Satarain Comp. - Fuera de Campo (AA - VV) PDF
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Fuera de campo
Fragmentos de estética y teoría contemporáneas
Fuera de campo : fragmentos de estética y teoría contemporáneas / Mónica Satarain ... [et.al.] ; compilado
por Mónica Satarain. - 1a ed. - Buenos Aires : Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de
ISBN 978-987-1785-78-0
1. Crítica Cinematográfica. 2. Estética . I. Mónica Satarain II. Mónica Satarain, comp.
CDD 791.430 9
ISBN: 978-987-1785-78-0
© Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2012
Subsecretaría de Publicaciones
Puan 480 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina
Tel.: 4432-0606, int. 167 - [email protected]
Presentación y agradecimientos
Emilio Bellon
Profesor Titular Regular de Estética del Cine. Director del Grupo Kiné
5
circuitos comunicacionales. Por otra parte, el acercamiento
a las cinematografías nacionales que fueron circunscrip
ciones definidas en momentos en que estaban asociadas a
problemáticas de identidades culturales y cuestiones fronte
rizas, en este tiempo, alcanza interrogantes que se dan en el
orden de la globalización y de lo transnacional.
Desde nuestro quehacer pedagógico, que incluye y com
porta la labor de investigación, en lo que respecta al perfil
curricular de nuestra asignatura, observamos cómo los di
ferentes marcos teóricos se amplían y salen al encuentro de
otros, cómo se diversifican en forma permanente como con
secuencia de la manera en que la producción del material
bibliográfico y filmográfico se multiplica día a día, en dis
tintas latitudes. Y, ante todo ello, con satisfacción, asombro
y simultáneamente prudencia y arrojo, vemos cómo las pre
guntas por nuestros objetos de estudio se recrean de manera
constante en espejos de variadas naturalezas y se proyectan
en otras direcciones, tomando otros rumbos.
Pensamos, como algunos de nuestros colegas, que abor
dar las cuestiones que competen al campo del cine, desde
nuestro ámbito curricular, debe ser un ingreso a lo inter
disciplinario. Trabajar desde este lugar, como principio y
método, es algo que evaluamos como imprescindible. Y este
fue uno de los propósitos que nos llevó hace ya diez años a
iniciar un nuevo camino que, en ese entonces, y en tanto
primera búsqueda, se nos mostraba incierto.
Fue en 2003 cuando propusimos una nueva modalidad
en nuestra cátedra y en el segundo momento de su dictado:
las Primeras Jornadas de Estética del Cine y Teorías Cine
matográficas, abiertas a la comunidad académica; pensadas,
particularmente, para los estudiantes de grado que, en su
mayoría, solo conocían de manera muy parcial el campo de
la tarea de investigación, algunos con una experiencia muy
recortada en esta actividad, otros con total desconocimiento
de la misma. Consideramos, entonces, que estas Jornadas,
6 Emilio Bellon
que de aquí en más pasaron a tener una presencia anual, les
permitiría a ellos, además, conocer los trabajos de sus propios
compañeros, la escritura, los puntos de vista, las reflexiones
de quienes habían compartido la cursada de esta asignatura.
Desde ese momento siempre hemos recibido el apoyo de
cada una de las gestiones que han dirigido el Departamento
de Artes de nuestra carrera. Así, y con mucho entusiasmo,
nos acompañaron en estos años el Prof. Fernando Silbers
tein, el Prof. Miguel Cannone, la Prof. María Inés Saavedra
con quien compartimos la aventura del Primer Artes en Cru
ce (Congreso Internacional de nuestra carrera) y ahora la
gestión de Ricardo Manetti y Gabriel Lewin que preparan
la tercera edición del mismo en el marco del cincuentenario
de la carrera. No podemos olvidar lo que significó el apoyo
alentador de todo el claustro de profesores de artes, que se
ha sumado en más de una oportunidad a nuestros plenarios,
a nuestros documentales de investigación –accediendo a re
cibir la cámara y contestando con ingenio y sinceridad las
preguntas de nuestro equipo. Otras veces los hemos contado
con sus equipos en las presentaciones de las investigaciones
que llevaban en curso; otras, han cedido gentilmente sus
espacios habituales de dictado para que nuestras Jornadas
pudieran contar con varios días de actividad sin cambiar de
espacio… Así recordamos al Prof. Osvaldo Pelletieri cedien
do sus aulas una y otra vez; nadie mejor que él entendía la
naturaleza del trabajo de investigación, ya que fue un pione
ro de la carrera en el área de teatro.
En más de una oportunidad, recibimos la visita de quien,
para nosotros, siempre fue amigo y maestro. Con su particu
lar bonhomía, su gran humildad y su historial de anécdotas
junto a tantos realizadores de cine, Salvador Sammaritano
solía acercarnos su mirada sobre aquel Nuevo Cine Argenti
no de los años 60, la crítica de la época y los paneles en los
que el amanecer los sorprendía mientras debatían cuestio
nes teóricas, en los días de los festivales. Fundador de Cine
Presentación y agradecimientos 7
Club “Núcleo” (actualmente sus puertas están abiertas), in
tegrante del equipo de redacción de Tiempo de Cine, Salvador
nos acompañó en varias oportunidades, mientras su salud se
lo permitió. Y con gran generosidad y franca disposición nos
legó material videográfico y musical imprescindible para po
der abordar determinadas cuestiones puntuales y de escasa
disponibilidad para el trabajo curricular.
Todo ese apoyo ha hecho posible este fenómeno que aho
ra cumple diez años. También debemos recordar que hemos
sido acompañados por instituciones nacionales y porteñas
fundamentales en nuestro campo. Como los colegas y ami
gos de la que para nosotros es la mejor biblioteca de cine que
tiene el país: la biblioteca de la ENERC (Escuela Nacional de
Enseñanza y Realización Cinematográfica) dependiente del
INCAA, una fuente irremplazable de búsqueda para todo in
vestigador del área. Como lo es, también, el Museo Municipal
del Cine “Pablo Ducrós Hicken” cuya gente fue la primera en
alentarnos en todas las investigaciones que implicaban cine
argentino; y también otras instituciones históricas que han
sido aliadas incondicionales, como la Asociación de Cronistas
Cinematográficos de la Argentina, que en más de una oportu
nidad nos cedió su magnífica sala de exhibición y nos prestó
su sede de la calle Maipú para la realización de las jornadas.
Lo mismo hizo la gente del Centro Cultural Francisco “Paco”
Urondo (que pertenece a nuestra facultad) con la dirección de
la Prof. Graciela Dragoski, cuyo espacio de la calle 25 de Mayo
ha sido nuestra casa en 2011. En el mismo histórico edificio,
nuestro Grupo Kiné ha radicado sus investigaciones en el Ins
tituto de Artes del Espectáculo Raúl H. Castagnino, dirigido
por nuestro querido doctor y profesor Francisco Javier; en el
mismo instituto, el área de cine que está bajo la dirección del
profesor Miguel Cannone ha recibido a nuestros investigado
res, los ha orientado y acompañado en sus búsquedas en más
de una oportunidad, allanando caminos y ofreciendo siempre
colaboración absoluta.
8 Emilio Bellon
Así en este 2012 celebramos la Décima Edición de nues
tras Jornadas, siempre en el marco de la cátedra y con el
equipo de docentes, graduados y estudiantes que la compo
nen y que desde hace unos años conforman el Colectivo Art-
Kiné de Teoría e Investigación Cinematográfica, un grupo
de investigación interdisciplinaria que cuenta con integran
tes formados tanto en la UBA como en otras casas de estudio
de la Argentina y Latinoamérica.
Desde aquel 2003 se han presentado en nuestras Jorna
das alrededor de 300 trabajos de investigación y se han for
mado nuevos grupos de investigadores, muchos, ya hoy, in
tegrados por graduados y colegas reconocidos, los mismos
que presentaron sus primeras comunicaciones o ponencias
en este ámbito.
Esta publicación, Fuera de campo, la primera de la colección
Libros de Cátedra que se edita desde la carrera de Artes, inau
gura nuestra celebración interna, que se ha hecho extensi
va a varios de nuestros colegas más apreciados y cercanos a
nuestra asignatura en las maneras de pensar. De esta forma se
han sumado trabajos llegados desde lugares tan lejanos como
Mauritania, Escocia o Austria, movidos todos por el compro
miso y el afecto, algo que agradecemos infinitamente. Los hay
también de gente muy cercana en los intereses, y en las raíces
latinoamericanas, en las inquietudes… como los llegados des
de Guadalajara y el D. F. mexicano. Sin mencionar los siem
pre presentes de nuestros maestros y colegas españoles, que se
han sumado desde toda la Península Ibérica.
Aún no superamos la temprana desaparición física de un
gran referente que hubiéramos querido tener en estas pá
ginas, el recordado Doménec Font, que tanto nos ayuda a
pensar el cine moderno con sus escritos y reflexiones, como
en su momento nos ayudaron los textos de André Bazin,
de Belà Balasz, de Jaques Aumont o de Francesco Cassetti,
Antonio Costa o Pierre Sorlin, entre tantos otros; o como
nuestro admirado Nöel Burch, que nos hizo el regalo de
Presentación y agradecimientos 9
dictar una clase especial en la cátedra en carácter de invita
do: inolvidable.
Así, en esta primera compilación de escritos de teoría y
de estética contamos con los aportes de figuras tan queridas
y respetadas en nuestro medio como el Dr. Eduardo Russo
que rinde homenaje a la última y reciente gran pérdida del
cine moderno: Chris Marker, maestro e inspiración de tan
tos. También se suma nuestro habitual colaborador y amigo
Álvaro Fernández Reyes, que elige pensar un caso inusual en
el cine argentino, la poética de Esteban Sapir, en La antena.
Desde espacios de cruce interdisciplinario algunos directo
res de áreas de estudios del Grupo Kiné transitan caminos
similares como Sandro Benedetto (director del área Cine y
Música), que explora las bandas de sonido en el cine argen
tino, específicamente en la filmografía de un director con
trovertido y recientemente valorizado como Daniel Tinayre.
Armando Minguzzi, responsable del área de Lenguas e His
toria de la Cultura, retoma la literatura de Borges en el cine,
con Hombre de la esquina rosada; en el caso de Pablo De Vita,
que coordina el área de Artes Visuales, su estudio se asoma
a las vanguardias históricas de la mano del gran Xul Solar.
José Gómez Isla (otro invitado esperado) nos regala des
de Salamanca una reflexión inédita sobre la fotografía, ins
tancia fundamental para el nacimiento del cine como arte.
Desde la lejana Mauritania, Pedro Plasencia nos lleva a reco
nocer las relaciones de representación entre Arquitectura,
Ingeniería y Cine, repensando desde otro lugar la Manhattan
de Allen.
Con inmensa alegría recibimos la colaboración de nues
tra invitada de honor a estas Jornadas 2012, Directora del
Master en Cinematografía en la Universidad Carlos III de
Madrid, la Dra. Gloria Camarero, que toca un punto funda
mental de nuestro último programa curricular, las relacio
nes Cine-Pintura en Medianoche en París, la celebrada pelícu
la de W. Allen.
10 Emilio Bellon
De nuestro hermano país del norte, México se hace pre
sente David Wood, otro especialista en estética que nos acer
ca su estudio sobre un filme del nuevo cine mexicano: Tem
porada de patos.
La cada vez más interesante y profusa área de las teorías
cinematográficas nos es presentada por el Dr. Lauro Zabala,
referente y pionero en el análisis del filme a nivel mundial
y un defensor del cine como herramienta educativa a nivel
latinoamericano. Desde México también, esta vez desde
Querétaro, la Dra. Ester Botello nos trae una mirada teórica
sobre la figura del viaje en la reciente obra de Jarmusch. El
intenso y fundamental campo de la teoría de género es abor
dado por la Dra. Brígida Pastor que se suma con un estudio
que recuerda a la gran cineasta cubana Sara Gómez. Nues
tra querida colega vienesa-argentina la Dra. Verena Berger
esta vez opta por analizar una categoría fundamental en los
cines latinoamericanos y sus nuevas estrategias, la coproduc
ción internacional, pensada desde un caso puntual del cine
cubano contemporáneo. Finalmente, José Luis Fecé plantea
el concepto de lo transnacional como eje de problemáticas
actuales que comienzan a debatirse en el campo de la teoría,
y que no solo pueden pensarse en el cine industrial sino que
implican a autores personales e indiscutidos como sucede en
el caso de Vicky Cristina Barcelona, con Woody Allen.
Todos y cada uno de estos aportes conforman un discurso
único que intenta reflexionar sobre nuestro campo académi
co y sus relaciones. Sobre su situación actual entrados ya en
un nuevo siglo, increíblemente el tercero que transita, desde
su primera exhibición en el París de 1895, cuando sus pro
pios creadores apostaban muy poco por él: desde entonces
hemos visto y pensado al cine como arte, como industria,
como producción simbólica y como representación de ima
ginarios sociales, los mismos que muchas veces están fuera
de campo pero justamente son lo que nos une y nos motiva
cada día, cada año y en cada jornada que iniciamos. En cada
Presentación y agradecimientos 11
oportunidad hallamos paisajes diferentes, algunos sobre lo
ya conocido y otros sorprendentemente nuevos, pero unos y
otros pueden ser revisitados siempre por la teoría, por la es
tética o por ambas, para felicidad de quienes nos dedicamos
a esto.
Nuestro sincero y profundo agradecimiento a todos los
amigos que nos vienen acompañando y comparten vivamen
te nuestra pasión. A nuestros maestros que nos permitieron
asombrarnos y nos enseñaron a ser libres de manera respon
sable, sin hacernos olvidar la hora de los juegos. A los bi
bliotecarios que nos abrieron las puertas del conocimiento
junto con los proyectoristas que nos transportaron a otras
dimensiones.
A los cinéfilos de hoy, a los que lo serán mañana.
A los que un día soñaron con una linterna mágica.
12 Emilio Bellon
PRIMERA PARTE
Estudios de Estética contemporánea
La espiral Marker: vestigios de un cine del futuro1
Eduardo A. Russo
Le tombeau de Chris
1 Este ensayo es la reelaboración y ampliación, luego de la la muerte del realizador, de un texto anterior
publicado bajo el título: “Chris Marker: el enigma tras la imagen” (revista La Tempestad-Artes, Nº 78,
México D.F., noviembre 2011. pp. 142-145).
2 (Hayao m’a montré mes images déjà atteintes par le lichen du Temps, libérées du mensonge qui avait
prolongé l’existence de ces instants avalés par la Spirale) Chris Marker, Sans Soleil, en Trafic # 6, prima
vera 93, París, POL, p. 79.
