Judo Competitivo - Psicologìa Del Deporte
Judo Competitivo - Psicologìa Del Deporte
Judo Competitivo - Psicologìa Del Deporte
Monografía
Gracias a Dios y a mis padres que siempre de forma incondicional estuvieron para
apoyarme en este largo camino de formación en Psicología.
A los docentes de Facultad que dejaron una huella imborrable en este camino de
formación, por sus conocimientos y amor por la Psicología.
A todas las personas vinculadas al Judo que incidieron en mi formación como judoka,
destacando el período que integré la Selección, por tener la posibilidad de profundizar
mis conocimientos y amor por este deporte.
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Índice
Resumen………………………………………………………………………………………3
Introducción…………………………………………………………………………………...4
El Judo en Uruguay………………………………………………………………………….11
El peak performance………………………………………………………………………...20
El slump-busting o bajón……………………………………………………………………23
Estrés y ansiedad……………………………………………………………………………24
Conclusiones…………………………………………………………………………………35
Referencias bibliográficas…………………………………………………………………..37
Anexos………………………………………………………………………………………..38
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Resumen
Por tanto, la perspectiva central girará en torno a la Psicología del Deporte de alto
rendimiento, su influencia positiva en los rendimientos de los deportistas en general, y
de los judokas en particular.
De esta forma pretendo iniciar un camino de búsqueda relativo al tema planteado, pero
sobre todo pretendo elaborar aquellas preguntas que me permitan seguir avanzando
en el conocimiento del Judo y el alto rendimiento, desde la mirada de la psicología del
deporte.
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Introducción
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impulso en la selección y entrenamiento de pilotos de guerra, considerando
especialmente las habilidades perceptivo- motrices e intelectuales.
En la década del 50´ los psicólogos del deporte de Estados Unidos no habían iniciado
trabajos de asesoramiento a entrenadores ni de preparación de deportistas para
competencias, a diferencia de lo que sucedía en la URSS y otros países de Europa del
Este. De todas formas, la publicación del libro ´´Psichology of Coaching´´ del psicólogo
John Lawther en 1951 fue el único trabajo de la década que intentó tender un puente
entre la investigación y el trabajo aplicado con los técnicos del deporte. La importancia
de este libro radicó en el interés de parte de entrenadores por el aprendizaje de temas
relacionados con la motivación deportiva, la cohesión de equipo y las relaciones
interpersonales (Guillermo Pérez, 1995).
En la década de los 60´ los psicólogos clínicos estadounidenses Bruce Ogilvie y Thomas
Tutko trabajaron de manera directa con deportistas, utilizando tests para investigar los
rasgos de personalidad de los atletas de élite: nadadores olímpicos, jugadores de
béisbol y fútbol americano de equipos profesionales.
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física. Transcurrido este evento se funda la Sociedad Internacional de Psicología del
Deporte, permitiendo la organización sistemática de congresos mundiales.
Durante la década del 80´ surgen nuevos desarrollos teóricos y metodológicos, producto
que, en la década anterior, los psicólogos de los años setenta estaban preocupados por
estudiar y evaluar la personalidad de los atletas y en solucionar problemas de índole
psicopatológicos desde un enfoque clínico (Guillermo Pérez, 1995). Por lo tanto, en la
década del 80´ se produce una mayor valoración a las primeras definiciones de
psicología del deporte y un replanteamiento de los aspectos técnicos, metodológicos y
aplicados, generándose un nivel más amplio de reflexión en los ámbitos de investigación
e intervención psicológica por parte de los profesionales que trabajaban en este ámbito.
En primer lugar, vamos a citar una definición que nos da el Dr. Benno Becker Jr. acerca
de la Psicología del Deporte y que afirma que es aquella disciplina investigadora de
causas y efectos de las consecuencias psíquicas que presenta el ser humano antes,
durante y después del ejercicio o deporte, sean estas de índole educativo, recreativo o
competitivo. Al mismo tiempo investiga el modo en cómo los factores psicológicos
afectan el rendimiento de los individuos. (Gentini, 2017)
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Es decir que el objeto de estudio de esta disciplina fue transformándose hasta llegar a
un objeto de estudio más abarcativo y complejo, que no se va a limitar únicamente a la
producción de saberes en torno al deporte de alto rendimiento, sino que también va a
producir conocimiento en torno al deporte de iniciación y al deporte de recreación entre
otros.
Nos parece importante destacar que es una disciplina que cuenta con un marco teórico
dado fundamentalmente por la psicología cognitiva-conductual y la teoría del
procesamiento de la información, aunque esto no significa que en Psicología del Deporte
no se trabaje desde otros enfoques teóricos-metodológicos.
Desde este punto de vista, tomaremos la división realizada por Carlos Ferrés: una
primera etapa denominada ´´Inicios´´ que va desde 1950 a 1967, una segunda etapa de
´´crecimiento´´ comprendida entre 1968 a 1986, y una tercera de ´´consolidación´´ que
va desde 1987 al presente. Por razones de espacio vamos a referirnos brevemente a
estos períodos.
En 1964 se publica uno de los primeros libros de la región sobre Psicología y Fútbol a
cargo del Psicólogo Athayde Ribeiro Da Silva, Emilio Mira y López.
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En el período de crecimiento, vale destacar los primeros intentos de desarrollar la
disciplina. En este sentido, se conforman diversas asociaciones y sociedades a nivel
latinoamericano, como ser la Sociedad Ecuatoriana de Psicología del Deporte (1970),
la Sociedad Venezolana de Psicología del Deporte (1978), la Sociedad Brasileña de
Psicología del Deporte (1979).
Como consecuencia de la difusión realizada por Benno Becker Jr. en la SOSUPE, y por
el esfuerzo de muchos profesionales interesados en la temática se crea la Sociedad
Uruguaya de Psicología del Deporte (SUPDE) bajo la presidencia de Carlos Ferrés.
En el año 2000 asume una nueva Comisión Directiva en SUPDE bajo la presidencia del
Psicólogo Jesús Chalela; mientras que en el año 2002 se da el Primer Curso de
Segundo Nivel de Psicología Aplicada al Deporte en Facultad de Psicología de la
UdelaR.
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Acerca del Judo y sus derroteros históricos
En Japón durante la época feudal los samuráis (también llamados ´´bushis´´ cuya
traducción sería ´´guerreros al servicio de un señor feudal´´) llevaban dos espadas, pero
en algunas situaciones no les estaba permitido llevar armas, por ejemplo, en presencia
de la nobleza. Por tanto, si surgía algún peligro, era necesario conocer algún método de
lucha.
Es así que para los samuráis era muy importante además de la práctica del ken-jutsu
(el arte del manejo de la espada), la práctica del ju-jutsu.
El feudalismo era al mismo tiempo clasismo, existía una frontera muy marcada entre los
samuráis y los ciudadanos comunes como campesinos y comerciantes. Los ciudadanos
comunes no podían poseer armas, razón por la cual estaban ´´obligados´´ al aprendizaje
de algunas técnicas de ju-jutsu.
Con el inicio del período Tokugawa durante los siglos XVII – XIX, podemos afirmar que
reina una relativa paz en el país. Por esta época, los samuráis continúan perseverando
en la práctica del ju-jutsu, así como también en otras artes marciales: kyu-jutsu (tiro con
arco), ba-jutsu (equitación) y so-jutsu (lanza) entre otras. (Taira, 2014)
A finales del siglo XIX las potencias extranjeras con Estados Unidos a la cabeza
amenazan a Japón con el fin de provocar la apertura del país para establecer
intercambios comerciales y culturales. Después de duras batallas internas entre los
partidarios de abrirse al mundo y los partidarios de continuar con la política de
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aislamiento, Japón acuerda cambiar su política exterior. Con esta decisión termina el
período de aislamiento que tuvo una duración aproximada de 300 años y que mantuvo
a Japón lejos de cualquier influencia externa.
