Lynn Hagen - Calor Primitivo 03 - El Syn de Dane

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Lynn Hagen
Dane Fairfax pertenece a un grupo de sumisos llamado Prim. La mayoría lo
llama ingenuo y Dane está siempre ahí para ayudar cuando su Alfa lo necesita.
No le asombran los hombres poderosos. Tiene sus ojos puestos en Syn Bourne
y está decidido hacer al hombre suyo.
Syn no está tan seguro de que la misión que su hermano le da sea lo mejor.
Se niega a esto cuando Talyn le dice que debe llevar a Dane con él. Va a ser
bastante difícil cuidar su propia espalda y ahora tiene que tener en cuenta a
Dane. Cuando este sale herido y está a punto de morir, conoce a un hombre
poderoso y peligroso que se ofrece a curar de Dane... por un precio.
El viaje es peligroso y Syn reza para ser capaz de cuidar a Dane, pero lo que 3
comienza como una misión para los aliados se convierte en una profunda
pasión que quemaría incluso las noches de verano más caliente.
capitulo 1
–Ellos nunca sospecharán de ti —dijo Salvador Bourne poniéndose de pie,
junto a la ventana del estudio. —Van a estar buscando un ejecutor, no un
mecánico y un Prim.
—Puedo cubrir mejor terreno si Dane se queda —Syn argumentó.
Aunque la idea de llevar a Dane con él, le agradaba en muchos niveles
diferentes, poner en peligro al hombre hizo a su leopardo gruñir de
desaprobación. Todo el mundo aún continuaba celebrando el nacimiento del
hijo de Talyn. Él debería estar ahí también y no estar sentado en el estudio con
su padre y hermano, discutiendo de algo que podría potencialmente matarlos
a Dane y a él.
—Aramis Bayne y Lucius Castel, son los únicos que nos pueden ayudar a
acabar con el Alto Consejo. Sólo hablar de esto, es traición —Salvador le
recordó. —Nadie mirará dos veces a Dane y a ti. Debe ir contigo.
Amaba a su padre, pero había momentos en los que no confiaba en el
hombre en lo absoluto. No veía por qué tenía que llevar al Prim con él. Si iba
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por las carreteras secundarias y mantenía un bajo perfil, sería capaz de llegar
a los lobos reduciendo al mínimo los problemas. No podía entender, por qué
su padre era tan firme en que Dane debía ir con él.
—¿Aramis sabe que voy? —Preguntó.
Aramis Bayne era un desagradable, egocéntrico Alfa shifter lobo que no
tenía una buena opinión de los shifters leopardos. O eso había oído. Nunca
había conocido a un lobo en carne y hueso.
No era de lobos y gatos trabajar juntos, era extremadamente raro porque,
la mayoría de las veces, los egos se interponían en el camino. Los leopardos
dominaban la costa, mientras que los lobos hacían lo mismo en el oeste. Los
vampiros eran pequeños en número, y vivían en la región de las montañas de
Colorado.
Estos eran principalmente utilizados como Buscadores, pero había un
aquelarre organizado y el líder de esos chupasangre era Lucius Castel. Su
temperamento era incluso peor que el de Aramis, o eso había oído, ya que
nunca había conocido al vampiro.
—Aramis no tiene idea que irás. —Su padre sacudió su cabeza.
—Entre menos gente sepa de esto, mejor. Recibí la noticia de que Khan está
haciendo algo que va a destruir Stillwater. Mis fuentes me dicen que no trabaja
solo. Si el Alto Consejo quiere destruirnos, entonces necesitamos aliados
poderosos.
—¿Y Lucius? —Preguntó.
Nunca había querido ser un ejecutor, pero eso no quería decir que no podía
cuidarse solo. Era un raspador que se levantó ante el desafío, pero lo que su
padre estaba pidiendo, rayaba en el suicidio. Y además de eso, Dane estaba
siendo lanzado a la mezcla.
—Será más difícil de convencer. —Salvador respondió pensativamente.
—Y más difícil de llegar —Talyn añadió, desde la silla detrás del escritorio.
Podía ver la duda en los ojos de este. Como si no creyese que pudiese cumplir
la tarea que se le pedía. —Pero Lucius es el único que necesita saber por qué
estás allí. No confíes en ninguno de los miembros del aquelarre. No sabemos
en quién confiar.
No daba su confianza a la ligera. Contarles solamente a Lucius y Aramis del 5
por qué había ido a su territorio, no iba a ser un problema. Mantenerse con
vida, bueno, eso era otra cosa. Salvador se alejó de la ventana y se le acercó.
El hombre más viejo le apretó con fuerza la mano sobre su hombro.
—Si no creyera que puedes hacer esto, no preguntaría. Sin embargo,
nuestros Ejecutores son bien conocidos y no podrían estar fuera de Stillwater
sin que los detengan. La Guardia Imperial sabe que Hans ha desaparecido, y
sus ojos están sobre Talyn. Torturarán a nuestros Ejecutores por información.
—¿Y no me torturaran? —Preguntó con escepticismo. —Saben que soy el
hermano menor de Talyn. —Cuanto más hablaban su padre y su hermano,
menos le gustaba esta situación. Había algo que no le gustaba de todo esto,
pero si se negaba sería admitir la derrota, y eso era algo que no estaba
dispuesto a admitir. Culpen al orgullo masculino, pero no parecería débil ante
sus ojos.
—No puedo confiar en nadie —Talyn dijo, cuando empujó su silla y rodeó el
escritorio. —Como papá señaló, lo que planeamos hacer es traición. Me
gustaría ir yo mismo, pero sería como un pulgar hinchado que sobresale en
todos lados. —Talyn se rió sin humor y sacudió la cabeza ligeramente. —Esto
es loco y peligroso, y te entiendo si no quieres hacerlo.
Syn no era tan fuerte como su padre o hermano, pero soportar que ambos
lo evaluaran, hizo que se sintiera como que debía ponerse de pie, para tolerar
su escrutinio.
—¿Dane sabe sobre esto?
—No—Talyn dijo, mientras frotaba su mandíbula. —Queríamos esperar tu
respuesta primero.
Miró a su familia y quiso preguntarles si intentar derrocar al Alto Consejo
era la única manera de resolver las cosas con Khan y quienquiera que estuviese
en esto.
Sabía que los guardias imperiales no estarían sentados mucho tiempo y se
preguntarían sobre el paradero de Hans. Empezarían agarrando a los
ciudadanos en la calle y los interrogarían. No sería bonito. Pero el pensamiento 6
más aterrador de todos era si el consejo llamara a los Buscadores. No podía
permitir que eso ocurriera. Había que hacer algo, y su familia pensaba que era
el hombre adecuado para el trabajo. Sabía que esto tenía que ser serio, si su
padre le enviaba. Ya habían perdido a su hermano mayor, Anthony, que había
muerto sirviendo a su país. Su padre no se arriesgaría a perder otro hijo, si
creyera que hubiese otra manera.
—Lo haré —finalmente dijo, aunque no estuviera seguro de cómo entraría
en el territorio de Lucius sin que lo ataque el aquelarre. Los vampiros eran un
grupo aislado y estaba seguro de que no les daban la bienvenida a los
forasteros.
“No puedo creer que esté de acuerdo con esto. Tiene escrito “suicidio” por
todas partes”.
Talyn caminó hacia la puerta y la abrió. Dane estaba parado al otro lado. El
hombre parecía como si se fuera a desmayar en cualquier momento. El
pelirrojo se escabulló en la oficina y luego se detuvo antes de que se quedara
mirando a Talyn.
—¿He hecho algo malo?
Sólo estaba parado allí mirando al hombre más pequeño. Su padre tenía
razón. Nadie sospecharía que Dane podría traicionarlos. Su figura delgada,
combinada con su pelo rojo y ojos verde musgo le hacía ver más como un feliz
turista de vacaciones en lugar de alguien en una misión peligrosa.
—Por el contrario —Talyn dijo, cuando cerró la puerta detrás de Dane.
—Necesito que hagas algo por nuestra coalición.
Los ojos verdes de Dane se iluminaron, y él rechinó sus dientes. No le
gustaba que Talyn lo hiciera sonar como si el chico fuera a ayudar a preparar
una venta de pasteles o algo así. Su hermano debió haber sentido su hostilidad.
Se volvió, y sus ojos se enfrentaron. Talyn, sin embargo, fue el primero en
ceder. Fue un movimiento sorprendente. El alfa no se echaba atrás con mucha
frecuencia, en absoluto. No importaba que él fuera su hermano. Talyn era un
alfa de principio a fin.
—Acompañarás a Syn en una misión muy peligrosa —Talyn lo miró como si
dijera, ¿estás, feliz?
Dane dio un paso atrás, mientras su mirada oscilaba entre los tres hombres. 7
—¿Cómo de peligrosa?
—Traición —Salvador dijo sin rodeos.
—Creo que necesito un abrazo —Dane se quejó en voz baja.
Talyn se quedó allí y le explicó a Dane en que consistía la misión. Cuanto
más hablaba Talyn, más Dane palidecía. Él estaba dispuesto a darle al chico un
abrazo... desde atrás... con su polla enterrada en el culo de Dane. Pero cada
vez que intentó acercarse al leopardo, Dane corría malditamente lejos. Si no
tuviera tanta confianza, el chico podría haber herido su ego. No estaba aún
muy seguro de lo que quería Dane. Sabía que Dane estaba interesado. ¿Pero
en qué? ¿Sexo? ¿Relación? ¿Amistad? Tal vez la segunda y tercera, pero no
estaba seguro acerca de la primera. Entonces de nuevo, no estaba seguro de
si el hombre sabía lo que realmente quería.
Él lo hacía. Quería a Dane como su compañero enlazado. Quería formar una
familia con el pequeño leopardo. Desde que conoció al hombre, había estado
fascinado con el chico.
Quería un para siempre con Dane, pero hasta ahora, su leopardo no había
aceptado al Prim. No estaba seguro del por qué, pero podía esperar. Nadie
más le interesaba. Dane era para él, y si su leopardo nunca lo aceptaba, no le
importaba. Planeaba estar con el chico.
—No voy a decirte que todo estará bien —Talyn le dijo a Dane, ya que este
estaba de pie, en el centro entre los hombres. Quería tirar al hombre en sus
brazos y acariciarlo. Deseaba que el Prim llevara su aroma.
—Eso sería una mentira —continuó Talyn. —Pero puedo decirte que Syn
hará todo lo que esté en su poder, para mantenerte a salvo.
—Ustedes dos necesitan hacer las maletas y prepararse —dijo Salvador
despectivamente. —Es un largo camino al territorio Bayne. Sería mejor si se
van bajo la oscuridad.
—Voy a ir arriba y empacar —dijo. Estaba listo para salir del estudio y
alejarse de su padre—. No debería ser más de un minuto—se dirigió a Talyn.
—Tendrás que re programar todas mis citas en el taller.
—Puedo hacer eso —Talyn asintió con la cabeza. —O puedo enviar a Quad
Cash al taller, para realizar las reparaciones necesarias. 8
Quad Cash era un buen mecánico, pero no le gustaba que nadie estuviese
en su taller cuando no estaba allí. Desafortunadamente, sabía que no tenía
elección.
No podía defraudar a aquellos que contaban con Bourne Automotores para
reparar sus coches. No es que él no confiase en el Ejecutor. Sólo que era muy
particular cuando se trataba de su negocio. —Bien, pero dile que no toque los
trabajos de restauración.
—¡Un momento! —Dane gritó, cuando intentó salir. El pánico en el tono del
hombre, lo detuvo en seco. —¿No tengo nada que decir sobre esto? —Dane
preguntó.
—Quiero decir, no soy material de traición. No puedo correr hacia el peligro
como ustedes lo hacen. No fui hecho para eso. Sólo soy un Prim. Un sumiso,
¿sabes? No hay un hueso guerrero en mi cuerpo.
Dane estaba temblando visiblemente, mientras estaba allí, respirando
pesadamente. Sus ojos eran demasiados amplios, y estrangulaba sus manos
delante de él. Tomó la mandíbula de Dane y la inclinó hacia arriba. A él le gustó
la sensación de la suave piel de Dane, en la palma de su mano.
—Incluso la persona más pequeña y más sumisa, tiene coraje y fuerza. Lo
harás bien.
Dane no parecía convencido. –Pero vamos a territorio lobo y tenemos que
conseguir pasar atreves de un aquelarre de Vampiros. ¿Cómo voy a hacer eso
bien? Nunca he conocido a un lobo o un vampiro en mi vida, y me desmayo al
ver sangre.
Su padre escondió su sonrisa, ya que Talyn sonrió abiertamente.
Afortunadamente, estaban de pie detrás de Dane, y el hombre más pequeño
no vio su reacción. Dane ya estaba en modo pánico. No necesitaba que el chico
se derrumbase. Era cosa de Prims. Eran extremadamente sensibles, así como
sumisos.
—Podríamos preguntar a otro Prim, para que tome tú lugar —ofreció Talyn.
Sabía muy bien, que Dane no permitiría a otro Prim tomar su lugar. Era un 9
privilegio que un alfa le pidiera algo a un Prim. Él también protestaría. No
quería a cualquier Prim a su lado. Aunque a él no le gustaba el hecho de que
se pusiera en peligro, pero si un Prim tenía que ir, sería Dane.
Los ojos de este se ampliaron. —No, no. No será necesario —La respiración
del hombre se hizo superficial. —Sólo... esto es abrumador. Necesito un
minuto para asimilar todo —pasó su mano sobre su pelo rojo, y por un
segundo, pensó que el chico arrancaría algunos mechones. Su cabello
comenzó a sobresalir en algunos lugares, y eso sólo hizo a Dane parecer aún
más atractivo.
—Puedes asimilarlo, mientras haces las maletas —Syn se dirigió hacia la
puerta del estudio. —Esperaré cinco minutos, y luego nos iremos.
Dane Fairfax se sentó en el escalón superior del porche delantero, mientras
esperaba por Syn. Estaba asustado por la misión, pero ese no fue el motivo de
su pánico. Fue el hecho de que estaría solo con Syn Bourne, el objeto de su
lujuria desde que podía recordar. No estaba seguro de qué decir al hombre,
una vez que estuvieran en camino. No era bueno en tener conversaciones
vanas, no cuando se trataba de un hombre que hacía sus palmas sudar y su
pulso correr fuera de control.
¿Compartirían la misma habitación de motel, o pagaría Syn por dos? Estaba
dispuesto a deshacerse de su condición de virgen, pero la idea de tener
relaciones sexuales con Syn, hizo a su cuerpo romper en un sudor frío. Estaba
bastante seguro de que Syn le gustaba, pero no iba a renunciar a su virginidad,
por una aventura de una noche, de sólo sexo casual. Siempre había soñado
con tener una familia. No era la clase de chico de una sola vez.
No era como algunos de los otros Prims, que dormían con cualquiera que
sacudía una polla ante ellos. No podía entender cómo ellos se metían con él
por ser un bicho raro y la mayoría de ellos eran putas. Especialmente Severus.
El Prim prácticamente se había nombrado a sí mismo como líder, aunque los 10
Prims nunca habían tenido uno. Sólo lo veía como un compañero bestial, que
prosperó en hacer a todos los demás miserables.
—¿Listo?—Syn le preguntó, cuando caminó por el porche, con una bolsa de
lona colgada sobre su hombro.
Su cerebro dejó de funcionar durante un segundo. Todo lo que podía ver
eran los músculos grandes y una camiseta azul ajustada. Dios bendito, podía
ver hasta las ondulaciones a través del estómago del hombre bajo la tela. El
bíceps del sujeto, tenían que ser del tamaño de los pomelos1. Lamió sus labios,
y luego dirigió rápidamente sus ojos hacia los de Syn. El hombre estaba
mirándolo intensamente, sus ojos dorado oscuro eran hipnotizantes. Sintió
que se ruborizaba.
—Sí —sonrió débilmente. Tal vez esto no sería tan malo. Podría hacer algo
de la nada. No sería la primera vez para él. —¿Cuánto tiempo crees nos
tomará, llegar a dónde vamos?

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toronjas
“Por favor di que unas horas. No estoy seguro de que pueda estar tan cerca
de ti, si es por más tiempo”.
Syn encogió sus amplios hombros, cuando se dirigió hacia su SUV. Abrió la
puerta trasera y tiró su bolso azul oscuro dentro. —Pienso que tres días, si
tomamos los caminos vecinales y descansamos por la noche.
Sus ojos se volvieron bruscamente a la cara de Syn. Había estado mirando
el trasero bien redondeado del hombre. —Lo siento, ¿qué dijiste?
—Tres días —Syn repitió.
Tres días con Syn Bourne, en los apretados confines del SUV. Tres noches
durmiendo en la misma habitación... tal vez. No estaba seguro sobre que
hablarían o cómo iba a sobrevivir sentado junto al hombre con una erección,
porque sin duda tendría una erección. Tenía una siempre que Syn estaba cerca.
Ese fue el motivo por el que siempre corría. No quería que viera cómo le
afectaba.
Sonrió falsamente y sin entusiasmo, bombeó el brazo arriba y abajo. —Bien,
tres días. 11
Syn ignoró su falta de entusiasmo, cuando cerró la puerta.
—Sube. Tenemos mucho camino por cubrir y es peligroso correr
precipitadamente.
Se subió en el lado del pasajero. Nunca antes había estado en el SUV de Syn.
Era mucho más grande que su pequeño compacto, también más espacioso.
Todavía olía a nuevo, pero tenía un matiz del aroma a sándalo de Syn. Inhaló
grandes caladas, antes de este entrara. Cuando Syn subió, se dio cuenta de la
cantidad de espacio que el sujeto ocupaba. Su diferencia de tamaño era
dolorosamente obvia. Se sentía como un insecto pequeño, sentado junto a un
gran Pit Bull. Movió el asiento hacia atrás, para más espacio para las piernas y
luego se acomodó, ya que Syn lo condujo a casa. No pensaba con mucha
ilusión, en las preguntas que otros Prims le harían una vez que vieran con quién
estaba.
Los Prim se suponían que eran una familia muy unida, que miraban el uno
por el otro. No estaba seguro de cuando habían perdido su camino, pero el
Prim miraba más por sí mismo estos días. Odiaba vivir en Haven House.
Siempre había drama, y alguien siempre estaba hablando de alguien más.
Casi todos los días desarrollaba una jaqueca, al escuchar a esas lenguas
venenosas. Deseaba poder permitirse el lujo de mudarse por su cuenta, pero
el alfa pagaba el alquiler de la casa, las facturas y compraba los comestibles.
No iba a encontrar un sistema similar en algún otro lugar.
Cuando Syn se detuvo en Haven House, dijo —No te demores.
Como si quisiera quedarse cerca. –No lo haré —bajó del SUV y cruzó el
césped, esperando que nadie lo molestara. Fue directamente por las escaleras,
una vez dentro, y se dirigió directamente a su habitación. Cerró la puerta para
impedirle a alguien entrar y luego comenzó a recoger algo de ropa y productos
de higiene. Tenía todo lo necesario en una bolsa de gimnasio, y estaba listo
para salir, cuando Severus ingresó a la habitación con mucha seguridad en sí
mismo, como si fuese el dueño del lugar. El rubio le dio una mirada evaluadora,
antes de que su labio se curvase hacia arriba.
—¿A dónde vas?—Intentó esquivar al chico, pero Severus bloqueó su
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camino.
—Muévete, por favor —dijo sin alterarse, haciendo su mejor esfuerzo por
mantener la cortesía.
—Vi a Syn Bayne afuera, ¿Qué están haciendo? —Severus se apoyó contra
el marco de la puerta y cruzó sus brazos sobre su delgado pecho. —Supongo
que ya que no pudiste tener al Alfa Talyn, decidiste poner tus garras en su
hermano.
—¡No es así! —Se defendió. Amaba y respetaba a Talyn como su alfa, nada
más. Nunca había estado interesado en el chico. Sus intenciones siempre
habían sido puras, cuando se trataba del alfa.
—Eso es lo que dices—dijo ácidamente, Severus. —Pero nosotros, los Prims,
sabemos lo contrario. Pasas mucho tiempo allí. Demasiado tiempo. ¿Por qué
es que cuando el alfa necesita algo, siempre te llama? —Severus se enderezó
y le empujó su dedo en el pecho.
El golpe dolía. Intentó alejar la mano de Severus, pero sólo hizo que el chico
lo empujara.
—Apuesto que dejabas que Talyn te jodiera, hasta que encontró a su
compañero enlazado. Eres la puta de los ejecutores, ¿no? Ellos simplemente
te pasan alrededor, y ahora es el turno de Syn de usarte.
La malicia en el tono de Severus, era tangible. El hombre siempre había
estado celoso, porque Talyn lo había favorecido. Pero las palabras del Prim le
dolieron profundamente. Nunca había sido nada menos que agradable, con los
hombres con los cuales vivía.
—¿Porque eres tan malo? —Preguntó, intentando lo mejor que podía
mantener sus lágrimas a raya. —Nunca he hecho nada para merecer tal odio.
Aunque Severus había comenzado esto y él podría haber hecho
empequeñecer al hombre con las cosas que Severus había hecho a lo largo de
los años, no podía verse a sí mismo haciéndolo. Ese no era quien era. Valoraba
el código bajo el cual los Prim vivían. Ayudaba en todo lo que podía y vivía
modestamente. Severus era la persona más materialista que conocía. El Prim
sólo tenía relaciones sexuales con los hombres con quienes que él sabía que le 13
comprarían cosas.
—Siempre actúas como si fueras mejor que nosotros, pero no lo eres —
Severus dijo cuándo lo empujó otra vez. —Tú sólo acabas de pasarlo bien con
el Alfa y sus hombres. Pero se cansarán de ti, Dane. Y cuando lo hagan, no
vengas buscando consuelo.
Empujó lejos a Severus y corrió por el pasillo. Mantuvo sus labios apretados
para evitar el llanto. Odiaba el hecho de llorar tan fácilmente. Era vergonzoso,
y deseaba poder cambiar ese aspecto de sí. Pero nació Prim, y no importaba
cuánto deseaba lo contrario, siempre sería sensible. Arrojó su bolsa en la parte
trasera del SUV de Syn, una vez que corrió fuera, y luego tomó una respiración
profunda y constante. No quería volver al coche con Syn mientras estaba tan
nervioso. Severus lo fastidiaba y sabía cómo presionar sus botones. Uno de
estos días, iba a estallar y dar a Severus una buena reprimenda. Para su horror,
Syn había salido del coche y lo vio enjugando una lágrima perdida. Los ojos del
chico se estrecharon, y toda su actitud cambió.
—¿Qué está mal Dane? —Miró la casa y luego de vuelta a él.
—Nada —trató de moverse a la puerta del pasajero, pero Syn bloqueó su
camino
–Si no es nada, no deberías llorar.
—Estoy bien. —La última cosa que quería, era que Syn entrara allí y lo
defendiera. Syn no tenía que vivir con Severus y los otros. Él sí. Severus le haría
pagar por la interferencia de Syn. —¿Podemos, simplemente, irnos?
Podía prácticamente sentir los ojos de los Prims mirándolo. No se giró para
ver si eso era verdad. En su lugar, caminó alrededor de Syn y rápidamente se
subió al SUV. Este estuvo parado fuera del coche un momento, antes de que
finalmente se deslizara al interior.
—No hemos terminados de hablar sobre esto —dijo Syn, cuando arrancó
lejos de la acera. —Gabriel me dijo acerca de cómo te trataban los Prim y sé
que le impediste a Talyn hablar con ellos.
—No hay nada que hablar sobre ello —declaró. Por supuesto que había
detenido a Talyn de hablar con los Prim. Nunca habría sobrevivido a eso y
probablemente habría conseguido que su culo fuera pateado en el proceso.
—Gabriel exageró. Todo está bien. 14
—Entonces, ¿por qué estabas llorando?
—Me golpeé el ojo —cruzó sus brazos sobre su pecho y se negó a pronunciar
otra palabra, o agregar algo más, mordiéndose el interior de su mejilla. No
estaba intentando hacerse difícil, tampoco quería explicarle. Entre menos se
moviera el agua2, mejor.
Syn gruñó, y él miró por la ventana, el paisaje que conducía hacia el
territorio de la manada de Shifters lobos. Apenas habían dejado Stillwater,
cuando notó una SUV oscura detenida al borde de la carretera. Había dos
hombres de pie al lado del vehículo. Su corazón se estrujó de golpe, en su
pecho, cuando vio los brazaletes dorados y marrón alrededor de los bíceps de
los hombres. La combinación de colores y donde estaban colocadas sólo
significa una cosa. Guardias Imperiales.

2
Se refiere a que era mejor no tocar mucho el tema
Capitulo 2
—Déjame hablar a mí —le dijo a Dane, mientras disminuía la velocidad e iba
a un costado de la carretera, cuando la Guardia Imperial le indicó que se
detuviera. Habría seguido adelante, si no le hubieran estado apuntando con
sus rifles a él y a Dane.
—Van a averiguar lo que estamos haciendo y nos matarán —Dane dejó
escapar un largo suspiro, mientras apretaba los puños en su regazo. —Estamos
perdidos. Soy demasiado joven para morir.
—Respira profundo, Dane —demandó. —Trata de calmarte.
—¿Cómo puedo calmarme, cuando hay dos Guardias Imperiales que vienen
hacia nosotros?
Los ojos verdes de Dane se ampliaron, y su respiración se había hecho
superficial, su pecho subía y bajaba tan rápidamente, que pensó que el hombre
podría perder el conocimiento. Deslizó su mano en la de Dane y cogió la del
pequeño hombre, curvando sus dedos alrededor del leopardo.
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—Sólo están interrogando a las personas, Dane. Sólo mantén tu mano en la
mía y piensa en algo agradable. ¿Puedes hacer eso por mí? —Le dio a la mano
de Dane un apretón adicional. —Tú puedes hacer esto, conejito.
Dane frunció el ceño. —No soy un conejito. Soy un leopardo.
Sonrió, a pesar de que estaba nervioso. Sería difícil para él acabar con un
Guardia Imperial, y mucho más con dos. Pero tenía que distraer a Dane de la
posible amenaza. Tenía que calmar el chico. —Me recuerdas a un pequeño
conejito.
—Pero soy un leopardo —discutió Dane. —No soy pequeño y esponjoso.
La mirada del hombre saltó a los Guardias que se acercaban. Pudo ver el
pánico edificarse en los ojos verdes del hombre. Hizo la única cosa en la cual
podía pensar. Se inclinó y besó a Dane. Su intención había sido besarlo como
una distracción, para distraerlo de los hombres, pero algo dentro suyo se
asentó y su leopardo ronroneó suavemente, pidiéndole ir más lejos para
explorar cada pulgada del tentador cuerpo de Dane.
Los labios de Dane eran suaves, acogedores, y el pequeño leopardo los abrió
con mucho gusto, cuando se hundió más cerca de Syn. Deslizó su mano libre
al cuello de Dane, sus dedos masajeando la piel del pequeño pelirrojo. La piel
de Dane le pareció seda cuando se deslizó en su mano a través del pelo del
sujeto, ronroneando profundizó el beso. Su polla se endureció, mientras
inclinaba la cabeza, bebiendo de los labios de Dane, gruñó por más.
Uno de los Guardias dio un golpecito en la ventana. Se retiró y sonrió cuando
Dane jadeó pesadamente. Tenía las mejillas de color de rosa, y sus pupilas se
habían dilatado. Se lamió los labios y se inclinó hacia él, pero se apartó para
bajar su ventana.
El beso hizo su trabajo. Dane no dijo una palabra.
—¿Puedo ayudarlos? —Les preguntó, mientras miraba a un Guardia y luego
al otro, haciendo todo lo posible por evaluar si planeaban hacer un alboroto o
simplemente interrogarlo.
El Guardia lo estudió por un momento, y luego algo osciló en los ojos del
hombre. 16
—Eres el hermano de Talyn Bourne.
Sabía que esto pasaría. Talyn era demasiado conocido. No había ningún
sentido en negarlo. –Lo soy.
El otro guardia se acercó a Dane hacia su lado del coche, pero se mantuvo
en la parte delantera. No le gustaban las vibraciones que estaba recibiendo. Se
estaban acercando.
—Sabemos que el Alfa fue la última persona en ver a Hans —dijo el Guardia
por la ventana de Syn. —¿Sabes algo sobre eso?
—Nunca he oído hablar de este Hans —respondió. Había visto una vez al
chico, cuando llegó a la casa solicitando que Talyn se reuniese con el Ejecutor
Sythe, un miembro del Alto Concejo. Talyn también le había dicho lo que
ocurrió en la fábrica de papel. Él y sus hombres habían matado a Hans, después
de que el Guardia había puesto una recompensa por dos de sus Ejecutores y
luego trató de matar a uno de ellos. Su hermano le dijo que había enterrado el
cuerpo y que negaran conocer al hombre.
Así que eso fue lo que hizo.
—¿No eres uno de sus Ejecutores, verdad? —El sujeto preguntó, cuándo
apoyó un brazo en el marco de la ventana abierta.
Él guardia estaba mirando a Dane. No le gustó la mirada que el sujeto le
daba al Prim. Estaba lleno de la lujuria. Su leopardo aulló, y tuvo que luchar
contra sus colmillos y sus garras para que no salieran disparadas.
—Soy sólo un mecánico. —Respondió, y su mirada osciló al Guardia que se
había acercado a la puerta de Dane.
El pequeño leopardo no estuvo aturdido por más tiempo. Sus ojos estaban
pegados al tablero y su respiración se había acelerado. Podía oler una gran
cantidad de miedo saliendo de Dane. El rifle del chico giró ligeramente a su
lado. Pensó en tomarlo, pero decidió esperar y ver como se desarrollaban las
cosas. Él tenía una pistola en la guantera, pero nunca llegaría a ella a tiempo,
si estos dos decidían ponerse hostiles. Agarro el volante más fuerte y deseó
que los dos se fueran lejos.
—¿Y él es? —El Guardia en su puerta, inclinó su barbilla hacia Dane.
—Mi compañero enlazado —mintió. —Nos dirigimos a ver a sus padres, que 17
viven en Saratoga.
La cabeza de Dane giró, y lo miró boquiabierto, pero se recuperó
rápidamente y cerró la boca. Sus manos seguían cruzadas. Dane frotó una
mano sobre su abdomen plano, haciendo que los Guardias pensaran si estaba
encinta o no.
Parecía que Dane sabía cómo desempeñar el papel, una vez que ponía su
cabeza en el juego. El Guardia cerca de Dane, echó un vistazo abajo a la mano
de este y luego frunció los labios, antes de retroceder. Parecía que ya no estaba
interesado. Volvió su atención a la persona en su puerta. Tenía su mano
apoyada en el marco de la ventana abierta y la otra se movía nerviosamente
cerca de su arma.
Era como si estuviese buscando una razón para sacarlos del coche. Asintió
al muchacho y sonrió.
—¿Hay algo más, en lo que pueda ayudarle?
Dane le apretó la mano aún más, mientras murmuraba. —Realmente
necesito un abrazo —pasó su pulgar sobre la mano de Dane, mientras trataba
de calmar al hombre.
El guardia le dio un último vistazo evaluándolos, antes de sacudir su cabeza.
―No, está bien. Continúen.
Esperó hasta que el Guardia se alejara, antes de salir a la carretera y
conducir lejos. Continuó comprobando su espejo retrovisor, para asegurarse
de que los Guardias no los seguían.
—Creo que tuve un ataque cardíaco. —Dane dijo, alejando su mano y se
estremeció. Realmente el chico parecía un poco verde. Dane se hundió en su
asiento, frotando con sus manos la cara. —Sí. Sí. Definitivamente tuve uno.
No había terminado de tocarlo. Necesitaba el contacto. Quería sentir la piel
suave de Dane, una vez más. —Lo has hecho bien, pequeño conejito.
—Por favor deja de llamarme así —dijo Dane, en casi un susurro. —No soy
un conejito.
—Sólo toma respiraciones profundas y estarás bien. Deberíamos estar bien, 18
por un tiempo —jaló su mano y se concentró en el camino. Si seguía tocando
a Dane, se haría a un lado por otras razones, razones para las cuales Dane no
estaba listo.
Hizo un gesto hacia atrás de ellos. —Si los Guardias son una indicación de
cómo nuestro viaje va a ir, creo que debí quedarme en casa.
Se rió entre dientes. Dane necesitaba darse un poco más de crédito — ¿Por
qué no encuentras algo en la radio, para relajarte?
—Está bien, pero no tengas un ataque, cuando encuentre lo que me gusta
escuchar—le advirtió Dane.
No tenía idea de lo que el hombre le estaba hablando. ¿Qué tan grave podría
ser su gusto por la música? Cuando Dane se recostó, hizo una mueca. ¿Dane
realmente escucharía cuarteto de barbería3?

