Protecciones Elèctricas

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PROTECCIONES ELÉCTRICAS.

1. CORRIENTE DE CORTOCIRCUITO EN UN PUNTO DE LA


LÍNEA
Supongamos un cortocircuito producido a la salida de un
transformador para baja tensión, es decir, el cortocircuito más desfavorable
que puede producirse. Para determinar esta intensidad dispondremos de
un método práctico basado en unas gráficas que representan las
variaciones de la intensidad de cortocircuito en función de la potencia del
transformador y de la resistencia de la línea intercalada hasta el lugar del
cortocircuito.
Basándonos en estas gráficas, el procedimiento a seguir será el
siguiente:
1. Se calcula la resistencia del conductor intercalado desde el
transformador hasta el cortocircuito.
2. Al valor de resistencia que resulte deberá sumarsele el valor
del hilo neutro, cuando el cortocircuito sea entre fase y neutro,
y multiplicarlo por cuando el cortocircuito sea entre dos
fases.
3. El resultado obtenido se traslada al gráfico de la figura 5, donde
en función de la potencia del transformador, se determinará el
valor de la intensidad de cortocircuito en amperios.
Mediante este procedimiento obtenemos la intensidad de
cortocircuito en el punto elegido, y con él tendremos el poder de corte
mínimo del fusible o interruptor automático que vayamos a colocar. El valor
obtenido será en exceso ya que no tenemos en cuenta la reactancia de la
línea.
Así, según vemos en la figura, inmediatamente después del
transformador tenemos un interruptor automático, dividiéndose el circuito
en dos ramales, con sendas derivaciones a motores y resistencias de
calefacción. Hasta llegar a los receptores, existen una serie de
protecciones selectivas y en cada uno de estos puntos deberemos calcular
la intensidad de cortocircuito para poder dimensionar correctamente cada
una de las protecciones.
Estas curvas solamente son válidas para transformadores cuya
tensión de salida sea de 220/380 V. EJEMPLO DE CALCULO
Sea una nave industrial alimentada a 220/380 V. mediante un
transformador de 400 kVA. Suponiendo que el cable de salida del
transformador es de cobre de sección 3,5x200 mm2. y de 23 metros de
longitud, calculemos el poder de corte del interruptor automático en ese
punto. La resistencia óhmica del cable utilizado, será:

Puesto que el cortocircuito se supone entre dos fases, este resultado


hay que multiplicarlo por
Las curvas características determinan para una resistencia de la
línea de 0,0034 y un transformador de 400 kVA., una intensidad de
cortocircuito de 12.000 A.
Según esto, elegiremos un interruptor automático con un poder de
corte de 12.000 A y si este valor no existe comercialmente deberemos
elegir el inmediatamente mayor que encontremos.
Cualquier cortocircuito que se produzca después será de intensidad
menor, ya que la resistencia intercalada será mayor, debiendo seguir el
mismo criterio de cálculo para los sucesivos puntos

2. CORTACIRCUITOS FUSIBLES DE BAJA TENSIÓN


Los cortacircuitos fusibles son el medio más antiguo de protección
de los circuitos eléctricos y se basan en la fusión por efecto de Joule de un
hilo o lámina intercalada en la línea como punto débil.
Los cortacircuitos fusibles o simplemente fusibles son de formas y
tamaños muy diferentes según sea la intensidad para la que deben
fundirse, la tensión de los circuitos donde se empleen y el lugar donde se
coloquen.

