Determinacion de La Talla1

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DETERMINACIÓN DE LA TALLA

La determinación de la talla se realizará mediante la medición del


individuo, tratándose de un cadáver. En tal caso deberá tenerse en cuenta
que la talla será mayor, dos y tres centímetros, cuando la persona se mide
en el decúbito horizontal, en relación con la talla que tendría la persona de
pie. Tratándose de restos óseos, la determinación de la talla se efectuará
con base en tablas aproximadas, si existen el fémur y la tibia, y
secundariamente el humero y el radio.

Que existen dos métodos que pueden ser utilizados en la estimación de la


estatura o talla. El primero de ellos es el método matemático, en virtud del
cual se establece la estatura por la relación entre la longitud de ciertos
huesos y su proporción con la estatura. El segundo es el método
anatómico, el cual consiste en colocar todos los huesos juntos
reproduciendo la columna vertebral, así como el agregado correspondiente
a partes blandas, para después proceder a medir la estatura.

Determinación de la estatura:
 Esqueleto completo: lo que menos error nos da
 Huesos largos: si no tenemos el esqueleto completo
 Estudio dentario: en último término, también se relacionan los
dientes con la
 estatura

1. Esqueleto completo: únicamente añadimos cartílagos y partes blandas


2. Huesos largos:
a. Fórmulas de Trotter y Gleser: relacionan la longitud de los huesos largos
con la estatura del sujeto. Cuantos más huesos largos tengamos, menor
error.
3. Estudio dentario: grandes limitaciones
a. Método de CARREA: se basa en: IC-IL-C inferiores
2
i. Talla máxima (mm) = (arco x 6 x 10 x 3.1416)/2
ii. Talla mínima (mm) = (radio – cuerda x 6 x 10 x 3.1416)/ 2
Limitaciones de estas medidas: Las tablas con las que se aplican las
medidas son tablas de población de hace muchos años y son de población
norteamericana.
Determinación del mecanismo de muerte:
Detalles que nos indiquen si la muerte ha sido violenta o no: fracturas,
heridas por arma de fuego… Características individualizadoras.
DEFINICIÓN DE ESTATURA O TALLA

La altura de cualquier cuerpo u objeto es la medida de la elevación de ese


cuerpo u objeto sobre la superficie de la tierra. En el caso particular del
cuerno humano, la altura se denomina estatura o taita.

Por definición, la talla es la distancia vertical entre el suelo y el vértice


cuando el sujeto está de pie (118)

La talla de una persona es un parámetro biológico extremadamente


variable, constituyendo, grosso modo, “el tamaño del individuo de pie” (87),

En la especie humana, la estatura de los adultos varia dentro de ciertos


límites, más allá de los cuales entramos en el ámbito de la patología
(gigantismo cuando sobrepasa el límite superior y enanismo cuando no
alcanza el limite inferior). Por otro lado, generalmente en todos los grupos
humanos la talla de la mujer es siempre inferior a la del hombre (23),

Siguiendo la clasificación de estatura en:

Comas (23), podemos dividir los individuos según su talla muy grande talla
grande estatura media estatura pequeña estatura muy pequeña
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HOMBRES

(m)

1.80 a 1.99

1.70 a 1.79

1.60 a 1.69

1.50 a 1.59 menos de 1.49

MUJERES

(m)

1.68 a 1.86

1.59 a 1.67

1.49 a 1.58

1.40 a 1.48

menos de 1.39

determinación de la talla a través de la longitud de los huesos largos

En los últimos cien años se han hecho muchos estudios intentando


calcular la estatura de los individuos, a partir de la longitud de los huesos
largos Como ya referimos, la aplicación de tablas para el cálculo de la talla
levanta una serie de problemas prácticos, que pasaremos a enumerar.

B. CAUSAS DE LA FALTA DE RIGOR EN LA MEDICION DE LA TALLA

Antes de nada, conviene recordar que las investigaciones forenses


relativas a la identificación sólo tienen sentido cuando hay términos de
comparación. De nada sirve investigar una serie de parámetros pos
mortales cuando no tenemos datos ante mortales que nos permitan su
4
cotejo para establecer la identidad de los restos a estudiar, El caso de la
estatura no es una excepción. Uno de los problemas más importantes es el
hecho de haber enormes disparidades en los registros de los datos ante
mortales. Otro, no menos importante, consiste en las variaciones que sufre
la estatura, bien en el mismo individuo fa lo largo del día.
EL PROCESO DE IDENTIFICACIÓN

Figura 5. Esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza, tal y como se exhibe actualmente en la Iglesia de Nuestra Sen˜ora
de la Asunción de Arizpe, Sonora (foto de P. Hernández).

