Arte Rupestre y Chamanismo
Arte Rupestre y Chamanismo
Arte Rupestre y Chamanismo
Palabras clave: Arte rupestre, pinturas Higuerón, Chamanismo, Cuenca del río Chicama
Abstract
This article discusses the review of rock art site EH1, located in the Chicama valley, La Libertad department,
Peru. Said site presents formative rock art paintings that were first registed and documenated by us in 1999
(Castillo Benites, 1999, 2000, 2006, 2008). In April 2011 we returned to the place with the main aim of
obtaining digital images to fulfill the requirement of the project “Digital Database of Rock Art Sites in the
Departments of La Libertad and Cajamarca, Perú”. The information gathered exceeded our expectations, and
in view of the few expressions of this kind in the north coast of Perú, and the interest generated by our work
(Guffroy, 2003) we present new findings and interpretations that add to the debate on the formative rock art
expressions in the region referred.
Key words: Rock art, Higueron paintings, Shamanism, Chicama river basin.
INTRODUCCIÓN
El proyecto “Base de Datos Digital del Arte Rupestre de los Departamentos La Libertad y Cajamarca” se
inició en el año 2007, con la integración de un equipo interdisciplinario interesado en estas expresiones. La
idea tomó cuerpo a partir del reconocimiento de la riqueza, concentración y variedad de estas expresiones en
los departamentos mencionados y de la vulnerabilidad de los mismos. Se trata de un patrimonio cultural por
demás expuesto a procesos de deterioro y destrucción, sea por factores naturales como antrópicos, que
pudimos documentar a lo largo de más de 22 años ininterrumpidos de registro y documentación sistemática de
sitios con arte rupestre. A la fecha, conscientes que la memoria colectiva de las sociedades que nos
precedieron está plasmada en estas representaciones, hemos logrado reunir en la base mencionada,
información paisajística, espacial, contextual y temporal, así como más de 5000 imágenes entre digitales y
digitalizadas, que constituyen documentos fundamentales para la reconstrucción del proceso histórico y socio-
cultural que siguieron dichas comunidades (1).
En vista de los avances que tuvieron lugar en los últimos años en las técnicas de registro fotográfico de los
sitios con arte rupestre, la disponibilidad de equipos profesionales de alta resolución, y lo excepcional de los
sitios con pinturas rupestres formativas en la costa norte peruana, planeamos una salida al campo para el mes
de abril del corriente año. Se trataba de obtener imágenes digitales que pudiéramos trabajar tanto con las
(2)
herramientas que nos provee el programa Adobe Photoshop como el Image J DStretch . El empleo de este
último programa en imágenes digitales de pinturas rupestres, se realiza desde el año 2006 y permite observar
motivos que a simple vista no es posible apreciar.
En esta ocasión nos acompañó el Sr. Alex Rodríguez, y la travesía se emprendió desde la localidad de Casa
Grande. Se recorrieron 15 km hasta el sitio y se llegó de noche, a pesar lo de lo cual pudimos detectar que
otros visitantes estaban acampando en las inmediaciones.
Figura Nº 1. Mapa del sector de la parte baja del valle de Chicama. Se indican los sitios
con arte rupestre mencionados.
Ya de día, comprobamos que se trataba de varios grupos de cazadores de venados, que aprovechaban la
Semana Santa para este tipo de salidas, y también estaban a la búsqueda de los aleros con arte rupestre a fin
de conocerlos. La estrategia planteada fue alcanzar en primer término el alero más alejado, designado EH2, lo
que resultó imposible por lo tupido de la vegetación que creció entre las rocas del lecho de río. Cazadores e
investigadores desistimos del intento y regresamos al sitio EH1, donde observamos que excursionistas habían
matado una boa en el manantial.
ANTECEDENTES
Las pinturas rupestres formativas localizadas en EH1 y EH2 son las primeras y únicas expresiones de este tipo
ubicadas en el valle de Chicama (Castillo 1999, 2000, 2006).
Por consiguiente, la quebrada mencionada constituye desde tiempos prehispánicos una verdadera fuente de
vida, que concentra una fauna muy rica, compuesta por pequeños y medianos mamíferos, ofidios, etc., y una
vegetación en la que predominan los higuerones que dan nombre al lugar; también se observan vichayos,
colas de zorro, zapotes, espinos, etc. Cabe señalar que el INGEMET describe esta quebrada con el nombre de
“Los Cabros”.