15
largamente cultivado. Sospechándolo mortal, uno podía
imaginar a Marker desaparecido en alguna tierra distante,
acabando la vida viajera en su ley, como ocurrió con Jean
Rouch, víctima de un accidente caminero en la Nigeria que
tantas veces había atravesado. Pero no, el final de Marker
ocurrió en París, esa ciudad cuyos arrondisements se numeran
en espiral y en la que había filmado su último largometra
je, Chat Perchés (2004), ciudad que había convertido furtiva
mente en base de operaciones para sus últimas fotos y piezas
audiovisuales generadas en dispositivos móviles, y en la que
muchos esperaban para un futuro cercano una muestra suya
decisiva en el Centro Pompidou, la misma institutión que
largamente parecía haberle soslayado una retrospectiva inte
gral como la que tuvo finalmente en Ginebra el año pasado.3
Desde su base parisina, o más bien desde una red de va
rias bases tácticas, haciendo honor a la leyenda de noma
dismo urbano que lo caracterizaba, Marker mantenía una
presencia crecientemente virtual y múltiple a través de sitios
web, el mundo virtual Second Life, canales de Youtube, e in
tervenciones varias con distintas tecnologías móviles, que
daban cuenta de un viaje intermediático incesante. Como lo
señala en su blog Jean-Michel Frodon, quien expandió por
Twitter la noticia de su muerte, Marker mantenía, pese a su
edad avanzada, un complejo sistema de productividad mul
timediático. Más allá de la sucesión de recientes muestras
de su fotografía en Europa y América y de la más ambiciosa
retrospectiva integral de su obra que se montó en 2011 en
Ginebra, la leyenda de su fantasmagórica y plural existen
cia no hacía más que crecer mediante nuevos seudónimos,
proyectos, juegos de escondite y vitalidad continua, que hoy
despiertan la gran tristeza (Frodon, 2012). No obstante su
3 Para celebrar sus 90 años la Universidad de Ginebra montó en noviembre pasado la retrospectiva in
tegral Spirales. Fragments d’une memoire collective, con más de setenta filmes, tres exposiciones y un
coloquio dedicado a Marker.
16 Eduardo A. Russo
desaparición física, es posible hoy lanzarse a la aventura
del encuentro con importantes piezas disponibles del puzzle
Marker. Vestigios, por cierto, pero cuyo desciframiento bien
puede sentar las claves del cine por venir.
Aunque Chris Marker es generalmente clasificado como ci
neasta sería más propio, como prefirió hacerlo Guy Gauthier
en un interesante libro que lleva esa definición en su mismo
título, definirlo como escritor multimedia (Gauthier, 2001). Un
verdadero pensador multimediático que ensayaba lo suyo en
tre imágenes, a través de diversos medios y soportes, ocul
to tras máscaras alternantes. Su posición en relación al cine
como medio fue cambiante: si hacia los años sesenta pensaba
que estaba destinado a dominar el siglo XXI, hacia el final
de la centuria, no distante del ánimo crepuscular que tiñó
su producción de entonces, consideraba más bien que no so
breviviría para atravesar un segundo siglo. Posteriormente, la
4 Raymond Bellour detectó que en los créditos del cortometraje que realizó con Resnais sobre la
Bibliothèque Nationale, Toute la mémoire du monde (1956), uno puede encontrar los nombres “Chris
and Magic Marker”.
18 Eduardo A. Russo
Espiral, leitmotiv y montaje
El exordio de nuestro ensayo pertenece a Sans Soleil. Las
palabras son dichas en el momento en que Marker visita en
Japón a su amigo Hayao Yamaneko y muestra sus experien
cias con el sintetizador de video bautizado como La Zona (en
homenaje al filme de Tarkovski). Allí la espiral es la figura
matriz que representa al tiempo. Desde la máquina de Ya
maneko el realizador se ve lanzado a la exploración espacio-
temporal de San Francisco, buscando los rastros del Vértigo
hitchcockiano en un segmento que puede considerarse, de
alguna manera, una secuela de La Jetée (que Marker alguna
vez definió como una remake parisina de Vértigo). Acaso la for
ma ideal de ese espigón markeriano no fuera muy distante
de la Spiral Jetty construida por Robert Smithson en su obra
maestra del land art: un recorrido espacial que ahonda los
meandros y abismos de la temporalidad. Siguiendo los tra
zos markerianos explicitados fundamentalmente en Sans So
leil y extendiéndolos a su obra multimedia, Carlos Losilla ha
indagado meticulosamente la relación entre la iconografía
de la espiral y cómo esta se abisma a lo largo de su obra en las
miradas de mujeres a cámara (Losilla, 2006: 139-148). Pero
podemos avanzar un poco más en ese sentido, postulando
que la espiral es no solamente una remarcable recurrencia
iconográfica en Marker, sino también un principio composi
tivo, que se erige incluso en un modo de montaje.
En un célebre ensayo escrito ante el estreno de Carta de
Siberia, André Bazin saludaba en Marker la invención de un
nuevo tipo de montaje, que denominó provisoriamente como
“horizontal”, basado en las relaciones no de una imagen con
otra, sino de imagen y palabra, operación de simultaneidad
y no de sucesividad, que convertía a aquel filme pionero del
ensayo fílmico en un ejemplo emblemático de un modo de
articulación que sería una de las marcas de fábrica del estilo
Marker (Bazin, 2001: 35-40). Pero también está la espiral.
20 Eduardo A. Russo
El montaje en espiral nos pareció el más adecuado para dar
cuenta del peso de los factores históricos en los acontecimien
tos y de los comportamientos de los actores que marcaron los
tres años de la Unidad Popular. En efecto, en la película se
retrocede en el tiempo en varias oportunidades. Me refiero,
por ejemplo, a las referencias respecto a la formación de la
burguesía chilena o a la construcción del partido demócrata-
cristiano como partido de masas. Los personajes que se mue
ven en el espacio-tiempo de esos tres años son fruto de una
genealogía. La película está hecha de resonancias y de ecos
que remiten al pasado (Mattelart y Bigo, 2008).
22 Eduardo A. Russo
de resistencia contra la captura por la velocidad o la promesa
de plenitud. La estructura de Immemory, por ejemplo, apro
vecha la lentitud de procesamiento y respuesta del CD-Rom
para adoptar un régimen contemplativo, de lectura atenta
de texto e imagen. El avance de la espiral debe progresar sin
prisa alguna, dándose el tiempo necesario.
Level Five fue definido por Marker como un documental
de ciencia ficción. Allí una mujer, personaje ficcional, diseña
un videogame. Las imágenes de síntesis van ingresando en el
filme a medida que se programa el videojuego. Se trata de un
videogame bastante estático, al modo de los juegos de estrate
gia bélica, que busca modelizar –ante la carencia de imáge
nes– la Batalla de Okinawa. La computadora, algo más que
un artefacto en pantalla, se hace metáfora poderosa: en Level
Five la modelización apunta al mismo trabajo de la memoria,
más que al recuento de hechos o la compilación de imágenes.
Modelos mediante, el gesto de ese filme conduciría a ese ál
bum familiar, museo, libro de historia y autobiografía que se
ocultan bajo la arquitectura de un CD-Rom en cuyo epicen
tro, a modo de Minotauro, Marker aguarda: Immemory.
El artista afirmó alguna vez que todo lo que tenía por ofre
cer: sus películas, sus libros de escritos y de fotografías, no
eran otra cosa que él mismo. Como si a lo largo de su obra
perfilase un autorretrato que fuera, a la vez, un paisaje de su
siglo. Su fuga de toda visibilidad, evitando el registro de su
rostro, fue compensada por la persistencia de una mirada
singular, una voz sobre el mundo y sobre la historia. La es
critura de Marker no es exactamente la de un narrador, sino
más bien la de un productor de textos descriptivos, poéticos
o argumentativos. Sus formas fueron más propias de las del
ensayo que de las del relato, aunque la historia no esté ausen
te como instancia fundadora, cronología o drama colectivo.
Sus estructuras son categoriales, no nacen del encadena
miento entre causa y efecto propio de lo narrativo. Raymond
Bellour ha insistido en ese punto: Marker no narra, ordena
24 Eduardo A. Russo
Espíritu de la ola y futuro del cine
En un ensayo dedicado al arte digital de Pascal Dombis,
relacionando la creación virtual con el pensamiento de Ja
pón sobre lo efímero, Christine Buci-Glucksmann remarca
ba la diferencia entre la sombría conciencia de la transito
riedad en occidente y aquella propia de la estética japonesa:
6 Un tel éphémère n’est plus un désêtre (Lacan), une déperdition d’être et de sens, comme l’éphémère
mélancolique de l’Occident, des Grecs à Shakespeare et au spleen baudelairien. Il accepte le temps, les to
pologies de l’instant et “l’esprit de la vague” comme on le dit au Japon. Il ressemble à ces nuages
instables et lumineux, à l’horizon des cieux démesurés, que le baroque affectionnait particulière
ment. Des états de monde ou des états d’images en somme, tissés de tous les imaginnaries qui nous ha
bitent. Ceux du passé – un visage, un sourire, une fleur– comme ceux du présent: un œil démesu
ré ouvert sur le vide, un œil rayonnant, qui vous aspire dans son gouffre ou dans son énergie. Une
spirale en somme, la spirale de toutes les spirales de l’humanité, entre microcosme et macrocosme.
Buci-Glucksmann (2012).
26 Eduardo A. Russo
producción siguió creciendo con experiencias hoy accesibles
por internet (que hacen superar el tradicional obstáculo de
acceso a su obra) en especial a partir de los portales www.
chrismarker.org y gorgomancy.net. Prosiguiendo la vía de
las máscaras, asumiendo nuevos avatares (como el sorpren
dente Kosinki, con su canal en Youtube) o perseverando en
viejos seudónimos (como el ilustre Sandor Krasna y sus fotos
en Flickr), Marker siguió siempre reacio a mostrar su imagen
pero dispuesto a multiplicar sus trazos.
La mirada de Marker siempre fue ejercida con ojos asom
brados y cómplices. Ojos de gato, esos que, como advertía
cierta voz en Le fond de l’air est rouge: “Nunca están del lado
del poder”. Luego de varias décadas ensombrecidas por las
imágenes del pasado, sus últimas producciones, asumiendo
el espíritu de la ola, dejaron paso a hechizantes o inquietan
tes formas del presente, donde Hokusai puede cruzar su ola
7 Por ejemplo, Decembers Seeds circula también acreditado por el realizador griego Panayotis Karagiorgas,
de modo tal que la firma de Marker, permitida por él mismo y subido el corto en sus propios canales
en el ciberespacio, no hace más que redoblar el apoyo del artista a las producciones alternativas que,
según el sistema, “no deberían existir”. A la vez, prosigue con esa asunción de los juegos de la identidad
y la identidad como juego que siempre lo caracterizaron.
28 Eduardo A. Russo
obra en los célebres Rencontres Photographiques d’Arles, su vieja
amiga y colega Agnès Varda esbozó un perfil posible del ar
tista elusivo bajo la forma de una bella videotarjeta postal.8 Y
más recientemente desde Chile llega otro documental sobre
sus actividades en tiempos de Salvador Allende.9
Los datos y las claves siguen acumulándose y acentuando
el misterio solo para confirmar lo que Marker logró has
ta el fin de sus días y dejó sembrado en sus seguidores: el
trayecto de esa espiral incesante que, entre repetición y di
ferencia, sigue trazando los contornos posibles de un cine
del futuro.
Bibliografía
Bazin, André. 2001. “Chris Marker. Lettre de Sibérie”, en Enguita M.,
Nuria; Expósito, Marcelo y Regueira Muñiz, Esther. Chris Mar
ker: retorno a la immemoria del cineasta. Valencia, Ediciones de la
mirada.
Bellour, Raymond. 2001. “El libro, ida y vuelta”, en Enguita M., Nuria;
Expósito, Marcelo y Regueira Muñiz, Esther. Chris Marker: retorno
a la immemoria del cineasta. Valencia, Ediciones de la mirada.
Buci-Glucksmann, Christine. 2012. “Les spirales du temps: de
l’immemoriel a l’éphémère”. Disponible en el website de Pascal
Dombis: http://www.dombis.com/info/CBG_Les_spirales_du_
temps.pdf (consultado el 19 de agosto de 2012).
Frodon, Jean-Michel. 2012. “Chris Marker, explorateur du siècle”, en
el blog Projection Publique. Disponible en:
8 Chris Marker par Agnès V. Télerama, Rencontres Photographiques d’Arles 2011. Disponible en http://
vimeo.com/26725900. Consultado el 19 de agosto de 2012.
9 Marker 72, dirigido por Miguel Angel Vidaurre (2012) investiga el viaje del realizador al Chile de la
Unidad Popular, cuando acompañó a Costa Gavras para filmar Estado de sitio (1972). Los testimonios
se suceden y cada aporte refuerza el misterio. Por ejemplo, mientras Patricio Guzmán cuenta cómo
Marker se apareció en su casa y se convirtió en una suerte de mentor para su carrera, José Roman hasta
llega a poner en duda su misma presencia en Santiago. Deudor del espíritu markeriano, el documental
contribuye decididamente a la prosecución del consistente halo ficcional que ha rodeado durante más
de medio siglo la identidad del cineasta.
30 Eduardo A. Russo
La antena.
Contranarrativa, reconstrucción y nostalgia
en el neonoir argentino
Álvaro Fernández Reyes
1 Porcentaje superior a la medida mexicana con 54 estrenos y recuperación en taquilla del 8,64%, por
poner algún ejemplo (Fernández, 2010).
31
etapa de la historia del cine donde los neo y los pos están a
la carta del día en el banquete posmoderno, es recién en los
años noventa cuando –muchas veces definido bajo la catego
ría de posnoir–, amplificando el juego metatextual, se expande
en clave paródica e híbrida a diestra y siniestra a otras cinema
tografías, que muchas veces se indigestan con estos intentos
de producción poco logrados.
2 La primera basada en la novela de Eduardo Sancheri La pregunta de sus ojos, la segunda basada en la
novela homónima de Hugo Burel, la tercera de la novela homónima de Claudia Piñeiro, la cuarta de la
novela homónima de Ricardo Piglia.
La antena... 33
clásico, que contiene los temas noir y la sensibilidad noir” a
través de una mirada retroactiva y sin la censura de épocas
pasadas –como indica Mark Conrad en The philosophy of neo
noir (2009: 2)–, estas cintas intensifican las características
del existencialismo (Spice en Conrad, 2009), recuperan el
sentimiento de alienación propio de esta postura filosófica,
seguida de la ansiedad, el pesimismo, la ambivalencia moral,
la desorientación y una resistencia a la opresión que experi
menta el sujeto posmoderno.