3
No dijo una palabra mientras escuchaba. Dane parecía relajado y ese era el
objetivo, pero estaba intentando no volverse loco mismo al mismo tiempo.
—Es un poco… —Escucho un poco más. Los hombres cantaban sobre
montañas nubladas y del amor de verano. Su pecho comenzó a contraerse,
cuando las ganas de llorar vinieron a él. ¿Qué diablos? Casi nunca lloraba.
Podía contar cuántas veces lo había hecho. Cuando su madre murió, cuando
tenía cinco años. Cuando su tío favorito fue condenado a cadena perpetua. Y
cuando le quitaron el apéndice. Bueno, el lloró cuando el dolor se había
duplicado, pero realmente no había llorado, sólo eran lágrimas de un dolor
insoportable. Se aclaró la garganta y se removió en su asiento, mientras bajaba
su ventanilla. Necesitaba aire fresco. Eso era todo. El coche era demasiado
sofocante. Realmente no estaba a punto de llorar. Era sólo el incómodo calor.
—Te golpea justo aquí —Dane golpeó su pecho. —Hermoso, ¿no es así?
—Es, uh... diferente. —Cuanto más escuchaba, más quería envolverse en
una manta con una caja de pañuelos y un litro de helado.
Si Talyn y mi padre me vieran ahora mismo, se partirían de la risa.
—¿Qué tal un acuerdo? —Preguntó, aclarando su garganta de nuevo. No 19
tenía un nudo metido allí. Sólo tenía un resfriado de verano en ciernes.
Dane lo miró con ojos expresivos. —¿No te gusta?
—No. No. Es buena. Sólo un poco… —No estaba seguro de cómo describir
la música que Dane escuchaba. —Es un poco deprimente.
—No toda lo es —dijo Dane. —Sólo esta canción. Espera hasta la próxima—
parecía esperanzado y él no podía defraudar al chico. Suspiró y asintió con la
cabeza.
Y aquí él pensado que los lobos y vampiros iban a torturarlo.
—Lograron salir de Stillwater, pero había Guardias Imperiales en la
frontera—Jake Holliman informó a Talyn. —Esperé para asegurarme de que
pasaran sin peligro. —Se ajustó el rifle de francotirador, a su costado. —Los
Guardias no me dieron ninguna razón para dispararles.
Talyn asintió con la cabeza. —Quiero que tomes a Zack y los sigas. Pero
mantén una buena distancia. Trata de mantenerte alejado de los Guardias y
fuera de su vista. No quiero que Syn sepa que los sigues.
No estuvo de acuerdo con su padre sobre enviar a Syn. Su hermano pequeño
no sabía nada acerca de combate o de lo que se necesitaba para matar a
alguien. Pero Salvador podía ser muy persuasivo.
Así que, estaba enviando dos Ejecutores para asegurarse de que Syn y Dane
no salieran lastimados. Pero si Syn lo descubría, él nunca lo perdonaría.
—Lo tengo—Jake asintió con la cabeza. —Voy por Zack, y nos iremos. Pero
¿qué pasa si Syn nos reconoce? Él no es exactamente inconsciente de su
entorno.
No, Syn no lo era. Su hermano era muy inteligente y tenía un temperamento
desagradable cuando estaba enojado. Syn no era un Ejecutor, pero el hombre 20
había errado en su vocación.
—Es por eso qué vas a darle un montón de espacio y utilizar un coche que
no reconozca. Alquila uno si es necesario, pero no dejes que los vea.
—Como desees, Alfa —Jake dijo, antes de volverse y salir del estudio.
Se alegraba de que su padre hubiera venido a visitarlos para el nacimiento
de su nieto, pero ya estaba listo para que el hombre volviera a Florida. Una vez
un Alfa, siempre Alfa. Salvador se estaba volviendo un poco demasiado
cómodo con ordenar a sus ejecutores.
Pedirle a Salvador que se fuera no funcionaría. Pero sabía que lo haría. Salió
de su estudio en busca de Hilda.
Dane se quedó mirando la puerta de la oficina del motel. Era las cinco de la
mañana, y ninguno de ellos estaba lo suficientemente despierto como para
conducir. No habían conseguido llegar muy lejos de Stillwater, pero si no
descansaban, sólo terminarían conduciendo hacía una zanja. Syn había
encontrado un motel alejado del camino y había declarado que iban a
descansar allí. Después de que Syn había aparcado el coche, en el
estacionamiento y fue adentro, se sentó allí preguntándose si el chico iba a
pagar por una habitación o dos. Él se concentró duramente, haciendo todo lo
posible por leer la mente de Syn, aunque sabía que no podría. Sin embargo,
habría sido algo bueno. En cambio, se mordió su labio inferior y dio golpecitos
con sus dedos, en sus piernas. La espera lo estaba matando.
Cuando Syn caminó fuera de la oficina, pudo sentir su corazón
contrayéndose en su pecho. No estaba seguro, pero era evidente que Syn
llevaba una sola llave en la mano. ¿Tendría esa habitación individual una o dos
camas? Tal vez debería haber preguntado, pero había sido incapaz de controlar
sus nervios para poder hablar de sexo con Syn.
Mis pensamientos son caóticos, pero no lo demostraré, tengo que
calmarme. El sexo es una parte natural de la vida. Supera la ansiedad. 21
Pero pensar en renunciar a su virginidad y hacerlo realmente, eran dos cosas
diferentes. Syn era todo un chico malo, tan intimidante y sexy, intenso,
divertido, cuidadoso y Dios... no estaba seguro de si él iba o venía.
—Estamos al final del edificio. —Syn dijo, cuándo subió en el coche y
condujo hacia el lugar. Cuando estacionó, él tenía ganas de salir y correr. Lo
que era ridículo, pero eso era lo que sentía. —Vamos a ir a la cama, para que
luego podamos volver a la carretera.
Syn salió y caminó hacia la parte trasera de la camioneta, antes de abrir la
puerta para alcanzar su bolso. Después de limpiar sus palmas en la parte
delantera de su pantalón, abrió la puerta y se deslizó fuera. Observó como Syn
puso su bolso sobre su hombro y se dirigió hacia la puerta. Él, por el contrario,
se tomó su tiempo, dando vueltas en la parte trasera de la SUV.
—Deja de ser una gallina y entra allí —murmuró para sí. Después de tomarse
todo el tiempo que pudo, agarró su bolso, cerró la puerta y se dirigió al cuarto.
Para su consternación, había una cama individual. Syn estaba ya en el cuarto
de baño, y podía oír la ducha. Puso su bolsa en la cómoda y luego buscó
alrededor el mando a distancia. Una vez que lo encontró, se subió a la cama y
luego pasó a través de los canales. Realmente no estaba viendo la televisión.
Estaba haciendo todo lo posible para no imaginar a Syn todo enjabonado y
desnudo, con brillantes gotas de agua cayendo como cascada por su cuerpo
musculoso. No importó cuán duro intentó empujar la imagen lejos, seguía
volviendo. Se encontró sentado en la cama, con una erección. Tal vez debería
ponerse el pijama y acostarse. No quería ver a Syn en ningún grado de
desnudez. Podría incluso disparar su carga, y eso sería embarazoso. Pero antes
de que pudiera llegar a su bolso, la puerta del baño se abrió. Syn salió con nada
más que un par de boxers negro.
—Olvidé mi cepillo de dientes —dijo, y todo lo que podía hacer era sentarse
allí con la boca colgando abierta y posiblemente con baba corriendo por su
barbilla. Con ropa, Syn era impresionante. Casi desnudo, el chico era nada
menos que un dios. Su abdomen parecía un lavadero. Sus pectorales eran
divinos, y él estaba bastante seguro de que podría balancearse en el abultado
bíceps de Syn. 22
Medio rió, medio eructó. El sonido era francamente vergonzoso. —Todos
olvidamos cosas en la vida. —Quería golpear su frente. ¡Qué maldito bobo! Su
piel se calentó, y sabía que se había sonrojado por su estupidez.
—Supongo que lo hacemos.
Syn le dio una media sonrisa y quiso encontrar un agujero para gatear
dentro. Una vez que Syn estuvo de regreso en el cuarto de baño, rápidamente
agarró su bolso y se cambió, poniéndose unos pantalones cortos de algodón y
una camiseta. Abandonó el bolso y se metió bajo la sábana, tiró la manta hacia
el final de la cama. Hacía demasiado calor para usar esa cosa.
Mientras yacía allí, intentó concentrarse en el infomercial sobre alguna
visera color ámbar, que bloquearía no sólo el sol sino también haría que la
noche sea más brillante. Dudaba que funcionara, pero se obligó a escuchar al
ruidoso locutor que explicaba cómo podría conseguir dos, si llamaba en los
próximos cinco minutos.
Cuando la puerta del baño se volvió a abrir, cerró de golpe sus ojos y fingió
estar dormido. El fragante aroma de su jabón flotó en el aire hacia él. Amaba
el olor de ese jabón, y sólo saber que Syn se había lavado en él, mantuvo dura
su polla. Se quedó allí y escuchó al chico moverse alrededor de la sala,
imaginando lo que Syn estaba haciendo. No podía decir cuánto tiempo había
pasado, pero sí cuando el chico apagó la luz. Aunque realmente lo intentó, se
quedó sin aliento cuando sintió la cama hundirse. Su corazón estaba latiendo
tan rápido, que debería haber tenido un ataque al corazón.
—Relájate —Syn dijo en la oscuridad. —Sólo trata de dormir un poco.
¿Cómo iba a dormir cuando Syn estaba junto a él? No estaba incluso seguro
de cuanta ropa el chico traía. ¿Qué pasaba si Syn estaba desnudo? Se estaría
mintiendo si dijese que no estaba tentado a acercarse y averiguar si Syn tenía
algo de ropa o no. Él era tímido cuando se trataba de cosas íntimas, pero eso
no significaba que no quisiera echar un polvo. Estaba demasiado excitado
como para dormir. Todo lo que podía pensar era en Syn. Se dio la vuelta,
dándole a este la espalda, mientras intentaba pensar en otra cosa que no fuera
en el sexy hombre acostado junto a él y su dura polla que quería jugar.
—¿No puedes dormir? —Peguntó Syn, y su voz sonaba íntima en la 23
oscuridad de la habitación. ¿Debería responderle? ¿O fingir que ya estaba
dormido?
—Puedo sentir tu inquietud —dijo Syn.
—Simplemente estoy nervioso por nuestro viaje —dijo. No era una total
mentira. Estaba francamente asustado por ir a ver a los lobos. Pero por el
momento, no era lo que lo tenía despierto.
—No hay necesidad de estar asustado. Todo saldrá bien —dijo Syn.
Sintió que la cama bajaba, y luego un brazo descansaba sobre su lado.
Genial.
Como si ya no se le hiciera difícil dormir, el hombre tenía que tratar de
abrazarlo.
—Es, uh… hace algo de calor aquí. —Dijo tensamente.
—Mierda—Syn dijo al salir de la cama. —Me olvidé de encender el aire
acondicionado.
Miró sobre su hombro, para ver la tenue luz que pasaba a través de las
cortinas, mostrándole que Syn no llevaba nada más que su ropa interior.
Se dio la vuelta y mordió su labio inferior. Syn estaba duro, su pene estiraba
la ropa interior que llevaba puesta. El calor estalló en su ingle.
Estaba en conflicto. Quería empujarse en esa erección y ver a donde las
cosas lo llevarían, pero también quería empujar una almohada entre ellos
como una barrera y tratar de dormir un poco. Su leopardo ronroneó, y sabía
que la criatura quería que Syn lo tomara.
Resultó que no tuvo que elegir. Cuando Syn volvió a la cama, le dio la
espalda. No estaba seguro si sentirse ofendido o aliviado. En cualquier caso, se
levantó a tomar una larga ducha. Cuando volvió del baño, Syn estaba
profundamente dormido.

24
Capitulo 3
Cuando Syn abrió los ojos, sabía que algo estaba... mal. Miró hacia abajo
para ver que estaba sobre su espalda y Dane estaba encima de él. Eso no era
tan malo, pero podría prescindir del charco de babas en su pecho. El pequeño
conejito parecía roncar. Mientras yacía allí, paso su mano sobre el suave
cabello rojo de Dane e imaginó lo que sería despertar así todas las mañanas.
Quiero sentir sus brazos alrededor de mí. Quiero caer dormido con él a mi
lado. Quiero sentir el calor subir y bajar de su pecho y su respiración sobre mi
piel. Quiero su aroma envolviéndose a mí alrededor. Quiero despertar
sintiendo cosquillas con su cabello deslizándose a través de mi pecho.
Deslizó las puntas de los dedos hacia abajo por los lados de Dane y vio como
el pequeño leopardo se retorció ligeramente. Si sólo Dane no llevara camiseta.
Quería sentir su piel desnuda presionada contra la suya. Quería sentir la polla
de Dane presionando su costado. Pero, sobre todo, quería pasar su mano
sobre el pequeño redondo culo desnudo de Dane. Quería deslizar los dedos
por el pliegue y explorar el tesoro escondido que estaba tan cerca, pero que
se negaba a él.
25
Dane dobló su pierna derecha y la colocó sobre su ingle. Ahora, esto era una
verdadera tortura. Rozó su mano sobre el muslo de Dane, incapaz de mantener
las manos para sí mismo. ¿Cómo podría, cuando tenía esa belleza celestial
sobre él?
Luces bañaron la habitación por un instante, antes de que todo se
oscureciera una vez más. Miró el reloj para ver que había dormido sólo una
hora. El sol saldría pronto, y necesitaba dormir un poco más, pero no podía
cerrar los ojos y perderse lo que estaba sobre él. Cuando continuó cepillando
sus manos sobre Dane, su polla pulsó contra la deliciosa suavidad del cuerpo
del hombre, encendiendo algo primitivo en él, algo animal y no
completamente dentro de su control. Comenzó a jadear, ya que sus colmillos
se alargaron. Se movió empujando a Dane lejos de él y se puso de pie, mirando
abajo, a la cama. Dane se agitó y se volvió sobre su estómago. Contempló el
culo del hombre.
Su cuerpo respondió con un golpe de calor, con una abrumadora necesidad.
La necesidad de poseer a Dane, de reclamar al hombre, lo golpeó con cada
latido de su palpitante pulso. Se dio la vuelta alejándose y dejó que el
acondicionador lo refrescara. Se quedó allí, tenso con el aire frío bañando su
pecho y a su caliente ingle. Lo único que quería hacer era volver a la cama y
enterrarse tan profundamente como le fuera posible, dentro de la comodidad
del cuerpo de Dane.
Sus sentidos se inundaron de necesidad, su cuerpo en llamas, enérgico y
rígido por la fuerza de su pasión por el pequeño leopardo.
La habitación del motel era demasiado pequeña, y de repente, se sintió
atrapado. Cada aliento que tomaba estaba teñido con el dulce aroma de Dane.
Necesitaba aire fresco. Tenía que poner distancia entre ellos. Abrió la puerta y
salió del calor sofocante. Aunque la noche no fuera más fría que el día, se
sentía mejor que el cuarto en el cual había estado. Se apoyó contra la pared
de ladrillo y exhaló profundamente.
No entendía lo que estaba pasando. Él quería a Dane con cada pulgada de
su cuerpo, pero su leopardo todavía no entraba en Calor Primitivo lo que
significaba que su leopardo no había aceptado a Dane. Todavía no. Esperaba 26
que sólo fuera cuestión de tiempo. Había otras razones por las que no se había
hecho un Ejecutor, aparte de querer tener su propio negocio. Quería una vida
propia, una familia, alguien a quien pudiera amar y acariciar sin poner en
peligro. Aunque amaba a su sobrino recién nacido, sabía que Anthony tendría
una vida muy dura con Talyn como su padre. El alfa protegería a su compañero
enlazado y a su hijo, pero siempre habría enemigos.
Nunca había querido tener aquellas responsabilidades tan peligrosas. Había
comenzado ya a buscar un lugar al cual llamar suyo. Amaba vivir con Talyn,
pero era hora de que se estableciera por su cuenta. Y si su leopardo daba una
pata adelante, tendría a su compañero enlazado. Compartir una casa con
Talyn, aunque estuviese acoplado, no era su idea de una vida perfecta. Había
estado tan metido en sus pensamientos, que no había escuchado la puerta
abrirse. Dane salió y miró a su alrededor. Su pelo rojo estaba despeinado, y sus
ojos verdes estaban un poco demasiado brillantes.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Hay algún problema?
La pregunta de Dane, lo tenía escaneando el pequeño aparcamiento. Había
unos pocos coches estacionados, a lo largo del motel, pero no sentía ningún
peligro.
—No puedo dormir —dijo cuándo no detectó nada que no fueran cigarras y
una brisa caliente.
—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? —Preguntó Dane.
Podrías desnudarte y dejarme hacer el amor contigo. Sabía que Dane estaba
preguntando sólo porque estaba en su naturaleza el cuidar. Si preguntaba,
Dane podría conducir veinte millas sólo para encontrar una tienda donde
comprar algo que le ayudara a dormir.
Pero no era insomnio ni nada de eso, lo que lo tenía aquí a las seis de la
mañana, sujetando la pared de ladrillo con su espalda y rezando porque su
furiosa erección disminuyera pronto.
Su problema estaba allí, de pie, parpadeando inocentemente —No—
contestó.
—Sólo tengo muchas cosas en la mente.
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—Me parece que si te concentras en una cosa, lentamente caerás dormido
—dijo Dane.
Se había concentrado en una cosa, y eso fue lo que lo había llevado aquí, en
primer lugar. Se rió entre dientes y sacudió su cabeza. No podía creer que se
aferraba a una pared de ladrillos, por un delgado hombre de cinco pies con
cinco. Nunca en su vida había pensado estar en este tipo de situación. Pero
tampoco nunca en su vida había pensado en enamorarse. Pero eso fue lo que
sucedió, cuando había visto por primera vez a Dane, y su afecto no había
disminuido con el tiempo. Sólo que nunca actuó en consecuencia. No cuando
Dane corría cada vez que él entraba en una habitación.
—Tal vez te puedo dar un masaje —Dane ofreció, y su polla se endureció
aún más
El pensamiento de los delgados dedos de Dane en su piel, tenía a sus bolas
apretadas firmemente. Si el hombre supiera lo que estaba haciendo.
—Es amable de tu parte ofrecerte, pero no creo que me ayude. —En todo
caso, sería peor. —Vuelve a la cama. Estaré allí pronto.
Tan pronto como recupere mi control.
—¿Estás seguro?
—Absolutamente
—Está bien. —Dane giró y caminó de vuelta a la habitación, y él soltó un
largo suspiro. Si era así como su viaje iba a ser, estaba condenado.

Dane sabía que Syn no estaba siendo honesto con él. No era que no pudiera
ver la erección dentro de la ropa interior de Syn. Éste estaba luchando contra
algo, y tenía la sensación de que era tener sexo con él. Sólo había ofrecido un
masaje a Syn con la esperanza de llevarlo a algo más íntimo, pero este no
entendió. Muy mal.
Aunque nunca había tenido sexo, estaba bastante seguro de que Syn le
enseñaría un montón de cosas. Un montón de cosas sexy y excitantes. Sólo
28
tenía que encontrar la manera de conseguir ir más allá de la pared que este
parecía haber levantado. No tenía ni idea cuando se trataba de seducción.
¿Realmente estaba considerando la posibilidad de seducir a Syn Bourne?
Diablos sí. Era tímido y torpe, pero también estaba caliente.
Tenía que haber alguna manera de que Syn durmiera con él. Se metió bajo
la delgada sabana y se quitó la camisa, arrojándola al suelo. A continuación, se
quitó sus pantalones cortos y dejó que el material se uniera a su camisa.
Tembló nerviosamente, mientras esperaba a que Syn volviese a la cama.
La excitación rugió sobre él, el deseo se extendió a través de sus venas y en
su polla endurecida, como un incendio. Agarró la sábana, mientras miraba
fijamente la puerta, esperando que Syn entrara. Tardo unos buenos quince
minutos antes de que éste caminara dentro de la habitación. Para entonces,
estaba tan adolorido que creía que iba a estallar.
—¿Todavía despierto? —Syn preguntó, de pie junto a la ventana, dejando
que el aire frío golpeara sobre su espalda. Toda clase de respuestas ingeniosas
cruzaron por su mente, pero no tenía el valor para decirlas en voz alta.
—Uh-huh—Dijo en lugar de algo inteligente.
Se mordió su labio inferior, cuando Syn se movió de nuevo a la cama y se
metió dentro. Tiró las sábanas sobre su cuerpo, dándole la espalda. Ugh, eso
fue frustrante. Aunque no quería una aventura de una noche o sexo casual,
estaba dispuesto a hacerlo para al fin de estar con Syn. Sólo necesitaba
obtener valor para decir algo, nada, pero nada salía. Gruñó con irritación,
—Ninguno de nosotros logrará dormir, si no te quedas quieto —dijo Syn.
La voz del hombre estaba tensa, y sabía que Syn era tan evasivo como él.
Bien, tal vez Syn no era tímido, pero el hombre estaba dando una buena pelea.
Se acercó y apretó su mano en el omóplato de Syn. Éste, al instante, se puso
tenso. —¿Tal vez una ducha caliente?
—¿Juntos? —Syn aclaró su garganta. —Quiero decir, hace demasiado calor
aquí para eso.
29
Mantuvo su mano donde estaba, acercándose. —¿Leche caliente?
—No tenemos leche —Syn dijo, y su voz se hizo más profunda. Se mordió su
labio inferior, cuando dejó que su mano se deslizara hacia abajo en la espalda
del hombre.
—Todavía ofrezco masajes. —Empezó trabajando el talón de su mano en la
espalda baja de Syn, con movimientos circulares y manteniendo un ritmo
lento. Escuchó un ligero gemido, mientras Syn se movía un poco. Animado y
envalentonado, se puso de rodillas. —Acuéstate sobre tu estómago.
Syn hizo lo que le pidió. Trabajó sus manos sobre la poderosa espalda del
hombre, moviéndose cada vez más cerca de su trasero. Su pulso latía al triple,
pero se negó a dar marcha atrás. No tenía el valor suficiente para tomar una
de las fornidas mejillas de Syn. Lo pensó. Pensó realmente mucho en ello.
El aire abandonó sus pulmones cuando Syn deslizó una mano por debajo de
su cuerpo y acabo sobre su muslo desnudo. El hombre volvió la cabeza y
contempló su desnudez, sus ojos se abrieron ligeramente.
Podía sentir como se sonrojaba desde la cabeza hasta los dedos de los pies,
mientras se arrodillaba allí, preguntándose lo que Syn haría ahora que vio que
no llevaba ropa.
Fue como si Syn estuviese haciendo flexiones, mientras maniobraba para
poder ponerse de rodillas. Su aliento quedó atrapado en sus pulmones, cuando
Syn se deslizó de la cama. Verlo de pie junto a la cama, quitándose la ropa
interior era un placer por sí mismo. No había necesidad de luz, no cuando su
piel parecía brillar con una fina capa de energía salvaje. Su gruesa polla saltó,
libre y él tragó fuerte. ¿Qué estaba pensando? ¿Cómo en la tierra eso va a
caber dentro de mí?
Syn le agarró la mano y lo tiró suavemente fuera de la cama. Se puso de pie,
con las piernas temblorosas, mientras miraba fijamente a los oscuros ojos
dorados. Comenzó a temblar cuando Syn se trasladó detrás de él.
—No hay nada que temer. —Syn susurró en su oreja, mientras el leopardo
le rozaba con el dorso de la mano sobre el pómulo. La voz de Syn era como
una estela de humo que serpenteaba alrededor de su cuerpo, jalándolo hacia
atrás para apoyarse en el hombre.
—Eso es—dijo Syn. —Entrégate a mí —Syn pasó sus dedos a través del
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cabello de Dane antes de que los descansara en su cuello, todo lo que podía
hacer era balancear su cabeza hacia un lado y abrir sus labios. Syn mordió a lo
largo de su hombro, haciéndolo gemir de placer.
Contuvo el aliento cuando Syn los condujo hacia la puerta, y luego se dejó
caer de rodillas antes de besar sensualmente cada mejilla expuesta. Syn se rió
suavemente contra su piel. La sensación era caliente y enviaba escalofríos a
través de su piel. El leopardo besó una línea por encima de su culo y, aunque
sentía su pulso acelerado, lo único que podía hacer, era sólo estar allí con sus
dedos curvados y su pene cada vez más duro.
—¿Syn?
—Shhh —Syn le tranquilizó entre besos. —Te gustará esto. —Corrió sus
dedos a lo largo de los globos, amasando y acariciando. ¿Cómo algo tan
relajante, también podía ser tan intenso?
Cuando Syn corrió su lengua hacia abajo a su agujero, se tensó, pero no
porque se sintiera mal.
Al contrario.
Se estremecía ante sus sentimientos, ante el cosquilleo en sus
terminaciones nerviosas.
Hizo un pequeño ruido, antes de poder detenerse, y sólo sabía, incluso sin
mirar, que Syn estaba sonriendo detrás de él.
El masaje a sus mejillas continuó, fuertes manos moviéndose por sus muslos
antes de subir a su expuesta grieta y...
—Maldición, quiero follarte. —La voz era baja, el gruñido en su pecho le
causó una vibración abajo, en su espina dorsal, que era casi tanto como las que
causaron las palabras. El fuerte apretujón del cuerpo de Syn, lo empujó contra
la puerta, le hizo pensar que Syn podría si quisiera.
Syn podría sólo tomarlo, y no habría mucho que pudiese hacer para
detenerlo. Sabía también que Syn nunca lo haría. —Quiero follar este apretado
culo, hasta que te tenga gritando mi maldito nombre.
Sintió que el aire abandonaba sus pulmones rápidamente, cuando Syn
mordió su nalga. Él movió su lengua a través de sus nalgas, y sabía que Syn
tenía razón. Estaba tan ansioso, que iba a mendigar por ello, aún estaba 31
asustado, pero de alguna manera sabía que Syn nunca le haría hacer algo que
no quisiese. Pero quería esto, lo quería tanto como nada que hubiese querido
en su vida.
Estaba loco y francamente aterrado, pero era verdad. Quería que Syn lo
reclamara, para convertirlo en su compañero enlazado. El pensamiento era
una locura, pero era verdad. Quería una vida con Syn, bebés, un hogar y
despertar cada mañana, como si fuera el hombre más afortunado de la tierra.
Dejó caer la cabeza hacia adelante, cuando Syn separó sus muslos. Sintió el
fuerte calor de los hombros de Syn asentarse antes de que sus manos volvieran
a su posición, acariciando y amasando antes de separarse otra vez, y esta vez
Dane tranquilamente relajó su cuerpo, tratando de no ponerse tenso mientras
esperaba. Sintió el soplo de aire caliente enviando un hormigueo por su
columna vertebral, antes de que un vertiginoso incendio se disparara en su
cabeza. Y entonces sólo había calor. Calor y sólidas corrientes de electricidad
se disparaban desde donde la lengua de Syn lo tocaba, hasta su polla.
El calor húmedo de la lengua de este lo circundó, relajándolo, cuando le
lamió hacia abajo, entre sus globos, antes de presionar firme contra su
agujero.
Era intenso, era algo que nunca antes había sentido. La sensación
interrumpió cualquier pensamiento o idea brillante que podría haber tenido.
Se agarró de la puerta, hasta que juró que la arrancaría del marco. Syn hizo a
su polla palpitar y doler, presionándole su duro eje contra el metal, movió su
mano para aliviar el dolor, pero Syn se le adelantó. Sintió como Syn deslizaba
una mano entre su estómago y la puerta, rozando su piel antes de alcanzar su
polla que rodeó con un fuerte apretón en la base, mientras su lengua
continuaba lavando y lamiendo.
Syn se movió detrás de él, y sintió una mano firme agarrar su cadera. Los
largos dedos se clavaron en su piel cuando sintió a Syn levantarlo más cerca, y
entonces la lengua presionó más fuerte en su agujero que cedió y permitió a
la lengua ahondar en él. Su garganta se cerró. En una mezcla entre un gemido
y un grito ahogado. El aire acababa de ser expulsado de sus pulmones y no
pudo completar el sonido.
El placer tenía a su piel zumbando, y su corazón estaba corriendo tan 32
deprisa, que sentía el sudor formándose en las sienes. No sabía que un placer
como este existiera. Pero lo hacía, y Syn estaba dándoselo. Su cuerpo estaba
empezando a asumir el control, su mente totalmente cerrada, su polla
desesperadamente queriendo empujarse en el metal, necesitando fricción
para correrse. El placer de la lengua caliente de Syn le daba ganas de empujar
hacia arriba contra la boca del chico.
Ambos eran inaccesibles cuando el cuerpo pesado de Syn le estaba
presionando, los hombros y los brazos por encima de la parte posterior de sus
muslos, mientras Syn lo agarraba y acariciaba. Era incapaz de decidir lo que
quería, que Syn terminara con esto o le hiciera el amor.
Se agarró a la puerta más fuerte y luego tiró de ella cuando su pene se
sacudió. Estaba volando, volando alto con lo que Syn estaba haciéndole, y no
quería aterrizar demasiado pronto. Syn le enterró su cara en el culo, su lengua
le jodía al mismo ritmo que su mano sacudía su polla. Empujo su cadera hacia
adelante y entonces empujó su culo hacia la lengua de Syn.
Fuegos artificiales dispararon en su cabeza haciéndole ver las estrellas,
mientras sus labios se separaban para buscar más aire. Rodando su frente
sobre la puerta de metal se perdió en lo que el leopardo estaba haciendo con
él. La lengua de Syn expertamente le jodió. Quería más. Quería sentir a Syn
presionándolo contra el colchón, sentir el fuerte y musculoso cuerpo sobre él,
chasqueaba sus caderas mientras le introducía la polla en el culo.
Pero tenía miedo de preguntar, tenía miedo de no ser capaz de manejar al
hombre.
—Todo lo que quieras —Syn dijo, como si pudiese leerle la mente. —Voy a
hacer lo que tú quieras, lento o rápido, con mis labios, las manos o mi polla.
Házmelo saber—Syn volvió a lamerle su parte trasera, haciéndolo temblar de
necesidad.
—Ayúdame—dijo suavemente. —Ayúdame a… —tragó, incapaz de terminar
lo que había estado a punto de decir. En su lugar escogió otras palabras. —Me
siento como si algo dentro de mí fuese a estallar.
Syn se paró y lo giró, presionando su espalda en la puerta cuando Syn
escupió en su mano y luego envolvió sus dedos alrededor de ambas pollas. Se 33
impulsó con los dedos de los pies, y tiró hacia delante sus caderas cuando Syn
comenzó a acariciarlos a ambos.
—Déjate ir, conejito—Syn dijo, ásperamente. —Voy a atraparte. Lo
prometo.
—Yo…yo no… ¡oh Dios! —Arqueó la espalda mientras apretaba la
mandíbula. La fuerte mano de Syn giraba en cada movimiento hacia arriba y él
sentía como si estuviera a punto de perder la cabeza.
Syn bajó la cabeza y le mordió la oreja. –Córrete.
Se hizo añicos. Su semilla se disparó y los pintó, mientras Syn siguió
bombeando su puño. Estrellas aparecieron detrás de sus párpados cuando
gritó. Comenzó a empujar sus caderas hacia adelante cuando Syn gruñó y
luego bramó algunas palabras, su semilla haciendo erupción entre ellos. Antes
de que pudiese recobrar el aliento, Syn tomó su rostro y juntó sus labios
bruscamente. Fue penoso y acogedor ver como trató de tragarse la lengua de
Syn. Sus uñas se clavaron en los duros bíceps de Syn, mientras empujaba cada
vez más cerca, el semen manchando sus pechos y abdomen.
Cuando Syn se alejó, sus pulmones empezaban a reclamar aire. Tomó
grandes bocanadas mientras se desplomaba contra la puerta. Sus rodillas
comenzaron a temblar, y habría aterrizado sobre su culo, si Syn no lo hubiese
agarrado y colocado un brazo a su alrededor.
—Te tengo.
—Que fue…que fue… —Temblaba, mientras cerraba los ojos.
—Ducha —Syn dijo cuándo lo levantó. No estaba acostumbrado a ser
cargado y sentía un poco tonto, pero no tenía voz para protestar. Simplemente
presionó su mejilla en el pecho de Syn y bostezó.
Este abrió la ducha, y sus ojos se abrieron cuando el hombre caminó bajo el
chorro.
—¡Bájame! —Protestó hasta que Syn lo bajó. —Está fría.
Apenas había dicho aquellas palabras, cuando el agua comenzó a calentarse.
Se lavaron y luego se secaron antes de caer en la cama. Mientras Syn lo
apretaba aún más y lo abrazaba, sonrió.
Tal vez, este viaje, no había sido una idea tan mala después de todo. 34
Capitulo 4
Talyn colgó el teléfono, suspiró cuando tomó asiento detrás de su escritorio
y se pasaba una mano a través de su cabello.
—¿Y bien? —Su padre preguntó desde la silla delante del escritorio. —¿Qué
dijeron?
Algunos de los hombres de Talyn estaban en su oficina. Coop miró en su
dirección, así como Karidon, a la espera de su respuesta. Había hablado con
ambos en privado y estaban de acuerdo con Talyn de que no sólo la situación
con el Alto Consejo se estaba volviendo cada vez más inestable, sino que
Salvador Bourne no ayudaba a la situación.
Recorrió con sus ojos el lugar hasta quedarse fijos en su padre, que estaba
sentado allí, como si siguiese siendo el alfa de este territorio. Ahora, sabía
cómo Sansón McBride se había sentido cuando su padre, Ethan, había
regresado. Aunque Salvador había pasado el manto de liderazgo a Talyn, hacía
más de un año, un alfa nunca realmente se retiraba. Su orgullo siempre se
pondría en el camino. Él lo sabía. Era un alfa.
Pero si había una cosa que sabía acerca de su padre, era que Salvador le 35
gustaba el conflicto. Había florecido en él, desde el día de su reinado. Y ahora
aquí, sentado, preguntándose si el Alto Consejo vendría después por su
coalición. Prácticamente podía ver la emoción en los ojos de su padre.
—Tengo que ir ante el Consejo en dos semanas —respondió bruscamente,
irritado de que Salvador estuviese sentado allí tan tranquilamente, en lugar de
ofrecer una solución a esta creciente crisis.
Algo oscuro brilló por toda la cara de Salvador en ese instante. Hubo un
parpadeo de triunfo en sus ojos, pensó. Breve, pero allí estaba. Su padre había
estado esperando que llegaran a esto.
—Khan Sythe está diciendo que he cometido traición por atacarlo y que
tengo algo que ver con la desaparición de su Guardia Imperial.
Se impulsó desde su silla y se volvió hacia la ventana, contemplando la
tranquila calle. Miró la casa de Coop y la de Karidon, que estaban situadas al
otro lado de la calle, y recordó los días en que la política era un concepto
extraño, cuando en todo lo que pensaba era en cuantas travesuras sus amigos
y él podrían realizar. Extrañaba esos días.
—Es una trampa—Salvador declaró tranquilamente. —Vas a llegar allí y te
arrestaran. No iría si fuera tú.
—No, tú siempre tomabas el camino de la violencia. —Dijo en voz baja.
Ahora tenía una familia que tener en cuenta. Tenía un compañero enlazado y
un hijo recién nacido. No podía arriesgarse a una guerra, pero tampoco podía
ir a esa reunión.
Tanto como lo odiaba admitir, su padre tenía razón. Era una trampa.
Se dio la vuelta a tiempo, para ver la mirada sagaz y la sonrisa calculadora
de Salvador antes de que su padre la enmascarara. Él pretendía quedarse y
ayudarlo con esta situación. Fue con Hilda, habló con ella y esta le había dicho
que estaba dispuesta a regresar a la Florida. Pero no con Salvador. Tenía que
encontrar una manera de que su padre se fuera, antes de que el jubilado alfa
hiciera algo irrevocable de lo cual no podrían escapar.