El abrigo rocoso y los recintos asociados, son visibles en la parte media de la elevación que se encuentra
sobre la unión de los cauces de agua citados. Se trata de una explanada que pudo albergar a un número
considerable de personas, y constituyó de tal manera, un espacio de interacción social favorecido por una
acústica muy buena. Asimismo, desde el lugar la visibilidad de la parte baja del valle de Chicama es
excelente.
El motivo A, situado a la izquierda del panel, es un personaje que alcanza los 50 cm de altura por 30 cm de
ancho, o sea de proporciones significativamente menores respecto del motivo B.
El mismo presenta una cabeza cuadrada delineada en pintura color negro, que remata en la porción superior
en un tocado apenas visible, compuesto por 5 líneas rectas realizadas con pinceladas del mismo color. Las
orejas son pequeñas, circulares y también pintadas en negro. Un fuerte contraste marca el delineado en
pintura roja, sobre la superficie natural de la roca, de los ojos en forma circular, la nariz en forma de U y una
boca abierta de forma rectangular, que presenta en la parte superior una sucesión de 4 prolongaciones
subtriangulares y en la porción inferior una sucesión de 3 líneas similares que destacan la dentadura del
personaje. Ojos, nariz y boca fueron repintados, lo que se debió como analizaremos más adelante, a la mayor
exposición de este motivo a la erosión.
El cuello es cilíndrico y junto con los hombros son apenas visibles debido a una notable pérdida de la pintura
negra que delineaba y rellenaba el espacio. El torso y abdomen se representaron unidos, conformando un
cuerpo de aspecto casi circular que presenta trazas de la pintura negra que lo rellenaba, y motivos decorativos
que se plasmaron en color rojo, marcando así un fuerte contraste.
En el sector derecho del pecho se pintó un motivo figurativo ornitomorfo de frente, en actitud de levantar
vuelo. El mismo presenta sobre la cabeza un tocado compuesto de 5 triángulos; los ojos se indicaron con dos
puntos, y la nariz con una línea que baja de la porción superior de la cabeza y termina a modo de pico. Las
alas se realizaron a partir de dos líneas rectas prácticamente transversales a los trazos que cierran la cabeza del
ave; de los extremos de estas líneas y casi en ángulo recto, se dirigieron las pinceladas hacia abajo y arriba
componiendo ángulos agudos que delinearon la forma de las mismas. Estas pinceladas se continuaron hacia
abajo, formando asimismo ángulos agudos que cierran en parte los costados de la figura, ya que se dejó un
espacio sin pintura en el sector inferior, que enmarca una pincelada recta dirigida hacia abajo, representando
la cola del ave. Sobre el pecho del motivo se plasmó un diseño en forma de cruz.
El sector izquierdo del pecho del personaje exhibe motivos no figurativos. Se trata de una línea recta
horizontal ejecutada a la altura del tocado del ave; por debajo de la misma se dispuso en forma oblicua un
motivo en forma de “3” invertido, con dos puntos en la parte inferior; y junto al mismo líneas curvas abiertas.
Este personaje se caracteriza por presentar el brazo derecho extendido hacia arriba, mostrando la palma de la
mano decorada por un rectángulo dividido al medio, motivo delineado en color rojo. La aplicación del
software permitió observar rastros de pintura roja que alcanzan la altura del codo, y que es reemplazada por
pintura negra hasta unos centímetros antes de alcanzar el motivo señalado, en que reaparece la pintura roja. El
brazo izquierdo del personaje realizado también con pintura roja, está flexionado y llevado a la altura del
vientre, mientras que la mano adquiere una forma ovalada, señalando que sostenía algo en la misma. El
cuerpo se prolonga en un saco escrotal y pene muy marcados, el primero delineado con pinceladas en color
negro, que limitan espacios en negativo, donde se aprecia la superficie de la roca, lo que destaca la figura
cilíndrica del pene pintado y rellenado en el mismo color. A ambos lados del sexo se dibujaron dos muslos
trapezoidales que rematan en rodillas abultadas y pantorrillas cortas, todo en color negro y rellenado, mientras
los pies prominentes y de tres dedos, se plasmaron de perfil orientados hacia los costados izquierdo y derecho
de la imagen; los talones y dedos ejecutados en color negro, mientras que el resto del diseño se completó en
color rojo.
