EL Momento de La Verdad: Steven J. Lawson

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EL

MOMENTO
DE LA
VERDAD
STEVEN J. LAWSON
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad —con
integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a
las personas a conocer y servir a Jesucristo.

Título del original: The Moment of Truth, © 2018 por Steven J. Lawson y publicado
originalmente por Reformation Trust Publishing, una división de Ligonier Ministries.
Todos los derechos reservados. Traducido con permiso.
Edición en castellano: El momento de la verdad © 2019 por Editorial Portavoz, filial
de Kregel Inc., Grand Rapids, Michigan 49505. Todos los derechos reservados.
Traducción: Ricardo Acosta
Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, almacenada en un sistema
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Contemporánea® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011. Usado con permiso.
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Internacional®, copyright © 1999 por Biblica, Inc.® Todos los derechos reservados.
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El texto bíblico indicado con “pdt” ha sido tomado de la versión Palabra de Dios para
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2008, 2012 World Bible Translation Center.
Las cursivas en los versículos bíblicos son énfasis del autor.
EDITORIAL PORTAVOZ
2450 Oak Industrial Drive NE
Grand Rapids, Michigan 49505 USA
Visítenos en: www.portavoz.com
ISBN 978-0-8254-5882-8 (rústica)
ISBN 978-0-8254-6776-9 (Kindle)
ISBN 978-0-8254-7599-3 (epub)
1 2 3 4 5 edición / año 28 27 26 25 24 23 22 21 20 19
Impreso en los Estados Unidos de América
Printed in the United States of America
A Bill Dunlap

Un fiel amigo de mucho tiempo que ha alentado


mi ministerio durante casi cuarenta años y me
ayudó a crear OnePassion Ministries.
CONTENIDO

PRIMERA PARTE: LA REALIDAD DE LA VERDAD


1 ¿Qué es la verdad?
Realidad de la verdad en un mundo caído . . . . . . . . . . . . . 11
2 Tu Palabra es verdad:
Realidad de la verdad en la Palabra infalible. . . . . . . . . . . 27
3 Verdad creíble:
Realidad de la verdad en la Palabra escrita . . . . . . . . . . . . 45
4 La verdad del evangelio:
Realidad de la verdad en el evangelio exclusivo. . . . . . . . . . 65

SEGUNDA PARTE: EL RECHAZO DE LA VERDAD


5 Guerra contra la verdad:
Rechazo de la verdad por parte de la primera pareja. . . . . . 81
6 La verdad bajo asalto:
Rechazo de la verdad por parte de una época incrédula. . . . 99
7 Concesiones a la verdad:
Rechazo de la verdad por parte de una iglesia mundana . . 115
8 Verdad marginada:
Rechazo de la verdad en la vida cristiana . . . . . . . . . . . . 129

TERCERA PARTE: EL REINO DE LA VERDAD


9 Predicación de la verdad:
El reino de la verdad en el púlpito expositivo . . . . . . . . . . 151
10 Una vida dirigida por la verdad:
El reino de la verdad en el camino del creyente. . . . . . . . . 171
11 Adoración basada en la verdad:
El reino de la verdad en la adoración más exaltada . . . . . 185
12 La verdad en el juicio:
El reino de la verdad en el juicio final . . . . . . . . . . . . . . . 201

Índice de versículos bíblicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217


Acerca del autor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
Primera parte

LA REALIDAD DE
LA VERDAD
1

¿QUÉ ES LA VERDAD?
Realidad de la verdad en un mundo caído

“¿Existe la verdad absoluta?”.


A menudo, muchos hacen hoy día esta pregunta.
Vivimos en una generación que niega cualquier idea de la ver-
dad. El único absoluto parece ser que no hay absolutos, y la única
verdad es que no hay verdad. Estas afirmaciones no son teóricas,
sino que tristemente representan la mentalidad de nuestro mundo
posmoderno. Hoy día es común oír a las personas decir: “Tú tie-
nes tu verdad, y yo tengo la mía”. En el mercado contemporáneo
de ideas, las opiniones personales y el pragmatismo insensible son
la moneda de compra y venta.
El flagrante rechazo a la verdad absoluta no es nada nuevo,
sino que puede rastrearse muchos siglos atrás. Oímos el eco de la
negación a lo largo de los corredores del tiempo, todo el camino
de regreso a la vida y al ministerio de nuestro Señor Jesucristo.
La noche antes de su crucifixión, Jesús fue juzgado ante Poncio
Pilato y participó en una conversación en la que Pilato condenó
la verdad. Este había oído a Jesús hablar de su reino y proclamar
que era un rey. Tras la afirmación de Jesús de que “todo aquel que

