Farmacologia PDF
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El récipe, receta, fórmula o prescripción es una orden escrita que emite el clínico
para el expendio o preparación de uno o varios medicamentos. Aunque el término
prescripción puede incluir también indicaciones sobre el estilo de vida, alimentación o
pruebas diagnósticas.
El récipe es también una constancia legal acerca del medicamento que el profesional
le indicó al paciente, así como de las indicaciones respectivas. Este puede ser usado
como insumo en los tribunales para los procesos judiciales. Por esta razón es
recomendable que el clínico conserve y archive una copia del récipe que ha firmado
para sus pacientes y es deber del odontólogo suministrar esta información a las
autoridades competentes siempre que sean requeridos para procesos forenses,
civiles o penales.
Las oficinas de farmacia también están obligadas por la ley a llevar un control de los
récipes que reciben, tal es el caso de los récipes especiales que pueden ser
revisados por las instituciones sanitarias en cualquier momento que estas lo estimen
conveniente.
Tipos de Récipes:
Existen dos tipos de récipes: el Ordinario y el Especial
RÉCIPE ORDINARIO
Debe empezar con un encabezado donde se colocan los datos del profesional:
nombre, dirección del consultorio y/o institución donde se emite el récipe y otros
datos que permitan la comunicación con el prescriptor como lo son; número
telefónico y correo electrónico. Empero de que muchas casas comerciales médico-
odontológicas ofrecen récipes con fines publicitarios, el encabezado del récipe debe
estar siempre impreso en cada uno que el Odontólogo firme, por lo tanto el uso de
estos récipes comerciales (con encabezados publicitarios) ha venido a menos en los
últimos años, sobre todo con las ultimas regulaciones que el gobierno nacional ha
impuesto en esta materia
Luego del encabezado el récipe lleva una SUPERINSCRIPCIÓN que tiene las letras
Rp/; que significa tómese, despáchese o recíbase.
RÉCIPE ESPECIAL
Son consignados por la dirección de farmacia del Ministerio del Poder Popular para
la Salud y tienen como propósito controlar la prescripción de aquellos medicamentos
que producen adicción. En este grupo se incluyen los narcóticos, hipnóticos
sedantes, los opiodes fuertes y otros psicofármacos. Son intransferibles y llevan el
número de registro del profesional ante el ministerio, el nombre y la dirección del
paciente, la fecha de expedición, la cédula de identidad del comprador y al igual que
el récipe ordinario; el sello húmedo del odontólogo.
Tiene una vigencia de 48 horas en zonas urbanas y 72 horas en zonas rurales.
Viene por triplicado; uno va a reposar en el recetario del facultativo, los otros dos son
entregados al paciente para ser recibidos en las oficinas de farmacia. Uno queda
archivado en la misma oficina y el otro es enviado al ministerio para su registro y
control respectivo.
Su origen se remonta al antiguo Egipto, donde la magia era tan relevante en los
tratamientos médicos, que los amuletos sanadores jugaban un rol central en el acto
médico. Uno de los más importantes amuletos era el llamado Udja, que representaba
al ojo del Dios Horus. Una leyenda egipcia narraba la historia de un combate épico
entre el Dios Set y su sobrino Horus, a raíz de haber asesinado el primero a su
hermano el Dios Osiris, padre, a su vez, de Horus. En dicha lucha, Seth había
dañado seriamente los ojos de Horus, pero el sabio Dios Toth los sanó y luego tomó
uno de ellos para resucitar a Osiris. El ojo de Horus, representado en la iconografía
egipcia con una "R" con un ojo en el círculo superior, se convirtió en un símbolo de
protección y cura. Con el tiempo se fueron haciendo amuletos de oro y cobre,
representando al ojo de Horus, que servirían para proteger de las enfermedades y
curar el "mal de ojo". Su representación aparece en múltiples ocasiones en el papiro
Ebers, que es uno de los más antiguos tratados médicos conocidos. Fue redactado
en el antiguo Egipto, cerca del año 1500 antes de nuestra era; está fechado en el
año 8 del reinado de Amenhotep I.