36
Después de conseguir dormir, Dane y Syn salieron con retraso. Era tarde
cuando pagaron y se marcharon del motel. Ninguno había dicho mucho al otro,
y Dane no estaba seguro de cómo aliviar la obvia tensión entre ellos.
—Vamos a tratar hoy de recuperar nuestro tiempo perdido —Syn dijo,
mientras guardaba su bolso en el coche.
Sus hombros estaban rígidos, y no lo había mirado desde que habían
despertado. Peor aún, había estado seguro de que después de su pequeña
animada sesión esta mañana Syn entraría en Calor Primitivo y lo reclamaría
como su compañero enlazado. Pero no había remolinos en los ojos dorados de
Syn, y este no volvería a intentar agresivamente llevarlo de nuevo a la cama.
Por el contrario, Syn parecía tan fresco como un pepino, como si él no fuese
más que un compañero de camino. Eso no encajaba con él, pero no sabía cómo
abordar al tema de la ausencia de Calor Primitivo o lo que ellos habían
compartido en la oscuridad de la habitación del motel.
—Tengo un par de opciones —dijo extendiendo el mapa a través del capo
de la SUV—. Si tomamos unos atajos que he marcado, podemos recuperar
unas buenas dos horas
Mientras Syn se había duchado, había sacado el mapa y marcado rutas
alternativas con un marcador rojo que había encontrado en el cajón de la
cómoda, abandonado por algún otro viajero. No estaba seguro de a que parte
en la costa oeste se estaban dirigiendo, pero tenía una idea general. Por eso
examinó algunas diferentes rutas.
—Tomaremos ese.
Después de haber cerrado la puerta, Syn señaló la primera opción que había
trazado. Vibró por la necesidad cuando el leopardo más grande se acercó a él,
pero rápidamente este puso distancia entre ellos. Syn retrocedió y se dirigió
hacia la puerta del conductor. No hubo ningún buen día o un beso rápido. Syn
actuaba como si no hubiesen sido íntimos, y eso era algo que lo lastimaba.
También le enfadaba. Quería darle a Syn una patada en el trasero. Dobló el
mapa y luego subió en el coche antes de que Syn volviera a la carretera.
Aunque el día hubiera resultado ser brillante y soleado, se sentía todo menos 37
alegre.
Movió sus manos en su regazo y miró fijamente por su ventana,
intencionadamente manteniendo sus ojos lejos de Syn.
—¿Tienes hambre? —Éste preguntó cuándo tomaron el acceso a I70
dirigiéndose hacia el sur. Exhaló un largo y sufrido suspiro.
—Supongo
—Lo estás o no lo estás —Syn dijo con tono cortante.
Se puso tenso y mantuvo su mirada a su derecha, haciendo caso omiso de
Syn. Estaba en su naturaleza el calmar a los más fuertes, o todo tipo de tensión
que sentía en su entorno, pero esto era diferente. Había entregado su corazón
a Syn, y el hombre lo estaba tratando como si fuera una molestia.
Le había dicho a todos que no tenía familia, pero la verdad sea dicha, sus
padres le habían dado la espalda cuando se dieron cuenta de que era un Prim.
Habían querido a un hijo que fuera capaz de unirse a las filas de los Ejecutores,
no un misericordioso sumiso.
Desde el descubrimiento de su naturaleza caritativa a la edad de siete años,
lo habían tratado más como una carga, que como su único hijo. Después de la
pubertad, decidió dejar de satisfacer a sus padres y aceptar quién era
realmente. Su hogar, mientras crecía, había sido un lugar frío y estéril. Vivir en
Haven House no había sido un lugar mejor. Todo lo que quería, era un lugar
cálido donde fuera aceptado por quién era y un compañero que lo apreciara.
Por el modo en que Syn se comportaba, era poco probable que ocurriese.
Podría tratar de poner sus ojos en alguien más, pero desde que los puso en Syn
Bourne, hacía tantos años, se había enamorado de ese hombre. Lástima que
esos sentimientos no fueran recíprocos.
Se sentía usado. Deseó nunca haber ido en ese viaje, hubiese preferido que
lo dejaran en Stillwater. Le gustaba estar cerca de Gabriel, pero siempre se
sintió como si un gran algo faltara en su vida. Incluso si se hubiese quedado
atrás, todavía seguiría siendo miserable. Como si el venir, hubiese sido
diferente.
—Mira —dijo Syn finalmente. —Ahora mismo estamos bajo mucho estrés,
y no debí haberte presionado.
Eso parecía ser lo más cercano que podría obtener de una disculpa, pero eso 38
todavía no le decía por qué Syn estaba intencionalmente ignorándolo. No
quería discutir o dejar que la tensión creciera continuamente entre ellos.
Estaba comenzando a formársele una migraña, y quería que estuvieran a gusto
el uno con el otro.
—Tienes razón —dijo. —¿Por qué no nos detenemos para comer algo, antes
de que tengamos que soportar horas de aburrimiento?
Syn sonrió. —Suena como un plan.
Sus planes se fueron por el suelo de una forma que no habría anticipado. No
habían recorrido ni dos millas por la carretera, cuando Syn casi fue empujado
fuera de ella por un camión que iba demasiado rápido. Gritó cuando Syn frenó
de golpe y sacó la camioneta por un arcén de emergencia en el borde. El
automóvil volcó varias veces, hasta quedar posado del lado del conductor.
—¡Maldita sea!
Syn empujo el cambio estacionándose, y abrió la puerta, mientras los autos
pasaban a gran velocidad. Estaba aterrorizado de que lo atropellaran. Fue
hacia la parte delantera del camión, y pudo escuchar unas cuantas malas
palabras volar de la boca de Syn. Decidió salir y averiguar lo que había
sucedido.
Cuando corrió hacia el frente, gimió. El neumático estaba completamente
plano. Miró detrás de la SUV para ver al culpable, un pedazo de metal
destrozado en la carretera. También se dio cuenta de la pendiente empinada
detrás de él, que corría al menos unos veinte pies hacia abajo y terminaba con
grandes y puntiagudas rocas que se alineaban en el inicio del bosque. No había
ni siquiera una barrera de protección para detener la caída.
Se agarró de un lado del SUV. No iba a tentar su suerte y caerse. —
¿Necesitas ayuda para cambiar el neumático?
Una camioneta paso peligrosamente cerca del SUV y Syn, haciéndolo
encogerse. Tenían que salir del arcén de emergencia antes de que alguien
chocara contra ellos.
—¿Sabes cómo cambiar un neumático? —Syn preguntó, metiendo sus 39
manos bajo sus axilas, todavía examinando el daño.
—Nunca ha cambiado uno —Admitió, manteniendo una estrecha vigilancia
sobre el acelerado tráfico. —Pero no podría doler aprender.
Con tal de que Syn fuese quien le enseñara, estaba dispuesto a aprender
cualquier cosa. Incluso aprender a tejer. No le importaría que Syn estuviera
acurrucado detrás suyo, cuando le mostrara cómo cambiar un neumático. Su
leopardo ronroneó con ese pensamiento. También él lo hizo.
—Las lecciones pueden darse en otro momento. —Syn dijo, mientras
caminaba hacia la parte trasera del SUV. —Ahora mismo, necesito sacarnos de
este peligroso lugar y continuar con el plan.
Bueno, diablos. Hablando de desinflar la burbuja feliz. Dio una patada a la
tierra con la punta del pie, mientras cruzaba sus brazos sobre el pecho.
Observó a Syn trabajar cambiando el neumático y se hizo aburrido en cuestión
de segundos. A pesar de que le gustaba ver la gloriosa tensión de los músculos,
ellos no se esforzaban por él, así que se volvió y caminó hacia la pieza
enmarañada de metal que había aplastado su neumático.
Dio un puntapié, deseando poder romper a través de cualquier muralla que
Syn hubiese construido. Si hubiese sabido que el hombre sería un idiota
después de tener un poco de sexo, no habría hecho nada con el chico esta
mañana. Miró hacia arriba, cuando un camión remolque rojo con adorno de
oro se detuvo detrás de ellos. El conductor salió y se acercó.
—¿Necesitas ayuda? —Parecía un primo perdido de pie grande. Era
bastante peludo y alto. Parecía un poco mugriento, también, pero lo atribuyó
a que trabajaba con coches sucios todo el día. El overol tampoco ayudaba.
Tenía ganas de cantar una ronda de "Old MacDonald"4.
—Tendrá que preguntar a mi amigo. —Asintió con la cabeza hacia el frente
del SUV—. Sólo estoy esperando hasta que esté arreglado.
Tal vez el conductor del camión remolque podría ayudar a Syn, y podrían
volver a la carretera incluso antes. No le gustaba el flujo constante del
acelerado tráfico o estar de pie en una profunda pendiente. El conductor
inclinó su cabeza y luego caminó hacia el frente, donde Syn seguía trabajando.
Recordó el bocadillo que había visto en la consola central. Todavía tenía
hambre. No habían parado para comer. Así que podría comerlo mientras
esperaba. 40
Abrió la puerta del pasajero y se inclinó, cuidando de no empujar demasiado
el coche. Dado que el vehículo había sido elevado, no estaba seguro de que
hurgar en el interior fuera seguro. Después de tomar el bocadillo, fácilmente
cerró la puerta. Misión cumplida.
—¡Cuidado! —Syn gritó.
Antes de que pudiese salirse del camino, el SUV se sacudió al lado y luego
chocó con la tierra. Perdió el equilibrio. Gritó y trató de agarrar la manija de la
puerta, pero el SUV había dado contra él, enviándolo de golpe hacia la
pendiente. Su pie resbaló en la grava suelta, y se encontró cayendo hacia atrás.
—¡Syn! —Gritó antes de irse por el borde, su cabeza rodando sobre sus pies,
golpeó rocas que sobresalían y otros escombros en su descenso hacia abajo.
Miedo corrió por su mente, trató desesperadamente de agarrarse en algo para
parar su vertiginoso descenso en espiral, pero iba demasiado rápido.

4
Se refiere a la canción que dice: El viejo MacDonald tenía una granja ía, ía, o
Un gran árbol, finalmente lo detuvo con una patada en el maldito costado.
O así lo sintió. Gruñó cuando el aire abandonó sus pulmones y un fuerte dolor
irradió desde su estómago. Gritó y luego apretó los dientes, mientras se daba
la vuelta y se hacía un ovillo. El dolor se sentía como si una roca de dos
toneladas se estuviese sentando sobre él.
—¡Dane! —Syn gritó. Cuando miró hacia arriba, Syn estaba maniobrando
hacia abajo en la pendiente. Y también el conductor de la grúa.
—¡No te muevas, Dane!
Como si pudiese hacerlo. Le dolía sólo respirar. Sentía algo caliente
goteando a un lado de su cara. Tocó el lugar, miró su mano y vio sangre.
Oh Dios. Voy a desmayarme.
Syn se detuvo y cayó de rodillas. —¿Qué te duele?
Sus manos volaban sobre él, como si estuviera esperando que le dijese
dónde podía tocar. Los dedos de Syn frotaron sobre el lugar donde estaba la
sangre, y él gimió.
—Conseguiste un buen huevo de ganso —dijo el conductor. Se sentía más 41
como del tamaño de un huevo de dragón. Su cabeza le latía con fuerza.
—Mi costado. —Dijo y luego apretó la mandíbula.
—Voy a echar un vistazo, ¿de acuerdo? —Syn dijo, antes de apartar sus
brazos del estómago de Dane para levantarle la camisa. Por la expresión en la
cara de Syn, no era algo bueno.
—¿Qué? —Preguntó. —¿Qué ves?
Syn bajó su camisa y le dijo al conductor —Necesito que nos lleves al
hospital más cercano. —Sintió la sangre drenarse de su rostro.
—¿Por qué?
Syn sonrió hacia él, pero estaba lleno de preocupación. Le puso su mano
sobre el cabello. —Sólo trata de permanecer lo más quieto posible, ¿está bien?
—Están asustándome Syn —dijo. Intentó mirar hacia abajo, pero cuando
bajó la cabeza, su dolor de cabeza empeoro.
—Voy a levantarte —dijo Syn. —Puede que duela, pero tenemos que llegar
hasta el camión.
—Está bien. —Trato de prepararse, pero cuando Syn lo levantó del suelo,
gritó.
El sudor comenzó a perlarse sobre sus cejas y labio. Se sentía como si alguien
estuviese cortando su vientre con un cuchillo de sierra. —¿Qué está mal
conmigo?
—Vamos a llegar al hospital, y luego nos preocuparemos por todo lo demás
—Syn dijo, mientras comenzaba a subir la pendiente.
Le preocupaba que no le dijera lo que estaba mal. Comenzó a imaginar toda
clase de cosas, hasta las que no eran remotamente posibles, como una cabeza
creciendo en su abdomen. No podía evitarlo. La expresión grave en la cara de
Syn le provocaba pánico.
—¿Por qué no me dices cuál es el problema? —Preguntó, mientras Syn lo
llevaba.
Él sabía que el hombre estaba haciendo todo lo posible, para volver a la cima
moviéndose lo menos posible, pero eso no estaba funcionando tan bien para
él. El conductor abrió el lado del pasajero de su carro y ayudó a Syn a subir con
él en sus brazos. A continuación, el conductor subió en su lado y luego se 42
fusionaron en el tráfico. Comenzó a sentir mareos y su cabeza latía aún más
fuerte.
—¿Hasta dónde tenemos que ir? —Syn le preguntó al conductor.
—Estás de suerte. El hospital está en la próxima salida —dijo éste–. Mi
nombre es Claude.
—Syn —respondió—. Y este es Dane.
—¿Cómo te sientes Dane? —Claude preguntó.
Tuvo que lamer sus labios secos antes de que pudiese contestar.
—Perfecto. —El gran conductor se rió entre dientes.
—Me gusta tu sentido del humor
—Y a mí me encanta tu traje —contestó. —Tengo que conseguirme unos.
Notó que sentía mejor.
—Te daré un par —dijo Claude cariñosamente, y sintió que el camión se
desplazaba hacia la derecha, diciéndole que estaban saliendo de la
interestatal.
Comenzó a ir a la deriva, no se encontraba bien, y su estómago ya no dolía
más.
—Hey —Syn dijo suavemente, mientras este le frotaba la cara con las puntas
de los dedos. —¿Estás conmigo?
—Cansado —dijo. —Muy cansado.
—Lo sé. Pero me gustaría que permanecieras despierto —Syn respondió.
—¿Puedes hacer eso por mí?
Sus párpados se abrían y cerraban, mientras le daba una pequeña
inclinación de cabeza. Estaba cálido y seguro en los brazos de Syn, y lo único
que quería hacer era dormir.
—Estamos aquí, Dane —dijo Claude. —Ahora la verdadera diversión
comienza, colega.
No tenía idea de lo que Claude quiso decir con eso. Oyó que la puerta se 43
abría y luego cerraba. Claude había salido. Después, sintió a Syn moverse
ligeramente.
—Aquí vamos. —Dijo Syn y luego lo apartó.
Abrió de golpe los ojos, y gritó cuando Syn se deslizó del camión. El dolor
había vuelto, y era como si su lado izquierdo estuviese siendo cortado por la
mitad.
—Espera—Claude dijo, entrando rápidamente. Hubo muchos y rápidos
movimientos mientras lo ponían sobre una camilla.
—No me dejes —le gritó a Syn, ya que éste había retrocedido un paso y el
doctor había comenzado a examinarlo. Escucho como Syn le decía al doctor lo
que había sucedido, y para su horror, lo escuchó decir que tenía un grueso
trozo de rama que sobresalía de su estómago.
Después de que escuchó eso, se desmayó.
Capitulo 5
Syn se paseaba por la sala de espera mientras esperaba oír sobre la
condición de Dane. Habían llevado al pequeño leopardo a cirugía tan pronto
como vieron su condición. Nunca había sentido tanto maldito miedo en toda
su vida. Había tomado todo de él no entrar en pánico y mantener la calma.
Dane había comenzado a palidecer más cada minuto que transcurría mientras
Claude lo llevaba al hospital, y ahora él estaba parado allí, con sangre de Dane
en su ropa. Pasó una mano temblorosa sobre su cabeza cuando miró el reloj.
—Estará bien —dijo Claude desde una de las sillas de la sala de espera. —Él
parece un soldado.
Se volvió hacia el hombre. —Nunca te agradecí por la ayuda.
Claude hizo con la mano de que no era nada. —No es la gran cosa. Ustedes
parecían buena gente, y simplemente no podía dejarlos a los dos en
problemas.
—No muchas personas hubieran parado a ayudar, en primer lugar —dijo.
No podía sacar la imagen de Dane rodando una y otra vez, abajo en la
pendiente. Cuando lo vio chocar contra ese árbol, pensó que tendría un ataque 44
al corazón. Esto fue toda culpa suya. No había colocado el gato debajo del SUV
lo bastante firme. Claude lo señaló, tan pronto como se le acercó. Ni bien el
hombre dijo eso, el SUV se desplazó hacia el lado.
Y yo soy un puto mecánico. No debería haberme apresurado. Sino que
debería haberme tomado mi tiempo. Lo sabía mejor que nadie. El terreno era
irregular, y en lugar de encontrar una posición donde el gato estuviese estable,
sólo lo había empujado debajo y comenzó a trabajar. Quería patear su propio
culo por eso.
Allí estaba reprendiéndose mentalmente a sí mismo. Él era la razón por la
cual la vida de Dane estaba ahora en peligro. No estaba seguro de si alguna
vez, el chico sería capaz de levantarse. Todo el día había actuado como un
completo culo, porque estaba frustrado de que su leopardo no hubiese
aceptado a Dane aún. Él habría jurado que después del trabajo manual de esta
mañana, su gato habría puesto las cosas en marcha.
Pero no lo había hecho.
Esa no era excusa para airar sus frustraciones contra Dane. Aunque fuera la
última cosa que hiciera, lo haría por el pequeño.
—Las cosas saldrán bien. —Dijo Claude. —Sé que esto da miedo, pero este
es un hospital bastante bueno.
—Bueno o no, había una puta rama en el intestino de Dane. —Dijo mientras
caminaba en un estrecho círculo, sus ojos fijos en el reloj titilaron. —¿Cómo
pueden las cosas estar bien con algo como eso?
—He visto cosas extrañas, en el transcurso de mi vida —respondió Claude.
Tenía un destello extraño, y lejano en sus ojos. —Te sorprenderías a lo que una
persona puede sobrevivir.
—Gracias —dijo. —Por quedarte.
Claude se rió entre dientes. —No te ves como que necesites estar solo en
este momento.
No quería estar solo ahora. Hablar con Claude ayudaba a calmar sus nervios.
Se alegró de que el conductor de la grúa, no sólo lo hubiese visto en la
carretera, sino que también lo ayudara. Si Claude no lo hubiese hecho, no
estaba seguro de lo que habría ocurrido. 45
—Te estoy en deuda.
Claude se encogió de hombros y miró el reloj cuando el silencio cayó entre
ellos. No estaba seguro de cuánto más podría esperar, cuando vio a Jake y a
Zack entrar en la sala de espera.
—¿Qué hacen ustedes dos aquí? —Preguntó y supo la respuesta, antes de
que terminara de hacerla. —Talyn los envió a los dos para que cuidaran de mí,
¿no es así?
Zack sacó el palillo de su boca y apuntó a Claude. —Estamos aquí por él
Esto sólo lo confundió aún más. ¿Por qué dos Ejecutores de Stillwater
vendrían aquí, por un conductor de camión de remolque? Tenía la sensación
de que esta reunión improvisada, no fue por accidente. Claude estaba parado
y entrecerró los ojos en Zack.
—¿Qué sucede? —Preguntó. Podía sentir la hostilidad en la habitación.
—Parece que no es ningún viejo buen samaritano—Zack dijo, mientras Jake
entrecerraba los ojos en Claude. —Fue enviado a matarnos por los Guardias
Imperiales, sólo que no querían que nadie supiera que estaban detrás de ello.
Se giró, sólo para ver a Claude despegar hacia la salida. La ira brotó dentro
de él, como nunca antes mientras gruñía antes de darle persecución, salió
corriendo por las puertas corredizas de cristal y hacia el camión de remolque
de Claude. Si el conductor no hubiese llegado, era posible que Dane no hubiese
salido herido. Analizaría la situación en su cabeza, una vez más, después de
que él se hubiera encargado de Claude.
Su mirada recorría el estacionamiento, pero no lo veía por ningún lugar.
Revisó alrededor de los coches aparcados, como un leopardo en hierba alta,
sus ojos escaneando, su ira en aumento. Encontraría a Claude, y luego haría
que el hombre pague por lo que había hecho. Su leopardo no estaba listo para
enlazarse con Dane, pero eso no significa que por eso él cuidara menos al
hombre. Zack y Jake fueron serpenteando alrededor del aparcamiento, pero
él tenía ojos para sólo un cuerpo. Era imposible que alguien de la talla de
Claude, pudiera pasar desapercibido.
—Sal, Claude. —Dijo bastante fuerte, su voz era como la miel mezclada con 46
sangre.
—Tenemos que hablar.
Si Claude estaba todavía aquí, sabía que el hombre le había escuchado.
Ahora estaba oscuro, y la luna estaba casi completamente oculta por las
nubes. La única luz que ayudaba era la de las farolas, pero de nuevo, él podía
ver perfectamente bien en la oscuridad. Se deslizó en torno a una gran
furgoneta blanca con las letras "Santuario del Señor" grabadas en un lado, con
brillantes letras de color rojo, y se detuvo de golpe.
Allí, a sus pies, estaba Claude, y el hombre estaba mirando al cielo con sus
ojos sin vida. Miró hacia abajo, a la garganta rasgada de Claude y entonces
buscó a su alrededor a la persona que lo había matado. —Zack. Jake —llamó.
Los dos Ejecutores fueron a su lado en segundos. Por las expresiones en sus
rostros, ninguno de ellos lo había matado.
—¿Lo interrogaste antes de matarlo? —Jake preguntó cuándo echó un
vistazo de Claude a él.
Despacio sacudió su cabeza. —No lo maté. Lo encontré así
Zack y Jake se miraron el uno al otro, con idénticos ceños fruncidos
perplejos, mientras él continuaba buscando al asesino de Claude.
—Dime, Zack —dijo, mientras sus ojos se posaban en el hombre más bajo.
—¿Qué es lo que tú y Jake están haciendo aquí, en primer lugar, y cómo sabían
lo que los Guardias Imperiales planeaban?
Su ira hervía, y no tenía a nadie con quien desquitarse. Alguien le había
arrebatado su venganza. Dane aún estaba en cirugía, y él no tenía ni idea de
cuál sería el resultado. Estaba enojado, más allá de las palabras, y quería
respuestas.
—No te puedo decir eso —Zack dijo de modo inflexible, como si esperara
que lo golpeara. Pensó en ello. En el estado en que estaba quería atacar a
alguien.
—Si te niegas a decirme, entonces hay sólo una persona por quien
guardarías silencio. —Se apartó y sacó su teléfono celular. Observaba a una 47
madre acorralar a sus dos hijos pequeños, llevándolos hacia las puertas de la
sala de urgencias, mientras esperaba para que Talyn cogiera el teléfono.
—Te escucho —Talyn dijo, cuando finalmente respondió—. ¿Cómo está
Dane?
Una breve carcajada brotó de su garganta. —¿Por qué no le preguntas a Jake
o Zack, ya que les dijiste que me siguieran?
—Syn
—No digas Syn, Talyn. Me das una pequeña tarea de búsqueda y luego no
confías en mí lo suficiente como para hacer el trabajo, ¿es eso? —Su
mandíbula se apretó cuando luchó con las palabras que quería decirle a su
hermano. No era frecuente que se enfureciera, pero lo estaba ahora, y su ira
por lo general lo metía en una tormenta de problemas de mierda. Pero este
era Talyn, por lo que se tragó lo que realmente quería decir.
—No eres un Ejecutor, Syn—dijo secamente Talyn. —Envié a alguien que no
despertara sospechas. Pero al hacerlo, me aseguré de que tú y Dane estuvieran
protegidos.
—¿Le llamas a esto proteger? —Gritó en el teléfono. —Dane está en cirugía,
porque la Guardia Imperial envió a alguien detrás de nosotros. Dime, hermano
mayor, ¿Cómo diablos eso es protección?
Alguien que entraba en su coche, miró en su dirección, pero se dio vuelta
dando la espalda al forastero.
—Los Guardias deben haber tenido a alguien siguiéndote —explicó Talyn.
—Enviaron a ese conductor a hacerte daño
—Y en cambio, Dane resultó herido —deseaba haber sido él. Entonces la
culpa no estaría comiéndolo vivo. Cuanto más lo pensaba, más estaba seguro
haber colocado ese gato correctamente. Fue cuando Claude se acercó a la
camioneta y Syn apartó los ojos, que el gato se deslizó. ¿Había Claude sido
responsable? Sólo había apartado los ojos por un segundo. Maldita sea.
—No tenía idea de que esto iba a pasar —dijo Talyn y él podía oír la disculpa
sincera en la voz de su hermano, pero no fue suficiente para apaciguar a su 48
leopardo.
—Te estoy enviando a tus niños —hizo que sus dientes apretados,
rechinaran. —Sé cómo cuidar de mí mismo
—¿Lo haces?
Lástima que no tenía un teléfono fijo en la mano con el que pudiera colgar
de golpe. Golpear el botón de finalizar, simplemente no era lo mismo. Colgó
antes de que dijera algo que no podría retirar. Tan enojado como estaba, Talyn
todavía era su familia y él valoraba la familia por encima de todo.
Se dirigió a los dos Ejecutores. —Vuelvan a casa.
—Pero —Jake comenzó a decir, antes de que lo interrumpiera.
—¿Quieres ser en quien desate mi ira? —Preguntó. No quería desquitar su
ira en Jake, pero si el hombre se quedaba, ese sería el resultado. No se sentía
en control, no al enterarse de que Talyn no confiaba lo suficiente en él para
hacer el trabajo.
Fue un duro golpe a su ego el saber que su hermano lo consideraba débil
era algo que lo tenía rechinando sus muelas traseras. No, Jake y Zack no
estaban seguros con él ahora. Los dos se fueron sin pronunciar otra palabra.
Vio cómo se iban del estacionamiento, antes de que intentara contener su ira.
No quería regresar a dentro en su actual estado de ánimo.
—Un gracias bastaría
Se volvió para ver a un extraño alto y oscuro caminar hacia él. El hombre
llevaba un pulcro traje, una corbata roja y zapatos pulidos. Su pelo era de estilo
elegante y su sonrisa estaba firmemente en su lugar. Pero sus ojos le
advirtieron que tuviera cuidado. Eran oscuros y llenos de demasiada confianza.
—¿Y tú eres?
El hombre le dio una ligera sonrisa, como si la respuesta fuese demasiado
obvia. Se tensó ligeramente, cuando el olor del extraño fue llevado en la suave
brisa hacia él. Se contuvo de dar un paso hacia atrás.
—Soy Lucius Castel—El hombre inclinó la cabeza, ligeramente. —Y tú eres
el hermano de Talyn Bourne, enviado en una misión para encontrarme.
Mantuvo su expresión neutral cuando sus pensamientos giraron en todas 49
direcciones. Estaba mirando al vampiro que gobernaba un aquelarre muy
grande y peligroso. Aunque él era valiente, también era sabio. Cruzó sus brazos
sobre su pecho y dio la impresión de indiferencia hacia el poder que se sentía
saliendo de este hombre.
—Así que, usted me buscó en su lugar
—Un paso en falso de mi parte —Lucio suspiró. —Pero me di cuenta de que
estabas de mal humor, antes de que Claude desapareciera.
—¿Me estabas observando? —Entrecerró los ojos. —¿Estás aquí para oír la
solicitud o por alguna otra razón?
—Y asesinando a un evidente enemigo tuyo —Lucius dijo, mientras
apuntaba hacia la camioneta comunitaria con una mano delgada.
—Un enemigo que quería interrogar antes de matar —respondió. —Ahora,
gracias a ti, él está muerto y mis preguntas sin respuestas.
El hombre se rió entre dientes. —Tan desconfiado. Y deberías serlo —Lucius
se movió con su velocidad sobrehumana y estaba a su lado, antes de que
pudiese parpadear. —No puedo esperar a que mis enemigos vengan por mí.
Lentamente descruzo los brazos. —¿Quién dijo que era tu enemigo?
—Todos los que no son vampiros, son mi enemigo. —Lucius dio un paso
atrás e inclino su cabeza, hacia un lado. —Y algunos vampiros también.
—Mira, Lucius —dijo. —Mi hermano, esta simplemente buscando aliados
para impedir la guerra. No busca tener problemas contigo o tu gente.
Cuando Lucius sonrió esta vez, vio las puntas afiladas de los colmillos del
hombre. Resplandecían misteriosamente bajo la luz amarillenta de las farolas.
—Sería un tonto, si sus intenciones fueran algo más que amistosas.
Se enfadó ante la amenaza, pero no respondió. Nunca había conocido a un
vampiro, pero los rumores que rodeaban a estas míticas criaturas a menudo
eran horribles. No estaba dispuesto a convertirse en una víctima, aquí, en el
estacionamiento. Lucius ladeó su cabeza hacia un lado, una vez más y miró
hacia el hospital. —Tu amigo fue gravemente herido en el intento de Claude
por hacerte daño. 50
—Ese es mi asunto —espetó. No quería a este vampiro en ningún lugar cerca
de Dane.
Los ojos del hombre se convirtieron en algo que nunca antes había visto. El
iris se tornó en un extraño color amarillo oscuro y pequeñas venas de araña
roja se propagaron a través de la esclerótica5. Pequeños, oscuros vasos
sanguíneos azules aparecieron debajo de los ojos del hombre, mientras este
dirigía sus ojos hacía él. Pudo ver cada pedacito del vampiro. Oscuro. Peligroso.
Poderoso.
—Harías bien en mostrar algo de respeto, gato.
—Estás aquí por Talyn, no por mí —le recordó a Lucius. —Él está en
Stillwater.