Figura Nº 4. El personaje A, a través del programa Image J DStretch canal YBK, véase el
realce de los tonos rojos y negro.
En síntesis se empleó el color negro para pintar todo el cuerpo, a excepción del espacio junto al pene, a fin de
destacar la figura del mismo, y la porción de ambos pies que presentan pintura roja. Los trazos de pintura de
este color que mencionamos para el brazo derecho del personaje, se continúan hacia abajo delineando el
cuerpo, sexo y extremidades, donde el delineado se interrumpe a la altura de los talones, mientras que las
líneas exteriores se unen a la sección de los pies pintados en color rojo. Por el lado izquierdo del personaje, el
delineado alcanza la axila y dibuja sobre el fondo negro, el brazo y la mano del mismo.
El motivo B, situado a la derecha de la composición plástica, es un personaje antropozoomorfo que tiene una
altura de 75 cm y un ancho de 55 cm, tomada entre los extremos de ambas manos. Presenta una cabeza
cuadrada delimitada por pintura roja, que remata en la parte superior en un tocado constituido por la sucesión
de cinco líneas casi rectas ejecutadas en pintura roja, que se ensanchan en la parte inferior. De la parte media
del mismo se prolonga hacia abajo un segmento que conforma la nariz, cuyos lados y porción inferior están
delineados con trazos de pintura negra. A ambos lados de la sección superior de la nariz se continúan las
líneas en pintura negra delimitando campos negativos, en que se aprecia la superficie de la roca. Del lado
izquierdo de la imagen la superficie en negativo es mayor respecto del lado derecho, y por el tamaño y forma
se aproxima a presentar el negativo de la nariz, flanqueada hacia la derecha por el lado de un cuadrado que
encierra otro campo negativo y la representación de un ojo circular en rojo con la pupila en negro. Al lado
inferior de este cuadrado se adosa un rectángulo relleno en pintura negra.
El lado derecho es ligeramente distinto, ya que emplea la línea negra que delimita la nariz y la continuidad de
la línea que limita la porción inferior de la misma, a fin de conformar el cuadrado que limita un espacio en
negativo y al ojo redondo en pintura roja, que en este caso presenta un círculo inscripto en pintura negra y la
pupila en negativo o sea la roca viva. A la derecha del cuadrado, en la porción media inferior se pintó un
cuadrado relleno en pintura negra.
Por debajo de lo que hemos dado en llamar la nariz en negativo, la nariz propiamente dicha y el cuadrado
derecho, se dispone un espacio en negativo que limita y destaca unas líneas negras, anchas y rellenas que
conforman la boca del personaje, de forma rectangular, con un rectángulo inscripto en color rojo y por dentro
pinceladas triangulares en negro que limitan espacios en negativo, donde se aprecia la superficie de la roca.
Si tomamos como referencia el segmento nariz-boca del personaje, veremos que estas líneas negras, anchas y
rellenas que mencionamos precedentemente, se combinan y contrastan con el color de la roca y extensiones
de la pintura roja que rellena y delimita la cara, conformando un motivo decorativo que identificamos como
pintura facial o tatuaje, que representa en apariencia, dos felinos de perfil.
La oreja izquierda está conformada por tres líneas curvas paralelas pintadas en color negro, que delimitan dos
campos semicirculares en la roca que dejan sin rellenar. En cuanto a la oreja derecha el programa Image J
DStretch nos permite observar que es idéntica a la otra, sólo que una chorreada de pintura roja la oculta y no
permite apreciarla a simple vista.
La figura presenta un cuello cilíndrico y pintado en rojo, mientras que el tórax y abdomen se han unidos en un
cuerpo de forma prácticamente circular, pintado también en rojo que exhibe una serie de 31 círculos
concéntricos en los que nuevamente se empleó la técnica de pintura negativa, o sea que el círculo exterior y el
punto al medio están pintados en negro, mientras que el espacio restante lo ocupa el color natural de la roca.
Cabe destacar que en 5 casos estos círculos están alineados en series de 5 unidades, que coincide con el
número de picos que presenta el tocado. El cuerpo se prolonga en dos muslos trapezoidales que rematan en
rodillas abultadas, pantorrillas cortas y pies de perfil, prominentes y de tres dedos, que están orientados hacia
los costados izquierdo y derecho de la imagen.
