Crecimiento Departamental y Violencia Criminal en

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DOCUMENTO CEDE 2003-12

ISSN 1657-7191 (Edición Electrónica


ABRIL DE 2003

CEDE

CRECIMIENTO DEPARTAMENTAL Y VIOLENCIA CRIMINAL EN


COLOMBIA ♦

PABLO QUERUBIN BORRERO

Resumen

El comportamiento de la economía colombiana en los últimos años ha sido


decepcionante. Existen diversas hipótesis sobre las posibles causas de dicho
desempeño. En particular, el comportamiento poco satisfactorio del crecimiento
económico ha coincidido con un recrudecimiento de diversas manifestaciones
de violencia y con el fortalecimiento de los grupos armados con la financiación
del narcotráfico. Así, además de las explicaciones convencionales al pobre
desempeño de la economía colombiana, algunos han especulado sobre el
posible rol de la violencia en la explicación del comportamiento económico. Sin
embargo, y a pesar de la dinámica regional del conflicto, ningún trabajo ha
explorado hasta el momento el impacto de diferentes manifestaciones de
violencia sobre el crecimiento económico departamental. Este trabajo
reexamina la relación entre crecimiento departamental y criminalidad
encontrada por algunos trabajos para Colombia, y utiliza una metodología de
diferencias en diferencias que permite superar algunos problemas presentes en
las regresiones de crecimiento tradicionales. Los resultados revelan que las
diferentes manifestaciones de violencia asociadas al conflicto armado, el
narcotráfico y la delincuencia común han desacelerado significativamente el
crecimiento económico de los departamentos en la década de los noventa.

Palabras clave: Crecimiento departamental, conflicto armado, violencia.

Clasificación JEL: D74, O47, R11, R12.


Artículo realizado como tesis de Magíster en Economía en la Universidad de los Andes asesorada por
Mauricio Cárdenas. Se agradece la colaboración y los comentarios de Fabio Sánchez, Ana María Díaz y
Martha Bottía en la construcción de la base de datos y la metodología. Agradezco también los
comentarios de Felipe Barrera, Leopoldo Fergusson, Maria Teresa Ramírez y Juan Fernando Vargas.
Abstract

Colombia’s economic performance since the 1980’s has been disappointing. A


wide range of hypotheses have been proposed as possible explanations of this
performance. For instance, the unsatisfactory economic growth results have
coincided with the intensification of different forms of violence and with the
strengthening of the different armed groups based on drug trafficking activities.
This has led some authors to speculate about the role of violence in explaining
the stalling behavior of the economy. Nonetheless, much still remains to be
done in order to asses empirically the role of violence for economic growth in a
convincing manner. For example, in light of the regional expansion of
Colombia’s violent conflict, establishing the impact of violence on departmental
economic growth appears to be a necessary task. However, few studies have
analyzed the impact of different forms of violence on economic growth at the
departmental level. This paper reviews and reexamines the relationship
between departmental economic growth and criminality found by previous
studies and uses a differences-in-differences methodology which overcomes
some of the problems that arise in traditional growth regressions. The results
show that different forms of violence related to Colombia’s internal conflict,
drug-trafficking activities and common delinquency have significantly reduced
the rate of economic growth at the departmental level during the nineties.

2
I. Introducción

A partir de la década de los ochenta, el crecimiento económico en Colombia


presentó una disminución significativa con respecto a las tres décadas
inmediatamente anteriores, las cuales se habían caracterizado por una gran
estabilidad macroeconómica y una tasa de crecimiento sostenida cercana al
5% anual. Si bien algunos economistas señalan que la desaceleración que
experimentó el país a comienzos de los ochenta estuvo ligada a un
agotamiento del “modelo de desarrollo”, explicado entre otras cosas por
factores económicos como las restricciones comerciales, laborales o
cambiarias, algunos trabajos recientes apuntan hacia el narcotráfico, el
conflicto armado interno ligado a éste último, y en general al ambiente
institucional bajo el cual actúa el sector productivo como los ‘culpables’ de este
cambio estructural en la dinámica de crecimiento del país (Rubio, 1995). En
efecto, las dos últimas décadas de bajo crecimiento coincidieron con una
expansión e intensificación de los grupos armados que iban de la mano con el
fortalecimiento del narcotráfico en diferentes regiones del país.

Para ilustrar este fenómeno es conveniente mencionar algunas cifras.


Bejarano (1997) señala que los frentes de la guerrilla aumentaron de 14 en
1978 a 105 en 1996. De igual forma, de acuerdo con este autor 173 municipios
presentaban presencia guerrillera en 1985 (lo cual equivale a un 17% de los
municipios) mientras que en 1997 el número de municipios con presencia
guerrillera ascendió a 622 (que corresponde al 65% del total de municipios de
Colombia). Martínez (2001) muestra que en los últimos veinte años han venido
aumentando los homicidios atribuibles al conflicto armado interno. Entre 1985 y
1998, el promedio anual de muertes causadas por el conflicto fue de 1420 con
tendencia creciente, mientras que el número de secuestros informados se
multiplicó por once, elevando la cifra por cada millón de habitantes de nueve a
ochenta. Es decir, las estadísticas muestran un innegable aumento de los
crímenes violentos en los últimos quince años en Colombia.

Con respecto a la relación entre el escalamiento del conflicto y el


narcotráfico, sobre la cual se profundizará más adelante, parece haber relativo

3
consenso. Para Bejarano (1997) el fortalecimiento económico derivado del
auge de los cultivos ilícitos y el surgimiento de nuevas zonas de economía
enclave han jugado un papel decisivo en el crecimiento vertiginoso de la
concentración guerrillera en los últimos años. Según Vélez (2001) y Bottia
(2002), en el proceso de expansión de la guerrilla desde los ochentas, un punto
que merece particular atención es el relacionado con los cultivos ilícitos y el
narcotráfico. Estos fenómenos han tenido mucho peso en el crecimiento de la
guerrilla, pues han financiado parte importante de los costos de los grupos
subversivos a través de impuestos cobrados al cultivo, procesamiento y
comercialización de cultivos ilícitos. Además, el narcotráfico ha permitido a
muchos actores armados ganar apoyo en algunas regiones en las cuales los
pequeños cultivadores se sienten protegidos por la guerrilla o los paramilitares
de la persecución del Estado y de las incursiones de las fuerzas armadas.

En síntesis, en el periodo 1980-2000 se dieron, en forma simultánea,


una desaceleración en los indicadores de crecimiento de largo plazo y una
consolidación en el país de las más variadas manifestaciones delictivas.

En un trabajo reciente, Cárdenas (2001) explora los factores que


estuvieron detrás de lo que él denomina el “revés de la fortuna” en el
crecimiento económico nacional a partir de los ochenta. Por medio de una
descomposición del crecimiento encuentra que este fenómeno estuvo
ocasionado en gran parte por cambios en la productividad. De hecho, mientras
que entre 1960 y 1980 las ganancias en productividad aumentaron el producto
per cápita en 1% anual, éstas últimas han reducido el producto per cápita a
partir de 1980 en la misma proporción. Cárdenas señala, a través de un
análisis de series de tiempo, que esta “implosión” en la productividad está
relacionada estrechamente con un aumento en la criminalidad que, como se
mencionó anteriormente, fue el resultado de la expansión del narcotráfico,
actividad que dirigió el capital y el trabajo hacia actividades improductivas.
Para Rubio (1995), la simple observación de la evolución de la tasa de
crecimiento del PIB, de la productividad de los factores y de la formación de
capital en los últimos cuarenta años permiten deducir que algo pasó en
Colombia a finales de los setenta que alejó la economía de la senda de

4
crecimiento de largo plazo que seguía hasta entonces. De hecho, los
resultados de su trabajo parecen confirmar también que ese “revés de la
fortuna” que ocurrió en el país está relacionado con el incremento de las
actividades delictivas del país.

Este trabajo de Rubio, así como el de Cárdenas (2001) logran conectar


la caída en el crecimiento que se presentó a comienzos de los ochenta con el
auge del narcotráfico y del conflicto armado que se expuso anteriormente.

Sin embargo, y como es de esperar, este comportamiento desalentador


en el crecimiento económico no fue exclusivo del crecimiento del PIB nacional.
En la Gráfica 1 se observa el crecimiento anual promedio del PIB per capita
departamental entre 1980 y 1998 contra el crecimiento anual promedio del PIB
per capita departamental entre 1960 y 1980. Como se puede ver en la gráfica,
de los 24 departamentos considerados en la muestra, 20 presentaron una
disminución en su crecimiento anual promedio en el periodo 1980- 1998 con
respecto al periodo 1960-1980 (estos son los departamentos por debajo de la
diagonal). Tan sólo un departamento (Cesar) no presentó un cambio en su
dinámica de crecimiento y obtuvo resultados similares durante los dos
periodos. Finalmente, sólo cuatro departamentos (Guajira, Magdalena,
Córdoba y Caldas que se encuentran por encima de la diagonal) crecieron más
en las últimas dos décadas que en el periodo 1960-1980. Esto indica que el
cambio que se presentó en el crecimiento económico nacional a comienzos de
los ochenta, fue el resultado de una desaceleración generalizada en el
crecimiento de los departamentos y no se debió a la desaceleración en la
actividad económica de una región específica.

5
Gráfica 1

Crecimiento anual promedio del PIB per capita 1980-1998 Vs


Crecimiento anual promedio del PIB per capita 1960-1980

7.00%

6.00%
GUA
5.00%
Crecimiento Anual Promedio

4.00%

3.00%
MAG
2.00% COR
CAL
1.00%

0.00% CES
0% 1% 2% 3% 4% 5% 6% 7%
QUI
-1.00%

-2.00%
Crecimiento Anual Promedio

Dados los hechos estilizados citados anteriormente y la evidencia que


aportan diversos trabajos sobre los motivos que ocasionaron el cambio
estructural en el crecimiento económico nacional, este trabajo examina a nivel
departamental si existe evidencia para ligar el cambio que se observa en el
crecimiento económico de los departamentos, a la intensificación de diferentes
manifestaciones de violencia ligada, entre otras cosas, a la presencia y
expansión de actores armados y del narcotráfico1. Para hacer esto se utilizará
una metodología de diferencias en diferencias que permite aislar el impacto del
conflicto sobre el crecimiento y que disminuye la posibilidad de establecer
relaciones espurias entre las variables, como las que se presentan en las
regresiones tradicionales de crecimiento.

El trabajo consta de cinco secciones, la primera de las cuales es ésta


introducción. En la segunda sección se discute la relación entre conflicto
armado, violencia y crecimiento existente en la literatura económica y se
presenta la evidencia empírica para Colombia. En la tercera sección se discute
la metodología a seguir y se exponen los datos y en la cuarta se presentan los

1
Al utilizar el término violencia, este trabajo hace referencia a diferentes manifestaciones de violencia
criminal que pueden estar asociadas al conflicto armado, así como a la delincuencia común.

6
resultados de las estimaciones econométricas. Finalmente, en la quinta sección
se presentan algunas conclusiones.

2. Conflicto y Crecimiento: teoría y evidencia empírica para Colombia

La literatura sobre violencia, conflicto y economía se ha concentrado en


el estudio de los determinantes económicos de la violencia y la criminalidad.
Siguiendo los planteamientos de Gary Becker (1968), entre otros, la economía
entendió la delincuencia como el resultado de decisiones racionales por parte
de individuos que sopesan las ganancias por delinquir contra el castigo que
deben soportar en caso de ser capturados. De esta forma, una gran cantidad
de trabajos se han concentrado en establecer empíricamente las variables
económicas que están detrás de altas tasas de criminalidad y de la presencia
de actores armados2.

Esta literatura destaca la importancia de variables económicas para


entender la expansión de las diferentes manifestaciones de violencia y plantea
que los conflictos internos por ejemplo, sólo pueden perdurar si existen nichos
de financiación que sustenten la actividad armada (viabilidad económica del
conflicto). Esto explica que los actores armados tiendan a ubicarse en regiones
ricas en las cuales haya recursos qué depredar (por ejemplo cultivos ilícitos)
pero no implica, desde luego, que el conflicto cause o genere mayor
crecimiento. Las relaciones de causalidad en este sentido deben tomarse con
mucha cautela, pues una cosa es que la pobreza genere conflicto (como
sostienen quienes abogan por las llamadas “causas objetivas” de la violencia),
otra cosa es que los grupos armados tiendan a ubicarse en regiones ricas y
abundantes en recursos que permitan su financiación, y finalmente, como
plantea Rubio (1995), no debe descartarse la causalidad en el sentido
contrario: el conflicto empobrece.

Este trabajo pretende explorar la causalidad entre la violencia y la


economía en éste último sentido. Es decir, no se quieren explorar las causas

2
Para el caso colombiano véanse los trabajos de Montenegro y Posada (1995), Sánchez y Núñez (2000),
Vélez (2001) y Bottia (2002).

7
económicas de la violencia y el conflicto sino precisamente sus consecuencias
sobre el crecimiento económico departamental.

Como plantean Bejarano (1997) y Rubio (1995) la preocupación en


Colombia por establecer los costos o los efectos del conflicto armado y del
narcotráfico sobre la economía es un fenómeno reciente. Según Bejarano
(1996), durante mucho tiempo se pensaba que el conflicto armado se limitaba a
zonas marginales del país por lo cual su impacto sobre la economía no debía
ser muy notorio. Es decir, se pensaba que “el país [iba] mal, pero la economía
[iba] bien”. Sin embargo, como se señaló en la introducción, el estancamiento
económico del país en los últimos 20 años motivó la indagación por causas
diferentes de la ‘crisis’ entre ellas desde luego, el narcotráfico y el conflicto
armado. Además, en los últimos años diferentes trabajos demuestran que la
guerrilla ha dejado de ubicarse en zonas ‘marginales’ y ha pasado a ubicarse
en las áreas económicas más prósperas. De hecho Bejarano (1997), plantea
que entre 1985 y 1995 la guerrilla pasó de estar en el 13% de los municipios de
agricultura comercial a estar en el 71% y pasó de estar en el 13% de las
ciudades secundarias a estar en el 85%.

