NY Bairros, Bloques e Basura

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Cyan Magenta Yellow Black

aquí está nueva York,


«Una apasionante disección anatómica de la ciudad,

BARRIOS,
un libro de fascinantes paisajes urbanos e historias
ocultas, como la de la famosa abortera del siglo XIX
como nunca la habías visto antes Madame Restell, que atendió a las mujeres de la alta

BLOQUES Y BASURA
sociedad y construyó su lujosa mansión en la Quinta

E
Avenida, a una manzana de una iglesia católica,
n Barrios, bloques y basura, Julia Wertz nos lleva a la parte trasera de esa Nueva
supuestamente para burlarse de los fieles…
York que crees que conoces. No es la Nueva York turística —la Estatua de la Li-
La ciudad se eleva de forma majestuosa en estas
bertad hace apenas una breve aparición y el Empire State Building no sale en
páginas. Tus ojos no pueden parar; hay mucho

BLOQUES

BARRIOS,
absoluto—, sino sus entrañas, los lugares más secretos de esta ciudad que, a día de hoy,
que absorber».
sigue sin dormir. A través de magníficos y divertidos dibujos y cómics, Wertz nos des-
cubre paisajes urbanos en los que podemos encontrar «el antes y el después» de mu-
—The New York Times
chos de sus rincones más increíbles y las historias más disparatadas, como la leyenda de
«Extraordinaria. Las historias de los diversos
Kim’s Video, el peliagudo negocio de Ray’s Pizza, la basura vintage y los huesos de ca-
lugares de la ciudad, investigadas al detalle,
ballo que ensucian la costa de Bottle Beach en Brooklyn, el cementerio de máquinas de
son alucinantes, y los dibujos de Wertz capturan
pinball en el fondo del Hudson, el astillero abandonado de Staten Island o la espeluz-
a la perfección toda su poesía».
nante biografía de Madame Restell, la insaciable abortera de la Quinta Avenida. De la

Y BASURA
mano de esta neoyorquina y neoyorsófila, tan buena contadora de historias como di- —Roz Chast
bujante, y con un envidiable sentido del humor, recorreremos bares, restaurantes y
puestos de comida ambulante, sabremos de libreros y de basureros, y entraremos en «El amor de Wertz por Nueva York
apartamentos minúsculos o de un lujo tan desorbitado como sus precios. es tangible y conmovedor».
—NPR
Barrios, bloques y basura es algo así como un viaje a deshoras en un taxi
amarillo que, en realidad, va siguiendo a otro taxi, también amarillo pero «Una delicia para los amantes de Nueva York.
más antiguo, tras cuya estela iremos desde la ciudad actual hasta una Nue- Cada ciudad necesitaría una versión
va York de antaño que sigue escondida entre sus calles. de esta artista y su libro».

JULIA WERT Z (Bahía de San Francisco, 1982) es dibujante profesional, his-


—Kirkus Reviews
Una historia ilustrada y poco convencional de Nueva York
toriadora aficionada y exploradora urbana a tiempo parcial. Es autora de cinco nove- «Una guía indispensable para los lugares
las gráficas y publica sus cómics en The New Yorker y Harper’s Magazine. perdidos… y encontrados».
—Publishers Weekly

CÓD I G O I B I C: F X Z

errata naturae 9 788417 800505


www.erratanaturae.com
Manhattan Avenue con Norman Avenue en los años treinta. Manhattan Avenue con Norman Avenue en 2016.
Broadway con la calle Cuarenta y dos oeste en 1909. Broadway con la calle Cuarenta y dos oeste en 2014.

60 61
Guía parcial de las librerías independientes de Nueva York
En la cultura de nuestros días, dominada por lo digital, las librerías físicas son un negocio herido
de muerte. O eso aseguran Internet y la rumorología. Sin embargo, si examinamos con atención las
librerías neoyorquinas que aún resisten, descubriremos otra cosa, algo más pesimista y a la vez más
optimista de lo que el consenso general quiere hacernos creer.

A principios de los dos mil, el gigante digital Amazon amenazaba con cerrar las librerías ven-
diendo más barato y ejerciendo de intermediario para vendedores particulares. En algunas ciudades
triunfó y llevó al cierre a muchas cadenas y librerías independientes. En 2011, cuando Borders se de-
claró en bancarrota, parecía que había llegado la cuenta atrás para las supervivientes.

