Guerra Asimetrica. LUNA (LUCHA NO ARMADA)

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La Doctrina Militar Bolivariana propuesta para la nueva

etapa de la revolución antiimperialista, que lidera el Presidente


Hugo Chávez, ha puesto en la controversia publica, el tema de
la “guerra asimétrica”, como probable escenario de una
confrontación con la potencia imperialista, que ejecuta planes
para invadir nuestra nación y aplastar el proceso de cambios
que aquí ocurren e influyen favorablemente toda la región.

El término ha provocado perplejidad y confusión. Hay quienes


cuestionan su uso en los documentos oficiales de la Presidencia
y la Fuerza Armada Nacional, dada su procedencia de los
manuales donde se expone la teoría militar imperialista de
dominación colonial. Tienen toda la razón quienes así piensan.
De guerra asimétrica, de cuarta generación, conflicto de baja
intensidad (en el lenguaje reaganiano), conflicto moral, ataque
idiosincrásico y guerra irregular, es que versa la más extendida
reflexión actual en la metrópoli sobre asuntos militares, a
propósito de la crisis universal de legitimidad del Estado
imperialista (particularmente de sus sistemas electorales y de
representación), que significa que muchos países
evolucionaran hacia guerras no convencionales en su propio
territorio. Los Estados Unidos, con su cada vez más cerrado y
autoritario sistema político (donde no importar cuál de los dos
partidos políticos gane la elección, porque nada cambia en
realidad), será el escenario principal de guerras asimétricas, tal
como ocurre con la actual guerra de Irak, el Plan Patriota en la
vecina nación o la crónica agresión contra Cuba Socialista,
eventos que cada vez son un asunto más interno de la política
yanqui, que sirven, además, de paradigma al resto de los
pueblos para combatir con eficacia una hiperpotencia arrogante
y arbitraria, en el contexto de la promocionada globalización,
pese a su inmenso arsenal bélico, tecnológico y nuclear.

Importa señalar que el uso del concepto ―guerra asimétrica‖


en los documentos públicos del gobierno bolivariano, se refiere
esencialmente a la manera de contrarrestarla con la ―guerra
de todo el pueblo‖ y demás formas de la guerra popular
prolongada, que desde la perspectiva de la ciencia de la guerra
popular tiene sus propios principios, leyes, formas de
organización y gestión.

Guerra asimétrica es la que prepara el imperialismo


norteamericano contra nuestra nación, para recuperar el
terreno perdido en su dominación neocolonial y retornar al
poder la vieja oligarquía corrupta y decadente.

Desde luego, estas consideraciones no excluyen la necesidad


de acercarse a este tema de la teoría y la práctica militar
imperialista y sus más recientes aplicaciones, tal como se
desprende de las tesis de Max Boot en su último trabajo sobre
La lucha por transformar las Fuerzas Armadas
Norteamericanas, publicado en la revista Foreign Affairs, de
abril-junio de 2005, que debemos examinar con sumo cuidado
por sus implicaciones en nuestra difícil relación con Estados
Unidos.

Parte del apresto popular para asumir una guerra asimétrica


imperialista contra nuestra nación es conocerla, por lo menos,
en su formulación conceptual. Por supuesto resulta obligado
entender los principios y leyes de la guerra de todo el pueblo o
de la guerra popular.

La academia militar imperialista con su extensa red de centros


de pensamiento, considera que el conflicto asimétrico se
fundamenta en la aplicación de la guerra de guerrillas, la cual,
según aquella, tiene su germen en las tácticas aplicadas por las
guerrillas españolas que enfrentaron al ejército invasor de
Napoleón. Otros señalan que lo que ahora se denomina guerra
asimétrica es tan antigua como el hombre: el pasaje bíblico de
David contra Goliat es un excelente ejemplo aplicativo de la
misma.
Otros casos paradigmáticos son la derrota de Varo y sus
legiones a manos de tribus germánicas en el bosque de
Teutoburgo el año 9 D.C; también el aniquilamiento de
ejércitos británicos en Afganistán el año 1842 y en Isandlwana
a manos de los zulúes en 1879; o del séptimo de caballería a
manos de los Sioux, Oglalas y Cheyenes en Little Big Horn el
año de 1876.

Más recientemente, la masiva actuación de los guerrilleros


soviéticos contra las tropas nazis durante la segunda guerra
mundial, que contribuyo notablemente al éxito de las tropas
regulares; y la derrota de los Estados Unidos en Vietnam.

Varios textos y tesis son objeto de estudio en las academias


militares yanquis al evaluar la guerra irregular para reforzar
toda su estrategia bélica y de confrontación a la movilización
revolucionaria que se propaga por todo el planeta.

Uno de ellos fue escrito por T.E. Lawrence con respecto a la


guerra de los árabes contra los turcos en la I Guerra Mundial.
Las experiencias y conclusiones que describe en los ―Siete
pilares de la sabiduría‖ , son de mucha utilidad en el
conocimiento del conflicto asimétrico. Puntos gravitantes, al
decir de Lawrence, de una guerra irregular son: i) La fuerza
reside en la profundidad de la acción y no en el frente. Este
principio marca de inicio, el tipo de confrontación en la cual, el
frente que se presenta a un adversario es indefinido, nunca se
presenta como blanco, de lo anterior surge el axioma, de que,
en este tipo de guerra, la planificación y conducción de las
batallas en sí, es un error considerable y de consecuencias
incalculables para los conductores militares. En el fondo, lo que
se propone es ir empujando al adversario a la desesperación,
obligarlo a defenderse en todos los puntos haciéndole débil al
mismo tiempo en todas sus posiciones (que se puede ver
nítidamente en la reciente confrontación de las FARC al Plan
Patriota con sus acciones en Toribio y el norte del Cauca y las
emboscadas repetidas a patrullas militares en distintos lugares
de Colombia). Lo cual supone una planificación estratégica más
que operacional o táctica.

ii) Ser más débil que el enemigo, salvo en un punto, que se


refleja en principios de la guerra como la rapidez, la movilidad,
la iniciativa individual, la sorpresa, el avance seguido de un
retroceso inmediato, el ataque lanzado y luego interrumpido,
para luego ser reproducido en otra parte, que es donde se aplica
la sentencia de la extensión y no de la fuerza aplicada al
oponente. Es así como se logra la autonomía de desplazamiento
y se mantiene la incertidumbre en todo el teatro de guerra.

iii) Otro aspecto principal de esta irregularidad en la lucha


armada en el desierto o cualquier otro escenario bélico, estaba
en dar vida en forma operacional y táctica a la siguiente
expresión de Lawrence: ―El máximo desorden era en realidad
nuestro equilibrio‖ , hacer de la acción una serie de combates
individuales, el ideal de la guerra irregular.

Otra experiencia examinada en las mencionadas academias


americanas son las técnicas irregulares que los ejércitos
occidentales utilizaron durante y después de la Segunda Guerra
Mundial, en el concepto clásico de su empleo, ―operaciones de
naturaleza predominantemente militar, caracterizadas por el
empleo extensivo de tácticas irregulares, conducidas por
fuerzas actuando ya sea solas o conjuntamente con fuerzas
regulares, que trabajaban en beneficio de la movilidad, contra
movilidad del oponente y supervivencia de las grandes
unidades de maniobra en los teatros de guerra establecidos‖ .
Con esta doctrina militar imperialista surgida de los combates
en la II Guerra Mundial, se entró de lleno al nuevo escenario
bélico que planteaba variables y alternativas que no resolvía la
táctica general, ni los procedimientos regulares de los
estamentos regulares institucionales, por lo que la instrucción,
entrenamiento y equipamiento sufrieron cambios radicales en
el devenir de la propia lucha irregular en la que se involucraron
los ejércitos regulares.

Las elaboraciones teóricas del general Vo Nguyen Giap,


conductor de la guerra popular vietnamita y del Presidente Mao,
líder de la revolución socialista en China, son igualmente objeto
de estudio.

El General Giap trazo una estrategia de guerra de guerrillas, la


cual sustento en primer lugar en la diferencia de armamento,
equipo, entrenamiento y organización con el adversario:
―Esquivando al enemigo cuando es más fuerte y atacándolo
cuando es más débil, dispersándose unas veces,
reagrupándose otras, desgastando el enemigo en ocasiones,
exterminándolo en otras, intranquilizando su espíritu y
agotando sus fuerzas. Los triunfos sumados de muchas batallas
pequeñas desgastan progresivamente los efectivos humanos
del enemigo, al tiempo que incrementamos poco a poco
nuestras fuerzas. Nuestros pocos efectivos humanos no deben
agotarse tratando de conservar u ocupar territorio‖ .

En la perspectiva de este planteamiento se observa que la


formación de un frente de batalla se desdibuja y no entra en la
planificación de este tipo de conflicto. Que la desmoralización
de la fuerza oponente, mediante la extensión de las acciones,
debilita las operaciones defensivas regulares en su esencia; lo
que dificulta aún más es el no contar con un objetivo que
atacar, sea este de oportunidad, alterno secundario, primario o
estratégico por parte de las tropas mercenarias.

Los Escritos Militares del presidente Mao, son igualmente,


objeto de estudio en el esquema de la guerra asimétrica. Su
percepción de la irregularidad de las acciones militares le lleva
a plantear que ―Pegar y correr, pelear y dejar de pelear al día
siguiente, desaparecer ante el avance definitivo del enemigo,
y, como mar cerrar sobre el enemigo a medida que pasa‖ , es
el comportamiento adecuado. Hay una trilogía fundamental de
esta doctrina en la cual se maneja el espacio por tiempo, y la
utilización del tiempo para producir voluntad de lucha o
resistencia de la fuerza operacional.
En el planteamiento del Presidente Mao, son similares las
tácticas contra un enemigo nacional o extranjero, no
importando la organización del oponente o duración del
conflicto. Todo confluye en la capacidad de disminuir al
adversario y su voluntad de lucha, mediante los siguientes
puntos básicos: ―Avanza el enemigo, nos retiramos; acampa
el enemigo, lo hostigamos; se fatiga el enemigo, lo atacamos;
se retira, lo perseguimos. Estas tácticas se asemejan en todo a
la forma en que se maneja una red; debemos estar listos para
lanzarla o recogerla. La tiramos abierta para ganar a las masas
y la recogemos para luchar contra el enemigo‖ .

Conviene señala que el análisis militar del Presidente Mao, se


fundamenta en la disimetría irreductible de la ofensiva y
defensiva: todo su cálculo estratégico está fundado sobre esta
diferencia: ―La guerra civil en China, como cualquier otra
guerra en los tiempos antiguos o en el periodo moderno, en
China o en los demás países, no conoce más que dos formas
fundamentales de combate: la ofensiva y la defensiva‖ ,
destaca Mao, y su concepción de la ―guerra prolongada‖ no
borra en absoluto esta diferencia.
Diferencia que concierne en primer lugar a las etapas objetivas
de la lucha, las cuales dependen de toda una serie de factores
objetivos de la relación de fuerzas.

Sobre estas etapas se articula la estrategia político-militar, en


sentido propio. Estrategia que tiene sus reglas propias y que a
su vez está fundada sobre esta distinción ofensiva-defensiva.
Para Mao, se trata de tres momentos distintos: ―defensiva
estratégica‖ , ―consolidación estratégica‖ y ―contraofensiva
estratégica‖ , correspondientes a las etapas de la relación de
las fuerzas.

A partir del examen de estos planteamientos y de las distintas


experiencias, los estrategas y planificadores militares del
imperialismo han hecho sus formulaciones teóricas sobre este
tipo de conflicto para adecuar sus aparatos militares.
Examinemos en un próximo articulo sus teorías y planes de
reforma militar en los ejércitos centrales y los subordinados
(Es el caso del colombiano y el peruano), tal como se las
propone Max Boot en el artículo que hemos citado.
Debate sobre la guerra asimétrica y la guerra de todo el pueblo
en el marco de la Doctrina Militar Bolivariana

II parte.

