El Día de La Redención. AGO16CAY

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EL DIA DE LA

REDENCIÓN
Dr. William Soto Santiago
16 de agosto de 1991
Cayey, Puerto Rico
EL DIA DE LA REDENCIÓN

Por William Soto Santiago


16 de agosto de 1991
Cayey, Puerto Rico

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes


aquí en Puerto Rico, y también a cada uno de ustedes a través de
la línea telefónica en Venezuela, en Colombia, en el Brasil, en
Guatemala, en México y en todos los diferentes lugares de la
América Latina, del Caribe, y también en diferentes lugares de
Norteamérica.
Es una bendición muy grande para mí estar con ustedes en
esta noche, para darles a conocer el programa divino
correspondiente para nuestro tiempo, y cómo alcanzar las
bendiciones que Dios tiene en Su programa para este tiempo final.
En esta noche quiero leer una Escritura que se encuentra
en la Carta de San Pablo a los Efesios, en el capítulo 4, verso 30.
Y dice:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención.”
EL DIA DE LA REDENCION.
Cuando San Pablo nos habla del día de la Redención, nos
está hablando del día del ciclo divino en donde cada hijo de Dios
regresará a la vida eterna con un cuerpo eterno, conforme a las
promesas divinas.
El apóstol San Pablo siendo un conocedor de esta promesa
divina que Dios tiene establecida para el día de la Redención, él
dice que es el día en donde los hijos de Dios recibirán la redención
del cuerpo; o sea, que seremos transformados para poseer un
cuerpo eterno.
Ahora, este día de la Redención o ciclo divino en donde
todos los hijos de Dios hemos de ser redimidos, nuestros cuerpos
ser transformados, y los que murieron en el pasado ser resucitados
y tener un cuerpo eterno.
Este tiempo o ciclo divino o día de Redención ha sido
señalado en tipos y figuras en otras generaciones, en otros
tiempos, y en todas esas ocasiones ha producido en tipo y figura
lo que estará aconteciendo en el día de la Redención, cuando se
cumpla en toda su plenitud para cada uno de nosotros.
Encontramos que redimir significa ``volver al lugar de
origen.'' Así que esto de redención de una persona o un pueblo
está mostrado en el Antiguo Testamento.
4 Dr. William Soto Santiago

Abraham fue traído por Dios a la Tierra Prometida que


Dios le juró que le daría. Luego encontramos a Jacob, el cual vivió
en la tierra de Israel, de donde tuvo que salir por causa de la
sentencia que su hermano Esaú había hablado contra Jacob; quien
había dicho: ``Cuando mi padre muera, yo mataré a Jacob mi
hermano.''
Ahora, su madre escuchó estas palabras, y le dijo a Jacob:
``Huye a la tierra de mi familia, de mi hermano y mi padre, porque
tu hermano piensa matarte.'' (Porque había recibido Jacob la
bendición de la primogenitura).
Ahora, vean que cuando una persona o pueblo recibe la
bendición de la primogenitura siendo hablada, encontramos que
también recibe persecuciones, y algunos hablan muy mal de esa
persona, y piensan quizás hasta matar a esa persona o pueblo.
Ahora, Jacob fue y vivió por muchos años en la tierra en
donde había nacido su madre; pero luego de cierto tiempo Dios se
reveló a Jacob y le dijo que había llegado el tiempo de regresar a
su tierra. Y eso significa Redención. Había llegado el día de
Redención, el día de volver a su lugar de origen para el Jacob
literal, como hombre, como un individuo, en donde estaba toda su
descendencia, en donde estaba el pueblo hebreo; porque estaba
primero en Abraham, después pasó a Isaac, y después pasó a
Jacob.
Podemos ver que Dios dice (por San Pablo) que Leví
diezmó a Melquisedec, cuando Melquisedec recibió los diezmos
de Abraham; porque Leví estaba en los lomos de Abraham; y de
ahí pasó a los lomos de Isaac, y de ahí pasó a los lomos de Jacob.
Y así fue pasando hasta que apareció manifestado en la Tierra con
el nombre de Leví.
Ahora, cuando Jacob recibió la orden de regresar a su
tierra, él había entrado a ese ciclo divino del día de Redención, que
es el día de volver a su lugar de origen. Por lo tanto, todas las
bendiciones de Dios para su regreso, estaban para ser
manifestadas, y estaba el Angel de Jehová del lado de Jacob para
traer todas esas bendiciones de parte de Dios, las cuales tenían que
ser traídas en el día de Redención para Jacob como individuo.
Ahora, en Jacob se estaría manifestando en tipos y figuras
lo que acontecería al Jacob como nación, al Israel como nación; o
sea, al pueblo hebreo como nación.
Encontramos que para Jacob, cuando ya estaba de regreso
a su lugar de origen, le apareció el Angel de Jehová, y Jacob lo
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agarró bien agarrado, luchó con él; y el Angel le decía: ``Suéltame,


porque ya está amaneciendo, y tengo que marcharme.''
Jacob le dijo: ``No te dejaré, no te soltaré, hasta que no me
bendigas.''
¿Por qué? Porque el día de Redención tiene una
bendición muy grande para todo hijo primogénito de Dios, al
cual le corresponde la bendición de la primogenitura. Y Jacob
había luchado por la primogenitura y había recibido de Esaú esa
primogenitura, cuando se la compró, y luego había recibido la
Palabra hablada de Dios por medio de su padre Isaac, cuando lo
bendijo con la bendición de la primogenitura; pero todavía le
faltaba la bendición del Angel, en donde estaba la bendición que
lo cambiaría y lo introduciría a la Tierra Prometida; y eso se
cumpliría en el ciclo divino del día de Redención.
Sin esa bendición hablada del Angel de Jehová, Jacob no
podía regresar a la tierra de Israel, a la tierra de donde él había
salido, porque se requería la bendición del Angel de Jehová; y
Jacob lo comprendía.
Ahora, todo esto aconteció en tipo y figura de lo que le
acontecería al Israel terrenal y al Israel espiritual.
Así que todo esto aconteció para Israel en tipos y figuras;
y este día de Redención para la entrada de Jacob a la Tierra
Prometida, a su lugar de origen, podemos ver que era tan
importante para Jacob, que Jacob solamente deseaba, pensaba, y
pedía una sola cosa: La bendición del Angel del Señor, porque en
esa bendición, aunque fueran pocas palabras habladas por el Angel
de Jehová, en esa bendición estaba toda bendición de la
primogenitura para ser materializada en Jacob, con promesas para
aquel siglo y para el siglo venidero del glorioso Reino milenial, y
también para la eternidad; porque la bendición de la primogenitura
es para toda la vida, tanto la vida terrenal que viva la persona en
ese tiempo, como para la vida en el nuevo cuerpo que ha de
heredar como un hijo de Dios.
Ahora, vean ustedes, Jacob luchó y no dejó ir al Angel,
porque si se iba sin hablar esa bendición sobre él, Jacob no tenía
garantía para continuar viviendo cuando se encontrara con su
hermano Esaú, el cual había prometido matarlo, luego de la
muerte de su padre Isaac. Y Jacob sabía eso.
Ahora, el Angel viendo que Jacob no lo soltaba, y que lo
que Jacob deseaba era la bendición de Dios; y se había acercado
al Angel y el Angel a él, en el día de Redención, en el día
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apropiado para recibir esa bendición del día de la Redención, el