El neonoir resalta la nostalgia de estilos de antaño en sus
narrativas (Jameson, 1991) incorporando formas y figuras
contemporáneas que, en términos extradiegéticos, hablan
de un cambio social y de sensibilidad, de una nueva crisis
de sentido. Representan e interpretan la condición posmo
derna o posmodernista –como anota Norman Denzin– que
implica la cultura de consumo y emociones intensas nacidas
de la angustia de la alienación:
La antena... 35
vestimenta, escritura, novela, cómic) que consiste en fabri
car lo nuevo con lo viejo gozando de un eclecticismo regido
por la explotación de estilos del pasado. Es una escritura de
segundo grado a partir de lo imitativo con elementos expre
sivos del collage, del pastiche, de lo satírico y de la parodia.
En ese sentido –como se escribe– “es una producción meta-
genérica, una expresión de un nuevo modo de pensar don
de emerge una ruptura ideológica entre pasado y presente”
(Letort, 2010: 193 y 198).
A la sazón, si el noir clásico fue el cine modernidad y re
presentó su respectiva crisis, el neonoir será el cine de la pos
modernidad, una forma estética en el seno de esta, colmada
de un aura nostálgica de una época pasada en el presente,
un presente determinado por otros códigos morales que son
puestos en juego en narrativas híbridas de resistencia, para
un espectador que goza de emociones más intensas.
Coincidimos con Richard Gilmore (en Conrad, 2009) en
que el noir como el neonoir funciona como una contranarrativa
La antena... 37
y el estilo se traspasa a otros géneros provenientes de un
cúmulo de historias de diversos lenguajes audiovisuales y
visuales –recordemos de nuevo: la arquitectura, la moda,
el cómic, los dibujos animados, la publicidad, la televisión,
por supuesto el cine de vanguardia, el fantástico– pero con
su tecnología retro y la tradición muda. En este caso es la
gran historia mitificada del cine mudo: un lenguaje perdido
y revivido con el lenguaje del cómic y de la publicidad para
rescatar una sensibilidad olvidada con el advenimiento del
cine sonoro.
La antena trata de una metrópoli en resistencia aparente
mente situada en el año veinte, pero que bien podría ser de
los años treinta o cuarenta, aunque en el fondo proyecta una
espeluznante atemporalidad colmada de anacronismos. Con
el recurso del narrador omnisciente del cuento clásico, nos
introduce a la historia con el “Había una vez una ciudad sin
voz...”. En esta el Sr. TV, magnate de las imágenes que circulan
y de los productos que se consumen, desea apoderarse de lo
único que le queda a la gente: las palabras. Para alcanzar su
deseo de someter a los ciudadanos, debe transmitir el cantar
La antena... 39
interior y creer en nuestra propia visión”.3 Así acude a la pa
radoja, pues asegura que partió de la impresión visual para
crear la historia y anteponer la imagen a lo literario. Contra
riamente, al interior del filme tenemos un niño mesías que
lee y no ve, “la ceguera como sabiduría y donde los ciegos
son en realidad los que realmente pueden ver”.4 Una crítica
a la cultura visual desde la misma trinchera de esta y de sus
contradicciones.
Resalta en consecuencia la crisis de lo representado: a sa
ber, la unidimensionalidad de las imágenes que operan en
el hombre alienado, a través del dispositivo cinematográfico
que ha construido una forma de narrar y pensar, para hacer
consciente al espectador de ese dispositivo –medida recu
rrente en el cine moderno– y seguir en su apuesta a la narra
ción desde otra mirada que culmine en una idea, así tenga
3 Entrevista a Esteban Sapir: “En el comienzo estaba el ojo”, Grupo Kane, noviembre de 2007, publicada
en http://www.grupokane.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=74:artentrev
estebansapir&catid=36:catficcion&Itemid=29 (consultado el 6 de agosto de 2012).
4 Ibid.
5 Ibid.
La antena... 41
Cabe decir que la cuestión de la nostalgia demanda más
atención en la memoria y disponibilidad del espectador a
quien le exige una reconstrucción.6 Es así que el especta
dor realiza un ejercicio de imaginación desde su imaginario,
pues “la imaginación ha salvado a los hombres” –dicta la pe
lícula– evocando las primeras cintas fantásticas, por ejemplo
Viaje a la luna (1902) y El viaje imposible (1904) de Georges Mé
liès; las vanguardias de los años veinte –como el Dadaísmo,
por citar algunas, Ballet mecánico (1924) de Fernand Léger,
Anemic cinema (1926) de Marcel Duchamp, Entre acto (1924)
de René Clair–; más directamente el expresionismo alemán
con Metrópolis (1927) de Fritz Lang como punto de referen
cia argumental y visual, además de incontables citas icono-
gráficas y estilísticas de la serie de El Dr. Mabuse (1922, 1933
y 1960), El Gabinete del Dr. Caligari (1919) de Robert Wiene, o
Nosferatu (1922) de Friedrich Murnau;7 así como “toques” del
cine contemporáneo marcado por Sin city (2005) de Robert
6 Cfr. Delphine Letort (2010: 120); y las ideas generales de Richard Gilmore (2009).
7 Ver Nadine Pollvogt (2011).
La antena... 43
es el mal, pero en la apuesta formal –de particulares visio
nes estéticas y de representación guardadas por la historia del
cine– es el bien nostálgico de una ciudad acaso idílicamente
quebrantada por los monumentos de la perversidad humana;
lo que lleva a alcanzar esa contranarrativa que mueve las refe
rencias estéticas y morales del espectador.
Por ello incluso recurre al manejo de antiguos símbolos
que cobran sentido mientras poco a poco ayudan a oscurecer
la atmósfera del relato: la svástica que representa el aterra
dor poder del nazismo –que bien puede hablar de la dicta
dura argentina– y que construyó los más complejos espacios
de muerte y tortura. Ahí están las señales de la antena y el
espiral de la TV como medio de hipnosis que mantiene a
las masas enajenadas. Alusiones a otros sistemas políticos e
ideológicos como el casco que usa el niño con las siglas de
la CCCP que refieren al régimen de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, también representante de un sistema
opresor a la postre opositor de la Alemania nazi y contrario
a la ideología capitalista del american way of life. También el
manejo de símbolos numéricos como el número 9 postrado
La antena... 45
simplemente posmoderno, para encontrar en la condición
trans génerica, trans lingüística y de múltiples estilos, ese
síntoma que es el contenido reprimido en la pulsión de las
imágenes, donde se oculta la incomunicación en las formas
simbólicas que los medios ponen en circulación.
De tal manera nos hace reconstruir el tema de la incomu
nicación y los monopolios de los medios. Y nos lleva a experi
mentar una historia arquetípica que ha permanecido a lo largo
del tiempo: la del poder y la dominación de una comunidad,
por consiguiente, la eterna resistencia al sometimiento y a la
enajenación sostenida por la familia en tanto núcleo social en
crisis que hace frente a las sociedades totalitarias. Entonces La
antena, teñida por la pátina del tiempo y confeccionada por un
halo del pasado, funciona como muchas de las contranarrati
vas que expresan “la angustia de vivir en una sociedad que ha
perdido los códigos de significación de su propia historia, los
códigos referidos [… a] los que hacen mención de las historias
de heroísmo y de los relatos luminosos” (Riutot, 2003: 70).
En la experiencia estética La antena ofrece una ensayo
multimedia donde la sinestesia se tematiza al yuxtaponer los
Bibliografía citada
Acosta Larroca, Pablo y Aponte A. Gutter, Nicolás, Entrevista a Este
ban Sapir: “En el comienzo estaba el ojo”, Grupo Kane, noviem
bre de 2007, publicada en http://www.grupokane.com.ar/index.
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La antena... 47
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Filmografía citada
Fernando Spiner, Adiós querida Luna (2005)
La antena... 49
Imaginarios urbanos: ciudades visuales
Pablo De Vita
Inicio
¿Qué son mis quebrantos, siempre crecientes, que me hace ansiar sueño
profundo, olvido completo, muerte final? En luz deslumbrante, en colores
nunca vistos, en acordes de éxtasis y de infierno, timbres inauditos, en
belleza nueva mía, en mis innumerables hijos, he de olvidar el todo lo
ñoño que me ahoga: ¡Sí, mis penas deletéreas son de parto, estoy preñado
de un inmenso y nuevo mundo!
Diario íntimo de Xul Solar, 1º de noviembre de 1911
51
Con todo, un elemento comúnmente olvidado de esa rica re
lación es que se procede a encuadrar un espacio de carácter bi
dimensional. Muy probablemente esa sea la misma tensión que
el cine encuentra hoy ante el avance de los medios digitales de
reproducción de imágenes, en el nuevo soporte en que se cons
tituyen: Internet, cámaras digitales, teléfonos celulares y todo
aparato de reproducción digital que permite ver imágenes y
que, inexorablemente, se plantean como el último eslabón de
la crisis de los modos de representación. Si la fotografía se valió
de su fidelidad con el objeto original, y el cine de dotarlo de
movimiento añadiéndole el desarrollo de una historia, los me
dios digitales cuestionan el “aura” no de la obra de arte, sino de
su modo de producción y reproducción. El espacio sagrado del
set de filmación o de la calle, en tiempos del neorrealismo y la
nouvelle vague con equipamiento costoso y necesariamente en
trenado grupo técnico, es diferenciado hoy por aquellos de au
tomático manejo y facilidad en su reproducción. La comunión
de la sala cinematográfica como sitio de contemplación solem
ne y clausurado, a excepción de la pared-pantalla (la ventana
de la sala sin ventanas), ha sido desplazado por la cotidianidad
del espacio doméstico en un formato que, colateral y constituti
vamente, no le es propio al cine.
Esta sea entonces la última –hasta el momento– y más mo
derna deconstrucción del espacio. La fotografía puso en cues
tión a la pintura por su reproductibilidad técnica y la apro
piación del espacio real, no interpretado. El cine cuestiona
la aparente fidelidad de la fotografía y señala el punto de vista
en su desarrollo de planos que construyen un espacio apro
piado del espacio real. Por último, el desarrollo del registro
digital cuestiona la figura del creador como último lugar de
legitimación del orden simbólico: si en cualquier momento
pueden tomarse imágenes, es que cualquiera puede hacerlo.
La voz autorizada desaparece como responsable del registro
posibilitando la aparente “democratización” en la genera
ción y reproducción de imágenes.
52 Pablo De Vita
Las vanguardias plantearon dentro del terreno plástico la
desestructura del espacio y la figuración, colocando al ideal
inmersivo entre paréntesis, obligando a la conceptualización
del punto de vista de la realidad representada, al hacerla
múltiple. La pintura de vanguardia del siglo XX buscó nue
vos encuadres y, en buena medida, fue arrastrada hacia esa
experiencia por el cine.
Sucede que la mirada se transformó. El inicio de las van
guardias del siglo pasado planteó en primer término la im
portancia del pintor y, por ende, de su mirada por sobre el
objeto representado. ¿Cuál es la lógica que une al cine y a la
pintura en el estudio de las vanguardias? ¿Por qué seleccio
nar un cuadro de Xul Solar y tan solo algunos fotogramas
de películas alemanas? La respuesta la encontraremos en el
fin de la inocencia de la mirada, en la búsqueda de una rea
lidad representada infinita y que condensa una preexistencia
no única. La geometría espectatorial indaga la doble realidad
de la imagen –ya sea pintada o proyectada– que, empero, en
el caso del cine, depende de la luz como factor extra para
su reproducción. El cine prolonga la pintura y la fotografía
en la búsqueda de una síntesis. Pero, si al mismo tiempo, la
pintura realizara ese camino inverso y se apropiara de sus ar
mas, ¿no encontraría asidero la relación de ida y vuelta de la
imagen de carácter cíclico y múltiple? Probablemente el cine
moderno obtendría su salvaguarda como arte en manos de la
pintura, como modelo de legitimación creadora, y no se en
frentaría a un arte superado por la técnica y el paso del tiem
po. La diegetización del cine en manos de la pintura permite
descomponer al mínimo el mundo creativo del realizador y
observar, al decir de Bazin, la estilización de la naturaleza ne
cesaria para considerarla arte. Solo queda un conflicto en la
imagen cinematográfica fuera de la sala de cine y dentro de
las tecnologías: se ha vuelto al marco pictórico. La oscuridad
no envuelve como antaño a la luz cinematográfica negando
el espacio circundante porque ahora los monitores de PC, los
54 Pablo De Vita
cine será fundamental al considerar las palabras de Merleau-
Ponty por ser a la vez “visible y vidente”.1
Dos caminos conviven en Xul Solar, la línea Kandinsky
y el expresionismo alemán (Iparraguire, 2001), que se en
tremezclan con guiños futuristas en su obra Ciudá (1931),
catalizadora de las corrientes de vanguardia. La pintura de
referencia no puede omitir el elemento ausente en gran par
te del análisis del legado de Solar, el movimiento interno de
la obra, el carácter plenamente cinético que le da a su Babi
lonia una plena y disímil autonomía de sus elementos, desde
sus medianeras surcadas por hombrecitos hasta sus torres
iluminadas que siempre esconden la ebullición, la colorida
“ciudá” (no ciudad) de Solar se cierra en cónclave con la Me
trópolis de Fritz Lang y sus habitantes que surcan las terrazas-
calles, al igual que Césare, el sonámbulo asesino, de El gabi
nete del Dr. Caligari. Tan solo dos de las obras de arte del cine
que encuentran asidero en el modelo de representación es
pacial. ¿Por qué Robert Wiene o Fritz Lang antes que Mack,
Klee o Marc? A diferencia de la pintura expresionista, Solar
manejaba el color como los fauvistas franceses y, allí donde
el expresionismo veía muerte, desolación y sentimiento trá
gico, Solar emprendía el camino hacia la autosuperación del
hombre como exploración de la psique no torturada, que
permitiera al habitante de la ciudad su elevación espiritual
y al visitante, el espectador, la catalización como “médium”
entre el mundo figurado y crudo de realidad y la propuesta
“ventana” de la pintura, en un paso al más allá de la vida
mundano-urbana desembocando en un “más acá” del arte.
