RESUMEN - T1 (Andrea)
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FUNDAMENTOS DE RESPONSABILIDAD PENAL PRIMER PARCIAL LECCIÓN 1
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FUNDAMENTOS DE RESPONSABILIDAD PENAL PRIMER PARCIAL LECCIÓN 1
I. SISTEMÁTICA DEL ESTUDIO DEL DERECHO PENAL: La Parte General Y La Parte Especial Del Derecho Penal
El estudio del Derecho Penal está caracterizado por una gran presencia del pensamiento sistemático. Los
derechos fundamentales y libertades públicas que se ponen en juego antes y después de la aplicación de las leyes
penales han determinado un especial esfuerzo por dotar a este sector del ordenamiento jurídico de las mayores
garantías. Este hecho se ha traducido en un elevado grado de formalización del subsistema de control social que es el
Derecho Penal. En este sentido se afirma que los códigos penales constituyen el “negativo de la Constitución”.
La Ciencia del Derecho Penal se ha esforzado por abstraer las garantías y elementos imprescindibles para
determinar la responsabilidad penal de los ciudadanos y establecer cómo deben influir en la concreción de las
consecuencias jurídicas del delito.
PARTE GENERAL DEL DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL DEL DERECHO PENAL
- Analiza los elementos comunes a las distintas figuras - Se centra en el estudio de cada una de las
delictivas infracciones penales en concreto.
- Se divide en 3 bloques: Para su comprensión y valoración crítica es fundamental
1. INTRODUCCIÓN: se estudian los fundamentos partir de los conceptos comunes que conforman la Parte
generales de la disciplina (conceptos básicos, General ya que sin ellos no es posible desarrollar una
delimitación de su alcance, sistema de fuentes y interpretación cabal de delito alguno.
ámbitos de aplicación temporal y espacial).
2. TEORÍA JURÍDICA DEL DELITO: analiza la estructura
de las infracciones penales con sus múltiples
variantes y requisitos, así como las interrelaciones
entre estos.
3. CONSECUENCIAS JURÍDICAS DEL DELITO
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1. Desde una perspectiva externa el cumplimiento de los principios constitucionales que le atañen (con especial
relevancia del respeto a la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes y el libre
desarrollo de la personalidad, reconocidos como fundamento del orden político y de la paz social por el art.
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2. Desde una perspectiva interna la asunción de una serie de límites derivados de su propia naturaleza como
subsistema de un sistema más amplio de control social, que ha de emplear para su conservación los medios
menos lesivos a su alcance.
CONSECUENCIAS EN LA LEGITIMACIÓN PRÁCTICA DEL RECURSO AL DP: siempre que sea posible garantizar la
protección del orden social con medios menos lesivos que los penales, recurriendo a otros sectores del
ordenamiento jurídico (Derecho Administrativo o Disciplinario) o implementando otro tipo de políticas públicas
no sancionatorias (educativas, sociales, asistenciales), deberán ser estos los instrumentos a aplicar, quedando el
Derecho Penal relegado a aquellos casos en que estos otros instrumentos no sean suficientes.
Su influencia y relación con el DP es indiscutible, ya que, incide tanto en la definición del delito y sus elementos como
en los medios empleados en la lucha contra el mismo. La decisión de acudir al DP en lugar de a otro tipo de medidas
es una opción político-criminal o expresión de una determinada Política Criminal.
CRIMINOLOGÍA: ciencia que se ocupa del delito y del delincuente como fenómeno individual y social (Serrano
Gómez), estudiando las causas del delito, las formas de responder al fenómeno delictivo, la medición de la
extensión del delito e incluso el cómo y por qué se elaboran las leyes.
Su relación tanto con el DP como con la Política Criminal es obvia en cuanto que proporciona información sobre
las causas de la delincuencia a través de las teorías de la delincuencia, pero también sobre los hechos empíricos
conocidos del fenómeno delictivo, además de evaluar los resultados que se obtengan con las medidas que se
hayan adoptado.
Un concepto amplio de la Política Criminal, que conciba su objeto como las decisiones adoptadas respecto al fenómeno
delictivo, tengan o no carácter penal, puede servir para integrar los conocimientos del DP y de la Criminología,
consiguiendo un tratamiento adecuado del delito y del delincuente.
