Delito de Inseminación Artificial

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CONSIDERACIONES GENERALES DE LA PROCREACIÓN


ASISTIDA, INSEMINACIÓN ARTIFICIAL Y MANIPULACIÓN
GENÉTICA EN EL CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL

Ingrid BRENA SESMA*

SUMARIO: I. Procreación asistida. II. Inseminación artificial. III. Fer-


tilización in vitro. IV. Manipulación genética.

El Código Penal para el Distrito Federal (CPDF), establece por primera


vez delitos relacionados con la procreación artificial y con la manipula-
ción genética. Estos temas íntimamente relacionados con las nuevas téc-
nicas científicas implican que las consideraciones de los supuestos de he-
cho contemplados en el Código Penal no pueden ser entendidos por sí
solos, sino que requieren de un marco de referencia. Este marco está cons-
tituido por la Ley General de Salud y sus reglamentos, especialmente el
de Investigación para la Salud y el de Control Sanitario de la Disposición de
Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos y las Normas Técnicas
que emite la Secretaría de Salud y con la futura legislación relacionada con
la bioseguridad, que por ahora se encuentra en el proceso legislativo.
Cabe aclarar que en no pocas ocasiones, la terminología empleada por el
Código Penal difiere de la empleada en la legislación sanitaria, aunque el sig-
nificado sea el mismo; a modo de ejemplo se cita el caso de la “procreación
asistida” denominada “fertilización asistida” por la Ley General de Salud.

I. PROCREACIÓN ASISTIDA

La Ley General de Salud regula la fertilización artificial en sus variantes, la


inseminación artificial sea homóloga o heteróloga y la fertilización in vitro.

* Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

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4 INGRID BRENA SESMA

El artículo 149 del Código Penal para el Distrito Federal sanciona en el


capítulo de procreación asistida “a quien disponga de óvulos o esperma
para fines distintos a los autorizados por sus donantes”. Como primer co-
mentario se resalta que la simple disposición de óvulos o esperma no sig-
nifica necesariamente una procreación, ya que puede tratarse de cualquier
tipo de disposición, incluso el desecho.
La disposición de células germinales implica la previa obtención de los
gametos a través de ciertas técnicas. En el caso de los óvulos, es necesaria
una intervención quirúrgica en el cuerpo de la mujer; en cambio, para obte-
ner esperma habrá o que contar con la disposición masculina para la entrega
o efectuar una extracción por medios técnicos. En uno o en otro caso, los
actos destinados a la obtención de células germinales requieren del consen-
timiento tanto del hombre como de la mujer, pues la falta de éste implicaría,
desde ese momento, agresiones a la integridad física de esos sujetos.
La disposición de células germinales1 será considerada ilícita cuando
contraríe los fines autorizados por los donantes establece el CPDF. Aquí
tenemos otra variación en la terminología, “los fines autorizados” son con-
siderados como consentimiento informado, en la legislación sanitaria, la
cual define a aquel como, “el acuerdo por escrito mediante el cual el sujeto
o su representante legal autoriza la donación con pleno conocimiento de la
naturaleza de los procedimientos y riesgos a que se someterá, con la capa-
cidad de libre elección y sin coacción alguna”.
La legislación sanitaria no especifica cuáles pueden ser los fines que
pueden autorizar los donantes, pero, en cambio, menciona ciertos límites
para la utilización de óvulos y esperma. El artículo 327 de la Ley General
de Salud prohíbe el comercio con células germinales y el artículo 56 del
Reglamento en materia de Control Sanitario de la Disposición de Órganos,
Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos señala que tales células no pueden
emplearse como materia prima con fines industriales. Además de las limi-
taciones, el mismo artículo agrega que la disposición de células germinales
se llevará a cabo de conformidad con las normas técnicas que emita la
Secretaría de Salud. Tenemos todo el marco configurado por la legislación
sanitaria para delimitar la posible disposición del donante y regular las
condiciones de manipulación que se haga de las células germinales.

