Los Sentimientos de La Nacion
Los Sentimientos de La Nacion
Los Sentimientos de La Nacion
(Detalle)
Siglo XVI. AGN, Catálogo de mapas e ilustraciones, número de pieza: 5227,
clasificación: 979/1132
Asistencia Editorial
Alberto Álvarez, Elizabeth Zamudio, Elvia Alaniz,
Israel Reséndiz, Erika Gutiérrez y Héctor Gómez.
Diseño y formación
Elisa Cruz Cabello
Imagen de portada: Mapa de las costas del mar del sur (detalle). AGN, Catálogo de
mapas e ilustraciones, número de pieza: 5227, clasificación: 979/1132.
Legajos. Boletín del Archivo General de la Nación, séptima época, año 1, número
3, enero-marzo de 2010, es una publicación trimestral de la Secretaría de
Gobernación a través del Archivo General de la Nación.
ISSN-0185-1926
Secretaría de Gobernación
EDITORIAL 9
GALERÍAS
PORTALES
RESEÑAS
Convocatoria 197
Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro
Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen
la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que
mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.2
Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que
proceda con más acierto3
En otras palabras, según Morelos, las buenas leyes no son cosa de sólo
número de votantes, sino de calidad de contenido que proviene, más que
de mera información, de sabiduría.
De los puntos reelaborados, el primer Sentimiento, relativo a la
Independencia, retoma el objetivo primordial de Hidalgo y corrige el de
Allende y Rayón que pretendían se siguiera invocando a Fernando VII. El
1 Ernesto Lemoine Villicaña, Morelos. Su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios
de la época, México, UNAM, 1965, pp. 370-373.
2 Idem.
3 Idem.
4 Idem.
Autor: Thierry Frères en: Iconographie des contemporains des portraits des personnes (1789-1820), 1832.
Se manda a todos y a cada uno, guarden la seguridad de sus personas y las de sus
prójimos, prohibiendo los desafíos, provocaciones y pendencias, encargándoles
9 Ibid., pp. 227-228.
quiero que tenga un gobierno dimanado del pueblo y sostenido por el pueblo;
que rompa todos los lazos que le sujetan, y acepte y considere a España como
hermana y nunca más como dominadora de América.
Quiero que hagamos la declaración que no hay otra nobleza que la de la virtud,
el saber, el patriotismo y la caridad;
que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del rico
hacendado;
que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare
y lo defienda contra el fuerte y arbitrario;
que tengan una fe, una causa y una bandera bajo la cual todos juremos morir,
Niceto de Zamacois, Historia de Méjico, vol. 9, Barcelona-Méjico, Impresor Juan de la Fuente Parres, 1888, p.
387. AGN, Biblioteca
antes que verla oprimida, como lo está ahora, y que cuando ya sea libre, estemos
listos para defenderla…12
12 Luis González et al., El Congreso de Anáhuac 1813, México, Cámara de Senadores, 1963, p. 14.
13 Lemoine, op. cit., pp. 355-363; véase también AGN, Actas de Independencia y Constituciones de
México, exp. 2, “Exposición de motivos sobre el Reglamento de las sesiones del Congreso de
Chilpancingo, 1813; http://www.agn.gob.mx/independencia/documentos.html
De tal manera, Morelos designó a tres: Carlos María Bustamante por México;
José María Cos por Veracruz; y Andrés Quintana Roo por Puebla.
En cuanto al camino para elaborar las leyes y sus iniciativas, el Reglamento
de Morelos establece:
14 Idem.
15 Idem.
Sentimientos de la Nación19
16 Idem.
17 Ibid., p. 291.
18 Ibid., p. 275.
19 Texto en Lemoine, Morelos, pp. 370-373. Por mi parte entre corchetes pongo la relación con
3° Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el
pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda.
4° Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los
obispos y los curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó:
Omnis plantatio quam non plantavit Pater meus calestis erradicabitur. Mat.
Cap. XV.
5° Que la Soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla
en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de
las provincias en igualdad de números.
otros documentos; véase también AGN, Actas de Independencia y Constituciones de México, Colección
de Documentos del Congreso de Chilpancingo, Manuscrito Cárdenas, vol. 1, ff. 33-34v; http://www.agn.
gob.mx/independencia/documentos.html
6° Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos
compatibles para ejercerlos.
7° Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos
para que ocupen el lugar los nuevos electos.
11° Que los estados mudan costumbres y, por consiguiente, la Patria no será del
todo libre y nuestra mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico,
substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo
español, que tanto se ha declarado contra nuestra Patria.
12° Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso
deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia
y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus
costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.
13° Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados;
y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio.
14° Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que
proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles.
16° Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras amigas, pero que
éstas no se internen al reino por más amigas que sean, y sólo habrá puertos
señalados para el efecto, prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando
el diez por ciento.
17° Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como en un
asilo sagrado, señalando penas a los infractores.
19° Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12
de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la Patrona de nuestra Libertad,
María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción
mensal.
21° Que no se hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente
ultramarinas; pero [se autorizan las] que no son de esta clase [para] propagar
la fe a nuestros hermanos de Tierradentro.
22° Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian
y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos o
otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el
Tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de
los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios
de empleados.
23° Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día
aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa Libertad
comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para
reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el
mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio
Allende.
Q uien se acerque a estas líneas debe tener presente, antes que nada, que
han sido escritas desde las lumbreras de una imaginaria plaza (de toros)
historiográfica; esto es, a gran distancia de donde efectivamente se produce
el conocimiento de la independencia novohispana, y por ende tienen que
tomarse con un grano de sal. (Lo poco que aprendí en la licenciatura, aun a
pesar de haber tomado clases con Ernesto Lemoine, no puede considerarse
como un verdadero antecedente.) El enfoque asumido en estas páginas, sin
embargo, no es enteramente caprichoso. Es más bien resultado de haberme
aproximado al estudio de la revolución de Independencia con algún
conocimiento del fenómeno de la movilización popular decimonónica –con
cierto conocimiento pero con mucho interés.2
Desde eso que se conoce como la “participación popular” en la revuelta
independentista, así, quisiera pensar un problema que asalta a cualquiera que
aborda el estudio de la guerra de Independencia, sobre todo en las décadas
recientes –digamos desde la publicación del libro de Hugh Hamill–, y desde
la historiografía profesional, o sea el pequeño mundo de las universidades.3
Es un problema óptico, por decirlo de algún modo: la creciente vaguedad con
que los historiadores percibimos los últimos diez, doce años del virreinato de
la Nueva España; la sensación de que el objeto de estudio mismo ha perdido
definición al punto que ya no sabemos bien a bien de qué estamos hablando.
social, véanse Brian R. Hamnett, Roots of Insurgency: Mexican Regions, 1750-1824, Cambridge,
Cambridge University Press, 1986; John Tutino, From Insurrection to Revolution in Mexico: Social
Basis of Agrarian Violence, 1750-1940, Princeton, N. J., Princeton University Press, 1986; David
Brading, The First America: The Spanish Monarchy, Creole Patriots and the Liberal State, 1492-1867
(Cambridge: Cambridge University Press, 1991); Virginia Guedea, En busca de un gobierno alterno:
Los guadalupes de México, México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1992, así como
los ensayos reunidos en The Independence of Mexico and the Creation of the New Nation, compilación
de Jaime E. Rodríguez O, Los Ángeles-Irvine, University of California, UCLA Latin American
Center Publications-Mexico/Chicago Program, 1989.
5 Marialba Pastor, Cuerpos sociales, cuerpos sacrificiales, México, FCE/UNAM, 2004. Para un sumario
plástico –y borbónico– de la cuestión, véase Alfredo Ávila, En nombre de la nación: La formación del
gobierno representativo en México, 1808-1824, Mexico, Taurus-Centro de Investigación y Docencia
Económicas, 2002, cap. 1.
6 Véase, entre otros artículos de su autoría, Eric Van Young, “Millennium on the Northern
Marches: The Mad Messiah of Durango and Popular Rebellion in Mexico, 1800-1815”,
Comparative Studies in Society and History 28: 3 (1986), pp. 285-413.
7 Marco Antonio Landavazo, La máscara de Fernando VII: Discurso e imaginario monárquicos en una
época de crisis: Nueva España, 1808-1822, México, El Colegio de México, Centro de Estudios
Históricos-Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-El Colegio de Michoacán,
2001.
16 Lynn Hunt, Politics, Culture, and Class in the French Revolution (Berkeley: University of California
Press, 1984), pp. 1-16.
17 Luis Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia (México: Conaculta, [1953] 2002),
71-76. Véase E. P. Thompson, “Eighteen-Century English Century Society: Class Struggle
Without Class”, Social History 4 (1978), pp. 133-165.
18 Brian R. Hamnett, “Process and Pattern: A Re-Examination of the Ibero-American
Independence Movements, 1808-1826”, Journal of Latin American Studies 29: 2 (1997), pp. 279-
238; Jeremy Adelman, Sovereingty and Revolution in the Iberian Atlantic (Princeton [N. J.], Princeton
University Press, 2006).
