Interpretacion en Arqueologia Corrientes Actuales PDF

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IN'fERPRET ACTON

EN
ARQUEOLOGfA

CRITICA/ARQUEOLOGfA
Directora: M." EUGENIA AUBET
r-"--' ._--- .- -- .....-------.
, lilt Jloddl'r
I I~TFlH'HF"l '\("I()N
EN ,\RQlJEOI.OCfA
Cormnlt' irtullle!l

En elite Iihro. hreve refO de gran den-


!lil1au te~tual. IAn Hodder analizA eI
!lignilicBdo y los significados en ar-
q\leologill. c)lplieando In forma de ra-
cionaliZllr lo!' unlo!l uesde III perspec-
tivil de IO!ifRelores !lociates. eeon6mi-
COli y ad"ptntivos a la horn de inter-
prdar la cOlHlucta de las sociedades
del pa~ado. Para clio discute los slm-
oolo!l y la iLkologla en rclaci6n con la
hi!llOnll y los problemas de percep-
ci(\n e interpretacion de los testimo-
nio!! 8rqueol6gicos •.y ex,plica 10e; pro-
cedimientoll pam leer en el pasado. EI
rrnfesor Hodder haee en
este Iibro
una rcvi!'i6n e!thaustivn de todos los
Imxklo) intcrpretativos que se han
clahorado hllsla hoy. desde la leooa
de sistemas. cI estructuralismo y el
mani/ano. hasla In arqueologia con-
tcxtuill y postprocesunl. analizando
Ill!! reilldonc~ entre historia y arqlleo-
Inl!la. Hodder no esconde sus prefe-
rencill'l por In nrqueologia contextual
e hisloricistn y reivindica la arqueolo-
Ill" como arqueologia. frente a los
PC>'lIUllldo~de la I<Nueva Arqueolo-
gin" norteamericana. Inferpretacion en
ttrquro/rJ~n C~ un Iibro llmhicioso que
rretl:nde 'lUperllr 13corriente teoriea y
melodologkn de IDSanos sesenta y se-
lenla nrtil.:ulndll en tomo a los llama-


d~ "nucvo" nrque610gmm y recllpe-
rnr In••viejo •• mullelos hisloricistas de
10 que cl ciclltllico hrit{lnicl) deno·
milia t" pcri,)(lo "prc-Nueva Arqueo- DOCUMENTA
1"11.1'
•••• 'CrrC~l'lllfltlo por la ligura de Gardenel
Gasanas ~
V~re (;ordll" Childe. TelMon 317~Z5-Z7
0800Z·BARGELONA
IAN HODDER

INTERPRETACION
EN
ARQUEOLOGIA

Traducci6n castellana de
M.a JOSE AUBET

EDITORIAL CRITICA
. Grupo editorial Grijnlbo
BARCELONA
Titulo original:
READING THE PAST.
CURRENT APPROACHES TO INTERPRETATION IN ARCHAEOLOGY

Cuoierta: Enric S:ltut'


o IQR6: Cambridge Univer.;ity Press. Camocidge
() 19M de la tmduccion castellana para Espafl:l y Arnt'rica:
EditoriAl enrica. S. A .. Arag6. 385. OROD Barcelona
ISBN: 84-7423-339-9
DepOsito legal: B. 169·1988
Impreso en EspAnA
19R8. - HUROPE. S. A .• Recaredo. 2. 08005 BlIfC 10011
INDICE

1. El problema
Significados culturales y contexto
EI individuo activo
EI contexto hist6rico
Conclusi6n

2. La teor(a de sistemas 32
(,Un enfoque materialista de la cultura? 34
EI individuo pasivo . 41
La historia y eI tiempo 42
Medici6n y prediCci6n de la mente. 44
'Conclusion' 46

3. La arqueologfa estmcturalista 50
EI ammsis formal y" la gramatica generativa . 52
EI analisis estructuralista 58
Crftica ., 65
La contrastaci6n. t }67
Conclusi6n: la importancia de la arqueologfa es-
trllcturalista 72

4. La arque%gfa, La ide%gfa y la l'ract;ca marxistas . -74


La arqueologfa marxista 76
La ideologfa 81
La ideologla: conclusiones . 90
Practica y estructuraciCm 91
5. !1rqlleo!og(o f' h;stor;a . 98
.<En el tiempo": su histori<l 102
Teorl<l y metodo hist6ricos: Collingwood 113
Aigullos ejemplos . 121
Conclusi6n 124

6. Un ejemp!o et/lohistnr;co: recollsideraci61l de la et-


noarqfleo!og(a y la Teorfa de Aleanee Medio 127
De nuevo Baringo 130
Conclusi6n 141

7: La arqueolog((/ cO/l/rx(lIa! . 144


Dos tipos de signific<ldo 147
Leer la cultura material 149
Semejanzas y diferencias 152
Dimensiones relevantes de variaci6n 162
Defll1ici6n de COnlexto 167
Explicaci6n y descripci6n 170
Conclusi6n 174

La lIrqlleo!og(a postproeesual . 176


Norm<ls v v<lriabiliclad . 177
Proceso y estructura 182
EI contenido hist6rico del significado: 10 ideal y 10
material 183
A rq ueologf<l y sociedad: objeto y sujeto 186
Las arqueologfas indfgenas 187
Las arqueologfas feministas 189
Otras arqueologfas occidentales alternativas 192
La Teorfa Critica 195
Conclusi6n 200

9. Con c1usi<5n : la arqueologfa como arqueologfa 203

Bibliogr::lffa . 212
fndice alfabctlco 227
En derto modo me sorprende que pueda escrihirse un 111no
de estas caracterfsticas, en eL que se anaLizan IImpliamentc (iistin-
tos enfoques te6ricos reLativos af posada. En un importante artI-
cuLo, David Clarke (1973) decfa que La arqueologfa estaba per-
diendo 511 inocencia aL incorporar, en Los anos sesenta y setenta.
un enfoque rigurosamente eientffieo. que i"ell/fa 1111 conjunto
convenido de teenicas, modelos y teorfas. La epoco de fa espr('//-
Laci6n irrej7exiva quedaha atras.
Pese a que Los arque610gossiempre han defendido Sll stalll'
de cientfficns rigurosos. yo mismo afirmaha (Hodder, f98/) (/""
ia arqueologfa no aieanzarfa Sli madurez mie"fros se negara 0
dL~cutir y experimentar IIna amplia gama de enfoques re/ativos
ai pasado. Al incorporar ef positivismo. ef ji(flcionalismo. fa teo-
rfa de sistemas, etc., y. af eerrar fas puertas 0 perspectivas altema-
tivas, la arqueologfa quedaha estreeha y pasada de moda en
comparaei6n con otras diseiplinas afines.
Pero en fos Llltimos anos han surgido altemativas. en iuma-
yorfa en fa esana europea (Renfrew, /982). y hov podemos ha-
biar de arqueologfa marxista y de arqueoLo[!ia estTUcturaLista. y
tamhiell de enfoques prncesuales y positivistas. Aunque evidente-
mente tafes aftemativas ya existfan desde "ada tiempo. margina-
das. no constitedan WI enfoqur distintivo. con lln cuerpo propio
de especin!istos profesionafes. Actua/mrnte fas \'iejas eSClle/as
normativa e hist6rico-crtltural tam bien avar/Tan con b:ito. ['1'5('
a qu(' nluchos de estas corrirnl('S. v e/ deterioro de los de/win
en rl srno t!r la vipja (,NlIrVII ArqIlPolo[!rn.·. tie"en n//lel/() (,11f1/1-
· . ...P'

,~

no que recorrer loriada, la arqueologfa empieza ahor.a a perder


EI que este libro haya .'lido posiNe se debe a los esfuer;os
.W Inocencia y a Ranar en madurez, gracias a su parllclpaC/on e explicatil'os de tlumermos investigadnres. alglmas de ellvas obras
inte,vacion en dehates actuales mas amplios. Este Libro pretende he intentado recuperar y sintetizar aq/d. Solo me cabe agradeeer-
captor este nuevo espfritu potemico y contribuir a el desde un les su inspiraci6n, y disculparme de antemano por mis insufieien-
punto de vista e.'lpecfJico. cias de eomprensi6n. Las crfticas que he realizado de sus traba-
ParaLelamente, me parece que la arqueologfa, lejos de quedar jos me seran devueltas, estoy seguro, de huen grado.
sllmergida en otras di.'lciplinas, ha logrado, a traves de ese. am- Algunas de las ideas descrita.'l en este volumen son la expre-
plio debate, ser mas capaz de definirse a sf misma como un area sian de unilgeneraci6n de estudiantes de Cambridge, pero el tex-
de esrudio distinta. concreta y productiva. En eL debate hace uso to tom6 cuerpo, inicialmente, a partir del contenido de /in curso
de sus diferencias respecto de otras discip lin as, pero tamhitn de para postgraduados en la State University de Nueva York, Bing-
las semejanzas. La arqueologfa no es ni «historia» ni «antropolo- hamton, ert la primavera de 1984. EI grupo de e.'ltudiantes y el
gfa». No es ni siquiera ciencia, 0 arte. Su creciente madurez l'e personal fue vivo, crftico y dispuesto a contribuir. EI texto estti
permite reivindicar una personalidad independiente con caraete,- en deuda cart los miembros del eurso-seminario. Se prob6 con
r£Stieas distintivas que Ie permiten tener voz propia. ellos y tom6 forma gracias a su entusiasmo. tes agradezco a to-
La arqueologfa ya no tiene que ser «nueva» y unidireccional, dos, y sobre todo a Meg, la oporlunidad y el estfmulo.
ni presentar un frente unido. Tiene La madurez necesaria para EI texto final se hizo posible mientra.'l estuve en calidad de
toLerar la diver.'lidad, la controversia y la incertidumbre. Desde profesor v;sitante en la Un;vers;dad de Parfs l-Sorbona en 1985.
la teorfa de la catcistrofe hasta la sociobiologfa, to do se aplica al EI entomb agradable y los eomentarias crfticos de aquellos ami-
pasado arqueologico. Pero a traves de esta embestida surge un gos y colegas fueron decisivos para fa preparaci6n del manuscri-
genero mas maduro, que reincorpora 10 viejo yredefine·lo nue- to final. Deuo dar las gracias muy especialmente a Serge Cleu-
vo, para formar un campo de investigacion arqueologico prdpio. ziou, Anick Coudart, Jean-Paul Demo/lfe, Mike !!letr. Pierre Le-
Resulta diffci/. para cualquiera, captar la diversidad de enfo- monnier y Alain Schnapp.
qlles actualmente presentes en la disciplina, 10 que excusarfa las
in.ndiciencias de este volumen.' Esta dificuLtad se refiere, sobre
tod;, a la escasa cobertura que aquf concedemos a los enfoques
ofrecidos por La ecologfa 0 la 'paleoeeonomfa. Aquf Los ertfOques
ecol6gicos se analizan en relaci6n con la teorfa de sistemas en el
capftulo 2, pem para una discusi6n mas ampLia remitimos a'llee-
tor a 105 exeeLentes trabajos .de BaiLey (1983) y Butzer (1982),
por ejempLo. He adoptado necesariamente un punto de Yi.~ta,pdr:
ticular para ahordar la realidad de la arqueologfa.' 'Esta posici6n
se explicita en el caprtuLo 1, que trata de La naturaleza de 'ios sig~
nificados culturales y de la eultura materiaL como aLgo constitui-
do de forma significativa. Hemos discutido los paradigmas ecO-
logicos en la medida en que han supuesto una contrihuci6n d este
debate, pero el gnu'so de la obra ecologica queda fuera del pro-
p6.~ito de este volumen.
Son ya muchos los que empiezan a tomar conciencia de que
la Hamada Nueva Arqueologfa de los anos sesenta y principios
de los setenta tenla «grietas». Sin embargo, no existe unanimi-
dad respecto a la naturaleza y aka nee de estas grietas. Podrfa
afirmarse que la Nueva Arqueologfa inhibi6. de hecho. el desa-
rrollo de la arqueologfa misma, al querer subsumirla dentro de
otros campos de investigaci6n (antropologfa y ciencias naturales
sobre todo). Pese a la insistencia de David Clarke de que la
«arqueologfa es arqueologia es arqueologfa» (1968), su propio
enfoque, basado en la importaci6n de ideas procedentes de la
estadfstica, la geograffa y las ciencias de la informaci6n, 'no ha
desembocado en una arqueologfa distinta y viable. ,
A pesar de la gran contribuci6n metodol6gica de la Nueva
Arqueologfa, muchos de 10~temas 'principales del periodo ante-
rior estan por redeseubrir, si se pretende sosterier un'ri'discusi6n
tirqueo16gica adecuada. Es evidente que los enfoques trad;cio-
nales tambien ten fan defectos, que no hay que ignorar, petp ,no
hasta e.l punto de prescindir de aqueHos, tal como la Nueva 'Ar-
queologfa pretendi6 haeer muchas veces con lit arqueologfa
«normativa» (Flannery, 1967; Binford, 1962; 1965).
Este punto de vista procede fllndamentalmente de mi traba-
jo de campo etnoarqueol6gico que aparece en Symbol.f ;n Ac'-
I;on (1982 a). Las tres ideas principales de este trabajo, todas
eHas con paralelos en el periodo inmediatamente anter.ior a In
Nueva Arqueologfa, eran 1) que 18 cullura mAterial e5taon
constituida de manera 'significativa. 2) que era necesario qne eI
mdiYiduO'"fonna ra-parte-·d&-Ias·· teotias- de-I a·~ultura "materia I y humane fue el enterramiento. Binford (1971) habia sugerido-la
~e'.cambio-8oci!l1. y 3) que pese a la existencia.,independiente .existencia de una correlflci6n general entre la' complejidad del
de.Ja-arqUeoIOgf81M'8U!i" vfnculos mas·estrechos~lol't'tenia.OQn -Ia ..ceremonial funerario y la cnmplejidad de 18 organiz8ci6n social.
~~ Ahora desearfa resumir estos tres «problemas)). Tal como Parker Pearson (1982) consigui6 demostrar brillante-
mente a ralz de un estudio sobre practicas funerarias modern as
y recientes en Cambridge. tales generalizaciones no tomaban en
consideraci6n la transformaci6n cultural de la relaci6n entre los
enterramielltos y la gente, Incluso una sociedad altamente dife-
Schiffer (1976) ya afirmaba que las transformaciones cultu- renciada como la del tipo hallado en Cambridge, pod ria muy
rales incidfan en las relaciones entre los restos materiales y el bien optar hoy par enterrar a sus muertos bajo formas «iguali-
comportamiento de quienes los producen. Symbols in Action tarias)).
demostr6 tam bien la importancia de estas transformaciones cul- Hay que insistir en que este trabajo no significa necesaria-
turales (0 «transformaciones-c». como las lIam6 Schiffer). mente la estocada final a la Nueva Arqueologla. Quiza fuera
A primer'a vista este hecho no supone arnenaza alguna para posible dat con algunas generalizaciones a'modo de leyes sobre
la arqueologfa como disciplina cient{fica generalizadora. Schif- el porque las sociedades se representan y reflejan a sf mismas
fer explic6 c6rno es p6sible generalizar acerca de His transfor- de modo diferente a traves de sus costumbres funerarias. Por
maciones culturales. Por ejemplo, que a medida que aumenta ejemplo, en las etapas inicialesdel desarrollo de una sociedad
la duraci6n e intensidad de la ocupaci6n de un yacimiento: se altamente jerarquizada. el status social pudo muy bien haberse
da tam bien una mayor organizaci6n y un movimiento secunda- exagerado y «naturalizado)' en la muerte y. en cambio. en eta-
rio de desechos alejado de las areas de actividad. Mi trabaja en pas posteriores. la variabilidad funeraria pudo «negar)) la jerar-
Baringo evidenci6 que la cultura material no solla ser retiejo qUIa social.
directo del comportamiento humano, sino mas bien una tians~ Pero en el caso de las practicas funerarias, este tipo de gene-
formaci6n de ese comportamiento. ', . , " ralizaciones resultan poco convincentes, y se hace evidente la
Por ejemplo. se deda anteriormente que la semejariza esti- solidez de hi idea segun la cual la cultura material es un reflejo
Ifstica entre objetos aumentaba con el incremento de la interac- indirecto de Ja sociedad humana. Aquf empezamos a vislumbrar
ci6n interpoblacional. De hecho, en las fronteras entre grupos que son las ideas, las creencias y Jos significados los que se in-
etnicos de Baringo, se vio que a mayor interacci6n etnica';' co- terponen entre l~rgen~Y-Jas ~OS!!s. EI enterramiento adopta
rrespondfa una menor semejanza estilfstica. Pero tales descubri~ distintas formas. que son reflejo de Ja sociedad. Estas distintas
mientos podrfan insertarse perfectamente en elmarcO' de' la forrnas dependen clara mente de las actitudes de esa sociedad
Nueva Arqueologfa. porque es posible generalizar y enliociar hacia la muerte.
la «ley .• de la correlaci6n entre el caracter distintivo de hi cultu- Pr~cticamente 10 mismo puede decirse de las fronteras cultu-
ra material y el grado de reciprocidad negativa intelgrupal rales y Ja Mpbsici6n de desechos. Que un tipa concreto de ar-
(Hodder. 1979). Por 10 taoto. cuanto mayor sea la competitiVi~ tefaeto exprese 0 no las fronteras de un grupo etnico depende
dad entre grupos, tanto mas marcados seran 105 Ifmites de la" de las ideas que la gente de esa sociedad tenga sobre los dife-
cultura material entre ellos. rentes artefactos y sobre el tipo m~s adecuado para identifiaar
Otro caso en el que se puso de manifiesto que la cultura'ma': a un grupo etnico. La relaci6n entre desechos (escombreras) y
terial no era un reflejo simple ni directo del comportamiento organizaci6n social depende de las actitudes respecto de la su-
cied(ld. A<;i. illeluSI' ( JllIpalllel1to" de eCHt;l duraei('ln pucden lIe- catiya equiv;1le. en ultima illstallcia. a afirmat que hay asrectl)~
gar a teller un sistcllI<I de hasul ;IS altamente organizado, y en- de la cllltllrCl Cjlll' <;011irrerll/nh/,..I. 1;1 rcbci('lll elltre eultur;\ rn:\-
contrar, en camhio. call1palllcllt(lC; de larga duraci6n can un sis- terial y orgflniz3c·jt'1II human;' cs. en parte. sllcial. como \CITlll(l'
temn de recogidCl dc c.Je<;echn<;que nosolros considerariamos la- mas adelcll1te. Pero tambien depende de una serie ck actitude,
mentahle y poco higienico .• cuhurales que no pucc!en rreclecirse a partir del medio. ni ,er
Estas actitude" : <;ignifiC;J(ln<;eultllralec; acerca de la cultura reducidas a el. Las relacillnes clllturales son causa s610 de sf
material frllstraron. <II rall'lel. la<; metas generalizadoras de la mismas. Estan simplementc altt. La tarea de los arque610gos es
Nuevu Arqllcolugl:I. I'ue,;!.' qUL' !(lda la cultura material podfa interpretar este cOlllponente irreducible para que puecla ,deer-
verse como algo cnllstituiclo dL' nlanera si~nificativa. De est a se', la sociedad que se halla tras eS;t evidencia material.
forma existe una dlierencia "hi<;I11(\1 entre 13 importancia del i.Como puede emprenderse esta "lcetur(}"? Se <lfirrna ClHI
<;imholismo en arqucologi;1 : "u rariente. la «antropologfa sim- frecuencia que los ohjeto~, lllaterialc~ <;on mudo<;. que no ha-
b6Iica». Esta lilt irtl;\ pueclc ';t' gll i r siendo un subconjunto dentro blan: i.c6mo podemos conlprenderl()'i. entonees? E\'identemen-
de la antropologia. junto con la illltropologfa eeonomica y otras. te un objeto del pas ado no nos dice Ilacla de ~f misll1P. ·Si ;1 10<;
Habra quicnes atlrmen que la antropologfa econ6mica puede arque610gos se les entrega un objcto procedcnte de una eullma
estudiarse sin nec('sidacl de recurrir a la antropologia simbolica. descanocida. encontraran por III general grandes dificultades
Pem en arqUl'r1Ir\gia (f)(/(/ c1ecluccion 0 inferencia se realiza a para poder ofrecer una interpretaci6n. Pern mirar objetos as!.
traves de la eultllra mUlcrial. Si la cultura material, toda ella, por sf solos. no es en absoluto an.jueologfa. A la arqu~ologla Ie
tiene una dimensi6n simb61ica tal que afecta a la relacion entre interesa hallar objetos en estratas ) otms contextos (hahitacio-
una comunidod humana y las cosas, entonces (ada la arqueolo- nes, yacimientos, fosos, sepulturas) para pacler interpretar ()
gfa, econ6micn y social. esln afectada. «leer» su dataci6n y su significado.
De ahf que el prohlema no sea «c6mo estudiar eI simbolis- A partir del momento en que se canoce el contexto de un
mo del pasado)', sino «como hacer realmente arqueologfa». objeto, este ya no es completamente mudo. Su contexto no<;
,La metodologl;} cle la Nueva Arqueologfa para interpretar ofrece las cJaves de su significado. Cuando en las turn bas encon-
'el pasado era «rigurosa" y universal. Dicho de una forma muy tramos artefactos alrededor del cuello de los esqueletos. inter-
simplista, era posible correlacionar los modelos de la cultura pretamos que se trata de collares. A los objetos hallados en
ml'lterial con 10s Illodelos hllmanos y «desciftaf» estos ultimos a contextos elahorados de no-asentamiento se les llama rittlales.
partir de los prirneros, aplieando leyes generales y la Teorfa de Evidentemente no podemos afirmar que. incluso contextu~liza-
Alcance Meclio lMidd/f Range Theory]. En ultima instancia la d()s; los objetos nos vayan a mostrar su significado cultural.
cultura material podiawnsiderarse como el producto de la pero por otro lado no son total mente mudos. La i~1terpretaci(ln
adaptaci6n al media tanto fic;ico como social. As!, para contes- del significado se ve restringida \lor la interpret;;ci()11 del con-
tar 3 13 pregunta de {'or que el moclelo de cultura material es texto.
COffiO es. er; [ll'cesario vo\ver de nuevo alas cllestiones relati- En Symbnls in Action la importancia otorgnda al c0ntextfl
\ I, ., h ,':";"\ ".;'IKi~\I1nteri:\l. Ccm un enfoque tan'«reduccio- provoc6 una disL'usi6n sohre enterrarnientos, estilo. intercam·
. " .. ,:'< ,::l": s;,'"';",'.\ \. que rcf\cja la bia. deposici6n de desechos y organizaci6n del ;1<;entamienlCi
T ..',',:-"- ~<:,~,:,<:,~,."hito•• de ia cultu,<) material po(1(an a!lqra {i"I'

diO;Il11bicllt'll.
I'cw ;11'1/ Jll'll 11\11' 1;1 ('\lItllr;) est;, conc;tituicla de forma signifi-
diferentes. rero es posible relacionar. falsamente 0 de una for- se basa en las asociaciones contextuales es una teorla general. .
ma distorsionada. los significados de un ambito con los signifi- i,Hasta qu~ punta estas generalizaciones son validas? Y. sobre
cados de atros ambitos. Era necesario que la «lectura)) del re- todoj l,cual es el objetivo de la arqueologfa? l,Ofrecer generali-
gistro arqueol6gico tomara en consideraci6n estas tral1sforma- zaciones? $i decirnos que el significado depende del contexto,
ciones culturales. entonces s610 podemos l1egar a comprender un contexto cultu-
Este punto de vista dio lugar a numerosos problemas y pre- ral en sf mismo, considerandolo como un conjunto de disposi-
guntas. Primero, l.qu~ es el contexto? EI contexto mismo debe clones y pnlcticas culturales. No podernos generalizar a partir
interpretarse en los datos, y la definici6n de contexto es Un de una sola cultura. Aun en el caso de que sea necesario utilizar
terna a debatir. EI contexto de un tipo concreto de artefacto proposiciones generales para intetpretar el pasado, est as son,
hallado en un cementerio l,es parte del cuerpo, de la tumba, de par su misrna naturaleza general. triviales -diffcilrnente el cen-
un' grupo de tumbas, del cementerio, de la zona, 0 de qu~? tro de la indagaci6n cientffica. ~Hasta que punto podemos ge-
lC6mo podemos acotar' los Hmites que definen un contexto? neializar a 'partir de contextos culturales unicos. y por que es-
En segundo lugar, incluso suponiendo que podamos cons- forzamos en generalizar, en cualquier caso? \
truir significado!! a partir de asociaciones, semejanzas y diferen- Estas preguntas son igualmente relevantes en relaci6n con
cias contextuales, lestAn estos significados culturales en la men- el segundo prohlema planteado en' Symbols in Action.
te del grupo humano en cuesti6n? Sabemos que gran parte del
significado cultural de los objetos 'materiales no es con$~iente,
Muy pOcos de nosotros sornos conscientes de toda la gama de
razones que nos Ilevan 8 elegir el elemento decorativo concreto
mlis adecuado para un tontexto dado. ~Pero es necesario Ilegar La cultura material no existe porque sf. Alguien la produce.
hasta los significados conscientese inconscientes presentes en
I
Y es producida para algo. Por 10 tanto no refleja pasivamente
las mentes de la comunidad, '0 basta con observar desde fuera la sociedad - mas bien crea la sociedad por medio de las accio-
las noemas y prlicticas' cultu'rales? lDebemos describir 'simple- nes de los individuos.
mente las reglas culturales inconscientes de una sociedad, 0 de- EI tema de la importacia del individuo en la sociedad no es
bernos lIegar hasta la percepci6n que tiene la gente de estas re- nuevo. Por un lado tenernos las famosas palabras de John Don-
, glas? Por ejemplo, l.basta con decir que en una tradici6n cultu- ne: «nadie es una isla, Heno de sf misrno; todo hombre es una
. ral'concreta la variabilidaddel enterramientb se correlaCiona parte del corttinente. de la tierrafirme». Este es s610 un aspecto
. con la variabilidad 'social, 0 que el enterramiento se 'organiza . '1< de la verdad y debernos analizar oo-qu&"f&rm•..,...medid8-1~-
por medio de una transformaci6n' culturalnaturaleza { 0 es' heCe- ( ....ciedaQ...i(}(;ide. sobre-el' indiVidtm': En definitiva, este punto de
sario entender las actitudes de una comunidad hacia la mnerte, vista viene a decir que los individuos tienen muy poca impor-
poni~ndonos «dentro de sus mentes))? , . tancia en la corriente de la historia humana. Por otro lado, J.
Ya se ha mencionado la tercera pregunta: l.hasta qu~ punto Stuart Mill. 'un c1asico del individualismo. dijo que «Ios hom-
podemos generalizar acerca de las ideas que tiene la gente .en bres, cuando se agrupan. no se convierten en una substancia
18 cabeza? Algunos principios generales relativos a la relac16n distinta».
entre oposiciones; asociaciones. semejanzas. contextos y signifi- -btr-Nuevn Arqu~ologfa ft"seolvid6 •• del individu~. conside- \0

cados estructurales sirven para interpretar el pasado y el mundo tandolo como algo ajeno a la teorfa social. Como dijo Flannery
que nos rodea actualmente. lnduso \a idea de que el significado ~8"met&.no-ent'Hegar-A 1';ndiO'i ndivi dual'"Tfn~ "el --aT'te'fBeto.
f,ino al 'listema existent'· 11',1,.-.11l\Clio~oel artef<1cto. LR arqueo- teoria arqueol6gica, De uhl que 1;\ cu1tura material Ikgara a
log fa procesual sostlel\~' que e:\1"tcn "iqemas t<1n b~sicos en la convertirse en un reflejo pa'lv() del ,istema ,<lci;)\. Indepe;l\!ien-
.naluraleza. que la cullura y Ius mdividuos son impotentes para temente de 10 que los individuos t\l\iClan en sus mentes al-tw-
desviarlos 0 camhi<1rlm. i\qui suhyace una tendencia hacia el cer una vasija, 10 unico importante era saber c6111(1funciol1~ha
determinismo -Ia elahoracillll de una leorla viene determinada esa vasija en el sistema socia\. L(J que <.'1individuo pretemliera
por el interes en descuhrir rclaciones causales deterministas. hacer con el objeto era una cuesti6n del todo irrelnante.
Exic;te aqui un estreCh(1 Vinculo entre creencia cultural e indivi- EI trabajo etnogrMico presenlado en Sl'fllho!s in ActIO"
duo en cUrlnto concertos a desc,lrt<1r 0 eliminar. Ambos son mostraba la insuficienci<l de este pun to de \iqa. Por ejemr1o.
consider<1uos inabordables dec;de I" 'iimple evidencia arqueol6- en una aldea lozi, las sClllejanzas ceramicas 110 Icflejal"'an pasi-
gica, y ambos son impredecihles e impiden toda generalizaci6n. vamente las relies de apremlizaje ni la freclIcnCla dc 1;1interac-
Y sin embargo la idea de que la arqueoJogfa no puede ('Vel'» ci6n; tl estilo ceramico se utilizaba sllbre toclo rara ne;H dife-
a 1m individuos es engal-\osa 0 Es cierto que los arque610gos muy rencias y le<lltades sociales dentru de la alde;l: sc hacfl1 pl1ra que
raramente Ilegan a conoeer los nombres de los que hicieron las desempefiara un rol activo. Tambien en Baringp. KeniCl. algu-
vrlsi.ias. 0 los nomhres de I~s grandes Ifderes de la socied;ld. Al nos artefactos indican limites 0 harreras sociales. pera en cam-
destacar eJ rol del individuo en 1;1teorla social no pretendo su- bio las lanzas. por ejemplo. no, Esto se dehc a qlle los j()Venes
gerir la necesidad de illentificar a los '<grandes hombres» 0 alas utilizan los estilos de sus bnzas para quebrantar 13 autoridrld
ugrandes mujeres)\, peru calla nbjeto arqueol6gico ha siclo pro- de los achJltos. Desemreilan un rare! activo
ducido por un individuo (0 un grupo de incli",:iduos). no por un Que la cullura material puede a su vez actuar e lI1cidir en
sistema social. Cada \asija ha sido rroducida pOl' una persona la soeiedad y en el eomponamiento que la produjewn es algo
individual que Ie ha dado forma y la ha decorado, La arqueolo- que la arqueologia proccsual puede acept,H <;in dificultades
gia plantea asi. de una forma viva. el problema de 1a relaci6n (Rathje. 1978. p. 52). En concret(l. la arquitcclura de unrl ciu-
entre el individuo y 1<]'iocieclad. l,Cllal es la relaci6n entte la dad 0 vivienda canaliza y actua rnuy c1aralllente sabre el eom-
vasija individual y la sociedad como un todo? portamiento posterior. Por otra parte. lacultura material no
L<1 Nueva Arqueologia dej6 esta cuesti6n central simple- puede haeer nada por sf misma: <;i «actlia (I su vez» sabre 13
mente de lado. Las vasijas individuales se estudiaban '-"'·mo me- sociedad tiene que haee.rlo dentro de los marco<; de significado
ros reflejos pasivos del <;istema sociocultural. Sc estudj(jt.G cada de la sociedad misma. La cullura material actua sobre la comu-
vasijrl. cada artefacto para ver su funcionamiento en relaci6n nidad humana de una form ,1 social: la acci6n s610 puede tener
can eJ sistema como un todo. Por ejemplo. la vasija reflejaba lugar en un marco social de creencias. concept os y disposi¢io-
status y as! ayudaba a controlar el flujo de energfa y recursos nes.
dentro del sistema. Ademas. se ent~ndia que el sistema se desa- La cultma material y los significados asociados a ella se a!!o-
rrollaha «en e1 tiempp" 0 As!. 10<;casoc; individuales de variabili- tan como parte de las estrategia~ sociales. Los individuos no
dad que no actuClran ror el bien del sistema como un todo no cumplen roles predetenninados, de acucrdcl COil un guion con-
tenf<1n. ;)1p<1recer. imrrl1·tallci'l al!!lIllClr<1ra la supervivencia del creto; si 10 hicieran. apena<; serfa Jll'cCSaricl ('I uso activo de la
sistema en el tielllJlf1 \ ;\l'l'Il" rcc;\l!laI)Cln visihles arqlleol6gica- cullura material para negociar Ull" P(lSiCl~'1I1 <;~lCialy prodlll'ir el
menteo camnio social. No somos ~iJ1lples pculles ell un lablero, dcler-
E<;t()~ dus COIl\'\';
or " "i<..tcIlI;\ acl:1ptativo global y «en el minados por un sistema. SilHl qllc lISallll>Sl'Clltcn;lres de IJliie'<;
tieTrlJlo".- Pl[)\0IlC11()ll lln 11,,11:\1(\ tI,'1 inclividllO pm parte de la de l1ledip<;. indll\ cndn ci <;irllb()li~lll() de I~I c\dtur;l 111all'll;ll.
para crear nuevos roles, redefinir los ya existentes y negar la (en las universidades), estrechamente vinculada a la historia, no
existencia de otros. a la antropologfa. En la arqueologfa procesual norteamericami,
Habn1 quienes afirmen que la arqueologia procesual sf esta el nuevo enfoque serfa intercultural, analizando los sistemas en
interesada en la variabilidad individual. Despues de todo lno fund6n de sus entornos respectivos y elaborando enunciados
hizo una critica de los enfoques nonnatfvos y destac6 la impor- universales, 10 que en la pnktica se tradujo en un pasado atem-
tanda del comportamiento adaptativo situacional? A 10 largo poral. Se analizaron trayectorias de sistemas, pero el factor
de este volumen analizaremos la cuesti6n de si la arqueologia tiempo qued6 dividido en segmentos y la atenci6n se centr6 en
procesual consigui6 realmente superar una posici6n nbrniativa. las regula~j~ades interculturales de los cambios desde el tipo a
Por el momento es necesario clarificar algunos de losl Si~fica- al tipo b (ppr ejemplo, de los cazadores-recolectores n6madas
U
dos dados al ~n'O'""Wn<mn3tivo •• elt'1rqueol~. -IM~inreJ a 105agrl(.lrnltoressedentarios),
~M. saelnt11i!ftise ~o-f~Mi •. pa ••••.NieriiSl Il..-nfeque Si bi~~'lla discusi6n del presente capitulo ha sugerido hasta
~Itural. En este contexto puede lIegar a tenet a veces ahora la ihlprobabilidad de la existencia de leyes intercultura-
~nnotaciones peyorativas; hace referenda a la historia descrip- les, que son mas que triviales, (,son posibles las leyes hist6ricas
flva de la cultura. No es ~ste el sentido que yo voy a utilizar en -es decir, generalizaciones validas en el tiempo, en un contex-
el pr~sente volumen. ~g~d.I~~ana'ti~~t6fiere to concreto? Dado que la acci6n en el mundo depende en parte
,d~~c::,q~~CUl~t~~~~~dft!Pot')ln:~~fdi\to.~'de de los conceptos, y como los conceptos se aprenden a partir de
;. ~8s7C9mp~~ A veces esta implfcita la noci~m 4e que la experie,pcia en el mundo, donde crecemos y vivimos, es pro-
~ as Ideas compartldas (Ias nonnas) obstaculizan la vliriabilidad bable que 'en las tradiciones culturales existan continuidades en
situaciona!. En~rceruugat'i'ha)mlr compon.ente' pre!Criptivo en' el tietnpo, renegociadas y transformadas continuamente, pero
ae~~~r~~q~::~~!5.~~~~Eri -este sentido las sin embargo generadas desde dentro. Parte de los objetivos de
nonnastaacen referencJa alas reglas de comportamiento. Claro la arqueologfa quiza consistan en descubrir si estas continuida-
que se puede ser crftico con el enfoque normativo (en la prime- des en el tiempo existen. y en que forma son transfonnadas y
ra acepci6n del Mrmino) y al mismo tiempo estar interesado en cambiadas. ,
las normas (segun la segunda y tercera acepciones),pero estos Se ha dicho con anterioridad que la importancia de los signi-
dos ultimos sentidos de la palabra aportan poco con resp~to al ficados; culturales nos siiven para afirmar que la cultura no es
rol de los in~ividuos como' actores sociales. Este'volumen apor- a
reducible los resultados materiales. Para explicar por qu~ una
~ una critlca mb general de las posiciones normativas.· , forma cultural tiene un significado y un uso especfficos, es nece~
sario examinar las asociaciones y contextos previos, su difusi6n
y seeuencia anteriores. En la medida en que la difusi6n y la
,

I
.
EL CONTEXTO illSTORICO
' .
_', continuidad cultural son procesos sociales; la forma cultural
-; • I
<~.l',"l pre-existente tambien influye en 10-que viene despues. Y esto
',;',Como reacci6n contra la historia de la cultura y la'arqueolo- 1. . es as{ porque los seres humanos s610 pueden percibir y actuar
g(a normativa, los-arque610gos procesualistas dirigieron,sus mi- .-:.,':a:traVes: de un medio cultural que ellos mismos crean yen el
cas hacia la antropologfa. En ultima instancia la raz6n principal ,~L. que Viven. En palabrasde Childe (1936)j ei hombre crea las
de que la Nueva Arqueologfa no arraigara realmente en Euro- t'.:t.' . tradiciones, pero las tradiciones hacen al hombre - el hombre
pa, como sf 10 habfa hecho en America, quiza se deba a que en , se hace a sf mismo. •. ~
Europa la arqueologfa esta, intelectual y administrativamente . Tal vez pueda pensarse que existe aqui el peligro de un nue-
\'0 til'O de redueeiollisl1lo Mas que reclueir el cO:rJportaml~,;to tipo de cultura m<.1teriel!y (;) deducci()n del significado sobre la
cultural al nivel de la supervivencia. existe la posibilidad de una base de tal evidellcia no es c1istinta de la que se infiere a i1;:ntir
regresi6n ad infinitum. dado que las formas culturales se inter- de los objetos materiales en general. En este sentido, la hisroria
pretan de acuerdo y seglln las formas culturales allteriores, y es parte de la arqueologfa. Aunque los documentos hist6ricos
asf sllcesivamente hasta Ilegar al primer utensilio de piedra, en contengan bastante mas infonnaci6n contextual si reconocem<-""lS
las oscuridades seculares del Paleolftico. Si tenemos en cuenta la lengua en que estan escritos. el proceso de inferellcia sigue
que s610 en muy contadas ocasinnes "C lIara necesario agotar siendo el misrno: dar significado al ntundo material del pasado.
tales distancias hist6ricas. result a diffeil !legar la importancia del
trahajo hist6rico-cultural. En todos nllsotros hay algo de las de-
cisiones tomadas al tallar el primer hacha de mano. S610 la ar-
queologla puede realizar esta gr,lllcliosa tarea. Pero incluso
cuando vamos al origen de aigulla idea. esta no queda reducida A 10 largo de este volumen espero poder analizar los pr0ble-
a algo fuera de SI misrnCl. La forma cultural permanece como mas planteados en este primer capitulo. EI objctivo es dar res-
algo creado, especifiw e irrc<1ucible. puesta a 105 desaffos que el reconocimiento de la importancia
Si bien es deseable. ell ultima instancia, reconstruir el pre- del Significado cultural. del individuo activo y de la historia
sellte a partir del lejelllo pa<;ado, las transformaciones del signi- plantean a la arqueologfa. En pocas palabras. este reconoci-
ficado a 10 largo de tales espacios de licmpo son considerables. miento incide en Jas tres areas fundamentales del debate ar-
Es mas facil y mas frecuente conseguir una percepci6n adecua- queol6gico, que son 1) la relaci6n entre cultura material v so-
da de los significados culturales por medio del analisis del con- ciedad -c6mo se relaciona la cultura material can la co~uni-
texto hist6rico inmediato. dad humana-, 2) las causas del cambio ~que causa el cambio
Por 10 tanto es importante examinar de d6nde vienen las co- social, econ6rnico y cultural- y 3) la epistemologfa y la inferen-
sas. Este fue el centro de interes de la historia cultural dentro cia -~6mo interpretan el pasado los arque6logos.
del marco de la arqueologfa tradicional. Ahora tenemos que
analizar la difusi6n de rasgos como un proceso social y significa-
tivo; las asociaciones de un elemento con otro 0 con otra cultu-
ra anterior afectan al uso de ese elemento dentro de un nuevo
contcxto. La difusi6n es. pues. explicativa, no descriptiva, Siempre se ha reconocido que la relaci6n entre compopa-
como a veces se afirma. miento y cultura material constituye la dificultad fundament;ll
Cuando decimos que la arqueologia de be reafirmar sus laws para la arqueologfa. Los problemas de esta relaci6n se plantea-
europeos con la historia. estamos apulltando a la importancia ron hace tiempo en las correspondencias s610 parciales descu-
de las diferencias entre arqueologi<l e historia. En la medida en biertas entre «culturas» materiales y {<puehlos» (Childe. 1(51).
que la explicaci6n hist6rica puecle definirse en relaci6n a con- La arqueologfa procesual supuso un intento de pensar siste-
textne; y acontecimientos anteriorc" (una descripci6n inadeclla- maticamente la relaci6n entre comportamiento ycultura mate-
da 0 incompleta, como jntentaJ~ Illostrar en el capftulo 5). la rial. En muchos de los primeros trabajos el tema dmninante
arqueologia es parte de Lt historia Y. sin embargo. la arqueo- era: comportamiento - cultura material. 1..:1 cultura materi;1l
lu~f;1 tiene que ver con la cultura Illillena!. no con documentos. era un derivado pasivo del comportamiento humano: Este !JUIl-
FI hccllP de ee;crihir con tillta en 1111 I,arel es. en sf mismo, un to de vista e:-;ta prescllte ell 1'1 hip6tcsi;-; ele In residencia mati i!o
-
cal (Longacre. 1970) y en las teorias sobre Ja relaci6n entr~ po- no que comfan y echaban 105 desperclicios fuera de los pobla-
blaci6n y area de asentamiento (Naroll. 1962). y en:re estIlo e do5. tirando los huesos al rfo. donde no pueden sobrevivir ar-
interacci6n (Plog, 1978). EI intento de Bmford (1983) de Iden- queol6gicamente. 0 quemandolos hasta reducirlos a cenizas).
tificar la Teorfa de AJcance Medio, en la medida en que sea AI margen de 10 que yo quiera decir sobre el comportamiento
aplicable a los procesos culturales, vuelve a evidenciar el mismo humand del pasado, los significados culturales deben darse por
deseo de unas relaciones seguras, sin ambigtiedades, entre cul- sentados. .
tura material y comportamiento humano equivalentes, 'en ~sen-
cia, alas leyes de Schiffer (1976). Mas tarde, como ya Vlmos
anteriormente, este enfoque intercultural se ampli6 (Rathje,
1978) hasta incluir la idea segun la cualla cultura material actua
a su vez sobre la sociedad, formando una relaci6n bipolar~ ~om- EI seguhdb gran campo de investigaci6n 10 constituyen las
portamiento ......- cultura material. '. . ", . causas del cambio social. Nuevamente. las simples ideas de cau-
En este libro desearfa ir mas lejos y proponer que la relacl6n sa _ efectti (el cambia tecnol6gico provoca un aumento de po-
\

entre comportamiento y cultura material depend~ de ~as accto- blaci6n,' pdr' ejemplo) han sido sustituidas por relaciones causa
nes de 105 individu05 dentro de unos contextos hlst6nco-cultu- ......- efecto. mediante la introducci6n de los sistemas. los «bu-
rales espedfic05. des» de retroalimentaci6n, los efectos multiplicadores y la cau-
salidad multiple. Hoy por hoy la mayoria de arque610gos acep-
comportamiento - cultura material tarra que las' causas del cambio social son complejas. que impli-
i can mucho~ y distintos factaTes -econ6micos, sociales e ideol6-
individuo, gicos-, y recientemente han habido intentos interesantes de re-
cultura, lacionar estos factores con sistemas complejos de enclavamiento
historia (capitulo 2):
A estenivel de trabajo, sin embargo, sigue existiendo la
De esta forma no hay una relaci6n intercultural directa y idea de que las causas tienen efectos. hasta cierto punta. uni-
universal entre comportamiento y cultura material. Intervienen versales y pYtdecibles. Par otro lado, la importancia central de
los marcos de significado, los cuales deben ser in.t~rpretad~s pm la percepci6n individual de las causas nbs lIeva a una visi6n dis-
el arque610go. Esta tarea debe' ser responsablhdad de lodos tinta.
aquellos que esten dispuestos a analizar el pasado comO atq~e6-
logos, aun cuando estemos interesados fundamentalment~ en la causa ......- efecto
economfa v la organizaci6n social,y no en el'Simbolistno~ '1\un- i
que yo quisiera afirmar que la economfa de ~n yacimienf? con- individuo.
creto estuvo basad a en la caza de muchos aOlmales salvaJes, en cultura.
raz6n del alto porcentaje de huesos de estos animales h~llados historia
en ese yatimiento, necesito dar por sentadas'unas ciert~sJactitu-
des hacia los animales, huesos y desechos 0 hacia la suciedad. Las causas. en forma de acontecimientos. condicicmes y conl.
Por ejemplo. necesito suponer que aquellas gentes carnian, 0 secuencias (intencionadas 0 no) en el mundo. no pueden tener
que tiraban los restos del animal ingerido. en 10s po~lados (y efectos sociales si no es a traves de la percepci6n y valoraci6n
de<l\ICII\'<' 1111!'lic;lh;1<It-dlleir. ,I p;llti, dc 1111;\Il'I'll<1. \ ;111;1<;
1111
hUll1,lllll<; de clla<;, 1\<;1, III l'ro';J("1l del <;llclo puede <;t'r una rnllsa
p'.icaCl<lllC<', l~llltrast~ll<lolas luef.:o con 10<;l!;\tp'.:. EI eiern!,lp de
el1l1 cll'fc('((J de qtlC I;) f!.Cllle ,l\'lIIHlone SII pohlado y se disperse.
Peln ('I heeho de III erl1s\c,n <It'l suclo, pOl' <;[solo, no determina Bmford (!u(J/) relatlvo al foso de dept1<;ici<'1ll ilu<;(r<l 1l111\hien
ningllfl tipo de re~pllc<;tll cnnel (:'1,,- pnrque hay l1luchas formas este prnceder. Renfrew (1982) ha repreSell!ll(\n la relacic'lI; f'!ltre
Je ;lfrllnl;H, cvitar () rrev('nir 1;1efllsi('n riel sueJo. Ln forma de teod;) y d;)to<; como l!"tos <---4 tf'Orf;l Il('clip \ t('oria <;nll
perclhrr 1<:1 ern~i(1I1 del ~uel0 II -;u<;ckeIP<;, y de valorar 13<;posi- 0rUeSln<;, ('<;1:111 ellfrentad(l<; entre sf, rern el 1I1l\l ca'lllhi;1 ell fUIl-
l'lc<; re-;puestas. dependc de 1;1tonllll en que la erosinn del mis- cinn del otro
Inn influY8 en las estra1cgia<; <;(lci;lIc<; individuales dentro de Rinfprcl \' \)ahloff (IQk2) so<;tienen de hf'c!w que I" relaCl(ln
Ulln-; cOlltexlos hist6ricp-cultur;dc-; (OllcretCls, entre le,'n;l ~ hechos c<; \;1n estrecha que I"" l1('c!lo<; <;e()lv;;en'an
[qll supone al~o Ill;'\<; ljt1e la <;imple afirmaci6n de que la desde el 111;Hcnde un" teorln \ que, pOl' \n t;ll1t\l, h1<;d"tn<; (lh-
ideolngia es importante en la adal'Iaci611 humana y que adopta ser\'acipnl1ie<, son en re;didad tcorf;l<; (ell lernill)(l<; de Rtntprd \'
di<;tillt3s farrnas, (;ran pilrte del ;11l;disis arqueolngico de la S"h\nfr In, <J;llO<; l1h<;er\',lCit1nales dcpcnd~'ll del p;lr"diglll;) I,
iJeologla considercl que el <;istCllI3 de creencias es una re5puesta As\. Illientra<; que todos In<; enfoqlles !11CIH.'illnadl1s allteripr·
predecihle del sistel1l3 ;lclapllltivo (c;lpituln 2): pero aquf se afir- mente ;lfirmarlan Clue el l11undo real exi<;tc IIHlt'f1endientelllp.nte
ma quc la adaptaci(lll tietle lugar a !raVes del contenido concre- de nlle<;lr<l<; ()hservacil1ne<; de t!. el prncc<,o l)Qser\'C1cional <;e
to de 10-; valores y tradiciones crea<.!(\s dentro de los cauces his- comidera c(lda vez m;\s dependiente de i;l teClda. I.os hllP.<;O<;
toncos, ;\<;[ pues. las CllU<;;1<; (snc;;llcs 0 fisicrts) no tienen dectos desclllll;ld()~ qlle que<.hn son Ins hrl'll()~ del fllunclp real que
sociales: ocurre m{lS bien que la tra<.!iCl(ln hist6rica se reproduce nunCfl podrelllus ubservar.
a sf l1Ii<;mn en relaci6n con los acnnlecimientos Clue tienen lugllr Los problemas de (lhservaci6n plantcC1dos par 1<1filnq)f[ll
en c-I mundo, postpu:-itiviqa pueclen ejemplificarse COil k" <.hagrama:- de III fi-
gura J. Antes de roder medir ) comparar e<;fll" objetos rlehe-
mos decidir que son, Por ejemplo, si decidilllos mediI' las caras
frontales de todas estas cajas, i,cu81 es II' ema frontC1l? 0 si que-
[emos medir la distancia entre los picos inferiores y sllperiores
1\1 principia. pre\;lkcil'l ~l)hle todo unapnsicil'm de tipo em- de todo este tipo de pajaros, debemos ser cap<lces de diferen-
piri<;«(l en arqueologfa, \jIIC CIlIlSi(k,aha que los hechos habla- ciar entre un pajaro y un ciervo,
han p(lr Sl solos -"dejcll1l\~ que \;}-; \';\<;ijas h<lblen", Colt Hoare Este tipo de problemas son rarticularmente espino<;os a la
clijo que hablamos a !),\llir de IllS !lc<:I;o<;. no de la teClrl<l, Se hora de eQudiC1r el arte prehist()rico, pew <;uponen una dilicul-
afirm;ll'll quc ateniend(l\ltJ'; ;1 \" •..hcd,,,,-, plHlIamos l1cgM a co- tad considerahle para tntla la arquenln~fl1. rue<;to que I'llle~ de
flOCe\ con certez;l alglln:t<, ('()<,;I•... ,IIITHI!!" C\'i<lefltementl? no to- medir 0 c<.)ntar. comparar 0 contrC1<;tar, hll\ que formal' (,l'teE!ll-
u;", ~st", como vercnll"- 111;i<,;lllt-llIlll\'. 110e<;111;1<; que Ulla sim- rfas (tipos de alias, contextos, culturas, etc ), EstflS ('ate~prf<l~
plifiellCi\'lll de una cnOl!'lt:ill -;l'll<' <1('U "('llCi:l~ que mantuvief0n se forman mediante el proceso de pereepcil'1n,
Binford y Sabloff (!YR2) solucionan ('I prohlema inV(,('lllldp
m\lclto~ lIrquc6Iog"<' :111\l'''' <I., I;, ;q);lll"i()n de 1:1 <lrqut'(1lngl<t
la Teona de i\lcance Medin. }\rgull1entall quc in<;lrumentp<; de
l'J'tllT(,\I;t! I'cro (,JI \2.\'111'1:11.1:1 ,1",111(','''<11'l'l~III:1 cl e-;qucJn,I: lin-
t I'" • I.· n, 1:1. mediei()Jl independientc<; pueden sel\'ir P<1I;l \Tllficnr 18 rellll il'1I1
enlre III cultul;\ material V!8 <'ocied8d Clue h Iw rrt'ducidl'. \
I','ell lk'<'l'lll'" -;1\ll'.J" \111:\11',1'<11 ;ilt, 111,1111:1.~t'lo:\ll1l(1 C\1;lllo-;
que de ('<;1:\1(\1'111(1
<;er'llt'llell \"{'rificllr ,,('hit'll\ ;"ll('11t(''' (11<;111)((\'
(!:It,,,, ,''(1''11:111 ell flll;cifl" <1(' 1111;'It'PII,1 r:1 t'ltfl'qll(' hipPICliC(1
tos sociales y culturales dei presente. Los individuos en el seno
de la sociedad actual utilizan el pasado en sus estrateg.ias socia-
les. En otras palahras. es en los contextos culturales e hist6ricos
donde se concibe y manipula la relaci6n datos-teoda.