Pero en Nueva York nos subestimamos. Resultó que, ante el temor a perder nuestras librerías, empe-
zamos a comprar más libros en comercios de barrio. Ese miedo, junto con el creciente rechazo hacia
los libros digitales, evitó que muchas librerías se fuesen al carajo.

A pesar de este sorprendente y estimulante giro, no todos los establecimientos sobrevivieron a la


revolución digital y la presunta “muerte del papel”. Tiendas muy queridas, como Bergen Street Comics,
en Park Slope, y Community Bookstore, en Cobble Hill, han sido de las últimas en cerrar, aduciendo
el desplome de las ventas y el incremento de los alquileres. Pero, en aras del optimismo y de mi amor
por los libros, este capítulo retratará un puñado de prósperas librerías independientes de la ciudad*.

*Me habría resultado imposible dar cabida a todas las librerías independientes de Nueva York en este libro, lo cual es bueno,
así que me quedo con una lista considerablemente recortada que omite algunas maravillosas. Al verme obligada a seleccionar,
he elegido algunas por su historia y otras por mi relación personal con ellas tras una década haciendo libros y organizando
bolos en librerías de toda la ciudad. Con varias de ellas ni tengo relación ni ellas tienen relevancia histórica, pero me recon-
forta su inalterable presencia en una ciudad en continuo cambio**.

**Algunas han cerrado en los años que he tardado en terminar este libro; se indica en cada caso.
Bluestockings, en el 172 de Allen Street, Lower East Side, Manhattan.
Unnameable Books,
en el 600 de Vanderbilt Avenue,
Kathryn Welsh bautizó originalmente
Prospect Heights, Brooklyn.
Bluestockings en 1999 como “Bluestoc-
kings Women’s Bookstore”. Era un espacio
Originalmente, Unnameable se llamaba Adam’s comunitario, local de actividades y li-
Books (por su propietario, Adam Tobin) y estaba brería de mujeres. En 2003, Welsh decidió
en Bergen Street. Tobin tuvo que hacer frente a darle un nuevo enfoque y que el compro-
una subida del alquiler y una amenaza de pleito miso de la tienda estuviera más orienta-
por el nombre de la tienda por parte Adams Book do al activismo social, aunque sin perder
Company, una distribuidora de libros, así que en su potente faceta feminista. Casi todas
2009 trasladó la librería a Vanderbilt Avenue y le las noches se celebran lecturas, espec-
cambió el nombre por Unnameable Books. Aunque táculos, talleres y otras actividades, y
en la tienda hay títulos populares, Tobin también ofrece un amplio abanico de información
vela por que estén representados los autores lo- y recursos LGTB. Es realmente asombro-
cales y las pequeñas editoriales de la zona, algo so que el colectivo Bluestockings haya
que, como autora de la zona publicada en peque- mantenido el local abierto tanto tiem-
ñas editoriales que fui, agradezco en el alma. po, teniendo en cuenta cómo está hoy en
día el mercado inmobiliario. Trabajan a
beneficio cero, así que cada dólar que te
gastes aquí cuenta de verdad.
Rocketship Graphic Novels & Comics,
en el 208 de Smith Street,
Cobble Hill, Brooklyn.
Bookcourt, en el 164 de
Court Street Cobble Hill, Brooklyn. Rocketship fue la primera tienda de
cómics que visité cuando me mudé a
Bookcourt, que se inauguró en 1981 y Brooklyn y el primer sitio de Nueva
aguantó hasta 2016, vendía una amplia se- York donde hice una presentación.
lección de novedades y montaba actividades Pasé allí muchas tardes y conocí a
literarias. Me encantaban sus exhaustivas UN MONTÓN DEdibujantes de la zona
secciones de libro infantil y sobre Nueva que acabarían siendo buenos amigos
York. Los propietarios de Bookcourt, Henry en la década siguiente. Mis dibujos
Zook y Mary Gannett, trabajaron en la colgaron de sus paredes durante
tienda durante 35 años, hasta que en 2016 un tiempo. El cierre de Rocketship,
decidieron vender el local y retirarse. Como en 2010, fue un palo, pero por suerte
respuesta al cierre de Bookcourt, la escri- aparecieron Bergen Street Comics*
tora Emma Straub y su marido abrieron su y Desert Island para amortiguar el
propia librería a pocos portales de distancia. golpe.

