La Epifanía Del Señor 2020

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Orientaciones

litúrgico-pastorales
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Solemnidad
5 de enero de 2020

«La Epifanía es la manifestación de Jesús como


Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo.
Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de
Caná, la Epifanía celebra la adoración de Jesús por
unos "magos" venidos de Oriente (Mt 2, 1) En estos
"magos", representantes de religiones paganas de
pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las
naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena
Nueva de la salvación. La llegada de los magos a
Jerusalén para "rendir homenaje al rey de los Judíos"
(Mt 2, 2) muestra que buscan en Israel, a la luz
mesiánica de la estrella de David (cf. Nm 24, 17; Ap
22, 16) al que será el rey de las naciones (cf. Nm 24,
17-19)». (CEC 528).
Orientaciones
litúrgico-pastorales
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Solemnidad
5 de enero de 2020

I. SITUACIÓN LITÚRGICA1

La solemnidad de la Epifanía es como la segunda celebración de la


Navidad. En realidad, la historia litúrgica nos enseña que ambas fiestas son
testimonio de la hermandad entre Oriente y Occidente. Conviene tener
presente que esta solemnidad no es, litúrgicamente, “la fiesta de los reyes”; es
decir, que la preponderancia popular casi exclusiva del tema de los magos no
puede hacernos perder de vista que la Epifanía es algo más amplio, con otros
dos momentos precisos: el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná. Es en la
liturgia de las horas donde estos tres elementos son aludidos y celebrados.

La característica doctrinal de la Epifanía está muy bien definida en el


embolismo de la plegaria eucarística I y en el prefacio: “el día santo en que tu

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único Hijo, eterno como tú en la gloria, se manifestó en la verdad de nuestra
carne” (communicantes); “hoy has revelado en Cristo, para luz de los
pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación, pues, al manifestarse
Cristo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su
inmortalidad (prefacio)”.

Para precisar el contenido doctrinal de la Epifanía va bien comparar


estos textos con los correspondientes de Navidad. Entonces se comprueba al
mismo tiempo la proximidad y las variantes. En el centro siempre está el
misterio de la Encarnación. El acento de la Epifanía es más hacia afuera,
piensa más explícitamente en la Iglesia y en la misión. Centrar la atención en
el Evangelio, sin tener en cuenta la segunda lectura, podría dejar de lado el
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Pere TENA, El leccionario de Lucas. Guía homilética para el Ciclo C: Barcelona: CPL 2000, 37-38.
aspecto eclesiológico. Una pista interesante es la comparación de Pascua-
Pentecostés con Navidad-Epifanía. En ambos casos, lo que hemos empezado
a celebrar en el primer día llega a su plena explicitación en el segundo.

II. COMENTARIO A LAS LECTURAS2

LECTIO

Primera lectura: Isaías 60, 1-6.

La profecía, canto poético y glorioso, es una visión de universalismo y


de unidad de todos los pueblos en camino hacia Jerusalén. (cf. Jr 12,15-16;
16,19-21; Miq 4,1-3; Sof 3,9-10; Zac 8,20-23).

El profeta ve una caravana que avanza hacia la Ciudad Santa en dos


grupos bien diferenciados: uno formado por los hijos y las hijas de Israel que
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vuelven del exilio (v.4), y el otro formado por las naciones extranjeras
atraídas por la luz y la gloria de Dios, que ilumina la colina de Sion. Isaías,
entonces, se dirige al pueblo que escucha diciendo: “Levántate, revístete de
luz… alza los ojos en torno y mira” (vv.1-4). Ha terminado el tiempo del
cansancio y del lamento y ha comenzado el de la alegría y la esperanza. Es
preciso que la humanidad salga del propio individualismo y pesimismo y
entre en la certeza de una vida nueva, que se alcanza dejando las tibiezas y
caminando hacia la ciudad luminosa, cuyo esplendor procede de Dios:
“Sobre ti resplandece el Señor, su gloria aparece sobre ti. Caminarán los
pueblos a tu luz”. (vv. 2-3; Ap 21, 9-27).

El plan de Dios concierne a todos los pueblos, llamados a ser envueltos


por la luz de la Jerusalén celeste y por la transparencia de la presencia de
Dios que habita en medio de su pueblo. Dios mismo será el faro que orienta
y atrae los pasos de los pueblos, de las gentes y de los reyes hacia su Señor. Y
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Giorgio ZEVINI – Pier Giordano CABRA, Lectio divina para cada día del año, volumen 2: Tiempo de
Navidad, Navarra: Verbo Divino 2013.
en Jerusalén tendrá lugar la gran manifestación y será desvelado lo escondido.
En el nacimiento de Jesús los evangelistas verán la revelación de Dios y el
cumplimiento de la profecía.