11
EL MOMENTO DE LA VERDAD

es de la verdad, oye mi voz”, Pilato replicó escépticamente: “¿Qué


es la verdad?” (Jn. 18:37-38).
Esta es la pregunta eterna que fue expresada por Pilato cuando
se hallaba cara a cara ante Aquel que es la Verdad encarnada. No
fue una pregunta sincera planteada por alguien que buscaba saber
la verdad. Más bien, fue una negación desafiante de que exista
algo así como la verdad. La declaración de Pilato fue pronunciada
con total desprecio: un regaño desdeñoso expresado con sarcasmo.
Esta refutación pretendía menospreciar la especulación de cual-
quier afirmación de verdad en el mundo. Declarada en un tono
áspero de burla, esta mofa fue una punzada mordaz de Pilato al
Señor Jesucristo. Tuvo la intención de denigrar la idea de que
alguien, y mucho menos Jesús, podía decir que conoce y habla
la verdad. Pilato rechazó categóricamente la idea misma de una
afirmación de verdad exclusiva.
Esta pregunta fundamental, “¿Qué es la verdad?”, ha reper-
cutido a lo largo de los siglos y ha vociferado cada vez con más
fuerza hasta el momento actual. Vez tras vez con mayor volumen,
escuchamos el mantra repetido: “¿Qué es la verdad?”. El espíritu
de Pilato vive hoy más fuerte que nunca. Esta incredulidad está
vivita y coleando en los campus universitarios; reina en los salo-
nes del gobierno; legisla nuestra moral pública y predomina en
nuestros medios de comunicación; enseña en muchos seminarios
y se encuentra en innumerables púlpitos. Vivimos en una cultura
que desafía incansablemente cualquier idea de verdad exclusiva. Es
más, nuestra sociedad no solo cuestiona la realidad de la verdad,
sino que se ha opuesto con vehemencia a ella. Somos tolerantes con
cualquiera, excepto con quien afirma conocer la verdad absoluta.
Los elementos de esta conversación entre Jesús y Pilato repre-
sentan un microcosmos de la batalla que se libra por la existencia

12
¿QUÉ ES LA VERDAD?

de la verdad de Dios en nuestro mundo moderno. Esta con-


frontación empieza con el enfático rechazo que Pilato hizo a la
verdad, avanza con la afirmación de Jesús sobre la realidad de la
verdad y culmina con la aseveración de Jesús sobre el reinado de
la verdad en las vidas de los creyentes. Al ver este diálogo entre
Jesús y Pilato desde estas tres perspectivas, encontraremos una
visión penetrante y aplicaciones más amplias para nuestras vidas
actuales. Esta triple perspectiva nos preparará para defender con
eficacia la verdad en nuestros días.

El rechazo de la verdad
Al pronunciar las palabras: “¿Qué es la verdad?”, Pilato promulgó
un rechazo inequívoco de la existencia de la verdad definitiva.
Este desprecio de la verdad es un pecado tan grave como antiguo.
Lo vemos desde el principio de la creación, cuando Satanás, la
serpiente, se escurrió por primera vez en las páginas de la historia
humana y lanzó su tentación original para rechazar la verdad. Este
fue su intento de crear un mundo en el cual proliferaría el rechazo
de la verdad. El rechazo de la verdad es donde empezó el pecado,
y continúa hasta la actualidad.
Con esto en mente, Pablo escribe: “Porque la ira de Dios
se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de
los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Ro. 1:18).
Siempre que se suprime la verdad de Dios, el resultado es
creer una mentira: “Ya que cambiaron la verdad de Dios por
la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador” (Ro. 1:25). Este rechazo de la verdad es la muerte
de toda vida individual y la destrucción de cualquier sociedad
colectiva. La espiral descendente siempre empieza con el rechazo
de la verdad.