Hacia 1868 comienza la Era Meiji que supone un proceso de apertura a culturas
occidentales. Ante la prohibición en 1871 de llevar armas, la clase samurái comienza a
desaparecer lentamente. Como consecuencia de esta desaparición, sumado a la
influencia de la cultura moderna occidental, el método de lucha ju-jutsu comienza a
declinar. Los maestros prestigiosos de artes marciales que servían a sus señores
feudales fueron obligados a cambiar de profesión y dedicarse a otros asuntos. De todas
formas, algunas escuelas famosas intentaron obstinadamente mantenerse y sobrevivir.
Con esta idea de innovación y mejoramiento del viejo sistema de lucha, en 1882 en el
templo budista de Eishi-ji, Kano crea su propia escuela llamada ´´Kodokan´´, cuya
traducción sería ´´casa que enseña el camino´´. Con tan solo 9 discípulos dará comienzo
a lo que denominó ¨Judo´´.
La difusión del Judo no fue fácil, dado que, durante un tiempo considerable, los
discípulos de Kano, como Y. Yamashita (1865-1935), S. Yokoyama (1862-1912), S.
Saigo (1866-1922), T. Tomita (1865-1937), tuvieron que enfrentarse continuamente con
los ju-jutsuka para demostrar su superioridad. Las victorias del judo en estas
confrontaciones permitieron una rápida expansión y terminan de conducir al ju-jutsu a
su desaparición definitiva. (Taira, 2014).
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Sin embargo, para Kano, esta concepción no lo satisfacía del todo para lograr
comprender los mecanismos que abarcaban las técnicas del ju-jutsu y el judo, dado que
existían casos que no se ajustaban a dicha filosofía. Kano decía que si sólo podemos
aplicar las técnicas aprovechando la fuerza del otro cuando éste nos ataca, ¿qué
debemos hacer ante un adversario que no se mueve? El judo no debía encontrarse con
estos inconvenientes; si queremos que el otro se mueva, debemos tomar la iniciativa
con la ayuda de nuestra propia fuerza, buscando una mayor eficacia y un óptimo
resultado empleando un mínimo de esfuerzo. (Taira, 2014)
De esta forma nace uno de los principios fundamentales del judo: ´´Seiryoku Zenyo´´
que significa ´´máxima eficacia en el uso de la fuerza´´ (existen otras interpretaciones
similares, por ejemplo, entenderlo como ´´máxima eficacia en el uso de la energía´´).
Para Kano la condición principal para el nage-waza (técnicas de proyección) es derribar
a nuestro oponente utilizando un mínimo de nuestra fuerza. Según Kano este principio
es aplicable a todos los órdenes de la vida.
Junto a este principio, Kano nos va a hablar de otro, que denomina ´´Jita Kyoei´´ que
significa ´´progreso mutuo´´ (otras interpretaciones lo asimilan como bienestar,
prosperidad, para uno mismo y para los demás). Afirma que el judo es el camino más
eficaz para el fortalecimiento tanto físico como mental, y que a través del entrenamiento
se permitirá ´´disciplinar´´ el cuerpo y la mente, lo que beneficiará tanto al judoka como
a las personas que lo rodean.
El Judo en Uruguay
Para ir tras las huellas de los comienzos históricos del Judo en Uruguay tenemos que
dirigirnos hacia la década de los 50, cuyos pioneros llegaron desde Bélgica, Alemania y
Japón. Una de las voces que se ha preocupado y ocupado por la indagación histórica
del Judo en Uruguay ha sido Rodolfo Kálmán. Actualmente se encuentra trabajando en
la publicación de un libro acerca del Judo en Uruguay. Kálmán nació en 1939 e inicia la
práctica de judo en 1959, llegando a presidir la Federación Uruguaya de Judo (FUJ) en
el año 1974.
Su maestro fue el español Víctor Garrido, llegado a Uruguay en 1956. Se integró al Club
Uruguay de Judo del teniente Aquiles Faggiani. Dos años después se va a independizar
y ofrece sus servicios al Banco La Caja Obrera, iniciando su labor de difusión en otros
Clubes como Juventus y Neptuno.
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El Judo en Uruguay se inicia básicamente con el esfuerzo de seis profesores. Comienza
siendo Jiu-Jutsu por medio del médico alemán Pablo Leopold (alumno del Profesor
Alfred Rhode). Leopold escapa junto a su esposa y su hijo Werner del nazismo alemán,
y llegan a Uruguay casi por casualidad, ya que lo importante era salir con urgencia de
la Alemania de aquellos tiempos. Es así que, transcurrido algún tiempo, inicia su
enseñanza en la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ).
El Judo en esa época era una práctica deportiva y una forma de defensa personal, de
la cual no se tenía demasiada información. Este es un fenómeno que se da a nivel
mundial con algunas excepciones, como Japón, país en el cual en 1930 ya se celebraba
el primer Campeonato Nacional de Judo (hecho esperable ya que el Judo nace en
Japón)
En octubre de 1956 Pablo y Werner Leopold, con la integración de los clubes ACJ,
Academia de Judo Montevideo y Judo Club Las Piedras, fundan la Federación Uruguaya
de Judo cuyo primer presidente fue Pablo Leopold. Más adelante se afilia Uruguay Judo
Club con Faggiani y se designa como Asesor Técnico de la Federación a Víctor Garrido.
En 1958 llega de Francia el Sensei (cuya traducción sería ´´Maestro´´) Georges London,
5 Dan de Judo, 2 Dan de Karate y 2 Dan de Aikido. London tenía una gran experiencia
en Judo; fue uno de los primeros cinturones negros de judo de Francia, creando uno de
los primeros dojos en París (la expresión ‘’dojo’’ designa el lugar físico donde se lleva a
cabo la práctica). Tuvo gran influencia no solo en Uruguay, sino también en Argentina y
en el sur de Brasil.
En 1959 llega al país el japonés Toshiharu Kobayashi, 6to Dan. Tenía 35 años y gran
reconocimiento internacional. (Kálmán, 2017). De esta forma se va consolidando
lentamente el Judo en Uruguay, llegando a tener la primera participación olímpica en los
Juegos de Barcelona de 1992 con Jorge Steffano. Luego, en Atlanta en 1996 con la
participación de Willian Bouza y nuevamente con Jorge Steffano.
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Luego, habrá que esperar hasta los Juegos de Sydney del 2000 para lograr la
participación del uruguayo-francés Álvaro Paseyro en la categoría de 81 kg, logrando el
5to puesto de 37 atletas.
En Londres 2012 nos representa Juan Romero en la categoría de 90kg; mientras que
en Río de Janeiro de 2016 nos representó Pablo Aprahamian en la categoría de 100 kg.
Al iniciarse en la práctica de Judo una de las primeras cosas que se aprende es la forma
correcta de caer en el tatami para evitar lesiones (se entiende por ‘’tatami’’ todo el
espacio conformado por ‘’colchonetas’’ en el cual se lleva a cabo la práctica). En este
sentido, el ukemi queda conceptualizado como el método de suavizar el impacto cuando
se cae en el tatami. Es decir, es el modo de asegurar el menor sufrimiento posible
cuando se cae sobre el tatami por medio de una técnica de proyección determinada.