Angel le preguntó: ``¿Cómo te llamas?'' Y Jacob le dijo su nombre:
``Jacob.''
``Y el Angel le dijo: No será tu nombre más Jacob, sino
Israel, que significa ``príncipe con Dios'' porque has luchado con
Dios, y has vencido.''
Luchó buscando la bendición divina, y luchó con el mismo
Angel de Jehová, con la misma manifestación de Dios en Teofanía.
Luchó y venció. No lo dejó ir. Ya estaba amaneciendo un nuevo
día.
Ahora, vean esto de que ``está amaneciendo un nuevo día.''
Todo esto es tipo y figura de lo que acontecería en el Israel literal,
como pueblo, y en el Israel espiritual, que es el cuerpo místico del
Señor Jesucristo, la Esposa del Cordero... Un día como aquel que
estaba amaneciendo, da testimonio de un día en el campo
espiritual.
Ahora, las cosas que en lo literal se cumplieron en Israel
como un individuo, como un hombre, y en Israel como nación, son
cosas que son tipos y figuras de las cosas que se cumplirían
espiritualmente en el Israel espiritual.
(No dejen pasar eso, porque estaremos viendo dentro de
muy pocos minutos lo que estas cosas significan para nosotros).
Ahora, el Israel literal como individuo recibió un cambio
de nombre. Con ese cambio de nombre, apareció un nuevo
hombre. Ya no era Jacob, que significa ``engañador'', sino Israel,
que significa ``príncipe con Dios.''
Por lo tanto, las cosas habían cambiado para Israel. Las
cosas habían cambiado con ese encuentro divino: Un
encuentro con el Dios Todopoderoso manifestado en Teofanía; un
encuentro con el Creador de los cielos y de la Tierra. Ese
encuentro cambió todo en favor de Jacob, hasta lo convirtió en
Israel.
Así que las cosas habían cambiado favorablemente para
Jacob, y ya era Israel, en ese día de Redención, en ese día de
regreso a su lugar de origen. Y luego pudo pasar frente a su
hermano y encontrarse con su hermano, y así tener paz, y su
hermano no ejecutar la sentencia que había hablado.
Ahora, vean ustedes, Jacob había regresado el día de
Redención, había regresado de la esclavitud en que había vivido
todos aquellos años, en donde su suegro lo había esclavizado,
haciéndolo un siervo o sirviente. Por lo tanto, en el día de la
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Redención fue libertado Jacob de la esclavitud de en medio de los


gentiles.
Ahora, todo esto luego se cumple también con el Israel
como nación. Israel como nación, el cual salió de los lomos de
Israel como individuo... El (Israel) como nación vivió en la tierra
de Israel, o tierra de Palestina, la tierra prometida para Abraham,
Isaac, Jacob y las doce tribus de Israel.
Y luego ellos vendieron a su hermano José a los gentiles.
Pues por José ser profeta, por tener las dos conciencias juntas, y
tener aquellos sueños y visiones, y tener también la interpretación
correcta, y por darla a conocer a sus hermanos y a su padre, ellos
se llenaron de celos. Por cuanto Jacob amaba más a José que a los
demás hermanos, ellos, celosos, pensaron en matar a José.
Ahora, vean ustedes, lo que hace el celo: hace que la
persona piense hasta en hacerle daño aún a sus propios hermanos.
Aun hasta en matar a su propio hermano llegó el celo que tenían
los hermanos de José (los diez hermanos de José, sin incluir a
Benjamín).
Así que José no podía hacer nada con relación a esta
situación; pues él había nacido profeta, había nacido con las dos
conciencias juntas; por lo tanto, él había nacido para obtener la
bendición de la primogenitura, y él no podía impedir los eventos
que estarían aconteciendo en su vida, y que influiría en la vida de
sus hermanos, influiría en la vida del pueblo hebreo, e influiría
también en la vida de la nación egipcia, sin la nación egipcia darse
cuenta.
Ahora, Dios estaba detrás de la vida de José, guiándola de
acuerdo al programa divino. Vean ustedes, Esaú pensó en matar
a Jacob, y tuvo que irse a los gentiles, a la casa de su suegro y de
su cuñado. (O sea, a la casa de su tío, que se convirtió en su
suegro). Y José tuvo que irse porque pensaron en matarlo, o irse
sin él querer; o sea, fue llevado a la tierra de los gentiles, pero
Dios estaba con él.
Ahora, el pueblo hebreo, representado en estas tribus de
Israel, tenían que ir a la tierra gentil de Egipto, para allí cumplirse
lo que le fue dicho a Abraham: que su descendencia, su simiente,
sería cautiva y esclava en tierra ajena, pero que a los cuatrocientos
años, Dios los libertaría con mano fuerte, en la cuarta generación.
Ahora, vean ustedes que el tiempo para la liberación es la
cuarta generación. Y es el tiempo en que el pueblo está oprimido,
esclavizado, en el lugar en donde se encuentre.
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Ahora, el pueblo hebreo fue a la tierra de Egipto buscando


alimento, y allí se quedó, pues José estaba en una posición muy
favorable, siendo el segundo en el reino del faraón, y teniendo a su
cargo la administración del reino, sentado a la diestra del faraón.
Cuando José vio a sus hermanos, sus hermanos no lo
conocieron, porque el faraón le había cambiado el nombre a José.
Este cambio de nombre es tipo y figura del cambio de
nombre del Señor Jesucristo cuando ascendió al cielo y se sentó
a la diestra de Dios, en el Trono de Dios, el Trono del Padre.
Ahora, vean ustedes, Dios está en tipos y figuras
mostrando lo que El llevaría a cabo en Su programa en medio del
Israel espiritual.
Ahora, miren ustedes, José cuando nació, recibió un
nombre hebreo; pero luego cuando José fue llevado en medio de
los gentiles y subido al Trono del faraón, y sentado en la diestra
del faraón, porque interpretó el sueño del faraón de aquellas
espigas flacas (delgadas) y aquellas espigas gruesas (hermosas). Y
luego el mismo sueño repetido en los símbolos de las vacas flacas
y las vacas gordas.
Ahora, por interpretar esos dos sueños, el faraón
reconoció que en él estaba el Espíritu del Creador de los cielos y
de la Tierra, y que estando en él ese Espíritu de los dioses, como
dijo Faraón, por lo tanto él era la persona adecuada para sentarse
en el trono del faraón, a la diestra del faraón, y tener a su cargo la
administración del reino del faraón, y poner en efecto lo que
recomendó José: recoger la cosecha de esos siete años buenos que
vendrían sobre Egipto, y así estar preparados para los años de
sequía y hambre, hambruna, que vendría sobre la tierra de Egipto.
¿Quién mejor que José para poner en práctica el programa
que Dios le mostró para llevarse a cabo en ese tiempo para la
preservación de vida entre los gentiles? ¿Quién mejor que el que
dio a conocer aquel misterio del Reino de Dios, y dio también a
conocer la forma de escapar de aquel juicio que vendría sobre la
Tierra?
Si él pudo interpretar el sueño, y luego pudo dar la
solución para ese problema que vendría sobre la nación egipcia,
¿no sería el mejor administrador en el reino del faraón para poner
en práctica aquella recomendación, y que fuera efectiva, y que
funcionara plenamente en el pueblo egipcio? El faraón y los sabios
y consejeros del faraón no encontraron a ninguno mejor que José
para aquel trabajo.
El Día de la Redención 9