* Bergen Street Comics cerró en 2015.

Mercer Street Books & Records,


en el 206 de Mercer Street,
Greenwich Village, Manhattan.

A la chita callando, Mercer Street


Books & Records lleva más de 25 años
vendiendo discos de vinilo y libros nue-
vos, usados y descatalogados, pero la McNally Jackson, en el 52 de Prince Street, Nolita, Manhattan.
incluyo en mi lista más bien por moti-
vos sentimentales. Durante mi segundo McNally Jackson, una de las librerías independientes más grandes y populares, no sólo cuenta con
año en Nueva York, pasaba casi a diario una selección enorme y ecléctica de títulos, sino que también edita sus propios libros. Sarah McNa-
por delante del escaparate de camino lly, la dueña, compró una máquina para imprimir libros bajo demanda llamada Espresso Book Machi-
a mi trabajo en una cafetería de esa ne, con la que imprime unos 700 trabajos autoeditados cada mes. Aunque no manejo cifras de negocio
calle. Fue justo cuando empezaba a concretas, no es descabellado suponer que lo hacen por amor al arte. También usan la máquina
gustarme la ciudad, después de un año para reimprimir libros viejos y descatalogados difíciles de encontrar. En suma, un esfuerzo tremen-
durísimo, así que, en fin, lA recuerdo damente singular para una librería.
con cariño. 77
Salas de conciertos de los años setenta, ayer y hoy Aunque son muchos los celebérrimos músicos que hicieron sus primeros pinitos en el club, éste se hizo
famoso sobre todo por ser la cuna del punk. En el último concierto del CBGB, en 2006, la cabeza de
El CBGB & OMFUG fue una de las salas de conciertos más célebres de Nueva York. Su competidora más cartel fue Patti Smith, intérprete habitual durante la primera época de la sala. Cabe señalar que en
cercana fue Studio 54, pero allí la acústica era una puta pesadilla. El nombre del club es un acróni- 2013 se estrenó la película CBGB y que es una mierda pinchada en un palo. Contenía cantidad de datos
mo de “Country, BlueGrass, Blues, and Other Music for Uplifting Gourmandizers” [country, bluegrass, erróneos y estaba plagada de anacronismos irritantes, como pegatinas de bandas que aún no existían
blues y otras músicas para ávidos glotones]. Según Hilly Kristal, propietario del CBGB, un “gourmandi- en las paredes del local. Si de verdad quieres conocer la historia del punk, haz como todo el mundo
zer” era un “consumidor voraz de… música”. Kristal ya regentaba el bar de mala muerte Hilly’s On The y léete Por favor, mátame. La historia oral del punk, de Legs McNeil y Gillian McCain. Y también un par
Bowery antes de cerrarlo y reabrirlo en 1973 como CBGB. de fanzines punk cutres de los ochenta y noventa, porque son la leche.

Cuatro décadas de CBGB & OMFUG en el 315 de Bowery Street, en Manhattan.

Años cuarenta. Años ochenta.

Años setenta. Años dosmil.


Los holdouts de Nueva york
Holdout [“reducto”] es un término inmobiliario que hace referencia a los edificios cuyos dueños se
niegan a desalojar o vender cuando una constructora pretende demoler la propiedad para ampliar
una zona de viviendas colindante. Hay muchos holdouts famosos repartidos por el mundo, especial-
mente en China, donde se conocen como “casas clavo” (googléalo, son flipantes).

Durante muchas décadas, el Macy’s de Herald Square fue uno de los holdouts más tristemente
célebres de Nueva York, ubicado en la llamada “esquina del millón de dólares”, en el cruce de Broad-
way y la calle Treinta y cuatro. El nombre se debe a que, al final, fue comprado por un millón de
dólares, una suma desorbitada a la sazón. El edificio existe todavía, aunque está tapado por un gran
anuncio de Macy’s.

En la actualidad, hay cantidad de houldouts en Nueva York cuyos propietarios esperan a recibir
una oferta mejor o, simplemente, se resisten al cambio. En estos casos, las constructoras no tienen
más remedio que construir rodeando el edificio, lo que da lugar a una estética… interesante. A con-
tinuación, algunos de mis holdouts actuales* favoritos de la ciudad.