Hecho +--4 teorfa


i
individuo.
cultura.
historia
~i
r-
Hacia el final de este volumen analizare las distintas implica-
ciones que se derivan de mi convicci6n de que una «contrasta-
ci6n» de la teorfa con los datos. un mecanismo independiente
de medici6n y un conocimiento cierto del pasado son imposi-
bles. Me parece que muchos arque610gos han eludido estos pro-
blemas, dadb'lque a primera vista parecen destructivos: todo e1
edificio de la arqueologfa como disciplina cientifica. aceptada
desde los principios de la arqueologia como tal, est a amenaza-
La relaci6n entre datos y teoria. A) I.Cutfl es la cara frontal de fa caja?
do. Sostengo la necesidad de afrontar los problemas 5i quere-
B) lUn ptfjaro mirando hacia arriba 0 un ciervo mirando hacia abajo?
mos que la arqueologia siga siendo una disciplina rigurosa y los
C) lUn 050 rrepando a un tfrbof 0 sencillamente un tronco nudoso?
arque610gos responsables socialmente.

p~radigmas. Esta respuesta es insuficiente a) porque 10 que se


nude depende de la percepci6n y de la clasificaci6n por catego-
rfas y b) porque no puede haber instrumentos independientes
de medici6n, dado que la metodologfa misma depende de la
teona. .
Si bien en este volumen se argumentara que el mundo real
liinita de hecho 10 que podamos decir sobre el, tambien resulta
evidente que el concepto de 4<datos» imp1ica tanto c~ mundo
real como nue5tras teorfas sobre el. Por ello las teorfas que uno
defiende .sob~e el pasado dependen muchfsimo del propio con-
texto social y cultural de uno. Trigger (1980), Leone (1978) y
otr08 han. demostrado con gran acierto c6mo las interpretacio-
nes camblantes del pasado dependen de los cambiantes contex-
UII,I COlllLlllid;ld hlllll;III<\, pPlljll" I" '\ I., illl I', I'll dn'lI '~ll II kl \1\',1.:1;1
a r;11111lit: 1:1illlllrllJ:\\ il'ln "lll;I!('II;i1I<;I'\, ''''\i\ltl'Ic;1 \;1 :IIlj\l\'\'

logia, ~
Ppr idcali"\<1 cnticnclp todll l'llI,\lljlll' \111(';\1<'1'1(' la exi<;tcnci;\
de cie! to cOlllpllnclltc de ,I('('i(lll 1IIIIn;\lI,1 Il" prnkcil'k :l p;llt;r
de Ulla base IJl,1teri,i1, pcro quc llinet'dc, Ii(: ,11~1II1am;lIlCI:I, dc
la mente hum:lll<t 0 de la cultlll':\ t'll cl I <lpiIUI() I Ille he rde-

ridi) <tl pUlltp de vi<;\a <;egl'll1 el C\l;l! I" ('\II\ur:1 11('cr:l C()IllI,IeL1-
I1lCllle rcdllciblc <I illr<tS \ari,lhlc, \ I,llit' h;l<;\(l cicrtp pllllill 1;1
2. LA TEORIA f)F SISTEMAS
cullllr<l es 10 que CS, Cllal1di) 11I!cllllll" o;igllifil'<ldl'<; cIJitur;de<;
del pasado, I1ll <;e cia U1J<1rcl:\\:i\')f) 111.'1'('<;.11;;1 el1trt> la P!g:1I1i7(l'
En cl c<tpftulo I se /1;1pl;l1lteac!o la cue<;ti6n de c6mo inferir cii')11 <;()Ci<ll) 1:1()rf!:lniz<1ci61l 11l<llcri:i1 Ii<' I()l; rCCllr'l\', 1)(11'\Ill
significado" culturales :l p<trtir de vestigios materiales del pasa- lado, y entre ideas y valores ndtur<.lk<;, pOl' ptro,
do, En e<;te y en lo~ siguiente, capltulos se analizaran diversos La clislinci6n anlerior es selllcj;ulte a la distinci6n de ('ellner
enfoques rel<lcionados con e'fe objetivo, para intentar clescubrir (1<.)82) entre la (<In cobertor(l\' y la, c(lJH'epci\lne<; oelllall(\llti<;-
de entre ellns uno que tnl11e en cuenta, de forma adecuada. ill tas" ele caus(\lidad, La primera se rdine uniC:lmellte ,11ll1unc!n
individuo ncti\'(l en un COiltext0 hist6rico y cultural. de la cxperiencia :- I>IIsc3 la caul;:lIid:tt! ell el l11Cltlelo de expc-
Es necesario ante todo hacer una distinci6n entre dos gran- riencias sirnilare<;, en las as()ci:lci( 1I1e<;<;lstcn){ltic;I': : ell 1,,<,;leyes
des c1n<;esc!e cmrientes !C(1riGls en arquec)]ogfa, a las que lIama- Ob<;cl'\'<.Ible5: las <;cgundas, ell call1l,j(I, l'0stIJl;ln c<;cllci;lS inter-
re materialiqa e iclealiqa Luego veremos que estos terminos t1C1<;, no asequiblcs 110rl1lallllelltc a i:l (d''-en'acil)l) cll1[)lric;1. que
tienen l1luc/1os <;ignific1f!Ill;, scgl'll1 las distintas escuelas de pen- ~e ll;lIhn tras l(l<; kll(')Il1CIj(l<; \ iSlhlc" I'l"" CllllC!;I/:'IlI!IlQ' a ,u
sClmiento: por el momento dc<;earfa darles un signific<lclo provi- ve7 entre <;j,
sional, aunque precisp, En e<;le capillJllJ me propongo ;In;J!ll;ll un ('nfl\\lUe rcc'ienle,
SeglIrl Kohl (1981, p, ~o) el materialismo «otorga mayor mu\ corriClltelllente utilizad() p;II;' leC\lpn;11 10<; <;ignifici1dos
peso causal al comportamiento de la soeiedad que a las ideas. cullurales del p<Jsac!p, y que en Illi Or1ini(ln suck ,er, pm 10 ge-
reflexiones 0 ,iu<:tificacione<; relativas a este eomportamiento», ner<l!. materialists y al misll10 ticmpl) una "ley cor>erton,». pOl'
Esta de(inici/m debe nmr1i,H'ie para ciaI' cabida a la naturaleza su na tll ra le7,a: Ia tcoria ada pt ati';1 siqe 111 ic" K(lh I (19f\ I , I' q<;)
de la inferencii'l en los enfoques materialistas, En este libro en- afirma que no existe una relucillfl ncn:saria entl e l1lateri,J!isrno
tiendo pOl' "enf()(IUes m;lteri;diqas» aquellos que deducen 0 in- y teeHia tic sistemas, Ell 13 p,,'ktica, l;ill crnb;lIgo, 1;1tel1ria de
fieren los signific<1c!os cultur;iles a partir de ias relaciones entre sist e III as lIa sic!o e I ve II icuJo pMiI 1;1;}pi icaciclll de mode It)<; h(lsa-
la comunidad humaml y <;u medio, En este marco Jas ideas que dos en la econornia y en la ecolllgl:l, ell hase a relacIP',e<;-leyes
surgen en las mentes de 1;1, per<;onas son predccibles a partir predecihles, Me propongo ilust 1;11 cqOS puntp<,; C('11 ;1Ig111l0S
de su eCOI)(lTnla, <;u tccnnli)f!i;l \ <;uproducci6n social y material. ejemplos represcnlalivos, escllgidl's precisamcl1te p('r <;u relc-
A p<trtir de UI1;1fllrm<t ("nuel;1 y c1eterminad<t ell' orgar:izaci6n vancla p,lIa el 1ll;llTO utili7ntl(l, \11 l'IltlL<\ dc ('11,,<;no Illlplica
de la rn:lleri;\ \ 1:1enel ~1;1rw'(k rrec!ecirse un marco ideo16gico nillgunll critic;) ;\ l;1I'- ilullln's l1i :I Sl' II :th<1j(), <;1111) <;<>1":11ITlillTP
ac!eclilldo 1)(' ;!'.'llcrdl' ,'(\11 t.',tf' cnfnq\1e, no re<;ldta necesario \l111' !Jiln iHII)pl;ld"

COl1ocer cl illlr'llllr eI·' 1:1Illt'I!!" de \;t<; per<;ona, que componen 1'1 ;lIlil'lJ!ll dr' "'llen<1!! (1111'," ,-(,1'1,' It'" (':1111h,,<;:1(',1I'('ido<;
en la economfa y en la sociedad entre el sexto y el cuarto mile- altas de los alrededores, donde la poblaci6n pudo tener acceso.
nio a.c. en la llanura oriental de Hungrfa, es el primer ejemplo al silex y a la obsidiana. De esta forma los recursos ganaderos
de c6mo la teorla sistemica ha empezado a incorpor?T el subsis- de las tierras bajas pudieron intercambiarse con los recursos ~e
tema ideacional (relativo a las ideas), que incluye estilo y ritual. las tierras altas y este intercambio regional origin6 una intensi-
Randsborg (1982) ex plica igualmente c6mo la ideologfa, !&pbre ficaci6n de lWoducci6n (de ganado. por ejemplo). La comuni-
todo las actitudes frente a la muerte, cambian en el tiempo'res- dad humana se concentr6 en poblados mayores, mas permanen-
pecto a otros subsistemas. Analiza las secuencias del calnbio en I tes y mejor tt.criendidos que permitfan manejar y proteger unos
I 'j
relaci6n con la vari~ci6n ~li~atica en Dinamarca entreqa'~dad recursos val~?J5>s y rn6v.iles (gana?o). Esto origin6 ~~mbios en
del Bronee y el penodo Vlkmgo. ~!~ los estilos de"~ decoract6n ceramtca que ahora se htCleron mas
Muchos de los trabajos recientes sobre simbolismo> y 4stilo diversificaddsJ ''elaborados y localizados, puesto que «resultaba
arrancan de un articulo de Wobst (1977). Este trabajo, impor- ventajoso fabricar productos locales 10 suficientemente distinti-
tante y creativo, muestra c6mo es posible vincular el estilo a vos como para penetraT en el floreciente sistema de intercambio
los procesos de intercambio de informaci6n y Wobst relaciona regional~. EI ritual tambien experiment6 un cambio, porque a
el subsistema de intercambio de informaci6n con los fluj9s de rm de la rir~lidad en tome a lo~ rec~rsos, surgi6 la necesidad
materia y energfa. Wobst explica el estiIo-a trav~s de sU, tUhcio- de un controi\lhas estrecho en el mterlOr del grupo, control que
namiento en relaci6n con otras variables y, por consi~iente, se conseguirfa por medios rituales e ideol6gicos. Se fabricaron
describir~ su enfoque como sist~mico. objetos de culto, estatuillas, etcetera.
Otro artfculo igualmente importante e influyente es el de Por 10 tanto pasamos. de forma significativa, del medio y la
Aannery y Marcus (1976), quienes consideran que la ideologia economfa a la sociedad y al asentamiento, al ritual y la ideolo-
desempefta un papel regulador de los subsistemas social y eco- gfa, prediciendo las funciones en sentido ascendente, empezan-
n6mico durante extensos periodos de tiempo en el valle de Oa- do por abajo, por la base material. El ejemplo de Randsborg
xaca, Mexico. Explican c6mo la cosmologia zapoteca puede utiliza el mismo modelo. Este autor constat a una relaci6n en el
verse como un medio de organizar la informaci6n aeerca del tiempo entre los dos palos siguientes: a) clima 6ptimo, expan-
mundo. si6n del ilsentamiento, riqueza de elementos funerarios. Esta
correlaci6n es, segun el autor, el resultado de «normas» heredi-
tarias menos estrictas relativas a 10s bienes muebles. En epocas
de buen tiempo y de expansi6n, las normas de la herencia y la
sucesi6n son menos rfgidas: la sucesi6n se cuestiona y aparece
El primer elemento que surge de la comparaci6n de estos la competitividad en la muerte. Por consiguiente 10s bienes de
artfculos es su materialismo, en el sentido descrito anteriormen .. valor se colocan en las sepulturas como parte de la riva1idad en
te. Todos estos articulos consideran el estilo el simbolismo la tome a la sucesi6n. b) En epocas de contracci6n del asenta-
. "
Ideologfa y 10s significados culturales como aspectos que favore- miento y de condiciones climaticas no-6ptimas, se produce una
cen la adaptaci6nl Si se vieran presionados. todos ellos reduci- intensificaci6n de la producci6n y de sepuituras, pobres. aunque
rlan la cultura a la supervivencia; Asf, Sherratt empieza consta- la estratificaci6n social resulte todavla evidente en otros ambi-
tand~ que las Hanuras hungaras, que gozan de abundante agua, tos, tales como 10s ajuares. A partir del clima. de la economfa
CO~stltuy~n ~n terreno de pasta natural para el ganado. En el
•.. ."
y de. la sociedad, Randsborg predice un conJunto de actltudes
qUInto mllemo a.c. el asentamiento se extendi6 hasta las tierras frente a la muerte y los enterramientos.
\Yobs! atirllla clal ClIl\Clltt.' '-u IIIICI C'- Iln pur la produccion de acuerdo cpn la posici61l cC0!ogista Jc Rappa!'nrt (11I7l) Su in-
artcfactus. sino por su utJiizaci('lll ell vid;], Le importa la \'cntaja teres radica en saber como el ritual regula l~ rf"l:1cion clltre..)a
adaptativa que proporCi(lIl<lll Ius a, tdactos en el intercambio de comunidad humana y el medio; consideran la cnsmnlogfa o-
zar
infurmacion. «EI cOl1liwrtamicntp adquirido y la capacidad de teca como una forma de ordenar y regu1;n Ip, acontccil1lientns
utilizar simbolos ilKI emcntan en gran medida la capacidad de naturales. La sangria ritual. con ptias de pa<;lillaca. sirve para
los agentes humanos para act lIar suhre su medio, y viceversa, mostrar ;1 los demas lIlicmbros de la comunidad que un a~ricul-
pOl' medio de Ius artefaclos. Esta capacidad mejora su destreza tor tiene perdiclas y nece<;ita ayud8 ell forma de d(ll1;1Cinncs de
para aprovechar y procesar la encrgfa y la materia» (I" 320). malz, Los ecosistcmas humanos implir<ln cl intcrc,lmhio de nw-
Tomando en consideraci0n las \cl1taja<; adaptativas que el estilo teria, energla e inform;1ci{)n.
puede ofrecer, Wobst proponc Ull;) scrie de generalizaciones in- ~Hasta que punto eslos enfoql\es sj<;lemico<; m:-tterialistas
tercultur,t1es, Por ejelllplu. cl eq ilo del artefacto gana en valor pueden explicar el signiricHio cuttur;1!. 1;1idc01pgfa y el rilu;1l'7
si el receptor potencial no est{\ lli cJemasiado pr6ximo social- EI primer punto 8 dest<1car es que no rrelcnden explic:1r d <,de-
mente (dado que el11isor y receptor se conocen mutuamente) ni venir» de la producci6n cultural. C0mo afirnw Wl)bst milY cla-
demasiado alejado (dadt) ljl)c 1;-\cJescodificaci6n del memaje es ramente. el se interes<1 pOl el uso y fllncioncs de Ins cstilns. no
incierta). POI' 10 tanto. en 18 medida en que el tamano de las por su producci6n, [sta es \1na difiCllllarl inhcrente a loda expli-
unidadcs soci a les a U me 11t". de forlll a que se de una mayor inte- caci6n funcional y ad<lpl<ltiva. panl J(l que '<l ,'causa" de \1n
racci{lI1 can Jos rccepture<;. Soci:Jillleute intermediarios. tambien evento es tambien S\1 "decto'>, As\. si ljuerernns exrlicar 1;-\ apa-
aumentara el cOlllportamiento estilistico de 105 artefactos. Otra rici6n de algo como la sangrfa con ptJas de rastinaca. hacemos
generalizaci6n c<; que "cuanll, l1lcnos visible sea un artefacto referenci8 a un efecto rosterior, 1;1 regu];)ci(ln de los recursos.
para los micmhros de UII grupu dctcrrninado, tanto menos ade- Casi tod;)s las teorias de sistemas rc·cpn(l('cn. "in embargo. esta
cuado sera para ser portador de IJlcllsajes estilfsticos de ningtlO inversion temporal. y contestan diciendo qlle los arqucologos
tip')) (p. 328). s610 pueden ('ver» las ventajas adart:-tti\'as a muy largo r1a7;o.
Este tipo de trabajn se centla ~n l(ls fundones matl"-;;-l!es y a traves de todo cuanto se selecciona para la <;lIpervivencia. En
reduce el compOI tallliento simb{)lico a mera lI~llidad y 3 jlpta- l este mclfCO existe eSC<1sn,interes ror ,aber rflr que sc rwc!uce
ci6n, Se deducen enunciados generales que ofrecen relaciones algo.
predecibles entre economia y socieclad: par ejemplo. yo he afir- De este modo, casj par definici{lIl. gran parte de la vClriahi-
mado (1979) que los Iimites de la cultura material son mas mar- lidacl cultural descubierta por los 8rque61ogos se ve excluida (Ie
cados alii donde existe una mayor reciprocidad negativa entre toda consicleracion explic;'tiva, No podenws explicar pm que'se
grupos, En este misJ1lo <;entido. \V(lbst sugiere. refiriendose al utiliza una pua de paslinaca 0 una sall~rf;l ell lugar de otn)s ar-
traje popular yugoslavo. que ((ell lC1l1;lScan una fuerte competi- tefactos rituales. S610 se h;lCe refercncia :1 las caracteristicas
tividad intergrupal, c8hrfa espcr;ir un mayor porcentaje de gen- mas notorias del comj1ortamiento cultural -Ia cernmic;1 y ('I ri-
te que IIcv;)ra sOlllhlelm diqillti\'q<; dc su afiliaci6n grupal que tual mas elaboradlls dc Sherrntt, 1;1 riquu;l de elemento<; flll1e-
ell la<; zOllas CP'l pohlal'IPllc<; I" "nn}!(:lIeas relati\";-\rnente esta- rarins de Randshll~, cl ,lllmento 0 dt.>lTI\~(l dcl CPl11rurt:llllien-
hie"" (p, .'\JJ) , to estillstico de \Vl,l1SI. rll la ma\'(lti:1 dt.' 1\\<;ca,o<; nn rlldclllOS
!,!,)tlnery y 1\I,II"(u<, (1'176) 1""I'I'I'CI' 1111 context\) mas amplio explicar pOl' que ,c utili/;\ till rit~t(" CPIll"l('I,' 1'.;11';1 l~l1<lfUIH'~~)I1
1':11:1 (''.;f(' '11''1 \k gl'I}I'I,t1'/;)l"I';\"" ;\.llwSlrall c6rnn el <;illlholis- concteta. dadll que olnl, cpsas hll!>i('r;\Jl 1"1(1,<111(IC'.;ClllpCfl<lr
Ill<l \ li 1;;;1,11 pllctk'll "'I I"'; t, ,\(' 1;1 ecoillgi" humana. de ('vE"fllllalllll'llte 1;1 III "'ill:l IIIJlci(in I;, dilH ,JiI:HI :'1';lTl'('f" ('1:11':1-
mente si empezamos con la decoraci6n, con el motivo concreto en el significado supuesto -e hipotetico de un objeto. Induso el
pint~do,en ~na olla, y no con la finalidad funcional adaptativa. hecho de que llamemos hacha a un objeto presupone que las
Es dlffcd aflrmar que los motivos decorativos de la oda obede- gentes del pasado 10 vefan desde nuestro mismo punto de vista
cen 8 una ventaja adaptativa. La pobreza de las argumentacio- -como un objeto que se usa para talar arboles. Funci6n y sig-
nes en la teorfa sist6mica no nos permite explicar la variabilidad nificado estan inextricablemente unidos; esto resulta evidente
cultural concreta. Hay muchas cosas que no tienen explicaci6n sobre todo cuando analizamos las funciones sociales de los ob-
dentra del marco sist6mico. jetos. Tales runciones sociales dependen de un significado con-
l C6mo se asignan los significados ideacionales en estos estu- ceptual que solemos imponer de forma encubierta y acrftica.
dios? lLa asignaci6n de significado se hace de forma critica? Por ejemplo, Randsborg sugiere que, en ciertas condiciones
Muchos arque610gos conservan una visi6n empirista y se'mues- sociales y ambientales, el enterramiento se utiliza con fines de
tran esrepticos respeeto del ambito de las ideas, ambito, que ost~ntaci6n 'social. Cuando las norm as de sucesi6n se ponen en
asocian con frecuencia a 10 especulativo y 10 no-cientffico, y tela de juicio se sobrentiende que los enterramientos formaran
prefieren hablar de funciones materiales y no de ideas que estan parte de la ri~alidad de status. Pero no se intenta saber siquiera
en la mente de las comunidades del pasado. Sin embargo, en si las actitudes frente a la muerte tienen realmente en Dinamar-
mi opini6n, resulta imposible hablar de funciones si se excluye ca alguna relaci6n con este tipo de·consideraciones. Es de supo-
el ambito de las ideas, como minimo por tres razones. ner que los enterramientos quiza tuvieran, en el pasado, OtTOS
Primera, la idea de «funci6n» implica algun tipo de «finali- muchos significados. Para poder afirmar que la riqueza del en-
dad» 0 «finalidades» que de alguna manera se ordenan segun terramiento es igual a la rivalidad social, tenemos que «pensar-
su importancia. Por ejemplo, si se discute acerca de ~i Ias pun.,;' nos a nosotros mismos» dentro de las actitudes prehist6ricas ha-
tas de aletas son mas eficaces que las ramas para desemiJeiiar cia los enterramientos. Tambien es posible que en 6pocas de
su(s) funci6n(es), tambi6n habrfa que discutir la indole de esas' ' dureza c1imatica en la secuencia danesa aparecieran tumbas po-
funciones y su importancia relativa. Tales «finalidades» podrfan bres; y sin embargo Randsborg muestra que los ajuares, en es-
ser las de herir 0 matar a una persona 0 animal, de cerca 0 de tas 6pocas 'de' mal tiempo. son ricos y variados. Es posible que
lejos, rapida 0 lentamente, con 0 sin la posibilidad de'volver a estos ajuares se depositaran en ci6nagas con motivo de la muer-
utilizar el mismo instrumento, etc. Y naturalmente dicho instru- te y sean equivalentes a los ajuares funerarios de los periodos
men~o ~u.i~ tenga importantes significados simb61icos que pue- de buen ti~~po. Los ajuares quiza tuvieran el mismo significa-
den mCldlr sobre su uso y potencial destructivo. Estas diversas do, y por 10 tanto la misma funci6n, que los enterramientos. Si
«finalidades» se producen dentro de una matriz de significados no conseguimos dilucidar estos significados culturales, tampoco
culturales. .
podremos conocer el funcionamiento de estos elementos. Un
Segunda, antes de hablar de las funciones de un objeto, so- ejemplo mas para i1ustrar este punto serfa el de los tocados yu-
I~mos elaborar categorfas de objetos -puntas, puntas de aletas, goslavos de Wobst, que Ie sirven' para refrendar el enunciado
ol1as, etc. Luego comparamos y contrastamos las funciones de general de que los rasgos culturales mas visibles son portadores
las distintas categorfas. EI sistema de clasificaci6n elegida de-. de mensajes para unidades sociales mas amplias -el tocado de
pendera e~ parte de las funciones, pero tambi6n irripiid~a un"" cabeza es JifflI'mente visible,
grado conslder~ble de subjetividad. Decidimos, casi sie,mme de Pem eXj,?Nnmuch as maneras visibles de usar el cuerpo parl\.
forma convenclonal, qu~ es una categoria significativa. i ,I;' mostrar lealUld al grupo social a distancia. sobre todo por me-
Tercera, la hip6tesis relativa a la funci6n siempre:s~' basa dio de pos~'t~s. pantalones. abrigos. etc. Es posible que Wohst
' .. 11'1;' .
/lO ~c equivoque en ~1I ICCO/l\lrUcci(lll. pero si es asi es porque mos vistn, SC da prioridad a los SUh5istcllla<; «ll1:1tclla!es .. r \,m-
!J;I \llrllL'~IO COIrectallll'1l1c l<.Ispcrcepciones indigenas sohre los ner\" v tvlarcus quieren asil!nar a \:1 iucolo!!ia Ull papcl 1ll:)S pre-
aspectos del clierpo que puedt'll ~l'r illlportantes para marcar la po~d~rante. dicienuo que hay que vcr los sistemas npcr~do
afiliaci6n social. EI somhrero puede ser algo rnuy visible. pero dentro de II na coslllologfa. art iculad()s y prga niz<loos p(ll un
plledc no scr pcrcihid(l como tal. (I pllede que se Ie hayan otor- conjunto de creencias culturales. Pero incluso (lSI 1:1 ide(llogia
gado signific;.ll.Jos no relucionados. en primera instancia. con la desempeiia un rol regldador pasivo. trahajfllHlo. en el tielllpo.
exhibieiun de la identidad. por el hi en del sistema como un todo. Todo analisis ue siqemas
Yo misrno (19840) insisti \ohrc este punto al hablar de Jos implica plantear hip6tesis y suposiciones aeerca de los significa-
megalitos en Europa. Casi todo el 1Il1lndo ha aceptado que es- dos culturales v hemos visto que en arquenlngirl e<;[as sllpll<;icio-
tos tumulos funerarios SOil marcas territoriales 0 grupales (Ren- nes syelen ser- de indole materialistel.
frew. 1976) que legitiman la c1lrnpetitividad en tomo a los re-
cursos por referencia alas alltepasados. Pero aunque esto pa-
rezc? perfectalllente razonable. cs importante reconocer que la
teona de las funclOnes soclaJes (competitividad, legitimaci6n) se Daclo que c(lsi tndos los enfoques sisle-miens tienen una vi-
basa en una te(:rfa del significadQ de las tumbas (antepasados, si6n pasiva de la icleologiel. el individuo deselllpeila un rol insig-
el pasado). EVldentemente pudipro" ser percibidas de forma nificante en la teoria --s610 apcHcce como un autonHltn prede-
distinta. en CU)0 caso su funci611 social pudo ser distinta. Una cihle. clirigido pen leyes cohertoras. En los ejemplos nnteriores.
argurnentacil1n aparentementc materialista y «cobertora» se el indivicluo aparece control ado pm rituales, segun expectativas
ba'ia en la alrihllci()n dc percepciones dentro de la cultma. Lo universales; no se plantea la posihilidad de que pued" m<lnipu-
misrno pllede decirse de 13 identificaci6n arqueol6gica de los lar y negociar aClivamente las ideologi<ls. .
elementos dc «prestigio». Esta ide" resulta t'vidente pot 10 que respecta al estllo.
En el enfoque sistelllico. en la ley cobertora. los significados Wohst se ocupn espcciatmente del estilo y uel intercambio de
cllituraies \'iencll impuestos. peru siempre desde el exterior, sin informacifln: 10 llllico que importa es si el mensaje se emite y
una auecuada rctlexi6n. La il.sigllaci(>n de significados clllturales se recihe de forrna eficaz. La or~anizaci(Hl de la informaci6n.
~e b?s.a norll1alrncnte CII las actitudes occidentales. que est::in tal como la estmlia Wohst. podria considerarse evidentemente
ImphCltas y que son discutible~_ Se presupone que los enterra- como algo activo. en el sentido M que 'n inforrnaci(1l1 "yudel a
nlJl~nt()s, los rituales. los tocadus v la decoracion cerami,a tie- la organizaci6n de la energfa y de los recurSOS. pero corn(~ en
ne~ funcioncs sllciales universalcs.· vinculadas a ''us sign;; ...·~jdos su trabajo no muestril. inter~s por Ja prouucci6n del estilo, se
ulll\-ersales: se extraen IllS ObjctflS dc su contexto y se recurre tiene la impresi6n de que el individuo est,\ desempefiand(.' de
a Una cxplicacit'Jll intercultural manera pasiva roles pre-existentes v que los sfmholos matenales
Ld divisi6n de los siqcrna'i cllltllr;tlcs en varins subsistemas, facilitan y permiten. simplemente. que est os roles se org~Jll~e~
que es el punto ue partida de todos los analisis sistemicos, se de forma eficaz. Apenas encontrnmns la idea de que el mdlvl-
ha~a. a su vez. en una visi\'lJ) occidcnt;ll del mundo. La divisi6n duo tiene que crear roles mediante Iil. Jccifln y la manipulal"inn
entre ~ubsistencia. COllll·ICIO. \llcicLiad. sirnholisl110. puede no pertinente del mll!ltln simhfllico - sc ticlle \<l imrre5i()1l de lIue.
scr aphcahle alas socied:ll!cs lit-I p:l~adll. La divisi6n, basada a «si Ips faetores !lP V;l1 fan". es sfll0 clIesti6n de segllir '<IS rcgt<ls.
su .....
ez en ulla Icy CObCrlll1;l. qll;/;t p:tIC:rCClolorgar la misma im- EI individllO C1etiv() de<;clllpdia IIn p:!pel mellor en est:! ('PI I it'll-
pt1rtanCI;1 :1 flll!l)S los ~ld)"I\tC'1I"1" 1"'lll \'11 la rr:'\ctica. cnmo he- te te{lricel.
Otro aspecto del enfoque sistemico relativo a la ideologfa es independientemente de fas demas. Aunque el nuevo contexto
que los individuos parecen ser facilmente manipulables, facil- medioamhiental este basado en un contexto anterior (como
mente embaucables por la ideologfa dominante, y que aceptan cuando la cdrt~entraci6n demografica en un territorio hace ne-
de buen grade la legitimidad del control. En el ejemplo de She- cesaria la 'expansi6n de un asentamiento), la explicaci6n de
rratt. aparecen rituales que legitiman el control dentro del gru- cada fase se"aborda por separado, aplicando leyes cobertoras.
po. Al parecer todos se engafian a sf mismos, 0 al menos acep- La dificultad. por tanto, estriba en c6mo explicar el paso de
tan la nueva ideologia sin poder desentrafiar su esencia. la fase a a la'fase b. Esto puede hacerse diciendo que un nuevo
Quizl1'resulte sorprendente que, si bien toda la Nueva Ar- contexto medioambiental v econ6mico requiere un cambio so-
queologfa 0 la arqueologfa procesual se bas6 en el rechazo de cial e ideol6gico, 0 diciendo que los problemas y patologfas in-
la arqueologfa normativa, el enfoque sistemico de la lev cober- ternas desembocan en un cambio; pero no queda nada claro
tora sea. en sf mismo, normativo, en el senti do de' que las c6mo hallar lit resoluci6n concreta de los nuevos problemas. De
creencias y rituales, el significado del estilo, son todo dlo nor- entre todaS'las opciones posibles, incluyendo la contracci6n y
mas compartidas por I.os miembros de una comunidad social. la estabilidad en tanto que opuestas al crecimiento, i,c6mo op-
No hay ninguna indicaci6n de que sectores 0 subsectores distin- tar por una tJe ellas? La teorfa de sistema~ en arqueo~ogfa ha
I

tos de la sociedad perciban 10 mismo (un ritual como la sangrfa, pretendido analizar las funciones de las cosas ~a eXlst~ntes.
o la ostentaci6n funeraria, por ejemplo) de manera distinta. Pero marginando la producci6n, la creaci6n y la mnova~16n, y
Wobst, sobre todo, analiza la forma en que el estilo permite a tomando en consideraci6n tan s610 las cualidades adaptatlvas de
los miembros de un grupo valorar 10 fntimamente que un in'di- un sistema, n6 es posible explicar c6mo evolucion6 ese sistema,
" ': r,. . viduo deter.minado suscribe las normas de conducta del grupo. ni tam poco explicar c6rr.o la comunidad humana lleg6 a aceptar
;L. Los tocados de cabeza son elementos que poseen, a los bjos de el nuevo sistema. i,C6mo sobrevino el nuevo sistema de valo-
la comunidad, una significaci6n comun a toda la sociedad que res. de ideas, la legitimidad social? i,D6nde se origin6 el nuevo
los usa. sistema de creencias. y por que fue aceptado por la comunidad
human a?
Para extm~ar el cambio de sistema, se hace, pues. necesario
ver c6mo la fase b es generada a partir de la fase a. Si podemos
entender la's 'estructuras ideol6gicas de la fase a, entonces po-
Si, segun el enfoque sistemico. cad a individuo tiene un con- dremos emp1ezar a analizar c6mo se produjo el cambio a la fase
junto de normas que regulan las relaciones con el medio, i,c6mo b y su significado. Nuestro analisis del cambio de sistemas, por
se realiza el cambia social? EI modo de tratar el elemento tiem- consiguiente':' debe 'tener en cuenta los significados hist6ricos.
po es muy caracterfstico. La evoluci6n cultural se divide en fa- Las opciohe'S sobre la trayectoria del sistema se formulan en un
ses temporales, y la adaptaci6n al medio se determina separada- marco cultural pre-existente, pero en proceso de transform a-
mente para cada una de las fases. La trayectoria del sistema'se ci6n y de cambio. El analisis sistemico que mas se ha ace~cado
sUbdi~ide a su vez para luego volverse a unir con el fin de poCier a est as exigencias es el de Flannery y Marcus, que conslguen
aprecl~r las evoluciones generales en el tiempo. Esta divisi6n una interpretaci6n que. a pesar de las insuficiencias ante~ men-
en penodos aparece con toda claridad en los trabajos de She- cionadas. tiene muchos componentes conte~tual~s, Entlendel}
rratt y Randsborg: en ellos cada fase posee una diferente orien- la cosmologfa zapoteca como algo (mico e hlst6ncamente con-
tacl6n climatica, medioambiental y subsistencial. y es tratada creto. En lug;n de incorporar las nociones occidentales mocler-
nas de estrategias de maximizaci6n. los autores sugieren que los Mind» [Hacia una arqueologfa de la mente] (1983 a) plc,mtca
zapotccas tuvieron una «etica de armonfa» en la que el ritual, esta cuesti6n con fuerza, afirmando que los arque610gos p~~den
la socledad y la economfa reflej:lhrll1 una relaci6n espedfica con llegar al significado s610 en la medida en que el significacft> in-
el cosmos. cida sobre el mundo social y sobre la configuraci6n de los arte-
factos. Aquf el significado se separa de In cultura material segun
El mundo zapotcca era un lugar ordenado y tranquilo donde una oposici6n hecho 4---+ teona. Renfre\v pretende inferir pro-
las. acciones human<ls se basaban en la observaci6n empfrica y cesos cognitivos sin saJtos intuitivos precipitados; para conse-
se mterpretaball a Ia luz de un cuerpo l6gico y coherente. Una guirlo es necesario desarrollar unos proccdimientos expHcitos y
vez ententlida csta h'>gica. tuclo el comportamiento zapoteca _
un cuerpo te6rico coherente que permitan realizar I"s inferen-
e.con6mico. politico u religiosn- aclquiere sentido como una se-
cias con seguridad.
ne de respuestas intcrnarnente coherentes e interrelacionadas
Este enfoque parece implicar que existen sistemas universa-
basadas en el mismo conjunto de principios subyacentes. Dich~
de otro modo. una metaffsica profundame'nte no-occidental re-
les de medici6n de la mente. EI modelo de las ciencias natu-'
gulaba los intercamhios de materia. energfa e informaci6n (p rales resulta evidente. pero no de.ia de generar una Hpica ten-
383). . si6n interna en el seno de esta corriente, Por un lado Renfrew.
aqui, y Binford y Sabloff (1982) defienden criterios indepen-
Aun siendo altamente normativa. esta visi6n define un mar- dientes para medir el pasado; por otro lado. aceptan que el pa-
co que permite explicar y entender el cambio social yecon6mi- sado se percibe a traves de nuestra propia matriz social y cul-
C? La meta~fsica zapoteca es el instrumento para el cambio so- tural. Renfrew tam bien afirma, de acuerdo con Flannery y
c~al en relacl6n con un medio humano y ffsico en transforma- Marcus, que «cada cultura tiene su propia "helice de interac-
cl6n. ci6n", su propia trayectoria hist6rica, para utilizar la termino-
logfa de la teona de sistemas» (p. 25). La evoluci6n de las
ideas, afirma, ser:i diferente en cada contexto: cada historia
tendra su pro pia filogenia cognitiva. Para Renfrew, la «mente»
son los conceptos formulados y las vfas compartidas de pensa"
Flannery y ~arc.us infieren la metaffsica zapoteca a partir mien to que, dentro de cualquier matriz cultural espedfica, son
~e las fuentes hlst6ncas y etnograficas. l,C6mo conseguir iden- el patrimonio comun· de todos los- ciudadanos en tanto que par-
tiC? resultado con las sociedades prehist6ricas para las que no ticipantes (p. 26). -I .
ex.•st~ una continuidad cultural con el presente1 Segun la des- Existe una contradicci6n interna en este punto de vista dert'-
cnpcl6n que hace Gellner del enfoqlle de la ley cobertora, los vado de las ciencias naturales e hist6ricamente relativo. Por, un
metodos m:is estrechamente vinculaclos a la arqueologfa de sis- lado «nosotros», en el presente, y «ellos». en el pasado, tene-
temas responden al modelo de las ciencias naturales. EI ritual mos nuestros propios patrones cultllrales, nuestras distintas for-
la organiz~ci6n ~ocial y la ideologfa mantienen, segun este enfo~ , mas de pensamiento, de acuerdo con las que «nosotros» y
<I,ue, relaclones mterculturales universales-eon el mundo mate- «ellos» percibimos (percibieron) el mundo de. las cosas y 105 ob-
nal y obs~rvable; podemos. por consiguiente, inferir la ideolo- . jetos. Por otro lado se postula un metoda universal y u,na teoda
gfa a partir de los datos arqueol6gicos mensurables, y llevarlo coherente que pone en relad6n las formas del pensamtento con
a cabo con absoluta seguriclad v certeza. los objetos ll1ateriales, Una teorfa coherente y una metodologfa
Renfrew. en su disertaci6~ "Tow{\rds an Archaeology of explfcita de la relaci6n entre 10 materifll y 10 ide,,1 (,como puede
aplicarse a otra cultura con sus propios procesos cognitivos y su den, y afirma que el anallsis de las interrelaciones procesuales
propia «filogenia cognitiva»? no necesita de la imposici6n de leyes cobertoras.
Siempre y cuando se siga siendo total mente materialista, el En un cierto senti do el pensamiento sistemico sf es contex-
enfoque sistemico no .plantea problemas de inferencia. Siempre tual. EI objetivo es analizar c6mo un conjunto concreto de com-
y cuando uno pueda decir: «puedo predecir las ideas, el pens a- ponentes se relaciona con el todo. Ouiza se diga que el metodo,
mien to y la cognici6n a partir de la base econ6mica, utilizahdo o modo de pensar, no implica ningun tipo de ley universal; sin
una ley cobertora, y la base econ6mica pueda percibirse yme- embargo, comO ocurrecon todas las metodologfas, estas depen-
dirse de forma objetiva». no habra dificultad alguna. Pero"des- den de la teorfa. Resulta muy dificil representar otros puntos
de este mismo momenta se hace patente la ausencia de hutiia- de vista, tales como las ideas marxistas de contradicci6n, con-
nismo; y cuando Flannery, Marcus y Renfrew tratan el tema de flicto y dial~etica, en un marco sistemico. EI metodo tam poco
la mente, adoptan una posici6n normativa y parcialmeI1te idea- permite una concepci6n estructuralista de la sociedad del tipo
lista en Ia que Ia cognici6n y la percepci6n no vietien determina- cultura:naturaleza: :macho:hembra.
das universalmente por la base material, sino que son en parte EI metodo 'mismo supone ciertos principios generales especf-
contingentes hist6ricamente. basad as en filogenias culturales ficos. Presupone, concretamente, que las sociedades pueden di-
concretas. Desde el momenta en que se admite cierto relativis- vidirse en subsistemas - tipos de actividad independientes. Por
mo cultural en este sentido surge una contradicci6n insupe- ejemplo, me resultaria dificil decidir si una «comida», actual-
rable. Ya no es posible una teona 0 un metoda universales mente, pertenece al subsistema econ6mico, social 0 ritual, 0 de-
propios de' las ciencias naturales que posibiliten \lna inferen- cidir que partes de la «comida» pertenecen a que subsistema.
cia y una predicci6h seguras y ciertas de un contexto hist6rico Resultaria aJtamente sospechoso afirmar que las «comidas» per- .
a otro. 'I tenecen al niisino subsistema en todas las sociedades. Ademlis
En esa busqueda en pos de una adecuada arqueologia de la se presupone que la explicaci6n de un tipo de actividad (como
mente, sera necesario. pues, abandonar definitivamente el en- el ritual) siempre hace referencia a algo fuera de sf mismo (otro
foque basado en las cienclas naturales y en la'iley cobertora. subsistema tomo la esfera social, por ejemplo). Explicamos una
Dentro de la lfnea empiendida por Collingwood, VereiilOS'que cosa por susftiriciones en relaci6n can otra cosa. Aplicado a
el metodo deductivo que aplican t1abitualmeI1te los aiqtie6logos una «comidaW 'ingles'a resultaria igualmente insatisfactorio.
induye la reconstrucci6n «desde dentro» de las matrices' cultu- Aunque las .funciones utilitarias, sociales·e id,eoI6gicas, forman
rales pasadas. El fracaso del, modele de las ciencias riattitales parte de la 'e:tplicaci6n de la «comida», me parece que la comi-
para dar euenta de la mente ,ha tenido repercusiones, comO've- da debe entb'l'derse en parte como alga organizado en formas
remos mas adelante. I . I; . no reducibles;~ 'funciones extemas.
Si biert Hi idea de unos subsistemas relacionados fundonal-
mente es una clara teorfa intercultural, la teorfa de sistemas no
tierie por que'ser necesariamente materialista: la base material
illerza
no es a la el elemento primario. Sin _embargo, en la prac-
En este capetulo he comparado la teona de sistemas, en ar- tica, como \iirrios antes, tiende a desempenar un rol dominante
queologfa, con el enfoque dela ley cobertora de Gellner. Flan- y es en relati6n a ella que funcionan la sociedatl y la ideologfa. ~
nery (1973) ha negado espedficamente la existencia de una re: Este PUTltode'iiista implfcito es identico a \a «escala de inferen-
laci6n entre el analisis sistemico y los modelos de la ley-y-el:.:or- cia» de Hawkes (1954). Un aspecto importante de la teoria de
sistemas en arqueologia es que ha posibilitado un movimiento se aplica un conjuntn de ecuaciones matem{ttic~s a modo d~ or-
ascendente en esta escala de una forma sistematica. Para Haw- denador. Las teodas abstr;lctas (Ia primada ue la base materi;ll.
kes la tecnologia y, en menor n)edida, la economfa de los siste- por ejemplo) se acoplan evidentemente a los datos, pero df la
mas del pasado, eran elementos a los que se pod(a lIegar, mien- impresi6n de que todo es como parece. 5i lIega a utilizarse el
tras que la organizaci6n social y la religi6n, que estaban mas termino «estructura» en tales anaJisis, es para hacer referencia
arriba en la escala, estaban fuera de todo alcance. Daniel (1962, a 10 que aparece como su equivalente, el termino «sistema».
pp. 134-135) aceptaba que los artefactos fueran el producto de Pero en todo este capitulo se ha dejaclo traslucir otro nivel
la mente humana, pero sostenia que no habfa coincidencia en- de analisis. l.,Por que el sistema 0 subsistema es como es. par
tre los aspectos materiales y no-materiales de la cultura. La teo- que la pua de pastinaca. por que los enterramientos y no los
rfa de sistemas ofrece un metodo para convertir 10 social (Ren- ajuares para evidenciar rivalidad social. por que ceremonias y
frew, 1973) y 10 ideacional (Renfrew, 1983 a) en algo suscepti- rituales y no romper vasijas para descargar la tensi6n? i.Que es-
ble de analisis, dada la predictibilidad de los vfnculos sistemati- tructura la «comicla»? Tras estas opciones culturaJes quizas exis-·
cos entre el mundo material y los aspectos menos visibles de la ta un orden 0 una estructura que la teorla de sistemas no nos
vida. Por ejemplo, se ha demostrado la existencia de vfnculos permite abordar.
entre categonas de subsistencia y. practicas funerarias (Binford, Y comenzamos a damos cuenta de la importancia de la in-
1971), entre la tensi6n y las ceremonias y rituales generalizados terpretaci6n de los significados simb6licos, en lugar de conten-
(Johnson, 1982, p. 405), Y entre el crecimiento de la producci6n tamos con adscrihir funciones simb6licas. Por ejemplo. no es
y un aumento del ritual (Drennan, 1976, p. 360). posible analizar las funciones sociales de las tumbas sin analizar
La teona de sistemas quizas haya colmado el vado de credi- al mismo tiempo su significado. Por 10 tanto. se requiere un en-
bilidad del amHisis arqueol6gico con respecto al ambito de las foque que aborde la estrtlctura y el signific~do de 10s sfmholos.
ideas, pero en este capftulo he intentado poner de manifiesto
que, a pesar de todo, no nos ha permitido avanzar mucho mas.
Esta corriente no es capaz de explicar la gran riqueza de varia-
bilidad y especificidad de la producci6n cultural, y el individuo
y los pensamientos que comparte con el resto de la comunidad
son derivados pasivos del «sistema». La actividad humm,a apa-
rece como algo atemporal, como el producto de las interrelacio-
nes sistemicas, y no como un producto hist6rico. Y sobre to do
esta corriente ha desembocado. en arqueologfa, en una episte-
mologfa contradictoria en sf misma. No es casual que ahora se
busquen enfoques alternativos. ,
Tras la cntica realizada en este capftulo de la teona de siste-
mas, se encuentra la idea de que el analisis sistemico se real~za
a un nivel «superficial». 5us rrocedimientos incluyen la medi-
ci6n c1irecta del tamano de ]0" (lscntamientos, del numero de
estatuillas. de la concentraci611 demografica y de la expansi6n.
ete. Todos estos datos «obsen',\bl('<;» luego se interrelacionan y
queda reflejada en las diferencias entre el analisis formal de
Washburn (1983) y Hillier et al. (1976), las explicaciones piage-
tianas de Wynn (1979; Y vease Paddaya, 1981) Y los analisis rea-
lizados por Leroi-Gourhan (1965; 1982) en la lfnea de Levi-
Strauss.
La segunda respuesta es que, en arqueologfa, diversos enfo-
ques estructuralistas vinculados a esta corriente podrfan adscri-
birse perfectamente dentro de la arqueologia procesual, sin mu-
3. LA ARQUEOLOGfA cha dificultad:y podrfan estar perfectament en la !fnea y obje-
tivos de la Nueva Arqueologfa. Fritz (1978). por ejemplo, ana-
ESTRUCTURALISTA liza el valor adaptativo de los c6digos espacial y simb6lico. Es
evidente queexisten estrechas semejanzas entre el enfoque sis-
temico v el estructuralismo, v mas adeJante veremos que las crf-
Cuando Edmund L~ach ~1973) anunci6 que la arqueologfa ticas a 'amb~s corrientes cdrren paralelas. 1..a semejanza mas
pronto pasarfa del funclOnahsmo al estructuralismo, siguiendo evidente entre ambos metod os es 'que los dos tratan de la «sis-
las hueJlas de la antropologfa social, no sabfa, evidentemente temidad». Ambos se ocupan principalmente de las interrelacio-
qu.e la arqueologfa estructuralista ya existfa. EI trabajo de Le~ nes entre entidades: el objetivo de ambas corrientes es descu-
rOJ-Gourhan (1965), semejante en ciertos aspectos al de Levi- brir algun tipo de organizaci6n que nos permita acoplar todas
St~auss. provoc6, m~s que ningun otro, un amplio debate. Es las partes en un todo coherente. En el analisis sistemico esta
e~d.en.te que el estructuralismo no ha dominado nunca en esta estructura es un diagrama fluido, a veces con funciones mate-
d.Jsclph~a; pero no puede negarse la gran atracci6n que ha ejer- maticas que describen las relaciones entre los diferentes subsis-
cldo (Bmthff. 1984; Deetz. 1983; Huffman. 1981; 1984; K~nt, temas: el sistema es mas que. 0 mayor que. las partes que 10
1984; Leone, 1978; Miller, 1982 a; Muller, 1971; Richards y componen, pero se halla al mismo nivel de anc'tlisis. Aunque en
Thomas. 1984: Schnapp, 1984; Van de Velde, 1980). Todos es- el estructuralismo la estructura existe a un nivel mas profundo.
~os .a.rtfculos, Junto Con los que se discutiran en este capftulo, las partes tambien esHin unid<ls a un todo, por medio de oposi-
JustJ~lcan el que hoy pueda hablarse de una arqueologfa est ruc- ciones binarias, reglas generativas. etc. En amhas corrientes 10
turahsta.
mas importante es la relaci6n entre las partes.
Y sin embargo i,por que el analisis de «conjuntos estructura- Otra semejanza entre la teorla de sistemas y el estructur::llis-
dos. de las difere~~ias» ha tardado tanto en Ilegar y ha tenido 010 es que ambos dicen desarrollar un analisis riguroso de los
un Jmp~cto tan "viano? ('por que el estructuralismonunca ha datos observables. En algunas variantes de la arqueologfa es-
CO~shtlJ1do una gran alternativa coherente en arqueologfa? La tructuralista (sobre todo la que describire como analisis for-
pnmera respuesta a estas preguntas es que el estructuralismo mal). las estructuras y esquemas conceptuales son, para ambas
no es en sf mismo un e~foque coherente. dado que cubre una corrientes. algo empfrico y mensurable. La teorla de si~temas
gran vtlfledtld de traba.los, desde 13 lingufstica estructural de est3 estrechamente vinculada al positivismo. en el sentldo de
Saussure y la gramatica generativa de Chomsky, hasta el desa- que. midiendo la covariaci6n entre variables observ~h.les en el
rrollo de la pSlcologfa de Piaget y el analisis cle los significados mundo real. el sistema ruecle ser identifica(1o y venf1Cado. Sf
"'profundos» de I evi-Stl'a F: /
. -. lISS. _n arqueologla esta corriente bien el rositivismo es L1na«icleologfa» rerrcsentadCl en arC]uco-
logfa pOl' varios 3nalista<; estructmales y formal.,·s. verertl
l
)" que. Asl. la cucnta de collar. simbolo de «jefalllra·', se contraq;l con
COTllOen el an{i1isis sistclllico. 1,1 :lp,llTnte «solidc7» de los datos la ausencia dc cuenta 0 con la presellcia de otro elemenlo indi-
y el rig.or del lllctOJO son en rcalidad ilusorios. cador de «no-jefatura», EI analisis se ocupa de la forma. no del
Una tercera respueSl<l a la pregunta de par que el estructu- contenido.
ralismo no ofreci6 nunca un conjunto coherente de alternativas EI analisis formal en arqueologf~\ esta muy bien ejemplifica-
en arqueologfa. es que ll1ientras algunos tipos de estructuralis- do en el trabajo de Washburn (19~3) y en I" importancia que
mo (como el analisis formal. pur cjemplo) se coflSideraron rigu- otorga al modo de identificar y cornp"rar las reglas de simetrfa
rosos y "duros». otms tipos (snhn: todo los trabajos que han en una misma cultura y entre diferentcs culturas, EI estudio de
seguido la linea de Levi-Strauss) sc consideraron «blandos» y la decoraci6n cerarnica. P~ll' ejemplo. es susceptible de ofrecer
poco cientfficos. No se crey6 que la verificaci6n de las hip6tesis clasificaciones basadas no en los motivos decor<1tivos. sino en
relativas alas estructuras del Sii!llilicado fuera posible. sabre la forma en que estos motivos esHin org;lnizados segun relacio-
todo porque gran parte del an;llisis estructuralista fuera de la nes simetricas, En la figur;l 2 se presenlan Ius prillcipales tipos
arqueologfa ha tenidu que vel' con !ns mitos. La arqueologfa, de simetrfa reconocidos, Lo importante, pues. no es saber si
en la que predomina la perc,epci(ln de sf misma como una disci- una coma, un triangulo 0 una estrella se utilizan 0 no como mo-
plina positivista y materialista. diffcilmente podra lanzarse con- tivo decorativo, puesto que la investigaci6n etnografica (Har-
fiada a este ruedo. Tal como ha rnostrado Wylie (1982), toda din, 1970) ha demostrado 4ue el contenido dccorativo no es un
arqueologfa implica ir mas alia de los datos. con el fin de inter- buen indicador de la afiliaci{)n grupal. La estructura decorativa
pretarlos, y el estructuralismo no es diferente al respecto. Pero se considera una medida mas fiable de la afiliaci6n cultural.
la perspectiva arqueo16gica predominante de la ciencia era anti-
tetica al estructuralismo.
Dadas estas tres razones explicativas de la reacci6n esceptica
en la arqueologfa
estructuralismo
queologfa procesual,
frentc alas afirmaciones
que mas facilmente
y que analizaremos
de Leach, el tipo de
encajaba dentro de la ar-
aquf en primer lugar, ~ ~ ~

~

fue el analisis formal, que significa describir el mundo real. mas A B


que adivinar las esencias internas.

II

~ ~
• • ~

En la lingUfstica estructural de Saussure, el signo mismo es c 0


algo arbitrario y convencional. En otras palabras, cualquier
sfmbolo (una cuenta de collar, un tcjido. una punta de flecha) \ I'll ,liRA 2
podrfa utilizarse para significar un jefc: no existe una relaci6ri
necesaria entre el c;ignific;l1lte (1<1 cuenta) y el significado (I" je- Tipos de simelrfa y re/'elici6n dcl mOI;\'1> drcoral/l'O A) Traduccilln,
fatura). Debido a esta arhitraricd~HI. ci analisis del significado B) ROlacinn doille C! Ref/eju lror/wnwi illl'erlic/o n) HelleJI> corndo
de Saussure se centra CIl conjuntn<; e<;trllcturados de Jiferencias, ("lien II' \r(l~hlwrn (1081,
EI anc\lisis de 1<1 simetrfa es. en muchos aspectos. no-genera-
tivo. Se trata de analizar el modelo tal como exiqe. estatico.
en la superficie de Ia olla. y de identificar la estructura subya-
cente. Por otro lado. la simetrfa puede describirse como una re-
gIa gcneradora de modelos. Para Chomsky 10 importante es <da
creatividad que se rige por unas reglas»: y en un analisis de las
calabazas decoradas de los nuba del Sudan. se constat6 la exis-
tencia de una grClmaticCl generativa (Hodder. 1982 a). en la li-
nea de los Clnalisis publicados por Faris (1972).
Hablar de gramatica 0 de lenguaje decorativos equivale a si-
tuar los orfgenes del analisis estructuralista en la lingufstica es-
tructural de Saussure. En el caso de los nuha, la gramatica se
pudo inferir a partir de un motivo en forma de cruz (figura 3.1).
Se comproh6 que tanto las «palabras» como las «reglas grama-
ticales» eran cClpaces de producir una amplia variedad clecorati-
11 12
va en las calabazas, desde dibujos altamente organizaclos (figura
3.10) hasta diblijOS aparentemente «casuales». De esta forma es
posible componer el friso de motivos en forma de «pajarita» de
la figura 3.15 sacando el triangulo «palabra» y afiadienclo otro ~
X
en el angulo (no al lado): H. De acuerdo con otra regIa. se
hace girar. en rotaci6n, a este motivo de «pajarita» por medio
de unidades de 900 para producir Hn-4. etc. En todos los 010-
tivos decorativos que aparecen en la figura 3. las reglas se redu- >H+< :IYIY HXRJI vvvv
cen a: las «palabras» se afiaden a los angulos (no a los laclos). 13 14 15 16
etcetera.
Washburn (1983, p. 138) afirma que el analisis de simetrias
,r X
posibilita una medici6n y una comparaci6n sistematicas y obje-
tivas de los cliblijOS en el tiempo y en el espacio. EI analisis for-
mal de la estructura de un asentamiento (Hillier et af. 1976;
Fletcher, 1977) parece ofrecer una posibilidad similar. En todos
estos casos parece que podemos describir estructuras y verifi-
carlas rigurosamente con los datos. Es posible Ilevar a cabo ve- ,
17 18
*
FIGURA
19

rificaciones estadfsticas (Fletcher, 1977) y reproducir las grama- Dibujos nuba con una gramatica a base de un primer motivo en forma
ticas en un ordenador (Hodder, 1982 a) para ver si realmente de cruz (1). Las «palabras» de la gramatica son el triangulo, la l(nea
generan los modelos observados. Este tipo de trabajo. por 10 y el rombo de la cruz, y las «reglas» incluyen afl8dir palabras a los \0

tanto, no p.arece implicar vados de credibilidad: aparentemente angulos y no a Ins lados. y rotaci6n en unidades de Q{)O. Fuente: Hod-
no se asigna ningun significado y se constata gran rigor cientffi- der (l982 a)
,
co. EI an~lisis es puramente formal. De ahf que este tipo de este tipo de analisis sl que atribuye significado al conten\do:
trabajos sean facilmente adscritos a la Nueva Arqueologfa posi- no son solo descripciones formales que facilitan la comparac~6n.
tivista -no suponen ningun peligro, en especial si se vinculan Percibir una marca en una vasija como «una unidad de analt\is»
alas interpretaciones sistemicas (vease m~s adelante). o como un «motivo decorativo», supone dar un sentido a aquel
i,Pero es cierto que el an~lisis formal no implica la asigna- motivo, supone interpretar su contenido y, nos guste 0 no. su-
ci6n de significado, que no se interesa por el contenido? Tome- pone un intento de ver el motivo decorativo tal como 10 vela la
mos como ejemplo el analisis que hace Washburn del dibujo en comunidad prehist6rica.
«chevron» «««. La autora quiere eliminar las «etiquetas Mas adelante volvere sobre estc punto, pero por el momen-
decorativas subjetivas» tales como «chevron» (1983, p. 143), to es prioritario constatar que la subjetividad subyacente tras la
porque prefiere hablar de la «clase 1-110: dibujos unidimensio- pretendida objetividad de Washburn no desmerece en absoluto
nales generados por reflejo horizontal invertido». Washburn su- su trabajo. Esta subjetividad es mas bien un componente nece-
giere que el dibujo en «chevron» tiene su origen en un eje ho- sario en todo analisis arqueol6gico. Hemos visto la permeabili- .
ri,zontal colocado entre los «chevrones» que, como en un espe- dad de los problemas de percepci6n en la filosoffa postpositivis-
jo, permite ver Ia parte de arriba como un reflejo invertido de ta (pp. 28-31). Todo analisis arqueol6gico se basa en categorias
la parte de abajo: subjetivas (tipos de vasijas, sitios de ocupaci6n, etc.) y en rela-
ciones sistemicas 0 estructurales no observables (feed-back posi-
««« =- - .i.. reflejo horizontal invertido
,;:., tivo y negativo, relaciones de intercambio, etc.). En la adscrip-
e ci6n de polfgonos Thiessen a un patron de asentamiento, por
ejemplo, nunca podremos saber con certeza si nuestras «unida-
Tomando estas unidades decorativas no como los dibujos des de amilisis» (los sitios 0 trama del patr6n de asentamiento)
oblicuos individuales sino como el chevron, tendrfamos un an~- son realmente comparables. Debemos asignarles un significado
lisis alternativo: (en calidad de sitios de ocupaci6n, ciudades. poblaciones) antes
de establecer la existencia de relaciones sistemicas y estructura-
les entre ellas 0 detras de ellas.
El caracter «duro» del amUisis formal resulta. por consi-
guiente. ilusorio. Elhecho de que el an~lisis de Is simetrfa, por
Washburn intenta evitar esta clase de ambigtiedades y defi- ejemplo, pueda encajar del\tro de la arqueologfa sin pTobl~Fa
ne la unidad de an~lisis concretamente como el elemento asime- alguno se debe a que toda la arqueologfa est~ marcad~ po~ la
trico m~s pequeno (la coma, por ejemplo). Pero es evidente misma ideologfa positivista, de ahf que apenas se hay~ mtenta-
que las \ineas y los drculos no encajan en este tipo de esquema, do ir mas alia de las simetrf8s en la decoraci6n cenimlca. hasta
y la definici6n resulta, en sf misma, arbitraria: si por un lado , el contenido del mensaje 0 mensajes. Se ha minimizado la inte~-
puede coadyuvar al analisis objetivo, por otro puede ocultar di- pretacion del significado simb6lico en fa~or de l,?s v{nc~los dl-
ferentes niveres de relaciones simetricas como en el ejemplo del. rectos entre la simetria y los pTocesos de lOteraccl6n SOC131. Por
chevron anterior. El eje a traves del cual se busca la sinH trfa ejemplo, Washburn dice que «Ia identidad de l~~estructuras de-
es, igualmente, una interpretacion. no una descripci6n de los corativas puede ser indicativa de una co~poslc16n cultural ho-
datos. Dicho de otra manera, el anaJisis simetrico es una des- . mogenea v de la intensidad de la interaccl6n cultural~).(1983. p.
cripci6n dentro de un conjun(o de decisiones interpretativas. Y 140). Qui~a se trate de una hip6tesis fructffera, «venflcada» en
LA A RQUF.OL(lCi fA F.STRUCTtJRAUST i\

, I \. cer~mic<I ncolitica holandesa (Hodder.


las interpretaciones etnogrMicas y <lplicahle con exitp <Ilos da- Plo , a\ estucllo (c.\ . ,1' tl""b"'\O identlf,c<Hnns
, ' f' .
un3 tr<ls nrm,lC'IOn
tos arqueologicos (ihid). pem vinclll<lndn la formCl decorativ<l 19R2 b) En e,tc 1I tlmo '" o
. .' \ sde los tnOll\'OS "dclilllitados)}. donde era.r -
a la socied<ld de esta form<l tan direct<l pasamos por alto la po- de estruct~Ias, c e. '. . Ie oposiciones horizontal/vertIcal,
sibiliclad real de que la estructura clecorativa tenga distintos sig- sible identtf1Car tll~a Jerarqul3 l d' ,'did<ls en zonas horizontales
clas «a(lItlvas" 1\\ (, .'
nificados en contextos culturales diferentes, (,Hasta que punto hasta Ias secuen , . . " «clelimit<ldos» se <lsoc1<lrondl-
podemos dar por sllpuesto que las estructuras decorativ<ls defi- (f'Igura 4) . 10' ~'.
rnmeros moll\OS
SOci;lles «delimil<lc\aS» (Ios tnaJ~s.
I' . )
nidas de modo suhjetivo tendran implicaciones soci<lles univer- rectamente a entlda~es ' \" x 1re,<lh<ln la incorporaclon
notlvos al It\\'OS e, I ,( ,
sales? Un am'ilisis profunetamente riguro,o y. por tanto, cientf- \\
mientras que Ios I '. 'Tal interrreta-
J
, ,:,
d d, ,ocwles extenslvas.
fico. dehe analizar tamhien los significados simb6licos que me- de grupos dentro e re e, .'" \ orque no hay raz6n para su-
dian entre la estructur<l (del dihujo) y las funciones sociales.
,K .
cl6n resu a tnt
It' I)' poco ola\l<;I\' e. P
t I' . tre h decoraclon de una
"
"
~ t:
.1
. 'a de un<l re actOn en (
:;;:t~.':: poner la eXlstencl C ." social Antes de abordar
tos de \a orgamzaClon ' (.
I \~. ,:)l.l\.> olla v estos aspec . '. . les de la decoraci6n. es
- ., -Ie las funClnnes socIa . .
la interpretacion l, . del signiftcado de los motl-
necesario t~ner alguna Idl~<I~erc:ce,a;in s<lber si las ollCls son
Cuando preguntamos acerca del significado de las simetrfas vos decoratlvoS Y de la 0 a .s n .' 'I'> decoracion varia
. . I de prestlglo. Sl n

o de otras estructuras fonnales. cuando consideramos si las si- de tipo domest1Co. ntua . ~) otros <lTtefactos. cuales
, . s " <1parece en '
metrfas de la decoracion ceramica son trasformaciones de las segttn los dl,ttntos uso .,' d la decoraci6n en esta cul-
simetrfas de la organizacion del espacio ocupado. 0 de las prac- , . son. por l0 gene
ral \os contextos
. .