En un comienzo, la búsqueda no tiene la densidad analítica
1 “Visible y vidente: es, pues, que el hombre de la fenomenología es también el hombre del cine- Hombre
visible –no en vano hará de ello Bela Balázs el título de uno de sus libros más hermosos escritos nunca
sobre el cine– y hombre vidente ‘omni-vidente’, el espectador de la película cuya extraña ubicuidad
obsesiona a la teoría del cine hasta Metz, que forjó esta última fórmula. Por todos los extremos –el
objeto, el sujeto-, el cine es a la medida exacta del hombre y de su visión”. En Aumont (1997).
56 Pablo De Vita
geométrico es demarcado por una torre con forma piramidal
en cuyo pico hay otro arco. La línea posterior, trazando una
ingeniosa perspectiva, se encuentra coronada por otros dos
arcos de gran tamaño, y una tímida hilera de chimeneas sir
ven de prólogo a un cielo amarillo donde el sol es acechado
por dos nubes que pueden convertir la luz en sombra y el día
en noche. La delimitación geométrica establece la visualiza
ción del conglomerado de una urbe con diferentes torres que
recortan el nunca diáfano horizonte y supone a un especta
dor situado también en una de ellas, o sobre alguna elevación,
completando así la intención de altura que surge de la ilusión
Ciudá (1931), de Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (Xul Solar), tem
pera en soporte de cartón; gentileza Fundación Pan Klub; medidas 23,7
x 28,7 cm. Colección Bemberg.
58 Pablo De Vita
al edificio sino a la estructura urbana, a la “Ciudad Nueva”
(tal el Manifiesto de la arquitectura futurista), como medida ab
soluta para el hombre junto a la realidad en movimiento.
La distinción fundamental de Ciudá con las de carácter fu-
turista es que el movimiento vertical no es un “en sí” sino
la búsqueda de un “para sí” de carácter metafísico que pro
voca el estallido del hombre, su posibilidad de acceso a lo
trascendente, en una desestructuración descompresora del
“en sí” para lograr un absoluto de existencia. En definitiva,
como Kandinsky, el artista como artífice de un nuevo orden
espiritual.
Esa es la principal diferencia con la gran ciudad expre
sionista del cine, y de clara influencia futurista,2 Metrópolis
de Fritz Lang, aunque preserva en su seno características
binarias como la obra de Xul Solar, que en este caso son:
capital/trabajo, luz/oscuridad, bien/mal. La masa huma
na se encuentra militarmente condicionada, marchando al
compás rumbo al cambio de guardia de las maquinarias que
sostienen a la megalópolis de lujo y diversión. En unión al
futurismo pero también al expresionismo que ve el carácter
grandilocuente y violento de la urbe moderna cuyos edifi
cios se elevan entrelazadamente en vistas aéreas que confor
man su arquitectura.
Significativo es que la calle, tanto en la pintura como en
las películas citadas, siempre sea un espacio urbano negado
a lo público, transitado por muy poca gente. El concepto de
calle no es el aplicado a la arquitectura moderna como órga
no del movimiento de ciudades sino, por el contrario, un estre
cho y único límite entre espacios construidos. Para los hom
brecillos de Ciudá, los habitantes de Metrópolis o Césare y su
deambular por las azoteas-calles de El gabinete del Dr. Caligari,
2 “En la era del automóvil y del avión no es de extrañar que aquellos jóvenes creyeran que en la expresión del
movimiento y la velocidad debía residir la más urgente contribución del arte de ese momento histórico”. En
Bayón, Carlos Damián, “El Caso Petorutti”, Sur, revista bimestral, Buenos Aires, julio-agosto 1966.
Aspectos metafísicos
60 Pablo De Vita
Das kabinett des Dr. Caligari (El gabinete del Dr. Caligari, 1919), de Robert
Wiene. Decorados de Walter Röhrig, Walter Reimann y Hermann Warm.
3 “Está ya colocada mi escalera para (que pueda) ver a los dioses”, en Libro tibetano de los muertos,
Barcelona, Kairos, 1994.
62 Pablo De Vita
La respuesta en Xul Solar se obtiene gracias al PAN (Uni
versal), que define su relación de orden simbólico con el
mundo y la expresión de sentido presente en su pintura en
contacto con el orientalismo fundamentado en su ecuación
macrocosmos-microcosmos. Toda obra pictórica es icónica4
pero Solar supera la guía de pensamiento que supone el íco
no para generar su propio horizonte de representación, de
lectura de sentido, que añade su cosmogonía dentro de los
límites del cuadro. Los símbolos se relacionan con el incons
ciente y están constituidos como un lenguaje que estructura
la realidad interhumana. ¿No será acaso la “Ciudá de Xul”
aquella “Ciudad del Sol”, de Tommasso Campanella? Don
de: “se llega caminando, siempre por terreno llano, a la par
te última de la Ciudad. Sin embargo, cuando se entra por
las puertas de cada uno de los círculos (las cuales son dos, a
saber, una en el muro exterior y otra en el interior), hay que
subir escalones, pero construidos de tal manera que apenas
es perceptible la subida, porque se camina en sentido trans
versal y además los escalones distan muy poco unos de los
otros. En la cima del monte hay una llanura muy extensa, en
cuyo centro surge un templo admirablemente construido”.
Antiguamente los valores de la metáfora del símbolo crea
ron un lenguaje oculto, solo entendible para el iniciado, aun
que posteriormente fue adquiriendo valor propio alejándose
del concepto mismo. Se puede definir entonces que el mun
do simbólico “da forma a los deseos” incitados a permanecer
ocultos por un problema cultural o social y poseen un signifi
cado arquetípico que condena a realidades de orden superior.
La convención arbitraria en la creación del sentido pictórico
hizo que muchos prefirieran la relación con el ícono, atado a
4 “La existencia de representaciones tales como los íconos es un hecho completamente conocido.
Cualquier pintura es, esencialmente, una representación de esa clase. Lo mismo es válido para cual
quier diagrama, aun cuando no hubiere parecido sensorial entre él y su objeto, y hubiera solamente una
analogía entre las respectivas relaciones de las partes de cada uno”, en Pierce (1986).
64 Pablo De Vita
fábula creadora, “había dado vida, existencia real, a su
obra” (Hammer, 1995).
Los hombrecitos de Ciudá pertenecen tardíamente al ter
cer período del artista con la absoluta esquematización de
la figura humana. Los seis hombrecitos de la pintura son
pequeños, apenas perceptibles de no ser por el movimien
to y el esfuerzo en el tránsito, e insignificantes dentro de la
obra ya sea por su tamaño como por su definición. Segura
mente la débil presencia asimismo indica un mal de la socie
dad moderna: la limitación del ser humano en relación con
su entorno y la creencia de que el esfuerzo siempre pasará
inadvertido, junto con la inevitable despersonalización de la
que el sujeto es presa dentro de las grandes ciudades. La
naturaleza abstracta del hombrecito es un indudable signo
de evasión.
Pero la metrópoli es viva y colorida aunque el centro de su
color lo posea el sol amarillo, garante de la luz y del estímulo
en contraposición a un cielo de serena frialdad y sabiduría
que se une a la frialdad infinita de la ciudad y sus edificios.
Las azoteas-calle de un blanco puro con sus hombrecitos en
nuditas virtualis ligeramente amarronados tienen otra acep
ción: si el marrón es madurez y el blanco pureza significa
que solo quienes hayan madurado en la búsqueda y lo hagan
noblemente encontrarán las escaleras de la ascensión. En lo
azul y sabio de un cielo azul mezclado con blanco encon
tramos la fe y la pureza como símbolos absolutos de unidad
y, también, del significado que atañe al color blanco. Mir-
cea Eliade sostiene que “el hombre siente continuamente la
necesidad de ‘dar vida’ a arquetipos”. Los seis hombrecitos
significan el primer número perfecto, “el más productivo de
todos los números” al decir de Platón. En el arquetipo del
hombre, al presentar seis figuras, Solar representa la unión
de opuestos y la síntesis de la armonía y el equilibrio.
El blanco es el séptimo color, y como suma de los tres co
lores primarios, simboliza la totalidad. Lo interesante surge
66 Pablo De Vita
Limitado técnicamente el cine silente siempre anheló el
uso del color. Los tintes realizados a mano, cuadro por cua
dro, los virados de color de ciertos fragmentos para denotar
el día o la noche o la tragedia han estado presentes en todo
el desarrollo del primitivo cine desde que la empresa fran
cesa Film d’Art intentó a través de El asesinato del Duque de
Guise elevar el estatus de ese espectáculo de feria a la catego
ría de arte. El virado al azul, utilizado cotidianamente para
indicar la nocturnidad en el cine, se vuelve mucho más frío
Final
68 Pablo De Vita
conceptual, pero es un claro punto de contacto. Aquí el arte
dotado para la travesía asume la visión mundial del cine y,
viceversa, al entender que el movimiento posee carácter múl
tiple. Ciudá junto con El gabinete del Dr. Caligari y Metrópolis
(como inicio y cierre vanguardista dentro del cine mudo ale
mán), se han adelantado al anuncio de la tecnocracia como
dominio y jerarquización de la Ciudad. Condensan, al decir
de Debray (1992), tres conceptos sucesivos: lo sobrenatural, la
naturaleza y lo virtual. De ahí que, como modelo anticipato
rio, los atributos de estas obras deslumbren en su devenir. La
arqueología de lo audiovisual deviene en la reorganización
de las artes visuales no como espectáculo sino como crítica
perenne a la civilización alejada de su dimensión artística.
Critican en su seno el utilitarismo y el orden especulativo del
comercio y la gran industria contemporánea, la carencia de
emoción y símbolos poéticos y la descomposición del víncu
lo que establece la relación hombre-entorno. Curiosamente,
ejemplifican la degradación sensorial de la modernidad con
sus mismas armas pero, incluso, prometen un lugar para el
hombre en ese espacio árido e inacabado. El diseño de la ima
gen opera aquí entonces como montaje intrínseco, para mostrar
el riesgo del futuro pero también sus claves de interpretación
y, por ende, su salvaguarda. Telas y pantallas6 ponen en es
tado de alerta al hombre sobre ese mundo mediatizado en
pantallas que convierten lo humano en registro referencial
preso de la noción de espectáculo, más no de arte y cultura.
A esta desvalorización los vibrantes colores de Xul Solar o la
mueca absurda del cine alemán transforman la lejana van
guardia en interrelacionada y contemporánea. La existencia
concreta se inserta en el interés por lo fantástico (Caligari)
6 “Un buen puñado de películas siguió la moda caligariana, ya fuera total o parcialmente, con originali
dad creativa o de forma parásita, por motivos temáticos o plásticos (uso de telas pintadas). (…) Así, a
pesar de su ambigüedad, el término ‘caligarismo’ llegó a ser una fórmula generalizada en la época”. En
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7 “…la palabra ‘cosmopolita’ fue una invención de los estoicos y quiero explicarla. Para los griegos, la
patria era la ciudad natal, por eso hablamos de Heráclito de Éfeso, de Zenón de Elea, y así de los demás,
y los estoicos tuvieron la extraordinaria idea de que un hombre no tenía por qué ser únicamente ciuda
dano de su ciudad, ‘polis’, sino ciudadano del cosmos, cosmopolita, ciudadano del universo (…) Quizás
el único cosmopolita, ciudadano del universo que he conocido fue Xul Solar”. Jorge Luis Borges, 1968.
Notas1. Citado en López Anaya (2002).
70 Pablo De Vita
Kovadloff, Santiago. 2001. “El acento metafísico”, en Pintura Argentina,
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Vila, Santiago. 1997. La escenografía, cine y arquitectura. Madrid, Cátedra.
1 Lo que aquí llamamos supuesta fidelidad referencial es esa concepción delsigno en la cual a determinado
significante corresponde determinado significado entendido como objeto real, es decir una versión del
signo en tanto nomenclatura. Contra esta versión ingenuamente estructuralista ya se expresaba Peirce con su
diferenciación entre objeto inmediato y objeto dinámico. Del primero se daba cuenta en la propia prácti
ca sígnica, el segundo era exterior al signo. Borges, con su literatura hecha de reescrituras y utilización de
textos como objetos a los cuales se remite su práctica ficcional, desdibuja esa noción de referencialidad que
vincula la función sígnica a un objeto dela realidad tal como lo hacía el realismo decimonónico.
73
La importancia de la trama opaca, en Borges, la psico
logía de los personajes, que en el ya mencionado realismo
tradicional explica las reacciones de los mismos ante los he
chos. Su gusto por el género de aventuras2 es posible pensar
lo entonces como una entronización de la praxis en contra
de la reflexión (Tardié, 1989: 64), siguiendo así esta línea
de pensamiento literario. Esta apuesta por la jerarquía de
la trama, como formato estructurador de la ficción, conlle
va dejar de lado la densidad de la historia de los personajes
en tanto construcción de una subjetividad. El lenguaje de
la literatura atraviesa a los personajes centrándose en las
acciones del relato. La posibilidad de narrar está dada por
la explicitación de una idea encarnada en acciones, llámese
cumplimiento de un destino o violencia injustificada, que
construye un orden ficcional perfecto. Entre estas dos opcio
nes navega el filme de Mugica, cuya estructura es la de una
tragedia clásica, incluyendo un Tiresias criollo en el perso
naje de don Carmelo.
El duelo en este texto borgeano nos habla de lo azaro
so del orden criollo, en el cual el Estado no interviene y el
coraje individual cubre el espacio de la justicia como for
ma de convivencia entre los seres humanos. La focalización
que realiza este relato de Borges opera como un recorte en
el cual la ofensa, una de las partes constitutivas del duelo,
queda afuera de la historia. En el filme de Mugica, el duelo
sirve de disparador a la hora de asumir un destino. Antes
de la muerte de Santoro, en el duelo que se produce dentro
del boliche, Francisco Real declara: “así ha de ser nomás”;
2 Nos remite al gusto por la literatura de aventuras en Borges, sus lecturas atentas de Melville, Conrad y
Stevenson. Sobre Conrad y su novela El corazón de las tinieblas emite, en uno de los prólogos de la colección
Biblioteca Personal, el siguiente juicio: “...acaso el más intenso de los relatos que la imaginación humana ha
labrado”. Más allá de esto, lo que es interesante señalar es cómo se entronca esa explicitación de una vo
luntad sin densidad psicológica que es la novela de este género (Bardavio, 1977), con ese gusto borgeano
por la trama que también deja de lado inmiscuirse en profundidades psíquicas de los personajes.
74 Armando V. Minguzzi
y luego de finalizado el duelo llega la sentencia: “Ramón
Santoro, marcao”. El primer plano del rostro, para ser más
exactos, de los ojos de Francisco Petrone, refuerza esta idea.