Tengo fraternal discrepancia con algunos camaradas sobre la


pertinencia y utilidad de la reflexión y análisis de la Nueva
Doctrina Militar Bolivariana y sus implicaciones en la
movilización popular contra la agresión imperialista de que es
víctima nuestra nación, en evidencia ahora con el caso de
Posada Carriles.

El tema militar –como el político o el económico- las doctrinas,


estrategias y los desarrollos de la administración de la violencia
por parte de las clases sociales explotadoras y neocoloniales,
debe ser objeto de permanente estudio en el movimiento
popular, obrero y revolucionario para profundizar en la ciencia
militar revolucionaria, tan fundamental en la teoría y la práctica
de la lucha contra el imperialismo y por el socialismo.

La ciencia y el arte de la política no pueden excluir ni satanizar


el tema militar ni el arte de la guerra. Ese no es un monopolio
ni una exclusividad de las clases explotadoras. Los obreros, los
campesinos, los pobres de las ciudades, las mujeres, los
jóvenes y todos los integrantes de las mayorías nacionales,
deben acceder a dicho tema de la manera más amplia posible.
Ese es uno de los propósitos de esta reflexión, planteada en
varios artículos publicados en Aporrea, Tribuna Popular y otros
medios de comunicación. Adicionalmente, tenemos que abrir
un debate en las propias instalaciones militares, en los
batallones y demás instancias de nuestra Fuerza Armada
Nacional, para debatir los rumbos de la revolución bolivariana,
ahora que el Presidente Chávez ha insistido en la necesidad de
llevar el asunto del Socialismo hasta los soldados para que
estos asuman un mayor compromiso con los cambios de
nuestra sociedad.

Coincido, además, con la Sala Situacional de la Presidencia y


con Luis Bonilla, uno de sus integrantes (Bonilla, Luis, 2003,
Guerra de Cuarta Generación y Sala Situacional. Caracas:
Ediciones Cooperativa), en el sentido de que ―Ningún proceso
de transformación nacional había sido sometido a una vorágine
de ataques tan disímiles como ha ocurrido con la revolución
bolivariana. Ataques que entendemos en el marco del
desarrollo de Una Guerra de Cuarta Generación que
eventualmente puede convertirse en agresión abierta a través
del Plan Colombia o la invasión directa, justificada con un seudo
ideario democrático pero que en realidad procura el control del
área estratégica de la producción petrolera, gasífera, mineral y
la biodiversidad venezolana. ‖
―Para la revolución bolivariana resulta de especial interés la
comprensión de la guerra de cuarta generación y la elaboración
de alternativas que permitan enfrentarla de manera
victoriosa‖ .

Desde luego, parte de toda esta controversia persigue una


comprensión más honda de lo que ocurre actualmente en
nuestra Fuerza Armada Nacional, en la que se perfilan tres
fuerzas contradictorias (constitucionalistas, golpistas y
revolucionarios) con amplia incidencia en el proceso
revolucionario y en la propia gestión del presidente Hugo
Chávez.

Privilegios de casta retenidos por un muy influyente grupo de


oficiales y practicas extendidas de corrupción, identifican focos
desestabilizadores en la FAN que el pueblo no puede
desconocer.

Regresando a nuestro tema, quisiéramos en esta segunda


parte, referirnos al horizonte teórico que acompaña el tema de
la ―guerra asimétrica‖ , colocada como prioritaria en la Nueva
Doctrina Militar Bolivariana.
Guerra asimétrica es una categoría que emerge en la reflexión
de los centros de pensamiento militar imperialista, para
aplastar la lucha de los pueblos por su liberación e
independencia. Yo no creo que la guerra asimétrica
corresponda a ―una interpretación dialéctica posmarxista‖ ,
como lo afirma de manera equivocada Luis Bonilla. Mucho
menos que sus formulaciones permiten una lectura a partir de
la Agenda Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

La guerra asimétrica se inscribe en la tradición de las guerras


contrarrevolucionarias imperialistas, como la guerra de Baja
Intensidad de R. Reagan contra Centroamérica y la revolución
sandinista (Ver Lilia Bermúdez, Guerra de Baja Intensidad,
Siglo XXI, editores, Bogotá, 1989).

También la están denominando guerra de cuarta generación,


guerra idiosincrásica, guerra irregular o conflicto moral. En la
actualidad influyentes representantes del pensamiento ultra
conservador yanqui, como Max Boot, están sugiriendo reformas
militares acordes con las características de este conflicto.

En la revista gringa ―The Military Review‖ , correspondiente a


los años 2003, 2004 y 2005, varios teóricos militares han
profundizado en esta nueva modalidad bélica.
Según estos el término ―conflictos asimétricos‖ se utilizó por
primera vez por Andrew Mack en su libro ―The concept of
Power and its Use explaing Asymetric Conflict‖ , Londres, 1974.

Según Greg Wilcox, teniente retirado del Ejercito de Usa y Gary


I. Wilson, de la reserva de la Infantería de Marina de Usa
(Emergency Response and Research Institute, 2002), en la
década de los 80, John Boyd, Coronel retirado de la Fuerza
Aérea de Usa, y William Lind, un asesor del Senado de Usa,
introdujeron algunas ideas al pensamiento militar formal en los
EE.UU.

No obstante que toda esta reflexión sobre el conflicto asimétrico


es reciente, a lo largo de la historia, varias denominaciones han
sido usadas para incluir a todas estas formas menores de hacer
la guerra. Por ejemplo, el termino ―samll wars‖ , guerrilla en
inglés, fue popular durante el proceso de descolonización que
siguió a la II GM. Según el autor norteamericano M. Boot, en
su libro ― Las guerras salvajes de la paz‖ , los EE.UU. tienen
una larga historia (y proyección planificada) de ―samll wars‖ ,
que se inician con la lucha naval contra los piratas de Costa
Bárbara y los británicos entre 1810 y 1865, siguiendo por la
protección de intereses estadounidenses imperialistas en China
durante la rebelión de los Boers en 1900 y las persecuciones
contra los mexicanos rebeldes de Pancho Villa que atacaron la
ciudad de El Paso en 1916.
La guerra asimétrica intenta definirse por comparación con
otras modalidades bélicas en la historia humana. En tal sentido
se le asimila a una guerra de cuarta generación, a una guerra
irregular o a un conflicto moral, para contrastarlas con las
guerras de primera, segunda y tercera generación.

De manera general, se intenta un contrapunto entre guerra


regular e irregular para decantar la especificidad de esta última,
particularmente en lo concerniente a principios estratégicos, el
rol del factor militar, la conducción operacional y los métodos
tácticos que son necesarios en su ejecución.

De igual manera se examina el conflicto moral para profundizar


los alcances de esta modalidad bélica y en esa dirección
implementar las reformas en los ejércitos imperialistas, como
lo propone Max Boot, para reforzar la guerra contra el pueblo
de Irak, la próxima invasión a Irán, la agresión a Cuba, el Plan
Patriota contra las FARC y el pueblo de Colombia, y una
invasión a Venezuela.

No sobra señalar que la reflexión sobre el ―conflicto


asimétrico‖ tiene en la teoría de la guerra convencional un
ineludible referente, particularmente en su ancestral doctrina,
que se fue nutriendo de diversos teóricos militares, como el
Baron Henri Jomini, el General Karl von Clausewitz, B.H. Liddell
Hart, Sun Tzu, J.C.F. Fuller y otros.
En la guerra, la asimetría significa la ausencia de una base
común de comparación con respecto a una calidad (la guerra),
o en términos operacionales, una capacidad (militar).

William S. Lind, en su texto ―Comprendiendo la guerra de


cuarta generación‖ , sugiere un cuadro de análisis, que engloba
las cuatro generaciones de la Guerra Moderna.

Según Lind, las cuatro generaciones de la guerra comenzaron


con el Acuerdo de Paz de Westfalia en 1648, que puso fin a la
guerra de los treinta años. En este tratado, el Estado estableció
el monopolio sobre la guerra. Con anterioridad, una variedad
de instituciones había combatido en las guerras – familias,
tribus, religiones, ciudades, empresas comerciales-, empleando
muchos métodos, no solo ejércitos y armadas.

La primera generación corresponde a la guerra de la táctica de


líneas y columnas, en la cual las batallas eran formales y el
campo de batalla era ordenado; duro aproximadamente desde
1648 hasta 1860. La importancia de la primera generación está
en el hecho de que el orden en el campo de batalla creo una
cultura del orden militar. Muchos de los aspectos que
distinguen a los militares de civiles –uniformes, saludos, la
graduación minuciosa de rangos- fueron producto de la primera
generación y estaban diseñados para reforzar la cultura del
orden.
El problema, agrega Lind, es que, a mediados del siglo XIX, el
campo de batalla ordenado comenzó a desmoronarse. Ejércitos
en masa, soldados que realmente querían luchar (el objetivo
principal de un soldado del siglo XVIII era abandonar su
posición), mosquetes de anima, en ese tiempo de retrocarga y
ametralladoras, al inicio hicieron las viejas tácticas de línea y
columnas obsoletas y después suicidas.

Desde entonces, apunta Lind, el problema ha consistido en una


creciente contradicción entre la cultura militar y el desorden
cada vez más presente en el campo de batalla.

La segunda generación de la guerra fue una respuesta a la


contradicción entre la cultura del orden y el ambiente militar.
Desarrollada por el ejército francés durante y después de la I
GM, la guerra de segunda generación busco una solución en la
forma de potencia de fuego en masa, la mayoría de la cual era
fuego de artillería indirecto. El objetivo fue la atrición, y la
doctrina, en breve, fue descrita por los franceses como ―la
artillería conquista, la infantería ocupa‖ . La potencia de fuego
controlada centralmente fue cuidadosamente sincronizada
(empleando planes y ordenes detalladas y especificas) para la
infantería, tanques y artillería en una ―batalla conducida‖
donde el comandante era, en efecto, el conductor de una
orquesta.
La guerra de segunda generación se presentó como un gran
alivio a los soldados (o por lo menos a sus oficiales) porque
preservo la cultura del orden. El enfoque fue interno, en las
reglas, procesos y procedimientos. La obediencia era más
importante que la iniciativa. De hecho, no se deseaba la
iniciativa porque ponía en peligro la sincronización. La disciplina
se imponía desde arriba hacia abajo, forzosamente.

La tercera generación es también un producto de la I GM, fue


desarrollada por el Ejército Alemán y es comúnmente conocida
como la guerra relámpago (Blitzkrieg) o guerra de maniobra.
La guerra de tercera generación no se basa en la potencia de
fuego y atrición, sino en la velocidad, sorpresa, así como la
distorsión mental y física. Tácticamente, en el ataque. Las FF.
AA de la guerra de tercera generación buscan penetrar la
retaguardia del enemigo y causar el derrumbamiento del
mismo desde la retaguardia hacia el frente. En vez de
―aproximarse y destruir‖ , el lema es sobrepasar y derrumbar.
En la defensa, la intención es atraer el enemigo hacia las
posiciones convenientes y luego cortar sus líneas. La guerra
deja de ser una competencia de empujones, donde las fuerzas
intentan mantener o avanzar en una línea. La guerra de tercera
generación es no lineal.
Las tácticas, según Lind, cambian en la guerra de tercera
generación, como lo hace la cultura militar. Las FF. AA de la
tercera generación se concentran en lo externo, en la situación,
el enemigo y el resultado que necesita la situación, y no en lo
interno, en el proceso o en el método. Durante los juegos de
guerra del siglo XX, los oficiales subalternos alemanes
rutinariamente recibieron problemas que solo podrían ser
resueltos al desobedecer las órdenes. Las ordenes por si solas
especificaban el resultado deseado, pero nunca el método. La
iniciativa fue más importante que la obediencia. (Se toleraban
errores puesto que provenían de demasiada iniciativa, en vez
de una carencia de la misma). Todo el concepto dependía de la
autodisciplina, y no de la disciplina forzada.

