Campeones en Santidad

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*Campeones en Santidad*

¿De dónde sacaron los *tres niños de Fátima* esos deseos de sacrificio que los hacia rezar de rodillas con la
frente apoyada en el suelo hasta caer desmayados? De un impulso que les daba el Espíritu Santo.

¿De dónde sacaba *San Luis Gonzaga* ese amor a la pureza, *Santo Domingo Savio* ese deseo insaciable de
santidad y *San Francisco Javier* su sed de salvar almas?
No de otra parte sino de una luz interior que les enviaba el Divino Espíritu.
(Thirieth)

Aquí les comparto la *novena al Espíritu Santo* para que la *iniciemos hoy*.

Recuerden en lo posible hacerla *ofreciendo* también *algún sacrificio*.


Podría ser que *anoten en un papel* por un lado los sacrificios y ayunos que van a ofrecer y por el otro lado
anoten las intenciones, dones y gracias que desean pedir al Espíritu Santo en esta novena.

NOVENA AL ESPIRITU SANTO

Mencionar algo sobre lo que ha dicho la Virgen en Medjugorie

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Divino, Riega la tierra en sequía,


manda tu luz desde el cielo, sana el corazón enfermo,
Padre amoroso del pobre; lava las manchas, infunde
don en tus dones espléndido; calor de vida en el hielo,
luz que penetra las almas; doma el espíritu indómito,
fuente del mayor consuelo. guía al que tuerce el sendero.

Ven, dulce huésped del alma, Reparte tus Siete Dones


descanso de nuestro esfuerzo, según la fe de tus siervos.
tregua en el duro trabajo, Por tu bondad y tu gracia
brisa en las horas de fuego, dale al esfuerzo su mérito;
gozo que enjuga las lágrimas salva al que busca salvarse
y reconforta en los duelos. y danos tu gozo eterno.

Entra hasta el fondo del alma,


divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

María, habitación y templo, el más precioso del divino Espíritu, permítenos a nosotros
hijos tuyos unirnos a ti en esta novena, conmemorando tu retiro en el Cenáculo, en unión
de los Apóstoles que, confortados con tu presencia y ejemplo, purificaron sus almas y las
prepararon para ser, en el día de Pentecostés digna mansión del Espíritu Santo.

Alcánzanos, Madre amabilísima, la gracia de sentir la necesidad que tenemos de recibir los
divinos dones del Espíritu Santo para solicitarlos con todo fervor, interponiendo tus
méritos y patrocinio ante ese divino Espíritu del cual fuiste y eres el más precioso y
acabado tabernáculo.

Haz que esta novena dé principio a nuestra santificación, por la habitación en nosotros del
Espíritu Santo y difusión de sus preciosos dones que nos lleven a amarle en el tiempo y en
la eternidad. Amen.

DIA PRIMERO

1 Corintios 12, 4. 7-11


Hay diversidad de dones, pero uno mismo es el Espíritu Santo que los regala. A cada uno se
le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, a unos se les es dada la
capacidad de hablar con sabiduría, a otros la capacidad de hablar con ciencia, a otros una
gran fe, a otros el don de curar por el mismo Espíritu; a unos el de saber distinguir entre
los espíritus verdaderos y los espíritus falsos y a otros el poder hacer milagros y a otros el
don de profetizar mensajes divinos; a unos el don de hablar en diferentes lenguas y a otros
el don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, que
distribuye a cada uno según quiere”.

REFLEXIÓN:

¿Qué obras hace el Espíritu Santo en las personas?