1
El artículo 314 F I de la Ley General de Salud expresa que son células germinales las
reproductoras masculinas y femeninas capaces de dar origen a un embrión.

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CONSIDERACIONES DE LA PROCREACIÓN ASISTIDA 5

El bien jurídicamente protegido por el texto legal son las células


germinales. Éstas “representan la capacidad reproductiva de un ser huma-
no pero no encierran ni contienen en sí mismas una vida humana, ni si-
quiera en sus estadios más elementales”.2 Por ello, no debemos identificar
a los gametos como entidades autónomas, sino como entidades que perte-
necen a una persona. En vista de lo cual el derecho no protege a las células
germinales sino que tutela los derechos de los donantes, el bien jurídico
protegido es el derecho que sobre de ellas tiene el donante.

II. INSEMINACIÓN ARTIFICIAL

La inseminación artificial, una de las especies de fertilización asistida,


reguladas en la Ley General de Salud en el capítulo “Apoyo y fomento de
la investigación en materia de anticoncepción, infertilidad humana y pla-
nificación familia”, por el Reglamento General de Salud en Materia de
Investigación para la Salud y por el Reglamento sobre Trasplantes de Ór-
ganos y Tejidos.
En vista de la variedad de personas que pueden intervenir en una prácti-
ca inseminatoria y del distinto papel que en ella desempeñan, se originan
diferentes tipos de inseminación y cada una de ellos produce consecuen-
cias distintas. Se denomina homóloga la inseminación que utiliza semen
del esposo, si la mujer está casada, o de su pareja estable si es soltera,
en cambio, será heteróloga cuando se utilice semen de un tercero, distinto
de la pareja.
El Reglamento en Materia de Investigación para la Salud indica la
necesidad de obtener el consentimiento informado.3 Para que el consen-
timiento otorgado por una mujer sea considerado como válido se requie-
re que ella sea capaz de valorar los alcances de este consentimiento, que
no se limita a la autorización para la introducción de esperma en su orga-
nismo, puesto que también implica la aceptación de un embarazo y una

2
Gómez Sánchez, Yolanda, El derecho a la reproducción humana, Madrid, Univer-
sidad Complutense de Madrid, 1995, p. 105.
3
El artículo 43 en materia de investigación para la salud expresa: “Para la fertiliza-
ción asistida, se requiere obtener la carta de consentimiento informado de la mujer y de su
cónyuge o concubinario de acuerdo con lo estipulado en los artículos 21 y 22 de este
reglamento, previa información de los riesgos posibles para el embrión, feto o recién
nacido en su caso”.

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vez que nazca el niño, de la maternidad del hijo procreado a través de


estas técnicas.
El CPDF, en el artículo 150, se refiere a la inseminación artificial que se
realice sin consentimiento de una mujer mayor de dieciocho años o aun
con el consentimiento de una menor de edad o de una incapaz para com-
prender el significado del hecho o para resistirlo.
Así, para el CPDF no habrá consentimiento si la inseminación artificial
se lleva a cabo en una menor o en una mujer adulta incapaz, pero no sólo
en términos de incapacidad legal, sino que sea incompetente para com-
prender el significado del hecho, porque no tenga la información, la cultu-
ra ni la inteligencia necesaria para entender en qué consiste una insemina-
ción, y cuáles son sus consecuencias, o para resistirla.
Debe hacerse notar que la conducta tipificada en este artículo ya se en-
cuentra sancionada en el artículo 466 de la Ley General de Salud de aplica-
ción en toda la República:

Artículo 466. Al que sin consentimiento de una mujer o aun con su consen-
timiento, si ésta fuere menor o incapaz, realice en ella inseminación artifi-
cial, se le aplicará prisión de uno a tres años, si no se produce el embarazo
como resultado de la inseminación; si resulta embarazo, se impondrá pri-
sión de dos a ocho años.