La guerra de cuarta generación es todo lo contrario de las


anteriores. Esta señala el cambio más radical desde la Paz de
Westfalia. El Estado imperialista pierde su monopolio de la
guerra con el alzamiento de los pueblos como lo estamos
presenciando en Irak con su heroica resistencia.

En el próximo articulo examinaremos en detalle el entramado


de la guerra de cuarta generación, el conflicto asimétrico,
irregular o moral, y las diferencias entre la guerra regular e
irregular, así como las dimensiones del conflicto moral, para
posteriormente valorar los desarrollos de la Guerra de Todo el
Pueblo, a partir de las experiencias revolucionarias
internacionales en la lucha contra la explotación capitalista y
por una sociedad socialista, pensada en los términos del siglo
XXI.

Para comprender la racionalidad de la ―guerra asimétrica‖ ,


situada como paradigma militar en el nuevo ciclo de la guerra
imperialista contra los pueblos para aplastar las rebeliones y
movilizaciones revolucionarias que demuelen poderes
oligárquicos y neocoloniales, es necesario ver su relación con
otras categorías usadas corrientemente en el mundo de la
guerra contemporánea. Me refiero a términos como Guerra de
Baja Intensidad (GBI), guerra de cuarta generación (4WG),
conflicto idiosincrásico, conflicto moral o guerra irregular.

Antes de abordar estas relaciones, no sobra advertir que un


instrumento de análisis fundamental utilizado implícitamente
en nuestra reflexión es la teoría desarrollada por Karl Von
Clausewitz, gran clásico de la guerra del siglo XIX. Su
paradigma de la determinación política de todo pensamiento y
acción militar, las categorías de fuerza material –militar- y
fuerza moral –política- así como los elementos centrales de la
estrategia militar –el espacio, el tiempo y la fuerza- son
herramientas indispensables para la mejor comprensión del
actual pensamiento militar global imperialista sobre la guerra
asimétrica y sus desarrollos prácticos, como una invasión de
nuestro territorio por las tropas yanquis.
Adicionalmente, el objetivo básico de todo nuestro análisis es
valorar, en el marco de la Nueva Doctrina Militar Bolivariana
que lidera el Presidente Hugo Chávez, los cambios en la
estrategia militar norteamericana frente a nuestra nación y
demás pueblos latinoamericanos y tercermundistas, en el
terreno convencional y no convencional, su inserción y
coherencia en el nivel más general –dentro de la doctrina
militar de defensa-, y su implementación en el espacio
geográfico de nuestra región, como ocurre con la Iniciativa
Regional Andina, el Plan Colombia y toda la acción
intervencionista del Comando Sur.

El Conflicto de Baja Intensidad (GBI).

La guerra asimétrica tiene en el Conflicto de Baja Intensidad


(CBI) uno de sus más cercanos antecedentes.

La GBI hace parte de una reformulación de la estrategia militar


gringa (entendida dicha estrategia como el arte y la ciencia del
empleo de las Fuerzas Armadas de una nación para asegurar
los objetivos de la política nacional por medio de la aplicación
de la fuerza o de la amenaza del uso de la fuerza); parte de la
revisión crítica realizada por los propios estrategas
norteamericanos, de los errores políticos y militares cometidos
en Vietnam. Tal revisión se encuentra en el libro del Coronel
Harry G. Summers, On Strategy. A Critical análisis of the
Vietnam War (New York, Dell Publishign Co, 1984), incorporado
como texto de estudio en las principales escuelas militares
norteamericanas.

La primera reformulación estratégica post-Vietnam atiende a


mejorar las capacidades destinadas a la invasión militar directa
en países del Tercer Mundo. Los ejes de su articulación son
evitar el empantanamiento y el gradualismo de la invasión, así
como lograr una alta movilidad que permita materializar un
concepto estratégico: el Despliegue Rápido.

La segunda reformulación se orienta a evitar, hasta donde sea


posible, llegar al extremo anterior. La continuación del debate
post-Vietnam y la búsqueda de opciones menos costosas a
nivel político, militar y económico, se materializa en la opción
de una guerra prolongada de desgaste, conceptualizada como
guerra o Conflicto de Baja Intensidad, que, sin abandonar las
posibilidades de una invasión, maneja una perspectiva más
global para enfrentar los conflictos. Combinado elementos
militares, políticos, económicos, psicológicos, de inteligencia y
de control de la población, esta alternativa busca fortalecer las
fuerzas armadas de los países aliados y promover movimientos
insurgentes contrarrevolucionarios que sean la punta de lanza
que resuelva el conflicto a favor de los intereses
norteamericanos, sin un escalamiento que obligue a una
decisión de invasión con fuerzas propias.
La GBI así configurada dio coherencia a la estrategia militar
norteamericana, durante los años 80, destinada a enfrentar los
―retos‖ en el nivel más bajo del espectro del conflicto dentro
de una concepción doctrinaria que al reivindicar la dicotomía
política del conflicto este-oeste, pretendía atacar la amenaza
soviética en todos los niveles de dicho espectro. En otras
palabras, bajo el supuesto del patrocinio soviético de la
―subversión‖ en el tercer mundo, uno de los objetivos dentro
del enfrentamiento global, era atacar a la Unión Soviética por
el eslabón más débil, que era el conformado por los
movimientos de liberación nacional o los gobiernos que
habiendo cambiado el statu quo anterior, se encontraban en
proceso de constitución de un nuevo redimen político como
ocurrió en Nicaragua.

La Guerra de Cuarta Generación (4WG)

Visto este antecedente, abordemos la llamada Guerra de


Cuarta generación (4WG), la cual se caracteriza por tres hechos
básicos: i) la pérdida del monopolio de la guerra por parte de
las naciones-estados; ii) el regreso a un mundo de culturas y
estados en conflicto; y iii) la segregación/división interna a lo
largo de las líneas étnicas, religiosas e intereses especiales en
la sociedad contemporánea. En palabras de Luís Bonilla (Ver
texto ya citado), estos conflictos corresponden al mundo
posmoderno (desinformación, comunicación borrosa,
cibernética, nanotecnología y formas de control de la
población). De acuerdo con tal enfoque, en la actualidad se
desplegarían dos modalidades de conflicto bélico que se basan
en el uso de fuentes de energía pos mecánicas. Las cuales
serían: ii) Las confrontaciones de tecnología avanzada (Irak
1991-2003), aniquilamiento masivo (Kosovo), seguridad
estratégica global (contra el terrorismo) y progresiva
eliminación de los estados nacionales (globalización,
mundialización, Plan Colombia, entre otras); ii) las
confrontaciones en el borde externo a la influencia cultural de
occidente (conflicto en Rwanda, Afganistán, India, entre otros).

Por la afirmación de Bonilla, la teoría de la 4WG valora las


contradicciones económicas adentrándose en la perspectiva del
biopoder y la razón postcolonial. La teoría de la 4WG, prosigue
el autor citado, se concentra en la valoración del salto
cualitativo que ocurre en la intensidad, cantidad, alcance y
permanecía de los resultados de las confrontaciones, a partir
de la introducción de dos variables. A) Tecnologías e b) Ideas.

En el plano de las tecnologías, la teoría de la 4WG detalla y


destaca:

i) La tecnología acústica: la que se focaliza en el uso


generalizado de emisores de sonido atenuados de alta
intensidad, de sonidos de muy baja frecuencia, de polisonidos
de alto volumen y la utilización de granadas acústicas que
permitirían incapacitar individuos y equipos, en los escenarios
de confrontación;

ii) La tecnología biológica: cuya novedad reside en la


posibilidad de uso discriminado de organismos genéticamente
modificados para anular poblaciones focalizadas.
Se complementa con los desarrollos de misiles o balística
de diverso tipo, la cual es utilizada para el transporte hasta
territorio opositor, de organismos microscópicos
biodegradantes para: a) neutralizar equipos y aparatos del
adversario cuyos sistemas se basen en derivados del petróleo,
degradándolos rápidamente hasta hacerlos inservibles (ej. los
neumáticos de los vehículos); b) la diseminación de virus y
bacterias nocivas al hombre con el propósito de disuadir o
incapacitar ejércitos y/o poblaciones enteras; c) la liberación
de insectos modificados genéticamente los cuales transmiten
enfermedades de características epidémicas, inmovilizando,
diezmando y neutralizando a ejércitos, población civil e incluso
cualquier forma de vida existente en un territorio determinado.

iii) La tecnología química: la cual sustenta y potencia la


utilización a gran escala de sustancias alucinógenas o
psicotrópicas (tranquilizantes, calmantes, etc.) en sectores
poblacionales delimitados o ejércitos adversarios, acortando
con ello el tiempo de combate frontal y disminuyendo la
capacidad de las confrontaciones de causar bajas en las tropas
leales o aliadas. Algunas variantes de este tecnología enfatizan
en su forma (sabores y olores en el agua y en el aire); la
aspersión de sustancias corrosivas con capacidad para
degradar metales lo cual puede afectar la capacidad de
transporte y movilización de los adversarios; así como la
utilización de sustancias interactivas las cuales podrían
provocar una disminución significativa en la densidad de los
lubricantes generado la inutilización del parque automotor,
especialmente de blindados y tanques; y finalmente en las
posibilidades de uso para inhibir la combustión del petróleo y
sus derivados.

iv) La tecnología ambiental: a partir de la cuál es posible


influir en las condiciones atmosféricas provocando lluvias
imprevistas, niebla inesperada, llegando incluso al extremo de
generar desastres que suelen pasar como naturales.

v) La tecnología en comunicación e información: mediante el


desarrollo de estrategias de marketing, desinformación y terror
psicológico fundadas en el estudio de los comportamientos
individuales y grupales de sectores y/o estratos poblacionales
considerados hostiles. Especial relevancia tiene el uso de la
propaganda negra o información falsa de largo aliento con el
objetivo de impactar sectores claves del mando o de la cadena
de mando de las fuerzas opositoras.
vi) La tecnología informática, cuya ventaja reside en la
posibilidad de uso de virus electrónicos para la inhabilitación de
software (programas y sistemas), hardware (equipos que
viabilizan los softwares), desarrollos multimedia (información
electrónica) o sectores del territorio virtual (Internet, Web site,
comunicación de banda ancha, entre otros). En este caso el
objetivo a golpear puede ser indirecto (finanzas, nóminas de
pago, información secreta encriptada) o directos (sistemas de
navegación y geoposicionamiento como el GPS).

vii) La Tecnología óptica, la cual se basa en las posibilidades


de uso de rayos láser para disuadir sectores hostiles,
incapacitar equipos o elevar la capacidad de ataque mediante
la utilización, por ejemplo, de granadas flash. Estos últimos
dispositivos, emiten pulsos de gran intensidad que pueden
provocar la destrucción de equipos sofisticados pertenecientes
a los adversarios.

El uso de tecnología en el marco de la teoría de cuarta


generación se basa en la premisa, que al menos que se
requiera, ya no existen razones para destruir al adversario, al
contrario, resulta de mayor utilidad su sometimiento público.