El final del duelo vincula, mediante un reflejo lumínico, cu
chillo y rostro; el hombre es un arma, tal como acontecía
en otro relato borgeano que lleva por título “Juan Muraña”,
donde se lee, más allá del asesinato realizado por la mujer
del personaje que da título al cuento, esa continuidad que
iguala arma y personaje: “...con esas grandes manos hue
sudas, había hundido la daga. La daga era Muraña, era el
muerto que ella seguía adorando”.
La historización de los personajes que el texto fílmico
pone en escena antes de llegar a la instancia del duelo borra
lo azaroso de este hecho puntual: se reconstruye la lógica de
la ofensa, la trama y su perfección dejan paso a la estructura
de la tragedia. Se pasa de la focalización de un hecho y su
apuesta a narrarlo sin fisuras a respetar una estructura de
género que explica los motivos por los que Rosendo Juárez
y Francisco Real se comportan particularmente de esa ma
nera. Ya no son dos componentes de la trama, no están solo
atravesados por la lógica ficcional, su desarrollo los torna
más opacos o, mejor aún, adquieren mayor densidad desde
que emerge su historia; en el relato fílmico tienen motivos
para obrar de una forma determinada y así lo hacen.
La operación que posibilita esta reescritura es una ex
pansión del texto borgeano. Ante la lógica del relato ascé
tico aparece esa reconstrucción de Rosendo, Francisco, la
Lujanera y el Oriental. El movimiento consiste en expandir
desde una historización de los personajes. Una lectura aten
ta permite ver cómo dicho formato o recorrido temporal o
histórico se lleva a cabo apelando a un entramado de tópicos
emblemáticos de la estética de este autor.
En la operación de expandir que el filme realiza es im
portante resaltar la utilización de uno de los ítems más ca
racterísticos de la literatura borgeana: el tema del doble.
Traicionar o expandir... 75
Aparece en el relato cinematográfico una versión ficcional
de dicho ítem que nos habla de la posibilidad de que un
hombre asuma el destino de otro, o mejor aún, de alguien
a quien se le impone esa otredad que es claramente pre
sentada como externa. En cambio, en las narraciones bor
geanas la idea del doble enmarca y da cuenta de cómo está
compuesto lo subjetivo, donde se observa una fluctuación
entre lo propio o criollo y lo europeo. Así lo expone Piglia
en su artículo “Ideología y ficción en Borges”, en el que la
idea de esos dos linajes (europeo y criollo) se presenta como
matriz de la estética ficcional de este autor. Esto se observa
claramente en el relato “El Sur”, en donde Dahlman, el per
sonaje central, descendiente por vía paterna de alemanes
protestantes, asume un destino que se presenta como otre
dad: él era un oscuro bibliotecario que termina aceptando
un duelo criollo a cuchillo bajo el cielo de la llanura, pero
lo acepta desde sus inclinaciones criollistas, recuérdese que
sabía el Martín Fierro de memoria y, por parte de madre,
descendía de un militar criollo que había peleado contra
los indios. Queda claro, entonces, que la idea del doble se
presenta dentro del espacio literario como una elección en
la cual el sujeto reconstruye su subjetividad optando por
una de las tradiciones que lo habitan, algo que en el relato
cinematográfico se transforma al exhibir cómo en lo doble
se asume la historia de una alteridad externa y el cierre del
ciclo que la traición había abierto.
76 Armando V. Minguzzi
Un amigo mío, Nicolás Paredes, ex caudillo político y juga
dor profesional del Barrio Norte, había muerto, y yo quería
perpetuar algo de su voz. Sus anécdotas, y su peculiar mane
ra de narrarlas. Me convertí en esclavo de cada página que
había escrito, leyendo en voz alta cada frase y tratando de
encontrar su tono exacto.3
Traicionar o expandir... 77
cuya lógica remite más a una estética fantástica que realista,
o que puede entenderse como deudora de esa estructura
ción en clave de tragedia clásica, cohesiona el texto volvien
do legible esa acción de asumir el destino de otro que realiza
Francisco Real al hacerse cargo de la traición sufrida por Ni
colás Fuentes. Don Carmelo, desde su posición de ciego que
ve anticipadamente la venganza, y la Lujanera, quien siente
la pesadez del corazón, la extrañeza del aire, que lee los si
lencios de los otros (“...hasta cuando se callan me lo están
tirando a la cara...”, señala), que se arrepiente de declararle
a Rosendo que tuvo una visión, terminan transformándose
en las voces y los actores que portan las formas en las que
aparece este código de matices fantásticos.
La “conversión” de Francisco Real en Nicolás Fuentes tie
ne también como componente explicitador un silencio, hay
una historia que jamás termina de subir a la superficie del
texto fílmico. Podríamos decir que el relato que Real recibe
en la cárcel emerge en el filme mediado o atravesado por
la fuerza de una premonición. La conversación entre el tío
de Nicolás Fuentes y Francisco Real a la salida del velorio
encuentra a este último retomando las palabras de Fuentes:
“...Rosendo Juárez, marcao; Ramón Santoro, marcao”. Pos
teriormente esas mismas palabras resonarán al término del
duelo, espacialmente en el boliche donde se desarrolla dicha
acción y muere el último de los citados.
El relato recibido por Real en presidio aparece también
en la escena en que sus ojos recorren la pieza en donde es
tuvo la Lujanera. La dueña de la pieza le pregunta si alguna
vez estuvo en ese lugar, a lo que Real responde: “sí y no”. Pos
teriormente se produce el encuentro cara a cara entre él y la
mujer una vez que Rosendo se niega al duelo: “Hace tiempo
que sé de tus ojos, de tu boca, del calor de tu cuerpo”. Estas
dos formas de aparición de la palabra ajena, la primera más
ligada a la conversión, la segunda a la seducción, que el re
lato inferido produjo, explicitan la asunción del destino del
78 Armando V. Minguzzi
otro y responden a una estructuración del filme que, conjun
tamente con la premonición de la muerte de Santoro, per
miten un recorrido de lectura. Este, conversión y asunción
de un destino de otro mediante, cohesiona el texto fílmico
que, más allá de la reconstrucción de la ofensa, instala su
coherencia desde estas dos vías de lectura: la fantástica (las
visiones que preanuncian la venganza) y el relato elidido, es
decir la inferencia de la palabra ajena (léase seducción ejer
cida por la descripción de la Lujanera), que remite al gesto
de asumir la alteridad.
Estamos ante dos instancias de lectura que no organizan
un entramado realista a la manera decimonónica; en verdad
podríamos decir que también son parte de esa expansión de
la que hablábamos anteriormente, pero no mediante la uti
lización de tópicos de la poética borgeana. Dicha expansión
tiene que ver con otra manera de ficcionalizar: en el terreno
literario se jerarquizaba la trama, en el fílmico existe una
puesta en escena de la historia de los personajes que expli
ca y hace verosímil conductas desde su lógica interna. Así
como el relato literario respeta la oralidad de quien cuenta,
el relato fílmico se organiza en base a elementos posibles en
ese universo discursivo situado histórica y socialmente. Esa
es la única alternativa que nos remite a una factible posición
realista. Quien lee plasma, en correspondencia con lo que
posee como enciclopedia, la reconstrucción creíble de un
universo de época, en este caso, los márgenes del espacio
urbano de la ciudad de Buenos Aires en cuyos festejos del
Centenario de la Revolución de Mayo se dan cita sus perso
najes típicos.
Traicionar o expandir... 79
cambiando el punto de vista con el título de “Historia de Ro
sendo Juárez”, aparecido en el volumen de cuentos El Informe
de Brodie.
Esta narración, que reconstruye el punto de vista de Ro
sendo, deja ver los motivos por los que este se niega al duelo.
Un crecimiento del asco producido por la violencia irracio
nal, que había empezado con lo absurdo de la riña de gallos,
termina en esa visión del personaje en cuestión, el corralero:
“Sucedió lo que nadie quiere entender. En ese botarate pro
vocador me vi como en un espejo y me dio vergüenza. No
sentí miedo; acaso de sentirlo, salgo a pelear. Me quedé como
si tal cosa”. La reconstrucción aquí expuesta nos permite ver
la dimensión irracional y azarosa de la violencia, que cobra
mayor profundidad ante la inexistencia de la ofensa. El pa
sado de Rosendo también contempla lo azaroso, pero en este
caso es su condición de guapo la que está ligada al azar.
Esta duplicación de la textualidad borgeana tiene que ver
con la revisión del por qué de una conducta. A diferencia del
relato fílmico, en el fondo de esta motivación sigue existien
do el azar. La reconstrucción de la identidad de Rosendo y su
rol de guapo y cuchillero se revelan como una instancia for
tuita y desgraciada; el filme también reconstruye pero como
justificación desde los tópicos y los códigos ya mencionados.
El semiólogo Yuri Lotman (1970) habla de la existencia
de una jerarquización implícita en este sistema de relaciones
llamado texto. Partiendo de este concepto de lo textual, po
demos hablar del modo en que la textualidad borgeana, en
términos de escritura y reescritura, se organiza elevando lo
irracional a la categoría de componente disparador, abrien
do así la posibilidad de dejar de lado la reconstrucción de las
motivaciones para centrarse en la perfección de la estructu
ra ficcional. Si un texto es un sistema de relaciones jerarqui
zadas, podemos decir que esa expansión que se realiza en el
filme es una traición textual pero, a la vez, que si la estética
borgeana contempla la versión como una forma literaria, la
80 Armando V. Minguzzi
traición no es tal. Para el autor de Ficciones la originalidad no
era un valor: su literatura estaba hecha de versiones, reescri
turas y traducciones. Esta transposición oscila entre el hecho
de expandir una poética y la reconstrucción de un sentido
común de época (entendiendo “sentido común” a la manera
de Gramsci, quien lo define como un conjunto de creencias
y supersticiones acumuladas históricamente).
Una última clave de esta perfección de la trama del relato
literario (que se opone a instalar la historia de los personajes
del filme), la da la caracterización de estos últimos tal como
aparece armada en el cuento de Borges. Tanto en “Hombre
de la esquina rosada” como en “Historia de Rosendo Juárez”,
esta delgadez de los personajes aparece tematizada naturali
zándolos. En el primero, el relator declara: “Me quedé miran
do esas cosas de toda la vida –cielo hasta decir basta, el arroyo
que se emperraba solo ahí abajo, pensé que yo era apenas otro
yuyo de esas orillas...”; y en el segundo, más allá de no preocu
parse por el nombre de su padre, Rosendo se reconoce dicien
do: “Me crié como los yuyos”. Esta naturalización tiene como
finalidad dejar de lado la interioridad de los personajes que
explica las conductas, y se suma a la idea de que, en verdad, lo
importante es el hecho de narrar las acciones.
Ante esta naturalización, aparece el anclaje histórico que
el filme lleva a cabo. El marco del Centenario de la Revolu
ción de Mayo y sus festejos viabiliza el recorrido de la ciudad
y el encuentro con el destino de ser otro que realiza Fran
cisco Real. El indulto abre el relato, la patria como marco
histórico se va poblando en el filme por ciertas prácticas em
blemáticas de la argentinidad que son: la taba, la carrera de
sortijas, etc. Y en esto radica una de las diferencias o traicio
nes más significativas que propone el filme como relectura:
la escritura borgeana crea una noción de la argentinidad
ligada a la libertad con que interpretó o utilizó los temas de
la cultura universal. El relato fílmico, al recurrir al anclaje
en la historia, se encierra en cierta puesta en escena de lo
Traicionar o expandir... 81
emblemático argentino.
En el ingreso de Francisco Real al baile y en el hecho de
atravesar el local en búsqueda de Rosendo, Borges utiliza
una metáfora de la cultura occidental: “El establecimiento
tenía más de muchas varas de fondo, y lo arriaron como un
Cristo”. La idea del calvario cristiano atraviesa el texto litera
rio, mientras que, en el filme, el mismo recorrido se trastoca
en una demostración de voluntad inquebrantable. Podría
mos decir que, siguiendo con la idea de expansión, prima en
el filme el tópico borgeano del culto al coraje,4 proveniente
de su linaje materno vinculado a la historia de la patria y sus
guerrreros. La expansión, entonces, se trastoca en elección
entre el coraje nacional y el calvario universal; en verdad en
este caso podemos hablar de una traición: la versión fílmi
ca recorta el espacio universal de la poética borgeana. Esta
interpretación de la nacionalidad o de su espíritu violenta
un episodio dentro del texto, no lo expande, más bien lo ins
cribe en un horizonte de épica nacionalizante, tal vez como
producto de la encerrona que la celebración del Centenario
de la Revolución de Mayo y su reivindicación de la patria
genera en el relato.
El par expansión/traición organiza este ejercicio de pasa
je de un texto literario a uno fílmico. Cuando prima el des
pliegue de una poética como recorrido de lectura estamos
en el terreno de la expansión. La traición aparece cuando la
apertura hacia metáforas universales resulta obturada por
esa valoración extrema del culto al coraje, entendida como
única figura retórica de la nacionalidad y no como uno de
4 El culto al coraje borgeano, tópico que podría leerse en la tradición literaria argentina como la fasci
nación que ejerce la violencia bárbara sudamericana en muchos escritores argentinos, está enraizado
en esa estructuración de su ficción en base a dos linajes. En Borges responde a la tradición familiar
materna que lo liga a los guerreros de la independencia, pero existe también el otro linaje, el de la
tradición sajona que lo liga a la cultura universal. En ese cruce arma su forma de entender lo nacional
como marginalidad que le permite leer sin preconceptos la cultura universal.
82 Armando V. Minguzzi
los componentes de una estética escrituraria. Traicionar la
poética borgeana es, entonces, imposibilitar el despliegue
del texto en el marco de la cultura universal. El lenguaje
fílmico apela a la tipificación de los personajes y arma en su
auxilio un contexto histórico y un recorrido de las subjetivi
dades en clave de hechos acontecidos.
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Traicionar o expandir... 83
Las bandas sonoras en la cinematografía
de Daniel Tinayre1
De Discépolo a Piazzolla, de Billy Cafaro a Juan Carlos Paz...
Sandro Benedetto
1 Este trabajo pertenece a una serie de investigaciones que he llevado a cabo como director del área
Cine-Música del grupo Kiné.
El mismo surge a partir del trabajo interdisciplinario en la cátedra de Estética del Cine de la carrera de
Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Entre los ejes de investigación se encuentran los
estudios sobre cineastas argentinos y las bandas sonoras pertenecientes a sus respectivas filmografías,
con el propósito de establecer relaciones entre la música utilizada y la época en que se integraron al
relato audiovisual. Los mismos constituyen campos aún muy poco explorados dentro de los estudios
sobre cine, no solo en Argentina sino también en el resto del mundo.
