Los Hijos de Eli
Los Hijos de Eli
Los Hijos de Eli
padre
NINGÚN ser humano jamás llega al punto de no necesitar disciplina. La disciplina entrena
a uno a actuar de la manera correcta y más provechosa. A medida que
nos enfrentamos a la vida, constantemente nos topamos con diversas
situaciones, algunas de ellas nuevas para nosotros y no pocas de
naturaleza de prueba. El pasar por experiencias como ésas nos
disciplina.
Puesto que esto es cierto aun en el caso de los adultos, un niño
necesita mucha más disciplina. Toda experiencia le es nueva.
Además, por herencia de padres imperfectos, “la tontedad está atada
con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la
alejará de él.”—Pro. 22:15.
Por esa razón Dios habla a los padres sobre la gran importancia de
enseñar a sus hijos a respetar las leyes, mantenerse moralmente
limpios y amar a Dios. Si ellos no aprenden estos principios por la
enseñanza que los padres les comunican verbalmente, sino que son
desobedientes e ingobernables, entonces debe aplicarse alguna forma
de disciplina. El mostrar negligencia en esto, o no hacerlo, resultará en
criar hijos que más tarde no obedezcan a los padres en absoluto, y
esto pudiera resultar en la peor calamidad tanto para los hijos como
para los padres.