Los CRIPTOJUDÍOS DE CARTAGENA DE INDIAS
Los CRIPTOJUDÍOS DE CARTAGENA DE INDIAS
Los CRIPTOJUDÍOS DE CARTAGENA DE INDIAS
Ricardo Escobar
Collége de France
Resumen:
•Este estudio forma parte demi tesis doctoral : « Inquisición y Judaizantesen Cartagena
de Indias», en curso de elaboración en la E.H.E.S.S (École des Hautes Etudes en Sciences
Sociales) de París, bajo la dirección del Profesor Charles Amie\.
ACHSC / 29/ Escobar
46
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
I Durante la Complicidad Grande de 1636, Juan del Campo acusó María de la O. de ser
judía, testimonio que sin embargo no desencadenó ningún procedimiento contra esta reconci-
liada: Archivo Histórico Nacional (en adelante A.H.N), Madrid, Sección Inquisición (en
adelante Inq.), libro 1021, f' 18r.
2 Jorge Palacios Preciado, « La esclavitud y la sociedad esclavista », en Nueva Historia
de Colombia. Bogotá: Planeta, 1989, pp. 153-174.
JPierreChaunu,Sevilleetl'Amérique(XVle-XVlfesiecle). Paris: Flammarion, 1977,p.185.
47
ACHSC / 29/ Escobar
48
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
49
ACHSC / 29/ Escobar
11 Proceso contra Manuel Bautista Pérez. A.H.N., Inq., legajo 1647, N° 13, f'29r, 93v,
141v, 249r, 152v.
12 Proceso contra Manuel Henríquez. A.H.N., Inq., legajo 1647, N° 11, f'56v, 57v, 60v-66v.
50
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
14 Procesos contra Antonio Méndez Chillón y Juan Cardoso. A.O.N., Real Fisco, vol.
43, f'13, 49,90,91, Yvol. 421, f'342, 346v. Juan de Araújo fue relajado en estatua en 1649
por el Tribunal mexicano, tal como 10 recordaba todavía veinte años más tarde el sambenito
con su nombre ypecados que colgaba en lanave de lacatedral: A.O.N., Vol151 O, f' 119. Debo
la copia del documento de Cardoso a la amabilidad de la Dra. Liliana Lewinski.
51
ACHSC / 29/ Escobar
52
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
_')'
.l
ACHSC / 29/ Escobar
de los que lograron escapar a la redada de 1636 fue el médico Menda López deICampo,
denunciado por varios de sus ca-acusados como uno de los guías espirituales de la
comunidad, y quien aparece como testigo en una transacción comercial efectuada en
Amsterdam; otros judíos de origen ibérico son reseñados en archivos notariales del
puerto holandés, particularmente en tomo al comercio de cacao y tabaco importados
de Venezuela". Gran escándalo provocó algunos años más tarde la denuncia contra
fray Matías Hernández, religioso de la orden de los Predicadores y calificador del
Tribunal de Cartagena de Indias, quien, según "la opinión de los más", era hijo del
judaizante prófugo Menda López del Campo".
El proceso incoado en 1639 contra Antonio de Montesinos ilustra a la perfección
la relación de los judíos instalados en las Provincias Unidas con la Nueva Granada;
acaso el mismo itinerario banal de otros herejes anónimos que pudieron pasar
desapercibidos a los ojos inquisitoriales. Preso por el Tribunal cartagenero durante
más de catorce meses, Montesinos es absuelto en diciembre de 1642 por falta de
pruebas. Este personaje, señalado sin mayor relieve en las relaciones de causas
enviadas a Madrid, es sin embargo el protagonista de una historia que conmocionó
la comunidad judía europea: según Montesinos, estando en el puerto de Honda, un
indio lo había conducido hasta un sitio donde encontraron una de la tribus perdidas
de Israel, narración retomada por el rabino Menasseh ben Israel y publicada en 1650·
bajo el título Esperanza de Israel", Dejando de lado la importancia de este libro,
traducido a varios idiomas y difundido aún en el mundo cristiano, es interesante
apreciar la doble vida de Montesinos, quien siendo habitante de Amsterdam (donde
había tomado el nombre de Aaron Levi), efectuaba viajes comerciales en el Nuevo
Reino, burlando sin mayores problemas la vigilancia del tribunal que sólamente se
interesó en él a causa de un homónimo denunciado en Cartagena". La presencia de
Montesinos en aquel puerto sobre el río Magdalena nos recuerda una vez más la
dificultad del tribunal cartagenero para controlar un territorio tan accidentado y vasto
como el que le había sido asignado, y la probable existencia de otros judaizantes
diseminados a lo largo y ancho de la Nueva Granada que escaparon a este Santo Oficio.