2.1 Violencia, conflicto y crecimiento: teoría y hechos estilizados para


Colombia

En los últimos años, los conflictos internos se han constituido en la


principal fuente de inestabilidad política y, como plantea Restrepo (2001), las
guerras civiles y otras formas de desorden interno se han visto acompañadas
además por el estancamiento material y social de una nación. Esto ha dado
pie para el surgimiento de diversos trabajos desde la economía que pretendan
establecer la relación entre conflicto y economía en ésta última dirección.

Como señala Restrepo (2001), la relación entre conflicto y crecimiento


económico puede encontrarse desde la “Riqueza de las Naciones” de Smith,
para quien “la ausencia de conflicto, entendida como cooperación, es lo que
permite modos modernos de producción basados en la división del trabajo y la
acumulación de capital los cuales conducen a la formación de riqueza” (citado

8
en Restrepo, 2001). Smith cita además innumerables ejemplos de situaciones
en las que las luchas entre grupos e individuos frenan y estancan el progreso y
desarrollo las economías.

Los trabajos de Pareto (1909) y Haavelmo (1954) citados por Restrepo


(2001) hacen referencia directa a los efectos del conflicto sobre la economía.
Para estos dos autores, el conflicto se entiende como una pugna por la
distribución de los recursos en una sociedad, cuyo efecto es desviar recursos
de actividades productivas hacia actividades improductivas. Según Haavelmo
(1954), esta depredación de recursos no sólo afecta a quienes son objeto de
esta explotación o depredación sino que ocasiona una pérdida aún mayor para
la sociedad que el producto mismo de la depredación, debido al esfuerzo de los
depredadores y a las inversiones defensivas de quienes son atacados. Para
Restrepo (2001) la principal conclusión del modelo de Haavelmo es que la
existencia de conflicto generalmente lleva a una reducción del producto global
comparado con el caso donde todos los esfuerzos y recursos se dirigen a la
producción.

En la misma línea de Haavelmo, la teoría de juegos, y en especial, los


modelos de contiendas, contribuyeron en gran parte a facilitar la modelación
del conflicto y sus efectos sobre la economía. Las contiendas se entienden
como situaciones en las cuales cada una de las partes destina una cantidad
importante de recursos para ganar un premio u objetivo. Estos recursos
destinados a ganar las contiendas se conocen como disipación o dispersión,
pues suelen ser gastos en gran parte improductivos, por lo cual estas
actividades se conocen también como actividades directamente improductivas.
(Restrepo, 2001). Precisamente, Esteban y Ray (1999) definen la intensidad de
un conflicto como la suma de recursos que es disipada, que se gasta
improductivamente en la lucha, en busca del resultado preferido de cada grupo.

En síntesis, toda esta corriente permite concluir que los conflictos


generan una desviación de recursos productivos hacia diversas actividades
improductivas, lo cual deteriora el crecimiento. Así pues, el conflicto hace que
recursos que se podrían utilizar en actividades productivas generadoras de

9
mayor crecimiento económico (como por ejemplo, inversión en infraestructura,
capital físico y humano), deban ser destinados a ganar el conflicto o a
defenderse de los agresores.

En esta misma línea, Martínez (2001) plantea que el conflicto, al


modificar la estructura de las finanzas públicas, conlleva a que el aumento en el
gasto militar para enfrentar el conflicto pueda conducir a un ‘crowding out’ del
sector privado debido al aumento en los impuestos que puede ser necesario
para su financiamiento3. Blomberg (1996) encuentra usando un panel de datos
para 118 países que si bien un mayor gasto en defensa tiende a disminuir la
inestabilidad sociopolítica de un país, éste ejerce una débil influencia negativa
sobre el crecimiento económico. Adicionalmente, dado que en las sociedades
contemporáneas el gasto en seguridad y defensa suele ser un bien público,
algunos grupos de la sociedad se sienten sub-representados en cuanto al
gasto que querrían destinar a protegerse de los agresores lo cual según
Restrepo (2001) explica por qué en los conflictos internos, tienden a surgir
fuerzas paramilitares espontáneamente, financiadas por aquellos que buscan
superar los problemas inherentes a la acción colectiva en materia de defensa
conllevando a un aumento aún mayor en el gasto desviado hacia actividades
improductivas.

La evidencia para Colombia en este sentido resulta bastante ilustrativa.


Como se ve en la Gráfica 2, el gasto en defensa, representado en gasto en
fuerzas militares y de policía, ha presentado una tendencia creciente en la
última década (como proporción del PIB). Adicionalmente, Rubio (1995) calculó
que la sociedad colombiana gasta anualmente 15% del PIB en vigilancia
privada, autodefensa y seguros para protegerse de los embates tanto de la
guerrilla como de la delincuencia común4. En esa suma se incluyen las
pérdidas y sobrecostos del conflicto armado así como los costos directos del
funcionamiento del aparato militar que debe movilizarse en la confrontación.

3
Resulta muy ilustrativo para el caso colombiano el impuesto al patrimonio que debieron pagar
recientemente muchos colombianos con el objetivo de financiar la lucha contra los grupos armados.
4
Este cálculo fue realizado con información disponible para 1993.

10
Gráfica 2

EVOLUCION DEL GASTO DE FUERZAS MILITARES Y POLICIA


1990 - 2002

4.0

3.5

3.0

2.5
% del PIB

2.0

1.5

1.0

0.5

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
AÑOS

Gasto Total

Fuente: Ministerio de Hacienda

Así como muchos economistas clásicos consideraron los efectos del


conflicto, la escuela institucionalista concibe el conflicto como una situación en
la que los derechos de propiedad no están claramente definidos y no existen o
no operan instituciones para resolver las disputas que esto genera (Restrepo,
2001). Dado que sólo cuando las sociedades se especializan en las actividades
productivas pueden crecer en el largo plazo, el conflicto al destruir o debilitar
las instituciones5 constituye un obstáculo importante para el desarrollo
económico. Para Collier y Hoeffler (1999) y Collier (2001), en materia
institucional se presenta un fenómeno de histéresis, es decir, una reducción
permanente en la capacidad institucional de tramitar conflictos en la sociedad a
causa de la destrucción de instituciones y la congestión de aquellas que existen
durante un conflicto violento previo. Para el caso colombiano, autores como
Gaitán (1995), Montenegro, Posada y Piraquive (2000) y Gaviria (2000)
señalan que los costos económicos del narcotráfico han sido significativos en
tanto que ha congestionado el sistema de justicia, deteriorando el entorno
institucional y aumentando los costos de transacción en la economía.

5
Por instituciones se entienden las reglas del juego, y el sistema de incentivos que la sociedad otorga a
diferentes actividades.

11
Estrechamente ligado al debate institucional, surge la discusión sobre los
efectos del conflicto sobre el capital social. Este último corresponde a la noción
institucionalista del proceso de construcción de arreglos sociales que permite
ordenar las relaciones de poder y la economía en una sociedad. Como se
planteó anteriormente, cuando el conflicto vulnera la fortaleza de las
instituciones resultantes de esos arreglos, se debilita el crecimiento de la
economía. Algunos autores como Lederman, Loaysa y Menendez (2001)
encuentran una clara relación negativa entre violencia y capital social y a su
vez, Robinson y Siles (1997), señalan que este deterioro en el capital social
aumenta los costos de transacción en la economía, frenando significativamente
el crecimiento económico.

Sin embargo, el conflicto no afecta únicamente el capital social sino


atenta directamente contra la acumulación de otras formas de capital en la
economía. Martínez (2001) señala que cuando los agentes creen que el
conflicto es permanente, sus decisiones intertemporales se afectarán y habrá
un impacto sobre el tipo y ritmo de crecimiento de la economía así como
también sobre la acumulación de capital físico y humano.

Perotti (1995) plantea que en presencia de un conflicto, los individuos


van a perseguir sus intereses por fuera de los canales políticos y de mercado
tradicionales. En consecuencia, las actividades rentísticas y depredadoras van
a abundar lo cual constituye un desincentivo para el ahorro, la inversión y por
ende, el crecimiento. Este desincentivo en el ahorro y la inversión es generado
también por la incertidumbre que genera un conflicto lo cual tiende a disminuir
el retorno real de la inversión, y la viabilidad misma de inversiones futuras
atentando directamente contra la acumulación de capital. Como señala Fosu
(1992), el conflicto puede afectar el factor de descuento intertemporal de
inversionistas aversos al riesgo, generando una sustitución de proyectos de
largo plazo, por otros de corto plazo y menor rentabilidad. En esta línea,
Stewart y Venieris (1985), encuentran que en 60 países subdesarrollados el
ahorro se ha visto afectado por la inestabilidad sociopolítica. Basándose en un
modelo neoclásico de crecimiento, es fácil ver que el desincentivo sobre el

12
ahorro (y la inversión) que resulta del conflicto, va a disminuir la tasa de
crecimiento de la economía.

Sin embargo, el conflicto y la violencia no sólo afectan la inversión en


capital físico (por la mayor incertidumbre) sino que de hecho destruye parte del
stock de capital existente. Como plantea Collier (2001), los actores armados
son ‘rent seekers’ cuyo objetivo es depredar recursos para financiar su
actividad y para debilitar las fuentes de financiación del enemigo. De esta
forma, la lógica misma de los actores armados los lleva a la destrucción del
aparato económico de la contraparte para minar sus fuentes de financiación.

La evidencia para Colombia es contundente con respecto a éste último


punto. Como puede verse en las Gráficas 3 a 5, la destrucción de capital e
infraestructura que ha ocurrido en el país como resultado del conflicto armado
muestra una tendencia creciente y ha implicado unos costos de reparación que
como se mencionó anteriormente, constituyen un gasto que hubiese podido
haber sido invertido en actividades generadoras de mayor crecimiento. Es
decir, el conflicto no sólo desestimula la inversión, sino que destruye el stock de
capital, limitando aún más los recursos productivos disponibles, debido al gasto
de reparación en el cual debe incurrir el gobierno nacional.

En síntesis, los conflictos, como plantea Collier (2001), deterioran las


instituciones y el capital y por tanto afectan tanto el nivel como la composición
del producto. Directamente, los conflictos causan una pérdida de eficiencia, una
caída en la inversión y una gran destrucción del capital físico, afectando de
manera considerable la tasa de crecimiento de la economía.

Los efectos de la violencia y el conflicto sobre el capital humano pueden


ser considerables, y pueden afectar la senda de crecimiento de largo plazo de
la economía. El capital humano no sólo crece a un menor ritmo por la pérdida
de vidas y la ‘fuga de cerebros’ sino también por una reducción del gasto en
educación y salud debido a las mayores necesidades en defensa, seguridad y
justicia.

13
Gráfica 3
Atentados Torres de energía ISA
450
388
400
350
281
300
250 194
179
200
150
100 53 38
30 22 17
50 8 9 2 15 1 10 1 5 0
0
1985

1987

1989

1991

1993

1995

1997

1999

2001
Fuente: Ministerio de Hacienda.

Gráfica 4
Atentados al Oleoducto Caño Limón Coveñas y
Costos de Reparación
200 140
180 170
120
160
140 100
No. Atentados

120 80
96
USM$
100
77 79 60
80 50 60 62 64
60 28 23 38
45 46 47 40
40 23
11 20
20
0 0
1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

Nº Atentados Costo de Reparación USM$

Fuente: Ministerio de Hacienda.

Gráfica 5
Voladura de Puentes y Costos de Reparación

70 6
61
60 5
50
4
40
USM$

3
30
21
2
20
12
10 4 1
0 0 1 1 2
0 0
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Nº atentados Costos de Reparación USM$

Fuente: Ministerio de Hacienda.

14
En efecto, Ruiz y Rincón (1991) señalan que el conflicto suele afectar a la
población masculina en edad de trabajar, afectando de manera considerable la
tasa de crecimiento de largo plazo. Además, la intensificación del conflicto
suele en muchos casos forzar la deserción escolar (en muchos casos por los
desplazamientos forzados) lo cual limita la formación de capital humano en las
regiones más afectadas por la violencia. Para el caso colombiano, los cálculos
de Granada y Rojas (1995) revelan que para el periodo entre 1990 y 1994, los
costos del conflicto armado fueron del orden del 4.5% del PIB de los cuales el
30% está representado en gastos del sector público, 10% en gastos del sector
privado y el 60% estaría representado en la pérdida de capital humano. Ligado
a esto está el trabajo de Londoño (1996) para quien el costo global de la
destrucción de capital humano pasó de representar el 2% del PIB en 1980 a
casi el 5% a comienzos de 1990, es decir, lo que ganaba la población por el
crecimiento de la economía era menor que lo que perdía en sus activos
humanos.

El impacto en materia regional es también negativo, dado que la


concentración de la producción alrededor de núcleos urbanos tiende a
intensificarse, agravando la inequidad entre regiones. Este último elemento
permite intuir que los conflictos, al generar desplazamientos o migraciones de
población por motivos extra-económicos pueden impedir un proceso de
convergencia regional en el crecimiento económico de un país.

