Determinacion de La Talla1
Determinacion de La Talla1
Determinacion de La Talla1
DETERMINACIÓN DE LA TALLA
Determinación de la estatura:
Esqueleto completo: lo que menos error nos da
Huesos largos: si no tenemos el esqueleto completo
Estudio dentario: en último término, también se relacionan los
dientes con la
estatura
Comas (23), podemos dividir los individuos según su talla muy grande talla
grande estatura media estatura pequeña estatura muy pequeña
3
HOMBRES
(m)
1.80 a 1.99
1.70 a 1.79
1.60 a 1.69
MUJERES
(m)
1.68 a 1.86
1.59 a 1.67
1.49 a 1.58
1.40 a 1.48
menos de 1.39
Figura 5. Esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza, tal y como se exhibe actualmente en la Iglesia de Nuestra Sen˜ora
de la Asunción de Arizpe, Sonora (foto de P. Hernández).
Figura 6. Detalle del esqueleto atribuido a Eusebio Francisco Kino, tal y como se exhibe en la actualidad. Nótese la
clavícula izquierda pigmentada por la cruz de hierro que se encontró asociada a este esqueleto (foto P. Hernández).
que algunas mediciones realizadas por el maestro hayan sido estimadas, algo que no aclara en
su metodología8. Sin embargo, las características morfológicas son las que el Mtro. Romano
había descrito: tiene rasgos definitivamente europeos, frente huidiza, órbitas pequen˜as y bajas,
abertura nasal larga y estrecha. La morfometría de los huesos de la cara son los de un sujeto
con cara de proporciones medias, con problemas severos de salud oral, por la pérdida de casi
todas las piezas dentarias, lo que ha de haber dificultado la ingesta de alimentos, por un lado,
pero que también hace que la persona luzca más vieja y se altere la forma de la cara.
El cuadro 1 presenta los índices craneométricos que fue posible calcular a partir del cráneo
incompleto, cuyos resultados me llevaron a la conclusión de que efectivamente se trataba de un
sujeto con características europeas. En el anexo de este artículo se pueden consultar los valo-
res absolutos obtenidos de los distintos elementos óseos medidos, haciendo la aclaración que el
esqueleto está fijo y no es posible moverlos, lo que dificultó la toma de algunas medidas osteo-
métricas. Por otro lado se detectó una asimetría generalizada en el lado derecho con respecto
del izquierdo, la diferencia entre las longitudes de los huesos del lado derecho e izquierdo es de
casi 10 mm; esta asimetría también se manifiesta en los diámetros, la diferencia no es tan
amplia pero sí importante. Los cálculos fueron hechos a partir de las medidas obtenidas del
lado izquierdo.
El sexo se identificó por métodos morfológicos en el cráneo, huesos pélvicos y la robustez
del esqueleto (Buikstra y Ubelaker, 1994) (ver figura 8). La edad a la muerte se estimó en más de
60
Cuadro 1
Características del cráneo cerebral y facial-cráneo atribuido a Eusebio Francisco Kino
Figura 8. Detalle de la región inferior del esqueleto atribuido a Eusebio Francisco Kino (foto P. Hernández).
9
Es difícil especificar un rango preciso de edad, ya que el esqueleto está fijo sobre una plataforma y se dificulta la
tarea de inspección y revisión de los elementos óseos que son diagnósticos de la edad a la muerte.
Figura 9. A y B. Detalle de las inserciones musculares de los huesos del brazo del esqueleto atribuido a Francisco
Eusebio Kino (fotos P. Hernández 2014).
Figura 10. Detalle de la porción media de la diáfisis del fémur (foto P. Hernández, 2014).
Las piernas también son fuertes, especialmente el fémur que actuó como pivote mientras se
desarrollaban tareas estando sin movimiento y como sostén de las masas musculares necesarias
para la locomoción; sus inserciones son propias de quienes realizaban grandes caminatas a pie
(ver figura 10).
La articulación de la rodilla del lado izquierdo muestra un desgaste mayor, por lo que es
probable que en sus últimos días su marcha no haya sido uniforme; debido a las molestias de
una rodilla inflamada y adolorida, quizás haya requerido la ayuda de bordón o de un bastón.
Los huesos del tobillo y del pie tienen huellas de infección por micosis, algo muy común
entre la gente del campo que no utiliza calzado cerrado, o que su calzado se mantuvo húmedo
por grandes espacios de tiempo (ver figura 11). A partir de la longitud de la tibia izquierda fue
posible calcular su estatura aproximada±de 167 2 cm 10, considerada propia de un hombre de
mediana estatura y común entre las poblaciones del norte de Italia (Comas Camps, 1966).
10
La estatura se estimó de acuerdo con las fórmulas de regresión de Genovés (1966).
Figura 11. Detalle del pie izquierdo del esqueleto atribuido al Padre Kino; nótese el proceso infeccioso en la epífisis
distal del peroné (foto P. Hernández).
Figura 12. Detalle de la región lumbar, con rebordes osteofíticos en los cuerpos vertebrales (foto P. Hernández).
La osteoartritis está presente en todo el esqueleto, este padecimiento es más común en los
varones, entre los mayores de 50 an˜os (ver figura 12). La actividad física también puede ser
otra de las causas de la artritis, pero quizás la que más peso tenga sean las largas caminatas a
caballo, a la intemperie, lo que dejó también huellas tanto en la región lumbar como en los
huesos del pie. No hay huellas de ningún padecimiento de tipo infeccioso, ni de traumatismos,
en otras palabras, si tenía dolencias o alguna enfermedad, estas no dejaron huellas en el
esqueleto, lo que significa que no eran crónicas y que en realidad el sujeto tenía en general un
buen estado de salud.