Figura Nº 5. El personaje B, a través del programa Image J DStretch canal LXX, véase el
realce de la pintura negra.
Desde la axila hasta el final de la representación en los pies, la figura está delineada con pintura negra, que se
convierte en dos triángulos equiláteros rellenos a ambos lados del pene y otro isósceles en la extremidad del
mismo.
A ambos lados del cuello y por encima del cuerpo del personaje, se dispone una serie de 5 círculos
concéntricos de idénticas características a las reseñadas para el cuerpo.
Los miembros superiores se pintaron en rojo, y se plasmaron levantados a la altura de la cabeza. Las manos
son prominentes, presentan 5 dedos y en la parte central de la palma dibujaron un rectángulo en negro
dividido al medio por otra línea de igual color que delimita dos cuadrados en negativo. A ambos lados del
cuello, por encima de los hombros se representaron 5 círculos concéntricos idénticos a los que decoran el
cuerpo; y a lo largo de cada uno de los brazos se dispusieron una serie de círculos pequeños en relación a los
antedichos, también ejecutados con pintura negra y técnica negativa. Por debajo del brazo derecho desde la
axila hasta la mano se dispusieron 9 unidades, y por encima del mismo 8. Para el lado izquierdo
contabilizamos 10 círculos por debajo del brazo y 8 unidades por encima del mismo.
En general, el motivo A es el que presenta los mayores daños, sea producto tanto del agua de lluvia que corre
por las grietas de la roca y lava las pinturas, como por el efecto de la insolación, al punto que como hemos
comentado, algunos rasgos fueron repintados. Toda la superficie externa del abrigo está cubierta de líquenes.
Asimismo, la presencia de caracoles terrestres (scutalus sp) se documentó desde el inicio de las
investigaciones en 1999, y en la actualidad los mismos se han concentrado en la porción superior derecha de
la cara sur del alero, donde se encuentran las representaciones rupestres, constituyendo una amenaza seria
para su conservación, ya que se desplazan sobre el espacio plástico y se adhieren fuertemente a la pintura,
como puede observarse en las imágenes, al igual que el daño producidos en la mano derecha del motivo B.
Cabe destacar que a la fecha, este es uno de los pocos casos en que constatamos que las actividades antrópicas
no han ejercido un impacto negativo sobre las expresiones rupestres o los recintos asociados.
En primer términos nos referiremos a la evidencia arqueológica, que integraremos con información
etnohistórica; ya que la misma perduración temporal de principios y conceptos organizadores del mundo
andino, nos permiten incursionar en un plano que excede la simple descripción de un sitio de arte rupestre.
La identificación de los chamanes fue posible gracias a la iconografía que presentan en la indumentaria, que
también da cuenta de la especialización costeña en esta producción. Otro indicio lo tomamos de lo gestual en
ambos personajes, y la continua referencia a la dualidad. El valioso aporte de Elera (1994) permite dar cuenta
del ensanchamiento de las rodillas que exhiben ambos chamanes. El autor excavó la tumba de un chamán en
el Morro de Etén, y entre los hallazgos describe una sonaja tallada en la tibia de un cérvido, de 20,7 cm de
largo con un ancho variable entre 2,5 cm y 3 mm en el extremo inferior, detalla: “La parte escultórica
representa a un cuerpo de ave con las alas desplegadas en actitud de vuelo, el cual sostiene una cabeza con
rostro humano de rasgos muy estilizados. En la parte inferior de esta imagen se tallaron asas que servirían
para la sujeción de eslabones, ahora destruidos, los cuales originaban rítmicos sonidos al efectuarse
movimientos acompasados” (ibíd., 37). La misma era llevada por el chamán en la cara posterior de la pierna
derecha sobre la región poplítea. El informe radiológico de dicho miembro sostiene que: “La patología de la
artrosis se origina como consecuencia de microtraumatismos o de procesos inflamatorios crónicos causados
por sobre esfuerzo físico vinculado a la actividad que tiene un individuo en vida (intensas caminatas, danza,
sobrepeso, etc.), tratándose de una enfermedad de tipo ocupacional que produce desgaste del hueso” (Ibíd.,50)
Con respecto a la sonaja llevada por el individuo indica: “ésta se encontraría en un envoltorio natural
conformado por una cavidad tunelizada en el tejido muscular del muslo, cuyas paredes internas se
encontraban encallecidas, implicando que para poder llegar a ello, el proceso de horadación fue muy lento y
doloroso, con probables infecciones esporádicas” (ibíd., 49-50); y afirma que ese cuerpo extraño también
ocasionó cojera, generada por la sobrecarga del cuerpo sobre el miembro inferior izquierdo.