5
—Soy muy consciente de dónde está tu hermano —dijo Lucius. —Pero es
contigo con quien deseo hablar.
No le gustó como sonaba eso. —¿Por qué?
Lucius caminó más cerca, sus ojos todavía no parecían normales. —Porque,
Syn Bourne, tengo una propuesta para ti.
Estudió al hombre antes de preguntarle. —¿Qué te hace pensar, que yo
pudiera hacer un trato contigo?
—Porque —Lucius dijo en forma tranquila—, independientemente de los
esfuerzos médicos, Dane no va a sobrevivir.
—¿Y cómo sabrías eso? —Preguntó.
Una traviesa sonrisa apareció en los labios de Lucius. —Tengo mis maneras.
—No te creo. —Se giró sobre sus talones y regresó al hospital. Atravesó las
puertas, para ver al médico que había operado a Dane.
—Sr. Bourne. —El hombre inclinó su cabeza hacia él. —Me preguntaba a
dónde fue.
—Tomando un poco de aire —dijo. —¿Cómo esta Dane?
51
El doctor apuntó hacia un conjunto de sillas. —Siéntese, para que podamos
hablar.
No le gustó el tono en la voz del hombre. Había remordimiento, mezclado
con compasión. Negó con la cabeza. —Prefiero estar de pie.
—Muy bien. —El doctor limpió su garganta. —La rama que atravesó a Dane
Fairfax dañó muchos órganos vitales. Hemos logrado parar una gran cantidad
de sangrado, pero a pesar de nuestros mejores esfuerzos sangra
profusamente, y no podemos detenerlo.
Su pulso se aceleró, y se sintió mareado ante las palabras del doctor.
—Pero es medicina moderna. ¿Cómo puede no detener un sangrado?
—Aunque la medicina ha avanzado mucho todavía hay las cosas que no
podemos hacer, Sr. Bourne. Hubo demasiado daño. Él está descansando
cómodamente ahora, pero… lo siento
Vio como el doctor se alejaba. Se quedó en la sala de emergencia quirúrgica,
no estando seguro de cómo sentirse, en que pensar, o qué hacer. Era como si
su mundo se inclinase hacia los lados y no pudiese detener el salvaje giro.
Una enfermera salió y lo llevó a la habitación de Dane. El pisó dentro, y su
pecho instantáneamente se contrajo. Dane yacía allí, muy pálido con sus ojos
cerrados.
Su leopardo gimió, y luego sintió una llamarada de calor que todo lo
consume a través de su ingle. Ira comenzó a resurgir dentro de él. ¿Ahora su
leopardo quería entrar en el Calor Primitivo? Apretó los puños y se trasladó
más cerca de la cama. Movió la cabeza lentamente diciéndose a sí mismo que
era una pesadilla y despertaría pronto.
Pero sabía que no era verdad, y Dane se estaba muriendo. Claude podía no
haber logrado matarlo, pero sí a Dane. Puso su mano sobre el pelo de este y le
dio un beso en la frente.
—Te lo juro, mi dulce, dulce y pequeño Dane, que no sólo la Guardia
Imperial pagará por esto, sino que todos los demás que se atrevieron a
conspirar contra nosotros también serán derribados, tan seguro como la 52
sangre que corre por mis venas. —Cerró sus ojos cuando una lágrima resbaló
por su mejilla.
—Puedo salvarlo.
Aspiró, mientras trataba de dominar la rabia que fluía a través de él. —¿Y
cómo lograrás tal hazaña, cuando ni los médicos pueden salvarlo?
—Unas gotas de mi sangre —dijo Lucius.
Movió su mandíbula hacia atrás y adelante. —¿Me harás convertirlo en un
vampiro?
—No —contestó Lucius. —No funciona de esa manera. Todavía será un
leopardo, pero mucho más difícil de matar, una vez que mi sangre fluya por
sus venas.
¿Tengo otra opción? Los médicos han renunciado a él. Nadie puede
ayudarlo, y para el momento que llegue con Sweeney, el omega no será capaz
de salvarlo. Va a ser demasiado tarde. Pero no confío en Lucius.
Se enderezó y se volvió hacia el vampiro, que había aparecido
misteriosamente en la habitación. —¿Y cómo sé que me estás diciendo la
verdad?
—Tal pureza es rara en el mundo —contestó Lucius. —Sería una pena ver
una brillante luz extinguirse.
—Por favor no me mientas diciéndome que tienes un corazón noble.
Quieres algo. Tú lo dijiste. ¿Qué es lo que deseas a cambio de salvar la vida de
Dane?
—Mi hermano, Kol, ha desaparecido, y a pesar de mis esfuerzos por
encontrarlo, todavía está allí fuera, en alguna parte. Me han dicho que los
leopardos tienen una extraña habilidad para rastrear a alguien.
—Y me han dicho que vampiros matan a quienes los ayudan, a pesar de sus
amigables sonrisas y bellas palabras —respondió. —Prefiero hacer un trato
con una rata de alcantarilla infectada, que con gente como tú.
—¿Y qué hay acerca de Dane? —Lucius preguntó con un leve destello de
triunfo en sus ojos negro carbón. —¿No deseas salvarlo? Salvo a Dane y tú
encuentras a Kol. Eso no me parece un acuerdo injusto. 53
—¿Por qué no pedírselo a los lobos? —Preguntó. No confiaba en Lucius.
Hacía muy poco tiempo que conocía al hombre, y el vampiro le estaba pidiendo
un gran favor. Y era uno enorme. Quería que él y su coalición se enredasen en
los asuntos de los vampiros. Podría llamar a Talyn, por consejo, pero dado que
su hermano pensó que no podía manejar solo una simple tarea, ¿por qué
molestarse?
Permaneció junto a la cama de Dane y miró hacia el hombre dormido. Era
tan hermoso, que su pecho se contrajo mientras presionaba sus labios.
Acarició con sus dedos el pelo rojo de Dane y sabía que iba a hacer cualquier
cosa en el mundo para mantenerlo a salvo. La sonrisa del hombre era
suficiente para iluminar una ciudad, su risa era tan musical como la de un
ángel. Era increíble cuánto amaba realmente al leopardo, a pesar de sus
intentos para mantener al hombre alejado. Había estado enamorándose de
Dane desde que fijó sus ojos en el hombre.
Miró hacia la ventana y contempló el cielo nocturno. No había ninguna otra
opción. Haría lo que Lucius quería para conservar a Dane, aunque se sentía
como si estuviese haciendo un trato con el diablo. Mata a un demonio hoy y
enfréntate al diablo mañana
Se inclinó y le susurró a Dane en el oído. —Por favor perdóname.
Dio un paso hacia atrás y asintió con la cabeza. Lucius entró y mordió su
muñeca, luego dejó que las gotas de su sangre se derramasen en los labios
entreabiertos de Dane. Se pasó una mano por la boca, antes de deslizar su
lengua sobre el labio inferior. Quería sacrificar a Lucius. No confiaba en el
vampiro. En lo más mínimo. Pero una vez más, no tenía otra opción.
Lucius se apartó de la cama y le dio un pequeño movimiento de cabeza a
Syn, que luchaba por no mostrar los caninos al elegante vampiro. –Está hecho.
—Pero, no se mueve —Syn argumentó. —¿Cómo sé que funcionó?
—Dale tiempo a la sangre para que haga su trabajo. Debería despertar en
menos de una hora.
Se precipitó contra Lucius, golpeando al vampiro contra la pared,
agarrándolo del cuello de la camisa. —Si estás mintiéndome, las consecuencias 54
serán apocalípticas.
—Voy a pedirlo una sola vez. Libérame —dijo Lucius con calma.
Miró al vampiro, antes de aflojar su agarre y dar un paso hacia atrás. Su
paciencia para este hombre era peligrosamente delgada. —Vete.
Los ojos de Lucius se detuvieron en Dane. —Recuerda nuestro acuerdo,
gato.
Esas palabras lo afectaron, pero permaneció en silencio cuando Lucius se
trasladó hacia la puerta. El vampiro se volvió antes de salir y dijo: —No te
molestes en venir a mi territorio. Dile a tú hermano que tendrán a los vampiros
como aliados.
—¿El leopardo está de acuerdo?
Lucius se giró hacia su primo, mientras una sonrisa jugaba en sus labios.
—¿Crees que habría permitido morir a su compañero enlazado? —Se
encogió ligeramente de hombros. —A pesar de que fui yo el que se aseguró de
que los médicos no tendrían éxito en salvar al joven en primer lugar para poder
desempeñar el papel de héroe.
—¿Así que encontrará a Kol?—Archer preguntó, mientras los dos se
detenían en el estacionamiento del hospital y sintió que su poder trabajaba a
través de las venas de Dane.
Estiró los brazos y echó la cabeza hacia atrás, con una carcajada, antes de
que se atenuara su buen estado de ánimo y contemplara a Archer
directamente a los ojos.
— Sí, y cuando lo hagan, vamos a enseñarle a mi querido hermanito lo que
significa traicionarme.
55
Capitulo 6
Era como si hubiera despertado de un sueño en donde Syn desempeñaba el
papel protagónico, sin embargo, no importaba cuán duro Dane intentara
acercarse a él, el leopardo lo alejaba. Hasta el punto en que había caído por
una pendiente y perdió su vida. Cuando sus ojos lentamente se abrieron y
ajustaron a su entorno, se dio cuenta de que parte del sueño no era en
absoluto un sueño. Se había caído. Syn lo había alejado, pero no había muerto.
Al menos, no pensaba que lo estuviera. Si fuera así, despertarse en una
habitación de hospital no era su idea del paraíso. Volvió su cabeza para ver a
Syn de pie en la ventana, sus manos detrás de su espalda, mirando a la luna
llena que colgaba alta en el cielo nocturno. Se quedó allí sólo viendo al
hermoso hombre, por un momento y mientras lo hacía, un anhelo que había
escondido durante tanto tiempo resurgió.
Pero había algo más que la necesidad de pertenecer a Syn. Podía sentir que
había algo diferente en él, algo zumbaba a través de su sangre como si un cable
de alta tensión estuviese tocando sus venas. Su mano se deslizó hacia su
abdomen, y aunque sentía los vendajes firmemente en su lugar, no había
dolor. Recordaba la expresión de preocupación en la cara de Syn después de
56
la caída. También que dijo que había una rama atravesada en su intestino.
Sin embargo, su estómago se sentía bien. —¿Syn?
Por el resto de su vida, nunca olvidaría el cambio de expresión de la cara de
Syn cuando el chico se volvió a mirarlo. Había hambre, alivio, culpa y por un
breve instante, amor en los ojos dorados del leopardo.
—Estás despierto.
—¿Qué pasó?—Se sentó sin ningún problema, sin dolor, sin ningún esfuerzo
en lo absoluto. Aun así, no podía quitarse la sensación de que debería haber
muerto, aferrándose a él muy fuerte y le susurró. —¿Puedo tener un abrazo?
Syn se acercó a la cama y lo envolvió en sus fuertes brazos, mientras él
inhalaba profundas caladas de la fragancia masculina de éste. El aroma lo
consoló de una forma que le hizo sentirse seguro, le hizo agradecer el tener a
Syn a su lado. Éste le apretó los labios contra su sien y pudo sentir un leve
temblor en el cuerpo de Syn.
Las manos del hombre suavemente bajaban por su espalda mientras se
aferraba a él. La necesidad de un abrazo se calmó, y ahora se aferraba sólo
para tener a Syn cerca, para oler su aroma de sándalo y aspirar su olor.
—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
—El accidente fue esta mañana —respondió Syn. Miró el reloj para ver que
era cerca de medianoche. Había estado inconsciente por mucho tiempo.
Después de tirarse hacia atrás, Syn le presionó la mano sobre la frente y
luego lo convenció para tumbarse, mientras revisaba los vendajes.
—Te caíste.
—¿Qué tan mal se ve? —Preguntó.
Se estremeció cuando Syn alisó una mano fuerte sobre su estómago. Se
estremeció mientras contenía el aliento, esperando que Syn le diese algún tipo
de malas noticias y disfrutando de sus caricias.
—Se curó perfectamente —Syn susurró antes de que sus ojos se dirigieran
hacia él.
Se quedó sin aliento cuando vio el iris de Syn arremolinándose como un 57
vórtice de oro, y su corazón golpeó en su pecho cuando se dio cuenta de que
Syn se encontraba en el Calor Primitivo. Estaba a punto de unirse con el
leopardo, para finalmente cumplir con su anhelo después de tanto tiempo.
—Creo que tenemos que sacarte de aquí, antes de que los médicos
empiecen a hacer preguntas.
Syn echó hacia atrás la sábana y lo ayudó a ponerse de pie. Se tambaleó un
poco, pero mantuvo el equilibrio. Se sintió ruborizar cuando sintió el aire frío
acariciar su trasero desnudo.
—También podríamos tener algunos problemas pisándonos los talones.
Hemos estado aquí por mucho tiempo.
Syn se dirigió al armario y sacó una bolsa. Sacó su ropa y luego frunció el
ceño cuando vio la camisa en su mano. —Tendremos que regresar al SUV —
sus ojos se fijaron en él. —¿Puedes cambiar?
Asintió con la cabeza. —Creo que sí
Syn deslizó la ventana abriéndola y luego caminó a un lado. Tenía su bolsa
agarrada en su mano, le asintió con la cabeza. —Salta, te veré en la planta baja.
—¿Seguimos yendo con los lobos, una vez que el neumático este
arreglado?—Preguntó, mientras sostenía la bata firmemente en su mano,
negándose a dejar que Syn viese su trasero.
—La SUV no será reparada —respondió. —Sospecho que terminó más
dañada al caer.
—Entonces, ¿cómo vamos a llegar al territorio de los lobos? —Ignoró la
llamarada de calor que apareció en los ojos de Syn. Ahora no era el momento,
aunque se entregaría con mucho gusto si le preguntaba. La cama de hospital
era estrecha, pero haría lo que debía.
—Vamos a tener que improvisar. Ahora deja de hacer preguntas y cambia.
Sabía que Syn tenía razón, y cualquiera que sea el milagro que le había
sanado haría a los médicos querer hacer incluso más pruebas, pruebas que
sospechaba Syn no quería que le realizaran. No estaba seguro acerca de la
amenaza, pero sabía que no tenían tiempo que perder. Permitió que su bata
se deslizara por sus hombros y vio como los ojos de Syn caían. Estaba parado 58
allí, mirándole su cuerpo como si fuese algo que debía ser venerado, aunque
nunca pensó de esa manera de su flaco cuerpo.
En dos zancadas, Syn estaba frente a él, ahuecándole el trasero y
acercándolo más. Sintió la excitación en los pantalones y el aliento contra su
mejilla cuando Syn bajó la cabeza y le acarició el cuello.
—Rápido, Rojo —le susurró al oído. —Pronto vas a pertenecerme.
Sus manos apretaron los bíceps de Syn y permanecieron allí cuando este le
dio un caliente beso a su piel. Fue estimulante y le hizo temblar antes de que
el leopardo se apartara.
—Ahora cambia y salta.
Caminó hacia la ventana y miró hacia abajo, hacia la acera. —Estamos en el
tercer piso —señaló.
—Vas a estar bien. —La mano de Syn acarició afectuosamente su espalda
antes de que los ojos del leopardo cayeran sobre su estómago. Miró hacia
abajo y luego tiró de los vendajes para ver nada más que suave, inmaculada
piel. No había ni siquiera una cicatriz en el área.
Sus ojos se encontraron. —¿Cómo?
—Más tarde —dijo Syn.
Asintió, se subió al amplio alféizar, y luego cambió antes de saltar.
Aterrizó en sus patas con facilidad. La noche se sentía viva, mientras
respiraba el aire caliente del verano. Todo se veía más nítido en esa forma. Las
farolas eran más brillantes, el sonido de las cigarras una hermosa canción para
sus oídos. Cerró los ojos y escuchó, agradecido de estar libre de esa sala de
confinamiento.
Cuando oyó una puerta a la distancia cerrarse, abrió los ojos y miró a su
alrededor. Vio un arbusto grande al borde del edificio y lo utilizó para
ocultarse, hasta que Syn se reuniera con él. La sensación de que algo era
diferente en él no había desaparecido. El zumbido eléctrico seguía allí,
haciendo que todo parezca más…vivo. El saltar desde el tercer piso debería 59
haber sacudido sus huesos ligeramente, pero no sintió dolor, sin
absolutamente ninguna sensación residual debido al impacto.
—¿Dane? —Syn dijo en un tono bajo, cuando apareció en la acera con el
bolso de él todavía en sus manos. —¿Dónde estás?
Emergió del arbusto y se dirigió hacia Syn, acariciándole con el hocico su
mano. Syn deslizó sus dedos sobre su cabeza y le sonrió. Era una sonrisa que
le hizo querer derretirse.
—Permanece de esa forma.
Considerando que estaría desnudo si cambiaba, estuvo de acuerdo. No le
hacía ilusión el caminar por la autopista en cueros. No sólo podría llamar
demasiado la atención, sino que Syn también vería cómo le afectaba. No
quería averiguar cómo de incómodo sería caminar con una erección.
Atravesaron el estacionamiento y se estaban acercando a la orilla, cuando
Syn se detuvo en el coche más lejano.
Miró a su alrededor y luego probó con la manija de la puerta. El coche estaba
sin llave. Se dio cuenta de que Syn tenía la intención de robarlo. No le gustaba
la idea. Iba en contra de su naturaleza fastidiar a alguien más. Dio un paso
atrás, y Syn lo miró.
—Es sólo hasta que se me ocurra algo más. Prometo regresarlo al
estacionamiento—dijo. —Claude no estaba allí para ayudarnos. Fue enviado
por la Guardia Imperial para hacernos daño.
Eso no tenía ningún sentido para él. Claude había sido amable y cariñoso.
No había hecho ningún movimiento amenazador hacia ellos, ni siquiera
cuando él había estado herido y necesitaba llegar al hospital. No podía
entender cómo alguien que había sido enviado a hacerles daño, les había
ayudado en su lugar. Pero si lo que Syn decía era cierto, entonces necesitaban
salir de allí, y rápido.
Aunque no le gustaba la idea de robar, subió al coche en cuando Syn abrió
la puerta. El leopardo entró e hizo algo bajo el tablero, y lo siguiente que supo,
es que el motor arrancó.
—Los beneficios de ser un mecánico —Syn le dio un guiño. —No traten de 60
hacerlo en casa, niños.
Mentalmente rodó los ojos cuando Syn salió del estacionamiento
alejándose de allí y conduciendo calle abajo, lejos del hospital y de cualquier
amenaza que pudiera surgir.
—Puedes cambiar ahora —dijo Syn. —Estás en el coche y a salvo.
Continuó en su forma de leopardo. No iba a sentarse al lado de Syn
totalmente desnudo. El chico se rió entre dientes, mientras se enderezaba.
— ¿Tímido?
Él era un Prim. Por supuesto que era muy tímido. Bueno, todos los Prims
deberían serlo. Pero considerando que la mayoría eran putas, no podría decir
eso con confianza. Él era un verdadero Prim, y sí, era francamente tímido.
Syn se acercó y le acarició la piel de la espalda.
—Está bien. Me gusta eso de ti. Es refrescante.
No les tomó mucho llegar al SUV. Su principal preocupación era que alguien
estuviera vigilando, esperando a que regresen. Syn debía pensar lo mismo.
—Quédate aquí. Voy a agarrar nuestras cosas
Aunque Syn se iba a recuperar sus cosas, no se sentía cómodo que se fuera.
Estar al descubierto lo convertía en un blanco, y si la Guardia Imperial estaba
aún en pos de ellos, entonces podrían atrapar a Syn con facilidad.
Sentado en el asiento del pasajero observaba con recelo en los espejos
laterales, mientras mantenía una estrecha vigilancia sobre Syn. Sus nervios
estaban saltando, y estaba retorciéndose duramente, mientras esperaba que
Syn regresara el coche robado. Había tenido sus aventuras hacía unos meses,
cuando llevó a Gabriel al territorio McBride. En aquel entonces pensó que
estaba siendo valiente y atrevido.
Eso no había sido nada comparado a sus circunstancias actuales. Había sido
un juego de niños comparado con lo que acababa de pasar y todavía estaba
atravesando. Gabriel estaría muy orgulloso de mí, pensó con una sonrisa
sarcástica. Definitivamente debía salir más, no estaba listo para saltar de
nuevo a su pequeña burbuja llamada su mundo. Había cambiado y estaba al 61
lado de Syn, y aunque la idea de peligro lo aterrorizaba, también era
emocionante.
Casi se desmayó de alivio cuando Syn se dirigió de nuevo hacia el coche, las
bolsas a cuestas. Las arrojó en el asiento trasero y después se deslizo detrás
del volante. Su mirada deslizándose hacia la pendiente y él casi podía leer la
mente del hombre. Syn estaba recordando la caída. Ronroneó y metió la
cabeza debajo del brazo de Syn.
Los ojos de Syn se volvieron hacia él, y le asintió con la cabeza antes de
arrancar desde el borde y se fusionarse en la carretera. No había muchos
coches en este momento. No tanto como cuando salieron ese día. La noche se
sentía como un mundo completamente diferente, un lugar más íntimo, más
seductor.
Pero, de nuevo, aún sentía el electrizante flujo a través de sus venas.
Nunca antes había sido mucho una persona de noche, pero de repente, ese
mundo le atraía en muchos niveles diferentes. Era como si la luna le cantara,
la oscuridad le diera la bienvenida, y las sombras le prometieran protección.
Parpadeó ante sus pensamientos y se preguntó de dónde habían venido.
—Voy a conducir por una hora o dos, antes de que nos detengamos para
que puedas ponerte algo de ropa —dijo Syn. —Quiero estar lejos del hospital
antes de que nos detengamos de nuevo.
Se enderezó y observó la carretera a oscuras, con la sensación de que las
cosas habían cambiado de alguna manera drástica para él. Aguardaba con
interés el vincularse con Syn, estaba muy entusiasmado con la idea, pero, de
nuevo, era más que eso.
Cuando finalmente se detuvieron y cambió, lo hizo con una facilidad que
nunca había experimentado antes. Era como si la energía fluyera sin problemas
a través de él como un arroyo de aguas tranquilas. Estaban en una parada de
descanso, pero Syn habían estacionado en el extremo más alejado, donde las
miradas indiscretas no serían un problema. Se deslizó sobre su ropa, mientras
miraba alrededor, asegurándose de que nadie les prestaba atención. Aparte
de unos cuantos camiones estacionados en un rincón, sólo había otro coche. 62
El ritmo de su pulso se triplicó, cuando un coche de policía condujo
lentamente en el área de descanso. No eran criminales buscados, pero desde
que despertó, de alguna manera había sentido cosas que no debería haber
sentido, cómo que el policía estaba allí por ellos.
Volvió de nuevo al coche y miró hacia el cuarto de baño donde había ido
Syn. Su pierna rebotó con nerviosismo, mientras sus ojos seguían el camino
entre el Cruiser y el baño. Habían salido del hospital en medio de la noche. ¿La
persona ya había informado que su coche fue robado? Si lo hubiese hecho,
¿cómo el policía los había encontrado tan rápido? Sintió que sus nervios se
crispaban, mientras esperaba que Syn regresara. No le gustaba estar allí,
esperando que los problemas llegaran a su puerta.
El Cruiser redujo la velocidad y luego aparcó dos espacios abajo de ellos. El
policía no miró en su dirección, sin embargo, podía sentir la mirada fija del
hombre.
El hombre sólo se sentó allí, como si esperara algo. Cuando Syn salió del
edificio, contuvo la respiración. Syn pretendió no notar el Cruiser, pero podía
decir que el leopardo lo había visto en seguida. Había una ligera rigidez en los
hombros del sujeto.
Cuando Syn se dirigió hacia él, el policía comenzó a abrir su puerta.

—¿Qué pasa con esta reunión secreta? —Coop le preguntaba mientras él y


Karidon se deslizaban en la cabina donde Talyn estaba sentado. Estaban en el
mismo restaurante donde habían estado hace unos meses y donde Talyn y
Gabriel les habían disparado.
En opinión de Coop, podrían haberse reunido en otro lugar. Pero Talyn tenía
una expresión sombría, mientras miraba por la ventana del comedor.
—No quería que me oyeran en casa —Talyn dijo mientras miraba en su 63
dirección.
—Mi padre todavía está allí.
—Pero pensé que Hilda iba a hablar con él, para que regresara a casa —dijo
Karidon. —¿Por qué no se ha ido?
Aunque Coop estaba contento de que su mejor amigo había superado su
depresión, después de haber sido atacado por la Guardia Imperial hacía unos
meses, él no se había recuperado totalmente. No al menos mentalmente.
Continuaba estando un poco retraído y era más tranquilo de lo que había sido
antes.
Talyn sacudió la cabeza antes de que le sonriera cordialmente a la camarera,
que le trajo un vaso de té helado.
Coop y Karidon pidieron sus bebidas y esperaron a que ella se alejase, antes
de que Talyn dijera: —Me dice que se quiere quedar para ayudarme con el Alto
Consejo, pero sospecho que hay más que eso.
Coop interiormente maldijo. Había crecido bajo el reinado de Salvador y
sabía que el hombre babeaba por el conflicto. Su coalición había estado en
desacuerdo con otras demasiadas veces durante el transcurso de su vida, y no
estaba listo para regresar a los días en que tenía que mirar por encima del
hombro cuando salía de Stillwater.
Infiernos, había tenido que mirar sobre su hombro aun mientras estaba en
Stillwater, cuando Salvador dirigía las cosas.
Disfrutó de la paz que Talyn había establecido con las otras coaliciones, y no
quería que se interrumpiera, sobre todo ahora que él y Olin esperaban a su
primer hijo. Cómo criar a tú hijo en tiempos turbulentos no estaba en su
agenda. La coalición de McBride estaba tranquila, por el momento, y esperaba
que se quedara así.
Pero con el regreso de Salvador, tal vez no.
—Conozco a mi padre —dijo Talyn antes de tomar un sorbo de su té, y luego
poner el vaso abajo. —Está haciendo algo. Él fue el que sugirió la alianza con
los lobos y vampiros. También fue quien me habló de que el Alto Consejo
estaba por tomar una decisión con respecto al incidente con Khan. Comienzo 64
a preguntarme, si es él quien está detrás de alguno de esos revuelos.
—¿Crees que vino a crear problemas? —Karidon preguntó.
—No —Talyn meneó la cabeza y luego miró por la ventana una vez más.
—Creo que vino aquí para comenzar una guerra.

Syn miró a Dane, antes de que sus ojos se posaran en el oficial de policía que
bajaba de su coche. Caminó por la acera, ajustando sus mangas, mientras
miraba hacia el suelo, plenamente consciente del policía que venía hacia él.
Giró a la izquierda, avanzando en la dirección opuesta del coche, lo que alejaría
al policía de Dane.
—Disculpe —el policía dijo, cuándo se acercó a Syn. —¿Es usted Syn
Bourne?
Redujo la velocidad cuando la mano de policía se desvió hacia la funda de
su arma.
El hombre parecía nervioso, pero seguro de ir a atacarlo. Se volvió, sonrió y
dijo:
— ¿Quién quiere saber?
Él policía sacó su arma al mismo tiempo que él lo pateaba. La pistola salió
volando hacia la hierba. El policía trató de agarrarlo por atrás. Tenía suficiente
equilibrio para poner el pie en el suelo y dar la vuelta por detrás del hombre.
Lo atacó con sus puños, sonriendo para sí cuando hizo contacto. Pero el policía
se giró después de los golpes y lo pinchó en las costillas, con su codo, y él se lo
devolvió rompiendo su brazo. Se quebró con un repugnante sonido astillado.
—¡Oye!
Se volvió para ver a uno de los camioneros salir de su plataforma. Tenía que
salir de allí. Agredir a un policía traería presiones que no necesitaba. Corrió
rápidamente hacia el coche y saltó dentro, luego se alejó.
—¡Oh mi Dios!—Dane estaba jadeando pesadamente a su lado, mientras el
leopardo miraba por la ventana trasera. —¿Por qué te atacó? 65
—No me iba a quedar a preguntar —le dijo. Tenía que abandonar el coche.
Si la parada de descanso tenía cámaras, sin duda estarían buscando este coche.
Condujo durante una hora, antes de detenerse en un motel del camino y llevó
el coche alrededor del edificio, fuera de la vista de cualquiera.
Los dos reunieron sus bolsas, y luego se dejó caer en el terreno antes de
comenzar a limpiar el coche de sus huellas y las de Dane. Se tardó unos buenos
cuarenta y cinco minutos, antes de que estuviera lo suficientemente seguro de
que todos sus rastros habían desaparecido.
—Tenemos que seguir en movimiento—dijo. —Vamos a pedir que nos
lleven al siguiente estado antes de que vayamos a descansar. —Se dirigió a
Dane.
—¿Cómo te sientes?
Se dio cuenta de cómo Dane había vuelto a su tez normal. El hombre parecía
estar alerta y firme sobre sus pies, y él sabía que era gracias a la sangre del
vampiro.
Lucius dijo que podría salvarlo y que no podría convertirse en un vampiro,
pero no le había dicho cuáles serían los efectos secundarios por los que el
hombre podría pasar.
—Aparte de estar muerto de miedo, bien. —Dane dijo, mientras subía su
bolso sobre su hombro. —Gracias por preguntar.
Sabía que tenía que decirle acerca de lo que había sucedido en el hospital,
pero el hombre estaba asustado lo suficiente ya, y necesitaba que estuviera
concentrado en la tarea en cuestión. Sin embargo, tampoco era fácil para él
concentrarse.
El calor en la ingle iba creciendo, y todo en lo que podía pensar era en tomar
a Dane en una cama. La pelea no había ayudado. Era como si su leopardo
gruñera su destreza a Dane, mostrándole al hombre que era capaz de
mantenerlo a salvo.
Los ojos verdes de Dane buscaron los suyos, y los suyos veían hacia adelante.
Dane no era el único que necesitaba concentrarse en este momento.
Caminaron una buena milla por la carretera desierta, antes de que apareciera
una parada de camiones. También había coches allí. 66
Perfecto.
Aunque no era fan de robar coches, lo necesitaba para mantenerlos fuera
de las calles y de la vista. Parecía que la Guardia Imperial tenía ojos y oídos en
todas partes. No podía correr el riesgo de estar a la intemperie por demasiado
tiempo. Dejó de caminar hacia adelante y fue con Dane hacia el camión más
cercano.
—Quiero que te quedes aquí, mientras consigo que alguien nos lleve.
—Que significa robar un coche —dijo Dane con un apenas perceptible
encogimiento de hombros. —¿Desde cuándo nos convertimos en ladrones?
Podía decir que este luchaba con lo que debía hacer. Puso su bolso en el
suelo junto a los pies de Dane y enmarco el rostro del hombre con sus manos.
Empezó a desear el haberlo dejado en casa, en Stillwater. Estaba haciendo que
pasara por demasiadas cosas, y Dane no estaba acostumbrado a tales peligros.
Él no estaba bien, pero era un luchador, un sobreviviente. Necesitaba de Dane
para ser uno ahora, incluso si el sujeto parecía inquieto.
—Sé que esto va en contra de todo lo que tú crees. Pero a la hora de la
verdad, te protegeré por cualquier medio necesario, incluso si tengo que hacer
cosas con las cuales no estoy de acuerdo con tal de lograrlo.
Frotó las yemas de sus pulgares sobre las mejillas suaves de Dane. —Me
conoces Dane. No soy un ladrón por naturaleza, pero las circunstancias exigen
que haga algunas cosas sucias en este momento.
Dane deslizó sus dientes sobre su labio inferior y asintió. —Lo sé
Le dio un beso en la frente a Dane y estuvo tentado de darle un beso en
otras áreas, más íntimas. Se estremeció y dio un paso atrás. No podían
quedarse aquí mucho tiempo. —Quédate aquí. Vuelvo enseguida por ti.
Se dirigió hacia una fila de coches y esperó que las cosas que tenía que hacer
con el fin de mantenerlos a salvo, no empañaran los ojos de Dane.