De modo que tenemos dos disposiciones semejantes en textos legales


diversos y de ámbito territorial distinto, nos preguntamos, cuando se pre-
sente el caso, ¿cuál de las dos disposiciones se aplicará? La Ley General de
Salud o el Código Penal para el Distrito Federal.
Son varios los bienes jurídicamente tutelados en este tipo penal. En
principio, la integridad corporal de la mujer y su salud, tanto física como
mental, pero su dignidad también se verá afectada pues su cuerpo ha
sido considerado como mero receptáculo reproductor afectando su honor.
Si además, se produce un embarazo, se violarán los derechos reproductivos
de la mujer víctima de la inseminación no consentida.4
El tipo penal es calificado si la inseminación se realiza con violencia.
La Ley General de Salud también sanciona estas conductas.

4
También denominado derecho procreacional.

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III. FERTILIZACIÓN IN VITRO

Otra de las formas de procreación asistida es la fertilización in vitro,5


término genérico para denominar varias técnicas reproductivas. Una de las
más utilizadas consistente en la remoción del óvulo, su fertilización fuera
del cuerpo materno, in vitro, con semen del marido o pareja estable y su
implante en el vientre de la misma mujer que aportó su óvulo. Una varian-
te consiste en la utilización de semen fecundante proveniente de un do-
nante, no del marido o pareja estable y una tercera posibilidad es la utiliza-
ción tanto de óvulo como de semen provenientes de donantes. En este
último caso la madre gestante es distinta a la madre genética que aportó el
óvulo el cual se fertiliza in vitro y luego se implanta en el vientre de otra
mujer, la madre gestante.6
El artículo 151 del CPDF establece: “Se impondrá de cuatro a siete años
de prisión a quien implante a una mujer un óvulo fecundado, cuando hubiere
utilizado para ello un óvulo ajeno o esperma de donante no autorizado, sin
el consentimiento expreso de la paciente, del donante o con el consen-
timiento de una menor de edad o de una incapaz para comprender el signi-
ficado del hecho o para resistirlo”.
Tal parece que todas las variantes de la fertilización in vitro técnica-
mente posibles, no fueron contempladas al definir el tipo penal pues sólo
se sanciona la fertilización in vitro con óvulo ajeno pero no la que utiliza el
propio óvulo de la mujer, aun si la fertilización se lleva a cabo sin su con-
sentimiento.
Por otra parte, el CPDF sólo menciona que no será válido el consenti-
miento de la paciente cuando sea menor de edad o incapaz para comprender
el significado del hecho o para resistirlo, pero nada se dice respecto al con-
sentimiento de la donante del óvulo o el donante de semen que se encontra-
ran en los mismos supuestos ¿serían válidos esos consentimientos?
Son varios los bienes jurídicamente tutelados en este artículo. En prin-
cipio, la integridad corporal de la mujer y su salud tanto física como men-

5
El Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud
en su artículo 40, fracción XI, establece que la fertilización asistida incluye a la fertiliza-
ción in vitro.
6
Silva-Ruiz, Pedro, “El derecho de familia y la inseminación artificial in vivo e in
vitro”, Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico, vol. 48,
núm. 1, enero-marzo de 1987, p. 34.

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tal, hasta su dignidad y sentido del honor los cuales se verán afectados. Si
además, se produce un embarazo, la reputación de la mujer se verá afecta-
da, y sobre todo se violará su derecho reproductivo.7