También procedente de Amsterdam fue capturado, en 1649, el tratante Luis
Méndez Chávez", quien había sido reconvertido al judaísmo y circuncidado en esa
ciudad. Preso en la gobernación de Venezuela, donde desembarcaba con una armazón
de esclavos (negocio financiado por judíos instalados en Amsterdam), el equipaje de
21 S . Hart, « Notarial deeds relative to portuguese jews », vol. 29, N°2, in Studia
Rosenthaliana, Amsterdam, 1995.
"A.H.N., Inq., libro 1019, f" 319.
2J Menasseh ben Israel, Espérancc d 'Israel, Paris, J. Vrin, 1979. Para Benjamín Braude
laexplotación de la historiade Montesinosaparece comouna maniobrade Menasseh ben Israel,
en una época marcada por unmesianismo exacerbado, afin de obtenerqueCromwell autorizara
el retorno de losjudíos a Inglaterra: Benjamin Braude, « Les contes persans de Menasseh ben
Israel,Polémique, apologétique etdissimulation Arnsterdamau Xvlléme siécle », inAnnales,
á
septembre-octobre 1994.
24 A.H.N., Inq., libro 1020, f" 158, Ylibro 1021, f"49.
25 A.H.N., Inq., libro 1021, f" 239v-243v. El Profesor Charles Amiel prepara un estudio
54
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
Durante los reinados de Felipe III y Felipe IV el Estado español había observado
cierta tolerancia hacia los cristianos nuevos, particularmente gracias a la moderación
del Conde Duque de Olivares, personaje acusado de filohebraísmo a quien atribuían
aún la intención de negociar el retomo de los judíos a tierras ibéricas. La caída en
desgracia de Olivares luego de las rebeliones de Cataluña y Portugal, en 1640, y de la
2. Durante el asiento otorgado al genovés Domingo Grillo, en 1663, buena parte de los
esclavos llegaban a esta isla de donde eran trasladados a Cartagena. Se quejaban los inquisidores
cartageneros en carta al Consejo « del asiento que en estas Indias tienen los Grillos en la isla
de Curazao, población de holandeses y otras, entradas en este puerto ( ... ) gentes de diferentes
naciones y religión, guardan y observan su religión y se introducen en tierra adentro ». Carta
del 1° de abril de 1672, A.H.N., Inq., libro 1018, ro 64r.
27 Un estudio de la correspondencia judeo-portuguesa de Amsterdam durante el siglo
XVIII demuestra que la comunidad de Curazao ocupaba el cuarto lugar en importancia dentro
de la diáspora. Gérard Nahon, « Les rapports des communautés judéo-portugaises avec celle
d' Amsterdamau XVI/eme et XVIIIeme siécles », in Studia Rosenthaliana, vol. X, N°I, 1976.
Entre 1759 y 1802, la comunidad judía holandesa financiaba la emigración a las colonias
americanas: durante este período, 136 familias fueron enviadas a Surinam, 72 a Curazao y 15
a Jamaica. Gemeentearchief Amsterdam, P.LA. (334), 978, "Registro dos despachos".
zs José Toribio Medina, La Inquisición en Cartagena de Indias. Bogotá: Carlos Valencia
editores, 1978, p. 224; Y A.H.N., Inq., legajo 2192 W4.