El conductor fusible tiene sección circular cuando la corriente que


controla es pequeña, o está formado por láminas si la corriente es grande.
En ambos casos el material de que están formados es siempre un metal o
aleación de bajo punto de fusión a base de plomo, estaño, zinc, etc.
Fundamentalmente encontraremos dos tipos de fusibles en las
instalaciones de baja tensión:
• gl (fusible de empleo general)
• aM (fusible de acompañamiento de Motor)
Los fusibles de tipo gl se utilizan en la protección de líneas, estando
diseñada su curva de fusión "intensidad-tiempo" para una respuesta lenta
en las sobrecargas, y rápida frente a los cortocircuitos.
Los fusibles de tipo aM, especialmente diseñados para la protección
de motores, tienen una respuesta extremadamente lenta frente a las
sobrecargas, y rápida frente a los cortocircuitos. Las intensidades de hasta
diez veces la nominal (10 In) deben ser desconectadas por los aparatos de
protección propios del motor, mientras que las intensidades superiores
deberán ser interrumpidas por los fusibles aM.
La intensidad nominal de un fusible, así como su poder de corte, son
las dos características que definen a un fusible.
La intensidad nominal es la intensidad normal de funcionamiento
para la cual el fusible ha sido proyectado, y el poder de corte es la
intensidad máxima de cortocircuito capaz de poder ser interrumpida por el
fusible. Para una misma intensidad nominal, el tamaño de un fusible
depende del poder de corte para el que ha sido diseñado, normalmente
comprendido entre 6.000 y 100.000 A.
Un gran inconveniente de los fusibles es la imprecisión que tiene su
curva característica de fusión frente a otros dispositivos que cumplen el
mismo fin, tales como los interruptores automáticos. Esto equivale a decir
que la banda de dispersión de los fusibles es mayor que la de los
interruptores automáticos, pese a que el fabricante solamente facilita la
curva media de los fusibles.
Otro inconveniente de los fusibles es la facilidad que tienen de poder
ser usados con una misma disposición de base, hilos o láminas no
adecuadas.

Así mismo, la independencia de actuación de los fusibles en una


línea trifásica supone un serio problema, ya que con la fusión de uno de
ellos se deja a la línea a dos fases, con los inconvenientes pertinentes que
ello conlleva.
La selectividad entre fusibles es importante tenerla en cuenta, ya
que de ello dependerá el buen funcionamiento de los circuitos. Idéntico
problema se nos presentara con la selectividad de los interruptores
automáticos.
Entre la fuente de energía y el lugar de defecto suele haber varios
aparatos de protección contra cortocircuitos. Para desconectar la zona
afectada, es necesario que los fusibles reaccionen de forma selectiva, es
decir, debe desconectar primero el fusible más próximo al lugar de defecto.
Si por alguna causa este fusible no responde correctamente, debe actuar
el siguiente, y así sucesivamente.
La selectividad entre dos fusibles se determina gráficamente
mediante la comparación de ambas características de disparo; para ello,
las curvas, a la misma escala, no deben cortarse ni ser tangentes. Esto es
cierto en el caso de sobrecargas y pequeñas intensidades de cortocircuito,
pero no lo es en el caso de intensidades muy grandes de cortocircuito, ya
que aquí los tiempos de fusión son extremadamente cortos y solamente es
posible la selectividad en fusibles con una notable diferencia de valor
nominal de la intensidad.
Según la norma VDE 0636, los fusibles cuyas intensidades
nominales se encuentren en la relación 1:1.6, deben de poder desconectar
de forma selectiva.
La norma CEI 269-2, no es tan exigente, y dice que sólo los fusibles
cuyas intensidades nominales estén en la relación 1:2 pueden desconectar
de forma selectiva.
INTENSIDAD NOMINAL MÍNIMA ADMISIBLE EN UN FUSIBLE aM
La intensidad nominal mínima del fusible de protección de un motor
se determina a partir de la intensidad de arranque y del tiempo de arranque
del mismo. En un arranque normal un fusible no debe fundir ni envejecer.

