs. desesperación49
Síntomas clínicos
- Gran depresión - Posibles desajustes alimenticios (sobrepeso)
- Distimia - Desórdenes del pensamiento
- Ansiedad generalizada
Patrones caracteriológicos
- Desórdenes y rasgos de evitación (con características esquizoides), depresivos, dependientes y
masoquistas (autodestructivos y trastorno límite de la personalidad –borderline-).
49
Un nivel alto de desesperación a menudo indica la presencia de depresión.
69
- Alta comorbilidad del eje I y del eje II.
Patrones de apego
- Evitación / miedo (definido como desconfianza de sí y de los demás y evitación de la cercanía)
- Ambivalente / resistente (definido como la combinación de una excesiva ansiedad y necesidad
percibida con comportamientos de resistencia y defensivos en relaciones cercanas).
70
practique la autoaceptancia o que integre nuevos aspectos de su yo si ve ese yo como plexiglás o como
una monstruosidad. Debo ser paciente, permitiendo que nuestro apego cálido tenga su efecto
formativo. Sazono mi comunicación con indicadores de mi eterna convicción de que ella es
verdaderamente totalmente humana y una persona irrepetible.
En mi trabajo con mujeres observo la siguiente progresión en la construcción del yo:
1. Identificación y comprensión de la autorrepresentación negativa inicial asociada a
creencias esenciales negativas.
2. Se empeza a ver y aceptar al yo como de carne y hueso (vulnerable) y como humano.
3. Aceptación del yo como algo valioso.
4. Aceptación e integración de las características únicas y especiales del yo.
5. Aceptación de las imperfecciones y la debilidad.
6. Integración de las imperfecciones y necesidades (especialmente relacionales) con rasgos y
fuerzas positivos.
7. Aceptación del sexo biológico.
8. Aceptación de la feminidad interior.
9. Consolidación de la identidad femenina completamente adulta.
Hasta que una mujer no haya alcanzado el paso 3, se presentará necesariamente con un ego
muy frágil. Una mujer con un ego muy frágil no será capaz de integrar declaraciones afirmantes sobre
su personalidad. Muchas mujeres me han informado en términos nada dudosos de que hasta que no
estuvieron seguras de que yo las “conocía” y aceptaba en el paso 1, consideraban mis afirmaciones
como si no fueran nada más que juicios descuidados o incompetentes por mi parte.
¿Qué es una relación? Estas mujeres, a diferencia que en algunas otras mujeres con AMS, no
se preguntan ¿Cómo tengo relaciones sanas en lugar de emocionalmente dependientes? Se hacen las
preguntas más básicas posibles: ¿Cómo establezco cualquier tipo de relación?
Yo tengo que contestar a esta pregunta con relación. Y cuando nos relacionamos, conectamos
y caminamos juntas, empiezo a reflexionar sobre nuestras interacciones para explicar lo que ocurre o
lo que significan realmente las cosas. Yo aporto instrucción y enseñanza en un contexto de
relacionarse activamente.
(...) Yo no comparto mis sentimientos con (...) [mi clienta] porque confío en que ella cuidará
de mí. Yo comparto mis sentimientos de tal manera que pueda modelar un intercambio íntimo de
carne y hueso.
(...)
[Hay que enseñar a mostrar a la clienta que escucha] y que muestra interés cuando le explican
algo, también con gestos y con la mirada.]
(...)
Convertir el proceso en un juego. La vida no es solo dolor, pero desgraciadamente muchas
mujeres con AMS se perdieron en su infancia y adolescencia la saludable diversión inocente. A causa
de esto, dispongo mucho de mi tiempo y trabajo con mis clientas como si fuera un juego, (...) ...[por
ejemplo,] haciendo una lista de sus características y rasgos positivos. Por cada característica que ella
apuntaba, se llevaba un punto. Por cada una que yo apuntaba, me llevaba dos. Al final ganaba la que
71
se llevaba más puntos. (...)
El progreso para la mayoría de las mujeres asociadas al perfil 1 será arduo y lento; sin
embargo, no le falta esperanza. El medio terapéutico debe estar repleto de continua aprobación, apoyo,
afirmación y un compromiso de ser constante y paciente.
Tabla 2. Perfil 2
Temas de desarrollo
Negativamente resueltos (a menudo hasta en tres desviaciones estándar) en los siguientes estadios de
desarrollo:
- Confianza vs. desconfianza - Integridad del yo vs. desesperación
- Identidad vs. confusión de identidad
Positivamente resueltos (hasta en dos derivaciones estandar o elevadas por encima de todas las otras
escalas, posiblemente indicando compensación por su miedo subyacente y su núcleo vacío.
- Iniciativa vs. culpa - Afán vs. inferioridad
Síntomas clínicos
72
- Ansiedad generalizada - Trastorno por estrés postraumático
- Depresión - Desórdenes disociativos
- Bipolar
Patrones caracteriológicos
- Desórdenes y rasgos depresivos, dependientes, masoquistas y borderline50
- Alta comorbilidad del eje I y del eje II.
Patrones de apego
- Ambivalente / resistente (definido como la combinación de una excesiva ansiedad y una necesidad
percibida con comportamientos de resistencia y defensivos en relaciones cercanas).
- Evita / es miedosa (definido como desconfianza de sí y de los demás y evitación de la cercanía).
- Ansiosa / preocupada (definido como una preocupación excesiva por las necesidades de apego, lo
que le produce ansiedad, resultando en un aferrarse a las relaciones cercanas o en un exceso de
dependencia de ellas).
50
(…) “La homosexualidad era 10 veces más común entre los varones y seis veces más común entre las mujeres con
desorden de personalidad borderline que en la población general o en un grupo de control deprimido” (...).
73
- La dependencia de la terapeuta puede ser profunda incluso si está enmascarada tras una
ambivalencia y resistencia continua.
- Puede ocurrir una sexualización de la relación terapéutica.
- Puede persistir un trasfondo autodestructivo y deprimido.
Caminar delicadamente pero mantenerse firme. (...) [Una mujer de este perfil en nuestra
primera cita] era desconfiada y suspicaz. (...) Anunció que tenía el poder de seducirme. (...) A lo largo
de nuestros dos primeros años de trabajo, luchó con la tensión entre querer seducirme (más bien,
conquistarme y devorarme y por ello no tener que conectar ni negociar conmigo) y querer ser cuidada
por mí de manera segura sin enredo sexual (lo cual, desgraciadamente, ella no se podía ni imaginar).
Yo nunca me creo la dureza proyectada por estas mujeres. (...) Cuanto más presuntuoso se
vuelve un individuo en cuanto a su falso yo, tanto más grande es su sentido interno de inferioridad e
inseguridad. Así pasa con estas mujeres. (...) La forma más fácil de ver pasar su persona fuerte es
mirarla literal y profundamente a los ojos. Sus ojos a menudo son la característica más suave de su
cara y delatará, las más de las veces, a una chiquilla escondida, tierna y vulnerable.
Un tira y afloja de confianza. Trabajar con estas mujeres puede parecer como jugar a un juego
de tira y afloja. Tiro firmemente, invitando a mi clienta a entrar en un reino de seguridad y confianza.
Ella a su vez tira como respuesta, esperando ostensiblemente que lo dejaré estar o que renunciaré,
mientras secretamente espera que yo sea lo suficientemente fuerte como para resistir.
Normalmente veo características borderline dominantes cuando una clienta se relaja bajo mi
cuidado en una sesión, solo para llegar a la próxima sesión echando humo con rabia por cómo dije
adiós la semana anterior. Ella puede rechazar mi amabilidad con sarcasmo, desafío abierto o desdén.
He aprendido que preguntar o incluso aludir a la cuestión de “¿Por qué no puedes confiar en
mí?” no es normalmente una buena idea, pues expone que yo realmente no la conozco. Desde su
perspectiva, si yo realmente la conociera, sabría por qué le es tan difícil confiar. En vez de esto,
simplemente reconozco su desconfianza usando empatía y aliento.
(...)
En ocasiones, estas clientas pueden llevarse una decepción de sí mismas, disculpándose por lo
poco que están cambiando. Muchas mujeres me han preguntado: “¿Cómo lo haces? No puedo creer
que quieras quedarte aquí conmigo. ¿Por qué simplemente no te deshaces de mí y te buscas una
clienta mejor?” Durante esta larga fase de construcción de confianza y relación, continuamente las
refuerzo, asegurándoles que yo no tengo ninguna intención de dimitir, y que conservaré la esperanza
cuando ellas no puedan.
Cuidar lo suficiente como para confrontar. Honorar las defensas de una mujer no impide
confrontarlas amorosamente ni llamarlas por lo que son. De hecho, estas mujeres perderán el respeto
por mí si yo no revelara cualquier verdad sobre ellas, incluso si no pudieran manejar la verdad de una
manera madura. Así he aprendido a preparar a mi clienta para el empujoncito suave antes de que la
empuje. Le pregunto si puedo compartir con ella cómo me siento en el momento en que la escucho
hablar. Ella puede sonreírse y lanzarme una mirada de “te desafío”, pero cuando concede y yo
74
continúo compartiendo con ella cómo me hace sentir su estar a la defensiva, a menudo se relaja bajo la
calidez de mi autenticidad. (...) Al ser auténtica y vulnerable, mi clienta se siente así segura para
reflejar cómo se ha sentido antes de hacer su comentario. Se da cuenta de que se ha sentido incómoda
con nuestra cercanía y que su ansiedad se ha vuelto inaguantable. Encuentra alivio de la ansiedad tan
pronto como “ella eche el sapo”.
Después de enfatizar con los verdaderos sentimientos de una clienta en situaciones como estas,
me muevo hacia adelante, rara vez retrocediendo ante un comportamiento defensivo. No quiero
avergonzarla ni humillarla; solo quiero interactuar con la personal real que está detrás del muro. Una
vez que la tengo, podemos avanzar.
Tabla 3. Perfil 3
Temas de desarrollo
Registros normativos para la mayoría de los resultados, pero una resolución positiva centrada
(posiblemente indicando sobrecompensación en el mundo de la actuación vs. el mundo del ser) en los
siguientes estadios del desarrollo:
- Iniciativa vs. culpa.
- Diligencia vs. inferioridad
75
Síntomas clínicos
- Depresión periódica - Ansiedad
Patrones caracteriológicos
- Rasgos histriónicos con rasgos dependientes, compulsivos y narcisistas.
Patrones de apego
- Ansiosa / preocupada (definido como una preocupación excesiva por las necesidades de apego, lo
que le produce ansiedad, resultando en un aferrarse o una sobredependencia a las relaciones
cercanas)
- Desdeño (definido fundamentalmente como una postura de autodependencia e independencia
como un medio para huir del dolor asociado a la cercanía)51.
Técnicas contraindicadas
- Terapias puramente interpretativas, de comportamiento o cognitivas (estas mujeres pueden insistir
que esto es todo lo que necesitan terapéuticamente).
No te dejes engañar. La primera impresión que dan estas mujeres es de personas con una
conexión cálida que es optimista acerca de cambiar algunos de sus modelos relacionales insanos. Sin
51
(...) Muchos estudios han hallado una alta presencia de estilos de apego desdeñoso entre las mujeres lesbianas en
comparación con varones homosexuales y poblaciones heterosexuales. (...) [Algunos investigadores especulan] que la
verdadera naturaleza del “yo positivo” en las personas desdeñosas es de hecho defensiva y frágil, desarrollada como un
medio de autoprotección.
76
embargo, a medida que pasa el tiempo, me encuentro luchando en nuestras sesiones terapéuticas. Ella
está más que dispuesta a “hacer” el trabajo, pero a menudo se encuentra tan desconectada del
verdadero deseo de su corazón o de sus emociones íntimas que le pierde la pista a de dónde viene o en
qué ha estado trabajando. Mientras que a la mayoría de estas mujeres les faltan los estilos relacionales
teatrales, animados y que buscan atención, que se asocian con rasgos histriónicos, sí que exhiben los
otros rasgos asociados de emociones frívolas, faltándoles profundidad de pensamientos introspectivos
y hablando de generalidades impresionistas. Son fuertes como para conseguir asimiento en un sentido
significativo e ir en esa dirección. Es casi como si, entre las sesiones, se perdieran en las
responsabilidades diarias y en los factores de estrés. Necesitan una sesión de asesoramiento para
despertar, por así decir, y recononectar con su yo interno. Si este patrón de desconexión continúa,
podrían acabar frustradas por su lento progreso, e incluso llegar a la conclusión de que este
asesoramiento es una pérdida de tiempo y dinero.
Una mujer que se identifique con el perfil 3 sigue siendo insegura también si su verdadero yo
es suficientemente valioso como para sacar un compromiso de otra persona y su presencia continua.
En su interior tiene un miedo y una inseguridad profundos. Mientras que puede admitir que teme el
abandono, generalmente no está en contacto con los sentimientos asociados con el miedo, como la
ansiedad, la desconfianza y la inseguridad. No obstante, está en contacto con los deseos positivos
asociados con un apego y una conexión seguros. Ella desea realmente conexiones profundas en sus
relaciones. Se quiere sentir especial. Estos profundos deseos a menudo se convierten en una necesidad
profunda y desesperada que transforma una amistad superficial en una dependencia emocional
cargada sexualmente.
Conectar: un viaje hacia el interior. Una vez aconsejada, no es difícil para una mujer así
identificar o articular sus emociones más profundas (así como los pensamientos, sueños y esperanzas);
le resulta difícil acordarse de hacerlo con regularidad. Necesita ánimo constante y recordatorios, en y
fuera del escenario de la consulta para verbalizar, describir y destapar sus sentimientos o
pensamientos internos.
(...)52
(...)
Relajación: una admisión de la necesidad. Una mujer con este perfil tiene una vida muy llena.
Puede hacer bien muchas cosas, de manera que nunca hay una falta de actividad y posibilidades. De
todas maneras, su existencia básica es más frenética o hiperactiva, y salta de una actividad a la
siguiente, tan cálida o rica en tiempos de soledad y de examen de conciencia. Le parece espantoso
entrar sola en lugares tranquilos. Sin embargo ha descubierto que puede encontrar su yo interno
cuando está en los brazos de una maniga especial. Quiero, por lo tanto, ayudarla a conectar con su
mundo interior y profundizar en él mientras se calma su mundo exterior y se le apoya en su
crecimiento hacia un autofomento, una autonomía y una individualización sanas.
(...)
Al crecer, [mi clienta] (...) ha asumido el rol familiar de “la que encaja”. Aun cuando tiene una
buena familia, raramente experimenta que la animen. No puede recordar ni una ocasión en la que
alguien la tomara en sus brazos y le dijera: “Todo va a salir bien”. Todo el mundo asumía que ella
estaba bien. Admite se sentía que pasaba inadvertida y que era devaluada por sus padres. (...) Pero
ahora estaba enfrentándose a la tristeza y a la realidad de sus necesidades no satisfechas, así como su
52
(…) Las mujeres lesbianas tienden a tener mayores dificultades que las mujeres heterosexuales para identificarse con sus
propias emociones.
77
costumbre de ignorar la verdad: que ella no era tan fuerte como creía. Anhelaba a alguien que la
alentara. (...) Yo decidí guiarla hacia el autoaliento en lugar de hacia una dependencia emocional de
otros.
Las mujeres con este perfil tienen varios trasfondos, pero compensan normalmente sus
pérdidas y se defienden de su dolor evitando toda vulnerabilidad e identificándose con su habilidad en
perseguir la excelencia y el éxito. A menudo son los pesos pesados en sus campos de habilidad, y
encuentran su prestigio a través de logros. Son muy inteligentes y extremadamente talentosas. Pero de
la misma manera que a menudo son tan distinguidas, también son arrogantes y desprecian a otros
(especialmente a los hombres). Inconscientemente pueden utilizar a los otros para servir a sus propios
propósitos o resolver sus propias necesidades.
Son excelentes comunicadoras y están comprometidas con sus creencias. Disfrutan un gran
debate; sin embargo, sus conocimientos principales a menudo revelan su falta de experiencia real en la
vida y en el amor. Les resulta difícil admitir que tienen necesidades. Mantienen un revestimiento de
control y manejo en su ambiente social y en sus relaciones íntimas. Como clientas, son a menudo
obstinadas, silenciosamente reflexionan: No compro esto, o: ¡No voy a hacer esto! ¡Y no lo hacen! En
lugar de usar la dureza defensiva para enmascarar una profunda inseguridad e inferioridad como en el
perfil 2, estas mujeres se visten de persona con superioridad y dominio.
Tienen una profunda división entre su niñita y su persona adulta exitosa. En el campo público,
se sienten vacías y desesperadamente solas. En sus relaciones emocionales dependientes,
inconcientemente viven fuera de la necesidad y la desesperación de su niñita, a menudo exhibiendo
graves tendencias parecidas a la borderline. Raramente se sienten conocidas o apreciadas fuera de
estas relaciones.
(...)
La siguiente tabla (...) resume mi valoración clínica del perfil 4, así como las directrices para
su tratamiento.
Tabla 4. Perfil 4
Temas de desarrollo
No fija patrones, excepto una elevada resolución positiva de muchos estados de desarrollo,
especialmente:
- Iniciativa vs. culpa - Afán vs. inferioridad
Síntomas clínicos
- Depresión y ansiedad durante la ruptura de una relación y después de esta.
Patrones caracteriológicos
- Rasgos narcisistas con rasgos histriónicos y borderline.
78
Patrones de apego
- Desdeño (definido fundamentalmente como una postura de autodependencia e independencia
como una manera de huir del dolor asociado a la cercanía)53.
- Ambivalente / resistente (definido como la combinación de escesiva ansiedad y necesidad
percibida con comportamientos resistentes y defensivos en relaciones cercanas).
- Ansiosa / preocupada (definido como una excesiva preocupación por las necesidades de apego, lo
que le provoca ansiedad, y resultando en un aferrarse o en una sobredependencia por las relaciones
cercanas).
Técnicas contraindicadas
- Cualquiera que parezca “loca” o potencialmente humillante.
- Terapias de reprocesamiento, como la desensibilización y reprocesamiento por movimientros
oculares, EMDR en sus siglas en inglés (la clienta puede estar demasiado dividida en los estadios
iniciales de la terapia).
53
(...) Muchos estudios han hallado una alta presencia de estilos de apego desdeñoso entre las mujeres lesbianas en
comparación con varones homosexuales y poblaciones heterosexuales. (...) [Algunos investigadores especulan] que la
verdadera naturaleza del “yo positivo” de los individuos desdeñosos es de hecho defensiva y frágil, desarrollada como un
medio de autoprotección.
79
Primero, cuando una mujer con el perfil 4 llega a confiar en mí, a menudo admite que a lo
largo de esos años de recuperación ha tenido pocos amigos cercanos. Puede explicar que su horario de
viajes o negocios le impide asistir a eventos planificados cuando debería encontrarse con gente nueva.
Ella puede expresar decepción en sus amistades con mujeres casadas porque estas a menudo están
demasiado ocupadas como para relacionarse a causa de sus obligaciones familiares. Quizá a causa de
sus habilidades superiores y su estatus profesional, una mujer puede admitir que raramente encuentra
mujeres que le gusten o que coinciden con sus normas; tristemente, su despredio educado por otros la
puede estar blindando a oportunidades de relación. Incluso si sí surge una amistad, a menudo esta
mujer es reacia a compartir sus más profundos sentimientos o necesidades, por no hablar de compartir
su lucha contra la AMS. Teme una exposición o una humillación públicas. También puede temer que
si se acerca demasiado a una mujer, la relación pueda acabar sexualizada o con una dependencia
emocional. No hace falta decir que a menudo ha vivido aislada y sin saberlo ha abrigado una privación
de conexión emocional, de afirmación y de atención siempre crecientes.
Segundo, a lo largo de nuestro tiempo juntas, se hace evidente que ella pueda seguir sin
conocerse o gustarse realmente. A menudo vive con un velado desprecio de sí misma y una división
interna. Odia las partes débiles, blandas, necesitadas de su alma (su “niñita”) y así permanece en un
estado continuo de falta de autorreconocimiento, accediendo solo a las habilidades y talentos que
refuerzan su orientación a la actuación o al alto rendimiento.
(...)
Estas mujeres nunca se proponen sufrir tal ocultamiento, división y privación emocional. Su
desesperación (que surge de la falta de integración y necesidad relacional no satisfecha) se manifestará
finalmente, dejando incluso que la más fuerte de las mujeres se sienta como si se derritiera bajo una
mirada amorosa o el abrazo de otra mujer que se preocupa y desea cercanía. Naturalmente, tal termura
podría parecer un vaso de agua fresca para su alma agostada. Sería una locura rechazarla.
