TEMA 36 Y37 Catequesis
TEMA 36 Y37 Catequesis
TEMA 36 Y37 Catequesis
OBJETIVO: Que el niño profundice en la presencia de Jesús en la Eucaristía el alimento que nos da vida, que se realiza por la acción del
Espíritu Santo y las palabras que Jesús pronunció en la última Cena para que aumente su fe y su amor a Jesús sintiendo deseo y necesidad
de alimentarse de Él.
MATERIAL:
Un dibujo de las manos del sacerdote sobre pan y vino junto con el símbolo del Espíritu Santo en forma de paloma.
Letrero “Te pedimos Señor, que santifiques estos dones, con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y
Sangre de Jesucristo, nuestro Señor”.
Imagen de un sacerdote Celebrando la Eucaristía
La imagen de la última Cena
Copia de la ficha de trabajo
Letreros con las frases del tema 37: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo”, “el que coma de este pan”, “vivirá para siempre” y “el que
viene a mí no tendrá hambre”
UBICAR:
Ahora vamos a compartir nuestras respuestas. ¿Qué dice la primera pregunta? ¿Qué respondieron?
Como vemos, tal vez nosotros no hemos padecido gravemente hambre, pues sólo ha sido por unas cuántas horas y aún así, hemos sufrido
cambios en nuestro estado de ánimo. El saciar nuestra hambre es una necesidad importantísima, de ello depende nuestra vida y de que
tengamos energía para ocuparnos de otras cosas y de las demás personas.
Vemos que no sólo en nuestro cuerpo podemos sentir hambre y necesidad de alimentarnos. También nuestro corazón necesita del
alimento por ejemplo: ser amados, respetados, tomados en cuenta, que nos pongan atención o de cuidados, ser perdonarnos, en fin, de
muchas cosas… y un medio para este alimento son las palabras usadas para expresar y hacer saber nuestros pensamientos, lo que
sentimos, lo que deseamos o necesitamos. Con las palabras decimos “te amo” “te quiero” “eres importante”… las palabras son signos que
expresan claramente el cariño que sentimos.
¿Alguna vez les han dicho palabras que alimentan sus corazones? ¿Les han dicho que los quieren? ¿Cómo nos sentimos cuando nos dicen
éstas palabras?
Como se dan cuenta hablamos de dos formas importantes de nutrir nuestra persona, con palabras, físicamente a nuestro cuerpo pero
también podemos alimentarnos espiritualmente con éstos dos medios:
Nota: (Se irá abordando el valor de las palabras y la esencia de Cristo nuestro alimento)
Jesús en su tiempo dijo muchas Palabras muy valiosas, Muchas de ellas las podemos leer en los Evangelios. Pero hay otras palabras de
Jesús que repite el sacerdote en la Eucaristía y realizan algo muy diferente, hacen que Jesús esté realmente presente entre nosotros.
ILUMINAR:
Jesús nos alimenta con su Palabra y con su cuerpo para que estemos muy nutridos, muy fuertes y sanos espiritualmente también, no sólo
físicamente requerimos comer. Jesús no es indiferente a nuestra hambre, sea de nuestro cuerpo o de nuestro corazón. Él viene a cuidar de
nosotros, de toda nuestra persona y a llenar toda nuestra hambre si creemos en Él y hacemos lo que él nos pide. ¿Quieren que
escuchemos su Palabra?
Ahora guardemos un momento de silencio para seguir escuchando en nuestro corazón la Palabra de Jesús que nos dice: “Yo Soy el Pan
vivo bajado del cielo, el que viene a mí no tendrá más hambre”.
Comentar:
¿Quién nos dice que es el Pan vivo bajado del cielo?
¿Qué pasará con el que come de ese pan que s Jesús?
¿Cuál es el pan que Jesús nos dará?
¿Quién será el que no volverá a tener hambre ni tendrá más sed?
Jesús es el pan de vida que baja del cielo para darle vida al mundo, y una vida en abundancia. Jesús se nos ofrece como alimento para que
en nosotros haya vida, así como la comida da fuerza a nuestro cuerpo, Jesús es el alimento que da energía, fortaleza y vida a toda nuestra
persona.