Figura 6. Detalle del esqueleto atribuido a Eusebio Francisco Kino, tal y como se exhibe en la actualidad. Nótese la
clavícula izquierda pigmentada por la cruz de hierro que se encontró asociada a este esqueleto (foto P. Hernández).

el Prof. Romano la identificación de este personaje se basó en dos elementos: en las


características del cráneo y en la cruz de hierro que fue localizada sobre la clavícula izquierda
(ver figura 6).
Sin embargo, al revisarlo observé que el cráneo está incompleto (ver figura 7), le falta la
región posterior de ambos parietales, así como la porción superior del occipital por lo que es
posible
Figura 7. Cráneo atribuido a Eusebio Francisco Kino, en norma frontal (A) y lateral (B) (foto P. Hernández).

que algunas mediciones realizadas por el maestro hayan sido estimadas, algo que no aclara en
su metodología8. Sin embargo, las características morfológicas son las que el Mtro. Romano
había descrito: tiene rasgos definitivamente europeos, frente huidiza, órbitas pequen˜as y bajas,
abertura nasal larga y estrecha. La morfometría de los huesos de la cara son los de un sujeto
con cara de proporciones medias, con problemas severos de salud oral, por la pérdida de casi
todas las piezas dentarias, lo que ha de haber dificultado la ingesta de alimentos, por un lado,
pero que también hace que la persona luzca más vieja y se altere la forma de la cara.
El cuadro 1 presenta los índices craneométricos que fue posible calcular a partir del cráneo
incompleto, cuyos resultados me llevaron a la conclusión de que efectivamente se trataba de un
sujeto con características europeas. En el anexo de este artículo se pueden consultar los valo-
res absolutos obtenidos de los distintos elementos óseos medidos, haciendo la aclaración que el
esqueleto está fijo y no es posible moverlos, lo que dificultó la toma de algunas medidas osteo-
métricas. Por otro lado se detectó una asimetría generalizada en el lado derecho con respecto
del izquierdo, la diferencia entre las longitudes de los huesos del lado derecho e izquierdo es de
casi 10 mm; esta asimetría también se manifiesta en los diámetros, la diferencia no es tan
amplia pero sí importante. Los cálculos fueron hechos a partir de las medidas obtenidas del
lado izquierdo.
El sexo se identificó por métodos morfológicos en el cráneo, huesos pélvicos y la robustez
del esqueleto (Buikstra y Ubelaker, 1994) (ver figura 8). La edad a la muerte se estimó en más de
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Cuadro 1
Características del cráneo cerebral y facial-cráneo atribuido a Eusebio Francisco Kino

Índice Valor Característica


Transverso máximo - Parietales incompletos
Vértico-longitudinal - Cráneo destruido en región occipital
Vértico-transversal 91.8 Metriocráneo-altura media en sentido
longitudinal
Frontal 63.7 Crestas divergentes-frontal angosto
Facial superior 46.7 Eurienos-tercio superior estrecho y corto
Facial total 83.2 Eurioprosopo-cara estrecha y corta
Palatino 88.0 Braquiestafilino-paladar ancho y corto
Arcada alveolar 153.2 Braquieuránico-arcada ancha y corta
Nasal 84.0 Platirrino-nariz ancha y corta
Orbitario 66.9 Cameconco-órbitas pequen˜as y redondas
Gnático de Flowe 90.7 Ortognato-sin prognatismo
Índice mandibular 101.0 Mesomandibular-dimensiones intermedias
Fuente: elaboración propia a partir del análisis osteométrico.