'memos a estos slgmflca os
. .' d
': 'J" C to mas no, <lprOXI ' .
ticas funerarias. y cuando relacionamos estas estructuras con las I"
"j, ,
.''': •. "
tura. etc. ,uan . fa i\ re<;ultara vincular las estructuras
estructuras abstractas de la mente. dejamos el analisis formal \'
contextuales. tanto m.as c . \ e clesempenan.
. I funclones ,0Cla es qu ' .
para introducirnos en el analisis estructuralista. decoratlvas a as ..' . t Arnold (1983) expllca
Habra quien diga Cjlli73 que la atrihllci6n de conceptos alas otro ejemp\o. c1anft.car:l eS~~rPat;~~z~ci6ny utilizacion del es-
partes de una estructura 0 al todo estructurado. como hace Le- c6mo 10s pnnClrlOS baslcoS COle. g Pertl;e reflejan en la or-
roi-Gourhan (1965: 19R2). no difiere en absoluto de la atribu- pacio ambiental Y social en utnU3 · los ~'l'SOSrintados. EI es-
,1 1 c'o c\ec()l'(1tlvo le1 ' , .•.
cion de significado a los caracteres de las ollas a la hora de de- ganiz<lci6n ue espa I , omunidad de cerClmistas
. d' h'ental en torno a a c
finir los motivos decorativos, Ouiza la lillica diferencia estriba paclO me loam \ . Ie wnas ecol6gicas dispues-
en que la atribuci6n de significado en este ltltimo tipo. ejempli- esta organizado a base de una ~ene c I ~ (h'''sta ICl5tienas altC1s.
. d d las tlerras 1<11as n, (
ficado por los meticulosos y convincentes analisis de Washburn. tas honzontalmente es e (. . la autosuficiencia de la
'6 arCl asegurar , '
se encuentra enmascarada en la ciencia objetiva. EI trabajo an- todas eHas en exp IotaCl n. p (, I orizontales del medin
• A I I elaCll)!1<11<1<; zonas 1 '
terior de Leroi-Gourhan. por otra parte. supuso un intento comul1lc!'ld. t\rno ( r ( - I "n ceramica' ac\em~s.
. tales de 13 l ecoraclo .
consciente de asi~nar significados. AI mlsmo tiempo. el tipo de con las zonas IlOnzon. ., ' .' hIes tienen su con-
lot aCil)!1 fllas e \l1va 1)(l ••
trabajo ••a 10 Leroi-Gourhan». es. potencialmente. mas «cientf- aquel1as zonas cIe exp ( ..'. hT c\Cldde los motivos en
,I 1 lativa falla de vana 1 1 ( . Id I
ficol>. porque pretende desvelar los «significados» de que somos trapartl( a en a re « I U divisi6n transversa e
. \ te, de 1<1' 01 as na ' .
portadores. en lugar de aplicarlos de forma encubierta. las zonas equlva en ~ ( , . . I"llc, vinculadas Clun SIS~
medio y de \ a SOClelal . I I en -'. cln, comunlC " . .... hie seol\l1 Ar-
Pero en arqueologfa se han identific<ldo y compar<ldo estruc- ., " rId irrig3C16n es equlpara .' t--
turas con harta frecuencia sin una consideraci6n adecuuda del tema tamblen c\lVI~1(0 , e . - 1 !1\(1(\ccoracion cer<'lmica.
contenido clel significado -crltica que es aplicahle. por ejem- no IIl . a1 ll,S(l lie I"" slmetn(l
.
""<ltera e
Arnold apenas ofrece informaciClI1 contextual en apoyo de suponer que las ollas, las zonas y Ins motiv{)s «significan» reaJ-
los hipoteticos vinculos entre estructura c1ecorativa y media. EI mente zonas ffsicas, arriba/ahajo. CICl?tera'l

problema es: (,por que habriamos de creer en la existencia de En los ejcrnplos antcriorcs se relaciolla la estructura decura-
una relaci6n entre dos tipos de distribuci6n en zonas? l,No evi- tiva con otras estructuras, sin una consideraci6n adecuada del
dencia, acaso, una manipulaci6n de rnoclelos por parte del ana- contexto de utilizaci6n de los artefactos tntplicauos, 0 de su
lista con el fin de que las piezas acaben siempre encajando de contenido de significado. Lo misnJn pucue decirse de diversos
una u otra forma? Para que las interpretaciones resulten fiable~, amilisis estructurales sobre patrones de ascntamlento. Par ejem-
hay que entramar las estructuras abstractas (zonas horizontalo:' . plo, Fritz (1978) identifica relaciOIlt's simet ricas en la organiza-
simetrfa bilateral) dentro del contexto de utilizaci6n y en el con- ci6n del asentamiento de Cai"i()n Ch;\co. Las simetrfas equilibra-
tenido del significado en situaciones culturales concretas. Ar- das y desequilibradas (dispuestas ck O-E. N-S) aparecen tanto
nold menciona muy concisamente que las ollas analizadas son a escala regional como a escala de asentamiento. A partir de
vasijas de agua para usa domestico. que tienen una funci6n aquf se dice que la disposicion estructural es adaptativa. que
identica a la de la organizaci6n espacial de la comunidad, basa- guarda relacion can la estructura ~ocial jerarquizada. par un
da en la distribuci6n de agua, Un analisis mas detail ado de tales
vfnculos y asociaciones incremen'taria la plausibilidad de estas
hip6tesis. l,Hay alguna representaci6n pict6rica que nos permita

-
':\"\.."\.~ '\ ~ ~'''''~ -\'\ A'
't1t! 11t1/11':/,(;:';1(,

Cambi~ de estructura decorativa en e/ Neo/ftico ho/andes. A) Estructu-


ra ra~iflcada hecha a base de contrastes horizonta/es y verticales en
cer~mlca TRB (de los vasos de embudo); h' 0 v' indica un contraste
hOrizontal/vertical conseguido gracias al 11.10 de zonas en blanco. B)
Estrllctura secliencial hecha a nl/\e de Z()IlQS allernantes en ceramicQ
PFB(cordad)'A"d'a , ., rle la decoraci6n en A.
In. Ica una IfllfI.I!onll<luon
Flienle, Nodder (fCJ82 h)
laelo. v can la" rel<lciones sociales sim6trieas. por atm. Aunque <Irqueolo/Zicos prehist6ricos de 1" cultllra thule del Canada arti-
existe' cierto interes en llenar de significaci6n cultural las oposi- co. es un ejemplo de analisis asociativo y contextual: en el se
ciones espaciales (par ejemplo. sagrada/profano), la hip6tesi.s asignan significados y se estahlecen vfnculos entre las estructu-
resultarfa mas plausible si se diera un mayor relieve a\ eontelll- ras de las diferentes actividades. Empicza asociando el m"rfil 0
do del espacio de ocupaci6n en el contexto de Cafi6n Chaco. el hueso del mamffero marino con las puntas de arpones. y las
'Que significa norte 0 el eje N-5 en las distintas escalas? Debe- puntas de lanza con el asta. AI intentar dilucidar esta dicoto-
~os esperar a tener mas evidencia sobre la utilizaci6n y finali- mfa. MacGhee intent6 descifrar otras asociaciones del marfil y
dad de los diversos poblados y partes del poblado en el patr6n del asta de la cultura thule. El marfil se utilizaba en elementos
de asentamiento. asociados a la caza de mamfferos marinos: gafas protectoras
5i no se tiene alguna idea sobre el contenido del significado contra la nieve, guarnici6n para los kayaks 0 canoas. hebillas
de los elementos decorativos 0 espaciales. es diffeil saber c6mo para los arreos de los perros. etc. Otros elementos de marfil
hay que interpretar las estructuras del significado en relaci6n estaban relacionados con la mujer y con actividades de invier-
con otros aspectos de la vida. Pero l,c6mo atribuir significados? no: cajas de agujas, estuche" para dedales, ajuares y adornos
Es el momento de volver a la obra pionera de Leroi-Gourhan. femeninos, pequenas figurillas de pajareras. EI asta. en cambio,
Este autor atribuy6 un significado (femenino. masculino) alas se asociaba a 105 mamfferos terrestres -sobre todo al caribti-,
pinturas rupestres del Paleolftico, cuya validez ha sido analizada fl hombre y a la vida en tierra durante el verano. Aparece asf
desde diversos puntos de vista. En mi opini6n. las insuficiencias la estructura siguiente. basad a en las asociaciones contextuales
de su trabajo no se derivan del hecho de pretender interpretar del asta y del marfil:
el significado, puesto que, como vimos anteriormente, atribuir
un significado a la cultura material es un paso necesario en el
analisis. Las insuficiencias derivan, sobre todo. de la escasa in-
formaci6n disponible ace rea del Paleolltico y de nuestra renun- Este conjunto estructurado de diferencias viene sancionado
cia a cuestionar la universalidad de nuestras propias premisas. adem as por la constataci6n de que no existe una raz6n funcio-
Leroi-Gourhan tiene poca informaci6n sobre 10s signos utiliza- nal que explique por que es necesario que el asta y el marfil se
dos en el arte parietal. 5610 en un grado limitadfsimo es posible utilicen para la confecci6n de diferentes 'titiles y armas. Ade-
«rastrear~ reflejos 0 «equivalencias») de los dibujos en otros am- mas. la evidencia etnogrMica e hist6ric<l indica que el concepto
bitos culturales (enterramiento, artefactos, espacio de ocupa- que los inuil tienen de su propio medio se fundamenta en la
66n) que permitan identificar sus asociaciones. No es fikil iden- dicotomia entre la tierra y el mar. La carne del caribt. no podia
tificar los significados concretos de estos motivos decorativos en cocerse en la misma olla que la carne de los mamiferos marinos.
el contexte del Paleolltico del suroeste frances, sencillamente La piel del caribl' no podia cocerse sobre el hielo marino. En
porque los datos son escasos. la mitologia hist6rica inuit hallamos tamhien asociaciones entre
Para interpretar los contenidos del significado hay que estar la mujer y los mamfferos marinos. y entre la tierra. el hombre
dispuesto a hacer abstracciones a partir de las Clsociacianes y los y el verano. Esle lipo de evidencia no supone nada radicalmen-
contrastes del registro arqueol6gico. y ello se logra. con mayor te nuevo para Ia arqueologfa. sino que suministra. sencillamf'n-
detalle y rigor, allf donde existe una mayor informaci6n asocia- te. mas informClci(ln contextual "ohre la hip()tet~ca e"tructura y •.
tiva en 105 uistintos tipos de datos -al reyes que en el Paleoli- Sll significado.
tico Superior. El estudio de MacGhee (I (77) <:ohre los vestigio" PI anali"i" de McGhee C" un claro ejelllplo de (l')IlW eI :1Il<'l-
Iisis estructuralista ofrece un potencial de rigurosidad, si va aso- xi6n arqueol6gica sobre ciertos tipos de analisis' est a atrapada
ciado a un analisis del contexto y del contenido (por ejemplo, dentro de su propia ideologfa de encubrimiento.
que en la cultura thule el marfil aparece asociado a los mam~fe-
rQs marinos y alas mujeres). Es de esperar que, en la medlCia
en que se desmitifique el caracter «duro» de la ciencia arqueo-
16gica, ciertos tipos de analisis estructuralistas que impliquen la
atribuci6n de significado resulten mas aceptables y corrientes. Aunque este libro pret~nde descubrir la relad6n entre 10
Existe un potencial enorme, poco aprovechado hasta ahora, material y 10 ideal, la contribuci6n de Levi-Strauss consiste en
para llevar a cabo un analisis riguroso. Por ejemplo, es posible una aproximaci6n a una teoria de la sobrestructura. Las relacio-
descubrir diferencias en el uso de las partes izquierda/derecha, nes con la infraestructura no constituyen 10esencial del trabajo.
delantera/trasera, centraVperiferica de casas, asentarnientos, ce- De acuerdo con el enfoque semi6tico de la lingilfstica de Saus-
menterios, tumbas, areas rituales. etc., que se podrfa intentar sure, que tuvo una gran influencia sobre el estructuralismo. 10
igualmente con otras dicotomias tales como ritual y mundano, fundamental es analizar la organizaci6n de los signos, para que
vida y muerte. Todos estos analisis estructuralistas imponen de tengan un significado. Asi, la palabra «olla» es un significante
alguna manera un contenido del significado. arbitrario del concepto significado.
OtrQ. ejemplo de posible interes· es la dicotomia entre do-
mestico y salvaje-silvestre en relaci6n con asentamientos inte~
rioreslexteriores, donde es posible ver el grado de elaboraci6n
. de ambas esferas. Por ejemplo, en las fases mas tempranas del
Neolftico europeo, el contexto domestico es un contexto elabo-
rado -Ia ceramica domestica est a muy decorada y las casas son
[01 o
ricas y complejas. En todo el Neolftico. la elaboraci6n domesti-
ca va decreciendo hasta llegar a una ceramica sin decoraci6n y Se analiza la relad6n entre significante y significado, pero
a unas casas austeras, al tiempo que la elaboraci6n aparece en el «objeto» en sf mismo tiene escaso interes -en este caso la
«10 salvaje», como en el caso de los ajuares rituales deliberados olla material real. Estos enfoques no nos ayudan a descubrir las
en zonas humedas, los enterramientos alejados de 105 asenta" relaciones entre 10 id~al y 10 material.
mientos, 0 el crecimiento del arte rupestre exterior y en las ac- EI analisis abstracto de los signos y los significados es un
tividades masculinas tales como el pastoreo, per:o no de las ac- problema en arqueologia, dado que esta disciplina se ocull3,
tividades decorativas 0 pict6ricas de tipo dom~stico. Tambien principalmente de la cultura material. Cuando excavamos mate.'
puede darse un aumento del porcentaje de animales salvajes al rial excavamos tam bien ideas y q~eremos ver cada objeto a fa
desaparecer los Ifmites «defensivos» alrededor de un asenta- vez como un objeto, resultado del proceso de producci6n y ac-
miento. Este cambio en la importancia de 10 domestico y 10 sal- I ci6n, y como un signo, puesto que el objeto (011a) puede ser. en
vaje, la cultura-y la naturaleza, todavia no se ha abordado eil sf mismo el significante de otros objetos (tales como la tnbu
detalle en arqueologfa (vease, sin embargo, Richards y Thomas· «X», 0 las actividades femeninas). EI estudio de la cultura mate-
1984). EI estudio de los Ifmites de un asentamiento como una rial nos invita a cubrir el vacfo entre 10 ideal y 10 material, pero
divisi6n simb61ica en relaci6n con Jos tipos anteriormente des- el estructuralismo nos aporta muy poco en este aspecto.
critos esta todavia por hacer (pern vease Hall, 1976). La refle- Al ocuparse de las relaciones entre estructura Y proceso (es
decir. lC1recurc;iviclacl de estructllra y acci6n). el ec;tructurlllismo resto. es que el ec;fructuralic;mn es "historico en dos senticios:
desempciia un pClpel neccsClrio. pero no suficiente. LClpalahr;1 Primero. SClussure clestaco I" ~nhitr<triedad del signa. Para signi-
«olla» pllede ser el significante del concepto cle «alia». Pero ficar el concerto de una ol1a se poclrfa haber utilizado cualquier
tambien es posible que el objeto mismo sea el significante de la palahra. y cualquier objeto 0 espacio hubiera servido para signi-
idea de 10 que es una olla -ICIS infJuenciCls son mutuCls. Las es- ficar la limitaci6n. la sexualidad. el grupo tribal. verano e in-
tructurCls posihilitan y son el media pam la acci6n en el mundo. vierno. A este enf0que Ie falla eviclentemente una disciplina ca-
pero son tambien susceptibles de cambiar por influencia de paz de ver c6mo 10s signos Ilegan a tener significados no-arbi-
aquellas acciones. trarios a 10 largo de secuencias hist6ricas en el tiempo. Segun-
EI mismo comentario crftico puede formularse de una forma do. no queda claro c6mo tienen lugar los camhios estructurales.
algo distinta. De nuevo. para el estructuralismo. el individuo es Es eviclente que el cambit). en opini6n de muchos. supone una
pasivo. En lugar de estar determinado por leyes adaptativas re~ transformaci6n estructural, 10 que no deja de ser importante;
guladoras. el individuo esta ahora determinado por las estructu- pero en 10s mismos analisis estructuralistas apenas existe la ne-
ras y/o universales de la mente humana. La insuficiencia de este cesidacl del cambio y resulta diffcil en tender las eausas de este,
enfoque resulta obvia cuando preguntamos «i,que es buen esti- saber por que las transformaciones se oriental) en una determi-
lo?» en relaci6n con los motivos decorativos 0 con cualquier nada direcci6n y por que y eomo las estructuras mismas pueden
otro ambito estructurado de actividad. Estar «de moda») no es cambiar radiealmente. Este problema surge. una vez mas, a rafz
s610 cuesti6n de acatar d6cilmente las reglas. O'Neale (1932) del Vinculo inadecuado entre estructura y proceso. y tambien
descuhri6 que 10s indios cle la costa norte de California. exper- debido a la escasa importancia que se otorga al individuo activo
tos tejedores de cesterfa, decfan que los motivos eran «buenos») en la creacion de las estructuras.
si agraclaban y estah<ln bien c1ispuestos. mientras que los moti-
vos mal estructurados se considerabCln «malos». Pero este tipo
de evidencia verbal no hace mas que refnrzar la idea de que
existe un estilo estructurado -en la estructura misma. 0 incluso
transgrediendola. es posible estar «de moda»). Una estrella Ouiza la critica fundamental contra el estructuralismo gire
«pop" como Boy George. puecle crear estilo. moda. cuando uti- en torno al problema de la contrastacion. (,Como hacer arqueo-
liza, influye y transforma las reglas estructurales del vestir. Uti- logla estructuralista de forma rigurosa? Et estructuralismo es in-
liza socialmente la estructura para crear una nueva estructura y separable de una fuerte dosis de imaginacion no contrastable.
una nueva sociedad. de argumentaeiones sin base. dado que con un poco de imagi-
Par 10 tanto. nuestras teorfas sobre la estructura deben dar naci6n es posible considerar todos los datos como transforma- .
cabida al rol del individuo activo. En gran parte de la arqueolo- ciones mutuas y como transformaciones de estructuras subya-
gfa estructuralista las reglas suelen configurar un conjunto de centes. Gran parte de los analisis estruc!uralistas pareeen cierta-
. normas compartidas: se presupone que en la sociedad tad as tie- mente rigurosos y han merecido una amplia aceptaci6n. La po-
nen IllS mismas estructuras. que las consideran c1esde el mismo sibilidad. real 0 no. de que se puedan juzgar las distintos anali-
punto de vista y que les otorgan el mismo significado. Este es sis estructuralistas y decidir que unos son mejnres que otros irn-
un enfoque profundamente normativn que aquf (como ya se plica que es posible discemir proceclimientoc; rwra cnnstruir ar- •.
dijo en el capItulo I) intentamos cuestinn<lr. gumentaciones plausibles (Wylie. 19R2).
EI ultimo aspecto de 13 critica. estrechamente vinculado al EI metodo de validaci(m m;lc; conocido dc 1;1 arqueologia es-
\
tructuralista consiste, al parecer. en demostrar que detras de mas plausible sera la gramatica. Cabe preguntar si aparece al-
muchos tipos distintos de datos en un mismo contexto hist6rico gun motivo decorativo que aeate las reglas. Por ejemplo, Jas
se hallan las mismas estructuras. Cuantos mas datos sea posible «palabras» lse afiaden alguna vez a los lados y no a los angu~s?
reJacionar con los mismos principios de organizaci6n, tanto mas De hecho -.. apareee poco 0 nada en el arte. Lo mismo oeurre
plausibles ap~receran esos m~s~os principios. Al igual que en con .•. Estos motivos no caben dentro de la gramatica y el
la teorfa de sistemas, el anahsls estructuralista resulta convin- hecho de que no aparezcan en el arte confirma la gramatica
cente si puede unir, 0 dar sentido, a datos dispares anterior- misma.
mente desconectados unos de otros. Como vimos antes es insu- Es importante reconocer que las estructuras no tienen por
ficiente buscar tan s610 pautas (de distribuci6n en zo~as hori- que ser universales y la universalidad que a Veces se propone
zontales y verticales, de simetrfa. etc.); hay que hacer tambien no tiene por que ser una parte fundamental del proceso de va-
algun tipo d.e abstracci6n sobre el significado de la pauta 0 mo- lidaci6n. Las estructuras mismas pueden ser muy especfficas
delo. Por eJemplo, en el convincente analisis que hace Deetz (como el uso nuba del motivo en cruz). Pero es sobre todo el
(1977) del detritus, del enterramiento y de los estilos ceramicos contenido del significado el que puede tener una significaci6n
de los yacimientos americanos, aparece un contraste ter;noral hist6rica concreta. Asi, la cruz nuba no es s610 una estructura
~nt~e.las ~bstracciones, que el autor llama comunales, y la 'elica decorativa, sino que es un simbolo altamente emotivo, con una
mdlVlduahzadora, que explica una gran varied ad de datos dis- significaci6n hist6rica profunda y concreta que incide en el uso
tintos. . social que de eUa hace el arte nuba (Hodder, 1982 a). Parte de
David Clarke (1972), en su estudio de las relaciones estruc- la validaci6il del amilisis estructuralista en arqueologia debe in-
turales de la Edad del Hierro, en el yacimiento de Glastonbury cluir la abstraeci6n de significados coneretos relativos alas es-
d~mostr6 .la recurrencia de la misma estructura masculino-feme~ tructuras.
n.,"o en dlf:rentes agl.omeracion~s humanas y en diferentes pe- En algunos casos, cuando existe una continuidad hist6rica
nodos de tlempo. Fntz (1978) mtent6 descubrir la misma es- con el presente, los significados atribuidos al pasado parecen
tructura. a nivel local y regional. Tilley (1984) explica que una convincentes. La identificaci6n que hace, por ejemplo, Glassie
abstracC16n que el llama «delimitaci6m> cambia al mismo tiem- (1975) de ciertos tipos de edificaciones, fachadas, espacios inte-
po ~n. la decoraci6n ceramica y en el ritual funerario. En mi riores, como «publicos» ¥ «privados~, 0 su asociaci6n de la asi-
anahsls del Neolftico ~e Orkney, intente demostrar que las es- metria con la «naturaleza» y' con «10 organico», resulta convin-
tructuras .del asentamlento, del enterramiento.y del uso ritual cente, porque la America del siglo XVIII esta todavia pr6xima a
del es~aC1oson correlacionables, pese a que los datos no eran nosotros. Yo, personalmente, no estaria tan convencido si~lfl
demasmdo propicios (Hodder, 1982 a). asimetria se relacionara con «10 organico» en Kenia 0 en' la
E.I terna de la contrastaci6n de la estructura -ltiene esta Hungria prehist6rica. EI peligro surge cuando los signifieados
rela~~n con los datos? - es una cuesti6n convencionaI. Todo se adscriben interculturalmente, sin haeer refe(encia al contex-
anahsls arqueol6gico debe interpretar el mundo real en el pro- to. En uno de sus ultimos trabajos. Leroi-Gourhan (1982) se
ceso de observaci6n, para luego acomodar nuestras teOrfas a es- muestra mucho mas cauto a la hora de identificar motivos
tos datos, con el fin de elaborar una argumentaci6n plausible y «masculinos» y «femeninos» en las cuevas del PaleoHtico. Pero
ad~ptable; todo 10 demas es una falacia. En el analisis estruetu- en los periodos prehist6ricos con una mayor cantidad de datos
rahsta del ~rte nuba (vease p. 54), resulta que euanto mas arte, contextuales y asociativos, la atribuci6n de significado puede
y mas vanado, pueda generar la gramatiea generativa, tanto construirse cuidadosamente. Asi, para el NeoHtico europeo. he
afirrnadn que las lurnh;\s significan casa<;. en hase a ocho puntos arqueologo<; podemos I(\mar en considcr;lci(m los f:1ctores de
de scrnej;ln7.a ell! re c" (1<;(Hodder. 19R4 (I) Las C\sociaciones deposici()n \' posl-dep0<;lci(lll. y de<;cuhrir lodavia asociaci(lneS
contcxluales y funcionrllcs tarnbien permilen inferir una comu- funcionales entre los ohjctos del yacimiclllo. Estos villcllios fUll'
nalidad de significado. No poelemos, evidentemenle, elar por cionales son importanles para el significado asignado a los obje-
s:ntado. ron un ocrto graelo de fianilidad. que un objeto descu- tos - parte de la significaci6n simholica y cognitiva de los obje-
ble.rlo en una sepultura mascuJina eleba poseer cualiclades «mas- tos deriva de la utilizacion de eSlos·ohjetos. En el capitulo an-
cu!Jnas». () que un artefacto hallado en un centro cercllOnial terior \'imos que la alribuci6n de una fnnci6n depende de la
tenga.<;ignificados «riluales»: pero los arque610gos suelen hacer atribuci6n de significado simbolico Volvemos, pues, nlle\'a-
este tJpo de suposiciones. Si se toma el contexto en considera- mente. a la idea de cullma material como objeto y como signo.
c~6n. mClic~l~sa y crfticamente, los significaelos quizas al~ancen de influencia bidireccional. de una lInidad necesaria.
c~erta piauslblhelad. Por ejemplo, Arnold elice que la distribu- Un ejemplo puramenle hipotetico quizas ayude a c1arificar
cl6n en zonas tanto del medio ffsico como de la decoraci6n de este punto. Imaginemos que en una zona se han descubierto
las ollas est:! asociada en este contexto cultural concreto. por- grandes caballas rectangulares prehistoricas. Todas ellas estan
que ~anto las ollas como el medio cumplen funciones comunes orientaclas en clirecci6n NO-SE, can la entrada en la parte SE.
relaclonadas con la gesti6n y la administraci6n del agua. Con Se plante<ln dos hip6tesis «contrapuestas»: 0 bien la orientaci6n
e~t.e tlPO de vfnculos contextuales Arnold incrementa la plausi- se debe al viento predominante del NO. 0 bien el eje NO·SE
bJlldad de su argumentaci6n, que se veda reforzada si pudiera tiene un significado sirnholico. Ambas hip6tesis tienen sus res-
demostrar que las ollas ele agua eran las linicas utilizaelas en pectivos puntos de apoyo: una demostrando que el viento rre-
~quel medio ordenado en zonas horizantales, 0 que las ollas uti- dominante era en efecto del NO, la otra identificando esa mis-
I~zaelas para estos menesteres estaban decoradas de forma dis- ma estructura en otros ambitos. Por ejemplo, serfa posible des-
tlOta.
cubrir el mislllo eje NO-SE en areas fUllerarias y rituales, y en
Quiza se erea necesario establecer una dicotomfa entre la otros aspeclos relacionaelos con 1;1utilizaci6n del espacio en los
explicaei6n ~strlJctural y la explicaci6n funcional. dieiendo que asentamientos. Pero, ele hecho. amh(ls hip6tesis no son contra-
una man~ra I.mportante de reforzar una teorfa sobre la priniera dictorias. Al atribuir un sigrlificaclo al mundo que nos rodea,
-Ia exphcacl6n estructural-, por ejemplo. es mostrar que la hacemos uso con frecllencia de las posiciones del Sol. la Luna.
segunda -Ia explicaci6n funcional- no explica adecuadamente los rlOS, las colinas y el vienlo: al igual. que la signifieaci6n sim-
lo~ datos. McGhee refuerza su hip6tesis argumentando que no b61ica atribuida 31 viento v a su orientaci6n predominante inci-
eXlste una necesidad funcional que explique por que el marfil v dira en las elecisiones que afecten a la orientaci6n de casa<; y
el asta se utilizan para categorfas distintas de utiles y arm a;. asentamientos. As!, el uso funcional y las caracterfsticas me-
Este tlPO de a~gllment<lci6n es peligrosa porque suele dar por dioambientale<; forman p<trle del proceso por el cual se atribllye
sentada una pnmacfa de laparte material y fllncional: primero un significado al mundn. y la validaci6n de las estructuras del
se explican las funciones y todo 10 demas es «mente~>. Pero el significado no es posible si se onvian tales factores.
argumento tam bien presupone err6neamente la existencia' de Hemos visto que es posible constrllir argumentaciolles es-
una dicotomfa entre funci6n y significado simb6lico. Como tructurali<;tas plausibles Illostrando que las estructuras explican
mueslra el ejemplo de McGhee. un elemento puede ser p:1rte gran parte de la infnrln:lCion arquepl6g.ica y muchas caleg(lff~s
de un )uego de herramienlas. y ser rarte al mismo liempo de dislinta<; de dalo<;. T;1lllbicn es ncce<;arin cillkntar las eslructll-
un conJunto estructurado de calegorf<ls. Fn nlleslra c<llidad de ras en <;\1propio <;ignilic;Hln (\ en el cnlllcnido de esle) y en <;11
\
propio contexto de utilizaci6n. Todas estas son Connas distintas oUa con sus contenidos, con el fuego donde se coonan los con-
de mostrar. en los datos. que ciertas argumentaciones no estan tenidos de la oUa, con la identidad tribal y con la jerarqu{a s0-
bien fundamentadas. Este es el caso de un elemento supuesta- cial, son todos importantes, aunque no determinantes, para~s
mente «masculino» que se Q.escubre en una sepultura femenina, significados simb6licos de la olIa. Pero los arque610gos prace-
o de una fase de actividades «comunaJes» que tiene muchas ca- sualistas no se han ocupado de organizar est as asociaciones fun-
racteristicas «individualizantes», 0 cuando encontramos dema- cionales en estructuras de significado. Independientemente de
siadas puntas de flecha hechas de marfil. Claro que en estos ca- las limitaciones del estructuralismo, esta corriente representa
sas. cuando los elementos «no encajan», siempre hay alguien un primer paso hacia un enfoque mas amplio.
que afinna que se trata de una «transformaci6n» de la estructu- Ademas, el estructuralismo, sea del tipo que sea, aporta a
ra; pero llega un momento en que la propia ingenuidad intelec- la arqueologfa, cualquiera que esta sea, la idea de transforma-
tual resulta poco plausible, por 10 menos para los demas, y se ci6n. Es cierto que Schiffer (1976) es consciente de la importan-
intenta que las distintas estructuras expliquen la informaci6n ar- cia de las transformaciones culturales, pero el estructuralismo
queol6gica. proporciona un metodo y un nivel mas profundo de analisis. .
Como sefiala Faris (1983), la cultura material no representa re-
• laciones sociales, sino una forma subjetiva de ver las relaciones
CONCLUSION: LA IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGtA sociales. La contribuci6n del estructuralismo es obvia, desde el
ESTRUCTURALIST A estudio de los artefact os desechados que muestran que entre re-
siduos y sociedades interviene la idea de «sociedad» (Okely,
. En este capitulo el centro de interes se ha desplazado a los 1979; Moore, 1982), hasta los trabajos donde el enterramiento
c6digos simb61icos y alas estructuras de la mente. En el pr6xi- aparece como una transformaci6n conceptual de la sociedad
mo capitulo describiremos otros tipos de estructura, tanto tec- (Parker Pearson, 1982). Se afirma que el analisis sistematico
nol6gica como social. Lo que reviste mayor importancia en toda puede desvelar las reglas de transformaci6n.
esta corriente arqueol6gica es la posibilidad de acceder a otros otra contribuci6n relacionada con la anterior, e igualmente
niveles de amilisis. Ya no tenemos que limitarnos a la cuantifi- importante, es la idea de que las distintas esferas de la cultura
caci6n de todo 10 presente, sino que nos podemos mover en el material y de la actividad .humana (enterramientos, ocupaci6n,
terreno de la interpretaci6n de 10 ausente. EI sistema ya no es arte, intercambio) pueden ser' transformaciones de los mismos
s610 10 que hay -tiene en cuenta tambien las estructuras a tra- esquemas subyacentes, 0 pueden ser transformaciones un as de
yes de las cuales se configura el sistema. Todavfa.no hemos otras. En lugar de ver cada ambito como un subsistema apart~ i
dado Con el individuo en un contexto cultural e hist6rico, como todos pueden ser relacionados con los demas como manifesta-
ha quedado p~tente en la critica anterior, pero sf hemos avanza- ciones extern as del mismo c6digo. La importancia de la noci6n
do un poco en este sentido, sobre todo en 10 que respecta a la de que la cultura esta constituida de forma significativa resulta
cultura como algo constituido de forma significativa. clara en est a forma de unir las diversas clases de informaci6n y
El c:s~ructur~lis~o proporciona un metoda y una teoria para analisis arqueol6gicos.
el anahsls del. ~~gmflcado de la cultura material. Los arque610-
gos procesuahstas se han ocupado sobre todo de las funciones
de los s~mbolos. Como vimos anterionnente. la funci6n es un
aspecto Importante del significado~ el uso y la asociaci6n de una '
Extraer el Ifber de la corteza del arbol es una tarea obligato-
ria, Implica una decisioo obligatoria por parte del trabajlldor y
pued~ realizarse mediant~ una de ~as cuatro opci~nes po~bles.
Hernr el Ifber, en camblo, es opclOnal. Se neceslta alglin tipo
de batidor, pero s610 la selecci6n de un motivo decorativo de
dos piezas plantea el problema contin~ente de unir la parte prin-
cipal al asidero, para 10 cual existen cuatro soluciones b::\sicas
conocidas.

4. LA ARQUEOLOGIA, LA IDEOLOGIA Es posible analizar las relaciones 16gicas que exist en entre
Y LA pRAcnCA MARXISTAS decisiones interconectadas dentro de los procesos tecnol6gicos
como estructuras tecnol6gicas independientes, pero tam bien es'
posible abordar las estructuras sociales que desempenan un rol
Ante la posibilidad de qu~ los arque610gos incorporen la en los sistemas tecnol6gicos - Lemonnier ofrece, en este senti-
idea de estructura a sus estudios procesuales, es necesario ad- do, una discusi6n completa del tema (1983; 1984), incluyendo
vertir que la estructura puede ser demuy diferentes tipos, y que la consideraci6n del acto tecnol6gico como un signo.
aparece a niveles muy distintos. Existen otras estructuras ade- t, En este volumen' nos ocupamos sobre todo de la idea y del
mas de las mentales. En este capitulo se analizaran las corrien- significado, pero, por desgracia, los vfnculos que se han estable-
tes que estudian las estructuras en la tecnologfa, en la economfa cido entre el nivel de la tecnologfa y el nivel de las ideas son,
y, sobre todo, en los procesos sociales. con frecuencia, demasiado simplistas. Childe (1949, p. 22) su-
No resulta dificil advertir que muchos procesos tecnol6gicos giere que la aparici6n de los molinos de rueda en las panaderfas
distintos, y la naturaleza de sus diversos productos, se yen in- atenienses permiti6 la despersonalizaci6n de la causalidad, pero
fluidos. por algunos «motivos» subyacentes comunes, que van con la aparici6n en Europa de las maquinas accionadas por la
desde la forma de las secuencias operativas hasta el tipo de ges- fuerza impersonal del agua, del viento, de la corriente y de la
tos y movimientos de manos. Es posible vincular el movimiento electrlcidad, la causalidad se convirti6 en algo completamente
vertical u horizontal utilizado para triturar los cereales con el meclnico. Haudricourt (1962) vincul6 el tipo de agriculturace-
modo de roturar las tierras (mediante movimientos horizontales realista y de pastoreo mediterraneos, caracterizado por una ac- ,r
o verticales) antes de plantar. Quiza Leroi-Gourhan (1943; ci6n positiva directa» sobre los recursos alimentarios, con \una
1945) represente el intento mas serio de clasificar estas diferen- visi6n occidental de la humanidad, donde los Hderes aparecen
cias en un,a amplia gama de procesos tecnicos; luego aparecera como pastores. En cambio en Oriente, una «acci6n negativa in-
un renovado interes por el estudio de las estructuras y las cade- directa» sobre los recursos dio lugar a una visi6n diferente de
nas operativas en el campo de la tecnica (Cresswell, 1972; Le- la humanidad, especialmente en China, y en el confucionismo,
monnier, 1976; Digard, 1979). Dada una serle-inicial de opcio- donde un buen gobierno emana de la virtud de sus subditos ..
nes y compulsiones, existe una 16gica subyacente nt?cesaria de- A pesar de que estos 'estudios siguen siendo abstract os y dl-
tras de muchos procesos tecnol6gicos, Tolstoy (1966, p. 72) es ficHes de valorar, es posible vincular, de forma relevante, I~ o~-
un ejemplo de ello cuando se refiere a 10 que el den.omina ~<es:.. ganizaci6n de los procesos tecnicos con las estructuras del slgm-
tructura 16gica» en la industria de confecci6n y curtido: ficado. Miller (1982 a) afirma que la elaboraci6n de los meto-
d0s de rrllc!lIeci6n ceramiea en 1,1 India contempor;'inea hay gue \<1 rrineipal llifcrenciC1 con eq;1 l'''tim<l cnrriente Clparece en el
entendcrla en el marC0 de un conjuntn de actitlldcs rel;-ltiv(\<;. conceptll m;lrxiq" de e,truelur;l Con esto no quiero decir que
par ejempln. al sistema e1e c;-lstas. Otro ejemr1n: 3nte la necesi- la arqueologi::l marxist,l cluda la ,ugllmentacil'll1 funcionill. por-
dad de rroducir unCl IClSCClafilada de sflex. rlleden adortarse que. como luego verenws. este nn es el caso. Lo rea~mente nue-
mlldws rrocedimientns. llnns mas complejos. con muchas fases vo es un cpmponente adicional: que todClS las pr;'\ctlcas sOC'lales
y de tipo formal. otros mas inmediatos y simrles. Tal variacion implican relaciones dialecticas: el desarrollocle I.a,socied~d tie-
dependera de muchos factores. e1esele la cantill<1d ele sflex <lse- ne lugar a traves de 1a uniclad de 10s contranos. lras el sIstema
qui hie h3S!;) el sirnholJsmn en torno a j;) prep;)raci(ln y consumo social visihle sulwacen unas rel(lciones antag()nieas. que se ha-
de alimentos. que ;-I su vez depender;'\ de las actitucles relativas cen compatibles y generan el cambio. POl' consiguiente. hay que
a los IImites corporilles. alas barreras entre cultura y naturille- tener en euenta el nivel de contrCldicci6n y eonfllCto para enten-
Zil. etc. Los arljueologos todavfa no se han ocupado de estos cler 13 eseneia de la arqueologia marxista.
ultimos comronentes con la debida iltenci6n. LCls dos rrincirClles contr;1diccinnes son las que existen entre
Si bien los enfoques marxistas tienen mucho que decir sobre 10s intereses de Ins grupns sociClles (como en .1~lucha d~ ~Iases)
las relaciones entre tecnica y socied<ld (Lemonnier. 19R3: 1984). ventre las fuer7as v relaciones de produeeion fque defmlremos
en este capftulo nos ocuraremos sobre todo de la c0ntribuci6n ~as adelante) En -pI rrimer tiro de contradieci6n 10 mas im-
de la arqueoJogfa marxista al eonocimiento de (ClSrelaciones so- partante para el m<1rxismo es lil clivisi~n de clilses. e~ la que
ciaJes e ideol6gieas. Al considerar I<ls estructuras soeiilles en una c!3se dominante control8 los medlos de rroduccJon y se
este contexto. debemos rroceder. una vez mas. a identificilr sus apropia de la rlusvalia. Los intereses de amh<ls clilses ~()n anta-
diferencias con los enfoqlles procesualistas. Aqul. el termino es- g6nicos, desde el momento que la expilnsi()n de ~na cla~e se
tructura soeiill no significa el modelo de roles: relaciones. sino hace a exrcnsas de la otra. Fst(l idea gener81 hil sldo aphcada
que hace referencia ill esquema de las interacciones rroductivas a l(ls sociedade-s precapitalistas. a lil divisi()l) soci<lj en hase <l l;t
que se esconden tras ese modelo. Sin embargo. aCjui no aborda- ed<1d. al sexo. 81 linaje. etc. F8ris (lqR:~) propone que en el P<1-
re toda la amplitud de la arqueologia marxista. par ser un tema leolftico Superior europea el homhre se apropi6 del producto
suficientemente tratado en otros lugilres (Spriggs. 1984: Trig- del trahajo de la tnlljer. manteniend0 ilsf un<l posici6n domin<1n-
ger. 1984). sino que me propongo destClcar hrevemente los tipos te il expensas de esta. L<1idea de "estrllctura)· en estos trahaios.
de estructura social identificados por 1a arqueologia marxista, aunqlle poco elilhoradil. se refiere alas relilciones oe produe-
antes de pasar a considerar la vision que tiene la arqueologia ci6n y aprori8ci()n existentes tr(lS las relaciones sociales ap<1ren-
marxista de la icleologfa. tes (entre homhres y mlljeres. iefes y pleheyos. etc.).
El segundo tira de contradiecion. clilr<lmente vinculado v
suhYilcenie ,11 rrimero. es 18 incornratihilidad estructural. I.as
fuerzas produclivas entran en conflicto con I(ls relaciones de
produccion Friedman (1974: vC:lse el gr:Hico de la p. 7R) nos
Retornamos al materialisrno. ilunque algunos arque610gos ofrece un <In:ilisis de estos terminos v de sus relaciones recfpro-
marxistas pretencl:m eludir ];I dieotomf<l materia1ismo/idealismo cas. Las fuer78s prodllctivas incluvcJ~ los llledios de prodllcci6n
(Spriggs. 19R4·). Luego veremos Clue tales afirmaciones son diff- (tecnolo~ia. ecosistema. los in'-lrumentos que- .sirven para tr<lns- •.
cilmente verificables en <1rqueologfa y en este ,enticlo su seme- formar el me-dio en un producto p8r;t el homhre) y l<l org,Hl1z8-
.lanza con la arqueologia procesual resulta eviclente. En eambio. CitJll de 1;1producei()n (Ia Or~:ll1i7aei(H1 de l:l fllerZ8 de tr(lh,ljo)
circulos de ayuda mutua y ohligaciones limitadas de asistencia
a otros. Aunque Gilman afirma (ibid., p. 123) que la tecnologfa
I no determina, de forma espedfica, los cambios sociales y ~e
infraestructura (base) superestructura la determinaci6n materialista viene en ultima instancia, no en
, 1
1 I
I I primera, los cambios tecnol6gicos sf aparecen como preponde-
rantes 0 primarios (figura 5), generados como result ado de la
fuerzas relaciones de politico- ideol6gica
productivas producci6n judicial selecci6n darviniana de mejoras adaptativas primarias en los
I utiles Hticos (ibid.).
I
medios de organizaci6n En tales analisis las contradicciones entre las fuerzas produc-
producci6n de la producci6n tivas y las relaciones de producci6n son generadas por los cam-
bids en las fuerzas productivas y, como luego veremos, estas
contradieciones provoean eambios en el estilo y en la ideologfa.
Las relaciones de PWducci6n, ademas, son las relaeiones socia- Estos puntos de vista pareeen insuficientes, sobre todo si quere-
les correspondientes alas fuerzas .productivas. Estas relaciones mos conoeer las razones del eambio teenol6gieo y las eausas de
sociales varian de una sociedad a otra: por ejemplo, en algunas la forma eoncreta de las relaciones sociales. Es por ello que hoy
sociedades es el parentesco el que regula 0 controla las fuerzas muchos marxistas dirian, al menos en 10 que respect a a las for-
productivas, cosa que en el Occidente contemporaneo sena maciones sociales preeapitalistas, que las relaciones sociales de
algo extremadamente raro. Las relaciones sociales de produc- producei6n dominan sobre las fuerzas productivas, 0 que existe
ci6n determinan c6mo se utilizara el medio en el marco de la una relaci6n dialeetica reciproca entre ambas.
tecnolo~ia disponible; ta'mbien determinan quien trabaja y Un interesante ejemplo de este punto de vista 10 constituye
c6mo tlene lugar la apropiaci6n del producto del trabajo. En el estudio de Bender (1978) sobre la adopci6n de la agricultura.
arqueologfa, al igual que en otros campos de analisis marxista La autora sugiere que antes de su implantaci6n, los grupos loca-
la importancia relativa de las fuerzas y reJaciones de producci6~ les luchaban entre sf pOT la dominaci6n a traves de rituales. fies-
varia enormemente. En algunos escritos las fuerzas productivas tas e intereambios. Estas estrategias en pos de la dominaci6n .
se desarrol~an. por sf mismas, por generaci6n intema, provocan- social provocaron a la larga la necesidad de incrementa~ la pro-
do contradlCC1ones entre las fuerzas productivas y las relaciones ducci6n local, 10 que a su vez dio lugar a una produccl6n m:is
d~ producci6n. Un ejemplo de esta corriente es el trabajo de intensiva y a la adopci6n de la agricultura. En este esque~a 19s
Gilman (1984) sobre la revoluci6n del Paleolftico Superior. Este cambios en las relaeiones del grupo humano con su medlo. las
autor afirma que el modo de produeci6n domestico (Sahlins, fuerzas productivas, dependen de las'relaciones sociales. .
1972), caracteristico de este periodo. tiene contradicciones in- Estas noeiones ace rea de la aparici6n y desarrollo de la do-
temas: por un lado los grupos locales necesitan alianzas exter- minaei6n y la jerarqufa en el seno de grupos inieialmente igua-
nas par.a poder sobrevivir, pero por otro lado quieren seguir litarios estan presentes de manera clara en Frie~man (1975). ~
manten~e.ndo el control de sus propios recursos. Los grupos mas este y Rowlands (1978) las desarrollan y las a~hcan a la a~an-
aut?SUflclentes quieren abandonar la red de alianzas. Con la ci6n del Estado. Un aspecto del madelo de Fnedman. el slste-
meJora de la tecnologia, Jos grupos se hacen mas autosuficientes .ma de bienes de prestigio. se esta aplicando hoy amphament~
y la contradicci6n entre Ja red de alianzas y la producci6n local en la prehistoria europea (vease por ejemplo Bradl~y. 1984.
lIeva a t bl .
es a ecer aIJanzas locales mas limitadas, con estrechos Frankenstein y Rowlands. 1(78). En toLios estos trabaJos las re-
I~ciones soc.i~le~ de produc:i6n son c1etcrminantes. y la ideolo- ra: la ideologffl. Ahora podemos \'olver al terna principal de
g a. en partlculM. c1cscmrena un papel sccundario.
este capftulo: (,cual es el f(1! de la iclenlogfa en relacion con lrt
Hnsta aquf hemos visto algo del concepto de «estructura»
estructura social en la arqueologfa marxistfl?
en la arqueologfa marxista -que tiene que vel' con las relacio-
nes de produccl6n y con la apropiaci6n. Pero el hecho de que
esta estructura no re'lJlte
.
. 'hl e se (e1 t )e n algo que la enmasca-
VISI

Los arque610!!os sllelen haeer uso de aquel1a afirmacion de


Marx. que c1ata c1e lRS9. segLJn la cual la superestructura. ideo-
menos problemas suhsistenciales logfa incluida. se fundamenta en y surge de la infraestructura.
POI' 10 tanto Ja icleoJogfa funciona para encubrir y enmascarar
t- - - t_ --t las contraclicciones \'. los conflictos en \'~ entre lac; fuerzas pro-
ductivas y las relaciones de proclucci6n. Para l\luchos arque610-
menos necesidad gos marxistas la ideologfa viene determinada poria economfa y
de ayuda existe en funci6n de ella. AlInque a veces se defienda una rela-
de los grupos vecinos ci6n redproca entre base y superestructura. en la practica, los
modelos aplicados han sido casi siempre materialistas y funcio-
nalistas (vease mas adelante).
Si, de acuerdo con el enfoque marxista. la ideologfa se expli-
t ca pOI' recurso a sus funciones. la cultura material es. de alguna
manera, «activa». Tal como dice Woost (p. 41). la cultura ma-
posibilidad de limitar
las obligaciones
necesidad
t
de limitar
terial acttia para que el sistema funcione. Pero pOI' 10 general
sociales esta «actividad») es el producto final clara mente pasivo de las
las obligaciones sociales necesidades funcionales. aun cuando estas necesidades difieran
..• ..• t .•. ~ ~t oastante de las necesiclacl~s analizaclas porIa arqueologfa proce-
sual. Esta distinci6n aparece claramente ~n la Iectura marxista
matrimonios cerrados que hace Gilman (1984) de la transici6n del PaleoHtico Supe-
rior. contraria a la de Wobst (1976). En lugar de considerar el
+
refuerzo ritualJestilfstico
estilo del Paleolftico Superior como un elemento que sirve para
facilitar la cooperaci6n dentro de los grupos sociales y para
de una solidaridad identificar sus diferencias. Gilman dice que el estilo y el ritual
poco estable evolucionan porque esa cooperaci6n incorpora contradicciones
internas. El deseo de romper las recles de alianza y concentrarse
en mantener la prodllcci0n c1entro de los grupos locales da lugar
to r('{orin" ('1/11('" . ! . a matrirnonios cerrados de tipo poco estahle. -De estfl forma .•.
n { {,r;oras 1('('/10 ngrC(1S .\' ('all//>io sOCl.al II I" !II,.",O (/('1
'a ('0 (IICO (',' '. . eSlilo y ritual coadyll\'an a crear grllpos sociales que. de otra
.1 'I) ('nor. seglll/ Grlmal/ (108-1)
manera. se escindirfan contillllamente. La funci0n de la cultura
material es aquf la de enmascarar \a ideologfa, ocultando 0 fal- la construcci6n de \os entcrramientos lllcg.alftlcPS en 1:1 Furopa
seando las contradicciones internas. neolftica; aquf intenta dcterrninar c6ma las normas ideol6gicas
Faris (1983) ha realizado otro importante amilisis del Paleo- y culturales obedecen a su propia funci6n material de reprocfuc-
Utica Superior, donde incorpora una estructura simb6lica que ci6n (ibid .. p. 77). Los monumentos megalfticos representan.
ideol6gicamente «oculta» el confJicto social. Faris destaca una segun el autor. una manifestaci6n ritualizada de la producci6n.
diferencia entre el arte rupestre y el arte mueble del Paleolftico organizada a traves de la estructura comunal de Iinaje. La pro-
europeo. EI arte rupestre pinta sabre todo grandes animales, ducci6n de exceclente para los Ifderes cl{micos se transforma en
cuya caza requiere una gran destreza. EI arte mismo refleja mu- festejos rituales y en el cullo a los antepasados.
cha habilidad y tuvo que representar un esfuerzo considerable, EI estudio de Kristiansen es claramente materialista. aunque
y en algunos lugares lIeg6 a requerir incluso la construcci6n de no debemos olvidar que la realidad social oculta tras la ideolo-
andamios. En cambio las plantas y \os animales pequefios no gfa s610 puede abordarse arqueol6gicarnente a traves de la ideo- .
aparecen pintados, aunque sabemos. por la arqueologfa, que logfa misma, es decir, mediante interpretaciones de los monu-
constituyeron una parte importante de la dieta. Las estatuillas mentos funerarios. Par consiguiente. al igual que ocune can los
femeninas, en cambio, enmasduan la realidad de otra ma',';ra. estudios procesualistas analizados en el capftulo 2, el materialis-
En este tipo de arte mueble se destacan precisamente las part,~s mo es mas aparente que real. Resulta claramente imposible de-
sexuales y reproductoras, a expensas de los rasgos faciales y los terminar la ideologfa a partir de la hase material, dado que est a
brazos -Ia imagen no es la de un cuerpo que trabaja. Vemos, s610 puede conocerse a traves de la ideologfa.
pues, que en este arte, entendido como un todo, se da prioridad Otra de las caracterfsticas del estudio de Kristiansen es que
alas actividades cazadoras masculinas. aun cuando esas activi- la ideologfa es el mundo consciente del ritual. Otros autores,
dades produzcan, posiblemente, s6\0 una parte de 105 recursos como Leone (1984), se han ocupado sohre todo de 105 aspectos
consumidos. Los pequenos animales, las plantas y la producci6n ideol6gicos de todo aquello que inconscientemente «se-da-por-
femenina no estan representados; la mujer aparece solamente sentado», inherente a todos los aspectos existenciales (AI thus-
como reproductora. ser, 1977). Para Leone, estos «supuestos» - ideas sobre la natu-
Faris no esconde sus propias predi iecciones en esta recons- raleza. las causas, el tiempo, la persona- sirven para naturali-
trucci6n. Pero analiza tanto la forma como el contenido simb6- zar y enmascarar las desigualdades del orden social. La ideolo-
lieos. La estructura de los signos oculta el rol desempenado par gfa enmascara la arbitrariedad de las relaciones sociales de pro-
la mujer en la sociedad; en otras palabras, el simbolismo actua ducci6n, cuya naturaleza y pasado aparecen. asf, inamoviqles
ideol6gicamente para transformar las relaciones de producci6n. y, por consiguiente, inevitahles. Leone se ocupa sobre todo de
EI predominio masculino se basa en la apropiaci6n del trabajo la disposici6n de un jardfn del siglo XVtll. recuperado por ar- .
femenino y el arte rupestre mistifica esta contradicci6n y evita que610gos hist6ricos, en Annapolis, Maryland. En el siglo XVIll
el confJicto. La cultura material debe entenderse como parte de el control social ostentado par los propietarios de las pl~ntacio-
una tradici6n estetica, pero tambicn como parte de una ideoJo- nes se estaba debilitando de muchas maneras, y los nllembros
gla, propia de las estrategias sociales de dominaci6n. acaudal ados de esta burguesfa, como William Paca, el propieta-
.Estos dos estudios sobre el Paleolftico Superior interpretan rio del jardfn de Annapolis. vivfan la contradicci6n de clmentar
la Jdeologfa en funci6n de la base econ6mica (las fuerzas pro- su gran riqueza heredada en gran parte en la esclavltud y. al
ductlvas y las relaciones sociales de producci6n). Otro tanto misrno tiempo, defender apasionadamcntc la libertad. Par,a en-
hace Kristiansen (1984) en su estudio del rol de la ideologfa en mascarar esta contradicci6n. Leone propnne que la pOSICion de
roder de PilC;1 se e!t:'Srl;176 il 1<1n:1tur:1!e7r\. EI ideClI del orden En tf , estos eje-mplos el <I!c<lnce clel falseamiento que las
gcorgiano en In cac;a :- el jindil1 exquic;itamcl1te cuidClclo c;e cnn- ideas de IClclase c1nminante ejerccn sohre \n<; rniemhros de una
forman (\ las reglas de SlrnetnCl y de perc;pectiva bilaterClI De socied£ld fS ('viclentementc cnn<:idE'rahle, SE'gl'lJ) Leone, 1<1orelf--
esta forrnCl la Clrhitrariedacl del orden SOCiClIse convierte ell Cligo naci6n ,Hqllitect(lllica. el trnzado de- IClSc<llles. I<ls hileras de Rr-
natur;l! y ICl hurgucsia c;e <li'll" y se clistanciCl del atClque contra holes, el c\1idadn de jardines. enmClscaran la arhitraried<ld del
e.1 orden estahlecido. El equilibrio y la orgallizClci6n del jClrdin orden soC'i(l\ O"i7;l se<l ciertn que IClSmismas c1ase<; dirigentes
tlenen una npariencia cOllvincenternente nnlural v orclennda. creen en S\1 propia idenlngia, rem nn existen pruehas ele quc
convirtiendo a la elite en el centro n<ltural del contf01 social. todos los rniemhros de la sociedad estClhlezcan estns vlnculos
La concepci6n n!<lterirliista de la ideologfa resulta una vez entre tra7ac10 de jardin y 0rden sori<l!. 0 qlle valoren 0 respeten
mas p::ltente en este ejemplo -Ia ideologia funciona ell relClcion el jarclin en ahsoluto, C(lmO dice Giddens (IQ7Q. p. 72): «Podrfa
alas crecientes contradicciones de la sociedad del siglo XVIII. afirmarse ig1J3lmente que los grupos de la clase dominante han
Pero la contrihuci6n mas importante de todos estos trabajos re- sido siemrre 10s que han est acto someticlos alas ideologfas do-
I?cionad~s con los temilS de este libro c1escritos en eI c~pitulo minantes», No hay que suhestimar el grado de conviccion con
2: es el mtento de ana!Jzar como las estructuras del significado que todos los miernbros de la snciedad (s\1bordinados e incluso
slmb6!Jco pueden relaciolJ<lrse con las estructuras y sistemas 50- dominantes) aeeptan los sistemas simh6IiC'os~ Los grupos suhor-
ciales. EI ejemplo de Leone supone un retorno a las e~tructuras dinados de la sociedad suelen tener ideas propiClS respecto a sus
simb6licas. pero Clhora aparecen vinculadas alas estructuras so- propios intereses. ideas que rueden apareC'er disimuladas dehi-
ciales medi<lnte procesos ideologicos y soeiClles. Como vinlns en do al contT01. pm parte del rnder. de la forma dominante del
el capitulo 3. estos vinculos no constituyen el tema principal de discursn. Pero si queremos illtroclllcir al inclividuo como Clgellte
18 arqueolog(a 'estructuralista. social activo. t<ll como destacahamos en el primer capItulo. de-
Desearia utilizar la eOllvincente descrircion que hace Leone hemos pE'rmitir que los individllos tengan cierta capacidad pi1ra
del rol ctesernpenado por la cultura m8teriClI en la idec)logfa penetnn en lCl ideologi<l y tellcr opinione<: independientes Cleer-
(para ~as ejempJos vease Miller y Tilley. 1984). para iniciar ca de sus propias condiciollE's de vida,
una crftlca en cuatm puntos del concepto de ideologfa utilizado
por la arqueologfa marxista.

Un segundo puntn. estrechamente relaeionado con el ante-


En los analisis marxistas la ideologfa sue1e ser algo compar- rior. se refiere a l<l tendencia de toda la arqueologia marxist£l a
tido:por todos los miemhros de'la-sociedad: 'por 10 tanto sigue contrapon~f ideologia y tealidad social. l<ls condiciones «re<lles»,
conservando aspectos de una visi6n nonnativa. Todos 10s de de existencia. 1m; contrCldicciones (ire<lles)), Como vimos ante-
Annapolis yen el jardfn de la misma form", \' con el mismo sen- riormente. la arqlleologia nl£lrxist<l entiende qne las ideo)ogi<ls
tido de orden y natura}eza que se desprende de el. La misma naturalizan 0 enrn<lscaran Inc; desigualdndes del orden soci"l:
crftica es aplicable a t0dos 10s ejempl0s dE' este capItulo, No hay pero «desigu<lld<ld') es. en sf mis!l1o. un termino que conliene
nadA que nos permita <:lIponer que 13 mism<l cultura m<lteri;1 jllicios de val()r. por 10 que 1'1Icdc l'llllsiderarse un terlllino ideo-
pueda tener distintos significados y distintos efectos ideologicos logico. I.il concepci(lI1 JlI;ll'\jst;l df fills,l cOllscienci<l implica qu~
p<lra distintos grupos soci<lles, ~ ICl gentl" no ruede \"('1' la Ic;Jlidad de c;u c\ic;tcncia rorqll(' ('sf£l
rcaliLiaLi aparece enmascarada y (lcult;tda por la ideologfa. Pero en la que la manipulaci6n del capital <;imot)lico y material. am-
entonees i,que ('.I' la realld;td social')
bos totalmente interclepcndientes y dificlles de discernir. refuer-
Para muchos arque610gns nWf,ist;ls la realidad social son las za, y a veces invierte. las relaciones de poder. _.
fuerzas pro~uctivas y las relaciones de producci6n. Pero si es
Siguiendo las Hneas de Foucault, Miller y Tilley, (ibid:) de-
as(. eI marXlsmo debe acertar su rropia crftica, en el sentido
finen el poder como la capacidad de transformar y haeen una
?e que .Ia definici6n marxista de realidad social es. en sf misma,
distinci6n entre poder para y poder sobre, En lugar de oponer
ldeol6glca. Como la r~alrdad debe ser percibida y creada por el
ideologfa a realidad. la relacionan con el interes. Los aetores.
obser;a?or •. es ella mlsma Ideologfa Afirmar que el marxismo
por ser miembros del grupo, tienen intereses; analizar. pues. la
~s .la UOica clen~la verdadera capaz de identificar la realidad ob-
ideologfa es ver c6mo los significados simb6licos sirven y se mo-
lctIva. es enunclar simplemente una creencia.
vilizan para legitimar los interescs sectoriales ,de aqu~llos g~u-
Cuando analizamo~ ~I ,~studio de Kristiansen ya se vio que
pos. De acuerdo con Giddens (1979; 1981), la IdeologIa func~o-
el proble~a de la definicion de la realidad social es especial-
na de tres form as: 1) la representaci6n de los intereses sectona:
mente seno en arqueologfa, porque la cultura material hace las
les como universales: 2) la negacl6n 0 trasmutaci6n de las con-
veces ?e r~alid~~ social y de ideologfa a la vez. Por ejemplo:
tradicciones, y 3) la naturalizaci6n del presente, 0 reificaci6n.
es poslble l~entlfJcar el modo 'de apropiaci6n c1anico del exce-
Estas ideas tienen implicaciones inmediatas para los arque610-
dente a. partIr del ~nterramiento, pero los mismos monumentos
gos (Hodder. 1982 c: Miller y Tilley. 1984). Por ejemplo. si los
funeran.os se conslderan como ideologfas que ocultan la reali-
restos funerarios se consideran naturalizaciones ideol6gicas del
dad social. (,D6nde esta, pues, la realidad social?
orden social, entonces la variabilidad funeraria de las necr6polis
. Las desigualdades y contradicciones sociales pueden tener
(disposici6n de los huesos. contenido de las sepulturas. e~c.) se
. dlferentes «reahdades» para los distintos aetores soeiales. Para
correlacionara directamente con la estructura de la socledad.
Althusser (19?7), cuya obra ha sido discutida en profundidad
pero si los restos funerarios de una sociedad determinad~ nie- '
en arqueol?gla. por S~anks y Tilley (1982), la ideologfa no es
gan 0 enmascaran las contradicciones. entonces la eVldencIa. fu-
u.na comuOicacl.6n terglversada. pero es funeionalmente necesa-
neraria arqueol6gica no podra utilizarse para «leer» la orgamza-
~a en toda socle?ad. En lugar de contraponer ideologfa y rea-
ci6n social. La cultura material, pues. es un tipo de realidad
li.dad, Alt~uss~r lOte~ta explicar la ideologia como la organiza-
social, pero no el unico.
C16n pr.a~tlca Inconsclente de 10 cotidiano. Pero es sobre todo
Los distintos intereses sectoriales de la sociedad crean sus
el anahsls que realiza Foucault del poder como algo siempre
propias ideologfas en relaci6n con otras ideologfas e intereses.
~;esent~, como un elemento constitutivo de toda acci6n social,
Los intereses sociales y las relaciones de poder pueden abo~dar-
. que flgura en primer plano en los debates arqueol6gicos re-
se desde muchos puntos de vista diferentes. dentro de la misma
~entes (Miller y Tilley. 1984). En Surveiller et punir (1977)
sociedad. No es necesario queel interes y el poder se definan
O~cault muestra que el poder no es meramente represivo" ne~
gatlvo' es ta b'A .. , s610 en terminos del controL del trabajo y de Los recursos mate-
, m kn POSltJVO. productor de conocimierito:- No nales. Coexisten diferentes ideologfas. relacionadas entre sf. y
~lo enmascara, encubre. reprime: tam bien produce realidad.
la ideologfa dominante estc1 si~ndo continuamente su?~ert~da
Poder no es un sistema general de dominaci6n de un grupo
so b re otro Mas \...' ,( desde otros puntos de vista. Cualquier ambito de la utlhzael6n
. lJlen estd en todas partes, producido en cada de la cultura material (domestico. ritual. intercamblO. enter:~-
momento en cad '6 E
.n '. a accl n. sta prescnte tanto en 10 ideal como miento) suele implicar la negoei<tci<'ln de estos distintos slgmfJ-
ct 10 matenal. Podrfamos decir que hay una lucha incesante. cados/poderes en relaci6n unos con otros. Lo que un grupo ve
como de~igualdad en 1I11<1c1imen~i6n puede que otro grllpo 10
con~idere igllaldZtd. EI j'lrdfn de \\'illiam PclCCl pu(\o quiZ3 ser
de uti/idac! para William rac<I, "I legitimCl! sus propios intereses Una ll1tllnCl IIlsufieienelCl dei enfo<jue mClrxi<;ta de \<1ideolo-
~ociales. pem no cs probClble que hayCl embaucado ClnCldie mas. gia hace referencia a la genesis de la ideologfa y a S\l rol gene-
Serf<l posihle aVllnZClr que la cultura material asf entendida es rativo. La incapacidad rle rocler explicar 1::1especificidad de \a
socialmel1te divisoriCl. Pero es e\'iclente que todas las Ideologfas ideologfa (tercera erftica) es insepar::lhle de I" incClpaeid<'lc! pClr"
que parecen (enmClScarap>. Cl ICl IClrga «revelan». explicar su "c!evenip>. E\'identemente las ideologfas surgen parll
cumplir una funci6n. pero ie<:, Ifcit0 "firmClr que ICl necesidClcl
ideo16gieCl de enmascann la apropiaci6n pC'r parte de los Ifderes
clanieo<:, culminll en 10<:'!nonlJlllentos funel <lrios megallticos. 0
que una necesidad de leg.itlmar el control <:'0ciCl]de Annnp01is
La tercerCl erftica al enfoque marxista de la ideologfa es que acnbCl pr0etllcienclo un jaretfn orgcmizClcl07 N0<:' hClllamos nnte
el metodo interclliturnl que habitualrnente se utiliza no se aeupa una rOh11:'711 argument<lti\·a de tCl eausa-estfll1ulo. que pone en
suficienternente del contexto hist6rico concreto. Es facil aplicar. duda la capncid<1c\ del anali<;is marxista para explicar tanto la
en muchas circunstancias. los tres tipos de ideologia propuestos especificidad de la ideologi<1 (terGer<1 crftieCl) como SlI genesi<:,
por Giddens. En los ejemplos que hemos nl1<1liz<1do en este ca- (cuart<1 critica). Estas crftica<:, se nsemejclf1 8 18S ya realizac\<1s en
pitulo se apliean nociones de prestigio, natllralizaci6n. enrnasca- 105 capftulos 2 y 3. Al igu;11 que en todo<:, 10S demas enfoCjues
fflmiento. etc .. con cseasa volunt<td de vcr si el metodo intercul- deserito<:, hCl<:,tael momento en I:'sle ]ihw. nquf <:,e\'uelve Clplnn-
. tUfal resulta adeCU<1l!0. En el ejemplo de Leone, i,como pode- tear \a pregllnta del origen v genesis de un,", ideologfa eonereta
mos saber si el jnrdfn actlla ideol6gic<1lllente de la forma descri- (estructurCl, subsistema ideacinnni. 0 10 que sea).
ta? Se nos dice poco del contcxto de lItilizaci6n. de c6mo se Si el anillisis arqueol(\gico m<lrxista no "I:' ha ocupac\o de la
usa el j<lrclin. de si los grupos subordinado<:, utiliznn este tipo de espeeificid()d y del Hc!e\ellir" de la ideo\0g:fCl. t(lmpoco hn h<1hi-
ordenacion en sus propias casas y jardines a men or escala. 0 de do apenas un intento de mostrar como l:1 misma ideologfn de-
si sue; jardinee; son muv diferentes, etcetera. termina y crea la sociedad. Dada la importnncia otorgacla al
. Asimismo la impor-tnncill del nivel intercultllr<ll produce una funcionamiento de las ideol0gf<ls y dClclClICl tendencia mc1rxista
~ncapac~c1ad para dar ellenta de la especificidad de las formas de tales anal isis, el rol. reflexivo de la ideologfa arenCls ha mere-
Ide.oI6glcas. As!. la interpretacion general que hate Gilman del cido un debate. Por ejemplo. Leone considera que el orden
estllo y del ritual con10 ideologia no c0ntrihuye a expliear por georgiano puesto de mnnifiesto en la cas<l y en el jardin de Wi-
que el arte rllpestre aparece opllesto a otros rituales. Por loque lliam Pnca corresponde Cl las neeesariCls funcione<; sociales. pero
respect a al estudio de Faris. result<'l informCltivo preguntar par los iden!c<:, relati\"()s a 18 or~llnizacion del e<:,p;lcio y del tiempo
q~e el arte rupestre no surge en Centroeuropa dtlfante el Paleo- que Leone identifica en el j;Hdin son. en sf mismos, parte de
Iftlco Superior, pese a la existencia de cueV(lS adecuadas. La re- una larga traJici6n historicCl que se remonta a la civilizacion cla-
ferencia gene~alizada alas funci0nes ide010gicas apenas explica sica del muntin rnediterraneo. SeriCl posihle argumentar que
estas dlferenclas. ~. 10 que es igual, William Paca pudo haher este idcClI cl<1sieo del orden ha deseOlpeii<ldn. 8 su vez. unll p<1r-
proyectado un sentlelo del orden e1e muchl1s farmas. te irnpnrt;1I1te en la gfnc<;i" de la snciedarl nccirlental y en la •.
determin;·lcitln dc los illtcrc<:,e<:, s()ci<1!c' ;\ (pic Clspir<1h;l Paca
-en (lIra" pl1l;lhr;l<:'. <:,e l)odll;l conceder 1111rol \11;1<:'crcatj\(l \
activo a la ideologfa y a la cultura material en tanto que ideol6- ha creado. a la genesis de la acci6n. Pero (,c6mo actua e\ indi-
glCa. viduo en el mundo? Vimos que la respuesta-tipo en arqueologfa
ha consistido en afirmar que los individuos estan gobematlos
por reglas. En la arqueologfa sistemica. son las reglas del siste-
ma regulador 0 los roles sociales los que determinan la aeci6n
individual. En el estroeturalismo'el individuo aparece controla-
La ideolog(a, por 10 tanto. es un aspecto de los sistemas sim- do por universales de la mente humana 0 por estructuras gene-
b6licos. Hace referencia a aquel componente de los sistemas rativas que ope ran fuera de su alcance. En la arqueologfa
simb61icos mas profundamente implicados en la negociaci6n del marxista son las condiciones materiales 0 las contradicciones es-
poder desde diversos puntos de interes en la sociedad. Los sig- tructurales las que determinan al individuo y las ideolog(as do-
nificados y simbolos cu!turales se utiliza!1 en las estrategias de minantes las que 10 mistifiean. Si rechazamos la eonducta social-
poder y en la negociaci6n del control. pero tambien con-for- mente impuesta como una descripci6n adecuada de \a acci6n .
man, en parte, aquellas estrategias. La ideologfa no puede con- humana y de la producci6n de la cu!tura material, entonces l,ha-
traponerse alas relaciones sociales de producci6n. La ideologfa cia ad6nde vamos? Abordaremos este tema en la pr6xima sec-
no puede explicarse en funci6n de alguna realidad social, por- ci6n.
que esa realidad y el analisis de las relaciones entre ideologfa y
realidad son en si mismos ideol6gicos. La ideologfa es, mas
bien, el marco donde, a partir de una 6ptica concreta, se valo-
. ran los recursos, se definen las desigualdades fse'legitima el
poder. Las ideas son, en si mismas. los recursos «reales» utili7a- Refiriendose a la «teorla de la practica», Bourdieu (1977)
dos en la negociaci6n del poder; y los recursos maleriales ::'011, destaca la diferencia entre la observaci6n y el analisis de los he-
a su vez, partes del aparato ideol6gico. chos sociales, por un lado, y la participaci6n en las actividades,
EI estudio de la ideologia, pues. implica dos componentes, por otro. EI estructuralismo, por ejemplo, nos permite ver
para los cuales los arque610gos no est an preparados te6rica- c6mo se genera el modelo, pero no nos dice nada respecto a
mente. Primero, las ideologias, al no poderse medir segun con- c6mo utilizar, de manera relevante, las estructuras e.n situacio-
diciones y funciones objetivas, deben estudiarse «desde den- nes de constante transformaci6n. Giddens (1979; 1981) tambien
tro», en sus propios terminos. Estos terminos de referencia se evita ocuparse de las nociones de cambio que impliquen el a~o-
generan hist6ricamente. Por consiguiente, necesitamos metodos tamiento de algun c6digo pre-estahlecido. , -'
para «adentrarnos» en los principios del significado a traves de Tanto Bourdieu como Giddens desarrollan asf una teona de
los cuales se generan las sociedades. Este problema se abordara la practica 0 de la acci6n social, qUt" Giddens den~minani «es-
en el capitulo 5. tructuraci6n», en la que existe una relaci6n r~cur~lva entre ~s-
Segundo, el analisis critico de la arqueologfa marxista nos tructura y practica. La explicaci6n de Bourd.eu ttene especIal
\leva una vez mas a la importancia del individuo aut6nomo, relevancia para los arque610gos, porqut" d~sarrolla Sl.' ~.eorfa en
quien, como ya vimos en los capitllios anteriores, ha sido ex- relaci6n a la cu!tura material y a la lltdlzacl6n del esp<lClo. Don-
c111idode todas las corrientes y teodas arqueol6gicas. AI mismo lev (1982). Moore (\9R2) Y Braithwaite (19R2) han aplJcado sus
tiempo. las prioridades han pasadu de las funciones desempeiia- id~as en etnograffa. y en arqueologfa \0 han hecho Barrett
das por el individuo y de los usos de los productos que aquel (1981) y Davis (19R4).
Bourdieu sitl'HI su concerto de hohifl/s (singular y plural) en- Sin ernh<lfgo, sl se d<l una conduct a comunal en los grupas .
tre la estruclllra y \;1 pr;'\ctica, \' 10 define como sistemas de saciak<;. "y l~r('cis:1mente pnrqu(' cad" <l~ente tiene Ins meclins
para aetuC1! como juCl. de Ill<;delll;ls y de sj Illismo. la CO<;!lllnt->re
r------ I
arraiga en el» (Bourclieu. 1477. p. 17) . .Juzg.ando y valoranclo
I las con<;ecucnci8s de la conductC1 de unn mismo y e1e los derna<;,