*Me fui de Nueva York en 2016, por lo que conviene señalar que algunos quizá ya no existan.

El 124 de la calle Diecinueve este,


Gramercy, Manhattan.
Tercera avenida, entre las calles
Veintiuno y Veintidós en 2015,
Gramercy, Manhattan.
Madame Restell, la odiada abortista de la Quinta avenida
Madame Restell poseía información com-
Excluida a menudo de las listas de las mujeres más prometida sobre muchos peces gordos,
influyentes de Nueva York, Madame Restell fue y, según consta, la usó como arma para
un personaje muy famoso y muy despreciado. Su proteger su negocio. Como consecuencia,
labor de abortera habría sido aceptable en la élite en la que ella tanto anhelaba
otros tiempos, pero en el siglo XIX el abor- integrarse la odiaba. Para resarcirse, la
to era ilegal e inmoral. Para colmo, se de- próspera Restell se construyó una man-
cía que era un mal bicho de campeonato. sión inmensa en la Quinta avenida, para
disgusto de las familias acomodadas resi-
Madame Restell nació en Inglaterra en dentes en la zona. El casoplón, a todas
1812 y fue bautizada como Ann Trow. tra- luces, era un grandísimo “te jodes” a la
bajó como criada antes de emigrar a Nueva iglesia católica —uno de sus mayores y
York, en 1831, y allí se casó con Charles Loh- más acérrimos enemigos— que quedaba a
man y se convirtió en Ann Lohman. El hecho una manzana de distancia.
de que su hermano trabajara de mancebo
en una farmacia despertó su interés por la
salud femenina. Lohman, bajo el alias de
Madame Restell, inventó diversos productos
anticonceptivos, desde polvos a píldoras e
infusiones, que vendía por correo desde La policía tenía vigilada a Restell, y finalmente
su casa. (Antes de la creación de la Admi- le echaron el guante en 1847, tras la muerte de una
nistración de Alimentos y Medicamentos, paciente. Fue un fallecimiento enrevesado y sensa-
era legal publicitar y vender como medica- cionalista, y Restell pasó un año entre rejas. Le
mentos remedios caseros no testados ni rebajaron la pena debido a varios testimonios con-
probados). tradictorios. Más tarde le seguirían otras muertes, y
Restell volvió a ser detenida en 1878, cuando el polí-
REMEDIO SEGURO PARA MUJERES tico Anthony Comstock se hizo pasar por cliente para
casadas de MDM. RESTELL, catedrática de obstetricia, más de 20 años de tenderle una trampa.
Anuncio po
experiencia. Sus infalibles Píldoras Francesas n.o 1, a 1 $, o n.o 2, formuladas r palabras
de Madame de las “píl
para señoras casadas, a 5 $, que nunca fallan, son seguras y saludables. De Restell, un doras fran Mary Ro
eficacia no método an cesas” ger
venta sólo en su consulta, en el 1 de la calle Cincuenta y Dos Este, primera demostrad
a en el sigl
ticonceptiv
o de protagoni s, alias “la bel
z la ciga
puerta desde la Quinta Avenida, y en la farmacia del 183 de Greenwich St. o o XIX. teoría de ó el caso de R rrera”,
que fal estell. E
aborto leció a xiste la
por correo. Advertencia: todas las demás son falsificaciones. cha resultas
a esclare pucero, aunqu de un
cerse la e nunca
muerte. s circun llegaro
stancias n
El chiringuito prosperó y Restell comenzó a de la
practicar abortos en su casa. Como no había quien
ofreciera aquel servicio de un modo igual de ex-
plícito, Restell controlaba el mercado, casi inexis- Poco después de que la detuviesen, una criada encontró muerta a Restell en la
tente y, sobre todo, ilegal. Ayudó a abortar a bañera. Se había puesto todas sus joyas y se había suicidado con un corte en
muchas mujeres acomodadas, y se forjó un ambiguo la garganta. Aunque Restell nunca logró ser aceptada por la élite, su rique-
nombre en la alta sociedad neoyorquina. Todo el za la convirtió en una de ellos. En el momento de su opulento suicidio, había
mundo la odiaba, pero la toleraban porque guar- amasado una fortuna que hoy en día equivaldría a unos 13 millones de dólares.
daba secretos que podían deshonrar a las familias A pesar de su supuesta reputación, Restell merece ocupar un lugar destacado en
más ilustres y envenenar alianzas políticas. las listas de feministas históricas. Corrió muchos riesgos para proporcionar un
servicio ilegal pero necesario que en la actualidad se
Aunque Restell no anunciaba abiertamente el considera un derecho humano fundamental.
aborto en prensa, la descarada alusión a los an-
ticonceptivos levantó ampollas. Muchos medios in- Está enterrada junto a su marido en el cemente-
sistían en que su negocio era “inmoral y dañino”, rio de Sleepy Hollow, Nueva York.
lo que contribuyó a aumentar su sórdida reputa-
ción, y le colgaron el sambenito de “la mujer más
infame de Nueva York”, lo que resulta bastante
injusto, por muy antipática que ella fuera.