13
EL MOMENTO DE LA VERDAD

Continua y crecientemente, nuestra sociedad posmoderna ha


cambiado la verdad de Dios por una mentira. Esta atroz sustitución
ha tenido graves consecuencias para la vida de los pueblos y para
nuestra cultura pluralista. Años atrás Allan Bloom, destacado pro-
fesor universitario, escribió un libro titulado El cierre de la mente
moderna. Mientras instruía a los alumnos más brillantes de su
época, escribió que el 95% de todos los estudiantes universitarios
que ingresaban eran relativistas declarados, que rechazaban cual-
quier idea de verdad definitiva. Al momento de graduarse, el 97%
de los estudiantes rechazaban toda afirmación de verdad exclusiva
absoluta. Ninguna cultura puede sobrevivir mucho tiempo con
tal negación. Esta negativa acérrima de reconocer la verdad está
asolando como un tsunami a nuestra sociedad, y sus embates han
sumergido a la mayoría de las mentes modernas.
Un filósofo astuto afirma que estamos levantando una gene-
ración de “tartamudos morales”. Otros lo llaman “analfabetismo
moral”. Aun otro observador declara: “Hay un vacío en nuestro
ozono moral”. Esto ha producido un mundo en implosión, en el
que se practica y aprueba el aborto, la homosexualidad, la euta-
nasia, la pornografía, la identidad transgénero y toda clase de
comportamiento obsceno. Este abandono de los valores morales
puede rastrearse hasta el rechazo de la verdad. Cuando la verdad
absoluta se aparta, todo está permitido. Por desdicha, el individuo
moderno tiene ahora sus pies firmemente plantados en el aire.
Según parece, el pecado supremo de hoy no es cometer una
iniquidad moral, sino hacer una afirmación exclusiva de verdad
absoluta. El pecado imperdonable en esta generación es afirmar
absolutos morales. La abominación actual es aseverar que la Biblia
es la norma autorizada de la verdad y sostener que todo lo que sea
contrario a la verdad es mentira. Esa es una anatema en el mundo
que rechaza la verdad en el siglo xxi.

14
¿QUÉ ES LA VERDAD?

Muchos reclamos de la verdad


Este abandono a la norma de la verdad absoluta ha resultado en
varios reclamos de la verdad. El humanismo afirma que el hom-
bre es la verdad. El pragmatismo declara que cualquier cosa que
funcione es la verdad. El pluralismo expresa que todos tienen
parte de la verdad. El relativismo formula que cada situación
determina la verdad. El misticismo asevera que la intuición es
la verdad. El escepticismo ratifica que nadie puede conocer la
verdad. El paganismo dice que lo que se siente bien es la verdad.
El existencialismo declara que la autodeterminación es la verdad.
El secularismo afirma que este mundo actual es la verdad. El posi-
tivismo expresa que todo lo que el hombre confiese es la verdad.
Este es el mundo en que vivimos, un mundo que rechaza la afir-
mación de cualquier verdad absoluta que sea la norma para todos.
Este rechazo universal de la verdad absoluta es lo que enfrenta-
mos al vivir en este mundo. Estamos rodeados por sus burlas que
cuestionan: “¿Qué es la verdad?”. Quizá esto es lo que enfrentas
en tu ambiente laboral. Quizá es lo que enfrentas en tus reunio-
nes familiares. Existe una fuerte probabilidad de que esto sea lo
que enfrentes en tu campus universitario. Y esto es exactamente
lo que Jesús enfrentó cuando estaba ante Pilato. En este sentido,
estás en buena compañía. Por tanto, permítenos investigar cómo
respondió el Señor en su confrontación.

La realidad de la verdad
Cuando Jesús fue juzgado ese día, afirmó que existe verdad; sostuvo
además que existe la verdad. Él informó a Pilato que la razón de
haber venido al mundo fue enseñar y afirmar la verdad. Mediante
esta declaración, Jesús afirmó tener un monopolio exclusivo sobre
la verdad. Es más, aseveró que Él mismo es la verdad. El apóstol
Pablo afirmó esto cuando escribió que “la verdad… está en Jesús”

15
EL MOMENTO DE LA VERDAD

(Ef. 4:21). En otras palabras, toda verdad está en Jesucristo, quien


es la misma encarnación de la verdad.
¿Cómo podemos definir la verdad? La palabra verdad (griego
alétheia) significa “una realidad que es firme, sólida, vinculante”.
Representa aquello que tiene certeza y en lo que se puede con-
fiar. En una palabra, la verdad es realidad. La verdad es como es
todo en realidad. La verdad no es como puedan parecer las cosas.
Tampoco es como queremos que sean las cosas ni es lo que las
encuestas de opinión afirman que algo es. Por el contrario, la ver-
dad es el modo en que las cosas realmente son. ¿Qué identifica sus
características principales? Hay ocho puntos de referencia que nos
ayudan a distinguir lo que Francis Schaeffer denominó “verdad
verdadera”, de los impostores de la verdad.
A continuación, ocho características distintivas de lo que
constituye la verdad. Cada una es un eslabón crítico en una
cadena que nos proporciona una visión comprensiva de la verdad.