67
Capitulo 7

Dane estaba agotado y un poco fastidiado para el momento en que se


detuvieron tarde en un motel esa noche. Había llegado a darse cuenta de una
cosa en este largo y arduo viaje. Odiaba los largos y arduos viajes. Si nunca
tuviera que conducir más de cinco millas de nuevo en su vida, sería un hombre
feliz.
Una vez que regresara a Stillwater, vendería su coche y compraría una
bicicleta. Incluso podría invertir en un par de patines. Bostezó y se estiró
cuando Syn abrió la puerta de la casucha donde iban a pasar la noche. El lugar
era completamente deprimente, con su manchadas y feas cortinas, sus
pinturas de agua que necesitaban ser arrojadas en el río más cercano, y una
triste cama que se hundía en el centro y no parecía lo suficientemente grande
para acomodar a una persona, no digamos dos. Pero por el momento no le
importaba. Todo lo que quería era una ducha y dormir.
—¿Estás seguro de que no tienes hambre? —Syn le preguntó, mientras
tiraba su bolsa sobre una pequeña mesa que se tambaleó. Por un segundo, 68
pensó que la cosa se derrumbaría bajo el ligero peso de la bolsa de Syn.
Estaba hambriento, pero cuando se habían detenido en un restaurante más
temprano, ese día, nada en el menú le había atraído. Terminó bebiendo tres
vasos de agua en su lugar. Atribuía su desinterés a los alimentos por el trauma
que su cuerpo recientemente había atravesado. —No, pero necesito una
ducha.
Después de rebuscar en su bolsa, lentamente se dirigió al baño.
Cuando encendió la luz, se paró allí y quedó asombrado con las manchas de
óxido en la bañera y lavabo. Bajó la cabeza y suspiró. Por mucho que quería
curvar la nariz al deplorable cuarto de baño, necesitaba una ducha aún más.
Se limitaría a asegurarse de reducir al mínimo el contacto con cualquier cosa
de allí.
Con suerte, el agua no sería de un color marrón oxidado.
Colgó su ropa de dormir en la manija de la puerta y colocó su botella de
jabón líquido en el fregadero, antes de que procediera a desvestirse.
Lástima que no tenía ningún tipo de zapatos de baño. Iba a tener que cepillar
sus dientes con agua embotellada. No confiaba en el agua de este lugar.
Después de girar las perillas, tratando de conseguir que el agua tibia se ponga
un poco más caliente, agarró la botella de jabón y se metió en la ducha. Bien
podría estar de pie bajo un grifo con fugas. La presión del agua era horrible.
¿Por qué en la tierra Syn eligió este lugar?
Le tomó unos buenos diez minutos conseguir que su pelo se mojara lo
suficiente como para formar espuma. Sólo esperaba que no tardara una hora
en enjuagarlo. Podría haber sido mejor lavarse el pelo en el maldito lavabo.
Inclinó su cabeza hacia atrás y suspiró cuando sintió que el agua lavaba su
cara, llevándose no sólo la suciedad y sudor del día, sino también sus
preocupaciones por el momento. Dejó que se deslizan lejos de él con el agua
que fluía lentamente por el desagüe.
—Pediría acompañarte —Syn dijo, mientras deslizaba hacia atrás la cortina
de plástico color amarillo. —Pero creo que tomaría dos días para que ese
chorrito de agua nos bañe a los dos. Nos iría mejor de pie bajo una alcantarilla
en un día lluvioso.
Los ojos del hombre no habían dejado de arremolinarse, y su polla estaba
69
dura y palpitante entre sus piernas. Incluso hubo un amago de canino bajo su
labio superior. El hombre nunca le había parecido más salvaje o más hermoso.
Había pensado en este momento, no, fantaseado sobre ello durante el tiempo
que había conocido a Syn. Puesto que no era experimentado, las imágenes que
evocó no habían sido nada comparado con esto. La polla de Syn era más larga
y más gruesa de lo que hubiera pensado, y el vello situado alrededor del eje le
rogaba por ser tocado. El saco del hombre era pesado y encajaba
perfectamente entre sus piernas.
—Sin embargo, esto tendrá que bastar. —Syn entró en la bañera manchada
de óxido y dejó la cortina abierta. Pensó que no haría una diferencia, y el agua
que se escapaba, podría incluso limpiar el suelo. Era evidente que nadie más
lo haría.
—Gírate —Syn agarró su hombro con un apretón suave y lo hizo girar hasta
que tuvo su espalda contra el pecho firme del hombre. Podía sentir que
temblaba ligeramente, cuando Syn hubo alcanzado el jabón y enjabonó su
pelo.
—Tal vez debería haber llenado la bañera —dijo y se dio cuenta de cómo de
entrecortada sonó su voz.
Syn emitió una breve risa —Eso habría tomado hasta el final de la semana
para que se llenara. Lo siento por no poder llevarte a algún lugar más
apropiado, pero tenemos que mantener un bajo perfil y no creo que a los
guardias se les ocurriría mirar en este horrible motel.
Bueno, eso explicó la elección de Syn.
Este alcanzó y golpeó el costado de su mano en la cabeza de la regadera y a
lo largo de la tubería que iba directamente a la pared. No ayudó. La presión
del agua no mejoró. —Coloca tu cabeza bajo el agua, y voy a ver cómo sacarte
el champú.
Siguió las instrucciones, mientras cerraba sus ojos y disfrutaba de la
sensación de los dedos de Syn deslizarse a lo largo de su cuero cabelludo. El
agua deslizándose sobre su cabeza y su espalda. Aunque no fue mucho, suspiró
cuando la transpiración de la jornada fue arrastrada lejos. Continuaba estando
nervioso, sus manos entrelazadas a su estrecho pecho, mientras los dedos de
Syn masajeaban su cuero cabelludo y luego comenzaron a bajar lentamente 70
hasta que las almohadillas de los dedos del hombre fueron dibujando círculos
alrededor de su nuca.
—Lo siento—Syn dijo, mientras sus dedos le tocaron en lugares que
encontró erótico. —No debería haberte traído. Esto es demasiado peligroso
para ti.
Los riachuelos del agua viajaron sobre su cara, mientras mantenía sus ojos
cerrados y se inclinaba hacia el toque de Syn. —Está bien. He sobrevivido hasta
ahora.
Lo quiso decir de un modo burlón, pero oyó el fuerte gruñido detrás de él.
Syn no lo encontró tan gracioso. Tampoco él, pero no quería arruinar el
momento con excusas. La única cosa que quería sentir ahora mismo era placer,
placer que sólo Syn podía darle.
—Cuando te vi caer—Syn dijo, cuando empezó a darle masajes en los
omóplatos con sus dedos sobre los nudos de su cuerpo. —No podía respirar.
Pensé que te había perdido.
La voz del hombre era tan baja, qué si no hubiese tenido un excelente oído,
podría no haber oído lo que dijo. Había remordimiento y tristeza impregnado
en su tono.
Syn había estado aterrorizado.
—Pero estoy bien —le recordó al hombre. —Es agua pasada.
Syn se rió suavemente. —Podríamos usar esa agua en este momento. Esta
ducha es horrible.
Sonrió. —Lo es.
Estaba haciendo todo lo posible para parecer confiado, mundano, pero su
bravura fue solamente hasta allí, especialmente cuando sintió las manos de
Syn deslizarse más y más abajo. Su potente agarre lo tenía inclinando la cabeza
hacia un lado y suspirando, mientras su pene se ponía rígido, creciendo con
cada toque de Syn.
Cuando Syn se acercó, presionando su amplio pecho en su espalda, se quedó
sin aliento. La boca de Syn estaba en su oído. —¿Sabes que he entrado en Calor
Primitivo, y mi leopardo te quiere? —Dijo besando su cuello.
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Asintió con la cabeza. —Lo sé.
—¿Y estás consciente de que la unión es para toda la vida y que
posiblemente podrías quedar embarazado? —Los brazos de Syn se deslizaron
a su alrededor y lo atrajo más cerca. Sintió la erección de Syn presionada entre
ellos. —¿Estás listo para esto?
Comenzó a decirle a Syn que había soñado con un compañero enlazado y
una familia desde que podía recordar. Lo ansiaba con su alma. En cambio,
asintió de nuevo.
—Lo estoy.
—Entonces, vamos a sacarte este jabón de tú cabello. —Syn dio un paso
atrás y comenzó a lavarle el pelo. Se lavaron las partes más importantes de sus
cuerpos antes de que ambos finalmente se rindieran en lograr estar
totalmente limpios. Esto tendría bastar.
Syn bajó de la tina y luego tendió su mano. La tomó. El leopardo lo llevó al
dormitorio, y él miró fijamente con los ojos abiertos las velas que Syn había
encendido.
Las llamas oscilaron y dieron a la sórdida habitación, un ambiente de
romance que no había tenido antes. La luz distorsionaba las sombras en
fantásticas formas, haciendo que la habitación parezca menos lúgubre. Pero él
bloqueó las cortinas y las pinturas, la cama y el baño. Todo lo que podía ver
era a Syn, que se arrodilló delante de él y comenzó a secarlo. No estaba seguro
de qué hacer, así que mantuvo sus brazos libremente a los costados y esperó.
Syn se puso de pie y luego le entregó la toalla. La tomó y luego se dejó caer
de rodillas, comenzó por los tobillos de Syn. Deslizó el material a lo largo de
los pelos gruesos de las piernas de éste, parándose y limpiando mientras
podía. Cuando alcanzó el interior de los muslos de Syn, sus manos comenzaron
a temblar. Syn no dijo nada, esperando con la paciencia de un santo como con
nerviosismo, él le secaba la erección. Lo que lo tenía ruborizándose
profusamente, era el que al moverse alrededor de Syn, para comenzar a secar
el trasero tonificado del hombre. Cuanto más tiempo lo hacía, más duro se
ponía el hombre.
Cuando trató de levantarse, Syn colocó una mano sobre su hombro,
manteniéndolo sobre sus rodillas, él agarró la base de su polla. Miró a Syn y
vio las espirales moviéndose caóticamente cuando este dijo: —Pruébame, 72
amor. Quiero sentir esos labios carnosos en mi polla.
Tragó cuando miró fijamente a la cabeza de la polla de Syn. Era grande, roja,
y llorando con pre-semen. Lamió sus labios secos y luego los separó.
—Despacio—Syn instruyó. —No hay necesidad de apresurarse. Quiero que
me pruebes totalmente, porque tengo la intención de probar completamente
cada pulgada de tú suculento cuerpo.
Se estremeció, cuando aspiró el aroma de Syn. Olía el jabón que habían
utilizado, pero también el almizcle que era totalmente de Syn. Viajó a través
de sus sentidos y lo emborrachaba, mientras se inclinaba hacia adelante y
besaba la punta de la polla de Syn. El hombre siseó, y sus dedos se cerraron
alrededor de su eje, mientras la otra mano comenzó a jugar a través del pelo
de él.
—Tómate tu tiempo, amor—Syn había dicho las palabras, pero su tensa voz
desmentía su intención de ir lentamente.
La temperatura de la habitación parecía elevarse cuando probó lo que Syn
tenía que ofrecer. Su lengua poseída salió para atrapar el líquido pre-seminal.
Él gimió y luego lamió un poco más, antes de que aspirara la cabeza más allá
de sus labios.
Syn se sacudió sobre sus talones, gimiendo mientras sus dedos le apretaban
el cabello. Pasó las manos por las pantorrillas apretadas y sintió como Syn
flexionó la piel debajo de sus palmas. Los gruesos vellos en las piernas le
cosquilleaban en las palmas, mientras trabajaba el pene de Syn más
profundamente en su boca.
El hambre se desbloqueó dentro de él, envío vuelos de placer erótico que
se desplomaron a través de su cuerpo y le hizo gemir como si Syn fuera la cosa
más deliciosa del menú. Su lengua se torció, y sus labios succionaban mientras
aprendía los detalles de complacer al hombre. Y él podía decir que Syn se
mostró muy satisfecho, dado el crudo placer formado en su rostro.
Su lengua osciló en la cabeza de la polla de Syn, y su boca chupó firmemente,
una vez, dos veces, luego se detuvo y después lamió a Syn otra vez. Los muslos
del hombre eran como cuerdas por el esfuerzo de sostenerse, su respiración
era fuerte y entrecortada. 73
—Allí va, bebé—susurró, con su voz ronca. —Justo así. Chupa despacio y con
calma. Justo como tengo la intención de joderte. Despacio y calmadamente,
bebé.
Su pulso latía tan fuerte, que le resultaba difícil respirar. Siempre había
imaginado estar con Syn, pero la realidad era mucho mejor. Se sentía
preparado al borde de un despertar diferente a cualquier cosa que hubiese
conocido antes. La sensación del eje grueso de Syn acariciando en empujes
superficiales su boca, su posición, y dominio de Syn combinaba su pasión al
borde más alto. El escroto de Syn se apretó contra la base de su pene, y un
escandaloso gemido de puro deleite susurró sobre sus orejas. Lamió a Syn
como un caramelo, desde la base hasta la punta. Sus labios acariciaron y
frotaron, extendió la humedad de su boca sobre el grueso y venoso pene,
mientras succionaba le daba una ligera humedad.
—Maldita sea —dijo Syn en una respiración larga e inestable. Se estremeció
antes de sacar su pene y luego dejó escapar un suspiro. —Suficiente, antes de
que me venga en tú garganta.
—¿Qué pasa si eso es lo que quiero? —No podía creer lo que estaba
pidiendo, pero no quería que se detuviera. Quería probar a Syn en formas que
nunca había probado a otro antes. El sólo imaginárselo, tenía a su propia polla
pulsando de necesidad. Siempre había sido tímido sobre el sexo, pero se
encontró que le gustaba tener el pene de Syn en la boca. Le gustaba escuchar
los gemidos de placer y sentir el apriete de su cabello contra su cuero
cabelludo. Era una combinación adictiva que lo dejó con ganas de más.
—Vamos a tener un montón de tiempo para eso, más tarde —Syn hizo que
se pusiera de pie y luego le enmarcó su rostro. —Además, quiero mirar tus
magníficos ojos. Se dice que son los espejos del alma.
—¿Y qué es lo que esperas encontrar allí? —Le preguntó, mientras agarraba
los costados de Syn.
—A mí, siempre—Syn respondió antes de que sus labios descendieran y le
capturaran los suyos. 74
Inclinó la cabeza hacia atrás y se acercó aún más, mientras sus lenguas se
enredaban y sus labios chocaban. No podía tener suficiente de Syn. Quería
hundirse en el hombre y vivir para siempre en su corazón. Syn se apartó y luego
lo alzó. Reía mientras Syn lo llevaba a la cama. Cuando lo bajó, rodó hacia el
centro. Syn apretó los labios, mientras colocaba las manos en las caderas.
—Me pregunto cómo la cama se hizo tan deforme.
Abrió los ojos. —¿Estamos a punto de tener relaciones sexuales por primera
vez y contemplas el hundimiento del colchón?
—Eso no es un hundimiento —Syn señaló con un dedo hacia la cama. —Es
un cráter.
Se mordió el labio inferior y sintió que se ruborizaba, mientras miraba el
cuerpo desnudo y apetitoso de Syn. Sus dedos apretaban la sábana, mientras
yacía allí catalogando cada pulgada del hombre. El calor en los ojos de Syn se
encendió antes de meterse en la cama y tenderse junto a él.
Cuando Syn volvió, se colocó encima suyo. El cráter había aspirado a Syn.
Comenzó a reír cuando este trató de salir de allí
—Esto podría complicarse —bromeó Syn. —Voy a tener que atarte, con el
fin de detener el hundimiento dentro del abismo del colchón.
Su cuerpo se estremeció ante la idea de Syn poniendo cualquier tipo de
restricción alrededor de sus muñecas. Sus dedos se cerraron y abrieron
mientras Syn se situaba junto a él. Cuando Syn volvió, su erección se presionó
en su muslo. El calor del pene del hombre lo tenía a estremeciéndose
nuevamente.
Syn le pasó la mano sobre el pecho. —Tan nervioso. No tienes que estarlo.
—Le pasó su mano sobre la mandíbula y frotó la yema de su dedo pulgar sobre
el labio inferior.
—Dime, Dane. ¿Qué pensaste cuando Talyn te dijo que ibas a venir conmigo
en este viaje?
Sonrió y se estiró como un gato, mientras Syn le pasaba los dedos por
encima de su cara. —Estaba nervioso.
—¿Debido a los lobos? 75
Negó con la cabeza. —Debido a ti. Si no lo has notado, no soy tan bueno con
el coqueteo y lanzando indirectas. Estoy mucho mejor en correr en la dirección
opuesta.
Syn se rió suavemente. —Me he dado cuenta. —Le dio un beso en la sien.
—Pero es hora de dejar de correr, corazón. Estoy aquí, y no voy a ir a
ninguna parte.
Su cuerpo reaccionó ante el toque de Syn, lo quería, lo ansiaba. Era como
un potente hechizo tejiendo su camino a través de su cerebro, mientras Syn se
volvió más cerca, tocando sus cuerpos en formas que sólo había soñado. Pasó
las manos sobre el pecho ancho y musculoso de Syn, la punta de los dedos
lentamente registrando las crestas y los planos de su poderoso cuerpo. Syn
yacía de costado, en silencio, permitiéndole explorar.
—Siempre sentí... no sé... mi corazón acelerarse cada vez que te veía con
una camiseta ajustada y podía ver la silueta de tu torso. —Trazó el pezón
izquierdo de Syn y sonrió cuando el hombre hizo a su pectoral flexionarse.
—¿Y sabes lo que me hizo a mí, cada vez que miraba tu pequeño culo
apretado?
Syn le dio un guiño y luego una suave sonrisa a Dane. —O escucharte reír.
El sonido siempre me hizo sonreír. Todavía lo hace.
Su estómago se revolvió cuando Syn se movió hacia abajo de su cuerpo,
colocando besos al azar sobre su piel, mientras se hundía más y más. Se mordió
el labio inferior y mantuvo las manos a los costados, mientras Syn lamió un
camino alrededor de su ombligo, la lengua que serpenteaba dejaba un rastro
húmedo hacia su pene. Se arqueó, separó las piernas más ampliamente
cuando Syn empujó contra ellas.
—¿Sabes cuántas veces pensé en tomarte con mi boca? —Le preguntó Syn,
mientras le daba un beso en cada muslo.
—¿Cuántas veces pensé en llevarte hasta el orgasmo para que poder
probarte? —Emitió un pequeño gemido cuando Syn lamió el lado de su pene,
sobre la vena gruesa que corría a lo largo. —¿O cuántas veces me he
masturbado pensando en follarte?
Ruidos extraños abandonaron su garganta cuando Syn tomó su pene en la 76
boca.
Gimió y maulló, su cuerpo se sentía como si se estuviera incendiando. Se
giró y se volvió y echó la cabeza hacia atrás, mientras se esforzaba por respirar.
Todo su cuerpo pulsaba con un millar de pequeñas llamas, mientras Syn
trabajaba su eje, con lo que estaba cada vez más cerca de la orilla. Y luego Syn
deslizó un dedo mojado en su culo. Gritó mientras sus caderas se dispararon
hacia arriba, las mejillas de su culo apretadas.
Pero Syn no se detuvo. Lo tomó hasta el fondo de su garganta, mientras
trabajaba el solitario dedo más profundamente en su culo. Lo que lo
conmocionó hasta el fondo, fue cuando Syn liberó su polla y luego comenzó a
bañar su trasero, su lengua se arrastró alrededor del dedo que fue enterrado
profundamente dentro de él. Nunca conoció a alguien que lo hiciera y no
quería que Syn se detuviera. El leopardo le empujó las piernas hacia atrás, casi
haciendo que sus rodillas tocaran su pecho, mientras chupaba y lamía metió
su dedo dentro y fuera antes de añadir otro.
Se sentía sin sentido. Sus pensamientos comenzaron a hacer cortocircuitos,
mientras la necesidad se hacía cargo. Sus bolas tensas en su ingle, y sintió que
la presión que se acumulaba, mientras Syn tijereteaba los dedos y torcía su
muñeca, le traía tanto placer que pensaba que se iba a quemar.
Se quedó sin aliento cuando Syn se sacudió hacia arriba y cerró sus labios
juntos, sus dedos todavía empalados dentro suyo. El beso fue feroz, salvaje,
erótico, y era incapaz de obtener suficiente. Quería beber a Syn dentro de su
alma.
Syn le besó la mandíbula, el cuello, y todo alrededor de su rostro, mientras
sus dedos seguían estirándolo. Justo cuando pensó que no podía más, un
tercer dedo se deslizó al lado de los otros dos. Arqueó su espalda y gritó
cuando se hizo añicos. Un caleidoscopio de colores explotó detrás de sus
párpados, mientras Syn gruñía suavemente en su oído.
—Eso es todo, amor. Córrete por mí.
Se sacudió y se estremeció, mientras impulsos de placer irradiaban por todo
su cuerpo. Jadeaba por aire, mientras el peso de Syn disminuía. El hombre se
había retirado, y cuando abrió los ojos vio el calor en los ojos de Syn. Se había 77
reducido a fuego lento, como si el hombre estuviese tomando el momento,
quemándolo en su memoria.
—¿Sabes lo hermoso que eres?
Syn acarició su cuello, y él se vanagloriaba del aroma especiado del hombre.
Tomó una respiración entrecortada antes de que Syn sacara sus dedos. Gimió
y dejó que sus párpados se cerraran lentamente, revoloteando.
—Oh, no —Syn le besó la garganta. —Todavía no he terminado contigo.
Abrió los ojos para ver a Syn trepar en la cama y hurgar en su bolsa. Sacó
una botella de lubricante y luego regresó. A pesar de que acababa de correrse,
su pene comenzó a espesarse ante la vista de Syn lubricando su erección.
Su agujero se estremeció, y su corazón se aceleró aún más, cuando Syn subió
entre sus piernas.
Esta vez, cuando Syn le dio un beso, era más lento, más suave. Sus labios lo
recorrieron, y sintió a Syn moverse antes de que la cabeza roma del pene del
hombre presionara contra su cuerpo.
—Siempre y para siempre —Syn susurró, antes de que la cabeza se metiera
más allá del anillo de músculos.
Siseó y se puso tenso, su parte trasera se sentía como si estuviese en llamas.
La quemadura irradiaba a través de su torso inferior, agarró los bíceps de Syn,
clavando sus uñas en este, que se quedó quieto. Syn no emitió una palabra,
mientras le colocaba besos de mariposa a lo largo del cuello y la mandíbula.
Sus manos se deslizaban por sus lados mientras el hacía todo lo posible para
relajarse. Por mucho que esto quemaba, Dane quería moverse. En lugar de
preguntar, poco a poco presionó hacia abajo sobre el pene de Syn.
—Mmm —Syn besó su oreja. —¿Sabes lo jodidamente bien que te sientes
en este momento?
Se inclinó y comenzó a besar a Syn a lo largo de su hombro. —Por favor —
rogó.
—Dime lo que necesitas, amor.
—A ti. —Contestó sin aliento.
—Me tienes—Syn comenzó a moverse en empujes lentos y constantes, las
explosiones cortas que lo empalaban más profundo dentro de él. 78
—Siempre me tendrás.
No podría entender cómo alguien tan poderoso como Syn Bourne, podía
caer por un hombre manso y tímido como Dane Fairfax. No tenía ningún
sentido para él, sin embargo, nunca había estado más agradecido de que Syn
lo deseara, quería pasar el resto de su vida con él.
Syn comenzó a moverse más rápido, mientras él envolvía sus piernas
alrededor de la cintura del hombre. Levantó la parte inferior de su cuerpo,
tratando de conducir a Syn aún más profundamente. Si hubiera sabido que el
sexo era así de increíble, habría renunciado hace años a su virginidad. Si esto
era cómo iba a sentirse cada vez que tuvieran relaciones sexuales, quería
pegarse de forma permanente al pene del hombre. Al presionar una mano a
cada lado de su cabeza, Syn empujó hacia arriba para poder verlo hacia abajo.
Su sonrisa fue malvada, y los remolinos en sus ojos se movían tan rápido, que
parecían estar fuera de control. Se quedó sin aliento y luego gimió cuando los
caninos de Syn comenzaron a alargarse.
El hombro le dolía por ser mordido. En su lugar, Syn se inclinó y le capturó
los labios en un beso enroscador de pies.
Era una criatura de sensaciones, de sensualidad. Una figura de impulsos
eléctricos, gritos jadeantes, y el calor líquido como la longitud de seda, dura
como el acero de la polla de Syn, agitándose en los huecos estrechos de su
culo.
El hambre, la pasión primordial, los llenaron, estaban conectados, sus
cuerpos unidos de una forma en que sabía que nunca sería libre. Nunca quería
ser libre. Duros golpes torrenciales le llenaban una y otra vez. La frontera entre
el placer y el dolor se amplió, cuando cada sensación construida sobre él
mismo hizo que apartara la boca de Syn, su cabeza se fue hacia atrás, mientras
su grito de liberación rasgó desde su alma.
Su orgasmo se fracturó y corrió a través de su cuerpo. Apretó cada músculo
estirado, hasta el punto de ruptura, mientras Syn follaba dentro de su
apretado cuerpo, Syn gimió y un ronco masculino grito, se unió al suyo cuando
Syn encontró su liberación. Caliente, abundante esperma chorreó dentro de
su culo, llenándolo, marcándolo en una forma que sabía le cambiaría para
siempre. 79
Y a continuación, los caninos de Syn rompieron a través de la piel de su
hombro. Gritó y se estremeció, su cuerpo se convulsionaba de placer, mientras
Syn se sacudió lentamente dentro suyo. Cuando Syn liberó sus colmillos, se
dejó caer en el cráter, sudoroso, agotado, y sin aliento.
Syn se tendió junto a él, mientras se retiraba de su cuerpo y envolvió sus
fuertes brazos a su alrededor. Trató de acurrucarse, pero se sentía como que
estaba siendo exprimido en su lugar. Se rió entre dientes.
—Creo que el cráter ahora está tratando de tragarnos a ambos.
Syn gruñó. —Me gusta la forma en que nos comprime juntos. Es agradable.
Diría que Syn era mucho más grande, por lo que su peso era más restrictivo,
pero decidió que así, le gustaban los estrechos confines. Especialmente porque
era Syn quien estaba atrapado en el vórtice del colchón.
Capitulo 8
Los dedos de Syn se tensaron sobre el volante un día más tarde, cuando
llegaron a la frontera del territorio de los hombres lobos. Ya su leopardo podía
olerlos en todas partes. A pesar de que había oído acerca de los lobos, nunca
los había conocido, y él no estaba seguro de que quería ahora, especialmente
cuando tenía a Dane con él. Si algo llegara a sucederle a éste, sabía que iba a
quemar la costa oeste hasta destruir los suelos de los bosques.
—Puedo sentirlos —Dane dijo mientras se enderezaba. —Nos están viendo.
También los había sentido.
—Tal vez es aquí donde sugiero que damos la vuelta y volvamos a casa —
dijo Dane, mientras echaba un vistazo alrededor. —Las aventuras no son lo
mío. Hasta el momento no creo haber tenido mucho éxito en este viaje. Me
refiero a —Dane rió nerviosamente—, ¿Es realmente necesario hablar con
ellos cara a cara? ¿No puedes enviarles un correo electrónico o un texto?
—Por desgracia, no —respondió Syn. —Con el fin de hacer a Aramis un
aliado, tenemos que hablar con él. Cara-a-Cara.
Tal vez debería haber dejado a Dane en un motel cercano. La idea tenía
80
mérito, pero no se habría sentido cómodo con el hombre fuera de su vista, no
estando tan cerca de la frontera de los lobos. Cualquier cosa podría pasar. Por
lo que sabía, los Guardias Imperiales todavía los estaban siguiendo. No podía
correr ese riesgo.
—Cuando Talyn me dijo lo que íbamos a hacer, estaba nervioso—dijo Dane,
mientras apretaba las manos en sus muslos. —Ahora estoy francamente
asustado. No soy un embajador de buena voluntad. Ya viste lo que le pasó a
Gabriel cuando llegó a su casa para hablar con Talyn. ¿Qué pasa si nos llevan
prisioneros?
Eso también le había preocupado, pero esperaba que Aramis fuera un poco
más civilizado que eso. Pero, de nuevo, no había sido Talyn. Dane tenía razón.
Su hermano había secuestrado a Gabriel, para enseñarle una lección a Ethan
McBride.
Aramis ni siquiera era consciente de que iban a venir. Tal vez debería haber
pensado en esto, un poco más cuidadosamente. Clavó los frenos, y Dane gritó
cuando el culo del coche se desvió.
Allí, en medio de la carretera, había un lobo gris. La criatura no se había
movido, a pesar de que el coche había llegado muy cerca de él.
Tenía la sensación de que este no era un lobo en un entorno silvestre. Era
un shifter. Había demasiada inteligencia en sus agudos ojos azules. Se miraron
el uno al otro, por un largo tiempo, antes de que más lobos aparecieran de la
espesura del bosque, mirando al coche solo en la carretera.
—Nos están rodeando —susurró Dane. —¿Qué vamos a hacer?
Buena pregunta. Syn llevó el automóvil al estacionamiento y se bajó
lentamente, con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco. Levantó las
manos para demostrar que no tenía armas. —Estoy aquí para ver al Alfa Aramis
Vane —dijo a los lobos reunidos.
El lobo en la parte delantera del coche curvó su labio superior, ya que dejó
escapar un gruñido de advertencia baja. Bajó la cabeza, las orejas apuntando
hacia atrás. Los otros lobos siguieron el juego, cada uno gruñó y se
aproximaron. Por lo que podía ver, había por lo menos media docena, pero
tenía la sensación de que aún más se ocultaban en el bosque.
—Fui enviado aquí por mi hermano, el Alfa Talyn Bourne, para hablar con 81
su Alfa. Estoy seguro de que las cosas no van a ser un buen augurio, para
cualquiera de ustedes si me dañan —esperaba que estos lobos honraran a sus
Alfas y escucharan sus palabras. Si tenía que luchar su camino para salir de esta
situación, las cosas no serían favorables para él.
Un lobo a su izquierda saltó de una ligera inclinación y aterrizó en el capó de
su coche, dejando al descubierto sus dientes a Dane, que todavía estaba
sentado dentro del coche. Sus caninos se alargaron por la amenaza a su
compañero enlazado.
—Tú no quieres amenazarlo —le advirtió al lobo. —Yo podré estar en
inferioridad numérica, pero defenderé a mi compañero enlazado a muerte.
Otro lobo se movió detrás de él, con la cabeza baja, gruñendo. Los lobos se
movían acercándose, cada vez más, y ninguno parecía demasiado preocupado
acerca de por qué él quería ver a su alfa. Esto no iba bien. Había esperado algo
de hostilidad, pero no tanta, antes de conocer a Aramis.
Se alejó del coche, atrayendo a los lobos lejos de Dane. Sus pies lo llevaron
a la parte delantera del automóvil, en donde el lobo que lo había detenido en
el primer lugar estaba de pie, como si esperara que fuera a él. Se podía ver en
sus ojos. Quería un pedazo de él. Pero no iba a dárselo tan fácilmente. Sus
garras se extendieron, mientras daba medidos pasos hacia el bosque. No
importaba cuantos lobos lo rodearan. Era el único que no había dejado de
vigilarlo. Ese era el lobo al que tenía que derribar y los otros darían marcha
atrás.
—No quieres retroceder —le dijo al lobo. —¿Quieres ver de lo que estoy
hecho?
El lobo se le acercó, su cabeza todavía abajo, pero sus ojos estaban
entrecerrados, dirigidos hacia él. Juró que vio risa en los ojos de la criatura. Los
otros lobos se quedaron dónde estaban. Era sólo éste. Tenía que ser de alto
rango, para que los otros lobos que siguieran su ejemplo.
—Voy a jugar tu juego—le dijo. —Pero me tienes que asegurar, que nadie
va acercarse al coche. —El lobo gruñó, como dando su palabra.
Eso era todo lo que necesitaba. Se movió gruñéndole a su retador. Dieron 82
una vuelta alrededor del otro, ambos en busca de una abertura. El lobo tenía
muchos músculos, pero él era elegante y rápido. Esquivó las garras que volaron
amenazando con hacerle daño y luego saltó, luchando contra el lobo. Pero este
no cayó tan fácilmente y se puso de pie.
Lucharon y pelearon por unos buenos 15 minutos, antes de que ambos
mostraran signos de agotamiento. Había sido herido en sus patas traseras,
pero el lobo no estaba sin heridas. Había sangre cubriendo el pelo en su lado.
Esperó y luego encontró su apertura, lazándose al cuello del lobo. Lo sujetó,
dispuesto a matarlo, cuando Dane saltó desde el coche, sosteniendo la pistola
que mantenía en la guantera. Vio con horror como el pequeño leopardo
cerraba sus ojos y apretaba el gatillo. Su brazo voló hacia arriba, y cayó sobre
su culo antes de abrir sus ojos. Todos se habían dispersado, incluyéndolo.
—¡Aléjate de él! —Dane le gritó al lobo con el que había estado peleando.
Cambió. —¡No dispares el arma con los ojos cerrados!
—¡No podía dejar que te maten!—Respondió Dane. —Esto es ridículo.
¡Todo el mundo debe simplemente abrazarse y detener toda esta pelea!
Una de sus cejas, se elevó. —Estás bromeando, ¿verdad?
—¿Es en serio?
Se volvió para ver al lobo contra el cual había estado luchando, había
cambiado a su forma humana. Miraba fijamente a Dane. —Realmente disparó
con sus ojos cerrados.
Se acercó a Dane y agarró la pistola antes de poder bloquearla. —Vuelve
dentro del coche —le gruñó. La adrenalina corría por su cuerpo, y su corazón
latía al triple. La idea de Dane fuera del coche le había asustado. El verlo
disparar el arma ciegamente, lo había hecho casi mojarse.
—Sólo estaba tratando de ayudar —Dane se quejaba, mientras se deslizaba
dentro del coche. Decidió mantener el arma con él, en caso de que Dane
tuviese alguna otra brillante idea.
Después de cambiar la pistola a su mano izquierda, le tendió la derecha.
—Syn Bourne. Me enviaron aquí para...
—Te oí la primera vez —dijo el chico y luego a regañadientes le dio la mano.
—Mi nombre es Jackson. Soy el beta de Aramis. —Hizo un gesto girando su 83
mano, y los otros lobos se echaron hacia atrás. Cuando se dio la vuelta hacia
él, el chico sonrió.
—Muy muy buen boxeador
—Tú tampoco estás mal —Admitió. —Ahora ¿vamos por una segunda
ronda, o puedo ver a tu Alfa?
El hombre se rió y luego asintió con la cabeza, hacia el bosque, donde estaba
el lobo con la piel negra.
—Ha estado aquí todo el tiempo —dijo Jackson
—Tienen una forma de mierda para dar la bienvenida a alguien —le dijo a
Aramis.
—Tengo a mi compañero enlazado conmigo. Tú sabes que hubiera matado
a Jackson, si Dane no hubiese interferido.
El lobo negro comenzó a cambiar, y luego hubo un hombre humano de pie
en la pendiente. Se quedó mirándolo con sus ojos de color azul oscuro y una
mirada amenazante. El hombre era alto, poderoso, y todos los lobos en torno
a él se apartaron.
—Si quieres entrar en mi territorio debes demostrar tu valor —dijo Aramis
y al instante no le gustó el chico. Se podría decir que el hombre era arrogante
como la mierda. Aramis comenzó a bajar hacia él, sus zancadas eran seguras y
confiadas. Aún tenía la pistola en la mano, pero decidió no dirigirla hacia el
Alfa. —Ahora, ¿por qué has venido aquí? —Aramis dijo, cuando estuvo parado
a un pie de distancia.
—Prefiero hablar contigo, en privado. —Dijo, mientras miraba a los lobos
que habían venido desde el bosque. Definitivamente había más de seis. Dejó
de contar en los veinte. Aramis estaba bien vigilado.
—Entonces hablaremos en privado. ¿Confío en que sabes dónde vivo? —
Asintió con la cabeza. —Entonces encontrémonos allí —dijo Aramis, antes de
que cambiara y despegara hacia el bosque, los lobos siguiéndolo.
Jackson sacudió su barbilla hacia el arma en sus manos. 84
—Yo pondría eso en su sitio. No querría que nadie tuviera una impresión
equivocada. —Y luego el hombre cambió y salió tras los demás. Suspiró y luego
se estremeció. Había olvidado que le habían hecho daño. Miró hacía abajo, a
su pierna y decidió que su herida no era tan grave. Sanaría.
Después de ir al maletero y conseguir algo de ropa, se vistió y dejó el arma
allí antes de subir al volante. Dane estaba sentado con los brazos cruzados
sobre el pecho, con el ceño fruncido. El alcanzó y tiró de una hebra del cabello
rojo de Dane.
—Vamos. No puedes estar enojado.
—Me enviaste al coche como un niño— la nariz de Dane, se elevó aún más.
—Es algo que no aprecio, sobre todo, cuando sólo estaba tratando de ayudar.
—Disparaste una pistola, con los ojos cerrados. —Suavemente le recordó a
su compañero enlazado. Dejó afuera la parte donde había ganado la pelea y
que cualquier tipo de amenaza había sido innecesaria.
Dane se volvió hacia él, su ceño todavía en su lugar. —¿Sabes lo que se
necesitó para que incluso tomara el arma? Nunca he tocado una en mi vida, y
nunca he sido tan valiente. Pero lo hice para ti.
No estaba seguro de cómo hacer ver a Dane el peligro de lo que había hecho.
Entendía la necesidad de ser valiente. Realmente lo hacía. Tal vez podría
enseñarle a Dane unos movimientos de autodefensa para que el chico se
sintiera más seguro, y al hacer esto, podría también enseñarle al hombre cómo
disparar un arma con los ojos abiertos.
—Gracias —dijo. —Por estar ahí para mí, a pesar de que iba en contra de tu
naturaleza pacífica. —Le agarró la nuca y le dio un ligero apretón antes de
dejarlo ir y conducir el coche a una reunión, por la que oró no se convirtiera
en un desastre.
No podía permitirse el lujo de que las cosas fuesen mal, sobre todo porque
había notado el anillo de parto formando en la parte posterior del cuello del
Dane.

