ENSAYO
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La actividad aseguradora debe buscar las formas contractuales para regular esa actividad y la ley
de Contratos de Seguros y la ley de Empresas de Seguros y Reaseguros. El Estado regula esta
actividad en beneficio y protección del asegurado que es el débil jurídico en la relación
contractual. La institución del seguro es de vieja data en el mundo. En la época que los pueblos
conocidos del mundo iniciaron el tráfico de mercaderías, la vía expedita para hacerlo era la
marítima y el barco su medio de transporte. Tan pronto el comercio marítimo empezó a tener
importancia surgió la piratería en alta mar, el secuestro de las embarcaciones y el robo de las
mercancías con la consiguiente pérdida económica para el propietario de las mismas. Ante este
hecho, nació la figura del seguro, es decir, una forma de previsión ante el riesgo de pérdida de la
mercancía.
Los seres humanos, así, como los bienes materiales e intelectuales están expuestos a una gran
variedad de riesgos, entendiendo por tal, de manera sencilla, la probabilidad o posibilidad que
determinado acontecimiento social o natural (hecho causante) ocurra o no y, en caso de
materializarse dicho riesgo, es decir, convertirse en siniestro, el mismo, consecuencialmente,
generará daños, pérdidas o estados de necesidad que afectan a la persona en su integridad física
e intelectual y a los bienes materiales y no materiales, patrimoniales, todo lo cual requiere ser
cubierto, amparado o protegido a los fines de evitar, paliar, subsanar o indemnizar en todo o en
parte el daño sufrido por el hecho causante o riesgo. El aseguramiento, en todas sus formas, es
conducta previsional.
Los seguros proveen protección y respaldo en casos de pérdida en algún evento inesperado. Es
mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Los seguros ofrecen seguridad y
protección cuando se presenta una pérdida de ingresos originada por muerte, vejez, accidentes
personales y/o enfermedad.