Pasara La Iglesia Por La Gran Tribulajnvcion

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16/6/2019

¿Pasará la iglesia por la gran tribulación?

Acerca del arrebatamiento de la iglesia y la gran tribulación existen muchas discusiones


y especulaciones. Hay quienes creen que la iglesia será elevada al cielo antes de que
llegue la gran tribulación. A estos se los denomina pre tribulacionistas. Hay quienes creen
que la iglesia pasará por la gran tribulación. A estos se los llama pos tribulacionistas.
Finalmente, no faltan aquellos que creen que la iglesia será arrebatada en medio de la
tribulación. A estos se los denomina medio tribulacionistas.

La Biblia distingue entre tribulación y gran tribulación. Jesús dijo: “En el mundo tendréis
tribulación…”, Juan 16:33 (CJ). Pablo agregó: “… Estamos destinados a sufrir
tribulación…”, 1ª Tesalonicenses 3:4 (TNM). “Es necesario que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios”, Hechos 14:22. Tanto Jesús como Pablo se
refirieron a la tribulación de manera general, es decir a las pruebas, dificultades,
sufrimientos y angustias que son la herencia común de todos los hijos de Adán. El solo
hecho de ser creyente no nos exonera de sufrir adversidades. Ahora bien, cuando la Biblia
menciona la gran tribulación se está refiriendo a un tiempo específico en el calendario de
la humanidad que todavía no llegó: “… Habrá… gran tribulación, cual no la ha habido
desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá…”, Mateo 24:21. Se trata de un
tiempo en el que la humanidad experimentará intensos sufrimientos, persecuciones,
maltratos y violencia como nunca se ha visto ni se volverá a ver. Ese período comienza
con el arrebatamiento de la iglesia y termina con el regreso personal, audible y visible de
Jesucristo. A continuación te brindamos algunos argumentos escriturales en favor de que
la iglesia no pasará por la gran tribulación:

1. “Por cuanto me has obedecido con paciencia a pesar de la persecución, te


protegeré de la gran tribulación… que vendrá sobre el mundo para poner a prueba
a la humanidad”, Apocalipsis 3:10 (NT-BAD). Es cierto que los cristianos sufrimos
‘tribulación’ pero esta promesa es una clara alusión a que la iglesia será preservada
del gran juicio que se aproxima.

2. “…Como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del
hombre… Noé entró en el arca, y llegó el diluvio y los destruyó a todos. De igual
modo… el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los
destruyó a todos. De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre
ha de ser revelado”, Lucas 17:26-30 (TNM). Jesús utilizó dos eventos del Antiguo
Testamento para referirse al arrebatamiento de la iglesia. El primero fue el diluvio.
No hubo juicio “Hasta aquel día en que Noé entró en el arca…”, Lucas 17:27
(TNM). Y luego habló del juicio a Sodoma. Y dijo que no hubo fuego hasta “El día
en que Lot salió de Sodoma…”, Lucas 17:29 (TNM). Finalmente aseguró que sería
igual cuando Él regresara. Así como Dios libró a Noé del diluvio y a Lot del fuego
también librará a su pueblo del juicio de la gran tribulación. El apóstol Pablo apoya
este punto de vista: “…Ustedes esperan que Jesucristo regrese del cielo... para
salvarnos del castigo que él dará a los pecadores en el día del juicio”, 1ª
Tesalonicenses 1:10 (TLA).

3. “No hagan tropezar a nadie, ni a judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios”, 1ª


Corintios 10:32 (NVI). Según Pablo existen tres grupos de personas: judíos, gentiles
y los que forman parte de la iglesia de Dios. Un judío o gentil lo es en la carne; es
decir, por nacimiento natural. Pero los que son de la iglesia de Dios lo son del espíritu;
es decir, por nacimiento espiritual y no natural. Dejamos de ser judío o gentil para ser
una nueva criatura en Cristo Jesús. Ahora bien, la profecía de Daniel acerca de la gran
tribulación es para los judíos: “Tienen que pasar setenta semanas para que termine
el castigo contra tu pueblo y la ciudad santa”, Daniel 9:24 (TLA). “Tu pueblo”, es
el pueblo de Daniel, es decir los judíos, y la ciudad Santa es Jerusalén. Otros profetas
también afirman que la gran tribulación será un “tiempo de angustia para Jacob”,
Jeremías 30:7. Jacob es otra manera de decir Israel. Es cierto que otras porciones
bíblicas incluyen a los gentiles en la gran tribulación pero nunca a la iglesia.
Concluimos entonces diciendo que el juicio de la gran tribulación está reservado para
gentiles y judíos no convertidos y no para la iglesia del Señor.

