Órdenes Secretos en El Trabajo y El Éxito

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ÓRDENES SECRETOS EN EL TRABAJO Y EL ÉXITO

Sábado 1º y Domingo 2 de septiembre de 2007-09-04

Mañana del sábado 1º


El trabajo es llevar la vida a la práctica. Sin trabajo no hay vida.
A veces olvidamos de dónde provienen estas leyes y las leyes del amor.
El amor de los padres, eso es trabajo duro que exigió lo máximo, sobre todo de
nuestra madre. Luego se manifiesta un orden. Nuestros padres trabajaron duramente
para criarnos y para capacitarnos para la vida independiente. Si tomamos ese fruto,
también podemos transmitirlo trabajando nosotros.

Éxito es haber tomado de la madre y también del padre. Fracaso es lo contrario.


El que sólo hace lo mínimo no tiene éxito y se vuelve pobre: no tomó y no puede dar.
En un contexto mayor, quien toma algo grande en su trabajo y lo transmite se
comporta como una madre. Por ejemplo, el dueño de una empresa exitosa posibilita
que muchos tengan vida. Sus empleados ganan lo necesario para sus familias. Un gran
empresario que sabe esto se siente responsable por muchas personas como una madre
por sus hijos. Quienes reciben de él, en su alma ven en él a su madre y a su padre.
Frente a él se comportan como hijos aunque sean adultos. Y sienten respeto, gratitud
y dan lo mejor que pueden en esa empresa para que muchos se mantengan.

En cambio, quien rechaza a su empleador… también rechaza a su padre. El éxito


comienza con el respeto y el amor hacia ellos. Quien está vinculado de esta forma
tiene alegría cuando trabaja. Si tiene orden en este vínculo y toma lo que le regalan,
se le nota en el rostro porque está radiante, porque muchos lo aman y cuando da algo
en su trabajo los demás lo toman con ganas. El orden comienza muy tempranamente.

Si se busca éxito en la terapia se lo encuentra en la relación con la madre. El terapeuta


debe estar unido a la madre del cliente y guiar al cliente hacia ese amor. A veces,
entre el terapeuta y el cliente comienza un juego: el cliente se comporta como hijo y le
quiere decir al terapeuta lo que debe hacer y se enoja si no lo hace. Si el terapeuta
está unido a la madre con amor, se sale de eso, mantiene su dignidad con el cliente y
también mantiene la dignidad de la madre del cliente. Entonces los dos, terapeuta y
cliente, quedan libres y quizá ocurra algo sin ayuda. Así, la terapia tiene éxito.

(Después de una constelación con un empresario en la que se vio que había un gran
secreto en su familia)

Lo que ocurre en una empresa está inmerso en algo más grande. Aquí sucedió un
movimiento del espíritu que mostró dónde comienza la solución: continuar el
movimiento hacia el secreto que puede ser algo anterior en la familia del cliente.

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Hay dos leyes individuales que son transgredidas sin que las personas individuales lo
comprendan porque estas leyes son impuestas por una conciencia colectiva que es
inconsciente. Sólo cuando se conocen y aplican estas leyes está garantizado el éxito en
todo sentido: en nuestra relación con nuestros padres, pareja, hijos, profesión,
empresas, vida pública.
1) Todo lo que existe tiene el mismo derecho a estar.
2) En cada grupo, familia, empresa, hay una jerarquía.
1)Todo lo que existe no puede existir por sí mismo. Todo lo que existe es responsable,
tiene sentido y está relacionado con todo lo demás. En el todo tiene un significado
específico propio porque fue pensado así por otra fuerza.
Todo lo existente está en movimiento. No es un movimiento propio y también es
pensado. Cuando rechazamos algo y también cuando queremos destruirlo o
deshacernos de ello, sigue siendo pensado. El pensar de esta fuerza creadora del
espíritu se mantiene, porque ¿adónde desaparecería? Sigue siendo pensado tal como
es. Aunque queramos luchar contra algo, triunfar por sobre algo, sigue estando. Todo
existe siempre, de una manera modificada, pero existe.
Si por ejemplo un niño es abortado, o dado; si nos queremos deshacer de una
enfermedad: todo tiene el mismo derecho a existir y sigue existiendo. Se asentimos a
esto, internamente creamos un espacio para todo tal como es y estamos en el amor.
Cuando queremos deshacernos de algo o destruir, en nuestras familias, más adelante,
será representado por otra persona. Un hijo, por ejemplo, se hace cargo de una
persona excluida. En una empresa, cuando alguien es despedido injustamente porque
otro quiere deshacerse de él, en la empresa será representado luego por otra persona.
A veces, también, es representado por alguien de la familia del dueño de la empresa.

