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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GRHOMANN

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA PROFESIONAL DE ODONTOLOGIA

DOCENTE: MTRO. Esp. CD. MARIAM ANAMPA PAUCAR


INTEGRANTES:

 NIKOL MENENDEZ 2015-124028


 GLORIA MARISOL FUENTES SANDOVAL 2016-124037
 YOSSELYN ERIKA LLANOS VILCA 2014-124011
 ELIZABETH MAMANI RAMOS 2016-124020
 EVELYN TINTAYA DURAND 2010 – 35714
 EMILY VARGAS MEDINA 2016-124005
 MAYUMI CARITA PEREZ 2015-124018
 LUCERO CHAMBI 2013-39500
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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................ 2

2. FACETAS ................................................................................................... 3

2.1 Clasificación ......................................................................................... 3

2.2 Mecanismos fosiopatologicos .............................................................. 5

2.3 Fuerzas de deslizamiento y rozamiento ............................................. 10

2.4 Estudio de la relacion C-R en las piezas con grandes facetamientos . 11

2.5 Desfiguracion oclusal de piezas posteriores por facetamiento ........... 12

2.5.1 Wilson invertido ........................................................................... 13

2.6 Consideraciones sobre el tipo de esmalte .......................................... 15

2.7 Las facetas y la cuarta dimensión ...................................................... 16

2.8 Posibilidad de ajustes de las facetas .................................................. 16

2.9 Evaluación de la cantidad y la calidad de las facetas ......................... 18

2.9.1 En Dientes posteriores ................................................................ 18

2.9.2 En Dientes anteriores .................................................................. 19

2.10 Interrelación entre las facetas y el bennett inmediato ......................... 23

3. CONCLUSIONES ..................................................................................... 24

4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.......................................................... 25

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1. INTRODUCCIÓN

Las facetas de desgaste en la actualidad constituyen un problema emergente


dentro de la enfermedad de los tejidos duros de los dientes (1); hay una alta
prevalencia a lo largo de la vida, sus consideraciones etiológicas, clínicas,
patológicas, de distribución, etc. en nuestro medio, no son muy bien
determinadas. Cabe señalar que estas facetas conforme se incrementan y pasan
de estructuras duras, como el esmalte, a estructuras blandas como la dentina el
daño pulpar resulta irreversible, la severidad del daño que tiene que ver con la
cantidad de dientes afectados y la cantidad de tejido perdido, encontrándose
nuestra capacidad de diagnóstico temprano asociada directamente a nuestros
tratamientos. La asociación de los factores, tales como el incremento del
consumo de frutos ácidos, la frecuencia del cepillado y el nivel de ansiedad, llevó
al surgimiento de una nueva etapa en el ciclo evolutivo de la odontología, el de
las “lesiones no cariosas”, las mismas que son originadas por: el roce entre los
dientes superiores e inferiores, la disolución provocada por los ácidos de
diversos orígenes, la abrasión resultante del cepillado con dentífricos y todo ello
agravado por la sobrecarga oclusal (2). Ferrer; Gomez (3) y Mauno; Klementi et
al. (4) refieren que la pérdida progresiva de tejido dental duro se considera como
un fenómeno fisiológico que aumenta a lo largo de la vida del individuo. Albertini
B. (5), el término faceta, se refiere al desgaste mecánico que ocurre en las
superficies oclusales de los dientes como resultado de rozamiento que trasforma
las superficies curvas en planas, refiere que las facetas pueden clasificarse en
funcionales y patológicas o parafuncionales. Las facetas funcionales a su vez
pueden ser adaptativas y madurativas. Las adaptativas son aquellas que se
producen desde la erupción dentaria hasta que los dientes entran en contacto
con sus antagonistas. Las madurativas, también llamadas funcionales o
ajustativas, suceden durante toda la vida y actúan como mecanismo de ajuste
de las discrepancias armónicas de las aéreas oclusales con el resto el sistema.
Con respecto a las facetas patológicas o parafuncionales, el esmalte dentario
puede presentar procesos patológicos congénitos o adquiridos. Es así que los
cambios producidos en la estructura del esmalte, alteran la función o facilitan la
acción de mecanismos destructivos. Se dividen en tipo 1, de esmalte, tipo 2 de
dentina sin alteración pulpar y tipo 3, de dentina con compromiso pulpar.

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2. FACETAS

Él termino facetas se refiere al desgaste mecánico que sufren las superficies


oclusales de los dientes como resultado de fuerzas de rozamiento que
transforman las superficies curvas en planas.

En una oclusión orgánica las unidades oclusales posteriores entran en contacto


con su par antagónico en áreas puntiformes, producto de la relación de
convexidades contra convexidades.

El área oclusal de contacto es de aproximadamente 3 a 4 mm2 para toda la boca.