Segunda lectura: Efesios 3, 2-3ª.5-6.

Pablo reconoce que la misión que se le ha confiado es la de llevar el


evangelio a los gentiles, y explica que el designio salvífico de Dios,
concerniente a la humanidad entera llamada a caminar a la luz del único Dios
y Padre, ha llegado ya a su plenitud. Y este secreto del misterio de Dios es la
llamada a la universalidad y a la unidad de los pueblos: “los pueblos
comparten la misma herencia, son miembros de un mismo cuerpo” (v. 6). Y
el Apóstol se siente impulsado, como colaborador de esta misión de Jesús, a
trabajar por la difusión del evangelio.

El verdadero signo e instrumento de esta visión universal de la salvación


querida por Dios es la Iglesia. Ésta tiene como tarea la unidad de los pueblos,
sea llevando a todos a la fe en Jesús mediante el anuncio del evangelio, sea
tratando de crear vínculos de comunión y de fraternidad, a pesar de las

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apariencias y de las múltiples diversidades. Ante un mundo todavía dividido,
pero deseoso de comunión, se proclama con alegría y con fe que Dios es
comunión. Padre, Hijo y Espíritu Santo, unidad en la distinción, que él llama
a todos a participar en la comunión trinitaria. En efecto, mediante la
comunión con Jesús, cabeza de la Iglesia, es posible la comunión auténtica
entre los hombres. Esta unidad y paz universal, que siempre ha buscado el
hombre de todos los tiempos, está ahora al alcance de todos por el
nacimiento del Hijo de Dios. Es él el que ha hecho realidad el misterio de
Dios, esto es, reunir a todas las gentes.

Porque ha esto hemos sido llamados: a vivir en la paz como verdaderos


hermanos y a permanecer unidos como hijos del mismo Padre.
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Evangelio: Mateo 2, 1-12.

La Epifanía es la manifestación pública de la salvación traída por Jesús,


Rey universal. Mateo ilumina el relato bíblico con algunos elementos
históricos y con referencias del Antiguo Testamento (cf. Is 60, 1-6; Nm 23-
24; 1Re 10, 1-13; Miq 5,1), y nos habla de una revelación extraordinaria
que conduce a los Magos o sabios a descubrir al Rey de los Judíos, como
Rey del universo. Respecto a los Magos, solo en el siglo V fue fijado su
número (en base a los dones ofrecidos) y en el siglo VIII les fueron dados
los hombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero para Mateo, los Magos son
personajes ilustres, primicia de los paganos, que exaltan la dignidad de Jesús,
protagonista del evangelio: ellos lo buscan (“¿Dónde está el rey de los judíos,
que acaba de nacer?”: v.2), reconoce al Mesías (“Postrándose en tierra lo
adoraron: v. 11) y apreciaron su sencillez y pobreza (“Abrieron sus cofres y
le ofrecieron oro (al rey), incienso (a Dios) y mirra (al hombre)”: v.11bc).
Por el contrario, Herodes y Jerusalén se turban ante la noticia del nacimiento
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del Mesías (v. 3) y lo buscan para matarlo.

El Niño nacido en Belén es el portador de la Buena nueva. Pero asume,


sin embargo, el rostro de un prófugo, porque se ve obligado a huir a Egipto.
Es el Mesías buscado y rechazado, porque su bandera será la cruz. Jesús es
signo de contracción: marginado por su pueblo y buscado con esperanza por
los de lejos. Belén, entonces, será la nueva Sión, la ciudad universal de las
naciones (vv. 5-6.8), y Jerusalén será descartada. El Nuevo Pueblo de Dios,
heredero de las antiguas promesas, es la continuación del antiguo, pero estará
formado por todos aquellos que buscan y reconocen “la estrella de la
mañana” (2 Pe 1,19) con disponibilidad interior.