Teniendo en cuenta los argumentos señalados arriba, diferentes trabajos


han intentado medir de diferentes maneras los costos para el país de la
violencia. Trujillo y Badel (1998) calculan para el periodo entre 1991 y 1996 los
costos del conflicto por concepto de terrorismo, gasto en salud para atender
lesiones por el conflicto, pérdida de vidas, exceso de gasto militar, y secuestro,
robo y extorsión (que denominan “costos brutos del conflicto”) y encuentran que
éstos representan anualmente en promedio, el 1.5% del PIB6. Sin embargo,
dado que los robos, el secuestro y la extorsión podrían considerarse una

6
El gasto en defensa excesivo representa el 61% de estos costos.

15
‘transferencia’ hacia los actores armados, los autores calculan unos “costos
netos del conflicto” que equivalen a un promedio anual de 1.1% del PIB.

Para Bejarano (1997), el sector agropecuario parece haber sido el más


afectado por el conflicto armado pues además de una magnitud importante de
población rural bajo presión (32% en 1996) y de un efecto directo que cubre
cerca del 30% del PIB sectorial, este sector es un transferidor neto de rentas
principalmente a la guerrilla en la forma del boleteo, la extorsión, el secuestro y
en distintos tipos de ‘contribuciones’ cuya cuantificación no es fácil precisar.
Tras contabilizar los delitos cometidos contra el patrimonio, las actividades de
financiamiento de la guerrilla (secuestro, extorsión, desvío de regalías, etc.), la
extorsión y secuestro no- guerrillero y el terrorismo, Bejarano (1996) encuentra
que en 1994 los costos económicos de la violencia y la inseguridad alcanzaron
el 2% del PIB nacional, el 12.88% del PIB agropecuario, el 34.89% de la
inversión pública nacional total y el 9.23% del gasto público. Algunos estudios
de caso desarrollados también por Bejarano (1996) revelan un proceso de
desadministración que generó una caída en la productividad debido en parte al
ausentismo forzado de los propietarios, el débil control de la mano de obra y
una alta rotación de administradores (que han sido asesinados en muchos
casos y reemplazados por capataces que, por lo tanto, tienen dificultades de
autoridad con sus antiguos compañeros), el robo de insumos y la aversión al
riesgo de los prestamistas entre otros.

2.2 Violencia y Crecimiento Económico: la evidencia para Colombia.

Si bien diferentes trabajos han tratado de cuantificar los costos


económicos de la violencia, muy pocos trabajos han abordado concretamente
el impacto del conflicto sobre el crecimiento económico. Ligados directamente
al efecto del conflicto y el crimen sobre el crecimiento económico como tal,
existen diferentes trabajos entre los cuales se encuentra el de Cárdenas (2001)
que se discutió en la introducción, así como los trabajos de Rubio (1995) y
Parra (1998). Rubio (1995) encuentra que el costo del crimen en términos de
crecimiento perdido es superior al 2% del PIB cada año, sin contar sus efectos
más duraderos sobre la productividad de los factores y la formación de capital

16
mientras que Parra (1998) encontró que una reducción del 10% en la tasa de
criminalidad tendría un impacto de 1,2% anual sobre la tasa de crecimiento y
que si los costos derivados de la violencia se invirtieran en actividades
productivas, el producto crecería en un 1,7% adicional.

Echeverry, Salazar y Navas (2000) plantean que si bien la pérdida anual


en crecimiento no ha sido muy alta, lo extenso de los conflictos colombianos
representa una desviación permanente de la economía con respecto a su
senda de crecimiento de largo plazo. Adicionalmente, el deterioro institucional
derivado de la extensión del conflicto es significativo lo que acentúa sobre su
efecto negativo sobre el crecimiento de largo plazo.

Sin embargo, los trabajos de Bejarano (1996) y Bejarano, et al. (1997)


señalan que los costos del conflicto en términos de crecimiento parecerían no
ser tan altos debido a dos motivos: i) los productores, ganaderos y agricultores
se han adaptado al conflicto y han generado mecanismos para superar el
problema (por ejemplo, diseñando mecanismos de comunicación que les
permitan verificar las actividades productivas sin tener que estar presentes
físicamente en las fincas). En esta misma línea está el trabajo de Castillo y
Salazar (1996) citado por Bejarano (1997) quienes señalan que la sociedad
colombiana ha acabado acomodándose a la convivencia con la inseguridad
desarrollando una paradójica disposición a pagar, que permite reducir la
incertidumbre con respecto a la pérdida económica. ii) Gran peso de la
agricultura comercial colombiana corresponde a zonas planas y bastante
integradas a los centros de desarrollo nacional, lo que hace difícil desde una
perspectiva puramente militar, la movilidad de los grupos guerrilleros. Esto sin
embargo parecería ser cierto únicamente antes de la segunda fase de
expansión de las FARC mencionada anteriormente.

2.3 Violencia y Crecimiento Departamental

Si bien algunos trabajos como los señalados en la sección anterior han


abordado la relación entre violencia y el crecimiento del producto, muy pocos
trabajos han analizado formalmente el impacto de la violencia sobre el

17
crecimiento departamental. De hecho la literatura sobre crecimiento
departamental o municipal en Colombia no es muy extensa debido en parte a la
dificultad a la cual se enfrentan los investigadores para recopilar bases de
datos regionales para las diferentes variables que se utilizan como
determinantes del crecimiento económico. Los trabajos existentes hasta el
momento parecen tener consenso en cuanto a la relación positiva entre
crecimiento del producto y diferentes variables de educación7 al igual que con
diferentes variables de infraestructura8. Sin embargo parece haber ambigüedad
con respecto al efecto de variables geográficas, demográficas e institucionales
al igual que con respecto a la presencia o no, de convergencia en el
crecimiento departamental9.

Los trabajos de Montenegro y Posada (1995), Cárdenas y Pontón


(1995), Rocha y Vivas (1998) y Meisel y Gálvis (2000) han intentado establecer
la relación entre criminalidad y crecimiento departamental.

Montenegro y Posada (1995) encuentran una relación positiva entre


criminalidad (entendida ésta como hurtos y asesinatos) y crecimiento en
regresiones de corte transversal para 1975 y para 1980. Sin embargo, los
autores advierten sobre la existencia de una relación no lineal entre
criminalidad y crecimiento, es decir, para niveles de criminalidad muy bajos, la
relación entre crimen y crecimiento es positiva, pero a partir de un cierto nivel
de criminalidad, puede observarse una relación negativa entre éstas dos
variables. Los resultados de éste trabajo deben tomarse con cautela por
diferentes motivos. Como primera medida y cómo se verá en la siguiente
sección, las regresiones de crecimiento de corte transversal pueden conducir a
establecer relaciones espurias entre las variables debido a la dificultad para
tener en cuenta todas las características específicas a cada departamento, que
pueden incidir en la tasa de crecimiento. En segundo lugar, los años para los

7
Véase Cárdenas y Pontón (1995), Rocha y Vivas (1998), Meisel y Galvis (2000) y Sánchez y Núñez
(2000).
8
Véase los trabajos de Cárdenas y Escobar (1995), Cárdenas, Escobar y Gutiérrez (1995) y Ramírez
(1999), Meisel y Galvis (2000) y Sánchez y Núñez (2000).
9
Los trabajos de Cárdenas, Pontón y Trujillo (1993), Cárdenas y Pontón (1995), Rocha y Vivas (1998)
Bonet y Meisel (1999) y Meisel y Galvis (2000) exploran la existencia de convergencia y obtienen
resultados diferentes según el periodo que se considere, y según los datos que se utilicen.

18
cuales los autores estiman las regresiones no son representativos de la
situación de violencia que ha experimentado el país en los últimos años. Es
probable que los resultados cambien considerablemente si se realiza el
ejercicio empírico para los últimos 10 o 15 años, periodo en el cual la relación
entre criminalidad y crecimiento puede estar ya en la parte negativa de la
relación no lineal que los autores señalan.

El trabajo de Meisel y Gálvis (2000) así como los de Cárdenas y Pontón


(1995) y Rocha y Vivas (1998) establecen la relación entre violencia y
crecimiento, considerando en una regresión tradicional de crecimiento la tasa
de homicidios. Si bien Meisel y Gálvis (2000) no encuentra una relación
significativa entre el crecimiento del producto de las ciudades y la tasa de
homicidios, Cárdenas y Pontón (1995) y Rocha y Vivas (1998) encuentran una
relación positiva y significativa entre homicidios y crecimiento del PIB
departamental. Sin embargo, tal y como se mencionó anteriormente, estos
resultados deben interpretarse con cautela.

Lo anterior evidencia la falta de trabajos que consideren el impacto de la


violencia sobre el crecimiento departamental y que utilicen la metodología
adecuada para tal fin. Los pocos trabajos que hay sólo consideran la tasa de
homicidios o la tasa de hurtos, pero ningún trabajo ha establecido el impacto
sobre el crecimiento de manifestaciones diferentes de violencia tales como la
tasa de secuestros y la tasa de acciones de los grupos guerrilleros. Si bien una
alta tasa de homicidios debería tener un impacto negativo sobre el crecimiento
por los argumentos señalados en esta sección, es de esperarse que el impacto
de otros tipos de violencia sobre el crecimiento sea aún mayor. Como señala
Restrepo (2001), las organizaciones criminales comunes tienen como objetivo
utilizar el crimen para obtener unas rentas que serán divididas entre sus
miembros como si fueran ‘ganancias’ o ‘dividendos’. En este sentido, podría
pensarse que el crimen que resulta de la delincuencia común podría no tener
un impacto tan grande sobre la economía ya que constituye una redistribución
de la renta hacia los criminales que puede no afectar de manera significativa la
demanda agregada del sector productivo.

19
Los actores del conflicto armado por otro lado, utilizan los recursos
derivados de su actividad criminal, para fortalecerse militarmente y aumentar su
poder. En este sentido, los recursos que la sociedad transfiere a los
paramilitares y a la guerrilla son reinvertidos en el aparato militar, es decir, en
actividades improductivas que afectarán en mayor medida la economía
nacional de acuerdo con la teoría que se expuso en esta sección.

Este trabajo pretende entonces establecer el impacto de diferentes


manifestaciones de violencia criminal sobre el crecimiento departamental,
utilizando una metodología de diferencias en diferencias que permita aislar el
efecto de la violencia sobre el crecimiento y supere algunos de los problemas
de las metodologías tradicionales utilizadas en los trabajos citados
anteriormente. Así, y en dirección de lo que plantean Rocha y Vivas (1998),
este trabajo pretende esclarecer la relación ambigua que han encontrado los
trabajos existentes entre la tasa de homicidios y el crecimiento departamental,
debido probablemente a que hasta ahora no se ha utilizado la metodología
adecuada para tal fin.

3. Metodología10

La estimación del efecto de la violencia sobre el crecimiento económico


departamental presenta algunas dificultades que se discutirán en esta sección,
y que parecen explicar la ambigüedad en los resultados obtenidos en los
diferentes trabajos citados anteriormente, con respecto a la relación entre
crecimiento y, por ejemplo, la tasa de homicidios.

Un primer elemento a discutir tiene que ver con la exogeneidad y la


causalidad. El análisis del impacto de la violencia sobre el crecimiento debe
tratar de establecer en primera medida la relación causal entre estas dos
variables. Como ya se mencionó, la relación positiva entre criminalidad y
crecimiento hallada por algunos trabajos no implica que la violencia genere
mayor crecimiento. De igual forma podría afirmarse que los choques generados

10
En la descripción de la metodología se sigue principalmente a Borjas et. al (1997) y Cadena (2002).

20
por el conflicto y la violencia no son exógenos al crecimiento del producto
departamental, y en este sentido el crecimiento del producto podría causar o
explicar cambios en las diferentes manifestaciones de violencia.

El uso de variables instrumentales para la violencia permitiría esclarecer


la causalidad en el sentido que nos interesa en este trabajo (impacto de la
violencia sobre el crecimiento). Sin embargo, encontrar fuentes exógenas de
variación que expliquen las diferentes manifestaciones de violencia pero que no
estén correlacionadas con el crecimiento del producto no es tarea fácil. Los
trabajos de Vélez (2001) y Bottia (2002) por ejemplo, no arrojan evidencia que
permita identificar fuentes exógenas de variación que expliquen el nivel o el
cambio de las acciones de las FARC y el ELN (como por ejemplo, variables
geográficas). Adicionalmente y como se mencionó en la sección anterior, la
falta de información estadística anual de diferentes variables para los
departamentos dificulta aún más la posibilidad de encontrar variables
instrumentales que expliquen los cambios anuales de las diferentes
manifestaciones de violencia11.

Sin embargo, diferentes trabajos como los de Núñez y Sánchez (2001) y


Bottia (2002) sugieren que ciertas variables socioeconómicas como el PIB y su
crecimiento no parecen explicar la tasa de homicidios ni la presencia de la
guerrilla respectivamente. De hecho, Vélez (2001) y Bottia (2002) señalan que
la presencia y expansión de las FARC parece estar ligada a variables como la
coca, el petróleo y el carbón que faciliten el financiamiento de los actores
armados, más que al crecimiento o a la dinámica económica del departamento
o municipio. Así pues, la presencia de actores violentos parece estar
determinada por la existencia de algunos recursos claves para las finanzas de
éstos, más que por el crecimiento económico del departamento. En este

11
Encontrar fuentes exógenas de variación que expliquen la distribución espacial o regional de la
violencia puede resultar una tarea menos complicada, pues podrían hallarse determinantes históricos
tales como los conflictos políticos, o agrarios que expliquen la mayor presencia de la guerrilla en unas
zonas del país que en otras. Esto sin embargo, permitiría utilizar fuentes históricas para explicar la
presencia y distribución espacial de los actores armados en un periodo específico de tiempo (por ejemplo
el promedio del periodo 1990-1999), pero no permitiría explicar la variación anual de las diferentes
manifestaciones de violencia para cada año del periodo considerado en este trabajo. La consideración de
fuentes históricas como variables instrumentales (como en Acemoglu, et.al. (2001)) serviría en este
sentido para ejercicios de corte transversal, lo cual no es conveniente para ejercicios departamentales
debido al poco número de observaciones.