85
En sus tres películas posteriores, el tango y varias de sus
grandes figuras asumen un rol preponderante. Pedro Maffia,
Sebastián Piana y Homero Manzi dejarán su sello en Sombras
porteñas, de 1935. Volveremos a escuchar a Piana en la músi
ca de la comedia Una porteña optimista, rodada en 1936.
El aporte de Enrique Santos Discépolo desde la música y
la actuación en su siguiente largometraje, Mateo –basado en
el célebre grotesco teatral–, estrenado en 1937, contribuyó
para que este filme fuera declarado patrimonio cultural y de
interés nacional; fue distinguido por la Academia Nacional
del Tango de la República Argentina, por la presencia de fi
guras notables del tango, y por contribuir a la cultura nacio
nal. Su banda sonora se completa con ritmos folclóricos in
terpretados por la orquesta dirigida por José Vázquez Vigo.
Para sus películas rodadas en 1941, La hora de las sorpresas
–una comedia musical con escenas de baile y canto–, y el po
licial Vidas marcadas, Tinayre recurrió a la colaboración del
músico Francisco Balaguer.
Cuatro años separan estas producciones de Camino del in
fierno, de 1945 –codirigida junto a Luis Saslavsky–, que cuen
ta con la única banda sonora perteneciente a César Brero y
que incluye una adaptación de un tema de Tchaikovsky.
Como particularidad dentro de la misma encontramos el
siguiente poema que se reitera en tres ocasiones, y que es
recitado por la protagonista mientras escucha música que
sale de una vitrola:
86 Sandro Benedetto
Esta conjunción poético musical es una de las formas en
que los enfermizos celos de la protagonista se expresan, y
resuenan atormentadamente en la conciencia de su esposo
en la escena final del filme.
En 1947 Tinayre convoca para A sangre fría al músico Juan
Ehlert, quien obtendrá por su trabajo el premio a la mejor
música en el Primer Certamen Hispanoamericano de Cine
de Madrid de 1948. Ehlert desarrolla una música incidental
para gran orquesta. En cuanto a la música diegética2 encon
tramos música de cámara para piano, voz y también, com
pletando las sonoridades de la obra, fragmentos de Chopin.
Al año siguiente, en la comedia policial Pasaporte a Río,
Tinayre cuenta con la música de Guillermo Cases. En cuanto
a los autores de las letras de las canciones, que con música de
Raul Misraky se encuentran en el filme, revisten una espe
cial importancia pues se trata nada menos que de Homero
Manzi y de Enrique Cadícamo.
Estas canciones son interpretadas –en play back– por el
personaje de Nina Reyes, que interpreta Mirtha Legrand –ya
que quien presta su voz es la cantante Sonia Soler–.
La música puebla gran parte del desarrollo de la histo
ria, colaborando con la evolución de la acción dramática.
Con respecto a la instrumentación, Guillermo Cases emplea
sonoridades de cuerdas para los fragmentos románticos,
reservando los vientos para subrayar la tensión y la intriga.
Tinayre vuelve a convocar a Juan Ehlert en 1949, para Danza
del fuego, la película más íntimamente relacionada desde el
argumento y desde la banda sonora con el mundo musical.
La partitura del filme incluye el “Concierto en mi be
mol” (Emperador) de Beethoven, el “Segundo Concierto”
de Lizst, el “Scherzo en si menor” de Chopin, el “Concierto
en sol menor” de Mendelssohn y, por supuesto –dándole el
2 Diegético: cualquier voz, música o efecto sonoro que se origine en una fuente presente en el universo
del filme.
88 Sandro Benedetto
Arturo de Córdoba y Mirtha Legrand en Pasaporte a Río (1948) de Daniel
Tinayre.
90 Sandro Benedetto
En La patota, de 1960, Lucio Milena es el autor de la mú
sica incidental y de las letras que interpretan Billy Cafaro
y Roberto Yanés: “Dígame Paquita”, “Viento viento” y “Será
como tu quieras”. Billy Cafaro aparece cantando su éxito de
aquel entonces, “Piti, Piti”, en un baile de un club de barrio.
Las escenas que se vinculan con la violación que sufre la
protagonista y sus recuerdos del hecho, presentan caracte
rísticas sonoras bien definidas: por un lado y actuando como
contraste –creando un efecto anempático– 4 la música de la
calesita cercana al lugar donde se produce la violación; y por
el otro, melodías provenientes de un saxo acompañadas por
la percusión de timbales que cargan de tensión y dramatis
mo los pasajes de índole sexual, voyeurismo y violación.
La segunda colaboración de Lucio Milena con Tinayre
tendrá lugar un año más tarde, durante 1961, con El Rufián.
Milena crea para las mismas sonoridades de estilo jazzístico,
instrumentadas para un conjunto musical amplio: big band
y gran orquesta. Cuando el argumento lo requiere utiliza
tensas armonías acompañando desde el mundo sonoro las
situaciones dramáticas.
El filme cuenta además con una canción escrita por Mi
lena y Mario Clavel: “Tengo para ti”, interpretada por Ana
María “Cachito”.
La tercera banda sonora perteneciente a Lucio Milena es
para Bajo un mismo rostro, estrenada en febrero de 1962, cinco
meses después que El Rufián. En la misma encontramos una
importante diversidad de estilos musicales; por un lado Mile
na es el autor de las canciones: “Playa desierta” y “La gente”,
interpretadas por Roberto Yanés. Para la música incidental
convoca a tres excelentes instrumentistas: Hugo Oscar Pie
rre en saxo alto, Alfredo Remus, en contrabajo, y Osvaldo
Mazzei, en batería.
4 Anempático: efecto de indiferencia ante la situación, no participando del tono u emoción de la escena.
5 Astor Piazzolla volverá a musicalizar otra letra de Petit de Murat cinco años más tarde en el filme
Kuma Ching.
92 Sandro Benedetto
Las letras de las mismas pertenecen a Ulises Petit de Mu
rat y las músicas: “Tengo miedo”, “La niña ahogada” y “Hom
bre misterioso” son de Lucio Milena; “Dame tu cielo” perte
nece nuevamente al gran Astor Piazzolla.
Como corolario musical de esta costosa superproduc
ción, hacia el final de la misma nos encontramos con músi
ca ejecutada por una banda militar desde la cubierta de un
portaaviones.
Cinco años después de Kuma Ching, en 1974, se produce
el estreno del último trabajo de Daniel Tinayre: La Mary.
Su banda sonora pertenece al destacado compositor Luis
María Serra. El trabajo musical se estructura en base a una
canción –presente ya desde los créditos– y sus posteriores va
riaciones. La misma, constituida como el tema principal, es
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. 1997. La música en el cine. Barcelona, Paidós.
Costa, Antonio. 1988. Saber ver el cine. México, Paidós.
6 Flashback: una alteración en el orden de la historia, en el que el argumento regresa al pasado para
mostrar acontecimientos ya ocurridos.
7 Flashforward: una alteración en el orden de la historia en la que el argumento adelanta acontecimientos
futuros, para luego regresar al presente.
94 Sandro Benedetto
Fernández Diez, Federico y Martínez Abadía, José. 1999. Manual básico
de lenguaje y narrativa audiovisual. Barcelona, Paidós.
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Saitta, Carmelo. 2005. La banda sonora. Buenos Aires, UBA.
97
que el registro de esa realidad representada resultase sufi
cientemente expresivo y, a su vez, comprensible.
De igual forma, la preocupación que fotógrafos y creado
res han demostrado por el tiempo que la imagen fotográfica
es capaz de representar, con mejor o peor suerte, ha sido una
constante. Desde la aparición del primer daguerrotipo (allá
por 1839), cuando aún eran necesarios largos tiempos de
exposición –de varios minutos– para conseguir una imagen
nítida, hasta la aparición de la instantánea (ca. 1873), todo
fotógrafo que se preciase había intentado dotar a la imagen
de un tiempo interno propio en el que la fotografía pudiese
encontrar su lugar, es decir, ubicarse como relato autónomo
y coherente, al margen de la realidad a la que pudiese aludir.
Por su parte, el espectador también debería otorgar a cada
fotografía una lógica temporal, ya fuese mediante la incor
poración de un tiempo simbólico, inmortalizado mediante
la inmovilidad de la pose, o bien mediante la evocación del
decurso histórico que registra y en el que se inscribe de for
ma natural la instantánea.
Por su parte, Walter Benjamin sostenía que, debido a los
largos tiempos de exposición e inmovilidad que eran necesa
rios para obtener los primeros retratos de daguerrotipos, el
propio procedimiento técnico determinaba en cierto modo
el carácter trascendente de estas imágenes:
1 La traducción es mía.
Bibliografía
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en Discursos interrumpidos I. Madrid, Taurus, pp. 61-83.
. [1936] 1973b. “La obra de arte en la época de su reproducti
bilidad técnica”, en Discursos interrumpidos I. Madrid, Taurus, pp.
Introducción
1 El presente texto sigue las trazas de un texto publicado previamente en España: Pedro Plasencia
Lozano: “El puente de Queensboro, más allá de la Manhattan de Woody Allen. Miradas y reflexiones
fílmicas en torno a una estructura ingenieril”, en Mirando a Clío. El arte español, espejo de su historia.
Actas del XVIII Congreso CEHA. Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 2012.
2 Podemos citar trabajos previos en este sentido: Chale Nafus (2003) y Pedro Plasencia Lozano (2010).
123
Manhattan (Woody Allen, 1979). Durante esa escena, consis
tente en un plano estático, Ike Davis (Woody Allen) y Mary
Wilke (Diane Keaton) contemplan el amanecer sentados en
un banco desde el que divisan la estructura de Queensboro
entre la bruma del río y declaran su amor hacia la ciudad. Se
trata además de una de los momentos más célebres de la his
toria del cine, y quizá la más sentida representación de Nueva
York jamás rodada.
El puente de Queensboro
5 La razón de que este puente no sea colgante y sí cantilever es probablemente su longitud. El puente de
Williamsburg fue récord de los colgantes entre 1903 y 1924, con una longitud de vano de 488 m.
Antecedentes
6 La letra relata que dos personas que no se llevaban bien de repente se enamoran, como sucede en la
película.
7 Así ocurre en las portadas de Un amor de cine y en el monográfico de Manhattan escrito por Santos
(2009) y Santos (2003).
8 El puente fue asimismo retratado por Ernest Lawson (El puente de Queensborough, 1909), Julian Alden
Weir (Nocturno, también conocido como El Puente de Queensboro, 1910) o Elsie Driggs (El puente de
Queensborough, 1927) entre otros, pero estas obras no presentan similitud alguna con el encuadre de
la película de Allen.
9 Muchas películas de la Fox de los años cuarenta y cincuenta abren con una toma del puente de
Queensboro en los créditos para situar la acción en Nueva York, acompañada por la BSO (Banda Original
de Sonido) de Alfred Newman para Calle sin salida.
10 No pretendemos hacer una historiografía de la opinión sobre los puentes cantilever, pues la hay para
todos los gustos; traemos aquí las de ingenieros relevantes en cuanto a sus opiniones estéticas.
Conclusiones
11 Otras series célebres ignoran Queensboro, pero no el puente de Brooklyn, como Padre made in USA
(American Dad, Seth MacFarlane, 2005-), octavo episodio de segunda temporada; en Futurama (Matt
Groening, 1999-) solo sobrevive un puente a una supuesta invasión alienígena: el puente de Brooklyn
de nuevo, y en la propia serie, cuando aparecen imágenes de la antigua Nueva York, solo vemos puentes
colgantes (en los episodios A big piece of garbage o The luck of the Fryrish). Tampoco hay puentes en
el episodio dedicado a George Gershwin en la película Fantasía 2000, que se inspira en Manhattan sin
mostrar un solo puente.
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I.
1 Este ensayo se publicó originalmente en Curiel de Icaza, Claudia y Hénonin, Abel Muñoz (coords.). 2012.
Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Ficción. México, Cineteca Nacional.
139
más tarde cuando oigan el timbre del departamento– vere
mos que la pared está repleta de ornamentos: por los dos
lados del encuadre contamos seis cuadros más pequeños
(más reproducciones de pinturas), y sobre la tele hay dos
fotografías familiares en sendos marcos. La propia pantalla
del X-Box está dividida entre los cuatro marcos de la pan
talla de navegación del juego y la pantalla del trasfondo.
Si agregamos la pequeña pantalla apagada del equipo de
sonido digital en el extremo derecho del encuadre, la “pan
talla” de la lámpara detrás de la cabeza de Moko, y el borde
superior del sofá donde Flama y Moko están sentados, el
cual marca el límite inferior del encuadre de la cámara de
Eimbcke, contamos un total de diecisiete marcos o panta
llas en una sola imagen. Los marcos y cuadros, aquí y en el
filme en general, son formas de entrar, de sentir, de vivir,
o de intervenir en diversas dimensiones, utopías, o vías de
escape.
Empezamos por detenernos en esta imagen por más de
una razón. Por un lado, es la primera pista para resolver el
enigma del título de la película que nos ocupa aquí: Tempo
rada de patos. Segundo, nos interesa porque introduce, de
manera casi imperceptible, una dualidad entre la mediación
II.
2 El capítulo 6 de la tesis de Gómez Gómez desarrolla una discusión detallada de los enlaces entre familia
y estado en Temporada de patos.
3 Sobre el proyecto de Pani, y sobre la destrucción consciente en la construcción del complejo de “vastas
huellas arqueológicas de la ciudad prehispánica de Tlatelolco” (242) mucho más allá de lo preservado
en la Plaza de las Tres Culturas, ver Krieger (2008: 237-258). Sobre la resolución arquitectónica de Pani
al imperativo de preservar al menos una parte de los restos prehispánicos en la Ciudad Habitacional, ver
Gallo (2010: 53-72).
4 Víctor Vila, citado en Krieger (2008: 245).
5 En este sentido, el vínculo entre el filme de Fons y el de Eimbcke se articula muy claramente a través
del tropo narrativo del apagón, que en ambas películas es un detonador clave de la trama. En Rojo
amanecer, cuando se va la luz en el departamento se debe a una estrategia deliberada de parte de un
gobierno autoritario de mantener a la sociedad civil en la oscuridad, tanto literal como figurativamente.
III.
En Temporada de patos, los apagones son simplemente aspectos esperados de la vida cotidiana, ligeras
sugerencias de la incapacidad de un estado incompetente y corrupto (y también de las empresas pri
vadas a las cuales las facultades del Estado se han ido subcontratando) para proveer servicios mínimos
a la población.