De otro lado, en el plano de las ideas, la teoría de 4WG destaca:

i) El conflicto ya no es ideológico sino fundamentalmente


cultural.
ii) El choque de civilizaciones es la característica de las
guerras en la actual etapa histórica.

iii) La confrontación en curso e inmediata, es entre el modelo


de desarrollo occidental y sus antítesis. Especial relevancia
tiene la beligerancia creciente entre la modernidad occidental
y sectores del fundamentalismo islámico (visto como
―barbarie‖ ).

iv) La disputa se muestra como especialmente religioso


cultural (islamismo versus cristianismo), pero es en realidad de
orden civilizatorio.

v) Reaparecen los conceptos de civilizado y bárbaro. La


teoría de la guerra de cuarta generación se sustenta en el
estudio del desarrollo de occidente en los últimos 500 años.

Para la guerra de 4WG la guerra regular es un patrimonio de


Occidente y el combate irregular (terrorista) es visto como
característico de lo no-occidental (oriental).

Bonilla afirma que algunos estudiosos de la 4WG, hacen una


abstracción metafísica, al pretender saltarse sin mediar
explicaciones, la presencia de formas de terrorismo occidental
y la presencia en el propio territorio de la capital imperial
(EEUU) de diversas formas de organización subversiva
fundamentalista occidental que reivindican el terrorismo.
El Conflicto Idiosincrásico.

Respecto del conflicto idiosincrásico, este tiene, según el


general retirado Montgomery C. Meis, del Ejercito de USA (Ver
Pensamientos no convencionales acerca de la guerra
asimétrica, MR, 2004), la connotación de un método poco
convencional de combate o medio de aplicar la capacidad. Uno
que no cumple con las reglas y es peculiar en un sentido
siniestro. Aquí la tecnología desempeña un papel crítico. Si no
puede atacar el centro de gravedad de un sistema operacional
de manera idiosincrásica con armas o una combinación de
sistemas de armas que el oponente no posee –o mejor aún que
ni siquiera entiende ni percibe- entonces el atacante puede
causar una falla catastrófica a ese sistema, ya sea que el
objetivo sea una red de transporte o de mando y control
integrado.

El conflicto idiosincrásico plantea el desafió de cambiar la


mezcla de mentes que generan las necesidades de inteligencia.
Los planificadores militares imperialistas están incorporando en
su gestión pensadores poco ortodoxos que sondean
constantemente los peligros o métodos singulares y especiales
en la guerra. Este tipo de adiestramiento es parte del
desenvolvimiento profesional de los planeadores y
comandantes de los Ejércitos invasores imperialistas, que
integran al sistema militar pensadores que hacen las preguntas
que nadie antes consideraba. Otro elemento del conflicto
idiosincrásico es la inclusión de consejos científicos (lo que
plantea un desafió para la nueva Doctrina Militar Bolivariana)
para ayudar a aislar nódulos críticos en los sistemas integrados,
en los cuales un enemigo tal vez inicie una cadena de
destrucción (pensemos en PDVSA o en nuestros sistemas
masivos de transporte en desarrollo y su sabotaje).
Conjuntamente con las preguntas relacionadas con la base de
la amenaza , este tipo de pensadores llevara a los
administradores de inteligencia a buscar lo anticipado, lo
peculiar o lo único y comprometer todas las entidades para
obtener trozos de información crítica y anormal en el marco de
un conflicto que acude a procedimientos sorpresivos y no
convencionales, en una ―sociedad de riesgo‖ en expansión
por el uso de sistemas complejos en los procesos de
organización social de la más diversa índole a propósito de la
creciente y acelerada urbanización que experimentan las
sociedades contemporáneas.

En el próximo artículo abordaremos el conflicto ético y la guerra


irregular en su relación con el conflicto asimétrico.

La ―guerra asimétrica‖ , su percepción y lectura en los niveles


de liderazgo del proceso revolucionario, ha sido colocada como
punto central dentro de la Nueva Doctrina Militar Bolivariana
para la defensa integral de la Nación. Es lo que explica la
necesidad de su profunda revisión y su examen dialéctico en el
plano teórico, así como las implicaciones de su eventual
aplicación por las fuerzas armadas imperialista en su estrategia
de agresión contra nuestra República.

Algunos creen, dada la ambigüedad del manejo del concepto


en determinados niveles públicos, que los venezolanos
debemos prepararnos para llevar a cabo una guerra asimétrica,
cuando es todo lo contrario. La preparación de nuestro pueblo
debe hacerse para enfrentar un conflicto asimétrico, una guerra
de cuarta generación con metidos idiosincrásicos, un conflicto
moral, contrainsurgente o irregular, diseñado y ejecutado por
los aparatos militares del imperialismo.

Tal vez sea esa la confusión que nos explique que ciertos
oficiales de la FAN estén planteando como función de la Reserva
Militar Bolivariana, una tarea de contrainsurgencia frente a las
múltiples expresiones revolucionarias que brotan con el actual
proceso de cambios que lidera el presidente Chávez. Es la
experiencia de muchos, por ejemplo, en Maracaibo y el Zulia.
No salimos del estupor cuando algunos mandos enfatizan la
condición contrainsurgente de la Reserva.

Al hilo de nuestra exposición prosigamos en este artículo el


examen teórico preliminar de la guerra asimétrica, vista en su
relación con el conflicto moral y la guerra irregular, para
intentar en esta parte delimitar conceptualmente esta
categoría. Evaluemos igualmente las conclusiones y
recomendaciones que hacen distintos pensadores de la derecha
americana, para adelantar amplias reformas en las Fuerzas
Armadas imperialistas, en función de la cada vez más amplia
difusión de conflictos no convencionales por todo el planeta.
Max Boot, reconocido intelectual conservador gringo, propone
importantes ajustes al aparato militar yanqui, a partir de lo que
ha sido el modo de organización y operación del Ejercito
colonial británico durante los siglos XIX y XX, e igualmente de
lo que han sido experiencias puntuales de las fuerzas especiales
en El Salvador, África, Asia y con el Plan Patriota en Colombia.

Posteriormente queremos examinar las dimensiones


conceptuales y los alcances empíricos de la guerra de todo el
pueblo. Lo hacemos recogiendo las experiencias del
movimiento popular, obrero y revolucionario en los últimos
tiempos. La defensa de la revolución bolivariana debe recoger
estas experiencias e incorporarlas a la práctica militar popular
que incluye el propio desempeño de nuestra Fuerza Armada
Nacional (FAN), cuya organización y funcionamiento se regula
en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN), la
cual analizaremos en este trabajo.

El conflicto moral es una categoría incorporada al lenguaje


militar por John Boyd (ver su trabajo ―Patterns of Conflict‖ ,
en http://www.d-n-i.net). Boyd hace una taxonomía de los
conflictos e identifica tres: la guerra de atriccion, el conflicto de
maniobra y el conflicto moral y dice que este es el realizado por
la mayoría de los guerrilleros a lo largo de la historia de las
guerras.

El conflicto moral tiene como meta destruir los lazos morales


que dan existencia al conjunto orgánico de la estrategia militar
y sus instrumentos. La guerra moral se orienta a forzar el miedo
en la superficie, generando ansiedad y alineación para propiciar
muchos centros de gravedad no cooperativos, magnificando la
fricción interna porque se potencia un ambiente de
desconfianza y suspicacia que debilita los lazos humanos entre
miembros del conjunto orgánico (el ejército, la marina, la
fuerza aérea o las fuerzas especiales) o entre conjuntos
orgánicos (la FFAA).

El conflicto moral sugiere que, en una guerra, todas las


acciones no deben ser de naturaleza militar. Los fusiles y las
botas en el terreno son un factor importante, pero son más
importantes fusiles y botas inteligentes.

La guerra asimétrica se debe desplegar desde un alto nivel


moral. Esta necesita una combinación de ideas y fuerzas
estratégicas, operativas y tácticas para lograr un alto nivel
moral en su uso contra las fuerzas insurgentes. Boyd sugiere
varias medidas que se deben tomar para lograr un alto nivel
moral en el contexto de una asimetría. Estas son: i) socavar las
motivaciones guerrilleras, destruir su cohesión al demostrar la
integridad y competencia del gobierno para ser representante
del pueblo ante sus necesidades, en lugar de explotarlo y
empobrecerlo para favorecer una voraz elite oligárquica. Es lo
que se intenta con el señor Álvaro Uribe Vélez en Colombia y
con sus planes para derrotar a las FARC y demás fuerzas
guerrilleras, todo lo cual ha sido un fracaso estrepitoso vistos
los resultados del Plan Patriota y sus 800 asesores gringos,
empantanados en la degradación moral por sus vínculos con el
tráfico de narcóticos y el contrabando de armas para los
escuadrones de la muerte que masacran a los campesinos; ii)
tomar la iniciativa para erradicar y castigar la corrupción. Así
como eliminar los motivos de protesta en su raíz, lo que es un
contrasentido porque los ejércitos imperialistas y neocoloniales
tienen como objetivo de sus invasiones, apuntalar estructuras
de poder oligárquicas y explotadoras de las mayorías, como
ocurre en la actualidad en Irak; iii) infiltrar los grupos
guerrilleros y utilizar la población civil para recoger información
sobre la guerrilla; iv) desplegar expertos de administración,
policía y equipos móviles de contraguerrilla en las zonas rojas
de combate; v) tomar y mantener la iniciativa para la
persecución continua. Utilizar las mismas tácticas de la guerrilla
de exploración, infiltración, ataques sorpresivos de golpe y
fuga, así como emboscadas repentinas para presionar a los
grupos móviles de la guerrilla y dificultar el establecimiento de
campamentos de base, vi) insistir en la captura y conversión a
la causa del gobierno –en vez de acciones brutales de represalia
contra la población y del método de ―contar cadáveres‖ –
como factor para socavar la influencia popular de la guerrilla,
vii) darle otra imagen al gobierno central mediante la reforma
política que descentralice al Estado en su gestión fiscal y social,
para articular el gobierno con las esperanzas y necesidades del
pueblo, y de esta manera ganar su apoyo para relegitimar el
Estado; viii) destruir las columnas guerrilleras y romper el
control de la población a través de iniciativas políticas que
muestren la legitimidad moral y vitalidad del gobierno, así
como mediante las operaciones militares continuas que
acentúan el movimiento sigiloso, el ritmo operativo rápido, la
fluidez en la acción y la cohesión del esfuerzo general.

Tenemos así el ABC del conflicto moral cuya más cabal


expresión en la actualidad es el Plan Patriota que se ejecuta en
los departamentos colombianos del Caquetá, Guaviare, Meta y
Putumayo, bajo la conducción de los generales Ospina,
Castellanos y Fracica, con el monitoreo de cerca de 800
miembros de las Fuerzas Especiales imperialistas, contra la
guerrilla revolucionaria de las FARC-EP.