21
sentido, puede asumirse que los choques o los cambios en las diferentes
medidas de conflicto armado y violencia son exógenos a cambios en el
crecimiento del producto. Esto último sin embargo, no implica que la presencia
de actores armados o la violencia no sean endógenos a ciertas variables
económicas, sino que la violencia parece no ser endógena al crecimiento del
PIB como tal. Trabajos futuros sin embargo, deberían encaminar esfuerzos a
encontrar variables instrumentales para las diferentes variables de violencia
que permitan establecer las relaciones causales entre estas variables y el
crecimiento con mayor precisión.

La inferencia sobre los efectos del conflicto armado y la violencia en el


crecimiento económico departamental que puede desprenderse de las
regresiones econométricas tradicionales, presenta algunos problemas que se
discuten a continuación.

Una regresión tradicional de crecimiento de la forma

∆y = a + b∆Viol + ε tk (1)
tk tk

donde ∆y es el crecimiento del PIB del departamento k entre el periodo t y el


tk
t-1 y ∆Viol el crecimiento de diferentes medidas de violencia, no permitiría
tk
obtener una inferencia adecuada sobre el impacto de la violencia sobre el
crecimiento, pues podría obtenerse una relación espuria en la medida en que
existen muchos otros factores cuyo crecimiento puede explicar el crecimiento
del producto y por los cuales no se está controlando. El problema es entonces
que la regresión de crecimientos tal y como está planteada en (1) compara el
crecimiento de departamentos con incrementos diferentes en las medidas de
violencia, en vez del crecimiento en un departamento antes y después de un
incremento en la violencia. Así, esta regresión en primeras diferencias asume
implícitamente que cada departamento hubiese tenido la misma tasa de
crecimiento en ausencia de cambios en las diferentes variables de violencia,
abstrayendo de otras posibles fuentes de variación en el crecimiento y, de esta

22
manera arrojando resultados a partir de los cuales cualquier tipo de inferencia
sería errónea.

En particular, una regresión como la (1) puede conllevar al


establecimiento de relaciones espurias que pueden presentarse por problemas
de correlación de tipo corte transversal y de tipo longitudinal.

La correlación de corte transversal puede presentarse por el hecho de


que todos los departamentos tienen sus propios determinantes del crecimiento
económico diferentes a la violencia, que pueden ser no observables o difíciles
de medir (estos son los efectos propios o específicos a cada departamento).
Estos determinantes incluyen variables geográficas, educativas, culturales e
institucionales, entre otras, por las cuales habría que controlar en la regresión
(1) para evitar problemas por sesgo de variable omitida.

En este sentido, departamentos muy violentos pero que por


características específicas al departamento tiendan a crecer más que los
demás, podrían llevar a establecer una correlación positiva entre violencia y
crecimiento si no se controla por estos efectos fijos en la regresión (1).

La correlación de tipo longitudinal se presenta cuando en un


determinado momento en el tiempo, los departamentos reciben un choque
común a todos, que puede afectar positiva (o negativamente) el crecimiento
económico de los departamentos (por ejemplo, choques de tasa de cambio).
De esta manera, una regresión tradicional podría establecer un impacto
positivo de la violencia sobre el crecimiento en aquellos periodos en los cuales
tanto la tasa de crecimiento económico de los departamentos como la violencia
estén aumentando, mientras que establecería una relación negativa en
periodos en los cuales la tasa de crecimiento de los departamentos esté
disminuyendo, al tiempo que el crecimiento de las diferentes manifestaciones
de violencia esté aumentando. La tendencia primordialmente creciente que se
observa en las diferentes manifestaciones de violencia, podría ocasionar que
en unos periodos se establecieran relaciones positivas entre crecimiento y

23
violencia, y en otros periodos se establecieran relaciones negativas lo cual
genera resultados inestables y poco robustos.

Una primera mirada a los datos demuestra que aquellos departamentos


en los cuales hay una alta presencia y expansión guerrillera les ha ido bien en
unos años y menos bien en otros. Esto de entrada podría generar el
establecimiento de relaciones espurias que se señalaron arriba.

Las Tablas 1 a 4 del Anexo A muestran la posición relativa de cada


departamento durante el periodo 1987- 1999 para el crecimiento del PIB per
cápita, la tasa de homicidios, la tasa de acciones de las FARC y el ELN y la
tasa de secuestros.12 Como se puede ver en los datos, departamentos como
Bolívar, que durante todo el periodo tuvo una de las tasas más bajas de
homicidios y tuvo tasas relativamente bajas de secuestros y acciones de la
guerrilla, pasó de ser uno de los departamentos que más crecía entre 1987 y
1993 a ser uno de los departamentos con menor crecimiento entre 1994 y
1999. Así mismo, los Nuevos Departamentos, a pesar de tener la tasa de
acciones de la guerrilla más alta durante todo el periodo, fluctúan año a año y
pasan de ser los departamentos que más crecen, a ser los que menos crecen
de toda la muestra.

En términos generales, se puede ver que la ubicación relativa de los


departamentos con respecto a las diferentes variables de violencia y conflicto
no cambia mucho en el tiempo para cada departamento mientras que la
ubicación relativa con respecto a la tasa de crecimiento del producto es mucho
menos persistente. Para ilustrar esto se puede calcular la correlación de
Spearman que establece la correlación entre las posiciones relativas o el
‘ranking’ año a año de cada una de las variables. El coeficiente de correlación
de Spearman para la tasa de homicidios, secuestros y acciones de las FARC y
el ELN es de 0.95, 0.81 y 0.88 respectivamente lo cual revela que en efecto, la

12
Amazonas, Arauca, Casanare, Guainía, Guaviare, Putumayo, Vaupes y Vichada son agrupados como
“Nuevos Departamentos” debido a la inexistencia de PIB departamental para estos departamentos por
separado para años anteriores a 1994. Por este motivo, se cuenta con una muestra de 25 departamentos
para el periodo 1987-1999. Así, la posición relativa está entre 1 y 25 donde 1 corresponde al
departamento que más crece (o que tiene el indicador de violencia más alto) y 25 al que menos.

24
posición relativa de cada departamento para las diferentes manifestaciones de
violencia no cambia mucho en el tiempo. El coeficiente de correlación de
Spearman para la tasa de crecimiento del PIB total per cápita es en cambio de
0.0 para el promedio del periodo lo cual revela tal y como se ve en las tablas
que la persistencia de la ubicación relativa de los departamentos en términos
de crecimiento es muy baja (nula)13.

Así pues, la estimación de una regresión tradicional podría evidenciar


una relación positiva entre violencia y crecimiento en períodos en los cuales,
por motivos diferentes a la violencia, los departamentos más violentos hubieran
crecido más que los departamentos menos violentos.

Si bien la posición relativa de cada departamento respecto al cambio o al


crecimiento en las diferentes variables de conflicto y violencia es menos
persistente que la posición relativa de los niveles en las variables de violencia,
una regresión tradicional de crecimiento del PIB contra el cambio en estas
variables tampoco generaría resultados consistentes en todos los períodos
debido una vez más, a la necesidad de controlar por todos los diversos factores
que pueden estar detrás de la dinámica de crecimiento de cada departamento.

Una regresión de crecimientos que controle por los determinantes


específicos de cada departamento y que incorpore además, un elemento
común a todos los departamentos en el periodo, podría solucionar los
problemas metodológicos señalados anteriormente.

∆y = α + δ k X + γ ⋅ t + β [∆Viol ] + ε tk (2)
kt k tk

donde ∆y es el crecimiento del PIB del departamento k entre el periodo t y el


tk
t-1, ∆Viol el crecimiento de diferentes medidas de violencia, X k un vector de
tk
variables específicas a cada departamento y γ ⋅ t una variable tipo “dummy”
13
Otra forma de ilustrar éste hecho, es que la desviación estándar promedio de la posición relativa de los
departamentos con respecto al crecimiento económico es 7.22 mientras que la desviación estándar de la
posición relativa de las variables de violencia es 2.22, 2.85, y 3.41 para la tasa de homicidios, acciones de
las FARC + ELN y secuestros respectivamente.

25
que captura un choque común a todos los departamentos en el periodo t. Sin
embargo, ésta podría no ser la mejor estrategia para establecer el impacto del
conflicto sobre el crecimiento debido a la posibilidad de incurrir en un sesgo por
variable omitida al no poder especificar en Xk todos los diferentes

determinantes que explican el crecimiento del departamento debido a que


muchos de estos pueden ser no observables o difíciles de medir y debido a la
endogeneidad que puede presentarse en la mayoría de estas variables. De
hecho, Acemoglu et. al (2000) señalan que la inclusión en X de variables
k
endógenas (con las cuales se pretende controlar en las regresiones de
crecimiento) genera un sesgo en las variables de violencia cuyo efecto se
quiere explorar.

Para aislar el efecto del conflicto sobre el crecimiento se necesita una


comparación de diferencias en diferencias, de tal forma que se pueda
establecer cómo crece un departamento antes y después de un cambio en la
intensidad de las diferentes manifestaciones de violencia.

∆y − ∆y = α + β ∆Viol − ∆Viol +ε (3)


tk t −1,k tk t −1,k tk

En esta regresión se está comparando el crecimiento en cada


departamento antes y después de un cambio en diferentes manifestaciones de
violencia y el coeficiente β mide el impacto de un incremento en los
indicadores de violencia sobre el crecimiento económico, con respecto a las
condiciones que existían en cada departamento antes del incremento en la
violencia. En otras palabras, se trata de aislar el efecto de la aceleración de la
violencia en la aceleración (cambio en el crecimiento) del producto. Así, la
regresión (3) impone una estructura particular sobre los efectos fijos de cada
departamento, esta es, la tasa de crecimiento que estaba experimentando cada
departamento antes del incremento en las diferentes variables de violencia. En
el Anexo B puede verse cómo la regresión de diferencias en diferencias elimina
algunos de los problemas de corte transversal y longitudinal que se presentan
en las regresiones de primeras diferencias tradicionales. En particular variables

26
específicas a cada departamento que no tienden a cambiar mucho año a año,
desaparecen en la diferencia en diferencia (por lo cual se elimina el sesgo por
variable omitida de tipo corte transversal). De igual forma, el efecto de choques
que afecten a todos los departamentos por igual (que generaba problemas de
tipo longitudinal) se elimina en la diferencia en diferencia.

Sin embargo, la regresión de diferencias no controla por factores que


cambien en el tiempo en un departamento y no en los demás (lo cual podría
sesgar el parámetro β ). Con el fin de evitar este tipo de sesgos, en este
trabajo se va tratar de incluir en la regresión (3) variables que cambien en el
tiempo de manera diferente en cada departamento y que puedan afectar el
crecimiento económico. En particular, las transferencias del gobierno hacia los
departamentos y sus municipios, constituyen un choque exógeno que varía en
el tiempo y de manera diferente para cada departamento por lo cual su
inclusión en la regresión (3) puede ayudar a comprobar qué tan robustos son
los parámetros que hacen parte de β . De igual forma, los ingresos por
narcotráfico constituyen otra variable que cambia en el tiempo de manera
diferente en cada departamento, por lo cual su inclusión no sólo permite
establecer el impacto de los ingresos del narcotráfico sobre el crecimiento
departamental sino que además, contribuye a disminuir el sesgo en el
parámetro β . La escasez de series anuales a nivel departamental dificulta
poder incluir en la regresión (3) la aceleración de otras variables que puedan
cambiar en el tiempo de manera diferente en cada departamento y que se
considere, pudiesen afectar el crecimiento. Aún así, la regresión de diferencias
en diferencias soluciona muchos de los problemas metodológicos que pueden
surgir en las regresiones de crecimiento tradicionales, por lo cual como se ha
señalado anteriormente, constituye la mejor estrategia para establecer el
impacto de la violencia sobre el crecimiento.

En este trabajo se pretende estimar las regresiones (2) y (3) para poder
comparar los resultados que surgen tras estimar el efecto del conflicto en una

27
regresión tradicional de primeras diferencias, y en una regresión de diferencias
en diferencias14.

3.1 Datos

Con el fin de establecer el impacto de la violencia sobre diferentes tipos


de actividad económica, los ejercicios econométricos se van a llevar a cabo
sobre el crecimiento del PIB per cápita total, agropecuario e industrial que
publica el DANE para los diferentes departamentos. Las variables de violencia
que se van a considerar en las regresiones son la tasa de acciones de las
FARC y el ELN, tasa de homicidios, y tasa de secuestros (tasas por 100,000
habitantes)15. El ejercicio empírico se va a hacer para el período 1990-1999
debido a la disponibilidad de algunas de las series (el PIB departamental sólo
ha sido publicado por el DANE hasta 1999) y debido a la relevancia de este
período en términos de conflicto armado y crecimiento, tal y como se señaló en
la introducción16.