85

Dane estaba harto de este viaje. Aparte de la unión con Syn, este viaje era
un fracaso. Casi había muerto, y ahora estaban siendo guiados dentro del
bosque por lobos. No confiaba en ellos. ¿Por qué Syn no podía verlo? Había
algo acerca del alfa que le sentó mal, y cada célula de su cuerpo gritaba para
que ellos diesen la vuelta y arrastrasen sus traseros lo más lejos posible.
En cambio, Syn condujo más profundamente en el bosque. Echó un vistazo
a los árboles, mientras pasaban, y juró que vio lobos corriendo junto a ellos.
Aramis no debía confiar que ellos, se dirigieran a su casa. Peor aún, había caído
la noche, y el bosque parecía de mal agüero. Cada pocos minutos veía los ojos
brillantes recordándole que no estaban solos. No estaba seguro de por qué
esperaba encontrar en lo alto una gran casa de algún tipo, pero ese no fue el
caso. De ninguna manera.
Había una vieja cabaña junto al lago, con un corto muelle que se extendía
hacia el agua. Se sorprendió por la sencillez. No había guardias de pie o un
camino de grava. Sólo bosque y una solitaria cabaña.
Había algunas personas que se reunían alrededor de una fogata, riendo y
hablando, mientras otros hacían lo sea que estuviesen haciendo. Una buena
docena estaban de pie en el lugar donde Syn había aparcado, hombres y
mujeres por igual, como si fueran algún tipo de escolta. Cuando bajó del coche,
inmediatamente sintió el aire arremeter sobre él. El olor del pino estaba en el
aire, junto con el aroma de los troncos quemándose y de los alimentos
cocinándose sobre fuego. El lago era luminiscente, ya que la luz de la luna caía
en cascada sobre el agua. Si no estuvieran en territorio de lobos, le suplicaría
a Syn acampar aquí por unos días. El lugar era absolutamente increíble. Podía
ver por qué los lobos vivían aquí.
Aramis entró en la cabaña e hizo señas para que fueran con él. Se pegó a
Syn, cuando pasaron a los curiosos que los contemplaron como si fueran una
rareza en esos rincones del bosque. Eso es porque lo somos.
Cuando entraron en la cabaña, se sorprendió una vez más, por el encanto
de la simplicidad. Estaba llena de estantes llenos de libros, con una cama 86
grande a un lado una pequeña cocina y dos habitaciones de las que no podía
ver el interior, porque las puertas estaban cerradas. Aramis se sentó a la mesa
y se quitó las botas, mientras tomaba un frasco de jalea con algo transparente
en el interior y bebió un trago. Parecía estar en casa, aunque hubiera dos
Shifters leopardo de pie delante de él.
—Ahora, expongan su asunto —dijo Aramis y luego agitó una mano hacia
Syn, para que tomara asiento. Él, por el contrario, no tenía ningún sitio donde
sentarse, así que se quedó detrás de la silla Syn.
—Estoy seguro qué sabes sobre Talyn Bourne. —Syn comenzó.
Aramis asintió, y pudo oler lo que estaba bebiendo. Era una especie de
alcohol. El hombre tomó otro trago y luego tosió, antes de dejar el tarro de
jalea abajo.
—Sí, me he encontrado con él una o dos veces.
El hombre no sonaba como si estuviese impresionado de su reunión. Enredó
sus dedos alrededor de la parte posterior de la silla, cuando Syn comenzó a
hablar.
—No estoy seguro de si se sabes acerca de nuestro Alto Consejo, pero…
—Esos lameculos pomposos —gruñó Aramis. —Sí, sé de ellos. Son tan
arrogantes como nuestro Consejo.
—Parece que lo que tienen en mente es comenzar una guerra —continuó
Syn. —Mi hermano me envió aquí, a ver si pueden ser persuadidos a unirse a
nuestra causa.
Aramis dio una risa corta, antes de que tomara el frasco y bebiera un trago.
—Podemos ser criaturas salvajes, pero ¿por qué habríamos de enganchar
nuestro vagón al suyo? Se han producido guerras entre nuestras especies,
desde tiempos inmemoriales. No tengo ninguna razón para involucrarme.
—Sí, pero —Syn comenzó y fue interrumpido una vez más.
—Bah —Aramis levantó su copa y parte del contenido se derramó sobre un
lado. 87
—Vamos a hablar de guerra por la mañana. Esta noche vamos beber y forjar
amistades.
Había atrapado la mirada calculadora en los ojos de Aramis, antes de que el
hombre lo hubiese enmascarado y vaciara la jarra de jalea en un sólo trago.

—No he podido ponerme en contacto con Syn. —Talyn dijo mientras se


paseaba por su despacho. Odiaba el hecho de que su última conversación
hubiese sido así de acalorada. Hacía días que no hablaba con su hermano, y
estaba preocupado. Tampoco había sabido de Zack o de Jake.
—Él dijo que podía manejar las cosas por su cuenta —Salvador dijo desde el
sofá, en el estudio de Talyn. —Ambos creímos que era el hombre adecuado
para el trabajo.
—No—negó con la cabeza, mientras sus nervios se ponían cada vez más
tensos.
—En primer lugar, no quería que fuera. Fuiste tú quien dijo que era la
persona correcta, ya que no era un Ejecutor.
—Y hasta ahora, ha superado mis expectativas —sostuvo su padre. —Déjalo
en paz y que haga lo que tiene que hacer. ¿Quieres volver a tener una
discusión, si descubre que no confías en él?
Eso era lo último que quería, pero no podía evitar preocuparse.
Independientemente de lo que dijese su padre, iba a enviar a Coop y Karidon
para ver cómo estaba. El compañero de Coop todavía tenía tres semanas para
que estuviera listo para dar a luz. Ese era tiempo suficiente para asegurar una
alianza con los lobos. No iba a arriesgar la seguridad de su hermano, después
de esto. Enviaría a alguien más para hablar con los vampiros.
Sólo esperaba que Coop y Karidon no entraran a una tormenta de mierda y
que Syn y Dane estuvieran bien. También oró porque a Zack y Jake no les
hubiera pasado nada. Las cosas se estaban poniendo muy, muy feas, y todo lo
que quería, era que las cosas volvieran a la normalidad. 88
Pero con Khan fuera, buscando sangre y el hombre de la Guardia Imperial
desaparecido, no estaba seguro de que lo normal fuera visto por un largo
tiempo.

—¿Por qué les das la bienvenida, como si fueran uno de nosotros? —Jackson
preguntó, cuando Aramis se inclinó contra el poste en el porche, viendo como
su pueblo disfrutaba de la noche. Cómo los amaba y haría cualquier cosa para
protegerlos, incluso de ellos mismos.
—Tengo mis razones —dijo. —Mi hermano se pierde y luego estos gatos
aparecen, queriendo un aliado en su inminente guerra. —Tomó un trago de
sMoonshine6 y dio la bienvenida a la quemadura. —Voy a hacer que Talyn
Bourne desee nunca haber dejado a su hermano menor fuera de su vista.
—¿Crees que tienen algo que ver con la desaparición Caleb? —Jackson
preguntó, con un bajo gruñido.
No, sabía que estos gatos no tenían nada que ver con la desaparición de su
hermano más joven. Caleb había escapado con esa vil criatura, Kol. Había
sabido de su romance secreto, desde hace un tiempo. Mantuvo el tórrido
romance lejos del resto de la manada. Si supieran que su hermano estaba
durmiendo con un vampiro, habrían desgarrado a Caleb, miembro por
miembro. Se ocuparía de la traición de este, cuando lo encontrase.
Tenía otros planes para los gatos. Fue Salvador Bourne quien había matado
a su padre, y sería su hijo quien pagara el precio. —Sí, creo que tienen algo que
ver con la desaparición de Caleb. Lleva una semana desaparecido, ¿y apenas
pasa, ellos sólo aparecen? Creo que están explorando para matar más lobos.
Los ojos de Jackson se abrieron. —¿Piensas que Caleb está muerto por sus 89
manos y les permites comer nuestra comida y disfrutar de nuestra compañía?
—Jackson dio un paso hacia el fuego, donde los dos gatos estaban sentados,
pero le agarró el brazo a su beta, impidiéndole ir allí y rasgar a los felinos a
pedazos.
Por diez generaciones habían vivido aquí, gozando de la libertad, de cultivar
su manada y criar a sus jóvenes. El vínculo de su manada tenía raíces
profundas, y haría cualquier cosa para asegurar que la paz no fuese alterada.
—Tiempo, mi amigo. Estos hombres no saben nada acerca de lo que significa
ser un lobo, y nunca lo harán. —Echó un vistazo a los niños que jugaban y
sonrió a su inocencia, la vibrante vida que corría por sus venas. —No vamos a
hacer daño a los gatos, mientras los cachorros están corriendo alrededor. —
Sonrió.

6
Moonshine fue el nombre dado al whisky destilado ilegalmente. En realidad, el Moonshine no es más que
un tipo particular de Whiskey estadounidense. El nombre Moonshine o Moon light (en lengua castellana luz
de luna), proviene del hecho de que la producción y distribución ilegal de este whisky, durante la
Prohibición, se realizaba precisamente de noche a la luz de la luna
Una vez que los dos fueran asesinados, enviaría las piezas a Salvador y vería
si el hombre pensaba que perder a uno de los suyos era tan cómico como él
había pensado que era el matar a su padre. La última risa le pertenecería, y
Syn Bourne podría servir como una advertencia a los leopardos de que nunca
llegaran cerca de su territorio, de nuevo.
Se sentó en el banquillo, con una botella de licor ilegal en su mano, mientras
miraba hacia el lago, con una creciente ira. Todavía podía oír la risa de su padre
y sentir su fuerza, mientras Elías Bayne le enseñaba lo que era ser un hombre,
un futuro líder. Por su padre, por su manada, obtendría su venganza.
No se detendría hasta que todos y cada uno de los Bourne fuese borrado de
la faz de la tierra. No fue amor lo que mantuvo el secreto a su manada sobre
Caleb, pero las mentiras piadosas mantendrían con vida a su hermano.

90
Capitulo 9
Dane pidió disculpas al círculo alrededor del fuego y se dirigió hacia el otro
lado de la cabaña, para usar el baño. Mientras caminaba, pensaba en esa
mirada calculadora que Aramis le había dado a Syn, antes de que la cubriera.
Desde que habían llegado, tenía un mal presentimiento. Quería decirle a Syn
que deberían irse, olvidar las conversaciones de mañana e irse lo más lejos
posible de este lugar.
Iba a hacer eso, tan pronto como regresase al fuego. Estaban rodeados por
los lobos que pretendían ser amables, pero podía decir que era todo un acto.
Los niños miraban con curiosidad, y no podía culparlos. Eran jóvenes y no saber
nada era mejor. Pero fueron los adultos quienes trataron de ocultar su
hostilidad y fracasaron estrepitosamente. Al menos en su opinión. Captó el
desdén del pueblo pegado en falsas sonrisas.
Después de vivir con Severus, conocía la falsedad cuando la veía.
Qué pena. A él realmente le gustaba esta gente. Bueno, tal vez no tanto las
personas como su estilo de vida. Podrían haber hecho una gran alianza y
amigos, si no hubiesen sido tan falsos. Fue detrás de la cabaña y atendió su 91
negocio. Mientras estaba allí, atrapó parte de una conversación. Miró a su
alrededor y vio a dos lobos más profundo en el bosque. Reconoció a uno de
ellos como Jackson.
Cerró su cremallera y corrió detrás de unos arbustos, agachándose para
poder escuchar.
—Aramis planea cuidar de ellos, esta noche. Quiero que te asegures de que
los cachorros estén lo suficientemente lejos, para que no queden atrapados
en el conflicto—dijo Jackson a una mujer rubia.
—¿Estás seguro de que esos dos gatos son los que secuestraron a Caleb? No
entiendo por qué iban a hacer algo así para después mostrarse aquí. No tiene
ningún sentido, para mí —argumentó. —¿Dónde está la prueba de Aramis?
—Él no necesita pruebas —Jackson dijo enojado, mientras se cernía sobre
la mujer.
—Sólo haz tu parte y protege a las crías.
Dio un paso atrás, listo para correr hacia Syn y decirle la verdadera razón
por la que habían sido invitados a pasar la noche, cuando pisó una rama. El
chasquido resonó en el bosque. Jackson y la mujer se volvieron en su dirección.
Entró en pánico y corrió, sin preocuparse si Jackson lo veía. Tenía que llegar a
Syn. Tenía que decirle a su compañero enlazado lo que realmente estaba
pasando aquí.
—No tan rápido —Jackson le cogió por la cintura y le puso una mano sobre
la boca.
—Eres es un poco demasiado entrometido para tu propio bien, pequeño
gatito.
Pateó y luchó, pero no era rival para el beta. Hizo la única cosa que podía
pensar. Le mordió la mano. Cuando Jackson tiró de ella hacia atrás con una
fuerte maldición gritó: —¡Syn, es una trampa!
—Reúne a los cachorros y aléjalos de aquí —Jackson le ordenó a la mujer
antes de arrastrarlo hacia la parte trasera de la cabaña.
Buscaba en la zona a Syn, pero hasta ahora, su compañero enlazado no
había llegado a su rescate. Sabía que Syn lo había oído. ¿Qué le estaba llevando 92
tanto tiempo?
—No crees seriamente que Syn pueda reducir a una manada entera de
lobos, ¿verdad?—Jackson preguntó, mientras continuaba caminando
alrededor de la cabaña, esta vez hacia el frente. —Probablemente ya está
muerto.
Se negó a creer eso. Se negó a considerar la idea de que el hombre que
amaba, el hombre por quien había estado suspirando durante todos estos
años, había muerto a manos de estos salvajes. Pero, así como él se negó el
hecho, un nudo se formó en su garganta, y contuvo las lágrimas. No había
ninguna otra explicación del por qué Syn no había ido a salvarlo.
Cuando doblaron la esquina, lanzó un grito. Syn estaba en el suelo, sus ojos
cerrados, sin moverse. Había sangre alrededor de su cuerpo y temió el peor.
—¡No!
—¿Creyeron que podrían volver a la escena del crimen y no sabríamos que
eran los de su clase quiénes habían secuestrado al hermano del Alfa? —
Jackson preguntó.
—¿Qué? —Estaba confundido—. Nosotros no secuestramos a nadie. ¡Lo
juro!
Lo único que quería hacer, era llegar junto a Syn. Vio con horror como dos
lobos ataron los brazos de Syn detrás de su espalda y lo arrastraron en lo
profundo del bosque. Iban a acabar con él si Syn no estaba muerto ya. Pero si
lo estaba, no lo hubiesen atado. Todavía había esperanza de que, de alguna
manera, pudiera rescatar a su compañero.
—Deja de luchar—Jackson dijo con un gruñido bajo, mientras le tiraba
dolorosamente el cabello hacia atrás. —Sería una pena lastimarte, ya que estás
esperando un niño.
Se congeló, mientras su mente empezó a dar vueltas. ¿Estaba embarazado?
¿Estaba embarazado de Syn? A pesar de que la situación era grave, la euforia
corrió a través de él. Le iba a dar un niño a Syn. Ahora más que nunca, tenía
que pensar en una manera de salvar a su compañero enlazado.
—¿Qué van a hacer con Syn? —Le preguntó, mientras lo llevaban hacia la
cabaña.
La gente se apartó de su camino, sus miradas de desprecio ya no estaban 93
ocultas. Algunos escupieron hacia él cuando Jackson caminó por el porche y al
interior. Lo arrojaron al suelo, y levantó sus manos a tiempo, para no hacerse
más daño.
—¿Por qué no está en el bosque, con su compañero enlazado? —Preguntó
Aramis, cuando se levantó de la mesa, el vaso todavía en la mano.
—Tiene el anillo de parto —declaró Jackson, con desagrado.
— ¿Y? —Preguntó Aramis.
Jackson se quedó de pie allí en silencio, y no podía creer que el alfa tuviera
tal indiferencia por la vida. ¿Qué tipo de monstruo ordenaba que una persona
embarazada sea asesinada? Era muy raro que odiara a alguien. Siempre creía
que una persona tenía un lado bueno, no importa cómo de profundo estuviese
enterrado. Pero por el odio en los ojos de Aramis, dudaba que hubiera algo
bueno dentro del hombre.
—Llévenselo y cuélguenlo con Syn —ordenó Aramis.
—Pero…
—¡No me cuestiones! —Aramis estuvo frente a la cara de Jackson, en
cuestión de segundos, se elevaba sobre el hombre con una mirada satánica en
sus ojos—. Haz lo que digo, o bien puedes ser reemplazado.
—Sí, alfa —dijo Jackson que lo agarró del brazo y lo llevo a rastras.
Dane le dio codazo en la herida, pero Jackson lo tiró hacia adelante, como si
no fuera nada más que una ligera muñeca de trapo.
—No hagas esto—Le rogó a Jackson, el beta salió de la cabaña y se dirigió
en la misma dirección que Syn había tomado. ¿Colgarlo? Su garganta comenzó
repentinamente a doler. —¿De verdad vas a seguirlo ciegamente? ¿Vas a
matar a un hombre embarazado?
—No sé cómo los gatos hacen las cosas, pero por aquí, seguimos las
órdenes. —El agarre de Jackson se convirtió en doloroso, mientras entraban
en los alrededores del bosque. Podía oír a Syn maldecir desde algún lugar más
adelante, y las lágrimas comenzaron a reunirse en sus ojos.
—Te lo juro, no secuestramos a nadie. Piensa en ello, Jackson —dijo,
utilizando el nombre del hombre, como si estuviese familiarizado con el sujeto.
—¿Por qué habríamos de volver? Hacer eso no cuadra. Sé que deseas seguirlo 94
ciegamente, pero hay que cuestionar la lógica de esto.
—Cállate.
El gruñido de Jackson fue aún más amenazador que antes. Debería haber
comprendido la advertencia del hombre, pero estaba luchando por su vida,
por la vida de su hijo no nacido, por la vida de Syn.
—¡No me voy a callar por esta injusticia! Estos hombres no son más que
bestias salvajes —gritó.
—Puedes protestar todo lo que quieras, gatito. Pero, aunque no estés de
acuerdo con mi ciega creencia, derrotamos a nuestros enemigos como una
familia, como una manada unida. No voy a ser quien comience una discordia
en las filas, porque desobedecí una orden.
—Cobarde —dijo, con un sollozo. —No eres un lobo respetable pero sí un
estúpido monstruo. Oro para que nunca sepas lo que se siente el llevar una
vida dentro de ti, sólo para que te lo quiten. Yo... yo... te odio.
—¡Dane! —Syn gritó tan pronto como vio a su compañero enlazado. Fue
atado de brazos y piernas, de pie, con media docena de hombres a su
alrededor.
Parecía como si lo hubiesen realmente golpeado. —Juro, qué si le haces
daño, no habrá lugar donde puedas ocultarte. Vas a declarar la guerra entre
nuestra gente.
—Se declaró la guerra, cuando ustedes secuestraron a Caleb —respondió
Jackson.
—Ni siquiera sé quién mierda es Caleb —gritó Syn.
—No te hagas el tonto —dijo Jackson.
—O tal vez no es un acto. Habría que ser sumamente estúpido para volver
aquí, después de secuestrar al hermano del Alfa.
Jackson lo empujó hacia dos hombres, que lo agarraron y comenzaron a
enrollar una gruesa cuerda alrededor de sus muñecas. Intentó patear y
morder, pero los hombres eran demasiado rápidos y eludían sus pies y dientes.
Pero lo intentó de nuevo, y esta vez, mordió una de las manos del hombre.
95
—Canalla —el hombre gruñó, mientras lo golpeaba en la cara.
Syn rugía mientras tiraba de sus ataduras. Sus ojos se volvieron de color
verde amarillento, cuando sus garras se extendieron. Allí mismo, ante sus ojos,
observó a Syn cambiar en su forma de leopardo. Los hombres gritaron, y
algunos cambiaron también. Syn rasgó a dos hombres con una brutalidad que
nunca antes había visto. Los dos hombres lo dejaron ir y corrieron hacia la
lucha. Utilizó esa oportunidad para recoger una rama grande e ir a escondidas
detrás de Jackson. Lo golpeó con todas sus fuerzas, y este cayó al suelo.
Soltó la rama y corrió hacia Syn, cuando el resto de los lobos volvieron a la
parte trasera de la cabaña. —Tenemos que salir de aquí —dijo, mientras
miraba rápidamente a su alrededor. —Van a volver con refuerzos.
Syn aulló y le lamió el vientre.
—No está herido —dijo, mientras pasaba la mano por la suave piel de Syn.
—El bebé está bien.
Syn emitió una especie de gemido en la parte posterior de la garganta antes
de que se volviera y comenzara a alejarse en dirección a la cabaña. Lo siguió.
Le llevaría más tiempo viajando en su forma humana, pero durante el
embarazo, no podía cambiar. Estaba indefenso durante su embarazo, pero no
se arrepentía del bebé creciendo dentro de él, ni por un segundo.
Sólo esperaba que salieran antes de que los lobos los atraparan. Podrían
haber ganado esta ronda, pero no había manera de que Aramis les permitiera
ganar una segunda. El alfa estaba buscando sangre, y sólo estaría satisfecho
cuando se derramase la de Syn y la suya.

Jake detuvo el auto, cuando vio a un lobo a un lado de la carretera. Estaba


tirado sobre su costado, inmóvil.
—Esto podría ser un truco —Zack dijo mientras le agarraba el brazo, se
detuvo antes de salir. —No me gusta esto. Ya salimos fuera de la carretera por
un Guardia Imperial y fuimos perseguidos por dos lobos enloquecidos. Alguien 96
allá fuera nos está impidiendo llegar donde Dane y Syn. Sólo continúa
conduciendo.
Iba en contra de su conciencia, dejar a un shifter herido a un lado de la
carretera, pero Zack tenía razón. No podían arriesgarse a sufrir otro retraso.
Asintió y se dirigió de nuevo a la carretera y siguió hacia la casa del Alfa Aramis
Bayne.
Si algo le hubiese ocurrido a Syn o Dane, Talyn tendría su cabeza en una
bandeja. Ya existía mucha tensión en la casa. Talyn estaba determinado en
lograr que su padre se fuera de allí, y las cosas se estaban tornando inestables
con la Guardia Imperial invadiendo Stillwater.
Quería terminar con esto y volver a casa para ayudar. Se removió en su
asiento y miró a Zack antes de apartarla rápidamente. No lo conocía desde
hace mucho tiempo, pero desde la primera reunión con el leopardo, había
desarrollado sentimientos por el chico.
Era una pena que Zack no lo mirara de esa manera. El hombre era todo
negocio, todo el tiempo. Claro, bromeaban, pero Zack nunca había dado
ninguna indicación de que estuviese interesado, y no iba a forzar su amistad
por hacer cosas incómodas entre ellos. Tenía que centrarse y olvidarse de su
tonta fantasía de que él y Zack tenían una oportunidad juntos. Tenían que
rescatar a Syn y Dane y conseguir como el infierno estar fuera del territorio de
los lobos.
—Coop y Karidon deberían aterrizar pronto —dijo Zack. —Talyn les dijo que
se reunieran con nosotros donde Aramis. Probé con Syn y el teléfono de Dane,
pero todavía no he recibido una respuesta de ninguno de los dos.
—Entonces, consigamos llegar allí, antes de que les pase algo.
Aceleró, decidido a asegurarse de que Syn y Dane salieran con vida.

Syn cambió de nuevo a su forma humana, después de una hora en marcha. 97


Podía ver que Dane estaba agotado y sabía que su compañero enlazado no
podría hacer mucho más. Lo alzó y lo acunó contra su pecho.
—Puedo caminar. Lo juro —dijo Dane con cansancio.
—Tenemos que seguir, y no vas a llegar lejos sin mí.
Le acarició el cuello a Dane, inhalando el olor del hombre y agradecido de
que no le hubiese pasado nada al pequeño gato. Odiaba el hecho de que Dane
tenía un moratón en la mejilla, y si alguna vez se cruzaba con ese lobo de
nuevo, lo mataría.
—Está bien. Necesitas un descanso.
Apretó aún más a Dane en sus brazos, asombrado de que el hombre
estuviese embarazado y fuera a ser padre. Sabía que había una gran
posibilidad de que Dane pudiese quedar embarazado, pero ahora que había
pasado, estaba tanto eufórico como asustado. Tenía que mantener a su
compañero enlazado seguro, y en su situación actual, las cosas eran
demasiado precarias.
Le gustaría tener su teléfono con él. Llamaría a Talyn y encontraría una
manera de salir de este lío. Pero ya que lo había dejado atrás cuando cambió,
se quedó solo.
—Lo siento, te arrastré a esto —dijo. —Debería haberlo pensado mejor,
aunque mi padre exigió que te llevara conmigo.
—No me arrepiento —Dane dijo. —Conseguí pasar tiempo contigo y me
convertí en tu compañero enlazado. Esta no es mi idea de unas vacaciones
románticas, pero mientras esté contigo, podríamos estar en medio de un hoyo
de brea y aun así sería feliz.
Se rió entre dientes. —Eres demasiado fácil de complacer.
—Cuando llegamos a casa, ¿qué ocurrirá? —Preguntó Dane. —Quiero decir,
¿voy regresar a Haven House?
Soltó un gruñido. —Te instalarás conmigo hasta que encuentre un lugar para
nosotros.
—¿En serio? —Preguntó Dane, y sus ojos verdes se iluminaron.
Amaba ver a Dane feliz, y planeaba hacer feliz al Prim cada día que pasaran 98
juntos.
—De verdad —se detuvo cuando escuchó ramas romperse detrás de él. Su
pulso se aceleró, mientras miraba alrededor buscando un escondite donde
resguardar a Dane. Si tenía que luchar, preferiría que su embarazado
compañero enlazado estuviese fuera de peligro.
—Ponme abajo, Syn —susurró Dane.
Syn lo puso de pie y extendió sus garras, en busca de la fuente del ruido.
Puso a Dane detrás de él mientras sus colmillos se extendían y olió el aire. Iba
a luchar hasta la muerte para mantenerlo seguro. Quien quiera que lo
estuviese siguiendo, no lo haría por mucho tiempo.
—Tus peludas bolas van hacerme quedar ciego —Zack dijo, mientras se
movía en el claro con paso seguro, como siempre, masticando un palillo de
dientes. —Maldita la hora que te encontramos. Te vimos a ti y Dane desde la
carretera.
No dudó en tomar a Dane y tirar de él hacia la dirección de donde Zack había
venido.
—Tenemos que salir de aquí. Aramis jura que secuestramos a su hermano,
y nos quiere muertos. Dane está embarazado y no puedo dejar que siga mucho
más tiempo a pie.
La sonrisa en la cara de Zack se desvaneció, mientras asentía.
—Vamos a ponernos en marcha. Coop y Karidon no deben estar muy lejos.
Les diremos que vayan por la parte de atrás.
Mientras lo cabreaba que esos dos todavía lo estuviesen siguiendo, estaba
igualmente agradecido. Su coche robado se encontraba todavía en la cabaña,
y volver allí para recuperarlo, no era una opción. Cuando llegaron a la carretera
principal, se deslizó en el asiento trasero con Dane, mientras los otros dos iban
al frente.
Zack dio un giro en U en la carretera y se dirigió a la casa de Aramis Bayne.
Miró por la ventana de atrás, para asegurarse de que no los seguían. Su
única prioridad ahora era la seguridad de Dane. Si los lobos venían detrás de
ellos, no iba a ser amable. Habían amenazado a su compañero enlazado, y en
su libro, eso exigía a cambio un pago del mismo monto.
—¿Están bien? —Preguntó Jake, desde el asiento del pasajero. 99
—He tenido días mejores —dijo mientras se acomodaba atrás y se pasaba
las manos por la cara. —Y gracias por no escucharme, cuando les pedí que
vayan a casa
Zack empujó un palillo de dientes en su boca y sonrió. —Sólo llámame Sr.
Desobediente.
El chico no estaba siendo desobediente. Por el contrario, estaba siguiendo
las órdenes de Talyn. Se ocuparía de su hermano más tarde. Ahora necesitaban
irse lo más lejos posible del territorio de los lobos.
—Y ahí están —dijo Zack cuando un Land Rover se detuvo, y vio a Coop en
el asiento del conductor.
Coop le dio un saludo de dos dedos, antes de quedarse detrás de Zack. Sabía
que la principal protección era para él, ya que era el hermano del Alfa, pero
estos hombres iban a defender a Dane con sus vidas. Estaba seguro de ello.
—¿Así que los lobos creen que secuestramos a uno de los suyos? —Jake
preguntó y luego frunció sus labios. —¿Por qué demonios haríamos eso?
—Nosotros no lo hicimos —dijo, mientras reflexionaba sobre la situación en
su mente. Aramis estaba convencido de que habían hecho precisamente eso.
¿Pero por qué? Nunca había visto al hombre antes de este día. Infiernos, nunca
había conocido a un lobo antes de hoy. Algo no estaba bien, y estaba muy
seguro de que iba a llegar al fondo de esto.
En primer lugar, Lucius había venido hacia él por un hermano perdido, y
ahora el hermano de Aramis había desaparecido. ¿Quién ganaría algo por
tenerlos a los dos? ¿Se relacionarían las dos cosas? Algo estaba
definitivamente mal aquí, y continuaría buscando hasta que se descubriera la
verdad.