IV. MANIPULACIÓN GENÉTICA

El título de manipulación genética recientemente establecido en el CPDF,


refleja la preocupación de la sociedad actual sobre el tema. De esta manera
el derecho penal amplía su campo de intervención a formas de conductas
tradicionalmente alejadas de su ámbito y que hoy se consideran como ame-
naza a bienes jurídicos tan importantes como el futuro de la humanidad.
En el contexto de esa preocupación, el Código recoge diversas conduc-
tas agrupadas bajo la denominación de manipulación genética,8 identifica-
da ésta como el conjunto de las metodologías para tratar o modificar con
fines diferentes, la información genética contenida en el ADN.
Sin embargo, en todos los casos previstos conviene precisar que no se
prohíben las técnicas ni la experimentación científica en este terreno, sino
sólo las prácticas que puedan afectar bienes jurídicos considerados de gran
importancia para la humanidad. El derecho trata de trasladar al ámbito de
la ciencia los límites de lo que es socialmente aceptable, pero no puede ir
más lejos que eso. No le corresponde a esta disciplina dictar al biólogo
cómo experimentar, o cómo definir los diferentes pasos del propio proceso
de investigación.
Un exceso de reglamentación además de limitar una libertad tan precia-
da como lo es la investigación científica, puede cerrar el camino definiti-
vo hacia el logro de avances como mitigar el dolor, curar enfermedades o
asegurar condiciones de vida más dignas al ser humano. De igual forma,
una actitud condescendiente puede conducir —y de hecho conduce— a
situaciones en las cuales se vulneran derechos y valores considerados por
la sociedad como dignos de protección.

La intervención punitiva debe constituirse en la ultima ratio, cuando han


fracasado o se supone puedan fracasar los otros caminos. Conviene, por

7
Véase comentarios al artículo 155 de este Código.
8
Mantovani, Ferrando, “Problemas jurídicos de las manipulaciones genéticas”, De-
recho Penal y Criminología, Revista del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas,
Colombia, Universidad del Externado de Colombia, vol. XV, núm. 51, septiembre-di-
ciembre de 1993, pp. 89 y 90.

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CONSIDERACIONES DE LA PROCREACIÓN ASISTIDA 9

tanto, resolver previamente la forma en cómo debe intervenir el derecho,


con qué efectos y sobre qué aspectos. Para ello, se recomienda un análisis
que oriente sobre la identificación de aquellos bienes jurídicos que pu-
dieran verse afectados. A su vez, ese examen debe indicar los límites de
la materia necesitada de regulación y por último, la determinación de lo
que debe prohibirse y sancionarse, con qué intensidad y mediante qué ins-
trumentos.9

La configuración de los supuestos de hecho depende de una legislación


específica reguladora de las técnicas de manipulación genética como mar-
co de referencia, entre ellas, la legislación sanitaria.
El artículo 154 maneja tres fracciones diferentes, que merecen atención
particular en vista de la diferente naturaleza de los bienes jurídicos que se
tutelan en cada una de ellas.
La fracción I sanciona a quien con finalidad distinta a la eliminación o
disminución de enfermedades graves o taras, manipulen genes humanos
de manera que se altere el genotipo.
El genotipo es el conjunto de los genes de un individuo. La manipula-
ción del genotipo es una de las posibilidades con la que cuenta la moderna
ingeniería genética para diagnosticar y evitar enfermedades que hoy en día
no son curables de otro modo, la hemofilia, por ejemplo. En casos como
éste, la manipulación genética no sólo es lícita, sino recomendable. En
cambio, el precepto prohíbe la manipulación sobre el genotipo cuando se
persiga una finalidad distinta, por ejemplo, terapia eugenésica encaminada
sólo a “mejorar” ciertas características genéticas de un individuo o casos
abominables como la creación de híbridos o quimeras.
Las técnicas de manipulación genética tipificadas en esta fracción se
practican en células germinales10 en un estadio aún alejado del nacimiento
de la vida, o en células somáticas11 de individuos ya nacidos, por lo que
habrá de buscarse en el genotipo mismo el bien jurídicamente protegido.

9
Bergel, Salvador Darío, “Libertad de investigación y responsabilidad de los científi-
cos en el campo de le genética humana”, Bioética y Genética. II Encuentro Latinoame-
ricano de bioética y genética, Buenos Aires, Ciudad Argentina, 2000, pp. 48 y 49.
10
Son las células reproductoras de los seres vivos (también denominadas células sexua-
les), espermatozoides en el varón y óvulos en la mujer.
11
Son todas las células corporales que no pertenecen a la línea germinal, es decir, no
relacionadas con las células reproductoras.