Cuando aparecen facetamientos, el área de contenciones céntricas aumenta


considerablemente y por ende es posible observar que sólo una faceta tiene
entre 2 y 4 mm2 en promedio. Esto se produce por cambio de relaciones curvas,
por plano contra plano. En algunos casos estas áreas son muy extensas y
alcanzan prácticamente toda la superficie oclusal.

A nivel de los dientes anteriores los facetamientos se producen sobre


concavidades (área palatina) o sobre los bordes incisales, lo que genera
problemas diferentes.

2.1 CLASIFICACIÓN

Las facetas pueden ser:

Adaptativas

Funcionales

Madurativas

Tipos 1

Patológicas o parafuncionales Tipos 2

Tipos 3

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 Facetas madurativas:

Las facetas madurativas, que también podrían llamarse funcionales o


ajustativas, se suceden durante toda la vida y actúan como un mecanismo de
ajuste de las discrepancias armónicas de las áreas oclusales con el resto del
sistema. Se las considera fisiológicas y los cambios estructurales son poco
significativos.

Durante la función, sea deglutiva o masticatoria, los contactos casi no existen


y, los hay, son tan leves que no alteran la morfología oclusal. Ésta es la razón
por la cual durante la función las formas de las unidades no sufren cambios
macroscópicos.

Si bien con el correr de los años los puntos de contención se transforman en


pequeñas superficies, no llegan a triplicarse. Sin embargo, es posible que lo
más importante no sea el límite tan impreciso entre una faceta adaptativa y
una madurativa sino la diferencia conceptual que existe entre estas dos y una
patológica o parafuncional.

Las facetas madurativas se producen en presencia de un sistema nervioso


maduro que detecta interferencias con facilidad y es por eso que esos ajustes
son de pequeña magnitud y muy lentos. El sistema nervioso adulto posee
menor adaptación a las discrepancias oclusales. Este hecho justifica que las
pequeñas desarmonías produzcan disfunciones.

 Facetas patológicas o parafuncionales:

El esmalte dentario puede presentar procesos patológicos congénitos o


adquiridos. De las lesiones congénitas no nos ocuparemos en este libro de
modo que iremos directamente a la patología del esmalte por procesos
adquiridos. Siempre que se produzcan estos procesos dan como resultado
una pérdida de sustancia, como sucede con las caries, los traumatismos, las
erosiones y las facetas. Debido al metabolismo de este tejido el proceso de

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regeneración es imposible, por lo menos hasta la actualidad. Los cambios


estructurales del esmalte dentario son permanentes e irreversibles.

Cuando los cambios producidos en la estructura del esmalte alteran la función


o facilitan la acción de otros mecanismos destructivos estamos en presencia
de una faceta patológica. Este proceso es asintomático en sus comienzos,
razón por la cual es paciente rara vez decide consultar al odontólogo. El
diagnostico precoz de estas lesiones puede prevenir alteraciones posteriores
de complicada solución. Si la destrucción avanza se llega al límite
amelocementario, una zona rica en terminaciones nerviosas, y por lo tanto el
facetamiento se transforma en sintomático. Es posible que si el proceso
destructivo continua, el dolor disminuya considerablemente para volver a
incrementarse en las cercanías de la pulpa.

En general la mortificación pulpar es el estadio final asintomático.

Las facetas patológicas podrán clasificarse en:

Tipo 1 (de esmalte)


Tipo 2 (de dentina sin alteración pulpar)
Tipo 3 (de dentina con compromiso pulpar)

Esta clasificación descriptiva tiene el único fin de ordenar el tratamiento


posterior.

2.2 MECANISMOS FOSIOPATOLOGICOS

La etiología del facetamiento está relacionada con el bruxismo, en el que


el componente psíquico desempeña un papel protagónico. El estrés puede
generar hiperactividad muscular y las fuerzas actuantes cambian de
dirección y aumentan la intensidad y la frecuencia. Para que se produzca
una faceta es necesario que las superficies dentarias actúen por contacto,
es decir, que existan rozamientos.

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Desde el punto de vista didáctico podríamos dividir la boca en dos zonas


productoras de factores etiológicos, a saber

1. Zona anterior
2. Zona posterior

Zona anterior:

Si la actividad desoclusora de la guía anterior es insuficiente, inmediatamente


las piezas posteriores comienzan a soportar las fuerzas resultantes de los
movimientos excéntricos de la mandíbula. Esta sobrecarga posterior activará
la acción de los maseteros, lo que aumentará aún más los rozamientos. Si a
este problema se le sumara una situación estresante estos contactos
posteriores excéntricos podrían ser la causa de una potenciación de la acción
bruxómana.