En los motores de jaula (arranque directo) la intensidad de arranque


es aproximadamente de 4 a 8 veces la intensidad nominal. El tiempo de
arranque depende del par de giro del motor y del momento de inercia de
todas las masas a acelerar; este tiempo suele estar comprendido entre 0,2
y 4 segundos, pudiendo ser mayor en casos especiales de "arranque
difícil".
En los motores de anillos rozantes y motores de jaula con arranque
estrella-triángulo, la intensidad de arranque suele estar comprendida entre
1,1 y 2,8 veces la intensidad nominal. El tiempo de arranque en estos casos
varía muy ampliamente.
Para tiempos de arranque de hasta 5 segundos, la intensidad
nominal del fusible puede ser igual a la intensidad nominal de empleo del
motor, pero para valores iguales o superiores es conveniente determinar
la intensidad nominal del fusible, teniendo en cuenta las curvas
características intensidadtiempo de arranque del motor y del relé térmico
de protección.
Seguidamente veamos el caso de un motor cuya intensidad de
arranque es seis veces el valor nominal y el tiempo es de cinco segundos.
La intensidad nominal mínima del fusible la podemos obtener
mediante la intersección de dos líneas, la determinada por el tiempo de
arranque tA y la correspondiente a 0,85 de la intensidad nominal I A. El punto
así determinado nos marca el límite inferior de la banda de dispersión del
fusible, por lo tanto el fusible elegido deberá pasar por encima de este
punto.
Observando la curva característica de la protección térmica F1 y la
curva característica del fusible elegido F 2, podremos observar cómo la
actuación de relé térmico se extiende hasta diez veces la intensidad
nominal (intersección de F 1 con F2), y a partir de este valor será el fusible
el encargado de proteger el motor.
3. INTERRUPTORES MAGNÉTICOS
Son interruptores automáticos que reaccionan ante
sobreintensidades de alto valor, cortándolas en tiempos lo suficientemente
cortos como para no perjudicar ni a la red ni a los aparatos asociados a
ella.
Para iniciar la desconexión se sirven del movimiento de un núcleo
de hierro dentro de un campo magnético proporcional al valor de la
intensidad que circula.
La curva característica de un disparo magnético es la representada
en la figura siguiente.
El dispositivo permite trabajar en la zona A pero no en la B. La
desconexión se efectúa cuando las condiciones del circuito llegan a la zona
rayada de separación entre ambas.
Así pues, para la curva ejemplo de la figura 3, cualquier intensidad
menor de 4,25 A, no provocaría la desconexión, por más tiempo que
estuviera circulando. En cambio, para cualquier intensidad mayor de 4,75
A, provocaría la desconexión inmediata.
El límite inferior de la curva (unos 4 milisegundos), viene
determinado por el tiempo que transcurre desde el instante de
establecimiento de la intensidad, hasta la extinción del arco. Este tiempo
marca la inercia mecánica y eléctrica propia de estos aparatos.
4. INTERRUPTORES TÉRMICOS
Son interruptores automáticos que reaccionan ante
sobreintensidades ligeramente superiores a la nominal, asegurando una
desconexión en un tiempo lo suficientemente corto para no perjudicar ni a
la red ni a los receptores asociados con él.
Para provocar la desconexión, aprovechan la deformación de una
lámina bimetálica, que se curva en función del calor producido por la
corriente al pasar a través de ella.
La curva característica de un disparo térmico es la representada en
la figura 2.
El dispositivo térmico permite trabajar en la zona A pero no llegar a
la zona B. La interrupción del circuito se efectúa siempre cuando las
condiciones de trabajo llegan a la zona rayada que marca la separación
entre ambas. Esta zona rayada marca las tolerancias lógicas que tendrá la
fabricación de este tipo de aparatos.
Así, pues, en la curva de la figura 2, que citamos a título de ejemplo,
circulando una intensidad de 3A., el interruptor no desconectaría nunca.
Con 10A. iniciaría la desconexión a los 35 seg., y con 30 A. la
desconexión se iniciará a los 15 seg.
La forma y límites de la curva característica de un interruptor térmico
varía según la técnica empleada en el sistema de caldeo de la bilámina.

5. INTERRUPTORES MAGNETO-TÉRMICOS
Generalmente, los interruptores automáticos combinan varios de los
sistemas de protección descritos, en un solo aparato. Los más utilizados
son los magneto-térmicos.
Poseen tres sistemas de desconexión: manual, térmico y magnético.
Cada uno puede actuar independientemente de los otros, estando formada
su curva de disparo por la superposición de ambas características,
magnética y térmica.