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III. LOS BIENES JURÍDICOS COMO OBJETO DE PROTECCIÓN DEL DERECHO PENAL
1. CONCEPTO DE BIEN JURÍDICO
“Todo bien, situación o relación deseados y protegidos por el Derecho”; “Está encarnado en un objeto material o
inmaterial, perteneciente a la esfera físico-natural o socio-cultural, pero se trata en cualquier caso de un valor ideal
del orden social creado y protegido por el D, que trasciende al concreto objeto en el que se sustancia” (Cerezo Mir).
“Es una síntesis entre el sustrato material o inmaterial y la valoración que el mismo merezca, aspecto este
último que nos remite al concreto sistema ético, político, jurídico o incluso económico imperante en un momento y un
lugar concretos” (Gracia Martín).
El conjunto de los BJ supone la concreción del orden social que ha de proteger el D. Cada uno de los bienes
jurídicos solo puede ser dotado de pleno significado como parte de esa totalidad que conforma un sistema y contenido
constituirá el límite del campo de actuación del DP.
El orden jurídico imperante en una determinada sociedad está constituido por las aportaciones que los
ciudadanos hacen a través del contrato social. Para que un bien cualquiera sea elevado a la categoría de BJ es preciso
que constituya uno de los “presupuestos que la persona necesita para su autorrealización y el desarrollo de su
personalidad en la vida social” (Muñoz Conde y García Arán).
El DP protege los bienes jurídicos en tanto en cuanto posibilitan la vida en sociedad. Y de este modo, pese a
que el portador de los BJ (sujeto pasivo en caso de delito) puede ser tanto el individuo como la comunidad y pese a
los intereses de carácter particular que existen tras los mismos, los BJ no son privativos de los ciudadanos, sino que
pertenecen al D.
La protección otorgada va más allá de los intereses particulares y se orienta al conjunto de la comunidad con
una proyección de futuro. Cuando se castiga la lesión o puesta en peligro de un concreto BJ, se reafirma la vigencia de
la norma protegiéndose los bienes jurídicos de los demás portadores y el sistema en su conjunto. De ahí que sea
precisamente el Estado quien esté legitimado para imponer una pena o una medida de seguridad: el DP tiene por
tanto naturaleza pública.
El concepto de BJ:
1. desde una perspectiva dinámica, puede adaptarse a los cambios en las concepciones ético-
sociales, jurídicas, políticas y económicas dominantes en cada momento (imprescindible por la historicidad
del DP).
2. Desde una perspectiva más estática, queda ligado a las concepciones sociales efectivas, que
realmente imperan en una determinada sociedad en un concreto espacio físico temporal, lo que permite evitar
el riesgo de que la regulación penal se convierta en simple instrumento de perpetuación de un determinado
sistema, con independencia de si responde o no al concreto sistema de valores de la sociedad de la que emana.
3. Desde una perspectiva práctica, la determinación del BJ protegido en una concreta figura
delictiva se erige en un factor esencial a la hora de realizar el análisis crítico de la necesidad e idoneidad de la
misma y de fijar su ámbito real de aplicación.
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IV. LA FUNCIÓN DE CONTROL SOCIAL DEL DERECHO PENAL, 1: entre el ser y el deber ser, los principios legitimadores/configuradores del DP
La legitimación del DP dependerá del cumplimiento de una serie de principio que son algo más que meros límites del IUS puniendi, pues son las pautas, las guías que debemos
seguir para darle forma en un Estado social y democrático de D. Según el modelo de Díez Ripollés los podemos dividir en 3 grupos:
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PRINCIPIO DEL MONOPOLIO Es el Estado quien está legitimado para imponer una pena o una medida de seguridad.
PUNITIVO ESTATAL
1. Perspectiva descriptiva (positiva): ver si y en qué medida los reconoce y utiliza un determinado DP. Se trata de ver su reflejo en un determinado ordenamiento.
2. Perspectiva valorativa (normativa): nos dice cómo debería ser el DP para realizar plenamente estos principios lo que sirve como instrumento crítico y de mejora de
la regulación vigente puesta de manifiesto por la perspectiva positiva.