Estas verdades profundas se le tienen que presentar con cuidado a una mujer que encaje con
este perfil. Las técnicas identificadas en el capítulo once para el trabajo con la niñita son importantes,
a pesar de que a menudo sean vistas con sospecha. Una mujer con el perfil 4 se enorgullece de su
intelecto y de su habilidad para llevar su vida, así como de su habilidad para controlar la de otros.
Sugerir que ella podría estar echando algo en falta, que pueda estar desconectada de su yo vulverable
de niñita o que inconscientemente esté viviendo el resto de sus días una vida de miedo y de falta de
capacidad: comunicarle que está equivocada (que está mal) o que ha cometido un error. A menudo su
yo estricto no puede manejar tal desequilibrio. Debe ser apoyada con sintonía y empatía. También
necesitará ser dirigida a enfrentarse con su patrón de desapego defensivo y sus miedos a la cercanía,
como se expone en el capítulo nueve.
80
[ CAPÍTULO NUEVE ]
DESCUBRIR SU PROPIO HOGAR
Abrir las puertas a la intimidad sana
(...)
El primer estadio de la terapia, que incluye el trabajo fundamental de formación interna, es
mucho menos consciente por parte de la clienta, ocurre en gran parte en un medio curativo basado en
81
la actitud y personalidad de la terapeuta, y requiere una tremenda inversión de emoción y energía por
parte de esta. El segundo estadio de la terapia se focaliza en el crecimiento y la transformación, y
requiere un deseo y motivación conscientes por parte de la clienta. Aunque incorpora una variedad de
intervenciones terapéuticas que requieren técnicas y habilidades, no requiere el nivel anterior de
inversión emocional por parte de la terapeuta.
Digo esto como una llamada a la precaución. Si estoy cansada o cercana al burnout, me es más
fácil hacer el papel de analista o técnica que el de madre empática. En estos momentos, estoy lista
para desafiar a mi clienta para que entre en un estadio de trabajo más meditado antes de que ella esté
preparada. He aprendido que, cuando me topo con resistencia por parte de la clienta, debo comprobar
mis motivos y volver a valorar su predisposición, especialmente si la estoy dirigiendo al siguiente
estadio de la terapia. Muchas mujeres requerirán un apuntalamiento continuo de la resistencia de su yo
cuando intenten entrar en el trabajo que describimos abajo.
82
cuidadosamente el reflejo y las declaraciones afirmativas. En el primer estadio de la terapia, busco la
posibilidad de que tenga rasgos positivos para que permanezca o establezca su residencia en su
subsonsciente. Pero en este estadio subsiguiente, cuando está lista, la retaré a incrementar su
conciencia de estos esfuerzos. La involucraré en muchos ejercicios prácticos, como los siguientes,
donde ella verbaliza y los discute explícitamente.
Hacerle notar las cualidades y rasgos de su carácter en el medio de otras discusiones. Cuando
aparezcan las oportunidades, afirmaré los rasgos de su carácter con comentarios como: “Esto ha sido
muy perspicaz de tu parte. Eres muy perceptiva”; “eres valiente al reconocer que sigues teniendo
tentaciones de abusar del alcohol”; “parece que tú a menudo llevas una carga y te preocupas por gente
que es oprimida o maltratada. Tienes un corazón maravilloso”.
Cuando acaba nuestra discusión, podría pedirle que reflexionara sobre mi comentario
afirmante: ¿Se ha dado cuenta de ello? ¿Cuál ha sido su reacción interna? ¿Ha pensado que mi
comentario ha sido acertado o erróneo?
Prestar atención a los cumplidos y afirmaciones. Muchas de mis clientas aprecian
abiertamente mis acciones y mi personalidad. He llegado a la conclusión de que a menudo aprecian
más estos rasgos de lo que tienden a negarlos en sí mismas. Presto una mayor atención a sus
cumplidos, sensible a que ellas puedan afirmar en mí lo que no pueden afirmar en sí mismas. Muchas
mujeres también son a menudo sensibles y receptivas a mis necesidades, especialmente a aquellas que
encajan en sus propias necesidades actualmente rechazadas.
Permitirles que se identifiquen conmigo y que tomen como modelo mis actitudes,
características y comportamientos positivos. Tanto si lo reconocen como si no, es posible que mis
clientas empiecen a identificarse conmigo cuando pasan a confiar en mí y admirarme. Este proceso de
identificación no inculca necesariamente nuevas características y rasgos en mis clientas; más bien
afirma y valida como buenos y normales sus características y rasgos subdesarrollados preexistentes.
(...)
Ofrecer un feedback honesto cuando lo requieran. Mis clientas quieren la verdad. Como
confían en mí, a menudo asumen grandes riesgos al preguntarme mi opinión o puntos de vista con
respeto hacia sus actitudes, comportamientos o rasgos de personalidad. Nunca me invento cumplidos,
ni declino ofrecer respuestas que puedan ser negativamente sesgadas. Pero amortiguo todas las
palabras difíciles con empatía de apoyo y humildad, procesando cualquier reacción con apertura y
gracia.
Asignar ejercicios diarios. Abajo están algunos de los ejercicios diarios que doy para animar la
redelineación de la identidad de una clienta. Inicialmente, algunas clientas no serán capaces de
completar solas estas tareas asignadas (o no pueden estar solas el suficiente tiempo como para
completarlas), pero necesitan trabajar en ellas con mi ayuda y ánimo. Tampoco me sorprendo si las
tareas diarias de una clienta son excesivamente breves o están escritas en un trozo de papel. Sé que su
ánimo aumentará a medida de que su autorrevelación se encuentre con la aceptación y la compasión.
De hecho, muchas de estas tareas le llevarán meses –incluso años- en ser completadas y procesadas.
Yo empleo un sustancial tiempo revisando de forma focalizada y discutiendo cada tarea, siempre
consciente de la presencia de vergüenza y continuamente reflejando, validando y animando.
Normalmente asigno dos de estas listas por semana.
¿Cuáles son mis rasgos positivos?
¿Cuáles son mis rasgos negativos?
83
¿Qué cosas me gustan?
¿Qué cosas no me gustan?
¿En qué cosas soy buena?
¿En qué cosas no soy buena?
¿Cuáles son mis películas favoritas?
¿Cuál es mi música favorita?
¿Cuál es mi comida favorita?
¿Cuáles son mis destinos de viaje favoritos?
¿Cuáles son las máscaras que me pongo ante otros?
¿Qué quiero esconderles a los demás?
¿Cuál fue mi papel en mi familia de niña?
¿Cuál es el papel que suelo tener en mis relaciones actuales?
¿Cómo eran mi mamá, mi papá y mis hermanos cuando yo crecía?
¿En qué me parezco a mamá, papá y mis hermanos?
¿En qué me diferencio de mamá, papá y mis hermanos?
¿Quién es mi héroe?
¿Qué es lo que admiro en los demás?
¿Qué es lo que menos me gusta de los demás?
¿Cuáles son mis talentos y dones particulares?
¿Cuáles son mis deseos?
¿Cuáles son mis pasiones?
¿Cuáles son mis propósitos?
¿Cuáles son mis sueños o esperanzas para el futuro?
¿Cuáles son las metas que me he establecido en la vida?
Cuando una clienta ha completado una lista, es muy importante pedirle que la lea en voz alta.
Normalmente preferirá que yo lea para mí y en silencio su lista, pero yo con todo le enfatizo
firmemente que es importante que yo oiga su voz y su emoción cuando lea. Esto puede asustar a una
clienta, y podría sacar a la luz a lo que ella ha estado haciendo referencia como ansiedad de
aniquilación: el miedo que la silenciará o castigará si impone o expresa su verdadero yo. Además, se
puede sentir desconcertada e incluso avergonzada de solo pensar en hablar de sí misma. Una sintonía
y una empatía que apoyen ayudarán a regular su ansiedad y a reforzar su yo.
Un segundo ejercicio es desarrollar una cronología de su vida con todos los incidentes
personales y familiares significativos. Esta cronología es más fácil hacerla con el ordenador, pues así
la clienta puede añadir nueva información cuando esta vaya apareciendo. Le pido que haga dos
columnas: en la primera incluirá fechas o edades, y en la segunda breves descripciones de
acontecimientos importantes, tales como cumpleaños, fallecimientos, traslados, escuelas, divorcios,
84
momentos de abuso, premios, experiencias románticas o sexuales, ciclos de amistades, etc. muchas
mujeres nunca han dado un paso atrás para ver o comprender sus vidas a la luz de su historia más
extensa o de su historia familiar. Esto les da un sentimiento de enraizamiento, incluso si muchos de
sus recuerdos son tristes, pues aporta un contexto para la comprensión de sus luchas actuales. Cuando
repasamos una línea de tiempo, también ayudo a mis clientas a identificar temas recurrentes y a
identificar el impacto de ciertos acontecimientos.
Un tercer ejercicio es contruir un genograma o árbol genealógico con tantos miembros de su
parentela y tantas generaciones como sea posible. Indico a mi clienta que dibuje un árbol genealógico
de las personas en un gran pedazo de cartulina, poniéndose a sí misma abajo del todo. Las mujeres se
representan con círculos; los varones con rectángulos. El nombre de cada miembro de la familia se
escribe al lado del símbolo correspondiente. Yo he dibujado a mi clienta una línea (el árbol) que se
ramifica hacia arriba y hacia afuera de su madre y de su padre y, a partir de estos, a sus padres y
madres respectivos. Se añaden colores diferentes y marcas a los símbolos para indicar ciertas
características cuando estas sean aplicables:
- Adicto: rojo vivo que se difumina en la mitad inferior.
- Recuperándose de una adicción: barras oblicuas rojas en la mitad inferior.
- A menudo abusivo: rojo vivo sombreado en la mitad superior.
- Abusivo ocasionalmente: barras oblicuas rojas en la mitad superior.
- Fallecido: tachado con una X negra.
- Crítico: barras oblicuas negras en la mitad superior.
- Indisponible emocionalmente: barras oblicuas negras en la mitad inferior.
- Colérico: barras oblicuas azules.
- Divorciado: una D azul entre los símbolos adyacentes.
- Seguro: contorno verde vivo.
Al repasar una tabla de esta naturaleza, una mujer es capaz de ver los patrones emocionales y
relacionales globales que contribuyeron a la formación de su desarrollo e identidad. Por ejemplo, las
tres generaciones del círculo (mujeres) pueden estar marcadas como que fueron abusivas y críticas,
mientras que el único símbolo verde (seguro) de la página representa a un hermano. Esto puede
explicar, por ejemplo, algunas de sus dificultades relacionadas con la mayoría de las mujeres y su
identificación inconsciente con lo masculino.
Usar tablas como esta es extremadamente poderoso para la formación de un grupo. Yo enseño
a cada mujer a que comparta 20 minutos en los que narre su historia familiar explicando su
genograma. Las miembros del grupo a menudo tienen percepciones increíbles y, después de ver el
árbol genealógico de una mujer, normalmente se sienten obligadas a afirmar y realzar sus luchas y
aspectos positivos.
En un cuarto ejercicio, una clienta entrevista a algunas amigas y les pide que compartan lo que
ven como sus fortalezas y debilidades. Para que esta tarea sea efectiva, las amigos tienen que tener
una historia sustancial con la clienta y tienen que haberse mostrado compasivas y dignas de confianza.
85
En general, he visto que mis clientas persisten en marcos cognitivos sofisticados que se
autoperpetúan, y que forman la base de su autorrepresentación interna o identidad. Aquí tenemos
algunas de las creencias fundamentales negaticas más comunes:
- No soy auténtica. No soy nada.
- Estoy equivocada. No soy comprensible.
- Estoy sola y no puedo sobrevivir.
- Soy fea. Nunca podré ser amada.
- No soy segura. No puedo confiar en la gente.
- La vulnerabilidad es mala. Soy la única que puede proteger a mí misma.
- Puedo arreglármelas. No necesito a nadie.
Para que una mujer redelinee su identidad, debe reconocer estas creencias fundamentales y
cambiarlas. De todas formas, como muchas de mis clientas han vivido en sus cabezas (analizando,
deduciendo y repitiéndose sus creencias y teorías desde su juventud) sus cogniciones están
normalmente protegidas y son demasiado inflexibles como para cambiar. Sus creencias han aportado
una manera de comprender y explicar por qué las cosas son como son (y por qué ella es como es) y
por consiguiente se enlazan con sus estrategias fundamentales de supervivencia. Por ejemplo, cuando
a una mujer le desalienta la actitud condescendiente de un hombre, puede encontrar inmediatamente
alivio a su humillación diciéndose: “Pues sí, los hombres son unos cerdos”. Esta “verdad” le aporta
alivio y su experiencia se la refuerza.
A la vez que las terapias cognitivas restructurantes son muy efectivas, estas deben ser usadas
junto a la sintonía y la empatía, combinando los dos estilos terapéuticos. A muchas mujeres, y
particularmente a las mujeres listas, les resulta difícil estar abiertas o asimilar nueva información o
una verdad transformadora, especialmente si están orgullosas o han formado una identidad alrededor
de sus destrezas cognitivas. No es inusual para una clienta que complete una sesión centrada en
cogniciones defectuosas se obsesiones entonces con nuestra discusión y desarrolle una defensa y
justificación para la siguiente sesión.
Una vez que una mujer ha aprendido cómo y cuándo se formaron sus creencias y aprende a
experimentar mi aceptación incondicional a pesar de su pensamiento continuo distorsionado, será
capaz de abordar más completamente un proceso cognitivo. Pero aún así, el cambio puede ser lento.
Yo encuentro que giramos en torno a sus creencias negativas: debilitando una creencia en un contexto
solo para verlo reemerger en otro con un leve sesgo diferente. Finalmente, el sistema negativo de
creencias se volverá menos atrincherado y será reemplazado por cogniciones positivas que permitirán
crecimiento, esperanza y relación.
54
(…) “La terapeuta debe ser perceptiva y estar alerta para el omnipresente factor de un intenso desprecio por sí misma en
estas pacientes (...) [mujeres con AMS]”
55
(…) La incapacidad de comunicar el propio mundo interior está directamente conectada con patrones de apego
inseguros (...).
87
cognitivas superiores, les falta el pensamiento reflexivo conectado con el proceso afectivo de sus
vidas emocionales. No sentir nunca es ser sosa, monótona o, incluso peor, falta de color interno y
textura. No sentir y no reflexionar es estar congelada o vacía. Una terapeuta puede ayudar a una mujer
a deshelarse y volver a conectar y, por consiguiente, volver a aportarle profundidad, riqueza y calor a
su existencia.
Yo uso muy diversas técnicas para ayudar a mis clientas a empezar a conectar con sus
sentimientos y reflexiones, y a articularlos. Por ejemplo, podría:
- Darle una lista extensa y clasificada de palabras que expresan sentimientos. Cuando una
clienta lucha por descifrar lo que está sintiendo, hago sugerencias56. Esto le da la oportunidad
de tantear, por decirlo así, y por lo menos identificar lo que ella no siente, y así de este modo
acotar el foco de lo que siente.
- Interrumpir discusiones y preguntar cómo se siente en ese preciso momento. La cuestión
repetida con frecuencia “¿Cómo te sientes?” puede resultar algo irritante o incluso una broma
para mis clientas. De manera regular las tranquilizo y les recuerdo amablemente que realmente
quiero saber cómo se sienten y anuncio jubilosamente que “la práctica hace al maestro”
mientras me agacho preparándome por si un cojín me llega volando en mi dirección.
- Confrontarla con la respuesta “no lo sé”. Cuando ella dice “no lo sé”, yo debo ofrecer apoyo
en sintonía, por ejemplo: “Mientras hablábamos, he empezado a sentirme ansiosa. Siento una
opresión en el pecho. ¿Lo has sentido tú también?”. Puedo preguntarle cómo se siente uno al
no saber cómo se siente. Esta pregunta a menudo saca fuera fuertes sentimientos de frustración
e indefensión. A menudo hasta sorprende a las mujeres que de hecho sí sienten.
- Ayudarla a encontrar el sentimiento en su cuerpo. Si una clienta es incapaz de articular una
palabra que se refiera a un sentimiento, debo preguntar qué está sintiendo en su cuerpo. ¿Puede
sentir opresión, presión, incomodidad? Una vez que haya identificado una sensación, le pido
que la describa, poniéndole un nivel de textura, color e intensidad. Podría pedirle que escuche
lo que “le está diciendo” la sensación o parte del cuerpo asociada. Puedo preguntar si puede
recordar otro momento en el que sintió una sensación semejante. Todo el tiempo la estaré
ayudando a identificar sensaciones viscerales adicionales o emociones reales.
- Ayudarla a distinguir un pensamiento o un juicio de un sentimiento.
(...)
- Usar una técnica de focusing. La meta del focusing es llegar a un sentimiento que realmente
implica emoción en el momento presente.
(...)
Yo (...) apoyo a las clientas cuando lo sacan y mantengo ahí el sentimiento triste tanto como
me sea posible, conectándolo con un recuerdo del pasado o con el incidente del que estemos
hablando en ese momento.
- Compartir abiertamente mis sentimientos cuando estos atañan a su historia o a la mía.
Muchas de mis clientas no han tenido nunca gente que fuera un modelo de expresiones
saludables de sentimientos, por no hablar ya de gente que comparta su sincero sentimiento por
ella.
56
Siegel (1988) observa que cuando a una clienta se le ha dado una papabra para el estado de sus sentimientos, esto “le
permite reconocerlo como algo soportable, incluso comprensible. El puente semántico que le ofrezco le ha permitido
crecer como una persona más completamente comunicativa” (p. 210).
88
- Animar a la clienta a que se apunte a un grupo de terapia o de apoyo que se centre en el
afecto y en la expresión.
- En sesiones de grupo, usar los juegos de rol. Cuando una mujer ha identificado con dificultad
cómo se siente en una situación, invito a otras mujeres a interpretar la circunstancia. Cuando
mi clienta mira el juego de roles, le pregunto qué cree que está sintiendo la mujer que
interpreta su papel. Las miembros del grupo también pueden compartir lo que están sintiendo
cuando están mirando o participando.
- Darle tareas para casa que puedan ayudar a una mujer a conectar con sus sentimientos. Que
lleve un diario “de sentimientos” en el que documente cada día los diferentes sentimientos que
experimente a lo largo del día y las diferentes sensaciones o achaques y dolores que sienta en
su cuerpo. Sugerirle que escriba poesía y que entonces la relea para identificar el contenido
emocional. O animarla a que alquile películas infantiles cuyos personajes se centren en
animales o niñas que evoquen una emoción fuerte.
Es importante que yo monitoree y contenga la ansiedad potencial de una mujer cuando ella
coopere en estos ejercicvios. Al haberse encerrado durante tantos años, a ella le puede parecer
inestabilizador darse cuenta de que incluso tiene muchos sentimientos que a menudo pueden surgir
descontroladamente de su cuerpo, y que tiene pocas habilidades para identificarlos, describirlos o
manejarlos. Dada su falta de experiencia en expresar sus emociones o en autorregularlas, puede
empezar a sentirse ridícula, fuera de control o con miedo. Las mujeres que conectan con un amplio
espectro de emociones, quizá por primera vez, también pueden exhibir comportamientos y actitudes
infantiles. De hecho muchas necesitan que les enseñen cómo separar sus sentimientos (que deberían
ser espontáneos) de sus actuaciones y reacciones (que involucran intención y voluntad).
Fundamentalmente, quiero que cultiven una contención autorreguladora sana y destrezas de imitación.
89
- Los sentimientos no importan. No sirven para nada;
- A nadie le importa cómo me siento.
En los estadios iniciales de la terapia, simplemente tomo notas de las defensas más comunes de
una mujer y de las emociones subyacentes que están cubriendo funcionalmente. Por ejemplo, puedo
notar que hace una broma cada vez que empieza a sentirse triste. En un segundo estadio, empiezo a
llamarle directamente la atención sobre todo esto. Es clave que ella llegue a conocer e incluso a
favorecer sus defensas (ofreciéndose a sí misma comprensión y compasión). Mientras empieza a
desafiar las creencias subyacentes que están saboteando, tales como “sentirse triste es débil”. Para
ayudar a mis clientas, he desarrollado una lista bastante extensa de mecanismos de defensa. Comparto
esta lista y les pido que marquen cualquier defensa que piensan que usan de manera regular. Tanto en
sesiones individuales como en grupo, cada mujer identifica una defensa y comparte ejemplos de
cuándo y por qué la ha utilizado. También le pido que reflexione sobre lo que ha aprendido de su
familia sobre los sentimientos y cómo los ha manejado. A continuación está lo que creo que son los
cinco mecanismos de defensa más comunes empleados por mujeres con AMS:
- Intelectualización. Para evitar los sentimientos, estas mujeres analizan, racionalizan, minimizan,
teorizan, evalúan, calculan, construyen excelentes explicaciones y debaten.