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10 INGRID BRENA SESMA

Romeo Casabona12 señala que, con la alteración del genotipo, el bien


jurídico tutelado es el patrimonio genético no patológico del ser humano;
hay que diferenciar la dimensión colectiva de la individual dentro del mis-
mo bien jurídico. Añade este autor que los gametos humanos, óvulos y
espermatozoides y el embrión in vitro, no son protegidos por sí mismos sino
en la medida en que a través de ellos se puede afectar a futuros seres huma-
nos y a la especie humana.13 En la perspectiva individual la manipulación
del genotipo en la vía somática de un sujeto, afecta al preembrión, y sus
subsecuentes desarrollos hasta el individuo nacido cuyo genotipo es efec-
tivamente alterado.14
La finalidad y causas de justificación son esenciales para determinar la
conducta típica. El comportamiento consiste en manipular genes huma-
nos con una finalidad distinta a la disminución de enfermedades graves o
taras. Además, se requiere que, como resultado, se altere del genotipo de la
célula o conjunto de células implicadas en la manipulación. Por lo tanto, es
importante identificar en la conducta ilícita la finalidad no terapéutica per-
seguida. Esta identificación se puede lograr siempre que se vincule la refe-
rencia normativa de “enfermedades graves” o “taras” a lo que establezcan
las leyes sanitarias. Sin embargo, el Código Penal no remite a ley secunda-
ria alguna para la interpretación del tipo y al no existir en las leyes especia-
les una determinación o interpretación de lo que se debe entender por
“enfermedades graves” o “taras”, el juez deberá establecer, mediante cri-
terios periciales, la finalidad perseguida a efecto de configurar la conducta
delictiva.15
La fracción II se refiere a quienes fecunden óvulos humanos con cual-
quier fin distinto al de la procreación humana.
La finalidad determina la tipicidad del comportamiento, pues la fecun-
dación por cualquiera de los métodos científicos conocidos y acreditados

12
Romeo Casabona, Carlos María, “Genética y derecho penal: Los delitos de lesiones
al feto y relativos a las manipulaciones genéticas”, DS, vol. 4, núm. 2, julio-diciembre de
1996, p. 173.
13
Idem.
14
En relación con la descendencia de ese sujeto, únicamente nos encontraríamos ante
la comisión de un segundo delito de manipulación genética en grado de tentativa hasta en
tanto nazca esa descendencia y se compruebe la alteración genética. Sánchez Molero,
José y Soler Matutes, Pedro, “Consideraciones sobre el delito de manipulación genética
en España”, ABZ, Información y Análisis Jurídicos, México, año II, núm. 48, junio de
1997, p. 21.
15
Cfr. Romeo Casabona, op. cit., nota 12, pp. 464-466.

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CONSIDERACIONES DE LA PROCREACIÓN ASISTIDA 11

es un hecho perfectamente lícito cuando está destinada a la procreación


humana.16 Lo ilícito sería fecundar óvulos con un propósito distinto de la
procreación, por ejemplo, para la investigación. No se deben fecundar
óvulos como medios para alcanzar fines ajenos a la reproducción, las prác-
ticas en tal sentido implicarían convertirlos en objeto y desconocer la posi-
bilidad de que se conviertan en sujetos por sí mismos.17
En la doctrina española, González Cussac mantiene que el bien jurídi-
camente protegido en este delito sigue siendo la vida humana prenatal en
sus primeras fases evolutivas y más exactamente puede hablarse nueva-
mente del derecho a la inalterabilidad del patrimonio genético humano y a
la identidad e irrepetibilidad del ser humano. Sin embargo, sin finalidad
reproductiva no se altera el patrimonio genético, ni el individual, ni el
colectivo, por lo tanto, en este caso estamos ante una verdadera protección
de la dignidad humana impidiendo la fecundación de óvulos con finalidad
distinta de la procreación.18
La fracción III se refiere a quienes se creen seres humanos por clona-
ción o realicen procedimientos de ingeniería genética con fines ilícitos.
Esta fracción plantea problemas muy complejos que tienen que ver con
la colisión de derechos entre la libertad de investigación por un lado y la
dignidad del ser humano por el otro. Existe el peligro de la reinstalación de
aventuras eugenésicas que se suponían abandonadas, las cuales podrían
implicar violaciones de derechos humanos y libertades fundamentales, pero
tampoco podemos frenar los avances científicos en favor del bienestar de
la humanidad.
La ingeniería genética comprende las técnicas científicas de recombi-
nación artificial de materiales genéticos provenientes de organismos vi-