Por lo tanto, José fue montado en el caballo del faraón, fue


proclamado; así como lo fue Daniel y Mardoqueo también, fue
montado sobre un caballo muy especial, y coronado de gloria y
colocado en una posición alta en el reino.
Así José recibió los más grandes honores que persona
alguna haya recibido, aparte del faraón, y le fue dada por esposa
una hija de un sacerdote de Egipto, y fue colocado en la posición
más importante, después de la posición del faraón.
El faraón le dijo: ``Tú serás el segundo en el reino, en el
trono. Así que por tu palabra se moverá toda persona, y las manos
de toda persona en toda labor, en toda obra que se tenga que
hacer.''
Así que José recibió también el anillo, el sello, del faraón,
y recibió también un nuevo nombre. José tenía un nombre hebreo,
y le fue cambiado por un nombre gentil.
Cuando José apareció allá en la tierra de Israel, aquel joven
profeta era conocido por sus hermanos por el nombre de José,
nombre hebreo, y fue conocido hablando hebreo; pero luego
cuando fue colocado en el Trono del faraón, recibió un nombre
gentil.
Todo esto es tipo y figura de lo que acontecería con el
Señor Jesucristo, porque José es un tipo perfecto del Señor
Jesucristo.
Ahora, vean ustedes, siendo José tipo de Cristo... Jesús
vino en Su Primera Venida en medio del pueblo hebreo. El pueblo
hebreo lo vio, lo conoció por el nombre de Jesús, pero no le
recibió como profeta ni como su Mesías; por lo tanto, pidió Su
muerte, y fue crucificado; luego resucitó al tercer día, el día
octavo, el día domingo; el cual también es tipo y figura del día de
Redención.
Y el ciclo divino en el cual Jesús apareció, esos tres años
y medio de la Semana Setenta de Daniel; porque toda esa Semana
corresponde al ciclo divino del día de Redención, en tipo y figura
del gran día de Redención que vendrá para todos los hijos de Dios.
Ahora, vean ustedes, Jesús apareció ministrando en la
Semana número Setenta de la profecía de Daniel; y en los
primeros tres años y medio ministró la Palabra, predicó el año de
la buena voluntad de Jehová, y proclamó libertad a todos los
cautivos.
¿Por qué podía proclamar libertad a todos los cautivos?
Porque El estaba en el ciclo divino del día de Redención, del día
10 Dr. William Soto Santiago

de liberación, del día de libertad. Por lo tanto, El estaba


proclamando libertad a los cautivos, y apertura de la cárcel a los
encarcelados.
Ahora, el Señor Jesucristo fue rechazado en ese ciclo
divino, el cual estuvo manifestándose en tipo y figura también de
lo que será ese gran ciclo divino en donde todos los hijos de Dios,
los primogénitos, serán libertados, donde regresarán a la vida
eterna con un cuerpo eterno, con todos los derechos restaurados.
Ahora, el pueblo hebreo lo rechazó, pidió Su muerte; y fue
crucificado por el Imperio Romano; y resucitó el día domingo, a
los tres días de Su muerte, conforme lo había prometido; basado
en lo que dijo el Salmista: que ``no dejaría Su alma en el infierno,
y no dejaría que Su Santo viera corrupción.'' Y la corrupción
comienza a los tres días, a las setenta y dos horas. Por lo tanto,
antes de comenzar la corrupción en Su cuerpo, resucitó de entre
los muertos en la mañana del primer día de la semana; el cual
representa también el día de Redención, pues es el día octavo.
Ahora, encontramos que José es un tipo perfecto del Señor
Jesucristo, del Mesías, en Su Primera y Segunda Venida: En Su
Primera Venida fue rechazado por Su pueblo, por el pueblo
hebreo; y en Su Segunda Venida será recibido por Su pueblo en
el fin del tiempo. Y ellos estarán viendo el cumplimiento de Su
Venida, lo estarán viendo como Rey, como vieron a José; y lo
estarán viendo con un nombre nuevo, y lo estarán viendo hablando
otro idioma.
José estaba hablando el idioma en donde estaba llevando
a cabo la administración de los negocios del rey, los negocios del
reino, del trono. Por lo tanto, él tenía que usar el idioma oficial en
donde él estaba como segundo en ese reino, y también el nombre
oficial para ministrar los negocios de ese reino.
Ahora, el pueblo hebreo cuando lo vio, al comienzo no lo
reconoció; pero le rindió los honores y pleitesía que se le rinden a
un gobernante.
Y José sabía quiénes eran aquellas personas, él sabía que
eran sus hermanos. Por lo tanto, él estaba todavía hablando el
idioma gentil; y ellos estaban pidiendo el favor de José.
Ahora, todo esto es tipo y figura de lo que será la Segunda
Venida del Señor, conforme al orden de Su Venida, con Su
nombre nuevo, y en la posición correspondiente de León de la
tribu de Judá, de Rey de reyes y Señor de señores, administrando
los negocios del Reino de Dios.
El Día de la Redención 11

Ahora, todo esto se va a materializar para el pueblo


hebreo, se va a cumplir con el Israel terrenal.
El pueblo hebreo, el Israel terrenal, los 144 mil hebreos,
están representados en Benjamín, que fue el que José pidió que
viniera, porque lo habían dejado allá en la tierra de Israel, porque
era el menor, el hijo pequeño de Israel; e Israel no lo había dejado
venir para ver a José y buscar alimento; porque pensaba que podía
acontecerle alguna cosa terrible, como le aconteció a su hermano
José.
Israel pensó: ``Si a José (el hermano de Benjamín por parte
de padre y madre) le aconteció algo terrible, yo no quiero que le
acontezca esto a Benjamín.'' Por lo tanto, lo tenía todo el tiempo
lo más cerca posible a él.
Pero José, siendo profeta, pidió que Benjamín fuera traído
a tierra gentil, para que así ellos pudieran recibir todo lo que ellos
deseaban, el alimento que ellos necesitaban.
Ahora, todo esto que aconteció, y cómo se dio a conocer
José a Israel cuando vio a Benjamín, que fue el que lo hizo sentir
ese amor divino que estaba en su corazón, y conmovió las entrañas
y sus sentimientos, y se reveló a ellos en ese momento, y les dijo:
``Yo soy vuestro hermano, yo soy José, al cual ustedes
vendieron...''
Ahora, esto es un tipo perfecto de lo que acontecerá con
el pueblo hebreo en el fin del tiempo en el día de Redención para
el pueblo hebreo.
Todavía para el pueblo hebreo no ha llegado ese momento;
pues ese momento se detuvo cuando el Señor Jesucristo murió en
la Cruz del Calvario, y luego a los tres días y medio resucitó, y
luego ascendió al cielo.
El tiempo para el pueblo hebreo, el día de Redención, se
detuvo; por lo tanto, el pueblo hebreo ha estado vagando por dos
mil años, aproximadamente, fuera del día de la Redención.
Ahora, el pueblo hebreo salió del día de la Redención, y ha
ido vagando de nación en nación, y teniendo grandes problemas y
siendo oprimido, y casi exterminado en algunas naciones; pero por
cuanto está muy cerca para el pueblo hebreo ese ciclo divino, que
se detuvo dos mil años atrás, para continuar nuevamente esa
Semana Número Setenta de la profecía de Daniel, Dios ha estado
llamando al pueblo hebreo de en medio de todas las naciones; y ha
estado reuniéndolos en la tierra de Israel. ¿Para qué? Para el gran
evento del día de Redención para el pueblo hebreo.
12 Dr. William Soto Santiago