MEDITATIO

4 Epifanía quiere decir “manifestación” y la Palabra de Dios en esta


solemnidad está centrada toda sobre Jesús Mesías, Rey y Salvador universal
de las naciones. No ha venido sólo para Israel, sino también para los
paganos, es decir, para toda la familia humana. La venida de los Magos es el
inicio de la unidad de las naciones, que se realizará plenamente en la fe en
Jesús, cuando todos los hombres se sientan hijos del mismo Padre y
hermanos entre ellos. Los Magos, como primeros “escuchadores” y testigos
de Cristo, son tipo y preludio de una más grande multitud de “verdaderos
adoradores”, que constituirá la mies espiritual de los tiempos mesiánicos.
Jesús es el sembrador, que trae la buena semilla, de la Palabra todos; el
Espíritu ha hecho madurar la semilla y la Iglesia está invitada a recoger el
abundante fruto sembrado con la revelación de Jesús y fecundado con su
muerte.

Como de la vida de comunión y de amor entre el Padre y el Hijo ha


derivado la misión de Jesús, así de la intimidad entre Jesús y la Iglesia surge
la misión de los discípulos: crear unidad entre las razas, pueblos y lenguas. Es
la Palabra la que crea la unidad en el amor entre los creyentes de todos los
tiempos. A través de ella nace la fe y se establece en el corazón del hombre
abierto a la verdad en una existencia vital en Dios, que hace al hombre
contemporáneo pertenencia de Cristo. A quienes lo buscan con corazón
sincero, Jesús les ofrece unidad en la fe y en el amor. En este ambiente vital,
todos se hacen “uno” en la medida en que acogen a Jesús y creen en su

La Epifanía del Señor


Palabra: “Seremos una sola cosa no por poder creer sino porque habremos
creído” (San Agustín).

En Jesús todos pueden ser una sola cosa y descubrir que la plenitud de
la vida consiste en entregarse a Cristo y a los hermanos, y esto es amar en la
unidad.

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Vida litúrgica
Diócesis de Zipaquirá
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Solemnidad
5 de enero de 2020

Moniciones
Entrada
Querida familia: Hoy Cristo, el Salvador, que ha nacido en Belén, se
manifiesta a todos los pueblos de la tierra. Esto es lo que significa esta
solemnidad que se llama «la Epifanía del Señor». Es un día para orar por
todos los seres humanos para que busquen a Dios y reconozcan que Jesús es
el Señor. Participemos con gozo de esta gran fiesta.
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Liturgia de la Palabra
Hoy Dios quiere manifestarse en esta fiesta y lo hace por medio de la
proclamación de la Palabra. Descubramos que Cristo está presente en esta
Buena noticia que hoy se nos anuncia.

Presentación de los dones


Los dones que la Iglesia presenta al Padre en este día son el pan y el vino. El
Espíritu Santo se encarga de que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. Él mismo se ofrece y espera que nosotros nos ofrezcamos con él.

Comunión
Los magos de Oriente no dudaron en adorar al Mesías, es decir, al Niño de
Belén. Nosotros recibamos esta comunión con profunda adoración, sabiendo
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que estamos recibiendo al más Grande, al dueño de todo el universo.
Vida litúrgica
Diócesis de Zipaquirá
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Solemnidad
5 de enero de 2020
Oración universal
En Jesús Salvador hoy son bendecidos todos los pueblos de la tierra.
Nosotros, que hemos tenido ya la gracia de disfrutar de esta bendición, nos
hacemos intérpretes de la esperanza universal de salvación y por eso oramos
diciendo:

R/. Ilumina a todos los pueblos, Señor

† Por la santa Iglesia de Dios para que sea siempre y en todos sus
miembros camino y luz para todos los pueblos.
† Por los pastores del pueblo de Dios y sus colaboradores para que, a
imitación de la Virgen, manifiesten a todos que Cristo es la verdadera
luz del mundo.

La Epifanía del Señor


† Por cuantos trabajan por la extensión del Reino como misioneros para
que puedan dar verdadero testimonio del Evangelio.
† Por los gobernantes para que en sus decisiones busquen lo que
conduce a la paz y la justicia.
† Por los enfermos y por cuantos sufren y luchan sin esperanza para que
se les manifieste el amor de Cristo que les conforte en la prueba.
† Por esta familia, reunida en la solemnidad de la Epifanía, para que sea
también una comunidad evangelizadora y sepa comunicar el sentido
de la fe a todas las personas.

Padre y Señor nuestro, escucha la oración unánime que brota de todos los
lugares de la tierra y haz que todos los pueblos, bajo la guía del Espíritu 7
Santo, se acerquen a Cristo e irradien su luz.
Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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