100
Capitulo 10
No importaba cuántas veces Dane había escuchado hablar a Syn, él siempre
estaba fascinado con el profundo estruendo de la voz del hombre. Fue
arrastrado por sus fascinantes iris de oro oscuro y la inteligencia que siempre
estaba presente en los ojos del hombre. Todo el viaje a casa, Syn no se movió
ni a dos pulgadas de distancia de él. Frotaba constantemente su pulgar sobre
el anillo de parto, que estaba en la parte posterior de su cuello, haciendo que
se estremeciera y poniéndolo duro. Eso no era algo bueno, teniendo en cuenta
que viajaban con Jake y Zack.
Lo que lo fascinó aún más, fue cuando Syn empezó a hablar de la compra de
una casa para los dos, donde criarían a su hijo. Se atrevió a soñar con una vida
con Syn, de muchas mañanas despertando al lado del guapo hombre y muchas
tardes perezosas sentándose en el porche trasero, mientras disfrutaba del sol
en su cara y su hijo sentado en su regazo. Por primera vez en su vida, estaba
contento. Más allá de la felicidad.
—¿Crees que es un niño o una niña? —Syn le susurró, mientras apretaba su
mano sobre el vientre plano. Sus ojos brillaban, y él apenas podía respirar.
Amaba esa mirada y esperaba que Syn siempre lo mirara de esa manera.
101
—No sé —dijo. —Pero siempre y cuando el bebé esté sano, no me importa
si es niño o niña.
Syn se rió entre dientes. —¿Y si estás esperando gemelos?
Sus ojos se abrieron. No había pensado en eso. —¿Hay gemelos dentro de
tu familia?
Syn negó con la cabeza. —¿En la tuya?
—No tengo familia—le recordó a Syn. Algo del brillo se desvaneció en ese
momento, y se acordó de por qué vivía en Haven House. Todos los que vivían
allí, habían sido echados a un lado, ya sea por tener o no familia en absoluto.
El lugar era más como un santuario para Prims, y con los años, se había vuelto
menos y menos un lugar para refugiarse con toda la basura que sucedía allí.
—Ahí es donde te equivocas, Dane —Syn dijo mientras le enmarcaba la cara
con sus grandes manos. —Tú tienes una familia. Eres un Bourne ahora. Mi
familia puede ser pequeña, pero es la tuya.
Nope, no voy a llorar. No voy a entregarme a la inmensa alegría de tener
finalmente una familia propia. Inhaló temblorosamente y le sonrió a Syn.
—Me llevará algún tiempo acostumbrarme.
—¿Por qué?—Preguntó Syn. —Has estado viniendo por años. No debería
ser diferente para ti.
—Pero lo es —dijo. —Yo sólo era un amigo de visita. Soy mucho más que
eso ahora.
Syn le dio un guiño, y él sintió que se ruborizaba. —Y estoy muy contento
de que por fin hayamos pasado por la etapa del coqueteo incómodo.
—Tienes a mi cerebro todo revuelto —inclinó la cabeza hacia un lado y
suspiró con satisfacción.
—Tal vez, después de que recuperes tus cosas, te puedo dar un abrazo,
mientras estás desnudo —hizo un ruido extraño y cómico, mientras le
mordisqueaba el cuello.
—Pero necesitaremos lubricante, para ese abrazo.
Sus ojos se dirigieron rápidamente hacia el asiento delantero, donde podía 102
decir que Jake y Zack estaban tratando de no escuchar, pero podía ver a Jake
ruborizándose.
—No estamos solos —susurró.
—¿Tu punto? —Preguntó Syn. —No me importa quién sepa lo que siento
por ti.
Se echó hacia atrás y miró a los ojos a Syn.
—¿Y cómo te sientes?
—Loco de amor —admitió Syn. —¿Tú?
—Oh mi Dios, ¿en serio? Tú eres mi primer amor. Eres la primera persona
que hizo que mi corazón se agitara. Eres el primer pensamiento cuando me
despierto y el último antes de dormirme. Corrí a tu casa, cuando tu hermano
llamó con la esperanza de echarte un vistazo y oírte decir hola. Quiero decir,
si eso no es amor, entonces quiero un reembolso, porque seguro que se siente
así. —Syn le agarró la nuca y lo atrajo hacia sí. Sus labios chocaron, y fue como
si algo trastornara en su interior.
El prácticamente lo devoró en el asiento trasero. Si hubieran estado solos,
podría haber sido lo suficientemente valiente como para arrastrarse en el
regazo del hombre y pedirle que lo follara. Pero parecía que a Syn no le
importaba quien estaba cerca. Él le agarró la mano y la guió hasta la ingle,
donde sintió lo duro que Syn estaba.
—Mira lo que me haces —Syn dijo, mientras se apartaba de sus labios.
Los dos estaban jadeando, y sabía que, si no se detenían ahora, tal vez no le
importaría quién estaba alrededor. Se echó hacia atrás y luego retiró la mano
del regazo de Syn.
—Eres un hombre tan corruptible.
Syn sonrió. —No has visto nada todavía. Voy a enseñarte algunas cosas muy
traviesas cuando estemos a solas.
La maliciosa promesa, lo tenía ruborizado de pies a cabeza. Se sintió aliviado
cuando Zack finalmente se detuvo delante de la casa de Syn. Las cosas se
estaban poniendo demasiado calientes en el asiento trasero.
—Vuelvo enseguida —dijo Syn. —Voy a pedir prestada la camioneta de
Talyn, así puedo llevarte a conseguir tus cosas. 103
—¿No puede eso esperar? —Preguntó. Lo último que quería era ir a Haven
House. No cuando estaba con tan buen estado de ánimo.
—Nope. Una vez que tú entres en mi habitación, no pienso permitirte salir
por una semana o dos.
Syn salió del asiento trasero. Miró a los dos hombres en la parte delantera
y salió igual. Estaba demasiado avergonzado de su comportamiento juguetón,
como para permanecer allí. Se entretuvo alrededor de la camioneta de Talyn,
hasta que Syn volvió afuera, las llaves colgando en su mano.
—Vamos a conseguir comenzar esta fiesta. —Él se rió entre dientes.
—¿Qué fiesta?
—Tú y yo en mi habitación, corazón. Pero primero, tenemos que recoger tus
cosas —Los dos se metieron en la camioneta de Talyn y se alejaron.
Cuando llegaron, miró hacia Haven House mientras salía de la camioneta.
Recordó el primer día que había ido a vivir allí.
Había sido joven y tenía muchas esperanzas y sueños. Pero con el transcurso
de los años, esos sueños habían disminuido, y el deseo de finalmente
pertenecer a una familia disminuyó con la forma en la que los Prim se
comportaban.
El que podría haber sido un gran lugar para vivir, fue eclipsado por tantos
hombres egoístas y mezquinos. Si sólo los otros vieran el potencial y grandeza
como él lo hizo. Respiró hondo y se dirigió al porche y atravesó la puerta
principal. No iba a pensar en lo que podría haber sido. Estaba comenzando un
nuevo capítulo en su vida y necesitaba aceptarlo, en lugar de estar de duelo
por lo que podría haber sido.
—La zorra prodigio ha vuelto —dijo Severus, desde lo alto de la escalera.
Este se creía superior a él, podía ver el odio en los ojos del hombre. Nunca
podría entender cómo alguien podía estar tan lleno de odio. —Parece que Syn
se cansó más pronto de lo que pensaba.
Cerró los dedos y empezó a subir los escalones. No iba a dignarse a
contestarle al petulante de Severus. Casi había muerto y casi perdió a su
compañero enlazado con los lobos.
Su tiempo con Syn había sido fantástico y verdaderamente aterrador al
104
mismo tiempo. Severus parecía un juego de niños, comparado con lo que había
pasado.
—No estoy de humor, Severus.
Cuando trató de empujar más allá de Severus, el hombre le empujó el
hombro. Algunos de los hombres reunidos abajo, observaban. Odiaba ese tipo
de atención, especialmente cuando Severus estaba actuando como un culo.
—No regreses aquí llorando, cuando te arrojen a la calle. Con toda
honestidad, no puedo entender el interés de Syn por ti. Él podría tener a
alguien mucho mejor.
—Déjame en paz, Severus —le advirtió y trató de pasar más allá del sujeto,
una vez más, pero Severus parecía estar en uno de sus estados de ánimo.
Apoyó las manos en sus caderas mientras entrecerraba los ojos. Sintió que
su cuerpo zumbaba de ira, pero como no era un luchador, mantuvo sus puños
a los costados, para no destrozar el rostro de Severus como quería.
Eso era lo que más preocupaba. No era propio de él querer hacer daño a
alguien. Eso no estaba en su naturaleza. Pero cuanto más tiempo estaba
alrededor de Severus, más violento se sentía con el hombre cerca. No podía
empacar sus cosas y salir de allí lo suficientemente rápido. Si nunca lo veía de
nuevo, eso lo dejaría satisfecho.
Severus dio un paso amenazador hacia él.
—Siempre pensaste que eras especial, porque el Alfa Talyn siempre llamaba
por ti. Ahora que no eres mejor que el resto de nosotros. Tu cuento de hadas
de pertenecer a un Bourne se ha ido, y ahora tú verás cómo las cosas funcionan
realmente por aquí.
—Ya veo cómo funcionan las cosas aquí —espetó. La ira continuaba
creciendo, y no importa lo mucho que lo intentara, no podía apagarla. Parecía
que Severus sabía qué botones apretar con el fin de fastidiarlo. —Ustedes
obtienen todo sobre sus espaldas, y así no deberían ser las cosas. Somos Prim.
Vivimos con ciertas normas, normas que se han perdido en todos ustedes.
Severus miró a los hombres en la parte inferior de la escalera. El hombre
tenía audiencia, y parecía que iba a utilizar eso en su ventaja. Fanfarronear era 105
la especialidad de Severus, y los hombres de esta casa comían esto, como
mirones que presencian un accidente. —¿Han oído eso, muchachos? Ha caído
en desgracia y todavía piensa que es mejor que los demás.
—¿Por qué eres tan odioso? —Se recordó haciendo la misma pregunta
antes de que saliera de la ciudad. Sabía que Severus no tendría una
conversación civilizada, por lo que empujó al chico, haciendo todo lo posible
para llegar a su habitación. Syn estaba afuera esperando, y él quería salir de
allí.
Severus le agarró del brazo y se lo retorció dolorosamente hacia atrás,
haciéndolo gritar. En un intento de liberarse, echó todo su peso en Severus,
golpeando al hombre en la pared. La expresión de Severus se transformó en
rabia, antes de que los dos comenzaran a forcejear en la parte superior de la
escalera. Gritó cuando el codo de Severus voló hacia su ojo. El dolor explotó
mientras cerraba de golpe sus ojos y empujaba con todas sus fuerzas. Oyó un
grito y luego un golpe. Cuando abrió los ojos, Severus estaba tumbado en la
parte inferior de la escalera, inmóvil.
Se quedó allí, con pasmoso horror. Los hombres en la parte inferior de las
escaleras miraron a Severus y luego a él. Sus expresiones eran todas máscaras
de incredulidad. Se quedó allí, congelado de miedo cuando Syn entró por la
puerta delantera. Sus ojos se posaron en Severus, y luego alzó la mirada hacia
él.
—F-Fue un accidente—farfulló, mientras Syn se arrodillaba junto a Severus
y comprobaba su pulso. En los pocos segundos que tardó Syn en comprobar si
Severus estaba bien, entró en pánico, y sintió que las lágrimas rodaban por sus
mejillas.
Por favor, que este bien. Juro que voy a hacer lo que quieras si te aseguras
de que Severus no está herido.
Pero sabía que su oración era en vano cuando Syn miró hacia él, con una
expresión sombría. Se tambaleó hacia atrás, cayendo sobre su culo mientras
se cubría la boca con las manos, ahogando el grito que quería escapar.
—¡Tú!—Nathan gritó mientras lo señalaba con un dedo. —Lo has hecho a
propósito. ¡No te gustó la verdad que Severus decía, y querías silenciarlo!
—Cálmense —Syn dijo, mientras sacaba su teléfono. —Quiero a todos en la 106
sala hasta que llegue la policía.
Policías. No era capaz de levantarse e ir a la sala de estar. No era capaz de
pensar o moverse. Su vida feliz con Syn no iba a existir. ¿Qué iban a hacer con
él? ¿Iba a ir a la cárcel? Si lo hacía, ¿Qué sucedería con su hijo no nacido?
Se sentó en el escalón más alto, balanceándose hacia adelante y hacia atrás
mientras se limpiaba los ojos. Había querido callar a Severus, pero no de esta
manera. Nunca de esta manera. Ninguno de los otros Prim le respaldaría.
Todos ellos lo odiaban. Se sentó allí y escuchó a Syn hablar en el teléfono, ya
que todos sus sueños se convertían en una nube de humo.
Syn subió los escalones después de que colgara y se puso en cuclillas frente
a él. —Dime lo que pasó.
Se sentó y le dijo a Syn lo que había ocurrido, cómo Severus había bloqueado
su camino, lo que Severus había dicho, y como Severus había torcido su brazo
detrás de su espalda.
—Pero te juro, Syn. No estaba tratando de hacerle daño. N-No me gusta la
violencia. No podría haber hecho esto. Por favor, dime que no está muerto—
Comenzó a llorar otra vez, mientras miraba hacia abajo a Severus, que todavía
no se había movido.
—Todavía tiene pulso —dijo Syn. —No estoy seguro de qué tan extenso es
el daño. Es por eso qué no lo muevo. Vamos a dejar a los paramédicos manejar
esto.
—Pero los Prim me odian. Van a decir que lo hice a propósito. —Abrazó a
Syn.
—Por favor, por favor, por favor. No dejes que me lleven a la cárcel. Lo juro
por nuestro hijo, que no lo empujé hacia abajo a propósito.
—Sé que no lo hiciste.
Syn lo abrazó con fuerza, y él inhaló profundamente, calándose del olor del
hombre, pero no le trajo ninguna comodidad. Nada lo haría hasta que
descubriese que Severus estaba bien. El tipo tenía pulso. Tenía que aferrarse
a eso y rezar para que Severus tuviese una recuperación completa.
—Voy a llevarte a mi casa. Vamos a lidiar con los policías con Talyn presente. 107
Vamos a resolver esto.
Syn lo ayudó a pararse, pero no podía caminar por las escaleras. No podía
pasar por encima del cuerpo Severus y salir por la puerta. La culpa de lo que
había hecho lo estaba comiendo.
—Yo-yo no puedo —negó con la cabeza, mientras daba un paso hacia arriba
y luego se trasladó más atrás. —No puedo pasar más allá de él.
—Entonces ve a tu cuarto —dijo Syn. —Voy a llamar a Talyn y hacer que
venga aquí. Voy a ir a tu habitación en un momento. Quiero tratar con los otros
chicos y esperar a Talyn y los paramédicos. Empaca tus cosas.
Asintió aturdido y luego se dio la vuelta, caminó a su habitación abstraído
mientras apretaba su mano a su vientre plano. Si Severus no se recuperaba
totalmente o, peor aún, moría, nunca se lo perdonaría. La burbuja feliz que
había vivido de camino a casa se había reventado, y ahora se quedó con una
tragedia que le podría costar su libertad.
—No puedo ir allí, en este momento —le dijo Talyn en el teléfono con
frustración en su voz. —Ahora estoy tratando con una tormenta de mierda.
Syn frunció el ceño. —¿Qué quieres decir? —Miró hacia la sala de estar, para
ver a los otros Prim murmurando entre sí. Tenía la sensación de que estaban
tratando de coincidir sus historias. Podía ver que algunos de ellos tenían
expresiones hostiles. Si iba a conseguir que Dane saliera de esta situación,
tenía que pensar rápido. Los demás estaban conspirando, y no en favor de
Dane.
—Aramis Bayne se detuvo para pedir direcciones, pero poco sabía que
estaba preguntando a Quad Cash. Quad olió al lobo en todo el chico y me llamó
inmediatamente. Cuando fui a investigar, lo vi en una gasolinera —dijo Talyn.
Se congeló, mientras su mano agarró el teléfono con tanta fuerza, que
pensó que quebraría —¿Está en la casa?
—No, pero está en la ciudad, y él te está buscando. Cuando le pregunté por
qué, me dijo que secuestraste a su hermano —suspiró Talyn. —Cuando llueve
diluvia. Papá está listo para ir al encuentro del chico y quitarle la cabeza.
Prefiero averiguar, por qué piensa que secuestraste a su hermano pequeño. 108
No necesito una maldita guerra en mis manos. Ya es bastante malo tratar con
el Alto Consejo y la Guardia Imperial.
Le contó a Talyn sobre su encuentro con los lobos de camino hacia Aramis y
cómo tuvo que luchar contra el beta. Cuando había ido dentro de la casa, antes
para obtener las llaves de la camioneta de Talyn, no había visto a su hermano.
Ahora deseó haber escuchado Dane y haber ido después por las cosas del
hombre.
—Ellos no nos dieron la bienvenida, desde el primer momento, Talyn. Tratar
de convertirlos en aliados fue un error. Parecían estar pensando que aliarse
con los cerdos sería mejor que tratar con gatos. No entiendo su hostilidad,
teniendo en cuenta que nunca había conocido a un lobo antes de mi reunión
con ellos.
—Estoy de acuerdo —dijo Talyn. —Algo no está bien. Fue idea de papá el
que te enviáramos allí. Déjame hablar con él y ver si puedo conseguir algunas
respuestas. Tú le dirás a la policía que estoy tomando plena responsabilidad
sobre Dane y él me va a ser entregado.
—Creo que es necesario echar una mirada a la situación aquí, Talyn. Creo
que a los Prim les han dado demasiada rienda suelta. Están en la sala de estar,
en este momento, conspirando contra Dane. Tal vez deberías reconsiderar el
que se queden todos juntos, deberías separarlos. —Romper la pequeña
camarilla, podría ser mejor que tenerlos bajo un mismo techo.
—Tal vez —dijo Talyn. —Pero eso es una discusión para más tarde. En este
momento, tenemos problemas más importantes que atender. Trae a Dane
aquí, y vamos a comprobar el estado de Severus una vez que haya sido llevado
al hospital. Pero quiero que quede claro que los Prim, aparte de los que
trabajan, tienen que permanecer en Haven House hasta que todo esto se
solucione.
Se frotó la parte posterior de su cuello, recordando lo hostil que había sido
con su hermano cuando se dio cuenta de que Talyn había enviado a Jake y Zack
a seguirlo.
—Gracias
—Nosotros derrotamos a nuestros enemigos de pie, juntos como una
familia, Syn. No importa qué mierda pase entre nosotros, siempre cuidaré tu 109
espalda —dijo Talyn, y podía oír la sinceridad en la voz de su hermano.
—Soluciona las cosas allí y vuelve aquí, tan pronto como te sea posible.
Oyó las ruidosas sirenas de la ambulancia. —Estaré allí pronto—Colgó y
abrió la puerta de entrada, al tiempo en la que la ambulancia se detuvo. Una
vez que los paramédicos pusieron a Severus en la camilla y les dijo lo que había
sucedido.
Se dirigió hacia arriba, para decirle a Dane que se iban. Entró en la habitación
de éste para encontrar que su compañero enlazado no estaba. Comprobó las
otras habitaciones y luego el baño, pero Dane no estaba por ningún lado.
¿Dónde demonios se había ido? Registró la última puerta al final del pasillo.
Había una serie de escaleras que llevaban a la cocina de la planta baja. Había
estado aquí, cuando restauraron Haven House y conocía cada pulgada del
lugar. Usó las escaleras para bajar a la cocina. Se detuvo en la parte inferior de
ellas, para ver la puerta trasera abierta.
Dane había huido. Mierda. Se pasó una mano por la boca, antes de quitarla
para ir a encontrar a su compañero enlazado.
Capitulo 11
Dane se deslizó desde el patio trasero y siguió corriendo. No quería huir de
Syn, pero tampoco quería traer ese tipo de problemas a la casa Bourne. No
importaba si Syn pensaba que no iba a ir a la cárcel. Nadie podía dar ese tipo
de garantía, y no estaba dispuesto a renunciar a su hijo para pagar por algo
que había sido un accidente.
Tampoco iba a permitir que Severus le robara el criar a su bebé.
El problema era, que no tenía idea de a dónde ir. No tenía familia, y el único
lugar que seguía apareciendo en su mente, era donde Talyn, el único lugar al
que no podía ir. Si pudiera retroceder en el tiempo, pondría sus pies de vuelta
en Haven House. Tendría que haber sido más firme sobre permanecer junto a
Syn cuando regresaron. Ahora estaba aquí por su cuenta, sin ningún lugar a
donde ir.
Inclinó la cabeza hacia abajo, cuando vio un coche de policía rebasarlo a gran
velocidad. Sus sirenas iban a todo volumen, y no había duda de que se dirigía
a Haven House. Tenía que salir de las calles. Ya no eran seguras para él.
El taller de Syn. ¿Por qué no había pensado en eso antes? Podía ocultarse 110
ahí por el momento, hasta que pudiese pensar en su siguiente movimiento.
Nadie debería encontrarse allí teniendo en cuenta que hacía poco que habían
regresado a la ciudad. Se abrazó a sí mismo, mientras caminaba y deseó que
Syn estuviese con él. Ya echaba de menos a su compañero enlazado, y no
habían pasado ni diez minutos. Las calles parecían más frías y el mundo parecía
más solitario sin Syn junto a él. No estaba seguro de sí podría hacer esto por
su cuenta.
Pero tienes que ocuparte de esto, porque el destino decidió joderte de
nuevo, y tienes que aguantarte, literalmente.
Apartó su cabeza, cuando un elegante y negro coche pasó a su lado. Tenía
ventanas entintadas y desaceleró cuando pasó junto a él. No reconocía el
coche, no pertenecía a nadie que conociera, y después de todo lo que había
pasado, se había convertido en alguien aún más receloso que antes. Cruzó la
calle y se dirigió al taller de Syn, sus pies moviéndose más rápido. Una extraña
sensación se asentó en la boca de su estómago, y era como si pudiera sentir el
peligro a su alrededor.
Sus sentidos se intensificaron, y no entendió cómo. Era como si pudiera
tocar el peligro con sus propias manos, y tenía algo que ver con el coche negro
que ahora pasaba por segunda vez.
Cuando llegó a la esquina, el coche se detuvo en un ángulo, lo que le impidió
avanzar cuando la puerta trasera se abrió. Jadeó, y su pulso se disparó cuando
vio a Aramis salir. Trató de girar y correr, pero había alguien detrás de él. El
sujeto lo agarró y lo obligó a acercarse al coche.
—¿Qué haces aquí? —Preguntó con pánico.
—¿Pensaste que te permitiría salir con lo que has hecho? —Preguntó
Aramis antes de apartarse para que el bruto que lo sostenía pudiera meterlo
en el asiento de atrás.
Se dirigió al otro lado y trató de salir, pero la puerta estaba cerrada.
—No hice nada—se defendió. —Te dijimos que no hemos secuestrado a tu
hermano.
—Oh, sé que no lo hicieron —dijo Aramis, mientras se deslizaba junto a él.
Cruzó las piernas y apoyó las manos en los muslos, como si fuera un hombre
de negocios que llevaba a cabo un trato. —Me ocuparé de Caleb cuando lo 111
alcance y lo haré.
Esa promesa descuidada lo aturdió. —¿Entonces por qué nos acusaste de su
secuestro si sabes que no tuvimos nada que ver?
—Porque —dijo Aramis, mientras el coche empezaba a moverse. —Fue el
padre de tu compañero enlazado el que mató al mío, y puesto que pensó que
era una sabia idea enviarte a mí, pensé que era justo que tomara algo precioso
para los Bourne. Así como Salvador lo había hecho.
—Ellos no me encuentran valioso —murmuró, mientras pensaba en lo que
le había hecho a Severus. No estaba seguro del castigo que Talyn le había
reservado, pero no estaba ansioso por averiguarlo.
—No es así como lo veo —dijo Aramis. —Por la forma en que Syn luchó por
ti, creo que eres más valioso para él de lo que te das cuenta —Aramis miró su
cuello.
—Considerando que llevas a su hijo. Voy a aprovechar el gran placer de
hacer sufrir a esta familia.
—¿Qué vas a hacerme? —No estaba seguro de querer saber la respuesta.
Ese calculador resplandor estaba de vuelta en los ojos de Aramis. Lo que el
lobo hubiera planeado, no sería agradable.
Aramis se acercó y deslizó los dedos sobre el anillo de parto. Se dobló por el
dolor mientras gritaba. El dolor cantaba a través de su cuerpo cuando empezó
a temblar. Se sentía como si estuviera a punto de vomitar. Era tan intenso, que
ahora entendía por qué Coop había estado listo para quitarle la cabeza cuando
había tocado accidentalmente el anillo de Olin. Tendría que disculparse otra
vez, ahora que sabía lo que realmente se sentía.
Eso si lograba estar lejos de Aramis.
—Un simple toque y te tengo a mi merced —dijo Aramis, y fue entonces
cuando se dio cuenta de que había grabado su reacción en su teléfono. Golpeó
unos botones y sonrió. —Syn disfrutará de este pequeño espectáculo.
Jadeó mientras se desenrollaba y se deslizaba más cerca de su puerta,
tratando de alejarse lo más posible de Aramis, pero el asiento trasero no era
grande, y no podía ir tan lejos. Su cuerpo todavía se sacudía por el dolor que
resonaba, y sabía que la única persona que podía aliviar ese dolor era Syn. 112
Tal vez dejarlo, no había sido una idea tan inteligente después de todo.
Parecía que había saltado de un desastre a otro. No tenía a Syn con él esta vez
y tendría que resolver esto por su cuenta. —¿A dónde me llevas?
—De vuelta a mi territorio, por supuesto —El hombre lo dijo como si él lo
supiera.
—Dejemos que los hombres Bourne vengan a mí y les mostraré de qué se
trata el verdadero sufrimiento.
—No eres un hombre muy agradable —gruñó, mientras levantaba sus
piernas y luego envolvió sus brazos alrededor de ellas. —Talyn y Syn no te han
hecho nada. Si quieres venganza, aunque no apruebo la violencia, parece que
deberías ir tras el responsable.
Aramis se rió entre dientes, y no fue un sonido agradable.
—¡Oh! Lo soy. Salvador verá a sus hijos rogar por su vida, y no habrá nada
que pueda hacer al respecto. Los mataré antes de terminar con el reino de
terror de Salvador.
—¿Y a mí? —Se sintió egoísta por preguntar, después de lo que Aramis
acababa de revelar, pero tenía que saber su destino.
—Ah —Aramis lo miro fijamente, antes de que un lado de su boca se alzara,
en lo que podría haber sido una sonrisa. —Creo que te guardaré para mí.