Ellos experimentarán lo mismo que experimentó José y que


experimentó Jacob. Ellos experimentarán lo que Jacob
experimentó cuando fue a cruzar el río, que se encontró con el
Angel de Jehová.
Israel, representado en los 144 mil; se encontrará con el
Angel de Jesús enviado con gran voz de trompeta para llamar y
juntar a todos los escogidos de Dios de entre los gentiles. Por eso
en Apocalipsis capítulo 22:16, Jesús dice que ha enviado Su Angel
para dar testimonio de estas cosas en las iglesias: El estará dando
testimonio de estas cosas a la iglesia gentil, y también a la iglesia
hebrea.
El es enviado conforme a Apocalipsis capítulo 7, con el
Sello del Dios vivo, para llamar y juntar a los 144 mil hebreos, y
sellarlos en sus frentes con el Sello del Dios vivo, para ellos recibir
también el nombre eterno de Dios y nombre nuevo del Señor
Jesucristo, el nombre del Cordero.
Por eso el Angel que viene con el Sello del Dios vivo es el
Angel que el Señor Jesucristo, en el fin del tiempo, utiliza para el
Israel espiritual y para el Israel literal en el día de la Redención.
El día de la Redención es para el pueblo hebreo en lo
literal, y para el pueblo gentil, el Israel espiritual, en el fin del
tiempo.
Ahora, viene para el pueblo hebreo en el fin del tiempo,
cuando está para comenzar ese ciclo divino del día de Redención
para el pueblo hebreo, porque ese ciclo divino también es el ciclo
divino del día de Redención para los escogidos de entre los
gentiles, los primogénitos de entre los gentiles. Por lo tanto, para
los escogidos de entre los gentiles se realiza primero ese ciclo
divino, se materializa, se cumple, y luego para el pueblo hebreo.
Ahora, en ese ciclo divino son tan grandes y maravillosas
las cosas que se realizan, que solamente viendo a través de la
Escritura ese ciclo divino cuando se realizó en el pasado, que
viene a ser tipo y figura de nuestro tiempo, podemos ver las cosas
grandes que han de acontecer en el fin del tiempo, las cuales
también han sido profetizadas por los profetas del Antiguo
Testamento y también del Nuevo Testamento.
Ahora, en el tiempo del pueblo hebreo en Egipto, estando
allí por cuatrocientos años esclavizados, cuando se llegó el tiempo
para Dios cumplir la promesa de la Redención de Israel, la
liberación de Israel, para liberarlos con mano poderosa...
Cuando se llegó ese ciclo divino, cuando se realizó allá,
El Día de la Redención 13

siendo tipo y figura del día de la Redención para los hijos de Dios,
encontramos que Dios descendió, el Angel de Jehová descendió,
Dios en teofanía, y le apareció a Moisés en el monte Sinaí, y
estuvo hablándole a Moisés Su profeta. Y en Moisés se veló el
Angel de Jehová, y Dios le dijo a Moisés:
``Ve, porque yo he escuchado el clamor de mi pueblo, y
he descendido para libertarlos con mano poderosa. Ve, yo pondré
mi palabra en tu boca, y tú hablarás lo que yo te mandare. Y
ellos te escucharán.''
Ahora, vean que el pueblo no puede escuchar el mensaje
del día de Liberación, de el día Redención, hasta que no llega ese
día para el pueblo, porque ese mensaje no lo puede traer ningún
otro mensajero, sino que tiene que ser un mensajero
dispensacional; porque el día de la Redención siempre se lleva a
cabo al final de la Edad o Dispensación que está finalizando, y da
comienzo a una nueva Dispensación, con un nuevo mensaje
dispensacional y con un nuevo mensajero dispensacional, para
traer a ese día de Redención las personas que han de recibir las
bendiciones de ese día de Redención.
Ahora, toda persona en ese día de Redención tiene
libertad, porque toda persona tiene libre albedrío... toda persona
tiene libertad para aceptar o rechazar ese día de Redención,
aceptar o rechazar a Dios manifestándose en ese día de Redención,
aceptar o rechazar al mensajero señalado por Dios para ese día de
Redención traer al pueblo el mensaje de Redención, de liberación;
para así el pueblo entrar a ese ciclo divino y recibir esa bendición
de Redención, esa bendición de liberación, que Dios tiene señalada
para ese día.
Ahora, cuando llegó el tiempo para la liberación del pueblo
hebreo, conforme a la promesa dada a Abraham: ``Tu simiente
será cautiva en tierra extraña; pero yo los libertaré con mano
poderosa; y la nación la cual los ha oprimido, yo la castigaré.''
Vean ustedes, en ese ciclo de liberación, de libertad, de
Redención, hay bendición para el pueblo que tiene esa promesa;
pero hay maldición, hay juicio, para el pueblo que ha estado
oprimiendo al pueblo de Dios, ya sea al Israel literal o al Israel
espiritual.
Por lo tanto, Dios entonces desciende a la escena y se
presenta, se manifiesta, y trae bendición para unos y maldición
para otros. Eso ha sido inevitable en esas etapas en que esos ciclos
divinos se han estado reflejando en el pasado.
14 Dr. William Soto Santiago

Así que la aparición de Moisés, siendo el velo de carne en


donde Dios estaba manifestándose, la presencia de Moisés allí en
la tierra, en medio de los gentiles, era para la bendición del Israel
literal, y para maldición y juicio del reino de los gentiles, que había
llegado a la cuarta etapa o cuarta generación, a los cuatrocientos
años cumplidos.
Así que podemos ver todo lo que aconteció allá, los tipos
y figuras de lo que acontecerá al Israel literal, y también al Israel
espiritual. El Israel espiritual antecede en estos eventos, en el fin
del tiempo, al Israel literal.
Así que vean ustedes las cosas que acontecieron allá con
Moisés, aquellas cosas que acontecieron literalmente, son tipo y
figura de las cosas que espiritualmente acontecen en medio del
Israel espiritual.
Todas aquellas bendiciones que el pueblo hebreo tuvo en
lo literal, se convierten en bendiciones espirituales para el Israel
espiritual. Pero también para el Israel literal o terrenal, estas cosas
que acontecieron allá con el pueblo hebreo, son tipo y figura de lo
que acontecerá con el pueblo hebreo en el fin del tiempo.
Así como el pueblo hebreo tuvo un cordero, para que la
plaga de la muerte no viniera sobre ellos y para poder salir en el
éxodo, el pueblo hebreo en el fin del tiempo reconocerá el
sacrificio del Señor Jesucristo, y tendrá como su sacrificio el
Cordero de Dios. Aquel Cordero pascual, para el Israel literal se
convertirá en el Señor Jesucristo, el Cordero de Dios, en el día de
Redención.
Y dice que ellos mirarán, y verán Sus heridas. O sea, ellos
verán que ellos pidieron Su Muerte, ellos verán que fue
crucificado, ellos recordarán todo lo que aconteció. Y se afligirán,
llorarán; y se cumplirá entonces en ellos el día de la expiación, en
donde toda persona tenía que afligirse, tenía que llorar, porque el
que no lo hiciera, sería cortado del pueblo.
Y para el Israel terrenal, para ese ciclo divino del día de
Redención, el que no se aflija en ese tiempo y llore, será cortado
del pueblo. Pero alcanzarán misericordia 144 mil hebreos, doce mil
de cada tribu, que se estarán afligiendo, estarán llorando, y estarán
reconociendo el sacrificio del Señor Jesucristo en la Cruz del
Calvario.
Y ellos serán sellados con el Sello del Dios vivo en sus
frentes, en sus mentes, conforme a la promesa divina. Y ellos
recibirán el nombre eterno de Dios y nombre nuevo del Señor
El Día de la Redención 15

Jesucristo, conforme a la promesa divina.