16
Artículo 56 del Reglamento de la Ley General de Salud en materia de investigación
para la salud. Establece lo siguiente: La investigación sobre fertilización asistida sólo será
admisible cuando se aplique a la solución de problemas de esterilidad que no se puedan
resolver de otra manera, respetándose el punto de vista moral, cultural y social de la
pareja, aun si éste difiere con el de investigador.
17
Kant expresó que las personas no son meros fines subjetivos, sino objetivos cuya
existencia, es en sí misma un fin, y un fin tal que en su lugar no pueden oponerse ningún
otro fin para el cual debieran ellas servir como medios. Cfr. Kant, Emanuel, Fundamenta-
ción de la metafísica de las costumbres, Real Sociedad Económica Matritense de Amigos
del País, 1992, p. 64.
18
Vidal Martínez, Jaime (coord.), Derechos reproductivos y técnicas de reproduc-
ción asistida, Granada, Comares, 1998, p. 219.

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12 INGRID BRENA SESMA

vos, que posibilitan; la creación de nuevas especies, la fusión de patrimo-


nio genético de dos o más especies, la corrección de defectos génicos y la
fabricación de numerosos compuestos útiles, como sueros y vacunas. No
todas las aplicaciones de la ingeniería genética son jurídica y moralmente
aceptables, pero tampoco todas son reprobables. Por lo tanto, el legislador
debió haber sido más específico para diferenciar lo lícito de lo ilícito.
La clonación es una de las técnicas de la ingeniería genética por la cual
se crean individuos genéticamente idénticos, a partir de un solo patrimo-
nio genético. La técnica consiste en el trasplante del núcleo de una célula
somática a un óvulo desnuclearizado que se desarrollará con la nueva in-
formación genética.
Se distingue la clonación reproductiva de la terapéutica; la primera plan-
tea la posibilidad de crear un individuo genéticamente igual a otro; en cam-
bio, la terapéutica intenta crear tejido celular sano, con el propósito de
implantárselo a quien sufra de una problema de salud relacionado con ese
tejido.
Conviene precisar que a través de la clonación no se copian seres huma-
nos. El individuo es único e irrepetible, no basta la misma información
genética para repetir a un individuo, para lograr tal hazaña sería necesario
que el clonado llevara una vida similar y recogiera experiencias idénticas
hasta en el más mínimo detalle a aquellas de la persona a quien se pretende
reproducir, lo cual es imposible.
En la fracción que se comenta, se establecen dos hipótesis diversas,
la clonación y las prácticas de ingeniería genética. En la prohibición de la
clonación, el bien jurídico protegido estaría constituido por los intereses
de ese futuro ser humano, digno de la tutela a su identidad humana, indi-
vidualidad genética y derecho a no ser producto de un patrón genético
artificial.
Numerosos autores coinciden en señalar a la identidad personal como el
bien jurídicamente protegido, por ello, nos encontramos ante la dificultad
de intentar definir, o por lo menos de perfilar el concepto. La identidad per-
sonal está compuesta por elementos genéticos o hereditarios y por elemen-
tos adquiridos, por lo que resulta imposible reproducir en forma idéntica a
nadie por un procedimiento de clonación.
La posibilidad de una clonación con fines reproductivos cosificaría al
embrión y atentaría a la unicidad biológica del ser humano. Cada miembro
de la especie humana debe ser el resultado de la irrepetible recombina-