(Constelación de empresaria con casas en alquiler: los alquileres no fluyen)

Se revela que hay excluidos en la familia. Las casas tienen alma, saben adónde
quieren ir y adónde pertenecen. No permiten ser alquiladas. No es tan fácil porque no
podemos desengancharnos de lo que ha ocurrido en nuestras familias y en nosotros.

2) El orden tiene que ver con la edad. El que estuvo primero tiene prioridad. Lo mismo
pasa con el primer producto ante el segundo si lo hubiera. Cuando una empresa tiene
varios departamentos o áreas pueden producirse graves desórdenes si se trangrede
esta ley.
También hay una jerarquía según el rendimiento y las responsabilidades, de acuerdo
con el aporte que la persona haga a la empresa. Simultáneamente sigue existiendo el
orden por la edad. Por ejemplo, un nuevo gerente que viene de afuera, idóneo, con
responsabilidad y rendimiento por los que ocupa el primer puesto. Pero él ocupa el
último puesto por la edad. Si lo sabe y lo aplica, espera el asentimiento de los demás y
los integra a sus reflexiones, permanece en el último lugar y desde allí, rápidamente,
recibe información y colaboración de todos. Si se arroga poder sin considerar a los
otros, los colaboradores más capaces se van.

Sábado a la tarde

A veces la empresa representa a un hijo o a una mujer u hombre anterior del dueño a
dueña. A veces la empresa quiere ir con quien dio el dinero que facilitó su creación.
Si una mujer tiene una empresa y luego un hombre se casa con ella, no es negocio
para el hombre. La mujer dio más y él ha tomado sin poder devolverle de manera
adecuada. No porque no quiera sino porque no está en el lugar correcto. Hay un
desnivel: la mujer queda más grande y el hombre más pequeño. Parecido a esto es
cuando una mujer hereda una empresa y después se casa. Generalmente el yerno
arruina la empresa. No sé por qué. Seguramente por estar en el lugar equivocado. Es
un orden secreto.
Muchos de los que ofrecen constelaciones familiares como psicoterapeutas hacen un
buen trabajo. Si van más allá del marco de la psicoterapia y asesoran empresas
porque saben que las leyes también allí son válidas, amplían el alcance del trabajo ya
que influye en la vida de muchos. También a muchos les hace falta una psicoterapia
para mejorar en su empresa. Se amplía mucho el espectro con las CF.

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Hay otra ley: el fundador de una empresa o institución nunca puede ser reemplazado.
Si se intenta, la empresa está en riesgo. Nadie puede estar a su nivel.
Cuando varios fundan una organización y luego se agrega otro, no es posible integrarlo
al mismo nivel. Debe ocupar un lugar inferior.
En cuanto al dinero, recordar que ocupa el lugar de la madre. El dinero tiene un alma y
puede querer quedarse o irse según lo respetemos o no como a nuestra madre.

Muchos creen que tienen derecho a tener trabajo. El trabajo es una gracia. El trabajo
nos da poder: porque ganamos dinero y porque podemos hacer algo. Nos da poder y
fuerza. Y también sex-appeal. Quien dice “Yo tengo trabajo” tiene respeto ante él.
Quien comprendió que la vida es servir jamás será pobre y siempre tendrá trabajo.