Luis Jáuregui*
Absoluto Porcentaje
Total 6 122 345 100
Indios 3 676 281 59
Castas 1 338 706 22
Españoles y criollos 1 097 928 18
Fuente: Malvido (2006:123-144).
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Mestizo.jpg
AGN, Catálogo de mapas, planos e ilustraciones, Minería, vol. 36, exp. 5, cuad. 2, f. 14.
El padre Hidalgo, al igual que Allende y Aldama, formaba parte de esa “élite
marginal” que desde varios años venía padeciendo grandes dificultades y
frustraciones económicas. Esto contrastaba con las familias más ricas del
Ciudades y caminos
Minería
Comercio exterior
El erario novohispano
Bibliografía
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Coatsworth, John H., “La decadencia de la economía mexicana, 1800-
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__________, Los orígenes del atraso. Nueve ensayos de historia económica de México
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Del Valle Pavón, Guillermina, “El consulado de comerciantes de la ciudad
de México y las finanzas novohispanas, 1592-1827”, tesis doctoral, El
Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, 1997.
Haber, Stephen (comp.), Cómo se rezagó la América Latina. Ensayos sobre las
1 Cabe resaltar los trabajos de Marichal y Tedde (coords.) La formación de los bancos centrales en
España… y de Cerutti y Marichal (comps.), La banca regional en México, 1870-1930.
2 Veáse Eduardo Flores Clair, El Banco de Avío minero novohispano…; David A. Brading, Mineros
y comerciantes en el México borbónico (1763-1810); Linda I. Colón, Los orígenes de la burguesía y el
banco de Avio; Robert A. Potash, El Banco de Avío de México: el fomento de la industria 1821-1846;
Tenenbaum, Bárbara, México en la época de los agiotistas, 1821-1857; Enrique Covarrubias (2000)
La Moneda de cobre en México, 1760-1842…
3 Véase José Manuel Quijano, La banca pasado y presente, problemas financieros mexicanos; Ludlow
y Marichal, Banca y poder en México (1800-1925); Ludlow y Marichal, La Banca en México 1820-
1920.
4 John Coatsworth, Los orígenes del atraso…; Carlos Marichal, La bancarrota del virreinato…
8 Probablemente el concepto más claro para referirse a esta relación sea el de metrópoli-
submetrópoli. Véase Carlos Marichal, La bancarrota del virreinato…
9 José E. Covarrubias, La moneda de cobre en México, 1760-1842, p. 5
10 Romano Ruggiero, Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano… p. 194.
16 Ibid., p. 35.
Pero este proyecto no fue el único. En ese mismo año, Francisco de Paula y
Tamariz envió una propuesta al congreso que suponía la creación del Gran
Banco del Imperio Mexicano con amplias facultades: por un lado, fungiría
como la Tesorería General del Imperio, en sus sucursales se realizaría el
pago de todas las contribuciones a la nación; por otro lado, tendría el privi-
legio de la emisión fiduciaria, planteada en el proyecto como la creación de
‘haré-buenos’, en última instancia papel moneda. Estas atribuciones permiti-
rían que esta institución se convirtiera en el ancla de las finanzas públicas.23
Cabe mencionar que en ambos proyectos los “bancos nacionales” tam-
bién fueron concebidos para satisfacer al mercado de crédito mediante la
realización de actividades privadas. Es decir, ambos autores señalaban que
a ellos podría acudir el público en general para la realización de depósitos,
24 Gaceta del Gobierno Imperial de México, t. II, núm. 152, pp. 1140-1142.
25 Idem.
26 AGN, Hacienda Pública-Casa de Moneda, vol. 41, exp. 24 s/f, extractos #12 e Ibid., vol. 170,
exp. 1.
Conclusiones
Fuentes consultadas
Archivos
Folletería
Hemerografía
Coatsworth, John, Los orígenes del atraso: nueve ensayos de historia económica de
México en los siglos XVIII y XIX, México, Alianza Mexicana, 1990.
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Marichal, Carlos, La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finazas del
Imperio español, 1780-1810, México, FCE/Colmex, 1999.
Marichal, Carlos, “Una difícil transición fiscal. Del régimen colonial al Méxi-
co independiente”, en Marichal y Merino (comps.), De colonia a nación.
Impuestos y política en México, 1750-1860, México, Colmex-CEH, 2001
Zavala, Lorenzo de, Ensayo histórico de la revoluciones en México desde 1808 hasta
1830, México, FCE, 1985.