Apocalipsis capítulo 14 dice: ``Y vi al Cordero en pie en
el monte de Sión, y con El ciento cuarenta y cuatro mil que tenían
el nombre de su Padre y el nombre del Cordero escrito en sus
frentes.''
Escrito en sus frentes, porque el Angel con el Sello del
Dios vivo los selló en sus frentes.
El Sello del Dios vivo. Así como José recibió el sello del
faraón para sellar todo trabajo, para sellar todo lo que él ordenaba
que fuese hecho, llevaba el sello del faraón, el cual era propiedad,
era tenido por José, el cual estaba en el trono del faraón: Así será
todo realizado en el fin del tiempo.
Ahora, encontramos que el pueblo hebreo tiene grandes
promesas en el fin del tiempo. Y todas esas promesas están
tipificadas en las promesas que tuvo para la liberación allá en el
tiempo de Moisés. Y esas promesas que tiene el Israel terrenal,
literal, también las tiene el Israel celestial, el Israel espiritual, en el
campo espiritual o celestial.
Así como el Israel terrenal va a recibir la Venida del Señor
como León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores,
y va a reconocer que es el mismo Cordero de Dios, pero
manifestado en Su obra de Reclamo de todo lo que El redimió con
Su Sangre preciosa, así también el Israel espiritual (en el fin del
tiempo) tiene la promesa de recibir la Venida del Señor con Sus
Angeles como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y
Señor de señores, como el Angel fuerte que levanta Su mano al
cielo con el Librito abierto en Su mano, y clama como cuando
ruge un león, y siete Truenos emiten sus voces; y jura por el que
vive por los siglos de los siglos, que el tiempo no será más.
El tiempo de los gentiles llega a su fin: el tiempo de los
gentiles en el campo literal, en el campo político, social,
económico, cultural, y en todos los campos. El tiempo del reino de
los gentiles, el tiempo para los gentiles tener control del reino, ha
llegado a su fin; y también en el campo espiritual: el tiempo de las
Edades gentiles ha llegado a su fin.
Por lo tanto, Dios comienza en el fin del tiempo o del siglo
una nueva Dispensación, y llama a un éxodo espiritual al Israel
espiritual, para poder recibir en esa nueva Dispensación que está
en el ciclo divino del día de Redención, en donde se realizará la
redención del cuerpo de cada escogido: de los que murieron, en la
Resurrección de cuerpos incorruptibles, para vivir aquí en la
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Tierra, tener un cuerpo para toda la eternidad, un cuerpo eterno,


incorruptible, inmortal, un cuerpo que nunca se pondrá viejo, que
nunca se enfermará, que la radioactividad no podrá llegar a él,
aunque exploten las bombas radioactivas que poseen las diferentes
naciones.
Y para los que estamos vivos la promesa es que seremos
transformados: transformados en nuestros átomos, y entonces
tendremos un cuerpo eterno en donde estaremos habitando por
toda la eternidad.
Siendo nosotros almas de la Séptima Dimensión,
tendremos también en ese cuerpo eterno el Espíritu teofánico que
fue predestinado por Dios para ser nuestro cuerpo de la Sexta
Dimensión.
Y tendremos el cuerpo eterno que utilizaremos en esta
Tierra, un cuerpo interdimensional, un cuerpo que podrá
trasmutarse, un cuerpo que podrá pasar de una Dimensión a otra
sin perder lo que en sí es ese cuerpo; un cuerpo que Dios, desde
antes de la fundación del mundo, predestinó y diseñó para cada
uno de nosotros, para que cada uno de nosotros recibiéramos ese
cuerpo eterno.
Por causa de la caída, los hijos de Dios, con excepción de
Adán y Jesús, no han podido recibir ese cuerpo cuando han nacido
aquí en la Tierra; porque no era el tiempo señalado para los hijos
de Dios recibir ese cuerpo.
Pero en este tiempo final hemos llegado al ciclo divino del
día de la Redención, siendo este ciclo divino tipificado en el
tiempo de Adán antes de su caída, y el tiempo de Jesús, y también
siendo tipificado en el tiempo en que apareció Moisés y liberó al
pueblo hebreo, y también siendo tipificado en el tiempo en que le
apareció el Angel a Jacob y lo bendijo cambiándole el nombre...
Vean ustedes dónde estaba toda la bendición que Dios
tenía para Jacob, dónde estaba la bendición de la primogenitura
para Jacob. Fue un mensaje sencillo y corto el mensaje del Angel
de Jehová; pero un mensaje que contenía toda bendición que hay
en la bendición de la primogenitura.
Así que vean ustedes que todo eso está señalando el fin del
tiempo, está señalando el ciclo divino del día de la Redención, así
como el año del Jubileo establecido por Moisés, inspirado y
guiado por Dios para establecérselo al pueblo hebreo, ese año
también da testimonio del día de la Redención para todos los hijos
de Dios, para el Israel espiritual, celestial, primeramente, y para el
El Día de la Redención 17

Israel literal o terrenal.


Aquel año del jubileo era el año cincuenta. Cada cincuenta
años el año número cincuenta era el año de la liberación, de la
libertad; se tocaba la trompeta el día de la expiación.
Y ese día se proclamaba libertad en toda la Tierra; y cada
esclavo tenía libertad para aceptar o rechazar su libertad; y el que
la aceptaba, creyendo en lo que Dios había establecido a través de
Moisés, quedaba automáticamente libre. El aceptaba esa libertad
y proclamaba que había aceptado esa libertad, y que era libre. Por
lo tanto, tenían que darle la libertad. Ahora, el que la rechazaba,
nunca más tenía la oportunidad de ser libre. También las
propiedades entraban en ese ciclo divino.
En ese ciclo divino del año de Redención, año del Jubileo
o año Cincuenta, ese año era el año de la Redención para la Tierra
y para los esclavos; por lo tanto, todo regresaba a su posición
original. Las personas regresaban a sus propiedades, si las habían
perdido.
Todo esto es tipo y figura de lo que en el fin del tiempo
estará aconteciendo en medio del Israel espiritual y en medio del
Israel terrenal.
Así que, vean ustedes, cada uno regresaba a su familia, a
su tierra, a su parentela, y nadie podía impedir ese regreso, esa
liberación; el único que lo podía impedir era la misma persona. Por
lo tanto, cada persona tenía libre albedrío para entrar en ese ciclo
del día de Redención del año del Jubileo, y hacer su reclamo,
reclamar su liberación.
Ahora, todo esto da testimonio del día de Redención del
cual habla el apóstol San Pablo. El dice que hemos sido sellados
con el Espíritu Santo de Dios hasta o para el día de la Redención.
Porque los que recibirán el beneficio del día de la
Redención, los que regresarán a la vida eterna con un cuerpo
eterno, serán los que han recibido el bautismo del Espíritu Santo,
que son las arras de nuestra salvación, de nuestra Redención.
Por dos mil años, aproximadamente, Dios ha estado
llamando de entre los gentiles un pueblo para Su nombre, y han
estado recibiendo el bautismo del Espíritu Santo, desde el
principio hasta el final, para Dios materializar en este tiempo final,
llevar a cabo, el día de Redención, para El poder cumplir ese ciclo
divino y llamar un pueblo, llamar un grupo de personas de entre
los gentiles primeramente, para este día, para este ciclo de
Redención, para recibir las bendiciones que están en el día de
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Redención prometidas para el fin del tiempo, las cuales son: la