Ahora el mismo individuo sin desoclusión anterior transforma una correcta


posición oclusal posterior en zona de contactos. Cabe preguntarse si este
sector posterior ahora en contacto es interferente. La respuesta es no. Las
relaciones posteriores son correctas; lo que sucede es que hay insuficiencia
de uno de los mecanismos de la desoclusión: la guía anterior (GA).

En muchas ocasiones la GA está presente pero su comportamiento


cinemático es insuficiente y en algunos casos llega a ser nulo.

En estas condiciones tofo rozamiento excéntrico de las unidades oclusales


posteriores tendrá como factor etiológico la falta de mecanismos
desoclusivos anteriores (GA). Si no hay desoclusion podrá haber
facetamientos posteriores.

En presencia de desoclusion no se pueden producir rozamientos, por los que


no podrá haber desgaste de molares y premolares.

¿Las facetas en piezas posteriores son de alto potencial patológico?


Podríamos decir que si no comprometen al órgano pulpar ni llega alterar la
función (tipo 1) no serían importantes. Las facetas de alto potencial patológico
son las que se acompañan de falta de desoclusión, situación que es la más
frecuente. Los sectores posteriores con facetas de tipo 1 con descoclusión
podrían ser aceptados bajo control periódico.
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Zona Posterior

La presencia de interferencias oclusales posteriores, sea en posiciones


céntricas o excéntricas, genera engramas que modifican las posiciones y
los movimientos mandibulares, respectivamente. Un arco de cierre de
adaptación es un ejemplo de estos mecanismos.

Durante el sueño la ausencia de engramas activa la bruxomania, pues el


sistema tratara de eliminar la interferencia posterior mediante el desgaste.
Para lograr tal objetivo se produce la movilización de la mandíbula con
amplios ciclos horizontales característicos de la parafuncion y así la ATM
y la GA desocluyen los dientes posteriores y se pierde el objetivo de gastar
la interferencia.

En la parafuncion aumenta considerablemente la frecuencia de las


fuerzas, lo que genera un mayor desgaste de los dientes anteriores.
Recordemos que durante la función (ciclos verticales), estas piezas no
tocan o si lo hacen es en forma muy suave.

El desgaste de los dientes anteriores se va manifestando con bordes


incisales facetados. Cuando llega a las proximidades del límite
amelodentinario se pueden observar astillamientos del esmalte y una ve
en dentina el desgaste se acelera notablemente y aparecen verdaderos
facetamientos en plataformas horizontales. De esta forma, el punto de
acoplamiento y el ángulo desoclusivo se van alterando y la altura funcional
(AF) de la GA disminuye hasta ser totalmente insuficiente.

FIG. 15-1. A. La guía anterior es correcta, pero la interferencia posterior (diente


desalineado) provoca un adelantamiento de la mandíbula.

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Las superficies incisales desgastadas generan más fuerzas de rozamiento,


que aceleran el desgaste y se produce un círculo vicioso. De esta forma el
mecanismo más importante de la desoclusión se destruye sin que el
organismo haya podido eliminar aquella interferencia posterior (fig. 15-1A y
B). Las ATM actuarán como mecanismo desoclusivo posterior, por lo que el
paciente podrá desgastar los dientes anteriores hasta el límite de los tejidos
de soporte sin poder eliminar la interferencia en los movimientos excéntricos
de la mandíbula (fig. 15-2).

FIG. 15-1. B. La bruxomania nocturna acelera el desgaste de los dientes anteriores. Los ciclos
se horizontalizan, se pierde altura funcional y aumentan las fuerzas de rozamiento.

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Al ser eliminados el punto de acoplamiento (Ac), el ángulo de desoclusión


(AD) y la altura funcional (AF), la desoclusión anterior es nula o
insuficiente. En este momento el facetamiento es observable en los
sectores anteriores y posteriores. En general podemos afirmar que los
problemas de los dientes anteriores reconocen causas en los dientes
posteriores y, a su vez, que los problemas de los dientes posteriores
obedecen a problemas de los dientes anteriores. Empero, una vez
avanzado el facetamiento ambos son causa y efecto de él (fig. 15-3). Se
producirá una pérdida progresiva de la altura funcional de los dientes
anteriores con un incremento de las alturas funcionales de las piezas
posteriores (cúspides lingüales altas - Wilson invertido). Un aspecto
combinado con las facetas marcadas es la migración mesial. En el maxilar
superior vemos con frecuencia grandes desgastes anteriores en los que
todo el sector superior está vestibulizado al reubicar la mandíbula en ORC.
Esto sucede debido a la presencia de dos arcos de cierre y al golpeteo o
sobrecarga que recibe la GA en una posición excéntrica de la mandíbula,
que a través de los años producen lo que se conoce como migración
mesial o componente anterior de las fuerzas.

A. Altura funcional correcta


de los dientes anteriores y
posteriores
B. La guía anterior pierde
altura funcional (AF). El
ciclo se horizontaliza y
aumenta la altura funcional
posterior
C. Se pierde el principal
mecanismo desoclusivo y
los dientes posteriores
sufren las consecuencias.