,
estructuras I
I t I"~
I condicionamiento
se proeluce 1(1tenclencia !lacia un con<;cn<:(" del significaci\'. la (11'-
monizaci(m e1e las experiencia<; y la !lolll0f:!cneldad de los !I:'t!Jl-
I habitus
tos . .luicio y ,'aIm son in<;er(1rahles ele I\'<; intere<;es <;ectori,,1es
• pr~~tica en el proceso de forlll<1ci6n e1el grupo. . . .
Bourelieu se ocupa "sirnismn de lC1tr<1nQmst6n de los hc'\hltC'S
disposiciones d\lra~les y lransferibles. que Incluyen. por e]em- de una generaci6n a OWl sin pasar por el c1iscurso ni POI'. 1(1
plo. 1111 senticlo del honor. pero tambien derechCl/izquierda, arri- consciencia. EI rrotClg()nisrnn ele 10s proccc;()s de enculturaclon
ba/aoaio. y otros rrincipios de estructuraci6n. Los hahitus 0 h<'i- en la teoria de Bnurdieu ec; ele gran imponancia p~lfa la arquep-
bitos <;on principios generadores de e<;trategias que permiten a logla. porque vincula lac; pr;,\cticas. socia1es a.·I.a «historia. cultu-
los agentes afrontar situaciones imprevistas. Los habitos no son. ral>' de la sociedad El habito. al ser transl1lltldo en el tlempo.
para Bourclieu. eonjllntos ahstrC1ctos de reglas rn~c<'inicas en un desempen<l un rol activo en la acci6n social y el mismo se trans-
archivador cle la mente: el autor destaca, par el contrario. la forma <l traves de esas accinnes. Esta recmsividad. l<l «dualtd<ld
importancia de la I(l,l!ica y del conocimiento pr,lctic0S. incluidos de la estructura» de (;iclden<;, es posihle porque el hahito e<; un",
todos los esquen",s de c1asificaci6n en catqwrfas y de percep- 16gica praetica. . .
ci6n. pero el !lrtbito es inconsciente. una cornpetenciC1 lingiifstica Los esquemas del h;,\hito se tranSl1l1ten cle una practlc<l a
y culturC1!. En las aCllvidades cotidianas existe una !labiJidad otra. 10 que no significa que el aprendizaie <;ea una memofl?-
pr3clica en form;) de tacto, destreza y s(/I'nir !ai,.c que no pue- ci6n mecc'\nic8 de <lcciones apropiad;:l<;. Fn el modelo de \<l VIda
den reclucirse a simples reglas. En esta rnisma linea. Giddens diaria. en 10s proverbios. canciones. adivinanzas y .iuego~. en
apunta la posihilidad de que la inteligibilidad de los actores no su percerci6n del adulto y en su interaccion con el. 81 moo/a
profesionC1les. quc h;)ce de mediaclnra enlre la estructura y la no Ie resulta dificil capt<H l<l raz6n de ser qne se esconele tra~
prnctica. incluya una conscieneia diseursiva y una consciencia esta serie de hechos. El nino/<l se adapt<l y se acomod<l a los
practica. Esta t'Jltima supone el conocillliento de «c6mo arre- modelos suhjetivos y ohjetivos. modelos "de aquf)) y (,de allc'\n.
glchselas» en la socicdacl -es una actividad experimentada. una originClndo disposiciones sistem<'iticas. El hahito resulta~te se
habilidad artfsticC\ en la aetividael cotidiana. variC\da yestrategi- basa en \<l posici6n ,>oeia1 del propio nion/nina en la medlda en
ca. dependiente del contexto. Los individuos educan y eontro- que el/ella percibe c611lo re<1ccionan 10s dem~s ,frente a e\/el~a.
Ian sus flcciones. y puederr conseguir entender las estrt..kturas Concretarnente 1" casa \' la utilizaci0n del esp<lclo y de los obJe-
de la sociedad. Las rractieas generadas por el hc'ibito producen tos de una casa permil~n at nirlo/a comprender el hahito. «La
modclos regulares de cornportarniento. pero hay pocas norlllas lectura e1el "lihro" donde ]0S ninos aprenelen su vision del mUl1-
y reglas rfgidas. salvo en el caso de que los observaelores las do se hace con el cuerpn" (ihir! .. p 00), mediante su desplan-
C()llVlcrtan en ahstr;1ccipncs 0 intelectualil.aciones. Para los ac- mientn a traves del ec;pacin. de la<; partes '(01aSculinac;" alas ••
tores. la conducta cs depencliente del contexlo. cstratel!.ica \' parte<; dernenin:1<;>' de \a ca<;a, de la "JUl.:' a la ((oscuridad"~ etC.
praelica. ' ,i\s!. pues. la propia (':1<;(1\le~a a <;er perClh,da de manera dlst1l1
ta por los diferentres grupos socialc'i. a traves de sus distintos Bourdieu y Giddens vinculan el eSlfucluralismo al marxismo
habitos. Donley (1982) nos ofrecl' un excelente ejemplo de y esbozan una teorfa de la practica de grail impartancia para la
c6mo los hombres y mujeres swahili. de Kenia, aprenden su lu- arqueologia. Procuran evitar tanto el objetivismo (Ia inevitabili-
gar en el mundo a traves de la utilizaci6n del espacio y de los dad mecanica de toda acci6n social. que tiene lugar a traves de
objetos en la casa. En el proceso de enculturaci6n son las pnk- procesos que los actores ignoran) como el subjetivismo (Ia ac-
ticas las que actLian a su vez sobre los h{lbitos y asf se compren- ci6n social es unicamente el producto de actores experimenta-
de que Bourdieu hable de «Ia mente que nace del mundo de dos). Optan mas bien par una estructura dual: la estructura es
los objetos» (ibid., p. 91). tanto el medio como el result ado de la acci6n. EI inJividuo de-
La teoria de la pnktica. en Bourdieu, supone una invitaci6n sempena un rol fundamental como elemento autorresponsable,
implicita para que los arque610gos unifiquen criterios sobre los creativo y con grados de competencia. La cultura material en
principios que subyacen bajo otras pnkticas culturales, objetivo concreto juega un rol profundamente activo, creando la socie- .
que puede lIevarse a cabo mediante el analisis y la implicaci6n dad y creando un cambio continuo.
de los objetos ordenados en el espacio y en los contextos de Shanks y Tilley (1982) se centran en una de las areas de co-
utilizaci6n. De la misma forma que el nino asimila los principios nocimiento practico propuestas por Bourdieu: la utilizaci6n del
de la acci6n, el arque610go puede «leer» en el «Iibro» que ha cuerpo como un mapa 0 marco a traves del cual el grupo huma-
sobrevivido del pasado, sin necesidad de recurrir a la abstrac- no «vive a traves de» sus habitos. A traves del cuerpo se conoce
ci6n ni a los significados del habla. Mas adelante volvere a tra- el mundo, inconscientemente. En el cuerpo existe una serie de
tar las implicaciones de este enfoque para la «teoria» arqueol6- posibles relaciones entre el todo y las partes. Los restos 6seos
gica y para la presentaci6n publica de la arqueologia. humanos desarticulados hallados en tumbas neoliticas de Gran
EI potencial que ofrece la visi6n de Bourdieu es considera- Bretana y Suecia se encontraron agrupados en distintos monto-
ble. Es apasionante darse cuenta de que los items mundanos nes que mostraban distinciones cuerpo/extremidad, extremidad
del mundo material, que son los que los arque610gos excavan superior/extremidad inferior, derecho/izquierdo. La simetria del
-vasijas, huesos, agujas y marcos de puertas- podrian todos cuerpo es percibida, as!, como algo que naturaliza las contradic-
desempenar un rol en el proceso de enculturaci6n, en la forma- ciones sociales, por ejemplo, entre el control social detentado
ci6n del mundo social. A traves de la enculturaci6n pnktica es por los Hderes c1anicos y' la producci6n socializada. La simetria
posible inculcar «toda una cosmologfa, una etica, una metafisi- entre las partes del cuerpo es una negaci6n de las relaciones
ca, una filosoffa politica, por medio de preceptos tan baladfes asimetricas de la vida. 1
como "ponte recto" 0 "no cojas el cuchillo con la mano izquier- Si bien con este ejemplo se ofrece una versi6n sofisticada'de
da"» (Bourdieu. ibid., p. 94). EI «ponte recto», por ejemplo, la relaci6n entre estructura y practica. y aunque se tome en con-
puede estar relacionado, en las asociaciones culturales concre- sideraci6n el rol del individuo, persisten algunas de las insufi-
tas de la rectitud (tales como las lanzas rectas masculinas), con ciencias detectadas en otros estudios. sobre todo en relaci6n
las nociones positivas de «ser recto», como actitudes opuestas con los significados contextuales y la historia. AI igual que ocu-
a la s~misi6n 0 a la claudicaci6n. Se da. pues, por supuesta toda rre con otros trabajos influidos por 13 obra de Bourc~ieu y Gid-
un~ fJlos?fia de dominaci6n masculina. Cada vasija y cada deco- dens (vease los artfculos en Hodder, 1982 c). no se tienen en
racl6n pmtada, cada craneo de cerda 0 de vaca, se convierte cuenta los significados histnricos concretos: el enfoque sigue
as! en el nLideo de una red de asociaciones y oposiciones que siendo profundamente intercultural y «desde fuera». Por ejem-
nos hablan de c6mo se «conforma» y se reconstruye el mundo. plo: Shanks y Tilley no analizan 1a posible existencia de otros
una tumba en la sociedad. si no conocemos su significado?
~mhitns de infprrn8ci6n en I~", spcied;1c!eS ne01fticas 1~f1u\"ic;1\'
(,Como interrretar \(1 simetrfCl hilateral 0 la divisi6n en zon<1S
SUCC(lque rlledan evidenci:11 simetrf:ts izquierc!ll/c1ercc!1<1. l~i horizontales. sin comprcnder los significados hist6ricos de estas
tampoco el posiblc significac!n, en aquel wntexto. de tales si- estructuras, los elementos utilizados en el1as y los contextos (las
metr{flc;. Chi Ide dijo sobre el neolftico c!e Orknev (Hodder ollas, por ejemplo) en que tienen lugar? (,Como saher que es
19R2) que la division derech8/izquierda de cabanas q'uiz<'\tuvier~ 10 que las simetrfas izquierda/derecha esuin naturalizando si no
relacI6n con 10 masculll1o/femenino. en base a 8rtefactos v conocemos el contenido del significado de esas simetrfas? .
al tamat10 de l;1s camas. Yo he afirmado asimismo (Hodde;, Hemos av<'tnzado algo con el program a inicial. EI estructura-
19R4 a) que las tumo8s neolfticas «significlln» casas. descuhier- lismo y el marxismo han hecho posible que la arqueologfa am-
tas ~n otms lugares de Centroeuropa donde desempenClban un plfe St; radio de accion para incluir estudios sobre la estructura
rot Importante en las relaciones masculino/femenino Si 105 fu- del significado y sobre el rol activo de estas estructu~as en. el
turos trabajos pudieran estahlecer la relevancia de este tipo de cambio social. En la b(lsqueda de una adecuada conslderaclon
contextos. podrfa demostrarse quiza que la organizaci6n de los de la cultura material como un todo constituido de manera sig-
huesos en las tumbas ha tenido un significado especffico en la nificativa. existe tlna creciente tendencia a anHlizar la estructura
negociaci6n masculino/femenino del poder y la autoridad, en y las funciones (ambas en un sentido procesnal, adaptativo, y
lug::lr de (lsociarlos con las distintas relaciones de poder dpscri- en un sentidomarxista) de Ins sfmbolos materiales. Pero atm
tas par Shanks y Tilley. asf todos los enfoques discutidos hasta aqui se distinguen por
Si el contenido del significCldo en un contexto hi<;t6rico-cul- su inc(lpacidad para tratar 3dectlada y expHcitamente el conteni-
tural no se toma en consideracion (que signific8 izqUterda/dere-
do de los significados hist6ricos.
cha, enterramientos funer(lrios, etc. en la Rrit(lnia v Suecia neo-
I~ticac;). es. imr~sible explicar las funciones ideol6gicas de los
sIstemas slmb61Jc~s y resulta asimismo imposihle explicar por
que se utlhzo un sIstema simh6lico r.onrrefo. 0 c6mo surgi6. Por
eJen:rl0, el analisis icleoJ6gico de las tumhas neolfticas n; puede
exphcar por que no se encuentran facilmente estos mismos 010-
nument?s ,en Centroeuropa, cloncle se supone la existencia de
contradlcClones estructurales similares. EI excelente e innova-
dor anali ••is de un tiro de hahito que realizaron Shanks v Tillev
neceslta par(llelamente un examen minucioso de Jos significado's
contextuales e hist6ricos.
Estc iiltimo puntn esta, de hec!lP. presente en todo este ca-
pitulo y asoma a 10 I(lqw de todo el libm. par 10 menos hasta
el momento. Tanto el analisis procesual como el estructuralista
o el marxlsta pRrecen insuficientes por 10 que se refiere a su
capac'd~d para explicar <1decU(ld8mente el ras<1do. porquc ~e
OIegan ,\ <1bOlclClrel contcl1Iclo de Ins significados hiq(,ricos v el
tema'. del ongen v_ rroc e clencla " l'Ie I estilo.
. de la estructura 0' de
la IdeologfH . (,. C6mo ex p l'lear e I t' UIlCIOllarnlento
. ac!<1pt<ltivo dc
al igual que un cientifiw natural rcg.l<..lra \os datos empiricos.
Pero la historia. en el sentido que Ie qucrcl110s LIar aqui. tam-
bien supone introducirse en el interior de los acontecimient~.
en las intenciones y pensamientos de los actores subjelivos. EI
historiador habla de «acciones», no dc conducta, movimientos
o acontecimientos. Collingwood (1946. p. 213) es un ejemplo.
Los historiadores no s610 registran que Cesar cruz6 un rio \la-
mado Rubic6n en una fecha determinada, sino que hablan del
5. ARQUEOLOGfA E HISTORIA desafio de Cesar alas leyes de la Republica.
Empezabamos este libro con la pregunta de c6mo \legal' a
conocer los significados culturales del pasado. EI materialismo
En este capitulo se propondni la necesidad de que la ar- ha estado continuamente presente, una y olra vez; y en ese ir
queologfa reanude sus vfnculos tradicionales con la historia. Por y venir en tomo al materialismo hemos comprobado que el nu-
desgracia, la palabra «historiap> posee significados distintos se- cleo de los intentos de reconstrucci6n en el marco de todos es-
gun quien la utilice y, por consiguiente, es necesario ante todo tos «ismos» se basaba en argumentaciones harto fr;igiles acerca
establecer 10 que quiero y no quiero decir con est a palabra. No del significado cultural. En el marco del enfoque materialista
quiero decir la explicaci6n del cambio por referencia a aconte- sistemico-procesual se daba por supuesto que el enterramiento,
cimientos anteriores; describir simplemente una serie de acon- por ejemplo, se utiliza para la ostentaci6n social. de manera
tecimientos que culminan en un momenta determinado en el que en situaciones en que las normas de sucesi6n entran en cri-
tiemp~ es una tergiversaci6n del metodo hist6rico. Tampoco sis, los enterramientos reflejaran rivalidad de status (p. 39).
me reflero a que la fase n depende de la fase n-l. Muchos tipos Para interpretar la funci6n del enterramiento de esta forma, de-
de arqueologia funcionan asf. Muchas teorias sociales evolucio- bemos presuponer su significado para el grupo humano de
nistas suponen algun tipo de dependencia en las mutaciones en- aquella epoca. Asimismo. un tocado de cabeza s610 puede indi-
tre bandas, tribus, jefaturas y estados, 0 en la aparici6n de la car la afiliaci6n social (p. 40) si el grupo humano implicado 10
agr.icultura (Woodburn, 1980). En la aplicaci6n de las argumen- percibe en estos terminos de significado. Es posible contraargu-
taclOnes de tipo darviniano, la selecci6n de una nueva forma mentar que, independientemente del significado del artefacto,
social viene determinada por el «pool genetico» existente. E!1 este podia tener igualmente las funciones propuestas. Pero a~n
la teoria de sistemas la «trayectoria» de un sistema viene deter- as! es dificil que un artefacto tenga una funci6n social (comoiel
minada por condiciones previas y estados sistemicos especfficos, enterramiento para la ostentaci6n social) si el significado no se
p<:ro es posible aplicar Ieyes generales relativas al funciona- adecua a la funci6n (como cuando la muerte 0 .Ia acu.mul~c.16n
mlento de los sistemas. Para el marxismo la resoluci6n del con- material llegan a considerarse como algo «SUCIO>). «JnclvllIza-
flicto y de la contradicci6n tiene su origen en el sistema preexis- do}». . ..
tente, Como parte del proceso dialectico de la historia. Dada la insuficiencia de este enfoque para llegar al slgIllflca-
~a historia, en todos estos trabajos. supone una dimensi6n do, en el capitulo 3 analizabamos el estructuralismo. pero vimos
partlcularista. pero implica tambicn la explicaci6n del paso de que el contenido del significado venia i.mpuesto ..m~chas veces
I~ fas~ n-l a la n, segun Ull conjullto de reglas universales. EI sin excesivo rigor. Las lInidades de analtsls se dehman a prtor~.
hlstonador. como tal. permanece ji/Nn de los acontecimientos, se asignaha un signific<ldn a los sirnbolos (mascultno 0 femeIll-
no. pM ciemplo) \' <;e:ntcIl'rctrth;ln la<; rt<;jlllctrfrt<; (cnnw «org;'i-
porl(Fque-'re3pecta' ~na.s"'a'ctmtdes de ~n:pue9roJteJl[~i~~a-.,
~n'}i~11~~~t~t'6~mst6rico, co~cre~·.~~1 tE'nl~] t1el e<;p<lCH)
111('(1". fr>r ('1('1111"'\0). [-I 1ll~lod() ('<;lluC!llraliqrt, cn <;f1Tl1<;1l1(1<;11- que It)S indivlcJll()<; () g.rupos 11('(C<;\\;1n (l decn neceslt~r p;na
mim'lrClha 1lluy P()C;I<; r;llIt;l<; [';Ira intentar \<1recc)n<;truCCit');l de ciert<ls acti\-idades es. al menns en prtrle. Ulla cuestioll de sim-
los <;ignificados subjetivos clonde se crean las estructuras. htllismo, de <;ig.nific<1do y de intenci6n, Como ya dijnon Co-
POI 10 trtnto vol\'emos al matericlli<;rl\o. En el capftulo 4 se \ling\yn(ld (,\9:N. p_ 1:1:') \ T;1ylpr (194~), es cClsi imposihk dc<;·
demo~tr0 que en ca<;\ Inc10s los ;)n{jlisis marxi<;tas de 1;1 cultma crihir siquicrCl Ins dCltps arqueolol!icos <;il1 Cllg.I'1l1tipo de tcrmi-
matenal son tamhien las funciones las que ocupan un lugar pre- no<; intcrpretativo<; quc impliq\len intencion. tales como
ponder.ante (r~ra enmascarar la rccl1idacl social. ete.) v no el '<murn" , «cernmic<l". '(\ltensilin". "hogap,. Mientras se pens6
contenldo del significado. Incluso las sofisticadas teorfa<; 'no-fun- que ICls h,\chas neolllicCls de piedra pulimentada eran piedr(\s de
c1.onales de la acci6n social y de la rractica material no han 1'0- ravo. no h~staha un simple <1nalisis p<1ra arrojClr Cllguna luz s()-
elldo ana1Jzar adecuadamente el conteniclo del significado de los br'e su<; fUllciones utilitariCls (talar arlwles neoliticos).~~~~-
datos arquco16g1cOS. . ~\'If~il\O'S'mjl6f~elf'1\.,._gniliCad"",,,UbjetlVll!l'
. ~~mbicn 10<;.enfoques no ancllizados aquJ presuponen unos .. _ .••• :.!~~.~'-~·~
.r"'l:Ito.~ ••~7_'_'- •.•
:reserite~en·lJ,a"mente;.ue:~I1a,COmUlllu }~~ . . ••..•;." ,.
slgmflcados sl.lbJetlYOS en la mente de unas gentes gue murieron
hace mucho tlempo. Por ejemplo. suele ser habitual reconstrllir
, ..gtti~~~l~~eimrq~Jt?~!~~ ',' . -
. ()do$ los enfoqucs descntos en e~1c Ithrn hCln eVltCldn en-
la economfa de un sitio prehist6rico_ a partir de los, restos 6seos frent(\r<;e direct<lmente (I esta triste SilUr1Ci6n. Los arqueolog.os
(capftlll0 1. p, 2n), Pero clar por sentrtdo que Ios huesos aban-' han preferido eluelir e\ prnh\em(\. (lferri\nelos~ a \<1C0mndid(\d
clonados. de un rtsentamiento tienen algo que \'er con la econo- de Irt ciencia emrfric(\. que no es mas que \lna t(\chad::l al!-rletad~
mfa eqUlvale a ha~cr conjeturas. acerc;] de c6mo aqllel grllpo hu- y rnt<1, ;\hor<1 tenel110S que <1frnnt<lr directamente la suhletlvl-
mano pudo conslderar 0 perclblr 10s animales. hllesns. dese-
d(\d del significrtdo.
chos. e,tc. Muchas sociedades atrihuyen significados <;ociales Entien~10 qlle el parel tit' \(1 historia es comprencier \a ~CCiOll
compleJos a los animales domesticos. a los huesos v a la sucie- humana. no el evelltn, C(llllrrcndcr la Clccion es comprender los
dad: Sllponer que los huesos no se transforman c~lturalmente sig.nific:1e1os suhjetivos. el ill/prim' de Ins acn.ntec~mientos Exis-
eqll1vnle.a dar por sentaclo que las actitudes de «ellos>' no eran te. por l<lnto, un {'<;trecho vinculo entre 11Istona e lde<1ltsmo.
muy <!Jc;tllltas.a lac; "nuestras>'. Par(l roner otro ejemr1n: si"digo Pm idealismo no entiendo que el mllndo ll1<1terial no existCl; el
qu: la po?la~16n ~e un determinado poblado fue prohahleme~- termino. por el cnntrClrio. tal cnmo se hCl definido antcrionnen-
te X)'. m, aflrmacl6n oculta una reconstrucci6n de 10s significa- Ie (I'_ :'~). indicrt qlle el mundo In<1leriClI es tal como rtpnrcee.
ci.os en la mente de comunidades desaparecidas hace mucho Dehe scr percihidn anles de poder Clctu,n snhre el. EI Ide<lltsmo
hempo. Como no pueclo «ver» directamente a la comunidad 'del hi<;l(n;C() es, plieS, el esludin del modp como esl()S si~nific;.)(los
pasa(\o. tengo que dedllcirla a partir. par ejemr1o. de un e<;- s\lhjetivo<; surl!.en {'n (Ol1textos hiSlnricos: perp dad() que 1a hls-
p.aclO de ocupaci6n, Claro que pllcclo refor;ar mi arg.lIment~- toriCl misma viene definid~ en termillos de cOlllprender 1<1;Iccion
Cl0~. con eviclenci(l intercultural. Pero (\till en el C::lSOcle que (que irnplica crecllcia) y el i,,(pr;flI de Ins acnntecirnientos, el
~~~ lemmOS ~1:~~2.\;;.t,r.'l:",: C.c;s.:1 ~ ~.ue_.,~o. podemos (vease Hodder. terll1irHl ideCllislllo re-<;IIII;l excesi\,;)I1){'nte redund<lnt(' ('11 ('1 pre-
l~u ,~,~) .r·-,~9~··;~1) -J2~~~-
TIl~·.~,~Clea3~~~~crm11 e~'\~Xjste;ru'i1W'treTa'~&?'!!'1 senle conte-x\o- ..•.
~uOl. predectM~~iffi'~rtamafio"de -l--"~~
••..• _ .' ,'. -.' . f"·--~':'f:l-·w'·6"~''''''-
Ja-poUacl n y.earel'Cdl! II,\\' d()<; "spccIO<'; de 1rt 11I,loria qll(' qllisier~l 11':11;lr ('11 {'<;te
;VCU'tHfcIMI":'la 'Ut1!I7;<lci6n"de-resr-";-A-'rA ~. -,',
~rer
~~~~
"'::::I":~;",",J~"": .•..• ~\,.. ,.-. i~"'':'''e.
.•paHQd0·;~Il~e.-perteneclendo
.l.' i:0.l.I~ lrrt'onmlcmtrp'1\ 1'(1Inter-1
~al··n·-·1·~e·'1'·1'1;IF,>l""" .••. -- ".
".-.:..-1
-- _.-. "-''':'-'
C<lI'IIIII" I'ril1H'IP, qlli"c1;] <;:lbel cOlno ,c ITI!.Cncr'111 \()" "11111111
" l.o~,las,coJ.U~to/~~.d
cados subjetivos en el tiempo en rclaci6n con la pnktica. Se- logia esta relacionada, hasta cierto punto. con el contexto hist6-
gundo. analizaremos el metodo hist()rico mismo rico concreto. pem Trigger (1978) ha l11o<;trado. por otra parte.
que la historia implica generalizaci6n. Sin embarg~, tanto en..los
analisis arqueol6gicos como en los no-arqueol6glcos han S\do
los estudios particularistas combinados con un interes. por el
«interior» de los acontecimientos los que han dado pIe a los
EI metod? habitual utilizado por los arque610gos para anali- enunciados mas profundos y de mayor alcance acerca de la na-
za! la.~~2J~:~~~._a 10 largo de extensos periodos de tiempefC8nf turaleza de las relaciones entre significado y pnktica.
~!!t?:~!}_Q}J1~~~~~
en r~ \':;'lnaliza~~r~9@tt1t~,9rii1 EI analisis de ~"~~"~ (1976; primera edici6n en 1904-
\Oio.entr.~ la~.~,hst1l1~asih~,'. ,La hl:-.tona se convlerte asi en un 1905) sobre las rela~io'nesf ~firre la ctica protestante y el es~iritu
proceso di.scon.tinuo, independienternente de que se adopte un del capitalismo constituye un importante ejemplo del estudlo de
enfoque hlst6nco-cultural (euando las discontinuidades son in- este tipo de relaciones en el tiempo. Aunque no se trate de u~
vasio~es, etc.), yrocesual (un cambio sistemico. adaptativo), 0 ejemplo arqueol6gico. desearia extenderme con clerto detel11- .
marxIsta (camblo por contradicciones y crisis). EI estructuralis- mien to en el por razones que despues resultanin obvlas. Weber
mo, tal como veiamos anteri(i)rmente (p. 67), y el cambio no empieza planteando un problema concreto al que da una res-
suelen casar demasiado bien. puesta concreta. Pregunta: «i,por que el capitalismo surge, en
Si bien en el seno de las distintas corrientes ha habido inten- Europa occidental y no en otras partes del mundo?». En Chma.
t~s de suavizar los Hrnites entre las distintas fases (vease por la India y Babilonia existia. dice, alguna forma de capitalismo.
eJempl~ HI?gs y Jar,:"an, 1969), apenas existe una concepci6n pero faltaba el ethos 0 espiritu concreto que en .cambi~ s~ se
de la hlstona entendl?a como un proceso continuo, y muy po- daba en Europa y que sentaria las bases para la etlca capltahsta
. C?S ~~que610gos han mtentado reconstruir la forma en que los moderna. Weber identifica esta etica como «el propio deber en
s~gmflcad~s contextuales se relacionan con la pnlctica en el una profesi6n», independientemente de la naturaleza de esa
tlempo. SI queremos entender las orientaciones subjetivas de profesi6n. La conduct a racional basad a en la idea de la profe-
una comunidad humana en un momenta determinado de la his- si6n se vinculani a otras formas especificas y peculiares de ra-
toria, para poder comprender su sociedad (0 la nuestra), i,hasta cionalismo tfpicas de la cultura occidental, como son la musica,
d~nde debemos retroceder? Los significados cambian, pero las leyes, la administraci6n, y tambien el sistema econ6mico ..
i,slempre en relaci6n con 10 anterior, como un proceso conti- Weber explica que el caracter distintivo del capitalismo OCCI-
nuo? dental esta vinculado (aunque no en un sentido directo de cau-
. Casi por definici6n, aquellos que se interesan por la conti- sa-efecto) al nacimiento del protestantismo ascetico en sus;di-
nUldad de los significados culturales en el tiempo tienden a ocu- versas forrnas. sobre todo el calvinismo. Cita datos que demues-
parse de 10 concreto. Si cadafase debe explicarse por separado, tran que los Hderes empresariales. propietarios de capit.al y los
c?mparandola con otras sociedades, se esta restando importan- cuadros tecnicos y cualificados del mundo del trabaJo .eran
Cia a la evoluci6n hist6rica de caracter unico. Pero para aque- abrumadoramente protestantes en los palses europeos occl?en-
I~os que se interesan por los significados culturales, las genera- tales, que en general tenian una composici6n religio~a mlxta.
hdades interculturales deben demostrarse. no solamente supo- EI tradicionalismo cat61ico era autoritario y no sanclOnaba 13
nerse, de manera que 10 fundamental sea comprender 10 parti- busqueda de beneficio a expensCls de los demas: su idea so?re
cular en SI mismo. Ya hemos visto (p. 9R) que toda la arqueo- «el otro mundo». tan tra~cendente. inhihi6 a la empresa cap.ta-
li<;l~. FI c;llvinjslTlo. pnr el cPl1tr;lrin, s:ll1cionah" ('I ;lscetismo na. LClSide",s rcli!:!iosCls c~inhial1 en rarte graciCls al c1eh~te entre.
«ele estt' nlllnc!n" I.ns 1l1l!J\:idIH1S n;\c1all dClllr" de !In orden ele los lidcres rcli£i,)s()s. pero t,llllhien ror 1,1tot<llid;ld de ICls ('on-
(OS;lS apucnternentc inallerahle \ 1:1 rredesllnaci{m Ilevab<1 a diciones spci;l!cc;. esrccialmente IClSecon(lmic,". allnqlle Sin lle-
una person<1 <1 h<1cer 10 que Dios h;lh;l disruesto que hiciera gar a ser detenllinantes (p. 183). Richard B::lxter. uno de los
(Weher, IQ7A) ide610gos de \" fti(<1 puriICln<1. "se a~lOlda~)~ continuamente a
rEn~'~~.'8REY·:: eber'po rerhila"especi a Imente""COT1 reT'maTe1iblis::f las experiencias rr~ctic;lS de Sl1 rropl'" actlvlc!<lc1 pastor<1\". de
tm(ri, ii'.:~'J)i~9~m!,lh,~a,'"pa
ra 'el <'flle-:I a:~'f[iefi':it:'p'({YaucilV~jY1~ modo que sus cl0gmas c<1mhi<th~n en funcion de la actividad
~~f~ones.tde:(pro<i~'~(i~~!Jtf"roJiaa~'e-nl~ te~~'~)"e ~"qutIgni;:;e practic<1 (p 1:'0) Weher est<1hlece ('ontinllamente la cliferencia
estos ractores 0 que los COl)sidcieO'[5l)~<Y""iYlY~~l)1·t<1ntes.
sil10 que entre \os fil6sofns \' 10s ideales religiosos, par un lado. y «ellai-
quiere _o~~'lI~~~:~:
igual.pcso n t1nitton~ep~6n;TQ¢~rrsYa:"Ysegun la co». «e\ pr8ctiC(~" ~. ,'el homhre corriente». p.or otro ~on ~I cal-
vinismo «Ia condllct<1 moral del homhre cornente se Via prtvada
ell,'!.r[~~~nj,1]iff~1l1~~fl§§}~~!;£t~~~cf[~'f~:l~~a~~i~ri:?e~eTf
ta.i(<tgna ~eItfquetJro.:~e;nte.~()tgaJuta~\f"soci.eaAi11W-.~llr~Mll. de su c8raeter i1sistemMico v desorg<1niz<1c!o (que tenia con el
f\\Veber Ie interesa an;lliznr el comr1ejn de sl!!nificados subje- catolicisl1loj y qllcd() sujeta a uu metodo co!lerente ele conduct::l
tivos de 1<1acci6n \' destac;lr qlle 1<1«r;lcionalic\(lch, es subieti~a. como un toc\n" (r \17).
rel~cionacla con "fines" 0 "hech0s" concretos. Sugiere qu~ ccHia EI espiritll del capitalismo naci6 clel espiritu clel ascetism?
artef<1c,to puede enlenderse s610 en terminos del si!:!niticaclo que cristi<1no. EI dO£I1lClentfl) en 1;1vid<1 coticliana. empez6 a doml-
ha temuo 0 tencln'\ su producci0n y utiliz(\('ion pClra la accion nar la moraliclCl'~1 mund,l11<l v c0<1dvuv6 a crear el moderno or-
human a . den econornicn Sin emh<1rgo. IClS consecuencias rn'icticas no
FI desarrollo del ascetislllo proteS!Clnte. de <lcuerdo con el fueron prnbahlemente intenciouadas. En efecto. las lideres reli-
autor. Clh<1rca \Ill extenso periotlo de tielllpo. \' se regenera I'm gipsos del C::lh'inislllo y de otr;ls secl<1s purilanas quer1cll1 s~lv<1,r
medio de 1<1enculturClci(Hl. h<1sta que su re<llJdClc!se da p0r sen- alm<1s: el af;'\n ror los bienes de este munclo no era 1m", fmall-
t~da, En t'lItiInCl inS!ClnciCl. la fonnaci(1I1 ele 1(1jurisprudenci<1 r<1- clad en sf mislll:l. pew 10s moti,'os ruramente religiosos tuvie-
Clonal heredClcJCl de l::l ley roman<1 deSelllreii<1r!Cl un rol conside- ron consecuenciCls clIltmales y snciales no previst<ls. e incluso
rable en el desClr'rollo de \In tipn especificClmcllte occidental de no clese<1<!a" (ihid. pp. ~N-qnl. Los result<l(\os re~les estahan
racionalismn. I,os orfgenes dei espiritu c;lritCllista se remontan mllY lejns. por nn decir que er,11l contradictorios. de 1o que los
a una eroca anterior al advenimiento clel capit<11islllo (ihir! .. p. reforllladores religiosos pretendf<tn. .
54) '! la imrortancia fundamental que atribuve el purit<1nismo En 1<1exrlicacion weheri<1l1<1 vemns. pues. l::ls rel<1ciones dia-
al trahalo corporal 0 Illent;l! ckriva. en pClrte. del !lecho de que leeticCls entre tctHi;l y pr:'\ctica. entre ide<1 y materia. v 1<1impor-
",el trahaJo es '" una tecnie::l ;lsdtic::l Clcept;Hla. y asi ha siclo tancia de \a <I(('ion social (conduct'" con un fin determin<ldo).
slempre en l<l Iglesi8 Occidental. ell fll;lrcCldn cnlltr<lste no solo de las consecucncias y C(Hltr<tdiccinnes involl1nlClri",s va puestCls
con el Oriente sino ('on casi tocl<ts l;ls re,£las fllon;\stic,as ~Jel de relieve en e\ c3pi!1Iln ;)'nteriOl Aqlll. sin emh<1rgCl. d:1do que
mtIJl~::.,~~lt~'> (I'. 1(3). .
est<lmos hahl<lndn de contextns hisll)ricos !al'f!.os, se de<;taca la
~u::~ no cree que eS'fe COJ~Jl!ntP de ideas se des<1rrnlle contrihuci()ll. por un igu",l. de ideales y v<1lores. Fn rerindos
por sf soil). PClrece lll~S hien qudl~.D1aterla~~~WIm\li* cortos. ell el Illl'll1cntll de la Clc,i()ll. las condiciones de existen-
\q~~~ de fc)rlll3 que parCl CXpllCH cach ;lccion 0 cada pro- ciCl son m{is llwrte<.; que el hahitlls de Hnurclieu. rero en el tiem,:-
ductu social es neceS(H1O cOl1siderZIT fcHl!n el conlex!o hist()ri('() pn. v <1diferell,:i:l de otr:1S sC'llel1cias hist(Hic~s. l;ls pr0pias COIl-
de los signiflcados suh,etlvns CU!TlP 1<1pr~LtlCa de 1;1,'id;) c<,lldia- d icinllc<; snci;l1f's \. eC(lll(llll ic;ls. sPQ.\"tn est e t I pn de inte rprel (l.
ci6n. se originan a partir de un conjunto de significados cultu- co~ cree que es posible en tender la subjetividad de los demas.
rales. de otras gentes. No es necesario haber sido Cesar para entender
A traves del tiempo, constata fNcbeq la dominaci6n relativa a Cesar. La mente puede captar otros contextos y otros sii{tifi-
de las ideas religiosas y de la economia social varia. AI princi-
0
cados, si es capaz de recomponer el «espfritu,. de otros tiempos
pio. la tendencia ascetica del puritanismo desemboc6 en la ac- a partir de segmentos individuales de la realidad hist6rica. en
ci6n social y posibilit6 un mayor desarrollo del sistema econ6- lugar de imponer la f6rmula desde fuera(p. 47). Con est a c1ase
mico, algunas de cuyas formas ya estaban presentes anterior- de interpretaci(m tan minuciosa resulta posible, asimismo, la
mente. Ciertos aspectos de la organizaci6n empresarial capita- generalizaci6n en y entre contextos hist6ricos.
lista ~on bastante mas anoti~uos q~:Jo~r~e!orma (p. 91), . '''';'0 Pero, como destaea Giddens (1976), gran parte de los datos
•• 0 {jS"'I~ue pos!1? 11 . y de la interpretaci6n de Weber se han puesto en entredicho.
Yo no he pretendido demostrar la validez de la explicaci6n we-
0'"
.... ~
do" lerl~j " 0
_",.,.1"
lCO'~"'artemas, el pun amsmo era «anti-
0

autoritario», 0 que evana a los puritanos a una oposici6n fa- beriana, sino tan s610 utilizar el ejemplo para mostrar que la.
mitiea contra los preceptos del monarca britanico (p. 167). eonsideraci6n de los signifieados hist6ricos, en el tiempo, y en
Al principio «Io~ puritanos. quisieron trabajar vocacional- comparaci6n con de~arrollos hist6ricos acaecidos en otras par-
mente en una profesI6n», y la religi6n dirigi6 la empresa capita- tes del mundo, .
lista, pero luego «se vieron obligados a hacerlo» (p. 181). Con
el tiempo, el orden racional lleg6 a depender de las con&icibties ~
tecnicas y econ6micas de la producci6n mecanizada. Hoy estas ra de Weber es sugerente por 10 que se refiere
condiciones materiales «determinan las vidas de todos los indi- a la relaci6n entre idea y practiea, quiza sea Sahlins (1981)
viduos nacidos en el maquinismo» (p. 181), Y la base religiosa quien mas claramente demuestra c6mo pueden aplicarse los en-
se ha perdido. foques esbozados por Bourdieu y Giddens (vease el capftu~o 4)
Me he extendido considerablemente sobre la obra de Weber a periodos largos de tiempo, en el tiempo. Aunque yo nusmo
porque, aunque no recuerdo haber visto nunea una sola refe- present are mi propio ejemplo etn~hist6rico en .el capitUlo. 6,
rencia a dicho autor en los textos arqueol6gicos (10 que es, de vale la pena eonsiderar brevemente la demostra~16n de S~hl1OS
por sf, extraordinario, si es que refleja una ausencia real de ta- de la existencia de vfncvlos entre estructura, habltO y pnktlca.
les referencias), su obra contiene muchos de los ~os de la En Hawai, Sahlins ideatifica conjuntos de preeoneepciones
interpretaci6n hist6rica que aquf buscamos. En'" encon- e ideas que forman parte de la aeci6n. Por ejemplo, el mana. es
tramos una completa consideraci6n de los significados subjeti- una fuerza ereativa que hace visible 10 invisible, q~e da se~ipo
VOS, contextuales, una explicaci6n de c6mo estos significados ala bondad y a la santidad. EI mana divino de los Jefes se pone
e~olucionan y pueden entenderse en sus propios terminos hist6- de manifiesto a traves de su brillo, de su resplandor, como el
ncos, y la ubicaci6n del indivI.·dU~~ la socledad, y _ . sol. A nivel cotidiano, tales nociones orientan la acci6n, en for-
ma de habitos, pero se transforman en practica, en «estruct~ras
,..';'.


o~' __ ~uc
""" ~"'-""';" crtaa._
I todo social esta Ileno de tensiones, divisiones y en.,- de la coyuntura». Nadie puede saber con certeza c6mo terml.na-
. . 1'6n concretos en la prachCa.
tradicciones, y los individuos interpretan de formas diversas el ra un aconteclmlento 0 una reun
o . '6 . t 'onadas 0 no llevan a
mundo 0 mundos en que viven. Las consecuenclas de la acci n, 10 enCl ' .
o. 1 hAb't Y de la estructura SOCIal.
Pese a la importancia de 10 subjetivo y 10 especffico en We- una reformulacl6n de os d 1 os
Para decirlo mas claramente. en momentos de contacto cul-
ber. el autor no cae en un relativismo 0 particularismo escepti-
tural, como cuando Cook lIeg6 a Hawai. en 13 practica entran Egipto y Mesopotamia, en Creta no existieron palacios maravi-·
en conflicto dos tipos de h:'lbitos y de ahf puede sobrevenir un 110sos. templos, tumbas oi pir<'imides gigantescas, y est a allsen-
cambio radical. Sahlins muestra c6mo. con la llegada de Cook cia pone de manifiesto la inexistencia de un poder 3utocratico
y los europeos. 105 nativos de Hawai creyeron, segun su propio y de despotismo. EI arte minoico tampoco era formal ni eonser-
marco de referenda traclicional. que \os europeos tenlan mana. vador. sino que reflejaba
Pero con la confrontaci6n permanente de ambos puntos de vista
(hawaiano y europeo). a nivel de escenas practicas. las conse- el natl1r~lismo modemo, el gusto verdaderamente occidental
cuencias involuntarias influyeron a su vez en estas percepcio- por la vida y la naturaleza tan- caracterfstico de los vasos pinta-
nes, 10 que provoc6 contradicciones y conflictos. AI final Cook dos. frescos y entalles minoicos. Al contemplar el encanto de
sena asesinado como parte de este proceso y el mana transferi- estas escenas de juegos y desfiles, animales y peces, flores y ~r-
do a todas las cosas britanicas, 10 que a su vez provocaffa una boles, se'respira ya una atm6sfera europea. Por la misma raz6n,
reordenaci6n social en Ha\vai. la inexistencia de una fuerza de trabajo ilimitada en la industria
a disposici6n de un despot a oblig6 a potencial' la invenci6n. y
Este ejemplo tiene muchas cosas en comun con la obra de
elaboraci6n de herramientas y armas que son el rasgo m~s dls-
W~ber, pero un am\lisis mas detallado y una mayor consciencia
tintivo de la civilizaci6n europea (ibid., p. 29) .
.... :del problem. a de la relaci6n entre estruct~~Ctica permit. e.
. ~.na mas c.. m let~ com. rensi6n de como .~g,~
, '. " l' rt ~m,;~~"'" Desde n~estra perspectiva actual, ellibro de Childe, sin ser
• • . • , ";;&' ••. ( . t,a;?Q};l;f'\J
.

. aunque siguen siendo capaces de actuar a su vez y cam iar crftieo, trata al menos de resolver los problemas concretos deri-
aquellos signifi<;ados. vados de la especificidad de la evoluci6n cultural y eeon6mica
l.D6nde podemos descubrir. en arqueologfa, algunos'de los europea y de'su peculiar «estilo» cultural y econ6mico. En la
aspectos que aparecen en' este liro de estllclios? Como vimos ultima edici6'n' de The Dawn (1957) persisten todavfa los mis-
anteriormente. es dificil encontrar una infillencia directa de mos intereses, y :an:~ '~t~.~if'M "e~ .~MUiatW
Weber (0 del reciente estudio de Sahlins sabre Hawai). Pero a 1 ",\:Rl . " '. ""

pri.n~ipios de Si_~!!J~ (l.a ",', n· • U~~·'tV


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edlcl6n. 1925).', e propuso avanzar en la comprensi6n .'(j~t!~1",~.
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deja naturaleza especifica de In' eultura europea y en la identi- Un reciente estudio ~~1984) de,muestra algunos de
ficaci6n del origen de aquel espfritu de independencia e irlven- estos mismos itJtereses, pero esta vez centrandose en el caracter
"tiva que eulmin6 en la revolucion industrial. Es evidente qhe su tecnol6gico 'toncreto del Nuevo Mundo y en la metalurgia del
objetivo era muy similar ,31 de Weber. DefencHa qne el esptritu Viejo Mundo,' especialmente en la elaboraci6n de herramientas
distintivamente europeo ef!lpez6 con la Edad del Bronce.' ' v armas en Europa, como hahf<l hecho Childe. Lechtman dice
Childe afinnaba que Europa, a pesar de la difusi6n 'pro~ que la ausencia de una «EdCld del Bronce), y de una «Edad del
cedente de Oriente. adopt6 y mejor6 metoclos y tecnicas. im- Hierro» en l'a' prehistoria del Nuevo Mundo podda ser el resul~
primiendoles una vitalidad que' contrastaba con el tradiciona- tado de la importancia de los metales para-Ias operaciones mi-
lismo y el autorit<lrismo de I<lscivilizaciories orientales. Particu- litares. los transportes y la agricliitura en Europa. mientras que
Inrmente. l:l Creta de 1<1Edad del Bronce file en esencia moder- en los Ande~, por ejemplo. 105 metales tuvierQn un rol mas sirn •.
na en SlIS manifestaciones:, "el espiritu minoico fue profunda- b6lico. tanto en el ambito civil como en el religioso.
mente europco y nada orient"l" (I Q2), p, 2). /\ cliferenci~ de Lechtman se interesa. pues. p(lr \a especificidad de una se-
cuencia cultural en el Nuevo Mundo. especialmente por un con- ejemplo la importancia que se concede a la influencia en el
junto concreto de valores culturales que giran en tomo al signi- tiempo del ambito ideacional. Ademas, 10 ideacional n~ es ni
ficado ritual y politico de los colmes oro y plata. EI bronce fue la causa, ni un obstaculo, ni el efecto de la acci6n practic", sino
algo tardio en los Andes -se utilizaban otros metales para pro- el medio para la acci6n.
ducir los colores deseados. Sin embargo, los metalurgicos andi- La arqueologfa del Viejo Mundo se abre de vez en cuando
nos no aplicaban los colores oro y plata a la superficie de los a la posibilidad de retroceder en el tiempo para descubrir el nu-
hems metalicos debido a la existencia de otro coniunto de j~!O- cleo cultural comun que dio origen alas sociedades y culturas
res culturales. Desarrollaron un metodo tecnicamente fiUy europeas; est a ha sido la tarea Pritmlistas y arque6-
complejo. de forma que 10 que se vefa como color en la parte logos interesados en el problema . . Pero tambien
externa del objeto procedia. en realidad, del interior. «La base podemos incorporar una escala mas minuciosa de analisis para
de los sistemas andinos de enriquecimiento es la incorporaci6n saber c6mo se formaron. se separaron y difundieron las distin-
del ingrediente fundamental -el oro y la plata- al cuerpo mis- tas regiones de Europa. Christopher Hawkes, por ejemplo, ha
mo del objeto. La esencia del objeto. 10 que superficialmente puesto de relieve en varias ocasiones la «falta, en Occidente.
parece ser 10 verdadero de ese objeto, debe estar tambien en de enterramientos con ajuar -0 de enterramientos en general»
su interior» (ibid., p. 30). (Hawkes, 1972, p. 110), causa de la inexistencia de diferencia-
Lechtman refuerza esta argumentaci6n
.
con una referencia
. a ci6n social 0 de status que encohtramos en las costumbres fune-
la producci6n textil, que tiene la misma «estructura» que el tra- rarias indfgenas en Inglaterra (vease tambien 1972, p. 113;
bajo metalurgico (el dibujo se incorpora al tejido), y expli~a que 1976, p. 4). Tales actitudes, 0 al menos las descripciones de la
los valores culturales cumplfan la funci6n ideol6gica de legiti- conduct a hacia el enterramiento, perduran en el tiempo, segun
mar la dominaci6n del Estado inca. Pero la forma concreta de el autor. y a pesar de ello Hawkes reconoce la posibilidad del
esa ideologfa, de la industria textil y del proceso tecnico concre- cambio acumulativo, como se desprende de su analisis de la
to de recambio y reducci6n electroqufmica, s610 pueden enten- «celticidad acumulativa» (1976), donde retrocede en el tiempo
derse en sf mismos en relaci6n con la practica, pero no son re- en busea del origen del estilo celta, hasta la Edad del Bronce.
ducibles a ella. En ultima instancia s610 podremos «expIicar» el Pue en 1954 cuando Hawkes propuso un enfoque regional que
sistema de valores culturales volviendo atras en el tiempo, en permitiera a los arque610gos utilizar un metoda hist6rico para
una regresi6n infinita. retroceder en el pasado, a traves de secuencias culturales, con
Otros (por ejemplo Coe, 1978) han explorado tambien la el fin de desctibrir «cosas comunes a todos los hombres y e~rt:-
particularidad de la cultura del Nuevo Mundo comparandolo r¢1-
cies, inherentes a su capacidad de hacer cultura desde el prt
con el Viejo Mundo. Flannery y Marcus (1983), combinando a pid» (1954, p. 167). «Es como pelar cehollas; hasta llegar final-
la vez estudios arqueol6gicos y lingiifsticos, constatan que las mente a la pregunta clave de si la cebolla, en realidad, tiene 0
culturas mesoamericanas se fueron adaptando durante miles de no'un nucleo central 0 es todo piel». (ibid., p. 168).
aoos a las condiciones locales hasta experimentar un cambio so- Muy pocos arque610gos han intentado utilizar la gran v~nta-
cial radical a traves de un conjunto estructurado de significados, ja que suponen sus datos -dado que abarcan largos peno~os
entre ellos la divisi6n del mundo en cuatro partes codificadas de tiempo- para contribuir al esc1arecimient~ de ~ales.cuestlO-
~gun un color y un «espfritu» denominado pe. Pese al escaso nes. muy esporadicos los estudlOS hlst6ncos mo- .
mteres que dedican al analisis de c6mo se integran la estructu- nogrMicos de
ra, el significado y el acontecimiento. es de destacar en este ". ,.~ .•. Ya analizamos (p. 43) el intere-
or ••••
c;;1Tl[C11:111:'1(\(\e FI<lllllCIY \ [\1;llell~ (lu-;"(1: lOR]). I,bell (197('»). eif'll1r}il.~; C:~IJ~;~;1.1~1.(2~~,_~~S~U.I.l,~I~~;1l_!~
I'p<;jhilid"d d.c q,~.c ~1tr-r
l'l)r <;1Ip:llle. 11:1ICklllilll':,L!,) 1111:l(,1l11111111Icl:HI
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h.