Resurrección de los muertos en Cristo, la Transformación de
nuestros cuerpos y el Rapto de los escogidos, para así ser
restaurados a la vida eterna con un cuerpo eterno y con todos los
derechos que perdió Adán y Eva.
Así que todos los derechos nuestros, como herederos de
Dios y coherederos con Cristo Jesús, serán restaurados a nosotros
en el ciclo divino del día de la Redención.
Por eso en este tiempo final estamos esperando, y el Señor
Jesucristo ha reclamado; y nosotros hemos entrado en ese
reclamo, y estamos reclamando todo lo que nos pertenece
conforme a ese ciclo divino.
Estamos reclamando la Resurrección de los muertos en
Cristo, y estamos reclamando la Transformación de nuestros
cuerpos en este tiempo final, y toda la herencia que nos
corresponde como herederos de Dios: este planeta Tierra con todo
lo que tiene, y también la herencia nuestra en los cielos.
Así que no es solamente aquí en la Tierra, sino que somos
herederos de Dios de las cosas de esta Tierra y de las cosas
celestiales también.
Así que cada escogido en este tiempo final es llamado y
juntado con el mensaje de gran voz de trompeta, por medio del
ministerio de los Angeles del Señor Jesucristo, el ministerio de
Moisés y de Elías, y se realizan en el campo espiritual las cosas
que se realizaron allá en el éxodo con Moisés.
Y luego en este éxodo del Israel espiritual, para su regreso
a la Tierra Prometida en este día espiritual de Redención, que es
el día de la Tercera Dispensación, como Dispensación en su
comienzo, como fue también el ciclo de redención o de liberación
del pueblo hebreo, en el primer éxodo fue el ciclo divino del
comienzo de la Dispensación de la ley.
Vea usted que siempre en el comienzo de la nueva
Dispensación, se manifiesta ese ciclo divino del día de Redención.
Ahora, por cuanto los escogidos de entre los gentiles
pertenecen al Israel espiritual o celestial, todas estas cosas que
fueron vistas allá, se llevan a cabo en el campo espiritual.
Por eso hemos salido en el Exodo hacia la tierra prometida
del nuevo cuerpo y hacia la Tierra Prometida del Reino milenial,
sin tener necesidad de salir de la nación en donde está viviendo
cada escogido de Dios.
Estamos viviendo en el ciclo del día de Redención en el
El Día de la Redención 19

campo espiritual. Por eso es en el campo espiritual en que los hijos


de Dios salen de una Dispensación que ya ha terminado, y pasan
a una nueva Dispensación que ha comenzado: la Dispensación del
Reino; porque la Segunda Dispensación, la Dispensación del
Reino de los cielos o la Dispensación de la gracia, que es la
Dispensación del Reino de los cielos, ha concluido; y da paso a la
Dispensación del Reino de Dios, para ser establecido en la Tierra.
Y por esa causa el día de Reclamo, da lugar para ser
reclamado todo lo que tiene que ser reclamado, para que entre a
la Tercera Dispensación, la Dispensación del Reino, para que sea
sellado en el Reino de Dios y pase al glorioso Reino milenial, el
cual pronto comenzará.
Ahora, todas estas son bendiciones para el Israel espiritual
y luego serán bendiciones para el Israel terrenal o literal.
Ahora, podemos ver que así como el Angel de Jehová le
apareció al Israel literal, y le apareció a Moisés y al pueblo hebreo,
y les trajo aquella bendición, y les dio el mensaje para aquella
nueva Dispensación, así también los 144 mil hebreos lo recibirán,
y recibirán un cambio de nombre; porque dice la Escritura que en
aquel día ellos recibirán un nombre nuevo que la boca de Jehová
nombrará: Será el nombre nuevo, que es el nombre eterno de Dios
y nombre nuevo del Señor Jesucristo. Y ellos recibirán ese nombre
en la manifestacion del Señor Jesucristo en el día de la Redención.
Ahora, el Israel espiritual también recibe un cambio de
nombre, recibe un nombre nuevo escrito en su frente, para ser
sellados en el Reino de Dios, en la Tercera Dispensación, y recibir
todas las bendiciones que El ha prometido para el fin del tiempo.
Pero ¿qué de los gentiles y el reino de los gentiles? El
pueblo hebreo en lo literal, como también el Israel espiritual, el
cuerpo místico del Señor Jesucristo, Su Iglesia, la Esposa del
Cordero, han sido oprimidos y han vivido esclavizados en este
planeta Tierra por el reino de los gentiles.
Y el diablo ha esclavizado en este planeta Tierra, desde la
caída del ser humano, a todos los hijos de Dios, y los ha
esclavizado en todos los sentidos bajo las formas y sistemas
terrenales, y los ha hecho vivir esclavizados como el resto de las
personas, como el resto de los seres humanos.
Así como la cizaña ha vivido esclavizada, también el trigo
ha vivido esclavizado aquí en el planeta Tierra, por seis mil años
aproximadamente, sin poder obtener los derechos de la vida eterna
en estos cuerpos, para continuar viviendo en la Tierra y obtener
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los derechos de todo lo que el ser humano perdió en la caída.


Por lo tanto, todos los hijos de Dios, a través de las
Edades, de las épocas, de las generaciones, de las Dispensaciones,
han vivido esclavizados aquí en la Tierra bajo el príncipe de las
tinieblas, que es el diablo, el príncipe del aire, el cual ha oprimido
a los hijos de Dios.
Ahora, Dios libertará, así como libertó a Jesús de la muerte
y del infierno, y como libertó al pueblo hebreo allá en Egipto, El
libertará en este tiempo final a los escogidos, los predestinados, los
primogénitos, los cuales tienen la bendición de la primogenitura
para ser materializada en el fin del tiempo y regresar a la vida
eterna, regresar a su herencia, la cual le será restaurada en el fin
del tiempo.
Y entonces cada hijo de Dios primogénito recibirá un
cuerpo eterno y tendrá autoridad y poder sobre toda la creación;
tendrá todo poder y autoridad sobre los peces del mar, las aves de
los cielos, los árboles del campo y sobre los animales del campo,
y sobre todos los demás seres humanos, y sobre todos los reinos
que están en esta Tierra.
Y pasarán los reinos del mundo, los reinos de los gentiles,
para ser los reinos de nuestro Dios y de Cristo, conforme a la
promesa divina. Y todo esto corresponde para este ciclo divino del
día de la Redención.
Así que estamos viviendo en el tiempo más grande, en el
ciclo más grande y sublime del programa divino:
Estamos esperando la Transformación de nuestros cuerpos
y estamos reclamando la Transformación de nuestros cuerpos.
Estamos reclamando nuestro regreso a la vida eterna.
Y por cuanto ninguna persona recibe las bendiciones, los
beneficios, del día de la Redención si no reclama esos derechos;
como acontecía en el año del Jubileo, que solamente los que
reclamaban esos derechos, recibían esas bendiciones, recibían la
restauración de todo lo que habían perdido. Así también es hoy.
Pero nosotros hemos recibido el mensaje que anuncia, que
proclama, el día de la Libertad en toda la Tierra para los hijos de
Dios, para los primogénitos de Dios. Nosotros hemos recibido ese
mensaje, nosotros lo hemos creído, y continuamos creyéndolo; y
creemos todo lo que dice ese mensaje, y reclamamos toda
bendición hablada en ese mensaje para cada uno de nosotros.
¡Dios eterno, yo pido, yo reclamo, la Redención de
nuestros cuerpos en este tiempo final, para cada uno de los
El Día de la Redención 21