El otro aspecto, se relaciona con suavizar el choque por movimiento de giro. Es decir,
es muy importante la realización de los ukemis con el cuerpo completamente doblado,
como si fuera una esfera, ya que, si el cuerpo cae tenso y estirado, el cuerpo va a sufrir
un impacto fuerte, corriendo riesgo incluso de lesión en la cabeza. Por el contrario, si se
dobla el cuerpo, se evitará en gran medida el efecto de resonancia al absorber el cuerpo
relajado la vibración y, al transformar la fuerza de caída en fuerza rotacional (mediante
giro).
13 | P á g i n a
A modo simplemente descriptivo, y sin entrar en las singularidades de cada una,
enunciaremos las cuatro caídas de Judo: ushiro- ukemi (caída hacia atrás), yoko- ukemi
(caída lateral), mae- ukemi (caída hacia adelante) y mae-mawari- ukemi o también
llamada zempo kaiten -ukemi (caída hacia adelante volteando).
Es justamente por la lógica implícita de los ukemis que me parece importante ir más allá
del aspecto técnico-mecánico inherente a todo movimiento complejo, y reflexionar
acerca de los supuestos implicados desde una mirada psicológica. Desde este punto de
vista, podemos afirmar que la práctica de Judo desde su inicio facilita el desarrollo de la
capacidad de resiliencia, así como el desarrollo de la perseverancia, el respeto por los
compañeros, durante y después de los entrenamientos. Las vicisitudes, los cansancios
y las ´´derrotas´´, así como también los logros experimentados a lo largo de la práctica
va templando el carácter y preparando al sujeto para nuevos desafíos.
En este sentido, como nos dice el Psic. Gustavo Bello en la entrevista concedida, una
de las cualidades del deportista de alto rendimiento, consiste en lograr una atención muy
focalizada en su tarea, además de la disciplina personal necesaria para lograr sus
objetivos. Esto, en la vida fuera del ámbito deportivo, conlleva una serie de beneficios
relacionados con la misma práctica del deporte: disciplina, autocontrol, perseverancia
en los objetivos planteados, empatía por el otro, respeto, generación de vínculos
amigables.
Desde este punto de vista, resulta importante destacar que la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró al Judo
como deporte altamente recomendado para los niños de 4 hasta los 12 años ya que se
entiende que mediante su práctica se logra una educación física integral que potencia
todas las posibilidades psicomotrices. Además, es valorado como medio de integración
con los demás a través del juego y la formación deportiva.
Para finalizar quiero hacer una puntualización sobre la noción de resiliencia. Si bien
existe una gran biblioteca sobre el tema, y no existe acuerdo sobre algunos alcances
del concepto, para los fines de este trabajo y sin problematizar dicha noción ya que este
no es el espacio para hacerlo, podemos acordar junto a algunos autores que es una
capacidad universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso
ser transformado por ellas, siendo parte del proceso evolutivo, que debe ser promovido
desde la niñez (Kotliarenco, Cáceres, & Fontecilla, 1997)
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Aportes desde las neurociencias
‘’… un campeón es una mezcla de reacción muscular y biomecánica, pero ésta se hace
posible y se desarrolla únicamente a través de un delicado, fino y complejo proceso de
recogida de información, decodificación y programación que encuentra en el cerebro,
en su biología, en sus neurotransmisores y, finalmente en sus procesos cognitivos, tanto
las presunciones orgánicas como emocionales, culturales y prácticas del porqué de esta
o aquella respuesta´´. (Tamorri, pág. VIII)
Desde este punto de vista, y si bien una lectura liviana nos dejaría la impresión que el
autor posee una mirada meramente biologicista, reduccionista, de los fenómenos que
transversalizan al atleta; al detenernos en una lectura más profunda nos damos cuenta
de que Tamorri se esfuerza en visibilizar procesos bien complejos del alto rendimiento.
Junto a él podemos sostener que el rendimiento posibilita la modificación de las
respuestas del organismo: musculares, técnicas, tácticas, y que estos cambios
introducidos por el entrenamiento sistematizado, planificado, va tener su correlato en los
circuitos neuronales nuevos o muy poco utilizados. Es así, que cobra importancia una
nueva metodología de entrenamiento, que deberá necesariamente estimular el
desarrollo de la inteligencia del deportista. Por lo que el atleta, cuya representación
mental predominante es la del campeón, debe ser también inteligencia, más allá de las
habilidades técnicas y tácticas.
Es por esto que, como dice Carlos Ferrés, uno de los principales obstáculos de los
entrenadores y preparadores físicos de muchas selecciones, es el olvido de que el atleta
además de moverse y ejecutar los movimientos deseados es un ser pensante. Por lo
que se hace necesario intervenir sobre esta dimensión de forma profesional, sin caer en
esquemas de trabajo que no van a conducir a un abordaje adecuado sobre los
pensamientos y emociones del deportista (técnicos sin la formación necesaria,
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entrenadores que más allá de la especificidad de sus conocimientos no son psicólogos,
e incluso psicólogos que no están especializados en deporte).
Pensar la dimensión psicológica del deportista me recuerda uno de los aportes más
importantes al estudio de la inteligencia realizado por el pedagogo y psicólogo
estadounidense Howard Gardner con su teoría de las inteligencias múltiples (IM). Él
rompe con la visión tradicional y monolítica de la inteligencia de los tests, para abordarla
desde una visión pluralista de la mente, y postulando el abandono de los tests y sus
correlaciones, para observar de este modo, fuentes de información más naturales sobre
como las personas desarrollan capacidades que son importantes en su contexto
sociocultural específico. Desde este punto de vista, pienso en el rol específico del
psicólogo del deporte, interviniendo en un entrenamiento o en una competencia como
observador. La observación es una de las técnicas más utilizadas en Psicología del
Deporte, dado que ofrece algunas ventajas importantes: proporciona información
heterogénea, y no produce alteraciones de la situación deportiva. Por ejemplo; si se
quiere medir la capacidad de reacción de un judoka frente a un oponente que logra
proyectarlo, es más útil utilizar la observación ´´in situ´´ que la aplicación de un test o
cuestionario.
Pero ¿cómo articular esto con la psicología del deporte, con el judo de alto rendimiento?
Con este motivo parece pertinente mencionar las inteligencias trabajadas por el autor y
pensar el modo de complementariedad de las mismas: inteligencia lógica-matemática,
lingüística-verbal, corporal-cinética, espacial, musical, interpersonal e intrapersonal. Es
importante decir que, con el paso de los años, y a medida que se avanzó con las
investigaciones, actualmente se conciben algunas otras inteligencias, como ser la
inteligencia naturalista, la inteligencia digital y también se habla de una inteligencia
espiritual. Específicamente la inteligencia corporal-cinética tiene especial relevancia
para nuestra temática, ya que comprende la capacidad de resolución de problemas y la
elaboración de productos utilizando el propio cuerpo. (Gardner, 1995)
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respuestas anticipadamente, y cuando se presentan los estímulos esperados, puede
pasar directamente a la elaboración de la respuesta. La experiencia competitiva,
posibilita también la capacidad de realizar mayor cantidad de tareas de forma
simultánea, automatizando muchas de ellas. Es por esta razón que la automatización
es importante para determinar el nivel de rendimiento, alcanzándose con el aprendizaje
de estrategias que facilitan los procesos de elaboración. Con esto queremos decir que,
frente a los estímulos adecuados, las reacciones se pueden desencadenar de forma
inconsciente (Tamorri, 2004).