En el gráfico de la figura 4. puede verse la curva de desconexión de


un magneto-térmico, en la que se aprecia una zona A, claramente térmica,
una zona B que corresponde a la reacción magnética, y la zona de solape
C, en donde el disparo puede ser provocado por el elemento magnético o
térmico indistintamente.
Normalmente, en los gráficos en que se ilustra la curva característica
de los magneto-térmicos, se concede el eje vertical a la escala de tiempos,
graduada logarítmicamente, y el eje horizontal a la escala de intensidades,
graduada también a escala logarítmica, y en múltiplos de la intensidad
nominal. Así, por ejemplo, un punto 3 In corresponderá a 30A, si el aparato
es de 10A, o bien a 75A, si el aparato es de 25A, etc.
Como en casos anteriores, la zona de tolerancia delimita las dos
zonas características de "no desconexión" y de "segura desconexión". Así,
para una intensidad 2,5 In podría suceder la desconexión entre los 15 y los
60 sg, siendo correcto cualquier tiempo intermedio de disparo.
Mecánicamente, podemos decir que estos interruptores disponen de
desconexión libre, es decir, que cuando se produce una desconexión, ya
sea por sobrecarga o cortocircuito, el aparato desconecta aunque se sujete
la manecilla de conexión.
Para los magneto-térmicos bipolares o tripolares, podemos decir
también que cuando una fase es afectada en la desconexión, ésta se
efectúa simultáneamente en todos los polos mediante transmisión interna,
independiente de la pieza de unión entre manecillas.
APLICACIONES DE LOS MAGNETOTÉRMICOS
Si comparamos los fusibles con los magneto-térmicos, veremos
cómo estos últimos presentan una mayor seguridad y prestaciones ya que
interrumpen circuitos con más rapidez y capacidad de ruptura que los
fusibles normales. Después, a la hora de restablecer el circuito, no se
precisa ningún material ni persona experta, basta presionar un botón o
mover un resorte que se halla perfectamente aislado y visible.
Por contra, un fusible requiere el gasto de compra de un cartucho
nuevo, su colocación en la base, sometida a tensión y una persona lo
bastante capacitada para efectuar estas operaciones. Estas molestias
ocasionadas por la fusión de un fusible, llevan en muchas ocasiones a
colocar cartuchos inadecuados, por personas inexpertas, ignorando el
peligro que esto puede ocasionar a las personas y aparatos que con él van
asociados.
Cuando se trata de magneto-térmicos tripolares, si una fase sufre
perturbaciones, al disparar su polo arrastra a los otros dos y desconecta
completamente el sistema. Si este circuito se hubiera protegido sólo con
tres fusibles, se fundiría el correspondiente a la fase perjudicada y dejaría
a todo el sistema en marcha con sólo dos fases, con los consiguientes
peligros de averías que tal estado acarrea en determinados circuitos.
Con todo lo dicho anteriormente no pretendemos descalificar los
fusibles, pero sí podemos asegurar que su utilización se vio notablemente
reducida después de la aprobación, en 1973, del Reglamento
Electrotécnico de Baja Tensión, el cual regulaba la utilización de estos
aparatos. La fabricación masiva de los magneto-térmicos hace que su
actual precio sea realmente sugestivo, por lo que muchos proyectistas no
tienen reparo en colocarlos donde hasta no hace mucho colocaban
fusibles.
Naturalmente los fusibles son imprescindibles en cuadros generales
de protección y en todos aquellos casos en que se desee una protección
adicional.
Otra aplicación muy interesante de los magnetotérmicos la tenemos
en la posibilidad de su desconexión a distancia, ya que algunos modelos
se fabrican con la particularidad de poder acoplarles una bobina llamada
de emisión (accionada con la aparición de una tensión) o de mínima
tensión (accionada cuando la tensión desaparece), encargada de accionar
el resorte de desconexión del magnetotérmico.
CURVAS DE DISPARO
Según sean los límites que posea la curva característica de un
magnetotérmico, así será su comportamiento, debiendo adaptar en cada
caso el aparato correspondiente a las peculiaridades del circuito que se
pretenda proteger.

En España está en vigor la norma EN que especifica una serie de


curvas características para los magneto-térmicos, tales como son:

- Curva - Curva C. - Curva D.


B.
- Cuva Z - Curva MA - Curva
Unesa
A continuación se exponen cada una de las curvas por separado,
estudiando para cada una de ellas la forma que presentan y las
aplicaciones en las que se utilizan.