Por último agregamos un motivo antropomorfo grabado en un petroglifo publicado por Mario Polia Meconi
(1995, 172) y reproducido por nosotros:
Figura Nº 7
El mismo se encuentra en el sitio Pampa de los Muertos en Piura (A8H), y presenta la singularidad de las
rodillas agrandadas, lo que nosotros consideramos diagnóstico en la identificación de los chamanes.
Asimismo puede observarse la posición levantada de los brazos en actitud de invocación.
Por otra parte, sabemos que los chamanes fueron grandes caminantes que recorrieron distintos pisos
ecológicos en peregrinaciones a sitios sagrados, y que además, durante el trayecto ofrecían sus servicios y
se dedicaban a la búsqueda tanto de hierbas medicinales, que empleaban en preparaciones y curaciones,
como de plantas de reconocido poder alucinógeno que utilizaban en contextos ceremoniales y prácticas
adivinatorias (Rostworowski 2006, 36).
En síntesis, tanto la representación abultada de las rodillas, como de los pies ligeramente agrandados en las
expresiones rupestres reseñadas, se corresponden con las practicas culturales que acabamos de mencionar.
A esta altura del análisis, es imprescindible referirnos al dualismo dinámico u oposición dual como principio
organizador básico de la cosmología del mundo andino. R. Burger y Salazar-Burger (1994) sintetizan la
información y brindan un análisis que se focaliza en el período Tardío Inicial y Horizonte Temprano de
Chavín de Huantar, en el Período Tardío Inicial del complejo Cardal y en el Precerámico Tardío de Kotosh. A
pesar que estos puntos constituyen la columna vertebral del trabajo, hacen mención de la vigencia de este
principio, que conjuga fuerzas complementarias y opuestas que se equilibran, en el ceremonial Inca,
basándose en la información brindada por Rostworowski (1983), Silverblatt (1987) y Zuidema (1982); y más
aún, enriquecen el panorama al señalarnos la perduración temporal de este principio como organizador del
ritual en las comunidades actuales, a través de la mención de los trabajos de Allen (1988); B.J. Isbell (1978) y
Platt (1986). En suma, sostienen que: “el concepto de oposición y complementariedad dual ha estructurado el
ceremonial andino por más de 4000 años” (Ibíd., 112).
En el caso que nos ocupa se trata de una dualidad masculina, a lo que sumamos la posición de los brazos en el
motivo A, uno dirigido hacia arriba, exhibiendo en la palma de la mano la dualidad en el motivo rectangular
dividido al medio, y el otro brazo flexionado sobre el vientre con la mano en posición de sostener algo, quizás
algún alucinógeno. El motivo B presenta ambos brazos en alto, y muestra en las palmas de las manos motivos
duales idénticos al mencionado para el motivo A. La pintura o tatuaje facial del personaje B, también es dual
y representa a dos felinos de perfil. Los mismos colores que exhiben las representaciones se oponen y
complementan en un juego que genera una unidad de significado, reforzado por el empleo de la técnica de
pintura negativa. Por otra parte, la forma en que se destacó el sexo de ambos personajes, habla sobre
potencia, poder y fecundidad.
CONCLUSIONES
La evidencia arqueológica y etnohistórica apunta a que se trata de la representación de dos chamanes; una
diarquía masculina, cuyos tocados, pintura o tatuaje facial, vestimentas, tamaño y atributos, nos señalan el
prestigio social, jerarquía, poder y linaje de los mismos, como así también su pertenencia a las mitades de
arriba y abajo de una misma etnía. De esta forma, el chaman B de mayor tamaño y una simbiosis de rasgos
felínicos, se asocia al complejo de transformación chamánica, y se ubica en la mitad de arriba situada en las
estribaciones andinas, próximas al manantial de El Higuerón, o sea en control de la fuente de agua y los
recursos faunísticos del lugar. El chaman A con la representación ornitomorfa con las alas listas para
despegar, se relaciona con el vuelo chamánico, y pertenece a la mitad de abajo, o sea a la costa, con cultivos y
actividades económicas fuertemente dependientes del flujo de agua proveniente de la sierra. En síntesis se
puede hablar de oposición y complementariedad.