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2.3 FUERZAS DE DESLIZAMIENTO Y ROZAMIENTO

Si un individuo con una boca sana quiere hacer fuerza sobre los dientes
anteriores (rozamiento) notara que la mandíbula se escapa con facilidad
(deslizamiento).

Esta libertad de los movimientos excéntricos se produce por


descomposición de fuerzas sobre un plano inclinado.

En realidad, durante la función las superficies palatinas de los dientes


anteriores no entran en contacto. Si durante el ciclo masticatorio se produce
un leve contacto en excéntricas será corregido de inmediato. Esto significa
que la GA actuaría como verdadero control y corregiría esta función por
presencia y no por contacto. Los patrones verticales de la función
masticatoria son verdaderos engramas protectores.
Durante la parafunción los patrones son horizontales y es aquí donde la
descomposición de fuerzas de rozamiento por deslizamiento es de gran
valor.

Las facetas parafuncionales sobre los dientes anteriores producen:

 Perdida de los cuatro niveles (alineación tridimensional individual)


 Menor altura funcional
 Menor ángulo de desoclusión.
 Mas resalte
 Migración

Las facetas parafuncionales sobre los dientes posteriores producen:

o Perdida de los cuatro niveles (AT individual)


o Mas altura funcional
o Pérdida progresiva del Wilson
o Aumento del área oclusal
o Mas resalte
o Inestabilidad
o Perdida de DV

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2.4 ESTUDIO DE LA RELACION CORONORRADICULAR EN LAS PIEZAS


CON GRANDES FACETAMIENTOS

Los grandes facetamientos pueden alcanzar los dientes anteriores hasta


llegar a nivel de la encía. Sin embargo, podría existir una respuesta correcta
de las estructuras de soporte. Es indudable que para que estos
facetamientos hayan adquirido tales dimensiones, la frecuencia y la
intensidad de las fuerzas actuantes deben haber sido mayores y a la vez
debe haber habido un componente psicosomático agravante. Este conjunto
de elementos es característico del bruxismo.

Existe otro factor importantísimo respecto de las fuerzas ejercidas y es su


punto de aplicación. A medida que el diente se desgasta la relación
coronorradicular disminuye hasta alcanzar valores de 4 o 5 a 1, lo que da
como resultado una ¨adaptación¨ del sistema dentario frente a una fuerza
tan poderosa.

A. Relacion coronorradicular 1 a 2 (normal)


B. Relacion coronorradicular 1 a 4 (diente facetado)
C. Relacion coronorradicular 1 a 1 (diente restaurado)
D. Trauma secundario por brazo de palanca extraalveolar

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En muchas ocasiones el paciente es rehabilitado en presencia de dos arcos


de cierre. Las restauraciones de dientes anteriores pueden devolver una
relación coronorradicular correcta de 2 a 1. La deflexión producida por la
presencia de dos arcos sobre la zona restaurada se asocia con una acción
traumática sobre los tejidos de soporte. La razón de esta patología no
observada con anterioridad a la rehabilitación del sector anterior se debe a
que las deflexiones actuaban sobre un brazo de palanca extracoronario
muy pequeño, en una relación coronorradicular de 4 a 1, producto de la
marcada abrasión. Ahora, en presencia de dicha deflexión, al establecer
una relación coronorradicular correcta, la fuerza ha cambiado su punto de
aplicación y debido a su brazo de palanca extraalveolar aumentado,
produce un trauma secundario.

En este caso de abrasiones anteriores marcadas deben eliminarse las


interferencias posteriores que constituyen la causa de las deflexiones para
que el sector anterior rehabilitado reciba fuerzas fisiológicas no deflectivas.
En los pacientes con una perdida ósea importante por enfermedad
periodontal la ferulización puede contribuir a estabilizar los sectores
anteriores. La estabilización es factible a través de una ferulización
protésica o de intermediarios oclusales (placas ferulizadoras). En definitiva,
se debe organizar un sector posterior con contenciones céntricas estables
sin deslizamiento y una GA que desocluya los sectores posterirores y los
proteja de las fuerzas laterales.

2.5 DESFIGURACION OCLUSAL DE PIEZAS POSTERIORES POR


FACETAMIENTO

Los cambios estructurales por facetas son de tipo permanente. Los


facetamientos adaptativos son pequeños desgaste reajustes funcionales
necesarios para facilitar la desoclusion. Cuando los mecanismos
desoclusivos comienzan a fallar las piezas posteriores sufren alteraciones
a distintos niveles. El trauma se manifestara en los tejidos periodontales de
variadas formas y a su vez en el esmalte generando facetas tipo 1,2 y 3
progresivamente.

