Las Bienaventuranzas Del Corretaje
Las Bienaventuranzas Del Corretaje
Las Bienaventuranzas Del Corretaje
Monte: Las
Bienaventuranzas
(Mateo 5:3-12)
Presentación
El Sermón del Monte nos presenta la esencia de la enseñanza de Jesús y
nos describe como se ve la vida y la comunidad humana cuando se
encuentran bajo el régimen de la gracia divina. Mi propósito es hacer
comprensible éste mensaje, a fin de que pueda ser aplicado a la vida
cotidiana.
Aún puedo escuchar el eco de la enseñanza de mis padres en este Sermón:
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia…
ama a tus enemigos, bendice a los que te maldicen y ora por los que te
persiguen…”. Pero lo más encantador y desafiante, es escuchar la voz de
Cristo. Esa voz apacible que hace que tu corazón arda al escuchar la
nobleza de sus enseñanzas. Esa voz desafiante que avergüenza nuestra
forma de vivir.
Cristo nos dio este Sermón para que la obedeciéramos; en esto radica
nuestra bienaventuranza.
3. LOS MANSOS
Mt.5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra
por heredad.
Existe muy poca diferencia entre ser “pobre en espíritu” y ser
“manso”. Hay una leve distinción: la primera describe al hombre
más como es en sí mismo, esto es, quebrantado de corazón; la
segunda describe al hombre en su relación con Dios y con los
hombres.
7. LOS PACIFICADORES
Mt.5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán
llamados hijos de Dios.
La secuencia de pensamiento de limpieza de corazón a pacificación
resulta natural, porque una de las causas de conflicto más frecuente
es la intriga, en tanto que la sinceridad es esencial para toda
reconciliación. Nunca deberíamos buscar conflicto ni ser
responsables de él. Por el contrario, estamos llamados a la paz,
debemos seguir la paz con todos, debemos estar en paz con todos los
hombres.
Los rabinos judíos sostenían que la tarea suprema que una persona
puede llevar a cabo es establecer relaciones correctas entre persona
y persona. Eso era lo que Jesús quería decir.
Hay personas que son siempre centros tempestuosos de problemas,
amargura y lucha. Donde quiera que están, siempre están metidos
en peleas entre ellos o provocándolas entre los demás. En la iglesia
hay varias de estas personas, estas están haciendo el trabajo del
diablo. Gracias a Dios hay hijos suyos que no soportan una vida de
conflicto, ni amargura. Tales personas hacen un trabajo semejante
al de Dios,
porque el gran propósito de Dios es hacer que haya paz para cada
persona consigo misma y entre unas y otras. El que divide a las
personas está haciendo la obra del diablo; el que une a las personas
está haciendo la obra de Dios.
Jesús siempre fue muy claro. Nunca dejo a nadie en duda en cuanto
a lo que le sucedería sí escogía seguirle. Mt.10:34 No penséis que he
venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino
espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre
contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su
suegra;
37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el
que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no
toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla
su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la
hallará.
Es curioso que Jesús pase de la pacificación a la persecución, de la
obra de reconciliación a la experiencia de hostilidad. Esto es, porque
por mucho que nos esforcemos por hacer la paz con algunas
personas, ellas se niegan a vivir en paz con nosotros. Esto es “por
causa de la justicia” Mt.5:10 “Bienaventurados los que padecen
persecución por causa de la justicia…”. La definición de justicia
aquí es la misma del v.6. Los malos no toleran a quienes ante los
ojos de Dios son contados por “justos”. Odian a los hijos de Dios.
1Jn .3:12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano.
¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su
hermano justas. 13 Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os
aborrece.
CONCLUSIONES
Las bienaventuranzas pintan un retrato amplio del verdadero discípulo
cristiano. Lo vemos primero delante de Dios, solo, sobre sus rodillas,
reconociendo su pobreza espiritual y llorando por ella. Esto lo hace manso
o amable en todas sus relaciones, ya que la honestidad lo compele a
permitir a otros que piensen de él lo que ante Dios él mismo confiesa que
es. Tiene hambre y sed de justicia, y por lo tanto está lejos de conformarse
con su pecaminosidad, y ansía crecer en gracia y en bondad.
Lo vemos luego con otros, afuera, en la comunidad humana. Su relación
con Dios no lo lleva a escapar de la sociedad, ni lo aísla del dolor. Por el
contrario, está en lo más reñido del mundo, mostrando compasión a
quienes están abatidos por la adversidad y el pecado. Es sincero en todas
sus relaciones y busca jugar un papel constructivo como pacificador. Pero
no le agradecen sus esfuerzos: más bien se oponen a él, lo calumnian, lo
insultan y lo persiguen por causa de la justicia por la cual permanece
firme, y del Cristo con el cual se identifica.
Pero en todo esto los valores y normas de Jesús están en conflicto directo
con los valores y normas que el mundo comúnmente acepta. Los caminos
del Dios de las Escrituras les parecen desconocidos a los hombres. Porque
Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos, a los primeros los
llama últimos, y a los últimos, primeros; atribuye grandeza al siervo, a los
ricos envía vacíos y declara a los humildes sus herederos.
En resumen, Jesús felicita a aquellos de quienes el mundo tiene lástima, y
llama bienaventurados a aquellos que el mundo rechaza (Jhon Stott).