Estos chamanes, probables cabezas de linajes, al igual que dioses, héroes civilizadores y antepasados míticos
o reales, atravesaron un proceso de petrificación. Son innumerables las referencias a estos casos, María
Rostworowski (1986, 62-63) comenta el tema y sostiene: “Para Duviols (1973: 165) la petrificación era una
manifestación de perennización y sacralización. El alma del difunto o de una divinidad se posesionaba de la
piedra, se adentraba en ella y por ese motivo podía emitir oráculos y responder a preguntas”.
De esta forma los chamanes convertidos en huacas, mantuvieron su poder de mediar entre la esfera profana y
lo sagrado, a través de la intervención de nuevos personajes mediadores entre ambos universos, que dieron
continuidad al rito y las ceremonias. En el pensamiento mágico religioso andino, las pinturas rupestres que
estamos analizando, lejos de tratarse de representaciones o símbolos, constituyeron la presencia inmediata del
camaquen o aliento vital de estos seres. “El camaquen o soplo vital animaba a los hombres y también a los
cerros, lagos, cumbres nevadas, piedras, fuentes y animales. Mundo lleno de vida, con el cual había que
congraciarse mediante sacrificios y ofrendas para poder sobrevivir” (Ibíd., 95).
En cuanto a los fragmentos cerámicos registrados y documentados en superficie en las inmediaciones del
sitio, sostenemos que muy probablemente se emplearon para el traslado y consumo de Chicha durante el
desarrollo de los rituales. Es indudable que el consumo de esta sustancia psicoactiva tuvo un rol social básico
al acompañar la repetición de prácticas profanas y rituales que hacían a la construcción e integración social
comunitaria. Dietler y Herbich (2006, 398) destacan el aspecto simbólico de las bebidas alcohólicas en tanto
alimento, que a través de la fermentación sufre una transformación “casi mágica” que produce estados
alterados de conciencia y cambios en el comportamiento, condición que lo coloca en el centro de las
actividades rituales y ceremoniales. Por otro lado, debemos mencionar que en el lugar abundan los caracoles
terrestres, y que la ingesta de los mismos sin purgar también pudo conducir a estados alterados de conciencia;
a lo que agregamos que estas comunidades muy probablemente tuvieron acceso al cactus San Pedro, de
reconocido poder alucinógeno.
AGRADECIMIENTOS
Al señor Sr. Alex Rodríguez Tiznado por su invaluable compañía y ayuda durante la travesía y tareas de
investigación; a su señor padre Luis Humberto Rodríguez Villoslara quien nos rescató del camino
completamente inundado a la altura de las torres de alta tensión, y nos trasladó hasta la localidad de Casa
Grande; y a su señora esposa, madre y hermana, que a su tiempo nos recibieron con una hospitalidad y calidez
muy sentida por nosotros.
NOTAS
(1)
A este respecto, agradecemos la gentileza del Dr. Enrique Vergara, Director del Museo Arqueología,
Antropología e Historia de la Universidad Nacional de Trujillo, quien nos permitió acceder a las fotografías
del archivo de dicha Institución.
(2)
En este particular, también expresamos nuestra gratitud al investigador Ing. Rainer Hosting por su
generosidad al compartir con nosotros el programa mencionado, además de bibliografía, comentarios y
sugerencias que siempre apuntan al enriquecimiento de los trabajos realizados.
(3)
Los profesionales que asesoran son los profesores Luis Pollac, William Zelada, y el Lic. Homan Castillo
Benites.
BIBLIOGRAFIA
GUFFROY, Jean
2003 New Resarch and Discoveries in Peruvian Rock Art Studies. En: Rock Art
Studies, News of the World 2 Edited.by Paul G. Van and Angelo Fossati. pp.221-
226
POLIA MECONI, Mario
1995 Los Guayacundos Ayahuacas: una Arqueología Desconocida. Fondo Editorial
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima
ROSTWOROWSKI, María
2006 Ensayos de Historia Andina II: Pampas de Nasca, Género, Hechicería. Instituto de
Estudios Peruanos. Lima