55
ACHSC / 29/ Escobar
fallida campaña de 1643, señala igualmente el fin de la relativa pasividad que hasta
entonces había favorecido a los conversos. Si las condiciones para iniciar la represión
contra los portugueses son entonces claramente favorables, el viraje de la política del
Santo Oficio no aparece de manera evidente; en todo caso las fuentes inquisitoriales
no dejan entrever ningún tipo de orden del Consejo de la Suprema que sugiera una
ofensiva contra los cristianos nuevos portugueses sospechosos de herejía.
A pesar de las dificultades de los aislados tribunales americanos, en esas
colonias paradójicamente es donde va a desencadenarse la represión inquisitorial
contra los conversos portugueses. Si las tres grandes olas represivas contra los
criptojudíos del Nuevo Mundo se desatan en un lapso de siete años (1635-1642), el
tempo de esta ofensiva está marcado por coyunturas que separan la actividad del
Santo Oficio de Lima yCartagena de Indias, de la del Tribunal mexicano, ligeramente
desfasada cronológicamente e inscrita en un período posterior a la secesión portu-
guesa. Vista en una perspectiva general de la actividad inquisitorial, la relativa
autonomía de los tribunales americanos tampoco se inscribe en el ciclo de las
represiones masivas contra los judaizantes en la metrópoli: en el caso de Madrid,
donde se había forjado un sentimiento anti-portugués a causa del incremento de la
población lusitana y de su influencia creciente en la Corte, la persecución sólamente
se desata a partir de 1650.
Aunque el ocaso de Olivares despejaba el camino para iniciar la represión contra
los judaizantes portugueses, es probable que en las colonias americanas factores más
prosaicos hayan provocado el primer movimiento de este viraje en la política
inquisitorial. Si hasta 1633 la Corona había sostenido en buena medida los tribunales
hispanoamericanos asegurándoles la mitad del salario, esta subvención, extraída de
las tesorerías reales americanas, dependía en la práctica de la voluntad de los
burocrátas coloniales. Frente a esta sumisión económica ante las autoridades civiles
(con las que no faltaban discrepancias), los inquisidores americanos se vieron
probablemente empujados, luego de la desaparición de la subvención real, a incremen-
tar los procesos a fin de asegurarse una renta fija con el producto de los bienes
confiscados. Retomando las consideraciones que Mañozca alude para iniciar la
represión en Lima, el leit motiv de esta persecución masiva es el aumento de
portugueses en el Virreinato peruano y su colosal poder económico: "De sies a ocho
años a esta parte, es muy grande la cantidad de portugueses que han entrado en este
reino [donde] habíanse hecho señores del comercio'?", Si esta consideración era
probablemente válida para Cartagena, la represión en este puerto aparece indudable-
mente como una secuela de la ofensiva inquisitorial limeña, a pesar de que una vez
desatada la persecución, gracias a la cadena de denuncias, ésta adquiere una cierta
dinámica propia. Probablemente entonces, la tentación de asegurar las finanzas del
Samo Oficio, enfermo de déficit crónico, reprimiendo aquellos ricos comerciantes
sospechosos de herejía que pululaban en esos reinos, era grande. Para pasar al acto,
sin embargo, un requisito de talla aparecía imprescindible: la voluntad de un
inquisidor.
'9 Günter Bohrn, Historia de los judíos en Chile. Santiago de Chile: 1984, p.345.
56
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
57
ACHSC / 29/ Escobar
en el Tribunal mexicano. Fue así como a partir de una denuncia contra Juan Rodríguez
Mesa, recogida precisamente por los inquisidores limeños y enviada con extrema
diligencia a sus colegas neogranadinos, la máquina inquisitorial cartagenera se puso
en marcha. Capturado el15 de marzo de 1636, Rodríguez Mesa, sin duda el comerciante
converso más poderoso de esa ciudad, era igualmente considerado como eljudaizante
más versado en materias de religión, al punto de ser tratado de "rabino" por el fiscal
Juan Ortiz, quien lo acusaba de ser el encargado de rezar las oraciones de Serna y
Amida, y de poseer una "recopilación de la Biblia" (probablemente se trataba de un
ejemplar de la Biblia de Ferrara)".