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Es frecuente encontrar arcadas desfiguradas anatómicamente con


presencia de una curva frontal (Wilson) invertida con cúspides linguales
inferiores más altas que las vestibulares y su contraparte en el maxilar
superior con cúspides vestibulares más largas que las palatinas.

2.5.1 Wilson invertido

El motivo de este desgaste es el contacto por rozamiento en excéntricas,


tanto del lado de trabajo como del lado de no trabajo .El resultado de esta
forma de abrasión se debe a que las cúspides estampadoras rozan en el
lado de trabajo y en el de no trabajo mientras que las cúspides de corte
solo lo hacen en el lado de trabajo, lo que genera un desgaste dos veces
mayor en las cúspides estampadoras

La solución de este problema no es desgastar las cúspides linguales altas


pues solo se solucionaría el inconveniente del lado de trabajo pero en el
lado de no trabajo la interferencia seguiría .En presencia de esta anomalía
deberán estudiarse en detalle los mecanismos desoclusivos anteriores
.Una vez lograda la desoclusion mediante la corrección de la Guía anterior
,se procederá a evaluar la posibilidad de estructurar por adición las áreas
deficitarias o de armonizar la oclusión mediante un desgaste selectivo .

La determinación de la conducta a seguir surgirá de la observación del


tipo de facetas. El tratamiento de las facetas de tipo 1 podría ser por
sustracción combinada con adición .En cambio, las facetas tipo 2 o 3
exigen rehabilitación.

El tipo de restauración será parcial o total, según el caso. Lo que debe


quedar claro es que si la faceta es de tipo 2 o 3, la dentina expuesta no
mantiene relaciones oclusales estables y su poca resistencia a la abrasión
generara problemas en las piezas posteriores y anteriores.

Un Wilson invertido genera:

 A nivel del diente: inestabilidad oclusal y fuerzas laterales


 Sobre los músculos: herpactividad de la cincha maseterina

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 Sobre la atm : los contactos del lado de no trabajo generan palancas de


clase I con distensión de los ligamentos y aumento del espacio
interarticular ,lo que facilita un “juego“ conocido con el nombre de bennet
inmediato .Estos mismos contactos podrían generar palancas de segundo
género en articulaciones alveolodentarias disminuidas en su capacidad
de soporte .

Desde el punto de vista de la masticación la cúspide estampadora


desgastada no encuentra su ubicación entre una de corte y una estampadora;
el alimento más que masticado es aplastado, lo que reduce la efectividad del
proceso de trituración.

La desfiguración oclusal por facetamientos produce un corrimiento de los


topes cúspides por fuera del eje dentario, a la vez que aumentara
considerablemente el ancho oclusal. La ausencia de mecanismos
desoclusivos anteriores eficientes permite ciclos masticatorios más
horizontales sumados a los movimientos parafuncionales de características
contactantes y horizontales aceleran el proceso abrasivo del tejido dentario.

Las fuerzas laterales aumentaran considerablemente sobre las piezas


posteriores y los mecanismos neuromusculares deberán participar
activamente para que el sistema que ya se encuentra en franca disfunción no
manifieste signos y síntomas a nivel de los músculos de la ATM.

Algunos autores llaman a estos estadios: “mecanismos de adaptación”. ¿Es


posible que una desfiguración oclusal reúna algunos de los requisitos de una
oclusión orgánica? Si esta desfiguración en realidad es un mecanismo de
adaptación ¿Por qué cuando se rehabilita pacientes no se incluye estas
formas oclusales que llevan implícitos los “mecanismos adaptativos”? ¿Los
mecanismos de adaptación significan destrucción?

Adaptación no debe ser sinónimo de destrucción oclusal

Las facetas adaptativas son pequeños ajustes de las estructuras del esmalte
que favorecen y preservan una oclusión orgánica adulta. Las facetas
parafuncionales son patológicas porque terminan destruyendo una de las
partes vitales del sistema masticatorio ,a saber ,las unidades oclusales .

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2.6 CONSIDERACIONES SOBRE EL TIPO DE ESMALTE

El operador debe aceptar


que entre los pacientes
existen marcadas
diferencias con respecto a la
dureza del esmalte. El
esmalte contiene un 96% de
material inorgánico, un 4%
de material orgánico y 1% de agua siendo el material inorgánico principal
un fosfato de calcio llamado hidroxiapatita y su función principal del esmalte
es proteger a los dientes de las agresiones externas.

Por comprender que no todo paciente es igual y que los dientes que van a
sufrir de facetamientos con mayor facilidad las piezas que cuya resistencia
a la abrasión sea menor.

Un esmalte resistente en general da como resultado que las fuerzas


traumáticas produzcan lesiones o disfunciones a otros niveles como el
periodonto, atm, músculos de la masticación.