- Sarcasmo y desprecio. Cuando una mujer cuenta con un estilo de relacionarse cínico, burlón y
condescendiente, creo que está burlándose subversivamente y degradándose a sí misma,
especialmente de sus partes y emociones tiernas, cálidas y más suaves (posiblemente femeninas)57.
Esencialmente, mientras se llena de miedo cuando surge su lado tierno, refuerza su yo enojado y
resistente.
- Humor. Soy cuidadosa al afirmar el don del humor de una mujer, pero señalo con suavidad que
su mal uso como defensa es contraproducente para una vida emocional plena.
- Cuidado. Un foco en el cuidado de otros probablemente encubre la vergüenza por la falta de
sentido de negligencia de una mujer. Es como si de chiquilla nunca le hubieran preguntado: ¿Qué
te gusta?, o ¿qué necesitas?, o ¿cómo te sientes? A menudo mis clientas se sienten confundidas
cuando les hago estas simples preguntas, pero les digo que se las haré una y otra vez hasta que las
respuestas se vuelvan más espontáneas y libres.
(...)
- Orientación profesional y actuación. Cuando le di a una clienta una tarea de lectura para casa, no
solo se leyó el libro en una semana, sino que también resumió cada capítulo. Con todo, cuando he
dado el mismo trabajo a otra clienta, esta podría venir a sus sesiones, semana tras semana,
disculpándose por lo ocupada que había estado. Ambas mujeres tienen un patrón arraigado de
esquivar la reflexión y las emociones tranquilas: la una a través de la diligencia, y la otra a través
de una sensación frenética de estar ocupada. Cada una lucha contra un profundo sentimiento de
vacío y aislamiento.
Los momentos relajantes y tranquilos no son solo esenciales para su conexión con su corazón y
sus emociones, sino fundamentales para su proceso de ser y llegar a ser. Aquí tenemos algunas
maneras prácticas que ofrezco a una mujer para confrontar su estar ocupada:
o Documentar su horario semanal;
57
Siegel (1988) cree que este tipo de hostilidad abierta surge del profundo autoodio e impulsividad de una mujer por
adormecerse o aniquilarse a sí misma y a todas sus supuestas debilidades.
90
o Evaluar todos los compromisos que no sean laborales;
o Priorizar actividades basándose en si las llevan o no hacia una mayor conexión interior
y autorreflexión o intimidad58;
o Revisar sus patrones de mudanzas y, si se traslada cada 9 a 12 meses, tiene que
resolverse a quedarse en su residencia presente o en la siguiente por al menos dos años;
o Animarla a crear un “lugar especial” en su casa donde pasar ratos tranquila (puede
empezar por estarse tranquila 5 minutos cada día) para reflexionar, hojear el periódico,
leer poesía, etc.
o Explorar su inquietud y su sensación de aburrimiento una vez haya eliminado algo de
su horario.
Una vez que una mujer es consciente de sus patrones de defensa, puedo confrontarlos
directamente cuando aparezcan en nuestras sesiones. Siempre lo hago con un tono alegre y
compasivo, cercionándome de que ella no esté excesivamente abrumada por la vergüenza.
58
Los acontecimientos enfocados a actividades deben empezar a ser recortados. Si duerme más de lo habitual, subrayo que
dormir es una actividad común no productiva.
91
mujer antes de que pueda aceptar e integrar la parte necesitada, dependiente y frágil de su maravillosa
humanidad; y a causa de su integridad y salud, este cambio es exactamente lo que ella debe perseguir.
Esto se explicará más tarde, en el capítulo once.
60
Para ayudar a mis clientas a encontrar amigas sanas y seguras, les animo a escuchar la calidad de las palabras y los
sentimientos de una mujer, en vez de concentrarse en su apariencia externa o incluso en sus intereses. Les convenzo de que
busquen mujeres de sustancia y pasión así como con mujeres que son conscientes de sí mismas y capaces de admitir su
propio pecado y fragilidad. (...)
96
- interdependencia frente a codependencia.
Para una mujer puede ser útil preguntar a alguna de las amigas o mentoras que tenga sobre la
amistad que las une, explorando, por ejemplo, lo que cada amistad significa para ellas, por qué les
gusta su amiga, cómo quedan, qué hacen juntas, cuánto contacto físico hay o con qué frecuencia
hablan.
En ocasiones, una clienta sentirá excitación sexual una vez se relaje en una amistad cálida con
otra mujer. Esta no es razón para cortar con la amistad, pero puede necesitar entender que su
excitación puede ser una maniobra defensiva para impedir la cercanía e intimidad no erótica. Tiene
que aprender a separar los sentimientos sexuales de la cercanía emocional (como se expone en el
próximo capítulo), y a reestablecer la belleza e inocencia de una relación humana cálida. La
conclusión es que no se precisa extinguir simplemente los patrones de desapego insanos de una mujer;
lo que se precisa es que estos sean reemplazados por patrones de apego sanos.
[ CAPÍTULO DIEZ ]
ABANDONAR EL HOGAR DE OTRA
Tratar con las atracciones por el mismo sexo
97
(...)
En un cierto momento, casi todas las mujeres con las que he trabajado llegan a un punto de su
camino donde desean romper con los patrones de sus relaciones con el mismo sexo y de su
dependencia emocional61. Al haber pasado por la decepción del compromiso personal cuando
intentaron “encajar” en el hogar o en la vida de otra mujer, ahora están listas para hacer un esfuerzo
para estabilizar su propio hogar y encontrar un sentido independiente de seguridad y estabilidad. Solo
será en su propia casa donde puedan realmente “salir” y ser plenamente su yo único. Esto significa
que quieren mi ayuda para salir de una relación con el mismo sexo ya existente, o para cambiar
futuras atracciones por el mismo sexo de manera que no acaben involucradas románticamente con una
nueva amiga. Esto a su vez significa que tendrán que confrontar, comprender y elegir
intencionadamente una línea diferente de acción en respuesta a sus deseos por el mismo sexo.
Contrariamente a la creencia popular, estas mujeres pueden elegir un curso en sus vidas que es
contrario a sus sentimientos, propósitos o deseos. (...)
Lo que al final descubrí es que en el uso de mi voluntad, simplemente necesitaba elegir con
qué propósito o deseo quería vivir en concordancia. (...) Para mí, la clave (...) era acceder e integrar
estas partes más profundas y probablemente más verdaderas de mí misma, de manera que yo pudiera
tener otras opiniones, más que sentirme gobernada o victimizada por mis deseos más pequeños, como
quedarme en la cama. Si yo únicamente conectara con un solo sentimiento impulsor o con un aspecto
de mi vida (...), realmente no tendría otra elección que no fuera decidir cómo realizar mi vehemente
deseo. Esto no es libertad. (...)
UN CONFLICTO DE DESEOS
(...)
[La parte del corazón de una mujer con AMS que mira hacia Dios] normalmente define una
parte principal de su vida externa y de su identidad religiosa, pero no es necesariamente efectiva para
fomentar el crecimiento o saciar sus necesidades más profundas de intimidad. Esta es una realidad
funesta pero común en muchas de mis clientas. Ellas saben que la “obediencia” no ha sido suficiente
para llenarlas, pero no pueden dar con el quid de la cuestión de lo que realmente está mal.
Cada mujer tiene otra parte de sí que también es verdad y es real, pero que ha sido típicamente
rechazada o negada: sus anhelos relacionales y su vulnerabilidad inherente. Estas necesidades y
anhelos inicialmente pueden entrar en su consciencia a la primera insinuación de reconocimiento
recíproco o de contemplación con admiración por parte de otra mujer. Se sentirá irremediablemente
expuesta e incapaz de tratar con su propio deseo arrollador. Por desgracia, una relación con el mismo
sexo dependiente erótica o emocionalmente puede ser la única cosa que ha conocido en su vida que
más se acerque a la satisfacción de sus deseos. Por lo tanto, ella puede definir su anhelo esencial de
cercanía como deseo lésbico.
61
Esto no ha pasado hasta el momento con algunas de mis nuevas clientas adolescentes y jóvenes que se identifican como
lesbianas. Sus metas más comunes en la terapia son estabilizar las relaciones familiares, superar la depresión y la ansiedad
o apuntalar su autoestima.
98
(...)
Una mujer que elige abstenerse de relacionarse con el mismo sexo, potencialmente crea ella
misma un sentimiento de aislamiento si no es capaz de construir una intimidad significativa con Dios,
consigo misma o con los demás. Naturalmente, sus necesidades relacionales se vuelven arrolladoras.
Se desespera por remediar su aislamiento y su vacío. Esta desesperación puede ser el empujón para
entrar en una nueva relación con el mismo sexo o para buscar alivio a través de la fantasía y la
masturbación. En cualquier caso, adquirirá un sentido de alivio y conexión.
El miedo resultante del enredo, la pérdida de sí misma o sus sentimientos de culpa se vuelven
arrolladores incluso si ella renuncia a su comportamiento o termina con su relación. Esto puede
acentuar su culpabilidad, pero le permite encararse una vez más a su desolación interna y externa. Está
sola. Naturalmente, crece su necesidad. Y el ciclo sigue, reforzando su creencia de que no es posible
cambiar.
Pero el cambio es posible. Como en cualquier ciclo adictivo, los puntos de intervención
pueden quebrar tales patrones, y de hecho lo hacen. (...) Cuando una mujer se da cuenta de su valía y
se rodea de una comunidad sana, su sentido de aislamiento se puede mitigar, cambiando las
vulnerabilidades que perpetuarían este ciclo. Una mujer también puede cambiar directamente al
modificar sus comportamientos por el mismo sexo o por el método elegido de “representación”.
62
Una vez asumido que la meta expresada por mi clienta es abstenerse de relaciones o comportamientos por el mismo
sexo, “huir” puede ser lo mejor para ella si su nueva amiga pretende explícitamente una relación sexualizada con ella o no
exhibe ningún compromiso de abstenerse de tal relación o comportamiento.
63
Estas recomendaciones no se aplican necesariamente si una mujer está desarrollando una relación con una mentora. En
este caso, procesar explícitamente sus sentimientos y pensamientos podría ser más apropiado, ya que la relación misma no
tiene la intención de ser plenamente recíproca. La mentora va a permaneces en algo así como un rol objetivo de “hermana
mayor” o “maestra”
100
otras del grupo dejan escapar una gran señal de alivio cuando pongo en palabras lo que ella
realmente se ha estado preguntando, pero que era reacia a admitir abiertamente a causa de su
contenido “pecaminoso”. He visto que es mucho mejor una sinceridad cruda que evitar
remilgadamente.
(...) Ellas admiten que el sexo les da un sentimiento de conexión y de profundo apego. Se
sienten deseadas y amadas, y distrutan siendo tocadas y sostenidas. También reconocen que,
como mujeres adultas, simplemente quieren sexo y disfrutan de este.
(...) Para que una mujer obtenga completamente la ventaja de comprender sus anhelos y deseos
más profundos, tales como la necesidad de conexión, tiene que afrontar su vergüenza.
- Comprender el enamoramiento. Las mujeres con AMS no son las únicas personas que tienden
a tener nociones romantizadas sobre la vida. Muchos de nosotros creemos, o al menos
esperamos, que hay una persona perfecta en alguna parte que puede llevarse los tormentos de
nuestra existencia caída por medio de su amor constante y de su devoción imperecedera. Si
encontramos a esta persona, nos sentiremos completos, la vida será fantástica, el sexo será
fantástico, y viviremos felizmente a partir de ese momento: nunca nos volveremos a sentir
solos. La cultura occidental ha hecho gala de este mito, que incluye la premisa de que la dicha
idealista no es solo alcanzable, sino también que todos y cada uno de nosotros merecemos
alcanzar dicho objetivo. La mayoría de la gente, una vez se le ha vaciado la cabeza de pájaros,
está de acuerdo con que intentar construir una relación sobre la base de este mito es estúpido e
incluso peligroso.
Además de idealizar la intimidad, muchas de mis clientas también tienen un patrón de
intimidad sexualizada. Como hemos mencionado antes, tan pronto como emergen los
sentimientos cálidos en una relación, también lo hacen las fantasías sexuales. Estas fantasías
entonces consumen los pensamientos de una mujer. A menudo justifica a la otra mujer,
deseándola por lo que esta pueda darle en lugar de por lo que esta es. Tan pronto como estas
mujeres han transferido sus afectos al ámbito sexual, la relación apenas tiene tiempo de
progesar en una amistad informal. Esto es por lo que las mujeres con AMS nunca han tenido
amigas platónicas. Cada amistad potencial se transforma en erótica.
Con todo, todas las mujeres necesitan amigas. Podemos vivir sin parejas sexuales, pero no
podemos vivir sin amigos. Yo, por lo tanto, animo a mis clientas a dar un paso atrás en una
atracción en desarrollo para examinar sus corazones, emociones y creencias a medida que
avanza, haciéndose preguntas como estas: ¿Qué está pasando realmente aquí? ¿Es esta nueva
amiga realmente mi verdadero amor, o me recuerda a la madre que nunca tuve? ¿Mi corazón
está pidiendo a gritos atención y afecto amigables o sexo? ¿Creo que ella es la única que me
amará para siempre?
Invito a mi clienta a objetivizar su enamoramiento recogiendo tanto material inconsciente
como le sea posible, a pesar de su naturaleza confusa o sexualizada. Le aseguro que no la
juzgaré por sus pensamientos o sentimientos. Trato este proceso como un ejercicio de lluvia de
ideas: es decir, al principio no ofrezco mi análisis o interpretaciones. Por ahora, quiero que ella
practique el preguntarse cuestiones importantes y haga las conexiones que ella misma sea
capaz de hacer. Las siguientes preguntas se pueden discutir directamente o darlas como tarea
diaria para casa:
o ¿Qué sentías antes de encontrarte con esta mujer?
o ¿Qué estabas mirando o trabajando en la consulta antes de encontrarte con esta mujer?
101
o ¿Cuáles eran las tres necesidades mayores que te faltaban en ese momento?64
o ¿Qué te gusta de esta mujer?
o ¿Qué fue la primera cosa que te condujo a ella?
o ¿Cuáles son sus rasgos distintivos y sus características especiales?
o ¿Qué hace, cuáles son sus pasiones y en qué cree?
o ¿Te recuerda a alguien que hayas conocido en el pasado?
o ¿En qué os parecéis?
o ¿En qué os diferenciáis?
o ¿Qué sientes cuando estás con ella?
o ¿Qué te gusta hacer juntas?
o ¿Hay algo en ella que te asuste?
o ¿Hay algo en ella que te disguste?
o ¿A qué es a lo que renuncias de tu relación con ella?
o ¿Cuáles son tus esperanzas y tus deseos con respecto a esta relación?
o ¿Qué anhelos relacionales se han movido en ti como resultado de haberte encontrado
con ella?
o ¿Qué esperas sentir si se cumple tu fantasía sexual?
o ¿Qué te da miedo de si estableces una relación con ella?
o ¿Qué te da miedo de si no estableces una relación con ella?
Cuando una mujer responde a estas preguntas metódica y sinceramente, normalmente
surge un rico material simbólico65. (...) La fantasía sexual se resguarda de sus sentimientos
indeseados de abandono66.
El nivel de introspección que adquiera una mujer dependerá de su motivación y
habilidad por clasificar objetivamente este material. A pesar de todo, el proceso de hacer y
responder preguntas como estas puede ayudarla a estabilizar sus poderosas emociones.
Típicamente, alternará entre un lugar centrado de análisis objetivo y un poderoso estado de
necesidad subjetiva y de fuertes emociones.
64
Justo antes de encontrarse con una nueva amiga, una mujer puede haber estado batallando con una grave soledad o
procesando un profundo dolor por pérdidas pasadas. Es importante que empiece a reconocer sus sentimientos dolorosos o
su vulnerabilidad y que evalúe si está intentando subconscientemente evitar o encontrar alivio mediante una relación
amorosa romántica.
65
Romper con la idealización es extremadamente retador para una mujer que nunca ha consumado su anhelo de contacto
físico y cercanía personal con otra mujer. Ella se confronta con una curiosidad constante y una esperanza secreta de que
quizá, solo quizá, una relación física satisfará sus necesidades insatisfechas. Es mi trabajo empatizar con su profundo
dolor y anhelo y, al mismo tiempo, invitarla a enfrentarse a las pérdidas
o déficits relacionales pasados que hayan sido expresados confusamente como necesidad física. Debo afirmar su deseo de
ser alguien especial para otra incluso si amablemente la desafío con el mito de que todo irá bien si simplemente puede
acercarse físicamente a su amiga.
66
Moberly (1983) se refiere a la sexualización o atracción por el mismo sexo como una recreación o ansia reparativa: el
impulso de “reparar anteriores déficits en la relación padres-hijos” (p. 6). Sexualizar, sin embargo, es esencialmente
introducir sexo en la relación padres-hijo. Incluso aceptando que los heterosexuales también se implican en relaciones
sexuales reparativas, ella no obstante empatiza que esto no es “apropiado para ningún tipo de relación en las que, por lo
menos los adultos en otros sentidos, está determinado significativamente por el intento de satisfacer necesidades de apego
no adultas” (p.20).
102
(...)
Si la nueva amistad continúa desarrollándose a lo largo del tiempo, no me sorprenderá
si su necesidad sentida y su atracción por su nueva amiga comience a ser más fuerte.
Frecuentemente, cuando estos sentimientos positivos llegan al máximo, ella llega a estar al
borde de una profunda desesperación o un miedo al abandono, sintiendo que morirá si no está
con su amiga. No es necesario decir que en este punto ella puede no ser capaz de regular y
procesar todas sus presiones y confusión internas. Ella puede comenzar a contactar con su
amiga más frecuentemente, queriendo saber si su amiga está bien o si sigue queriendo que sean
amigas. Este contacto podría ser en forma de carta, de un breve email o la participación en una
interacción sexual. Cualquier, y quiero decir cualquier, sensación de conexión la sentirá como
un alivio. Durante esta fase puede precisar un apoyo adicional estabilizador.
- Crear un camino para amistades no eróticas genuinas. A causa de la posible intensidad
emocional al establecer una nueva amistad, mis clientas normalmente necesitan que se les haga
una introducción al tema de los límites o que se les recuerde el concepto. Para algunas, marcar
límites no les resulta una tarea sencilla. Marcar un límite puede sacar a la superficie el
profundo miedo de una mujer al abandono o al aislamiento, o la creencia de que esto significa
decir que no. Cuando hablamos de la necesidad de límites, yo cuento con la siguiente lista de
preguntas claves para el proceso. Una “comprobación de la realidad” correspondiente (la
forma en que yo explicaría lo que es considerado normativo en cuanto a inversión personal y
límites en las amistades) sigue a cada una de las siguientes preguntas:
o ¿Cuánto tiempo pasáis hablando por teléfono? ¿Con qué frecuencia os comunicáis
cada día (por teléfono, email, mensajes instantáneos, etc.)? ¿Cuánto tiempo pasáis
juntas a lo largo del día? ¿Y durante la semana? Las amigas normalmente no hablan
todos los días, pero si lo hacen, normalmente no suelen hablar tres o cuatro horas al
día. Algunas amigas pueden hablar solo una vez a la semana, o incluso una vez al mes.
Además, una mujer sana tendrá una vida completa y por lo tanto no estará disponible
cada vez que la llamen sus amigas. No espera en casa la llamada de sus amigas.
o ¿Quién inicia el contacto? Las amistades son recíprocas. Las amigas se turnan para
llamar la una a la otra. Si hoy has llamado a tu amiga, entonces sería apropiado para ti
esperar a que ella lo haga la próxima vez. En la espera le dejas marcar la pauta de lo
que le es más cómodo. Sin embargo, si ella comienza a ponerse en contacto muchas
veces cada día, quizá deberían establecerse unos límites.
o ¿Qué tipo de cosas estáis haciendo juntas? ¿En privado o en público? ¿A qué hora?
Las amigas se sienten cómodas encontrándose para almorzar en un restaurante o ir a
una actividad social juntas. No necesitan pasar la mayoría de su tiempo en un entorno
privado o avanzada la noche.
o ¿Qué le estás contando de ti misma? ¿Qué tipo de cosas está compartiendo contigo?