Adicionalmente, se va a considerar en las diferentes regresiones de


diferencias en diferencias el impacto de los ingresos por narcotráfico per

14
Este trabajo no pretende averiguar los determinantes del crecimiento departamental sino simplemente
establecer el impacto de la violencia sobre éste. Por este motivo, no se va a estimar la regresión (2)
controlando por un vector de variables, debido a la dificultad de conocer todos los determinantes del
crecimiento por los cuales se debería controlar ya que para ejercicios con datos anuales, habría que
establecer los rezagos con los cuales las diferentes variables afectan el crecimiento. Adicionalmente, la
mayoría de variables por las cuales se controla en este tipo de regresiones suelen ser endógenas, lo cual
como señalan Acemoglu et. al (2000) suele sesgar hacia abajo el efecto del conflicto sobre el
crecimiento. Sin embargo, se estimará la regresión (2) incluyendo una dummy de tiempo que capture
choques comunes a todos los departamentos, y se va estimar un panel con efectos fijos de tal forma que
los interceptos logren capturar en alguna medida, las características específicas a cada departamento que
afectan el crecimiento económico. Aún así, cuando se estime la regresión de diferencias en diferencias,
se intentará establecer si la aceleración o desaceleración del crecimiento parece depender de otras
variables como las transferencias y los ingresos del narcotráfico.
15
Por acciones de las FARC y el ELN se entiende el total de acciones terroristas, emboscadas, ataques
rurales y urbanos, hostigamientos, enfrentamientos, confrontaciones armadas y ataques a instalaciones y
aeronaves cometidos por éstos dos grupos guerrilleros en cada departamento. La tasa de secuestros
incluye los secuestros cometidos por los grupos guerrilleros y por la delincuencia común. La información
sobre ataques de los grupos guerrilleros hasta 1994 corresponde a información recopilada por la
Fundación Social y de 1994 en adelante corresponde a información recopilada por la Policía Nacional. La
información sobre homicidios y secuestros es recopilada por la SIJIN y la Policía Nacional y fue
suministrada por Ana María Díaz en el CEDE.
16
Si bien sería interesante realizar el ejercicio con información desde 1980 (año a partir del cual muchos
señalan que se generó una proliferación de las más variadas manifestaciones de violencia) la información
estadística no se encuentra disponible para todas las variables desde este año. Nótese sin embargo que
si se estima una regresión de diferencias en diferencias a partir de 1990, se están considerando datos
desde 1988.

28
cápita17 al igual que el impacto de las transferencias per cápita18con el fin de
controlar en las regresiones por otras variables cuyo crecimiento cambie en el
tiempo en cada departamento. Los ingresos departamentales por narcotráfico
se obtienen tras repartir los ingresos nacionales por narcotráfico calculados por
Rocha (2000), según la participación de cada departamento en el total nacional
de capturas por narcotráfico (corregidas por impunidad)19.

Si bien sería interesante incluir en las regresiones la tasa de acciones de


los grupos paramilitares, la información departamental para ésta variable sólo
se encuentra disponible desde 1996, por lo cual no se va a considerar en éste
trabajo.

4. Resultados

Una estimación tipo panel de la ecuación de primeras diferencias


permite analizar los resultados que se obtienen al estimar de manera
tradicional una regresión de crecimientos como la regresión (2).

Los resultados de la estimación que se reportan en la Tabla 1


demuestran que bajo una estimación de panel data que permita efectos fijos
(es decir, que permita un intercepto diferente para cada departamento que
capture algunos de los determinantes específicos a cada departamento
mencionados anteriormente) y que permita una dummy de tiempo en la
ecuación de primeras diferencias20, ni el cambio porcentual en la tasa de
homicidios y la tasa de acciones de las FARC y el ELN resultan significativos
mientras que el cambio porcentual en la tasa de secuestros resulta significativo
y con el signo esperado.21

18
Corresponden a la suma del situado fiscal que reciben las autoridades departamentales y las
transferencias que reciben los municipios del departamento. Esta información fue suministrada por el
Departamento Nacional de Planeación.
19
En las tablas del Anexo C se reportan algunas estadísticas descriptivas para las diferentes variables de
violencia al igual que para los ingresos por narcotráfico y las transferencias en el periodo considerado en
este trabajo.
20
La presencia de heteroscedasticidad entre los departamentos condujo a estimar el panel por medio de
mínimos cuadrados generalizados (GLS).
21
Si en la regresión se incluyen los cambios absolutos (y no los cambios porcentuales) de las diferentes
variables de violencia, ninguna de ellas resulta significativa.

29
Tabla 1
Periodo: 1990-1999
Método de Estimación: GLS
Variable dependiente: Crecimiento Porcentual del PIB Total per cápita.
No. de Observaciones: 250.
Variable Coeficiente Error Estd. Estad. T Prob.
Tiempo** -0.0019 0.0008 -2.3206 0.0212
Cambio Porcentual en la Tasa de Homicidios 0.0020 0.0150 0.1313 0.8954
Cambio Porcentual en la Tasa de Secuestros*** -0.0111 0.0037 -2.9720 0.0033
Cambio Porcentual en la Tasa de Acciones -0.0023 0.0018 -1.3206 0.1880
de FARC y ELN
R- Cuadrado: 0.10
Estadístico F: 8.4995
Prob (Estadístico F): 0.000
Suma Cuad. Resid: 1.043
*** ** *
Significativo al 99% Significativo al 95% Significativo al 90%

El siguiente paso consiste en estimar las regresiones de diferencias en


diferencias, que constituyen el mecanismo adecuado para establecer el
impacto de la violencia sobre el crecimiento, pues los resultados de las
estimaciones de primeras diferencias reportados arriba pueden llevar a
establecer conclusiones equivocadas.

Los resultados de las estimaciones22 del panel de diferencias en


diferencias para el PIB total per cápita, se encuentran resumidos en la Tabla 2.
En la primera columna aparecen los resultados de una regresión en la cual se
consideran únicamente las diferencias en diferencias (diferencia del cambio
porcentual) de la tasa de homicidios, la tasa de secuestros y la tasa de
acciones de las FARC y el ELN. Los resultados de esta primera regresión
arrojan evidencia de un impacto negativo y significativo de la violencia sobre el
crecimiento del PIB total en los departamentos. Los resultados revelan que
aquellos departamentos que experimentaron una aceleración en sus diferentes
manifestaciones de violencia (en términos porcentuales) experimentaron una
desaceleración significativa en el PIB total per cápita. En la columna 2 se
reportan los resultados de incluir en la regresión la diferencia en diferencia de
los ingresos por narcotráfico per cápita de los departamentos. Los resultados

22
Al igual que para la regresión de primeras diferencias, la estimación se hizo a través de GLS debido a la
presencia de heteroscedasticidad.

30
revelan un fenómeno interesante: una aceleración en los ingresos por
narcotráfico genera un impacto positivo en la aceleración del PIB total al mismo
tiempo que el impacto de las diferentes variables de violencia permanece
negativo y significativo. Todo esto parecería indicar que controlando por los
efectos negativos de la violencia, el narcotráfico y los ingresos derivados de
éste tienen un impacto positivo sobre el crecimiento, (lo cual es intuitivo si se
tiene en cuenta que estos ingresos por narcotráfico se traducen en mayor
consumo y demanda agregada en algún momento).

Tabla 2
Periodo: 1990-1999 (250 observaciones)
Método de Estimación: GLS

Variable Dependiente: Diferencia del cambio porcentual en el PIB


Total per cápita.
Variable (1) (2) (3)
*
Constante -0.0061 -0.0050 -0.0048*
(0.0027) (0.0028) (0.0028)
*** ***
Diferencia del Cambio -0.0322 -0.0337 -0.0371***
Porcentual en la Tasa de (0.0122) (0.0120) (0.0125)
Homicidios
Diferencia del Cambio -0.0135*** -0.0134*** -0.0133***
Porcentual en la Tasa de (0.0029) (0.0028) (0.0028)
Secuestros
Diferencia del Cambio -0.0072*** -0.0069*** -0.0068***
Porcentual en la Tasa de (0.001) (0.001) (0.001)
Acciones de FARC y ELN
Diferencia del Cambio 0.0244** 0.0270**
Porcentual en los Ingresos (0.0112) (0.0112)
por Narcotráfico per cápita
Diferencia del Cambio 0.0102
Porcentual en las (0.0114)
Transferencias per cápita
R2 0.16 0.17 0.17
Estadístico F 15.4263 12.6837 10.2671
Prob (F) 0.0000 0.0000 0.0000
(Errores estándar en paréntesis)
***
Significativo al 99% **Significativo al 95% *Significativo al 90%

Con el fin de controlar por otros posibles factores que expliquen la


diferencia en diferencia del crecimiento del PIB total, se incluyó en la regresión
cuyos resultados se reportan en la columna (3), el cambio en el crecimiento
porcentual del total de las transferencias que reciben los departamentos y

31
municipios. Las transferencias representan un choque exógeno importante para
los departamentos, que a partir de la constitución de 1991, comenzaron a
recibir del gobierno central una cantidad importante de recursos, que se
determina de manera independiente al crecimiento de cada departamento23.
Sin embargo, y como puede verse en los resultados, la diferencia del cambio
porcentual de las transferencias no parece explicar la aceleración del PIB total,
pues esta variable no resulta significativa24.

En síntesis, los resultados de la estimación del panel de diferencias en


diferencias para el PIB total per cápita sugieren que durante el periodo 1990-
1999, el incremento en diferentes manifestaciones de violencia experimentado
por los departamentos, generó una desaceleración importante en el crecimiento
de éstos25. Los coeficientes estimados revelan que un aumento de 10 puntos
porcentuales en la tasa de crecimiento de la tasa de homicidios genera una
disminución de 0.37 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del producto
total per cápita. De igual forma, un incremento de 10 puntos porcentuales en la
tasa de crecimiento de la tasa de secuestros, genera una disminución de 0.13
puntos porcentuales en la tasa de crecimiento económico per cápita del
departamento. La aceleración en la tasa de acciones de las FARC y el ELN
aparece con un coeficiente menor, pues un incremento de 10 puntos en el
crecimiento de la tasa de acciones de los grupos guerrilleros, generaría una
caída de la tasa de crecimiento del producto per cápita en 0.07 puntos
porcentuales. Esto no implica sin embargo que el efecto de las acciones
guerrilleras no haya sido considerable, pues como puede verse en la tabla del

23
Las transferencias hacia los departamentos dependen de variables socio-económicas tales como las
NBI que pueden estar relacionadas con el PIB per cápita de cada departamento. Sin embargo, ésta
cantidad de recursos que se transfiere a los departamentos no depende del crecimiento del producto
directamente.
24
Las correlaciones entre la diferencia del cambio porcentual de la tasa de homicidios, secuestros y
acciones de las FARC y el ELN con la diferencia del cambio porcentual de las transferencias son muy
bajas (0.07, -0.08 y -0.04 respectivamente) por lo cual no parece haber problemas de multicolinealidad.
25
Si en las regresiones de la Tabla 2 se incluye la diferencia del cambio absoluto de las variables de
violencia en vez de la diferencia del cambio porcentual, el efecto de los secuestros deja de ser
significativo y el ajuste de las regresiones disminuye considerablemente. En este sentido, departamentos
que pasen de tener 2 secuestros por 100,000 habitantes a tener 4 secuestros por 100,000 habitantes (lo
cual corresponde a un cambio porcentual de 100%) sufrirán un impacto mayor sobre el crecimiento que
departamentos que pasen de tener 50 secuestros por 100,000 habitantes a tener 52 secuestros por
100,000 habitantes (que si bien corresponde a un cambio absoluto de igual magnitud, corresponde a un
cambio porcentual de tan sólo 4%). Sin embargo, vale la pena anotar que el efecto negativo de la tasa de
homicidios y de la tasa de acciones de las FARC y el ELN sobre el crecimiento, se mantiene si se
considera la diferencia del cambio absoluto de éstas variables.

32
Anexo C, en algunos departamentos la tasa de crecimiento de las acciones de
las FARC y el ELN ha aumentando en magnitudes cercanas a los 500 puntos
porcentuales en algunos años26. Una vez se controla por el efecto de la
violencia (que como se mencionó en la introducción es en muchos casos una
externalidad generada por el narcotráfico), un incremento de 10 puntos
porcentuales en la tasa de crecimiento de los ingresos por narcotráfico per
cápita, genera un incremento de 0.27 puntos porcentuales en la tasa de
crecimiento del producto total per cápita.

Algunos ejemplos pueden ayudar a ilustrar mejor la magnitud de los


resultados. El departamento de Bolívar, experimentó entre 1990 y 1999 un tasa
de crecimiento promedio del producto total per cápita de 3.5%, mientras que la
tasa de homicidios, secuestros y acciones de los grupos guerrilleros crecieron a
una tasa promedio de 8%, 30% y 11% respectivamente tal y como puede verse
en las tablas del Anexo C. Los coeficientes estimados sugieren que si el
crecimiento de la tasa de homicidios hubiese sido, en promedio, 5 puntos
porcentuales menor (es decir, 3%) y el crecimiento de la tasa de secuestros y
tasa de acciones de los grupos guerrilleros hubiese sido 10 puntos
porcentuales menor (20% y 1% respectivamente) entonces el producto total per
cápita habría crecido a una tasa de 3.85%. Esto significa que el producto por
habitante pasaría de tardar 20 años en duplicarse, a duplicarse en
aproximadamente 18 años. Por otro lado, si la tasa de crecimiento de las
diferentes manifestaciones de violencia hubiera sido nula, el producto total per
cápita habría crecido a una tasa de 4.3% y se habría duplicado en
aproximadamente 16 años.