Desde el punto de vista de las ventajas y desventajas no podemos llegar a


una conclusión efectiva. Lo que si podemos afirmar que si los mecanismos
del sistema masticatorio funcionan adecuadamente estas superficies no
pueden ser destruidas durante toda la vida, ya que toda actividad funcional
se desarrolla sin contacto dentario.

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2.7 LAS FACETAS Y LA CUARTA DIMENSIÓN

Podemos aceptar que desde el punto de vista fisiológico un individuo tendrá


a través de la vida facetamientos tanto adaptativos y madurativos. Sería un
error conceptual no considerar la cuarta dimensión: el tiempo. Como
ejemplo podemos dar o atribuir a la presencia de mamelones incisales o
cúspides agudas en una persona adulta sería tan significativa como la
presencia de facetas madurativas en una dentición mixta. Las facetas
funcionales deben ser asociadas con la edad del paciente para poder
diagnosticar la evolución de una oclusión orgánica.

La simple observación de modelos no permitirá llegar a un diagnóstico


adecuado en ausencia de una historia clínica completa. Si bien es cierto
que la presencia de grandes superficies facetadas nos alerta y nos incita a
analizar las causas de desfiguración del esmalte, la persistencia de los
lóbulos de desarrollo en pacientes adultos deberá despertar nuestro criterio
diagnóstico de la misma forma. Aquí la relación facetado-tiempo vuelve a
cobrar importancia. La falta de abrasión funcional de los bordes incisales
en un tiempo adecuado es un signo patológico.

2.8 POSIBILIDAD DE AJUSTES DE LAS FACETAS

La sola presencia de facetas


extensas representa un motivo de
alerta para el profesional porque
más allá de las formas
adaptativas y madurativas estas
facetas constituyen un claro comienzo de parafunción y de su efecto en el
tiempo sobre las caras oclusales. Un diagnóstico presuntivo del desgaste
puede evitar complicados tratamientos a largo plazo y para establecerlo es
necesario analizar en forma detallada los mecanismos de la desoclusión,
que nos indicarán la etiología de la lesión. En muchas ocasiones una
interferencia posterior se debe a una GA insuficiente. En ese caso debe

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procederse a la rehabilitación de los dientes anteriores, sólo si la


interferencia persiste se la considerará como una verdadera zona deflectiva
y se la ajustará mediante un desgaste selectivo. Este desgaste selectivo se
basa en dos posibilidades: si la interferencia es en céntrica se desgasta la
superficie para generar convexidades y si se produce en excéntrica se
generan surcos de desoclusión supracontacto. El desgaste se hará
cuidando celosamente la preservación de las contenciones céntricas
existentes. Dicho en otras palabras, el
desgaste se efectuará a partir de las
contenciones céntricas sin incluirlas. El
operador deberá inducir los
movimientos mandibulares en céntrica
y excéntrica, para lograr romper los
engramas o patrones neuromusculares que están presentes durante la
vigilia. Debe quedar claro que sólo las facetas madurativas y las
parafuncionales de tipo 1 (de esmalte) podrán ser ajustables mediante el
desgaste selectivo. Los tipos 2 y 3 sólo pueden solucionarse con métodos
de adición, o sea, por medio de la rehabilitación de las zonas destruidas.
En síntesis, las facetas deben ser correcta diagnosticadas para saber si
son adaptativas o funcionales o de tipo patológico. Una faceta patológica o
parafuncional es una clara lesión del esmalte dentario. El tratamiento será
consecuencia del diagnóstico acertado, en el que la etiología de la lesión
es de suma importancia.

Dicho en pocas palabras las facetas adaptativas y madurativas son


mecanismos necesarios para el logro de una oclusión orgánica, pero
cuando las fuerzas de rozamiento aumentan de manera desmedida se
aceleran los desgastes y se desfasan la relación forma-función y su
cronología (tiempo). En estas condiciones es indudable que la presencia
de facetas amplias y marcadas se debe a exagerados rozamientos, ya que
sin este mecanismo no puede haber desgaste. En la actualidad creemos
que el conocimiento y profundización de los estudios sobre los mecanismos
de la desoclusión con que cuenta el sistema para protegerse son la clave
para comprender este grave problema.

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2.9 EVALUACIÓN DE LA CANTIDAD Y LA CALIDAD DE LAS FACETAS

2.9.1 Dientes posteriores

Para que llegue a producirse una faceta de tipo parafuncional a nivel de


los dientes posteriores debe haber una deficiencia en los mecanismos de
desoclusión anterior, y por lo tanto se la debe evaluar dentro de un
contexto general de oclusión. En los dientes posteriores las fuerzas de
rozamiento producen una pérdida de la altura funcional de las cúspides
estampadoras y un aumento de las de corte (más altura funcional). Esto
en apariencia podría significar una mayor posibilidad de desoclusión, pero
el desgaste de las unidades de oclusión va modificando en su primer
estadio las cúspides fundamentales, como se mencionó anteriormente al
hablar del Wilson invertido. Si bien es cierto que lo más importante de la
oclusión es la desoclusión, ningún razonamiento es válido sin la existencia
de una oclusión estable. Las abrasiones van haciendo perder las
contenciones céntricas, lo que genera inestabilidad.