CURVA B
Estos magnetotérmicos actuan entre 1,1 y 1,4 veces la intensidad
nominal In en la zona térmica y en su zona magnética entre un 3 I n y 5 In, o
3,2 In y 4,8 In, según el tipo de aparato, de acuerdo con las normas EN
60.898 y EN 60947.2, respectivamente. Permiten realizar la protección de
las personas para longitudes mayores que con la curva C, siendo indicado
para instalaciones de líneas y generadores.
Así, por ejemplo, en un magnetotérmico de intensidad nominal 10A,
para una intensidad de 20A., la desconexión la efectuará el elemento
térmico en un tiempo comprendido entre 20 sg. y 200 seg. Para una
intensidad de 50A, la desconexión la efectuará el elemento magnético en
un tiempo del orden de comprendo entre 0,01 y 0,009 seg.
CURVA C
Estos magnetotérmicos actuan entre 1,13 y 1,45 veces la intensidad
nominal en su zona térmica y en su zona magnética entre 5 I n y 10 In, o 7
In y 10 In, según el tipo de aparato, de acuerdo con las normas EN 60.898
y EN 60947.2, respectivamente. Se aplican para evitar los disparos
intempestivos, en el caso de la protección de receptores, que presentan,
una vez en servicio, puntas de corriente de cierta consideración. Se utilizan
en las instalaciones de líneas-receptores.

CURVA D
Estos magnetotérmicos actuan en la zona térmica con sobrecargas
comprendidas entre 1,1 y 1,4 In y en su zona magnética actúan entre 10 I n
y 14 In, de acuerdo con las normas EN 60.898 y EN 60947.2. Son
adecuados para instalaciones que alimentan receptores con fuertes puntas
de arranque.

CURVA MA
Curva de disparo magnético exclusivamente, con un valor de 12 I n,
de acuerdo con la norma EN 60947.2. Se utilizan para la protección de
motores. Los interruptores automáticos equipados con esta curva no son
interruptores magnetotérmicos, ya que carecen de protección térmica.
CURVA Z
Estos magnéticos actúan entre 2,4 In y 3,6 In, de acuerdo con las
normas EN 60.898 y EN 60947.2. Se utilizan para proteger instalaciones
con receptores electrónicos.
CURVA UNESA(ICP)
El disparo térmico actúa entre 1,13 y 1,45 veces la In, siendo éste
común para todas las curvas. El disparo magnético actúa entre 3,9 I n y 8,9
In. Se emplean como Interruptores de Control de Potencia (ICPM). En uso
general equivaldría a los interruptores de curva C. Esta curva no está
englobada en la norma EN, sino en la recomendación UNESA: RU 6101B.
Todos los magneto-térmicos utilizados como ICPM deberán poder
ser identificados por su parte frontal y, además de estar homologados
oficialmente y cumplir el Reglamento de Verificaciones Eléctricas, llevarán
grabadas las siguientes características:
a.- Nombre del Fabricante o Marca comercial.
b.- Tipo del aparato.

c.- Intensidad nominal.


d.- Naturaleza de la corriente y frecuencia.
e.- Tensión nominal 22O/38O V.
f.- Poder de cortocircuito.
g.- Número de fabricación.

Las intensidades nominales de los magneto-térmicos más


corrientemente utilizados son las siguientes:
1,5 - 3 - 3,5 - 5 - 7,5 - 10 - 15 - 20 - 25 - 30 - 35 - 40 - 45 - 50 y 63 A.

Las características de desconexión deberán ser las que a


continuación se especifican:

k Tiempo de Tiempo de
"no "desconexión"
desconexión" seg.
seg.
1,13 In 7200 - 1,45 In 10 500
3,5 In 0,2 40
5 In - 0,2

Referente al poder de corte de los magneto-térmicos, las normas


exigen un poder de corte superior a los 4500 A., valor superado
ampliamente por la mayoría de las casas fabricantes de estos aparatos.
Según la norma VDE-0100 los interruptores automáticos deben
protegerse contra sobreintensidades que rebasen su poder de corte. Por
tal motivo en la caja general de protección de una instalación se colocan
fusibles del tipo -gl- cuyo poder de corte supera los 50 kA.