Con el fin de establecer los efectos sectoriales de la violencia, se


estimaron las mismas regresiones que se reportaron en la tabla 2, pero para la
diferencia en diferencia del PIB agrícola per cápita y PIB industrial per cápita

26
Por ejemplo, la tasa de acciones de las FARC y ELN en el departamento del Quindío pasó de decrecer
un 1.4% entre 1993 y 1994 a crecer a una tasa del 491% entre 1994 y 1995 lo cual corresponde a un
incremento de casi 493 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de las acciones de los grupos
guerrilleros. En el departamento del Magdalena la información sobre ataques de los grupos guerrilleros
suministrada por la Fundación Social indica que este pasó de tener 26 acciones en 1991 a tener 0
acciones en 1992 y tener posteriormente 19 acciones en 1993 (¡lo cual corresponde a un crecimiento
porcentual cercano al 1900% entre 1992 y 1993!).

33
como variable dependiente. La tabla 3 reporta los resultados de las regresiones
para el PIB agrícola considerando la diferencia de los cambios porcentuales en
las diferentes variables de violencia. En la columna (2) de la tabla se puede ver
que para el caso del crecimiento del producto agrícola, tanto la diferencia de la
tasa de crecimiento de la tasa de homicidios así como la diferencia de la tasa
de crecimiento de los ingresos por narcotráfico per cápita no resultan
significativas. Esto significa que el efecto positivo del narcotráfico sobre el PIB
total que se vio anteriormente no se transmite a través de la actividad agrícola
necesariamente, sino se observa en otros sectores. Es decir, al controlar por el
efecto de diferentes manifestaciones de violencia, los ingresos por narcotráfico
no tienen ningún impacto sobre el crecimiento del producto agrícola.

Tabla 3
Periodo: 1990-1999 (250 observaciones)
Método de Estimación: GLS

Variable Dependiente: Diferencia del cambio porcentual en el PIB


Agrícola per cápita.

Variable (1) (2) (3)


Constante -0.0006 -0.0008 -0.0011
(0.0047) (0.0048) (0.0047)
Diferencia del Cambio -0.0218 -0.0219 -0.0217
Porcentual en la Tasa de (0.0188) (0.0189) (0.0191)
Homicidios
Diferencia del Cambio -0.0144*** -0.0144*** -0.0153***
Porcentual en la Tasa de (0.0039) (0.0039) (0.0041)
Secuestros
Diferencia del Cambio -0.0090*** -0.0092*** -0.0089***
Porcentual en la Tasa de (0.0033) (0.0033) (0.0032)
Acciones de FARC y ELN
Diferencia del Cambio -0.0038 -0.0063
Porcentual en los Ingresos (0.0179) (0.0175)
por Narcotráfico per cápita
Diferencia del Cambio -0.0195
Porcentual en las (0.0228)
Transferencias per cápita
R2 0.05 0.05 0.06
Estadístico F 4.6904 3.5353 2.8762
Prob (F) 0.0033 0.0079 0.0152
(Errores estándar en paréntesis)
***
Significativo al 99% **Significativo al 95% *Significativo al 90%

34
Esto puede deberse en parte a un fenómeno de ‘enfermedad holandesa’ que
suele presentarse en el sector agrícola ante un choque inesperado de recursos
que conlleva a que esta mayor cantidad de recursos no se traduzca en mayor
crecimiento.

Al igual que para el caso del producto total, la diferencia de la tasa de


crecimiento de las transferencias no resulta significativa. Sin embargo los
parámetros estimados para la diferencia del crecimiento porcentual de la tasa
de secuestros y de acciones de los grupos guerrilleros sugieren un efecto
importante de estas dos manifestaciones de violencia (ligadas principalmente al
conflicto armado) sobre el producto agrícola. Una disminución de 10 puntos
porcentuales en la tasa de crecimiento de la tasa de secuestros conduciría a un
aumento de 0.15 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del producto
agrícola per cápita. Por otro lado, una disminución de 10 puntos porcentuales
en la tasa de acciones de las FARC y el ELN conduciría a un aumento de 0.09
puntos en la tasa de crecimiento del PIB agrícola per cápita. Lo que resulta
interesante para el caso del producto agrícola es que a diferencia de los
resultados obtenidos para el producto total, los ingresos por narcotráfico no
generan un impacto positivo sobre el crecimiento al tiempo que las
externalidades de violencia asociadas a éste, generan un impacto negativo
sobre el crecimiento.

En síntesis, los resultados confirman el impacto negativo de


manifestaciones de violencia principalmente rurales como son los secuestros y
la tasa de acciones de los grupos guerrilleros, sobre el crecimiento del PIB
agrícola al tiempo que los ingresos por narcotráfico no parecen generar ningún
impacto sobre la actividad agrícola una vez se controla por las diferentes
manifestaciones de violencia27.

Finalmente en la Tabla 4 se reportan los resultados del panel de


diferencias en diferencias sobre la aceleración del PIB industrial per cápita. En

27
Si se incluye la diferencia del cambio absoluto de las diferentes manifestaciones de violencia, los
resultados no cambian en términos cualitativos. Tanto la tasa de secuestros como la tasa de acciones de
las FARC y el ELN mantienen su impacto negativo y significativo al tiempo que la tasa de homicidios, los
ingresos por narcotráfico per cápita y las transferencias no son significativos.

35
los resultados de la columna (3) se puede ver que si bien variables como la
tasa de homicidios mantienen su impacto negativo y significativo sobre la
diferencia del crecimiento del PIB industrial, la tasa de secuestros deja de ser
significativa28mientras que la tasa de acciones de las FARC y el ELN sólo es
significativa al 10%. Este resultado se puede atribuir al hecho de que la
actividad industrial tiende a concentrarse en zonas urbanas en las cuales las
acciones de la guerrilla, y algunos secuestros ligados a los actores armados,
son menos frecuentes y no deberían ejercer por consiguiente, un efecto
significativo sobre la producción industrial.

Tabla 4
Periodo: 1990-1999 (250 observaciones)
Método de Estimación: GLS

Variable Dependiente: Diferencia del cambio porcentual en el PIB


Industrial per cápita.

Variable (1) (2) (3)


Constante -0.0096 -0.0041 -0.0026
(0.0047) (0.0049) (0.0050)
Diferencia del Cambio -0.0459** -0.0434** -0.0564***
Porcentual en la Tasa de (0.0207) (0.0201) (0.0209)
Homicidios
Diferencia del Cambio -0.0154* -0.0085 -0.0055
Porcentual en la Tasa de (0.0084) (0.0080) (0.0079)
Secuestros
Diferencia del Cambio -0.0012 -0.0004 -0.0015*
Porcentual en la Tasa de (0.0008) (0.0008) (0.0009)
Acciones de FARC y ELN
Diferencia del Cambio 0.1226*** 0.1381***
Porcentual en los Ingresos (0.0201) (0.0209)
por Narcotráfico per cápita
Diferencia del Cambio 0.0999***
Porcentual en las (0.0256)
Transferencias per cápita
R2 0.03 0.08 0.12
Estadístico F 2.7999 5.4219 6.5899
Prob (F) 0.0406 0.0003 0.0000
(Errores estándar en paréntesis)
***
Significativo al 99% **Significativo al 95% *Significativo al 90%

28
Si se considera la diferencia del cambio absoluto de las diferentes manifestaciones de violencia los
resultados cualitativos no cambian: los homicidios generan un impacto negativo y significativo sobre la
actividad industrial, al tiempo que los secuestros y la tasa de acciones de las FARC y el ELN no resultan
significativas. Sin embargo, el ajuste de la regresión desmejora levemente.

36
Los ingresos del narcotráfico aparecen con un coeficiente positivo y
significativo tal y como se encontró para el caso de la diferencia en diferencia
del PIB total lo cual parecería indicar que la actividad industrial es uno de los
canales a través de los cuales el narcotráfico penetra la economía. La
diferencia del cambio porcentual de las transferencias totales aparece con un
coeficiente positivo y significativo lo cual parece confirmar que si bien el gasto
realizado con éstas últimas no parece jugar un rol importante sobre el producto
agrícola, e incluso sobre el producto total, se traduce en un mayor crecimiento
del sector industrial. Los resultados demuestran que un incremento de 10
puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de la tasa de homicidios, genera
una disminución de 0.56 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del PIB
industrial per cápita. Sin embargo, incrementos de 10 puntos en la tasa de
crecimiento de los ingresos por narcotráfico generan un aumento de 1.4 puntos
porcentuales en la tasa de crecimiento del producto industrial per cápita
mientras que aumentos de igual magnitud en la tasa de crecimiento de las
transferencias generan un impacto positivo de 0.99 puntos porcentuales
adicionales sobre la tasa de crecimiento de la actividad industrial. Así pues, y a
diferencia de lo hallado para el crecimiento del producto agrícola, vemos que
para el caso de la actividad industrial es más posible que el gasto del gobierno
reflejado en las transferencias a los departamentos logre contrarrestar el efecto
negativo de incrementos en el crecimiento de la tasa de homicidios.

En síntesis, los resultados obtenidos para el PIB industrial demuestran


que si bien manifestaciones principalmente rurales de la violencia, como son
los secuestros y las acciones de las FARC y el ELN (a pesar de que éstas
últimas son significativas al 10%), no parecen afectar el crecimiento industrial,
otras variables como la tasa de homicidios, sí han incidido negativamente sobre
el crecimiento de los departamentos.

5. Conclusiones

Existen diversos canales y mecanismos mediante los cuales la violencia


y los conflictos armados pueden afectar negativamente el crecimiento
económico de un país. La desviación de recursos hacia actividades

37
improductivas (resultantes del gasto en defensa y seguridad que se hace
necesario para defender los derechos de propiedad), la incertidumbre que
desincentiva el ahorro y la inversión, la destrucción de capital físico, humano y
social, el ausentismo de los propietarios y administradores, etc, constituyen
mecanismos a través de los cuales la violencia puede incidir negativamente en
el crecimiento de un país.

La expansión y escalamiento de diferentes manifestaciones de violencia


a lo largo del territorio colombiano como resultado del narcotráfico y el conflicto
armado que vive el país hace casi dos décadas, sugieren la posibilidad de que
la violencia haya incidido en el desempeño económico de las regiones. Los
hechos estilizados revelan que en efecto, el crecimiento económico de la
mayoría de los departamentos en las últimas dos décadas ha sido inferior al
obtenido entre 1960 y 1980. Si bien algunos trabajos en Colombia han hecho
un esfuerzo importante por establecer los costos económicos de la violencia y
del conflicto, parece haber ambigüedad en los resultados empíricos con
respecto al impacto de la violencia sobre el crecimiento. Esta ambigüedad en
los resultados puede deberse en gran parte a problemas metodológicos ligados
a las metodologías tradicionales por medio de las cuales se han estimado las
regresiones de crecimiento que pueden llevar al establecimiento de relaciones
espurias entre el crecimiento y la violencia.

La estimación de un panel de diferencias en diferencias permite aislar el


impacto de la violencia sobre el crecimiento y superar algunos de los
problemas de las metodologías tradicionales.

Los resultados de este trabajo arrojan evidencia a favor de un impacto


negativo y significativo de la violencia sobre el crecimiento departamental. En
efecto, aquellos departamentos que experimentaron una aceleración en sus
tasas de homicidios, secuestros y acciones de las FARC y el ELN,
experimentaron una desaceleración importante del producto total.
Disminuciones de 10 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de las
diferentes manifestaciones de violencia consideradas en este trabajo, puede
contribuir a un incremento cercano a los 0.6 puntos porcentuales en la tasa de

38
crecimiento del producto per cápita total. El impacto de la violencia sobre el
crecimiento es robusto al controlar por la aceleración de las transferencias. La
aceleración en los ingresos por narcotráfico de cada departamento genera un
impacto positivo sobre el crecimiento económico, una vez se controla por el
efecto negativo de la violencia.

Un análisis más detallado por sectores revela que la producción


industrial (que tiende a concentrarse en zonas urbanas) no se ve afectada por
la tasa de secuestros mientras que la tasa de acciones de la guerrilla sólo
resulta significativa al 10%. Las implicaciones en términos de política de estos
resultados son importantes. La producción industrial (cuyo efecto sobre otras
ramas como el comercio, transporte y construcción es considerable) no parece
verse afectada de manera tan marcada por las manifestaciones de violencia
ligadas estrechamente al conflicto armado, pero sí por cambios en la tasa de
homicidios que pueden estar relacionados con diferentes modalidades de
delincuencia común. En este sentido, medidas encaminadas a reducir las tasas
de homicidios en los centros urbanos (donde se concentra la producción
industrial) y a controlar el crecimiento de las diversas manifestaciones de
violencia homicida pueden generar un impacto muy importante sobre el
crecimiento económico. Es decir, políticas de seguridad que se concentren
exclusivamente en el control de la violencia ligada al conflicto armado, y que
dejen de lado el control de la delincuencia y la violencia homicida común no
lograrán ejercer un impacto tan importante sobre la producción industrial (y los
demás sectores encadenados a esta rama)29.

La producción agrícola en cambio se ve afectada significativamente por


las manifestaciones de violencia principalmente rurales asociadas a los actores
armados. En este sentido parece claro que políticas destinadas a disminuir la
intensidad del conflicto en el campo, son un elemento fundamental para
fomentar un mayor crecimiento de la actividad agropecuaria en el país.

29
Sin embargo, Sánchez et al (2003) sugieren que la tasa de homicidios se ve afectada por la presencia
de grupos guerrilleros. En este sentido, políticas que pretendan disminuir la intensidad de las
manifestaciones de violencia asociadas a la guerrilla tendrán un efecto indirecto sobre otro tipo de
manifestaciones de violencia lo cual puede contribuir a un mayor crecimiento de la actividad industrial.

39
Aún así los resultados hallados para el crecimiento del producto total
sugieren que las decisiones de política deben considerar una disminución de
todas las diferentes manifestaciones de violencia criminal de tal forma que el
país logre tasas de crecimiento superiores a las observadas en años recientes.