Los planos inclinados de las vertientes cuspídeas se van modificando, su


ángulo se va reduciendo y eso posibilita el desarrollo de ciclos de
componentes horizontales; el mayor desgaste de las cúspides
estampadoras se acelera al llegar a la dentina y entonces se producen
verdaderos microplanos inclinados que abarcan toda la superficie oclusal.
Los resultados de las fuerzas oclusales pueden ocasionar la migración
vestibular de las piezas superiores y la migración lingual para las
inferiores. La dentina expuesta no cumple los requisitos indispensables
para dar relaciones oclusales permanentes y esto no sólo se debe a su
dureza, que está por debajo de los valores necesarios, sino también a la
facilidad con que es atacada por componentes de la saliva. Este barro
dentinario es eliminado con facilidad durante los ciclos funcionales de la
masticación, lo que produce cráteres rodeados de islotes de esmalte.

En estas condiciones sólo quedará como alternativa un tratamiento por


adición. A partir de esta etapa clínica se potencia el efecto de descombro

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y la dentina desorganizada no puede detener los mecanismos de abrasión


y llega a los límites de la pulpa con su consiguiente compromiso.
Es común que en las bocas con desgastes uniformes de los premolares y
los molares no haya pérdida de la dimensión vertical; aparentemente la
erupción pasiva compensa la cantidad de desgaste de las áreas
facetadas. En asociación con este cuadro se observan pérdidas óseas
que a veces son difíciles de diagnosticar porque el mismo desgaste
coronario se confunde con la observación de una corona clínica que en
realidad está compuesta por parte de la corona desgastada y áreas
cervicales de los dientes. Dicho en otras palabras, observamos tercios
radiculares expuestos y áreas coronarias desgastadas. Otro tipo de forma
de las facetas en los dientes posteriores es la que se observa cuando hay
cambios posicionales de la mandíbula.

La oclusión habitual es una posición francamente propulsiva y producirá


el fenómeno de Christensen con el descenso de. los últimos molares y, a
diferencia del caso anterior, se observará un desgaste de los primeros
premolares que se irá atenuando hacia los terceros molares, los que en
muchos casos se encontrarán intactos en lo que respecta a su anatomía
oclusal. Este cambio posicional produce verdaderas extrusiones de los
sectores posteriores, lo que exige una disminución de su dimensión
vertical para lograr las formas adecuadas de los dientes anteriores y que
cumplan con la ley de la proporcionalidad.

2.9.2 Dientes anteriores

Las facetas de los dientes anteriores podrían ser analizadas de diferentes


formas. Es bien sabido que la altura funcional de estos dientes se mide
desde el punto de acoplamiento (maxilar inferior) hasta el borde incisal de
los dientes superiores y que esta altura funcional dará una desoclusión
que será directamente proporcional a la profundidad de dicho
acoplamiento; por lo tanto, la cantidad de desoclusión estará dada en
definitiva por la localización del punto de acoplamiento que corresponde
al maxilar inferior. La cara palatina de los dientes superiores hasta su

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borde incisal es la que definirá a través de su ángulo de desoclusión la


calidad de la desoclusión.
Las razones de estos efectos ya han sido explicadas en el capítulo
dedicado a la guía anterior pero vale la pena recordar que para evaluar la
cantidad de desgaste nos referimos al área diagnóstica que corresponde
a la cara palatina de los dientes superiores, lo que parece contradictorio
dado que habíamos mencionado que la cantidad la daba el maxilar inferior
a través de su punto de acoplamiento; lo que sucede en realidad es que
la mandíbula como hueso móvil presenta aceleración y sabemos que m x
a es igual a fuerza, lo que da como resultado que el maxilar superior con
mayor masa al ser estático presente más desgaste que el inferior. No
obstante, la misma cantidad de desgaste puede ser crítica en algunos
casos y poco importante en otros; un ejemplo de lo que acabamos de decir
puede verse en las figuras 15-7 y 15-8A y B, en las que es posible
observar la misma cantidad de desgaste con distintas alturas funcionales.

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De la misma manera en que habíamos analizado como se desgasta un


diente posterior dando como resultado las clásicas cúspides linguales
altas podemos analizar ahora la forma de los facetamientos de los dientes
anteriores. La lectura de las huellas de la parafuncion es la propia forma
de las facetas y así es posible observar que la guía anterior va perdiendo
si alineación normal y se va desgastando en forma horizontal con el
movimiento parafuncional cuya resultante es propulsiva (fig. 15-9),
mientras que en los pacientes que desarrollan parafuncion con
componentes laterales modifican la alineación de sus bordes incisales
transformándolas en contracurvas (fig. 15-10).

