Reseña Critica

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RESEÑA CRITICA

Articulo; Canción vallenata: entre la tradición y los intereses comerciales


(Autora Consuelo Posada Giraldo - Universidad de Antioquia)

Por: Carlos Alberto Guerra Vergara

El ensayo de la profesora e investigadora de la Maestría en Literatura Colombiana de la


Universidad de Antioquia, Consuelo Posada Giraldo; cuestiona la errada creencia sobre el
origen y cuna aislada de la música vallenata ligada a la ciudad de Valledupar, el articulo revisa
críticamente el papel protagónico que ha adquirido el Festival Vallenato en ésta ciudad y sus
consecuencias para el conjunto de la tradición de las canciones, que realmente debieron seguir
siendo llamadas “música de acordeón”, “paseos provincianos” e incluso “parranda”,
fundamenta su tesis en una importante investigación histórica que incluye la revisión de
contenidos de las piezas musicales y los testimonios de reconocidos pioneros de tan importante
género musical .

Iniciaremos contextualizando lo infundado e incluso ingenuo que puede llegar a ser la


adjudicación de pertenencia insular de la música de acordeón a Valledupar, negándola como un
patrimonio oral e inmaterial integrada a la vida rural costeña, hecho que desconoce el proceso
asimilación y reelaboración de la poesía tradicional española, cuya influencia ha sido estudiada y
reconocida para Colombia y para todas las zonas hispánicas del continente americano.

La autora encuentra irrefutables identidades o variaciones regionales repetidas con pocas


modificaciones, al confrontar las coplas recogidas en la zona de la Costa, aparecidas en los
cantos vallenatos con versiones de otras regiones colombianas y latinoamericanas; remitiéndonos
obligatoriamente a la fuente de las semejanzas: la tradición oral versificada española impuesta
en las colonias a través de la primera imposición, la lengua. Las identidades no son solo de
forma sino de fondo; presencia de un relato, de una narración como en el romance, relaciones en
la estructura, en la utilización de ciertas formas recurrentes: paralelismo y repetición de los
versos, repetición de una misma palabra en los comienzos de la estrofa, fórmulas fijas de
encabezamiento o despedida comunes a la canción tradicional latinoamericana, formas de
presentación del tema, exclamaciones, gritos, palabras, frases extrañas al texto que, como en el
romance, se intercalan en las canciones.

De igual forma, cita estudios sobre el folclor, que explican como las expresiones culturales no
pueden enmarcarse en una frontera rígida, lo que hace imposible entender un fenómeno musical
nacido espontáneamente, desligado de las zonas vecinas y, menos aún, desarrollado y mantenido
en una región, de manera aislada. Imposible negar el papel del Rio Magdalena en el va y viene
cultural que repartió productos y cantos por toda la Costa Atlántica, dando como resultado la
dispersión de nuestra matriz hispánica que, unida a los aportes musicales negros e indígenas, les
ha dado forma a los cantos populares colombianos.
En el anterior sentido, la música vallenata les adeuda a los acordeoneros y cantores sabaneros y
guajiros, importantes composiciones y la difusión, no reconocidos, de los ritmos provincianos;
nombre simple pero que tendría, para ellos, mayor aglutinante regional.

Para finalizar, aunque se reconozca la importancia del Festival, en la difusión del vallenato, el
evento está fuertemente vinculado a los intereses de las casas disqueras y de las empresas de la
región y del país. Investigadores explican como las firmas y marcas comerciales, disqueras e
industrias licoreras, son las primeras beneficiarias de este negocio, mientras el pueblo vallenato
sólo participa como audiencia para el consumo de productos y marcas, amen del papel político
que año tras año, incrementa en un evento, que dista bastante e incluso contradice su objetivo
misional, de preservar el patrimonio cultural del género vallenato.

Como conclusión se avecina una amenaza para el género vallenato frente a la música popular
comercial, basta mirar como pierden la primera audiencia, ganada por la literatura y los viejos
compositores. Este público, fue destinatario colectivo; compartían la vecindad, el conocimiento
cultural de las situaciones narradas y la simpatía por los juglares, que les permitía empatizar y
comprender los mensajes de las canciones, situación poco conveniente para las pretensiones
masivas e internacionales de las casas disqueras, facilitada por los medios de comunicación y los
grandes espectáculos comerciales, que producen de la nada artistas y temas desechables, de baja
originalidad y calidad de contenidos e incluso sin valor artístico o musical. Muy a pesar de las
multitudes que congregan los autodenominados de la nueva ola del vallenato, dista bastante del
prestigio selectivo y valor patrimonial de la otrora música de acordeón, de nuestros juglares y
cantores.

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