()tro<: tr:lh:ljn, IlItcrC,:lIlte<; ;\1 le<;pectl1 <;(\n 10<;;Ie \V. Davis derna. quc ahnnlall la Cllltllril .. en lantll (!'If' cnne;lituida elf' fpr·'
(jQf{2). que :t!'(llcl;l Ip, l'IIIICii'I(\' (1 "C:lllllllCS" del :trtc rlrcsellles n1;1 <;i~nific(lt IV" . cl individllll :lclivp \. ('I conlexln hi<;«(\ril'p
ell toda 1<1hiS!()fI(t cgil'ci;l: 1;1idellllfiC:H':1011 de Iiall (1977) de a(\('cU:ld;ll1lentc. 1'('f0 qlled:l Illllchp clIni!lp I'()r recnrrer ;1I1Ic~
Ips rrincipio<; del <;lgnlfic<1(j() sllh'(tcellie tr:l, los ~'r()cesos de de I'0dcr "firm:\! (\'It' 1;]<;cnnrlll('<; 1'(),ihilicl:1dcs qlle pfrcce ('<;tc
c<1mbio e inter:tcci{1I1 econ(lmic0S y politicos de 1<1culturfl !lare- til'll de cnfoq\lc e;(' (1I'Illvech:tn ;Hkl·tl;ld(ll1lcnlc cn (1rqllc()lp~i:l.
Wi'll; y 1<1eXI"icacioll de L<1thrar (lliT:"1 dc la llliknuia conti- <;phrc t(Hlll <;j n(\<; rc!crilll()~ :1 1::1rf'l:lci(lIl e!llre ('I contenidn (kl
nuid;)d. enorrnetrlcnte extendicl:l. de 1:1<;pr{ictic(l<; funera.rias del significado histo' ico \' 1;1rr{icliC:l <;(lci;)l. FI Illa\'nr oh<;l;lculo <:c-
norclc<;te (lmeriC:111l) En FUrl'I"''' 1n1lcl\(lS arqueol(lgos conocen ria de lndnk I11C!P(\pl(lgica.
1<1existenci'l dc ill1port;1I1te<; 111Pdcip<;de continllid'lcl <.Jllevincu- Si q\lerelllPs q\lE' Ips an!,lcl',I(1,~ll<; ;;£' llCIlPC!l <llgp Ill;'i<; de Ii",
l'ln cl lejal10 p;l<;;1do con el pr('<;t'llte. sn!lre tode' eJl E<;cnndina- si1?-nific<1dos subicli\'os. del "interior,' de Ins acnlllecirniC'nto<;.
via. pew 111llY.l'U.C(1<; lee; hall c\lncedid(, 1:1c1ebida ntenci61l. lenclno<; que <;oh:ent()r el prohlem:l dcl e(lIllO. i.Cflmn recnn<;-
t,J.r;lr'~<~~.~c;~·~~s
;1i0Y~cE~~r;~. fuel! ~7'~-
Cfiiu-s{611--~Qino~com'ponefl91 Ir\li, elInIlIlG. el e<;piritu cell'l. 1:1 ctic:, rrnlc<;l'lnle.
CIIfPrea. n 1<1<;
IClinventi\';1
:1ctifllde<; frente a I" derech() \" la izqllierda. ()
\'!e .....
~~.!~.cyoluCH.Jo,cuhuGll •.•~\klluspreC};1c1;\ por <;u car~cter emi-
nentemel1te de<:CTipti\·0. In, <'IIqu('()I()gns procesu()li",<'I<; prefirie- r;1llir de 1:1cvidelwla ;Hqueol{lgiC:1' 1:1 prohlem'l e<:cl "i~uiente:
r~n c1edicClrc;e;) c<;(udi;:lr la<; <;ecllcnciCls de aclapt:lci611 local. Y si reCha7<lmo<; el 1l1:1lerialismo. JlO roc!rcrnos rrc-clecir 1;1<;
sin emb:lrgn. 1:1(hfu<:ion sf p(lSce un pnder explicativo. en el "ide:1e;" a partir de I" h;1<;Cmaterial PClr cOllSi!!-\lienle. qucd()r{in
marc() de 18<:rref!llI1t;l<; pl'lnteClc!as en c-<:Ievolumen. L'I c1ifusion deseartnda<; las f(lIlll:J<; interCllltuT ale<;. rredictiv'l<; elf' inferencia.
pued:- nyUc!;lr a explicar lrt rnatriz cultural concreta. Los nbjetos Si lodo COlltcxlo hiq(nicn e<; 1'111i,'o\. p()rticlJ!;H. i.c6mo rnclre-
y esttlos procedelltes de otroe; grupo<; <lclquieren e;enlido en su mne; inlerpretarlo'l
nuevo contextn. rem e<;le nue\'o e;ign,fic()clo quiza se htlse. v Ile-
ve C0nsigo. cl <;ignific;\do anllguo. Sc seleceion<1n 10<;Ill;evos
rasgos y se uhiciln en el sistema. exie;tente. tra.nsform~ndolo. En
lugar de c1Cl~i:~:-:\r~~'2...
d~<:Iil1t0<;tirl)s (Ie c1ifusion (Clarke. J 980),
habrfa que ~P~Wlj,~~JJ~1i[qp.-;¢-~ffffi.tiJDor ejemplo. como llcmos :'i<;.tn que ~ ~gl..
.• 5~. medi"_liC<1,Ci.()~) de
un proceso social activo que actLia sohre v en los sislemas de gensrah.s~,9~n~?,.lflt~1:cull\lralc<;.~~~ ....'> •. ~ ~
sign~:i~ado que evolucioll;ln en e! tiernro ('Kel1Cle. 1979). ~'a6~lttiral€~~m1r;Mgb:;ae~~~~~
EXlste el peligro ell' <.jIIC Ins arque61ofos se eontenten can Las socieda.des hasad:-ls en el lill;llC necesilan lIna fnrma conere-
vngas continuldClde~ relnlivCls a I() etica clIltm'll. aducienclo una ta de ideologfa (I'. RI), 0 la ri\'alidad en torno a unos recursos
ve: m~" 1;1~X~\Ie;'1de la fragrnentaci6n e in<;lIfjcicJ;l~j,a~~l.c~!gtf!!l- lilllitaclo<; rrod\lce unas necropnlis delimil:1das y un rol impor-
t,~:l ~.~~1.~;~~~:~ (:~n...
..,.:~.I~CII~~.;~.;"'~~~1.~I~I,c,:.~::1~·.:
(Ie c()ow tlo~~~signiticada.uf tanle de los :tnlC!':l<:'1doe; (S'Ixe. jQ70: Ch'lrm'ln.
el intcnlo de ('!lilde de idclltific:-Ir el rol qlle dee;empci);1n los
\QR1). Vimos
~~w~.,.~,tan~actJ,v~m,e.ttle.:Pt~entGS~~l~:SQCi~q~JQ en eJ
C,\mbI0 sOCIal. y de cnnw Iief!~lfl 'I 'II vez. :l t13n;;j0Irnarse. En sigllific;)dClS <;U"jL'tIV()e; en 1.'1(':llllbin <;oei;1l. -rno e;us \'lnculo~
la obra de Weher . \. <;o\...rc
_ . l'
t'0Ull en 1() (e
I .SfI I II'IllS. por cltflr
. c1o~ COli ('I m:1rxi<;IlIP 1(' \IC\·:tn1l1 :I Il:JI"CI ;lfirrn;\CiCl!lee; Inrl(H!pI6gic;1<;
incorrectas. Por ejemplo. en su SOCIal Worlds of Knowledfie ferencia completamente de las ciellcias natur()les porque su
(194lJ) analiza en detalle el prohlem;] de la inferencia v conside- esenci() con<;iste en penctrar dentro del contcxto. en \Tr cl «in-
ra 4ue las categorfas mentales 'estan directamente vi~culadas a terior» de los <lcontecimienlos. Estudiar historia es intentar ~x-
las estructuras sociales y econ6micas. Utilizando analogfas in- plicar finalidad y pensamiento. En las ciencias hum<lnas la mera
terculturales en «sociedades simple.;. recientes, que practiquen descripci6n de correlacionec; entre ohjeto<; es insuficiente (Co-
el mismo tipo de economfa con Ull c4uipo tecnico similar» (p. llingwood. 1939, pp. 109-110). . .
19), se puede analizar la «visi6n del mundo de un ingles neolf- La concepci6n de la arqueologf<l ("omo una forma de hlstona
tico» (ibid.).
alcanz6 gran difusi6n en America y en Gran Bretana durante
Estan los que, como Childe. aceptan que el mundo 0 mun- las decadas anteriores a los <l110Ssesenta. Y me atreverfa a afir-
dos del conocimiento estan «conJicionados por la totalidad de mar que sigue siendo el punto de vista predominante en gran
la ~ultura de una, sociedad y sobre todo por su tecnologfa» parte de Europa. Taylor (1948) diferenciaba entre arqueol~gfa
(Ibid., p. 23). Segun el grado de. c(~~icionamiento permitido, e historia. y daba mucha importancia al «interior» de las ulllda-
este ~~~Cl,ue es mas ':~~?~l<~ que ~l qUellie~.i6Q des culturales, alas relaciones y significados infernos concretos.
~1,1.~~~.-.eC'?~~~~I.co~~!'re el '~~~diJ~, Los arque610gos britanicos; inf1uidos muchos de ellos por Co-
Sill embargo, este enlOque, ,nduso en sus proplOS termlllos, es llingwood. se ocuparon preferentemente de la dimension hist6-
irremisiblemente imperfecto. dado que ni siquiera podemos co- rica de la inferencia arqueologica (Clark, 1939: Daniel, 1962:
nocer la economfa, la base material. sin una interpretaci6n de Hawkes. 19)4). Piggott (1959) decfa que la arqueologfa es his-
los restos culturales.
toria, con la unica diferencia de que la informaci6n no se regis-
Collingwood no s610 rechaz6 con pasi6n el marxismo y toda _cionadamente como histori~: es «inconsciente». Para
4<teorfa de historia univers;I!". sino tam bien conceptos tales .... (1942. p. 125) las culturas tlenen una ~n el
como «progreso» (y probahlemente habrfa rechazado tambien espacio y en el tiempo, y una mt~en el terreno SOCIal y
su equivalente actual, «complejidad») v los metodos de las cien- econ6mico. La cultura era. par~Jos, algo que implicaba nor-
das n~turales. ~I igual que Boas (19'40) Y Kroeber (1963) en mas y objetivos. productos hist6ricos que pod fan cambiar en el
Amenca. reacclOn6 contra la conversion superficial, en esque- tiempo.
mas abstractos, de la evidencia cultural, extrafda fuera de su Si unos suelen exagerar la importancia de las norm as y re-
contexto hist6rico, diciendo que eso era «encasillarla» (1946 p. glas de conducta, para otros es el individuo el componente prin-
265). '
cipal de la teorla social. Collingwood, en especial. ha elaborado
Collingwood, igual que Boas y Kroeber, se via infJuido por una teor~ ';l\~..Jw{..~i~ de la acci6n social. <~
los fil6sofos de finales del siglo XIX. como Oilthev. partidarios ~.~.{aelit>minaSJl£tr~"""~~ .~s~rr~~;:UD"~
de u.n'!..flEtilicWn, d.~.[jJii1i.Vi.l ~nt,e ~il'llCI·ai'sOBi_~;r.~
~\~ En las ciencias naturales sc clasifican he-cllOS «Ohll 1:-
vos». se dcscubren relaciones entre las categorfas y se elabllran
leycs (Collingwood, 1946. p. 228) I.as ciencias humanas. inclui-
"l()~~~Si'uff':P.e.Jt~~tb""rtmtntfm-,:'
~~fffl}·tl~L~us'tg~~r~t>~\'n~l:}:pp~ ~r,
28).EI no
1iintMtr~ pro-
considera la
acci6n como una respuesta <lun estfmulo, 0 como el mero resul-
0