Mañana del domingo 2

Hellinger cuenta la historia de Adán y Eva y del árbol del bien y del mal como
explicación de la polaridad. La separación entre bien y mal es la separación de Dios.
Regresamos a lo divino cuando dejamos atrás la diferencia entre el bien y el mal. Ahí
comienza el Paraíso: primero en nuestra alma; luego con los más cercanos y cada vez
llega más lejos. Dice Hellinger: Mi trabajo muestra este dejar atrás el bien y el mal. No
hacemos nada sino permitir que actúe una fuerza divina. Nos retiramos, sobre todo de
la diferencia entre bien y mal, y de repente Dios crea nuevamente el mundo sin
diferencias. De repente, en sintonía con estos movimientos, regresamos al Paraíso. Es
otro Paraíso. Un paraíso que evoluciona en nuestra alma. Regresamos al árbol del
entendimiento en el cual vemos a todos en conjunto y asentimos: TODO ESTÁ BIEN.

Es importante elegir a los que van a constelar estando en sintonía. Lo que resulte será
importante para todos en la misma medida, sin importar quién sea el que constele. No
es un privilegio para alguien ni un rechazo hacia nadie.

En una constelación trabaja lo paradójico haciendo que el cliente le diga a su padre:


- Soy como tú. Permanezco despreciado y pequeño.
Luego, reconocido el padre, crece. Si no, permanece la imagen de un niño. Cualquier
padre es grande, no importa lo que haga ni lo que opinen otros. Cada padre ha hecho
la mayor obra. No hay nada más grande. Por eso todos miramos hacia arriba cuando
miramos a nuestro padre. Y así tenemos trabajo.

Hay muchos que no tienen éxito o no quieren trabajar porque tienen un amor secreto.
Sobre las implicancias
Una mujer joven que le dice a la madre: “Yo muero por vos” ama con amor infantil,
pierde fuerzas y siempre fracasa. Si además le dice al padre: “Yo te consuelo” se pone
en el lugar de la madre aunque nada le puede dar al padre como mujer. Y si además
se coloca en el lugar de una mujer que el padre tuvo antes que su madre, sigue
transgrediendo órdenes.
Los hijos implicados no pueden escaparse. Hacen lo que hacen con conciencia tranquila
y se sienten inocentes. Es una dinámica básica detrás de toda tragedia. También de
tragedias en empresas, en trabajo, en la vida pública. Ocurre que la causa se relaciona
con que en nuestra cultura se ha perdido el conocimiento de la conciencia colectiva.

Tipos de conciencia
Hay dos tipos de conciencia y están opuestas entre sí, en permanente conflicto. La
primera, con la que estamos más familiarizados, es personal y se siente como culpa o
inocencia. Esta conciencia tiene como función fundamental unirnos a nuestra familia.
Actúa como un sentido del equilibrio. Ni bien nos salimos del equilibrio tenemos una
sensación desagradable que nos obliga a corregirnos para recuperarlo. El sentido del
equilibrio opera con dos sensaciones: ganas y desgano. En equilibrio nos sentimos
bien. La conciencia funciona igual. Si ponemos en riesgo nuestra pertenencia a la
familia, tenemos mala conciencia, lo que es igual a decir: tengo miedo de no
pertenecer más. La necesidad de pertenecer es la más profunda y por eso corregimos
de inmediato nuestra actitud para estar seguros de pertenecer. Y nos sentimos bien,
con conciencia tranquila. La buena conciencia es igual a poder pertenecer.

La segunda conciencia es inconsciente, colectiva, anterior a la personal. Se puede


comparar con el cerebro (el primal, más antiguo que el cerebro grande, reacciona de
inmediato, sin pensar). La conciencia inconsciente es como el cerebro primal y sigue
dos leyes clave para la supervivencia:
a) Todos los que pertenencen tienen igual derecho.
Originalmente, los seres humanos vivían en un grupo pequeño donde era inimaginable
que alguien quedara excluido, porque no podía ir a ningún lado, se moría. Esta ley
obliga a este reconocimiento. La evolución del ser humano desarrolló la conciencia
personal donde sí se puede separar a la persona y negar ese derecho a alguien. En ese
grupo originario no se podía abortar a un hijo, cada uno era importante. Si bajo la
influencia de nuestra conciencia personal excluimos a alguien, se activa la conciencia
colectiva y trata de completar nuevamente a ese grupo. Entonces, más adelante,
alquien reemplaza al excluido y tendrá que llevar una vida ajena. En nuestro trabajo
los excluidos son nuevamente integrados. También vale para empresas, sobre todo
familiares. Cuando por ejemplo se ha obtenido dinero a costa de otro y no se lo ha
reconocido; o cuando a un yerno se lo incluye como hijo, es un desorden. También en
la profesión.