El acta de acusación contra BIas de Paz Pinto, otra de las personalidades
destacadas de esta Complicidad, refleja bien la vida esquizofrénica de los criptojudíos:
hombre reconocido como ferviente católico en la ciudad, donde era "estimado y
querido por ser aficionado a componer altares y colgar iglesias", Paz Pinto fue acusado
por el fiscal Ortiz de ser "capataz de los judíos", de ultrajes a símbolos católicos", y
de haber utilizado su casa como sitio de culto de los judaizantes. A propósito de estas
"sinagogas", el testigo de la fiscalía cuenta la manera como se encontraban los
acusados en casa de Paz Pinto, cerradas las puertas y ventanas y los esclavos puestos
a trechos, con cuidado de no dejar entrar a nadie, "y que eran ordinarias estas juntas
que causaban escándalo y murmuraciones en la ciudad", denuncia que dormía entre
los papeles inquisitoriales y que sólamente fue utilizada por los inquisidores una vez
recibidas las denuncias despachadas desde Lima. Esta apatía inquisitorial parece
inscribirse en una cierta tolerancia hacia los judaizantes (y un rechazo de la institución
inquisitorial) de parte de la población cartagenera, aparentemente al corriente de las
reuniones, y que a pesar del escándalo que según el testigo parecían suscitar no
habían provocado otras testificaciones.
La suerte de estas dos personalidades de la Complicidad que habían pasado de
Africa a Cartagena de Indias, ligados a la Compañía de Indias Occidentales y
proveedores de esclavos de Manuel Bautista Pérez, su socio en Lima, ilustra bien el
destino aleatorio que resultaba del castigo inquisitorial: Juan Rodríguez Mesa,
sometido al tormento, confesó contra sí y contra 31 cómplices, siendo posteriormente
condenado a tres años de cárcel, confiscación de sus bienes y destierro de la Indias;
la relativa benevolencia de la pena no fue óbice para que Rodríguez Mesa continuara
su errancia de criptojudío por territorios americanos, tal como lo señala la denuncia
31 Rodríguez Mesa ya había sido denunciado por el esclavo Diego López, sin que ese
testimonio hubiera provocado ningún procedimiento. La denuncia que lo condenó venía de
Jorge de Silva, uno de sus primos de Lima y asociado en el comercio de negros. A.H.N., Inq.,
libre 1021, f" 9-14; y libro 1030, f"455r.
"Va más lejos el fiscal Ortiz, enmarcando la actitud de Paz Pinto dentro de un complot
mundial, que obedecía a "los consejos contenidos en la carta que los judíos de Constantinopla
escribieron a los de Toledo, en que les dicen que profanen los templos e imágenes de ellos".
A.H.N., legajo 160 1, N° 18. La tesis del complot universal avanzada en esta misiva que, con
variaciones en el destinatario, es reseñada desde 1489, será posteriormente uti lizada por los
movimientos anti-semitas en la segunda mitad del siglo X IX: Norman Cohn, Histoire d 'un
nivthe. Paris: 1967.
58
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
hecha en México por Margarita Rivera, quien aseguraba que Rodríguez Mesa seguía
guardando la ley de Moisés, jactándose además entre los judaizantes mexicanos que
antes de su encarcelación en Cartagena de Indias había logrado salvar treinta mil
pesos que tenía un hermano suyo en España". Otro fue el destino de su compañero
BIas de Paz Pinto: sometido igualmente al tormento, Paz Pinto confesó a la tercera
vuelta de cordel contra sí y contra cómplices de Cartagena de Indias y Lima; las
secuelas del potro, sin embargo, le produjeron finalmente la muerte, el19 de febrero
del 37, luego de haber recibido los óleos de manos de Pedro Claver.
De los primeros 22 inculpados por la Complicidad Grande cartagenera que
salieron en el auto de fe del 25 de marzo de 1638,7 fueron reconciliados (es decir que
una vez aceptada la falta eran reintegrados en el seno de la iglesia), y sus bienes fueron
confiscados, secuestro que dejó cerca de 200.000 pesos en las arcas inquisitoriales'";
14 vieron su causa suspendida y uno fue absuelto, el clérigo José Ortega, víctima en
realidad de un complot urdido por los acusados peruanos". Sin embargo, producto
de nuevas testificaciones enviadas de Lima, otros 5 judaizantes fueron reconciliados
en 1642 y uno absuelto. Algunos años más tarde, gracias a nuevas denuncias
recogidas en México, otros 4 acusados de judaizar fueron juzgados por el Santo Oficio
cartagenero entre 1651 y 1653.