6 El verbo to bleed quiere decir “sangrar”, pero también “filtrarse”. Aquí aplica la segunda acepción del
término, aunque en este caso las sugerencias de la primera acepción no se pierden.
7 Énfasis original. Steinberg sostiene su argumento citando a Carlos Montemayor, quien asevera que la
masacre estudiantil no fue filmada.
8 Peña afirma que el uso del blanco y negro “contribuye a revelar la cualidad del tiempo y el carácter de
los protagonistas: días y personas grises”, sin profundizar en las implicaciones de la dimensión tempo
ral de la tonalidad de la imagen; “Temporada de patos” (2011: 203).
9 Esta escena entabla una relación intertextual entre el realismo de las escenas del departamento de
Flama y la virtualidad y artificialidad del escenario del video de la canción Un Pato por Natalia & la
Forquetina, incluido como extra en el DVD de Temporada de patos. La inserción de Ulises en el mismo
entorno extradiegético de los músicos del video sugiere otro tipo de ruptura que realiza la película al
posibilitar transiciones entre espacios dentro y fuera de la película.
10 Quizá a esto se refiere Steinberg con su afirmación algo telegráfica de que “Against the verisimilitude of
Rojo amanecer, Eimbcke’s rather Jarmuschian film, similarly shot on location at Tlatelolco, more subtly
intimates the futures of emancipatory politics” (2011: 25).
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Louise (comp.). Mario Pani. México, Instituto de Investigaciones
Estéticas-UNAM, pp. 237-258.
1 Son varios los estudios que explican esa identificación Allen-Nueva York. Por ejemplo: Fox (1996);
Rothman (2007); Carmona y Llavador (2010).
155
Afiche original de Medianoche en París.
2 Declaraciones de Woody Allen en el Festival de Cine de Cannes de 2011, con motivo de la presentación
de Midnight in Paris, recogidas en El País, Madrid, 12 de mayo de 2011, p. 42.
5 Es un tema que Woody Allen repite. Lo desarrolló también en el cuento The New Yorke, publicado en
1977. En ese caso, el protagonista huía de su realidad del presente y se introducía en la ficción literaria,
concretamente en la novela de Flaubert, Madame Bovary, para acabar enamorándose de Emma.
7 Así se denomina en Estados Unidos y se debe a Gertrude Stein, quien un día le dijo al propio Hemingway
“You’re all a Lost Generation”. En Europa reciben el nombre de “Generación de 1914” y en Francia
también se los conoce como la “Génération du Feu”.
8 Tal expresión la incorporó Obama en su discurso sobre la integración racial, pronunciado en marzo de
2007, en Filadelfia.
173
Qué es el punto de vista: una definición y múltiples
dimensiones
Aunque el sujeto del relato audiovisual ha sido de interés
para filósofos, psicoanalistas e historiadores del cine, en to
dos los casos las propuestas para su estudio han tenido dos
características comunes:
1) Estas propuestas conceptuales tienen un origen casuístico
e inferencial, lo cual significa que se derivan del examen
cuidadoso de casos concretos, es decir, de secuencias cine
matográficas. Por esta razón, los estudios sobre el punto
de vista tienen una gran utilidad didáctica.
2) La segunda característica común es que, a pesar del ori
gen disciplinario de cada propuesta, el marco conceptual
utilizado es, inevitablemente, de naturaleza semiótica (o
semiológica), y termina integrándose a la narratología
cinematográfica.
1 Una útil revisión de las teorías del punto de vista cinematográfico se puede encontrar en el trabajo de
María del Rosario Neira Piñeiro: “El punto de vista en el relato fílmico” (2003: 243-298). Sin embargo, se
incluyen aquí algunos autores que esta autora dejó de lado.
2 Entre los estudios más recientes sobre esta película estadounidense de 1959 sobresalen los realizados
en Francia y España en 2008, como los de Stephane du Messnildot; Jean-Jacques Marimbert (coord.);
Basilio Casanova (ver la bibliografía).
3 Sobre el clima previo y posterior al estreno de esta película, ver el estudio de Dudley Andrew (1995).
Conclusiones
4 Esta sucesión de perspectivas críticas acerca del punto de vista en este paneo se reconstruye en el
artículo de Karla Oeler (2009: 26-48).
Bibliografía citada
Andrew, Dudley. 1995. Mists of Regret. Culture and Sensibility in Classic
French Film. Princeton University Press.
189
Situacionista (1956-1957), y la del minimalismo al land art
(1966-1967). Con el análisis de esos tres episodios, Careri
elabora una historia de la ciudad recorrida que va de la ciu
dad banal de Dada hasta la ciudad entrópica de Robert Smith
son, pasando por la ciudad inconsciente y onírica de los surrea
listas y por la ciudad lúdica y nómada de los situacionistas.
El análisis de Careri es interesante ya que considerar el
andar como una práctica estética lo lleva a la elaboración de
una lista de palabras que llama “serie de acciones” que “re
cientemente han entrado a formar parte de la historia del
arte y que podrían convertirse en un útil instrumento estéti
co con el cual explorar y transformar los espacios nómadas
de la ciudad contemporánea” (2002: 19). Careri presenta su
“serie de acciones” en tres columnas. La primera es una lista
de cuarenta y tres verbos –transitivos en su mayoría– como,
por ejemplo, atravesar, abrir, reconocer, bajar, subir, trazar,
dibujar, habitar, visitar, explicar, recorrer, observar, encon
trar, construir y espiar. La segunda columna incluye lo que
llamamos una “serie de sustantivos”. Esta lista contiene cua
renta y tres sustantivos de la cual seleccionamos los corres
pondientes a la “serie de acciones” anteriormente menciona
da: un territorio, un sendero, un lugar, por un barranco, a
una montaña, una forma, un punto, un círculo, una piedra,
una ciudad, un mapa, los espinos, un archipiélago, relaciones
y personas. La tercera columna es otra “serie de acciones”
con únicamente ocho verbos intransitivos que son andar,
orientarse, perderse, errabundear (la traducción del italiano
al castellano no es la más adecuada ya que el verbo adecuado
es errar), sumergirse, vagar, adentrarse e ir hacia delante.
Careri no explica la manera cómo elaboró esa “serie de
acciones” ni tampoco especifica si la primera columna se
corresponde con la segunda. Sería útil tener el material ori
ginal en italiano para corroborar el sentido de interaccionar
una malla (to interact with a grating) y deducir con plena se
guridad que existe una correspondencia entre la primera
“Es un edificio sin ángulos rectos para una historia que tam
bién carece de ellos”, explica Eugenio Caballero. “La pelí
cula habla de esa fluidez, de esa libertad de las curvas, esas
curvas que nos dan una percepción tan extraña de nuestro
entorno, que nos atraen tanto pero que hacen tan complica
da la simple idea de colocar un mueble.”
5 Edificio creado por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza. La construcción de la única torre tomó
cuatro años (1964-1968). Para más información –breve y concisa– se recomienda el reportaje de
Patricia Gonsálvez titulado “Los bulos del árbol de hormigón”, publicado en http://elpais.com/dia
rio/2010/01/18/madrid/1263817466_850215.html
203
latinoamericanos vio el medio del cine como “la herramien
ta más valiosa de comunicación de [su] tiempo” (Solanas y
Getino, 1983: 17) y empezó a producir tantos manifiestos
como filmes en un intento de generar un cine con identidad
propia y con la potencialidad de abarcar una gran variedad
de temas latinoamericanos. Esta oleada de actividad creativa
hizo que surgieran varios destacados cineastas y movimien
tos innovadores dentro del continente latinoamericano, en
búsqueda de un espacio donde confluyeran la dimensión
artística, la actividad revolucionaria y la movilización de las
masas. Cabe destacar, junto con el caso revolucionario cu
bano, el Cine de la Liberación en la Argentina3 y el Cinema
Novo en Brasil.4 Estas corrientes buscaban hacer del cine un
instrumento con el que articular la batalla cultural dentro
de un contexto político-social adverso.5 Estos cines emergie
ron en esencia revolucionarios y lograron iniciar e implantar
una fructífera búsqueda de una nueva conciencia y una nue
va realidad latinoamericana.
3 Cine de Liberación de Argentina lo constituían artistas que vieron el cine como un medio en la lucha
popular por un cambio social radical entre 1968 y 1978, aproximadamente. Fernando Solanas y Octavio
Getino representarían en la Argentina –con La hora de los hornos (1968) y su tesis sobre el denominado
Tercer Cine– los ejemplos más radicales de esa búsqueda, creando un cine militante y de oposición al
imperialismo.
4 Cinema Novo brasileño estaba formado por cineastas que concibieron el cine como un instrumento
para concientizar a las masas entre 1960 y 1970. Esta corriente reunía el crudo realismo de Pereira dos
Santos, el barroco simbólico de Antonio das Mortes y de Glauber Rocha, sin olvidar a Joaquim Pedro de
Andrade, entre otros.
5 Ambos movimientos formaron su imaginario del cine dominante de Hollywood, al que se opusieron
por su artificialidad, y en el neorrealismo italiano, cuya carencia de claridad ideológica permitía una
expresión política como su transformación en melodrama conformista.
6 Elisa Rabelo destaca que “La Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, fundada en enero de 1951, desarrolló,
durante sus diez años de existencia, un trabajo encomiable en la Cultura Cubana y específicamente en
la Sección de Cine logró unir a intelectuales de izquierda que propusieron un nuevo pensamiento esté
tico que sería materializado en 1959 al crearse el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica
(ICAIC) respondiendo a una de las primeras leyes que aplicara el Gobierno Revolucionario para la
defensa de un programa Nacionalista y Martiano.
7 Citado en Engel (1969: 197).
8 El cine cubano después de una revolución social y política creó una escuela de cine que perdura hasta el
presente, entre cuyos integrantes cabe destacar realizadores como Santiago Álvarez, Tomás Gutiérrez
Alea, Humberto Solás y Manuel Octavio Gómez.
9 La traducción es mía.
10 Aunque el ICAIC ya había lanzado previamente filmes que trataban la temática del género como, por
ejemplo, Lucía (Humberto Solás, 1968), De cierta manera (Sara Gómez, 1974), a diferencia de Retrato de
Teresa, estos filmes vuelcan su énfasis en la dialéctica histórica y en la interacción social entre los sexos;
mientra que el filme de Pastor Vega ofrece una dialéctica psico-social entre los géneros. Ver también
Burton (1981: 82).
12 De cierta manera se ha ganado una merecida posición dentro de la literatura cinematográfica femi
nista por ser uno de los primeros filmes realizados por una latinoamericana –y en un país revolu
cionario– durante los años del auge de la crítica feminista en los Estados Unidos. Cabe destacar las
aportaciones críticas de Julia Le Sage en 1979 y 1980, E. Ann Kaplan en 1983 con su libro Women and
Film (Both Sides of the Camera), y en 1993 Zuzana M. Pick en su libro The New Latin American Cinema
(A Continental Project).
13 La traducción es mía.
14 Kaplan destaca que el impacto psíquico del cine es crear una impresión poderosa de una determinada
realidad: “El arte se percibe como una imitación de la vida a través de la transparencia del cristal de un
vaso. Pero tanto la vida como el arte están similarmente construidos por las prácticas significativas que
Conclusión
15 Cabe destacar filmes populistas como Se permuta (Juan Carlos Tabío, 1983), Los pájaros tirándole a la
escopeta (Rolando Díaz, 1984), Una novia para David (Orlando Rojas, 1985), Clandestinos (Fernando
Pérez, 1987) y, sobre todo, La Bella de La Alhambra (Enrique Pineda Barnet, 1989).
16 En los años noventa el cine cubano ofrece una proyección de la realidad más directa que en años ante
riores, revelando formal y conceptualmente las características de la futura producción cinematográfica.
Algunos filmes de finales de la década de los ochenta ya anticipan la existencia de un cine cuyos princi
pales presupuestos estéticos originaron parte de ese corpus conocido como Nuevo Cine Cubano, como
es el caso de Plaff de Juan Carlos Tabío (1988) y Papeles Secundarios de Orlando Rojas (1989). A princi
pios de los noventa aflora un cuidado especial por el código visual, vinculado a la plástica, que en esta
década fue especialmente destacada en Cuba, como es el caso de Fresa y Chocolate de Tomás Gutiérrez
Alea y Juan Carlos Tabío (1993) y Madagascar de Fernando Pérez (1994). Los años noventa y el inicio
del siglo XXI ofrecieron una nueva generación de cineastas, algunos con formación cinematográfica y
otros más autodidactas como los realizadores de videoclips que ya tenían una experiencia estética más
próxima a la publicidad y que aportaron una nueva ola a partir de sus vivencias generacionales. Cabe
destacar Pon tu pensamiento en mí (1996) y Amor vertical (1998) de Arturo Sotto. Nada (2001) y Viva
Cuba (2005) de Juan Carlos Cremata, La ola (1995 ) de Enrique Álvarez y La edad de la peseta (2006)
de Pavel Giraud.
17 Esta entrevista se realizó durante el Festival de Gibara, que tiene lugar anualmente y cuya misión es
estimular el cine o la realización de un cine de bajo costo.
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229
Según Juan Antonio García Borrero, las coproducciones
tienen una larga tradición en el cine cubano, sobre todo con
México antes de 1959, y con otros países latinoamericanos
después (Cuba incluso en el papel de promotor de la produc
ción cinematográfica), y desde 2000 especialmente con Espa
ña.3 En los últimos dos decenios la cofinanciación de pelícu
las adquirió suma importancia debido al hecho de que desde
1989 Cuba tiene que enfrentarse a un aislamiento tanto eco
nómico como político (García Borrero, 2001: 14; 2002: 200).
Ante la pérdida de los mercados de los países ex-socialistas
y el recrudecimiento del bloqueo por parte de EE.UU. (To
rricelli Act, 1992; Helms-Burton Act, 1996), el país se ve sumer
gido en la falta de fondos financieros. Cuando la fase más
productiva del sector cinematográfico cubano se registraba
entre 1981 y 1990,4 la posibilidad de realizar películas sufre
una fuerte crisis desde el comienzo del así llamado “Período
especial en tiempos de paz” en 1991. Como consecuencia, a
partir de la mitad de los años noventa la producción de pelí
culas netamente cubanas prácticamente deja de existir; entre
1995 y 2003, solo se realizan dos largometrajes sin financia
ción externa (Hernández Morales, 2007: 130).5 La falta de re
cursos económicos empujó a la producción cinematográfica
de Cuba a la búsqueda de capital internacional. Este factor
protagonista de ambas películas es representado por el actor alemán Peter Lohmeyer quien, además,
participó con su propia empresa “Glückauf-Film” en la promoción de los dos proyectos, así como en la
preproducción de Hacerse el sueco (Worthman, 2000).