Llamé a Jesús para que me pagara los 1050 pesos que me debía desde hacía un
año. A las 3 de la tarde me visitó en casa y lo recibí en la rec[á]mara pues no me
sentía bien, había estado un poco enferma […]. Al llegar, puso en el tocador una
pequeña bolsa con sesenta pesos como abono del adeudo y me dijo que tenía
que irse porque debía salir a cobrar un dinero que le debían. Yo le dije que no se
fuera, que se quedara para platicar, pero [é]l insistió en marcharse. Yo le reclamé
que últimamente no tenía mucho tiempo para m[í] y que sentía que ya no me
quería. Le dije que siempre tenía mucha prisa y en los últimos meses ya casi no
hablábamos, que necesitaba el dinero en su totalidad y ya no quería más excu-
sas. Él me dijo que no tenía más, que había perdido en el juego. Enseguida se
generó un disgusto entre los dos y nos hicimos de palabras. Él trató de irse, pero
yo intenté detenerlo y me dijo que si no lo dejaba ir me mataría. Corrí hacia el
comedor y tom[é] del mueble la pistola que guardaba por mi seguridad, regresé
a la habitación y desde el umbral de la puerta le disparé. Al caer, Jesús me decía
algo que no entendía, intenté moverlo para ver si continuaba con vida, pero no
lo hice porque escuch[é] que afuera decían que no lo tocara. En ese momento
le dije a un muchacho que llamara a un gendarme.2
5 Quiero agradecer la valiosa colaboración de Alberto Álvarez Ferrusquía, así como del equipo
de catalogación del AGN, especialmente a Inés Ortiz Caballero, Mariana Jiménez Muciño y
David Guzmán Pérez por su ayuda y sugerencias en la exploración del fondo TSJDF.
6 Javier Garciadiego, “La Revolución”, p. 230
7 Matute, Historia de la Revolución mexicana…, p. 193.
8 Meyer, 2004, pp. 79-80.
de difícil comunicación con el resto del país y nunca sería inferior a un año. También era
obligatorio el trabajo bajo custodia inmediata. En las colonias penales se permitía que
continuaran residiendo los reos con sus familiares y con otras personas en los términos
que estableciera la ley (C.P., arts. 114-119).
13 José A. Ceniceros, Evolución del Derecho Mexicano (1912-1942), p. 9.
14 Ibid., p. 12.
17 Decreto de indulto de septiembre de 1932. “Los reos en cuyo proceso hubiere transcurrido el
término que fija la fracción VIII del artículo 20 constitucional, sin que hasta el 15 de septiembre
de 1932 hubieran sido fallados y que de haberlo sido podrían disfrutar de los beneficios de esta
ley, tan luego como queden a disposición del Ejecutivo podrán gozar de las prerrogativas de
la misma”.
18 AGN, TSJDF, v. 2493, exp. 490222, ff. 3-6.
[…] Como queda comprobado en el proceso de instrucción en el cual varios testigos, entre
ellos el sub-delegado del pueblo, de los hechos y hasta los presenciales, aseguran que el
acusado es honrado, trabajador y enemigo de la ebriedad y la pendencia, […] acreditando
la reseña e informes respectivos que no ha tenido ingresos anteriores. Además, el acusado
es analfabeta, tiene veinte años de edad, es de humilde condición social y asegura que se
expresa difícilmente en castellano por hablar el otomí, siendo originario de San Miguel
Acambay, Edo. México. Teniendo en cuenta lo anterior se considera justo imponerle san-
ción de cuatro años de prisión en calidad de retención hasta la mitad más de su duración y
con derecho a libertad preparatoria.31
30 (Garrido, 1933: 258-259).
31 AGN, TSJDF, vol. 2665, exp. 551351, f. 56-58.
32 Ibid., f. 23.
[…] faltando diez minutos para las dieciocho horas del día 22 de enero del
presente año [1936], encontrándome en el interior del Café Chic, en uno de los
gabinetes acompañado de Ismael Barrera Contreras y Adalberto Vázquez, me di
cuenta cuando el acusado, el cual hoy sé que se llama José Gan Tang, se acercó
al propietario Juan Chic Chang y le hizo varios disparos por la espalda y a que-
ma ropa en el preciso momento en que éste servía el café con la mano izquierda.