La guerra irregular sirve, igualmente, como punto de referencia


en el esclarecimiento de la asimetría de la guerra.
Tal esclarecimiento es posible lograrlo estableciendo las
diferencias con la guerra regular, que se presentan en los
siguientes ámbitos: i) Organización. La guerra regular opera
con ejércitos organizados y articulados, en los que el orden de
batalla ha sido un elemento de especial interés para los
estrategas militares, quienes piensan que mejor organización
es igual a más eficiencia; ii) Tecnología. Los ejércitos regulares,
particularmente los imperialistas, dan prioridad a su
sofisticación tecnológica como se ha visto en Afganistán y en
Irak. Hoy, como señala Dieterich, ―la tecnología militar del
campo de batalla digitalizado, gira en torno al Sistema de
Posicionamiento Global (GPS), satélites, mísiles cruceros,
aviones a control remoto como el ―Predator‖ ; rayos láser para
destruir objetos muy veloces como cohetes u obuses de
artillería y el arma ―capitalista‖ por excelencia, la bomba de
neutrones, que mata a seres humanos, pero deja intacta la
infraestructura física, donde se encuentran. Esta sofisticada
tecnología de la muerte, compuesta por componentes de
hardware y software, está siendo fabricada mediante una
lucrativa simbiosis entre el Pentágono, las transnacionales
estadounidenses, como la compañía Boeing, y muchas de las
más renombradas universidades de Estados Unidos. Por
ejemplo, un reciente reporte del brazo investigativo de la
Academia Nacional de Ciencias, el National Research Council,
encargado por el Pentágono, recomendó encarecidamente al
Pentágono, intensificar el desarrollo de armamento no-letal,
como choques eléctricos, proyectiles obtusos, químicos que
afectan la conciencia (mind-altering) y la radiación con
descargas de microondas. La creciente fiereza de la política
estadounidense y la arrogante imposición de sus intereses
mediante la amenaza militar, tienen su sustrato real en la
revolución de la tecnología bélica de las últimas dos décadas‖ .

Por el contrario, en la guerra irregular se utiliza, por los grupos


guerrilleros, lo que se encuentra disponible en el mercado, o
mediante el decomiso o fabricación local. Las fuerzas
guerrilleras se especializan en incursiones, escaramuzas y
emboscadas en las cuales los fusiles de asalto, ametralladoras,
morteros y minas son las armas principales. La mayoría de los
movimientos guerrilleros acuden a las armas individuales y
colectivas.

iii) Logística. Los ejércitos convencionales emplean una larga


cadena para su soporte logístico. Las pesadas fuerzas
mecanizadas utilizan grandes cantidades de gasolina,
municiones, varios subproductos del petróleo y repuestos.
Circunstancia que limita la movilidad y flexibilidad operativa y
crea vulnerabilidades explotables. Las fuerzas guerrilleras son
substancialmente menos limitadas por factores logísticos. Sus
necesidades de comida y municiones son más simples y
normalmente no se despliegan a gran distancia. Cuentan con
el apoyo de los campesinos y otros grupos de la población local.
La mayoría de sus armas son fácilmente transportadas, y
tienden a desarrollar sus propias y simples capacidades de
mantener y reparar armas y vehículos. Estos factores logísticos
reducen la vulnerabilidad de las fuerzas guerrilleras con
respecto a su sistema de abastecimiento. No hay redes de
ferrocarriles o caminos sujetos al ataque, depósito de
municiones para bombardear y ningún puente para destruir.

También es difícil apartar las tropas guerrilleras de sus armas


y encontrar escondites de armas cuando tienen el abrigo de los
campesinos y el pueblo.

iv) Dirección. La guerra regular esta bajo la dirección de


aparatos y gerencias administrativas, lo que proporciona la
organización, tecnología y mano de obra requerida. Se emplean
sistemas avanzados para efectuar el mando y control de las
fuerzas del Estado.

v) Doctrina. Las fuerzas convencionales y las modernas


organizaciones militares han desarrollado una doctrina para los
niveles estratégicos, operativos y tácticos de guerra. La
doctrina establece las fuerzas adecuadas para el combate; la
manera en que reciben sus recursos; como serán organizadas
y desplegadas; las armas que emplearán; y como realizar sus
operaciones de combate. Las fuerzas guerrilleras disponen de
su propio aparato doctrinario focalizado en el nivel táctico,
pesando la informalidad y la innovación e iniciativa en el
combate.

vi) Combate decisivo. La meta para un ejército regular es


enfrentar al enemigo y rápidamente derrotarlo con el mínimo
de bajas. Esta es la guerra imperialista, en la que se hacen
altas inversiones en el tipo de tecnología y fuerzas necesarias
para la victoria rápida. Las fuerzas guerrilleras evitan las
operaciones prolongadas e intensas, hacen el contacto y se
retiran.

vii) Soldados y guerrilleros. Los ejércitos convencionales


desarrollan la cohesión, disciplina y profesionalismo mediante
un proceso de adiestramiento y adoctrinamiento en la ideología
burguesa de la dominación y explotación, encubierta en el
discurso del derecho, la igualdad, la libertad y la democracia
liberal. El soldado de los ejércitos convencionales es un
producto de un sistema que lo saca de su vida ―normal‖ y lo
convierte en un profesional en el uso de la fuerza y la violencia
letal. Él es responsable ante su cadena de mando, y cumple las
órdenes de sus superiores, actuando para lograr las metas de
los estados imperialistas y neocoloniales.

Por el contrario, el guerrillero está inmerso en su pueblo. Es


pueblo en armas. Su habilidades y armas provienen de lo que
está disponible para su pueblo. Su comprensión de la guerra se
confunde con lo que existe en su pueblo y sus tradiciones de
lucha.

viii) Aliados. Normalmente los ejércitos regulares imperialistas


instrumentalizan las tropas de las naciones invadidas como
supuestos aliados, para colocarlos como fuerza de choque
contra la mayoría de la población, afectada por la abusiva
intromisión extranjera.

ix) Segregación e integración. Los ejércitos convencionales


imperialistas a la larga recibirán golpes contundentes porque
su acción es ajena a los intereses del pueblo. Ellos no logran
ninguna integración porque son cuerpos extraños a la historia
de las naciones afectadas por las multinacionales imperialistas
y sus tropas invasoras.

Veamos en el próximo articulo los contornos más definitorios


de la guerra asimétrica, su historia y sus principales
características, así como los cambios que se promueven en la
actualidad para adecuar las Fuerzas Armadas de los Estados
Unidos a este nuevo escenario que se difunde con la
globalización capitalista, que conlleva una mayor extensión de
la telaraña de las grandes corporaciones del capital trasnacional
por todo el planeta. Así como las acciones puntuales que se
están utilizando ya por las tropas norteamericanas para triunfar
en guerras asimétricas, mediante unos principios estratégicos,
la determinación del rol del factor militar, la conducción
operacional y los métodos tácticos frecuentes en guerras
irregulares.

Tres eventos para destacar.

El Estado y el gobierno bolivariano, con el liderazgo del


Presidente Chávez, avanzan en la implementación de la Nueva
Estrategia para la Defensa Integral de la Nación que incluye,
no sobra decirlo nuevamente en el marco de este trabajo,
varios elementos entre los cuales destaco:

a) LA CONFORMACION DE LA NUEVA ESTRATEGIA MILITAR


NACIONAL, cuyas herramientas principales son: el nuevo
Pensamiento Militar Venezolano, entendido como el conjunto
de decisiones y acciones políticas formuladas y coordinadas por
el Poder Público Nacional, con apoyo de las instituciones
públicas y privadas, las personas naturales y jurídicas, en los
ámbitos: económico, social, político, cultural, geográfico,
ambiental y militar, con el objeto de salvaguardar la
independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la
integridad territorial y el desarrollo integral de la Nación, a
diferencia de la tradicional concepción que la identificaba
generalmente con el empleo de los medios militares
(condensado en un nuevo MANUAL DEL PENSAMIENTO
MILITAR, que entrara en vigor en julio próximo, basado en las
raíces históricas y en un enfoque ideológico antiimperialista,
que está siendo preparado por una Comisión de militares y
civiles y será presentado para el momento en que la Promoción
Simón Bolívar II, cumpla sus 30 años de servicio); el
incremento de la preparación y eficacia de la Fuerza Armada
Nacional; la consolidación de la unidad de la Fuerza Armada
Nacional; el fomento de los estudios y la investigación sobre
estrategia nacional e internacional; el desarrollo de la reserva
militar; la restructuración de la organización militar, de acuerdo
con la Constitución Bolivariana; el desarrollo de la industria
militar y naval; el fortalecimiento de la coordinación con fuerzas
militares amigas; la dotación de la Fuerza Armada Nacional con
los medios necesarios para el cumplimiento satisfactorio de sus
funciones; el impulso a los centros de enseñanza e
investigación sobre estudios estratégicos; la aprobación de la
Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional; la modificación de
la Ley de Conscripción y Alistamiento Militar; la Participación en
ejercicios y operaciones combinadas con fuerzas militares
extranjeras; las campañas sobre el nuevo concepto de
seguridad de la nación; la ampliación del trabajo de la FAN con
las misiones sociales; la incorporación de la reserva en el
trabajo social de las alcaldías, gobernaciones y demás
organismos del estado; la educación de la población en los
principios militares de disciplina, amor a la patria, y obediencia;
la profundización de la educación premilitar en los diferentes
niveles de la educación; el fortalecimiento del Plan Bolívar
2000, como elemento de unidad cívico-militar; la educación,
conciencia y sensibilización en la unidad cívicomilitar para la
defensa de la nación; la lucha contra la pobreza, a través del
componente cívico-militar; el fortalecimiento de la unidad
cívico-militar, para acciones de seguridad ciudadana; el
desmonte de elementos paramilitares y para-policiales, en los
organismos de seguridad del estado; la promoción e impulso
de la integración militar latinoamericana, para la defensa y el
desarrollo de nuestros pueblos; la integración de la FAN al
desarrollo local y regional; y el fortalecimiento de las acciones
defensivas en la zona fronteriza con Colombia por el
desbordamiento de la violencia, causado por la implementación
del Plan Colombia.

b) LA ORGANIZACIÓN EFECTIVA DE LA RESERVA MILITAR


BOLIVARIANA que, según el General de División Julio Quintero
Viloria, Comandante General de este Quinto componente de la
Fuerza Armada Nacional, involucrara hasta cinco millones de
reservistas, entre los 18 y 50 años, con una primera línea que
va entre los 18 y 30 años, una segunda reserva entre 30 y 40
y una reserva territorial que va entre 40 y 50 años. Reserva en
la que se capacitará y formará a todos los ciudadanos por
grupos en cinco meses, de los cuales cuatro y medio son para
instrucción en aula y terreno y dos semanas para el período de
campo donde pondrán en ejecución el aprendizaje de los
períodos básico individual, el de especialización militar y el de
unidad. En cada programa, el ciudadano será entrenado para
que se capacite militarmente. En el primero se le enseña a ser
combatiente individual y a ambientarse en el terreno militar;
en el segundo se especializa en cualquiera de las áreas en la
que se necesite que esté mejor preparado y se relacionará con
asuntos de sanidad, transporte, logística, armas colectivas,
tanques, cañones y cualquiera de las áreas de la ciudadana
para que ayude a la comunidad que lo necesite; el tercer
período es de unidad donde se los enseña a trabajar como parte
de una escuadra, pelotón, compañía y batallón. Luego hay un
período de campo de 15 días para poner en práctica lo
aprendido. Reserva que va a usar los implementos militares
única y exclusivamente durante su capacitación,
entrenamiento y cuando haya jornadas de asistencia
humanitaria y acciones militares que se necesiten en un
momento dado. Ningún ciudadano de la reserva va a llevar las
pertenencias militares para sus hogares y mucho menos el
armamento, simplemente los usarán cuando lleguen a las
instalaciones castrenses para recibir el entrenamiento o cuando
se necesite como apoyo en las jornadas programadas. El inicio
de la actividad del Comando de la Reserva ocurrirá a partir del
este segundo semestre, y ya se tiene listo el programa de
2006. Se va a municipalizar. La inscripción para los ciudadanos
que deseen integrarse a la reserva se realizará el lunes 6 de
junio. Los comandantes de las unidades coordinarán dentro de
sus municipios y los Alcaldes colaborarán con la instalación.
Donde hay instalación militar se hará allí y en la alcaldía, y en
caso de que no exista ninguna se hará en la Alcaldía. Se trata
pues de un excelente acontecimiento; y