Se han preguntado ¿Cuándo cumple Jesús está promesa de recibirlo como pan de Vida para nosotros? Recibimos Jesús Pan de vida
cuando nos acercamos a comulgar… nos unimos a Jesús y nos comparte su vida. Si Jesús viene realmente a nosotros y lo hacemos con todo
nuestro amor y nuestra fe, se debe notar en nuestra vida.
Jesús además, nos promete estar siempre con nosotros y vemos que lo hace de manera especial en la Eucaristía… él cumple su promesa
también de enviarnos al Espíritu Santo que es quien actúa y hace presente a Jesús.
Vemos que esta presencia de Jesús, se hace posible cuando el sacerdote con una oración, llama al Espíritu Santo para que por su acción,
transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Después de que cantamos el santo, las palabras que dice el sacerdote son:
“Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la
efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor”.
El sacerdote para decir esta oración hace un gesto, pone sus manos sobre el pan y el vino así (el catequista hace el gesto) y luego traza una
cruz. Las manos del sacerdote ayudan a que suceda esto; el sacerdote es una persona que está consagrada a Dios.
A este momento de la Eucaristía se le llama epíclesis que quiere decir “invocación” que es lo mismo que llamar. Se fijaron ¿qué pide a Dios
el sacerdote? El sacerdote pide al Padre que envía su Espíritu sobre el pan y el vino, y ¡para qué? Para que los santifique y los transforme
con su fuerza creadora en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. En otro momento el sacerdote pide también que el Espíritu venga sobre la
comunidad reunida.
No son solamente las palabras, la presencia del Espíritu Santo hace realmente presente a Jesús en le pan y en vino después de que el
sacerdote repite las mismas palabras de Jesús en la última cena con sus apóstoles.
Jesús esa noche celebraba con ellos la fiesta de la pascua judía; fue un día antes de entregar su vida muriendo en la cruz para salvarnos.
Pero Jesús quiso que fuera una cena especial donde les pidió hacer aquellos mismos gestos y palabras en su memoria
(se coloca la imagen del sacerdote celebrando)
“El cual, cuando iba a ser entregado a su Del mismo modo, acabada la cena, tomó DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR
Pasión, voluntariamente aceptada, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo TODOS LOS HOMBRES PARA EL
pan, dándote gracias lo partió y lo dio a pasó a sus discípulos, diciendo: PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED
sus discípulos, diciendo: ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI
PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA
SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ
Al final de la cena les dio una orden a los apóstoles. “HAGAN ESTO EN MEMORACIÓN MÍA”. Por esta razón desde entonces la Iglesia a
lo largo de los siglos, continúa celebrando la Eucaristía. Jesús sigue haciéndose presente en cada Eucaristía, y en cualquier parte del
mundo; hacemos memora y se hace presente el sacrificio que realizó Jesús en la cruz para la salvación de todos los hombres.
¿Se habían dado cuenta de este momento tan importante en la Misa? A este momento le llamamos “el relato de la última cena o la
consagración”.
Recuerdan ¿Cuál es la postura que tomamos en éste momento?, ¿porqué creen que nos ponemos de rodillas? Porque adoramos a Jesús
realmente presente. El sacerdote al decir el relato de la última cena de Jesús, recuerda los hechos centrales de la vida de Jesús, su muerte
y resurrección. El relato eucarístico no sólo recuerda; es, a la vez, eficaz y efectivo cuando se realiza. Hace lo que dice, realiza lo que narra.
Dios, por la fuerza de su Espíritu y por la fe de la Iglesia, realiza el misterio salvador.
Es Jesús vivo y resucitado en medio de nosotros. ¡Qué hermoso intercambio! Nosotros le ofrecemos a Dios pan y vino, y él nos da a su Hijo
Jesús, su cuerpo y su Sangre.
Ya hemos visto cómo Jesús nos ama tanto que se quiso quedar con nosotros de una manera real y verdadera en la Eucaristía. Es la
presencia verdadera de Jesús entre nosotros.
Todo lo que sucede en la Misa lo creemos por la fe, no lo vemos, pero así es.
ENCUENTRO CON DIOS EN LA ORACIÓN