En la indagatoria, José Gan Tang señaló que hacía como seis años conocía
a la víctima y que trabajó con él cinco años atrás hasta que tuvieron un dis-
gusto por el maltrato que éste le daba. Desde entonces, el dueño del café
se dedicó a propagar chismes que deterioraron la imagen del acusado ante
su comunidad. Más tarde, cuando el juez pidió a Gan Tang que ampliara su
declaración, por medio de un intérprete dijo que:
La pistola con la que quité la vida a Juan Chic la compr[é] desde hace un año
en una armería ubicada en una casa de la calle Pino Suárez, con el objeto de
defenderme porque él era mi enemigo. […] me maltrataba mucho, se burlaba,
me empujaba y regañaba s[ó]lo para fastidiarme, un día lleg[ó] hasta picarme las
nalgas[…] y desde entonces dejé de trabajar con él. Cuando sabía que estaba
trabajando para otras personas mandaba a alguno de sus amigos a averiguar
d[ó]nde trabajaba y una vez lo sabía, intrigaba para que me trataran mal mis
patrones. […] el día del incidente, yo estaba observándolo desde la ventana y
cuando Chic Chang se aproximó a la puerta del negocio, al primer reservado del
café, yo entr[é], saqu[é] la pistola que llevaba en la bolsa derecha del pantalón y
dispar[é] toda la carga.34
Para emitir el veredicto, el juez encontró que José llevaba diez años resi-
diendo en el país legalmente. Había llegado de Cantón, China en la época
en que tras la Revolución, la migración de asiáticos a México decreció y
después de que el Congreso emitió un decreto estipulando que las tiendas
chinas debían contratar un empleado oriental por cada nueve trabajadores
mexicanos (Gómez Izquierdo, 1991). Con 36 años de edad, era soltero y
budista, comerciante y vivía en la calle de José María Vértiz. Al calificar el
delito, el juzgado señaló que sin duda se trataba de un homicidio calificado
pero que por “los atenuantes de responsabilidad como la confesión del reo,
su incultura y falta de educación, su buena conducta anterior y particular-
33 AGN, TSJDF, v. 5142, exp. 413/1936, f. 2
34 Ibid., f. 12.
35 Ibid., f. 39.
36 C. P., 1931, art. 7.
37 Ibid., art. 29.
Reflexiones finales
Referencias
Siglas
Libros y Artículos
Ceniceros, José Ángel y otros, Evolución del Derecho Mexicano (1912-1942), México,
Editorial Jus/Publicaciones de la Escuela Libre de Derecho, t. I, 1943.
Rojas Sosa, Odette María. “El caso de ‘la fiera humana’, 1929. El crimen de la
Calle de Matamoros, el nuevo Código Penal y la desaparición del Jurado
Popular”, en Historia y grafía, núm. 30, Universidad Iberoamericana,
2008.
Speckman, Elisa, (2007). “Justice Reform and Legal Opinion: The Mexican
Criminal Codes of 1871, 1929, and 1931”, en Cornelius Wayne A. and
Shirk David A. (eds.), Reforming the Administration of Justice in Mexico, San
Diego, University of California, Center for US-Mexican Studies, pp.
225-249.
Introducción
1 Ésta es una refundición de las versiones revisadas de la conferencia “El documento electrónico”,
en Los archivos hoy: lo viejo y lo nuevo en gestión de documentos y archivos (Pamplona, 8 y 9 de septiembre
de 2008); y de los artículos en prensa en la revista Tábula de la Asociación de Archiveros de
Castilla y León, Eric Ketelaar, Alejandro Delgado Gómez, “El reto de los archivos intangibles”
y Alejandro Delgado Gómez, “La redefinición del trabajo: tecnologizamos nuestra práctica o la
tecnología decide nuestro ejercicio profesional”.
Concretamente, en los entornos distribuidos de red resulta cada vez más com-
plicado identificar, incorporar en el sistema de archivo y mantener documentos
auténticos y fiables, sobre todo porque los cambios en las estructuras organi-
zativas, los procedimientos y las comunicaciones, así como la interacción entre
tecnología y organizaciones, tienen una importante repercusión en la gestión
de los documentos. Estas tendencias también están cambiando los tipos de
documentos que se producen, las relaciones entre los documentos electrónicos
y los de formato tradicional, las formas en que se controlan y gestionan los do-
cumentos y los patrones de acceso y utilización.7
Los documentos digitales, aunque satisfacen el mismo propósito general que los
documentos en papel (informes, cartas, memos), son inherentemente diferentes
Los datos [contenido] del documento son las palabras, números, imágenes, y
sonidos realmente realizados por el creador del documento.