tado del cankter 0 disposici6n del agente (ibid .. p. 102), 0


da la historia. sistematizan a partir de un analisis cada vez mas como una respuesta reactiva de la conducta, ni como una nor-
prof~Jndo del hccho concreto dentm de su propio contexto. en ma, sino como una situacl()n concrela. en la que el «aconteci-
funcl6n de otros hechos estructuralmente relacionados con el.
Aunque ia historia es una cicncia Cil un ,entida general. se di-
~~~<s>;...s~)l~~~~:~
.*~
;;~~l·I,I!i~.~c;,~~),IlScc~~~~i.as.
y_~PTI1I.",..
.
hlI\Ue.Jq ,,,,de. E1.J1t~?J~q!kt!..CjH,,~,.E'~'~':4;]
....,un, ~Qf~9..flJ11!~!~~~~
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'~iiit~~<ijYI~i!~t~\Cl[Q'o~~fe~~91~~DebidO a Ia aparici6n
de Sllll;:lCIOncsde lIpp est"ntlar. la Clccioll ClpClreceslljet;-t a unas res existe In que hoy p\lede pare('{'I"nns tlna ararente ('ontradic-
r~glas, per<> dc IIccllo, en Illllcllos aspectos de la vicia. n(l exis- ci6n entre Ia \lnicidad sllbjetiva dC' l;lS Secuclll'ias hisloricClS \' tin
ten reglas inlllllt:lbies y rigida~. Cada siturtci{ln espedfica depen- metodo empfrico y generftl, similar Cliutilinldo en l"s ciencias
de. rues, del COlllexto, con chferenles combinaciones de los fac- nClturales.
lores Imrllcnt!os. p(lr 10 que seria illlposihie poseer una lista En camhio'. ('ollillj!wonc! y tCl!nhicll Daniel (1962) Y Taylor
cOlllpleta de las reglas de COllducla. Mas hien se lratrtrf;) de «im- (194R) consideran que los rropios e1alns snn Ill;:!Srrohlemlllicos
provisar 10 meJpr posible un metodn pClra manejar 13 siluaci6n y niegan la posihilidael de una generaliz<lci6n intercultural para
en la que uno se encuentra» (ibid .. p. LOS). . interpretar los datos hist6ricos. tt.",-.,.·. . "'.
946 ).
1 Como resUllrtd() de 13 mClyor relevancia de l;-tacci6n sohre 3.~~lJJ,Ji,~?~~w!.?~..r.roriedClcl .. d."i.' ,~fit\,'., . ,', e
e~ acontecl.mlenlo. se produce 1I11arelaci6n recursiva entre teo- \61~,..,:· @ Itl~~'ilt'ti~d'~tn~~~~~nwEI
r~Cly pn'icllca. LClcullurCl sera ClsfunCl CClusay un efecto. un es- conocimiento hist6rico no es 13 ',recepci6n» P{lS~~d'eros
he-
tnnulo y UII ITSlduo. sera al miSlllo ticrnpo algo creCltivo'v al chos. sino que supone discernir. mediante el pensam~~%~~
creado ~Iffi"~"".:..~~~~~ . < go esel Jado interno d.e~{iS'~tec~miento (ihid., p, 222)·t~~
. ~~ ..:t~~~yA.~y, ••~ el cambio recursi-
yo. algunos vleJos pUlltns de viStCl.como el de Collingwood so-
ore todo, resull;-tn lllllCho menos normCltivos que la Nueva Ar-
ff~~~'~~~~~~~if
:-i~~rf:n~:~tr~i~;(~s..i,.v~esde
:~..
luegl) no
~.~~~~.~!r,~, ~ , ~--
Ii I ap lC;~;-J;-'
queologfa. J~ ~rqueolog!ri estrllclllnliista 0 Ja arqueologfa mar- ~~)aral()s de meclici6n universales. como la Teorfa de Alcance
xlsta. Es.tas Ultll1lftScorflenles rnenciollCldas presuponen norm as Medio, que nos c1arian. segun Collingwood, teorfas universales

~
romparll(las y~rl~t~~r9BTWEl_~t~~-=~"-'-1
to~~~ '~~lItJen~en
esta slIJeto rt reglas.
la conducta como algo que

Todos eslos prillleros aut~res (lcept"ban la generalizaci6n


al menos d~spues de haber reconstruido las secuencias cultu~a~
'
c1escriptivas y $uperficiales. (,C6mo lIevar a cabo, pues, la COIl-
trastaci6n?
Poddamos responder diciencln que no es posible.
{WOfl1y muchos olros 3utores de I:t primera epoca no concebfan
~lfWi"JiiIf$E@i~~,ru~~ttaw~W~!~~~
-4,.
les. Pero lhferfan en su consideraci6n de I" objetividad de los
datos y en la 1I1~liza('i6n de Jos nlt~todos de la ciencia naturaJ~
m~ra~. " al tema, que &iitt=
una continua aproximaci6n
t, <~\",,,_ •••.. I como Colling-
La ~nyorfrt partl(Hl de la creencia de que los cI"tos existf:n en wood se esfotz6,en demostrar, podemos ser rigurosos en Ilues-
reahdad. que lo~ datos mismos estaban m~s alia de toda rluda, tra reconstruh~i6n del pasado y poclemos 'deducir criterios para
y qu~ permaneclcnclo cerea de ellos, era posible ofrecer recons- sopesar las distintCls teodas.
"i ...~CCtones seguras. y s61idas. :~jggott (1~59; 19(5) Y Willey Hay que empezar sumergiendose uno mismo en los datos
( 84. p. 13) tarnbl(~n creyeronque se pocltan apJicar c~nceptos contextuales Y'volver as! a revivir eI pasado gracias a la propia
g~neraJes eJaborados por <ltros autores para interpretar secuen~ experiencia personal. Pero, tClIcomo destac6 Bourdieu (vease
Clas concretas. Pero al mis~o ~iempo Hawkes. Piggott, y Willey p. 94), se trata de una experiencia pnktica, de una vivencia
afirmab?n qu.e toda seeuenCta cultural era. ell cierto rnodo~ uni- profunda, no de un espectaculo abstracto a ohservar. «EJ cono-
en: Segun Willey (I ?(5) «el arq\le61ogo debe estar inmeiso en cimiento hist6rico es el conocimiento de 10 que la mente hizo
los contextos hlst6nco-cllltur<:t!es que son relevantes pClra los en el pasado yes, Climismo tiempo. un rehacer, un perpetrar
p.robJemas que se planteall». Pam Piggott (1965) toda civT ~ I~~ctos pasados en el presentc» (Collin~~oo~:,..,.!,,~'§~~lBJe •. \0
cl6n debe val ., . . I lza U:Pb%1a~nnp~"Wie~htla~rrn~e~~~~
orarsc a partIr de Sl mlsma. En ot~.ras muy anterio- '~.r';"'l""""""';'l.th-U...-i"",~~~~~ ..}i!JjJ.~::!~/i"- .
, . , ',','e·, -.'
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~
~ I~ .~ ~ - ~\
i.Que quiere decir Collingwood con esto? La aceptaci6n en des, el «interior>' de otros <lcontecimientos hisl6ricos (1946. p.
arqueologia de la posici6n defendiJa pOl' Collingwood, la forma 297). Aunque cada contexto sea unico, pOI' el hecho de deripr
en que formul6 este punto, tuvo consecuencias bastante nod- de una circunstancia hist6rica especffica. podemos tener lAta
vas. Collingwood no quiso decir que bastaba con sentarnos y identidad 0 sentir comunes con res pee to a aquel; cada aconleci-
«esperar la empatfa» 0 «Ia comuni6n» con el pasado; creo que miento. aunque sea unico, tiene una universalidad, porque po-
10 unico que pretendfa era expresar la argumentaci6n expuesta see una significaci6n que puede ser aprehendida por cualquiera
a 10 largo del presente libro, segun la cual todos los enunciados en cualquier epoca (ibid., p. 303).
relativos al pasado (desde nociones como «este es un campa- La agudeza. por 10 tanto. se refuerza 0 «valida,) de muchas
mento de cazadores-recolectores». hasta «esta tumba sirvi6 formas, Para quienes trabajan con material procedente del mis-
para legitimar el acceso a los recursos») implican necesariamen- mo contexto cultural al que pertenecen. la continuidad entre el
te algun tipo de supuesto sobre el contenido del significado en pasado y el presente nos permite retroceder en eI liempo. «pe-
el pasado. En este sentido, nos guste 0 no. nosotros «nos pro- lar las capas de la cebolla» de Hawkes (vease p. 111). para en-
yectamos a nosotros mismos en el pas<ldo», que es a 10 que Co- tender de que forma los pensamientos se han modificado y
a
llingwood se est refiriendo en.realidad. E insiste en que es ne- transformado. Collingwood. en cambio. apuesta por la coheren-
cesario que seamos conscientes de que esto es asf y de que 10 cia. Dado que, «hablando con propiedad»). los datos no existen.
hacemos de forma critica. 10 unico que cabe hacer es proponer una reconstrucci6n que
Este «revivir» el pas ado se consigue gracias al metodo de tenga sentido, de acuerdo con la visi6n del mundo del arque6-
• pregunta y respuesta. No podemos sentarnos y observar los da- logo (ibid .• p. 243). Y de acuerdo con la coherencia intern a de
tos; de.bemos ponerlos en acci6n haciendo preguntas: lpor que la argumentaci6n. Esta estrategia permite elaborar hip6tesis so-
se edlflc6 una construcci6n asi, que finalidad tenia la forma de bre «otras)) subjetividades y posibilita una diferenciaci6n de las
esta acequia. por que este muro es de turba y este otro de pie- distintas teorfas. Pero la coherencia tambicn implica correspo"-
dra? Y la pregunta no puecle ser vaga (<<veamos que encontra- dencia con los datos. Aunque estos datos no existan con ningu-
mos por aquf»). sino definida y concreta (<<estas piedras sueltas na objetividad. sf existen en el mundo real; son tangibles y es-
(,son un muro derrumbado?))). tan ah!, nos guste 0 no. Independientemente de nuestra pereep-
La respuesta a est as cuestiones depende de la totalidad de ci6n 0 visi6n del mundo'. la .evidencia nos obliga y nos vemos
los datos disponibles (vease mas adelante). pero tambien de la condicionados por su especificidad y concreci6n. Par ello. me
i~a~inaci6n hist6rica, que esta muy influida por questros cono- serfa diffcil avanzar la hip6tesis de que <<lautiJizaci6n del hierro
elmlentos y nuestra comprensi6n del presente. ColliTlgwOOG 1 ra. en Britania fue anterior a la agricultura». 0 que «el enterfat
ta s610 muy por encima el tema de la analogfa, pero mi lectora miento formal 0 construido no aparece en Britania. sino des-
de este autor me lIeva a pensar que no pondrfa objeciones a su pues de la adopci6n del hierro»: serfan necesarios demasiados
utilizaci6n. La analogia con el presente es, evidentemente, im- alegatos especiales para hacer que la evidencia encajara con ta-
portante, porque amplia y estimula la imaginaci6n hist6rica. 10 les hip6tesis. Por 10 tanto. incJuso dentro de nuestras propias
que no significa que la interpretaci6n del pasado tenga que que- perspectivas subjetivas, resulta diffcil hacer que nuestros cohe-
d.ar atrapacla dentro del presente; Collingwood cree que es po- rentes argumentos se correspondan con la evidencia. En algun
slhle lIegar a poseer la suficiente ;:Jgudez<l como para lIegar a punto este tipo de alegatos artificiales se haeen evidentes \' la
comprender un contexto cultural distinto del nuestro. La mente teoria pierde credibiJidad.
e<;perfectamente capa? de irnagin<tr v critical' otras subjetivida- Por est<l razon nueslra reconstrucci6n de los si!!nific<lc!p<;hi,,-
laricos se ons;) ('11 arglllllcnl;)cinllcs de c(\hercnci:-t \' de corrcs- Fn C<lSOcontrario. 1;1IItilrzaci6n de los datos en generaliz<tcio-'
I'ondcncia COil Ins d:llns 1;11cnmo se percihell. L<l arqu('n(ogia nes intercultur<1!es qlle olvidcll1 1<1relncion prnblemlltic:-l slljeln-
utili7.a ;1rgumcnlnciollcs f1exihles. Uicilmcnte «Cldecuables»: no objeto. resulta fr<1l1dulenta.
tiene mas opciori·es viables. Asf no es posible conseguir. eviden-
temente. certe7.:l algun<l. pero. como veremos mas adelctnte.
por los ejclllplos prescntaclns. cl conocimienlo del pnsado es
ncull1ulable mediante unCI aplicaci6n crftica del metodo.
Son muchns Ins que han reclJazado los puntos de vista de Ouiza sea util pteselltar ;llgunos ejemplos tornados de la
Collingwood. 0 al menos su forma de presentarlos. aunque. en nbra de Collingwood y de otros estuclios mas recientes. que evi-
eI c1ima iJltelectllnl de In filosnfia postpositivista. muchas de sus dencian intentos conscientes de recollstruir motivos. finalidades
ar~umentflciones no pueclcln cOllsiderelrse ni mucho menos T<ldi- y significados preteritos. Todos ellos se caracterizan por la «in-
cnles. Chilcle. pues. se eqllivoc6 ell afirmflr (l949. p. 24) que mersi6n» en los d<110Scontextu:lles. por haeer pregunt(ls al res-
era imposihle qlle Ins lJisloriadores re-creanll1 en sus mentes Ins pecto. y pm logren interpretaciones verosillliles de las circuns-
penstlmientos \' molivos del al!ente. puesto que el propio Childe tancias (micas. '
solfa atrihuir conlinUflmente prop6sitos e ide<ts <tIfls mentes del Graci(ls (l su profundo conocimiento de la Muralla de Adria-
pelsndo en Sll trahajo Clrqueol()~ico. Y se eqllivnc6 tambien al no. y de 1(1posterior Muralla i\ntonina del norte de Britania.
afirmar que «Collingwood me est<'idiciendo en realidad que de- Collingwood (Collingwood y Myres, 1936. p. 140) pregunta:
seche de mi mente todns las ideas, categorias y valores proce- «~por que I{)Muralla Antonina es t(ln diferente de la de Adria-
dentes de rnl p,ropia sociec1ad. pnra Ilenaria con los de unCI so- no? ~Por que no hahfa en ella un castillo miliario y torreones.
ciedad desapnrecida» (ihid.). Collingwood afinnaba. por el con- y por que \os bastiones 3 10 \;lrgo de 13 muralla eran mas peque-
trario. que clesde 'lIIestra propia sociedacl es posible lIegar a nos y menos separ<tdos que los de la muralla anterior?
comprendcr ntras sociedades Y 4ue no serra logico afirl1lar que Los bastiones indican que las fuerzas emplazadas allf fueron
la nueslra no guarda ninglll1 tiro de relacion can la naturaleza menores en la muralla de Antonino. La construcci6n de la mu-
de Clquellas sociedndes. Y tleda que podfallws valorar crftica- ralla indica. asimismo. un deseo de economizar, sabre todo si
mente nuestra socieclacl y clIalqllier otra. comp<lrandolas unas la eomparf1mos wn 13 murall:l de Adriano.
con otras.
Con eslo no quiero decir que tengamos tjlle realizar la re- EJ foso c1elante de la muralta es incluso' mas ancho que el de
construcci6n del pasado independientemente de nuestro propio Adriano, pero la parte occidental y central del propio contra-
fuerte nO es de piedra, sino de turha, y de arcilla en su parte
contexto social; este aspecto de la inferencia se analizara eo el
orient81. EI mismo t\dri:mo habfa decret8do que la turba resul-
capftulo R. Pero sf podemos decir ahora que. dentro de \;: sub-
t8ba mucha mc'isc6moda para ronstruir que la mamposteria. Y
jetividHd de los datos. existen toclavfa mecanisrnos para distin-
las medidas re81zan el conlr3ste. La parte hecha con turha, en
guir las diferentes teorfas alternativas. La evidencia es portado- la Muralla de Adriano, mide seis metros de llncho en la b8se:
ra: de suficiente informaci6n contextual concreta como para Ii- la de Antoninn s610 cU8tro. 10 que implica que. si la altura fuera
~ltar 10 que podalllos clecir sobre ella; es el proceso de la ima- la misma' en ambos casos. la muralla Antonina hubieni necesita-
gmac16n histariC<l el que recompone los datos. dc'incloles la for- do. p;lra un tramo c1etermiI\8do. s610 dflS tercer<lS partes de 18\.
ma de un lodo coherente. La ciencia historica tr<lta precisamen- turh8 reqllcricla para la de Adriano. Los b<lsliones. en Jugar de
te de la crftlC\ y el incremento de estos elem~ntos subjetivos. estar s(,liclamente refoTz3Ch)scon piedra. con puertas de acceso
monumcntnles, estabnn roLleados casi en su totalidad por Cl"\- construy6 esta muralla?». los arque610gos han c~~probad? el
trnfuertes de turha 0 tierra. con ullns puertas hech;·s a base ut: uso de adobes, de estilo similar a los adobes uttltzados en el
maderos en Cormas por 10 general muy simples; cuando se utili- Mediternlneo. Tambi~n han constatado que en el contexto &1-
zaha la piedra, la construcci6n era sencilla y barata, Incluso no tural del norte de Europa este tipo de murallas no se documen-
lodas las edificaciones centrales de los bastiones eran de piedra ta hist6ricamente, Y que c1imatol6gicamente las condiciones no
y los barracones eran de 10 mas vulgar. can cobertizos de made- son adecuadas. Otra informaci6n contextual incluye el inter-
ra que en ocasiones presentaban techumhres de paja.
cambio de (terns de prestigio entre el Mediterraneo y est a parte
de Europa. la complejidad interna de la Heuneberg y sus ricos
A partir de est a evidencia. Collingwood pasa a una interpre- tumulos funerarios. Por todo ello. resulta plausible que esta
tacion del prop6sito. «La Muralla i\J1tonina. tanto en construc- muralla concreta fuera construida mas por motivos de prestigio
ci6n como en organizaci6n. expresa un esfuerzo deliberado de y de status local que para fines defensivos.
economizar costos, a expensas de una menor eficacia)) (ibid., En su analisis del cosmos zapoteca en Oaxaca durante el Pe-.
p. 142). Refuerza esta hipotesis al mostrar que la muralla no riodo Formativo, Flannery y Marcus (1976) demuestran que ~s
goza de una buena posici6n estrategica y compara la Muralla posible descubrir el significado de las representacione~ ceraml-
Antonina con una nueva Hnea fronteriza construida en Germa- cas altamente simb61icas remontandose hasta sus verslones na-
nia. «Estos aspectos de la Muralla Antonina, considerados glo- turalistas, pudiendo as( «Ieerlas" como serpientes y como hom-
balmente. no parecen tanto una serie de omisiones, sino mas bres-jaguar, Yo he afirmado, en esta mism~ Hnea (~98~ a). que
~ien elementos de una polltica deliberada, basad a en la suposi- muchas tumbas neotitieas de la Europa occIdental slgmfican ca-
ci6n de que no era necesaria una construcci6n fronteriza s61ida sas. La argumentaci6n viene reforzada por los ocho puntos de
en aquella linea)) (ibid .. p. 143). semejanza formal entre las tumbas largas y las casas largas de
Collingwood explica luego, en su estudio, la raz6n de que la misma epoca de la Europa Central. Luego el hech~ de que
una muralla de este tipo fuera edificada en aquel lugar y en las tumbas si nifi uen casas se situa en un contexto socIal a ro-
aquel preciso momento, relacionando su argumentaci6n con piado.
nueva evidencia sobre las tribus y asentamientos del norte de
Britania. Pero 10 que aquf nos interesa es haber podido mostrar
c6mo es posible. preguntando e intentando responder a una se- porque era e uOtCO 0 Je 0- IpO que a
..
~
la p a 0 en as
rie de cuestiones relativas a la minuciosa informacion contex- tumbas; se colocaban con frecuencia en contextos rituale~ ?I
tual. ofrecer una interpretacion unfvoca concreta de la inten- igual que las r~plicas simb6licas hechas de yeso. l I
ci6n subjeliv.a que resulte verosfmil y <;ostenible con respecto a Los ejemplos descritos no son nada del otro munelo: son
los datos. simplemente arqueologfa corriente, pera es importante recalcar
La reconstrucci6n de Collingwood se apoya, en parte, en que esto es arqueologfa. En los ejemplos ant~riores la anato,gfa
documentos escritos relativos a la naturaleza del ejercito roma- con 105 datos etnogrMicos quids hay a inflUioo en la elecc16n
no; por esta raz6n resu1ta mas util abordar el estudio de una de 105temas. en la imaginaci6n hist6rica y en las teorias expues-
muralla totalmente prehistorica construida a principios de la tas, pera en todos ellos el objetivo principal ha sido captar la
Edad del Hierro en Germania, la. Heuneherg. Merriman (1986) 1Iim)~~~!!~ co~prender 10s ?a-
ha mostrado que la construccion de e<;[allluralia pudo muy bien tos mismos. en sf mlsmos. Ulzas haya qUlen plense que eXlste
ohedecer a razones de rrestigio. A I" rregunta de «i.por que se mas de un vado metodo16gico. i.Oue es la «univers<llidad" a
<ill{' ('ldlllll'\\"lliI 11:1('1'
1('If'I"I1CI:I' (I', 111)1.,''<'I'lfl1l11'('11('11:11
I'll rrnhll;'(Il;'" d(' \';t1i(\;1ci{)n, dc IllS (htps in;HlccU:l(\()S, nll\(lnl;

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I" •..''It'llq)I.,·, "I 1t'l'lill I"'. ,.CI'II1" 11111'li'ICI;11
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SII11lljllC

:I111f'f1PI:I /:I Nllcl'" /\"jllt.'lllp,lC1;1 COil el fin de rccuper"r 1:1 h,,- <;Ul'tlllC 1:1;tdqIIlSi('i()ll dc illfpIII);)ci('11I ;1dicil'llal I,;) 1I11crl''''I:1
ci{m v;') Ill;lS ;i1I;1dc Io.s dalo<;: si 110fller<l ;1';1no se pl<llllclrI:\ rl
Iml;') cul!llIal y 1111
cl1lo(I'IC rrllls()lico cnhclcillc, S()spechn que
sj se IlcV:lla ;1c<lho 1111 de las rdelcnci;')s
;111{ill~l<; () Cif;')Srelali\'as rroh1e11l:1 dc 1:1 \'alidaci6n, FII Ins <Ins ejelllpins de 1<1 Illllr;')II;).
1;') Cnll';'lllccie'1I1 Sf 1\(>\'(, :1 C;lbl' C()ll el fill dc millimi7;1r ('(1<:1(.;
;)1 pClilldl1 ('IIIIC 10'",\1Y 111Sll,t1csl'lJlHiri;\IIlI)S 1111'1
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I;) CIl 1I1l" "II\1l'\:I"
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L<; C\'I(\('II((' qilC ,(' 11:11)1:1
lIecllt) llluch;1 Itl<;t!" r;l Cllitulal Sill m;'\s },f'II('1 iC'IP<;pil1('nrpnr;)f IlIlJl'hns dc 1(1<;
IllCIPd(l<; e hi!)(\tr',i<;

inleres v Illllt'h" Ill;t!" :lrljIJce\lp~I<t, PCIO 1(11I11<:lllt)


o('urriri;1 Iuc- dc I", ;,)lIjl!f'oln!!la hist(llica a 1;11'lThistoria FII I'sle C<lpifUlo he·

go cnn 1:1NucvC\ !\rqll('olngi", y seguir{\ ocunicndo en loda Ia mns Vi<;\0 que 1:1histnria dcl "illterior)' <lc Ips :lc{)ntecimiclltos.

arqueologl<l flltllr<l. ;\llrlli:r;lIHlp Ips divcrsu<; "l1l.1e\'II<;enfo<jues', consider:lda CIl cl tifnll'n, 1l0S prnpnrcinna el pOlencial 1);)f;1

quc se h:lll ;ll'lic<tdp f'n arqllelllPllia durallte /()<;,·t!tilllos veinle llll;,) m;'\s l'PIlll'lcla cOlllprcsi(1I1 dcl clIlli)in <;pci;i1.de I<ls rcl:tcin·

;')ons, hI' pllc<;tn de rcli('vc qll(' ~IJ<;lirnil;)cinllCS dniv:ln precis;)- ne<; ('lIlrf' f'stnlt'fm:l. idc:l Y 1'1;'lctica, y dcl Inl del individllo cn
mcntc 1ir'1 ICt'!l;I!O de Ins <;lgllifiC:I(\OS cultul:t!c<;. del indi\'idllo h I.
<;f)cice!:J, 1-'1 illfonn;lriflll ;1I'1'Icol{lgicl. Cl'1l Sli ;lCCCS{)I'li,'ile

y ell' ,,, r\1 qllCITI rc(krillir


hlSlllll<J I;') <trquclll(lgl<1 cnnw IIl1a gi;1dn :l c'(IClIsPS peripdo<; de ticlllrO. pllcdc enriqueccr 1ll1ll'i1<.\<;
1(1,lll \'1 \"n[ll'cilllwlIln
eienci:l 11:11111;11. al'l.llllld:l,lll en aj)()<;;1n!C- ~Ic 10s Ikh:llc<; cnnlclllpni :lllCo, snhll;' 1;) s"l'if'da(\ \' ('I l';llllhj"

riure, (;, e\{'I'lwi'''n, ('II ;t!gIIlIIlS l';I<;I'<;.dc C<;qlll'III;l<;('Iollnl(lgicus S(lei;11 p('! !'jcllll'lo' i.qllf lip!) de fTsi<;fCIIl'I:l "IH)Ilf'1l ,dn,; Illpd,,,

y <!e<;nil'c/l)IlCS de dall'<; h:'\<;i(pS)sill'i{) de chr'.o c'<piatpriu y se sul';Cli\ll~ dr h:\('er I;')s CllSas" IrenIc" 1111;1
lC\pluci(ln so('):11\
;IlTlIll'Olli", tcc;lic:l inlJ)1l1(:lI1lc" (.()IIC c;')mhiu
Icl;ICi,'lll h;l) ('1111('1111 s(lcI:ll

I\li inl('lIln 1'''1 11',;111:11 1:1;11'i"l'(1I1lI!I:\ \. IClIll(,~';lI la \'icj;1 \. ~r",dll:ll \' 1111"rcpentil1ll') ('IlI1 c<;lc IiI'" Lit' !'rq?lllll"'<; h,lceillp,

i", IIl1C\';t 'fI"I:1 I)U"(\;I 1):lICU'1 :1 11I1icl10<:


(':\\'(";II;111ICIII(' COllll" pnsihlc \I"" 1:11';\fIICII1:tli,l:id dr' 111<;
d;lllls :lrljll('nll"fliCt)<; 1('\1'1,'

111;11
\' r,!),'clli:JII\'1l Sc sllclt' ICICCIIlIl:lI :I ('<;1;1C'\igcnCla de 111_
Ind" <;1111111'<>11;111('):1 ..
(l'll)II'!;11 1,.<;'-"glld"';I""'; ,,"I'I"II\(lS del 1);1<;;111"
df'SI:lt';1I111" Ie', FII e!I""'\II11" C:ll'llltI" :III:t1I/:lIt'lllI\S 1111
('jl'Il'l'I(I rlll"I,,',11l1l
co sonre cl rol de In cultura material ell el Cllllhio social. dentro
de un contexto hist6rico especflico. Pero no hrly que olvidar
que hasta el momento 5610 he est ado roznlldo un problema de
considerahles consecuencias. Collingwood (1940. p. 315) lIega
a la conclusi6n de que «estudiall1os l~1hiS\nria ... con el fin ell'
alcanzar el autoconocimiento». Dado que hcrnos admitido que
parte de nuestra reconstrucci6n del pas;ldo c1cpende de nuestra
propia visi6n del mundo y dado que hcrnos negado la posibili-
dad de toda certeza en [lUestra interpretaci6n del pasado, «cada 6. UN EJEMPLO ETNOHIST6RICO:
nueva generaci6n de be reclescubrir la historia a su modo»
(ibid., p. 248), en la medioa en que se plrlntean nuevas pregun- RECONSIDERACI6N DE LA
tas, que cambian los metodos y sc amplfa y altera el conoci- ETNOARQUEOLOGfA Y LA TEORIA
miento hist6rico. La finalidad ll1tima s610 puede ser el autoco- DE ALCANCE MEDIO
nocimiento. Proyectandonos a nosotros rnismos en el pasado de
forma critica, logramos conocernos mejor rI nosotros mismos.
Esta es la raz6n que subyace tras el apasionado rechazo de Co- En el marco de la discusi6n lIevada a cabo hasta este mo-
llingwood de la aplicaci6n de Ins ciencias naturales al pasado mento en el libro, desearfa presentar un ejemplo etnohist6rico
del hombre. La obra de Collingwood fue <,una lucha polftica» de cambio de cultura material. con el fin de discutir algunos as-
(ihid., p. 167). Estudiar la hurnanidad en terminos de leyes ge- pectos relacionados con dos temas muy de moda actual mente
nerales. equivale, en ultima instrlncia, a negar la libertad huma- en arqueologfa: la etnoarqueologfa y la Teoria de Alcance Me-
na. EI enfoque hist6rico, por otro laoo. permite que las perso- dio.
nas piensen 10 que quieran. con entera libertad: no se someten ~~(Gould, 1980: Kramer. 1979: Yellen.
a teorfas universalcs que no plleden suhvertir. Como el pasado 1977: Binford, 1978) se caracteriza. segun Gould y Binford. sus
no pllecle conocerse can certcza. no tcncmo<; el derecho de im- autores mas representativos, ror utilizar un metoda «materialis-
poner a los datos nuestros propios universales, ni de presentar- ta», «arqueoI6gico», esto €s, una observacion objetiva, desde
los como la verdad. Volvere a examinar esta cuesti6n en el ca- fuera .0- !MJjci ante, capaz de registrar_~an(f!:I01
pitulo H. . Uno rle los resultados h<l sido la Teoria,
de Alcance Medio, la CUll\. como han puesto de manifiesto,~ ,
Raab y Goodyear (1948). se ha asociado estrechamente " 10s'
procesos de formaci6n de yacimientos.
Segun Binford (1977: 19K~), los arque61ogos Ilecesitan desa-
rrollar argumentaciones de cierta relevancia acerca de las rela-
ciones entre la cultur<l material y la sociedad. Defiende In nece-
sidad de disponer de instrlllllentos de mcdiciCm illdependirnfe.L
de «termflmetros». para pndrr «leer» 10s <bIos arqucoI6~icos.
Aunque la idea de Ja Teor!a de Alcance Medin en relaci6n a
los proceS(lS ffsicos (pm ejemplo. la desintegraci6n del ("IJ) sea
f;"lihlt'. se h;,ce dilieil ;JCeplar la nic;tenci:1 de leyes universales Fs cvidente 'que existen indicio<; (Miller. IQR3) de tin cre-
del prnceso Cld'"ral que c;call illdcpclldielll'cc; de nllcc;lr:1" Icod;)s cienlc illteres ;1ntropoI6g.ico pOI' 1<1cult\lrCl lll;Jteri:11. Tmnhicll
cIIllllraks de 111;1<; allll IliH'I. ('i;)rll qllc t'll cslas (Jltill1:1s exisle son eviJentes las dificultndes re;)lcs rnr<l \In reciclaje de los
una gr;lll Ilcccsid;i;1 d~ illvcstigar 1;\ cultllr" IlI:l1eri;J1. los proce- Clrque6logos, con vistas a reali7.ar una adecuada ::Intropologfa
s{)<;de aCllflllllacil)n de dcr(\<;itos. etc, - podclllo<; lIall1<lr <l esto en profundidau. POI' otro l::Ido. ,lurnenta t;1mbien en arqlleo-
invcslig;lCi61l ell' alc:lnce flledill. Pern al~() rlluy diferentc. ':' que log.ia la cOllsciencia de la necesichd de una cornprension m:)s
ncg;Hlllls aqlli, ('<; qlle cl Ilpo de illstlulllento de medici6n pro- profunda de todas Ins dimensiolles de la ClllturCl lll<lteriaL y 1;1
puesto pOl' Hillfonl. c1CnOlllill:lelP Teorin de I\Ic<lnce r-.lcdil). cultura material nctual es el (lnico ;'\rnhito donde esle hamhre
plleda cxislir illdepClldicnterl1cntc del contexl(l cultur;J!. de saber arqucol6gico puede saci;1rse, Es prohable. pues. qlle
I.os ,Hglll1lentos de cstc libw t<lrnhien SOli contrarios ;J una la eilloarqueologia. <l ser po~ihle con unCI melndologfa IT~{JS
etnnarqucnlog.ia "materialist<l» y '<arqucol(lgica", EI interes se ((<lIltropologica)). desempeile \1111'01 importante en el futuro 111-
ha desplClz;\llo desde "fuera" haci:1 el «interim', de los Clconteci- rnediato. I
mientos, L:1 adecllada cprnprellc;i611 de la clIlIlIr<l material. en S\l La et uoa rq ueologia. ror t a ntp. Iucha ror <;\1c;upervivellcia
propill COlllcxl() dc significado. supone tlll(l parlicipaci6n pro- en distintos frentes. Esta la nece~idnd de una inve<;ligaci6n m~s
10ng.adCl ell la<;cllltllrns esludi;1IIas. I\unqlle el ()bjetivo sea. pro- \Clrga y en prof\lndidad (motivo de prohlemas pr:)cticos y finan-
hahlplllcllle, ('I lIlisll1o: IJ;1Ct'r I'reguntns ;Hq',eol()gie;1c; acerC;1 de cieros, por 10 general). F<;t;'\ 1;1conscil"ncia. pOI' parte ell" algt~-
los d;1lns etnngrMicos.pregunlas relativCls a 1:1cultura material 110S arque61ogos y antropolog()s. de qtle Jos etnogmfos expen-
y/o a IClsest nlC! mas y prpcesos de camhio. los nH~tndos tenoran mentados 10 hClrfan mejor. Est:) el deseo (Miller. lQR3. p.o) de
que ser cornpletmnellle distilltos. ~'cro surge un problema: (,cu;i1 reclucir la dependencia asimcl rica de la arqueotogia respecto Cl
es la difcrcnti:1 entre esta etlloarqueologfa participativa. <,inte- In ClTltropologfa. dependencia que enCClrna la etnoarqueologfa.
rior». pOl' \111lado. ':' la etnografiCl y la anlropologia social, pOI' Esta la consciencia. en antror()lngf<l. de que 10<;prohlemas de
ntrn? 0 pCPI' ;1\'10: Ins ClJltrorn!ni!0s sociak<;. aC0stumhr:l<!OS a 1:1 cultma material V del caml..,io tienen interes, Y ror ultimo
tccnicCls tnles cnmo la entrcvista. la grahaci6n. el muestreo, el esta el problemn de -qtle, en arqueologfa. las tendenci::lS desvin-
aprendizaje de las diferentes lenguas. y acostumbrados a una li- culadas de 10 illlerclllturClI y pr6ximas a 10 hist6rico y 10 signifi-
leralma mas alllplia y mas rclevante para Ins socieelades con: cntivo pueclen lIegar a menoscnhar I" relev::lnci<l de gran parte
lempornncas. ;.no 10 harl;1n l1lejor? l.L;1 elnonrqueoJogfa no len- de la reciente etnoarqueologfa. .
drfa m:\s hien que desaparccer y ser reemrlazada por 0 integra- Aunque ~l presente etnogrMico puede relajar parte del con-
da en In antropologla de 1;1cul!urCl material y del cambio social? trol que ejer'ce sobre e1 pClsado arqueol6gico. sigue siendo mas
La etnoClrqlleologfa existe como suhdisciplina unicalllente plausihle que el pasaclo arqueol6gico lIegue a tener una mayor ~ i'
des<!e haec veinle aons. En mtlchoc; aspectos suplc tan s610 una relevancia para d rresente etllogrMico. De esta forma la et- l i
c1eficienciCl. debidCl CIla fnlla de intercs antrorol6gico pOl' temas noarqueologfa podria recobrar \·id<l. pero cpn un significado to-
que son b:'isiws para la arqueologfa. Si amhas discipJinas, junto talmente nuevo. En I~ medida ell que los etn6grafos son m;'\s
con la hisloriCl. l'onsiguen cOJlve;·ger. 0 Cli menos comunicarse conscientes de I~ neeesidad de recmrir a la histnria rara exr1i-
de formrt mns productiva. enlnnces la etno" rq u-eologfCl puede cnr el presente. recurren.a la ;nq\leologfCl r::lfa crear ese pasado
convertirsc en una "pieza de museo>'. representativn de un pe- en amhitos "in l11ucha trClclici(l1l de regislrns e<;critos. La ,'et- \,
rioOo. ,)soci;,da alas tendellcia<; no-confextu:lles. intercullur;1- nOClrqueolngia" pac;a aq\lf Cl<;cr el e<;tudio de I:i arqueologfa en
Ics. de la ciellciC1 arqllenl{lgiC(l de los :)fin<; c;e~{'nfCl y setclIta. COllte:xtO<;elnogrMico<; con ('I fin (\I:." ;1rroj;lf 1117 snhre t:"l presentc
etnogrMico, con 10 que se alinearfa con la etnohistoria, tanto conocer el grado de wmplejidad social. de competitividad so-
por 10 que se refiere a su definici6n como a su pnictica. cial 0 tensi6n, 0 el tamafio del grupo en relaci6n con otros &!u-
- Independientemente del futuro en el tiempo de la etnoar- pos que no tienen decoraci6n. Realizando la oportuna correh-
queologfa, es ••.
~id~nte.r-que tiene~que vincularse de modo mas ci6n con la decoraci6n, podre saber que hip6tesis encaja mejor
estrecho alas teorfas y metodos antropol6gicos e hist6ricos, se- con los datos. Todo muy fadl.
gun los argumentos presentados hasta el momento en este volu- (,Que dificultades plantea este enfoque, que ahora parece
men. EI debateacerca de la etnoarqueologia es, pues, s610 proa gozar de una amplia aceptaci6n en arqueologIa y en etnoar-
parte del debate general en tomo a la naturaleza de la arqueo·- queologfa? EI principal problema es el siguiente: incluso en el
logia. Espero poder extenderme mas sobre estos puntos en el marco de este enfoque intercultural y adaptativo, (,c6mo puedo
siguiente ejemplo. saber que la decoraci6n tiene alguna relaci6n con la compleji-
dad social, la competitividad 0 el flujo informativo? Puedo ob-
tener correlaciones con estos elementos, pero no he analizado .
si las calabazas y la decoraci6n se utilizan de forma que estas
correlaciones sean significativas .

EI estudio que quisiera analizar aquf (vease, para mas deta- Existen otras muchas razones que explican la total insufi-
lies, Hodder, 1986) recoge los recientes trabajos realizados en ciencia de esta clase de enfoque sobre complejidad sociaVinter-
el distrito de Baringo, en Kenia. Los anteriores trabajos, descri- cambio de informaci6n. Niega el rol del individuo activo. del
~os en Symbols in Action (Hodder, 1982 a), me habran plantea- significado, de la historia, pero sobre todo supone abordar la
do dudas acerca del tipo concreto de artefacto utilizado por la cultura ilchamus de forma completamente superficial. En el me-
tribu ilchamus (tambien Hamada njemps). Los ilchamus eran los jor de los casos supone hacer ciencia barata; en el peor, se tra-
unicos de la zona en decorar sus calabazas, con incisiones en tarfa de 10 que podriamos Hamar colonialismo intelectual. es de-
forma de dibujos rectilfneos. (,Por que? dr, imponer a los ilchamus nuestros propios conceptos occiden-
Para contestar a esta pregunta habria podido optar por algu- tales, explicar su cuJtura de acuerdo con nllestros baremos. sin
na teoria general 0 alguna generalizaci6n que hiciera las veces intentar comprenderlos, 0 dejar que ellos nos ensefien.
de ley. Por ejemplo, hubiera podido decir, comparandola con Asf que volvemos a rili pregunta inicial: "por qu6 los ilcha-
las tribus vednas, que la decoraci6n iJchamus tenfa que ver con mus decoran las calabazas? En lugar de adoptar la posicion
la mayor complejidad social de este grupo, 10 que a su vez ex- «desde fuera», «materialista». y «no-participante» de Goul~y
plicarfa la necesidad de una decoraci6n mas organizada y mas Binford, y de aptiear leyes intereulturales. decidf sumergirme erl
simb6lica. 0 que la decoraci6n tiene relaci6n con una mayor la informaci6n contextual. "Que hacen las calabazas, que signi-
competitividad social y tensi6n en el grupo, debido a la necesi- fican?
dad de limitar mas claramente el acceso a los recursos (Hodder, Con la informaci6n contextual disponible, ciertas cosas lIa-
1979). 0 que, de acuerdo con Wobst (1977), el aumento de la man inmediatamente la atend6n. Las calabazas son el unico re-
simbolizaci6n material y del estilo es paralelo al aumento del cipiente ilchamus que esta decorado: las ollas, los cuencos y las
tamafio del grupo social y la necesidad de una mayor interac- tinajas no 10 estan. Pew no todas las calabazas esta~ decorada~;
ci6n con personas socialmente intermedias_ s610 aquellas que se utiJizan para contener y .:ervlr leche,.:o
Para «verificar» estas teorfas no hClcefalta recurrir a los il- especial las que sirven para alimentar a los nmos. Cada nmo
chamus; s610 hay que echClr mano de algunas etnografias para liene su propia caJabaza. 0 vClrias.LClScClIClbazasdecorada<; tam-
bifn Sfln ohjetnc; "reltleninnc;". es decir. que snn I;)s mujeres !;1S mente. por CU<lnto que de ell(ls suele snlir el jefe trihal, y po-.
\jlle I;lS haceJl. deroran y limpian. y Illujeres t;1mbien ljuienes c;een mayor influencia politica.
~~s US;1n p;1nl nrdeii:\r ";lC;lS. las cuidan en l::ts caoan::ts y las tm- Por consiguiente, los nino~ SOil import;lllles para el fin mas-
Jln::tl\. culino de aumentar el tamailo del c\<ln. Pero tambien son direc-
As! p"CS. p;lr;l expli(,;lr la decoraci6n ('s necesario tomllr en !nmente importnntes. porqlle :nUllentan 1(1riquez;) ganndera e1a-
cnnsider;lci(lIl Ias rel;ICionE's que c'(ic;len entrE' 1;1Cal;1ba7.;l. In 'e- !licn de mucllCls m;lIlcras. En primer lug::tr, los niilOS desempe-
Lhe v la mujer: y c1ada 1;1decorClci(m espE'dricCI de IClscaIClI~;)7.;lS nan un rol destrlcado en el cuiclc1Clo y <llenci6n del gCln::tdo. En
"dc Icche" de los ni/los. dehenl{)s tener en cuenta a 1<1Illujer ell segundo IIlgrlr. el gan:1clo. como herenci::t que se transmite de
la reprnducci6n. . padres a hijos. puede lJeg(lr a extenderse por distintas zonas del
F.mpeccmns con la !"rlll'. Se lrata de 1JJl(l importante fueJlte pais. donde Cjue(]a asf ProtCi?ido de posihks enfermedades Inca-
de snhsistcncia vinclllacl;l ;l 1:1importCll\cia fund<tment<tl del i!.;)- les y puede g{)z(lr de las ventajas de la variabilidad ele pnstos.
1\;l(II: "acllno (v en menor mcdicl;l de l;l c<lhr<t) COIllO princir;ll Los hijos. pues. son il1lport<lnleS pmn que una familia 0 e1<tn
mec!Jc!<t de nquez;l. J)ur;lnte la l1l<tyor p:lrte del afio son las JnU- pueda ::tllllleillal su rique7<l V(lClll1a cillnica. dndn que cada hijo
jeres quiencs ordeiian l;l<; V;lcas, se ocup;1n de la leche v de su recrea su rropio rebailo. En tercer lugar, las hijas son impor-
dislrihllci6n a los pequenos y a Ins hombres. La imp~rt<lI1ci::t tanles puesto que, a trnves ele sus-matrimonios. se obtienen re-
real de 1;1 Ieche como rnedin de suhsistenci::t es indisnciahle de ses de otros e1anes ell pagn ele 13 novia.
Sll /!ran imrortflnci;l sirnh6Iic<t: se US;) en milch as ceremoni::ts La agricultura juega un rol secundnrio en las estrategias so-
c.omo ;llgo ~agradn. y mC7.clad;) con gr::tsrt sc esparce sabre la ciales masculinas. Pnrn logr;n sus ohjetivos basicos -gan<tdo y
tIerra r<lra JrlVocar la liuv;n. y el Ifder reJigio50' 0 !aibon '::'e el nifios- 105 hombres adul10s dependel1 de [as mlljeres en calidad
futllro en unCl c<tJClh;)7n Ilen;l de leC'he. elceter<l. de reproductor<ls y cuidadoras ele ninos en el contexto domesti-
Teniendo en cu('nta que las c<llabClZ;)<;m{is especfficClmente co. Pero 105 homhres adullos niegan esta contrihuci6n de l<t mu-
decomdas snn Ins de Jos ,,;'-;os, los ilch<tmus lienen diversos ri- jer en rnuchos contextos En la c;ociednc! ikhamus las decisiones
tual~s y clcmentos simh6licn~ para prolel!erlos. (.Por que son se loman en base a discusi(HleS colectivas entre los hombres de
tan lmpnrtantes los niiios? Todos los homhres i1ch<tmus dicen, mayor edad, y las capaciclndes oratorias confieren status y res-
de fnrma mllY reiler~da y contundente, que 10 mas import<lnte peto. Normalmente, no se pi de la opini6n de Ias mujeres en la
es tener nlllchas. r.nll)eres y lener asf muchos hijos, para poder esfera publica, polftica, ni se espera que se pronuncien sobre
~oseer y lrnnsmltlr mucho gnnndo. EI g<tIlCldo, :al rev~s que la cuestiones importantes. En muchos contextos no pueden hablar
tierra, es p<tra ellos un recurs!) que se mullipJica por sf solo. y c1elante de los hombres. Si yo preguntara a los m~s viejos por
s~ \lsa para el pago de la novia -de modo que los e1anes mas el punto 'de vista de las miJjeres sobre algo concreto, me respon-
n.~os, can I1l~S gan<tdo. pueden comprar mas mujeres. tener mas derfan can un «Ias mujeres no tienen por que opinan~.
hl)os. y nt.llllentar el tal1lniio de SII pohJaci6n por media de la Ahora podemos empeznr aver por que. en el contexto il-
rep~oclt1cCl6n, Y son precisflrnenle los c1mles mnyores los mejor chamus, las mujeres decoran las calabazas de leche. Los hom-
eqU1pndos contra In enfermeda-d y la sequfa: de manern quelos bres dicen que les gusta ver alas mujeres decorar bien las cala-
dnnes. mnyores rueden increment<tr su g;mado per capita v ser bazas, porque demuestr<l CJue 1(1 mujer se preocupa y se interesa
mils f1COS, En terllllllos de nivel de vida \. de Clvllda econ6~ica por la cri<lTl7:a de 105 hijns. ete. Un hombre tiene una «huena"
vsoc 1 . . .
~. 1(1. es meJor pertenecer a un gran cl;ln. Y cuanto mas gr<tll- esposn si est<l clewrn calahazas: ello c1emue~tra que la esposh
des y nco<; son Ins e1ancs. tnllt() IlIlls irnporta-Iltes son polftic::t- se siente orgullos(I ele SliS actividCldes domestic<ts rel<tcionnel::t<;
can la crianza. 10 que implica una cierta conformidad y aquies- bazas, sobre todo los zigzags, «uves» dobles y cruces. Si bus,ca-
ceryciahacia los intereses del mariclo - hacia 10 que el cree que mos estas formas en otros contextos. vemos que aparecen ato-
es importante. Las mujeres suelen expresar tambien puntos de ciadas a la sexualidad. a liaisons con j6venes soltel'05 y a cele--
vista similares: una mujer que decora hien sus calabazas es una monias relacionadas con la reproducci6n y la hechicerfa. En to-
«buena madre» y recibira mas facilmente ayuda de otras muje- dos ellos, la mujer se halla fuera del control de los hombres
res. adultos. En su estrecha asociaci6n con el Ifder ritual, en la cir-
Pero. en vista del severo mutismo de las mujeres ilchamus, cuncisi6n femenina y en la hechicerfa. las mujeres desarrollan
de. su silencio en el mundo publico masculino, empece a pre- sus propias areas de actividad y significado. sin la presencia de
guntarme por algun otro motivo que explicara igualmente la de- los hombres adultos. Las mujeres tambi~n pintan la «v» en los
coraci6n. Parecia extrano que las mujeres solamente decoraran j6venes guerreros. solteros, Uamados moran. sus amantes antes
calabazas. Despues de todo. las mujeres tambien alimentan a de con traer matrimonio forzoso con los adultos. Las mujeres
sus hijos con productos preparados en sus ollas, y realizan otras hablan con vivacidad e inter~s de todos estos vfnculos de la de-
tareas que evidencian su interes par el contexto domestico. Me coraci6n con el ritual. con los j6venes y con la hechicerfa. Tie- .
pareci6 interesante el hecho de que la unica decoraci6n del ho- nen una clara consciencia pr::ictica de est as relaciones, aunque
gar estuviera relacionada con re~ursosde gran valor para los no sientan 0 expresen abierta y pubLicamente su significado. Es
hombres -Ia leche de vaca y los ninos. Ahora bien: hemos vis- muy probable que. en cierto modo. los motivos decorativos
to que los hombres, que controlan el modo de discurso domi- mismos, puestos en las calabazas, sirvan para destacar la leche
nante -el discurso abierto y publico-. niegan la gran contribu- y los nifios como areas sujetas al control femenino practico. al
ci6n de las mujeres a la sociedad. Ouiza con la decoraci6n. las igual que las demas llreas de control (Ia circuncis.i6n femenina •.
mujeres estaban lIamando de forma encubierta la atenci6n so- etc.) don de aparecen estos mismos motivo's decor8tivos.
br~ Sl mismas y su importancia en la sociedad. En publico, y Espero reforzar mi argumentaci6n demostrando que el con-
qllJzas en sus propias consciencias, las mujeres expresan el pun- trol practico de la leche y de los niftos ha tenido consecuencias
to de ~ista masculino dominante en la sociedad, pero, de forma hist6ricas. Pero por el momento es peligroso otorgar demasiada
encublerta, 0 mas bien en la prtictica cotidiana, la decoraci6n carga simb6lica y social .a estas calabazas. Mientras observaba
def~ne y destaca la importancia reproductora de la mujer en una alas mujeres pintar.los dibujos de manera informal, aftadiendo
socledad donde la reproducci6n (de hijos y de ganado que pro- perezosamente un punto aque y una Ifnea aiM, charlando sobre
duce leche) es el eje central del poder masculino. I la pr6xima sesi6n de cerveza, no pude evitar preguntarme: «~e~
E~pec~ a pensar que habfa algo en este idea cuando percibf correcto realmente dar tanta importancia, tanto significado\ ~
las afJrmaclOnes contradictorias de los hombres acerca de las ca- la decoraci6n?; ies necesario que todo tenga un significado so-
labazas. Por un lado dicen «51.n~s gust a que las mujeres dec,,· cial?
ren las calabazas», pero por otro. hicieron todo 10 imposible La respuesta dominante, y la 6nica, a mi pregunta directa
por. negar la importancia de la decoraci6n. «Depende de las de por que decoraban las calabazas fue «~rque las embell~ce».
mUJeres. no de nosostros; no nos hahlc de calabazas. es cosa Tuve que dar credito. aunque fuera mfmmo,. a esta arr~lgada
de rnujeres.» Asl. en el discurso dominante. el rol femenino se opini6n indfgena. Y empece a pensar que qUlZ8 no habl8 una
minirniza 0 se margina. causa social, que quiza se decoraban calabazas como parte de
La amenaza irnplicita en el rol de la c1ecoraci6n vuelve a una estetica. Evidentemente, las razones sociales antes presen-
aparecer cuando analizarnos los Oloti\()<;dccnrativos de las cala- tadas - hi idea de una negociaci6n encubierta del control feme-
nino y la iden del deseo m:lsculino de tener 10 domestico en ma- deas. el ma~\ grande Hder ritual de los ilchamus. que vivi6 a
nos femcninas - no explic3n en al>solll(() la decoraci6n. He ex- principios del siglo XIX y al que sele atrihuyen grandes poderes
plicado las [uflciones de la uecor<lci6n. pero ello no explica el magicos. era y es «el hombre decorado». Se distingufa de otros
estilo, la decoraci6n mi!ima, Sll devenir. Podemos captarlo de lideres masculinos seculares por la decoraci6n y pinturas de su
modo claro si partimos de las fllnciones sociales. Para realizar piel. Cuando los ilchamus dicen que la decoraci6n embellece.
sus funciones. las' mujeres no necesitan decorar calabazas; hay quieren decir muchas cosas. Sus significados est an influidos por
otras vias para mostrar interes por el contexto domestico (man- las asociaciones hist6ricas can «el hombre decorado».· Sobre
teniendo la casa y los ninos limpios. adornando a los ninos can todo. la decoraci6n infunde socinbilidad a la vida ilchamus. Un
amuletos protectores, manteniendo el fuego encendido. etc.) y proverbio dice que una persona sin cuentas de collar quiere es-
otras vIas para ejercer el control practico sobre los ninos y la tar solo. Estar decorado es. en cierto modo. ser «ilchamus» -el
leche; en cualquier caso, los hpmbres se ven excluidos clara y pueblo que «5e .junto y formo» en las aldeas-; pero la belleza
efectivamente de estas areas. i,Por que otras sociedades veci- se realza con la «excitacion» de sus asociaciones con lideres ri-
nas, con economfas de pastoreo similares. y con parecidos inte- tuales y con grl1pos subordinados, tales como los j6venes y las
reses por el ganado y los hijos, no decoran calabazas? No existe . \

mu\eres.
una relaci6n entre las funciones sociales adaptativas y el estilo 'Pero esta descripcion hist6rica- no explica por que las muje-
cultural. res no decoraban calabazas en las aJdeas del siglo XIX. En ellas
Asf, despues de todo esto, segula sin poder explicar por que los intereses masculinos no persegufan un mayor fndice repro-
decoraban las calabazas. Decidl entonces concentrarme en la ductivo; la fuente general de riqueza era la agricultura de rega-
unica clave s6lida que los mismos ilchamus me habian dado. A dfo. La agricultura nunca goz6 de un elevado status cultural en-
mi pregunta de- «i.por que decoran las calabazas?» me habian tre los ilcharhus. La fuerza de trabajo era escasa y se trafa de
respondido reiteradamente «para embellecerlas»'. Pense' que las tribus vecinas, pero en la tribu ilchamus eran las mujeres,
s610 podria lIegar a entender esta estetica retrocediendo en la no los hombres, las que lIevaban todo el peso del aburrido y
historia de los ilchamus, para intentar conocer c6mo se pudo infravalorado trabajo cotidiano en los campos. Dada la imposi-
desarrollar esta idea. . bilidad de que las mujeres pudieran dedicarse a fa vez al duro
f La breve descripci6n que sigue de los aspectos de la historia trabajo diaii6 y a tener hijos. las tasas de natalidad descendie-
ilchamus durante los ultimos doscientes 3110Sesta basada en la ron. Este contexto no era precisamente el mas adecuado para
excavaci6n arqueol6gica (Hivernel, comllnicaci6n personal al que las mujeies pudieran dedicarse'a decorar recipientes de le-
autor), en datos hist6ricos y etnohist6ricos. y en relatos orales che para alihi~ntar a sus hijos. Los hombres tenian poco ganado
(v~ase Hodder, 1982; 1986). En el siglo XIX los ilchamus no vi- y pocos hijos. Sus estrategias dependian del grano, que se alma-
v!an en sus actllales hogares familiares individuales y dispersos, cenaba, cocinaba y cornia en recipientes de ceramica, de made-
smo en grandes aldeas densamente pobladas y bien defendidas. ra y de esparto. Pero, hist6ricamente. los ilchamus s610 valoran
Po~efan ~oco ganado y su ~conomla se basaba en una agricultu- el ganado y no los cereales. No poseo informaci6n para explicar
ra mtenSlva de regadio. i.Cual era aqui el contexto decorativo? el origen de este sistema de valores basado en el ganado; es
Ni las calahazas ni las ollas 1I OtTOSrecipientes estaban decora- una cuesti6n arqueol6gica e hist6rica que requiere mas eviden-
dos. EI unico foro real para la decoraci6n 10 constituian el cuer- cia. Pero el resultaclo patente es que en las ald~as jlchamus exis-~
po femenino y los j6venes guerreros moran. ademas de un hom- ti6 escaso interes por decorar los recipientes hechos de produc-
bre adulto. Significativamente. la gran figura ancestral de las al- tos cereales. y tuvo pocos efectos sociales.
,
Podrfamos seguir asf y remontarno~ ad infinitum a trav~s del dos a un aspecto de la vida que todos valoraban positivamente
tiempo'; intentando descubrir asociaciones hist6ricas y explicar y creian importante por v.arias.r~ones. Las calabazas se decor~-
un estadio en funci6n de los anteriores. Parte del enfoque que ban como parte de las dlsposlclones culturales existentes en ~
desearfa plantear en este libro se origin" en la idea de que la nuevo contexto. Los prineipios y sentido estetico de la decora-
historia cultural desde «el interior» es una parte necesaria de la ci6n se extendieron de los cuerpos femeninos y masculinos j6ve-
cxplicaci6n arqueol6gica. Pero por el momento, y tras la des- nes al ambito del cuidado infantil y de la provision de leche.
cripci6n de los ilchamus del siglo XIX, es preferible seguir con con el fin de embellecerlos. Pero la nueva decoraci6n era, ade-
la historia. mas, excitante y peligrosa: casi con impertinencia. creo un do-
En torno al 1900 los ilchamus abandonaron sus aldeas, se minio femenino pnktico relacionado con un aspeeto de los re-
hicieron con ganado, dejaron la agricultura y adoptaron su ac- cursos ganaderos.
tual patr6n de asentamiento disperso. Se podrfan dar muchas Todos los ilchamus. hombres y mujeres. aceptan que tras la
«razones» para explicar. este proceso. Los rios colindantes se dispersi6n, las mujeres ganaron en poder e independencia. Par
convirtieron en 10dazales; se requerfan trabajos de drenaje y ca- ejemplo, las mujeres mayores podian tener recursos propios
nalizacion; llegaron los britanicoi y acabaron con las incursio- (como ganado); tambi~n se instituy6 una pr~ctica mediante la
nes y ataques intertribales, 10 que prov6c6 la dispersi6n; la po- cual una mujer podia exigir que su marido fuera juzgado y du-
blaci6n de las aldeas creefa demasiado; las rutas comerciales ramente castigado por el clan de la mujer. Aunque todavfa mf-
arabes se habfan alejado de las aldeas; etc. Pero todos estos fac- nimo, el poder de la mujer en la sociedad aument6. «Embelle-
tores no explican el cambio, son tan s610 condiciones del cam- cer» la lethe y el cuidado infantH de una forma claramente fe-
bio, puesto que en todas estas circunstancias los Hchamus' po- menina, por medio de la decoraci6n hist6ricamente vinculada a
drfan haber seguido viviendo en el mismo pueblo 0 en otros la mujer, a los hombres j6venes y a los grupos de poder (lfderes
mayores. rituales) en la sociedad, fotmaba parte de este proceso de incre-
Su dispersi6n se debe a un conjunto de intenciones basadas mento del control femenino.
en ,(supuestos que se dan por sentados» de cankter hist6rico. Hemos Ilegado a la situaci6n tradicional y actual descrita an-
Como dijimos antes, los ilchamus desprecian el trabajo agricola teriormente en este cap{tulo. Pero recientemente han tenido lu-
y su riqueza se valora en funci6n del ganado. La decoraci6n es gar cambios evolutivos entre los ilchamus. En los liltimos diez
bella, pero tambien 10 es el ganado. La vida de los hombres a veinte anos ha hecho su aparici6n un nuevo fen6meno: la de~
ilchamus gira total mente en tomo al ganado y la dispersi6n po- coraci6n del interior de las cabanas. Tambi~n esto es obra ~
sibilit6 que la competitividad y el tamano clanicos aumentaran las mujeres, que vuelven a utilizar )a vieja gama de motivos e\\ i'
mediante la. reproducci6n del ganado. zigzag pintados en los cuerpos y en las calabazas. y s610 los ii-
Inmediatamente despues de la dispersi6n, las mujeres co- chamus 10 haeen.
menzaron a decorar calabazas. Como parte del proceso de dis- En este periodo reciente, son ya muchas las familias que han
persi6n, los hombres pasaron a la situaci6n actual ya descrita, opt ado por tener menos hijos y dedi car m~s atenci6n a la edu-
donde 10 mas importante para ellos era tener muchas mujeres caei6n y al empleo asalariado fuera de Baringo 0 en trabajos
y muchos ninos para poder tener mucho ganado. Las tasas de administrativos. EI empleo masculino, lejos de la zona, origina
natalidad crecieron dnisticamente. L(lSmujeres ya no se ocupa- una dependencia masculina del· trabajo femenino con respecto
han del campo. Parecfa «natural» en este contexto que las mu- a la producci6n domestica durante los largos periodos (a veces
jeres empezaran a decorar c,ll;loaza<;de leche -Hems conecta- anos) de a~sencia masculina. Poseer una casa de tipo oeciden-
tal. con objeln<; ncctdent(lles t>n Sll interinr. y tener IIn;) mujer \In;cn g.rupp cultural de la region que tiene t'ltiles decora<!()'; (,I"
t>duC;lda v ClIlla. v vestid" :1 la occident,,!. S()11COS:1Sque confie- e'(cepcil)n de 10<;simples phjclns de adornp). Las misi(1nes v los
ren un elev:1do st:1tus entre losjl'lVenes. FI nuevo complejo de planes /Zubern;1lllentales de desarroll0 se han cenlrado en las ca-
ide"s gira en torno a la higiene. y los hehes y" no se crian con laha7as ilchamus por su potencial turlsticn. y han anim"do alas
calabnas decor"das. sino con h()tt>ll"s v hiherones de pl;\stico. rnujeres ilchamus a h<lcerl<ls para vender. como un medip para
De todos modos l<ls estrntegias m<lsculinas incluyen no s610 la gan"r dinero e iniciar pl<lnes agrlcolas locales de alltl)-ayuda fe-
reproclucci6n en e I contex to domesl ico. sino el t ra bajn "sala ria- menin;) Ppr lp general. los hombres ilchamus. deherfan haber
do. Sin emb{lrgo los homhres depenclen cnteramente elel Iraba- controladll millucios<1rnente lodo vInculo directo entre las Tnllje-
jo femenino en el contexto dO!llcstico. es c1ccir. el trabajn de la res. las agenci<1s gubernamentalcs y el mundo exterior. y tam-
tierra. el cuielado del !l;ln:1e1o v la cri"nz;) de los hijos. hien gran parte del dinero que las mujcrC's huhieran !wdido 0b-
En este tipn tic familias 1;\ reprnducci()n ya no es funclamen- tener. Pew las nlujeres IUIIl sido cap"ces de responder <1la de-
tCll. pero las j6venes si!luen decorClndo c,t1,lbnas de leche (no manda eXler;m de calab;}zas y gan"r as! <;u propio dinero. Y
las que hnn sido suslituiclas 1"01' b(\tellas. evidentemente) y tam- ello porque. como ya explicabamos antes. (rente al c0ntrol fe-
bien deconlO las cabai)as. emhel1ecienclo I" (()wlidad del contex- menino de las calahCl7as. 10S homhres reaccionaron c1iciendo
to domestico. Tod:1 la cahai);). v no s61(1 una parte, se hace fe- que esto «era cosa de mujeres». Las mujeres, pm su parte. afir-
menina. Se conservan las conexiones h,storicas en la f()rma de man que pueden vender pur sf rnismas las calabaz<ls dec()rad~s,
la decor"cion y en su pr0clucci6n (por Ias m ujeres). Se trata, porque «a los hombres no les interesan las calabazas". Pm .es0
una vez mas. de una extensi()n (,n;Hural" de principios exist en- I<1Smujeres pueden conseguir dinero liljuido. crear c00peratlvas
tes, pero tiene el decto pr;\ctic0 de camhiar el significado s0cial agrlcolas. comprar algun tractor y lratar directamente C0n el
de la decmaci6n y de ampli~r I~ esfer~ de influencia femenina. mundo exterior. Han lIeg<lclo a ser m;'\s «exteriores» que los
Ahora las mujeres mayores enseiian a l<1s mas j6venes. incluso homhres. SC' ha clenl0strado que los planes de desarrollo basa-
alas s0lteras. a decorar sus cabal-1Cls. 10 ljllC es. para todos algo dos en la mujn suckll teller mas bito que los que implican al
sencillamenle hello. divertido y <1propiad0 por sus significados sector masculino. Resulta parad6jico. pues, que el resllitado
hist6ricos "internos»; pero, al mismo tiempo. las conexiones ('involuntario» de las actitudes culturales hist6ricas relativas a
hist6ricas hacen afl()rar 01ros significados y otros efectos practi- las asociacio'nes entre «decoraci6n» y ehelleza>'. que durante
coso Las actividades clIlturales especffic<ls no son neutrales: ac- tanto tiempo form<lron parte de un sistem<l social c10ncle las mu-
tuan a Sll vez sobre sus causas y tienen consecuencias 'sociales jeres estaban bajo C0ntrol en la esfera domestica. hay<l sido que
coneretas. much<1s mujeres se hayan C0nvertido en participante<; mas acti-
Es evidente que la posici6n de algunas mujeres en la socie- vas que muchos hombres en relaci6n al mundo exterior
dad ilchamus c()ntempor~nea esta cambiando radic(llmente.
Aunque las mujeres tengan todavl<l poca influencia ptjblica y
poHtica, las nuevas mujeres occidentalizadas pertenecen a «gru-
pos de mujeres» subvencionados por el gobierno, que dirigen
sus propias granjas y su propia maquinaria. Ahora quisiera uti- He utiliz<ldo e<;te ejempl0 de camhio hist6rico en Haring0
lizar este proces0 pClra presentar un ejemplo final del proceso par;) n10strar que concentr;'\nc1()\)()s en ('1 contr<to soci<11 y c~m","
hist6rico que "cabo de c1escri bi r. ceplual de la prnducci6n de la cultura matniaL en lugar de Im-
Como vimos con anterioridad. los iichamus constituven el ppner leyes interculturales con derna,i;l(la factltd(\d. "<' ahre un
mundo complejo. He querido mostrar que el proceso social es de la complejidad social 0 de las relaciones entre significado y
algo CJ.uese negocia entre los diferentes grupos de interes en el acci6n. La Teorfa de A\cance Medio puede ser de alcance tVe-
marco de .Ias asunciones eulturales superpuestas. Aquf me he dio euando se refiere y se apliea a los datos. Pero toda tediia
basado en hombres y mujeres en lugar de hacerlo en eualquier tiene formas generales y aplicadas. EI termino. pues. resulta re-
otro tipo de divisi6n social, como podrfa ser la que existe entre dundante.
j6venes y adultos en la sociedad ilchamus. Los individuos que Vo]viendo a los metodos de la etnoarq·ueologfa, estos debe-
forman los grupos de interes masculino-femenino yen el mundo rian implicar el estudio desde el interior, la participaci6n y el
a traves de colores hist6ricamente distintos; trabajan y viven a analisis hist6rico. Nada es perceptible 0 cognoscible en su mo-
traves de un conjunto de supuestos hist6ricos. Estos supuestos mento presente; debemos siempre referirnos a] pasado y al pro-
hist6ricos no son s610 pautas culturales -si asi fuera, no existi- ceso·del devenir hacia e] presente. En la medida en que la et-
ria dinamismo, ni evoluci6n cultural, ni buen 0 mal estilo, ni noarqueologfa se acerca a la antropologia y a \a etnohistoria, y
direcci6n. Porque las pautas culturaJes son inseparables del sen- que necesita incorporar mas profundamente los metodos de es-
tido estetico y de la ealidad emocional del deseo, de] orguIJo, tas dos disciplinas gemelas, su existencia eomo discipliha inde- .
etc. Asf, los supuestos eulturales, cuando son aetividades dentro pendiente corre peligro -al menos en su forma actual. En su
de un contexto social, proporcionan las motivaciones para el lugar quiza des cub ram os estudios de cultura material, a caballo
cambio social (como en la dispersi6n poblacional) y para ]a pro- entre much as disciplinas, y una etnoarqueologia diferente. dedi-
ducci6n de la cultura material, es decir, tienen consecuencias cada a la arqueologfa de grupos etnicos y a una dimensi6n ar-
sociales especfficas. Los supuestos 0 principios de estruetura- queo]6gica de la etnohistoria.
ci6n no tienen principio ni fin; representan un proceso humano
eterno. Estos principios pueden sufrir transformaciones a traves
de las acciones sociales, pero siempre en funci6n de los aeonte-
cimientos anteriores .
. .Volviendo a la ~eorfa de Alcance Medio, vemos ]a imposi-
b~hda~ de una relacl6n cultural universal entre 10 estatico y 10
dlD~mlco, porque intervienen los principios de estructuraci6n
hist6ricamente contextua]es. Por 10 tanto es fa]sa la idea de que
la Teorfa de A1cance Medio es clara y precisa dado que implica
una teorfa independiente capaz de contrastar y verificar otn ..\
teo:fas. Los procesos culturales que forman el registro arqueo-
16glco no son independientes de nuestra comprehensi6n global
de la eultura y la sociedad. Pod ria afirmarse igualmente que ]a
Teorfa de Alcanee Medio es clara y distintiv~porque se situa
e.ntre la te.orfa g.eneral-global y los datos: par ejemplo, e] anali-
SIS d.e la dlmensl6n simb61ica y cognitiva de los proeesos de for-
macI6n de un yacimiento poJda considerarsc de alcance medio.
:e:~ ~o esta claro, por 10 menos. para mf. por que este tipo de
,Inahsls es menos glohal que el estudio. digamos. de las causas
HerrH)S lIeqdo a cabo el prop(lsitn de cOTllp;nar y contrA<;far
loe:;distintos enfpCjues segun Sll contrihllcion alas preguntas del
capItulo I. y hemos conseguido gran parte de 10 que huscc'iba-
mos. L<l reciente evolucion de la arqueologfa y de l<l teorla so-
ci<ll de tendencia marxie:;ta het culminado en un intensn deh<lte
sohre el rol del imlividlJo en 1<1sociedad. \ Collingwood. por su
parte. ofrece una descripci6n paretlela. donc!e la historifl tiene
tambien un cOllsiderable protagonismn en la explic<lcion. Let ar-
7. LA ARQUEOLOGIA queoJogfa estructuralist<l aporta la idea de que la cultura est;'\
constituid<l de forma signific<lliva: pero. una vez mas, s610 los
CONTEXTUAL estudios hist6ricos con un cierto gradn de idealisrno conceden
un papel adecuado al contenirlo de Jos e:;ignificados simb6Iicoe:;.
No es posihle. pues. explicar correctamente las Calflh::lzas il- Colling.wood. como vim()s en el c<lpftuln 5. propone igual-
chamus por rcferencirt a fllnciones universales: dehemos com- mente un05 principios metodologicos para lareconstruccion del
prender sus significados concrefos. Lo mismn es aplicah1e a to- contenido del signific<lclo. per0 comprobamos (p. 123) que sigue
dos los fteme:; de 1'1Ctlltura J11;1teri?1 y a foc!as las acciones huma- h<lbienclo problemas y lagunas. Su c1escripcion riel metoJo se
nClS. Inr!p[J('flrlifll(('menfr de las preguntas que nos h::lgamos mueve dentro de una abstracci6n excesiva. (.C{lmn puede el ar-
acerca del pasrtdo clel homhre. aunque solo se refieran a la tec- que61ogo realmente lIegar a reconstruir el e:;ignificado simh61ico
nologfa 0 a la economfa. siemrre intervienen marcos de signifi- del pasado? Para contestar a esta pregunta y para completar y
cado. Despues de tndo. no podemos decir c(lmo fue \(1 ecuno- ampliar la descripci6n de Collingwood. quisiera analizar con
mfa de un poblado hasta no haher planteClc!o hip6tesis 0 supues- mayor deta\le 10 que he denominado «arqueologfa contextual»
tos sobre el significaclo sirnh61ico de los hllCSOS cle desecho. (Hoclcler. 1982 a).
En cste libro. por 10 t,tnto. hemos querido presentar varios En el discurso arqueol6gico. la paJabra ',contexto» suele uti-
enfoques 0 Clproximaciones a este problema. Se ha intentado lizarse en preg.unt<ls tales como «(.cue'll es el contexto de tu ob-
responder adecuCldamente al problema de c6mo inferir signifi- serv<lci6n'?». 0 "(,cual es el contexto de 105 datos?». La palabra
cados culturales del pasado. Muchos dirfan quiza. de acuerdo se utiliza en distintas situaciones para expresar una sensihilidad
con la tCOrlet de la ciencia de Kuhn. que paretdigmas tales como hacia los datos concretos: "Tu idea general no encaja en mi
la arqueologfa procesual, el estructuralismo y el marxismo no contexto» ,
son comparables. porque cada cual tiene sus propias reglas. su «Context~» viene del latfn ('nntexere. que significfl tnunar.
propio lenguetje y su propia visi6n de los dettos. Seglin este cri- entrelazar. conectar. En contra de las excesivets reticencias de
terio, no existirfa una forma objetiva de comrarar paradigmas: la Nueva Arqueologfa frente alas leyes generales (en especial
cada cual serfa coherente con sus propios enunciaclos, con su Watson. Leblanc y Redman. 1971. por ejemplo), cabrfa consta-
propio marco de referencia. Aun aceptando muchos de los as- tar la existencia. ya entollces. de l1lovimientos hacia la dimen-
pectos de la teoria de Kuhn. yo dida. sin embargo. que los dis- si6n contextual Como ya dijimos (p. 4(')). Flannery (1973) se
tmtos enfoqucs son compar<lhle5 entre sl. comp tamhien que las opuso a 1In prntagonie:;mo cxcesivo de <,la ley::' cl orden,>. para •.
culturas que nos son extr<liiae:; pueden cOlllprenderse y compa- destetcar. ell camhio. la ('sie:;tcmidad" -1111 cllln'!ue m;)e:; f1cxihle
rarse. que lOl11ara ell l'ollsicleraci('\11 las relacioJ)('e:; COllcretae:;. F<;te en-
tramado 0 interconexi6n de las cosas entre sf. en su particui;'ri- sus fases iniciales. tendrfa que evitar la imposicion de interpre-
dad hi<;tl)rica. se ha puesto de manificsto. como yCl Jijimos \~ taciones excesivamente subjetivas, hasta que se hubieran ret;o··
(8). en muchas corriente& aryueol6gicas (Ia marxista, la evolu- gido todos los datos. -~
cionista. la procesual). Butzer (1982) tambien ha identificado En cierto sentido la arqueologia se define por la importancia
un metodo «contextual» en las inlerpretaciones ecol6gicas del que otorga al contexto. Interesarse por objetos desprovistos de
pasado. y en la arqueologia clasica <;e ha esbozado c1aramente informacion contextual es propio de anticuarios. y es tfpico qui-
un enfoque contextual relalivo a la cen'imica pintada griega zei de un cierto tipo de historia del arte 0 del mercado de arte.
(BeranJ y Durand. 1948). En un libro publicado recientemente. Extraer objetos fuera de su contexto. como hacen algunos de-
Contexts for Prehistoric Exchange (Ericson y Earle, 1982), se tectores de metales. es la antitesis de la arqlleologia. de Sll iden- A.

destacan los contextos de producci()n y consumo donde se rea- tid~~I§iJnn~~.~~.im~~lt~~~~IISm·····'" ~ ;.~, ·.·.~lIf;~7
liza el intercambio.
$~~iia:j
~lfe.Il1·tet~reafirmat...ta.1Ut~t£·
r,.'",
CVi'i.Jr Ja,;m[6.P'~'
.'",r ••_«l•.~ .•.•
:l<;f"
.. ~.'~ar;.;:J
\IU,p.."'>\".
En la arqueologfa espanal, he cullstatado (Hodder. 1985) el
intento de toda una nueva generaci6n de tecnicas analfticas de En suma, los arque610gos utilizan el termino (,contexto» de
desarrollar una mayor sensibilidad hacia los datos arqueol6gi- diversas formas, pero todos ellos tienen en comun el hecho de
cos. y de ser mas heuristica Mas adelante abordaremos con conectar 0 entrelazar las eosas en una situaeion C()J)ereta 0 eon-
mas Jetalle este aspecto. E<; en el cstudio de los procesos de junto de situaciones. Muchos de estos temas son de reciente
Jeposicion donde los arqueologos <;ehan concentrado en la par- aparici6n. Sin embargo, en este capitulo quisiera ir mas alia de
ticularidad de sus datos. Schiffer (I Y76) destaco por su contri- la definicion general de contexto manejada hasta ahora y consi-
buci6n a la diferenciacion entre el contexto arqueologico y el derar un significado mas especffico. A modo de introduccion,
contexto sistemico. senalando los peligros de aplicar una teorla nos sera de utilidad analizar dos gran des formas de «entrelazar»
general y unos metodos (pOl' ejernplo. Whallon, 1974) que no la cultura material para que lIegue a ser significativa.
tuvieran en cuenta esta diferencia.
En The Explanation of Culwre Change, de· Renfrew
(1973 a). Case (1973. p. 44) defend!a una arqueologia contex-
tual «susceptible de ser considerada en sf misma una nueva ar-
queologfa», que implicara un vInculo mas estrecho entre las Los arqueologos han estudiado dos tipos fundamentales de
/
teorias generales y los datos disponibles. Parece que este interes signif~cad.o (similares a los' dos mo~elos identificados r<:~P~~t~.t
por el contexto ha aumentado recientemente en todos los ambi- 1985).. " . ,. ~ ~~
tos de la arqueologla. Por un lado. Flannery (1982) se muestra ""~aA·"~"'~t.1-'''·':tu''~·:'~·~l·''·''
.,:.Ut 'J;uC~ udJIi>
·"··~.tld~'~·
10"~'"" . '~~'~1
. 'l~~' ASI' pue"".
~ " . 'j.

crftico respecto del discurso general y abstracto demasiado ale- si b~~~am~s clp~i~~i"tr~J~~;rg~itcado. an'ih~a~e:l~os eI entor-
jado de los datos «fuertes»; por otro lado. el interes por el con- no humano y fisico. 1m procesos de deposici6n. la organizacion