3 En relación con la coproducción, los principales países con los que colabora España son Argentina y
México donde se concentra el 59,8% entre los años 2000 y 2004. Les siguen Cuba y Chile con un 22,2%,
y luego Uruguay, Brasil y Colombia con un 10,8%, así como Perú y Venezuela con un 5% (Caballero,
2006: 17).
4 Como demuestra Michael Chanan, el ICAIC, la principal empresa productora del país, había ingresado
aproximadamente 7,7 millones de dólares durante los años ochenta, mientras que en 1993 los ingresos
por venta y distribución de películas, sobre todo en Europa Occidental, se habían reducido a tan solo
454.000 dólares (2003: 480).
5 Según Sergio Luis Hernández Morales (2007: 130), una de las dos producciones pudo haber tenido
financiación externa, pero por falta de documentación no ha sido posible acceder a datos certeros.
6 Como consecuencia Hernández Morales destaca la vuelta de un tono melodramático, por un lado, y, por
el otro, el paso a un cine light con estructuras narrativas simples como características principales de la
era de los años noventa, colocando la producción en el abismo de no ser ni “cine de autor” ni puramente
comercial ante la preponderancia de las coproducciones: “También es sintomático el hecho que de
quince directores cubanos que filmaron entre 1990 y 1995, solo seis pudieron volver a hacerlo antes que
acabase el siglo, y eso sin contar los cinco directores y directoras que intervinieron en las respectivas
historias que componen el filme Mujer transparente (1990), con lo que más de un 50% de ellos se quedó
sin volver a filmar. Solo los antes mencionados, Daniel Díaz Torres y Fernando Pérez llegaron a filmar
tres películas en la década, cuando la mayoría se quedo [sic] sin encontrar financiación para su siguiente
proyecto. Esto nos da la medida de la crisis que atraviesa el cine cubano y lo difícil que resulta adaptarse
a los nuevos tiempos donde prima la coproducción.” (2007, 131)
7 Ver, entre otros, Higson [1989] 2002 ; Hjort/MacKenzie, 2000; Crofts, 2006.
8 Una descripción detallada de las condiciones de la producción cinematográfica cubana ofrece Luciano
Castillo: “The “art of our time” requires substantial resources; above all, that of international destribui
tion, which amortizes costs and contributes to self-financing. Co-production with a few key European
countries became, for Cuba – as for the rest of Latin America –unavoidable: to co-produce or not to
produce, that is the un-Shakespearian dichotomy our directors must consider in these globalized times.
The services offered by competent ICAIC professionals, known for their effectiveness in conveying what
they imagine, and not simply as resources, are exploited as inexpensive labour for the “directors” of the
First World. Washed-up European actors earn higher salaries in these films than the hallowed figures
that have only barely been able to make their way into national cinema and are relegated to secondary
roles. Being able to shoot for practically nothing compared to the international average has turned
Cuban locations into perennial temptation for foreign producers, while at the same time allowing the
fees collected to be reinvested in national cinema.” (2010: 86-87).
10 Peter Lohmeyer desempeñó el papel del emigrante y músico judío-alemán Hermann Frisch en
Frontera sur (1998), de Gerardo Herrero, y el papel del Ingeniero Werfell en Obaba (2005), de Montxo
Armendáriz.
11 Traducciones al español por la autora. Ver S. A.Interview mit Peter Lohmeyer: Der Cuba Coup“, URL:
http://www.digitalvd.de/interviews/Peter-Lohmeyer-Cuba-Coup.html (19.01.2012).
12 En alemán: “Verflixt! Warum muss der denn da auftauchen? Was hat er denn da zu suchen?”
13 En alemán: “Das kann doch alles nicht wahr sein. Das glaub ich nicht”.
14 En alemán: “Scheiße”.
16 En Kleines Tropikana/Tropicanita, además, aparece la figura de Chrissy, una inglesa casada en Cuba e in
terpretada por Luisa Pérez Nieto, que habla un español deficiente con un fuerte acento inglés británico.
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1 Este texto forma parte de las investigaciones realizadas dentro del grupo Humpty Dumpty on the wall:
transnacionalismo y frontera en el cine contemporáneo (FFI 2010-15312), financiado por la Dirección
General de Investigación y Gestión del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación
de España.
251
a los media y a los cultural studies, planteo la necesidad de
resituar los estudios cinematográficos en una zona, digamos
intermedia, entre las teorías contemporáneas de los media y
las de la cultura. Como acabo de señalar, partiré de algunas
problemáticas relacionadas con el cine transnacional (desde
el propio concepto de “cine nacional” hasta el tema de los
públicos, pasando por los procesos económicos implicados
en la producción, distribución y consumo de filmes), ya que
en mi opinión la dimensión transnacional del cine contem
poráneo implica considerarlo (repensarlo) en el contexto de
las transformaciones políticas, económicas, culturales y tec
nológicas a las que estamos asistiendo.
Conclusiones
269
las expresiones corporales habría llevado a optar por la fa
cilidad del lenguaje. “…Los medios expresivos del lenguaje
son tan inagotables como su (capacidad de representación)
(Benjamin, 2001: 192).” Si bien el lenguaje tiene una función
instrumental, sirve asimismo, para establecer una relación
de cada uno consigo mismo y con los semejantes. Porque el
lenguaje sería una revelación del ser más íntimo, desde los
lazos psicológicos que lo conectan consigo y con sus semejan
tes, en los cuales la representación antecede a lo que se des
envuelve, hasta lo aportado por la cultura en la que se lleva
a cabo todo este proceso que nos interesa problematizar y es
el encargado de permearla.
El cine es el único arte inventado en el siglo veinte, ligado
a una técnica que le dio origen, que ha contribuido con su
práctica estética a modificar radicalmente la percepción del
tiempo y el espacio (Grüner, 2001). Pero el cine también es a
1 Movimiento cinematográfico del Brasil de los años sesenta que se preocupa por representar la realidad
social del país con un fuerte compromiso político.
2 Su filme Detrás del Sol (o Abril Despezado) de 2001 se desarrolla em el sertão nordestino. Estos títulos
junto a Diários de motocicleta de 2003, lo ubican con otros directores como Fernando Meirelles em el
grupo de “La Retomada”, herederos de temáticas del Cinema Novo que, resemantizadas, colocan al cine
brasileño en el contexto internacional.
3 Es notable la simbología religiosa de cada uno de los nombres de la família: Ana (el nombre de la madre
de la virgen María en las Sagradas Escrituras); el padre ausente llamado Jesús; sus hijos mayores: Isaías
y Moisés y el pequeno protagonista, Josué. Esto se acompaña con la iconografia popular del “Buen
Jesús”, el Sagrado Corazón, las leyendas de corte religioso del camión de César, que oficia de buen sa
maritano del camino y los incontables carteles que ilustran el paso de los protagonistas. Dora, la mujer
que conduce al niño como antiheroína absoluta, rememora la idea del tesoro del relato, la luz divina,
representada históricamente como algo dorado o de color oro.
4 Como todos los casos en estudio, esta es una vez más la Representación de la pérdida o la recuperación
de la inocencia, como bien insustituible de la persona, como lugar de la transformación. La protagonis
ta de Torre Nilsson (Laura) la pierde em pos de la verdad; Dora (en el filme de Salles) la recupera a través
del viaje; Raimunda (la heroína de Almodóvar) supera su pérdida salvando y protegiendo a su hija de un
destino preanunciado y reconciliándose con su madre.
5 La Estación desborda de objetos emblemáticos de lo descartable, de la venta de baratijas y de objetos
que ayudan a paliar el trance diario de los pasajeros: reproductores de música, maquillajes, accesorios
y comida rápida, entre otros tantos.
6 Josué, el niño desamparado que elige representar Salles, se enparenta con otros niños históricos del
cine occidental; por coincidencias semánticas aparece primero Antoine Dionel (el protagonista de
Trufffaut) que se ve homologado en la loca carrera que emprende Josué para alcanzar el tren en el
que ha partido Dora, o en la secuencia final cuando corre para alcanzar el ómnibus que la lleva lejos
del pueblo.
7 Metáfora frecuente em el trayecto del espectador, del viajero inmóvil, como lo llamó Noel Burch, entre
muchos otros. Este viaje que propone Salles, empieza em los trenes, sigue en los táxis, continúa em los
ómnibus de corta y larga distancia, en los camiones de ruta y por último a pie, con los protagonistas
caminando o corriendo hacia su destino.
8 Marisa Paredes en La flor de mi secreto de 1995 relata una historia similar a la de Raimunda.
9 Según lo expresado por el proprio Almodóvar el personaje de Penélope Cruz fue moldeado como una
síntesis entre La Loren, Claudia Cardinale y la propia Ana Magnani, citada explícitamente em el texto,
con una representación emmarcada a través de un fragmento de Bellisima, el filme de 1951 dirigido por
Visconti y protagonizado por la Magnani.
10 La repetición abisma el relato de manera constante: el incesto, el crimen pasional, los aparecidos, las tradi
ciones familiares, los chismes de pueblo, la televisión como entretenimiento-basura, el culto a los muertos
y a los entierros y, sobre todo, las cosas de mujeres en sus infinitas posibilidades y rangos posibles.
11 La expiación de la culpa se encarna sobre todo en la figura de Irene (la madre protagonizada por
Carmen Maura) que se oculta después de asesinar al padre y a su amante por pura pena del estado de
su hermana, enajenada por el dolor y el viento... así paga de alguna manera su deuda con la comunidad.
Concluye su periplo ayudando a Agustina en su enfermedad terminal por el hecho de haber matado a
A modo de conclusión
Sandro Benedetto
Licenciado en Artes, Universidad de Buenos Aires. Profesor Nacional de Música. Egresado
de la carrera Arreglos y Composición. Docente en la Universidad de Buenos Aires, UBA; Ins
tituto Universitario Nacional del Arte, IUNA; Universidad de Palermo UP; EMPA. Publicacio
nes: “Análisis Auditivo de la Música” (1998); “No fue nada fácil...” (2005); “Los escenarios
del adiós: algunos bares del cine argentino” (2006); “Borges y las Artes –y las Artes en
Borges” (2009). Compositor de música para teatro, danza y producciones cinematográfi
cas. Director del Área Cine y Música del Grupo Kiné.
Verena Berger
Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Viena. Docente de cine español y
latinoamericano en el Departamento de Lenguas Románicas de la Universidad de Viena.
De 1994 a 2000 trabajó como docente en la Universidad Central de Barcelona (España). Su
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investigación se centra en las culturas modernas y contemporáneas de España y de Améri
ca Latina. Es autora de Theater und Sprache. Das katalanische Theater zwischen Diktatur und
Demokratie (1998) y coeditora, entre otros, de Montréal - Toronto. Stadtkultur und Migra
tion in Literatur, Film und Musik (2007), de Escenarios compartidos: Cine y teatro en España
en el umbral del siglo XXI (2009), así como dePolyglot Cinema: Migration and Transcultural
Narration in France, Italy, Portugal and Spain (2010). Actualmente está preparando su tesis
de habilitación sobre cine latinoamericano.
Pablo De Vita
Diseñador de Imagen y Sonido (UBA), con un Diploma Superior de Posgrado en Gestión
Cultural, Patrimonio y Turismo Sustentable (Beca Ortega y Gasset, Universidad Complu
tense de Madrid). Becario en Estudios Eslavos de la Universidad Carolina (Praga). Cola
borador del diario La Nación y de las revistas Criterio, Todo es historia y Debate. Realizó un
stage en el diario La Repubblica (Roma). Premio al Mejor Periodista de Cultura y Sociedad
otorgado por la Embajada de Italia y Premio de la Muestra Binacional de Cine de Puerto
Natales (Chile). Es el Director del área Cine y Artes Visuales del Grupo Kiné.
Armando V. Minguzzi
Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Filología Española por la
Universidad Autónoma de Madrid. Miembro del GRALHIM (Groupe de Recherche Amérique
Latine Histoire et Mémorie), Universite París 8, UFR 5. Especialista en el área de Inmigración
Brígida M. Pastor
Doctora en Estudios Hispánicos por la University of Bristol (Reino Unido). Es investigado
ra en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, España. En 1996 fue nombrada
Profesora Titular en la Universidad de Glasgow, donde ha desarrollado gran parte de su
trayectoria investigadora y docente, impartiendo cursos de posgrado y licenciatura sobre
literatura, cine y estudios culturales, con especial énfasis en los estudios de género. Es
autora de varios libros, capítulos de libros y volúmenes editados y de setenta artículos
científicos. Ha sido profesora invitada en prestigiosas universidades en Australia, EE.UU.,
Brasil, España y Reino Unido.
Eduardo A. Russo
Doctor en Psicología Social. Dirige el Doctorado en Artes de la Facultad de Bellas Artes, Uni
versidad Nacional de La Plata. Profesor de Teoría, Análisis y Crítica de Artes Audiovisuales
Mónica Satarain
Magíster en Comunicación y Cultura por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Licen
ciada en Artes por la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Periodista, ensayista, autora-
compiladora de Plano Secuencia: 20 Películas para rearfirmar la democracia (2004) de Los
escenarios del adiós: algunos bares del cine argentino (2007), entre otros. Colabora con
revistas científicas nacionales y extranjeras. Es Profesora Adjunta de la cátedra de Estética
del Cine y Teorías Cinematográficas, de la carrera de Artes en la UBA y codirectora del
colectivo de investigación interdisciplinario Grupo Kiné.
David Wood
Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, México, y editor del
Journal of Latin American Cultural Studies. Autor de diversos artículos sobre el cine latinoa
mericano, y coeditor de un libro sobre el cine mudo del continente de próxima publicación
por la UNAM. Su proyecto actual es sobre el cine histórico y experimental de compilación,
y ha trabajado sobre el cine documental de la Revolución mexicana, los archivos fílmicos y
el Nuevo Cine Latinoamericano.
Lauro Zabala
Doctor en literatura hispánica por El Colegio de México. Profesor-investigador en la Universidad
Autónoma Metropolitana de Xochimilco (UAM-X), en la Ciudad de México. Presidente del Semi
nario Permanente de Análisis Cinematográfico. Pertenece a la Academia Mexicana de Ciencias.
Entre sus libros más recientes se encuentra: Teoría y práctica del análisis cinematográfico (2010).
Presentación y agradecimientos 5
Emilio Bellon
SEGUNDA PARTE
ESTUDIOS DE TEORÍA CONTEMPORÁNEA 171