Sentencia SP4935-2016 - 47048 de Abril 20 de 2016
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7/10/2020 SENTENCIA SP4935-2016/47048 DE ABRIL 20 DE 2016
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Por tanto, acota el libelista, aun cuando la Fiscalía no logró determinar la fecha exacta del año
2004 en que se cometió el vejamen sexual denunciado, y aceptando hipotéticamente que éste
acaeció el 31 de diciembre de esa anualidad, el plazo para que operara la prescripción de la acción
penal, esto es, 90 meses —7 años y 6 meses—, se cumplió antes de la formulación de imputación,
la cual tuvo lugar el 6 de agosto de 2014, por lo cual, asevera, el acusado no podía ser juzgado y
condenado por esas conductas punibles y, en consecuencia, la “pena no podía incrementarse en
34 meses como se hizo” en razón del concurso homogéneo sucesivo.
En consecuencia, solicita a la Corte casar la sentencia impugnada para, en su lugar, “decretarse
la nulidad o de forma residual, como solución menos traumática… redosificar la sanción
disminuyendo el incremento impuesto por los hechos acaecidos en el año 2004”, en razón del
concurso homogéneo sucesivo de delitos, que fue de 34 meses de prisión.
(…)
Consideraciones de la Corte.
El cargo único que postula el defensor del acusado PLJ al amparo de la causal segunda de
casación —art. 181 Ley 906 de 2004—, por nulidad, se sustenta en la vulneración del debido
proceso por trasgresión de las garantías del prenombrado, pues éste fue acusado y condenado por
un concurso homogéneo y sucesivo de delitos de actos sexuales con menor de catorce años
agravado, por hechos ocurridos en los años 2004 y 2005, siendo que frente a las conductas
cometidas en el primero de los periodos en cita, había operado el fenómeno jurídico de la
prescripción de la acción penal, por cuanto en relación con éstas no resultaba aplicable el
incremento punitivo previsto en el artículo 14 de la Ley 890 de 2004.
En orden a dilucidar el problema jurídico que plantea el demandante, esto es, si la acción penal
por los delitos objeto de acusación cometidos por el procesado López Jiménez en el año 2004,
estaba prescrita para el momento en que fueron imputados por la Fiscalía, la Sala abordara los
siguientes temas: (i) las pautas interpretativas procedentes a efectos de determinar la normativa
sustancial y procesal que debe regir la actuación penal cuando, ante un concurso de conductas
punibles, se presenta un tránsito o coexistencia de legislaciones; (ii) el ámbito de aplicación del
artículo 14 de la Ley 890 de 2004; y finalmente, (iii) establecer en el caso concreto, si la acción
penal por el concurso de delitos de actos sexuales con menor de catorce años agravado, cometidos
en el año 2004, prescribió antes de la formulación de la imputación y, en caso afirmativo, proceder
a dictar la respectiva sentencia sustitutiva.
2.1 Determinación de la Normativa Sustancial y Procesal Aplicable en Caso de Tránsito o
Coexistencia de Legislaciones.
2.1.1. Conviene recordar que el principio de legalidad es una de las garantías más relevantes del
Estado Social de Derecho fundado en la dignidad humana, clara expresión del debido proceso en
materia penal, de consagración legal (L. 600/2000 y 906/2004, art. 6º) y constitucional (art. 29 C.N).
En esa medida, el apotegma de legalidad de los delitos y de las penas, según el cual “nadie
podrá ser juzgado sino conforme a las leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o
tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio”, se erige
como límite al ius puniendi y salvaguardia frente a la arbitrariedad del Estado, por lo cual unos y
otras deben estar definidas de manera previa, taxativa e inequívoca por la ley para que puedan ser
aplicables a determinado comportamiento humano que vulnere o ponga en riesgo bienes jurídicos.
La Corte Constitucional, al estudiar el mencionado principio en sentido lato, señaló:
De conformidad con lo dispuesto en el Art. 29 de la Constitución, “nadie podrá ser juzgado
sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa”.
Esta disposición consagra el principio de legalidad de los delitos y de las penas, que desde la
época de la Revolución Francesa protege la libertad individual contra la eventual arbitrariedad
de los jueces y garantiza la igualdad de las personas, y que en su sentido amplio comprende:
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i) la reserva legal, como expresión de la soberanía popular y del principio democrático (Arts. 1º
y 3º C. Pol.), en virtud de la cual la definición de las conductas punibles y sus sanciones, que
constituyen una limitación extraordinaria a la libertad individual, por razones de interés
general, está atribuida al Congreso de la República como órgano genuino de representación
popular, lo cual asegura que dicha definición sea el resultado de un debate amplio y
democrático y que se materialice a través de disposiciones generales y abstractas, impidiendo
así la posibilidad de prohibiciones y castigos particulares o circunstanciales y garantizando un
trato igual para todas las personas;
ii) la irretroactividad de las leyes que crean delitos o aumentan las penas, para evitar la
imposición de sanciones ex post facto, esto es, con posterioridad a los hechos, respecto de
conductas realizadas en ejercicio de la libertad legítima, de tanto significado en un Estado
liberal, cuando no existía ninguna prohibición. (Corte Constitucional C-238 de 2005).
Y en cuanto al referido axioma en sentido estricto, el máximo Tribunal Constitucional dijo:
El principio de legalidad penal constituye una de las principales conquistas del
constitucionalismo, pues constituye una salvaguarda de la seguridad jurídica de los
ciudadanos, ya que les permite conocer previamente las conductas prohibidas y las penas
aplicables. De esa manera, ese principio protege la libertad individual, controla la arbitrariedad
judicial y asegura la igualdad de todas las personas ante el poder punitivo estatal. Por eso es
natural que los tratados de derechos humanos y nuestra Constitución lo incorporen
expresamente cuando establecen que nadie puede ser juzgado sino conforme a leyes
preexistentes al acto que se le imputa (CP art. 29) (3) .
Esta Corte ha precisado además (Ver Sentencia C-559 de 1999, MP Alejandro Martínez
Caballero, Fundamentos 15 y ss.) que en materia penal, el principio de legalidad en sentido
lato o reserva legal, esto es, que la ley debe definir previamente los hechos punibles, no es
suficiente, y debe ser complementado por un principio de legalidad en sentido estricto,
también denominado como el principio de tipicidad o taxatividad, según el cual, las conductas
punibles y las penas deben ser no sólo previa sino taxativa e inequívocamente definidas por la
ley, de suerte, que la labor del juez penal se limite a verificar si una conducta concreta se
adecua a la descripción abstracta realizada por la ley. Solo de esa manera el principio de
legalidad cumple
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