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CONSIDERACIONES DE LA PROCREACIÓN ASISTIDA 13

ción de dos genomas diferentes.19 En este sentido, recientemente se ha


hablado de la necesidad de reconocer la existencia de un nuevo derecho
humano, el derecho a la individualidad genética”.20,21
La segunda hipótesis intenta ser una protección contra el peligro que repre-
senta para la humanidad las técnicas de ingeniería genética no controlada.
En ambas hipótesis son titulares del bien jurídico protegido el cigoto en
sus diferentes etapas de desarrollo y la persona de la cual se obtienen el
óvulo o las células somáticas. Otros autores agregan la dimensión colecti-
va, conforme a la cual es sujeto pasivo toda la especie humana.
La creación de seres humanos por clonación es una de tantas posibilida-
des de la ingeniería genética. La diferencia se encuentra en el resultado de
la conducta. En la primera hipótesis se obtiene un ser humano por medio
de la clonación.22 En cambio, la segunda conducta, “realizar procedimien-
tos de ingeniería genética con fines ilícitos”, plantea la dificultad de descu-
brir la finalidad de cada técnica. ¿A qué instancia corresponde determinar
la licitud o la ilicitud de un procedimiento de ingeniería genética? ¿Qué
parámetros, o qué legislación se debe seguir para tal determinación? En
todo caso, el juez deberá de calificar mediante el apoyo de peritos especia-
lizados, la licitud o ilicitud de la finalidad perseguida del procedimiento de
ingeniería genética.

19
Aparisi, Ángela, “Manipulación genética, dignidad y derechos humanos”, Persona
y Derecho: Revista de Fundamentación Jurídica de las Instituciones Jurídicas y de Dere-
chos Humanos, Navarra, Estudios en homenaje al profesor Javier Herveda (II), núm. 41,
1999, p. 302.
20
Idem.
21
Hay autores que argumentan que hay bienes jurídicos específicos, que tutelan los
ordenamientos penales en el caso de la clonación. Entre ellos podemos señalar a García
Miranda, quien argumenta que la intervención penal no persigue aumentar las trabas de
la investigación científica, sino que debe ser entendida como la ultima ratio, para evitar la
lesión de los bienes jurídicos de la irrepetibilidad, identidad, individualidad y autentici-
dad del ser humano. Cfr. García Miranda, C. M., “La regulación jurídica de la clona-
ción de seres humanos”, Cuadernos de Bioética, Madrid, núm. 30, 1999, p. 913.
22
La creación de individuos idénticos por clonación es independiente de la técnica
empleada, se debe incluir tanto a la enucleación del óvulo no fecundado para insertarle el
núcleo de una célula somática de otro individuo, con una posterior estimulación del desa-
rrollo embrionario del óvulo, para crear un individuo genéticamente idéntico a aquel del
que procede el núcleo de la célula somática utilizada, también se incluye la técnica que
consiste en la división gemelar, para dar lugar a dos o más individuos genéticamente
idénticos. Vidal Martínez, Jaime (coord.), op. cit., nota 18, p. 228.