Las amistades se toman su tiempo para desarrollarse. Normalmente, al principio las
nuevas amigas hablan de detalles objetivos de su vida. Pueden ir abriéndose
gradualmente y compartir información más personal. Pero raramente hablan sobre sus
más profundos y oscuros secretos durante la primera semana.
o ¿Qué sientes cuando piensas en tu amiga o te anticipas a verla? Es normal sentirse
excitada por ir a encontrarse con una persona a la que realmente aprecias. A una le
hace sentir bien descubrir que el interés en conocerse más es recíproco. Construir una
103
amistad debería hacerte sentir divertida, gratificante y complaciente; de otra manera,
pocas personas seguirían con una amistad. De todas maneras, las amistades por lo
general no se definen por intensos niveles de drama e intriga.
o ¿La relación está yendo demasiado deprisa? ¿Demasiado lento? ¿Por qué? Si una
nueva amiga asume el rol de la vieja mejor amiga en el plazo de un mes, la relación
está yendo probablemente demasiado rápida. (...) “Las amistades genuinas se forman y
profundizan a lo largo del tiempo al compartir intereses y experiencias. Cuanto más
compartamos con una amiga, tanto más gratificante se vuelve la relación. Construir una
amistad requiere paciencia y la voluntad de invertir”. (...)
o ¿Evaluáis y habláis frecuentemente sobre vuestra relación? En Los cuatro amores,
C.S. Lewis (1960) contrasta dos tipos de amor: eros (romántico) y platónico (amistad).
Dice: “Los que se aman siempre hablan entre ellos sobre su amor; los amigos casi
nunca sobre su relación” (p.91). Los amigos no sienten la necesidad de hablar
continuamente de su relación. Simplemente le permiten abrirse y convertirse en aquello
en que se haya de convertir de manera natural. No hay una sola definición de amistad.
(...)
o ¿Con qué otras amigas te ves ahora? ¿Estás manteniendo tus compromisos sociales
habituales? Si una amistad no ofrece una oportunidad a cada mujer de tener muchas
otras amigas y tiempo para la familia, marido o hijos, entonces esta relación se ha
convertido en exclusivista. (...) Una verdadera amistad abrirá sus puertas a las otras.
o ¿Alguna de las dos está regalando pequeños obsequios, enviando tarjetas u ofreciendo
servicios de manera regular? Las amigas podrían hacerse regalos por el cumpleaños o
en navidad, pero esto solo pasa una vez cada mucho tiempo. Las tarjetas se envían
normalmente en el cumpleaños o en otras ocasiones especiales, pero algunas amigas
jamás intercambian tarjetas u obsequios. Claro que una mujer ayuda a otra cuando esta
se encuentra en un aprieto, pero normalmente no se implica en cada uno de los
problemas o situaciones difíciles en las que se encuentre su amiga. Ambas seguramente
tendrán otras amigas en las que también confiar.
o ¿Seguís con vuestras responsabilidades diarias? Normalmente, las nuevas amistades
no interrumpen o se saltan ni un horario individual normal ni responsabilidades. Las
amistades se ajustan a estos factores importantes en la vida de una mujer. Las amigas
cercanas pueden disfrutar de una grandísima cercanía, pero al mismo tiempo se van
cuando es hora de irse a casa y volver a sus vidas personales.
o ¿Cómo te estás cultivando actualmente? Una amistad nunca puede reemplazar el
provecho de cuidarse de sí misma o de autocultivarse. Solo una mujer sabe lo que
necesita ella misma.
o ¿Eres psíquicamente afectuosa? En caso afirmativo, ¿cómo se expresa esto? Durante
un tiempo difícil las amigas podrían sostenerse las manos o agarrarse la una a la otra
cuando una necesita consuelo o que la tranquilicen. Las amigas podrían abrazarse para
saludarse y despedirse. Los gestos de afecto como el contacto físico en el brazo o en el
hombro son comunes. Las amigas podrían darse breves masajes en la nuca o masajes
en los pies terapéuticos. Lo normal es que dos amigas no se queden un rato la una en
los brazos de la otra.
- Enfrentarse a cualquier implicación sexual y manejarla. Cuando una clienta acaba implicada
104
sexualmente con la mujer por la que se siente atraída, se puede sentir totalmente derrotada. En
mis intervenciones en este punto muestro una actitud muy deliberada. Ofrezco una aceptación
incondicional cuando sintonizo y empatizo. Ella tendrá muchos sentimientos encontrados. Yo
ni moralizo (...) ni muestro decepción. Sigo animándola a reflexionar sobre su situación y le
aseguro que todavía puede aprender y crecer. No quiero que ella se hunda como efecto de la
creencia habitual saboteadora de que todo está perdido o de que nunca va a cambiar.
Si en este punto, o en otro punto de su proceso, una mujer decide permanecer en una relación
con el mismo sexo o integrar y afirmar una identidad lésbica como (...) lo mejor para ella, le aseguraré
en mi compromiso de caminar con ella tanto tiempo como ella quiera. Al mismo tiempo que no
afirmo que su homosexualidad sea un rasgo innato, (...) respeto su decisión. Mi meta es honrar
siempre la autonomía de una mujer y reforzar la lucha de su yo de manera que pueda elegir y cambiar
decisiones basándose en nuevos deseos, circunstancias o percepciones. Si seguimos con la terapia, le
aportaré el mismo nivel de apoyo emocional que le daba en el pasado mientras continuamos
trabajando los temas subyacentes que ya estaban al frente de nuestro trabajo juntas. La terapia con este
tipo de mujeres no termina simplemente por un cambio en sus metas establecidas. Termina cuando
hemos alcanzado sus metas terapéuticas o ella se ha convencido de que terminar es lo mejor para ella.
Mientras estemos comprometidas en el proceso terapéutico, mis compromisos siguen invariables.
(...)
ELEGIR ACABAR CON UNA RELACIÓN CON EL MISMO SEXO: “¿PODEMOS SEGUIR SIENDO AMIGAS?”
Muchas de mis clientas están más interesadas en llevar su relación con el mismo sexo a una
relación no erótica, a una amistad no dependiente, que a ponerle fin a la misma de una vez por todas.
Algunas líderes no profesionales y también profesionales que ayudan a mujeres en conflicto con la
AMS dudan de que una relación que ha sido emocionalmente dependiente pueda transformarse alguna
vez en una relación sana. Pero incluso si esto fuera cierto, una clienta debe ser respetada y se le debe
dar el tiempo que precise para llegar a esta conclusión por sí sola.
(...)
Dado que gran parte de una sensación del yo o de la estima del yo aflora de una negociación
exitosa de relaciones, arriesgar o terminar con una relación es una amenaza directa a su identidad
esencial. Por lo tanto, es importante recordar a una mujer que no hay ningún mandato que nos diga
que, como mujeres, debamos ser capaces de tener una relación saludable con todo el mundo. Con
alguna gente podremos, y con otra no. Tenemos límites. Y cuando no podemos mantener una
conexión saludable, es responsabilidad nuestra poner los límites necesarios para maximizar la salud y
la integridad de todas cuantas están implicadas.
Muchas clientas, por otro lado, se sienten extremadamente ansiosas por acabar con sus
relaciones con el mismo sexo y hacen todo lo necesario por cambiar. He trabajado con suficientes
mujeres como para creer que este cambio significativo y permanente requiere una cantidad enorme de
tiempo, energía y refuerzo a largo plazo; los temas profundos raramente se resuelven simplemente
rompiendo con una relación con el mismo sexo. No quiero reforzar la energía mal colocada de una
mujer para encontrar una solución rápida que la anime a a acabar rápidamente con una relación o a
negarse a sí misma su única amiga o su sistema de apoyo. Por supuesto, algunas mujeres estarán más
preparadas que otras para transformar o terminar una relación insana, pero la mayoría lo hará a lo
largo del tiempo, al reflexionar ellas mismas e integrar nuevas crencias, comportamientos y amistades
a lo largo del proceso.
105
(...)
- Fortalecer los recursos de apoyo. Si la actual relación con el mismo sexo de una mujer es
incluso la única relación cercana en su vida, una separación gradual debería ocurrir después de
que ella haya adquirido un sentimiento de estabilidad emocional, y solo cuando ella trabaje
para tener una formación interna y relaciones auténticas con otras67. Incluso aunque una mujer
pueda ser emocionalmente dependiente de su pareja femenina o estar involucrada sexualmente
con ella, la relación todavía puede aportar elementos de auténtica amistad, compañerismo y
sentido de familia que son genuinamente significativos y valiosos (...). Elegir reestructurar una
relación emocionalmente dependiente puede ser tan difícil como encarar una ruptura
inesperada, o tan dolorosa como un divorcio.
Encontrar un buen apoyo no suele ser fácil para las mujeres con AMS. Les llevará tiempo y un
esfuerzo muy premeditado. Su terapeuta deberá valorar si tiene un apoyo compasivo continuo
de una amiga comprensiva, mentora, familiar, grupo de apoyo, pastor o esposo (ella puede
necesitar apoyo de todas estas vías); si es dócil como para confiar en medicación psicotrópica
si se lo recomienda un médico; y si se compromete a acudir regularmente a sus encuentros de
alcohólicos anónimos si también lucha con la dependencia del alcohol o de las drogas.
- Decírselo a su mejor amiga. Cuando una clienta le dice a su amiga: “Creo que tenemos que
cambiar nuestra relación”, o: “Quiero pasar menos tiempo contigo”, su amiga podría
reaccionar a estas palabras devastadoras de una o más de estas maneras: puede exhibir cólera,
resistencia y violencia; puede aceptar inmediatamente las noticias con un sentido de alivio;
puede sentirse profundamente avergonzada y con un sentimiento de no valer nada; o puede
experimentar un sentimiento desestabilizador de abandono e inseguridad. Incluso si mi clienta
es la que decide y resiste las malas noticias, esta también puede tener reacciones internas
similares a su propia verbalización. Por consiguiente, nosotras discutimos todas estas
posibilidades por adelantado para prepararla para cualquier contingencia.
Una vez ha hecho esta declaración, ambas mujeres pueden sentirse asustadas por las pérdidas y
la separación inminentes, y la relación es posible que se vuelva más enredada, pegajosa y
sexualizada. Pero en última instancia, para implementar el proceso gradual como se establece a
continuación, cada una de las mujeres tendrá que ser capaz de renovar la meta de establecer
una amistad no erótica y no dependiente. Si la amiga de mi clienta no quiere redefinir o
finalizar la relación, se tendrá que considerar el hacer ajustes en el proceso. Mi clienta tiene
que mantenerse valientemente y sin ayuda, y mantener los nuevos límites.
- Separarse gradualmente. Algunas mujeres pueden tomar la decisión de cortar imediatamente
con la actividad sexual o mudarse a su propio apartamento en un plazo de pocas semanas. De
todas maneras, sigue siendo importante que se la anime a permanecer en contacto con todo lo
que esté sintiendo y experimentando. Un cambio de comportamiento o de aparatamento no
indica necesariamente un cambio personal o relacional profundo o perdurable. La mayoría de
las mujeres necesitarán abordar el pensamiento de la separación lenta y metódicamente.
(...)
Las mujeres se mueven a través de un proceso de separación en diferentes estadios y en varios
marcos de tiempo. Raramente es este un proceso proceso; pero en general las dos mujeres
67
La investigación ha visto que es mucho más común que las mujeres con AMS sean amigas de una ex pareja y que
mantengan esta relación incluso después de iniciar seriamente en una relación con otra mujer que que las mujeres
heterosexuales casadas mantengan una amistad con parejas anteriores (...).
106
necesitarán empezar a separar:
1. Su tiempo físico y emocional juntas;
2. Sus camas y dormitorios;
3. Su ropa y sus armarios;
4. Sus finanzas y sus bienes conjuntos;
5. Sus apartamentos y espacios vitales;
6. La custodia (si las dos han asumido responsabilidad parental y derechos de un niño);
7. Sus trabajos (si trabajan juntas) y sus iglesias;
8. Su comunidad social (si, como es de esperar, comparten las mismas amistades).
Al final, cada mujer necesitará establecer un espacio personal y una identidad separada de la de
la otra. Esto es una gran empresa. Nunca debería presuponerse que esto sea fácil o incluso
posible para todas las mujeres. La mayoría de las mujeres sufrirán graves ansiedades por la
separación, e incluso miedo al aniquilamiento. Además, la mayoría de estas mujeres
necesitarán lidiar con su necesidad continua de contacto físico y afecto una vez se haya fijado
un límite en su relación. Pero al representar estas separaciones dolorosas y encarar las
creencias y miedos interiores subyacentes (...), una mujer no solo se separará de sí misma, sino
que también se curará de heridas pasadas, adquirirá un sentido de su yo único y reestructurará
totalmente los cimientos de sus relaciones e intimidad futuras. Este camino será doloroso pero
le cambiará la vida.
- Cuestionar los patrones de seducción y de sexualización. Una vez que una clienta haya
buscado activamente entender el significado que se esconde tras sus enamoramientos y
dependencias emocionales, también debe empezar a comprender el sentido que hay tras cada
comportamiento real sexual o seductor, especialmente si está intentando fijar un límite en una
relación existente. (...) A través de la seducción, [una mujer] inconscientemente piensa que
puede satisfacer su necesidad de afirmación y encontrar alivio a la presión [que supone tener
que] (...) ser buena todo el rato.
Siempre que una mujer busca un alivio inmediato a sentimientos dolorosos a través de un
comportamiento sexual, hace imposible una sanación y un cambio profundos. Esto es por lo
que a algunas mujeres les será necesario obligarse a periodos de abstinencia. Deben dejar de
anestesiarse a través del contacto físico o emocional y encontrar el valor para afrontar sus
pérdidas o sus luchas internas. Me entristece pensar en todas esas mujeres a las que se les
anima a que vivan del impulso de sus deseos sexuales por el mismo sexo, o se reafirman a
vivir de este impulso, sin ser animadas a explorar sus necesidades subyacentes más profundas
o sus dinámicas internas.
Una fantasía o un comportamiento sexual también puede ser una forma de desapego: una
evitación de intimidad platónica o maternal en su forma más pura (...). Una mujer puede creer
que la intimidad verdadera o la cercanía emocional podría transformarse en dolor, por lo que
debe ser evitada. En lugar de perseguir una amistad pura o inocente, la sexualiza.
Probablemente, dañando la oportunidad de tener “simplemente una amistad”, muchas mujeres
también pueden necesitar reinterpretar su compulsión por el contacto físico sexualizado y
entenderlo por lo que realmente es: una necesidad legítima de contacto apaciguador y
107
consolador.
Mis clientas normalmente (...) encuentran que es posiblemente bastante fácil frenar un contacto
sexual flagrante en una relación con el mismo sexo. Pero parar todo tipo de abrazos,
acurrucamientos y cercanía física es extremadamente difícil.
LA NECESIDAD DE TOCAR
No es necesario decir que el contacto físico en sí mismo es una necesidad esencial y legítima
de mis clientas. Los apegos primarios se forman a partir del contacto físico. Este es al mismo tiempo
afirmante, tranquilizador, regulador y hace de contención. Es vital para la existencia humana, pero a
menudo es minimizado o pasado por alto por sus fuerzas formativas y estabilizadoras. Mis clientas
tienen un hambre inconmensurable de contacto físico consolador y afectuoso. Una vez han
experimentado, en una relación con el mismo sexo, su poder de consuelo o de afirmación, parece
absurdo restringir o limitar las oportunidades de más. Examinar los beneficios e inconvenientes del
afecto físico expresado en su relación será uno de los pasos más difíciles que una mujer emprenderá
para redefinir su amistad.
(...)
Cuando una mujer reduce algo de su atracción física por su amiga, también puede necesitar
aprender sobre las variedades de contacto físico que están a su alcance, en vez de centrarse en el
contacto físico que “no puede” tener. Puede explorar trabajando con una terapeuta masajista,
adoptando una mascota, yendo a clases de baile o haciéndose amiga de niños o de ancianos. Podría
explicar sus necesidades a una mentora, pidiéndole que el contacto físico terapéutico sea incorporado
en su tiempo juntas. Las amigas y mentoras pueden tener un impacto significativo en esta área,
siempre que una mujer haya sido invitada o le hayan dado permiso para tocarla. Un apretón de manos
prolongado, una palmadita en la espalda, abrazos de hola y adiós, gestos consoladores tales como
tocarle el brazo o la mano durante una conversación, un beso en la mejilla, un masaje de pies,
cepillarle el pelo, secarle las lágrimas, sostenerla mientras llora, la imposición de manos durante una
oración, un masaje en el pescuezo: todos estos son ejemplos de contacto físico mediador sano que
incluso puede recorrer un largo camino si una mujer está abierta a recibirlos. No obstante, la mayoría
de estas opciones palidecerán comparadas con el contacto físico electrificante experimentado en sus
pasadas relaciones con el mismo sexo. Llevará su tiempo que una mujer reorganice sus necesidades de
contacto físico y las interpretaciones de este.
109
de tiempo discutiendo su relación en términos de celos, inseguridades o necesidades
insatisfechas (y es posible que todavía los pasen); ahora hablan de sus emociones, victorias o
nuevos puntos de vista.
(...) Se ha observado que la gente con patrones de codependencia a menudo mantienen “largas
conversaciones”. Estas largas conversaciones en primer lugar se dedican a “explicar y
justificar posiciones” de manera que la otra comprenda completamente (...). Ser
completamente comprendidas o conocidas es incluso una necesidad motivadora para muchas
de mis clientas, pero cuando averigüen por sí mismas dónde se encuentran, esto empezará a
cambiar. Restringir este tipo de conversaciones inicialmente puede parecer malo para muchas
mujeres. Se sentirán como si estuvieran renegando de la amistad y de su amiga. Necesitarán
que se les recuerde amablemente que las amigas normalmente no se pasan el tiempo
analizando y procesando sus relaciones; simplemente son, y disfrutan normalmente de alguna
actividad o interés común.
- Dejar de cuidar. La compulsión a cuidar es uno de los patrones más insidiosos de romper en
una relación emocional dependiente. Creo que el poder que se esconde detrás de un rol y un
estilo de relacionarse cuidando, es un miedo de la propia mujer al abandono. Ella misma tiene
una profunda necesidad de ser atendida y consecuentemente atiende a las demás, pero tiene
más probabilidades de distanciarse ella misma de su necesidad o de negarla, proyectándola en
su pareja. Entonces se convence de que su pareja no puede sobrevivir sin ella. Así se convierte
en la heroína, creciendo a la ocasión y rescatando a su pareja de la extinción. Pero cuando ella
cuida, inconsciente e indirectamente está cuidando esa parte necesitada y solitaria de sí misma.
Este es el patrón de la identificación proyectiva que evita que muchas mujeres -las cuales
están, aparte de esto, comprometidas con vivir una relación sana- hagan separaciones
deseadas. (...)
(...) Una vez haberla presionado en estos profundos sentimientos, podemos reenfocar nuestro
trabajo en su miedo al abandono. No es esencial que una clienta conecte inicialmente su miedo
o necesidad subyacente con sus comportamientos de cuidar, pero tal conocimiento consciente
se volverá cada vez más importante a medida que siga intentando romper sus patrones de
cuidadora. (...)
- Darse cuenta y parar los mensajes cruzados. (...)
(...) [Una vez tomada la decisión de romper el contacto, puede producirse un intercambio de
mensajes, que lleve a que la cosa se alargue en el tiempo, con ganas de darse otra oportunidad.
En una situación como esta, ninguna de las dos] (...) está conscientemente manipulando [a la
otra] (...), sino comunicando indirectamente su pánico profundo y su miedo por la pérdida de
su relación. Sin embargo, (...) [los] incesantes intentos de volverse a encontrar [son] (...)
manipuladores, y ciertamente (...) [intentan] hacer retroceder a su amiga. (...) Al responder a su
amiga, (...) esencialmente se niega la promesa de no volver a hablar nunca con ella. Le da a su
amiga el sutil mensaje de que ella también está “todavía conectada”. Discusiones sin fin o
desprecios de decisiones firmes como un “sí” o un “no” rebaja los límites y el sentido de
efectividad, por no mencionar que estimula un sentido de drama que a menudo le distrae de su
propio proceso.