Cuando los griegos, por medio de Heródoto, entablaron contacto con la medicina
egipcia, supusieron que ese signo debía tener algún significado sagrado, por lo que
decidieron mantenerlo en los encabezamientos de sus prescripciones médicas.
Luego de la derrota de Grecia por Roma en el año 188 a. C., los médicos griegos
que llegaron como esclavos a Roma trajeron con ellos su símbolo, que
paulatinamente fue romanizado, convirtiéndolo en el símbolo de Júpiter.
Su gran difusión por Europa puede atribuirse a Pedanio Dioscórides Anazarbeo
(Anazarbus, Cilicia, en Asia Menor, 40 a 90 d. C.), quien fue un médico, farmacólogo
y botánico de la antigua Grecia, cuya obra de materia medica alcanzó una amplia
difusión y se convirtió en el principal manual de farmacopea durante toda la Edad
Media y el Renacimiento.
Dos elementos le fueron agregados a la "R" del símbolo del ojo de Horus. Primero la
letra "p", completando la idea evocadora del récipe (Rp); luego se le adjuntó a su
izquierda una barra (/) como símbolo del rayo de Júpiter. Este rayo funcionaba como
un elemento recordatorio de la existencia de fuerzas superiores a la meramente
humana, como artífices de la mejoría evolutiva de los pacientes atendidos por los
médicos.
En la Edad Media, la Iglesia católica, en su lucha contra el paganismo, obligó a los
médicos en todos los países bajo su jurisdicción, a utilizar las iniciales del
"Responsum Raphaelis", en vez del signo pagano de Júpiter. Estas dos palabras
simbolizaban al Arcángel Rafael, cuyo nombre significaba "medicina de Dios".
Los alquimistas más tarde regresaron al símbolo griego original que ha perdurado
hasta nuestros días. De esta manera, lo que fue un código secreto y el pictograma
del ojo de Horus, se convirtió en el símbolo de la prescripción.
La Inscripción
Es el cuerpo del récipe y en ella se especifican los medicamentos que se van a
prescribir. Dependiendo del tipo de fórmula que se va prescribir la inscripción puede
ser de dos tipos:
Fórmula Patentada
Fórmula magistral
FÓRMULA PATENTADA:
Incluye preparados ya patentados que se expenden comercialmente en las oficinas
de farmacia. La inscripción de una fórmula patentada debe contener; el nombre del
medicamento que puede ser comercial o genérico, la forma farmacéutica de la
presentación, las unidades de masa o volumen que en Venezuela corresponden al
Sistema Métrico Decimal y el número de unidades de presentación comercial que el
paciente debe comprar para completar el tratamiento indicado. Las abreviaciones
más comunes que se utilizan en la inscripción de un récipe
Respetando el espíritu de las normas de Deontología Médica y Odontológica, la
práctica de firmar fórmulas patentadas en base al genérico no solo deslinda la
práctica clínica de cualquier conflicto de intereses con alguna marca comercial o
compañía farmacéutica, sino que permite también al paciente adquirir la marca
comercial que pueda costear en una economía inflacionaria como la venezolana.
Contribuyendo a que el paciente no incumpla el tratamiento por falta de dinero para
adquirir una marca comercial en particular.
Regulaciones del Ministerio del Poder Popular para la Salud ordenan al clínico a
colocar otros datos en la inscripción de los récipes ordinarios: el sello húmedo
contentivo del nombre del profesional, el número de cédula del profesional, el
número de registro del odontólogo en Ministerio del Poder Popular para la Salud,
antiguo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y el número de registro en el
Colegio de Odontólogos Nacional. Ciertos medicamentos como los antibióticos, las
benzodiacepinas y los opiodes débiles deben llevar también el nombre y número de
cédula del paciente en la inscripción del récipe. Debido a la frecuencia con que el
odontólogo prescribe estos fármacos, es práctica común en el odontólogo
venezolano la inclusión de estos ítems de forma impresa en el modelo de récipe que
usa de rutina en el consultorio. El Ministerio exige además en el caso de las
benzodiacepinas y opiodes débiles la colocación en el reverso del récipe del nombre
y la cédula del comprador en caso de que no sea el mismo paciente el comprador de
los medicamentos.