Existe una gran variedad de autores que han teorizado acerca del apego, Mary
Ainsworth (1913-1999), Mary Main (1943), Peter Fonagy (1952), y por supuesto, John
Bowlby (1907-1990) destacado psicoanalista inglés y fundador de la teoría del apego.
Pero ¿Qué comprende específicamente esta teoría del apego y cómo surge su
pertinencia en esta temática? Básicamente podemos afirmar que desde la niñez vamos
construyendo una ´´confianza de base´´ junto al adulto de referencia. Este adulto de
referencia tiene la responsabilidad de generar una percepción de aceptación
incondicional, satisfaciendo adecuadamente las necesidades del niño, y a través de
dicha satisfacción es que se va desarrollando la ´´confianza de base´´. Desde este punto
de vista, el concepto de sí mismo está vinculado con el de ´´base segura´´, central en la
infancia, pero también en la adultez, que comprende un ámbito externo, es decir, la
posibilidad de contar con la presencia de una figura de confianza, y un ámbito interno,
relacionado con la capacidad/incapacidad de reconocer a una persona de confianza y
colaborar con ella. (Bowlby, 1989)
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Los distintos modos de apego que se pueden experimentar respecto con la figura de
referencia posibilitan la construcción de imágenes específicas de sí mismo y de la
realidad. Tamorri realiza una relectura de Bowlby y enuncia distintos estilos de
afectividad: el estilo seguro, el estilo ansioso resistente o ambivalente, ansioso
defensivo, el estilo desorganizado y la doble afectividad. El estilo seguro se refiere a
aquellas personas que, a partir de experiencias positivas en su relación con los
progenitores o adultos de referencia, han logrado confianza y seguridad en sí mismos
en el comportamiento explorativo. El estilo ansioso resistente o ambivalente, comprende
a los sujetos que no tienen la certeza de disponibilidad de sus progenitores, por lo que
existe cierta disposición a angustiarse, producto de la separación y presentando un nivel
elevado de ansiedad en los comportamientos exploratorios. El estilo ansioso defensivo
es característico de aquellas situaciones en las que el individuo no espera cuidados ni
atención a sus necesidades, al contrario, espera un rechazo manifestado de distintos
modos. Esto conlleva a la estructuración de una especie de autosuficiencia, de
confianza compulsiva en sí mismo, con el objetivo de protegerse ante posibles rechazos.
El estilo desorganizado, está presente en aquellas situaciones en que el individuo
manifiesta un comportamiento desorientado, como si no existiese cierto nivel de
previsibilidad en las respuestas del progenitor o adulto de referencia. Por último, el estilo
de doble afectividad, del tipo de una doble unión que posibilita una percepción
dicotómica y opuesta de sí mismo y del mundo que lo rodea. (Guidano & Liotti, 2006)
18 | P á g i n a
del nivel alcanzado en un rendimiento y el reconocimiento del sentido de competencia
personal. Esto es, la conciencia de ser capaz de realizar un conjunto de acciones
dirigidas a un fin específico. Tamorri se basa en Lee para afirmar la existencia de esta
correlación positiva entre la autoeficacia y la confianza en uno mismo; una buena
valoración de la eficacia facilita y refuerza la creación de nuevos objetivos a alcanzar y
funciona como fuerza motivacional. En cambio, en los atletas con dudas sobre sí
mismos se observa una disminución de su esfuerzo y a evitar las tareas propuestas por
el entrenador, tienden a atribuir sus éxitos a causas externas y los fracasos a sus
incapacidades personales. Se da un mecanismo de retroalimentación que consiste en
que se hace cada vez más negativa la imagen de sí y el reconocimiento del sentido de
competencia personal. A diferencia de quien tiene confianza en sí mismo, que
´´redobla´´ esfuerzos para alcanzar sus objetivos. (Tamorri, 2004)
En este sentido, podemos decir que los sujetos más experimentados no sólo gozan de
mayores niveles de autoeficacia sino también de mayores niveles de atención. Gustavo
Bello en la entrevista concedida, nos habló acerca de la diferencia entre los deportistas
amateurs y los que son profesionales; desde el punto de vista de la atención, los
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profesionales han logrado mayores niveles de atención al momento de un evento
deportivo. Éstos pueden discernir de cierto modo, los estímulos más relevantes de
aquellos que no lo son, y así maximizar su rendimiento deportivo.
El peak performance
El flow es un constructo psicológico que se puede relacionar desde sus orígenes con
distintos estudios sobre la motivación intrínseca. Este constructo fue introducido en la
escena científica a principios de los años setenta por el psicólogo cognitivista social
Mihály Czikszentmihalyi, y definido como un estado positivo de conciencia que puede
experimentarse cuando se está totalmente involucrado con algunas actividades cuya
práctica resulta intrínsecamente gratificante. Se le atribuye un carácter universal,
describiéndolo como una realidad que puede ser reconocida por personas de todas las
edades, ambos sexos, diversos niveles socioeconómicos y por culturas muy distintas.
(Orta-Cantón & Sicilia-Camacho, 2015). Dicho aspecto será tratado más adelante.
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Los primeros trabajos sobre flow en el deporte se desarrollaron en el contexto de la
investigación sobre los momentos óptimos o peak moments (Engeser y Schiepe-Fiska,
2012). Así, el constructo flow venía a ofrecer una explicación más a los múltiples relatos
de deportistas que describían experiencias extraordinariamente positivas durante la
competición, y que hacían referencia a cambios de conciencia, alteraciones en la
percepción del tiempo, estados de concentración e implicación total con la actividad
realizada. Sin embargo, pronto estas experiencias comenzaron a ser asociadas a un
funcionamiento óptimo o un rendimiento máximo (Czikszentmihalyi, 1990; Garfield y
Bennett, 1987; Jackson y Czikszentmihalyi, 1999; Jackson y Eklund, 2002; Jackson et
al., 2001). El flow se convierte así en un auténtico baluarte de la psicología deportiva,
que ve en el control de este estado de conciencia una de las claves para alcanzar el
rendimiento máximo (Jackson et al., 2001; Kimiecik y Jackson, 2002). De hecho, a
principios de los noventa, la psicología del deporte asume y defiende la idea de que
experimentar flow durante la competición puede ser determinante para alcanzar el éxito
o la victoria y define el término como un estado mental óptimo para la ejecución que
puede determinar el rendimiento final (Orta-Cantón & Sicilia-Camacho, pág. 98).
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prototipo de un uso superior del potencial humano, es decir, reflejaría una conducta que
es más eficiente, creativa, productiva o en algún modo, mejor que la conducta habitual
(Privette, 1983, p. 1362 en Orta-Cantón & Sicilia-Camacho, 2015). Líneas arriba
adelantábamos que no había acuerdo entre los distintos investigadores sobre la forma
de definir el flow. En este sentido, es preciso aclarar que los términos flow, experiencia
óptima y rendimiento óptimo han sido utilizados indistintamente por varios
investigadores, legitimando la noción de momentos óptimos (peak moments). Sin
embargo, la postura predominante es la de diferenciar estos estados, destacando
principalmente a Kimiecik, Stein y Privette. Este último, entiende el flow como una
experiencia intrínsecamente gratificante en relación con el funcionamiento superior que
define el rendimiento óptimo (entendido como realización según Jackson).