- Interrumpir el recuerdo del pasado y el romanticismo. Sin tener un objeto de amor real de
carne y hueso al que puedan apegarse y desarrollar un sentido de la individualidad, algunas
mujeres, a una edad muy temprana, desarrollan una vida de fantasía para aliviar la soledad y el
abandono. Podrían fantasear con la idea de convertirse en la mejor amiga de la chica más
110
popular de la escuela, por ejemplo68. Pero cuando a una chica que está creciendo le siguen
faltando relaciones humanas o no tiene habilidad de regularlas, o su autoconfort está agotado,
sus inocentes fantasías se pueden transformar en obsesiones románticas. Y mientras ella
fantasea (e idealiza a su pareja u objeto de su afecto), también puede masturbarse,
fortaleciéndose el sentido de apego mientras también se fortalece su confusión entre intimidad
y sexo. Puede detenerse en la visión repetida de películas o literatura de temática lésbica,
imaginándose a sí misma como uno de los personajes, o reviviendo continuamente los “buenos
viejos tiempos” con su actual pareja de la que se está intentando desengancharse. Mientras
romantiza e idealiza, inadvertidamente puede reforzar creencias fundamentales negativas, tales
como Ella es la única persona que me querrá jamás. Estas fantasías y patrones de
pensamiento (y comportamientos) deben sacarse a la luz y ser exploradas de manera parecida a
como se explora el comportamiento sexual compulsivo.
- Afrontar la soledad de forma valiente. Con frecuencia oigo la pregunta: “¿Por qué debería
trabajar en mi AMS si todo ello me llevará a quedarme sola el resto de mi vida?”. Este miedo a
quedarse sola el resto de su vida no es completamente irracional. Sí, tendrá relaciones con
amigos, en su comunidad religiosa, en asociaciones laborales y quizá en la familia, pero no hay
ninguna garantía de que llegue a tener un compañero de por vida o un marido o una familia
propia si deja de relacionarse con el mismo sexo. Así, mientras yo desafío cualquier creencia
fundamental errónea sobre este tema, también quiero empatizar con los sentimientos que tiene
cuando se enfrenta con la posibilidad de la soltería para el resto de su vida.
Una mujer a menudo necesita cambiar de posición con respecto a la soledad. Sentirse sola es
sentir el anhelo verdadero de su corazón por una relación. Sentirse sola es reconocer que no es
invencible, sino frágil y necesitada en un mundo imperfecto. Sentirse sola es reconocer su
camaradería con toda la raza humana. Es en esta soledad –a solas con su corazón y con Dios-
como puede centrar y recordar que es una hija especial de Dios. (...)
Tan difícil como creer que el seco y desolado desierto pueda producir variaciones de
flores sin fin, es igualmente difícil imaginar que nuestra soledad esconda una belleza
desconocida. El paso de la soledad a estar sola, sin embargo, es el principio de toda
vida espiritual porque es el paso de los sentidos inquietos al espíritu relajado, de los
deseos hacia el exterior hasta donde alcance la vista a la búsqueda en la profundidad de
nuestro interior, desde el miedo que se aferra al actuar sin miedo. [Henri Nouwen 1975]
Incluso si una mujer madura su relación con Dios, seguirá conectada de manera natural con su
soledad durante nuestras sesiones. Y cuando focalice en sus profundas congojas de soledad,
puede recordar recuerdos pasados y decepciones que ahora hayan sido procesadas, lo que la
llevará a un sentido más pleno, más sano de sí misma y, en última instancia, a una mayor
capacidad de intimidad significativa.
Sentir su soledad y explorar todo lo que ansía su corazón único y especial le permite afinar o
redirigir sus pasos y metas como se refieren a su futuro. Muchas mujeres pueden necesitar
ánimo para seguir algunos de sus sueños más salvajes, tal como trabajar en un campo de
refugiados o considerar la adopción. Son los anhelos y deseos de su corazón los que pueden
dirigirlas a vidas increiblemente satisfactorias y a mayores oportunidades de crecimiento e
intimidad.
- Dejar marchar. Para dar con éxito todos los pasos y procesos anteriores, la mayoría de las
68
(…) Una persona se relaciona con el objeto de la adicción con el objeto de regulación y calma interiores (...).
111
mujeres necesitarán iniciar un tiempo muerto formal de sus relaciones. Este es un periodo de al
menos tres o seis meses durante los cuales ambas mujeres están de acuerdo en no tener
contacto en aras de trabajar hacia la separación emocional. La esperanza última es que durante
ese tiempo separadas, los viejos cimientos de enredo, necesidad y roles confusos puedan
disolverse completamente, permitiendo que se construyan unos nuevos cimientos. El
crecimiento y el cambio individual que se produce en cada mujer cuando viven cada una una
vida separada determinará si es deseable una relación “renovada” adicional, por no hablar de
factible. Es posible que sean necesarias más negociaciones o más tiempos muertos. Para
algunas, la relación tendrá que llegar a su final.
(...)
CRECER Y CAMBIAR
La relación de una mujer puede haber sobrevivido a los vientos de cambio, o puede haber
sufrido una muerte apacible. En cualquier caso, ella necesitará revisitar continuamente muchos de los
procesos o pasos anteriores, guardar su corazón vigilante, y estar segura de que prioriza sus deseos
más profundos y metas en la vida al darles su tiempo, atención y energía. Ella lo vale.
(...)
Vivir con intención –perseguir salud y plenitud- es un camino que dura toda la vida. Por
desgracia, hay poca gente que llegará a apreciar todo lo que han alcanzado estas mujeres. Sus
beneficios se verán en su propia paz mental y ojalá también en la eternidad.
[ CAPÍTULO ONCE ]
HABITACIONES OLVIDADAS
Transferencia y contratransferencia
ESCAPAR DE LO “MALO”
Durante años, estas mujeres han sobrevivido al dolor y a la confusión de sus vidas cortando
con necesidades, ignorando aspectos y relaciones irresueltos de su pasado, y permitiendo el dolor y el
vacío internos. Como resultado de esto, han acumulado un cargamento de material inconsciente.
Además de contar con los mecanismos de defensa comunes de los que hemos tratado en el capítulo 9,
a estos se les añaden tres mecanismos adicionales para gestionar este material, pero ahora están
destruyendo sus oportunidades de autocomprensión y crecimiento: la proyección, la transferencia y la
regresión.
La proyección. Esta implica empujar hacia afuera o proyectar el propio rechazo hacia una misma o
hacia sentimientos, pensamientos, actitudes, características o defensas incómodos sobre la otra
persona. Es más que reprimir o cortar (psicológica o emocionalmente) una emoción, y más que negar
una actitud. La proyección implica a otra persona; permite a una mujer distanciarse de una emoción a
través de un proceso inconsciente de desposesión y reasignación. Una mujer que esté proyectando
inconscientemente se dice a sí misma: “No tengo este sentimiento. No es mío. Es suyo. Le pertenece.”
La proyección indica una falta de límites psicológicos (...) y puede volverse extremadamente dañina
para las relaciones. (...)
La transferencia. Compañera cercana de la proyección, la transferencia implica transmitir dificultades
irresolutas o dinámicas dañinas de relaciones pasadas (incluyendo todas las emociones asociadas,
reacciones y cogniciones distorsionadas) a relaciones presentes. En otras palabras, una mujer puede
leer una situación presente como si esta fuera una situación dolorosa de su pasado que la hirió, o
puede ver a una amiga como si esta fuera la hermana mayor que la rechazó. Las mujeres que confían
en la proyección y la transferencia como medio para protegerse del dolor psíquico o situaciones
amenazantes, es típico que aumenten o incrementen la única cosa que están intentando evitar. Crean
inestabilidad emocional en ellas mismas cuando descubren actitudes o sentimientos sórdidos, o que
les causan miedo en esta mayor cercanía a ellas, y a menudo re-crean las dificultades relacionales que
experimentaron repetidamente en su pasado. Esta es, por supuesto, una de las razones por las que
muchas mujeres con AMS viven de forma habitual en un elevado drama relacional y emocional.
Las proyecciones y las transferencias también pueden implicar material positivo, y a menudo
tienen las características del pensamiento ilusorio o mágico de un niño. Una persona (o situación) se
vuelve increiblemente más grande que la vida y es idealizada o esperada de manera inconsciente para
dar más de lo que cualquier adulto puede dar de manera apropiada a otro adulto. (...)
La regresión. Como medio de experimentar una atracción por el mismo sexo, muchas mujeres
vuelven de hecho a un estadio primario de dependencia (ver capítulo 5). La regresión es una
reincidencia inconsciente, o algo parecido, en los hábitos o la condición emocional o psicológica de
113
un estadio de maduración anterior (...). Esto significa que una mujer no solo mirará de forma
inconsciente a otra mujer para satisfacer sus necesidades (transferencia), sino que también sentirá y
experimentará toda la vulnerabilidad, debilidad y pequeñez subjetivas asociadas a una niñita o
chiquilla que depende de sus padres para su propia supervivencia. Esencialmente está reviviendo o
volviendo a poner en marcha (inconscientemente) sus necesidades de apego primitivo que implica una
completa dependencia. Esto es por lo que las relaciones emocionalmente dependientes pueden ser
mucho más intensas emocionalmente, y las parejas mucho más frágiles psicológicamente que en
relaciones codependientes normativas.
No es sorprendente que muchas de mis clientas a menudo se sientan tan fuera de control y tan
locas, y de este modo quieren algo diferente de sí mismas y de sus vidas. Afortunadamente, estos
patrones pueden cambiar.
Para ayudar a una clienta a identificar una posible proyección o transferencia negativa o
positiva, le digo que mire las situaciones en las que su reacción o respuesta emocional hayan sido
desproporcionadas con respecto a la circunstancia, o en las que se pueda observar un patrón, tal como
la repetición de un argumento o comportamiento. Yo personalmente he acabado por creer que muchos
comportamientos o reacciones emocionales que aparentemente se resisten a un cambio, a menudo
también se basan en una de estas dinámicas inconscientes. Una vez una clienta se dé cuenta de un
posible rechazo o transferencia, entonces podrá empezar a explorar las conexiones con su pasado o
con emociones y pensamientos rechazados. También podrá recuperar una perspectiva objetiva del
presente (…).
(…)
La percepción y los sentimientos de (…) [una clienta] por su amiga y su madre [pudieron ser]
los mismos. Ella esencialmente transfería sus sentimientos primarios de ser ignorada y mal
comprendida a su relación con su amiga. (…) Estaba cegada (…).
114
Para romper esta transferencia, [mi clienta] (…) necesitaba hacer frente, sentir y procesar las
pérdidas y decepciones de ambas en el pasado y en el presente como si pertenecieran a su madre.
También necesitaba resucitar, por así decirlo, e integrar sus anhelos y deseos inocentes de una mamá
tierna, cuidadosa y atenta, o un padre más fuerte o un hermano más bondadoso. Estos anhelos,
incluyendo el deseo de ser conocida como adorable, aunque nefasta, no pueden seguir siendo
desplazados en una relación presente que prometa la ilusión de una completa satisfacción. Cuando
estos anhelos naturales y legítimos, los deseos relacionales y la aflicción asociada están integrados
para lo que realmente son, puede empezar una saludable separación entre el pasado y el presente.
A la larga he aprendido que no es tan importante que mis clientas sean capaces de distinguir
entre una proyección y una transferencia per se, sino más bien que puedan aprender cómo
redireccionar su atención lejos de su drama relacional presente y hacia el material histórico o
subconsciente subyacente que alimenta estos mecanismos de defensa tan profundos. Los procesos que
he encontrado más útiles para ayudar a mis clientas para tratar con su pasado e integrar las pérdidas en
su niñez con su yo adulto incluyen:
Independientemente del estadio de la terapia o del nivel de confianza establecida con mis
clientas, las proyecciones y las transferencias serán un aparte en nuestra relación terapéutica. Una
clienta puede verme y tratarme como su madre “mala”, una amiga que la rechaza o el padre exigente
(...). Para mí es natural tener una reacción o respuesta emocional a las proyecciones inconscientes y a
los comportamientos o actitudes asociados externalizados de mis clientas. Sin embargo, he visto que
mis reacciones emocionales, comúnmente conocidas como contratransferencias69, son a menudo más
fuertes en mi trabajo con mujeres con AMS que con otras mujeres. (...) Una terapeuta que trabaje con
mujeres con AMS debe estar “preparada para resistir las vicisitudes de convertirse en un objeto en sí
mismo para las pacientes (...) y para soportar el peso de las contratransferencias concomitantes” (...) y,
como una madre, “estar preparada para aceptar a veces estados de sentimientos tormentosos” (...) en sí
misma.
Más abajo he hecho una lista con los estados de sentimientos más comunes o
contratransferencias de la terapeuta experimentados al trabajar con mujeres con AMS: Muchas de
estas contratransferencias pueden ser una indicación directa de cómo se está sintiendo una clienta
realmente (una proyección), o una reacción a cómo se defiende típicamente una clienta ante la
cercanía o las emociones difíciles. En otras palabras, puedo estar sintiéndome como muchas otras
personas se sienten típicamente cuando están con mi clienta.
Ansiedad intensa. La ansiedad de una orientadora puede aparecer en forma de sentirse asustada ante la
presencia dominadora de una clienta, o ante circunstancias extremadamente difíciles; el descontento
por las palabras de afecto sexualizadas de una clienta; o el miedo a perder el control en una sesión al
hacer algo mal (y tener que confrontarse con una clienta enfadada) o una pérdida de objetividad.
69
(…) “(…) todos los sentimientos que le afloran a la paciente en su análisis, durante su análisis, son parte de su intento
inconsciente de contar su historia a la analista y, al mismo tiempo, de escondérsela” (...).
115
Un profundo sentimiento de indefensión e inadecuación. Debo admitir, avergonzada, que ha habido
veces en las que, sentada con una clienta, he pensado seriamente para mí: “Esta mujer necesita tanta
ayuda que creo que necesito ayudarla a encontrar una orientadora real”. A menudo siento una
mezcla de pánico e indefensión cuando trabajo con una mujer para la que parece que ya no hay apuro
en su vida. Estoy tentada de buscar soluciones soluciones rápidas a tientas.
Actitud defensiva y de enojo. Cuando una clienta transfiere o proyecta pensamientos o sentimientos
negativos, acusándome de tener ciertas actitudes o creencias, me puedo sentir extremadamente a la
defensiva y enojada. También puedo sentirme descontenta y frustrada cuando una clienta rechaza mis
esfuerzos en mi cuidado de ella o intenta decirme “cómo debo hacer mi trabajo”.
Cauta o invadida. Cuando una clienta tantea mi información personal o busca una cierta reacción
emocional mía, puedo reaccionar volviéndome cautelosa o sintiéndome invadida en mi privacidad.
Miedo a ser engullida o a la extenuación. De vez en cuando lucho contra el sentirme extenuada y
contra el miedo a ser engullida cuando una clienta depende de mí para mantener su compromiso con
la terapia o su voluntad de vivir. Como una madre primeriza abrumada o agotada, puedo querer
dimitir, retirarme de la circulación y desconectarme emocionalmente.
Para ser capaz de usar mi contratransferencia de una manera beneficiosa, es imprescindible que
yo me conozca a mí misma lo suficientemente bien como para distinguir si mi reacción surge de mis
propios temas no resueltos, si mi clienta me los está suscitando, o ambos. A pesar de todo, debo ser
capaz de verme a mí misma, recuperar mi objetividad y separarme de mis sentmientos lo suficiente
como para formular una respuesta que sea del mayor valor terapéutico para mi clienta. Mi objetivo
terapéutico es responder de manera diferente a lo que ella se ha acostumbrado a esperar. Esto será
muy diferente si tengo asuntos no acabados en relación con los tipos de comportamientos o actitudes
que ella esté presentando en ese momento. Es, por lo tanto, importante que yo permanezca
comprometida con mi propio camino de sanación, estando segura de que tengo las herramientas para
permanecer centrada cuando el material inconsciente de mi clienta sale a la superficie durante una
sesión terapéutica.
Por último, quiero apartar su atención de esos aspectos externos y llevarla a una reflexión
interna entre la clienta y su yo más profundo. ¿Qué sentía? ¿A quién le recordaba? ¿Qué quería o
necesitaba? Gradualmente entramos en un proceso que se centra en el aquí y hora, centrándonos en la
cualidad y naturaleza de nuestra relación. ¿Se sentía en conexión? ¿Sentía distancia? ¿Está teniendo
una confianza total conmigo o se está guardando algo? Dependiendo de la fuerza del ego de cada
mujer, puedo revelar mis sentimientos o mi contratransferencia como un medio para ayudarla a
comprender el posible propósito escondido de sus palabras o actitudes. (…) Si ella es capaz, también
puedo dirigirme a ella para acceder a los recuerdos históricos asociados que puedan haber evocado
comportamientos similares o sentimientos subyacentes.
116
Es extremadamente importante afianzar este tipo de conversaciones con una aceptancia total e
incondicional, y una curiosidad y atención genuinas. También es crucial continuar confiando y seguir
los propios estados de ánimo para no perderse en ellos. Si me pongo demasiado analítica, pierdo la
creatividad y la espontaneidad necesarias para entrar con mi clienta en sus estados de ánimo siempre
cambiantes o en sus procesos inconscientes.
Cuando su material inconsciente empuja para mostrarse y que lo conozcan, muchas de mis
clientas, especialmente después de haber establecido confianza y haber sentido mi atención,
experimentan una intensa transferencia positiva de afecto y necesidad. Algunas clientas admitirán
abiertamente sus crecientes sentimientos de amor y afecto; otras no. Una clienta puede declarar que
soy la mejor terapeuta que nunca haya tenido, que la comprendo como ninguna otra o que no sabe
dónde estaría si no me tuviera a mí. Podría traerme regalos especiales, comportarse con coquetería,
tener dificultad para acabar una sesión puntualmente u ofrecerse a ayudarme en lo que yo pudiera
necesitar. Ella puede querer dejar de venir a la consulta para poder hacerse amiga mía u ofrecerme
generosamente sus habilidades y servicios profesionales. Puede pasar rápidamente a través de estos
fuertes sentimientos cálidos o persistir en ellos, profundizando en un sentido de apego y posiblemente
regresando a un estadio primario de dependencia.
Además de sentirse abrumada por una necesidad creciente de verme o de estar conmigo, mi
clienta también podrá sentirse al mismo tiempo violenta, avergonzada o temerosa.
(…)
Algunas clientas pueden comenzar a apartarse o comportarse a la defensiva sin ninguna causa
aparente, protegiéndose contra el miedo a que yo prescinda de ellas o las abandone. Mis clientas
pueden sentirse avergonzadas por no ser capaces de controlar sus sentimientos, avergonzadas por
sentirse necesitadas, y tontas por sentirse como unas niñas. Pueden enfadarse consigo mismas,
lanzarse secretamente a una autodestrucción o sabotear comportamientos.
Comprensiblemente, no puede ser fácil para muchas mujeres hablar directamente de estos
sentimientos de afecto.
(…)
Si una clienta erotiza sus sentimientos de afecto o calidez, puede estar completamente
consternada y conmocionada por que los sentimientos y pensamientos sexuales hayan complicado
nuestra relación. El miedo de que ella misma sea peligrosa y tenga el poder de seducirme, de que yo
tenga sentimientos sexuales hacia ella, de que nuestra relación se pueda volver sexual, de que yo no
tenga sentimientos sexuales hacia ella, o de que sea repugnante y repulsiva y merezca morir la pueden
tener agarrada.
Si noto que una clienta cada vez se siente más a disgusto a medida que continúa creciendo
nuestra relación en acepción y calidez, yo le puedo decir: “A veces tengo clientas que sienten calidez
y se sienten felices cuando están conmigo, pero les asusta sentirse así. ¿Has tenido alguna vez este
tipo de sensaciones?”. Pero no me meto si ella es incapaz de identificar o reconocer este tipo de
sentimientos. Tampoco empujo nunca a una clienta a que articule algo antes de que esté preparada o
sea capaz de manejar las emociones adicionales que puedan venir con una exposición tal.
117
UNA RESPUESTA CORTÉS
Cuando una mujer con AMS entra dentro de una transferencia positiva durante una sesión
terapéutica, incluso si es incapaz de reconocerlo directamente, tengo una de las mayores
oportunidades de proporcionarle una relación correctiva que le puede cambiar la vida y que no es
enredada (no viola sus límites personales), sexual (que viola sus límites físicos) o perfecta (pero lo
suficientemente buena).
Por lo tanto, es esencial que yo proceda como lo haría con cualquier otra proyección o
transferencia: con sensibilidad, fundamento y compasión. Las transferencias positivas de afecto y
apego (con o sin sexualización) son una ventana a algunos de los lugares más vulnerables y preciosos
de los corazones de mis clientas.