texto se ha convertido en una cuestion metodologica fundamen- del trabajo, el tamano del asentamiento. y los intercambio~ de
tal para los procedimientos de excavaci6n. En lugar de utilizar materia, energfa e informaci6n. Si de<;cubrimos c6mo /unclOna
termioos interpretativos (como pavirnento, casa. foso. impronta el objeto en relaci6n con estos otros factores y procesos. y C~I
de viga) en la fase inicial de excavaci6n y de anaLisis, much as relacion con la estructura econ6mica y social. Ie daremos sentI-
Iistas codificadas de datos utilizan ahara palabras menos subje- do, significado. La gran contribuci6n de la arqueologfa p~oce-
tivas. tales comn «uniclad» (l «COtltcxt(l». UnCI excavacion. en <;1I<l1 y marxista ha <;idn precisarnente en este terreno. VJrT10<;
(C;1Plllil(l~ ,[ \ "I 'i""
ell ~'~It' Illl"I)() "~'lllld(l 1;ll11h,(I\ '-c 11;\11 q:- sllrCrpllllCn el1 (',('e<'II, 111l'II1ICrC'-;lll ;ulte Ipdn 1;)<,r('laciplw<;,
<.\;1(10;'11()rt;)('IOllt'<; 111:'\,lTCIC11
tt:'c;, <jllf' dC<;I;\I';111
Inc; pro{'('c;I'c; c;p- conlexttla!c<; COl1l0 form:1 ell' Ilc~(lr :11C(lllfrnidc) dcl <;i2,nifiC:\lln
cialec; ;ICII\'()c; I1lCdl:llllC loc; ('1I:,le, \p,- Illdl\jdlln<; m:tniplll:111 ;Irtf'- elel pac;;1(lo
f;\CIPS p~lr;l filleC; ,p(I:llc<;, l,:1 cl;l<;c de factore<; <;lI<;cepld'!e, de (,('(linn l!;]cerlo') Fn p11lllcr IIH!.tlr, tellelllO<; que <;er a\ltncrf-
con t ri hu i r :l Ia c, l~liClci{)11 h II1cipll;) I de II n phiet 0 e, ahn 1';1m<l- tico<; c\lando :1trihllimm 1111,i£l1ific\Clo In<; ,igllificad(~s qlle
yor v rnejnr CPl11j)ITllr!HI:t, gr;)('i:l<; :I I\><;C:ll1lhlOC;que ,c !l<l11f1ro- :ltrihllimo<; 0 illlp(lllellln,- I'll nIIC<;{r;\ illlell'let;]ci6n dcl I':t<;:1<!(l
uucido de,c!f' prlnCII)I()<; de lp<; <;(',enl;1 (,SOI1c<;pecffienc; de I1l1c<;lr;1rn)ri" Cl1Itllrf) \' l11edin <;OCI,II? I-;~
F<;til clrt<;~ de e<;llldl('" I1P dehell il;1",~r<;cc'<ten<;ihlec; ;11;1n:'ili, lH'ce<;()rio tener en Cllcnt" 11\1(',lrn l'ropio I'ftllte,tn, III (I'le \'{'re-
sis de Irt<; funciol1l'<; Ic!c:lciof);)!e<; 0 <;irnh(;licl<; cle I()s ol'Wln<;: es 1110<;
ell el pr()xill1n c:lpitldn
prefc"lhlc remitir<;(' :, un <;egllJH!n IlpP de <;1~llific(1c1():cl','I)nteni- EI1 segundo 1 1Ii!.<H
, 11(1(!ctlln<. ('nll"l<lcr;1\ el rq!.istr() arqllcol() ..
elo de Ins ide;]<; y de 10<;<;frnholn<;, Lo curti \';] rn('\s <lll;'i cle clecir ~ico C(lm\> 1111
"te,<to" qUf' h;)\ que leer, l)e est" fprnl<l podri,,-
que (,I" flillCi()I) (k ('<;[;1fihula c<; I:t de <;inlh()li7~lr ;) Irt mujer", mo<; inici;)r Ul1a di<;cll<.,\l111
<jlll' 111" 11C";H';;1;1 \111<1
clefil1ici6n e<;pe-
° que "c<;l;) cc;r:lll:J <linr,pI17:1 ;i1111"nrrc,' 1;1 11re,gull(;) <jIll', en dfic(l
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de "CI)I\lc,lp .. CI) C<'!C \ (>llIlllt'Il, l'e10 qlle e<;\;\ fntlll1;Hnen,
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dnculp entre In<; C<;(IIIClc(o<;fell1l'llif1P<; \' 1;)<;nhI1l"c; cn I;I~ fum- gl;I, como 1111
fOc!Il, 11:1c!:ldfl :II ICrIllIll()
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c1e<;crito I'()r l~hnl)('1'\ v fVl;nCI\<;, \ .Iel1l{l<; idc:l<; e<;tr\lctllrac!,I<; \'


estrucfurallrc<; dC<;('lli:j<; ell el c;\j,flulp~, In<; arque()I<'~I)' lielJen
que !1;\Cel ahc;tr:1C('llllIC<;;\ r;)rllr de 1;1<;filiwinnec; simh(>lic;" de
Ips nhje'[c" q\lc c,(';)\';lll, p:lr;l rfl,it'r iclcl1ld"C<1I'clcnntrllldn (\el I,,, ide;, de qlle I" cI1lrll(;' m;1lcl i;d 1:<;tin f('\to de !cclura
c;ignli'ic;\do <;1\
1'\';1('('11
iI' , in qllC <"II'<'f1c ;ifl;JiI7;lr I;) fr>lm;1 t'll <jlle c\i<;\c Cll :1rqlle()I"c.1:l c!c<;de !J;ICt' ticl1lp() I ()<; ;lrlJIIf"C')I()~()<;<;IIC-
1;1<',lIt':I". deI101:1l!;I'- i')('1 Inc; ~Ind'";l\~ 1I1;I!CII;de<; 1111'-1\\11'-,
dc- [f'n 11;11;11
In<; eI;lln<; ('I"no 1111!f'i!.I<;(111(l l'nl1lP 1111lell,f!.I!;lic 1,'1
<;('II1P('II;111un rpi ('II i:1 cnnf'l!"r;I('II'li' \ C'irlJ('111I:Jci<'1I1lir' ill ~p_ illl['()lf:lI1ci:1 de c<.l" all;t!Ilf!.I;) (11111)('111:1
l'II:111eln<;eqllIerc deSCll-
ciec!ac!, brit cl (,Cllltcni( I() del ,i[JlifiC:leI() drl Cl111lJ~I)rt;)mient() del p"<;;)-
("ltlH) c1ijn11(J<:' ,)l'i·'ll(\rnl('llrt'. 1\" ;If!jllf'f')l()~~(), \a h;ln ;lI'I'Cfl- do
dido II Ilt,li7;lr '11<;(hifl~ ('Pllle\lll;)it.'<; 1';11;\I)()dcr illlcrplt't;lr h<; ('el() i,l'l'lIl1" 11:1\'qilC ker e<;«><;"Il'\l(\<;"') r~evidcntc qlle ,i
intcrrei"ciol)cc; flln\'I()ll;1ie<;, i\le c<, cl ;lllli'iln de I" r;)!ec)l'l'onp- Ip<; ra<;gp<;,1,1<;
p~t1;thl;I<;, I;t gr;nn{lliC:1 () I;) eslTlIctura de \;t cilltu-
mi", de \;\ tenrfCl (\"1 inICrCCl[ltl,j\I, de 1;1le,)rl:1 ele <;istcm;j<;, ele !a m;lIcri,t! del J1:1<.()<!11
1111 tllncr,lll I :l<;!.~n<;
C()11l1l11e<;
con rllle<;\rn
la teorfa dc l<l orlimi7tlci6n dcl I~"qoreo ~' de I" te(1I'I,' de 1Cl 1c11~II;)je \Tr\l;t1 C()l1telllpO!;lneO, <;c 11;m;1(ltlicil IIn(1 kelliril de
acci(ln social, etc, '[ C1c1a<;
esl;ls teori:l<; c;on f"lqh!ec; pprqlle no e<;lf' tipn, "or IH) dE'l'ir imp,,<;ihlc, '-(\I>re loc!\> porque cl lcxto
tlencn 'llficienler1J('rH(' ell CIIC'llt;) ci <;c~lIl1c1n1'I~n de "il!lI,fi(lIdn, C;llpef\'j\'jcnte ec; 1';lrci;lI \' Ir;I!:'.lllcllI:III!I, ;Idcm:'i<; de <;er, <;f'llcilla-
al qlle el primer l'l)ll e<;l;'I\'illCI!i:1d" de l1l(1dn neCeqrH' I () qlle e. cli <;tin f I 1. Sill C111
tn c 111 h:t rg(), q II i<;i(' , ;1 i n(\ iCll' q \Ie ex i <;f e n ;t!2,1l-
rn:!<; me inlerec;;1 ;I(illl, I)or cnn<;I~UI(.'nle, C" ('I cfllltel1lc!o del <;ie- 11;1<;
rei!.!as mil\' <;Clleilh,. qll(' '" Ih\ :t(Tlt :t (nelas 1;" Icngll:l<;: 0
nificado en cnnl(',ln<, hiql\riC0" I.'PII('IClo<" l'liCqO qllc c<; l:t I~- ror Ip lT1elln<;-;1 1,,<;I()nn:t'- ,'11 <Jill' 1'1 /rillllO ~rlf'irl1\ ~(/flif'll~ h"
gllna ilrtncq~(11 II.' J.l tcnrl;1 :1'lJ\Il'()I('~IC;1 :let,,;,I, \''1 dl<;l'III' i:l ell d;llip <;i/Illific;)(\p :t l:t<' eClC;;"I'll I"d,) IICI1\!'" \' 1Ilg:1r ••
capirnlps :lntennrc<., I,n rni<;111l'dl'<;[:tC;1I1 I )CI\'''' , (Il)~"l,;) 17.\. 1,:1 111:)\,(HI:ILIp II\<; :II!1"C">!"!2"<" 1'\ Idcnte;ilClllf', ,,\inn;lll;lll
\Vell<; (1l)~4) \' [Ldl (1\177) 1\11I)\j11t'11'<;"if:llill~';)do<; 11l11f'!()lllIlc<; !lilt' "j<; (hll)<' <;1)11
Illlld(\<; I, "h, III li"I' IIn "hl('((1, ('11111"()hil'lc)
solamente. es mudo. Pero la arqueologia no estudia objetos ais- 10 que se desprende tambien de la descripci6n que hace Bour-
lado~. Los objetos, ubicados dentro de sus «textos», no son del dieu (1977) de la forma en que un nifio lIega a comprende~ el
todo mudos si conseguimos leer su lenguaje (Berard y Durand, mundo que Ie rodea mediante la ohservaci6n de simples asod;a-
1984, p. 21). Claro que hay que interpretar los distintos lengua- ciones y contrastes, y 10 que se desprende de nuestra experien-
jes. y por ello. en cierto senticlo, todas las expresiones y sfmbo- cia comun cuando Ilegamos gradualmente a conocer a otra per-
los materiales son mudos, pero un sfmbolo material en su «tex- sona 0 cultura. A medida que crecemos en nuestra propia cul-
to» no es mas 0 menos mudo que cualquier gruiiido 0 demas tura 0 en otra. y a medida que conocemos a otra gente, no po-
sonidos que se utilizan en eJ habla. Los objetos sf nos hablan demos nunca estar seguros de haber comprendido correcta y
(0 quiza s610 nos susurren): el prob1cllld se plantea a la hora adecuadamente 10 que pas a par sus mentes. 10 que quieren de-
de su interpretaci6n. cimos por medio de sus cosas. Lo unico que nos queda son sus
AI aducir prineipios que nos permitan leer textos pasados y gruiiidos y sus acciones en el mundo. tal como las vemos. Poco
ver c6mo cambian sus significados en distintos «medios}}, es im- a poco, a medida que estos sucesos fisicos se manifiestan mas
portante hacer una distinci6n entre lenguaje y cultura material. y mas, lIegamos a aproximarnos un poco mas a esta «cualidad .
Aunque la lengua escrita posea los Illismos principios basicos de ser otro». a esa «otredad». Por muy «otro>' que parezca al
que ellenguaje de la cu1tura material (Hall, 1977. p. 500), una principio, es factible aproximarse apreciablemente a la com·
lengua escrita es siempre muy dificil de descifrar, incluso en el prensi6n.
caso de que perv.iva gran parte de ella. Y esto es as{ en parte Los principios universales del significado que, en mi opi.
porque el lenguaJe es algo muy complejo. que existe para ex- ni6n, subyacen tras este tipo de experiencia e;on s610 aquellos
presar ideas y pensamientos complejos. y tiene que ser absolu- que todos nosotros lIevamos a cabo de forma habitual en cali-
tamente preciso y global. Pero no existen gramaticas' 0 dicciona- dad de acto res sociales y son asimismo los que los arque61ogos
rios del lenguaje de la cultura material. Los simbolos de la cul- ponen en practica a la hora de interpretar el p"s"do. S610 pre-
tura material suelen ser mas ambiglJos que sus hom610gos ver- tendo que este proceder se haga mas explicito. sobre todo en
bales. y 10 que puede decirse de eJlos suele ser mucho mas sim- relaci6n con I" arqueologfa y la c1ase de datos que manejan los
ple. Loe; c;imbolos materialcc; c;on tarnbien duraderos y menos Clrque610gos.
flexibles. En muchos aspectos la cultura material no es, en ab- En los parrafos siguientes, el tt~rmino «contextual}> hara re-
soluto, un lenguaje; es sobre todo aceion y practica en el mun- ferencia a la presencia y ubicaci6n de los Hems «en sus respec-
do. En la medida en que es un lenguaje. es muy sencillo compa- tivos text os» -«con-texto». La idea general aqur es que el
rado con la lengua hablada () eserita. Por todas estas razones «contexto» puede hacer referencia a aquellas partes de un d~u~
105 textos de la cultura material 'ion mas f8ciles de descifrar que mento escrito que vienen inmediatamente antes y despues'de
aquellos documentos escrito'i cuya lengua desconocemos. Es un parrafo concreto, conectados de manera tan intima en su sig-
por esto que los arque61ogos heln pndido, en cierta medi,l~. nificado con aque!. que su sentido no queda claro si 10 separa-
(<leer» la cultura material, aun cuando no hayan exptc~tado C<.1:;: mos de aquellos. Mas adelante, en este mismo capitulo. dare-
nunca la «gramatica» que prc<;upoJlen. mos una definici6n aun mas espedfica de «contexto~>. Por el
. Me haso en Collingwood para concluir implicitamente que momento s610 pretendo esbozar c6mo 105 arqueologos p"san
eXl te una grarn::'itica univer<,al. cuallClo sllgiere (1946, p. 303) del texto al contenido del significado simb6lico.
que toclo c;uceso linico tiene una c;igllificaci6n que puede ser
cornprendida por toclos Joe;puehloe; en Ind;:" las epocas. Esto eo;;
IllO tiempo es diferente de la categorf(l rle vasijas "B". En las
tumbas sllelen encontr<lrse fihulas asociad<ls <l la mujcr y est~
Cuando los <lrque{)logos empiez<ln <l sistematiz<lr )<1metodo- semejanza de emp!<1z<lmicnto espC1cial y uniclad de depoc:;icion
logfCl para inlerpretar el contenido del significado del pas;ldo a noc:; permite pens"r que I<ls f1hul<ls ",ignifican" mujeres. rem
partir de la cultur<l material. suelen proceder a identificar v<lrios siempre y cuando no h<lllemos la ffbula en tumbas masclliinas,
tipos de semejan7as y diferenci<ls relevantes. que, <Isu Vel. for- 10 que puede ser difcrente. ror cUC1nl0 en ellas encontramos
man varios tipos de asociaciones contexlu,des. Luego rracedcn hroches en lugal' de flhulas. Otras asociaciones y cnntras~es en-
a haeer aostraeciones p:utiendo de los contextos. las asociacio- tre mujeres, activiclades femeninas y fibulas posihiIit<lrfan una
nes y las diferencias, p<lraintentar llcg<lr al significado en termi- 8bstraccion relacionad<l con el contenido del significado de 13
nos de funci6n y contenido (vease Figura 6). «feminidad». Por ejemplo, las ffbulC1S quiza tengan un disefio
Podemos empezar con la ide<l de scmejanz3s y diferencias. <;imilC1ra las que encontrarnos en otras 11I~ares asociC1das a una
Por 10 que respect<l al lenguaie. no, estamos reFiriendo simple- cCltegoria de or-jetos relacionC1d0' con la reproducci6n y no con
mente a que cuando alguien dice "I1IClnco», otorga a este sonido las tClreas prodllctivCl' (vease el e,tudio de F<lris. p. 82. \' el C1n;i-
un significado. porque suena de form(l sernejante (aunque no "sis de McGhee. p. n~).
icJentica) a otfOS ejemplos de \<l palabra "OI'lllCO". y porque cli- P0demos forrn:llizar este proceso de btlsquedC1 de semejan-
fierc de otros sonid0s como «negr0" 0 "o<lnco". En <lrqueologf<l l.ClS\' diferenciCl' rneck1l1te el sig:lIiente esquernC1:
cs haoitual clasific;lI" una v<lsija en la categorfa de \'asij<ls "A",
porque se aselllcj(l a otr<ls V(\Sij<lSde est a categorf(l. pero (II mi,-

SIDs ~4---- ~context()


.... .•4-----_ .....
significado
contextual

fase, periodo
A. Proceso ResultC1 instruclivo cornp<lrar e'le esquetn;1 ton el siguientc.
regi6n. poblado. y estrudura cloncle se busc<ln lac:; rel<lc;nnes fUllcion,t!es utilitarj(ls en lugar
area de aClividad, sistemicos de bs fUl1c;ones Silllr-6Iic:ls:

j
hog<lr
(foso. O1uro,
(unidao enterrarniento,
e deposici6n)

tipol6gico
casa)
cultura, estilo.
tipo
B. Conteniclo
y estructura
simb61icos
diferenci(l j utensilios

otras objetos

!\quf los (lrqlle6Io~os interpret<ln el ;'irea <llrededor de un


hogar como un ;'irea de activid<ld. porque alii aparecen utensi-
La intcrprerllci!5n rfr sif,ni{icarfos ('ol/Icxrua/ps (I {'(lrfir de se!l?pian<.ns ." lins. (II reves quc en ntr;lC:; p(lrtes del y<lcimie'l1to 0 casa. dond~
di(erellcias enrre ohjPlns arqll('o/nRic(>s. no aparecen. 1.<1forma de e~plicH.·i()n cs identic;) a I" "nteri0r.
domJe sc usca eJ significado ~imb6Iic() de una fibula. Pero, tal de toda la ceramica 0 de todo el simbolismo. Las socieclacles se
como hemos venido dicicndo a 10 largo dc este volumen, no han agrupado por categorfas (estados. cazadoras-recolectciras.
hay Ul1a necesaria disyunci6n entre ~,mb~s objetivos: funci6n '! etc.) y se han identificado sus caracterfsticas comunes. Evfden-
significado simb61ico no son ~ontrad,ct:)r~os. Por .10 ta~to, la fI- temente, este tipo de trabajo presupone de modo implfcito la<;
bula sirvc para prencler vestldos y qUP:,l p,Ha slmbohzar a la diferencias, pero la «presencia» de una ausencia no es casi nun-
mujer. y puede tener igualmente el contenido del signi~i~ado de ca el centro de la investigaci6n. Por ejemplo. podrfamos pre-
(<\a mujer como elemento reproductor». EI area de acflvldad ,!' guntamos por que se decoran las vasijas. pero tambien por que
rededor del hogar tambien pucde indicar que ciertos utensilit):; s610 las vasijas. Una vez mas se trata. en parte. de identificar
tienen el contenido del significado de «vivienda familiar», de el marco concreto donde la acci6n tiene sentido, significado. Si
«homo domestico», etc. Es evidente que tenemos que presupo- en un contexto cultural dado las vasijas son el unico tipo deco-
ner algun <;ignificado de este tipo si qucremos descubrir el area rado de recipientes. este becho es relevante para interpretar el
de actividad en tomo al hogar. en primer lugar, y si queremos '" significado de la decoraci6n. Pero. por 10 general. los arque61o-
atribuir 3 los objetos agrupados allf funciones propias relativas gos tienden a extraer las vasijas decoradas fuera de su contexto' y
a este contexto. La identific3ci6n de un «area de actividad» irn- y medir sus respectivas semejanzas.
plica la atribuci6n de un conteni'do del significado. Los dos ti- La necesidad de tener en cuenta tambien la diferencia puede
pos de significado (el contenido funcional. si,;t€mico, y el conte- evidenciarse, aunque de un modo un tanto extremo, por medio
nido ideaclonal) son necesariamente intcrdcpendientes: no es de la palabrCl pain. Una forma de interpretar el signific<ldo des-
posible referirse a uno sin, al menos. presuponer el otro. conocido de est a palabra serfa buscando palabras similares en
La descripci6n anterior del significado como algo constitui- otras culturas. Formarfamos entonces una categorfa de palabras
do a partir de semejanzas y direrencias simult<'ineas esta influida «de aspecto semejante» con ejemplos hallados en Inglaterra y
por 13 discusi6n planteada ell el capitulo 3. y pretende tan s610 Francia. e identificando sus caracteristicas comunes. Pero la pa-
describir c6mo trabajan los <.lrque6Jogos. Sin embargo, tambien labra tiene, en realidad. significados completamente distintos
figura un elemento prescriptivo. Primero. se afirma que las se- en Inglaterra y en Francia. 10 que comprobarfamos inmediata-
mejanzas y diferencias son identificables a muchos «niveJes». mente concentrandonos en Las diferentes asociaciones de la pa-
Asf, pueden darse semejanzas y diferencias en terminos de di- labra en ambas culturas: en Inglaterra, con e1olor y agonfa. y
mensiones de variaci6n subyaccntes, tales como oposiciones es- en Francia, con pan. Este ejemplo tan simplista refuerza 10 di-
tructurales, nociones de «orelinalidad». «naturalidad», etc. En cho por Collingwood. en el sentido de que todo termino lltil~a-
la definici6n de semejanzas y diferencias siempre esta implfcita do en arqueologfa debe estar abierto a la crftica para com~~(!j-
la teoda. pero a niveles «mas profundos» la necesidad de una bar si tiene significados distintos en contextos diferentes. Los
teorfa imaginativa resulta todavfa m<is evidente. Luego volvere arque610gos deben. pues. mostrarse receptivos a la diferenci;l y
sobre estos distintos niveles de semejanzas y diferencias. En se- a la ausencia; tienen que plantearse continua mente pregllntas
gundo lugar, cabe afirmar que los arque61ogos se han ocupado tales como: i,este tipo de vllsija se ha. ~allado. en situacione~ di~-
demasiado de las semejanzas y demasiado poco de las diferen- tintas?, (,por que otros tipos de vaslJa no tlenen decorllcI6n ..
cias (Van del Leeuw, comunicaci6n personal al autor). Todo el . por que no se decoran otros recipientes? i.por que no encon-
(. Ad' ")
enfoquc intercultural se basa en la identificaci6n de semejanzas tramos esta tumba 0 esta tecnica de pro LlCClt,nen este (lrea;
y causa~ wmunes. Por ejemr1o. se ha tendiclo a explicar la de- . C6rno describir scmejanz(ls y difercncias? En el ejemplo
cnraciull ccr<imiC(Iror a I!!(I n t iro de fllllCi(lfl si m b61ica universa 1 (lnt~'rinr de !<l ffhlll<l. tenernos ya I1n,1difercncia tip016gic<l (ell
Ire 1;\ fil)ll\;' \ ('\ ILldl;11 \ 1I1l;1<'t.'IIlCj;llll<l dc dCI-'P<-1Ci,\ll(1;1fihul;1 rlll)IUt:l'- quc 1';\1("\"('11illlrllrl'lIl1l''' 1"ll'rI,,", ('II lC:llld:lrI, ('\1'11'·
;lp:llt'CC ell '-('I'lllllll;I" 1l.'lll('llIl1<I'-). ('lJlll-'llll);IICIll')" 1;1 implH- '-;II CPllllnllid;It!('<- ,) 11;Ill<;folnl;ll'i"Ilt''':1 ni\"('ll'<;{III('llIT;lI, 1lf'J'()
\;)11(1;\qlll' tll'lll' p;lr" 1;1Illlel ~)r('I;\CI(lJI ci que tllHI<; Y Ilil'ele''- de l<1ll1hicn t'IICt!C)) '-1!<.JlifiC:l1difll<.:i")11'< Illlgr;lcic'ln: CI'1l ('ll,) qlWlr
"eIllCI'Ifl"l<l y dJlCI(:I\CI;\ di<;tillt()<; C<;ICIl C()ncct;,dn,-, Clllrcl<l7.(\I\()<; 1110<;
t!ecir quc cl cnnlcxttl tCIIIl'llr;l1 I'cllinClIlC Llehr s('~lIir<;c \
(Oll:ll 1111;1
rcd I'CI() dc 1l1"lllt'lltll ,1c"e;HI;1 ,\lnI17:]r l)rinlcJ"o, 1111J" hllscar<;f fn nlIP<.: 1'llnIC\tps C<.:I':lI,'i;llc<.:FI1 w'nrr;ll. Ill<; ~lIqll('I)-
<;cp<lr"d,), l:;ld;1 1111;\
de h,- (\lrnl'l1"IPilC" de <;clllcj<l1l7a/difcrcIlL'i;l. 10,:":0<;
iI;lrl COIl<;Q'llirl" illc'l1lilli';11 l'l)11 (\ill' 1:1<;IflII'1 rel;1\'jo!ll'<;
Cad" llpn (k Q;lllCI;IIl7.:I ~ dJlcrcIIl'i;, eSI{1 l)rCSCnle CI1 ma<; dc <.:iq(llllic;l<; rCI tinCllles P;ll;1 I" C()lIll)rCI1<;ic"\Jlell' 1'1I;l!ljuier ol'jcll)
un i1ivcl \. e'-cd;1 (;1lld(\Clo, <;ilio :tlqucnl(l~ico I) <.:illlil;lIT<;) (q;1<; <;1'11
<;il1lpl('Il)Cll-
E.l prtrlll:r de SCIllQ;1117;'y difcrel1C1;l qilC 111<1l1c.I(ln
(11)11 h<1hi- tf lodoc: Ips LICI()1c<.:dfl C<;f:ttll' ,-iqt~rnic(l ;lnICIII)r quc jnfl\lU:'1l
tll;dmCnll' 1t1'-:llljlICI\I(\gp<; e'- ('I ff'll/f7ora/. f<.: nidel1le que <.:i () inlcrficICll cn el 1l1lC\·P (''-I:IlI" ('l'lP Cll \;1 ;11I1hl(i/)n dc cpn
dos OhICIP<.:C<,[;'II\l)r,'lxll1l()<; Cil ci ttcmpo, C<;del'lr, que S()Tlsimi- It'llidn del <;i1!niliC;ldo, ('U:II1t!O cl ;HIllIC'I',lllgP (\c<.:(';, \'<1!or;n 1;1
I:Ht'S ell 1(11\;\i;1 dH11l'll<;\(1I1Il'illpl)I;II, Ins ;llqllc(.jngn<.: l)pdn;lll pnsihilid:lt! de qll!' dp'; 1"'.11'1' '<. tCll!!;\l1 cl nli"l1\ll "'I1ICllidp tlr!
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IH?Cc<;it;ll1lllC:11;11;\ CI1ICIl(kr 111\(,I')l't(\ cnnUCln') hI 1'1 c;lpilUln ci ;\l\;ili,,<; <-'II ('<;1:)dilllcll<;i,')1\ Plc<.:\lI)ClflC li"c 1;1dIIllCII<;i(lll telll
." d1l1l0'- Cil'llll)ll>,- dc cnl1lillllld;I(!c<.: " {r,,,·C<; \ :l In lan?n de llli- r1()J:l1 ('<;I;) CIlI1IIP!;It!a I\qll! "f' Irat;l (Ie infcrir <;iQlllfic:ld()<;:l p~lr-
leIlIUS, T;ll1lhlcll r\lJim()<; (I) i i i) qlle, ell 1I111f1l:lIIl<;[;1I1CI:I.ll:l\" tir dc ni'Jelos l'orqllC licl1cn rcl;lCipl1c<; C'-I':l('I(1IC<;'-CI11Cj<1lltC<.:
que retwl'cdcr CII e\ lielllpll, ',pcl<1r 1(\<;capa" de 1(1 ceb\JII:l" , (por cjclllrlll, pprquc ,11':\rC('CI1:Igrllr:rdll<':, d1c:r'lIc<;lo<; Itnifnr-
iI:t~lil IdcJlllflC:IJ <-"j)rilllcr ;1C'lPl'ldillral. No '-c 11;lla, c:tsi IIUnGl, ITlCIllCIlIC ell l'l ('sp;Kin). T;lIl1hien ;Ililll C',i<;lc1\ \;1 r11\1ch;1<;
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cl contexlo 11I<;I(HIi,'\)que' tiC lIe Ulla incideJ\cj,1 di,ecta sohre el qllc much;I'; dc C<.:l<l<;
Iccni('a<.: c<':I';ll'i;,lc<; illll)liC;l1l 1;1:ldnpcit'm de
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distribllciones puntuales, y Hodder y Okell (1978) han descrito Quiza sea util identificar un tercer tipo de semejanzas y di-
tecnicas parecidas para deterlllinar Ia asociaci6n entre diferen- ferencias: la unidad de dcpnsici61l, que de hecho es una cOl'llbi-
tes distribuciones y sus lfmites (Carr, 1984). Es posible definir naci6n de los dos primeros. Me refiero a estratos sellados ~on
-'
toda llOa nueva generaci6tr de tecnicas analfticas espaciales en pavimentos, fosos, sepulturas, acequias, etc., que estan delimi-
arqueologfa, que no pretenden imponer metodos y teorlas tados en el espacio y en el tiempo. Decir que dos objelos pue-
preestahlecidas procedentes de otras di<;ciplinas 0 de la teorfa den tener significados asociados porque proceden del mismo
abstract a de la probabilidad. '! que se ocupan sobre todo del foso es tan subjetivo como decir que tienen significados relacio-
problema arqueol6gico concreto que se tiene entre manos nados porque aparecen con vlnculos espaciales y temporales:
(Hodder. 1985). pero existe tambien un componente adicional de interpretacion,
EI ar4ue610go, pues, bllsca definir. de Illuy diversas formas, desde el momenta en que se presupone que 105 Hmites de la
el contexto espacial mas relevante para la comprensi6n de un unidad son, en 51 mismos, relevantes paw la identificaci6n del
ohjeto concreto. En muchas ocasioncs esto se hace muy direc- significado. Los arC]ue6Jogos aceptan habitualmente esla premi-.
tamente -detectando el origen de 13 lllrlteria prima, localizando sa; es evidente que la coincidencia en un foso, 0 en el pavimen-
la distribuci6n espacial del estilo. tr3zanclo las fronteras del to de una casa, puede considerarse un factor mas importante
asentamiento. Pero muchas veces Ia escaJa pertinente de analisis que una distancia espacial no-delimitada. Volvemos. asl, a
varfa en funci6n de la caracterfstica 0 de 105 elementos seleccio- constatar la existencia de semejanzas y diferencias dentro de
nados (materia prima, estilo decorativfI. forma). Es la misma una unidad de deposici6n en much as escalas (estrato. imprnnta
variaci6n que encontramos cuando se Ie rrcgunta a alguien «ide de viga, casa, poblado) y sera necesario analizar el problema
d6nde eres?». La respuesta (calle, barrio. ciudad, regi6n, pais, de la identificaci6n de la escala de contexto pertinente.
continente) dependera de preguntas contextuales (con quien se La dimensi6n lipol6gica puede aparecer lambien como una
habla y d6nde, y par que se hace la pregunta). No existe, por simple variante de las dos primeras. Si dos objetos parecen si-
consiguientc, una escala «id6nea, conccta» de analisis. milares tipol6gicamente, significa en realidad que tienen dispo-
Este problema resulta especialmenie grave cuando los ar- siciones 0 formas semejantes en el espacio. Pero vale la pena
que610gos quieren definir «zonas» de cHlalisis. Esto se suele ha- delimitar la noci6n de «lipo», tan frecuente en arqueologfa,
cer a priori, en base a 105 rasgos del medio (por ejemplo, un dado que las semejanzas' tipol6gicas entre objetos en el espacio
sistema de valle), pero no siempre C]ueda claro si esta c1ase de y en el tiempo son distintas de las distancias (en el espacio y en
entidad impuesta tiene 0 no rclevancia para Ja pregunta plan- el tiempo) que existen entre ellos. La idea de semejanza y dife- >~ ,
teada. La «zona» varia en funcian de las caracteristicas 0 ele- rencia tipol6gica es fundamental para definir contextos tempd-
mentos que se quieran analizar. Por Ip tanto, no puede haber rales (periodos, fases) y contextos espaciales (culturas. estilos).
una escala a priori de contexto espaciClI; el contexte puede va- Por 10 tanto la tipologfa es fundamental para el desarrollo de
riar desde el medio inmediato hasta eI mundo entero, si puede la arqueologfa contextual. Es tambien el clemento que mas fir-
descubrirse una dimensi6n pertinente de variaci6n capaz de ••.in- memente vincula a la arqueologfa con sus objetivos y rnetodos
cular objetos (yacimientos, culturas, etc.) con estas distintas es- tradicionales.
calas. Como en el caso de la dirnen<;jc'lIl temporal, la definici6n En la base de todo trClbajo arqueol6gico se encuentra la ne-
del conlexto dependera de la icientific(lci("ln de dimensiones re- cesidad de c1asificar v fonnar categorfas. Y la polemicCl acerca
levantc,; de variaci6n que permitan dctcrminar las semejanzas de si estas c1asificaci~)Jles son «nuestras>, 0 «de ellos». si son
\ las diferencias. C0sa que vcremo<; rn;i<: (l(le];)nte. «eticas', () «emicas». e<;ya tradicional. Pew. ell general. a e<:l;1<:
alturas del analisis. la tipoJogf;\ inicial de asentamientos. arte- distinci6n por medio de una ruptura en el perfil de la vasija en:
f"ctos 0 econornfns. se c1isocia habitualmente del am~lisis poste- tre el cuello y el cuerpo. Para analizar y c1asifiear tipos de ceni-
rior del proceso ..social.' La mayorfa de arque610gos rel;unocen mica neoHtica, puede tomarse en consideraci6n est a circunstan-
la slIhjetividad de'slis"propias tipologfas y han adoptado t~cniCas cia eoncreta y hatar por separado las zonas superiores e inferio-
matemMicas e infornuHicas para intentar reducirJa. Tras hacer res de la decoraci6n.
«10 mejor que se ha podido)) en el estadio inicial, inevitable- Claro que alguien podrfa decir que estas diferencias e-p-tre la
mente diffciJ. los arque61ogos han pasado a cuantificar y
'a 'com: decoraci6n horizontal superior y la vertical inferior, se imponen
parar y lJegar al proceso social. ' '. total mente desde fuel-a; y que el individuo neolftico no 10 ha-
P?r ejemp.lo. s~rfa posible afirrriar que existe u:na mayor uni- brfa percibido as£. Evidentemente siempre cabr~ esta posibili-
formldad 0 .cltvers,dad en una zona 0 periodo que, en otros. 0 dad, pero aquf decimos que los arque610gos han logrado, y pue-
que una regl6n contiene yacimieritos donde el 20 por ciento de den seguir Ibgrando, recuperar tipologfas que se aproximen a
In ~roducci6n de v~si.ias presentan' motivos en zigzag, y q'ue otra las pereepd6nes'indfgenas (sin olvidar nunea que estas percep-
regl6n adyacente tlene tambi~n un 20 por ciento 'de motives en ciones habrHul' variado en funci6n de los contextos y estrategias
zigzag. 10 que podrfa indicar un contacto estrecho, falta de com- sociales). El'~~ito de estos esfuerzos depende de que se incluya
petitividad. comercio. etc. Pero ic6mo podemos saber' con cer~ el m~ximo de informaci6n disponible en 10s contextos hist6ricos
te~a qu~ la tipologfa inicial es valida? Como en el"'ejemplo del v en las' as6chiciones de raSgos. estilos y caracterfsticas decora-
· paJMo/clervo de la pagina 29: ;,c6mo podemos saber con certe- livas, y tambi6n de' una reeonstrucci6n del uso activo de tales
za que los zigzags, aunque parezcan los'mism6s. rio son diferen~ rasgos en las estrategias sociales. '
tes?:, . I ,".,:
Por conslgtiiente. la obtenci6n del m~ximo de informaci6n
Para contestar a estas cuestiones. podrfamos empetar por la posible so.bt'e las se'mejanzas y diferencias en las caracterfsticas
estructu~a de la decoraci6n (~apftulo 3). (.Apare~en los zigzags o elementos' individuales 'antes de construir tipologfas mayores,
en las ~I~mas zonas de los mlsrnos tipos de vasijas,"o en la mis- forma parte'de un enfoque contextual de la tipologfa. Un enfo-
ma P?slcl(")n estructura) en relaci6n a otras decoraciones? 'Pero que distinto c6nsistirfa en aceptar la arbitrariedad de nuestras
tambH~11l,cual es el contexto hist6rico-culturaJ del uso de la de- propias categorfas y abrirnos a posibilidades alternativas. Por
· coraci~n en zigzag (y de otras) en ambas zonas? Retrocediendb ejemplo, III tipologfa de las plantas que utilizan los paleoetno-
en el tlempo. l,podemos versi los zigzags tienen difere~tes off- bot~nicos tiertde unicamente a registrar las especies estableci-
·g~n~s Y' tradiciones? l.Han tenido asociaciones
I y'
sigillficados das. Y sirl emb~rgo serfa posible clasificar restos de plantas se-
dlstmtos? u '
gun la alttit'a' 'de la planta, la viscosidad de las hojas. 6poca de
•i Par~ d.efinir. los ~tipo~». lo~ arque61ogos tieneri que' 'a~laliriar f1orecirriientc( 'etc. Estas diversas c1asifieaciones pueden con-
la' ~SO~I~clon hlst?n.ca d~ los rasgos. par::l intentar penetrar en trastarse pata' e,stablecer correlaciones can otras variables" con
,el slgmflcado subJehvo que estos' connotan. Hasta decto' punto, el fin de' que los datos puedan contribuir a la eleeci6n de una
.I~s. ~rque610gos han rnostrado'tradicionalmente una tierta sen- tipologfa adecuada., Lo mismo podrfa hacerse con los huesos.
Slblhdad hacia estos temas. al menos implfcttamente. Por eJem- la cer~mica! (, con, cualquier otratipologfa.
plo. en. gran parte del Neolftico del norte y oeste de Europa. Hemos tii1alizado brevemente cuatro dimensiones de la va-
las vaslJas suelen presentar una decoracion organizada horizon- riaci6n (temporal. especial. de deposici6n y tipol6gica) y pode-
talmente cerca del borde y una decoracion vertical mas aoajo. mos destacar un aspecto general. Un aspecta- importante de Id"
A veces. como en algunos vas()S campaniforr.nes. se marca est<l arqueologfa' contextual es que permite detectar dimensiones de
. \
variaci6n que tienen lugar a niveles «m:1sprofundos» que el de escoger las semejanzas y diferencias relevantes y cu'l es la esca-
la comparaci6n directa de las formas. En otras palabras, tam- la de an~lisis m~s pertiilente7 ,~
bi~R buscamos semejanzas y diferencias en terminos de abstrac- Desearla explicar que las dimensiones significativas de v&\ia-
'ciones que agrupen los datos observables en una forma que no ci6n pueden identificarse heurlsticamertte en arqueotogfa, des-
siempre resulta inmediatamente aparente. Por ejemplo, una cubriendo aquellas dimensiones de variaci6n (agrupadas en
oposici6n abstracta entre cultura y naturaleza puede vincular el temporaies, espaciales, tipol6gicas y deposicionalc!) que refie-
grado de «defensa» 0 delimitaci6n de los asentamientos con los jen pautas significatlvas de semejanza y diferencia. La sigriifica-
porcentajes relativos de los animales salvajes y domesticos ha- ci6n, en sf misma, se define sobre todo segt1n el numero y la
lIados en ellos. Asf, allf donde la dicotomfa cultura/naturaleza calidad de las semejanzas y diferencias coincidentes en relaci6ri
sea m:1s marcada, los lfmites'de un asentamiento (que separan a una teona. Una importante garantfa en la interpretaci6n del
10 dom~stico de 10 salvaje) pueden ser m:1simportantes, las ca- contenido del significado del pasado es la capacidad de reforzar
sas m:1s elaboradas e incluso la cenimica m:1s decorada (desta- las hip6tesis relativas alas dimensiones signific3tivas de varia-,
cando la «domesticaci6n» de los productos alimenticios en la ci6n con diversos y varlados aspectos de los datos (v~ase Deetz,
medida en que se traen, preparan y consumen en el Mundo do- 1983; Hall, 1983), Por ejemplo, si la orientaci6n de las casas es
mestico). Los huesos de animcWessalvajes. sobre todo los de los simb6licamente importante para comparar y contrastar casas
antepasados todavfa salvajes 0 equivalentes del ganado domes- (vease supra, p. 71), l,aparece tambien la tilisma dimensi6n de
tico, quiza no aparezcan en sitios de ocupaci6n. A medida que " variaci6n en los emplazamientos de las tumbas? Los arque610-
la dicotomfa culturalnaturaleza se hace menos marcada, 0 carn- gos pueden descubrir de much as rnaneras, y de forma sistem'-
~bia de importancia, todas las «semejanzas» descritas anterior- tic~, correlaciones, asociaciones y diferencias significativas,
mente ~ueden cambiar de modo simultaneo, si la hip6tesis de per~ el modelo inferido ser' m6s interesante cu~rtto m6s coi~ci-
que la .dl~otomfa culturalnaturaleza es una dimensi6n pertinente dertcias existan en la red. Dado que la definlC16n de este, tJpo
de vanac16n es correcta. EI hecho de que los lfrnites de un ssen- de inodeios estadfsticamente sigilificativos depende de la propia
ta~iento, la d~coraci6n ceramica y el porcentaje de huesos de teopa, se requieren prin~pios generales para lo~ ,ti~s d~ seme-
ammales salvaJes y dom~sticos tengan algo que ver unos con janza y diferencia significativas que puedan descubnrse. ,
otros no resulta inmediatamente aparente en sf mismo. La uti- Ahora es mejor que volvamos a la distinci6n entre' sigriifi~a-
lizaci6n de una abstracei6n «profunda» de repente da sentido a se
dos sistemicos,y significados'simb6liCOg. Como Y,a ha diCho,
los cambios que experimentan los cfiversos elementos de infor- la mayor parte de la teona y metodoarqueol6gieos se han :~e,.
maci6n a traves del tiempo. sartollado en 18,esferade los procesos sist~micos. Dado ~~
tipo de trabajo, se acepta, que el estudio de las fuentes de ma-
terias primas es significativo y relevante para abordar el inter-
cambio de los (terns elaborados a partir de aquellas materias pri-
mas. Cuando tratamos las econom{as de'subsistencia, result.a
En todo conjunto de datos culturales pueden identificarse significativo y relevante estudiar 105huesos y sernillas proceden-
semejanzas y diferencias quizas ilimitadas. Por ejemplo. todas . tes'de una variedad de yacimientos funcionalm'ente interrelacio-
las vasijas de una zona se asemejan por ser todas ellas de arei- nados. Pero de inmediato topamos con la necesidad de analizar
l1a: pero difieren ligeramente el], SllS respectivos motivos deco- el contenido del significadosimb6lico de huesos y semiUas (vea-
ratlvos 0 en su distribuci6n de'partfculas de aleaci6n. I,C6mo !Ie p. 26). rnucho menos investigado y rnenos fl1cit de definir.
Para analizar el contenido de los significados simb61icos po- Motivo
decorativo:
demos empezar' con un ejemplo. lmaginemos que nos interesa
el significado de la' presencia de vasijas rojas en un yacimiertto.
lCu~les son las dimensiones significativas de vari~ci6n para ~e-
terminar el significado de estas caracterfsticas? ~Con que po~
drfamos comparar las vasijas rojas para poder identificar seme-
V+V+V friso
mlis
janzas y diferencias? Un segundo yacimiento. cbntempor~neo
del anterior. no tiene vasijas rojas. pero tiene fibulas de bronce
6,+6+6 friso .

(que no aparecen en el primer yacimiento). l.Es relevante la'di-


ferencia entre vasijas y f£bulas para poder en tender las vasijas? V+V+'V
----------
friso
mlis
Tal diferencia serfa relevante si formara parte de una diferencia
Ollis general en la tradici6n hist6rica entre ambos' yacimientos 6+6.+6, reflejo invertido
o regiones. pero dado que se trata de un dato aislado. no pode~
mos afirma que las f£bulas sean relevantes para las vasijasrojas, zona
a menos que exist a una dimensi6n que nos permita'medir la va-
riaci6n y comprobar una configuraci6n significativa de pautas.
Por 10 tanto, podrfamos descubrir que las vasijas rojas y las ff-
v+v+v mlis
friso
mlis
bulas apareeen en la misma ubieaci6n espacial en casas 0 sepul-
turas -en euyo easo serfan tipos alternativos sf se midieran en
A+A+A friso

t~rminos de ubieaei6n espacial; 0 las vasijas rojas del primer )rB- zona
cimiento podden contrastarse con las vasijas negnls del segundo mlis
yacimiento. con las [(bulas 'deseubiertas solamente en las ne-
gras. Desde el momento' en que se descubre: una dimensi6n
'VVV friso
m~s
donde aparecen semejanzas y 'diferencias distintivas pautadas,

e·z+z+z
~ friso
entonees la's f£bulas se,convierten en algo relevante para com-
prender las vasijas rojas. Nuestras teorfas sobre el fuilciona;.
mien to de los «textos- de lacultura material, inc1uida la noci6n
de oposiciones estrueturales. nos permiten definir una signifi¢k-
ci6n estad(stica. En el'easo de las vasijas rojas: sino es po'sible
descubrir un modele 0 patita estad(stica significativa para las f(- zona
mas
bulas, entonees podemos describir exhaustivamente las' vasijas
rojas sin hacer referencia alas f£bulas. En el ejemplo d~ la pli-
gina 153. las f£bulas y el broche son recfprocamente relevantes,
0+0+0 friso

porque aparecen como {terns alternativos dentro de la ca'tegorfa zona


de, «vestido- 0 «indumentaria». ." mlis
,A tftulo de ejemplo hipot~tico. podemos referirnos al'dib\.1jo friso
de lafigura 7. Si queremos c~mparar est a decoraci6n cen1mica
\
eon otros motivos deeorativos ceramicos, con el fin de identifi- pautas significativas en las dimensiones de variaci6n. El signifi-
car· semejanzas y diferencias, tenemos que describirlo de alguna cado simb6lico del objeto es una abstracci6n derivada de la.lo-
forma. Pero, a priori, hay. muchfsimas maneras de describir el talidad de estas interreferencias. El significado de un objetoise
mismo motivo, algunas de Ias cunles aparecen en la figura 7. deriva de la totalidad de sus semejanzas y diferencias, asociacio-
"Cueil es Ia dimensi6n relevante y significativa con la que deseri- nes y contrastes. Ninguno de estos procedimiento!l puede lIevar-
bir y comparar los motivos decorativos? Podrd pensarse, y de se a cabo sin una abstracci6n y sin unll teoda simult~neas.
hecho se afirma con mucha frecuencia, que las decisiones que Constatar una pauta equivale simultaneamente a clarle un signi-
adoptan los arque6logos Beerca de cual es la descripci6n «co.• ficado, como cuando describimos las dimensiones de variaci6n
rrectalt, son totalmentearbitrarias. Y. sin embargo, hemos visto en relaci6n al vestido, al color, al sexo,etc. Se pretende simpie-
que es posible utilizar otr~ informaci6n dentro del «mismo,. mente situar esta subjetividad dentro de los lfmites de una ateri-
contexto que nos permita 0 ayude a adoptar una decisi6n. Por ta consideraci6n del complejo de datos.
ejemplo, imaginemos que las formas romboidales (como Jas flue
aparecen bajo la Jetra <<ft en la figura 7) hechas cor. oro batid:J
se descubren en las mismas sepulturas que las vasijas decoradas,
asociadas aparentemente a los enterrafnientos maseulinos eomo
{terns de prestigio. De hecho, los rombos podrfan descubrirse Todo objeto existe al mismo tiempo en much as dimensiones
en context os diferentes, aunque significativos, dentro de Ia mis- significativas, y por ello, alli donde hay datos, es posible seguir
roa cultura que Jas vasijas. Esta evidencia de asociaci6n estad{s- exhaustivamente y hasta el final toda una densa red de asocia-
tica podrfa Ilevar a los arque6Iogos a considerar que Ia des- ciones y contrastes hast a construir. una interpretaci6n del signi-
cripci6n «f» de Ia figura 7 es «Ia mejor» eri este contexto ficado. La tofalidad de las dimensiones relevantes de variaci6n
concreto. decualquier objeto puede identificarse como el contexto de ese
Con este ejemplo podemos aVetnzar algo m4s y definir qu~ objeto~
es una semejanza 0 una diferencia relevante -segl1n qu~ di- El contexto relevante para un .objeto x al que queremos dar
mensi6n y en qu~ eseala. Por ejemplo, en un momenta detenni- un significado (de cualquier tipo) son todos aquellos aspectos
nado la forma de 10s rombos puede aparecer tan deformada que de los datos que tienen relaci6n con x, y que obedecen a u~a
nos haga dudar de su relevancia; 0 puede darse un vacfo tal en pauta significativa segun )a d~scripci6n anterior. Una definici6n
el espacio 0 en el tiempo entre los rombos que .se pretenden mas precisa del contexto de una caracterfstica arqueoI6gic~)es
comparar, que decimos que son irrelevantes el uno para el otro; la totalidad del medio relevante, en la que «relevante~ se refire
no tienen un significado comun. Claro que podrfamos argumen- a una relaci6n significativa con el objeto, esto es, una relaCl6n
tar que los rombos dorados hallados en sepulturas son {terns de necesaria para discernir el significado del objeto. Tambi~n he-
vestir, en una dimensi6n de deposici6n diferente a la de las va- mos visto que el contexto dependera del tipo de preguntas que
sijas, y por lotanto con significados distintos y sin reIaci6n 105 se hagan.
unos con las otras. Tal argumentaci6n tendrfa que demostrar la A partir de esta definici6n de contexto debeda desprenderse
falta de dimensiones te6ricamente plausibles donde las seme- con claridad que los lfmites de un conjunto de semejanzas (tales
janzas y las diferencias entre vasijas y sepulturas presentaran como una unidad cultural), no constituyen 10s lfmites del con-
unas pautas distintivas. ~. texto, porque las diferencias entre unidades culturales puede ser
Las dimensiones relevantes se definen, pues, descubriendo relevante para comprender el significado de los objetos dentm
de cad" unidnd cultur"l. En cambio. 10<;lilllites del contexto definici6n originClI de Ins c<lracterfsticas 0 propiectClcles. Pam
s?lo ar~rec~n en allsenci<l de semejanz(\s y cliferencias significa- describir un<l vasija tenemos que tornar c1ecisiones acerca de lac;
Ilvas. 1amblencleber[<l queclar claro que la definici6n se centra variables mas relevantes: ~c1ebemos opt,n poria forma. la altu-
en el objeto y en una situflcion esrecffic(l. El «objeto» puede ra. la disposici6n por zonas 0 el motivo? L<l respuesta contex-
ser una carflcterfsricn. un <lrtefncto. un ti!)o. una cultllra. etc.; tual es que busc<lrnos otros datos dentw de estas dimemiones
y s~n embnrgo -1'11 revcs que la idea de unCl cultura de tipo uni- de variacion para identificar las dimensiones mas relevantes que
tano- el contexto v;Hla en flll1cion del objeto espedficamente configuran el contexto. En el ejemplo anterior relativo a'ia cle-
lIbicaclo. de las dimensiones de variaci6n y de las preguntas que coraci6n de rumbos (p, 16h). buc;carfamos la dimension «moti-
se plnntcen. Las «Ctdturas". pOI' consiguiente. son componentes vo» para identificar motivos semejantes (asi como diferencias y
o aspectos de los contcxto<;. pero no los definen. ausencias -el descubrirniento de rom bas de oro solarnente en
En la interpretacion de 10s signific<ldo<; simbolicos. las rli- sepLllturas masculinas puede inctucirnos <lpensar que esos mis-
rnensiones re leva ntcs de va ri aci(ln ~Iefine n las estructuras de sig- mas rombos grabados en las vasijas c;on sfmbolos «masculinos".
nificaci()11. Uno de los declos principales e inmediatos del enfo- en oposici6n a los simbolos demeninos") y encontrarfamos el
que contextllal e<; la imposibijidacl de estucliar aisladamente un rombo de oro, Pero \os rombos de las vasijas y de los ftems de
Hspecto de Ins elatos. clefiniclo arhtr::lri::lmente (Hall. 1<.)77). En oro del vestido pueden significaf cosas diferentes. porque en
los ultimos ar)os l<l illvesti~(Ici(ln h:-l tencliclo 8 ocuparse princi- una escala aparecen en contextos diferentes. La teorla segun 18
pf1lmente. par ejempln. del sistema de a'E'nt:-lmiento. de la cer~- cu,,] ambos conjunlos de rombos tienen sif!nificaclos similClres
mic:l. de los lltiles Iftic0<;. 0 de lac; Selllill(ls. de un vacimiento 0 s610 se <;ostiene si descuhrimos otras sernejClIl7.<1S entre ellos (pm
rc~i6n. 0 incluso a esc,t1a intercultural. I\hora. sin'embargo. se ejemplo. otros motivos utilizados en Items del vestido masculi-
afirma que las v(lsij<l" dcccwadns solo pllcclen cornprenderse si no tamhien presentes en la decoracion ceramica). jAsf que todo
se l:ls cornpClrn con (Hros recipientes y/o con otros items de ar- c1epende de todo. y ICldefinici6n de las cmClclerfsticas depende
cill(l. v/o con otrp<; itemc; c!ccorCldos --tnrlns del mismo contex- de la clefinici6n del contextn. que a su \'e7 depende de ICldefi-
to. En cste ejemplo. «rel·ipicntes". ('(lrclll(1" (1 ,'decoracion" son nicion de las caracteristica<;!
las dirnensiones de variaci(ln con la<; que se intenta c1escllorir Este problema no p"rece tener respueqci f~cil. salvo que e<;
semcjanzas y diferellcias. EI enterrallliento s610 puede enten- importante conncer (ndo'\ 10s d<llos In nJrlS lllinuciosnmente pn-
derse a traves de sus rel8ciones conte:\lu(lies con atros asenta- sihle. y adecuar de manera gradual la teorl;) Cllos e1atos median-
mientos y ritllales no-fllnerarios conternporaneos (Parker Pear- te la tecnica del tanteo aplicada alas dimensiones relevantes de
son. 1984 a, b). La variaci6n Ifticn plledc analizarse como un variaci6n. mediante la inter-contrastaci6n con la informacion
procesn estructurac!o de adquisicion de Cllimcntos al igllal que contextual. etC. EI procedimiento supone, como es 16gico. que
la v;)riaci6n de huesm y .semillas. El con!exto se ha convertirlo la interpretaci6n del significado sera tanto mas correcta cUemto
en el centro de la investigClci6n. 0 mas hien la serie de contextos mas ricamente entrelazados esten los dCltos. En la epoca de la
implfcitos en una «cu!tlll:a» 0 una «zona". Nueva Arqueolog[a se deda con frecllencia que la arqueologlCl
. Dentro de un contexto. los items tienen significados simb6~ evolucionaifa gracias alas aV(lnces te6ricos y no a la canticlad
licos gracias a sus relaciones v contrastes con otros ftems dentro de los dC'ltos recogidos. Si hi en estas ideas tienen su propio con-
del mismo texto. Pew si tod~ tiene sentido solo en relClci6n can texto hi~t6rico, el enfoque contextual Sl depe,pde en gran mediI;
IOclo 10 demas. (,CO III 0 pol!emos entrar en el contexto? (.Por cia de los datos.
clonde ernpezar? EI prohlel1l<1 est{l ,1"r<1rnente presente en la 1\ 10 largo de 1;1" d('<;cripci(\ne<; ::llllcri(\res hemos vi,to qut'
teorla, interpretaci6n y subjetividad estan presentes en cad a y «explicaci6n» ha hecho mucho daf\o a la arqueologfa. «Des-
fase. Pern al mismo tiempo intere~a e;obre todo interpretar todo criptivo» se convirti6 en poco m:i~ que un ttrmino peyor~~ivo
cuanto los datos puedan «c1ecirnos,', ) cuanto mas interconecta- utilizado contra los arque610gos poco occientfficos-, Pero ~m-
dos estei1 esos datos, mas·«lectura" tenclremos. Un objeto fuera bi~n es derto que una adecuada explicacl6n supone poco mlis
de contexto, como ya vimos anteriormente, no es legible; y to- que una descripci6n en respuesta a una pregunta. Por ejemplo.
davfa 10 es menos un simbolo pintado en una cueva que no ten- consideremos las siguientes secuencias de preguntas y explica-
ga sedimentos ni restos en ella, sin restos en la regi6n que con- dones:
tengan otras representaciones del sfmbolo en otros objetos y sin
sepulturas que contengan ese simbolo. 1. l,Por qu~ fue abandona- Debido al aumento demo-
Es por esta raz6n, en parte, que la arqueologfa hist6rica re- do el poblado? grafico.
sulta «mas faeil». En este enfoque 10s datos estan profusamente 2. l,Que relevancia tiene El poblado se hizo demasia-
entrelazados, muchos perduran y sobreviven, y hay muchos ca- el aumento demogrMico do grande.
bos que se pueden seguir, aun inc1uso en ausencia de fuentes con respecto al abahdo-
escritas, que en si mismas son s610 un contexto mas donde des- no del poblado?
cubrir semejanzas y diferencia~. Pero continuamos con el mis- 3. l,Demasiado para qu~? EI grupo humano habra so-
mo problema: determinar si el contexto escrito es 0 no relevan- brexplotado el medio.
te para los demas contextos (por ejemplo, los estratos arqueol6-
gicos), y decidir si las semejanzas entre dos contextos (escrito En cada caso la explicaci6n no es mas que una descrlpci6n
y no-escrito) implican 0 no los mismos 0 distintos significados. de dertos sucesos, aunque evidentemente est~ presente la hip6-
Pero aun asi existen mas posibilidacles de encarar estos proble- tesis 0 supuesto de que la respuesta es. de alguna manera. rele-
mas, porque la mayor profusi6n de datos permite descubrir un vante para la pregunta. A~(, en la respuesta dada en 3. se pre-
mayor numero de semejanzas y diferencias, y dimensiones mas supone que el grupo humane necesita agotar su entomo local:
relevantes de variaci6n. Estas son las teorias tadtas utilizadas en la explicaci6n. pero SI
En la arqueologfa prehist6rica. CU{lnto mas retrocedemos en presionamos y preguntamos acerca de ellas. toparemos de nue-
el tiempo, y por 10 tanto cuanto menor es el fndice de supervi- vo con descripciones. CQncretas 0 generales:
vencia. tanto mas diffcil resulta basar las hip6tesis en los datos.
Aquf el yacimiento singular con informaci6n detallada suele ser 4. l,Por que tiene interes el Porque el grupo humano
la clave para interpretar muchos yacimientos peor excavados 0 hecho de que hubieran agota los recursos mas pr6xj-
t
con informaci6n muy pobre. En muchas areas Ia arqueologfa sobrexplotado su medio mos a ~I.
contextual .no puede empezar pn'icticamente hasta que hayan ffsico?
aparecido y se hayan recogido mas e1atos. 5. l,Por qu~ no utilizan re- Porque se gasta demasiada
cursos m~s distantes? energra.

Siempre resulta posible. pues. detenerse en algun punto de


<,significa todo esto que explicar el pasado se limita simple- esta cadena de pregtlntas y resptlestas. y hace.r otra pre~u~ta.
mente a describir los datos context U<I\es de la manera mas com- diciendo que el trabajo anterior ha sido demaslado descnpttvo.
pleta posible? La contraposici6n de he; p;llabras «descripcion» De hecho este ha sido eI formato de gran parte de este volu-
men, nl C<'lnilC1rar 1()~ diqillt('~ C'l1f')ljues (Ir:- I;) ;lI'lju{'olpl2fa, La<; ;) Ull dil ('etor df' orque'!C\ L;) fill;)lid;)d Illtirn::1 (ie' 1l1Ieqr;:l<; Ck'trl-,
rtltnll<1tl\'as I'r('<;('lll:l(l;\<; (llll;;'i "('all fP;'i<;';;1!1';f;\Clnlia,;, c!:1<1\1
que 11<1c!;)~de<;cripei(lnf'~ (jlli7:i ~f';) h ,£C'ncr;)li7;)cic'1I1y 1::1~I('ye~ t1ni-
SOli rn;\~ Clfnpli,,~ v que iIIC(HpOr,1I1 11l11'1'i:1i1le" fact()res de<;atell-
ver~Clle<;. prfl) iniciCllmf'nte. ('11 cCllidac! de cielltifico<; \' llO de
didos <lrJteriorl1lf>llle. y ql,i/;,\ <;ean Ill~S eX~llil'ati\'as en e~le sen. tl1lJ<;icos 0 ;)rli~t;.l~. clehemo<; rreg.nntClrnp<; ;-Inte 10c1o si IC\~le()-
tido. pew 1;1<;explic;lCiOlI('<; son s()lo fllle\';jS de~cripci()nC'~, El rias. g.ener<1\j7Clei(1ne~y optiea<; im3ginClti\'a<; r0<;cen el ~ignific3-
ejelllpio :lnrel'lor haec rcferCllcin a UII rroCC~1) cle nClll'Hci6n \' do que creemo~ qIH:' tienell ell I(..\~ C()lltexto~ hiq('>rico<; del pa<;<1-
(\(' H<;cnr;lllliefltp: .pern ~niCl il!lI;tllllcllle clJ'lical'le 3 I"s inlet pre:. do, La Clrquep]ogfa conlexlmtl \'inculR pregunt;] y c!Clto<;de IIn::l
tacIPfl('<; de ~lgnillC;]c1n<; \' t(''(lllS ,-;OJ
Qgllifl(':1l!(' <;jlllt'<'liico CjIIC forml'l controladR. scglJn ci('rto~ principio~ genemles <;ohe
se c!;l (1 un 0bjt.'lo e~ <;1I1IplellH'1l1e un" c1c<;crij1ci6n de (1<;f'C'ctos c6mo leer 10<;lexlo~. pero jnc!u<;o e~l{)~ rni<;rnn<; principip<; gene-
relatlvos a <;ll contcxto Y Ul!I.;:i('I('1I, POI cjCll\pJo: rales ticllen que esl(lr abierto<; :l la CrfticCl,
Es llecc<;<lrio menCipll(H 18 utilil.l'lci6n de 1;'\<1nCllogfaetnogra-
6, i<)IIt' ~ll2niIIC<ld(l (Iene l.'1 ~'C'r<;Pll;1que 1<1iie\';1 e~ fiCA rn Clrque0logf<1, /\ un cielln nivel. el conncilllirnio etn0grf'l-
e~I;1 corc'nCl" rev, fic{) <;t1ponc <;implcmente 1111(1 contril'uci6ll (1 1;1illlClgin;)ci6n hi<;-
t6riC:l. e<;timulando nueV(l<; per<;peetiva~ y teorfa~ allern8liva<;
POI con~;ig\,ieflte. 1<1cxpltc;lci('n (,s, (I 111I1c!lns<'l~peeto':. de~- Pem el termillo <1n<lI0l!fa "twle cnnnotClr mll<; C()~Cl<;:<;einterpre-
crq'CI""l. y 1<1df'<;cril'l'I("l rs C\I,llc1ci(1I1 1.'1 i:t (lrqllcnipgl<l con- tn el f';,\<;:l(\n <11;1 1117del rrr<;cnte. debidp ~ ('iert<l semejan7C1
textl"ll f" necc'::lfI() h;IC"f f'rc~ullt;l<; COfilillll:Jrl1entc pC1radccil1if entre ~rT1ho<;,Se trilnsfierc Illforrnaci(ln e1el prc<;cnte AI pa<;<lc!o.
si i()<; SllPllC~IOS gCllcr,t1es <;0110 Ill) IC;e\';\lltc~ ell el eOlllf\lO dehido 3 h<; sern("j;1n7.a~ ('''~crv(lcl;'j<; E<;Ie rrnceclirnlento e<;<;ol()
concrctn: ("'10 nps lIev;) a clescripcjnnes ex:t;lustivas v det;lll:1u<ls un ejemplo rrl~s del enfoCjuc geneml ya e<;b<vado, Para lItiliz<1r
de 1:1Int,dic\<1d del conlexto, ell i~) medida ('11(jlle s~ ,1n(1li73 e\(- la analngl;1. dehernos determincn )emejan7A~ y diferenciA<; entre
h:lU;IIV;Ullellte ICl red de ;1<;oci;1Cinw'~ \' ('(.'fllf:l<;(e<;, F,s IHI pr(\ce- contexto<; (Wylie, 19R5: f1pdder. IOR2 d), Pnrn eornpar<1r IInCl
so (Ie Ilunca 3c<lh3r <!c"de ('I Ill(Hllenlp ell \jIlt" ~c descllhren nue- sociec!~r1 ,1CtllC1!con unn del prl<;<1c1o.lo~ pr()cecllmienlo~ son <;i-
vo~ \-[Ilc\llos v se rCl'hl1lt";ln lo~ ~llltigllP~, F,I ;lrq\lc6Iog.o ,f1It'£a mi\"re<; ;) 10<;que lI<;<lmos p<lr<1cmnpanH do<; pohl"c\os 0 cllltllrfl<;
COil e<;fllS datos y le<; d:1 Vida. CPIllO un CPIll['I)sitpr que cOlllrinCl vecinos del pa5<1c!o, En <1rnho<;caso~ se tratCl de cotejar semejan-
10<;dlvn~(\~ ImlrUJllelllo~ dc 1I1lClorqlle<;t;l ('11 ~1I prtrtitura, za~ y diferencias entre do, ce-ntexto<;. y di<;Cf>rnir <;j la informa-
1;;1 ;lrqucologia COfll('xlual \'incIIICI. dc (",1'1 lorrn3. UI1<lexpli- °
ci6n e<; no lransferible de uno a otro,
~'1cmn '1(:ec\J~)d{1('_','ll 1111:1 dcscril'cic'm c'nn1!'lcl:l, " rnecli<h Cjue En ambo,; caso) el prohlem<1 fllndarnent<11 e~ c1ecidir <;i las
dgota t(I~la<; las InllllcIICI,I<: que plledCl rCl'lhlJ cllal\juier r(l<;).:()U sernejal17:<1sy diferenci<l<; en los <Ins context!" tienen 0 no rnutll'"
('bJeto, 1.:<;t'I<;<;on las prernic;;1<; de Case- (I{E~) cuanc!o introduce relevanci",; por eso 10s ~lfque61ogos conffnn mucho en las Analo-
1'1arqll('()I('Il[a cnflle'(llIal, Fn 1'1III<;tnn;1 Il;t\' ,,',In 1I1lClenrripnte gfas hi<;t6ricClS c1irect;l<; n!lf c1nnde el contextp e~pacial es conti-
de SllCCSOScontilllJ0s. I1n hi::1ll1S;lh,nlutll<;. 1....')1 10 lC1ntp i:1 llnica nuo y el hiatus 0 la cii<;continuidClcl ternporC1! poco importante,
expliracI611 de I ca III hio e~ un;] de<;cri pcil'ln com r1et3 de 1C3In hin, Cuando se l1ev<ln fl c<lho nn310gfas interclilturale<;. el problema
Dacl0 el cOl1lenidn de cqe c'1l'illtlo. Il() 1l3Ce fCllta dccir que basico es encontnlr unR dimensi()n relevnnte de v;lriaci6n Cjue
s
una de cnpcI6n l'olllplct;'\ elf' cOlltexto~ Ill) e~ ;1nt<1g<')IlIC3COil la permita <1n<lli7ar 1'1<;w'rneian7A~ ~ 1(1) difer('ncias: pew p3rFl
lcona
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\' con I"',:' Llcncr31 la . (
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IlC () l cscrqlCl(Hl Inll'iJC<1 tCPd'l.
grAnclt:"<;di<;tancj<1s de e~paci0 \' tiempo, y cllando compnrarn()<;
slgndlc::Ido
- sub,ctlvj-\"
. , I 'I" ,.
l cd , ~~cnel;\ 17.:lCIOIlc 1I1\;1~ln;1cll'ill 1\l<;t(lri- socjechdc~ con entornn<; )nci",le<; . \' ecnl10miC0' 01ll\'. diferente<;."
ca, Par eslC) el CnrClue61< I}lP
. ~c,.,',).11 fee Ill;" ;\
.
1111 C()l1lpo<;tIPr que re,ulta c1irfeil <;C1rf'r<;i 1;1<;r('I<l('ione~ re\('\'Clllte-<; cle'l !...•
r!'<;entc fue,
rnll igualmcnte relevi1ntes en el pasado. rnr ejemplo. boy el t;l- C;lSl pm definiei(ln. ul'in,dns en lug;:H \" liempn' y en relflci(ln
1ll;1I1n de Ull ascllfCHllienlo puede ser relevante p"r<l el tamano cem otros objetns ;1rquenI6~ic()s Fstf1 red ele relflciones rue~e
de ~a poblaci6n. pel0 no es facil decir \0 mismo del pasado. La "leerse» mediante un rlll<'ilisis enncien7.uclo. tal comn hemos e~-
'uliliz:aci6n de 3nalogf<ls liende. pues. n elerender de teodas ge- bOlfldo ell esle c;lpftulo. parfl logr;1r una interprelnci6n del col\-
nernlcs que pued~n proporcinnflr argumentns de relevancia. La leniclo del significa(\n. Tflll1l>icn f>Sciertn que nuestras lecturas
tlr<jllcoln~f;1 contextual tiene la ohligflci6n de ser crftica COil re- pueclen ser incPJTecl;1S. pem 11m, leelur<'l incorrect" del lenguaje
Iflci6n ;1 cc:;tas teOrlClS generales e interculturalcs. y de anflliz:ar arqueol6gico no signific;1 que In<; ohjetos teligan que ser lTlurlos.
IIIns exllaustivamente sus contcxlos. rflSflc!ns y presentee;. Sin Eslos clns lipo<; de significacl(l enntt>xtunl tienen unfl Cflrflcte-
teorias gellerales hahrlfl nlllY pncfls pregl.llltfls "cerca del p"sado rfstica Com\lIl. presente talllbicn en otros usos del terminn en
v tndav!a menos resptlest;1s. Sin un enfoque contextual. el pre- arqueologl<l (vbnse rp. 145-147). Tndos estos usos hncen rde-
~ellte y el p(1c:;ndo quedan reduC'idos a t1nfl hipotetica y engaiiosa rencia f\ 1111intcrfc:; por loc:;c!::llos concretos. m{is que pnr h ten-
"identida(j" . d" gener,,!. l fno de Ins nhjeli\'os lk este lihro es rt>corc!;:H que
1m lerminos y teol'las generalcc:; dehcn esUn mej()r cimenl"dos
en el contexto concreto de estlJdio. Y <;in emhnrg() "cnntextu"-
\ismn" nn <;ignifica «rarticulnrismn". un termino que. en ar-
queologfa. h~ vcniclo a asociarse al rechflw n f1 h ffllta de inte-
En este capitulo nos hemos ocupndn de los metodos de res pnr la teod" ~enern!. En l(l :Hljuen!ogla wntextl1;11 siglle re-
identifieaci6n y fln<'llisis de contextos para pneler interpretar el conncienclose 1" necesidad de In teorf<'l general v ele I" ~rqllenlo-
• significndo. Villl(lS que pucdf> h;;,her distinlns tipos de significa- gfa te6rica. pem importa sobre todo exigir un" relC1ci6n mas es-
do. que van <lestle Ins prncesos estrllctllr"dos de las relaciones trecha entre 1~ tcoria y \os d"los. mClnejandn la una en fllnci6n
sociales y ccon(Hllicas htlsta II'S contenidos estrllctllr"dos de los de los otrel<;. \' refn!7.ar In<; procedimi('ntn<; t"nto indncti\'os
c6c1igos silTlh6licns. En el lI1;lrcn de 110 analisis contextual. estos cnmo ded uct i\.'os.
elm tiras de <;ignificado plleden Ilamarse. a su \'£:'7..contextuales. La arqueolo.gi<'l contextual illlplica el e<;tuelin ele 10<; (!:lt05
El prilllr:'!' llpn de sig.nificadp contextual hflce referencifl ;11 contextuales. ulili7.ando rnetc'Jns c(Hltextu"les de an~lisis. para
contexto del meelio ffsicn y del cOlllportamientn presente en la lIe~(lr a dns tipos de significado contp:xtual. flntlli7<'1dn<; ell fllll-
"cci{)n. La clllllprensi6n de un objeto es posihle si 10 relaciona- ci6n de una tcorla generaL Pcro ell el <'lnalisis de la "rquenlngin
moo; con el lodo m8s flmplip. L" arqueologfa procesual y 1'1 contextual a 10 l"r~!O de esle volumen nos hell105 \'isto ohligfl-
Tll<lrxista 11"11{elldidn <'I concentrars(' en las !T1C1cmesc"!,,s de ('ste dns. a rnelllldo. ;1 rcferirnos de r~sarla a otro lira de C(lI1!C:CW:
tipo de conte'C«). rem es n('cesarin incnrpnr"r igualmente el el contexto concreto ele los pror1ns arque6logos. Este ulluijn'
contextn <;('cllellei,,\. momelllo a-nlnmento. de 1(1 "cci6n Situfl- tipn de contexlo r<'lrece estClr \'incl\\C1c1o fnlimi1mente " los de-
cinn;1lmel)tc- PportUIl<l. mas. en uoa rehci6n que ya no es posihle ignonn Fn el rr6xi-
En segundo hlg"r. el cOllrcxto puede significflr "con-texto". mo capftulo anali7.aremos rI cnntcxto del nrque(llog(l. como
y ns! la palahrf1 inlrneluce lIU(l analoglfl entre los signific;'\elos parte de ulla vasta serie de ci1mhios en f1rquen\ngf" que podri~-
contextuflks de Ins rasgos ell' la cultura mnterifl! y los significa- mns lIamClr "rqueologl" postrrnu·<;Uf11.
doo;; Je las p"l;1hr;ls en l111a jpnglln cserit". Argumentamns que
los obJt"toc:; SPII Inullos s(llo CII:ln<ln se Ins extr(lC de sus ,<textnc:;":
1'('11 •. ell I'(·;dillatl. i" mtlV0na d(' ohjPt('ls rnqllenl6gico<; e<;t:1n
\lamar una fase postprocesual de la tCOrlClarq\lcol6gica. La su.-
peraci6n de las dicofomfas presentes en la arqueologfa afecta a
tres principalmente: entre individuo y nornlCl. entre estructura
y proceso. y entre 10 ideal y 10 material. Una cuarta' dicotomfa.
entre sujeto y objeto, tambien se esta cmpezando <lcuestionar.

8. LA ARQUEOLOGIA A \0 largo de este volumen hemos visto que casi toda 1<1 teo-
POSTPROCESUAL rfa arqueol6gica vigente. independientemente de c;u color. con-
serva Ull componente normativo, en elsentido de que 1<1expli-
c<lci6n presupone ic1e<lsque se tienen en wmlin y pmltas de
La contribuci6n de In arqueologla procesual a la teorfa ar- conducta. EI unico ejempJo de descripciones correctas de variCl-
queol6gicn se bas6 en In concepci6n adaptativa de In cultura y ci6n y percepci6n inclividu<lles ~on los estudios basados en la
en Is aplieaci6n de ~a teod<l de sistemns. 1<1 teona del intercam- teorf<l modern<l de 1<1 acci6n y practica sociales (capftulo 4) y la
bio de informaci6n y muchas otras teorlas generales. Muchas obra de Collingwood (capitulo 5).
de estas ideas estaban presentes de una forma U otra en anterio- Este descubrimiento contrasta directamente con el interes
res corrientes arqueol6gicRS. y aquf examin",remos el alcance de expifcito de la Nueva Arqueologfa poria variabilidacl. Es cierto
esta.continuidacl. Pero quizt\ la mHyor contribuci6n de Is Nueva que en algun trabajo reciente de Binford (1984) se destaca la
Arqueolo~fa fuera sobre to do metodolt'lgica (Meltzer. 1979; noci6n de conducta apropiada y situacionHI. Pero, como vimos
Moore y 'Keene. 1983. p. 4). Los arqllet'llogos se interesaron en el capftulo 2, estos intentos no han prosperado ni han pene-
por los problemas de inferencia. muestreo y esquem~ de in;es- trado en la consideraci6n arqueol6gica de la i~leologf<l y del sig-
tigaci6n. Se cmpezaron a utilizar con m~s frecuencJa t~cnJcas

I .
cuantitativas y er;tad(stieas: se pusieron en dud a algunos proce-
hist6rico.
dimientos y se hicieron m~s explfcitos. La arqueologfa contex-
tual supuso un intento de desarrollar y avanZRr en la cuesti6n
Estructura _••• ---J-._, Proceso, sist~m.ico .•.
de la· metodologfa arqueo16gica. . [ soc,o-md,v,du.1
. En el ~mhito de la teoda. asistimos desde principios de los
sesenta al desarrollo de diversas corrientes. desarrollo que indi-
ca un movimiento a partir de la posici6n inicial de la arqueolo-
gfa procesual. representada por 105 primeros trabRjos de Bin- contenido
ford (1962:.1965) y Flannery (1967). La ampliaci6n de las discu- del significHdo
siones y \I50S del marxismo y del estrllcturalismo mismos expre-
san. tnmbi~n. un cambio. En este capitulo me propongo resu-
mir 'lns principales argumentClciones recogidas en este volumen
en relaci6n can las lI11eVClS carClcterf"tiC:ls de \0 que podrfamos
\
nificado simb6lico. Incluso en Binford los individuos aparecen dominantes. Las calabazas decoradas y variadas descritas en el
determinados por reglas universalcs que se ocupan de saber 10 capftulo 6 son un ejemplo. EI camhio, social puede ser, muc~as
rque 19S individuos harian «si los factores no variaran,.. Como veces, consecuencia de, y tener su origen en, la capacidadile
Binford no describe un 'proceso cargado de significado, se mini- innovaci6n en un campo de acd6n periferico, marginal. y las
miza la capacidad del individuo para generar el cambio y para calabazas de Baringo son, de nuevo, un ejemplo de este tipo
crear su propia cultura como un proceso social activo. de transformaci6n en el tiempo.
Existen normas y reglas, evidentemente. Pero para que el Reconocer la variabilidad de las percepciones individuales
cambio, la innovaci6n y el individuo activo sean posibles, inte- nos lleva a un giro curioso en el analisis de la reconstrucci6n
resa destacar sobre todo la necesidad de volver a analizar mas del contenido de los significados hist6ricos. En el capftulo 7
exhaustivamente las relaciones entre las normas, las reglas y los analizabamos el contenido del significado y la forma de lIegar
individuos. En la practica cotidiana, «Ios demas factores» siem- hasta el en la arqueologfa contextual. como si hubiera un signi-
pre «vanan». Siempre es necesario improvisar sabre la marcha; ficado en el pasado. Los etn6grafos suelen presuponer con de-
dentro de las norm as y reglas, pero transformandolas en ese masiada frecuencia la posibilidad de una descripd6n perentoria .
proceso. Ya hemos analizado estas teorias en el contexto de las del significado. Pero no debemos descartar la posibilidad de
relaciones entre el individuo·y la sociedad, y entre la :practica que coexistan diferentes perspectivas vinculadas a diferentes
y la estructura. grupos de inter~s en la sociedad (capitulo 4); pero el problema
EI primer elemento que hallamos, pues, en la fase postpro- es mas profundo que todo esto. Si Is cultura material es un
cesual, es la inclusi6n, con el titulo de «proceso», de una co- «texto», pudieron existir entonces una multiplicidad de lecturas
• rrecta consideraci6n de como actuan los individuos en la socie- en el pasado. Ejemplo de ello son los distintos significados que
dad. Por ejemplo, es necesario desarrollar enfoques tipol6gicos la sociedad britanica atribuye al uso de los imperdibles por par-
que se ocupen, no tanto de definir «tipos», como de describir te de los punks. Pense (Hodder, 1982 d) que los individuos po-
superficies pluridimensionales de variabilidad en que el «tipo» dian crear razones verbales qu~ explicaran estos ftems, pero
cambie con el contexto. Los arque610gos tienden, por 10 gene- que estas razones verbales no eran «correCtas» 0 «incorrectas»,
ral, a forzar sus materiales para que puedan encajar con los es- sino interpretaciones de un texto en distintos contextos verbales
tilos, culturas, sistemas y estructuras, y prefieren ignorar elpro- y en distintos contextos sociales. En Baringo tuve, muchas ve-
blema «accidental» de la variabilidad individual. La idea de ces, la 'misma impresi6n. Los'individuos, at hablar conmigo, p~-
Leach (1954) de que las distintas fases evolutivas pueden ser ex- reefan crear 0 inventar los significados verbales de las cos~s,.
presiones de una estructura comun subyacente!es importante contradiciendo y variando sus respuestas como una forma de air
para aquellos arque61ogos partidarios de ignorar la variabilidad. versi6n social. l"
Por ejemplo, se sabe muy poco de como los poblados individua- La interpretaci6n del significado. como dice Drummond
les de una regi6n pueden protagonizar trayectorias semejantes, / (1983). no es una cuesti6n de «captarlo correctamente,.. «l,Es
pero en mQ...mentosdiferentes, superpuestos (pero v~ase Frank- . que algunos, debido a un acceso privilegiado a la informaci6n,
enstein y Rowlands; 1978). . a una inteligencia superior, 0 a la perseverancia, etc .• "captan
EI interes por la variabilidad tiene gran importancia en rela- correctamente" el significado del suceso, mientras que otros,
cion con el cambio social y cultural. POTejemplo, quiza sea cier~ menos dotados 0 menosdiligentes, se quedan s610 con una par-
to que, en zonas concretas, gran parte de la variabilidad indivi- te de la historia y producen interpretaciones err6neas?» (ibid.,
dll~1 aparezca en zonas fuera ~del control directo de los grupos p. 193). Dmmmond afirma que en la pnktica la entidad que
JlamnnlOS "Cllltnr;l" ~S. ~n re3lidnd. "linn scrie de prcgllntns y descrihirse como un prod~so en el que los distintos grupos
rcsplIestas vncilailles. y no Ull cnnjllnto-H'('etn de respuestas» de ir;teres e individuos trat~n de institllir significados autori-
(i/l/ri .• p .. 171) ),lI}:e:didnd cultural es IIn SlIrtido camhiante de tarios 0 establecidos frente a ICleap::lcidacl inherente al indivi-'