b) La segunda ley de la conciencia colectiva es el orden de jerarquía. En la horda


original estaba clara la prioridad con los mayores del grupo, abuelos o bisabuelos.
Nadie les discutía su lugar. Luego venían los padres y los hijos, cada uno en el suyo. El
tiempo era lo que iba cambiando los lugares. Era inimaginable que un hijo dijera “yo
soy mejor”. Lo vi con los zulúes. No existe esa situación, ni padres que se comporten
como hijos. Pero ahora, bajo la influencia de la conciencia personal, los hijos
transgreden esta ley interviniendo en algo que sólo les corresponde a los padres, por
ejemplo, quieren salvarlos.
En cada caso de una tragedia, el héroe es siempre un niño en su alma y quiere hacerse
cargo de algo que pertenece a sus mayores: quiere salvar o vengar a sus padres, por
ejemplo. Muchas guerras se dan por esta causa y terminan con la muerte del héroe
porque el orden de jerarquía actúa como ley divina. Esta ley también se da en las
empresas.

Tarde del domingo


La conciencia que percibe como bueno/malo cumple una segunda función: se fija en
compensación entre dar y tomar. Tenemos la necesidad profunda de compensar. Es la
base de los buenos negocios. Tomamos algo bueno y pagamos el precio. Si no,
tendríamos mala conciencia. También si alguien ofrece algo y pide un precio
desproporcionado ya no está al servicio y tiene sus consecuencias. Si yo hice daño a
alguien, necesito dañarme también para compensar. Si una empresa engaña y gana
con eso, después de un tiempo el dueño comete un error que le quita lo que había
adquirido. Errores locos que de afuera asombran responden a esto en función de la
compensación. En una familia, igual. Cuando alguien saca ventaja de otro o lo daña, al
tiempo se manifiesta porque el alma no lo aguanta. Si para un servicio pedimos un
precio exagerado, luego tenemos la necesidad de perder.

La necesidad de compensar tiene buen efecto cuando se trata de compensar algo


bueno, porque agrega algo mejor. Un negocio que ofrece un café al cliente, el cliente
se predispone bien para comprar. Es crecimiento. Pero también existe igual necesidad
inversa. Si siento culpa hacia alguien también quiero compensar haciéndome daño.
Esta dinámica está muy expandida. Empresarios culpables por dañar compensan
dando pérdida a su empresa y llevándola a la ruina. Una forma mejor de tratar la culpa
es reconocer y encarar las consecuencias para hacer algo nuevo. Se invierte el signo y
es bueno para todos, al servicio de algo mayor.

Meditación para movernos desde una sensación limitante de culpa hacia un


movimiento de amor que traiga algo bueno.

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Sobre el hombre y la mujer


¿El hombre reconoce que la mujer está al mismo nivel? ¿Y la mujer lo reconoce?
¿Quién está más dispuesto a reconocerlo? No permitan que la apariencia externa los
engañe.
Sophie dice: Eso no importa. Existe detrás otra fuerza. ¿Cómo esa fuerza ha creado el
cuerpo de cada uno? ¿Qué cuerpo aguanta más? ¿Cómo estamos aquí? ¿A través del
hombre solo o de la mujer sola?
Hellinger: Es necesario contemplar el peso que tiene la mujer y el hombre. La mujer
tiene un peso mayor y de ella se exige más. Pero en los órdenes del amor se ve cómo
se logra el amor entre ambos: reconociéndose y estando a un mismo nivel. Asi logran
la relación de pareja porque cada uno tiene un poder especial y determinado. Años
antes el poder era mayor en el hombre por proveedor y protector, cosa que le exigía al
hombre hasta lo último, a veces también la vida para la defensa de la familia. Ahora
existe un movimiento donde la otra parte está llegando al mismo nivel en este sentido,
a ganarse la vida y a poder sin los hombres. A veces la mujer hasta lo quiere así. No
hace falta tampoco la defensa porque está el orden legal. Lo que debía saberse e
imponerse ahora no hace falta. Se habla del patriarcado pero está avanzando el
matriarcado.