c) La reciente realización en Oriente de maniobras con


tácticas de ―guerra asimétrica‖ por parte de la Armada
venezolana, en la que participaron más de cuatro mil 500
personas en acción y un despliegue de 16 naves y 14 unidades
aéreas. Del 2 al 5 de junio del año en curso las poblaciones de
Caimancito y Guayacán, en el Estado Sucre, hicieron parte del
ejercicio militar de la operación Armada Soberana I-2005, que
incluyó tácticas de guerra asimétrica. El comandante de la Zona
Naval de Oriente (Nueva Esparta, Anzoátegui, Monagas y
Sucre), Almirante Douglas Clemente, explicó que el objetivo de
la maniobra es realizar ejercicios en el mar, adiestramientos de
todas las tripulaciones de los buques, unidades de
guardacostas y aeronaves en conjunto con la reserva militar y
el personal civil. En la maniobra participaron la fuerza de tarea
anfibia, formada por tres fragatas misilísticas, dos fragatas
guardacostas, tres transportes de desembarco anfibio, seis
patrulleros de guardacostas y dos patrulleros de combate.
Entre los medios aéreos que se utilizaron destacan dos aviones
de reconocimiento marítimo, ocho helicópteros, de los cuales
cuatro pertenecen a la Armada, dos al Ejército y dos a la
Aviación, y cuatro aviones de caza F16. El alto oficial informó
que la fuerza de desembarco incluyo dos mil 400 efectivos
militares y la fuerza de resistencia estuvo formada por mil 600
civiles, apoyados por 600 hombres del Batallón de Infantería
de Carúpano.
Tiene mucha trascendencia también la simulación de una
conflagración bélica de ―guerra asimétrica‖ que tendrá como
escenario el Complejo Cultural Simón Bolívar, ubicado en
Fuerte Tiuna, Caracas, los días 14 y 15 de junio de los
corrientes, llevada a cabo por nuestra Fuerza Armada Nacional.
Lo más destacado de los Estados Mayores de los cuatro (4)
Componentes (Ejército, Armada, Aviación Militar y Guardia
Nacional), plantearán teóricamente y en forma práctica, las
distintas formas de materializarse las ―nuevas amenazas‖
que pudieran afectar los puntos de gravedad estratégica de
nuestro país y como deberían participar, conjunta y
combinadamente, los distintos Componentes de la FAN y sus
sistemas de armas para evitar o neutralizar dichas amenazas,
internas y externas. Cada Componente ha revisado y adaptado
por separado sus planes de campaña, inclusive han conducido
sendos ejercicios militares en diferentes sitios del país. Por
ejemplo, el Ejército realizó un gran ejercicio en El Pao, Estado
Cojedes, la Armada los condujo en Carúpano, Sucre, la Guardia
Nacional en varios estados, denominando sus ejercicios,
―Unidad Cívico-Militar y el Poder Popular‖ . Ahora la tarea
central es amalgamar todas esas acciones bajo un solo
comando y articuladas a una hipótesis de guerra X. Los Juegos
de Guerra No son Juegos. Y entendiéndolos así, estos Primeros
Juegos de Guerra Asimétrica, seguramente serán muy
aleccionadores para nuestra FAN, y así entender mejor el nuevo
estado de cosas, como reaccionar en conjunto ante ellos, y
prepararnos operacionalmente para disuadir a propios y
extraños, so pena de graves consecuencias.

Regresemos a nuestro tema.

Con estos tres eventos que dan forma a la Nueva Política Militar
Bolivariana y que sirven de referencia empírica a la solidez del
proceso revolucionario en el ámbito de la defensa, regresemos
de nuevo a nuestro tema central. Ahora queremos referirnos a
lo que en el plano teórico podría ser la definición del conflicto
asimétrico y sus principales características. Se trata de una
aproximación que permita su identificación en la perspectiva de
las elaboraciones conceptuales emanadas de los centros del
pensamiento militar imperialista. De igual manera
abordaremos las conclusiones y recomendaciones para efecto
de las reformas en las Fuerzas Armadas imperialistas, hechas
por prominentes pensadores del pensamiento conservador
americano, a partir de las tendencias que presentan los
conflictos militares propiciados por la intervención neocolonial
del ejército norteamericano en Afganistán, Irak, Colombia, El
Salvador y África.
Un prototipo conceptual.

No es difícil identificar en el ―conflicto asimétrico‖ un


prototipo conceptual que reúne diferentes categorías utilizadas
por los estrategas imperialistas para designar una realidad
recurrente en los enfrentamientos bélicos de la sociedad
moderna, en los que la resistencia popular a la dominación
neocolonial tiene diversas expresiones. En la ―guerra
asimétrica‖ hay tanto de guerra de baja intensidad, de guerra
contrainsurgente, de guerra irregular, de guerra de cuarta
generación, de conflicto moral como de confrontación
idiosincrásica. Obviamente este es el lenguaje y las categorías
de los teóricos de las clases dominantes y explotadoras. Desde
la ciencia militar popular se conocen categorías como guerra
popular prolongada, guerra de todo el pueblo, lucha guerrillera,
guerra de guerrillas y resistencia armada popular. Las
diferencias son claras y desde allí es preciso identificar otros
principios, otras reglas, otras definiciones en la ciencia y el arte
militar revolucionario, que algunos se empeñan en desconocer
como si las dinámicas revolucionarias no se extendiesen al
campo de la lucha militar. Las revoluciones también son fuentes
de innovaciones en el campo de la guerra.

No obstante, esas diferencias, sería necio desconocer el propio


análisis de los estrategas militares conservadores. Se les debe
estudiar y comprender porque hay allí desarrollos que no se
deben desestimar. ―En tal sentido, no es un error entender la
asimetría como la ausencia de una base común de comparación
con respecto a una calidad (la guerra), o en términos
operacionales, una capacidad (los aparatos militares) ‖.

Este tipo de guerra obviamente no es nuevo, aunque su


desarrollo doctrinario ha tenido diversas variantes, siendo lo
esencial de este tipo que no existen áreas estratégicas para
proteger, ni que la destrucción total del enemigo sea el objetivo
de las maniobras, las que de hecho no se les puede ni catalogar
como maniobras clásicas como se han descrito en la guerra
convencional, en la que es posible identificar seis (6) tipos
clásicos: maniobra interior, línea exterior, envolvente, de
ruptura, defensa tenaz y defensiva en retirada.

La aproximación asimétrica es mejor concebida como un


método que se aplica de igual manera para ambos adversarios
y puede ser conceptuada como: Actuar, organizarse y pensar
de manera diferente a la del oponente, de manera de maximizar
las ventajas propias y explotar las debilidades del oponente, a
fin de obtener la iniciativa o ganar una mayor libertad de acción.
La aproximación asimétrica puede ser político-estratégica,
militar-estratégica, operacional o combinación de estas. Acarrea
el uso de diferentes métodos, tecnologías, valores,
organizaciones, perspectivas de tiempo − diacronías −, o
alguna combinación de estas. Puede ser de corto o largo plazo.
Puede ser deliberada, o por descarte.

Puede ser discreta o estar en conjunción con aproximaciones


simétricas. Puede tener así mismo dimensiones psicológicas y
físicas. La Guerra Asimétrica involucra el desarrollo de
habilidades para cambiar constantemente en la forma y el
método, a partir de los fragmentos de operaciones
recientemente concluidas, y de bases fragmentarias de
soporte. Esto representa un reto para el oponente que debe
estar constantemente en capacidad de monitorear las
realidades de estos cambios o de nuevas formas operacionales,
a la vez de visualizar la oportunidad de que emerjan nuevas
familias de capacidades, para lo cual se requiere una tremenda
creatividad. La Guerra Asimétrica plantea retos sin parangón
para los líderes estratégicos, o más apropiadamente, requiere
de líderes con veteranía y competencia, más creativos y más
propensos a asumir riesgos. Requiere de pensadores poco
ortodoxos, que constantemente investiguen sobre las
amenazas subyacentes. Para la formación de un profesional de
este tipo, se requiere de un sistema educativo de alta calidad
que privilegie la inventiva, el libre pensamiento y la exposición
de las ideas. Requiere del desarrollo de ―sistemas de
pensadores‖ , que sean capaces de hacer los planteamientos y
críticas que nadie ha considerado o se ha atrevido a proponer.
Involucra una infinidad de situaciones volátiles, inciertas,
complejas y ambiguas que demandan crecientes niveles de
intelecto, intuición y liderazgo − agilidad estratégica −,
cualidades las cuales deben ser antropomórficas para el militar,
razón por la cual se requiere que los líderes y comandantes
desarrollen los siguientes atributos: Conciencia de la Situación:
habilidad para reconocer que está realmente sucediendo y
tener la disposición de mantener vigilancia sobre los cambios
de las amenazas y cambios en las oportunidades; fuerza de
Carácter: capacidad para enfrentar la incertidumbre cuando la
conciencia de la situación se pierde. Involucra la habilidad para
mantener la mente clara y el balance, en estados de
excepcionales de estrés y violencia emotiva.

Según Bonilla (Ver documento citado), las características de la


guerra asimétrica serían las siguientes: a) uso de técnicas
ajenas a las usadas por la tradición occidental; b) oponentes
que pueden tener una base no nacional o transnacional, como
una religión, que actuarían fuera del marco de referencia del
Estado- Nación; c) limitada efectividad de las Estrategias
Militares clásicas, que prevén disposiciones de fuerzas
regulares preparadas para pelear simultáneamente guerras
paralelas; d) es posible que se libre en un territorio cuyas
fuerzas militares no tienen un enemigo visible al cual
enfrentarse; e) privilegia el uso de metodologías no
convencionales o no tradicionales de guerra.; f) se concentra
en evitar la confrontación donde el adversario tiene fortalezas
y explotar sus áreas vulnerables; g) Sus objetivos principales
son: (1) obtener un efecto desproporcionado respecto a la
inversión militar hecha; y (2) afectar la voluntad de lucha del
más fuerte; h) suele utilizar la manipulación psicológica. La
mente del enemigo es blanco de las escaramuzas y las tácticas
de guerra; i) la guerra asimétrica suele asumir
comportamientos que eran exclusivos de la guerra irregular; j)
procura la utilización de métodos inesperados y desconocidos
de ataque; k) explora la realización de acciones de alto impacto
con el mínimo costo financiero; l) se especializa en superar la
capacidad de los servicios de inteligencia para generar alertas
tempranas; m) privilegia la simplicidad y no la complejidad; n)
la denominada comunidad de inteligencia se convierte en la
primera línea de defensa; 0) suele utilizar para sus mandos una
dirección centralizada que es complementada por una
estructura operativa descentralizada y con altos grados de
autonomía; p) la prioridad para enfrentar una amenaza de
guerra asimétrica lo constituye la labor de inteligencia y las
tácticas de infiltración; q) para enfrentar las capacidad de
interceptación electrónica que poseen los ejércitos regulares,
promueven la comunicación y transmisión de sus mensajes a
través de medios tan simples como información escrita a mano
y puesta en clave, la cual es transportada por mensajeros.
También utilizan órdenes ―de boca a oreja‖ ; r) procuran
causar golpes directos que quiebren la sensación de seguridad
que suele tener un ejército regular en momentos de paz o de
confrontación de baja intensidad; s) procuran el uso de armas
de destrucción masiva; t) Operan fuera del comportamiento
internacionalmente aceptado, asumiendo el conflicto al margen
de la norma; y u) actores estatales de menor estatura
estratégica pueden salir airosos de un enfrentamiento contra
un actor estatal superior.

