Maxi El Trabajador
Maxi El Trabajador
Maxi El Trabajador
Cuando despertó en su casa, sin saber cómo llegó allí, tenía un terrible dolor
de cabeza y se sentía peor que la noche anterior. No pudo ir al trabajo y se dio
cuenta que no tenía nada de dinero.
Esperaba que su amigo viniera a traerle la billetera y devolverle el dinero que
le había prestado, pues había gastado mucho más de lo que podía, en una
noche.
No tenía ninguna duda de que Mauricio vendría a saber de él y traerle lo suyo,
ya que era una persona de bien y tenía un muy buen trabajo.
En su casa, Maxi pensaba en lo que había vivido y cómo aquella manera de
divertirse no le gustaba nada. No conoció a ninguna chica con intenciones
iguales a las suyas, se quedó sin dinero y enfermo.
Pasaron algunos días y Mauricio no aparecía. Maxi decidió pasar por el lugar
donde trabajaba. Debe estar también enfermo, pensó…
Pero… ¡Qué sorpresa!
En el trabajo de Mauricio le informaron que ya no trabajaba más ahí, que
había sido despedido por llegar tarde y no hacer correctamente su labor.
Fue a la casa… ya no vivía más allí, la había vendido.
Maxi comenzó a preocuparse por el destino de su amigo de la infancia.
Volvió a su casa y comenzó a pensar qué había pasado con Mauricio. ¿Por qué
no había confiado en él y le había contado qué sucedía? ¿Dónde estaba ahora?
En esos pensamientos andaba Maxi cuando se acerca un vecino y le comentó
lo ocurrido, angustiado y preocupado por lo que comenzaba a sospechar.
El vecino dice saber que Mauricio hacía un tiempo había cambiado mucho,
dejando de ser el compañero ejemplar que siempre fue. Agrega que desde que
comenzó a salir con un grupo de jóvenes que él no sabía de dónde y quiénes
eran, el chico había cambiado y no precisamente para bien.
Maxi se dio cuenta. Mauricio se había dejado influenciar por malas compañías
y no pensó en lo que perdía, ni en su futuro. Ahora, si es que lo encontraba,
sería muy difícil comenzar de nuevo.
El joven trabajador había perdido confianza en su amigo, y estaba seguro de
no querer vivir lo mismo. Le daría una mano, si Mauricio aceptaba su ayuda,
pero no volvería a salir más con ellos. Se convenció de que:
Decir NO al alcohol, a las drogas y al cigarrillo, no quiere decir ser cobardes,
todo lo contrario, es señal de madurez y seguridad en uno mismo al no dejarse
influenciar negativamente.
Siguió recapacitando sobre cómo fumar, tomar o drogarse no hace ser hombre
o mujer más rápido, sólo empezar a terminar la vida primero.
“Cuidémonos, saludables nos divertimos mucho más”.
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