Campeones en Santidad
Campeones en Santidad
Campeones en Santidad
¿De dónde sacaron los *tres niños de Fátima* esos deseos de sacrificio que los hacia rezar de rodillas con la
frente apoyada en el suelo hasta caer desmayados? De un impulso que les daba el Espíritu Santo.
¿De dónde sacaba *San Luis Gonzaga* ese amor a la pureza, *Santo Domingo Savio* ese deseo insaciable de
santidad y *San Francisco Javier* su sed de salvar almas?
No de otra parte sino de una luz interior que les enviaba el Divino Espíritu.
(Thirieth)
Aquí les comparto la *novena al Espíritu Santo* para que la *iniciemos hoy*.
María, habitación y templo, el más precioso del divino Espíritu, permítenos a nosotros
hijos tuyos unirnos a ti en esta novena, conmemorando tu retiro en el Cenáculo, en unión
de los Apóstoles que, confortados con tu presencia y ejemplo, purificaron sus almas y las
prepararon para ser, en el día de Pentecostés digna mansión del Espíritu Santo.
Alcánzanos, Madre amabilísima, la gracia de sentir la necesidad que tenemos de recibir los
divinos dones del Espíritu Santo para solicitarlos con todo fervor, interponiendo tus
méritos y patrocinio ante ese divino Espíritu del cual fuiste y eres el más precioso y
acabado tabernáculo.
Haz que esta novena dé principio a nuestra santificación, por la habitación en nosotros del
Espíritu Santo y difusión de sus preciosos dones que nos lleven a amarle en el tiempo y en
la eternidad. Amen.
DIA PRIMERO
REFLEXIÓN:
1. Imparte Luz: Ilumina, el Espíritu Santo abre el entendimiento del discípulo. Los que
son del Señor necesitan luz para entender la Palabra de Dios y las verdades
espirituales. El día de la resurrección Jesús iba con dos hombres por el camino de
Emaús. Los dos no reconocieron a Jesús sino hasta que les “fueron abiertos los
ojos” (Lc 24, 31). Y lograron entender la Palabra de Dios “cuando les abrió el
entendimiento para que comprendieras las escrituras” (Lc 14, 45).
2. Da valor para dar testimonio: Dijo Jesús: “Recibiréis el poder del Espíritu Santo que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos hasta el extremo de la tierra” (Hc 1,8).
Y San Pedro decía: “Los hombres santos que hablaron de parte de Dios, no
hablaron por voluntad humana, sino inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1).
3. El Espíritu Santo convence del pecado y da ánimo para combatirlo: El Espíritu
Santo no deja en paz el corazón del discípulo que peca. Le inspira la convicción de
que es absolutamente necesario liberarse del pecado que lo separa de Dios. No es
que el que recibe el Espíritu Santo ya no peque más. Pero si buscará siempre ésta
armonía con Dios, hacer la voluntad de Dios. Y cuando, por debilidad, cae en el
pecado. Ya antes de caer le da fuerza para vencer la tentación. Pero si cae, lo
anima luego a que busque prontamente la amistad con Dios. No lo dejará tranquilo
en su pecado. Lo temible no es una persona que peca, lo terrible es una persona
que peca y sigue tranquila en su pecado.
4. Instruye en la verdad: Como maestro y consejero en la vida espiritual, el Espíritu
Santo da instrucciones al corazón de quien está atento a su enseñanza. Al leer la S.
Biblia, la persona instruida por el Espíritu Santo empieza a tener la capacidad de
distinguir entre lo verdadero y lo falso. (Es lo que se llama olfato espiritual: saber
distinguir entre la verdad y lo que no lo es)
5. Consuela: Hay momentos muy difíciles cuando la persona piensa que no puede
soportar mas un dolor, una pena, una desgracia. Es entonces cuando llega a
nuestro lado el “Consolador” y nos ayuda a comprender y aceptar el sufrimiento
como parte del plan de Dios. Nos recuerda que “Todo pasa para bien de los que
aman al Señor”, y que Dios puede sacar bien del mal.
6. Revela secretos: Del futuro. Cuando Jesús reveló a los discípulos las persecuciones
que en el futuro iban a sufrir, esto los preparó a seguir adelante a pesar de todas
las dificultades que encontraban. De la misma manera el Espíritu Santo ilumina a
sus amigos las grandes cosas que Dios tiene preparadas para los que lo aman. Y
esto anima a seguir trabajando por el bien aun cuando en el presente no se vean
los resultados.
7. Nos llena de amor a Dios y del prójimo: El Espíritu Santo (especialmente por
medio de la lectura de la S. Biblia) nos entusiasma de tal manera por Dios, que nos
lleva a enamorarnos totalmente de Él. Y nos recuerda frecuentemente que el
prójimo representa a Cristo, y que todo lo que hacemos a los demás, aunque sea a
los más humildes lo hacemos a Jesucristo (Mt 25).
8. Reparte dones: La S. Biblia trae la lista de los dones que reparte el Espíritu Santo.
Estos no son producto de la iniciativa o merecimiento del hombre sino, dones
inmerecidos, dados por el amor de Dios al hombre. Son dados con el propósito de
que hagan provecho a todos. Cuando el creyente recibe un don del Espíritu Santo
tiene la responsabilidad de usarlo bien. Lo mejor es olvidarse de sí mismo y poner
los dones al servicio de los demás.
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
ORACIONES FINALES
RESPIRA EN MI
(S. Agustín)
Respira en mi
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo.
Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo.
Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.