Police Gazette,
de The National
Portada de 1847 publicar los
que se negó a
una gacetilla ió sus prácticas
stell y denunc
anuncios de Re
ulos de repulsa.
en varios artíc

66 67
Apartamento en línea de tres habitaciones en UN BLOQUE DE VECINOS.
The Tenement Museum*,
En el 97 de Orchard Street, Lower East Side, Manhattan.
* Este edificio forma parte del museo, aunque la sede está en el 103 de Orchard Street.
El mejor ejemplo histórico de los bloques de vecinos llamados tenements es, sin discusión, el Tene- Interiores del 97 de Orchard Street tal y como puede verse hoy en día en el Tenement Museum.
ment Museum del Lower East Side. El museo ha conservado intactos los apartamentos del siglo xix,
decorados con mobiliario y artículos domésticos de la época.

En estos bloques de vecinos vivían familias inmigrantes pobres. La cantidad de personas que se
hacinaban en los apartamentos hoy en día se consideraría ilegal. Lo típico era que fuesen apar-
tamentos en línea, con habitaciones sin ventanas en la parte central. Los tenements florecieron
durante la industrialización del siglo xix debido a la marea de inmigrantes que necesitaban una
vivienda barata. Muchos aún siguen en pie, pero han sido renovados y ya no se llaman así.

Disposición de uno de los


apartamentos del museo.
Nótese la ausencia de
baño: las letrinas esta-
ban en el patio trasero.

160
A pesar de su popularidad, la microvivienda no es un concep-
Microviviendas: el mayor timo inmobiliario del mundo
to nuevo. De hecho, las primeras moradas de la humanidad, En siglos posteriores, la vivien-
En enero de 2013, el ayuntamiento de Nueva York presentó el primer las cuevas, eran la microunidad suprema. da pequeña casaba con unos
edificio legal de microunidades. Los habitáculos oscilaban entre los 25 ingresos bajos, salvo excepcio-
y los 34 m2, y se alquilaban por unos 3.000 $ mensuales. Como es lógi- nes. En teoría, podría decirse
co, un apartamento tan diminuto tendría que haber costado la mitad, que las chabolas de un país
Línea invisible aquí,
pero el edificio se habitó íntegramente nada más inaugurarse y nadie del Tercer Mundo son una
juegas con roca ahí.
se quejó del precio. ¿Por qué? forma de microvivienda, pero
habría que ser gilipollas.
Por esas fechas, “microvivienda” era una expresión en
boga en el ámbito inmobiliario y un concepto cultural de
moda. Los microapartamentos, que han cobrado populari-
dad en los últimos 5 años, se definen como espacios habita-
bles de 37 m2 o menos. Cuando transformamos el concepto
de microvivienda en un estilo de vida, embutir tus trastos
en un armario diminuto se eleva a la categoría de arte.

La microvivienda presenta beneficios económicos, so-


ciales y, en ocasiones, históricos. En las ciudades superpo-
bladas, las unidades pueden ensamblarse con facilidad
en estructuras preexistentes, proporcionando con rapidez
y eficiencia viviendas para familias con pocos ingresos. Cuando Nueva York empezó a crecer, en el xix y principios del xx, la microvivienda no era un con-
También puede contribuir a preservar edificios históricos, cepto, sino una realidad. Las familias se hacinaban en diminutas casas vecinales en las que cada
si se conservan las fachadas y se instalan viviendas nue- individuo disponía de un espacio personal de 1,4 m2 de media.
vas en el solar interior.
2,75m

¡Niños! ¡A cenar! ¡Dejad de pelear y avisad a papá!