Si bien trabajos anteriores han considerado anteriormente el efecto de la


tasa de homicidios y la tasa de hurtos, este trabajo constituye una primera
aproximación empírica y econométrica al impacto de manifestaciones violentas
asociadas al conflicto (tales como la tasa de secuestros y la tasa de acciones
de los grupos guerrilleros) sobre el crecimiento departamental. Investigaciones
futuras deberán abordar de manera más detallada y cualitativa los mecanismos
precisos mediante los cuales la violencia ha generado una desaceleración en el
crecimiento económico de los departamentos de tal forma que la política
económica y de seguridad de los gobiernos pueda responder de manera
adecuada.

Colombia está inmersa en un conflicto armado que, de acuerdo con la


evidencia de este trabajo, está incidiendo negativamente no sólo en la esfera
política y de seguridad, sino también en la esfera económica del país. La
reactivación económica del país y de sus diferentes regiones tiene que ir de la
mano con una reducción en la intensidad del conflicto armado y sus diferentes
manifestaciones de violencia, o de lo contrario, cualquier esfuerzo por
incentivar la dinámica económica será disminuido por la violencia a través de
sus diferentes canales y mecanismos.

40
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Un análisis económico”. Documento de Trabajo, CEDE, Universidad de
los Andes.

- Sánchez, F., Diaz, A.M., Formisano, M. (2003). “Conflicto, crimen


violento y actividad criminal en Colombia.”. Documento CEDE No. 2003-
05.

- Stewart, D., Venieris, Y. (1985). “Sociopolitical Instability and the


Behavior of Savings in Less-Developed Countries”. Economic
Development and Cultural Change.

- Trujillo, E., Badel, M. (1998). “Los costos económicos de la criminalidad


y la violencia en Colombia: 1991-1996”. Archivos de Macroeconomía,
Departamento Nacional de Planeación, No 76.

- Vélez, M.A. (2001). “FARC-ELN: evolución y expansión territorial”,


Desarrollo y Sociedad, N. 47, (marzo).

44
ANEXOS
Anexo A
Tabla 1
Posición Relativa- Tasa de Crecimiento del Producto
ANT ATL BOL BOY CAL CAQ CAU CES COR CUN CHO HUI LAG MAG MET NAR NOR QUI RIS BOG SAN SUC TOL VAL NUE
1987 19 23 1 9 4 21 12 15 5 17 13 20 16 24 3 14 25 11 6 8 7 18 10 22 2
1988 8 14 1 4 25 15 10 11 22 3 2 18 23 9 5 17 6 21 12 7 24 20 19 13 16
1989 23 7 5 11 14 10 3 24 13 21 2 22 1 20 4 12 19 25 16 15 18 9 8 17 6
1990 8 15 1 16 11 12 4 6 22 21 5 2 3 13 23 24 19 7 14 9 17 25 10 20 18
1991 17 11 3 7 4 23 21 14 13 19 25 6 9 22 5 20 15 2 12 18 16 24 8 10 1
1992 11 5 1 20 13 24 6 19 15 10 23 16 25 2 18 21 17 14 9 4 12 3 7 8 22
1993 9 8 22 1 3 11 20 14 18 5 23 19 25 21 12 2 6 24 16 4 17 10 13 7 15
1994 6 24 22 25 16 17 21 11 9 1 12 5 10 2 14 18 19 15 20 3 7 13 8 4 23
1995 13 17 10 19 22 14 11 2 1 6 4 23 25 7 8 24 9 20 15 21 12 16 18 5 3
1996 16 17 12 22 24 11 18 8 10 9 20 15 1 7 4 6 19 25 23 21 3 14 5 13 2
1997 9 11 24 13 10 1 15 21 2 6 22 19 5 14 7 25 17 3 8 16 18 12 4 23 20
1998 21 19 3 23 16 1 4 10 2 22 8 20 17 15 25 7 9 24 12 11 14 6 18 13 5
1999 11 21 19 5 22 25 2 9 10 15 20 6 13 18 7 8 4 17 23 24 3 14 16 12 1
Coeficiente de correlación de Spearman promedio para el periodo: 0.0
Tabla 2
Posición Relativa- Tasa de Homicidios
ANT ATL BOL BOY CAL CAQ CAU CES COR CUN CHO HUI LAG MAG MET NAR NOR QUI RIS BOG SAN SUC TOL VAL NUE
1987 1 23 24 16 11 5 15 9 2 12 25 19 7 18 6 21 14 8 3 20 13 22 17 10 4
1988 3 22 24 19 5 7 15 11 1 14 25 16 10 20 2 17 9 8 4 21 13 23 18 12 6
1989 1 22 24 13 6 7 15 12 2 11 25 19 10 20 3 21 16 8 4 17 14 23 18 9 5
1990 1 21 24 16 7 5 13 9 2 8 25 18 14 19 3 22 11 6 4 17 15 23 20 12 10
1991 1 21 24 20 6 4 13 12 3 10 25 16 15 18 5 22 11 7 2 17 14 23 19 9 8
1992 1 22 24 17 7 5 20 10 4 9 25 18 19 12 6 21 11 3 2 13 14 23 15 8 16
1993 1 21 24 18 9 4 20 15 5 13 25 19 10 17 8 23 11 6 2 7 12 22 16 3 14
1994 1 20 24 21 4 3 18 13 8 9 25 19 14 16 7 23 11 6 5 10 17 22 15 2 12
1995 1 20 24 22 5 2 16 9 4 12 25 19 17 18 8 23 10 7 6 13 15 21 14 3 11
1996 1 19 24 23 8 3 18 6 2 12 25 21 14 16 10 22 7 9 4 13 20 17 15 5 11
1997 1 21 23 24 9 2 19 7 5 12 25 15 16 13 10 22 11 8 3 17 18 20 14 6 4
1998 2 20 24 23 6 1 19 14 7 9 25 15 12 17 10 22 8 11 3 18 16 21 13 5 4
1999 1 20 23 24 6 2 18 11 5 9 25 14 10 17 12 21 7 15 3 19 16 22 13 4 8
Coeficiente de correlación de Spearman promedio para el periodo: 0.95
Tabla 3
Posición Relativa- Tasa de Secuestros
ANT ATL BOL BOY CAL CAQ CAU CES COR CUN CHO HUI LAG MAG MET NAR NOR QUI RIS BOG SAN SUC TOL VAL NUE
1987 10 20 13 25 21 1 9 3 5 14 24 11 23 16 2 17 6 19 22 18 8 7 12 15 4
1988 5 23 12 21 11 3 10 4 2 15 24 8 25 17 1 16 9 22 20 13 6 7 18 14 19
1989 7 21 18 23 19 9 8 2 1 16 22 5 25 14 4 15 3 24 10 20 6 12 13 17 11
1990 5 24 18 25 15 7 4 2 3 16 21 6 19 13 1 23 8 22 14 20 10 11 17 12 9
1991 7 23 17 11 24 3 5 2 6 18 25 9 10 13 1 19 4 21 20 22 8 14 16 12 15
1992 7 22 17 23 18 6 14 1 10 11 25 4 13 12 5 19 2 21 20 24 8 9 16 15 3
1993 7 25 16 24 21 6 14 1 8 15 22 12 9 10 5 19 13 17 20 23 4 3 18 11 2
1994 7 23 17 22 21 8 9 1 6 11 24 19 18 10 2 13 12 15 16 25 3 4 20 14 5
1995 6 24 22 19 21 3 12 1 2 13 23 9 7 8 4 17 10 25 18 20 14 15 11 16 5
1996 5 21 19 24 22 6 18 1 8 13 20 16 4 10 3 14 9 25 12 23 15 7 11 17 2
1997 9 22 13 24 21 8 10 1 11 15 20 17 2 12 7 16 6 25 19 23 5 3 14 18 4
1998 9 23 14 18 20 2 12 3 22 8 25 13 4 10 6 15 5 24 19 21 7 17 11 16 1
1999 10 22 18 13 20 5 17 1 8 14 25 19 9 11 2 24 3 23 15 21 6 4 16 12 7
Coeficiente de correlación de Spearman promedio para el periodo: 0.81
Tabla 4
Posición Relativa- Tasa de Acciones FARC + ELN
ANT ATL BOL BOY CAL CAQ CAU CES COR CUN CHO HUI LAG MAG MET NAR NOR QUI RIS BOG SAN SUC TOL VAL NUE
1987 9 17 18 8 13 5 10 6 11 12 23 7 24 16 4 21 3 25 20 22 2 19 14 15 1
1988 8 21 12 9 19 2 10 3 11 16 20 6 22 15 7 23 5 18 24 25 4 14 13 17 1
1989 11 19 13 16 22 2 10 3 8 20 14 7 23 12 6 18 5 24 25 21 4 15 9 17 1
1990 9 21 10 12 20 8 13 3 4 19 17 7 15 14 5 22 6 24 25 23 2 11 16 18 1
1991 9 22 12 10 24 5 7 4 11 15 18 8 17 13 2 19 3 25 20 23 6 16 14 21 1
1992 10 23 14 12 24 5 11 4 8 7 22 9 19 15 2 18 6 25 21 20 3 17 13 16 1
1993 7 22 10 14 25 4 11 5 8 9 20 12 23 18 1 16 6 24 21 19 2 15 13 17 3
1994 5 22 13 14 24 4 9 1 8 15 20 10 16 11 7 17 6 25 21 23 3 18 12 19 2
1995 4 24 8 18 19 5 9 2 14 10 21 13 11 16 6 7 22 25 17 23 3 12 15 20 1
1996 6 24 18 16 19 3 10 2 9 7 23 13 17 14 4 20 5 22 15 25 8 12 11 21 1
1997 7 25 16 17 18 6 11 3 15 8 21 12 10 14 2 20 4 22 23 24 5 9 13 19 1
1998 8 25 15 20 22 3 10 7 18 5 16 14 9 11 2 17 4 21 23 24 6 12 13 19 1
1999 7 25 13 17 20 3 6 11 18 9 22 10 19 12 2 16 5 23 15 24 8 14 4 21 1
Coeficiente de correlación de Spearman promedio para el periodo: 0.88

45
Anexo B

Partiendo de una ecuación de primeras diferencias se tiene:

∆y = α + δ k X + γ ⋅ t + β [∆Viol ] + ε tk (A.1)
kt k tk

La ecuación de diferencias en diferencias se calcula como la diferencia de la


ecuación (A.1) en dos periodos de tiempo distintos. Así:

∆y − ∆y = [α + δ k X + γ ⋅ (t ) + β [∆Viol ] + ε tk ]
tk t −1,k k tk
− [α + δ k X + γ ⋅ (t − 1) + β [∆Viol ] + η tk ]
k t − 1, k

Tras simplificar la expresión se llega a la ecuación de diferencias en


diferencias:

∆y
tk
− ∆y
t −1,k
[
= µ + β ∆Viol
tk
− ∆Viol
t −1,k
] +ζ
tk
(A.2)

Como se puede ver, los efectos fijos δ X que entran en las ecuación de
k k
primeras diferencias y por los cuales es difícil controlar, desaparecen en la
ecuación de diferencias en diferencias al igual que los efectos comunes a todos
los departamentos que se presentan en cada periodo del tiempo. De esta
manera la regresión de diferencias en diferencias, controla por los efectos fijos
de cada departamento, al igual que por los efectos comunes en cada momento
del tiempo, superando así algunos de los problemas metodológicos
relacionados con las regresiones tradicionales de crecimiento.

46
Anexo C

Estadísticas Descriptivas para las diferentes Variables Explicativas

Tasa de Homicidios

Tasa de Homicidios
Periodo: 1990-1999
Nivel (por 100,000 habs) Cambio Porcentual Diferencia del Cambio Porcentual
Departamento Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max
ANTIOQUIA 165.0 43.5 111.0 242.1 -3% 15% -25% 20% -1% 16% -27% 21%
ATLANTICO 31.1 3.6 24.7 37.5 5% 15% -13% 26% 1% 26% -30% 39%
BOLIVAR 19.1 3.9 12.4 25.9 8% 20% -31% 37% 3% 31% -43% 56%
BOYACA 33.6 12.8 19.3 52.0 -10% 16% -38% 10% -6% 34% -74% 35%
CALDAS 82.4 8.5 71.6 97.4 0% 16% -21% 29% 1% 27% -37% 49%
CAQUETA 104.2 6.5 96.2 114.7 2% 10% -12% 19% -3% 10% -22% 9%
CAUCA 41.8 6.8 34.7 56.9 -2% 15% -32% 20% 1% 26% -45% 32%
CESAR 65.0 10.2 47.2 78.4 -1% 17% -40% 20% 1% 26% -40% 51%
CORDOBA 99.8 28.3 68.3 167.7 -2% 24% -31% 33% 6% 37% -50% 53%
CUNDINAMAR 67.1 5.6 58.3 75.4 0% 8% -13% 14% -2% 12% -19% 18%
CHOCO 6.2 2.5 3.5 11.9 3% 48% -38% 117% -11% 68% -98% 143%
HUILA 43.8 6.7 33.1 51.2 3% 19% -19% 48% 3% 29% -52% 53%
LA GUAJIRA 52.5 8.3 38.2 70.6 1% 25% -31% 44% 0% 43% -66% 62%
MAGDALENA 48.6 8.0 38.0 60.5 2% 20% -27% 26% 0% 28% -52% 45%
META 80.3 23.0 52.3 125.1 -8% 9% -16% 12% 1% 14% -28% 22%
NARIÐO 24.7 2.4 20.7 28.3 1% 17% -17% 24% 7% 28% -31% 37%
NORTE DE S 69.1 6.5 63.0 84.5 4% 10% -8% 24% 4% 16% -25% 26%
QUINDIO 78.6 19.0 48.6 117.2 -3% 17% -29% 25% -2% 24% -54% 30%
RISARALDA 102.9 14.6 77.4 126.0 -2% 12% -15% 23% -1% 16% -20% 37%
BOGOTA 54.2 12.8 38.4 79.8 -1% 17% -18% 33% -3% 24% -51% 26%
SANTANDER 48.8 10.2 34.8 69.2 -1% 20% -35% 31% 1% 30% -52% 42%
SUCRE 26.7 6.6 18.5 39.6 4% 17% -23% 37% 0% 21% -47% 23%
TOLIMA 49.3 5.6 38.6 61.2 2% 14% -21% 27% 0% 20% -35% 40%
VALLE DEL 89.7 17.1 61.5 124.0 4% 17% -19% 24% 0% 24% -43% 37%
Nuevos Departamentos 72.0 12.6 52.7 93.4 0% 25% -44% 30% -5% 49% -73% 73%