Para finalizar este punto, diremos que muchos judokas han atravesado este singular
estado psicofísico, incluso sin participar de eventos internacionales. Es decir, que
únicamente con una práctica periódica de judo y sin estar asociado necesariamente a
la alta competencia, han podido experimentar este estado de bienestar junto a un buen
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desempeño deportivo sin aparente explicación. Este estado de bienestar puede
vincularse específicamente con un entrenamiento mental adecuado y sostenido en el
tiempo (cuestión que abordaremos más adelante), y que juntos pueden optimizar y
potenciar el rendimiento deportivo.
El slump-busting o bajón
Por lo tanto, el atleta se muestra alarmado ante el hecho de que los procesos cognitivos
empleados en el tratamiento de la información (percepciones, análisis, elaboración,
búsqueda y toma de decisiones y resolución de problemas) se vayan contaminando,
con repercusiones sobre la capacidad de desgaste del movimiento y, en consecuencia,
con una caída del rendimiento (Tamorri, p. 160)
23 | P á g i n a
Por tanto, podemos afirmar que tanto para evitar el slump-busting o bajón como para
superarlo, el establecimiento de una panificación pertinente será clave para evitar este
fenómeno.
Estrés y ansiedad
Para comenzar a trabajar sobre este aspecto, voy a hacer referencia a Hans Selye
(1907-1982), un científico austríaco que trabajó en Montreal en la McGill University,
donde publicó un trabajo en el cual introduce dos conceptos centrales que marcarán un
hito, en principio para la medicina, pero a posteriori para todo el mundo científico: el
estrés y el síndrome general de adaptación.
Selye definió el estrés como una respuesta no específica del organismo a cualquier
demanda que recaiga sobre él. En este sentido, y complementando esta
conceptualización, Lista (2008) cita a Bruce McEwen (1938), quien lo entiende como la
respuesta del organismo frente a una amenaza, real o fantaseada, a la integridad social,
psicobiológica y/o física del individuo. Entre ambas definiciones podemos observar una
coincidencia: refieren a la respuesta efectuada por el organismo. Asimismo, y con una
mirada desde nuestra temática, podemos decir que el estrés produce una respuesta
subjetiva de ansiedad, derivada de estresores que se manifiesta a través de respuestas
individuales de falta de adaptación a nivel fisiológico, comportamental y cognitivo
(retomaremos esta cuestión más adelante).
Pero antes de seguir avanzando vamos a interrogarnos acerca del impacto del estrés y
la ansiedad en un judoka durante una competencia. ¿Cómo será la respuesta de un
judoka frente a los diversos estresores que se le presentan, como ser la competencia,
el oponente, y el árbitro entre otros? ¿Se puede cuantificar de algún modo el impacto
de la ansiedad durante una competencia? ¿Puede entenderse la ansiedad competitiva
experimentada por un judoka como ‘’motor impulsor’’ para un mayor rendimiento?
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relajación, imaginación, respiración, resolución de problemas, role-playing, visualización
de videos entre otras (abordaremos más adelante las principales técnicas de
intervención).
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importancia de ese aspecto? La respuesta es simple, según sea el modo de reacción
del atleta -en mayor escala a nivel fisiológico, comportamental o cognitivo-, la
intervención que el psicólogo deportivo realizará va a estar en función de esta variable.
Tamorri (2004), quien toma a Buceta (1985) describe que los síntomas del estrés en al
ámbito del sistema fisiológico, se manifiestan mediante incrementos en la frecuencia
cardíaca, en la sudoración, en el ritmo respiratorio, en la presión sanguínea y en el flujo
de la adrenalina. El malestar psicofisiológico puede traducirse en dificultad o
incapacidad para dormir, sueño irregular, fuertes cefaleas, pérdida del apetito,
problemas digestivos y fatiga. A escala muscular, pueden aparecer tensiones, rigidez,
calambres y dolores, que aumentan el riesgo de lesiones. En cuanto a lo
comportamental, se puede observar un deterioro de la coordinación fina y disminución
de la fluidez del movimiento, con daños evidentes para el rendimiento. En el plano
cognitivo, se pueden observar trastornos de la atención: distracciones, incapacidad para
mantener una adecuada concentración, pensamientos molestos, preocupación
excesiva, miedo al fracaso, indecisión y bajo aucontrol. Es decir, se impone un sistema
de pensamiento disfuncional, provocando distorsiones interpretativas, infravaloración de
los eventos positivos, generalización de las experiencias negativas, conclusiones
irreales y atribuciones internas de fracaso. (Tamorri, pág. 176)
En suma, junto conTamorri, quien toma a Parfitt, Jones y Hardy (1990), podemos decir
que de la perspectiva multidimensional de la ansiedad se derivan dos componentes
distintos en la respuesta a la ansiedad: uno cognitivo, relacionado con el miedo a las
consecuencias del fracaso, y otro somático, asociado a la percepción de las respuestas
fisiológicas del organismo. Esto dos componentes tienen antecedentes distintos y
pueden provocar efectos diferentes. De esta manera, la ansiedad somática es una
respuesta que se encuentra condicionada por estímulos ambientales y que tiende a
26 | P á g i n a
desaparecer con el inicio del rendimiento. En cuanto a la ansiedad cognitiva, puesto que
refleja preocupaciones por el fracaso, tiende a modificarse cuando el deportista percibe
un cambio en las probabilidades de éxito. De esto se derivan dos importantes
predicciones: 1) la ansiedad cognitiva permanece estable y elevada en todo el período
que precede a una competición importante, mientras que la ansiedad somática sufre un
incremento rápido en el momento en que se llega al lugar de la competición; 2) la
ansiedad cognitiva constituye el mayor obstáculo para el rendimiento, debido a que las
probabilidades de éxito percibidas varían durante la competición, mientras que la
ansiedad somática tiende a desaparecer con el desarrollo de la actuación. (Tamorri,
págs. 177-178)
Nicolás Palatnik en su libro ´´Ganar y perder también cuentan´´ postula una visión muy
interesante del deporte y, fundamentalmente, del deportista en situación deportiva. En
primer lugar, y en el marco de la teoría de rendimiento social, Palatnik entiende que el
deporte constituye una actividad de producción de rendimiento, cuya naturaleza es
autoexpositiva. ¿Qué implica esta naturaleza autoexpositiva del deporte? Implica en el
atleta una doble evaluación; por un lado, objetiva o externa, conformada por la
necesidad de responder adaptativamente a las demandas físicodeportivas y sociales
inherentes a la especialidad deportiva; y por otro lado, subjetiva o interna, conformada
por la autoevaluación del atleta y por lo afectivo-emocional producido por las exigencias
de la especialidad.
En este postulado se hace referencia a la Teoría de Meta de Logro. Esta teoría posee
entre sus representantes a Maehr y Nicholls (1984), Duda (1993), Balaguer (1994) entre
otros; y postula como eje las situaciones de logro, por lo que mostrar competencia es
central. De este modo, la percepción de habilidad se transforma en un elemento
protagónico, donde existen dos concepciones diversas de habilidad: por un lado, la
percepción de competencia del atleta basado en una orientación motivacional
27 | P á g i n a
heteroreferenciada, o sea, que depende de la comparación del resultado de su
rendimiento con el de los demás (orientación al ego). Por otro lado, si el contexto se
caracteriza por el aprendizaje y la maestría de habilidades, en el atleta prevalecerá este
clima de maestría (orientación a la tarea). Es justamente en este punto, donde Palatnik
realiza una fuerte crítica a esta teoría, ya que sostiene que representa un modelo de
análisis binario, rígido, que no da cuenta de las complejidades vivenciadas por el
deportista en situación. El sujeto termina cayendo necesariamente en una orientación
motivacional a la tarea o al ego, sin matices o escalas intermedias.