A esto acompaña el hecho de que muchas mujeres desprecian a los hombres y llevan a
los hijos hacia ellas. Luego, excluyen al padre. Esta conducta tiene un precio grave: los
hijos extrañan al padre y luego se muestra en su comportamiento que son leales al
padre porque nadie puede ser excluido. Esto causa daño también a la mujer.

Los órdenes del amor en la pareja significa: Asiento a ti tal como eres. Estoy a tu
servicio y junto contigo al servicio de la vida. Pero el hombre tiene que cambiar porque
ahora se le exigen otras cosas. Los hombres están muy dispuestos a hacerlo si son
respetados. Ambos dejan algo respetando al otro y esto hace posible lo nuevo.
Hombre y mujer están al mismo nivel pero desde la función el hombre a veces tiene
prioridad porque asume el mantenimiento de la familia. En general, el hombre se
coloca a la derecha de la mujer. Si a ella no le gusta esa posición, le dice: “Yo tengo la
prioridad”; y a veces la tiene, por ejemplo si ella se ocupa de la seguridad y el
sustento, si el hombre está desempleado. Pero eso es reconocimiento de una función,
no más.

Otra observación: cuando ambos provienen de países o culturas diferentes, la familia,


el país o el idioma del hombre tienen prioridad. No lo puedo comprobar pero se ve en
los efectos: benefician más a sus hijos. El país, idioma, cultura de la mujer ocupan un
lugar igual en cuanto a derechos y los hijos pueden ir en una u otra dirección y tomar
una como propia. Sin embargo, en la experiencia vemos que el hombre tiene prioridad
y puede ser que esto vaya cambiando. Cuando se le reconoce esto al hombre no se
puede sentir por eso superior. Es un orden del amor: la mujer sigue al hombre con
amor y no significa obedecer; literalmente, es seguirlo. Es su parte. A la inversa, el
hombre sirve a la mujer en su función.

Al concluir una constelación cuyo tema era relacionado con mucho esfuerzo y poco
rendimiento, Sophie dice:
Sin amor no hay éxito. El trabajo solo no alcanza. Quien se esfuerza, hace mal. Por el
camino adecuado todo es fácil y se está en la fuerza.
Al intelectual no se lo ayuda con constelaciones porque va sacando conclusiones y la
inteligencia le sirve de obstáculo.

Hellinger dice: Siempre se trata de sensación de culpa: algo que nos acongoja y nos
baja. Nos movemos en un campo donde no hay solución, en el nivel de la conciencia
donde queremos pagar y así, no hay solución.

Meditación:
Los llevo en un viaje. Cierren los ojos. Miren más allá de lo que pudo pasar y de los
que pudieron resultar dañados, mucho más allá. Y esperan un movimiento en el
interior, un movimiento propio y un movimiento de los otros. Y le dicen a esa fuerza:
Por favor.
La clave es sentir y decir “Yo sirvo”. Como la actitud fundamental. ¿Qué efecto tiene
ante los otros? La manera en cómo coordinamos, cómo conducimos una empresa, etc.
es “Yo sirvo con amor”. Y en ese camino, que es también hacia nosotros mismos, nos
damos cuenta de cómo fluye una corriente hacia nosotros y hacia otros y vuelve otra
vez a nosotros. En el concepto de Yo sirvo toda la grandeza está contenida, tanto en la
familia como en el trabajo.
NOSOTROS SERVIMOS CON AMOR.

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