En Nueva España la represión inquisitorial contra los judaizantes se había
mantienido a un ritmo de mediana intensidad hasta 1642, gracias en particular a la
moderación del Virrey Duque de Escalona, a quien sus detractores acusaban no sólo
de simpatía hacia los portugueses sino también de tener orígenes conversos; el
nombramiento del cristiano nuevo portugués Simón Váez Azevedo como Provisor de
abastecimiento y municiones demuestra en todo caso la estima que el Virrey Escalona
les manifestaba". Una situación que cambia radicalmente en mayo de 1642, cuando
el obispo Juan de Palafox ordena la arrestación del Virrey Escalona, nombrándose de
facto como sucesor. A diferencia de las grandes represiones en Lima y Cartagena de
Indias, la mexicana está fuertemente influenciada por la sublevación portuguesa que,
en ese Virreinato, sirve de pretexto para que el nuevo gobernante desate una campaña
contra los lusitanos, prohibiéndoles aún la residencia en el puerto de Veracruz, donde,
aducía Palafox, eran más los portugueses que los castellanos, y se corría el riesgo de
una sublevación como la que se había urdido en Cartagena de Indias". Una vez
preparado el terreno por Palafox, la tarea de los Mañozca se facilitó: con el apoyo de
su tío, Juan Sáenz de Mañozcaremovió los papeles del tribunal mexicano que guardaba
testificaciones y denuncias que no habían interesado a sus predecesores. Atiborra-
quien había sido iniciado al judaísmo en Angola antes de pasar a Cartagena, donde había
judaizado con Manuel de Sosa, Rodríguez Camero y Rodríguez Mesa. A.H.N., Inq., libro 1030,
f' 450v.
36Jonathan Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial. México:
F.C.E., 1996, p. 208.
37 Ibid, p.213
59
ACHSC / 29/ Escobar
das las cárceles de acusados, un primer auto de fe, celebrado en 1646, reconcilió a 38
condenados; 21 en 164 7; 8 en 1648. Luego de siete años de persecución, la pareja de
defensores de la fe en el Nuevo Mundo presidió el más grande auto de fe realizado
en el continente, el9 de abril de 1649: sobre 109 condenados, 57 fueron relajados en
efigie y 13 en persona, entre estos últimos Tomás Treviño de Sobremonte, acusado
de relapsía (ya había sido reconciliado en 1624), quien, por "pertinaz", fue quemado
vivo".
60
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
reinaba pues entre las autoridades de Nueva Granada y Nueva Castilla hacia los
cristianos nuevos, sospechosos de ser aliados potenciales del enemigo holandés, en
el momento en que estalló la complicidad limeña de135. Aunque son el producto de
un solo testimonio (y acaso de la sicosis antiportuguesa), las declaraciones recogidas
contra Isabel Antonia, hija del capitán portugués Antonio Morón, encausada por el
tribunal limeño, afirmaban que se había perforado un hueco en el almacén de polvora
del Virrey Conde de Chinchón para volar la ciudad, "y que se comunicaban con los
holandeses que los aguardaban?".