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14 INGRID BRENA SESMA

Si resultan hijos a consecuencia de la comisión de alguno de los delitos


previstos en los artículos anteriores, la reparación del daño comprenderá,
además, el pago de alimentos para éstos y para la madre, en los términos
que fija la legislación civil, establece el artículo 155 de CPDF.
Resalta el carácter general de este precepto aplicable a los capítulos I y II
del Título II, delitos de procreación asistida y de manipulación genética, ya
que en ambos puede producirse como consecuencia, el nacimiento de un
hijo. El texto no sanciona conducta alguna ni la finalidad perseguida, sino
que se refiere a esa posible consecuencia y remite a la legislación civil.
La remisión nos obliga a recordar brevemente algunos elementos del
“daño” y de los “alimentos”. En principio debemos comentar que ambas
figuras se sustentan en diferentes supuestos y que una no puede incluir a
la otra.
“Aquel que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres cause
un daño tiene que repararlo” establece el artículo 1910 del Código Civil
para el Distrito Federal. Además de éste que es el daño material puede
ocasionarse otro, el moral, entendido como tal la afectación que una perso-
na sufre en sus sentimientos, afectos o creencias, decoro, honor, reputación,
vida privada… o bien la consideración que de sí misma tienen los demás.
Se presumirá que hubo daño moral cuando se vulnere o menoscabe ilegíti-
mamente la libertad o la integridad física o psíquica de las personas. En
ambos casos el ofendido tiene derecho al restablecimiento de la situación
anterior, cuando ello sea posible, o al pago de daños y perjuicios.
Es fácilmente comprensible que la mujer que dé a luz como consecuen-
cia de una inseminación o de una implantación de un embrión, y más si
éste fue manipulado genéticamente sin fines terapéuticos y sobre todo, sin
el consentimiento de la mujer, sufre tanto daño material como moral. En
vista de tal afectación, tiene derecho al pago de daños y perjuicios pero nos
preguntamos ¿por qué a alimentos?
Los alimentos son considerados tanto por la doctrina como por la juris-
prudencia como aquello que una persona necesita para vivir como tal y
comprenden los elementos señalados por el Código de la materia, comida,
habitación, vestido, gastos médicos y, en el caso de los menores, educa-
ción. El fundamento de la obligación alimentaria es el estado de necesidad
de una persona que no puede cubrir por sí misma los gastos necesarios
para su subsistencia, la posibilidad de otro sujeto de cubrir esas necesida-
des y de un nexo jurídico entre acreedor y deudor. Generalmente este nexo
es el parentesco, incluido el más importante, la filiación; el matrimonio o

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CONSIDERACIONES DE LA PROCREACIÓN ASISTIDA 15

incluso el divorcio. Los especiales efectos de la obligación alimentaria


están perfectamente reglamentados en la ley. Los alimentos no son una
sanción ni forman parte de la reparación del daño.
Ahora bien, debemos estar conscientes que el desarrollo de la ciencia ha
creado nuevos tipos penales y que las conductas delictivas generan conse-
cuencias que, como en los casos que se comentan, incluyen nada menos
que la llegada al mundo de nuevos seres que deben ser protegidos.
Una de las finalidades del precepto que se comenta es la protección del
menor que nazca y el respeto a sus derechos reconocidos por la legislación
integrada tanto por la Constitución, los códigos o leyes especiales, así como
los tratados internacionales de los que México es parte. En especial me
refiero a la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual establece una
serie de derechos básicos de los menores, entre ellos destaco los de cono-
cer a sus padres —en la medida de lo posible— y a ser cuidado por ellos,
de preservar su identidad, incluidas la nacionalidad, el nombre y las rela-
ciones familiares de conformidad con las leyes. La legislación ordinaria
tanto a nivel federal como local establecen los derechos derivados de la
filiación: al nombre, el estado de familia, los alimentos, a ser sujetos de
tutela y a heredar por sucesión legítima.
Si el niño o la niña nace no sería justo que la madre víctima del delito
cargue con toda la responsabilidad respecto al nacido. Por lo tanto, se
plantea la necesidad de sustentar adecuadamente la manutención del
menor, que sin recibir el nombre de alimentos, podría ser parte de la
reparación de daño.
La percepción que queda después de la lectura de los nuevos capítulos
del Código Penal para el Distrito Federal es que no serán de fácil aplica-
ción, se requerirá que todos los implicados en procesos penales relacio-
nados con estos delitos conozcan con cierta profundidad los detalles de la
fertilización asistida y de la manipulación genética para distinguir las con-
ductas ilícitas de las que no lo son. Errores de apreciación podrían produ-
cir graves consecuencias que afectarían intereses y valores legítimos como
el derecho a la investigación por un lado y la dignidad humana, o el futuro
de la humanidad, por el otro.

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