La verdad viene de Dios


En primer lugar, la verdad es divina. Es decir, toda verdad se origina
en Dios. La verdad no viene del hombre, no deriva de este mundo,
tampoco surge de los pensamientos colectivos de la sociedad y la
cultura, ni la determina la opinión de la mayoría. Por el contrario,
la verdad viene solo de Dios. Dios el Padre es “Dios de verdad” (Sal.
31:5), Dios el Hijo es “la verdad” (Jn. 14:6), Dios el Espíritu Santo
es “el Espíritu de verdad” (Jn. 14:17; 15:26; 16:13). Todas las tres
personas de la Divinidad son verdad. En este sentido, la verdad es
trinitaria. Cada persona de la Trinidad es la norma de toda verdad
y habla solamente la verdad. Sus palabras son verdad, y sus juicios
están gobernados por la verdad. Todas las tres personas (Padre, Hijo
y Espíritu Santo) piensan, hablan e interpretan la verdad.
Entonces, ¿qué es la verdad? Es la revelación personal del

16
¿QUÉ ES LA VERDAD?

propio ser divino, la revelación personal de la naturaleza, mente


y voluntad de Dios. El autor de toda verdad es Dios. Él es la
única causa de la verdad, el gobernador supremo de la verdad y
el máximo árbitro de la verdad. Como la norma definitiva de la
verdad, Dios mismo mide todas las cosas. Todo lo que está de
acuerdo con lo que Dios es, dice y hace es verdad. En este sentido,
Dios es el juez final de toda verdad. Por tanto, el pecado es lo que
Él dice que es. El cielo y el infierno son exactamente lo que Dios
afirma que son. La salvación es lo que Él declara que es. La moral
y la familia son lo que Dios expresa que son. La Biblia manifiesta:
“sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Ro. 3:4).
La verdad es una entidad fuera de este mundo. Viene de otro
reino. Viene del carácter y de la mente misma de Dios. Por tanto,
si quieres encontrar la verdad, no debes mirar en tu interior. No
debes encuestar al mundo para encontrarla. Debes mirar a Dios
y su Palabra como la única fuente de la verdad definitiva.

La verdad reina en forma suprema


En segundo lugar, la verdad es absoluta. Es decir, la verdad reina
como la autoridad suprema en determinar todo asunto. Todo se
rinde a la verdad. La verdad tiene la primera y la última palabra en
cada asunto. En este sentido, la verdad es soberana. Es exclusiva,
no inclusiva. La verdad traza una línea clara entre lo que es y lo
que no es verdad. Por tanto, la verdad es discriminatoria. La verdad
hace distinciones precisas entre el bien y el mal. Nunca es tanto
lo uno como lo otro, y siempre es o lo uno o lo otro. La verdad
no es relativa, arbitraria o condicional. Siempre es concluyente e
incondicional. Todo lo que está fuera de ella es falso por definición,
mientras que todo lo que está dentro de la verdad es cierto.
Por el contrario, Satanás es mentiroso y padre de mentira. Sus
siervos expresan su idioma nativo de falsedades. Él es “el dios de

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EL MOMENTO DE LA VERDAD

este siglo” (2 Co. 4:4), “el príncipe de este mundo” (Jn. 12:31) y
el “príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2). Este malvado sistema
mundial está lleno de sus mentiras. En última instancia, solo hay
dos padres en el mundo, con dos familias. La primera familia
está conformada por los que le pertenecen a Dios y solo oyen la
verdad. La segunda familia tiene al diablo por padre y rechaza la
verdad de Dios, tal como Pilato hizo.

