Maxi El Trabajador

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Maxi el trabajador

En un barrio de mi ciudad, muy lindo, vivía Maxi, un joven a quien le gustaba


mucho trabajar, se llevaba muy bien con los vecinos y tenía muchos amigos.
Los días de descanso difícilmente podía tener una siesta, pues siempre llegaba
algún amigo a compartir una buena charla.
Al pasar unos días aparece Mauricio, compañero de la escuela y le dice:
–Maxi, vivís trabajando, no te divertís nunca, pasas encerrado, te estás
perdiendo los mejores años de tu vida. ¡Vamos a salir, te voy a presentar a
unas amigas!
Lo que Mauricio decía no era cierto. Maxi tenía otras maneras de divertirse,
ver una película, entrar en Internet, ir de pesca, jugar al basquetbol, lavar el
auto, hacer algún arreglo en la casa, tomar con los amigos…
Mauricio no veía eso como diversión e insiste con ir al baile.
Luego de escucharlo un rato, Maxi decide acompañarlo, pensando que la
invitación no dejaba de ser interesante, podría conocer a alguna chica, cosa
que le resultaba algo complicado, ya que no tenía muy buenos recuerdos de
sus últimas relaciones, las que resultaban muy rápidas.
Si salía con alguna chica de la zona, al otro día la veía con un chico, no
entendía nada, pero había quienes le decían que ahora era así, que no se usaba
tener novia, era sólo un rato, por ese motivo, decidió esperar a que la moda
pasara, porque él quería tener a alguien que quisiera más que un rato.
Fueron al baile, a la entrada Mauricio se dio cuenta que se había olvidado la
billetera y le pidió que le pagara la entrada.
Estaba muy animado el lugar, enseguida que llegaron aparecieron unas amigas
de Mauricio que los invitaron a bailar, cosa que les dio mucha sed y
decidieron comprar alguna bebida.
Mauricio sugirió que fueran bebidas alcohólicas, que era lo que le gustaba a
las chicas.
Maxi pensó que como era una noche de fiesta podía permitírselo, compró
cerveza para el grupo y un refresco para él. Eso causó mucha gracia a los
demás y le dijeron que no sabía divertirse, que debía tomar con ellos, así
pasaban un buen rato.
Luego de algunas cervezas, Maxi comenzó a sentirse mal, salió afuera, se
quería ir.
Todo giraba a su alrededor y el estómago lo tenía en el cuello. Su amigo se le
acercó y le dijo:
–No te preocupes, dame la billetera que te traeré algo que te hará sentir re-
bien.
Maxi, lo único que quería en ese momento era aliviarse, le alcanzó la billetera
y esperó.
Al poco tiempo Mauricio apareció con algo como cigarrillos, pero que a Maxi
le parecieron muy raros y preguntó: – ¿Para qué compraste eso, si yo no
fumo? – ¡Dale, dale, que te vas a sentir mucho mejor!
Fumó Maxi uno de aquellos cigarrillos y no recordó nada más.

Cuando despertó en su casa, sin saber cómo llegó allí, tenía un terrible dolor
de cabeza y se sentía peor que la noche anterior. No pudo ir al trabajo y se dio
cuenta que no tenía nada de dinero.
Esperaba que su amigo viniera a traerle la billetera y devolverle el dinero que
le había prestado, pues había gastado mucho más de lo que podía, en una
noche.
No tenía ninguna duda de que Mauricio vendría a saber de él y traerle lo suyo,
ya que era una persona de bien y tenía un muy buen trabajo.
En su casa, Maxi pensaba en lo que había vivido y cómo aquella manera de
divertirse no le gustaba nada. No conoció a ninguna chica con intenciones
iguales a las suyas, se quedó sin dinero y enfermo.
Pasaron algunos días y Mauricio no aparecía. Maxi decidió pasar por el lugar
donde trabajaba. Debe estar también enfermo, pensó…
Pero… ¡Qué sorpresa!
En el trabajo de Mauricio le informaron que ya no trabajaba más ahí, que
había sido despedido por llegar tarde y no hacer correctamente su labor.
Fue a la casa… ya no vivía más allí, la había vendido.
Maxi comenzó a preocuparse por el destino de su amigo de la infancia.
Volvió a su casa y comenzó a pensar qué había pasado con Mauricio. ¿Por qué
no había confiado en él y le había contado qué sucedía? ¿Dónde estaba ahora?
En esos pensamientos andaba Maxi cuando se acerca un vecino y le comentó
lo ocurrido, angustiado y preocupado por lo que comenzaba a sospechar.
El vecino dice saber que Mauricio hacía un tiempo había cambiado mucho,
dejando de ser el compañero ejemplar que siempre fue. Agrega que desde que
comenzó a salir con un grupo de jóvenes que él no sabía de dónde y quiénes
eran, el chico había cambiado y no precisamente para bien.
Maxi se dio cuenta. Mauricio se había dejado influenciar por malas compañías
y no pensó en lo que perdía, ni en su futuro. Ahora, si es que lo encontraba,
sería muy difícil comenzar de nuevo.
El joven trabajador había perdido confianza en su amigo, y estaba seguro de
no querer vivir lo mismo. Le daría una mano, si Mauricio aceptaba su ayuda,
pero no volvería a salir más con ellos. Se convenció de que:
Decir NO al alcohol, a las drogas y al cigarrillo, no quiere decir ser cobardes,
todo lo contrario, es señal de madurez y seguridad en uno mismo al no dejarse
influenciar negativamente.
Siguió recapacitando sobre cómo fumar, tomar o drogarse no hace ser hombre
o mujer más rápido, sólo empezar a terminar la vida primero.
“Cuidémonos, saludables nos divertimos mucho más”.

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