10 Versículos Bíblicos Que Hablan Sobre Sanidad

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

10 versículos bíblicos que hablan

sobre sanidad
 COMPARTIR

Somos seres humanos y vivimos en cuerpos físicos que fallan y decaen con el
paso del tiempo. A lo largo de la vida enfrentamos toda clase de retos a nuestra
salud sea un resfriado, miopía, presión alta o alguna otra enfermedad más grave.

¿Qué nos dice la Biblia sobre la sanidad? ¿Está bien ir delante de Dios para
presentarle nuestras enfermedades y pedirle que nos conceda salud? Sí, Dios
escucha todas nuestras oraciones y desea obrar en nuestras vidas trayendo
sanidad espiritual, emocional y, en algunas ocasiones, la sanidad física.

En la Biblia encontramos versículos bíblicos que hablan sobre este tema. Veamos


algunos de ellos.

1. La sanidad y la obediencia
Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero
justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de
las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la
salud».
(Éxodo 15:26)

Dios declara que daría salud a su pueblo. Él les había librado de la esclavitud en
Egipto y ellos conocían bien su poder, su amor y su cuidado. Dios les dice que les
libraría de todas las enfermedades o plagas que habían visto en Egipto pero ellos,
como pueblo de Dios, debían escuchar su voz, obrar en justicia y vivir en
obediencia a sus mandatos.

2. La adoración a Dios trae bendición


Dios le recuerda a su pueblo que su adoración debía estar dirigida solo a él.
Dios no comparte su trono con nada ni nadie, algo que debemos recordar. Al
obedecerle en esto recibimos la bendición de tener todo lo que necesitamos para
nuestro bienestar físico (pan y agua) y también la salud que necesitan nuestros
cuerpos. 

3. Dios da a sus hijos salud espiritual y física


Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía,
al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y
sana todas tus dolencias.
(Salmo 103:1-3)

Nuestra alma se renueva si nos enfocamos en las bondades y bendiciones que


Dios nos ha concedido. Es bueno recordar todo lo que Dios nos ha dado y hecho
por nosotros aun cuando estemos en medio de dificultades. Dios nos dio vida
eterna, el perdón de nuestros pecados y la sanidad de nuestras dolencias, tanto
las espirituales como las físicas, porque el poder de Dios no tiene límites.

Recibe ánimo al leer algunas de las razones que tenemos para alabar a Dios.

4. Dios escucha nuestro clamor


En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra
para sanarlos, y así los rescató del sepulcro.
(Salmo 107:19-20)

Debemos clamar a Dios en medio de nuestras enfermedades y dolores; él nos


escucha y está presto a obrar. En el Salmo 107:19-20 vemos que el pueblo de
Israel recuerda un momento en el que se había sentido angustiado. Cuando
clamaron a Dios, él les dio salvación y sanidad. Dios envió su palabra para
sanarlos a través de alguien (¿un ángel?) y los rescató de la muerte pues la
situación era grave. Pero no hay nada imposible para Dios cuando está en su
corazón la decisión de sanar.

5. La palabra de Dios da vida


Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de
vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes
las hallan; son la salud del cuerpo.
(Proverbios 4:20-22)

Hay sabiduría en la palabra de Dios, debemos obedecerla y atesorarla en nuestros


corazones. Dios quiere lo mejor para nosotros y cuando vivimos como a él le
agrada y como él nos dice, recibimos vida espiritual y salud física. Muchas veces,
solo con decidir descansar en él y entregarle nuestras preocupaciones, nuestro
cuerpo se renueva al llenarse de su paz y disfrutar de su compañía.

6. La obra de Jesús en la cruz


Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre
él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.
(Isaías 53:5)

En estos versículos de Isaías, él profetiza sobre la muerte de Jesús en la cruz y


cómo él llevó sobre sus hombros nuestras enfermedades físicas, emocionales y
espirituales. No estamos solos en nuestros momentos de sufrimiento: Jesús está
con nosotros. Él entiende lo que sentimos y sabe lo que necesitan nuestro espíritu,
alma y cuerpo. 

Jesús cargó con todas nuestras enfermedades y dolores en la cruz. Gracias a él


tenemos paz con Dios y paz en medio de las circunstancias difíciles que
enfrentamos. Por sus heridas recibimos sanidad espiritual, no moriremos
eternamente y esa es la obra más grande de Cristo en la cruz. Dios quiere darnos
también sanidad física y emocional aunque debemos entender que es él quien
decide cómo y cuándo nos la da.