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V. LA FUNCIÓN DE CONTROL SOCIAL DEL DP, Y 2: instrumentos de la protección penal de los bienes
jurídicos
1. LA LEY PENAL: norma y sanción
Para cumplir con la función de protección de los BJ el legislador se vale de las leyes penales. En sentido técnico,
una ley penal completa incluye en primer lugar y como presupuesto lógico una norma (que puede tener la naturaleza
de un mandato o de una prohibición) y, además, una sanción que se aplicará en caso de que se incumpla la norma.
El DP protege los BJ bien mediante mandatos de realizar conductas que suponen la evitación de su puesta en
peligro o lesión (y cuya infracción constituirá delitos de omisión) o, bien, en la mayor parte de los casos, mediante
prohibiciones de llevar a cabo conductas dirigidas a la lesión de los mismos o que supongan su puesta en peligro (que
se encuentran tras los delitos de acción).
La mera existencia de la norma y la certeza de que su incumplimiento trae consigo la imposición de la sanción,
actúan como factores esenciales en el fomento del respeto a los BJ pues los ciudadanos, sabedores de ello, se
abstendrán de incumplirlas. Es por esto que estamos ante normas de determinación y no de mera valoración.
2. EL PROCESO PENAL
Para hacer efectivo el IUS PUNIENDI del estado, es preciso el concurso del proceso penal. Solo a través del mismo
puede sustanciarse la aplicación de las consecuencias jurídicas. El DERECHO PROCESAL, el cual junto con el DP
forman parte de un todo, no se entienden de un modo aislado.
VI. EL CONCEPTO MATERIAL DEL DELITO, 1: la concreción del ámbito de protección penal
1. LA DETERMINACIÓN DEL ÁMBITO DE LO DELICTIVO: las concepciones imperantes en una sociedad
Dichas concepciones no son estáticas, sino que tienen carácter cambiante por lo que hace que con el paso del tiempo
también cambie el contenido de las conductas consideradas delictivas, de ahí que se hable de la historicidad del DP.
CONCEPCIONES El DP considera delictivas las conductas que suponen una grave vulneración de las
ÉTICO-SOCIALES concepciones ético-sociales de una época.
CONCEPCIONES La evolución de las mismas ha determinado la relación entre la Ética Social y el Derecho. Se ha
JURÍDICAS ido produciendo una especialización de los contenidos del DP, abandonando concepciones que
equiparaban MORAL Y DERECHO, pecado y delito, y se ha acabado por sancionar
exclusivamente las conductas contrarias a las normas fundamentales de la Ética social.
CONCEPCIONES Los cambios en un régimen político de un Estado, suponen invariablemente reformas en
POLÍTICAS profundidad de las normas jurídico-penales.
CONCEPCIONES Relacionadas con las de carácter político, las concepciones sobre cual han de ser las políticas
ECONÓMICAS económicas han tenido gran influencia en el devenir del DP.
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Desde el punto de vista material la conducta que lesiona o pone en peligro un BJ y atenta gravemente contra
las concepciones fundamentales de una sociedad. Desde una perspectiva formal además dicha conducta se encuentra
recogida en las leyes penales bajo la amenaza de una sanción penal.
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Algunos autores afirman que el DP no tiene una función valorativa, sino meramente sancionadora de las infracciones
de las normas propias de otros sectores del ordenamiento.
VII. EL CONCEPTO MATERIAL DEL DELITO, Y 2: LA HISTORICIDAD DEL DP, ORIENTACIÓN DEL SISTEMA DE
RESPONASIBILIDAD PENAL ACTUAL
1. DERECHO PENAL DEL CIUDADANO VS. DERECHO PENAL DEL ENEMIGO
Una de las caracterizaciones que más repercusión ha tenido desde las últimas décadas del pasado siglo es la
que considera que el DP moderno está configurado como un sistema de 2 velocidades: frente al clásico “DP del
ciudadano”, propio del Estado Liberal de Derecho, nos encontraríamos con el pujante “DP del enemigo” (JAKOBS,
CANCIO MELIÁ).