En este sentido, la Teoría de Rendimiento Social surge como una alternativa teórica en
el universo de las ciencias del deporte debido a dos razones fundamentales: en primer
lugar, le imprime un carácter dinámico relacional o vincular a las dos orientaciones
motivacionales introducidas bipolar o estáticamente por la Teoría de Meta de Logro; en
segundo lugar, le confiere a la implicación al ego o la comparación social, un nuevo
estatuto o valoración intrínseca positivos, hasta el momento no concebida ni visualizada,
o sencillamente desestimada. (Palatnik, pág. 233)
28 | P á g i n a
determinadas estrategias que permitan aumentar al máximo las posibilidades de éxito
deportivo.
Con este apartado final vamos a centrarnos en un aspecto muy debatido por los propios
especialistas e investigadores en la temática, relacionado fundamentalmente a las
habilidades psicológicas que deben ser priorizadas. A pesar de estos debates
planteados por numerosos autores, podemos acordar con Tamorri (2004), quien toma
de Unestahl (1986), que el entrenamiento mental incluye una serie de técnicas
psicológicas orientadas al control y/o al cambio de comportamientos y de experiencias
(externas, internas, físicas, mentales) de un individuo. Se trata de un entrenamiento
sistemático de habilidades mentales, capaz de modificar actitudes y estrategias, basado
en el principio de que las capacidades mentales pueden ser controladas exactamente
de la misma forma que las fisicomotoras (Tamorri, pág. 210)
Sobre este último aspecto, referente a que las capacidades mentales pueden ser
controladas de la misma forma que las capacidades técnicas y físicas tengo mis dudas,
lo que si comparto es que se pueden entrenar y lograr una incidencia positiva en el
rendimiento deportivo. Desde este punto de vista, Gustavo Bello en la entrevista
concedida, manifestó que las habilidades psicológicas como la atención, activación,
motivación y confianza pueden medirse a través de cuestionarios, tests, y luego, trabajar
sobre estas habilidades. Por ejemplo, se puede medir el grado de confianza de un
judoka, y luego trabajar sobre esta habilidad para posibilitar un mejor rendimiento
(hablamos anteriormente acerca de las implicancias que posee la autoeficacia y la
confianza en el deportista).
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de esperar, para un funcionamiento eficiente de las técnicas de autocontrol y de
reestructuración cognitiva, es muy importante que el atleta logre un buen nivel de
relajación y de autoobservación. Esto es, lograr un buen nivel de tranquilidad y de
autopercepción o conocimiento de sí que permitirá optimizar, potenciar las técnicas
aplicadas.
Técnicas de autocontrol
Imágenes mentales
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visualización de imágenes de peligro. (Tamorri, pág. 206). En numerosas ocasiones, un
judoka minutos antes de competir puede visualizar imágenes de fracaso, lo que conlleva
a elevar los niveles de ansiedad y poner en peligro el rendimiento durante la
competencia. Entonces, podemos decir que uno de los principales beneficios del uso de
esta técnica, consistente en trabajar con imágenes mentales, es la de experimentar el
proceso de ansiedad competitiva con una perspectiva más positiva y saludable.
Diálogo interno
No existe un diálogo interno ´´modelo´´, válido para todos los judokas en todos los
momentos, sino que hay diálogos internos singulares en los cuales es cada judoka que
tiene a su cargo la elaboración más adecuada a su situación personal.
El stress inoculation training (Meichenbaum, 1977; Sacco, 1989; Turk, 1975) ha sido
utilizado con gran éxito en el tratamiento de las fobias sociales, asi como también al
control de la rabia y el dolor. De todos modos, nos vamos a interesar en la aplicación de
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esta técnica vinculada con la ansiedad preagonística y agonística. El entrenamiento de
esta técnica se divide en tres fases: una primera fase en la cual se le explican al atleta
los conceptos fundamentales para la comprensión de sus reacciones emocionales (fase
informativa). Una segunda fase que consiste en el entrenamiento del atleta para que
utilice sus habilidades cognivo-comportamentales para enfrentar ciertas situaciones
(fase de aprendizaje). Y una tercera fase en la cual se ayuda al atleta a ejecutar las
habilidades aprendidas para enfrentar las situaciones temidas (Meichenbaum, 1977;
Sacco, 1989)
Resolución de problemas
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momentos principales: estirar los músculos correspondientes; mantener la tensión
muscular durante algunos segundos; y relajarlos totalmente. Desde este punto de vista,
uno de los objetivos centrales de la relajación progresiva de Jacobson es la recuperación
del equilibrio ocasionado por un determinado estado de ansiedad. (Tamorri, 2004)
La desensibilización sistemática
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en situaciones ansiógenas. El principio originario sobre el que se basa toda la estructura
teoricopráctica del entrenamiento autógeno es el de la ideoplasia. Una representación
mental sería capaz de inducir modificaciones somáticas reales y destinadas a un
objetivo. Si lo psíquico puede influir de forma negativa sobre lo somático, por la misma
razón puede influir también positivamente. (Tamorri, pág. 191)
Todo judoka necesita mantener cierto control sobre el tono muscular, no solo para
optimizar su rendimiento sino también para evitar lesiones producto de tensiones
musculares inapropiadas. Es por esta razón que el entrenamiento autógeno (en su
dimensión de relajación) por efecto de la disminución del tono muscular puede reducir
en gran medida los riesgos de hipertonía e hipertrofia muscular, que generan en el corto
plazo dificultades en el movimiento y la coordinación, y a largo plazo alteraciones de la
funcionalidad articular (Luban-Plozza y Poldinger, 1984). Lograr un buen dominio de sí
mediante el control del gesto atlético en toda su expresión se transforma en un elemento
relevante para todo judoka, ya que posibilita un mejor rendimiento.
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Conclusiones
A modo de cierre del presente trabajo monográfico se hacen necesarias una serie de
reflexiones en torno al Judo de alto rendimiento desde la mirada de la Psicología del
Deporte, así como puntualizar que desde el comienzo de la presente producción se
intentó dar cuenta de la complejidad y la heterogeneidad de tópicos que comprenden la
temática escogida. Es por eso que el rol del psicólogo deportivo necesariamente debe
contemplar y facilitar el trabajo interdisciplinario, es decir, su ámbito de actuación debe
estar articulado con el entrenador, el preparador físico, el médico deportólogo, y el
fisioterapeuta entre otros. Sin embargo, la díada entrenador-atleta merece especial
atención por la incidencia directa y cotidiana en los procesos cognitivos del segundo.
Pensar que solo el psicólogo puede incidir en los procesos cognitivos, en las habilidades
mentales de un deportista sería tan ingenuo como distante de la realidad deportiva en
general. Es por esto, que la actuación del psicólogo del deporte no solo debe atender
las necesidades específicas del deportista en un momento determinado, sino también
conocer la relación del deportista con el entrenador. A su vez, la relación entre
entrenador y psicólogo debe ser fluida y de confianza, teniendo en cuenta que se
comparte un objetivo medular: lograr una mejora en el rendimiento del deportista.
