T. Movimientos Estereotipados

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TRASTORNO DE MOVIMIENTOS ESTEREOTIPADOS Y AUTOLESIVOS

Presentado por: Sebastián Felipe Gallardo Rincón

Para empezar, se hace importante recordar que existen cuatro características que deben
estar presentes en cualquier conducta, para que esta pueda ser considerada “estereotipada”:
a) ser repetitiva y rítmica; b) ser invariable en topografía; c) ser rara y excesiva en
frecuencia, tasa y amplitud en relación con el contexto medioambiental o social en el que
ocurren, y d) no tener una función aparente o una consecuencia medioambiental (Caballo &
Simón, 2001).
Pese a la creencia “popular”, los movimientos estereotipados que le acarreen a la persona
consecuencias negativas (riesgo de muerte o lesión), no son clasificados como un trastorno
de movimientos estereotipados, sino que se les da el nombre de “Trastorno del movimiento
estereotipado con conducta autolesiva”.
Para explicar los orígenes y el trascurso de este trastorno, se han desarrollado diferentes
teorías que buscan explicar desde diversos campos (biológico, conductual) y de manera
adecuada los factores que envuelven este trastorno. Para empezar, las teorías biológicas del
TME lo implican con síndromes orgánicos cerebrales, alteraciones neuroquímicas y un
cierto descontrol de la homeostasis corporal. En cambio, las teorías conductuales relacionan
los movimientos estereotipados con respuestas operantes mantenidas por reforzamiento, ya
sea positivo o negativo.
Para poder realizar el diagnóstico del TME se hace necesario emplear una evaluación en
dos “pasos”, primero se evalúa la conducta problema y su función, para después pasar a los
factores responsables del mantenimiento de las estereotipias o de las autolesiones. Existen
diferentes cuestionarios para evaluar el TME, como por ejemplo el cuestionario para
conductas estereotipadas de Gutermuth, e incluso la observación de los movimientos
estereotipados en ciertas situaciones consideradas estratégicas puede aportar al diagnóstico
del trastorno.
Por último, y para concluir este “resumen” es imprescindible tratar de enunciar los posibles
tratamientos, los cuales se pueden dividir entre los tratamientos biológicos y conductuales.
Si bien los avances en la creación y aplicación de tratamientos biológicos para este
trastorno son avanzados, siguen predominando en el tratamiento de este las técnicas
conductuales, ya que con estas no se tiene un riesgo de intoxicación o sobredosis. Algunas
técnicas conductuales aplicadas son: La sobrecorrección, la extinción, el reforzamiento
diferencial.

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