Desde una perspectiva descriptiva el “DP del ciudadano” estaría caracterizado por su naturaleza garantista
basada en un elevado desarrollo dogmático, y se aplicaría a “ciudadanos delincuentes”, sujetos que incidentalmente
han quebrado el orden jurídico establecido pero que de algún modo siguen vinculados a la sociedad. Mientras que el
“DP del enemigo” estaría dirigido a luchar contra los “enemigos de la comunidad”, sujetos cuya actividad delictiva se
caracteriza por la habitualidad, la profesionalidad, vinculados a estructuras criminales que se desenvuelven al margen
de la sociedad, de modo que, imbuido por ese objetivo, el “DP del enemigo” carecería de los límites que tan preciados
son para el “DP del ciudadano” y, desviándose de los principios, garantías y fines del DP general, se aplica a quienes
se encuentran de facto al margen de la sociedad y sus reglas.
Recursos que emplea el “DP del enemigo” con quienes se encuentran al margen de la sociedad son (GRACIA
MARTIN, CANCIO MELIA, GÓMEZ-JARA DÍEZ):
1. Un fuerte punitivismo
2. Una marcada inclinación hacia el DP de autor: centrado en la actitud interna del sujeto y que
se aleja del DP del hecho
3. Una especial atención a los efectos simbólicos de la regulación frente a sus efectos
instrumentales
En la actualidad son cada vez más las áreas que quedan incorporadas o sometidas a la influencia de los
parámetros del “DP del enemigo”. Hasta tal punto que una vez constatada su existencia, la discusión pasa a versar
sobre la legitimidad de un DP de tales características (SILVA SÁNCHEZ).
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La existencia de una serie de figuras que suponen un trato privilegiado a cierto tipo de delincuentes, alejándose
de los parámetros descritos tanto para el “DP del ciudadano” como para el “DP del enemigo” hace que se proponga
un modelo tripartito, expresión de la existencia de una tercera velocidad en el DP contemporáneo, que podemos
denominar “DP de los nuestros”.
El “DP de los nuestros” estaría dirigido a sectores de la población a los que se querría privilegiar frente al resto.
No se trata de un supuesto de pacificación entre ciudadanos ni de guerra contra el enemigo, sino de un sistema de
auténtica acogida de quien, pese a haber infringido las normas penales, se considera que amerita tratamiento penal
alguno o que en todo caso merece un tratamiento penal muy limitado; ello se consigue negando la existencia de deuda
alguna con la sociedad o reconociendo una deuda muy limitada con la misma, una suerte de “huida del DP”. No
estaríamos ante enemigos, pero tampoco ante ciudadanos iguales al resto.
Como consecuencia de esto se produce una grave quiebra de los fines preventivos de las penas y del propio
fundamento del DP como sistema de protección de los BJ, fracturando la confianza en el sistema. Aunque su ámbito
de influencia resulta más limitado que los DP del ciudadano y del enemigo.
La opción del legislador tanto por el DP de los nuestros como por el DP del enemigo se encuentra influenciada
por la tipología del autor; en la elección de uno y otro sistema pesa fuertemente el tipo de delincuente. Este es otro
de los puntos criticables de este desarrollo del DP contemporáneo ya que alejándose del DP del hecho se estaría
acercando al tan denostado DP del autor, que realiza sus valoraciones no en función de las conductas llevadas a cabo
sino de la actitud interna del sujeto activo de las mismas y que tuvo su mayor desarrollo de la mano de las doctrinas
nacionalsocialistas.
Conclusión: es preciso realizar una búsqueda armónica de los marcos penales y de las instituciones que han
de modelar su aplicación, retornando a las categorías y calificaciones propias del DP garantista que se construyó en
torno a los principios de libertad e igualdad de los ciudadanos (el cual sigue encarnado en el DP del ciudadano (del
hecho)), pero sin olvidar la imperiosa necesidad de ampliar sin complejos su aplicación a las nuevas esferas
fundamentales para la pervivenvia del actual sistema de Estado.