Figura 8. Detalle de la región inferior del esqueleto atribuido a Eusebio Francisco Kino (foto P. Hernández).

an˜os9 , de acuerdo con los cambios morfológicos de la superficie articular sacro-ilíaca


(Buckberry y Chamberlain, 2002).
En la cintura escapular sobresale la clavícula izquierda manchada de verde por los restos
de óxido de la cruz de hierro que apuntaló la identificación de Romano. Ambas clavículas son
grandes y robustas y como parte de la articulación del hombro, tienen inserciones musculares
semejantes a los individuos que transportan grandes pesos sobre los hombros y la espalda alta.
Las inserciones musculares visibles en los huesos del brazo y el antebrazo son consistentes con
esta actividad, aunque también tengo que mencionar que los huesos de la mun˜eca y la
mano son muy gruesos, probablemente como consecuencia de la intensidad y la fuerza
necesarias para realizar las actividades cotidianas (ver figuras 9 A y B).

9
Es difícil especificar un rango preciso de edad, ya que el esqueleto está fijo sobre una plataforma y se dificulta la
tarea de inspección y revisión de los elementos óseos que son diagnósticos de la edad a la muerte.
Figura 9. A y B. Detalle de las inserciones musculares de los huesos del brazo del esqueleto atribuido a Francisco
Eusebio Kino (fotos P. Hernández 2014).

Figura 10. Detalle de la porción media de la diáfisis del fémur (foto P. Hernández, 2014).

Las piernas también son fuertes, especialmente el fémur que actuó como pivote mientras se
desarrollaban tareas estando sin movimiento y como sostén de las masas musculares necesarias
para la locomoción; sus inserciones son propias de quienes realizaban grandes caminatas a pie
(ver figura 10).
La articulación de la rodilla del lado izquierdo muestra un desgaste mayor, por lo que es
probable que en sus últimos días su marcha no haya sido uniforme; debido a las molestias de
una rodilla inflamada y adolorida, quizás haya requerido la ayuda de bordón o de un bastón.
Los huesos del tobillo y del pie tienen huellas de infección por micosis, algo muy común
entre la gente del campo que no utiliza calzado cerrado, o que su calzado se mantuvo húmedo
por grandes espacios de tiempo (ver figura 11). A partir de la longitud de la tibia izquierda fue
posible calcular su estatura aproximada±de 167 2 cm 10, considerada propia de un hombre de
mediana estatura y común entre las poblaciones del norte de Italia (Comas Camps, 1966).

10
La estatura se estimó de acuerdo con las fórmulas de regresión de Genovés (1966).
Figura 11. Detalle del pie izquierdo del esqueleto atribuido al Padre Kino; nótese el proceso infeccioso en la epífisis
distal del peroné (foto P. Hernández).

Figura 12. Detalle de la región lumbar, con rebordes osteofíticos en los cuerpos vertebrales (foto P. Hernández).

La osteoartritis está presente en todo el esqueleto, este padecimiento es más común en los
varones, entre los mayores de 50 an˜os (ver figura 12). La actividad física también puede ser
otra de las causas de la artritis, pero quizás la que más peso tenga sean las largas caminatas a
caballo, a la intemperie, lo que dejó también huellas tanto en la región lumbar como en los
huesos del pie. No hay huellas de ningún padecimiento de tipo infeccioso, ni de traumatismos,
en otras palabras, si tenía dolencias o alguna enfermedad, estas no dejaron huellas en el
esqueleto, lo que significa que no eran crónicas y que en realidad el sujeto tenía en general un
buen estado de salud.
Existe una característica muy rara que está presente en el esternón de este esqueleto, es el
apéndice xifoides perforado, lo que puede constituir un elemento a futuro si se desea buscar
algún descendiente contemporáneo, pues por lo general es un rasgo genético heredable (ver
figura 13).
Figura 13. Detalle del esternón con perforación del apéndice xifoides (foto P. Hernández).

Este rasgo y la asimetría detectada en longitudes y diámetros de los huesos largos son aspectos
que habrá que investigar a profundidad.
Esta complexión general corresponde entonces a un hombre fuerte, de mediana estatura,
des- cripción que coincide con lo que Fortino Ibarra de Anda escribió en su obra sobre este
jesuita: “. . .quienes lo conocieron le describen como de mediana estatura, rubio, de ojos claros,
delgado de cuerpo, pero no flaco; era lo que en términos mexicanos se llama “ixtludo” o sea,
de constitución fuerte, como tejido de fibras duras” (1945: 147). Sin embargo, la coincidencia
en la descripción de una complexión no asegura que el esqueleto número 2 descubierto en
Magdalena de Kino en mayo de 1966 sea el del Padre Kino.