Para Alejo García-Naveira, (2010), quien toma de Pérez (2002), el entrenador es una
persona que tiene un conocimiento en profundidad del deporte de su especialidad,
además de una alta motivación hacia la práctica de su profesión, y que sabe organizar,
planificar e integrar de forma creativa la estrategia, táctica y técnica deportivas para
conseguir el máximo rendimiento de los deportistas (García-Naveira, 2010). Asimismo,
García- Naveira enuncia una serie de factores que influyen en el trabajo del psicólogo
con el entrenador: vínculo personal, formación del entrenador, cultura deportiva, y
metodología de trabajo entre otros factores. Todos estos factores deben ser
contemplados por el psicólogo.
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Existe un componente ético muy importante -a mi entender- que se relaciona con un
aspecto que trasciende las preocupaciones por el rendimiento-resultado de un atleta, y
es el de salud del deportista. Este ámbito de actuación del psicólogo del deporte no debe
descuidarse, más bien todo lo contrario, atenderse y priorizarse por encima de cualquier
otro interés, incluyendo el deseado éxito deportivo.
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Referencias bibliográficas
Bowlby, J. (1989). Una base segura: aplicaciones clínicas de una teoría del apego. Buenos Aires:
Paidos.
Estol, M. (2003). Judo. Programa para grados Kyus. Asociación Uruguaya de Judokas.
Canelones.
Guidano, V., & Liotti, G. (2006). Procesos cognitivos y desórdenes emocionales. Chile: Cuatro
Vientos.
Palatnik, N. (2014). Ganar y perder también! cuentan. Como gestionar el triunfo y la derrota.
Educación deportiva en valores. Montevideo: Tradinco S.A.
Tamorri, S. (2004). Neurociencias y Deporte. Psicología deportiva. Procesos mentales del atleta.
Barcelona: Paidotribo.
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Anexo 1- ENTREVISTA REALIZADA AL PSIC. GUSTAVO BELLO EL DÍA 12/05/2017, EN
FACULTAD DE PSICOLOGÍA DE LA UDELAR. –
REFERENCIAS: G: GUSTAVO
I: IGNACIO
PRESENTACIÓN. -
G: Te diría que la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos surge casi por casualidad. En principio
se me dijo desde el Comité Olímpico que no iba a ir porque estaban todas las plazas ocupadas.
Luego, algunas semanas antes del comienzo de los Juegos me encuentro con Maglione
(presidente del Comité Olímpico Uruguayo -COU) y me pregunta si tenía pasaporte porque
había una persona que no podía ir, y que él quería que fuera yo.
En cuanto a la experiencia te lo resumo en una sola palabra: ¡increíble! Desde las instalaciones
hasta obviamente el nivel de todos los deportistas. Vos llegas, y tenés una habitación que te
está esperando con todo lo necesario para vivir. Hay un referente por Delegación (país) que se
encarga de hacer las coordinaciones correspondientes para que estés cómodo y no te falte
nada. La verdad que ese no es el mundo real, es como te diría… otro mundo, otra realidad, en
la que estas sumergido por el tiempo que duran los Juegos.
Recuerdo que una de las primeras cosas que me pasó cuando llegué fue enterarme que había
varios atletas uruguayos que estaban sufriendo el famoso síndrome de Jet Lag (trastorno por
cambio rápido de zona horaria). Lo primero que me dijeron fue: ´´Que suerte que estás acá
porque te necesitamos! ´´. Algunos deportistas estaban con trastorno de sueño, otros de
alimentación, cambios de humor. Todo producto de este síndrome. Entonces, lo que hice fue
trabajar en forma individual con cada uno, según las necesidades de ese momento.
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I: ¿Cuáles serían los aprendizajes fundamentales que destacarías como Psicólogo del Deporte
durante Being? Comparación con otras Delegaciones Olímpicas.
Con la gente que más trabajé fueron con las personas de remo y de vela, porque como te
decía, se dio esta relación de apertura para trabajar con ellos. Yo viajaba regularmente a
Maldonado y me encontraba con ellos. En algún momento apliqué un test generalizado.
G: Mira en referencia con otras delegaciones, es difícil la comparación. En primer lugar, porque
cada delegación está muy concentrada en lo que tiene que hacer. En segundo lugar, porque las
distancias en todo el Complejo Olímpico son grandes. Es difícil cruzarse con alguien porque los
lugares de entrenamiento son lejos, tenes que ir a una terminal de ómnibus para subirte al
ómnibus para poder llegar al lugar de entrenamiento de los diferentes deportes.
G: No, no fueron todos. Las razones fueron diversas, pero no todos fueron.
I: Si claro.
G: Bueno, entonces, sabes que después de un Juego Olímpico no se hace nada. El primer año
no se hace nada. Bueno en realidad no es que no se haga nada. Lo que significa es que no hay
ninguna competencia de relevancia. Luego en nuestro país está el ODESA que vendría a ser el
sudamericano, luego viene el panamericano y luego viene las olimpíadas. Además hay torneos
mundiales que son muy importantes para alcanzar marcas personales y superarlas.
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I: Si, en Judo además de los mundiales, se organizan desde hace algunos años los denominados
´´Open´´; que son una especie de mundiales que posibilitan mejorar la performance individual,
pero por sobre todas las cosas dan la oportunidad de ´´codearse´´ con los mejores del mundo y
hacer experiencia. Porque en Judo es común que se llegue a determinado nivel competitivo y
después no se tiene con quien entrenar.
G: Mirá, yo te diría que eso que vos planteas se da mucho en deportes individuales y es uno de
los principales problemas del deporte en Uruguay. Se llega a un nivel y luego no se tiene contra
quien entrenar o competir. Por ejemplo, te hablo del caso de Foglia. Él no tenía con quien
entrenar, no tenía ni entrenador, porque estaba trabajando (el entrenador) en el Caribe -
Antillas- y no había nadie que supiera más que él. Entonces, Foglia necesitaba viajar seguido y
entrenar con un argentino y con un brasilero.
G: Exacto. Eran los que tenían su nivel acá en Sudamérica. Y después ya hay que pasar a
Europa. Entonces todo eso llevaba una preparación, un trabajo de planificación.
G: Si. Yo te diría que se necesita mucha disciplina personal, sino no lo podes hacer. Vos fíjate
que la planificación se la realizaba el oso García (hablando de Foglia). Le mandaba la
planificación por mail y él la tenía que hacer. Después de años la gente logra esa disciplina,
pero no es tan fácil. Hay que estar dispuesto a eso.
Y en otros deportes pasa lo mismo, no hay gente con la cual competir para poder mejorar el
rendimiento.
I: Si, por ejemplo, en Judo es muy común que una vez que se logra cierto nivel competitivo, es
difícil tener compañeros de entrenamiento que también se encuentren en ese nivel. Y todo lo
esto conlleva.
G: Si, yo te diría que a veces hay que moderar las expectativas respecto al deporte. Vos fíjate
que en fútbol cuanta gente hay…Y, sin embargo, muchas veces los resultados no acompañan.
Sin ir más lejos, hoy andamos mal… sacando la Selección, andamos mal. Tenemos jugadores
que aprenden a jugar en otro lado y después vuelven a Uruguay.
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I: Y si, todo no se puede…
G: Yo trabajo en la AUF, como Psicólogo del Deporte en el Colegio de Árbitros de Fútbol. Ahí
somos dos psicólogos. El otro es Jesús Chalela. Hay cerca de 150-180 árbitros en actividad. Vos
podes ver algunos en televisión pero en realidad son muchos más. A esta cantidad de personas
hay que agregar a los aspirantes de árbitros de fútbol. Este año son cerca de 50, hay dos
grupos de 25.
