La Llave de David
La Llave de David
La Llave de David
“Escribe al ángel de la Iglesia en Filadelfia: esto dice el Santo, el verdadero, el que tiene la llave de
David, el que abre y ninguno cierra y cierra y ninguno abre” Apocalipsis 3:7 Mucho se ha escrito
sobre el Apocalipsis y mucho sobre la llave de David. El rey David aprendió a enternecer a Dios y
mover Su corazón a favor de Su pueblo. El rey tenía una llave; la llave de David. Esa llave o secreto
davídico asentó el trono de Dios por años en Israel y lo envolvió con Su gloria. Esa llave abrió la
puerta de la victoria y de la prosperidad. Atrajo hacia fama, renombre y honor entre los pueblos.
En realidad, el Señor le dio todo esto al activar la llave; “la llave de David”. Cuando el Espíritu de
Dios impulsó a Juan a escribir la carta a la Iglesia de Filadelfia, presentó al Señor como el dueño de
la llave de David .Desde luego que David sólo fue un receptor de la revelación divina, pero es Dios
quien tiene la llave en Su mano santa. Es obvio que con esa llave se abren puertas que nadie
puede cerrar. Esa puerta son bendiciones divinas, influencias sobre ciudades y naciones y el poder
apostólico para hacer la tarea misionera en los confines de la tierra. Dios dijo a Filadelfia, a su
Iglesia establecida en esa ciudad “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar” (verso 8a).La Iglesia de Filadelfia recibió de manos del
Poseedor de la llave de David; de Aquel que abre y ninguno cierra y cierra y ninguno abre, la
protección y unción para las misiones en el mundo. Aunque ésta fue una Iglesia humilde y sin
muchos recursos económicos, guardó la Palabra y el testimonio. Esa Iglesia Filadelfia, guardó la
Palabra y la practicó, por ello Dios la ungió. Aleluya. Cada iglesia en las naciones puede recibir
incrementos impresionantes en sus niveles de autoridad cuando Dios abra la puerta a través dela
llave de David.
Esa bendita llave es la “Alabanza de Alto Nivel” o la “adoración de Excelencia” al Gran Rey. Como
profeta, David fue ministrado profundamente por el “Espíritu de Sabiduría” en lo concerniente a la
adoración celestial, la cual activaría la mano de Dios a su favor y atraería Su Presencia. Dios puso
en su mano una llave, si aprendía a usarla, Jehová estaría siempre en su reinado y edificaría su
reino.
David fue diestro en usar la llave; de él aprendimos los principios más sencillos pero trascendentes
dela exaltación de la Divinidad. En el tabernáculo de Moisés, se ofrecía cada tarde y cada mañana
holocausto a Jehová. Estas ofrendas se conocían como el “Sacrificio continuo”. Era necesario a
través de esta práctica ceremonial mantener el fuego y la ofrenda constantemente. Este sería un
anuncio profético de la perpetuidad del sacrificio de Cristo y su extraordinaria eficacia. David bajo
“el manto de la revelación profética”, entendió el simbolismo y recibió del Espíritu que estos
sacrificios u holocausto continuo (de animales) dejarían de ser para dar paso a otro tipo de
sacrificio continuo: el de la alabanza y la adoración al Dios Viviente. David descubrió que
estableciendo una alabanza continua, adoración verdadera al Señor las 24horas del día, era como
levar a la esfera del cumplimiento profético todo lo anunciado en las ofrendas y ceremonias de
Moisés. Esa adoración continua, durante todo el día, atraería la Presencia Divina entre el pueblo
de Israel. David estableció turnos sacerdotales para llenar la nación y el santuario de alabanza.
Instituyó el servicio de músicos y cantores para ministrar continuamente ante el Arca del Señor.
Este adorar de continuo entronizó a Jehová en el Campamento de Israel. Dios quiso estar allí,
David y su pueblo le ganaron el corazón. Jehová gozaba de estar allí ante un pueblo contrito y
humillado. La adoración fue la llave de David. Su meta era el Arca del Pacto, sólo anhelaba a Dios
en Israel. Aleluya. El Tabernáculo de David, lamentablemente ha terminado siendo interpretado
como un simple modelo de alabanza, un manual de música y canto. No y mil veces no; David
nunca quiso establecer un molde rígido de alabanza o una única forma de darle canción y música a
Dios. No, la meta de David no eran formas de alabanza o estilo de música o tipo de instrumentos.
Su meta era más elevada, era elevadísima. Su meta era Dios mismo. David sólo escudriñó la
Escritura, sólo buscó sabiduría en el secreto del Señor para acercar a Dios y perpetuar Su Presencia
en Israel. Bajo esa búsqueda ferviente de Él y bajo ese anhelar continuo de Su Presencia, el rey se
encontró con la llave que desató sobre él la más elevada autoridad delegada. Esa llave, la
adoración en espíritu y verdad, lo llevó a proclamar que hay un sin fin de formas a través de las
cuales yo puedo glorificar al Padre. Su intención era practicarlas todas con tal de que Jehová
viniera a Sión. Aleluya. David nos dio el mensaje: lo más importante de todo es tener a Dios con
uno; hagan todo lo que deban hacer para atraer Su presencia y cuando la tengan, no lo dejen
irse, denle alabanza continua cada hora del día. Túrnense, organícense y tome cada uno su
instrumento y el corazón en la mano y mantengan con su alabanza y ofrendas de adoración, el
fuego encendido en el altar. Esa es mi llave, nos enseñó David. Si quieren victoria continua,
renombre, bendición, prosperidad y unción, úsenla de inmediato. Esa es la llave; actívenla.
Reconozcan su grandeza entre los pueblos. Amén.