Hemos dicho en muchas oportunidades que los problemas de los dientes


anteriores tenían su causa en los dientes posteriores y viceversa. Cuando
la patología es muy avanzada no existe una relación causa efecto, sino
que los sectores anteriores y posteriores se ven comprometidos en un
efecto de retroalimentación.

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De este análisis surge con claridad que lo más importante en la evaluación


de las facetas es detectarla en sus periodos iniciales cuando el tratamiento
es fácil económico y seguro. Si se conocen las causas fisiopatológicas es
posible actuar en este ciclo patogénico implementando tratamientos por
sustracción que nos permitan armonizar una oclusión estable, punto de
partida de la desoclusión.

Fig. 15-9

Fig. 15-10

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2.10 INTERRELACIÓN ENTRE LAS FACETAS Y EL BENNETT INMEDIATO

Como ya se ha dicho el Benet inmediato debe relacionarse con los problemas


articulares. El juego articular resultante de ligamentos distendidos que facilitan el
aumento de espacios articulares dé como resultado una articulación hipomóvil.
Los dientes sufren consecuencias y tratan de adaptarse a un sistema cuyas
exigencias se encuentran en el límite entre lo funcional y lo patológico

Las facetas representan un mecanismo de adaptación mediante el cual las formas


anatómicas normales se modifican a través de pequeños desgastes sobre el
esmalte (facetas madurativas). Si esta situación continúa las facetas no serán
suficientes para mantener la armonía funcional entre la ya afectada ATM y las
corticales oclusales y por ende comenzarán a generarse facetas parafuncionales
con las consecuencias ya mencionadas

Lo que intentamos remarcar es que el Bennett inmediato es un problema articular


y que a través de las facetas los dientes sufren las consecuencias de dicha
patología

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3. CONCLUSIONES

 Las facetas de desgaste se incrementan y pasan de estructuras duras, como


el esmalte, a estructuras blandas como la dentina provocando un daño
irreversible en ella.

 Las facetas adaptativas se producen desde la erupción dentaria hasta que


los dientes entran en contacto con sus antagonistas, sin alteración de las
formas dentarias.

 Las facetas adaptativas son pequeños ajustes de las estructuras de esmalte


que favorecen y preservan una oclusión orgánica adulta mientras que las
facetas parafuncionales son patológicas porque destruyen las unidades
dentales.

 En general podemos afirmar que los problemas de los dientes anteriores


reconocen causas en los dientes posteriores y, a su vez, que los problemas
de los dientes posteriores obedecen a problemas de los dientes anteriores.

 Lo más fundamental en la evaluación de las facetas, es detectarlas en sus


periodos iniciales cuando el tratamiento es fácil, económico y seguro. Si se
conocen las causas fisiopatológicas es viable actuar en este período
patogénico implementando tratamientos por sustracción que nos permitan
armonizar una oclusión estable, punto de partida de la desoclusión.

 Las facetas representan un mecanismo de adaptación mediante el cual las


formas anatómicas normales. se modificas a través de pequeños desgastes
sobre el esmalte , y si esta situación continua las facetas nos eran suficientes
para mantener la armonía funcional entre la ya afectada ATM y las corticales
oclusales y por ende comenzaran a generarse facetas parafuncionales

 En definitiva se debe organizar un sector posterior con contenciones


céntricas estables sin deslizamiento y una Guía anterior que desocluya los
sectores posteriores y los proteja de las fuerzas laterales.

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4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1) Tratamiento de Oclusión y Afecciones Temporomandibulares, Jeffrey O.


Okenson, Elseiver España, 2008.

2) Wilson F, Valquiria A, Livaria S. Lesiones No Cariosas-“El Nuevo Desafío de


la Odontología”, Editora Limitada, Sao Paulo, Brasil, 2010.

3) Ferrer J, Gómez A. Alteraciones del esmalte: atrición, erosión y abrasión


dental. Traumatismo bucodentales.

4) Cuenca E, Baca P. Odontología Preventiva y comunitaria. Principios,


métodos y aplicaciones. 3ra. Edición. Editorial Masson México 2005:213.

5) Kononen M, Klemetti E, Waltimo A, Ahlberg J, Evalahti M, Kleemola K,


Nystrom M. Tooth wear in maxillary anterior teeth from 14 to 23 years of age.
Acta odontologica scandinavica, 2006; 64: 55-8.

6) Alonso, Albertini, Bichelli .Facetas.Oclusión y diagnostico en rehabilitación


oral 1era ed.Buenos Aires: Medica Panamericana ,2004 pg. 411-431

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