perspectivns di\'crsm~. de formn que. consickrnc!n como un todo. duo 0 individuos de ere::lr sus propios esquern::ls cambiantes y
no hny ulla sola versi(m "verdaclern" de Ins hechos. EI an::l'listn lihres.
debe identific3r estas versi(Hlt's slIperpucstn<;. Y IllUChClSveces La «fijaCinm' de significCldos es quiz:l mas manifiesta en los
incoherentec:,. y cnmprender SIIS interrelncinnes. centros de control y en los rituales puhlicos. En ellos se eoncen-
A primera vista esta idea de cliltur<l como conjuntos hetero- tran los diversos ambitos de l~ cultma. los elementos opuestos.
geneos de interprCf(lcioncs y representacioncs superpuestas. y y se restablecen Ins estructuras domin:lIltes, Un pequeno ejem-
a veces opuesta< de aqllellas iJ\terpretaciont's. en una espiral plo contemporaneo de la reh\cion entre perspectiva y control
infinita de movimiento y v:lfiacj(ln. reslllt<l inquietante par:l el puede ayudar a c1~rificar este punto. Cuando paseamos pOl'
arqlle6logo. \)<lda la dificllitad de inlerprctar cunlqrtifr signifi- grandt's parques. somos muchas veces conscientes de la existen-
cndo del pns<lclo. (.C(JIl)()p"ed~ cl ;lrque(Jlogo <lhordar est<l com: cia de un modelo mas amplio. Vislumbramos fugnzmente largas
plcjidad del significado? Pew. <!c'herho. estn forma de con~ide- hileras de arboles. arhllstos. est'ltuns. cespettes y estanques.
rar la cultnrn posee IIIl potenci~IJ c0nsiderabk. Los :uque6logos Pero en mllchas zonas del parque' est:'i prohibido pasear y la
yn no tienell qlle esforz;'lI:st' pnr:1 que SIIS <!Cltosencajen dentro I comprensi6n individuClI del modelo glohal sera. pm 10 tanto.
de categodac; hien c1elimitndas. y plleden c1escuhrir multiples di- parcial y personal. y dependera del recorrido concreto que ha-
mem~iones superpucstas del significado mediante una metodolo~ YClmosescogido. Muchos de los parques a que me refiero estan
gftf contcxtll"l~ Fs posihle ahordClr la complejidCld rea! de IOs'da- c1ispllestos alrededor de una gran casona. construida en el cen-
tos arqueolngicoc:,. tro de unas alineacinnes radiales. Solo desde allf, el centro de
Pero quizil revista m~yor importancia el. vlncnlo existente control. se hace'evidente la totCllidCldde la organizaci6n. De re-
entre la vnriabilidad interrrclativa del texto '! el ::Inalisis del ro- pente. desde el centro. el esquemCl Cldquiere sentido y es posible
cler del capltulll II, El potencial de los individuos parCl ',Ver)) co- situar IClSpercepciones individuales en Sll contexto -un contex-
sas desde perspectivas diferentes y contradictorias puede seT. en to construid~ poi" el centro. .
Icorra. pnkticnmeille ililllitado. Pero enlonces. i.c6mo contro- Todos los aspectos de la producci6n cultural. desde la utili-
Ian el significado los gruros de interes en In sociedad? Las es- zaci6n del espa,cio. como en el ejemplo anteri,or. hasta los esti-
trategi:ts pucden ir desde sitllnr los hechos y su significado 'en los de las va!iij~~ y objetos metalic.os.desempefian un rol impor-
la naturalezn. cnnvirtiendolos en ('naturales). hasta sitllarlos'eti tante en la negoCiacion y «fi.iaci6n') del significado por parte de
cI p:lsado, Ir:1osformandolos en inevitables. En terminos' mas' los individuos y gnrpos de interes en la sociedad, ya sea nino.
generales. IClcullma Illat~rial tiene c1iversos aspectos distintivo$ madre, padre: jefe 0 pleheyo. En Sll esfuerzo pOl' producir en-
que hacen que juegue un r('ll fundamental enelcontrol de la tidades delimitadas; los arqueologos. mas que presuponer nor-
, variaci6n del significado. Es particulannente dl1fCldera y cencre- , mas y sistemas, 'utilizan su material par<t analizar el continuo
tn. Todas las dimensiones de'la elabornci6n de la cultlJra! mate~ proceso de-i.n'terpretaci6n y reinterpretaci6n en relaci6n con eJ
rial ailalizaclas najo el epfgrafe "arqueolngfa contextual», - to- interes. en sf mismo una interpret~cion de los hechos.
d::ls las asociaciones. contrnsles. ritmos espaciales y tempoiales. Par consigulente. la arqllenloglCl postprocesual. por primera •.
etc.-. pueden servir pari! inlenl::lr "fijar" significCldos. Gran vez en la historia de la arqueologia. intenta ::lbri'r un debate 50-.
parte, si no tAda. In prodllcci6n de la nlltl~r~ material puede bre 1::1rel~cion procesual entre el indivicluo v la norma social.
,
I

Y, sobre todo, introduce por primera vez algo distinto del pro- de significado estudiadas por la arqueologia estructuralista vias
~es(fen sf. estructuras tecnol6gica~ descritas brevemente al principio d~1~-
pitulo 4. Pero a pesar de estas difcrencias b~sicas, todos es~s
usos del termino implican algo que no resulta visible en la super-
ficie -un esquema 0 principio organizativo. no necesariamente
rfgido ni determinante, que es inmanente;visible s610 a traves
Antes los arque610gos se ocupaban de los dos principales ti- de sus consecuencias b efectos. Asi pues. se propone un nuevo
pos de proceso, los procesos hist6ricos (como la difusi6n, la nivel de realidad en arqueologfa, descrito a menudo como «m~s
emigraci6n, la convergencia, la divergencia) y los procesos profundo», «detnis,. 0 «bajo» la evidenda cuantificable.
adaptativos (aumento demografico, utilizaci6n de recursos, W~lie (1982) asegura, desde un punto de vista filos6fico.
complejidad social, comercio, etc.). Aunque Grahame Clark y que los arque610gos si son capaces de plantear hip6tesis relati-
Gordon Childe, por ejemplo, aseguraran que hacfa tiempo que vas a este nivel distinto de realidad estructural. En mi descrip-
la arqueologia venia estudiando ambos procesos, fue la arqueo- ci6n de la arqueologfa estructural del capitulo 3, y de Is arqueo- .
.
logia procesual de los sesenta y setenta
,
la importancia de los procesos adaptativos.
la primera en resaltar logia contextual en el capitulo 7, he intentado esbozar algunas
Ifneas generales para una metodologia aplicable a tales an~lisis.
En esencia, ambos tipos de procesos son muy semejantes.
Si una cultura cambia, podrfamos atribuirlo al proceso de difu-
• si6n 0 de aumento demognifico y de deterioro del medio. Evi- EL CONTENrDO HIST6RICO DEL SIGNIFICADO:
dentemente, tal como decfamos en la prim.era parte de este ca- LO IDEAL Y LO MATERIAL
pitulo, podemos discutir la verosimilitud de esta explicaci6n. de
la misma forma que podemos debatir la de cualquier descrip- EI tercer aspecto de la arqueologfa postprocesual es una cre-
ci6n procesual. Y sin embargo, la forma de la argumentaci6n ciente aceptaci6n en arqueologfa de la necesidad y la posihili-
es siempre la misma: un hecho visible se relaciona causalmente dad de una reconstrucci6n rigurosa de 105 significados subjeti-
con otro hecho visible. La Nueva Arqueologfa positivist a se vOS. En la arqueologia tradicional, «Ia escala de inferencia»
construy6 precisamente sobre las inteiTelaciones, cOfTelaciones (vease p. 47) para lIegar al :imbito de las ideas result6 pr~ctiea-
y co-variaciones entre este tipo de hechos. mente inservible, y la Nueva' Arqueolog{a adopt6 con frecuei'l-
La idea de que tras los procesos hist6ricos yfadaptativos se cia la misma aetitud. Por ejemplo, Binford (1965: 1982, p. 1~).
esconden estructuras y c6digos de presencia y ausenda no enca~ ha afirmado que la arqueologfa es ante todo materialista y eo
ja facilmente con el empirismo y el positivismo que han domi- esta pobremente equipada pllra lIevar a cabo una «paleopsico 0-
nado la arqueologia desde sus orfgenes. En este sentido, la ar- gia,.. .
queologfa postprocesual, en la me did a en que' incorpora t:' es- / A ·10 largo de este libro. sin embargo, hemos visto una ere-
tructuralismo y el marxismo, constituye una ruptur.a mucho mas' ciente disposici6n por parte de 105 arque610gos para ocupars.e
radical que la anterior. del subsistema ideacional, de las estructuras del significado y de
Es peligroso hablar de «estructura», como si con este termi- la ideologfa. Estas aportaciones han sido importantes, en la me-
no se aceptara de comun acue~do un concepto univoco. Existen dida en que han contribuido a que los arque61ogos se planteen
diferencias importantes entre'ios tipos de estructura social estu- la existencia de vfnculos sistematicos entre 10 material y 10
diados por la arqueologfa marxista. I;.lS estructuras formales y ideal.
Talllbi,5rl hcmps C0Ilsl;lt;ldn. ell tndos Ins ;)Illbilos de 1:1:11'-
qllcolog/a (I'. 1'1')l. UIl;\ creciente c0llscienci:1 de que hay que V;llor;lrl ni!i~'rlJl1cllte <;us tenri;lS ell rel:lcioll ;II sislema re;ll ,. cs-
tr\lclllI:ldo de datos. I~Slos SOil rc:t1es. pern n0 nhjetivos: vias
tener prcsellfe el contex!o hist{"ic0 concrelo al ;,plicar teorlas
teorias pCrfll:1neCen sielllprC' nhierl:ls (l nueV:lS rregunl:1s y nue-
generales. {:l vle.i~ actiliid de «Ia lev \' el orderl'> se ha llloslrado
V<lS perspectivas. No 11;1)'\Ill linal, porq\le nunca podr~ haher
incapaz de slJmillislrar leyps geller~I~$ vr'ilidas e interesanles.
IInCl forma de c0lllproh;Jr si IIcl11o<;cOl\seguido 0 no l:l interrre-
Y sin elllhargn el r'imhito de las ide"s. sohre todo las funcio-
tacion ('corrcct:l" (illdusn sill teller ell cuenta las distinlas per.
nes de los Silllholos y 10s ritU<lles. sigue siendo terna de inleres
cepciones de 10 que flle 13 in1errretnci(11l "correctil» en el r:!sa-
para muc!los rl rq ue6logns. Y e I COiltext 0 h ist6rico. hahi tual-
do-· vease p. 170) Pem ec:; posihle conseg\lir <lj\lstes y nuevas
mente. s(llp cOllsiste en IriS cOlldiciones esrecfficas de la fase J\
6ptic<.ls cach \'e7 rnejnres el\ UI\ rroceso continuo de inlerrreta-
que afectall :\ 1:1rase H. T:lflll'nco Ii"! <lrquenlogia Iradici01l<ll se
ci6n.
ocup6 derrl(l<;ia(/n del cOII!enido del significado: /os slmbolos
Tambien :lfirrnClha (CClrll\llo 7) que l:l diferenci:l entre eJ en-
materj(\les sc c(lllsiderab;ln COfllO in(hcadores cle contacto. de
afiliaci6n Cllitlll:II y de difIISi(lll. 5610 en el capitulo 5 hicimos
foque conlextll,ll y un rfgidn particu13risrno ractica en el recono-
cimienlo de que la te(lrl:! gClleral es neces<lri<.l l:lnto pam Ins
referencia a lIlltlS paCOS !rabajos que evidencian un nllevo inle-
l1letodos como p:lrCl los ohjcrivos de l:l :lrqueolog:lil contextual.
res exrlfcllo pOl' el conlclliclo del signific<lclo entenclido como
POT ejernplf), se <.lCert:1 la existencia de un <dengu<lje» universal
"Ia rueda clcllt:lda» de las lnterrelrlciones entre estructura y pro-
ceso. de Ins signific:lrlll<:: de 1(1cldlura material qlle <l)'uda a ("eer" los
"Iexlns,) del p:1s;1<lo. !\(\ernils. l<lles '''ecturas» pretenden cOlltri-
Ell /;l rllrtlidrl en q11e Ips ;tlCjue6logns P(lQprocesu(1les reco-
huir a l:l cnrnprcnsi(lT1 gener<ll (IE' la re!;1Cion entre Iwrm<l v V(1.
noccn quc Illd()S Ins :lrqlle()10gos illlponen necesari:lmente un
riabilidilct. cslrl1ctura y rroceso. Ip ideal y In milleri<.l!. etc.
conlenido d(:1 si~njfiC(ld(). \. qlle lales sigllificados form:ln el IlU-
cleo del :1l1:iiISiS;lrquc()II".1C1C\1que debe II:lccrSe explicilO y rigu- T<llllhien he ;lfirm;ldo que. <IreS:lr de I<lShirnletic<ls caracte-
rosl). el Inll:l(S rll)r el ((mlenldn del signific(1do conslituve llila rfstica<:: univcrs:lles del lengu;lie de 13 cultura I\l:lteriill y de In
manera en que la cldtllra Il;;l!ni:ll e<::!:lcnnstitui(!<.l de form<l sig-
marclda ter(era l"llptlHiI c(ln grtln pClrte de la Clrqueolagla re-
Clenle y lradiciollal. nificativa rnedi:lnle semejanzas y diferencias. l:l rmpi<l rercep-
cion de las semejanz:lS v diferencia<; derencle de 1<1<:: formas cre(l-
Ell principin. ('I vinculn entre los conlcnidos del significado
tivas de rercihirlas. q;/e SOil. en p<lrte, suhjetiv:ls e hisI6ric<.l-
y el paniclIl:msJIlO hlSlllriCO parece teller resullac!ns nocivos
menle depcndicntcs. Podefllos rerseguir.cnntinll;:lrnente IIn me-
rara la arql'cologl:l. ESI:"i 1;llente un pesirnismo re1igroso y ne-
gallvo. i.("{llnn pueden cOlllprendcr los arqlle61ogos eSlas o!r(lS jor C1jllste entre la teMfa y 10s d<ltos conlextuales. rem tal ajuste
Illundos concretos. coherclllcs s610 pOI' referenciCl a si rnismos? se v~lora lanlo ell fllnci6n de 1;1exrerienci<l sllhjetiv<l (conoci-
En I,a disclIsi('[J (k la arq11cologiil conlextu;ll del capitulo 7. Y miento analo~ic() inclllidn). como de cualquier red de <lsoci;Jcio-
de.C oliJng\\'l)od en ef Carr/1ulp ."i. lie inlentac!o demostrar la 1'0- nes \' contr<lstes entre los <bl(\s. Fs erroneo. evidentemenle. se-
SIbil/dad real cle lograr aproximaci0fles c;Jda vez mas plau<;ibles par;r teorla y dalos, plies cstos s610 snn perceptihles en rel<.l-
a esla «otrcc!ac!». en toda Sll r;Jrlicul<lridad. Y ello es "<;1. en cion con 1<1leoria. Fs igualmentc dtld0s0 que l<l teorla pueda
ultima iIlSl:l1Ici;J. porque Ips signifiC;Jclos hisl6ricos. r muy existir independientemente de los datos.
or
Toda estn pl;:lntea un dehate en tomo a la relaci6n entre Sll-
«olms» y coherentes que scan. SOil, sin embargo, re:lles. produ-
cen resllJt:lclos re:lles en el mllndo m<lleriaJ y son coherenles y. jeto \' objeto. 'y' si cada snciedad v cad<l rroca es suscertihle de '"
pOl' esa IllJSrlJO, estructurados y sistellliiticos. Los arque6lngo!5 prod-ucir Sll rropia rrehist0ria. i.cllales son las responsahi lidactes
del arque610go COil respeclo al munon en que vive7
la estructura. la mente y el significado. lIeva. en teoria. a un in-
teres mayor poria presencia del plesente en el pasado. I\unq~e
La arqueologfa rrocesual no se caracterizaba precisamente estos nuevos intereses suministren una 6ptica y un vocabutt\f1o
pOl' un an<'ilisis minucioso' de los contextos sociales de los ar- propicios para la aparici6n de una perspectiva crftica .en arq~eo-
qlle610gos, puesto que 10 m:'\s impnrte1lltc era la contrastaci6n logfa. puede decirse que cie:tos avances en es.te sentldo d~n:an
independiente de las teorias, en base a los datos etnogrMicos y de una creciente confronlacl6n entre perspectIvas arqueologlcas
arqueol6gicos. Sin embargo. no hace Illllcho que los arque6lo- «establecidas» y «alternativCls». Pm «cqahlecida» entiendo la
gos han empezado a mostra!" un ma\\)r interes por la subjetivi- arqueologfa escrita pOl' eI sexo mascul~n() occidental. de c1ase
dad de 105 pasados que recnn<;fruirnn<, ell relaci6n alas estrate- media alta. y may(lritariamente anglnsaJona. Las tres persp~:t1-
gias de poder contempor{ineas. E<;\;I cvolllci6n, este cllestionar vas «alternativas» con un crecicntc illlpacto sobre Ia POslcllln.
la separaci6n de sujeto y ohjcto. d" tcoria y hecho. constituye abrumadoramente no-crftica. del es((/h{ishnrcTl( SlJn las arqueo-
la cuarta de las rurturas de 1:1arqll('()lclgia postprocesual apun- logfas indigenas. la arqueologfa feminista y la arque(1lllgia de la
tadas cn este capitulo. . c1ase obrera y otras en el marco del OCCldenle contelllpOr<lneo.
En la arqueologfa te6ric:1 mism,l existen corrientes que han En todas ellas cabe destacar dos wsas: primero. el pasado se
propiciado una nucva discusi(ln tie Ill<;enfoqlles empirista y po- construye subjetivamente en el presente )'. segund(l. el pas ado
sitivista. Por ejempln. el interes de 1'1 arqueologia postprocesual sUbjeti~o est<i implicado en las actuales estrategias de poder.
por la estructura. si es que utilizarnp<; este termino para denotar
esquemas organizCltivos inmanentc. 0 <;ubyacentes, se opone a
toda concepci6n de la arqueologfa como una disciplina dedicada
exc1usivamente a los rest os materiClles observables.
La idea de que el significado es contextual parece poner Los arque6logos occiclentales que trahajan en sociedades
igualmente en cllesti6n ideas esta1:'lecidas de correspondencias no-industrializadas, sobre todo en la era postcolonial. han teni-
universales entre c1ases de objetos (descle «utensilios» y «yaci- do que enfrentarse gradualmente a la idea de que los pasados
mientos» hasta «cazaclores-recolectnres» y «estados))) y su signi- que estaban reconstruyendo eran «occidentales» y tam bien a un
ficado. Como vimos en el capitulo 2, los esfuerzos por rescatar rechazo articulado de las dimensiones politic as e ideoillgicas de
los ambitos de la mente y del significado en el modelo positivis- aquellos pasados. EI monolitismo s6lido de los datos ohjetivos
ta han tenido consecuencias interne\<; contradictorias. fue poco a poco dejando paso a Ius arenas movedizas de las im-
En el marco de la discllsi6n en torno at idealismo hist6rico presiones subjetivas. En muchas pe1rtes de Oriente Medio ,~de
planteado en el capItulo 5, vimos que Collingwood (1946) defi- Africa. pur ejemplo. las interpretaciuncs arqueol6gicas occiden-
nfa su vidaintelectllal como una Ilicha politica. Aunque el ar- tales han sufrido Ull rechazo 0 una relurlllulaci0n y 1m IllISIlIOS
que61ogo sea riguroso y cientifico al intentar unir teorla y datos, arque61ogos occiJenlales han sido eXdllidus.. .
gran parte de nuestra definici6n de esos datos depende de noso- EI gobierno australiano. pOI'.ejelllplo. divulg6 IfIterrretacl~-
tros mismos. FlIeron autores como ChiJde y Collingwood quie- nes antropol6gicas y ar4ueol6gicas sohre 10s aborigenes. defl-
nes. desde el marxisrno y el idealistlIfl hist6rico, respectivamen- niendolos como «(naturales». «primitivos» y aislados. Con este
te, analizaron mas cxhallstivarnenl(' !(lS hases sociales contem-
tipo qe intervenciones. se estaba ne~ando alas aborfgenes ~lIS-
poraneas del discurso arquenl6gico tralianos otra identidad y se restriJlgfa <;uacceso al COllOClmlen-
POI' 10 tanto. el interes de 1<1 arql,cnlogfa postprocesual pOl' to occidental de las enfermedades. de l(l <;(llud. de la lev \. elel
poder. Por otro lado. los aborfgenes utilizan las interpretacio- favor de los grupos indfgenas indios de los Estados Unidos y de .
nes arqueologicns en favor de SliSreivinclicaciones territoriales. Canada.
cosa que hacen ta~,hien los inllit canadienses. por ejemplo. En Las diferencias entre la percepci6n occidental y la indfgena
Europa la arquedlog(a tamhien puede servir, en algunas regio- del pasado no-occidental son diffciles a veces de manejar en la
neSt para legitimar reivindicaciones hasadas en prolongados pe- pnktica. Hay una considerable dosis de desconfianza, de «ma-
riodos de residencia. Por ejemplo. en Norllega. el debate sobre lentendidos» y de resentimiento. Pero son esta c1ase de dificul-
la capncidad de los arqueologos para identificar grupos etnicos tades las que han obligado a los arque6Iogos occidentales 'a to-
en la prehistoria adopta una nueva dimensi6n polftica cuando mar en consideraci6n sus propias inclinaciones y a enfrentarse
se refiere a los derechos de los sami (Iapones). a la posibilidad de que las diferencias de interpretaci6n no pue- .
. Los Estados Unidos de America. un pais que ha crecido y dan resolvers~' contrastando las teorias con los datos objetivos .
se ha desarrollado en base al relativamente reciente genocidio En rpuchos casos, los propios metodos de contrastaci6n pueden
masivo de pueblos americanos indfgenas y que inCluso ha:; de:' parecer polftiCos. A veces retirarse de la confrontaci6n y del de-
sarrollado valores altamente positivoscon respecto a' «Ia fton- bate puede H~sultar mas tentador que erosi~nar la naturaleza
teral". adopts actitudes complejas hacia la arqueologfa de los apolftica del empirismo y positivis~o occidentales.
pueblos 'que ese mismo pais conttibuy6 a desplazar ydesalojar.
Aunque estas actitudes h~yan cambiado con el tiempo. siem-
pre han presentado a los pueblos americanos nativos como
,pueblos no-progresivos (Trigger', 1980). Asf. en el siglo XIX. los
nativos eran co~siderados salvajes, sin capacidad de progreso, Es preclsamente esta capacidad de los arque610gos occiden-
una visi6n que viene reflejada en el mito del Mound Builder tales de constatar e ignorar acto seguido este enfrentamiento
['el constructor de tumulos'J. en el que se deda que los espec- con las arqueologlas indfgenas 10 que caracteriza el potencial de
taculares tumulos de Norteamerica eran obra de los' no-indios. una perspectivti f~minista en arqueologfa. Por «feminista» en-
A principios del siglo xx. ese mismo desprecio hacia los indios tiendo aquf ufiia"perspectiva crftica desde 13 6ptica de las muje-
provoc6' uria falta de interes por explicar sus evoluciones cul- res en la sodedad contemporanea. Como esta perspectiva en
turales:se propiciaba' as! un cu'adro descriptivo y estatico'. La arqueologfa 'riene su origen en una corriente contemporanea de
arqueologia procesual convirti6 a losindios en laboratorios. Occidente, resulta potencial mente menos f~cil de ignorar que
para'poder contrastar enunciadosgenerales de interes para los la arqueolo'gfa'de, paises lejanos. Este potencial, si bienesta em-
arque6logos no-indios, pero de escasa relevancia para la histo- pezando a asom'ar (Conkey y Spector, 19R4), esta todavia lejos
ria 0 los intereses de los propios indios (Trigger,'1980); De es~ de haber realiiado su completo desarrollo.
tas 'multiplesfoimas se minimiZa el espacio de los'indios en No preteriao 'analizar el desequilibrio que supone la presen-
Am~rica, y tambi~n ·Ia·destrucci6n eu'ro-americana de ese mis- cia femenina>fen 'hi profesi6n arqueo16gica, ni la utilizaci6n de
mo espacio, y la arqueoJogfa' con'tribuye a perpetuar una ~<ain~ un lenguaje s~~ista' en las publicaciones arqueo16gicas, 5i bien
ne~ia hist6ricalt. 'Recientemente,: sin embargo. algunas tenden- ambas cuestionesestan muy r-elacionadas con el principal aspec-
cias liberales y 'el interes por los recurs os del' medioen la so- to de la arqueotogia feminista que pretendemos discutir aquf
ciedad' occidental han conectado con las reivindicaCiones tern- por su relevanCia para este capitulo. Me centrare, por el contra-"
tori ales indias, y los "fnculos entre el turismo y la herencia cul- rio. en dos' puntos importantes planteados por las arque610gas
tural han llevado a losarque610gos occidental~- atrabajar en feministas. EI,primero es que los arque610gos han tendido a
..
. I
considerar que la divisi6n sexual <.leitrabajo en el pasado es se- las estructuras relacionadas con el genero. Es neeesario un' anli-
mejante a la que se da en el presente. Por ejemplo, la caza y lisis context~aJ. :omo el ?iscutido en el caprtulo 7. que ::;it~ela
er com.erci0 se consideran~' habitualmente, ocupaciones masculi- categorfa bJOI6glca «muJeno en un medio social y cult\ral.
nas, y la recolecci6n y el tejido como femeninas. Las puntas de Gibbs (19R6), en un an~lisis contextual. ha analizado el "(signi-
proyectil y las herramientas bien hechas .se asocian ~l h?mbre, ficado» eflmbiante de la mujer a traves del tiempo.
y las vasijas hechas a mallO, a la mUJer. Esta «sexualtzac16n» de Con respeeto al segundo punto anterior. la arqueologfa re-
las actividades preteritas hace que las actuales relaciones sexua- minista afirma que las mujeres pueden desempenar un rol actio
les parezcan inevitables y legitimas. vo en la sociedad (vease Tanner. 19R1). Por ejemplo. los ar-
Segundo: se suele mostrar un mayor interes por las activida- que6togos siempre han considerado In decoraci6n cer~mica
des masculinas «dominantes». Por 10 general Ios hombres se como un inclicador pasivo. es decir. un elemento pasivo de cla-
presentan como mas fuertes. mas agresivos, mas dominantes, sificaci6n. Aunque se ana lice en terminos de fluJo informativo.
mas activos y mas importantes que las mujeres. a las que se sue- de interc:lmbio y de interacci6n. la deeoraei6n no deja de ser'
Ie considerar debiles. pasivas y dependientes. EI pasado se es- algo pasivo y no-relacionado con la mujer. La 6ptica feminista
cribe en terminos de liderazg.<t. poder. guerra. intercambio de flfirma. pur el contrano. que en ciertas situaciones es posible
mujeres,.hombre cazador. derechos c,leherencia, control de re- que 13 decI.lraci6ncen1mica haga referencia al discurso encu-
cursos. etc. bierto de las mujeres que no tienen voz. que son «mud as» en
Estos dos niveles androcentricos del analisis arqueol6gico el discurso dominante (Braithwaite. 19R2). Es posible que la de-
han sido objeto de una profunda crHica, especialmente centrada coraci6n y la elaboraci6n en el contexto domestico tengan. por
• en et tema de los «orfgenes del hombre» y «el hombre cazador» 10 general, mucho mas que ver con In negociaci6n del poder
(Conkey y Spector, ibid.). Yse han llevado a cabo reinterpreta- entre homllres y mujeres que con la simholilaci6n del contacto
ciones del «origen del hombre» donde la mujer desempefia un y la interacci6n entre grupos locales (vease Hodder. 1984 a.
rol mas positivo (por ejemplo, Tanner. 1981). para una aplicaci6n de esta idea a la prehistoria europea).
Con respecto a estos dos puntos anteriores, las arque610gas Hay mas de un tipo de 6ptica feminista. Por ejemplo. se de-
feministas afirman. primero. que no podemos presuponer una bate la posibilidad de que la!>mujeres de las sociedades tradicio-
division del trabajo y unas actividades adscritas segun el sexo nales· pudieran desarrollar «modelos alternativos>, del mundo.
universal mente equivalentes. Mas que presuponer que el termi- Con todo, el impactoglobat es claro. Muchos de nuestros ttr-
no umujer» tiene unas caracteristicas culturales universales; se minos ~ ~resupuestos b~sicos obedecen a 6pticas y relaci~ges
plantea ta necesidad de analizar en que forma pueden vaPar las de domll1lo contemponineos. Una posible reacci6n consist~eJh
estructuras sexuales. Los datos arqueol6gicos evidencian profu~ dedr que el pasado es, por todo ello. totatmente relativo -~e
samente estructuras culturales relativas alas relaciones entre la mujer y el hombre tienen que'seguir t:tn s610 sus caminos
ambos sexos. Es posible asociar algunos objetos funerarios a 1a , respectivos con 5US respectivo5 pasados no-comparables. A pe-
mujer: comparando esqueletos femeninos y masculinospuede . sar de ello. parece que se impone unasegunda reacd6n: que
ana1izarse el aspecto nutritivo de las relaciones de ambos S,. os; . las diferentes perspectivas pueden explicarse cxhaustivamente
y es posible estudiar la rcpresentaci6n y la no-representacil)a en base a los datos. Quiz~ podam()s valorar crfticamente nues-
de la mujer en el arte y en el sirnbolismo. Muchas veces sera tros propios contextos y 10S del pasado en funci6n los uoos de
precisamente la ausencia de la rnuier en ciertos ambitos de la los otros. Mns adelante nos referiremos de nuevo a este pun to.
representaci6n la que pro['();CiPIW LIlla detenninada visi6n de
tituido por un porcentaje mayor de hombres que de mujeres.
Las mujeres suelen interesarse menos por la arqueologfa y por
Desde los qeacionistas y los lectores de Yon Daniken hasta el pasado, y lasesposas suelen someterse a la opini6n del mari-
los que utilizan deteCtores de metales (Gregory, 1983) y los do: Asimismo:' los j6venes demuestran por termino medio un
c1andestinos (Williamson y Bellamy, 1983), mU,chosinfieren pa- mayor conociniiento arqueol6gico que los mayores.
sados alternativos e incluso sumamente populares, que 10s ar- Este patr6tt de conocimiento arqueol6gico en la moderna
que61ogos del establishment intentan descartar 0 ignorar~ ta- Gran Bretana' pu'ede correlacionarse de diversas formas con la
chandolos de «marginales». Pero la confrontaci6n abierta 'es estructura laboral. Por ejemplo. la cantidad y naturaleza del
cada vez mas inevitable, sobre todo en las soCiedades occidenta- .tiempo de ocio de que disponen los diferentes sectores de la
les donde ahora el pasado, como un recurso, se utiliza de forma sociedad influ'ye sobre su capacidad de incrementar sus conoci-
mas, efectiva por parte del publico en general, como si fuera' un mientos arqueol6gicos. Parece que la c1ase obrera, las amas de
bien de consumo, una mercancfa bien envasada que responde casa y los maS viejos disponen de un tiempo de ocio relativa-
a la demanda. mente restringid6, 0 bien el ocio esta organizado de tal modo
En muchos pafses occidentales la arqueologfa ha estado du- que inhibe las actividades arqueol6gicas (Hodder. Parker Pear-
rante alios vinculada alas clases altas y medias. (.Hasta que son, Peck y Stone. ibid.).
pun to es esto cierto enla actualidad? (.C6mo se utiliza el pasa- El patr6n. en cualquier caso. se reproduce y perpetua a tra-
do para legitimar intereses ~stablecidos, 0 c6m6 inciden en las ves del proceso educativo. Los que van a la escuela privada 0
interpretaciones del pasado? No hace mucho que se lIev6 a acceden a la segtinda ensefianza, tienen mas posibilidades que
cabo una serie de encuestas sobre el conocimiento y las actitu- los demas de 'adquirir conocimientos basicos de arqueologfa.
,des del publico britanico hacia la arqueologla (Hodder, Parker Pese a que las· estudiantes de arqueologfa son tanto 0 mas nu-
Pearson, Peck y Stone, 1985). Aunque estos cuestionarios pro- merosas que sus· hom61ogos masculinos. cuando lIega el mo-
porcionan indicaciones meramente provisionales, que necesitan mento de ocupClr plazas en museos 0 en la ensenanza universi-
una continuidad en un marco de investigaci6n a'mayor escal~' y taria, 0 de escribir libros. son sobre todo las hOD:1breslos que
mejor construido, vale, la pena analizar las principales tenden- consiguen 'los'ptlestos de conservador. profesor 0 autoe De esta
cias que se constataron. " forma. se reproducen los puntas de vista de 1::1 c1ase media mas-
A partir de las enCliestas, resulta evidente que cierto~'gru- culina sabre el'pasado. Se perpetua y controla la ideologfa del
pos de gente en \a Gran Bretana contemporanea saben mas, del grupo dominailte. '
pasado que otros. Poseen un conocimiento mas ci:mplioy preci- , l,C6mo iiltei'pretan exactamente el pasado estos distintos
so de 10 que escriben los arque610gos. Yen mas documentaJes' gnipos sociale~? Los resultados de la encuesta experimental in-
arqueol6gicos por la tel~visi6n, van mas a los museos y'visitan dicanque los' gttlpos con menos educaci6n y menores ingresos
yacimientos 7 iglesias': y leen mas sobre el pasado. Nor~sulta tendfan a rriostrar un mayor interes por su pasado local, tanto
sorprendente que esta gente haya tenido, por 10 general:' maS arqueol6gico como hist6rico, un mayor interes por la inmedia-
e?ucac~6n (mas aoos 'de escolarizaci6n 0 algun 'tipo de edu1ca,;, tez de una experiencia del pasado a traves del material arqueo-
cl6n complementaria) que los que poseen menos conoclmieotbs 16gico. Quizas exista tam bien algun tipa de VInculo entre los in-.
arqueol6gicos. Slielen tener, tam bien empleos mas valorados, tereses de la clase media contempor{mea y las preocupaciones •.
-con un 'mayor control sobre otras personas y recllrsos.' Las en- arqueol6gicas contemporaneas. entre el hiperdlrllsionismo y el
cuestas demllestran tam bien que este grupo de gente est;i cons- fascismo. eritre las hip6tesis arqueol6gicas sabre control y ges-
ti6n del medio y la preocupnci6n c(.lIltcmponinea relativa a la 10 pueda e\periment<lr. y In mismo ocurre en otr'os museos chno
reduccion de la superpoblacion y al agolarniento del medio, v sagrados. ~
entre la ,utilizaci6n reciente del posilivismo cientifico y la actu~l EJ hecho de que existan dicotomfas entre los distintos pa\a-
dependencia popular respecto a la cientia para resolver proble- dos producidos por los diferentes grupos de interes y que la ar-
mas tecnicos. La arqueologfa contextual tiene indudables VITlCU- queoJogia no haya conseguido estimular percepciones y ex.pe-
los con el movimiento «anti-sistema) de los anos s~senta;v '.on riencias alternativas del pasado. es atribuible al rol de la ar-
la importancia actual dada al significado. a la experiencia'indi- queoJogfa y de las arqueologfas en las estrategias de poder de
vidual y a (.10 pequeno es hermoso,). No todos estos puntos de la sociedad occidental. La Teoria Crftica ofrece una vision pro-
vista son susceptibles de ser encasillCldos segun \fneas clivisorias pia de las relaciones entre cnnocimiento y poder, tema que hoy
de c1ase. Apenas existen pruebas de que los clandestinos, por esta sobre el tapete. Este hecho es relevante para todos los cri-
ejemplo, procedan de un soJo seclor de la sociedad. Mas bien ticos de la arqueologfa del establishment, sobre todo para los
ocurre que pasados alternativos diversos estimulan e implican a de la 6ptica indtgeml y feminista. pero es de especial relevancia .
muchos individuos y grupns, en relacion con las diversas inter- para la arqueologfa en la medida en que est;) implicada en la
pretaciones de Jos arque6logo~ del ('srahlishment. dominaci6n de c1ase.
Son mayorfa los que encuentran extremadamente dificil ex-
poner ideas propias referidas a un pasado alternativo en base a
los datos del pasado. Casi todos eslan influidos por Von Dani-
ken y pOl' pelfculas como /lace III/ mill6n de alIOS y En busca
• del arca perdida, y desarrollan su propia visi6n del pasado; pero La «Teorfa Crftica» es el termino global con que se canoce
Jas vitrillas, el analisis sistemico y In jerga de la teoria social los a una serie de autores europeos. especialmente a los de la «Es-
mantienen a distancia del material :uqueologico. Y si realmente cuela de Frankfurt)~, que gir6 en t0rno al lnstituto de Investiga-
logran acceder de alguna manera a un pasado de experiencia cion Social fundadoen Frankfurt en 1923 (Held. 1(80). Las
inmediata. 0 hien topan COil eI estahlishl1lent arqueol6gico. 0 principales figuras sori Horkheinier, Adorno y Marcuse. Haher-
bien sus opiniones son olfmpicamente ignoradas. Por ejemplo. mas y sus colahoradores hall reformulad0 no haec mucho la no-
la acalorada y aspera pol6nica que protagonizan en Gran Bre- ci6n de Teorta Crftica. l:os enfoques sustentados por la Teorfa
tana los detectores de metales, por un Jado. y el establishment Crftica proceden de la tradici6n idealista alemana. pero incor-
arqueol6gico. por otro, sirve soJamente para hacer todavfa mas poran al mismo tiempo una perspectivl\ m~rxista. Los te6ri.~os
profundas las divisiones sociales tHodder, 1984 b). Los arque6- de esta corriente afirman, por un lado. que todo eonocimieht<;l
logos que intentan trabajar con los entusiastas detectores de esta hist6ricamente condicionado. pero sugieren a\ mismo ti~-
metaJes, y no contra ellos. han hallado vias de cooperaci6n y po que la verdad es mensUf"ble y que la crftica es posihle. inde-
comprensi6n alentadoras (Gregory, 1983). La arqueologia, , pendientemente de 105 .intereses sociales -es decir. que la
pues, posee un gr'!-n potencial para favorecer y ayudar a crear Teoria Crltica tiene una posici6n privilegiad:'f respecto de la
perspectivas y vias diferentes de participaci6n en el pasado teona.
(Willey, 1980). Cab ria hacer esfuerzos para explicar c6mo se Entre los diversos aspectos de la Tearf" CritiCR de mayor
excava el pnsado (Leone, I tJH3) Y c6mo <;ereconstruye. Muchos' interes p3ra la arqueologfa. eJ an~lisis de la estetica y de la cul-
museos, como el Jarvik Viking: Centre de York, han optado tura contcl11poranens tiene una relevancia inmediata para In
hov pOl' ofrecer versiones vi\.'a~ dcl raqL!(J. para que el puhlicn present<lC1llll del pasado arqueol6gico en lo~ flHISCOS. ell reln'i·
si6n. etc. En su Dialectic of the Enlightenment. Horkheimer y podian ordenarse e imponerse segun leyes universales y que las
Adorno (1973) utilizan el termino «industria de la cultura». leyes de la'historia eran equiparables alas leyes de la naturale-
Comparando. por cjemplo. la mtlsica «seria» y la musica «popu- za. Evidentemente pod ria decirse (Hodder. 1984 b) que la uti-
lar», demuestra~ .que·la cultura moderna es algo estandarizado. lizaci6n del modelo de las ciencias naturales por parte del posi-
de acuerdo con la racionalizaci6n de las tecnicas de produccion tivismo, y de"la teorfa de sistemas par parte de la arqueologfa.
y distribuci6n. Los individ~os ya no, «viven» el arte y la cultura, refuerza un<\I'«ideologia de control» por medio de la cual el
sino queconsumen sus obms. La industria de la cultura impide cientffico «apoHtico» aparece como una figura esencial para el
el desarrollo de individuos pensantes e independientes; transmi~ control de ta: sociedad en tiempo y espacio pasado y futuro.
te.un mensaje de acomodo, de,obediencia. Se distrae y se con- Por el conttario, la Teoria Crftica bllsca una nueva lIustra-
funde a )a gente, haciendola pasiva. Si bien hay muchas excep- ci6n, una etnancipacion en la que la razon crftica lIeve a la libe-
ciones;' la arqueologfa que se muestra en los documentales de raci6n respecto 'a todas las fuerzas de dominio y destrucci6n.
la'televisi6n v en las exposiciones de los museos sue Ie presen- En autores' Como Lukacs, la necesidad de esta liberacion viene
.tarse como a'lgo ordenado para ser, contemplaclo pasivamente. dada por la estn.lctura del proceso social, que limita. domina y
La consumimos como eJ componente cultural de la industria del determioa la' totalidad social, incluso el pens'amiento y la cons-
ocio y casi nunca resulta estimulante y participativa. Los ar- ciencia.
que610gos pueden ubicar este sentido del orden y c~mtrol y la La Teorfa Critica afirma que los ideales de objetividad y de
supremacfa de la ciencia (su propia ciencia y la de toclos los gru- ausencia de juicios de valor estan, en sf mismos. llenos de jui-
pos sociales dominantes) en una perspectiva hist6rica a "largo cios de valot'. Esta teoria pretende juzgar las dos concepciones
plazo que equivale a huir del desordenado pasado primitivo a antagonicas de'la realidad y poner de manifiesto el campo de
traves de la inoovaci6n tecnoI6gica., EI resultado es un podero- acci6n de la'ideologia. para emancipar asf a los seres humanos
so. mensaje ideoI6gico.' . de la dominaci6n de c1ase. AI poner de manifiesto las condicio-
. , ". Otro aspecto relevante de la Teoria Critica es su analisis de nes materiales y sociales. se evidencian tam bien las distorsiones
la fHosoffa de la historia. Habermas ,dice que una compr~nsi~n ideol6gicas; permitiendo de esta forma la autoconsciencia y la
hermeneutica idealista de los significados contextuales no es ~u,:, emancipacion: '
ficiente ni adecuada y que el analista debe intentar explicar la En arqueolbgfa. Leone (1982; vease asimismo Handsman,
deform'aci6n-tergiversaci6n sistematica de la comunicacion. En 1980 y 1981) ha adoptado c1aramente un e~foque materialista
otras palabras. hay que ver c6mo se ,relacionan, las ideas de' un de la historia como ideologia. Leone constata que cuando se
periodo con el poder y la dominaci6n. Marcuse, Horkheirner y interpreta' el pasado y se convierte en historia, tiende a con-
Adorno reiteran el mismo sentido. En la Dialectic of tlte Efiliglt~ vertirse en ideblogfa, y sugiere que la consciencia 0 revelaci6n
tenment quieren «romper los:cimientos de todos"los 'sistemas, ce~
rrados" de pensamiento' para contribuir a soc~var todas las
de ese proceso' puede aylldar a quienes escriben ° escllchan
sobre el pas~do a ser conscientes de las concepciones ideo-
creencias, que se reclaman integras y enteras y que estiIriulan 16gicasque' 'genera la moderna vida diaria. Por ejemplo, si ...
una afirmaci6n irrellexiva de la sociedad» (Held, 1980. p. ,150). tuando los orfgenes del individualismo 0 de las nociones mo-
De acuerdo con Hegel, la I1ustraci6n es considerada Como dernas de tiempo en la aparici6n del capitalismo en la Ame-
la cuna de la ciencia universal cuyo objetivo principal es, el con- rica del siglo XVIII, se podrfa dar a los visit'!.ntes d.e lo~ .mu- ~
trol de la naturaleza y de los seres humanos. EI positiyismo con- seos una vision y una consciencia respecto a la hlstoTlcldad
o;ideraba que el mundo estaba hecho de cosas. materiales que de Sll propia ideologia y una c1arificacion reveladora sohre el
caracter y naturaJeza de sus supuestps como fuentes de domina- pecto a la manipulaci6n del pasado por parte de 'Ios mass m;dia
ci6n,. ode) gobierno: estaban convencidos de que C(lsi nada de 10 ewe
~ . Si bien las nociones de- autocritica y de consciencia del valor los arque610gos y cientfficos dicen sobre el pas ado puede ~_
social y politico de cuanto escribimos son de primerfsima impor- mostrarse. .
tancia para eJ futuro desarrollo de la ar4ueologfa, la posicion La gente puede asf penetrar el aura del conocimiento dentf-
de la Teoria Critica -a traves de sus exponentes Leone y fico que los arque610gos intentan presentar. Las e~posiciones
Handsman- me parece insostenible por dos razones funda- de 105 museos tradicionales les aburren: apagan sus telcvisores:
mentales. crean sus propias versiones del pasado. Una de las experiencias
Primera: est a obra elabora una concepci6n poco satisfacto- mas interes::lntes de todas hIS que se lIevaron a cabo en la en-
ria de dominaci6n. La sociedad aparece dominada por sistemas cuesta publica, fue que. preguntados sobre sus rormas de ver e)
unificados y omniabarcadorcs de representaci6n. Leone (1982, pasado 0 sobre 10 que habrfan experimentado en eRSO de vivir
p. 756) habla de imponer «ouestra propia [ideologfa] para que en el pasfldl', muchos empe7aron enseguidR tl !lahlar de) presen- .
aparezca como inevitable». Como vimos en el capftulo 4, en la te, comparandolo y contrastandolo' con el pRsado. Muchos men-
critica a la concepci6n marxista de ideologfa, no se intenta in- cionaron Jas ventajas de la tecnologfa y de las comodidades ffsi-
corporar 1a diversidad en niveles de la collsciencia de las condi- cas ·del mundo contemporaneo, pero afirmando al mismo tiem-
ciones sociales. «En sus escritos, la sociedad parece dirigida po que el mundo actual iba demasiado deprisa. que la gente
desde arriba y no como la consecuencia de un continuo proceso habfa perdido el sentido de ubicaci6n en el mundo. que la tec-
• de lucha en tomo alas reglas y 105 recursos, tal como yo defien- nologfa habfa ido demasiado lejos, etc. Tenian mllY clara su
do» (Held, L980, p. 365). Sin embargo, es evidente que los dis- propia imagen de 10 que era el pasado en relaci6n con el pre-
tintos grupos humanos de l1uestra sociedad contempbranea yen sente y esta imagen era, muchas veces, diferente de la «version"
el pasado de diferentes formas, y 00 esta nada claro que la ar- arqueol6gica. que proporciona una alternativa a 10 que fa gente
queologia no contribuya a perpetuar una ideologia occidental considera como bueno 0 malo elJ el mundo que les rodea.
universal que impida a la gente coniprender las condiciones so- , EI segundo problemtl relative; a los enfoques crfticos acrna-
ciales de su existencia. Parece que el pasado, tal como se con- les en arqucologfa se refiere a la crftic3 de 105 enfoques mismos
truye y se vive en la vida contemporanea, puede revelar muchas en tanto que hist6ricamente generados. i,Como puede la Teorfa
cosas del presente, peru puede tambien enmascarar otras tan- Crltica, por un lado.· afirmar que todo el conocimiento es comu-
tas. . nicaci6n historica distorsionada y. por otro. ser un instrume~o.
Las encuestas mencionadas anteriormente indicaban que las critico de esclarecimiento y emancipacion? i.Con que derech~<)
intcrpretayiones dominantc<; del pasado no engafian facilmente medios se otorga a sf misma un status te6rico especial? EI dite-
a los individuos y grupos 5ubordinados de la modema Gran lOa de l'l Teorfa Crftica en llrqueologfa es el siguiente: i,por que
Bretana. Pese a que los grupos dominados, incluyendo a la c1a- aceptar un ana1isis marxista 0 crftico de nuestras reconstruccio-
se-obrera. las mujeres y 10<;ancianos. cvidenciaron un menor nes del pasado incluyendo eI origen del capitalismo? Siel pasa-
conocimiento cientifico del pasauo. SliS rcspuestas alas pregun- do es ideologfa. i,como es posible pretender que s610 ciertos in-
tas sobre la necesidad del pasado figurahan entre las primeras. te)ectu'llcs pueden «penetrar" en In ideo16gfll para identificar la
Las personas de estos seclores socialc~ CTeen que el pasado y la realidad social?
arqllcnlog.ia <;on nece<;arifl<; \ /ltdt><; p;tr:\ <Jar un significado al EI st:H\I" tc6rico especial que rec1ama Leone para evitar el
presente. Pero se mostrClflHl e<;('{~l'ti"'I<". ell 511mayorfa. n~~'rE'<; dilema Ill"flciollado es una «arqueologfa decl,uadamente male-
rialista» (ihid .. p. 7';7). Pero en el caso cle que, por ejemplo, textuClliclCld del conocimiento Clrqueologico. ::tfirmando que el
yo no aceptc 1o, pnncipios b{)sicps del Illaterialismo. por razo- «metodo» permitira diferenciar entre las c\istintas interpretacio:
nes esbozadas en este Ilbro. puccio afirmar que el materialismo nes Cllternativas clel pasCldo. EI positivismo. las Teor\Cls de AI-
es. en sf mismo~ una falsa ideologia. que es tan s610 otra teoda cance Meclio independientes. el analisis materialistCl. todos ellos
universal elaborada por la comunidad <lcademica con el fin de aparecen ligaclos a supuestos sociales especfficos de IClactuali-
mantener un control privilegiado sobre la interpretaci6n «co- clad: el metodo tambien es ideol6gico.
rrecta» del pasaclo. De entrada la unica soluci6n parece ser un Clbierto rel.<ttivis-
Una respuest<l alternativa a la segunda crftica antes mencio- 010 por el que <<lodo es posible». Evidentemente. estCl soluci6n
nada es uecir que el pas ado no es cognoscible fntegramente. EI posee ciertos ,lspectos atractivos. si facilita IIn mayor debate en-
arque610go. en este caso. debe decantarse por el tipo de opci6n tre los distintos puntos cle vista y una implicaci6n mayor de la
polftica que prefiera en calidacl de miembro de la sociedad. y arqueolog!a en los problemas y tern as sociales y politicos con-
escribir el p<lsauo de forma que refuerce ese particular pun to temporaneos. Pew la mClY0r parte de 10s arque610gos cree que
de vista politico. Serfa una respuesta ciertamente honesta que esta soluci6n es c1emasiado extrema. y que un as intcrpretacio-
muchos pueden considerar atractiva. pero las eventuales conse- nes del pasado son peores que otras. que I1Qes posible decirlo
cuencias son inquietantcs. Si el pasado no tiene una integridad todo con el mismo grado de integridacl.
en sf mismo y una interpretaci6n vale tanto como cualquier La base socia I contemporanea de nuestras reconstrucciones
otra. entonces la arqueologia estn abierta a la manipulaci6n po- del pasado no necesita un<l fClltade validez para esas reconstruc-
Iftica por parle de gobiernos. elites. grupos de interes 'j dictadu- ciones. Es posihle que nuestras interpretaciones no esten exen-
ras fascistas. Con unos datos descritos como total mente subjeti- tas de prejuicips ° influenciCls. pew Clun ClS!pueden ser corree-
vos. el arqlle6logo no pod ria recllrrir a ellos para oponerse al tas. Sin embargo. es importante camprender de donc\e vienen
«mal uso» del pasado. EI pasado asi entendido dependerfa com- nuestrCls ideCls. y por que queremos reconstruir el PClSCldode
pletamente del pndcr y con el IZI capacidad de controlar la teo- unCl forma con creta .
ria. el meto(\o '! la comunicaci6n. En este volumen, sin embar- Existe un~ relClci6n c1ialectica entre el pasado y el presente:
go. he sostenido que los datos del pasado si poseen una realidad se interpreta ('1 pasado en funci6n del presente. pero puede
contextual en relaci6n con la teoria. tambien utilizarse el pasClc\o para critic,n y desafi<tr al presente.
En mi opini6n. es posible c1eterminar criticamente los contextos
del pasado y del presente en funci6n uno del otro, pClra lograr
una mejor comrrensi6n de ambos. Hay una caracidad mental
human a para concehir 1118sde un contexto y analizar cr\tica-
En la ultima parte cle este capitulo he analizado los puntos mente la relacion entre l<t, di\'ersas perspectivas. Este tema nos
de vista arqueol6g.lcos reales y potenciales de varios grupos que devuelve a ellllnciados anteriores. en este mismo volumen. so-
pueden describirse como suborclinaclos a escala global 0 interso- bre la relaci6n entre el todo mas amplio (estructura. sistema) y
cia!. Estos puntos de vista alternativos. aunque en absoluto la parte individuClI (acci6n. practica. individuo). Las estructuras
«minoritarios». se enfrentan a los puntos de vista del establish- y los supuesios pueden muy bien constituir los medios para el
ment y prcsuponen que los pasados que reconstruimos son sub- pensamiento y la acci6n. pero al mismo tiempo pueden a su vez
jetivos y que estan implicados en la negociaci6n del poder. ser trClnsform<ldos por el pensamiento y lClaoci6n criticas. '"
No parece posible reaccionar contra este analisis cle L con- De modo que los dCltr)<;no ,on <;lIhjetivos. sino reales. Y no
existen instrumentos universales ue meuici!)n. pero es posible
en cambio comprenuer la «otreua<.!J). la cualidad de ser ot/a
cosa. ""incluso Ja noci6n de..la universalidad de la c(nstruccil~';l
del si'gnificado tiene que ser objeto ue valoraci6n crftica, sobre
to<1o en periodos anteriores al Homo sapiens sapiens. Siempre
traducimos «sus)) significados a «nuestro)) lenguaje, pero nues-
tro lenguaje es 10 suficientemente flexible y rico como para
identificar y percibir diferencias en la forma en que las mismas
«palabras» son utilizadas en contextos uistintos. Es posible
comprender la subjetividad de otros objctos sin imponer nues- 9. CONCLUSI6N: LA ARQUEOLOOIA
tras propias subjetividades «objetivas,,; la divisi6n sujeto/objeto COMO ARQUEOLOGIA
que ha dominado la arqueologia puecle superarse.
La arqueologia postproccsual. pues, impJica la superaci6n
de dicotomfas establecidas, pre9Upuestas, y abre el camino al EI tennillo «postprocesuah) pretende abrir y ampliar el de-
estudio de la.s relaciones entre norma c,)ndividuo, entre proceso bate en arqueologfa, una (\mpJiad6n que incluye las nuevas di~
y estructurit. entre 10 ideal y 10 material. entre objeto y sujeto. mensiones descritas en los cuatro epfgrafes del capftulo 8. y que
AI reves que la arqueologia procesual, no defiende un solo en- incorpora diversas influencias, tales como el marxisrno. el es-
foque, ni afirma que la arqueologia debe desarrollar una meto- tructuralismo, el idealismo. las criticas feministas y la aTllueolo-
dologfa aceptada. Es por clio que la iJrqueologfa postprocesual gla publica. Paralelamente se pretende que la arqueologla sea'
es sencillamente «post-»). Parte de una crftica de 10 anterior, una disciplina capaz de representar Una voz independiente en
construyendo sobre esa vfa. pero al mismo tiempo divergiendo los debates intelectuales y publicos. EI enfoque contextual ana-
de ella. Supone diversidad y faHa de consenso. Se caracteriza lizado en el capitulo 7 es una forma de Ilevar a cabo este obje:"
por el debate y la incertidumbre acerca de los problemas funda- tivo, y, segun mi opini6n. se trata de una forma atractiva, dada
mentales poco discutidos anteriormente en arqueologfa. Es mas mi propia visi6n de la sociedad en que vivo y de 10 que tendrfa
un plantearniento de preguntas que una provisi6n de respues- quesuceder, y dada mt propia opini6~ sobre la evoluci6n de la
tas. arqueologfa durante 10s ultimos veinte anos. ,
, Contribuyendo e implicandose en un debate iriterdisciplina-
rio mas amplio, 10s arql1e610gos pueden lIegar a leer varids /i-
pos de significado general en sus datos. De acuerdo COil r~~nk
(1985), yo defiendo dos tipos de significado contextual. Uno ~s
el significado de 105 objetos en tanto que objetos fisicos. imph-
cados en los intercambios de materia, ei\ergra e informad6n:
haee referericia a1 objeto como medio que. una vez producido.
sirve p,Ha facititar Jas necesidades organizativas. EI otro es cl
significado de los oojetos en relacion con los contenidos estru~-
turados de las tradiciones hist6ricas. Cuantlo afirmo In necesl-
dad de ;'lInhas perspectivas (el objeto como ohjeto y el nhjeto
como algo constituido de forma significativa) en arqueologfa. femenina 0 de si 10 realiian grupos 5610 masculinos lejos del
no estoy abogando en favor de una polftica de «vivir y dejar pohlado de residencia. Llega a la conclusion de que el procesa-
vivir». en la que ambos enfoques puedan existir por separado. miento de I" resina es situacional y no determinado cultural-
uno al lado del otro. Considerando linicamente el objeto como mente.
objeto fisico. se consigue bien poco. Quiza la distancia can res- EI procesamiento de la resina puede clara mente variar en
pecto al origen de un objeto intercambiado. la cantidad de car- funci6n de la presencia 0 no de mujeres y del lugar donde se
ne hallada en los huesos. 0 la eficacia de los utensilios para cor- Jleva a cabo. Pero describir esta variacion y co-variacion equiva-
tar pieles. etc .. sean aspectos que pueden determinarse sin re- Ie a no analiz"r adecuadamente ningunn de estos dos niveles
currir a sus significa<.los hist6ricos: pero he mostrado can varios -adaptaci6n situacional y cu1tura. He afirmado que la toma de
ejemplos que la mayorfa de los enunciaclos sobre eI pasado in- decisi6n situacional es una parte fundamental del contexto:
c1uyen supuestos e ideas preconcebi<.las sobre aquellos significa- pero para analizar la variabilidad situacional es necesario tener
dos -ya se hable del intercambio de prestigio. de la economfa una idea muy cl"ra de par que las mujeres realizan ciertas ta-
o del tamai;Q de la poblaci6n de un asentamiento. lncluso paJa- reas y los hombres otras y analizar el contexto social activo de
bras como «muralla». «foso". 0 «asentarniento» denotan inten- las estrategias m"sculina y femenina en relati6n las Ul1as con
ci6n de prop6sito. No siempre podemos presuponer que «mu- las otras. i.Que pretenden las mujeres y los homhres cuando sc
jer» y «agricultura" signifiquen 10 mismo. en distintos contex- niegan a realizar la tarea en este poblado de resiclencia. pero
tos. Los arque61ogos siempre han trabajado proyectandose a sf no en aque] otro. etc.? Binford no ofrece ninguna respuesta a
.mismos en los contextos culturales del pasado. de 10 contrario estas cuestiones. Para analizar el rol de la cultura. es necesario
no se puede ir muy Jejos. Los dos enfoques no pueden existir analizar las actitudes indfgenas hacia las herramientas concretas
por separado, porque se necesitan mutuamente v uno suele es- utilizadas en el procesamiento de la resina. hacia aquellos uten-
tar implicado en el otro. En este libro hemos qu-erido defender silios que pueden 0 no utilizarse dentro y fuera del campamento
la necesidad de esta relacion. defender la necesidad de ser mas residencial, hacia la resina y el procesamiento en sf mismos. ha-
I
explicitos y rigurosos en nuestra reconstrucci6n de los significa-
dos del pasado. y fa necesidacl de analizar los problemas te6ri-
cia los hombres y las mujeres. Sera necesario analizar tales ac-
titudes y estrategias por media de una observacion mns atenta
I
cos y metodoI6gicos que se deriven de ello. del contexto' cultural (a que otras cosas se dedican los hombres I
. Pero esta vision de Ias cosas encuentra una persistente reac- y las mujeres. para que se utilizan ademas los distintos lugares. I
cJ6n en el seno de laarqueologfa. Gran parte de los trabajos etcetera).
actuales de Binford todavfa se centran en este tema. En su des- En lugai' de ver la cultur" como algo disociado de 1::\ tom" . I
\
cripci6n de las actitudes de los aborfgenes australianos avawara de decisiones situacional, podemos verlas a ambas estrechamen- l~i,
(
en r~laci6n con. el. procesamiento de la resina. Binford' (19R4) te entrelazadas ell cada «accion» social. En terminQs de Colling-
perclbe una vanacl~n ~ntre los diferentes grupos aborfgenes y wood. es necesario lIegar al «interior>, de (os hechos ayawara.
pregunta SI esta vanacl6n es oportuna y situacional 0 cultural AI igual que en su estudio de los nunamiut, Binford nos da una
perpetuando asf la vieja divisi6n entre proceso y norma. y"6a~ informacion inadecuada para analizar la cultura como el me-
s~n<Jo la pregunta en la asuncion de la existencia de est3 divi- dium de la "ccion -Ias decisiones situacionales. como hemos
sl6n .. Binford afirma que la vari3cion en los procesamientos de visto. tienen lu£ar en un vaclo cultural. de modo que no nos es ••
la resina depende de si este procesamiento 10 11evan a c"ho gru- posible expl ica~ su especi ficidad. SliS ca usas o~sus cnnsecllen-
pos sexualmenle Il1lxtos que utilizan ftems de responsabilidad Ci3S. L<l pohre7a ar?umentatiya es clara. Rinfnrd ('stn mas inte-
INTERPRETA06N
,
EN ARQL'EOLOGfA CONCLUSION: LA ARQUEOLOGIA COMO ARQUEOloofA 207

resado en protagonizar un debate te6rico abstracto sobre la so- dos y sus propias teorfas.· como una disciplina ·independie~te.
lidez de tal 0 eual «ismo» que en comprender eI acontecimiento Quisiera ahora a~~lizar la pr,opue~lta. distinta de la arqueolosfa
concr-eto en toda su riquef.a y complejidad. EI actual juego del procesual y tradlclOnal, segun la cual la arqueologfa no es.fi
raCier se ileva hasta sus ultimas consecuencias, pero no por ello historia ni antropologfa, sino s610 arqueologfa.
la causa de la ciencia ha avanzada. Nosotros, evidentemente, «La arqueologfa es arqueologfa es arqueologfa» es una ener-
abordarfamos los grandes problemas te6ricos tan s610 despues gica afirmaci6n de David Clarke. Su Anplytical ArchaeoloRV
de haber discutido en profundidad el procesamiento ayawara de (1968) es el intento mas significativo de desarrollar una metod~-
la resina; las teorfas generales son necesarias en la fase inicial logfa especfficamente arqueoJ6gica basada, en los objetos ar-
del analisis e interpretaci6n de los datos. evidentemente, pero queol6gicos y en sus asociaciones y afinidades en los contextos
en la descripci6n de Binford nllnea encontramos la relaci6n dia- arqueol6gicos. En su posterior estudio de Glastonbury (1972:
lectiea entre teoria y datos, 0 la comparaci6n critica de unos vease p. 68), Clarke lIev6 a cabo un ancilisis contextual minucio-
eontextos con otros. Binford plilveriz(I 13 argumentaei6n «con· so que incorporaba un elemento estructural. Ademas de su no-
trastando» teorias por medio de crj te rias preseleecionados, en alineamiento con los partidarios de que «Ia arqueologfa es an-
lugar de situar la teoria mas cOJTlpleta y profundamente en su tropologfa 0 no es nada», Clarke tambien se desmarc6 de gran
propio eontexto. Binford no «lee» el «texto» ayawara del proce- parte de la arqueologfa procesual 0 «nueva~, porque siempre
samiento ~i.ela resina. La diseusi6n acerca de los «ismos» provo- conserv6 un interes por las entidades culturales, por su difusi6n
ca, por 10 tanto, una confrontaci6n. basada en presupuestos a y sus continuidades. Pese a un fuerte componente positivista en
priori y en el poder. La eventual eontribuei6n que los ayawara su obra, Clarke no fue partidario de imponer y «contrastan) le-
pubieran podido hacer al debate sabre los «ismos» nunea pudo yes generales con excesiva facilidad. Existen, pues; muchas se-
lIevarse a cabo. mejanias conla descripci6n m~s limitada de un enfoque contex-

I~-=
Para lograr u·na mayor amplitud en la arqueologia postpro- tual propuesta en este libro. La diferertcia principal~ aparte de
cesual, hay que incorporar estudios relativos a ambos tipos de la detallada metodo)ogia adoptada.radica en la imposibilidad,
significado de los objetos mnteriales. As! pod ran abordarse 10s por parte de Oarke, de identjificar formes de trascender los da-
cu~tr~.) ~~~as de I~ arqUe~I~g,f.~Po.S..tProcesual~; .. tos. ir mas alia de ellos, para poder interpretarlos. Su esquema
f~Jf9ttl1aJ)1t(11"1~1(J~ffrFfptoce<;,;: e"imctt .. 11lm!f ... al en Analytical Archaeology es anaHtico·y empfrico, Los significa-
~lo~i}afed~i:·.;r)!i.~s~~:~-~,(jjeW}. Qliiza se-plense que la ar- dos culturales y sociales de SU8 patrones culturales no son nada
queologfa, convirtiendose en parte de este tipo de debates y uti- claros. [mpuso interpretaciones interculturales simples (respec-
lizando Ius teorias de otras disciplinas. puede lIegar a· perder to, por ejemplo, a la significtlci6n de las concentraciones clllt~~,
parte de su especificidad e independcllcia. La arqueologfa post- rales regJOnaJes). y en este y en sus ultimos trabajos demuesttt~f
procesual e~ parte de unos intercscs lll,lS amplios dentro de la poco interes por elcontenido del significado, por la «historia
teoria social y el analisis contextualilllpnrfa muchns de sus me- desde dentro,,>:
todos y teorta del amHisis lingiifstico. Tambien TayJorafirmaha que 4flaarqueologra-no es ni histo-
Y sin embargo, se ha dicho en este libro que es posible ?n~- ria ni antropologfa» (1948. p. 44).-Existen muchas semejanzas
lizar los datos· arqueol6gicos coiltextua1cs en sus pre-pios tern.i- entre el pllnto de vista defendido en este volumen y la vision
nns y aproximarse a la especificidad de los significados del pasa- conjuntiva de Taylor. que tenfa como objetivo principal «Ia elu-
do. Quiz:) la arqueoJogfa pllt:da COlli rihuir con SllS propios datos cidaci6n de las conjunciones culturales, las asociaciones y rela-
a los de nates generales. utilj7:II~do 1':lr;1 clio SlIS propin<; meto- ciones. las "Minidades" dentm de la mallifestaci6n investign(\a»
descripci6n e interpretaci6n"tJe los datos), es evidente que Tay-
lor, al igual que Collingwood, tiene mucho que ofrecer a los
arque610gos contemporaneos. No es mi deseo negar vinculos
con otros arque610gos anteriores -:-parece claramente necesario
reconstruir los puentes rotos tan severamente por la arqueolo-
gia procesual, y revalorizar 10 que se ha venido en Hamar «el
largo suei\o de la teorfa arqueol6gica» (Renfrew, 1983 b) ..
En este volumen la idea de que la arqueologia debe tener
supropia existencia independiente, pese a sus implicaciones con
la teona y el metoda de tipo general, tiene los componentes
siguientes. Primero, ya he comentado en el capitulo 8 que la
arqueologfa se diferencia del hacer propio de los anticuarios por
su consideraci6n del contexto de los objetos materiales. Se ha
dicho que los arque610gos pueden incorporar metodos inducti-
vos en su configuraci6n, a partir d€ asociaciones y contrastes
contextuales, de una comprensi6n cntica de los significados his-
t6ri<fqsespecfficos. Estas lecturas e interpretaciones son traduc-
ciones de una epoca distinta; plantean hip6tesis 0 supuestos
universales, pero los resultados no son totalmente dependientes
del presente. Las lecturas informan y contribuyen al preSente a
traves de una valoraci6n crftica del pasado. Lo que 105arque6-
logos puedan Ilegar a interpretar dependera de la riqueza de las
tramas de. sus datos y de su conocimiento y capacidade5, pero
'existe un evidente potencial para una contribuci6n' arqueol6gica
independiente ... '.
Segundo, aunque los arqueol6gos pueQan leer los textos de
la cultura material de forma parecidaa como'se leen tos docu-
mentos escritos, existen diferencias distintivas entre la cultura
material y la lengua hablada 0 escrita, diferencias que necesitan
de una investigaci6n mas detallada. La cultura material apare-
ce, muchas Veces, como un lenguaje mas simple, aunque mas
ambiguo y, comparado con el habla, suele parecer mas fijo y
duradero. Ademas, la mayorfa de palabras son significantes ar-
bitrarios de los conceptos significados: asi, la relaci6n entre la
palabra «arbol», distinta de arbre 0 tree, y el concepto «arbol»,
es convencional e hist6rica. Pero una «palabni'» de la cultura "
material, al igu~i"que una fotograffa 0 una escultura de un ser
humano. no es unn rcpresent~ci6n arhitraria de 10 significado. ta. Segundo. sentimos que. ;1 resar dc Il)dn, entl~ndemos Ins 'ob-
as!. (II ren:s que la mayorf,l dc palabnls, muchos signos de la jetos. tenclllPs algo en COllH'Jfly una proximidad, incluso aun-
cult.ura material son ic6ni('·u~. E5t;l\ ~ ut Jas diterencitls implican que haya grandes lapsos de tiempo de pOl' medio. Estos obje.\os
que los arque61ogos tienen que elalmrar su propia teorfa y me- nos enfrentan a la enormiclad del tiempo y a la generalidad'Je
todo para Jeer sus propios datos. . la experiencia En este "(llumen he intentado demostrar que es
Tercero. la arqucologfa pucdc ·.alcrse de la evidencia de fa posible cnknder esta dist<lIlcia y esta \astedad solo si explota-
actividnd cultural hllmana que (lbarca enormes lap"lJs de ti-:. tl- mos exhaust ivamente la cotidianidau (oncreta de los propios ar-
po. Esta pcrspecli\'a en cl ticmpo ticllc cl p()lenciai de posibili- lefactos, en wcb su especificidad.
tar a 13 larga nuevas forlllas de percihir v tratar los clIatro pun- En las calles de Boston. Mags Harries crea objetos arqueo-
tos principales de la anjuclliogia fll'<;'1)rocesual For ejemplo, 16gicos. Su arte es arqueologfa en 10<;dos sentidos que acnnarnos
(,que papel desempena, en e! tiemjl0. cl (lcontecimiento inclivi- de definir. Para que la arqueologfa misma vuelva a ser arqueo-
dun I en los procesos generales de Gllnbio social y cultural, y logfa, sera necesario algo mas que exca\'ar mas artefactos y Ile-
cmil es la relaci6n entre c<;truclur:J y proccso? A corto plazo, varlos a los Illuseos y clasificarlos dentm de subsistemas socio-
puccle que los condicionalltes ~ocialcs y econ6micos parezcan cuilurales; es necesario analizar los contextos especfficos de los
mas importantes, pero en el tiemJJo. podemos percibir quiz3 objetos en cl pasado. con el fin de confrontar nuestros propios
que las decisiones sociales y econ6111icas f(lrrnan modelos repe- contextos a la luz de la vasHsima generalidad de los tiempos.
lidos que tienen un rilmo cultural \' cstructural subvacente. En Can el analisis de lInos primeros pasos en esta direccion.
el caritul(l .5 ll1enciOncU'amlls el illc:il'iente trabajo a'rqueol6gico este volurnen plantea consciente e intencionadamente m;\s pre-
en este senticlo. guntas que respuestas: sobre las relaciones entre individuos y
Dehiclo <1toda esta lTI11ltiplicicl;ldde formas. la arqueologfa sociedades. sohre la existencia de leyes generale'. sohre el rol
puede conc;iderar<;e como una clisciplill<l independicnte que bus- . dc los arquc61ogos en la sociedad. etc. EI significndo def pasaclo
ca. de mouo vacilante. Ull tJH:-t(ldu \ 111\;, tcorla independientes. es mas complejo de 10 que crdamos. Pero en lugar de decir que
pcro que est() nccesari;-tmente \';llur!nr!a (l la teorla social gene~ la arqueolugia apareee hoy comO algo enorrnemente dirki\. de
ral y contribuyc a ella. EI problema de 1<1relaci6n entre 10 par- hecho he sugerido la posibilidad de que los arque610gos. cuando
ticlliar y 10 general que sllby;lce tld'; II'S Ires puntos analizados traclu:"can los significados de los textos pa~ados a su propia len-
en los parrafos anteriores, es, en sf nJi<;l\lo, un tema muy amplio gua, vuelvan a hacer uso "de los principios b<lsicos. Los metodos
<11que la arqueologfa pllede contrihuil lOUy especialmente. de excavaci6n y de interpretaci6n basados en !<l noci6n de con-
Los objetos arqueol6gicos plal1tean preguntas acerca de la texto ~st~n muy des3~rollados. Utilizando tales metoclc1s 1~eI,
rclaci6n entre In especffico y 10 general. de una forma extrema procedHl1lcnto de Collmgwnod de pregullta-y-respuesta, nOCJO-
y evocador.a. Esta relaci6n. aparelllcmente ignorada pOI' gran nes de cohcrencia y de correspondencia. la idea de que cl sig-
parte de la reciente arqueologia ac"c!clllica. <1parece recogida en nificado se construye mediante conjulltos estructurados de clife-
el arte publico de Mags Harries en las calles de Boston. Su arte rencias- y rcconociendo la import~ncia del anaTisis critico. afir-
se recl<ll11acomo arqueol6gic0. prill1ero porque la autora reco- . mO que la informaci6n contextual procedente del pasadp puede
noce la eSlrecha proxirnidacl de IllS phjc((ls mundanos cotidia~ permitirnos cntender significados funcionales e ideacionales.
nos. de <;u especificidad hist6ric;1 J'rodllcidos much as veces Par lU/l~iguienle. es po~ible reconstruir la historia ell cl
.para scr dcsech;tdo<,_ siendo invpjliill:qios C inadvcrtidos, los tiempo y c\.lnlrihuir asf al debate en el marco de la lllodern;l teo-
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