10m

3m
Estoy aquí, Anne. Sabes que estoy aquí.
Siempre estoy aquí, me cago en todo.

¡Fuera de mi espacio!
¡No te saltes la línea
invisible!

¡No me la sal-
Datos del edificio: to, atontado!
Nombre: Carmel Place
Dirección: 335 de la
calle Veintisiete este
Barrio: Kips Bay
Número de unidades: 55
Número de plantas: 9
Tamaño de las unidades:
25-34 m2
Alquiler medio: 3.000 $

Sin embargo, la idea de que la


microvivienda sea algo novedoso es
puro mito. Al sector inmobiliario se le
llena la boca con que se trata de un
estilo de vida nuevo, moderno y desea-
ble, pero los pequeños espacios habi-
tables han existido toda la vida. El
lavado de cara sirve para redefinir la
pequeña vivienda y hacerla más gla-
murosa, y así poder cobrar un alqui-
ler tan alto, si no más, como el de un
apartamento normal.
164 165
Las ciudades superpobladas, como Pekín y Tokio, El plan funcionó, pues convertir una situación de mierda en un estilo de vida es la manera más
llevan décadas usando microunidades. En Lon- Sin embargo, los agentes inmobiliarios insisten fácil de embaucar al personal para que pague más por menos.
dres, se las conoce como “estudios”. En Nigeria en recalcar que hay diferencias entre una SRO
Hay uno por 1.500 $ al mes y… ah, no. Es un armario. ¡Oooh, mira! ¡un microapar-
las llaman apartamentos “cara a cara”. En y un microapartamento.
Es literalmente un armario con una cama dentro. tamento! ¡Los he visto en el
EE. UU. son SRO, por las siglas en inglés de “vi-
Normalmente, las SRO tienen baños Times ! ¡Hay que pillarlo,
vienda de una habitación”.
y cocinas compartidas, mientras que la Hm… a ver esto: un microa- qué guay!
Plano de una SRO, general-
mente en edificios de SRO dormi-
mayoría de microapartamentos cuenta con partamento por 2.500 $.
de protección oficial. torio todo ello. Salvo excepciones, las SRO son
Plano de SRO estilo dormi-
casa de huéspedes torio VPO, mientras que los microapartamentos
están pensados más bien
para la clase media y

pasillo
dormi- alta. Y para capullos.
dormitorio torio

cocina común
dormitorio

dormitorio
baño
común cocina
común

Al llegar los 2000, Nueva York ya estaba superpoblada, el crecimiento no se ralentizaba y la vi- El término “microvivienda” caló rápido y pronto pasó a ser la palabra de moda.
vienda escaseaba. Los edificios eran cada vez más grandes y los apartamentos más pequeños, pero Estamos buscando piso, hemos visto
los precios se disparaban, lo que supuso un reto para el mercado inmobiliario. un par de sitios superpequeños. Sí, tengo un piso de 25 m2
¡Qué desastre! ¿Cómo vamos a vender en el Lower East Side.
apartamentos tan diminutos y caros?
Ah, ya, las microunidades. Están por toda ¡Pues mi piso de Astoria
¿Desastre? Para nada. Es el clásico dile- la ciudad. ¡Michael vive en una, de hecho! sólo tiene 23 m2!
ma metropolitano que supondrá enor-
¡Me sobran
mes beneficios si le damos la vuelta.
5 m2!

Pondremos otro nombre a esas cajas de cerillas cocham- A medida que el concepto “microvivienda” se Surgieron negocios nuevos especializados en la
asentaba, los pequeños espacios ya existentes organización de microespacios.
brosas: las llamaremos “microviviendas”. Venderemos un —como los hoteles-cápsula japoneses— renova-
Hmmmm…
estilo de vida moderno, y no una pesadilla espacial. ron su imagen, y su popularidad aumentó. ¡Gracias a gabinete, la pared será cama, ar-
mario y trastero, todo en uno!
¡Bingo, ya sé! ¡Tengo ¡Puto genio! ¡Diremos que lo enano es
una idea genial! guay y sexy, y los muy palurdos
se lo comerán con patatas!

167

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