4. “Velad… orando a todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas
cosas que han de venir…”, Lucas 21:36 (OSO). Jesús pronunció estas palabras en
medio de su descripción de la gran tribulación. Habló de ser vigilantes y estar
preparados para evitar todos esos sufrimientos. Sus palabras están dirigidas a los
que saben velar y orar, es decir a los creyentes. De modo que según Jesús existe una
forma de escapar del juicio de la gran tribulación, esto es formando parte de la familia
de Dios.

5. “¡Se acerca el gran día en que vendré a castigarlos!... Será un día de gran enojo,
un día de aflicción y angustia, un día de completa destrucción… un día de profunda
oscuridad… El día que yo me enoje, le prenderé fuego a la tierra... ¡En un instante
serán destruidos todos…!”, Sofonías 1:14-18 (TLA). “… Se acerca el día en que
vendré a castigarlos… Cuando me enojo, soy como el fuego; ¡voy a quemar toda la
tierra!”, Sofonías 3:8 (TLA). Es evidente que el propósito de la gran tribulación es
punitivo, esto es castigar a los pecadores que no se han arrepentido. En cambio, para
los que sí lo hicieron la Biblia dice que Dios no derramará su ira: “Dios no nos
escogió para derramar su ira sobre nosotros, sino para salvarnos a través de nuestro
Señor Jesucristo”, 1ª Tesalonicenses 5:9 (NT-BAD). Y también dice que no habrá
condenación: “… Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…”,
Romanos 8:1. Nótalo bien. ¡Ninguna condenación! La condenación o castigo que
merecíamos por el pecado la recibió Cristo en su cuerpo sobre el madero. Esa sangre
nos limpia de todo pecado y nos da la esperanza gloriosa de ser arrebatados cuando
Cristo regrese y no la triste esperanza de quedarnos en la tierra y pasar por el juicio.
Si todo lo que el creyente esperara fuera el látigo del anticristo y los juicios de la gran
tribulación su esperanza no sería placentera, ni feliz ni bienaventurada, más bien sería
un esperanza azarosa, lúgubre e indeseada. Después que Pablo anunciara el
arrebatamiento de la iglesia dijo: “…Anímense unos a otros con estas palabras”, 1ª
Tesalonicenses 4:18 (NTV). ¿Quién podría consolarse con palabras de juicio o
tribulación si es eso todo lo que le espera a la iglesia?

6. “… Vi un trono en el cielo y a alguien sentado en él… Lo rodeaban veinticuatro


tronos en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos. Todos vestían de
blanco y tenían una corona de oro sobre la cabeza… y se postran y adoran al que
está sentado en el trono… diciendo: Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir
gloria y honor y poder…”, Apocalipsis 4:2-11 (NTV). ¿Quiénes son los 24 ancianos
que Juan vio en el cielo? Los santos de todas las dispensaciones. ¿Cómo lo sabemos?
Porque se los ve sentados sobre tronos y vestidos de blanco. ¿No dice Pablo que
Dios “nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”, Efesios 2:6? Juan
nos dice que la iglesia estaba vestida de lino fino: “Y a ella se le ha concedido que se
vista de lino fino, limpio y resplandeciente”, Apocalipsis 19:8. Y finalmente Pablo
dijo que los creyentes serían coronados con coronas de justicia, 2ª Timoteo 4:8. Los
24 ancianos son pues los creyentes ya sentados con Cristo en el cielo antes de que el
juicio de la gran tribulación llegue a la tierra. Además, y respaldando esta posición,
se nota que la iglesia está presente en los primeros tres capítulos del Apocalipsis pero
desde el capítulo siguiente se ausenta por completo. ¿Por qué? ¡Porque ya no está en
la tierra sino en el cielo!

7. “… Habrá un tiempo de tribulación, tal tribulación que será sin paralelo… En


ese tiempo, tu pueblo será redimido, todos los que cuyos nombres se encuentren
escritos en El Libro”, Daniel 12:1 (Kadosh). Dios prometió gran tribulación y
castigo sobre los pecadores no arrepentidos pero protección y preservación para sus
hijos en medio de ese tiempo de sufrimiento.

No sabemos exactamente cuándo y cómo será el arrebatamiento y la gran tribulación


pero de algo estamos completamente seguros: sucederá. El mundo va a terminar envuelto
en fuego, los incrédulos sufrirán eternamente y los cristianos gozarán por siempre en la
presencia del Señor. ¿Dónde estarás cuando llegue ese momento? ¿Entre los redimidos
del Señor o entre los condenados al fuego eterno? Algún día algo importante,
trascendental y eterno sucederá en nuestra vida y debemos estar preparados para recibirlo.
Debemos vivir constantemente a la sombra de la eternidad, con la seguridad de que nos
estamos preparando para presentarnos delante de Dios y recibir su gloriosa y preciosa
recompensa.

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