La estructura del documento son las relaciones entre estos datos tal y como
son empleados por el creador del documento para comportar significado. Un
tipo de estructura son los formalismos estilísticos que utilizamos para reconocer
la “dirección”, la “salutación”, el “cuerpo” de los documentos escritos. Otro
tipo de estructura son los punteros entre agrupamientos de información física
o lógicamente distintos, como es el caso en los formularios o bases de datos
en los que una agregación de elementos de datos se relaciona con otra en un
documento separado, pero se conservan juntas en el mismo fichero o en una
“relación” en la definición de la base de datos...
El contexto del documento es el testimonio que proporciona acerca del
nexo de la actividad de la que surgió y en la que fue utilizado y acerca del modo
en que apareció y se comportó en ese entorno...11
p. 6, URL: http://www.digitaleduurzaamheid.nl/bibliotheek/docs/volatility-permanence-
databases-en.pdf (consulta: 24-10-2009).
10 Confróntese, por ejemplo, Anne J. Gilliland-Swetland, “Setting the Stage”, en Introduction
to Metadata: Pathways to Digital Information, URL: http://www.getty.edu/research/conducting_
research/standards/intrometadata/setting.html (consulta: 24-10-2009).
11 David Bearman, “Archival Principles and the Electronic Office”, en Electronic Evidence:
Strategies for Managing Records in Contemporary Organizations, Pittsburgh, Archives & Museums
Informatics, 1994, p. 148. Agregado entre corchetes del autor.
31 Para una discusión detallada acerca de esta aseveración, confróntese Alejandro Delgado
Gómez, El centro y la equis: una introducción a la descripción archivística contemporánea, Cartagena,
Ayuntamiento; 3000 Informática, 2007.
32 David Bearman, “Documenting Documentation”, en Archivaria, núm. 34 (verano, 1992),
pp. 33-49.
33 MoReq2, p. 14.
41 Una aproximación parcial a este sistema puede encontrarse en Alejandro Delgado Gómez,
Miguel Rodríguez Gutiérrez y Cayetano Tornel Cobacho, “El desarrollo de un sistema
de gestión de expedientes mediante estrategias interdisciplinares: el caso del Ayuntamiento de
Cartagena”, en Fesabid’09: XI Jornadas Españolas de Documentación. Zaragoza, 20-22 de mayo 2009, pp.
307-314, URL: http://www.fesabid.org/zaragoza2009/actas-fesabid-2009/307-314.pdf (consulta:
24-10-2009).
42 Plan Avanza: Plan 2006-2010 para el desarrollo de la Sociedad de la Información y de Convergencia
con Europa y entre Comunidades Autónomas y Ciudades Autónomas, Madrid, Ministerio de Industria,
Turismo y Comercio, 2006.
43 Esquema Nacional de Interoperabilidad, URL: http://www.ctt.map.es/web/proyectos/eni
(consulta: 24-10-2009).
44 Esquema Nacional de Seguridad, URL: http://www.ctt.map.es/web/ens (consulta: 24-10-
2009).
45 Red SARA, URL: http://www.ctt.map.es/web/redsara (consulta: 24-10-2009).
En entornos electrónicos los métodos por los que la oficina generadora puede
utilizar los documentos no son un reflejo del orden del almacenamiento físico,
sino que, en lugar de ello, vienen establecidos por las capacidades del entorno
de software en que los documentos se utilizan. Es probable que estas funcionali-
dades de software cambien en el curso del tiempo. Las capacidades de cualquier
individuo dado dentro de estos sistemas vienen adicionalmente determinadas
por los permisos y vistas acordados para esos individuos en diferentes relacio-
46 Confróntense, por ejemplo, los definitivos textos de Terry Cook, “From Information to
Knowledge: An Intellectual Paradigm for Archives”, en Nesmith, Tom (ed.), Canadian Archival
Studies and the Rediscovery of Provenance, Society of American Archivists and Association of Canadian
Archivists, in association with The Scarecrow Press, 1993, pp. 201-226; “Fashionable Nonsense
or Professional Rebirth: Postmodernism and the Practice of Archives”, en Archivaria. núm. 51
(primavera, 2001), pp. 14-35; “Archival Science and Postmodernism: New Formulations for
Old Concepts”, en Archival Science, vol. 1. núm. 1 (marzo, 2001), pp. 3-24.
47 David Bearman, “Item Level Control and Electronic Recordkeeping”, en: Archives & Museum
Informatics, vol. 10, núm. 3 (1996), pp. 195-245, URL: http://www.archimuse.com/papers/
nhprc/item-lvl.html (Consulta: 24-10-2009).