No muestro ni sobresalto ni sorpresa. No muestro sorpresa cuando usa palabras o gestos afectivos. Le
agradezco que asuma el riesgo y afirme su decisión de compartir sus sentimientos. Le digo que sus
sentimientos no me hacen sentir incómoda y que no tengo miedo ni de ella ni de sus emociones.
Valido y acepto sus sentimientos. No moralizo ni intento analizar el significado simbólico que se
esconde detrás de sus sentimientos. Inicialmente, quiero sintonizar, empatizar, validar y aceptar sus
sentimientos y su proceso interno (…). Quiero comprender cómo afectan sus sentimientos a su vida
diaria y a su capacidad de seguir relacionándose conmigo. Sé que al final empezará a comprender su
significado si puedo continuar proporcionándole un entorno seguro y que la apoye.
Le aseguro que no la dejaré ni cortaré con nuestra relación. Le digo que sus sentimientos no son ni
una mala señal, ni algo que precise que rompamos nuestra relación profesional. Le ratifico en su
disposición a confiar en el incómodo proceso en el que se encuentra ahora. (…)
Le aseguro que mantendré límites apropiados. Le digo que soy fuerte y que sé quién soy; que no la
abandonaré en el océano de sus emociones, ni la dejaré que se humille ante mí” como refugio. Le
advertiré con amabilidad que en ocasiones puede sentir incluso enfado porque yo no le ofrezco todo el
afecto o franqueza que ella desea. Le recuerdo que mis límites son firmes y sólidos, y que no voy a
cruzar límites físicos. Si ella ha reconocido tener sentimientos sexuales, le aseguro que nuestra
relación no se volverá sexual y que voy a asumir toda la responsabilidad para asegurar que nuestra
relación seguirá siendo saludable y segura. Quiero que sea capaz de relajarse y procesar cualquier
emoción o pensamientos que surjan sin preocuparse de que puedan arruinar nuestra relación.
ORIENTADORA, PROTÉGETE
(…)
(…) [Algunas mujeres tiran de las emociones y del corazón de las terapeutas con
intencionalidad y fuerza]. Están actuando según su arraigado patrón de supervivencia y de satisfacción
de sus necesidades. Era responsabilidad de sus orientadoras permanecer lo suficientemente objetivas
como para protegerlas, por así decirlo, de sí mismas.
No hace falta decir lo dañino que resulta un cambio de roles o, peor, una violación de los
límites físicos, espirituales y emocionales de una clienta en una mujer que se ha arriesgado de una
118
manera vulnerable a buscar apoyo y guía profesional. Por desgracia, la mayoría de las mujeres con
AMS no tendrán ningún sitio al que volver en medio de su confusión e inducción por parte de una
profesional de la salud mental. Si una mujer decidiera volver a empezar después de este fracaso y
continuar creciendo y sanando, le llevará bastantes años poder reestablecer un nivel básico de
confianza en la terapeuta, por no hablar de la confianza verdadera en que pueda procesar alguno de
sus temas más profundos de dependencia. (…) Las típicas señales de alerta de contratransferencias
terapéuticas peligrosas incluyen las siguientes:
Sensación de poder supremo. En la transferencia de una clienta, esta puede haber imbuido a la
terapeuta con la ilusión del poder de una madre, de un padre, de Dios, una amante o incluso de sí
misma. La sensación de este poder ilusorio puede ser tan horrenda como estimulante. Es importante
que la terapeuta recuerde que no es la persona que la clienta les ha hecho ser, y que la terapeuta no
tiene el poder de influir en su cambio. Es solo una herramienta, de hecho una herramienta imperfecta.
Una terapeuta puede aportar apoyo y guía mientras una clienta continúe su propio camino de
crecimiento y cambio.
Anticipación o excitación al ver a una clienta concreta o saborear el sentirse especial o necesitada.
El nivel de afecto y admiración que emana de una mujer dentro de una transferencia positiva se puede
convertir en contaminante para una terapeuta que sea vulnerable o esté necesitada de este tipo de
atención.
Compulsión para dar el número de teléfono de casa, compartir problemas personales con una clienta,
o para incrementar las horas de contacto con la clienta. Muchas clientas se sentirán extremadamente
frustradas si la relación terapéutica no es totalmente mutua en el sentido de compartir informaciones
personales. Por eso la terapeuta debe evaluar todas las revelaciones y discusiones personales para
discernir si sirven el mayor interés de su clienta o de sí misma.
Desear sostener o tranquilizar a la clienta a través del contacto físico. Según la fuerza de su
necesidad sentida de contacto físico, muchas mujeres solicitarán a su terapeuta algún tipo de consuelo
físico, la engatusarán para obtenerlo e incluso lo mendigarán. Muchas terapeutas ceden ante esta
presión, perdiendo así objetividad y control del proceso terapéutico. Ofrecer contacto físico a estas
alturas es confabularse con un modelo inconsciente de desesperada dependencia de otra para consolar
en lugar de desarrollar sus propios recursos interiores de autorregulación y seguridad.
Las terapeutas deben perseguir necesariamente todas las medidas (incluidos consejo y terapia
personal) para asegurarse de que no están, ni consciente ni inconscientemente, sacándole provecho al
cariño de su clienta en aras de su propio placer o ego. Si un o una terapeuta es incapaz de alcanzar una
objetividad y un equilibrio continuos, no es aconsejable que continúe trabajando en el futuro con esa
clienta o esta población en particular. Creo enérgicamente que las orientadoras que tienen necesidades
de dependencia insatisfechas, cuestiones de apego, abuso o trauma sin resolver, o débiles límites o
119
vulnerabilidad debido a la lucha personal con la AMS, deberían buscar terapia continua o consejo
previo antes de comprometerse a trabajar con mujeres con AMS.
Si a una mujer le continúa creciendo su sentido de seguridad y de apego para conmigo, puede
volver a un estado de dependencia semiinfantil similar a la que podría haber tenido en una relación
emocionalmente dependiente (…). Para ayudarla a romper este círculo continuo, tengo que ofrecer
algo curativo mientras ella experimenta estas poderosas fuerzas inconscientes70. Aunque este estadio
regresivo presenta dinámicas terapéuticas únicas y desafiantes, al final esto proporciona una
oportunidad de realizar algunos de los trabajos posibles más profundos e importantes71.
Cuando una clienta entra en un estado regresivo de dependencia indefensa, puede volverse
extremadamente combatidora. No será capaz de parar o controlar su honda vulnerabilidad o su
profunda necesidad de querer estar conmigo o conectada a mí. Sus anhelos y emociones desafiará
cualquier defensa, miedo y su patrón de desdeño, aislamiento y autoprotección anteriores que haya
tenido durante toda su vida. Sabe que si yo violara una barrera, ella sería incapaz de resistirse. Mis
barreras emocionales, psicológicas y físicas deben estar firmemente asentadas para salvaguardar su
seguridad. Es durante este estadio cuando podría existir una gran disparidad en nuestros roles. No es el
momento de desarrollar reciprocidad o fomentar la formación de empatía; yo debo asumir
agresivamente el rol como progenitor protector y cuidadoso.
(…)
Este nuevo sentido de apego y dependencia puede ser el preludio de un terror primario
aplastante. Mi clienta va a temer que yo la deje o que pueda perderme a causa de mi fallecimiento, un
traslado o una tragedia en mi vida. Ella también puede temer mi rechazo, mi falta de disponibilidad o
mi retraimiento emocional. Me he convertido en un bote salvavidas que la mantiene a flote. Su vida
depende de mí. Esto no es volver atrás.
En esta profunda ansiedad por una posible separación, mi clienta puede empezar a
desesperarse de la vida misma. Piensa: Si me deja mi orientadora, me muero. La premisa subyacente
es verdad: cuando una niña o una chica es separada de quienes la cuidan, al final morirá. Pero mi
clienta no es una niña, aunque es posible que una parte infantil de ella no haya sido capaz de pasar
más allá de un sentido primario de abandono y de terror72.
Durante esta fase, una mujer no será capaz de hacer ni una interpretación profunda ni un
trabajo analítico, sino que se centrará en su supervivencia diaria. Ya será mucho si simplemente acude
70
(…) Cuando una terapeuta permite una expresión libre de “sentimientos de dependencia” por parte de sus pacientes, a
menudo se ha formado un intenso y ansioso apego con la terapeuta. Pero este fenónemo permite a la “paciente que
recupere la vida emocional que perdió durante la infancia y con ella recuperar un sentido del ‘yo real’. Terapéuticamente
los resultados han sido buenos”.
71
Un estadio de regresión también puede tener lugar con otra mujer, tal como la mentora, mientras una clienta está en
terapia conmigo. Incluso aunque este fuerte sentimiento de apego no esté focalizado en mí, yo seguiré queriendo
reafirmarla en mi continua presencia y compromiso.
72
Siegel (…) anota que “aunque no se puede enfatizar lo suficiente que ningún adulto puede recuperar experiencias
infantiles anteriores en su totalidad, sin embargo las emanaciones de este pasado distante las hace sentir una y otra vez” en
sus clientas con AMS (…). También subraya lo importante que es acoger “fenómenos previos infantiles, posiblemente
presimbólicos, en un proceso terapéutico” (…) con mujeres con AMS.
120
a mi consulta o se levanta cada mañana de la cama. Puede hacerme persistentemente preguntas sobre
mi nivel de compromiso y mis reacciones personales a su estado de desesperación. Nosotras nos
moveremos principalmente en el aquí y ahora, centrándonos en nuestra relación y en su habilidad de
confiar o regular sus sentimientos en el momento. Trabajaremos en la construcción de nuevas
habilidades para afrontar las situaciones, identificar pensamientos autodestructivos y descubrir
detonantes o señales de un ataque de pánico naciente, por ejemplo. Quinodoz (1989) advierte de que
el proceso terapéutico en este punto “exige una precaución y paciencia infinitas, pero la baja tasa de
progreso debe ser vista a la luz de la intensidad de las ansiedades con las que deben confrontarse estas
pacientes” (p.62).
(…) Muchas clientas empezarán a cuestionarse la eficacia de continuar con este proceso.
“Tienen miedo de que, al revivir estas ansiedades anteriores en la transferencia, tengan todo que
perder y nada que ganar” (…) Se preguntarán a sí mismas si vale la pena si, al final (cuando se haya
acabado la relación profesional), volverán a estar solas. Por ello, se debe hacer un seguimiento a la
posible depresión creciente de una clienta o su impulso de dejar la terapia. No es inusual que mis
clientas también busquen el apoyo de un profesional médico, si es que todavía no lo han hecho.
Llegados a este punto, debo ser incluso más sensible si busco sintonizar con los lugares
primarios más frágiles e inocentes de necesidad y anhelo en el corazón de mis clientas (…). Mientras
una mujer se consuma con una palpable ansiedad por la separación, no se relajará lo suficiente como
para tomar el alimento y el consuelo con los que se le está proveyendo en la sesión terapéutica. (…)
Es común sentir, como terapeuta o asistente, la decepción de ofrecer la “leche” más maravillosa, rica y
pura solo para darse cuenta de que la clienta es incapaz de retenerla. Con cada alimento emocional, su
diminuto estómago se contrae cuando una nueva ola de terror y miedo atraviesa su cuerpo. Uno de los
aspectos más curativos de nuestro trabajo será mi capacidad de mantenerme paciente. Quiero que
experimente un amor y un apoyo inquebrantables incluso cuando vomita o recurre a sus actitudes y
comportamientos defensivos de toda su vida.
73
“La previsibilidad de tres o cuatro sesiones por semana era una estructura externa que les permitía controlarse y
consolarse a sí mismas. Todavía tienen que asegurarse de la analista estaba concretamente (…) presente entre las sesiones.
Por ello, las llamadas telefónicas se convirtieron en un arreglo que ayudaba [a estabilizar y sostener a la mujer en proceso]
y podría ser analizado posteriormente” (…).
121
Como el dolor interior y los umbrales de ansiedad de una mujer pueden llegar a su límite
durante esta fase, regularmente yo:
Yo no veo la regresión de una mujer como una oportunidad de repararse a sí misma per se. Yo
nunca seré capaz de satisfacer todas sus necesidades insatisfechas. A través de este estado precario,
continúo respetando y fortaleciendo su yo adulto, apelando a ella para observar, poseer y alcanzar la
satisfacción de sus propias necesidades. Esto significa que yo la ayudo a reconocer e integrar las
partes infantiles de su yo que puedan estar afectando sus estados de retroceso o dependientes.
Para poder mejorar aún más el sentido positivo del yo de una clienta y su personalidad
integrada, varios terapeutas -incluida yo misma- hemos encontrado que el trabajo con el niño interior
es extremadamente poderoso y beneficioso para las mujeres con AMS. El niño interior es un
constructo psicológico práctico que ha sido usado de manera efectiva y pedagógica para ayudar a la
gente a superar los efectos de una infancia conflictiva, tal como a una a la que le hubiera faltado
cuidados.74 Una mujer que viva desconectada de esta parte inocente y vital de sí misma, como lo
hacen muchas mujeres con AMS, a menudo encontrará su identidad y su expresión en un yo falso o
herido (…). Para que ocurra un crecimiento y una recuperación, una mujer necesitará ser reintroducida
en su verdadero yo nuclear y en todos sus anhelos naturales, en sus experiencias, heridas y
necesidades. Ayudar a una mujer a conectar con la voz de su niño interior le permite conectar con
sentimientos y necesidades inconscientes que pueden haber alimentado sus continuas proyecciones y
transferencias.
Cuando empiezo a introducir a una clienta en el concepto de su pequeñita dentro de sí, podría
pedirle que haga uno o más de los siguientes ejercicios:
- Que traiga fotografías de sí misma de cuando era una niñita o una chiquilla. Cuando
repasamos cada foto, le haré pregunas como: “¿Qué sentía [la chiquilla] cuando le tomaron
esta foto? ¿Qué le hacía feliz? ¿Qué le ponía triste?” Podría empezar refiriéndome a la
chiquilla usando uno de los apodos de su niñez.
- Que haga un dibujo de su niñita y su familia cuando crecía.
- Que dibuje el corazón de su niñita.
- Que dibuje a su chiquilla y la casa interior en la que vive ahora.
74
(…) “El niño interior” [es] nuestro yo verdadero o real, la “parte de cada uno de nosotros que está en última instancia
viva, es enérgica, creativa y plena”. (…)
123
Estos ejercicios inicialmente pueden despertar recelo o una reacción defensiva en mis clientas,
especialmente si se han desidentifiado de su género o han practicado un autorrechazo activo de todo lo
que es tierno o vulnerable en ellas. [También puede rechazar el hecho de tener una niña interior] (…)
Estas objeciones deben ser tratadas con sensibilidad. A algunas clientas les puede llevar varios meses
abrirse a este tipo de trabajo.
Si una clienta muestra una fuerte resistencia a la idea de su propia niña pequeña, le podría
pedir que piense en una niña que conozca (una prima o una vecina) y que me explique sobre ella. Nos
concentraremos en las características de la chica como una persona pequeña, tal como la necesidad de
ayuda, de amor, de ánimo y de protección. Le preguntaré a mi clienta cómo se siente al pensar en esta
chiquilla necesitada o dependiente del cuidado de otra persona. Es típico que mi clienta responda con
compasión y calidez. Yo voy a apelar a los afectos de mi clienta por esta chica al decirle que así es
como yo me siento con respecto a ella y su niña interior. Enfatizo lo importante que es su niña
pequeña para su proceso continuo de sanación. Su niña pequeña sigue teniendo muchos pensamientos,
recuerdos y sentimientos que ella experimentó cuando era joven.
Cuando una clienta está lista, le puedo asignar ejercicios extra, tales como:
- Hacer una tabla con las características de una chiquilla (…) y las de una mujer adulta (…).
Esto ayudará a una mujer a comenzar a identificar cuándo está retrocediendo a un estadio de
niña pequeña o sintiendo los sentimientos de una niña pequeña.
- Jugar a un juego, un color, o leer una historia infantil durante o fuera de las sesiones.
- Mirar en casa una película para niñas pequeñas.
- Comprar una muñeca o un osito de peluche que represente a su niña pequeña. Cuando una
clienta siente miedo o se siente sola, la animaré a que siente o meza su muñeca u osito de
peluche, mientras dice palabras reconfortantes para aplacar su ansiedad.
- Escuchar nanas o música clásica o espiritual que sean profundamente maternales.
Cuando continuamos, comenzaré a hablar sobre su niña pequeña en una sesión, usando
siempre una voz suave, tierna y maternal. Podría decir: “Me pregunto qué es lo que necesita tu niña
pequeñita justo en este momento. Quiero estar segura de comprenderla. ¿Me puedes decir qué es lo
que necesita?”
Entonces, cuando mi clienta esté lista, hablo directamente a su niñita (el pequeño y frágil
estado de su yo), posiblemente usando su apodo. (…) [Le pido permiso para hablar a su niñita
directamente. Si me lo concede,] le ayudo a relajarse en este proceso indicándole que cierre los ojos y
aspire profundamente un par de veces mientras se imagina a sí misma a la edad de cuatro o cinco
años. Utilizo un tono auténtico y apropiadamente vigoroso para un niño. (…)
Cuando una mujer habla, puede cambiar notoriamente su postura corporal o el tono de su voz
de manera que mire o suene infantil. Muchas mujeres quieren, ahora, dejar fluir experiencias de la
infancia de manera natural y fácil, o acceder a emociones profundas. De todas maneras, no me
sorprende que una vez una clienta haya comenzado a visualizar a su niñita, reacciona defensivamente
ante esto, expresando una vez más disgusto o desprecio. (…)
Siguiendo con este proceso, puedo pedirle que le escriba una carta a su niña pequeña desde su
yo adulto. Esto lo hará usando la mano con la que escribe normalmente. Entonces le pediré que
escriba una carta desde su niña pequeña a su yo adulto, y que lo haga con la mano con la que no
escribe normalmente. Cuando una mujer ya es diestra en estos procesos, por fin puedo presentarle un
124
ejercicio de la silla vacía que involucre a su adulta y a la niña. Se le da la posibilidad de comunicarse
directamente con la niña o, desde la niña pequeña, hablar directamente con su yo adulto.
En última instancia quiero culivar una alianza consciente, amorosa y respetuosa entre el yo
adulto de la mujer y el yo frágil de su niñita. Es importante que ninguna de las “partes” se quede
aislada de la otra. Cuando las partes están fragmentadas o rechazadas, como en su yo de niña, a
menudo se convierten en una falsa persona desequilibrada o permanecen inconscientemente reactivas
o controladoras. Para un crecimiento y una madurez, la mujer adulta debe reconocer, aceptar,
comprender y si acaso mostrar amabilidad y consideración hacia su niña pequeña. (…)
Una vez que una mujer haya comenzado a aceptar la presencia de su valiosa y digna niñita, le
animo a que diariamente:
He observado que las mujeres que no han hecho este trabajo especial de integración –entrando
en la vida interior de su niña pequeña y abrazándola-, a menudo continúan luchando con una
necesidad desesperada de ser vistas por otras mujeres como especiales. Muchas admiten que pueden
reconocer a la pequeña y hermosa niña interior en otra mujer, pero no en sí mismas. Cuando una
mujer coloca su amor en otra mujer, ella misma se queda fragmentada, víctima de los miedos,
ansiedades y profundas necesidades de su pequeña. Cooperar con su propio trabajo con su niña
interior y tener el valor de ver su propia particularidad requerirá la mayor humildad y vulnerabilidad
por su parte, pero la incomodidad y el tiempo empleado habrán valido mucho la pena.
(…)
TÉCNICAS DE REPROCESAMIENTO
Espero que ya esté claro que la AMS femenina es mucho más que un fenómeno basado en un
trauma. El trabajo con el trauma, por lo tanto, es solo una pieza del plan de tratamiento global. El
trabajo de recuerdo o de reprocesamiento debe ofrecerse en el contexto de los aspectos vivencial e
integrador de una terapia interpersonal a largo plazo.
Muchas mujeres con AMS no están preparadas para tocar sus experiencias abusivas o
traumáticas hasta pasados unos años de estar en un proceso terapéutico.75 (…)
(…) [Algunas clientas no se sienten a gusto cuando, en lugar de seguir un papel que les parece
más libre y empático, tienen que seguir un protocolo terapéutico que perciben como más técnico]. En
este punto, al sentirse un poco insegura con respecto a los beneficios de [por ejemplo] el EMDR
[desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares], a menudo he optado por renunciar al
uso de técnicas de reprocesamiento por el proceso continuo de psicoterapia –que es más lento-, o he
enviado a mi clienta a una terapeuta exterior especializada y experimentada en el trabajo del trauma.