7. La autoridad de los discípulos para sanar


Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”.
Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que
tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo
gratuitamente.
(Mateo 10:7-8)
Cuando Jesús envió sus doce discípulos a llevar su mensaje al pueblo de Israel
les dio autoridad para liberar a las personas del poder del enemigo y sanar toda
enfermedad (Mateo 10:1). Ese era el ministerio que debían llevar a cabo y la
sanidad era una parte importante de este.

Cuando el reino de Dios se manifiesta ocurren milagros, sanidades y liberaciones.


Dios es todopoderoso y quiere bendecir a los que se acercan a él. Por esto,
él capacita a sus hijos para poder realizar su ministerio. En 1 Corintios 12:9
leemos que uno de los dones que Dios da a la iglesia es el don de sanidad pues
todavía hoy él desea bendecir, sanar y restaurar a todos los que le buscan.

Aprende más sobre los dones del Espíritu Santo y cómo usarlos.

8. El rol de la fe
¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.
Rabí, quiero ver —respondió el ciego.
Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.
Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
(Marcos 10:51-52)

En este pasaje de Marcos 10 encontramos uno de los muchos milagros de


sanidad que hizo Jesús: la sanidad del ciego Bartimeo. Este ciego mendigaba en
el camino en Jericó. Él había oído sobre los milagros de Jesús y permanecía
alerta esperando su oportunidad para pedirle que le sanara. 

Los versículos 46 al 50 dicen que tan pronto Bartimeo se enteró de que Jesús
estaba cerca comenzó a gritar diciendo "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". No
tuvo vergüenza ni reparos. Él sabía lo que quería, sabía que Jesús lo podía
sanar y estaba dispuesto a gritar hasta recibir lo que anhelaba. Jesús le escuchó y
le llamó, así que Bartimeo dio un salto y se puso de pie, se despojó de su capa y
se acercó a Jesús.

¿Por qué Jesús le pregunta qué quiere? Era obvio que él deseaba ser sanado.
Pero hay momentos en los que Dios desea que le digamos exactamente lo que
queremos que él haga, y en el caso de Bartimeo, Jesús concedió la sanidad. Le
dijo "tu fe te ha sanado" y en ese instante el ciego pudo ver. A veces Dios solo
está esperando una muestra de fe de nuestra parte para realizar el milagro que él
ya ha decidido hacer.

9. Orar y ungir a los enfermos


¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que
oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al
enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará.
(Santiago 5:14-15)

Los enfermos deben llamar a los ancianos de la iglesia para que oren y les unjan
en el nombre de Jesús. La mención del aceite, muy usado en ese tiempo para
tratar dolencias y enfermedades, parece indicar que no debemos descartar la
medicina ya que Dios puede usar a los médicos y los medicamentos para
traer salud a nuestros cuerpos. 

Aquí también se habla sobre la importancia de reconocer nuestros pecados pues


hay algunas enfermedades que vienen por causa del pecado. Debemos vivir en
obediencia a Dios. Pero, si fallamos, Dios no nos deja sin salida. Podemos
confesarle nuestros pecados, recibir oración, ser ungidos y restaurar nuestra
relación con él a la vez que recibimos la sanidad de nuestros cuerpos.

10. Sanidad y nueva vida en Cristo


Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al
pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
(1 Pedro 2:24)

Aquí el apóstol Pedro hace referencia a Isaías 53:4-5 y la profecía sobre Jesús y


su muerte. Jesús llevó todos nuestros pecados y los clavó en la cruz sufriendo el
castigo que cada uno de nosotros debía haber sufrido. Cuando aceptamos a
Jesús como nuestro Señor y Salvador recibimos la vida eterna que él ya obtuvo
para nosotros.

Las heridas que Jesús sufrió en la cruz y la sangre que él derramó nos conceden
la sanidad espiritual o salvación. En Cristo recibimos también toda la sanidad
física que necesitamos, pero el anhelo principal de Dios es salvarnos de la muerte
eterna, que dejemos atrás el pecado y vivamos para él. 

En Apocalipsis 21:4 leemos:

Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento
ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.

Tenemos la esperanza de la vida eterna ya que en algún momento morirá nuestro


cuerpo físico y pasaremos a la eternidad con Jesús. No importa cuánto suframos
mientras vivimos aquí en la Tierra, sabemos que nuestra eternidad estará llena de
salud, de gozo y de todas las cosas buenas que Dios ya ha preparado para
nosotros.
https://www.subiblia.com/versiculos-biblicos-sanidad/

También podría gustarte