En Cartagena de Indias ciertas veleidades sediciosas parecen igualmente
entreverse en la actitud de algunos acusados, quienes, de facto, al tiempo que
invertían en la Compañía de Indias Occidentales, colaboraban económicamente al
financiamiento de las armadas que levantaba la empresa holandesa, que siempre
combinó negocios y guerra en su estrategia anti-española. El principal de entre ellos
fue Juan Rodríguez Mesa, acusado de ser el tesorero local de la Compañía de Indias
Occidentales (o Cofradía de Holanda), y encargado de guardar el libro que servía de
asentamiento a los cofrades, acusándolo igualmente de tener correspondencia con
unjudío residente en Holanda a quien remitía regularmente el dinero recolectado "que
contribuía para hacer armadas contra este puerto y el del Brasil":"; una motivación que
se repite en las declaraciones del acusado Luis Femández Suárez, quien aseguraba
que "todos estaban asentados [en la Cofradía de Holanda] y enviaban dinero para el
sustento de las armadas que de allí salían contra el Rey de España?". Las confesiones
bajo la tortura de Duarte López Mesa ilustran el vigor de esta empresa de colaboración
con el enemigo holandés: recordaba Duarte López Mesa haber oído decir a un mozo
portugués que" ... si Dios fuese servido de que su padre saliese por cónsul de la dicha
Cofradía de Holanda, tenía esperanza de que había de hacer tantos males como a su
padre le habían hecho en Lisboa y que tenía esperanzas que en breve tiempo serían
los de la Compañía de Holanda señores de las Indias y que habrían de dejar al rey de
España como un labrador. .. ''. Detrás de las palabras del joven portugués se insinúa
un doble sentimiento frente a la monarquía que se ensañaba contra los suyos desde
hacía más de un siglo: a la utopía liberadora que anuncia la tolerancia holandesa se
yuxtapone una segunda, vengadora.
Otro de los cofrades cartageneros fue Manuel Alvarez Prieto, quien optó por
declararse judío y querer morir como tal, confesando estar "sentado por judío en la
cofradía de los judíos de Holanda, y que en el derecho de ella quiere morir guardando
la Ley de Moisés, porque es judío y como tal quiere morir, y que se remite a la dicha
Cofradía?". Dificil de aprehender a través de estas declaraciones de Alvarez Prieto
el sentido que daban los cofrades a la Compañía, impregnadas, en apariencia, de total
incoherencia: la asociación entre la ley de Moisés y la Cofradía de Holanda, entre
negocios y creencias, no deja de parecer sorprendente; la pertenencia a una comu-
" Lucía García de Proodian, Los Judíos en América, Madrid, 1966, p. 93.
42 A.H.N., Inq., libro 1020, f' 13.
4J Proceso contra Luis Fernández Suárez. A.H.N., Inq., legajo 1620, N° 11, f" 20r.
44 Proceso contra Manuel Alvarcz Prieto. A.H.N., Inq., legajo 1620, N° 15, f' 39v.
61
ACHSC/ 29/ Escobar
45 Julio Caro Baroja, Los judíos en la España moderna y contemporánea, Tomo Ir.
Madrid: Istmo, 1986, p.52.
46 José Toribio Medina, op. cit., p.121.
47 Ibid., p. 102.
62
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
1643. Dejaremos de lado los avatares de esta visita, para simplemente recordar un hecho
acaso único en los anales de la Inquisición como fue la iniciativa del inquisidor
Villadiego, violentamente enfrentado al visitador, de formar un tribunal paralelo que
funcionó en su casa durante dos meses "creando nuevos y diferentes oficiales,
despachando títulos como si fuera Inquisidor General" .Llamado a comparecer a España,
Villadiego fue reemplazado porel inquisidor JuanPereira, quien continuó el hostigamien-
to al visitador del Real, y a quien pronosticaba en un soneto de su inspiración:
En reemplazo de Martín del Real, quien partió a España en octubre de 1645, fue
nombrado don Pedro Medina Rico. A este visitador debemos el informe detallado de
la situación del Tribunal cartagenero; para no profundizar en la venalidad de los
funcionarios del Santo Oficio de ese puerto nos limitaremos a recordar los 115 cargos
que Medina Rico levantó contra el inquisidor Pereira y los 68 contra Villadiego, informe
que también critica con severidad los procederes del notario del secreto, del receptor,
del alcaide, del portero, del notario de secuestro y del procurador del Real Fisco.