escogidos, de los primogénitos, que hemos entrado a este ciclo


divino del día de la Redención!
Que pronto, Señor, Tú transformes nuestros cuerpos, y
regresemos a nuestra herencia, a nuestra propiedad y a nuestros
derechos, que sean restaurados a cada uno de los primogénitos, en
éste día de la Redención, y así regresemos a la vida eterna de
donde cayó Adán en el Huerto del Edén.
EL DIA DE LA REDENCION. Es tan grande la
bendición que nos ha tocado en el día de la Redención, que los
santos del pasado, todos los escogidos de las Edades pasadas, han
tenido que esperar en el Paraíso para entrar al día de la Redención,
recibir ese mensaje allí en el Paraíso, y estar en ese mensaje para
pronto regresar a la Tierra en un cuerpo eterno: Restaurados a la
vida eterna con todos los derechos que el ser humano perdió en la
caída.
Todos los derechos serán restaurados a los hijos de Dios.
Por esa causa el Título de Propiedad (ese Título, ese Librito) de
toda la herencia de los hijos de Dios es traído a la Tierra.
Y así como ninguna persona tiene derecho a reclamar una
propiedad, si no tiene el Título de Propiedad, la escritura de esa
Propiedad, con el sello, sellada... La persona no tiene derecho a
hacer ese reclamo, y que le sea concedido lo que reclama; pero si
viene otro a reclamar la misma propiedad, y tiene ese Título de
Propiedad, esa Escritura, y aparece su nombre ahí como heredero,
como dueño de esa propiedad, la Corte le da el derecho a esa
persona que tiene el Título sellado, y el reclamo de esa persona es
válido, y obtiene su herencia, su propiedad.
Si así es entre los seres humanos, ¡cuanto más en el cielo,
ante el Trono Supremo del Creador de los cielos y de la Tierra, el
Juez de los cielos y de la Tierra!
Y nosotros hemos estado recibiendo el Título de
Propiedad que ha traído el Angel fuerte que descendió del cielo
con ese Título de Propiedad, con el Librito abierto en Su mano; el
cual entregó a un hombre, a un profeta, en aquella visión, 1,900
años atrás, aproximadamente.
En tipo y figura lo entregó a Juan el Discípulo amado,
dando testimonio que lo entregaría en Su Venida al último profeta
mensajero que El tuviera aquí en la Tierra, al Benjamín de los
profetas, el cual sería el Angel del Señor Jesucristo, para llamar y
juntar a todos los escogidos, para compartir con ellos el Título de
Propiedad; y para que cada hijo de Dios tenga derecho a la obra
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de Reclamo; y así reclamar su propiedad, así reclamar un cuerpo


eterno.
Cada escogido tiene derecho a reclamar un espíritu
teofánico, el cual acampa en su derredor; pero tiene derecho
a reclamar que entre en él y esté dentro de su cuerpo, para
que así estén las dos conciencias juntas. Así esté la mente del
espíritu teofánico unida.
La causa por la cual no podemos recordar nosotros... pero
Jesús sí recordaba las cosas antes de El aparecer en la Tierra. El
decía: ``Glorifícame con aquella gloria que tuve contigo, antes de
la fundación del mundo.''
El hablaba del pasado, y El decía: ``Nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo.''
Nadie subió a la Séptima Dimensión, sino el que descendió
de la Séptima Dimensión, el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
(Y El estaba en la Tierra). El sabía lo que El había sido antes de
aparecer en la Tierra.
El decía: ``Antes que Abraham fuera, Yo soy. Y Abraham
deseó ver mi día; lo vio, y se gozó.'' Porque El vino de la Séptima
Dimensión, pasó a la Sexta Dimensión, y tomó un cuerpo
teofánico que El creó para sí mismo, y luego pasó a esta
Dimensión terrenal en un cuerpo que El creó en el vientre de
María.
Por lo tanto, allí estaba Dios, el Ser de la Séptima
Dimensión, el Creador de los cielos y de la Tierra, metido en un
cuerpo de carne, pero creado por Dios, venido a este mundo sin
pecado. Y allí estaba el Creador de los cielos y de la Tierra metido
en ese cuerpo, con su cuerpo teofánico también.
Así que El podía ver en otras Dimensiones. El podía ver no
solamente en la Dimensión de Dios. El podía ver no solamente las
cosas buenas; El también podía ver en otras Dimensiones. El en
una ocasión dijo: ``Vi al diablo que bajó como una estrella, como
un cometa, a la Tierra.''
Para aquellos días había bajado ¿para qué? Para encarnarse
en Judas Iscariote, que fue la manifestación del diablo en carne.
Fue la segunda serpiente, y fue el segundo Caín, también fue el
segundo Nimrod. Vean ustedes todo lo que el Señor Jesucristo
podía ver. Tenía las dos conciencias juntas. El Espíritu teofánico
operando por medio de carne humana. Por eso cuando El hablaba,
era por medio de Su Espíritu teofánico; era en Su mente, la mente
del Espíritu teofánico operando a través de carne humana. Y por
El Día de la Redención 23

esa causa El hablaba y las cosas acontecían.


Así también ocurrió en los diferentes profetas que Dios
envió en los cuales operó el Espíritu teofánico de cada profeta. Y
lo que ellos veían, lo veían en ese Espíritu, con esa mente de la
teofanía, y escuchaban con su teofanía, y hablaban dirigidos por la
teofanía.
Por lo tanto, lo que venía, venía de la Séptima Dimensión
a la Sexta Dimensión de la teofanía, pasando por el Espíritu
teofánico de esos profetas, y luego siendo hablado por carne
humana en esta Tierra. En ellos estaban las dos conciencias juntas.
Por lo tanto, podían estar viendo en otra Dimensión,
estando ellos despiertos; porque operaba la mente de la teofanía
en ellos, sin necesidad de ellos estar dormidos. En otras ocasiones
podían estar dormidos, y operaba también el espíritu teofánico.
Ahora, les dije que Jesús recordaba todo lo que había sido
antes de venir a esta Tierra; por lo tanto, El podía hablar de esas
cosas.
Ahora, los demás seres humanos por cuanto no pasaron a
la Sexta Dimensión para obtener su cuerpo teofánico, el cual Dios
predestinó para cada uno de los escogidos, de los hijos de Dios...
Pero por cuanto no pasaron los hijos de Dios por la Dimensión de
la Teofanía, la Sexta Dimensión, sino que han venido de la
Séptima Dimensión a esta Dimensión terrenal, entonces no
pudieron los hijos de Dios obtener su cuerpo teofánico y vivir en
ese cuerpo y en esa Dimensión un lapso de tiempo, y luego venir
a la Tierra y obtener un cuerpo eterno, traído por creación divina,
para vivir eternamente, sino que los hijos de Dios han pasado de
la Séptima Dimensión a esta Dimensión terrenal, y han obtenido
los hijos de Dios un espíritu en la permisiva voluntad de Dios, un
espíritu del mundo, y no el Espíritu teofánico que le corresponde
a cada hijo de Dios. Han recibido un espíritu del mundo, con la
inclinación hacia las cosas del mundo, y luego también un cuerpo
de este mundo, traído por la unión de un hombre y de una mujer,
por las relaciones íntimas.
Por lo tanto, el ser humano, los hijos de Dios, han estado
viviendo esclavizados en un cuerpo en la permisiva voluntad de
Dios, un cuerpo sujeto a pasiones, a problemas, a las necesidades
de este mundo, y a las cosas de este mundo, como los trabajos de
este mundo, las exigencias de este mundo, y todas las cosas de
este mundo.
Así los hijos de Dios han vivido esclavizados en este
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planeta Tierra, en el propio planeta que a ellos les pertenece; pero


por cuanto los hijos de Dios perdieron sus derechos y su herencia
en la caída, hemos estado viviendo en esa situación por miles de
años.
Pero dice el apóstol San Pablo que todos los hijos de Dios
serán libertados. Romanos capítulo 8, verso 19 en adelante:
``Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar
la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su
propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud
de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una
está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino
también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando
la adopción, la redención de nuestro cuerpo.''
La redención de nuestro cuerpo, la Transformación de
nuestros cuerpos, para regresar a la vida eterna con todos nuestros
derechos restaurados. Eso ha sido prometido. Y en el Título de
Propiedad está todo lo que nosotros heredaremos en este tiempo.
Por esa causa el Señor Jesucristo, que es el Redentor, y es
también el que hace Su obra de reclamo, en este tiempo final,
viene con el Título de Propiedad, para traer ese Título a cada hijo
de Dios, para que cada hijo de Dios tenga derecho a su obra de
reclamo, y pueda obtener todo lo que El ha reclamado para cada
uno de nosotros.
En la Corte Suprema de Dios, en el Trono de Dios, El hizo
el reclamo cuando El abrió ese Título de Propiedad.
Y desciende a la Tierra dándonos el Título de Propiedad,
y nosotros al recibirlo en el día de Redención, en el cual vivimos,
por la fe, creyendo todo lo que está en ese Título de Propiedad,
nosotros aceptamos la obra de reclamo que el Señor Jesucristo
hace en el fin del tiempo.
Y nosotros, teniendo el libre albedrío, en este día de
Redención reclamamos la Redención de nuestros cuerpos, y
reclamamos la redención de todo lo que se perdió en la caída,
reclamamos nuestro regreso a nuestra herencia, reclamamos
nuestra herencia en este tiempo final, reclamamos el cuerpo
eterno, cuerpo glorificado; reclamamos este planeta Tierra como
parte de nuestra herencia, y reclamamos todos los reinos de este
El Día de la Redención 25