6. RELES TÉRMICOS BIMETÁLICOS


Los relés térmicos bimetálicos constituyen el sistema más simple y
conocido de la protección térmica por control indirecto, es decir, por
calentamiento del motor a través de su consumo.
Los bimetales están formados por la soldadura al vacío de dos
láminas de materiales de muy diferente coeficiente de dilatación
(generalmente ínvar y ferroniquel). Al pasar la corriente eléctrica, los
bimetales se calientan y se curvan, con un grado de curvatura que depende
del valor de la corriente y del tiempo.
En caso de sobrecarga, al cabo de un determinado tiempo definido
por su curva característica, los bimetales accionan un mecanismo de
disparo y provocan la apertura de un contacto, a través del cual se alimenta
la bobina del contactor de maniobra. Este abre y desconecta el motor.
En los relés térmicos diferenciales se dispone de un sistema
mecánico diferencial para la protección contra fallos de fase. Si durante la
marcha del motor se interrumpe una fase (p.e. L3), el bimetal de esta fase
se enfría y desplaza hacia la izquierda la regleta superior. Con ello se
consigue una carrera adicional en el extremo de la palanca, de forma que
con una menor deformación de los otros dos bimetales se produce el
disparo.
El efecto resultante es un desplazamiento de la curva de disparo
según la línea de trazos de la curva característica, de forma que éste se
produce con una intensidad inferior a la nominal (generalmente a 0,85 de
la nominal).
Se trata, pues, de una protección contra fallos de fase muy relativa,
ya que el tiempo de disparo depende de la intensidad que esté
consumiendo el motor. Si en el momento del fallo de fase esta intensidad
fuera inferior al valor ajustado en el relé, éste no dispararía o lo haría en
un tiempo muy grande. En cualquier caso se trata de un disparo lento, ya
que incluso con la intensidad nominal habría que esperar un tiempo de
aproximadamente 100 segundos.
Por otra parte, los relés térmicos tienen una curva de disparo fija y
está prevista para motores con arranque normal, es decir, con tiempos de
arranque del orden de 5 a 10 segundos.
En los casos de arranque difícil (p.e. en centrifugadoras, molinos,
grandes ventiladores, etc.), que tienen un mayor tiempo de arranque, la
curva de disparo resulta demasiado rápida y el relé térmico dispararía
durante el arranque. Para evitar esto hay que recurrir a algún
procedimiento especial como puentear el térmico durante el arranque o
alimentarlo a través de transformadores saturables. Esto además de
encarecer considerablemente el arrancador, supone emplear
procedimientos sin fundamento físico porque en realidad lo que se hace es
engañar a la protección.
Así pues, el sistema de protección por relés térmicos bimetálicos es
generalmente utilizado por ser, con mucho, el más simple y económico,
pero no por ello se deben dejar de considerar sus limitaciones, entre las
cuales podemos destacar las siguientes:

- Curva de disparo fija, no apta para arranques difíciles.


- Ajuste impreciso de la intensidad del motor.
- Protección lenta o nula contra fallos de fase,
dependiendo de la carga del motor.
- Ninguna señalización selectiva de la causa de disparo.
- Imposibilidad de autocontrolar la curva de disparo.
7. PROTECCIÓN CON SONDAS TÉRMICAS
La protección con sondas térmicas constituye un magnífico sistema
de protección contra las sobrecargas térmicas suaves y prolongadas. La
sonda es como un termómetro que mide de forma directa la temperatura
del arrollamiento del motor, acusando también la influencia de otros
factores externos, tales como una temperatura ambiente excesiva o una
refrigeración insuficiente.

Aunque hay varios tipos de sondas, las más utilizadas son las de
coeficiente de temperatura positivo (CTP) o termistancias, las cuales se
caracterizan por provocar un aumento brusco de su resistencia cuando la
temperatura llega a un valor determinado, llamado "temperatura nominal
de funcionamiento" (TNF). Para este valor, la termistancia, conectada a un
relé electrónico especial, provoca el disparo del contactor de maniobra.
Como las sondas miden exclusivamente la temperatura del punto en
que hacen contacto, es necesario colocarlas en los puntos más críticos del
arrollamiento del motor; generalmente en el fondo de las ranuras o en las
cabezas de bobina del lado de salida del aire. Esto obliga a efectuar su
montaje de forma cuidadosa durante la fase de bobinado del motor para
asegurar un buen contacto térmico.
Además de los problemas que lleva la colocación de la sonda hay
otro factor que condiciona decisivamente este sistema de protección. A
pesar de su pequeña masa (como una cabeza de cerilla), la sonda
reacciona con un cierto retardo definido por su constante de tiempo
térmica, que en la práctica suele ser del orden de 8 a 10 segundos.