Entre las irregularidades señaladas por Medina Rico es importante recordar los
lazos de amistad entre algunos inquisidores y cristianos nuevos, relación que
probablemente jugó en la voluntad de represión y en la aplicación de las penas. Buena
muestra de estas relaciones era laque unía los portugueses Luis Gómez Barreto y BIas
de Paz Pinto a los inquisidores V élez de Asas y Argos, Cortázar y Velásquez de
Contreras, quienes fueron recibidos como huéspedes privilegiados en las fincas de
los primeros con ágapes que tuvieron lugar apenas unos meses antes que estallara
la Complicidad Grande, donde se verían enfrentados a juzgar sus anfitriones. La
trayectoria de Gómez Barreto ilustra a la perfección el ascenso social de los conversos
cartageneros: luego de haber comerciado azúcar entre Brasil y Portugal, Gómez Barreto
se había ocupado transportando esclavos de Santo Tomé y Angola hacia Santa Marta
y Cartagena de Indias, donde finalmente se había establecido a finales del XVI y tenido
una hija mulata, siendo posteriormente alcalde ordinario de la ciudad en varias
ocasiones y Depositario General durante 40 años. Su posición económica seguramen-
te le había facilitado entablar relaciones con los inquisidores: una "buena y sencilla
amistad" lo unía al notario del secreto, Juan de Uriarte, así como al inquisidor Ugarte
de Saravia y a su vecino Assaz y Argos, quien lo visitaba con frecuencia".
Otra relación a destacar era la que, según el informe del visitador, ligaba el
inquisidor Juan Bautista Villadiego "con personas infectas, entendiéndolo por
portuguesas", crítica que no deja de sorprender hacia aquél, hasta entonces, leal
63
ACHSC / 29/ Escobar
inquisidor, que había servido anteriormente como espía del Santo Oficio español entre
los judíos de Bayona y Ruán. Denuncia igualmente el visitador Medina Rico cómo el
inquisidor Villadiego profesaba "una amistad íntima y comunicación muy familiar y
frecuente con Manuel Franco y su hermano Luis, penitenciados por esta Inquisición,
y lo regalaban y lo invitaban a comer ( ... ) y solía darles mercaderías para que vendieran
en Zaragoza y le remitiesen lo procedido"; era este inquisidor igualmente regalado por
otro portugués, Luis Jorge (de quien no aparecen noticias en las relaciones de causa)
50. Al inquisidor Juan Pereira se le acusaba por el "afecto que tiene y suele tener a los
portugueses", y de haberle dado el título de notario del Santo Oficio a Gabriel Pereira,
vecino de la ciudad de Zaragoza, portugués de nación, y "reputado por infecto";
imputaban igualmente a este inquisidor el haber liberado y quitado el hábito peniten-
cial a Pedro Duarte (pariente de Manuel Bautista Pérez), judaizante reconciliado en
1641, "contra hecho y derecho, instrucciones y estilo del Santo Oficio" 51.
Menos contradictorios fueron los papeles en el Tribunal peruano. Si un asomo
de amistad unía el alcaide de las cárceles secretas limeñas con algunas de las cabezas
de la Complicidad Grande descubierta en esa ciudad, allí las autoridades inquisitoriales
pusieron coto al problema destituyéndolo al tiempo que condenaban a una dura pena
de galeras a su ayudante, quien había servido de mensajero entre los presos", En
México, las relaciones entre funcionarios del Santo Oficio y cristianos nuevos - que
la historiadora Solange Alberro enmarca dentro de una "solidaridad de clase?" -, iban
desde los festines ofrecidos por el cristiano nuevo Antonio Váez Azevedo, con la
asistencia de los inquisidores, hasta las relaciones íntimas que mantenía la acusada
Rafaela Enríquez con el secretario Eugenio de Saravia; una proximidad que seguramen-
te explica la dificultad de dar curso a denuncias que se habían ido acumulando entre
los papeles inquisitoriales, hasta que el recién llegado Juan Sáenz de Mañozca se
decidiera a utilizarlas a partir de 1642. No obstante, si es evidente a la lectura de la
documentación mexicana la existencia de relaciones entre algunos acusados e
inquisidores, éstas no tuvieron una mayor influencia en el desarrollo de la represión,
aparte quizás algunas modestas intervenciones que no cambiaron el curso de los
procesos (como la posibilidad de preparar la concordancia de testimonios, que se
revelará poco efectiva, o, en el caso de Rafaela Enríquez, haberla eximido de la "cata
y cala" a la entrada en la cárcel); de cualquier manera la familiaridad mexicana aparece
de una dimensión mucho menor que en el caso cartagenero
Estas muestras de solidaridad de una parte del cuerpo inquisitorial mexicano con
los detenidos (circunscrita efectivamente a las familias de los comerciantes más
poderosos) se extendían, acaso de una manera mucho más sólida, a la élite política
"cristiana vieja". Parece ser un hecho común que en el Nuevo Mundo personalidades
50 A.H.N., Inq., legajo 1603, N°4, f'1-23. Sobre la labor de espía de Villadiego, ver el
artículo de Charles Amiel,« L'inquisition et les mouchards », in Legenre humain. París: hiver
1987-1988, pp.297-31 O.