48 Eric Ketelaar, op. cit.; “El escribir sobre máquinas de archivar”, publicado originalmente en
José van Dijck Sonja Neef y Eric Ketelaar (eds.), Sign here! Handwriting in the Age of New Media
Amsterdam, University Press, 2006), pp. 183-195. URL: http://archivo.cartagena.es/recursos/
texto2_ketelaar_escribir.pdf (consulta: 24-10-2009).
54 IIR España organizó en septiembre de 2007 un seminario para empresarios, con el título
Web 2.0: Meeting Point, acerca de las oportunidades de negocio que tales herramientas ofrecen
a las organizaciones. Varias compañías multinacionales presentaron ejemplos del modo en
que están utilizando la llamada web social. En el mismo seminario, Juan Carrasco presentó
una ponencia en la que, bajo el título “Del web 1.0 al web 2.0: implicaciones legales”, hacía
mención a cuestiones de derechos de autor, protección de datos, confidencialidad, revelación
de secretos, firma electrónica o identificación y autenticación de usuarios, URL: http://www.iir.
es/imagespropias/BOC019.pdf (consulta: 24-10-2009).
55 Eric Ketelaar, “El escribir sobre máquinas de archivar”… p. 11
58 Véase, por ejemplo, Eric Ketelaar, , “Archives in the Digital Age…, pp. 171-172.
59 Anne Gilliland-Swetland, Enduring Paradigm, New Opportunities..., p. 25 y passim.
60 Eric, Ketelaar, “Archives in the Digital Age…, p. 176 y passim.
61 La variabilidad de la noción de autenticidad ha sido explorada, por ejemplo, en Heather
MacNeil y Bonnie Mak, “Constructions of Authenticity”, en Library Trends, vol. 56, núm. 1
(verano, 2007), pp. 26–52. Véase también Ann Laura Stoler, “Colonial Archives and the Arts of
Governance”, en Archival Science, vol. 2, núms. 1-2 (marzo 2002), pp. 87-109; Brien Brothman,
“Afterglow: Conceptions of Record and Evidence in Archival Discourse”, en Archival Science,
vol. 2. núms. 3-4 (septiembre 2002), pp. 311-342.
62 Véanse, por ejemplo, Good Practice Guide for Computer-Based Electronic Evidence. Official release
version 4.0. 7Safe Information Security; Guidelines for Best Practice in the Forensic Examination of
Digital Technology. International Organization on Computer Evidence, 2002. URL: http://www.
ioce.org/fileadmin/user_upload/2002/ioce_bp_exam_digit_tech.html (Consulta: 24-10-
2009); Galves, Fred, Galves, Christine, “Ensuring the Admissibility of Electronic Forensic
Evidence and Enhancing Its Probative Value at Trial”, en Criminal Justice Magazine, vol. 19 núm.
1 (primavera, 2004); United States Department of Justice, Criminal Division, Computer Crime
and Intellectual Property Section, Searching and Seizing Computers and Obtaining Electronic Evidence in
Criminal Investigations, URL: http://www.cybercrime.gov/s&smanual2002.htm#preface (consulta:
24-10-2009); Brian Carrier, “Open Source Digital Forensics Tools: The Legal Argument”, URL:
http://www.digital-evidence.org/papers/opensrc_legal.pdf (consulta: 24-10-2009).
63 Terry Cook, “Electronic Records, Paper Minds... Éste es el título que Cook utilizó para su
célebre artículo en el que pretendía movilizar la conciencia profesional, con elegancia intelectual,
de tal modo que no vuelve a usar la expresión a lo largo del artículo, más allá del título.
64 Véase, por ejemplo, Furner, Jonathan, “Análisis conceptual: un método para comprender
la información como evidencia y la evidencia como información”, en Anne Gilliland y Sue
McKemmish, Nuevos métodos de investigación en archivística, Cartagena, Ayuntamiento, 3000
Informática, 2006, pp. 99-133; o Sue McKemmish, “Evidence of me...” publicado por primera
vez en Archives and Manuscripts, vol. 24, núm. 1 (1996). También disponible en: http://www.
sims.monash.edu.au/research/rcrg/publications/recordscontinuum/smckp1.html (consulta:
24-10-2009).
69 Frank Upward, “Structuring the Records Continuum - Part One: Postcustodial principles
and properties”, publicado por primera vez en Archives and Manuscripts, vol. 24, núm. 2 (1996),
URL: http://www.sims.monash.edu.au/research/rcrg/publications/recordscontinuum/fupp1.
html (consulta: 24-10-2009); “Structuring the Records Continuum, Part Two: Structuration
Theory and Recordkeeping”, publicado por primera vez en Archives and Manuscripts, vol.