Tasa de Secuestros

Tasa de Secuestros
Periodo: 1990-1999
Nivel (por 100,000 habs) Cambio Porcentual Diferencia del Cambio Porcentual
Depratmento Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max
ANTIOQUIA 4.3 1.9 2.0 7.6 24% 46% -31% 101% 1% 73% -81% 109%
ATLANTICO 1.1 0.5 0.3 1.8 28% 89% -67% 244% -4% 156% -250% 311%
BOLIVAR 2.9 1.5 1.2 5.5 30% 64% -47% 154% 6% 96% -179% 132%
BOYACA 2.3 2.4 0.5 7.8 131% 278% -81% 862% 26% 436% -943% 823%
CALDAS 1.9 1.1 0.7 4.8 34% 71% -64% 145% 19% 125% -168% 201%
CAQUETA 9.8 6.4 5.0 25.9 32% 82% -43% 229% 2% 133% -272% 209%
CAUCA 5.2 2.5 2.4 8.9 25% 83% -61% 193% -1% 132% -217% 216%
CESAR 15.6 5.3 8.6 22.1 13% 40% -32% 102% -7% 52% -99% 93%
CORDOBA 7.0 3.4 1.2 12.8 71% 272% -82% 838% 81% 298% -96% 920%
CUNDINAMAR 4.5 2.9 1.7 11.2 33% 67% -46% 181% -5% 114% -211% 166%
CHOCO 1.0 0.6 0.1 2.1 63% 189% -77% 572% -13% 284% -523% 624%
HUILA 4.7 2.0 2.2 7.7 9% 38% -68% 72% -4% 56% -95% 83%
LA GUAJIRA 7.4 5.0 1.6 15.4 92% 164% -45% 466% -2% 214% -310% 471%
MAGDALENA 5.0 1.8 3.6 9.3 26% 48% -11% 142% 0% 67% -124% 99%
META 11.1 5.1 5.5 20.8 29% 66% -68% 174% 8% 112% -127% 232%
NARIÐO 2.3 1.0 0.8 4.0 15% 63% -56% 150% -9% 104% -169% 197%
NORTE DE S 8.2 4.9 2.4 16.7 22% 44% -76% 77% -9% 73% -109% 123%
QUINDIO 1.4 0.6 0.6 2.6 30% 63% -54% 142% 13% 89% -87% 177%
RISARALDA 2.6 1.6 1.2 6.9 26% 77% -33% 199% -9% 146% -308% 201%
BOGOTA 1.2 0.4 0.7 1.9 11% 29% -34% 57% 8% 37% -58% 51%
SANTANDER 6.9 3.8 2.6 13.7 28% 72% -54% 203% 0% 103% -168% 185%
SUCRE 6.6 3.8 2.6 14.8 59% 115% -71% 318% 36% 168% -167% 388%
TOLIMA 3.5 1.6 1.7 6.0 21% 43% -29% 114% -5% 68% -141% 106%
VALLE DEL 1.8 0.7 1.1 3.0 39% 97% -59% 292% -1% 143% -280% 269%
Nuevos Departamentos 9.8 6.7 3.7 26.9 44% 91% -52% 182% -24% 156% -234% 198%

47
Tasa de Acciones de las FARC y el ELN

Tasa de Acciones de las FARC y el ELN


Periodo: 1990-1999
Nivel (por 100,000 habs) Cambio Porcentual Diferencia del Cambio Porcentual
Depratmento Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max
ANTIOQUIA 4.5 1.9 2.1 7.8 20% 36% -47% 63% 7% 56% -59% 112%
ATLANTICO 0.2 0.1 0.0 0.3 14% 85% -84% 193% -49% 227% -569% 276%
BOLIVAR 2.4 0.7 1.5 3.9 11% 33% -37% 71% -5% 57% -79% 93%
BOYACA 1.9 0.7 0.9 2.9 31% 82% -52% 175% 14% 139% -209% 209%
CALDAS 0.9 0.7 0.1 2.3 54% 78% -68% 192% 4% 132% -260% 195%
CAQUETA 7.2 3.1 3.9 12.7 19% 67% -56% 134% 2% 109% -157% 141%
CAUCA 3.9 1.3 1.9 5.9 22% 56% -53% 159% 1% 90% -141% 193%
CESAR 7.5 2.9 3.7 11.8 6% 52% -61% 119% 0% 86% -136% 172%
CORDOBA 3.1 1.3 1.5 5.4 -1% 45% -49% 103% -13% 81% -116% 145%
CUNDINAMAR 3.9 2.3 0.9 7.8 74% 156% -62% 447% -10% 215% -491% 307%
CHOCO 0.8 0.9 0.2 3.3 33% 89% -88% 213% -2% 147% -302% 157%
HUILA 3.4 1.1 1.6 4.8 12% 40% -54% 77% 6% 61% -77% 103%
LA GUAJIRA 2.4 2.1 0.5 7.0 50% 84% -66% 183% 1% 132% -157% 188%
MAGDALENA 2.2 1.3 0.1 4.4 195% 571% -96% 1809% 1% 886% -1830% 1905%
META 9.6 5.0 3.2 19.9 19% 65% -61% 147% -7% 72% -86% 138%
NARIÐO 1.1 0.8 0.2 2.9 47% 125% -37% 349% -32% 212% -353% 377%
NORTE DE S 5.9 2.2 2.1 8.8 12% 52% -40% 119% -2% 67% -67% 158%
QUINDIO 0.7 0.6 0.2 1.5 77% 178% -75% 492% 30% 271% -494% 493%
RISARALDA 1.0 0.9 0.1 3.0 76% 154% -62% 411% -3% 273% -473% 461%
BOGOTA 0.2 0.2 0.0 0.7 55% 135% -82% 260% -5% 210% -319% 323%
SANTANDER 6.6 1.2 4.9 8.0 2% 22% -35% 35% -1% 27% -34% 41%
SUCRE 2.5 1.6 0.9 5.6 30% 63% -67% 112% 5% 106% -160% 132%
TOLIMA 2.8 1.6 0.9 5.8 26% 50% -34% 130% 2% 76% -137% 111%
VALLE DEL 0.9 0.5 0.3 1.7 36% 97% -58% 258% -5% 162% -274% 297%
Nuevos Departamentos 13.1 5.7 5.4 20.4 28% 74% -48% 182% 7% 117% -161% 190%

Ingresos por Narcotráfico per capita

Ingresos por narcotráfico per cápita


Periodo: 1990-1999
Nivel (US$) Cambio Porcentual Diferencia del Cambio Porcentual
Departamento Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max
ANTIOQUIA 245.3 84.0 125.1 377.8 -12% 8% -18% 7% -6% 22% -56% 22%
ATLANTICO 71.4 6.8 60.0 79.1 2% 9% -7% 22% -6% 25% -63% 26%
BOLIVAR 49.5 3.1 45.9 55.6 -1% 9% -10% 20% -6% 25% -65% 25%
BOYACA 5.6 0.3 5.1 6.2 -2% 9% -10% 17% -5% 24% -59% 25%
CALDAS 133.3 8.8 122.0 150.8 -2% 9% -10% 15% -5% 24% -59% 25%
CAQUETA 35.4 17.7 11.6 65.6 -17% 9% -30% 1% -6% 21% -54% 20%
CAUCA 68.5 4.5 62.1 77.2 -2% 9% -11% 14% -5% 24% -58% 24%
CESAR 26.6 5.9 18.7 36.1 -8% 8% -16% 10% -5% 22% -56% 23%
CORDOBA 140.1 32.9 96.9 200.1 -8% 9% -17% 6% -5% 22% -55% 22%
CUNDINAMAR 3.6 0.7 2.7 4.6 5% 10% -4% 23% -6% 26% -65% 26%
CHOCO 8.3 1.0 6.8 9.5 3% 9% -5% 21% -6% 25% -63% 25%
HUILA 58.7 26.0 21.6 100.1 -15% 9% -27% 5% -6% 21% -55% 22%
LA GUAJIRA 48.8 12.0 33.5 66.0 8% 10% -3% 26% -7% 27% -72% 25%
MAGDALENA 48.9 10.8 34.0 63.9 7% 9% -2% 27% -7% 27% -71% 26%
META 73.6 55.7 6.7 165.5 -26% 20% -72% -1% -3% 33% -53% 70%
NARIÐO 38.9 3.1 35.4 44.6 -3% 9% -11% 14% -5% 23% -58% 24%
NORTE DE S 30.0 2.7 25.5 32.8 2% 9% -6% 21% -6% 25% -62% 26%
QUINDIO 386.9 49.7 311.2 451.3 3% 9% -5% 23% -6% 25% -64% 26%
RISARALDA 256.8 15.5 230.9 272.2 0% 9% -8% 18% -5% 24% -60% 25%
BOGOTA 66.8 4.1 62.0 75.4 -2% 9% -10% 17% -5% 24% -60% 25%
SANTANDER 26.5 1.3 24.1 29.1 -1% 9% -9% 17% -5% 24% -59% 25%
SUCRE 36.5 5.8 28.0 44.4 5% 9% -4% 25% -6% 26% -66% 26%
TOLIMA 62.9 4.4 55.8 67.8 1% 9% -8% 18% -5% 24% -60% 25%
VALLE DEL 168.3 10.1 153.6 188.7 -2% 9% -10% 15% -5% 24% -59% 25%
Nuevos Departamentos 106.1 7.9 96.3 121.7 -2% 9% -11% 14% -5% 24% -61% 24%

48
Transferencias Totales per cápita
Transferencias totales per cápita
Periodo: 1990-1999
Nivel (pesos) Cambio Porcentual Diferencia del Cambio Porcentual
Departamento Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max Media Desv.Stdr Min. Max
ANTIOQUIA 86,687 63,912 13,957 200,984 34% 15% 14% 66% -1% 17% -22% 24%
ATLANTICO 55,347 43,734 7,370 129,314 40% 34% 3% 111% 0% 53% -102% 76%
BOLIVAR 61,880 47,778 8,658 142,099 39% 24% 0% 82% -4% 37% -82% 56%
BOYACA 128,354 97,295 18,644 309,044 38% 19% 6% 79% 0% 23% -41% 34%
CALDAS 97,570 66,826 15,691 203,943 34% 24% 12% 94% -1% 29% -68% 44%
CAQUETA 106,856 77,973 17,117 243,030 34% 21% 15% 90% -1% 28% -61% 51%
CAUCA 83,552 64,819 12,689 204,884 37% 20% 12% 85% 0% 25% -47% 36%
CESAR 93,453 73,099 11,386 217,862 40% 19% 15% 82% -2% 21% -49% 29%
CORDOBA 277,912 230,452 45,941 734,680 35% 11% 26% 63% -1% 14% -22% 31%
CUNDINAMAR 156,927 118,000 23,468 368,871 36% 19% 11% 78% 0% 21% -47% 24%
CHOCO 18,443 11,949 3,931 41,271 33% 28% -16% 77% 5% 37% -38% 90%
HUILA 114,025 91,123 14,357 286,474 42% 20% 16% 80% 0% 26% -42% 43%
LA GUAJIRA 96,430 68,621 23,930 208,368 27% 22% -16% 61% -2% 31% -44% 47%
MAGDALENA 55,866 37,508 12,064 116,801 31% 16% 13% 60% -1% 22% -42% 20%
META 90,504 68,963 13,856 218,559 37% 15% 21% 64% 1% 15% -29% 21%
NARIÐO 71,079 53,319 11,024 172,533 37% 26% 12% 106% 1% 35% -67% 68%
NORTE DE S 85,952 61,501 14,006 192,966 34% 20% 3% 81% 0% 25% -48% 34%
QUINDIO 103,187 74,712 15,958 239,165 37% 27% 2% 107% 1% 40% -82% 72%
RISARALDA 83,224 60,261 12,563 184,026 35% 25% 11% 97% 0% 35% -66% 61%
BOGOTA 74,381 63,712 8,259 179,121 41% 26% 12% 102% -1% 30% -59% 53%
SANTANDER 93,385 65,805 15,960 205,560 34% 20% 6% 82% -1% 25% -50% 42%
SUCRE 84,839 63,343 13,046 187,335 35% 20% 4% 76% -2% 25% -49% 30%
TOLIMA 105,258 80,236 14,987 244,844 37% 19% 18% 83% -1% 21% -47% 31%
VALLE DEL 70,811 53,426 10,343 169,640 37% 18% 18% 76% 0% 20% -38% 24%
Nuevos Departamentos 100,787 59,438 37,098 202,915 26% 22% 2% 70% -1% 36% -57% 67%

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