51 A.H.N., Inq., legajo 1603, W 4, f'23-34v.
52 Paulino Castañeda y Pilar Hernández, La Inquisición de Lima, Tomo 11. Madrid:
Deimos, 1995, p. 39 J.
53 Solange Alberro, Inquisición y Sociedad en México. México: F.C.E., 1993, p. 46.
64
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
Las condenas y la aplicación de las penas que en ellas se fijaron durante este
período, al igual que la ejecución del procedimiento inquisitorial (como el recurso al
tormento), señalan igualmente peculiaridades en la práxis de los tribunales america-
nos. Comparando los procedimientos aplicados durante estas tres represiones se
puede apreciar que en Cartagena de Indias (yen menor medida en Lima) el recurso a
la tortura fue frecuentemente utilizado: de los 22 encausados durante la Complicidad
cartagenera de 1636, 14 fueron sometidos al tormento". Sin embargo, al final de las
causas, las condenas revelan una relativa moderación del tribunal neogranadino. El
proceso contra Luis Gómez Barreto demuestra la actitud ambigua de los inquisidores
cartageneros durante la represión contra la Complicidad, quienes, acaso presionados
por el flujo de informaciones que llegaban del Tribunal limeño, se veían obligados a
seguir los procedimientos ordenados por los códigos inquisitoriales, entre ellos
(como en la justicia civil de la época) el recurso al tormento. Sometido a tormento,
Gómez Barreto sufrió la fractura del brazo "con mucha efusión de sangre", en vista de
lo cual los inquisidores decidieron acabar la sesión y otorgarle la absolución
(levantándole igualmente el secuestro de sus bienes). Este procedimiento fue des-
aprobado por el Consejo de la Suprema que ordenó, luego de la visita de Medina Rico,
la revisión de la sentencia de 1638. En 1649 el fiscal del Consejo ordena la re apertura
del proceso, señalando las fallas del primero, entre otras, la evidente implicación de
Gómez Barreto en la Complidad Grande; critica igualmente la ausencia de examen
65
ACHSC /29/ Escobar
"Procesos contra Luis Gómez Barreta. A.H.N., Inq., legajo 1620, expediente N° 18, Nos.
1y 2. En 1672 el Consejo aprobó la ventadel cargo de Depositario que pertenecía a Gómez Barreta,
dividendos que fueron a engrosar las arcas inquisitoriales. A.H.N., Inq., libro 10 18, F85.
;8 El martirio de Treviño, así como el de Francisco Maldonado de Silva (Elie Nazareo),
en Lima, son señalados desde mediados del siglo XVII por Menasseh ben Israel. Esperance
de Israel, op. cit., p. 163.
59 Una transcripción parcial de los cuadernos de Alfar fue publicada por Boleslao Lewin:
Confidencias de dos cripta judíos en las cárceles del Santo Oficio. Buenos Aires: 1975.
66
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
60 Paulino Castañeda y Pilar Hernández, op. cit., p. 307. El análisis detallado de la vida
y martirio de Maldonado de Silva se encuentra en el artículo de Nathan Wachtel « Le ciel face
a face», In Alma/es, Juillet-Aoüt 1999, pp. 875-914.
67
ACHSC /29/ Escobar
68
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
69
ACHSC / 29/ Escobar
70
Los Criptojudíos de Cartagena de Indias
6; Carta de Francisco Valera del 8/10/1683. A.H .N., lnq., libro 10 19, f" 148r-151 r.
71