25, núm. 1 (1997). URL: http://www.sims.monash.edu.au/research/rcrg/publications/
recordscontinuum/fupp2.html (consulta: 24-10-2009); Sue McKemmish, “Placing Records
Continuum Theory and Practice”, en Archival Science, vol 1, núm. 4 (diciembre, 2001), pp. 333-
359.
70 Frank Upward, “Modelling the continuum as paradigm shift in recordkeeping and archiving
processes..., p. 12 y passim.
71 Don Schauder, Larry Stillman y Graeme Johanson, “Sustaining and transforming a
community network; the Information Continuum Model and the Case of VICNET” en
CIRN 2004 Colloquium and Conference, Prato, Italy, 29 sept-oct 2004, URL: http://www.ccnr.
net/?q=node/99 (consulta: 24-10-2009); “Sustaining a Community Network: The Information
Continuum, E-Democracy and the Case of Vicnet” en The Journal of Community Informatics, vol.
1, Issue 2 (2005), pp. 79-102.
72 Don Schauder, op. cit., p. 83.
75 Ibid, p. 85.
76 Idem.
* INAH; [email protected];
1 Octavio Martínez Acuña, “El archivo de concentración, fuente para el estudio del desarrollo
institucional de la antropología y la historia en México” en Diario de Campo, suplemento núm.
30, septiembre 2004, pp. 26-27.
2 Julio César Olivé Negrete (coord.), INAH una historia, antecedentes, organización, funcionamiento y
servicios, México, Conaculta-INAH, 1995, vol. I, p. 33.
Bibliografía complementaria
* SEP; [email protected]
Documentación destacada
Se tiene una copia fiel del Himno Nacional y los expedientes de José
Vasconcelos, Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino
Tamayo, entre muchos más; así como certificados de profesores con la
firma del presidente Porfirio Díaz y su sello de agua.
Cumplimiento a la normatividad
Boletín. Fotografía Cristera, núm. 60, Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando
Torreblanca, 2009, 32 pp.
Yolanda Muñoz González, La literatura de resistencia de las mujeres ainu, México, El Colegio de
México, 2008, 512 pp.
T
odo evento de colonización implica
una imposición de elementos “civiliza-
torios” por parte del colonizador hacia
el colonizado. Esto se ha repetido a lo
largo de la historia humana y en todas
las regiones del planeta: el fuerte “se
come” al débil. La teoría darwinista
sobre la selección natural, difundida
a finales del siglo XIX, sirvió a las na-
ciones poderosas para justificar su la-
bor imperialista y dominante sobre los
menos favorecidos. Así, “estas teorías
otorgaban plena justificación moral
a la dominación de unas razas sobre
otras”. Los pueblos asiáticos no han sido la excepción y, en este caso parti-
cular, los japoneses se dieron a la tarea de “civilizar” a los habitantes de un
territorio que anteriormente se llamaba Ainu Moshir: la raza ainu en 1868.
A partir de este momento las recientes colonias empiezan a vivir una
serie de transformaciones y experimentan cambios radicales en su modo
de vida. A los ainu se les impuso la lengua y escritura japonesas y hasta les
hicieron cambiar sus nombres. Adoptar el nuevo idioma significó para ellos
su incorporación al nuevo orden, pero también, al aprender la escritura nipo-
na tuvieron la posibilidad de manifestar sus experiencias y sentimientos. La
pobreza extrema y la discriminación racial sufridas podían ser exteriorizadas
en la “lengua oficial”.
En este contexto, Yolanda Muñoz González, investigadora de El Cole-
gio de México, nos presenta en su libro La literatura de resistencia de las mujeres
ainu el momento en que esta manifestación artística es vista como “un arma
Señor:
http://www.agn.gob.mx/independencia/
Carlos Herrejón Peredo, Morelos, Fausto Zerón-Medina (coord.), México, Clío, (La antorcha encendida), 1996, p. 36.
http://www.agn.gob.mx/independencia/
Libros
Apellidos, nombre(s), título en itálica, lugar de edición, editorial, año
de edición.
Capítulo en libro
Apellidos, “título”, en autor(es) compilación o edición nombre y
apellido, título resumido en itálica, páginas del capítulo.
Artículo
Apellido, nombre(s), “título artículo”, en nombre de revista en itáli-
ca, vol., número, año, páginas.
5. Citas