Es importante para la gestión de la FAN en el manejo de esta


clase de conflicto ahora que se simulan diversos escenarios,
tener en cuenta que una de las conclusiones más importantes
de quienes se ocupan del tema en la academia militar
norteamericana, consiste en lo que deben hacer las Fuerzas
Armadas imperialistas para ganar un conflicto asimétrico tanto
en lo relacionado con los principios estratégicos, como con el
rol del factor militar, como con la conducción operacional y los
métodos tácticos que son necesarios para enfrentar estos
fenómenos.

Los principios estratégicos insinúan que en un conflicto


asimétrico la parte más poderosa de la relación bélica tiene por
objetivo estratégico la paz como aplicación de la política en un
plano inferior de conducción; se trata de la ―gran estrategia‖
porque materializa la guía política sobre las acciones
estratégicas.
En una guerra asimétrica el factor militar tiene un peso igual a
la inteligencia estratégica, al uso de la inteligencia y a las
demás medidas del denominado soft power (fuerzas
estratégicas no tradicionales, tales como los bienes culturales
y los intercambios comerciales). Esta es una enseñanza que el
ejército imperialista tiene recogida desde 1940, cuando su
cuerpo de Infantería de Marina publico el Small Wars Manual,
donde sintetizaba las lecciones aprendidas en más de 180
invasiones en ultramar ocurridas entre 1800 y 1934. En esta
guía práctica se recomienda el uso de los medios militares en
conjunto con otros del poder nacional, como la diplomacia.
Además, recomienda que una vez obtenido el triunfo militar la
autoridad de ocupación debe ser transferida cuanto antes a
manos de civiles marionetas, que es lo que se intenta ahora en
Irak en el desarrollo de la nueva doctrina de construcción de
Estados y protección de las democracias, formulada por los
gobernantes de Washington, como una máscara de su acción
imperialista por todo el planeta.

El arte operacional persigue dislocar las fuerzas guerrilleras


revolucionarias de los grupos populares que sirven de soporte
a la movilización militar, mediante operaciones psicológicas
para conquistar las mentes y los corazones de la población.
Los métodos tácticos en la guerra asimétrica recogen lecciones
históricas como las siguientes: la preeminencia de la
inteligencia obtenida por medios humanos por sobre la
adquirida en forma electrónica; la necesidad de fuerzas
militares flexibles con capacidad de adaptación a las
condiciones cambiantes de las situaciones asimétricas; y la
descentralización en la toma de decisiones para garantizar una
rápida y eficiente ejecución de las operaciones
contrainsurgentes.

Las reformas en las Fuerzas Armadas Imperialistas.

Con este marco de referencia para su gestión en una guerra


asimétrica, los estrategas del pentágono están impulsando
reformas en las Fuerzas Armadas norteamericanas a partir de
las propuestas y recomendaciones de varios expertos, entre
quienes se destaca Max Boot, importante pensador de la
derecha gringa, quien sugiere descentralizar las fuerzas
armadas, mejorar el manejo de medios y extender las redes
digitales a los soldados comunes.

En su trabajo ―La lucha por transformar las Fuerzas


Armadas‖ , publicado en Foreign Affairs, correspondiente a los
meses de abril-junio de 2005, Boot señala que son correctos y
prioritarios los cambios en las Fuerzas Armadas
norteamericanas para hacerlas más ágiles y más diestras en el
aprovechamiento de las nuevas tecnologías y en la respuesta
a las nuevas amenazas, particularmente
guerrilleras.

Boot dice que las fuerzas armadas estadounidenses son


excelentes para derrotar a las fuerzas convencionales, pero no
tan buenas en su lucha contra la clase de guerrilla enemiga –
se refiere a la fuerte resistencia del pueblo iraquí- que en los
últimos años ha confrontado y le ha significado demoledores
golpes. Lo que ocurre en Irak en la actualidad muestra más
defectos fundamentales en las capacidades militares de los
Estados Unidos en cuanto a la contención y manejo de las
amenazas no convencionales, algo que nosotros acá debemos
tener bien presente.

La experiencia del Imperio Británico.

Los cambios militares que deben realizarse para adecuar los


aparatos armados a esta realidad de la asimetría, sugiere Boot
deben recogerse de la larga experiencia del Imperio Británico.
―Sea o no Estados Unidos un ―imperio‖ (¿?) hoy en día es
un país con intereses que proteger y enemigos que combatir en
todo el mundo. No existe mejor ejemplo de cómo hacer esto
con eficacia y a bajo costo que el imperio británico‖ . En 1898,
sostiene Boot, Inglaterra mantenía solo 331.000 soldados y
marineros e invertía solo el 2,4% de su PIB en defensa,
considerablemente menos que el 3,9% que gasta Estados
Unidos hoy. Esta pequeña inversión bastaba para salvaguardar
un dominio que cubría 25% del globo.

―La fuerza del imperio británico estaba en su capacidad para


incorporar la tecnología avanzada en su momento, producto de
la revolución industrial. La Real Armada estaba siempre cerca
de la vanguardia del desarrollo tecnológico, por ejemplo, en la
adopción en el siglo XIX de barcos de guerra a vapor que
lanzaban descargas de explosivos de alta potencia. El ejército
por lo regular iba a la zaga de sus rivales en el continente
europeo, pero siempre tenía una ventaja decisiva sobre
adversarios tribales, gracias a armas como las ametralladoras
Maxim y los rifles de repetición Lee-Metford. Las cañoneras y
los ferrocarriles permitieron el movimiento de hombres y
provisiones muy dentro de ambientes inhóspitos en lugares
como China y África. Los británicos también se beneficiaron del
uso extensivo de líneas de telégrafo y avances en la ciencia
médica: las píldoras de quinina, por ejemplo, ayudaron a
vencer la malaria, que antes convertía los climas tropicales en
―la tumba del hombre blanco‖ .

Más allá de la tecnología, los británicos tenían otras tres


ventajas clave, agrega Boot.

Primero, tenían un ejército optimizado para la lucha colonial.


No siempre tenían más poder de fuego que sus enemigos, pero
invariablemente mostraban mayor disciplina y mejor
adiestramiento. La combinación de servicio prolongado y larga
exposición a tierras extranjeras los volvía formidables
combatientes. Su calidad se veía aún más acentuada por el
sistema de regimientos: oficiales y tropa pasaban su carrera
militar en la misma unidad, lo cual propiciaba la cohesión de
grupo y del espíritu de cuerpo.

En segundo lugar, los británicos se apoyaban en auxiliares


nativos. La gran mayoría del Ejército Británico de India estaba
formada por hindúes; sólo los oficiales y algunos de los
suboficiales eran británicos. En fecha tan reciente como 1931
los británicos eran capaces de controlar India — país de 340
millones de habitantes — con sólo 60000 policías y elementos
del ejército enviados de la metrópoli.

En tercer lugar, y quizá lo más importante, el Reino Unido


poseía un grupo sin paralelo de administradores coloniales,
agentes de inteligencia y soldados, muchos de los cuales en su
tiempo libre hacían funciones de lingüistas, arqueólogos o
botánicos.

Las fallas del aparato militar norteamericano.

La prominencia actual de Estados Unidos en la guerra de alta


tecnología es aún mayor del que tenía el Imperio británico en
el siglo XIX. Las fuerzas armadas estadounidenses, con un
despliegue de sistemas avanzados de ataque, vigilancia y
comunicaciones, pueden bombardear cualquier blanco del
planeta con impunidad, dominar cualquier océano y transportar
sus fuerzas a cualquier parte para derrotar prácticamente a
cualquier ejército.

Pero cuando se trata de operaciones de construcción de


naciones y contrainsurgencia a la vieja usanza, Estados Unidos
va a la zaga tanto del ejército británico victoriano como de su
sucesor moderno, agrega Boot.

Los cambios militares que se requieren.

Para transformar las fuerzas armadas estadounidenses para


hacer frente a estas deficiencias lo que se requiere, propone M.
Boot, son cambios organizacionales y culturales para repetir
algunas de las estrategias empleadas por los británicos. Esto, a
su vez, requerirá cambiar un sistema de personal militar que
data de la Segunda Guerra Mundial y una estructura
organizacional que se remonta a las Guerras
Napoleónicas

Cambios en el sistema de personal militar.

Las fuerzas armadas estadounidenses, sugiere Boot, deben


concentrarse primero en adiestrar y equipar a la infantería para
la guerra irregular. En respuesta, el Ejército y la Infantería de
Marina practican ahora más adiestramiento en
contrainsurgencia y ―operaciones de estabilidad y apoyo‖ ,
pero se requiere mucho más, en criterio de Boot.

El Ejército gringo acaba de publicar su primer Manual de


contrainsurgencia en décadas, y West Point apenas ahora
ofrece su primera clase orientada por completo a la guerra de
contrainsurgencia en toda su historia. Además de mejorar la
educación, las fuerzas armadas necesitan montar juegos de
guerra sin restricciones, para mejorar su capacidad de lidiar
con tácticas guerrilleras, aconseja Boot.

Los cuerpos militares deben también cambiar algunas de sus


políticas de personal. Los soldados se transfieren entre unidades
con vertiginosa rapidez: dos terceras partes del personal del
ejército cambian de lugar de despliegue cada año, y el oficial
promedio pasa sólo 18 meses en cada asignación en el curso de
una carrera de 25 años. El propósito de este sistema es crear
un núcleo de generales que calificarán para los puestos
superiores de mando, pero impide la cohesión de unidad y el
liderazgo inspirado que caracterizan a los ejércitos de más alta
calidad. Ni los mejores jefes de tropas logran pasar mucho
tiempo con su gente: el oficial promedio, hombre o mujer, no
pasa más de 30% de su carrera en el campo, pues dedica el
resto a labores administrativas y a la escuela. Por lo regular los
soldados entran y salen de las unidades con la misma rapidez.
Una brigada blindada que debería desplegarse en Irak en
febrero había experimentado un cambio de personal de 40%
desde que fue transferida fuera del país árabe, nueve meses
antes. ―Las unidades, tripulaciones y escuadrones no están
juntos el tiempo suficiente para explotar al máximo sus
capacidades de combate‖ , escribe el mayor Donald Vandergriff,
experto en el sistema de personal militar, quien recomienda
emular el modelo de los regimientos británicos manteniendo
juntas las unidades de combate durante años.

Cambios en las comunicaciones.

Adicionalmente, las necesidades de campo siguen mostrando


rezagos en algunos rubros menos notorios, como las
comunicaciones. El Pentágono gasta miles de millones de
dólares en la más reciente tecnología digital, pero poca de ella
llega desde el cuartel hasta el combate real. Durante la Guerra
contra Irak, muchas unidades descubrían dónde estaba el
enemigo como lo han hecho los soldados durante miles de
años: por ―movimiento de contacto‖ , término militar que
significa encontrarse de pronto con él. En muchas unidades,
artefactos de alta tecnología como el Rastreador de Fuerza Azul
(terminales móviles de computadora que pueden enviar
correos electrónicos y mostrar en la pantalla la ubicación de
fuerzas amigas), o bien se instalaron de prisa en unos cuantos
puestos de mando en vísperas de las hostilidades, o no
estuvieron disponibles. La mayoría de las unidades de
Infantería de Marina y del Ejército en el frente continuaron
dependiendo de radios FM para las comunicaciones de corto
alcance, como ocurría durante la Segunda Guerra Mundial. Las
fuerzas armadas necesitan extender su red de información de
banda ancha hasta el último soldado raso. Contar con equipo
de cómputo portátil para comunicaciones servirá sobre todo
para las operaciones de contrainsurgencia, en las cuales la
información es sumamente ventajosa. Por ejemplo, permitiría
que un soldado en un retén determine al instante si un
conductor que ha detenido es sospechoso.

La organización de las neo colonias.