75
Para las mujeres asociadas con el perfil 3 (véase el cap. 8), el tema del trauma a menudo puede ser introducido durante
el primer año de terapia, pero no siempre. Para el resto de perfiles, puede llevar 3 o 4 años o más para siquiera comenzar a
hablar sobre los recuerdos de abuso.
125
De todas maneras, ahora que tengo más experiencia, encuentro que puedo mantener una alianza
empática mientras dirijo a mi clienta a través de una experiencioa de reprocesamiento. El EMDR ha
sido extremadamente poderoso para ayudar a las clientas que tenían ansiedad y miedos esenciales, y
para relarse, así como para alterar creencias esenciales negativas cuando los recuerdos son
reprocesados.
Sin embargo, todavía evalúo a fondo la buena disposición de la clienta antes de proceder con
cualquiera de estas técnicas, especialmente con mujeres que encajan en los perfiles 1 y 2 (véase cap.
8). Si mi clienta ha establecido un nivel sólido de confianza en mí, puede estar dispuesta a
simplemente intentar lo que yo le proponga; sin embargo, puede seguir teniendo defensas
inconscientes que la prevengan de una participación significativa en el proceso. Muchas mujeres con
AMS tienen dificultades para imaginar o visualizar, o pueden experimentar reacciones adversas,
cogerle miedo a esta técnica o sentirse abrumadas. (…)
Nunca intento acelerar el proceso de duelo de una mujer. Ella es capaz de moverse a través de
todos los estadios del duelo, entrando y saliendo de la ira, la negociación, la depresión y la tristeza una
y otra vez. Los momentos en los que yo simplemente me siento con ella y le permito empáticamente
que esté en esos lugares importantes a menudo son memorizados como una base sagrada para ambas.
El dolor de una mujer producirá heridas que son un testimonio y un memorial de su pasado. Estas
76
(…) “El trabajo de la terapeuta (…) es administrar el proceso cuidadosamente de manera que la clienta pueda funcionar
apropiadamente en cada nivel de adaptación, y respetar la incapacidad o falta de voluntad de la clienta para ir más allá”
(…).
77
A muchas mujeres les ha ayudado el libro de Viktor Frankl El hombre en busca de sentido, una preciosa obra de la
literatura que proclama la naturaleza y los beneficios del sufrimiento redentor.
78
(…) El desapego defensivo o el anhelo reprimido de apego es una evitación del proceso normal de luto activado por una
separación o una ruptura en el apego entre progenitor e hijo, (…)
126
heridas se convierten en una parte de su individualidad y de lugares desde los que, dado el caso,
ayudará y apoyará a otras.
[ CAPÍTULO DOCE ]
ENCONTRAR EL INTERIOR FEMENINO
(…)
127
(…) [Una mujer que se identificaba a sí misma como lesbiana] admitía que había estado
buscando partes escondidas de sí misma. Se daba cuenta de que había “sumergido ansiosamente” la
esencia femenina o subyacente de sí misma.
(…) El marcado contraste relacional entre su madre y su padre la llevó a querer de manera
desesperada atención por parte de las mujeres y distancia de los hombres. (…) Aunque asociaba su
feminidad con peligro, quería estar cerca de la feminidad, pero “tenía miedo de habitarla” (…).
(…)
(…) Se preguntaba cómo hubiera sido su relación con su propia feminidad si su padre no
hubiera “llenado ese territorio con minas antipersona y si su madre hubiera sido capaz de encontrar mi
mirada y de ofrecerse a sí misma como el espejo de feminidad que yo seguía buscando” (…) Dice que
ahora está más relajada y en paz consigo misma como mujer e incluso ha suavizado lentamente su
vestuario, permitiendo mostrar su figura femenina. (…) [Se siente bien de ser la mujer única y
distintiva que solo puede llegar a ser ella misma].
80
(…) “Una mujer cuyo cuerpo le pertenece, que es quien ha integrado con éxito su órgano sexual y su yo sexual en su
representación total de su yo interno es capaz de encontrar a un posible compañero sentimental sin tenerle resentimiento ni
competir con su condición de varón. Para esta mujeres con las que traté esto fue al principio una tarea insalvable porque
tenían que adquirir una imagen corporal y un sentido de sí más completos”.
129
de una lucha de transexualismo, sino una indicación de la alienación de su yo interno femenino.
Llegan a creer que deberían haber sido chicos porque lo habrían hecho mejor como chicos. De hecho,
a menudo hicieron promesas de convertirse en el mejor chico [varón] posible. A resultas de ello, más
tarde en su vida se dieron cuenta de que ya no se sentían como una mujer y ya no tenían ni idea de
cómo ser mujer.
Siguen siendo mujeres cromosomáticamente. Y no importa lo duramente que intenten
distanciarse de este hecho genético, solo lo pueden hacer a un gran coste de su personalidad, tanto
emocional como psicológicamente. (…) Estar en conflicto con tal parte significativa es mantener un
ataque continuo y desintegrante a la totalidad de su existencia.
(…)
Creo que la represión violenta de una mujer o el rechazo banalizante de su feminidad (la cual
es vista a menudo en su reticencia a ir al ginecólogo) contribuye en gran medida a crear un vacío en su
esencia. En lo profundo de su alma femenina, alberga una tumba, por así decirlo, impregnada de un
espíritu de muerte y oscuridad. Para que una mujer camine por una relación sana consigo misma y con
otras, este odio a sí misma profundamente asentado debe ser expuesto, y sus intentos suicidas de
autoaniquilación deben ser detenidos. Pero como uno se podría imaginar, alterar estos patrones de
toda una vida de represión y rechazo, y reestructurar sus cogniciones negativas requiere una tremenda
cantidad de energía y entrega por parte de la mujer.
130
apertura, han demostrado ser útiles tanto para las mujeres como para los hombres con los que he
trabajado.
1. El sexo biológico. La feminidad o el sexo biológico de una mujer está determinado
genéticamente y normalmente significado por los genitales femeninos y asociado a estructuras
cerebrales, hormonales y psicológicas únicas81.
2. El género. El género es un aspecto intrínseco y permanente de la esencia e identidad interior
de la mujer como ser humano, está ligado directamente a su sexo biológico, y puede
manifestarse en características psicológicas o de comportamiento tipificado sexualmente (…).
En otras palabras, una mujer es más que un cuerpo con genitales y cerebro femeninos; es un
ser humano femenino, un ser humano cualitativamente diferente a un ser humano varón. No
creo que seamos (…) solo un producto de nuestra socialización y educación. Mientras nuestro
sentido afectivo de nosotros como varón o mujer está ampliamente influenciado por nuestras
experiencias sociales, creencias valores sociales, etc., permanecen unos fundamentos innatos
de una definición sólida de género que está inextricablemente relacionada con el sexo
biológico de una persona. En otras palabras, hay un patrón inherente al que puede volver una
mujer si ha rechazado de una manera activa su verdadera esencia como ser humano
femenino.y ahora quiere buscarla y volver a asociarse con ella.
La significancia de esta máxima reside en la discusión resultado de los roles sociales de
género. Los roles sociales de género son las reglas, normas, expectativas y limitaciones que se
encuentran tanto en un hombre como en una mujer y que afloran de sistemas políticos,
sociales, culturales y religiosos. Estos roles han dejado a muchas de mis clientas insatisfechas
o confundidas con respecto a su estatus de mujer. Me he dado cuenta de que en muchos
ámbitos sociales (…) se pone más énfasis en lo que un hombre y una mujer puede o no pueden
hacer, más que en quiénes somos como seres humanos de géneros diferentes.
Además, lo que hago como mujer con una identidad de género intacta no disminuirá ni
afectará directamente mi feminidad inherente. El género es constante. Por ejemplo, yo podría,
si quisiera, trabajar de leñadora. Puedo ser una buena leñadora o no serlo, pero sin embargo
ciertamente me acercaré a mi trabajo, me relacionaré con mis colegas y procesaré mi vida
como mujer. Llevar un mono de trabajo y golpear con un hacha no me hará más hombre o más
mujer. Basándome en la realidad biológica de que cada célula de mi cuerpo está sellada con un
par de cromosomas XX, asumo que todo lo que tiene que ver con mi ser es total y
completamente femenino, independientemente de mis títulos, roles o ropa.
Estos puntos son especialmene importantes para las mujeres con AMS que actualmente están
ejerciendo carreras dominadas por los hombres o que visten normalmente ropa masculina y
llevan cortes de pelo masculinos. Una mujer no tiene que cambiar de trabajo o apariencia para
dar el primer paso para comprender su feminidad. Puede descubrir e incluso abrazar su
identidad femenina mientras continúa trabajando en el campo de su elección y sigue vistiendo
de una manera que le resulta cómoda. Sin embargo, si sufre acoso sexual regularmente o abuso
discriminatorio en su puesto de trabajo, o si cree que su trabajo o apariencia ya no van con sus
cambios internos y su yo femenino integrado, entonces podrían aconsejarse transiciones por
méritos propios.
3. Identificación de género. La identificación de género es un proceso a través del que una mujer
81
El sexo biológico incluye cromosomas, gónadas, hormonas uterinas, feminización o virilización en la pubertad,
estructuras reproductivas internas y genitales externos.
131
descubre, define, abraza e integra su feminidad y su esencia femenina interna en su sentido
más amplio de sí y de su identidad. Este proceso a menudo se interrumpe o se confunde en
muchas mujeres con AMS, resultando en inseguridad de identidad de género, confusión o lo
que comúnmente se diagnostica como disforia de género82. Mientras que el género se fija en
una base biológica, la identificación de género es un proceso fluido, y puede ser reabierto en
cualquier momento de la vida de una persona. Una mujer puede resolver inseguridades y
confusiones profundas relacionadas con su género.
4. Armonía y flexibilidad. Los mayores niveles de salud psicológica y emocional se experimentan
cuando el sentido de sí o la identificación de género de una mujer armoniza con su sexo
biológico y genético y es todavía lo suficientemente flexible como para acomodar sus
diversidades individuales de expresión, comportamiento y donación natural.
5. La portadora de la imagen de Dios. (…)
En cuanto a la creación, la humanidad se diferencia en seres humanos con género, y ambos,
varones y mujeres, están hechos a imagen de Dios. (…) La misma experiencia de ambos
(hombre y mujer) es absolutamente esencial para retratar la imagen o el carácter completo de
Dios.
(…)
6. Igualdad en Dios. Los hombres y las mujeres son iguales en valor, dignidad, responsabilidad e
intención en el amplio contexto del mundo y del cosmos. (…)
7. Buenos a propósito. Tanto el ser hombre como el ser mujer son igualmente buenos. (…)
8. Diferenciación única. Los conceptos de masculino y femenino se comprenden mejor como una
única diferenciación y especiales luchas e inclinaciones que armonizan, equilibran y mejora al
otro (…).
La afirmación de que las mujeres son lo mismo que los hombres no hace nada por la
promoción de un sentido de valor y significancia para las mujeres, especialmente para mujeres
que no saben qué significa ser mujer. Típicamente, en esta afirmación se halla la presuposición
de que los hombres (o lo masculino) son la norma o medida última del valor y de la
importancia. Un foco exclusivo en lo que tienen en común los hombres y las mujeres
desatiende el valor particular y necesario de los matices, especialidades y luchas de los dos
géneros diferentes.
(…) “La mujer es todo lo que es el hombre, excepto el hombre, y el hombre es todo lo que es
la mujer, excepto la mujer”.
9. Definiciones. (…)
Nuestra cultura, nuestras familias, comunidades de fe o incluso la psicología popular han
utilizado términos como débil, manipuladora, demasiado emocional o segundona para
describir lo que significa ser mujer. Para describir lo que significa ser hombre se han utilizado
palabras como transgresor, desapegado o dominante. Estas palabras son inapropiadas e
injustas. (…) Quizá las mujeres confundidas en su verdadera identidad femenina y que por
consiguiente viven fuera de su naturaleza caída actúan, por ejemplo, controlando o
manipulando. Quizá los hombres confundidos con su verdadera identidad masculina y que por
82
Con disforia de género se refiere al descontento con el sexo biológico propio, el deseo de poseer el cuerpo del otro sexo
o el deseo de ser considerado como un miembro del sexo opuesto. Se han diagnosticado casos extremos, como el
transexualismo o Desorden de Identidad de Género. (…)
132
consiguiente viven fuera de su naturaleza caída se comportan de forma fría y arrogante. Pero
estos comportamientos son una distorsión de quiénes fuimos realmente hechos (…).
10. Generalizaciones. Algunas palabras o símbolos que se emplean para definir las características
de la masculinidad o la feminidad deberían ser consideradas generalizaciones y, en
consecuencia, no ser usadas para formar expectativas o roles rígidos para ninguno de los dos
géneros.
(…)
[La mujer con AMS] necesita interiorizar un sentido de su identidad femenina e integrarlo con
los atributos no conformes a su género para así vivir fuera de su verdadero y único yo
femenino.
11. Luchas femeninas. El núcleo de lo verdaderamente femenino no es ni la debilidad ni la
subordinación, sino el poder de ser y el valor de afrontar el caos y las complejidades del
mundo interior de las relaciones humanas con la fuerza de nacer, nutrir y mantener la vida.
La verdadera feminidad no se mide en peinados, faldas cortas y maquillaje, sino por un sentido
integrado y consolidado de sí misma y por la capacidad de acoger psicológica y
emocionalmente la presencia de otra persona sin una pérdida de sí o un consumo dependiente
de la otra persona. Las mujeres con AMS normalmente muestran una identidad externa y una
postura en la vida masculinizadas, oponiendo fuerza física y resistencia en el mundo exterior,
mientras experimenta un vacío interior y una desesperación en el mundo interior relacional.
Por desgracia, su resistencia disfraza su necesidad interior. Y su necesidad interior, tan a
menudo expresada en términos de dependencia, habla a la profundidad de su confusión de
género o su ruptura. No viven fuera de las resistencias internas fortificadas en la verdadera
feminidad. En sus relaciones con el mismo sexo, simplemente han intentado conectar con la
mujer que siempre han sido y convertirse en ella.
12. Restauración. Para una mujer que haya tenido un corte con su feminidad es posible
restaurarlo sanando y reinegrando su alma femenina.
Incluso, restaurar la identidad femenina de una mujer ayudará a completar la construcción de
su hogar interior. Relacionar el bien y la fuerza de su alma femenina también transformará sus
relaciones, aportando una mayor estabilización y variedad.
133
imagen masculinizada o adrógina. Estas imágenes iniciales empezarán a cambiar cuando vaya
descubriendo aspectos del ser mujer o de la feminidad que puedan realmente aceptar y abrazar
en su interior.
- Identifica y cambia sus creencias esenciales internas sobre la feminidad/las mujeres en
general. Esto puede incluir ideas como: Las mujeres son débiles e impotentes, y Las mujeres
no son más que un deshecho de usar y tirar para los hombres. Muchas de mis clientas también
creen que una mujer no puede ser sólida por sí misma, que todas las mujeres son superfciales,
y que cada una experimentará la vida de la mano de la felicidad y notoriedad concedida a los
hombres. Las creencias esenciales de una mujer sobre los hombres están, naturalmente,
entrelazadas con su comprensión de mujeres. Resulta interesante observar cómo las
definiciones distorsionadas de las mujeres sobre el hombre o la mujer parece complementar o
realzar al otro, tal como Los hombres no pueden sobrevivir sin una mujer, y Las mujeres lo
harían todo por conservar a un hombre a su lado.
- Identifica momentos definitorios a lo largo de su niñez que la llevaron a que no le gustara o
que rechazara su género. Como no tenemos un género neutro, la mayoría de los recuerdos
dolorosos los vamos a ver a través de las lentes de nuestro género. Una mujer puede haber
pensado inconscientemente: Cuando abusaron de mí sexualmente, lo hicieron porque era una
chica [y no un chico].
Reprocesa estos recuerdos definitorios, las cogniciones negativas y estados interiores afectivos
estancados.
- Acepta que ella tiene un cuerpo, acepta que tiene un cuerpo femenino y acepta todos los
aspectos y ciclos hormonales relacionados con un cuerpo femenino. (…)
(…) Muchas mujeres con AMS no están apegadas o conectadas sanamente con su cuerpo
físico, por no hablar ya de las partes femeninas de su cuerpo. A menudo se sienten unas
extrañas en su propia piel. (…)
Muchas mujeres no son capaces de discernir si tienen hambre, sed, están cansadas o estresadas,
o incluso si necesitan ir al baño. Algunas mujeres, cuando se les pide que escudriñen en su
cuerpo un sentimiento o sensación visceral, no identificarán sensación alguna. No solamente
están aisladas de sus emociones, sino que también de sus cuerpos. Necesitarán ayuda para
desarrollar un patrón de escucha de su cuerpo y para integrarlo. Una vez una mujer pueda
conectar, podría querer hacer listas de sensaciones corporales a lo largo del día, de modo
similar a como podría anotar sus estados emocionales.
El contacto físico (…) que le den mentores, amigas o profesionales del masaje terapéutico, es
otro poderoso medio para capacitar a una mujer a aceptar y conectar con su cuerpo. (…) “El
simple acto de aceptar a alguien por lo que es en su cuerpo y cuidar de ella físicamente a través
del contacto y masaje puede hacer milagros en la autoaceptancia de una persona”. (…) A
menudo, hasta que una mujer no sea capaz de aceptar y conectar con su cuerpo, no podrá
trabajar posibles temas de imagen de su cuerpo o reestructurar su dieta y en conjunto el
cuidado de su yo corporal.
Cuando una mujer entra finalmente en el autoconocimiento de que le pertenece un cuerpo, es
más apta para reconocer el hecho de que el suyo es un cuerpo femenino. Yo podría sugerir que,
en la privacidad de su casa, se coloque delante de un espejo de cuerpo entero y mire cualquier
indicio o indicación de que es femenina. Me dará parte de los resultados. En un tiempo
posterior, sugiero que repita el ejercicio con el paso añadido de quitarse alguna prenda de ropa
134
y continuar observando e identificando todo lo que es femenino, incluidas las curvas,
protuberancias y partes del cuerpo. Puedo indicarle que describa su cuerpo como le vaya
saliendo: si por ejemplo, se da cuenta de que incluso posee pechos, podría decir: “Sí, tengo
pechos”. Este segundo estadio la ayuda a procesar cualquier reacción o emociones negativas
sobre sus observaciones y entonces la ayuda en sus esfuerzos para alcanzar al final un lugar de
aceptancia, un punto desde el que pueda decir: “Sí, acepto que tengo pechos”. En el paso final,
el cual no vendrá rápidamente, se le entrena para decir: “Estoy agradecida y contenta de tener
pechos.” Este último paso depende de una integración genuina del valor y la bendición
inherentes de su cuerpo femenino.
(…)
- Comparte la historia de su pubertad. Pregúntale: (…) “¿Tu madre te habló del periodo, los
pechos o de las cosas de la vida?” He tenido clientas que me han dicho que cuando eran
adolescentes la llegada de la menstruación les sorprendió con la guardia bajada. Muchas
creyeron seriamente que se morían. Algunas, a causa de una grave desconfianza hacia sus
madres, sospechaban que sus madres estaban intentando envenenarlas. Este momento de sus
vidas a menudo está gravemente traumatizado y contendrá un voluminoso material que
necesitará ser discutido y procesado.
El tema de la pubertad es, sin embargo, un tema excelente para sacarlo en una sesión en grupo.
Ya que muchas de estas mujeres no tuvieron grupos de personas del mismo sexo o incluso
amigas íntimas en la adolescencia temprana, estuvieron privadas de la típica camaradería
femenina de discusión de los ciclos femeninos, los cuales son al mismo tiempo fascinantes,
frustrantes y espantosos. Como mujeres se dan cuenta de que hay otras como ellas, a menudo
la vergüenza y el dolor de su pasado traumático se disuelve entre risas y la complementaria
confesión y al explicarse sus historias. Esencialmente, la puerta a un precioso pero hasta ahora
silencioso internamente espacio oscuro se abre de par en par a la luz de la aceptancia por parte
de las demás.
- Distigue entre similaridades inherentes y modeladas (aprendidas) con su padre, su hermano u
otras figuras masculinas significativas. Si una mujer se ha identificado con modelos de rol
msculinos, muchos de sus comportamientos, actitudes e incluso las elecciones en su carrera
pueden haber aflorado miméticamente en lugar de como reflejo de su verdadero yo o dones.