Otro buen hábito del clínico es el de inutilizar mediante líneas las áreas no escritas
de la inscripción, esto evita que el paciente o cualquier otra persona pueda añadir
algún medicamento a la lista que ha indicado el odontólogo.
FÓRMULA MAGISTRAL
El clínico también puede recetar medicamentos que se elaboren directamente en las
farmacias. Los medicamentos elaborados de esta forma no poseen marca registrada
y no deben ser comercializados por el odontólogo a manera de distribuidor. Dentro
del récipe de una fórmula magistral también se incluyen las instrucciones al
farmaceuta para la elaboración del medicamento. El uso generalizado de fórmulas
patentadas en nuestro país ha venido disminuyendo el uso de fórmulas magistrales y
muchos establecimientos ya no comercializan este tipo de medicamentos. Sin
embargo; los fármacos elaborados de esta manera son una herramienta útil para el
odontólogo debido a la poca cantidad de medicamentos elaborados especialmente
para la cavidad bucal. La aplicación de medicamentos tópicos sobre la mucosa de la
boca es un ejemplo de la poca disponibilidad de vehículos especialmente diseñados
para las condiciones de la cavidad bucal en el mercado de medicamentos
venezolano. Es por eso que elaborarlos en fórmulas magistrales constituye una
manera fácil y económica de satisfacer las necesidades terapéuticas del sector
odontológico.
La mayoría de las fórmulas magistrales constan de una base que es la sustancia con
la acción farmacológica principal. Un coadyuvante que refuerza o mejora la acción de
la base. Un correctivo que mejora los caracteres organolépticos de la fórmula y por
último; el vehículo que conjuga y fija todos los componentes y posee características
especiales dependiendo de la vía de administración.
A los vehículos a ser administrados por vía bucal o tópicamente en la región buco-
faríngea es recomendable preservarlos para garantizar la estabilidad microbiológica
de la preparación. Los agentes conservantes o preservativos más utilizados son el
metilparabeno al 0,18% y el propilparabeno al 0,02%. Otra recomendación práctica
es que el agua a utilizar en la preparación sea hervida durante al menos 30 min. En
ocasiones es necesario incluir agentes estabilizantes como el ácido ascórbico,
alfatocoferoles, ácido cítrico, ácido etilendiaminotetraacético (EDTA). El uso del
sorbitol como co-solvente y edulcorante en las preparaciones no solo aporta
viscosidad sino que es preferible al azúcar debido a su actividad anticariogénica.
Dentro de los vehículos más utilizados en la buco-faringe encontramos las mezclas
hidroglicerinadas, el agua de menta, ceras, aceites, sales de magnesio y aluminio,
mieles y otros. Los principios activos van desde antibióticos hasta antihistamínicos
pasando por antimicóticos, antiácidos o cualquier medicamento que el facultativo
necesite aplicar sobre la cavidad bucal. Para la administración sistémica por vía
bucal otros vehículos utilizados frecuentemente son los jarabes, la goma arábiga
para suspensiones, la pectina de manzana, las tinturas.
El récipe, al igual que la historia clínica, es un documento legal que puede servir
como insumo en la defensa judicial del profesional y para la seguridad social del
paciente. Además; al especificar por escrito el tratamiento farmacológico se
minimizan las posibilidades de errores y por ende se protege al paciente de
complicaciones sistémicas producto de un tratamiento farmacológico mal llevado que
algunas veces pueden llegar incluso a amenazar la vida de un paciente. Su
importancia es irrefutable, de allí el cuidado que debe tener el clínico en su
elaboración, control y registro.
Una práctica clínica responsable, científica y asistencial está completamente reñida
con el infame hábito de recetar medicamentos de forma verbal o sin haber realizado
el diagnóstico adecuado que nos permita elegir la terapia farmacológica pertinente
para la condición o enfermedad que padece el paciente.
Ejemplo de encabezado contentivo de los datos del consultorio y/o institución donde
se emite el récipe y del Odontólogo tratante. El encabezado debe estar impreso en el
récipe.