La verdad es una realidad


En tercer lugar, la verdad es objetiva. Es decir, es proposicional.
Se expresa en palabras claramente definidas que tienen un sig-
nificado preciso. La verdad habla con palabras específicas que
tienen un significado definido. Es concreta, en blanco y negro, y
estrictamente definida. Nunca nubla los límites. No se expresa en
términos ambiguos. La verdad no es vaga ni confusa. Es incisiva;
se enfoca como un rayo láser. Es explícita, exacta y clara en su
significado. La verdad es objetiva, racional y tangible. No se basa
en sentimientos subjetivos, sino en hechos objetivos.
Específicamente, la verdad está contenida en la Palabra escrita
de Dios. Se expresa en palabras reales que pueden estudiarse e
interpretarse. Y es verdadera sin importar cómo se sienta alguien al
respecto. Siempre es cierta, sea que hable subjetivamente a algún
individuo dado o no. La verdad es verdad de todos modos. No
tiene que ser creída para ser verdad. Cuando Dios habla, declara
lo que es verdad. Dios no ha tartamudeado ni balbuceado cuando
ha declarado su verdad.

Toda verdad mantiene una posición común


En cuarto lugar, la verdad es singular. Cuando Jesús representó la
verdad ante Pilato, habló de la verdad como una entidad. El artí-
culo definido la evita que sea simplemente una verdad. Cuando

18
¿QUÉ ES LA VERDAD?

Jesús aseveró la verdad, enfatizó que toda verdad es un sistema de


realidad revelada. Cada elemento de la verdad calza perfectamente
en un organismo de divinidad. La verdad nunca se contradice.
La verdad nunca está en desacuerdo consigo misma. La verdad
nunca exhibe doble cara, y no la anula otra afirmación de otra
verdad. Lo que Dios dice a una persona es lo que dice a todas
las demás. La verdad nunca es cierta para alguien, pero falsa para
otra persona. La verdad siempre es verdad para todo individuo.
Francis Schaeffer escribió hace años: “El cristianismo no son
solo fragmentos, hay un principio y un final, todo un sistema de
verdad, el cual es el único que planteará todas las inquietudes que
se nos presentan cuando enfrentamos la realidad de la existen-
cia”.1 Es decir, la Biblia siempre transmite el mismo mensaje, pues
siempre presenta una concepción coherente del mundo. Siempre
que la verdad habla, hace el mismo diagnóstico del problema de la
condición humana. Establece un plan de salvación para la huma-
nidad caída. Presenta una historia de redención para las edades.
Ofrece al mundo un Salvador de pecadores. Brinda un remedio
de vida eterna. Presenta una visión coherente del mundo como
los lentes a través de los cuales vemos todo.
En su totalidad, los sesenta y seis libros de la Biblia tienen
coherencia. Cada parte de las Escrituras expresa armonía perfecta
con todas sus demás partes. Como un tapiz finamente tejido, los
hilos de la verdad se entretejen perfectamente a lo largo de toda la
Biblia. Si jalas un libro en Génesis, la Biblia se arruga en Apoca-
lipsis. Existe el cordón dorado del gobierno soberano de Dios en
el mundo que está tejido a través de toda la Biblia. También está
el cordón rojo de la redención que recorre todas las Escrituras.
En las páginas de la Biblia, hay una presentación constante de la
1. Francis A. Schaeffer, The God Who Is There, en The Complete Works de Francis
Schaeffer: A Christian Worldview, 5 vols. (Wheaton, Ill.: Crossway, 1982), 1:178.

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EL MOMENTO DE LA VERDAD

verdad. Esta realidad afirma que la verdad es singular, no plura-


lista, no presenta discordancia consigo misma. Toda verdad está en
perfecto acuerdo con cualquier otra verdad. Por tanto, lo que una
persona cree respecto a una verdad indicará lo que cree respecto a
gran cantidad de otras verdades, porque todas están fusionadas.

La verdad nunca cambia


En quinto lugar, la verdad es igualmente inmutable. Dios no
cambia, y tampoco su verdad. Lo que fue verdadero en el huerto
del Edén es verdadero en todo el Antiguo Testamento. Siguió
siendo verdadero en el tiempo de Cristo y durante la expansión
de la iglesia, y sigue siendo verdadero hasta el momento actual.
La verdad nunca deja de ser. Permanece cierta de una generación
a la siguiente, de una época a la siguiente. Lo que es verdad hoy
nunca se vuelve falso mañana. Lo correcto siempre es correcto, y
lo incorrecto siempre es incorrecto. La sociedad intenta redefinir
la moralidad, y la cultura intenta reclasificar el bien y el mal, pero
la verdad jamás cambia. Está inalterablemente fijada, permanen-
temente establecida y es firmemente constante. La verdad está
por encima del tiempo y trasciende los siglos. Es eterna y está
anclada para siempre.
El salmista declaró: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu
palabra en los cielos” (Sal. 119:89). Isaías 40:8 afirma: “Sécase la
hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro perma-
nece para siempre”. Por tanto, la verdad siempre está actualizada,
siempre es contemporánea y siempre enfoca los problemas del día.
La verdad no pasa de moda ni es arcaica. Es de larga duración y
no tiene fecha de expiración. Nada nuevo puede remplazarla, y
nunca se vuelve obsoleta.
Hace años yo estudiaba en la Facultad de Derecho, y pasaba
largas noches analizando y escudriñando la ley. Algo que descubrí