El Capitán Juan Bautista de Anza

Los restos analizados corresponden a un individuo adulto joven, de sexo masculino. El


cuerpo yace en su ataúd en posición de decúbito dorsal extendido (ver figura 14), con evidencias
de haber sido removido, pues los huesos de manos y pies no conservaban su posición original,
sino que estaban dispersos a lo largo del esqueleto, al igual que los huesos del brazo derecho.
En este caso no contábamos con un informe previo, pero sí con información biográfica que
permitió encontrar algunas claves para su identificación:
De acuerdo con los datos biográficos rescatados de la bibliografía consultada, tendríamos
que estar ante el esqueleto de un hombre con rasgos caucasoides, pues era criollo, de 54 an˜os
de edad, lo que implica, para esa época, gran desgaste físico, considerando sus extensas
cabalgatas que duraban meses.
El mismo Anza comunica al Rey en 1786 que concurrió a la expedición contra los seris y
los pimas “en la cual fui herido, habiéndome herido en otras dos ocasiones por los apaches”
(Pellat, 1988). Según esta referencia, era posible encontrar alguna evidencia de traumatismos
cicatrizados. Alguno de sus cronistas sen˜ala que “en edad avanzada pidió su cambio a
Espan˜a por sus condiciones de salud, las travesías a caballo habían dislocado sus pies y su
vista era deficiente” (Navarro García, 1964: 386, cfr. Cuevas and Mario, 1989:52), por lo
tanto, tendríamos que
Figura 14. Detalle de la porción superior del esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza, tal y como se exhibe en la
actualidad en la Iglesia de Nuestra Sen˜ora de Arizpe, Sonora (foto P. Hernández).

Figura 15. A y B. Acercamiento de la sínfisis púbica y de la carilla articular del ilíaco, a partir de las cuales se efectuó
la estimación de la edad a la muerte (fotos P. Hernández).

encontrar lesiones de osteoartritis en columna, básicamente en la región lumbar, así como en


las principales articulaciones y en los pies (Pellat, 1988).
La edad a la muerte se estimó a partir de los cambios morfológicos de la sínfisis púbica y de
la carilla auricular del ilíaco (Buckberry y Chamberlain, 2002), el grado de fusión de la cresta
ilíaca, y la fusión del cuerpo del esternón con el manubrio (Scheuer y Black, 2000) (ver figuras 15
A y B). La edad estimada es de 30-34 an˜os. El sexo fue identificado a partir de las
características morfológicas de la pelvis, el cráneo y la mandíbula, de acuerdo con las técnicas
estandariza- das por la antropología física para los casos de identificación individual (Buikstra
y Ubelaker, 1994).
La estatura calculada es de 1.74 m, de acuerdo con las longitudes de la tibia y el fémur
según la técnica de Genovés Tarazaga (1966). Los índices craneales, faciales y de los huesos
largos se calcularon de acuerdo con Reverte Coma (1999) y Comas (1966) y son consistentes
con los de un individuo del grupo biológico caucasoide, propia de los grupos europeos (ver
cuadro 2).
Cuadro 2
Características del cráneo cerebral y facial del esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza

Índice Valor Característica


Transverso máximo 74.9 Cráneo dolicoide (alargado en sentido
lateral)
Vértico-longitudinal 89.2 Alto, visto en norma posterior
Vértico-transversal 119.1 Angosto, visto de frente
Frontal 8 Frente estrecha
4
Facial superior 71.5 Cara alargada
Facial total 98.4 Cara alargada y angosta
Palatino 64.7 Paladar estrecho
Arcada alveolar 89.3 Estrecha
Nasal 4.1 Estrecha y alta
Orbitario 8 Redondeadas
6
Gnático de Flowe 8 Sin prognatismo
3

Figura 16. Cráneo atribuido a Juan Bautista de Anza (foto P. Hernández).