Una mujer necesitará clasificar lo que es verdad para ella (como una querencia por el
atletismo, por ejemplo) y lo que ha sido asumido o desarrollado (tal como un estilo de ropa o
apariencia masculinizadas) como una manera de encajar con los chicos o ser aceptada por su
padre. Una mujer puede necesitar desafiar su creencia de que es solo como su padre y al final
encontrar aceptables los modelos de rol femeninos.
Una mujer también puede necesitar trabajar a través de un proceso de desidentificación o
separación de su padre similar al que un chico tiene que hacer con su madre antes de entrar en
el mundo de los hombres o de identificarse con su padre. Ella tiene que establecer su
autonomía y diferenciación en términos de ser femenina e hija, más que “el chiquillo de papá”
o “el mejor amigo de papá”.
- Rompe promesas y desafía fantasías subyacentes sobre ser hombre. La profunda convicción
asentada de que podría haber sido un chico no se desmantelará fácilmente, pero puede ser
reducida cuando una mujer reevalúa el valor de lo femenino, sana su corazón herido, restaura
imágenes sanas de hombres y mujeres, y busca alinearse con su herencia genética femenina
dada por Dios. Si una mujer se ha sobreidentificado con el órgano sexul masculino, es
135
importante que trabaje para restringir el deseo de pensar o fantasear con tener sexo con otra
mujer como hombre. Estas fantasías, por ya no hablar de los comportamientos sexuales,
continuarán bloqueando su autoaceptancia como mujer.
- Identifica y disminuye posturas masculinas. Este paso no require que deje de usar martillos y
destornilladores, o deje de conducir camiones. Los comportamientos masculinos que bloquean
su desarrollo como ser humano femenino son comportamientos o posturas corporales que
tienen un significado interior o están relacionados con estados afectivos interiores. Por
ejemplo, mis clientas han admitido que ellas “ceden o sacan músculo” a veces, especialmente
cuando sienten peligro o experimentan una atracción sexual hacia otra mujer. Literalmente se
aprietan o flexionan sus músculos (como haría uno preparándose para un altercado físico) y
asume una postura corporal agresiva: inclinándose hacia adelante, extendiendo las piernas,
desnudando los codos y esencialmente atrincherándose. Podrían fruncir los labios, mirar de
soslayo y ladear la cabeza. Esto, dicen, les da un sentimiento de poder y virilidad. Es mi
trabajo ayudarlas a descubrir y abrazar el verdadero poder de su feminidad interior para
perseverar los altibajos en las conexiones de corazón a corazón en lugar de fiarse de flexionar
músculos y de una apariencia masculina para definirse y asegurarse a sí mismas.
Una mujer puede vestir cierto tipo de ropa para invocar una emocionalidad e identidad
machota. Por ejemplo, una clienta puede llegar a una sesión llevando una gorra de béisbol
encajada hasta los ojos. Las gorras de béisbol son artículos neutros, pero durante estas
ocasiones, la gorra acompaña a una persona modificada o masculina, como si se usara la gorra
para advertir a los demás de su estado afectivo escondido, endurecido o reservado. (O quizá la
gorra la usaran para acceder a este estado afectivo endurecido). Yo veo este tipo de
externalización como un mal comportamiento de su inseguridad de género. En otras palabras,
ni condeno ni juzgo su comportamiento, pero intento descubrir las posibles emociones
desencadenantes del miedo, la vergüenza, la soledad o el vacío. Cuando conecte con estas
emociones, naturalmente estará más asociada y será más fiel a su alma femenina.
- Indentifica y confronta mensajes interiores hostiles, juicios o etiquetas sobre sí como fémina o
como mujer. Muchas de sus voces interiorizadas están vinculadas a declaraciones reales que le
han heco en en su pasado, como “Eres tan casera que nunca encontrarás un hombre”, o “Serías
un mejor chico que una chica”.
- Identifica y disminuye, minimizándolos o devaluándolos, comportamientos que tengan que ver
con su condición de mujer. Esto incluye rechazar cuidar de su cuerpo y de su salud, disgrusto
por compar nuevas ropas o seguir como si nada cada vez que tenga el periodo.
- Rompe todas las promesas de disasociarse de su condición de mujer. Una mujer con AMS
probablemente se dirá a sí misma cosas como Nunca querré ser una chica. Nunca tendré la
apariencia de una chica. Nunca permitiré que nadie me trate como trataron a mi madre.
Nunca me casaré o seré madre. De hecho, si una mujer puede no convertirse nunca en esposa
o madre, repetir este tipo de promesas le limita la integración de la plenitud de su capacidad
como ser femenino.
- Desarrolla un nuevo constructo interior de la condición de mujer o de feminidad que sea
positivo y deseable.
- Integra y abarca (un proceso valorativo) los atributos femeninos interiores. (…) Estas clientas
que han gastado un tiempo considerable investigando en sus roles externos tendrán que
reentrenarse a sí mismas para mirar más adentro para encontrar los tesoros de sus atributos
136
interiores femeninos.
- Abandona la idealización de lo femenino y la sutil (o no sutil) arrogancia de creer que las
mujeres son mejores que los hombres. Las mujeres con AMS a menudo idolatran y se
embelesan con caricaturas de “mujeres” extremadamente idealizadas. (…) Irónicamente,
cuando mis clientas admiran estas imágenes de lo que creen que es la pura perfección de lo
femenino, se niegan y reprimen a sí mismas incluso más allá, dudando de que puedan alguna
vez valorarse. Esta adoración de ídolos contemporáneos al final debe cambiarse por un sentido
de amor por sí mismas profundamente fundamentado.
- Acepta que ella es una mujer (no simplemente un ser femenino o una chica, sino una mujer
adulta crecida). Cuando una clienta está ocupada en su trabajo del niño interior, el énfasis
específico en su “niña pequeña” sienta las bases para esta última aceptación de la condición de
mujer. Por un momento, puede no sentirse lo suficientemente mayor en su interior como para
ser llamada mujer.
(…)
- Confronta modelos de desapego defensivo con otras mujeres. La creencia de descartar que no
es como las demás mujeres bloqueará la habilidad de una mujer a asociarse e identificarse con
otras mujeres y con su propia feminidad. Puede creer que no tiene nada en común con mujeres
bellas o delicadas y, en consecuencia, nada que ofrecer o viceversa. Para ayudar a una mujer
con sus diálogos interiores negativos, podría sugerir que enseye un guion interno como: Soy
una mujer y pertenezco a la compañía de las mujeres. Ya no voy a estar fuera del círculo
mirando para dentro. No estoy excluida. No necesito tener el mismo aspecto que las demás
para encajar con ellas. Soy especial y única en mi belleza femenina. Tampoco necesito actuar
o ser como son las otras mujeres. No necesito disfrutar de conversaciones sobre hacerse la
manicura para adquirir un sentimiento de pertenencia. Soy un individuo y aporto intereses y
talentos únicos que compartir con las demás mujeres. Soy aceptable y valiosa simplemente
por como soy. Elijo dejar de desposeerme de mi identidad de mujer y de mi lugar correcto
entre las mujeres.
- Selecciona y desarrolla una relación de mentorización o amistad con unas pocas mujeres que
muestren cualidades deseables como mujeres y que estén a gusto con su feminidad. Mis
clientas al final pueden juntarse con otras féminas más que con varones de su pasado o
presente. Me ofrezco a mí misma como modelo, pero también las animo a identificar otras
mujeres distintas que admiren.
- Explora el mundo más amplio de las mujeres corrientes con vidas corrientes. Como a muchas
mujeres con AMS, les ha faltado el espejo de otra mujer, y por eso a menudo asumen que la
otra mujer sabe automáticamente cómo arreglarse bien, cómo peinarse, cómo sentirse
completamente cómoda en sus cuerpos y segura en su apariencia, y sabe cómo actuar en
reuniones sociales con otras mujeres u hombres. Oír que a menudo este no es el caso y que
ellas probablemente son similares a la mayoría de las mujeres es una noticia liberadora. (…)
137
que lo que realmente está. Por el contrario, muchas mujeres que todavía llevan una apariencia y unos
andares notablemente masculinos a menudo son mujeres que han hecho increíbles pasos hacia la
totalidad e integración interiores. Tratar con la apariencia externa de una mujer es típicamente uno de
los últimos pasos en su proceso de restauración, y este paso solo deberá darse si la mujer
verdaderamente desea abordar su apariencia externa. Esto no debe ser esencial para un sentido
continuo de feminidad en una mujer. De todas maneras, si una mujer desea “sentirse” más como una
mujer y busca tomar partido e identificarse con su belleza y valor femeninos interiores, su apariencia
eterna puede ser un medio simbólico poderoso para alcanzar su meta.
Inicialmente, una mujer puede estar insegura en la medida en que quiere alterar o afirmar sus
estilos y apariencias externas para que encajen con su yo femenino interno. Ella otra vez puede
resultar inundada por una mezcla de emociones que incluyan excitación, terror, vergüenza residual,
miedo e inseguridad, esperanza y deleite. Se puede preguntar a sí misma: ¿Soy lo suficientemente
especial o valiosa para ser tratada como especial o como para tener una apariencia especial? Puede
experimentar una ambivalencia o resistencia reforzada a los cambios externos, descubriendo una
protesta interior profunda a acomodar lo que cree que son expectativas culturales y sociales sobre la
belleza femenina rígidas (el color rosa o la ropa diáfana) o inapropiadas (como ropa sugerente). Con
todo, para la mayoría de las mujeres, un deseo creciente de “abandonar” los viejos estilos
masculinizados o andróginos y “ponerse” lo nuevo constituye una fuerza motora. Pero no es tan fácil
determinar qué es lo “nuevo”.
Aquí hay una lista de propuestas adicionales para apoyar a una mujer en su proceso de integrar
su identidad femenina externa:
- Reúnete para ayudar y apoyar a las otras mujeres que tienen conocimientos y sensibilidad por
la lucha interna y externa de una mujer con su feminidad. (…)
Guiarla e iniciarla en el mundo de lo femenino es importante, pero debe ser hecho lentamente.
Cuando ella lo pida, se le podrán dar consejos sobe higiene básica y cuidado, naturaleza de
tejidos y coordinación de colores, estilos de peinado, peluquerías, cuidado del cabello y
productos para el mismo, productos para el cuerpo, tratamientos corporales o ropa interior: No
se le debe hablar simplemente de estos productos y servicios; se la debe acompañar
literalmente y con sensibilidad a una tienda o a través de, por ejemplo, una manicura que le
haga una amiga de confianza.
(…) En resumen, es más importante que se la intoduzca e inicie en la más amplia subcultura de
las mujeres, que que acoja y use todas las técnicas de trabajarse las cejas, por ejemplo.
Necesita la oportunidad de encontrar un camino personal dentro del medio femenino general.
- Experimentar lentamente con una variedad de ropas y estilos para determinar sus gustos y
preferencias personales. (…)
La mayoría de las mujeres con AMS que conozco no quieren vestir nada demasiado esponjoso,
demasiado rosa o demasiado femeninamente estereotipado. A menudo empiezan con básicos
de alta calidad o ropas deportivas. Los colores brillantes pueden no hacerlas sentir seguras;
tampoco se vestirán de forma que se sientan demasiado expuestas.
(…)
Si una mujer tiene una reacción de desprecio hacia todo lo que parezca femenino, entonces voy
a sospechar que todavía hay un problema subyacente en sus creencias esenciales o en su
aceptancia de género. De todas maneras, si una mujer simplemente decide que prefiere un
138
estilo natural o deportivo en su apariencia y por lo tanto no quiere llevar oro ni bisutería,
entonces afirmo su preferencia y le doy la libertad de tener su propia apariencia.
- Protegerla de demasiada atención o afirmación por ponerse ropa femenina. Cuando algunas
de estas mujeres eran chicas, se vestían exclusivamente como marimachos. Cuando intentaban
vestirse como las demás chicas, los chicos se reían de ellas. Muchas tienen miedo ahora a ser
expuestas o avergonzadas otra vez. (…)
(…)
De todas maneras, cuando mis clientas llegan a una sesión vistiendo con un nuevo look o
llevando el pelo rizado, sería un error por mi parte no hacérselo notar ni mencionarle su
apariencia agradable. (…) Si es incapaz de reaccionar [al cumplido, trataré con ella esta
incapacidad de manera delicada en la próxima sesión].
Cuando una mujer sigue apropiándose o integrando su yo femenino íntegro, también puede
querer considerar cambiar de trabajo, de carrera, vehículo o incluso de situaciones de su vida. Le
permito iniciar todas las conversaciones en este sentido y procesar de una manera que le dé absoluta
libertad para defender o inducir un cambio.
TESTIMONIOS DE ESPERANZA
Como todas las otras personas que he descrito aquí; el proceso de encontrarse a sí misma como
mujer continuará a lo largo de su propia vida. (…)
[ CAPÍTULO TRECE ]
AVENTURARSE
(…)
140
- Identifique y desafíe sus creencias negativas e interiorice imágenes de hombres;
- Identifique y desafíe sus creencias negativas sobre la sexualidad;
- Explore y reprocese el material histórico que estimule sus creencias y reacciones emocionales
negativas hacia los hombres y hacia la sexualidad;
- Confiese y resuelva sus actitudes y sentimientos autodestructivos hacia los hombres (como,
por ejemplo, odio, amargura, disgusto);
- Reduzca sus comportamientos desdeñosos o distanciadores hacia los hombres (en el tacto, la
palabra o los hechos);
- Perdone a los hombres83;
- Rompa votos y promesas de nunca acercarse a un hombre;
- Adquiera una comprensión más amplia o más sana de la masculinidad;
- Acepte la realidad y el valor de los hombres;
- Se lamente de sus pérdidas reales como si pertenecieran a papá, a hermanos o a hombres en
general;
- Urja en su sexualidad envuelta de vergüenza y miedo;
- Se abra a experimentar las oportunidades de sanación con hombres;
- Construya confianza.
(…)
143
reconstruir); y
- Autosolidificación y consolidación
…madurará en sus expresiones y experiencia de…
- Sinceramiento, yendo hacia una relación auténtica y una intimidad profunda;
- Autosacrificio, que resulta en una sensación de sentido personal; y
- Autoplenitud.
Una mujer muestra un yo consolidado cuando proclama a sí misma: Sé lo que soy y lo que no
soy. Sé lo que siento, lo que quiero, lo que deseo, lo que me gusta y por qué hago algunas de las cosas
que hago. Conozco mis dones y luchas, mis debilidades y limitaciones. Puedo distinguir los
sentimientos, pensamientos y gustos o aversiones de los otros de los míos. Puede respetar las
diferencias de otra persona. Al ampliar su identidad para incluir dimensiones diferentes a la de la
preferencia sexual, de una manera natural seguirá creciendo en salud e intimidad mientras negocia un
número creciente de relaciones abigarradas.
(…) Al final, lo importante es que ejercite la libertad de seguir sus intereses o vocación y
propósito propios en la vida.
(…) [Cuando ya deja de asistir a la consulta], es tiempo para convertirse en la persona que
ofrece responsabilidad y apoyo. Tendrá mucho que dar. Naturalmente, puede sentirse perdida o quizá
sienta miedo y dudas mezcladas en sus expectativas y esperanzas. Lanzarse ella misma no significa
que le desaparezcan las luchas.
(…)
[Una mujer autoconsciente y sana] con toda seguridad continuará reconociendo áreas
adicionales de su vida que necesitan más sanación y crecimiento, pero tendrá la fuerza interior para
ser capaz de afrontar la realidad de que ni ella ni la vida es perfecta. Antes de alcanzar este estado, la
mayoría de las mujeres habrán establecido ciertas disciplinas en sus rutinas diarias relacionadas con el
cuidado de sí mismas, procesamiento reflexivo (que incluye momentos tranquilos para la meditación o
el examen diario) y protocolos para manejar la tentación o situaciones difíciles. También habrá
establecido un sentido de su propio poder y responsabilidad sobre a dónde se dirigirá su vida.
(…)
Una mujer a menudo encuentra un gran alivio que puede, metódicamente más que con miedo,
poner el foco en, por ejemplo, una atracción superficial por el mismo sexo. Podría seguir un guion
como este:
1. Admitir honestamente lo que siente y reconocer su tentación y pensamientos.
2. Preguntarse qué es lo que realmente quiere o necesita a un nivel profundo y recordarse de que,
por ejemplo, recibir especial atención por parte de otra mujer no va a resolver la ansiedad que
siente a causa de una riña con un colega del trabajo,
3. Aceptar la realidad de que sigue teniendo necesidades. (…)
4. Explorar si es una necesidad que puede satisfacer por sí misma o si necesita la ayuda de otras
personas.
5. Destapar cualquier creencia o patrones de pensamiento negativos que la puedan estar llevando
en direcciones insanas. Se podría preguntar a sí misma: ¿Hay aquí alguna clase de miedo o
144
emociones molestas subyacentes que haya descuidado?
6. Recordar ciertas verdades sobre la vida, sobre sí misma, sobre Dios y sobre los demás, tales
como: En la vida uno no siempre se siente bien. No siempre me tengo que sentir bien. Lo
puedo conseguir con la ayuda de Dios.
(…)
Una mujer que se halle en este punto normalmente ha descubierto que tiene una elección en el
tipo de dolor que sobrellevar: puede elegir el dolor de caer en viejos hábitos o modelos
autodestructivos, o el dolor de una gratificación precedente inmediata por el bien de un crecimiento a
largo plazo u obediencia a Dios. La madurez es comprender que la vida no puede ir adelante sin algún
tipo de dolor.
DECIR ADIÓS
Terminar la terapia es un arma de doble filo. (…)
Para cuando se alcanza una cercanía formal, una clienta normalmente ya ha explorado la
posibilidad de convertirse en amiga mía fuera de la terapia. Me siento honrada por su propuesta, pero
también le soy muy honesta sobre mi apretado horario de trabajo y mi vida llena. Aunque no puedo
ofrecer a mis clientas una amistad continuada, dejo la puerta abierta en cuanto a corresponencia o
llamadas de teléfono futuras periódicas. No creo que sea bueno para mis clientas ofrecerles un entorno
nutridor durante muchos años y entonces cortarlo todo de forma abrupta, rechazando cualquier
contacto posterior.
(…)
(…) Comunico y discuto claramente todos los criterios y expectativas para cualquier futuro
contacto con cada clienta. No se debe dejar a ninguna clienta con la duda o el estrés producido por lo
que es apropiado o no. Si una ex clienta no es capaz de manejar o comprender apropiadamente la
naturaleza de un contacto informal periódico, entonces este tipo de contacto no debería ser ni
considerado ni seguido. Quiero proteger nuestra relación profesional incluso si no estamos implicadas
en la terapia. Muchas de mis clientas buscan asistencia adicional años después de iniciar el final. Una
vez más, mantengo el mejor interés de mis clientas en la cabeza durante las negociaciones de las
secuencias de finalización.
A menudo se precisa de meses para procesar y preparar la terapia para llevarla a su final. Creo
que los adioses con estas mujeres son tan importantes y significativos como los holas. Quiero que mis
clientas integren la realidad de que la mayoría de relaciones son pasajeras: mientras que para algunas
serán décadas, para otras bastará una temporada corta. Pero ambas son importantes. Obviamente,
algunas relaciones son más fáciles de dejarlas ir que otras. Creo que es apropiado respetar todas las
relaciones que han sido profundamente significativas celebrando la relación y a la otra persona en
algún acto de cierre o ritual cordial.
Una mujer puede experimentar ansiedad por la separación en el momento del primer diálogo
sobre el tema. Necesitará tiempo para estabilizar y recuperar un sentido de una conexión emocional
duradera conmigo, a pesar de nuestra inminente distancia física. La animo a ser intencionada en toda
la temporada de cierre. A través de varias sesiones, ella y yo compartiremos nuestras reflexiones y
observaciones de cómo ha cambiado. Podemos discutir los puntos fuertes y los débiles, o las sesiones
más significativas. Quiero que ella se sienta respetada cuando yo reflexione en mis recuerdos, y quiero
que ella además integre sus experiencias cálidas compartiéndose a sí misma. Como una mujer que has
145
tenido un papel tan extremadamente importante en su vida, a menudo le ofrezco un regalo simbólico
pequeño, tal como un pequeño joyero o una pequeña pieza de joyería como recuerdo de nuestro
tiempo juntas o como recordatorio de mi cuidado continuo y mi apoyo emocional.
[Este proceso puede durar entre seis meses y un año].
(…)
[ Epílogo ]
(…)
146
[ Apéndice A ]
Terapia de grupo
(…)
147
[ Apéndice B ]
Terapeutas varones
(…)
148
[ Referencias ]
(…)
149