Esta inercia térmica, normalmente olvidada, es un factor muy


importante a tener en cuenta sobre todo en casos de sobrecargas bruscas
o bloqueo del rotor.
Así, en la figura representamos la variación de temperatura en
función del tiempo, en un motor hipotético M1 sometido a una densidad de
corriente de 20 A/mm2, y la correspondiente curva de temperatura de su
sensor CTP. Igualmente representamos la de un motor M2 sometido a una
densidad de corriente de 50 A/mm2, y la de su sensor. En ambos motores
suponemos que sus aislantes son del tipo B.
Supongamos ahora que el motor M1 se halla trabajando a una
temperatura normal de funcionamiento TNF de 110 ºC y sufre una brusca
sobrecarga. Como la sonda no reaccionará hasta pasados 10 segundos,
esto dará tiempo a que el motor llegue a alcanzar la temperatura de 140ºC,
es decir, 140 - 120 = 20 ºC por encima de la temperatura máxima admitida
por el aislante clase B.

Si ahora el motor M2 es el que sufre una brusca sobrecarga, y


suponemos que también está trabajando a una temperatura normal de
funcionamiento de 110 ºC, la sobrecarga hará que la inercia de 10
segundos permita alcanzar al bobinado los 210 ºC, lo cual produciría serios
daños.
Como las sondas térmicas sólo pueden detectar calentamientos con
un cierto retardo, no suministran una protección rápida, como sería de
desear, en los casos contra fallos de fase, bloqueo del motor, cortocircuito
entre fases, y defectos o derivaciones con respecto a tierra. Tampoco las
sondas térmicas protegen a los conductores de alimentación, por lo que su
empleo sólo es aconsejable en combinación con otros sistemas de
protección.

8. INTERRUPTOR AUTOMÁTICO DE MOTOR


Los interruptores automáticos de motor utilizan el mismo principio
de protección que los interruptores magnetotérmicos. Son aparatos
diseñados para ejercer hasta 4 funciones:
1.- Protección contra sobrecargas.
2.- Protección contra cortocircuitos.
3.- Maniobras normales manuales de cierre y apertura.
4.- Señalización.
Este tipo de interruptores, en combinación con un contactor,
constituye una solución excelente para la maniobra de motores, sin
necesidad de fusibles de protección.
En la figura podemos ver dos circuitos diferentes de alimentación de
un motor según dos procedimientos; el primero utiliza los fusibles de
protección de líneas, el imprescindible contactor y su relé térmico; el
segundo solamente utiliza un interruptor automático de motor y un
contactor. Las diferencias son notables, así que veamos los inconvenientes
y ventajas estudiando la composición del interruptor automático de motor.
Como ya hemos dicho, estos interruptores disponen de una
protección térmica. Cada uno de los tres polos del interruptor automático
dispone de un disparador térmico de sobrecarga consistente en unos
bimetales por los cuales circula la intensidad del motor. En caso de una
sobrecarga el disparo se produce en un tiempo definido por su curva
característica.
La intensidad de disparo térmico es regulable dentro de ciertos
límites. Para el modelo KTA3 de Sprecher existen 13 modelos con
intensidades comprendidas entre 0,1 A hasta 25 A. disponiendo cada uno
de ellos de un campo de reglaje determinado.
La protección magnética o disparador magnético de cortocircuito
consiste en un electroimán por cuyo arrollamiento circula la corriente del
motor y cuando esta alcanza un valor determinado se acciona
bruscamente un nucleo percutor que libera la retención del mecanismo de
disparo, obteniéndose la apertura de contactos en un tiempo inferior a 1
ms. La intensidad de funcionamiento del disparador magnético es de 11 a
18 veces la intensidad de reglaje, correspondiente a los valores máximo y
mínimo del campo de reglaje.
Otra característica interesante en este tipo de aparatos es la
limitación de la corriente de cortocircuito por la propia resistencia interna
del interruptor, correspondiente a los bimetales, disparadores magnéticos
y contactos. Este efecto disminuye a medida que aumenta la intensidad
nominal del aparato.
Gracias al diseño optimizado de las piezas de los contactos y de las
cámaras de extinción, estos aparatos tienen un poder de corte muy
elevado. Así, por ejemplo, a 380V. el poder de corte es de 100 kA. para los
aparatos de hasta 6,3 A; de 6,3 - 10 A. el poder de corte es de 10 kA, y de
10 - 25 A. el poder de corte es de 6 kA.
Una tecla de conexión START y otra de desconexión STOP o
RESET permiten el mando manual del interruptor, lo cual le faculta para
que en ciertos circuitos se pueda prescindir del contactor.
Un botón giratorio, situado a un costado del interruptor, permite
seleccionar la función T "TRIP", de disparo con señalización y bloqueo de
la reconexión directa. Esta función tiene la misión de que en el caso de
disparo por sobrecarga o cortocircuito la tecla STOP se desplace a una
posición intermedia, aproximadamente a la mitad de su carrera total,
indicando con ello el motivo de la desconexión. Para efectuar la nueva
conexión manual es necesario pulsar a fondo la tecla STOP.
Estos interruptores, en su lateral izquierdo, disponen de un
alojamiento para la colocación de un bloque de contactos auxiliares. Un
contacto normalmente cerrado y otro normalmente abierto pueden
servirnos para todas aquellas funciones de señalización que deseemos.