Los valores de estos índices corresponden a un individuo de rasgos faciales finos, es decir
frente pequen˜a, nariz estrecha y fina, cara alargada y angosta, sin prominencia del maxilar y/o
mandíbula (ver figura 16).
El cuadro 3 muestra los valores de los índices calculados para los diferentes elementos
óseos que conforman las extremidades. Son huesos robustos, pero la mayoría sin grandes
marcas de las inserciones musculares, más bien son redondeados propios de una persona con
poca actividad física y que realizó actividades, en vida, que requerían de poca fuerza. No así
los huesos del
Cuadro 3
Características de los huesos del esqueleto poscraneal. Esqueleto atribuido a Juan Bautista de Anza

Índice Valor Característica


mm
Diafisiario de húmero 94.3 Húmero redondeado sin inserciones marcadas
Platolenia o de Vernau 114 Antebrazo fuerte, inserciones marcadas
Diafiasiario del radio 81.3 Radio redondeado
Braquial (relación 78.5 Brazo más largo que el antebrazo, valores propios de los
brazo/antebrazo) grupos
caucasoides
Platimería 87.7 Fémur redondeado, sin aplanamiento antero-posterior
Pilástrico 114.8 Línea áspera poco marcada
Cnémico 74.1 Tibia sin aplanamiento lateral
Crural (relación muslo/pierna) 85.2 Muslo más largo que la pierna, característica caucasoide
Húmero-femoral 70.7 Extremidad superior más corta que la inferior, característica
caucasoide
Intermembral 68.1 Extremidades proporcionadas

Figura 17. A y B. Detalle de la región basal y detalle de la región palatina posterior respectivamente (foto P. Hernández
2013).

antebrazo, específicamente el cúbito, que muestra huellas de haber realizado movimientos que
requerían de intensa fuerza al nivel del codo y la mun˜eca.
Las proporciones entre miembro superior e inferior y entre ellos mismos son características
definidas por grupo biológico (negroide, mongoloide y caucasoide). Los resultados de los
índices intermembral, crural y braquial muestran proporciones atribuibles a personas de gran
estatura, con piernas y brazos largos, cuyos segmentos guardan un equilibrio entre sí (muslo
más largo que pierna; brazo más largo que antebrazo), los resultados corresponden en su
mayoría al grupo caucasoide. La revisión del esqueleto proporcionó otros datos como la
presencia de un absceso doble en el lugar que ocuparon el primero y el segundo molares
superiores izquierdos. La infección era severa y dan˜ó la bóveda palatina (ver figuras 17 A y
B).
El desgaste visible en el borde de las piezas dentales es consistente con la edad asignada
a este individuo. No hay huellas de fracturas ni lesiones, solo hay evidencias de periostitis,
principalmente a lo largo de las costillas, que pudieran indicar la presencia de algún proceso
infeccioso al momento de la muerte, que pudiera o no ser consecuencia de los abscesos; sin
embargo, se identificaron grandes áreas dentro del ataúd conteniendo cal, así como sobre la
ropa
Figura 18. A y B. Detalle de la segunda vértebra cervical con osteofito en la apófisis odontoides y acercamiento de la
carilla articular de los primeros metatarsianos sin huella de lesiones ni procesos osteoartríticos (fotos P. Hernández).

y los huesos. Durante la época colonial este mineral se esparcía sobre el cadáver de aquellos
que morían de alguna epidemia, para evitar el contagio de los vivos.
Por último, se identificaron huesos pertenecientes a un segundo individuo, probablemente
un nin˜o de 10 an˜os aproximadamente. Es probable que se trate de un familiar muerto con
anterioridad, cuyos restos fueron depositados al interior del ataúd del individuo adulto.
En resumen, podemos decir que el esqueleto corresponde a un hombre adulto, entre 30 y 35
an˜os de edad, con características caucasoides y una estatura aproximada de 1.74 m. Los
huesos denotan poca actividad física, a excepción de los huesos del antebrazo. Presenta dos
abscesos severos en el maxilar y huellas de haber tenido un proceso infeccioso latente al
momento de la muerte. Es poco probable que se tratara del esqueleto de Juan Bautista de Anza,
no solo por la edad a la muerte, y por la ausencia de traumatismos o lesiones que
correspondieran con las heridas causadas en batalla, sino también por la notable ausencia de
osteofitosis.
Tanto la columna vertebral como las grandes articulaciones están libres de osteofitos, a
excep- ción de la segunda vértebra cervical que presentó un osteofito en la apófisis odontoides
(figura 18
A) y los huesos de los pies no tienen ninguna deformación o lesión (figura 18 B) como las que
refieren las crónicas que tenía Anza. Por último, los restos de un nin˜o en el mismo ataúd, no
son consistentes con la historia de este personaje, pues no tuvo hijos. Su viuda aparece en el
padrón de Arizpe de 1796 bajo la familia número 25, sin hijos, solo con una sirvienta apache.

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