Rehuyendo del recurso a las formas propias del DP del enemigo y extendiendo los caracteres del DP del
ciudadano encontraremos menos necesidad de acudir al DP de los nuestros y tendremos un instrumento más
respetuoso con los principios básicos del Estado social y democrático de Derecho y más eficaz en la protección de los
bienes jurídicos vitales fundamentales del individuo y la sociedad.
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VIII. EL CONCEPTO ANALÍTICO DEL DELITO: LA ESTRUCTURA DE LAS INFRACCIONES PENALES (REMISIÓN)
La estructura del concepto analítico del delito está formada por un sustantivo:
1. TÍPICA: en el sentido de que incluya los elementos que fundamentan lo injusto específico de una figura
delictiva
2. ANTIJURÍDICA: ilícita, contraria al Derecho
3. CULPABLE: reprochable a su autor
4. PUNIBLE: por no existir razones de conveniencia o político criminales que eximan de pena.
A estos 5 elementos les une una relación lógica de carácter secuencial: no se puede dar uno de ellos si no concurre el
o los anteriores.
Es el elemento central de las regulaciones penales y no parece posible prescindir de ellas como herramienta
fundamental del mantenimiento del orden social.
Todas las teorías giran en torno a 2 grandes bloques de principios: los de carácter retributivo y los de carácter
preventivo.
RETRIBUCIÓN: MIRADA AL PASADO (al delito cometido) que se centra en la necesidad de compensar
el mal causado con la comisión del delito, ajena a cualquier efecto que la imposición de la pena pudiera implicar
hacia el futuro.
La idea de la retribución ha evolucionado desde lo más primitivo (Ley del Talión) a propuestas modernas que
identifican la retribución con la reafirmación del ordenamiento jurídico que ha visto vulneradas sus normas y con la
gravedad de lo injusto-culpable. La pena ha de ser proporcional al delito cometido de acuerdo con una u otra escala
comparativa.
PREVENCIÓN: MIRADA AL FUTURO, a los efectos que pueda tener su existencia e imposición de cara
a la evitación, a la prevención de la comisión de nuevos delitos. La naturaleza y duración de la sanción se encuentra
en función de los concretos efectos preventivos que se quiere alcanzar, de la utilidad que se busca.
1. La prevención general: dirigida a evitar que el conjunto de los miembros de una sociedad o un
determinado colectivo de la misma se abstenga de cometer un cierto tipo de delitos. DIRIGIDA A LA
COMUNIDAD.
2. La prevención especial: orientada a que el condenado no vuelva a delinquir. CENTRADA EN LA
PERSONA DEL CONDENADO. La pena ha de ser más gravosa cuanto más peligroso sea el delincuente, cuantas
más posibilidades de que vuelva a delinquir independientemente de la gravedad del delito.
La determinación de la naturaleza y gravedad de una concreta pena estará sujeta a lo que se considere
estrictamente necesario para evitar que un determinado segmento poblacional o la población en su conjunto cometan
el mismo tipo de delitos en los que tiene su origen la sanción.
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El sistema penal español, podemos afirmar que parte de una concepción unitaria de la pena. El punto de
partida se encuentra en la propia cúspide del ordenamiento jurídico. Por imperativo constitucional las penas privativas
de libertad deben estar dirigidas a la prevención especial en su faceta más positiva.
Su aparición es más reciente que la de la pena y son la otra cara de un sistema binario de respuesta a las
infracciones penales. Nacen para ocupar un vacío que dejan en algunos casos las penas: el de la respuesta a aquellos
sujetos a los que, debido a su peligrosidad, la pena adecuada a la gravedad del delito, de lo injusto culpable, no resulta
eficiente. Se imponen exclusivamente atendiendo a la peligrosidad criminal del delincuente, esto es, para evitar que
cometa delitos en el futuro. Su único fin es de carácter PREVENTIVO ESPECIAL y sus efectos aflictivos o intimidantes
deben ser reducidos al mínimo o excluidos.
Las medidas de seguridad pueden ser aplicadas como única consecuencia jurídica en casos que no pueda imponerse
pena alguna (supuestos de los declarados inimputables) o como complemento a la pena impuesta cuando esta resulte
insuficiente (semiimputables o libertad vigilada). Su aplicación no será automática, dependerá de que se compruebe
la peligrosidad criminal del sujeto.
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