Estados Unidos se ha dedicado sin pausa a la construcción de


naciones desde el fin de la Guerra Fría, en lugares como
Somalia, Haití, Bosnia, Kosovo, Afganistán e Irak. Sin embargo,
cada una de esas operaciones comenzó virtualmente desde
cero, con pocos intentos de aprovechar la experiencia obtenida
en el pasado. Esta deficiencia ha sido especialmente patente en
Irak, donde la Oficina de Reconstrucción y Ayuda Humanitaria
se creó apenas dos meses antes del comienzo del conflicto. Su
sucesora, la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), se
organizó de manera igualmente apresurada.
Para estar mejor preparado la próxima ocasión — y sí, habrá
una próxima ocasión como en Irán, Venezuela, Colombia,
Corea —, Washington debe crear una instancia gubernamental
específicamente encargada de reconstruir tierras devastadas
por la guerra, en cooperación con agencias internacionales,
gobiernos aliados y organizaciones no gubernamentales.
Necesita su propia versión de la Oficina Colonial Británica para
una era postimperial. La reciente decisión de instalar una
Oficina de Reconstrucción y Estabilización en el Departamento
de Estado es un buen principio, pero no está claro cuánto
presupuesto y autoridad se le asignará. Tal vez sea necesario
crear una instancia lateral enteramente dedicada a la
construcción de naciones (tal vez dotando de nuevos
instrumentos a la Agencia Estadounidense para el Desarrollo
Internacional) o, como sugirió el Centro de Estudios
Estratégicos e Internacionales, establecer directores de
reconstrucción en el personal de alto nivel de la Casa Blanca
para atender a países individuales.

La creación de una mayor capacidad civil de construcción de


naciones no dejaría desocupadas a las fuerzas armadas. Por
mucho que mejore la administración civil, el grueso de la fuerza
humana para cualquier misión de construcción de naciones
tendría que provenir del Pentágono. Las fuerzas armadas
necesitan prepararse mucho mejor para ese trabajo con el fin
de evitar los errores cometidos en Irak.
Fuerzas Especiales.

Los beneficios de una forma más ligera de combatir se volvieron


claros en Afganistán en 2001. Una fuerza de unos cientos de
soldados de operaciones especiales, apoyada por un pequeño
número de agentes de la CIA y un gran número de aeronaves,
logró derrocar al Talibán en dos meses. Tuvo tanto éxito en
parte por el uso de aliados nativos, pero también porque el libro
de reglas burocráticas fue arrojado temporalmente por la
ventana: se dijo a los comandos que lograran sus objetivos
como mejor pudieran.

Algunos de los mayores éxitos de Washington en el extranjero


— desde derrotar a una insurgencia comunista en El Salvador
en la década de 1980 hasta derrocar al Talibán en 2001 — se
han obtenido trabajando mediante fuerzas extranjeras. En
general, el historial de guerras por delegación ofrece una
alentadora alternativa al envío de grandes números de
soldados estadounidenses a combatir con guerrillas. Como
indica el periodista Robert Kaplan en su libro Imperial Grunts
[Gruñidos imperiales], próximo a salir: ―cincuenta y cinco
adiestradores de Fuerzas Especiales en El Salvador lograron
más que 550000 soldados en Vietnam‖ .

Inundar un país de soldados estadounidenses suele ser un


error, porque debido a su gran desconocimiento de las
condiciones locales con frecuencia terminan causando más
daño que provecho; es mejor que un número pequeño de
soldados altamente especializados trabaje tras bambalinas en
cooperación con las fuerzas de seguridad locales. La ―defensa
interna extranjera‖ y la ―guerra no convencional‖ caen en
su mayoría dentro de la jurisdicción de la CIA y las Fuerzas
Especiales del Ejército (las Boinas Verdes o, como prefieren
llamarse, los ―Profesionales Silenciosos‖ ), si bien en
situaciones de apuro se ha llamado a infantes de Marina y
soldados regulares para adiestrar militares extranjeros. Tal
trabajo ha rendido dividendos en años recientes en países como
Georgia, Filipinas, Djibutí y Colombia con el Plan Patriota.

Incluso dentro del Comando de Operaciones Especiales, que


ahora tiene la responsabilidad operacional primaria de la guerra
contra el terrorismo, el énfasis se pone en unidades de acción
directa, como los cuerpos SEAL [acrónimo de sea, air, land] de
la Armada, la Fuerza Delta del Ejército y los Comandos del
Ejército (Rangers), que atacan por sorpresa para secuestrar o
matar a sospechosos de terrorismo. Las Fuerzas Especiales del
Ejército, que emplean más el cerebro que la fuerza bruta, son
relativamente menospreciadas en comparación. De los 47 000
elementos uniformados del Comando de Operaciones
Especiales, sólo 9 500 son Fuerzas Especiales. Los especialistas
en asuntos civiles y guerra psicológica se enfocan también en
el lado blando del conflicto, y una unidad secreta antes llamada
Zorro Gris se concentra en el acopio de inteligencia, pero sigue
dedicándose más a derribar puertas que a averiguar qué
puertas derribar. La ventaja esencial de las Fuerzas Especiales
es que pueden generar inteligencia de la población local y
actuar con aliados locales. Los equipos A de Fuerzas Especiales,
que constan de 12 hombres, están integrados por especialistas
regionales adiestrados en los idiomas y la cultura de la zona en
que operan.

Atender estos problemas no requiere poner en práctica las


recomendaciones de la Comisión del 9/11 de que las fuerzas
armadas tomen el lugar de la división paramilitar de la CIA; no
es del todo malo que dos grupos se ocupen del mismo objetivo,
sobre todo porque las acciones de la CIA tienen mayor
posibilidad de ser negadas oficialmente. Pero el Pentágono sí
necesita pensar con creatividad cómo mejorar la efectividad de
las fuerzas especiales. Las Fuerzas Especiales también
necesitan recibir autoridad para ir tras ―objetivos de alto
valor‖ sin tener que llamar a la Fuerza Delta u otras unidades
de misiones especializadas. Además, se requiere eliminar
reglas burocráticas para permitir que el Comando de
Operaciones Especiales infrinja las fronteras geográficas de
otras jurisdicciones (como el Centcom) en persecución de
terroristas. Otra forma de elevar la efectividad sería permitir
que las Fuerzas Especiales salieran en misiones verdaderas de
combate con las fuerzas extranjeras que adiestran.
Hay otras formas en que Estados Unidos puede aprovechar a los
combatientes extranjeros. Washington podría, por ejemplo,
crear su propia versión de la Legión Extranjera francesa o de los
regimientos británicos de cipayos: la ―Legión de la Libertad‖ ,
fuerza que estaría encabezada por un puñado de oficiales
estadounidenses pero formada por no estadounidenses atraídos
con la promesa de adquirir la ciudadanía del país cuando
completen sus temporadas de servicio. A diferencia de las
hordas de contratistas de seguridad mercenarias, la Legión de
la Libertad estaría por lo menos bajo control directo del gobierno
de Washington.

Hoy por hoy es una verdad universalmente reconocida que el


gobierno de Estados Unidos tiene una deplorable carencia de
―inteligencia humana‖ . Nadie es mejor en el espionaje de alta
tecnología, pero, como declaró a The New York Times el general
brigadier John DeFreitas III, oficial de mayor rango de
inteligencia del Ejército en Irak, ―los insurgentes no aparecen
muy bien en las imágenes de satélite‖ .

Los exploradores globales.

La única forma de averiguar qué ocurre en sociedades


complejas como las de Afganistán e Irak es pasar mucho
tiempo allí, bebiendo incontables tazas de té con una procesión
interminable de jeques y mullahs. El actual sistema de personal
parece diseñado para que tales contactos sean casi imposibles.
La Infantería de Marina saca sus fuerzas de las zonas de guerra
cada seis o siete meses, y el Ejército cada año; no bien los
soldados se dan cuenta de lo que ocurre, los mandan a casa. El
Departamento de Estado y la CIA, pese a la escasez de
hablantes del árabe y el pashto, también trasladan de manera
constante a sus empleados. Es necesario estacionar por lo
menos algunos de los emisarios de Washington en el extranjero
el tiempo suficiente para que se ganen la confianza de la
población local.

Robert Scales, general retirado y ex comandante de la


Escuela Superior de Guerra del Ejército, ha propuesto crear
―exploradores globales‖ : oficiales militares que pasarían años,
incluso décadas, viviendo en el extranjero ―sin disminuir el
avance en su carrera‖ . Aun si tales exploradores resbalaran en
la escalera de ascensos, se les podría compensar en otras
formas. Tal programa podría construirse sobre el fundamento
del actual programa de oficiales en zonas extranjeras, que
permite que algunos de ellos se especialicen en otras culturas,
pero generalmente se le considera una fase terminal en sus
carreras. Scales arguye que, como parte de una transición hacia
una ―guerra centrada en la cultura‖ , los exploradores globales
deben tener primacía en las agencias de inteligencia militar
sobre los ―tecnólogos‖ que ahora tienen el control. El
Departamento de Estado y la CIA deben instituir programas
similares para permitir que individuos talentosos pasen más
tiempo en el campo para que puedan obtener conocimientos
prácticos reales.

El control de los medios de comunicación.

Estados Unidos debe mejorar tanto en la diseminación de la


información, como en su acopio. En la era de las noticias por
satélite, el éxito o fracaso de una operación militar puede
radicar en la forma en ésta se presenta en los medios.
Considérese el asalto a Faluya en abril de 2004, que fue
detenido prematuramente porque la incendiaria cobertura de
Al Jazeera dio la falsa impresión de que los infantes de Marina
tomaban deliberadamente mezquitas y civiles como blancos.

El Pentágono rara vez realiza un buen trabajo en la guerra de


las imágenes. Una excepción fue el programa de incrustar
corresponsales en las tropas cuando se inició la invasión de
Irak. Esta idea, impuesta a un renuente mando castrense por
civiles del Pentágono y la Casa Blanca especializado en
publicidad favorable, aseguró que la presentación de los
combates ganaría simpatías. Pero de entonces a la fecha el
enemigo ha arrebatado la iniciativa en la guerra de información.
Los insurgentes han aterrorizado a la coalición con bombazos,
decapitaciones y secuestros televisados.

La esencia de la reforma militar: adecuarse al conflicto


asimétrico.
Nada de esto lleva la intención de sugerir que las fuerzas
armadas estadounidenses se reconfiguren sólo para
operaciones contra guerrillas. Si bien el conflicto convencional
puede parecer improbable hoy día, Estados Unidos necesita
mantener su capacidad de combatir contra estados
importantes, lo que el Ejército Británico no hizo, con lo cual
incitó la agresión alemana de 1914 y 1939.

Por fortuna, muchas de las mejoras aquí propuestas


(descentralizar las fuerzas armadas, mejorar el manejo de
medios, extender las redes digitales a los soldados ordinarios)
son válidas tanto para las grandes guerras como para las
pequeñas. Pero el ímpetu primario hacia el cambio es la
necesidad de prevalecer sobre la actual insurgencia jihaidista
global. Si el sector militar necesita un estímulo para actuar,
debe recordar lo que ocurrió la última vez que no tomó en serio
la guerra de guerrillas: fue a principios de la década de 1960,
y Estados Unidos comenzaba a entramparse en un conflicto en
Vietnam.

Las anteriores son las líneas maestras de la reforma en las


fuerzas militares norteamericanas que nosotros debemos
captar oportuna e inteligentemente en previsión de una
agresión contra nuestra nación y el proceso revolucionario de
cambios que aquí están ocurriendo y son un ejemplo para los
pueblos de Latinoamérica.
(*) Material publicado en Tribuna Popular en el año 2006

https://prensapcv.wordpress.com/2013/05/07/guerraasimetric
a-o-guerra-de-todo-el-pueblo/

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