También trabajo en las formativas de Bohemios, y por supuesto, trabajo en clínica individual.
G: Bueno ahí hay que mover un poco el cuerpo, depende de muchas variables: de los
dirigentes, entrenadores. Y también de los deportistas.
G: Si, la institución donde vos estás. Ahora si estamos hablando de deportistas de alto
rendimiento, hay que tener en cuenta que el deportista de alto rendimiento es un deportista
especial, totalmente distinto de los otros -esto es clave-. Necesita una focalización en el
trabajo casi única. Tienen la cabeza puesta en las olimpíadas y punto.
I: Si, en Judo hoy hay deportistas que ya se están preparando para los Juegos Olímpicos de
Japón, y seguramente todos los atletas de proyección olímpica están haciendo lo mismo.
G: Si, tal cual. Y más allá de que lleguen o no lleguen tienen una disposición especial para el
trabajo, el entrenamiento. Y obvio que necesitan la ayuda de un psicólogo para entender cosas
que les pasan y para apoyar su entrenamiento mental.
I: Si, por ejemplo, en cuanto a la disciplina una de las tantas cosas que exige es renunciar a
reuniones, cumpleaños, momentos familiares. Porque sabes que al otro día hay que levantarse
temprano y cumplir con la planificación estipulada.
G: Si. Te cuento algo vos que estas en Judo que te va a gustar, para que tengas idea contra
quienes cometimos…
41 | P á g i n a
En Brasil, cuando estuve haciendo la pasantía, conocí el Laboratorio de Psicología. La verdad
que de psicología tenía bien poco.
G: Si, al menos no la psicología que conocemos nosotros o con la cual estamos acostumbrados
a trabajar. Capaz que había dos psicólogos, pero los jefes no eran psicólogos … En Brasil se
hace la formación en Psicología en la Facultad de Filosofía. Hablamos de la Universidad Federal
de Minas Gerais. Había personas que habían hecho la formación en Educación Física, pero con
menos carga en la educación y más en el deporte. Despúes optan por ser entrenadores de uno
o dos deportes. Y después hacen Master o Doctorado en Psicología del Deporte, con lo cual
también hacen investigaciones.
I: Claro…
Había un Laboratorio de Recuperación de Lesiones, enorme. Para que vayas viendo las
distancias.
G: Si, igual. Entonces vino la Selección de Judo brasilera, bajaron de un ómnibus e ingresaron al
Laboratorio de Biomecánica. El planteo fue el siguiente: ´´nosotros con los cubanos peleamos
bien, pero cuando los agarramos no los podemos tirar.
Ese fue el problema que presentaron. Entonces estaba el polaco -jefe de laboratorio- que
estaba especializado en las cargas que se debían manejar para lograr los objetivos, cantidad de
fuerza física, etc.
Entonces presentaron una máquina especial para los agarres, especialmente para agarrar la
solapa y la manga del oponente, y le cargaban peso del otro lado. Yo no sé si eso lo había
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copiado de remo, para que los remeros en Río generaran mayor potencia. Esto que te cuento
es para que tengas una idea… Hay muchísimas cabezas pensando detalles del deporte. Algo
tiene que salir bien…
G: Yo estaba con todos ellos, iba a las clases de posgrado, me recibieron de puertas abiertas
para que me integrara sin problemas.
G: Si, muy bueno. Así da gusto aprender y estudiar. Era un ambiente universitario. Era un
campus universitario inmenso. La Universidad de Mina Gerais. Adentro hay dos líneas de
ómnibus gratuitas.
I: ¿Adentro?
G: Si si adentro.
I: ¿Qué rol juegan las llamadas ´´habilidades psicológicas´´ como la atención, la activación, la
motivación, la confianza?
G: Las habilidades psicológicas son todas entrenables. Hay tests, cuestionarios que posibilitan a
posteriori trabajar sobre las habilidades a mejorar, como la autoconfianza. La respiración para
la ansiedad. Hay muchísimas cosas y también hay mucha tecnología. Por ejemplo, el aparato
para mejorar los agarres de los judokas que hablábamos hace un rato.
G: Si esperemos.
G: Por favor, no hay problema. Cualquier duda que tengas o alguna pregunta me mandas mail
y te contesto enseguida.
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I: Gracias.
De chico siempre hice mucho deporte, varios deportes, jugaba al fútbol, hice gimnasia,
natación, tenis, basquetbol y Judo.
Fue pasando el tiempo y este deporte me atrapó, me gustaba, me hacía sentir bien.
Lo practico desde el año 1993.
2) ¿Te imaginaste en algún momento que podías concretar uno de los mayores logros al
que puede aspirar un atleta, es decir, ir a un Juego Olímpico?
Desde chico tenía esa ilusión, ese deseo. Siempre miraba el desfile inaugural, siempre
lo veía como algo muy lejano.
Durante algunos años mi idea de clasificación se vio opacada por cuestiones políticas.
Fue entonces que a fines del 2014 me decidí a darlo todo para llegar a la clasificación
en una nueva categoría de peso (cambié de 90 a 100kg).
Después las fichas van cayendo, primero con la clasificación oficial, después en la
despedida de la delegación en el Palacio Legislativo, después en el avión…. Y
finalmente cuando ingresas a la Villa Olímpica, esa es una hermosa sensación que
termina de caer en el desfile inaugural.
44 | P á g i n a
4) Principales aprendizajes de tu experiencia en Río de Janeiro, en lo deportivo y en lo
personal.
5) Por experiencia personal, como judoka, conozco las complejidades inherentes al alto
rendimiento y su difícil articulación con la vida cotidiana. Es decir, además del deporte,
por lo general existen una variedad de obligaciones que están presentes, como ser el
trabajo, los estudios, la familia. En este sentido, ¿cómo es tu vivencia?
Fue algo complejo, yo soy Contador Público con especialización en Finanzas, esa es mi
profesión, mi trabajo, mi ingreso.
Hice el ciclo olímpico trabajando 9hs en un Asesor de Inversiones Suizo en Zonamerica,
lo que me llevaba muchas horas, mucho tiempo.
Mi vida era un puzle, madrugar para entrenar, salir a trabajar, volver a entrenar,
dormir poco, y al otro día lo mismo. Siempre llegando después de las 23hs a casa,
muchas veces perdiendo eventos como cumpleaños de buenos amigos y familiares. No
existían vacaciones, los 20 dias reglamentarios me los pedía de puchos para poder ir a
competir, así era como me iba por 3 días a La Habana, o pasaba más horas en un avión
que en el destino (Caso Mundial Astana) para volver después de 30hs de viaje directo a
la oficina. Fue sacrificado, pero valió la pena.
Conozco varios Judokas que tienen apoyo psicológico. En varios países de la región sus
planes de entrenamiento son físico, técnicos y psicológicos, teniendo especialistas a
cargo. En nuestro país tengo entendido que el atleta olímpico Juan Romero fue
apoyado con trabajo psicológico.
Sin duda mejora, el judo es un deporte muy mental, uno tiene que estar fuerte
mentalmente para ganar combates, es uno de los factores más importantes.
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No utilizo ninguna técnica en particular. Me considero una persona fuerte
mentalmente, esa fortaleza ha sido la que me permitió superar todos los obstáculos
que se me han presentado y las dificultades de nuestros medios para llegar a la cita
olímpica.
Sin duda sería una influencia muy positiva, me hubiera sido de gran ayuda en varios
momentos del ciclo.
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