1. Imparte Luz: Ilumina, el Espíritu Santo abre el entendimiento del discípulo. Los que
son del Señor necesitan luz para entender la Palabra de Dios y las verdades
espirituales. El día de la resurrección Jesús iba con dos hombres por el camino de
Emaús. Los dos no reconocieron a Jesús sino hasta que les “fueron abiertos los
ojos” (Lc 24, 31). Y lograron entender la Palabra de Dios “cuando les abrió el
entendimiento para que comprendieras las escrituras” (Lc 14, 45).
2. Da valor para dar testimonio: Dijo Jesús: “Recibiréis el poder del Espíritu Santo que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos hasta el extremo de la tierra” (Hc 1,8).
Y San Pedro decía: “Los hombres santos que hablaron de parte de Dios, no
hablaron por voluntad humana, sino inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1).
3. El Espíritu Santo convence del pecado y da ánimo para combatirlo: El Espíritu
Santo no deja en paz el corazón del discípulo que peca. Le inspira la convicción de
que es absolutamente necesario liberarse del pecado que lo separa de Dios. No es
que el que recibe el Espíritu Santo ya no peque más. Pero si buscará siempre ésta
armonía con Dios, hacer la voluntad de Dios. Y cuando, por debilidad, cae en el
pecado. Ya antes de caer le da fuerza para vencer la tentación. Pero si cae, lo
anima luego a que busque prontamente la amistad con Dios. No lo dejará tranquilo
en su pecado. Lo temible no es una persona que peca, lo terrible es una persona
que peca y sigue tranquila en su pecado.
4. Instruye en la verdad: Como maestro y consejero en la vida espiritual, el Espíritu
Santo da instrucciones al corazón de quien está atento a su enseñanza. Al leer la S.
Biblia, la persona instruida por el Espíritu Santo empieza a tener la capacidad de
distinguir entre lo verdadero y lo falso. (Es lo que se llama olfato espiritual: saber
distinguir entre la verdad y lo que no lo es)
5. Consuela: Hay momentos muy difíciles cuando la persona piensa que no puede
soportar mas un dolor, una pena, una desgracia. Es entonces cuando llega a
nuestro lado el “Consolador” y nos ayuda a comprender y aceptar el sufrimiento
como parte del plan de Dios. Nos recuerda que “Todo pasa para bien de los que
aman al Señor”, y que Dios puede sacar bien del mal.
6. Revela secretos: Del futuro. Cuando Jesús reveló a los discípulos las persecuciones
que en el futuro iban a sufrir, esto los preparó a seguir adelante a pesar de todas
las dificultades que encontraban. De la misma manera el Espíritu Santo ilumina a
sus amigos las grandes cosas que Dios tiene preparadas para los que lo aman. Y
esto anima a seguir trabajando por el bien aun cuando en el presente no se vean
los resultados.
7. Nos llena de amor a Dios y del prójimo: El Espíritu Santo (especialmente por
medio de la lectura de la S. Biblia) nos entusiasma de tal manera por Dios, que nos
lleva a enamorarnos totalmente de Él. Y nos recuerda frecuentemente que el
prójimo representa a Cristo, y que todo lo que hacemos a los demás, aunque sea a
los más humildes lo hacemos a Jesucristo (Mt 25).
8. Reparte dones: La S. Biblia trae la lista de los dones que reparte el Espíritu Santo.
Estos no son producto de la iniciativa o merecimiento del hombre sino, dones
inmerecidos, dados por el amor de Dios al hombre. Son dados con el propósito de
que hagan provecho a todos. Cuando el creyente recibe un don del Espíritu Santo
tiene la responsabilidad de usarlo bien. Lo mejor es olvidarse de sí mismo y poner
los dones al servicio de los demás.
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO

Después de cada oración respondemos:


R/ Ilumínanos y Santifícanos.

Espíritu de sabiduría y de entendimiento. R/


Espíritu de consejo y fortaleza. R/
Espíritu de ciencia y de piedad. R/
Espíritu de temor del Señor. R/
Espíritu de gracia y misericordia. R/
Espíritu de fuerza y sobriedad. R/
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz. R/
Espíritu de humildad y de castidad. R/
Espíritu de benignidad y de mansedumbre. R/

Padre Nuestro, Ave María y Gloria en honor a la Santísima Trinidad.

ORACIONES FINALES

Dame a conocer Espiritu Santo

RESPIRA EN MI
(S. Agustín)
Respira en mi
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo.
Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo.
Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.

ESPÍRITU SANTO, ALMA DE MI ALMA


(P. José Kentenich)
Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.
Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar, cargar y
soportar.
Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los deseos y al
querer del eterno Padre Dios.

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


PARA ADQUIRIR EL SANTO BALANCE
Señor concédeme:
-La serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar
-El valor para cambiar aquellas que puedo
-Y la sabiduría para conocer la diferencia.
Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre:
- lo que debo pensar,
- lo que debo decir,
- como debo decirlo,
- lo que debo callar,
- lo que debo escribir,
- como debo de obrar.
Para procurar vuestra Gloria, el bien de las almas y mi propia santificación. Espíritu Santo
ilumina mi entendimiento y fortifica mi voluntad. Señor dame el balance divino en mi vida.
Gloria a ti Señor.

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame,


consuélame, dime que debo hacer, ordéname.
Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que
me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.
"Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean
preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra.
Que la SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS, la Santísima Virgen María, sea nuestra
Abogada. Amén."

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