También es posible desconectar a distancia estos interruptores, ya


que se dispone, en su lateral derecho, de alojamiento para colocar un
bobina de disparo por emisión de tensión, o una bobina de disparo por
mínima tensión.
Con todo lo dicho s

obre los interruptores automáticos de motores KTA325, es posible


llegar a la conclusión de que aunque estos interruptores no supongan el
sistema ideal de protección, pueden sustituir ventajosamente a los grupos
fusibles/relés térmicos utilizados para la protección de motores. 9.
INTERRUPTORES DIFERENCIALES

Son interruptores automáticos que evitan el paso de corriente de


intensidad peligrosa por el cuerpo humano. La peligrosidad de los efectos
que se pueden producir depende de la intensidad de la corriente y de su
duración, tal como se determina en el gráfico de la figura 1.
En dicho gráfico, si fijamos una intensidad circulante en mA., y un
tiempo de duración en ms., se nos determina un punto. Si este punto se
halla en la zona A, los efectos que se producirán serán inofensivos para
personas normales. Si se halla en la zona B, ocasionará molestias que
pueden ser peligrosas, y si se halla en la zona C podrá resultar mortal, ya
que puede ocasionar inconsciencia o fibrilación ventricular.
Por ejemplo, vemos en el gráfico que una intensidad de 310 mA.,
según actúe durante 40, 80 o 400 ms. está situada en la zona A, B ó C.

La intensidad circulante por el cuerpo humano viene limitada por una


parte, por la resistencia propia del cuerpo (unos 550 ohmios mínimo) y por
otra, por la resistencia del contacto con las zonas en tensión. Para el caso
más desfavorable de resistencia del cuerpo y suponiendo un contacto
perfecto, la intensidad circulante será máxima.

En el supuesto de una tensión de 220V., que es la tensión


normalizada en viviendas, la intensidad alcanzará un valor de 400 mA.
Si trasladamos esta intensidad al gráfico, veremos que para que no
se produzcan más efectos que los inofensivos de la zona A, debe ser
cortado en un tiempo máximo de 60 msg.
Esta desconexión la garantizan los interruptores diferenciales, ya
que su curva característica (señalada con D en la figura 1) delimita debajo
de ella un campo de trabajo donde no se desconecta por hallarse en la
zona de seguridad A. No obstante, cuando los valores intensidad-tiempo
tiendan a crecer, alcanzado las zonas peligrosas B ó C, deben cruzar la
banda de desconexión D y en este instante el interruptor se abrirá.

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