20
¿QUÉ ES LA VERDAD?

fue que la ley que examinaba al principio del semestre a menudo


había cambiado cuando yo llegaba al examen final. Era frustrante
darme cuenta de que había invertido mucho tiempo en estudiar
una ley versátil. En esa época, comencé a estudiar y predicar
la Palabra de Dios. Un día me llamó la atención que parte de
mi atracción por ella es que nunca cambia. La inversión de mi
tiempo en estudiar la Biblia me acompaña permanentemente y no
necesita actualizarse o cambiarse. Nunca despertaré un día para
descubrir que algo que una vez fue cierto se volvió falso. Tampoco
habrá ninguna nueva verdad.

La verdad plantea exigencias


En sexto lugar, la verdad es autoritativa. Lo que Dios ha decla-
rado en su Palabra escrita es fidedigno. Nada puede anular la
verdad, la cual es como un monarca entronizado que gobierna
soberanamente sobre nuestras vidas. Cuando la verdad habla,
acalla todas las demás voces. Ninguna filosofía, religión o simple
opinión humana puede anular la verdad. Esta tiene el derecho de
plantear exigencias enérgicas en nuestras vidas. La verdad exige
algo de nosotros. Cuando la Biblia habla, Dios mismo se expresa
y nos llama por medio de su verdad.
La verdad no pretende ser puramente interesante. No tiene la
simple intención de estimular nuestra curiosidad. La verdad no
debe ser una búsqueda intelectual en sí. No podemos inclinarnos
cortésmente ante la verdad y seguir nuestro propio camino. La
verdad no es una sugerencia en la cual reflexionar ni una opción
que debamos sopesar. La verdad nos impone la responsabilidad de
actuar. Tiene derecho de hacer exigencias enérgicas sobre nuestras
vidas, porque habla con la soberanía de Dios. Goza del derecho a
gobernar nuestras vidas, y debemos obedecerla; además demanda
nuestra respuesta.

21
EL MOMENTO DE LA VERDAD

La verdad penetra profundamente


En séptimo lugar, la verdad es poderosa. Penetra profundamente,
convenciéndonos y retándonos. Hebreos 4:12 declara: “La palabra
de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y
los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón”. Es decir, la verdad de la Palabra de Dios llega al núcleo
de nuestro ser. Todas las demás palabras simplemente yacen en la
superficie de nuestras vidas. Masajean nuestros egos o estimulan
nuestras fantasías. Pero la verdad aplasta y penetra las profundi-
dades de nuestros propios corazones; hasta los huesos. Cuando
la verdad nos perfora, nos abre y nos permite vernos como Dios
nos ve.
La verdad es tan poderosa que por sí sola puede salvarnos de la
ira venidera. Puede santificarnos a la imagen de Jesucristo. Tiene
el poder de fortalecer a los frágiles. Alienta a los abatidos. Guía a
los perdidos. Estimula a los débiles. Consuela a los desanimados.
La verdad hace lo que solo Dios puede hacer, porque es la verdad
de Dios mismo.

La verdad determina destinos


En octavo lugar, la verdad es determinante. Tu relación con la
verdad traza el curso de tu vida en este mundo. Define el modo
en que amarás a tu cónyuge, criarás a tus hijos y dirigirás tus nego-
cios. La verdad es una lámpara a tus pies y una luz en tu camino.
Es tan determinante que todo tu ser está marcado por ella. En
última instancia, la verdad dirá si pasas la eternidad en el cielo o
el infierno. Tu destino final lo determina la verdad.
Por estos atributos de la verdad, podemos discernir su natu-
raleza. Todo lo que no está alineado con la verdad es, en el mejor
de los casos, un error y, en el peor, una mentira. Vivimos en una

22
¿QUÉ ES LA VERDAD?