mundo, reclamamos este planeta Tierra con todo lo que tiene; y


luego se decidirá lo que se hará con lo que no se quiera para el
Milenio.
Y durante la gran tribulación, que son los tres años y
medio restantes de la Semana Setenta, se le pegará el fuego a la
cizaña; o sea, la cizaña será echada en el horno de fuego. Y allí
será el lloro y el crujir de dientes. Porque dice Malaquías 4:1-2:
``He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos
los soberbios serán estopa; y aquel día que vendrá los abrasará,
ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol
de justicia, y en Sus alas traerá salvación.''
Nacerá la Venida del Señor con Sus Angeles, con Sus
Alas, para traer salvación, para traer la Redención de nuestros
cuerpos y la restauración a la herencia que nosotros perdimos allá
en la caída en el Huerto del Edén.
Hemos llegado al ciclo divino del día de la Redención. Por
eso es que estamos esperando la Transformación de nuestros
cuerpos, estamos esperando esa intervención divina; en donde esas
luces misteriosas o ``platillos voladores'' harán una labor que está
prometida para el fin del tiempo en favor de los herederos de
salud, de los herederos de todo lo que el Señor Jesucristo redimió
con Su Sangre, y ha reclamado en este tiempo final.
Así que los ``platillos voladores'' o luces místicas, aunque
serán para juicio del mundo, juicio del reino de los gentiles, una
investigación de juicio divino; para los escogidos es de bendición
divina; y nuestras teofanías entrarán a nuestros cuerpos, esas luces
místicas, y transformarán nuestros cuerpos en este tiempo final,
conforme a las promesas del día de la Redención.
Ahora, recuerden, en todas las ocasiones en que este ciclo
divino se manifestó, el ciclo divino del día de Redención, hubo
pruebas, hubo problemas, y hubo persecuciones a muerte. Hubo
grandes problemas.
El pueblo hebreo fue oprimido, y aun cuando salió en el
éxodo fue perseguido a muerte por el faraón y su ejército; y
también las demás naciones de entre los gentiles se levantaron en
contra del pueblo hebreo, y no los dejaban pasar para llegar a la
Tierra Prometida.
Ahora, todo esto está mostrando grandes cosas que
acontecerán en este tiempo final. Por cuanto en aquel tiempo,
siendo la cuarta generación del reino de aquellas naciones gentiles,
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Dios dijo que no podía llevar a cabo antes de ese tiempo la


liberación del pueblo hebreo, porque la maldad del amorreo y de
todos aquellos gentiles no había llegado a su colmo; pero cuando
llegó el día de la Redención, el día del éxodo, el día de la
liberación, para ir hacia la Tierra Prometida; entonces la maldad de
aquellos gentiles llegó a su colmo; y se levantaron en contra del
pueblo hebreo, y les vino juicio divino a aquellas naciones.
Ahora, el fin de los gentiles ha llegado. Habrá una
persecución o apretura contra los escogidos por un corto lapso de
tiempo, para tratar de impedir que los escogidos lleguen a la
redención de sus cuerpos, a la Transformación de sus cuerpos, que
es la tierra prometida, como nuevo cuerpo; y también para impedir
que lleguemos a la gloriosa Tierra Prometida del Reino milenial.
Esa persecución dará lugar a que los juicios divinos se
tornen contra los gentiles, y en alguna forma comiencen a
desatarse gradualmente. Y aun la Resurrección de los muertos,
que será una bendición muy grande para los escogidos, será de
juicio divino para los gentiles; porque habrá un terremoto muy
grande, y los muertos en Cristo se levantarán; pero vendrá juicio
para los gentiles.
Y ahí comenzará ese lapso de tiempo de treinta a cuarenta
días, en donde estaremos recibiendo los santos que vienen del
Paraíso en cuerpos eternos y jóvenes, y nosotros seremos
transformados y estaremos en la flor de la juventud, de dieciocho
a veintiún años. Y en ese lapso de tiempo tendremos restaurados
todos los derechos a nuestra herencia, con la restauración de la
vida eterna, en cuerpos eternos.
Y luego de eso seremos trasladados, raptados, para recibir
al Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor, y
estaremos recibiendo los galardones durante esos tres años y
medio (mientras la tierra estará pasando por los juicios divinos, las
plagas, similares a las que pasó Egipto en aquel tiempo).
Las plagas que vendrán están señaladas en Apocalipsis
capítulo 11. Y son cosas que hizo Moisés y que hizo Elías en el
tiempo de sus ministerios por primera ocasión.
Así que vean ustedes el tiempo que nos ha tocado a
nosotros vivir. Estamos en el día de la Redención, el día de la
Dispensación del Reino, la Tercera Dispensación (la tercera de las
tres grandes dispensaciones), con el mensaje del Evangelio del
Reino proclamando libertad en toda la Tierra, proclamando la
Redención para todos los hijos de Dios.
El Día de la Redención 27

Estamos en el día Octavo, la Edad Octava, la Edad de la


Piedra angular. Estamos en el año del jubileo, el año cincuenta,
que era también el año número ocho de fiesta, siendo tipo y figura
de la Edad de la Piedra angular en la Dispensación del Reino.
Siendo la Edad de la Piedra angular el día de la Redención.
Así que estamos viviendo en el día de la Redención, para
ser transformados dentro de muy poco tiempo, y recibir todos
nuestros derechos restaurados, para vivir por toda la eternidad, y
recibir nuestra herencia; porque los mansos recibirán la Tierra por
heredad.
EL DIA DE LA REDENCION. Que Dios nos continúe
bendiciendo a todos. Que Dios nos guarde. Y gracias a Dios por
este glorioso día de la Redención, en donde yo me encuentro, en
donde yo he sido enviado para vivir y traerle la Palabra del
día de la Redención, el Evangelio del Reino, a todos los hijos
de Dios.
``EL DIA DE LA REDENCION,'' en el cual yo me
encuentro. ¿Y ustedes? Yo sé que ustedes también han entrado a
este ciclo divino del día de la Redención. Por eso reclamamos la
restauración de toda nuestra herencia, la restauración nuestra a la
vida eterna, la restauración nuestra a un cuerpo eterno: la
restauración de toda nuestra herencia; porque estamos en el día de
la Redención, conforme a la promesa divina.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos aquí en Puerto
Rico, allá también en Venezuela, en Colombia, en el Brasil, en
México, en Guatemala y en todos los diferentes países de la
América Latina, del Caribe, y también los que viven en diferentes
lugares de Norteamérica.
Que Dios nos continúe bendiciendo con las bendiciones del
día de la Redención, conforme a las promesas divinas.
Pasen todos muy buenas noches, y será hasta el domingo
próximo, en la mañana y en la noche también. Pase todos muy
buenas noches, y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez
Marín; si puede comunicarse con nosotros en esta ocasión, para
concluir nuestra parte en esta noche.
“EL DIA DE LA REDENCION.”

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