Existe una característica muy rara que está presente en el esternón de este esqueleto, es el
apéndice xifoides perforado, lo que puede constituir un elemento a futuro si se desea buscar
algún descendiente contemporáneo, pues por lo general es un rasgo genético heredable (ver
figura 13).
Figura 13. Detalle del esternón con perforación del apéndice xifoides (foto P. Hernández).
Este rasgo y la asimetría detectada en longitudes y diámetros de los huesos largos son aspectos
que habrá que investigar a profundidad.
Esta complexión general corresponde entonces a un hombre fuerte, de mediana estatura,
des- cripción que coincide con lo que Fortino Ibarra de Anda escribió en su obra sobre este
jesuita: “. . .quienes lo conocieron le describen como de mediana estatura, rubio, de ojos claros,
delgado de cuerpo, pero no flaco; era lo que en términos mexicanos se llama “ixtludo” o sea,
de constitución fuerte, como tejido de fibras duras” (1945: 147). Sin embargo, la coincidencia
en la descripción de una complexión no asegura que el esqueleto número 2 descubierto en
Magdalena de Kino en mayo de 1966 sea el del Padre Kino.
Figura 15. A y B. Acercamiento de la sínfisis púbica y de la carilla articular del ilíaco, a partir de las cuales se efectuó
la estimación de la edad a la muerte (fotos P. Hernández).
Los valores de estos índices corresponden a un individuo de rasgos faciales finos, es decir
frente pequen˜a, nariz estrecha y fina, cara alargada y angosta, sin prominencia del maxilar y/o
mandíbula (ver figura 16).
El cuadro 3 muestra los valores de los índices calculados para los diferentes elementos
óseos que conforman las extremidades. Son huesos robustos, pero la mayoría sin grandes
marcas de las inserciones musculares, más bien son redondeados propios de una persona con
poca actividad física y que realizó actividades, en vida, que requerían de poca fuerza. No así
los huesos del
Cuadro 3
Características de los huesos del esqueleto poscraneal. Esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza
Figura 17. A y B. Detalle de la región basal y detalle de la región palatina posterior respectivamente (foto P. Hernández
2013).
antebrazo, específicamente el cúbito, que muestra huellas de haber realizado movimientos que
requerían de intensa fuerza al nivel del codo y la mun˜eca.
Las proporciones entre miembro superior e inferior y entre ellos mismos son características
definidas por grupo biológico (negroide, mongoloide y caucasoide). Los resultados de los
índices intermembral, crural y braquial muestran proporciones atribuibles a personas de gran
estatura, con piernas y brazos largos, cuyos segmentos guardan un equilibrio entre sí (muslo
más largo que pierna; brazo más largo que antebrazo), los resultados corresponden en su
mayoría al grupo caucasoide. La revisión del esqueleto proporcionó otros datos como la
presencia de un absceso doble en el lugar que ocuparon el primero y el segundo molares
superiores izquierdos. La infección era severa y dan˜ó la bóveda palatina (ver figuras 17 A y
B).
El desgaste visible en el borde de las piezas dentales es consistente con la edad asignada
a este individuo. No hay huellas de fracturas ni lesiones, solo hay evidencias de periostitis,
principalmente a lo largo de las costillas, que pudieran indicar la presencia de algún proceso
infeccioso al momento de la muerte, que pudiera o no ser consecuencia de los abscesos; sin
embargo, se identificaron grandes áreas dentro del ataúd conteniendo cal, así como sobre la
ropa
Figura 18. A y B. Detalle de la segunda vértebra cervical con osteofito en la apófisis odontoides y acercamiento de la
carilla articular de los primeros metatarsianos sin huella de lesiones ni procesos osteoartríticos (fotos P. Hernández).
y los huesos. Durante la época colonial este mineral se esparcía sobre el cadáver de aquellos
que morían de alguna epidemia, para evitar el contagio de los vivos.
Por último, se identificaron huesos pertenecientes a un segundo individuo, probablemente
un nin˜o de 10 an˜os aproximadamente. Es probable que se trate de un familiar muerto con
anterioridad, cuyos restos fueron depositados al interior del ataúd del individuo adulto.
En resumen, podemos decir que el esqueleto corresponde a un hombre adulto, entre 30 y 35
an˜os de edad, con características caucasoides y una estatura aproximada de 1.74 m. Los
huesos denotan poca actividad física, a excepción de los huesos del antebrazo. Presenta dos
abscesos severos en el maxilar y huellas de haber tenido un proceso infeccioso latente al
momento de la muerte. Es poco probable que se tratara del esqueleto de Juan Bautista de Anza,
no solo por la edad a la muerte, y por la ausencia de traumatismos o lesiones que
correspondieran con las heridas causadas en batalla, sino también por la notable ausencia de
osteofitosis.
Tanto la columna vertebral como las grandes articulaciones están libres de osteofitos, a
excep- ción de la segunda vértebra cervical que presentó un osteofito en la apófisis odontoides
(figura 18
A) y los huesos de los pies no tienen ninguna deformación o lesión (figura 18 B) como las que
refieren las crónicas que tenía Anza. Por último, los restos de un nin˜o en el mismo ataúd, no
son consistentes con la historia de este personaje, pues no tuvo hijos. Su viuda aparece en el
padrón de Arizpe de 1796 bajo la familia número 25, sin hijos, solo con una sirvienta apache.