época en la cual, en gran parte, el mundo rechaza la verdad. Como


resultado, debemos entender con claridad qué es realmente la
verdad. Quienes pertenecemos a Cristo debemos defender audaz-
mente la verdad, así como Él la defendió ante Pilato. Debemos
afirmarla para la gloria de Dios y para salvación de quienes nos
rodean.

El reino de la verdad
Poncio Pilato rechazó en forma insolente la verdad cuando se
burló: “¿Qué es la verdad?”. Esto fue en respuesta a las palabras
pronunciadas por Jesús, que habían afirmado la realidad de la
verdad: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo,
para dar testimonio a la verdad”. Después Jesús afirmó el reino
de la verdad cuando le manifestó a Pilato: “Todo aquel que es de
la verdad, oye mi voz” (Jn. 18:37). Jesús hablaba aquí del reino
de la verdad en los corazones de hombres y mujeres. Si todas las
personas tuvieran aversión a la verdad, ¿cómo la recibiría alguien?
¿Por qué algunos aceptarían la verdad? Cristo lo explica en estas
palabras.
Jesús estableció claramente que aquellos que son “de la verdad”
oirán su voz. Ser “de la verdad” significa nacer espiritualmente por
la verdad del evangelio salvador de Jesucristo. Esto describe a quie-
nes han sido regenerados mediante la verdad, aquellos que han
creído la verdad y pertenecen a la verdad, porque han nacido por
medio de la verdad. Es decir, han sido soberanamente regenerados
por el Espíritu de la verdad. El apóstol Pedro escribió: “Siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 P. 1:23).
La palabra de verdad es el instrumento que Dios usa para impartir
nueva vida a las almas espiritualmente muertas.
Por esta obra de gracia soberana, Dios da ojos espirituales a

23
EL MOMENTO DE LA VERDAD

quienes están cegados por el pecado, a fin de que vean la verdad.


Da oídos espirituales para escuchar la verdad. Da nueva mente
para entender la verdad. Da nuevo corazón para recibir la verdad.
Dios puso el Espíritu Santo dentro de nosotros como su Maestro
interno de verdad, que nos guía a toda verdad. Jesús dijo que este
es el caso para todos los que son de la verdad. No hay excepciones
a esta realidad. Es necesario recibir la verdad de Dios para salvar
y santificar la vida de cualquier persona.
Ser “de la verdad” describe a quienes han recibido el llamado
eficaz de Dios. Esto a su vez ha hecho que la verdad del evangelio
sea recibida y creída. Dios atrae soberanamente a los suyos por
el poder del Espíritu Santo, a fin de que la verdad entre a sus
corazones con fuerza irresistible. De pronto, se les permite ver las
verdades espirituales a las que antes estaban ciegos y contra las
cuales se habían endurecido. Es la obra de Dios el Espíritu Santo
la que hace que alguien oiga la voz del Señor Jesucristo y lo siga.

Oídos para escuchar la verdad


Jesús declaró: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me
siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor
que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos” (Jn. 10:27-30). Las ovejas oyen la voz
de Cristo, mientras que las cabras permanecen sordas a este lla-
mado. La humanidad depende totalmente de que el Dador de
toda verdad imparta su verdad al alma humana.
Mientras vivimos en este mundo lleno de mentiras con perso-
nas a nuestro alrededor que dicen: “¿Qué es la verdad?”, los que
somos de la verdad sabemos que Jesús vino a esta tierra para testi-
ficar la verdad. La verdad nos testifica y nos hace libres. Separadas
de la verdad, las personas permanecerán atadas a su pecado. Solo

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¿QUÉ ES LA VERDAD?

la verdad de Dios es lo suficientemente poderosa para romper la


cadena de acero que aprisiona al ser humano y liberarlo.
Estos tres temas principales (rechazo de la verdad, realidad
de la verdad y reino de la verdad) se ven en este enfrentamiento
entre Jesús y Pilato. También lo vemos cuando vivimos en el
mundo. Experimentamos a diario el rechazo a la verdad ya sea
en el mundo o, más sorprendentemente, dentro de la iglesia. La
realidad de la verdad nos llama hoy por medio de la Palabra viva y
activa de Dios, que da testimonio del mensaje del evangelio acerca
de nuestro destino eterno. La verdad, toda la verdad y nada más
que la verdad: esta es nuestra búsqueda más noble en este mundo.

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