Syn miró fijamente su teléfono, mientras observaba el breve video de Dane


retorciéndose de dolor. Sus colmillos se alargaron cuando su enojo se elevó a
alturas que nunca había experimentado antes. Su pecho se tensó, mientras
escuchaba a Dane gritar, y supo que no había nada que pudiera hacer al
respecto.
—Aramis tiene a Dane —sintió malestar en el estómago, mientras leía el
texto que fue enviado junto con el video. —Dice que desde que Salvador mató
a su padre, nos va a hacer pagar.
Talyn paseaba por su oficina, mientras miraba a su padre. —No mencionaste 113
ese pequeño detalle, cuando enviaste a Syn y a Dane a tierras del lobo.
—Sí, bueno —Salvador se encogió de hombros, como si enviar a su hijo a un
enemigo, no fuera un gran problema. Había una calma letal en los ojos del
hombre, que nunca había visto antes. —Creía que Syn mataría al bastardo, y
terminaríamos con él.
—¡Me tendiste una trampa! —Cargó contra su padre, pero Talyn se
interpuso en el camino, deteniéndolo. Alzó la cabeza para mirar a su padre,
mientras empujaba contra el brazo de Talyn. —Si le sucede algo a Dane, veré
que tus entrañas se derramen a sus pies.
—¿Te atreves a desafiarme? —Rugió Salvador, mientras se le acercaba.
—Ni siquiera pudiste mantener seguro a tu compañero. ¿Cómo vas a
derrotarme?
—¿Qué demonios te pasa? —Preguntó Talyn a su padre. Pudo ver cuán
herido se encontraba su hermano, por el brillo de sus ojos. —Nunca antes
fuiste tan cruel. ¿Qué te cambió?
—El retiro —respondió Salvador en tono cortante—. Me dio tiempo para
evaluar mi vida, mis hijos y mi coalición. Sí, lo dije. Esta es mi coalición, y estoy
saliendo de mi retiro. Puedes renunciar a ser alfa, Talyn.
Salvador se dirigió a la puerta de la oficina y la abrió. Jake y Zack estaban al
otro lado. —Quiero que retiren a estos dos hombres de mi estudio —les
ordenó a los Ejecutores. Era una bofetada, con una voz muy altiva, pero una
bofetada, sin embargo.
—¡Éste es mi hogar!—Protestó Talyn, mientras ponía las manos en puño y
empezaba a temblar de rabia. —Lo compré con mi dinero duramente ganado.
No puedes venir aquí y exigir una maldita cosa.
—Oh, pero puedo —dijo Salvador. Sonaba tan fresco y tranquilo, y eso lo
enloquecía—. Como alfa, puedo tomar cualquier cosa que quiera, y quiero esta
casa. Tienes tres horas para empacar lo que necesitas y salir.
—¿Dejaras a tu nieto en la calle? —Preguntó Talyn incrédulo, y él estaba
listo para arrancar la cabeza de su padre de sus hombros.
El hombre había perdido la cabeza, y no iba a quedarse allí y permitir que
Salvador les arrebatara alguna cosa. Cargó contra su padre, pero Salvador fue 114
rápido. Le cerró los puños en el pecho, enviándolo volando por la habitación.
Golpeó la pared y aterrizó en el suelo, respirando con dificultad.
—¡Les ordené que los sacaran de aquí! —Ladró Salvador a Jake y a Zack. Los
dos se pararon en el umbral de la puerta, mirándolos perdidos.
Zack sacó el palillo de su boca y negó con la cabeza.
—No voy a entrar en esta pelea familiar. Si lo haces, entonces renuncio.
Salvador se movió con rapidez, agarrando a Zack alrededor de su garganta,
mientras levantaba al sujeto por encima de sus pies. —Harás lo que yo diga,
cuando te lo diga.
—¡Déjalo ir! —Gritó Jake mientras introducía el puño en el estómago
de Salvador. Este lo golpeó, enviándolo a la pared con un fuerte estallido.
—¿Mi propia coalición se está volviendo contra mí? —Preguntó en un tono
lleno de odio.
—No somos tu coalición —dijo Jake mientras se ponía de pie, su mano
cubriéndole la mandíbula. —Pertenecemos a Talyn. Tú te retiraste. No hay
vuelta atrás.
—Mírame —dijo Salvador. —No sólo volveré, sino que te haré arrepentirte
del día en que fuiste en mi contra. —Soltó a Zack antes de irse del estudio. Los
cuatro hombres permanecieron allí, atónitos, incrédulos.
—¿Qué diablos le ocurre? —Preguntó Syn después de un largo momento de
silencio. —Nunca antes fue tan brutal—Todo el mundo sabía que Salvador
había gobernado con un puño de hierro, pero nunca había sido francamente
frío. El hombre quería que su nieto recién nacido saliera a la calle. ¿Qué clase
de monstruo era su padre?
—Ha estado cambiando desde hace un tiempo, hasta ahora —dijo Hilda,
mientras entraba en el estudio. Miró a Jake y Zack antes de que sus ojos
aterrizaran en Talyn. Parecía más vieja, aunque el vestido blanco que llevaba,
la hacía parecer más elegante.
—Esperaba que una visita a sus hijos lo ayudara, pero parece que su locura
está creciendo aún más. 115
—¿Qué quieres decir con que ha estado cambiando? —Preguntó Talyn,
mientras lo ayudaba a ponerse de pie. Se frotó el pecho y maldijo a su padre.
—Se encontró con un hombre —Hilda golpeó su larga y roja uña en su
barbilla, mientras sus cejas se fruncían. —El hombre con el que mi marido se
encontró era oscuro, y sentí un escalofrío cuando estuvo cerca. Estoy tratando
de recordar su nombre.
—¿Adónde crees que fue? —Le preguntó Jake a Talyn, mientras miraba por
la puerta y por el pasillo. —No creo que sea seguro dejarlo vagar por la ciudad.
Hilda chasqueó los dedos. —Ya recuerdo. Se llamaba Lucius Castel.
—¿El vampiro? —Preguntó Talyn con sorpresa.
—¿Es un vampiro? —Hilda abrió los ojos. —Eso explica mucho. Salvador y
Lucius se reunieron en muchas ocasiones y hablaron en secreto. Nunca me
dijeron sobre qué. —Frunció los labios.
—Creo que han llegado a algún tipo de acuerdo. Pasé cerca de ellos una vez,
y Salvador lamía la muñeca de Lucius. Me pareció muy extraño y me
preguntaba si tal vez mi marido estaba interesado en hombres en vez de las
mujeres.
—¿Por qué demonios papá bebería sangre de vampiro? —Le preguntó Talyn
a él.
—No tiene sentido.
—A menos que quisiera ser más poderoso —dijo Zack, atrayendo la
atención de todos. —He oído que la sangre de vampiro te hace violento.
También que te hace más fuerte.
Pensó en lo que Lucius había hecho por Dane, y ahora más que nunca quería
encontrar a su compañero enlazado. Si lo que Zack decía era verdad, entonces
Dane era una bomba de tiempo. El problema era que no estaba seguro de
cómo revertir lo que Lucius había hecho. ¿Dane se volvería inestable como su
padre?
—Me estoy dirigiendo al territorio de los lobos —dijo. —Tengo que salvar a
Dane. 116
Talyn frunció el ceño. —¿Qué no me estás diciendo?
Suspiró y le contó a Talyn cómo Dane casi había muerto y cómo había hecho
un trato con Lucius para salvarle la vida.
—¿Hiciste qué? —Gritó Talyn.
—Mierda —Zack murmuró. —Dime que no permitiste que Dane bebiera su
sangre.
—Salvador se reunió con Lucius, en el transcurso de unos meses —dijo
Hilda. —Creo que el joven Dane, tiene tiempo antes de que algo se arraigue.
—Eso no es suficiente para mí —dijo. —Necesito averiguar cómo revertirlo.
—Si hay alguna forma —señaló Talyn. —Lucius le dio a Dane una pequeña
cantidad de sangre. ¿Sabes cuánta sangre ingirió?
El bebé. Se tambaleó hacia atrás, mientras agarraba una silla y se aferraba a
ella. ¿Se vería afectado el bebé? Sintió que la sangre se le iba de la cara,
mientras miraba a todos los presentes.
—Dane bebió la sangre antes de que concibiera.
—Toma seis Ejecutores contigo —dijo Talyn. —Voy a mantener a Jake y
Zack, junto con Coop y Karidon. Vamos a cazar Papá —Talyn se volvió hacia él.
—Y cuando ambos regresemos aquí, vamos a tener una larga charla sobre
hacer tratos con el diablo.
—Por favor —dijo Hilda, mientras agarraba el brazo de Talyn. —Podríamos
encontrar una cura. Por favor, no le hagas daño.
Talyn miró donde lo sostenía y luego asintió. —Todo lo que puedo hacer es
prometer que haré todo lo posible para no hacerlo. Pero si se trata de él o de
mí, voy a ganar.
Ella le quitó la mano, y Talyn, Jake y Zack despegaron. Él hizo unas llamadas
telefónicas, antes de dejar a Hilda de pie en el estudio. Aramis tenía ventaja,
pero él se aseguraría de que el lobo nunca regresara a su territorio donde
tendría refuerzos.
Iba a atrapar al sujeto y acabaría con esto de una vez por todas. Y si Dane
estaba herido, que los dioses tengan piedad del alma de Aramis porque no
había misericordia dentro suyo. 117

—No tardaré mucho —dijo Coop mientras tomaba el rostro de Olin y le daba
un beso a su compañero. —Tengo que ayudar a Talyn a cazar a su padre.
—¿Su padre? —Preguntó tía Mya, mientras sacaba un montón de muffins
del horno.
—¿Estás hablando de Salvador?
—Parece ser que perdió la cabeza —Coop le explicó—. Se ha vuelto loco, y
tenemos que encontrarlo antes de que se desate sobre Stillwater. Todavía
tenemos a los Guardias Imperiales de que preocuparnos. No necesitamos que
Salvador nos cause problemas con ellos.
—Pero no entiendo—dijo Ollie. —¿Cómo puede, simplemente,
comportarse de esa manera?
Coop deseaba saberlo. Su alfa no había entrado en muchos detalles cuando
había llamado. Coop no estaba seguro si iban a someter a Salvador o matarlo.
Pero lo último que quería era preocupar a la familia que había heredado,
cuando se apareó con Olin. Se había encariñado con ellos, y no quería que nada
estresara a Olin. Su compañero enlazado estaba a sólo unas semanas de dar a
luz, y Coop no quería que entrara en trabajo de parto prematuro, porque
estaba preocupado por él.
Karidon entró en la cocina y agarró uno de los muffins que Mya había hecho,
mientras le saludaba con un gesto de aprobación. Su mejor amigo mantuvo los
ojos apartados de Ollie. Lo había estado haciendo desde el incidente del
almacén. Coop tuvo que encontrar una manera de romper a Karidon de la
cáscara en la que se había metido, pero hasta ahora, nada había funcionado.
—¿También vas a ir? —Le preguntó Ollie a Karidon.
—Sí —Karidon metió un pedazo del muffin en su boca, y Coop pudo ver el
dolor en los ojos de Ollie. —Te encontraré afuera, Coop.
La mandíbula de Ollie se apretó, cuando Karidon salió. —Sólo dale tiempo—
le dijo Coop. 118
—Han pasado meses —dijo Ollie. —Tal vez necesito hacer frente a la
realidad y seguir adelante. —El gemelo de Olin salió de la habitación y Coop
no estaba seguro de qué decir.
—Me ocuparé de él —dijo Mya, mientras miraba por donde Ollie había
salido.
—Ve a ayudar a Talyn. —Coop lo ayudaría, pero cuando volviera, iba a tener
una larga conversación con Karidon.
Si el hombre no veía lo que tenía delante de él, un hombre dispuesto a
intentarlo y una familia que lo amaba, entonces le sugeriría a Ollie siguiera
adelante. Verlo lamentándose por un hombre que estaba malditamente cerca
de estar roto, empezaba a llegar a él.
Capitulo 12
Dane abrió los ojos, cuando sintió que el coche se detenía. Estaban fuera de
un motel, pero no sabía dónde. La luna estaba llena, y no podía oír ningún
sonido que indicara que estaban en la ciudad, así que tenían que estar en el
campo en alguna parte. Se sentó y luego se estremeció, mientras se frotaba el
pecho. Había un latido bajo y dolorido pulsando en el centro, y no sabía de
dónde venía.
—Siéntate aquí, mientras consigo una habitación —dijo Aramis. —Y no
intentes nada o mi conductor, Kristofer, se ocupará de que pagues por
intentar huir.
—Crees que te saldrás de esto, pero no lo harás. Cuando Syn te encuentre,
me voy a reír, mientras te destroza. —Se dio una palmada en la boca, cuando
se preguntó de dónde habían venido esas venenosas palabras. No estaba en él
amenazar a nadie. El dolor en su pecho creció. Lo frotó una vez más.
—Grandes palabras para alguien que se encuentra tan lejos de casa,
pequeño gato—dijo Aramis, su tono estaba lleno de diversión. —Sigue
hablándome de esa forma y podría decidir dejar que Kristofer quite parte de 119
tu agresión. Después de todo, es una noche de luna llena.
Tenía que encontrar alguna manera de escapar, mientras estaban en el
motel. Si viajaban demasiado tiempo, se dirigirían directamente al territorio
del lobo. Tenía la sensación de que una vez que estuviera allí, nunca saldría.
Cuando Aramis lo dejó solo, echó un vistazo alrededor del motel, notando
que había maderas que cubrían atrás y hierba alta donde debería estar el
césped. No estaban demasiado lejos del camino, pero no parecía que este
estuviera muy transitado. No tenía muchas opciones. Podría eludir a Aramis
en su forma de leopardo, pero dado que estaba embarazado no podía cambiar.
Su esperanza de escapar comenzó a disminuir. Había dos lobos y él era sólo
uno. Era imposible sin sus músculos. Podía esperar hasta que estuvieran
dormidos, y entonces intentar escapar. Aramis caminó desde la oficina del
motel con una llave colgando de su mano. Una sola llave. ¿Había pensado que
el lobo lo pondría en su propia habitación? Si fueran dos camas, ¿quién
dormiría dónde? A Dane le gustaba este arreglo cada vez menos.
—Vamos —le dijo Aramis desde afuera de la puerta del coche. —Vamos a
descansar un poco. Mañana tenemos un largo día por delante.
A regañadientes, salió. Entrecerró los ojos al hombre. —Espero que mueras
en tu sueño, tonto burro.
Gritó, cuando Aramis lo golpeó tan fuerte que se desplomó en el coche.
—Harías bien en recordar quién soy. Te he dado un margen de maniobra
porque estás embarazado, pero no tomará mucho antes de que te enseñe una
lección.
Aramis lo agarró bruscamente por el brazo y lo arrastró hacia la puerta del
motel. El lobo lo arrastró tan rápido, que sus pies apenas tocaron el suelo.
Kristofer abrió la puerta de la habitación del motel, y Aramis lo empujó
adentro. Para su horror, sólo había una cama grande en el centro de la
habitación.
—Vuelve a ser impertinente conmigo, de nuevo y sabrás lo que es ser
follado por dos lobos. —Aramis amenazó, y Kristofer lo miró como si eso fuera
exactamente lo que esperaba.
Instintivamente extendió su mano sobre su estómago. Aramis suspiró. 120
—Mira, no soy el monstruo que crees que soy. Pero tienes que entender
que Salvador mató a mi padre a sangre fría. No puedo dejar que se vaya. No
dejaré que se vaya.
—Pero no tienes que lastimar a otros en el proceso —le suplicó. —No te
conviertas en lo que Salvador es.
Aramis entrecerró los ojos. —No digas nunca que soy como él, porque no lo
soy.
—No me has enseñado nada más —dijo. —Desde que nos conocimos, has
estado enojado y tratando de engañarnos. ¿Por qué no intentas mostrarme
quién es realmente Aramis Bayne?
—¿En serio? —Dijo Kristofer, y se puso tenso por el tono áspero del hombre.
El sujeto rodeó a Aramis y parecía como si estuviera tratando de entender la
repentina debilidad de su alfa. —¿Te está convenciendo?
—Ambos se callan y se sientan —dijo Aramis antes de salir por la puerta.
Había visto la duda en los ojos de Aramis, había visto que estaba titubeando.
Si no hubiera sido por la gran boca de Kristofer, podría haberse ganado el lobo
alfa. Si pudiera lograr que el conductor se fuera y que Aramis permaneciera
con él a solas, podría ser capaz de razonar con el alfa.
Kristofer le dio a una mirada que debería haberlo matado en el acto. Era
obvio que al hombre no le gustaba, pero se negó a dejar que el conductor lo
intimidara. Le devolvió la mirada al lobo, mostrando los caninos. Sabía que no
era una amenaza para nadie en su condición, pero se sentía bien. No estaba
seguro de dónde venía su bravuconearía, pero pasó por delante del chico,
mientras caminaba hacia el aire acondicionado y lo apagó.
La habitación se sentía sofocante, pero de nuevo, eso podría haber sido él.
Todavía le dolía el pecho y se preocupó por eso. Su piel se sentía apretada, y
la cólera seguía hirviendo, justo debajo de la superficie.
—¿Estás buscando pelea? —Kristofer se quitó la chaqueta de cuero y la
tendió sobre la cama, antes de subirse las mangas. ¿Quién llevaba un cuero en
este calor? Sin embargo, el hombre era impresionante, incluso si odiaba
admitirlo. El conductor estaba bien construido y era mucho más alto que él, 121
pero todo el mundo era más alto que él. —Puedo oler la agresión por todos
lados. ¿Quieres un pedazo de mí?
El enojo se elevó como una tormenta lenta. Comenzó en su pecho y lo
envolvió, confortándolo, mientras miraba al sujeto. Sus garras se extendieron,
mientras sus labios se adelgazaban. —¿Son los hombres de mi talla, los únicos
a los que intimidas?
No estaba seguro de dónde había salido la bofetada. Había pasado tan
rápido. Un minuto estaba de pie, y el siguiente, estaba tumbado sobre su
espalda, extrañas ráfagas de líneas ondulantes recorriendo su visión, mientras
su cabeza explotaba de dolor. Estaba tan aturdido, que no había gritado. Lo
único que podía hacer era estar allí, mientras el mundo giraba en un ángulo
extraño. Se llevó la mano a la nariz que se le mancho con su sangre, mientras
trataba de respirar a través del dolor y la náusea.
Antes de que pudiera ponerse de pie, la puerta se abrió y Aramis entró. Lo
miró y luego mostró sus caninos a Kristofer.
—¿Qué diablos hiciste? —Aramis se inclinó junto a él y examinó su rostro.
Miró a su chófer. —Vete a correr, antes de que te mate.
Era extraño que Aramis estuviera mostrando tal preocupación cuando el
idiota, de hecho, le había traído un poco de dolor, cuando tocó su anillo de
parto. Sacudió la cabeza de la mano de Aramis, mientras Pie Grande salía de la
habitación del motel. Tuvo un impulso de zarandear al chico cuando le sacó la
lengua. Si no sintiera que vomitaría, lo habría hecho.
—Te dije que había luna llena. ¿Por qué tengo la sensación de que lo hiciste
enojar?
—Esa no es excusa para golpearme. —Se levantó y luego se tambaleó.
Sentía como si su cabeza estuviera partida. El hombre le había dado una fuerte
bofetada. Aramis le entregó una botella de agua. Dudó, sin saber si podía
confiar en el lobo alfa. Su garganta se secó repentinamente y agarró la botella.
Estaba demasiado asustado para beber del grifo del baño. El último motel en
el que había estado tenía agua oxidada, y no quería arriesgarse.
Logró caminar hasta la ventana y tomar asiento en una silla maltratada. El
cielo se nublaba, y la lluvia comenzó a golpear contra el asfalto. Se preguntó si 122
Syn estaba cerca o si incluso había visto el video.
Aramis podría haber estado engañándolo. ¿Y si nadie supiera que lo habían
secuestrado? Hasta donde Syn sabía, simplemente había salido por la puerta.
Una sensación inquietante, hizo un agujero en su estómago ante la idea de
que nadie vendría a rescatarlo. Había sido una tontería salir por la puerta, pero
no merecía ser torturado por su error. Estaba asustado. Correr había sido una
respuesta muy normal.
Aramis salió del cuarto de baño con un paño húmedo en la mano. Se lo dio
antes de reclinarse en la cama, acomodando una almohada detrás de su
espalda, mientras descansaba contra la cabecera de la cama. —Sé lo que
estabas haciendo antes. No confundas mi indulgencia con ignorancia. Los
hombres Bourne pagarán, no importa cuánto tú abogues su caso.
No estaba de humor para una conversación civilizada. Todo lo que podía
pensar, era en ir detrás del conductor y hacerle pagar por lo que había hecho.
Negó con la cabeza. Eso no estaba bien. ¿Por qué se sentía tan violento? ¿Eran
las hormonas del embarazo?
—Para ser honesto —dijo, mientras continuaba observando cómo caía la
lluvia.
—Espero que Syn te arranque la cabeza de los hombros y te ensarte por el
cuello.
Sus palabras ya no le conmovieron. No podía entenderlo, pero qué diablos.
Podría ir con ello también. No era como si estuviera entre amigos. Aramis
había amenazado con quedarse con Dane, y ese pensamiento lo enfermó.
Estaba tratando de ser educado.
—Touché —dijo Aramis. —No he sido el anfitrión más complaciente.
—¿Anfitrión? —Se volvió de la ventana y miró a Aramis. —¿Llamas a
secuestrar a alguien ser un anfitrión? ¿En qué jodido mundo vives?
Aramis estaba fuera de la cama y le gruñía en la cara en un abrir y cerrar de
ojos.
—El tipo de mundo donde mi padre fue asesinado a sangre fría y su asesino
envía a su hijo a pedirme ayuda. Necesitas reexaminar a quienes mantienes a
tú lado, pequeño gato. Salvador Bourne es el verdadero monstruo. Él es el
autor de todo en lo que me he convertido. ¿Aún te consideras parte de la 123
familia de Salvador? ¿Pelearías por él, aún después de que traicionara a Syn?
No estaba seguro de lo que Aramis estaba hablando. ¿Qué traición?
—Ah —Aramis se reía, mientras retrocedía. —Veo que no tienes idea de lo
que realmente está pasando.
—Ilumíname —dijo.
—¿No lo has averiguado? —Preguntó Aramis. —Salvador asesinó a mi padre
y luego envió a su hijo a su enemigo. Estoy seguro de que Syn no tenía ni idea
de lo que su padre había hecho.
—Estás mintiendo —dijo. No podía confiar en Aramis, en su palabra, sin
embargo, algo no estaba bien en ese viaje. No lo había cuestionado, pero en
el fondo de su mente, había sabido que ir a los lobos no era una gran idea. ¿Por
qué lucharían por los leopardos?
—¿Lo estoy? —Preguntó. —Puedo ver el desconcierto en tus ojos. No
quieres creerme, pero sabías que algo estaba mal desde el principio, ¿no?
Se volvió hacia la ventana, pero maldita sea, si Aramis no le había leído como
un libro.
—Descansa, Dane. Prometo que ningún daño vendrá a ti, mientras
duermes—Aramis retrocedía. —Necesitas mantener tus fuerzas.
—Tan sincero como suenas, no confío en ti.
Aramis sonrió. —Hombre sabio, pero estás a salvo mientras Kristofer va a
correr. Deberías aprovechar su ausencia.
—Si ese es tu consejo, siéntete libre de ahogarlo. —Tan pronto como tuviera
la oportunidad, se escaparía.
—Ah, casi me olvido. —Aramis se levantó y salió de la habitación. No tenía
idea de lo que el sujeto estaba haciendo. Cuando Aramis regresó, tenía una
cuerda en la mano.

Syn hizo un gesto para que los hombres rodearan el motel. Era más de
124
medianoche, y todo estaba tranquilo, pero también había una luna llena que
brillaba. Los hombres lobos estaban en su naturaleza más fuerte y más
agresiva durante la luna llena. Tenían las botas salpicadas, suavemente, por
los charcos que la lluvia había creado, pero el sonido era tan suave, que dudaba
de que alguien lo oyera. Uno de los hombres, había irrumpido en la oficina
principal y había encontrado la habitación de Aramis.
Tenía tres hombres en la parte trasera del edificio, asegurándose de que
nadie se escapara por la ventana de un cuarto de baño. Los otros tres se
quedaron junto a él, mientras presionaba su espalda contra la pared de
ladrillo.
Levantó tres dedos y los bajó lentamente, uno a uno. Cuando el último dedo
cayó, se movió delante de la puerta y usó el talón de su pie para patearla.
Alcanzó las luces y las encendió para encontrar a Dane acostado extendido
sobre la cama, con los ojos vendados. Señaló a los hombres que revisaran la
habitación, mientras se movía hacia la cama.
Había una nota pegada a la camisa de Dane. La abrió y leyó. La nota decía
que siempre tendría que mirar sobre su hombro, porque Aramis había
demostrado que podía llegar a Dane en cualquier momento y en cualquier
lugar.
—Está despejado —dijo Quad Cash mientras empezaba a desatar un lado
de Dane, mientras él trabajaba en el otro. Cuando Dane estuvo libre, llevó al
hombre a sus brazos, aliviado de que su compañero no estuviera herido.
—Se fue hace unos cinco minutos —dijo Dane, mientras se sacaba la venda
de los ojos.
Nunca había estado tan contento de ver esos sorprendentes ojos verdes,
pero su ira no menguó, cuando vio la magulladura en la mejilla de Dane.
—¿Aramis hizo eso? —Examinó la mejilla de Dane y decidió que no había
nada roto.
—No, fue su conductor, Kristofer —dijo Dane. —No creo que haya apreciado
que lo desafiara.
Miró a Dane con incredulidad. —¿Tú desafiaste a un shifter lobo?
125
Dane se encogió de hombros. —Me hizo enfadar.
Lanzó una mirada hacia Quad. Le había explicado al hombre, lo que le había
sucedido a Dane en el hospital y cómo podría empezar a actuar un poco
agresivo. Sin embargo, no había esperado que su compañero pequeño y
delgado, desafiara a un shifter lobo. No estaba seguro si eso era
inmensamente valiente o completamente suicida. Ya que era una luna llena,
el shifter lobo estaba extremadamente agresivo. Estaba agradecido de que
Dane hubiera sufrido sólo una mejilla magullada.
—Vamos a casa.
Dane negó con la cabeza. —Él va a seguir viniendo, Syn. Tenemos que
detenerlo antes de que realmente lastime a alguien. Aramis está lleno de rabia
por lo que hizo tu padre.
Resopló. —Esa no es ni la mitad. Trató de echarme a Talyn y a mí fuera de
casa.
Dane parecía aturdido. —¿Pero por qué?
—Larga historia. Ahora mismo, quiero sacarte de aquí. —Levantó a Dane en
sus brazos y lo llevó fuera. La lluvia había cesado, y la noche era aún más
bochornosa. Se deslizó en el asiento trasero, cuando Quad tomó el volante.
Mientras acunaba a Dane en sus brazos, juró que no dejaría al hombre fuera
de su vista... nunca. Estaba cansado de que Dane estuviera herido y cansado
de casi tener un ataque al corazón por su compañero enlazado, cada vez que
se daba la vuelta.

126
Capitulo 13
Syn le había pedido prestado el auto al Ejecutor. Necesitaba tiempo a solas
con Dane, tiempo para explicar lo que había ocurrido en el hospital. No estaba
seguro de que Dane aceptara bien las noticias, y no necesitaba que nadie viera
como golpeaban su culo. Había enfrentado muchas cosas en la vida,
incluyendo ser criado en una casa con dos machos alfa y comenzar su propio
negocio, pero nada lo asustaba más, que enfrentar a Dane ahora mismo.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó por centésima vez, desde que salió del
motel.
—¿Cómo está tu mejilla?
Dane había estado sentado en silencio en el asiento del pasajero, mirando
por la ventana con una expresión sombría. Le preocupaba que su compañero
enlazado hubiera tratado de enfrentarse a un hombre lobo. Eso no era común
en el pequeño Prim. O eran las hormonas del embarazo o la sangre que Lucius
le había dado. Optó por las hormonas. No quería contemplar lo otro.
—Cambios de humor —dijo Dane y luego se volvió hacia él. —Un minuto me
siento feliz y emocionado por ser padre, y al siguiente quiero encontrar a una 127
víctima y arrancarle la cabeza. ¿Eso es normal?
—Pediremos una cita con el doctor cuando lleguemos a casa —dijo,
retrasando lo que tenía que decir. Sus palmas estaban húmedas y su pulso
estaba acelerado, y no pudo encontrar la manera de comenzar la conversación
sobre haber dejado que un vampiro antiguo lo salvara. ¿Cómo se dice eso
exactamente?
Oh, por cierto, mientras estabas muriendo en el hospital, deje que un
chupasangre sangrara un poquito en tu boca. Eso no sonaba bien en su cabeza.
Dane lo iba a matar. Tal vez sería la víctima de Dane y le arrancaría la cabeza.
Si Dane no hubiera confesado ser agresivo con el hombre lobo, y no hubiera
presenciado la locura de su propio padre, no creería los rumores que Zack
había oído sobre los vampiros. Pero vio el cambio en Salvador, y se preguntaba
si Dane iría a ese extremo o simplemente sería ligeramente agresivo. Después
de todo, su compañero enlazado, no había estado alimentándose de Lucius
durante meses. Había sido un acuerdo de una sola vez.
—Por cierto —dijo y luego vaciló. Apretó el volante con más fuerza. —Hice
que tía Mya fuera a tu casa y recogiera tus cosas.
—¿Has oído algo sobre Severus? —Preguntó Dane, y pudo oír el miedo en
el tono del hombre.
—Una conmoción cerebral —dijo. Había hablado con alguien del hospital,
en su camino por salvar a Dane.
Afortunadamente, el Prim no había sufrido algo peor. Pero la enfermera le
informó que Severus estaba de pie, gritando acerca poner cargos contra Dane.
Sabía que podía sacar muy pronto a Dane de esta situación, ya que Severus no
tenía ninguna herida de consideración.
Talyn iba a tener dificultades para encontrar un patrocinador para ese Prim.
¿Quién en la tierra se llevaría al alborotador? Pero esa era la menor de sus
preocupaciones.
—¿Nada más?—Preguntó Dane. —¿Estás seguro? Todavía me siento
terrible por lo que pasó. Te juro que fue un accidente. —Dane se sentó allí,
apretando sus manos, y quería detener el automóvil, abrazar a Dane y olvidar
todos sus problemas. Pero la vida no era tan fácil de arreglar, y necesitaba 128
decirle a Dane lo que había hecho.
—¿Recuerdas a Claude? —Preguntó, dejando de lado el tema de Severus
por el momento.
—¿El conductor de la grúa? —Preguntó Dane. —¿Qué pasó con él? Fue un
hombre tan dulce por querer ayudarme.
Chico, Dane tenía todo eso mal. Odiaba que estuviera a punto de poner todo
esto en el regazo de Dane, pero necesitaba decirlo. —Resulta que estaba
ayudando a los Guardias Imperiales. Lo mandaron a hacerme daño.
Los ojos de Dane se abrieron y sus labios se separaron, mientras lo miraba,
como si esperara que le dijera que era una broma. Si sólo pudiera.
—¿Estás seguro? Se suponía que debía traerme un par de esos overoles.
Parpadeó con incredulidad hacia Dane. —¿Te digo que trabajaba para los
Guardias Imperiales y estás más sorprendido de que no hayas conseguido un
par de overoles? —Si ese fuera el caso, le compraría overoles en cada maldito
color que pudiera encontrar.
—Eran muy bonitos —dijo Dane. —Y estoy tratando de hacer frente al
hecho de que ya no podemos confiar en nadie. Es un día triste en el mundo,
cuando descubres que alguien en quien creías poder confiar, te ha mentido.
Gimió. No había mentido técnicamente, pero tampoco había sido una
recuperación milagrosa la de Dane. Respiro profundamente y dijo: —Los
médicos no pensaron que lo lograrías. De hecho, dijeron que te morirías.
Una vez más, Dane se limitó a mirarlo, como si esperara el remate de un
chiste. El lado de su boca se estremeció, y luego sonrió ampliamente. —No me
vengas con esto.
—Estoy hablando en serio, Dane —dijo, manteniendo los ojos fijos hacia el
frente, con miedo de mirar a Dane mientras asimilaba esa información. Se
movió en su asiento y tomó la derecha, cuando la autopista se dividió. No
estaban demasiado lejos de casa, pero lo suficientemente lejos como para que
tuviera que sufrir por unas horas, si Dane decidía enojarse con él.
Se lo merecía, pero, aun así, esperaba que no ocurriese.
—¿De verdad, hablas en serio? —Preguntó Dane. —Entonces, ¿cómo me
recuperé tan rápidamente? ¿Cómo viví si estaba destinado a...? —Dane le 129
agarró del brazo y tiró de él.
—¿Qué no me estás diciendo, Syn? Puedo ver el tic nervioso bajo tú ojo.
Dímelo.
Vio una señal de tráfico que anunciaba comida y gasolina. Decidió tomarla.
Si las cosas se ponían demasiado calientes, no quería estar conduciendo en la
carretera. Tan pronto como estuvo estacionado en un aparcamiento de Taco
Bell, se volvió hacia Dane.
—Se me acercó un sujeto en el estacionamiento del hospital, y me dijo que
podía salvarte. ¿Qué se supone que debía hacer, después de que los médicos
dijeran que no lo lograrías?
Una de las cejas rojas de Dane se elevó, más que la otra. —¿Qué sujeto, Syn?
Esta era la parte que a Dane no le iba a gustar. Si fuese al revés, habría
matado a quienquiera que hubiera hecho el trato para salvarlo. Bueno, por lo
menos, habría estado enojado más allá de las palabras. —Lucius Castel.
Dane se puso rígido y se dejó caer hacia atrás, con los ojos muy abiertos,
mientras su respiración se hacía poco profunda. —No —susurró. —¿C-cómo?
Esto se ponía cada vez peor. Esperaba una nalgada, cuando le digiera todo,
porque Dane iba definitivamente a dársela. —Tuviste que beber su sangre.
—¡Oh asqueroso! —Dane abrió la puerta del coche y saltó, escupiendo en
el suelo, mientras se limpiaba continuamente su boca. Saltó arriba y abajo y
luego corrió hacia el restaurante de comida rápida. Hizo una pausa durante un
segundo y luego lo siguió.
Encontró a Dane en el baño, con una toalla de papel limpiando sus dientes
y su lengua.
—No creo que eso ayude —dijo.
—¡No puedes decirme qué ayudará! —Le gritó Dane, mientras se le
acercaba.
Nunca había visto a Dane tan enojado. Pensando en ello, nunca había visto
a Dane nada más que feliz. Tan torcido como era, el fuego de Dane lo encendió.
—No me salvó por la bondad de su corazón. ¿Qué le debes, Syn? 130
—Tengo que ayudarlo a encontrar a su hermano —dijo, mientras quitaba
las toallas de papel de las manos de Dane. La boca del chico estaba roja por la
fricción.
—Su hermano está perdido. El hermano de Aramis está perdido. ¿Qué
diablos, Syn?
Parpadeó ante las maldiciones que salían de la boca de Dane. —No estoy
seguro de qué está pasando con eso.
—Todo me huele muy mal —dijo Dane, mientras arrancaba más toallas de
papel del soporte de plata de la pared. —¿Y cuándo se supone que debes ir a
buscar a su hermano?
—No lo dijo —dijo.
—¿Así que, esperamos hasta que este antiguo vampiro aparezca queriendo
que cumplas tu parte del trato?
—¿Qué querías que hiciera? —Preguntó enojado. —¡Fue o hacer un trato
con él o dejarte morir, y maldita sea, te amo demasiado para perderte!
Genial, acababa de confesar sus sentimientos a Dane, en un cuarto de baño
de Taco Bell. Qué romántico.
—Sí, bueno, si me amas tanto... Espera, ¿qué acabas de decir? —Las manos
de Dane se detuvieron, las toallas de papel olvidadas, mientras lo miraba con
confusión.
Se aclaró la garganta y dio un paso al costado, cuando alguien entró en el
baño y se paró frente al urinario. —No voy a tener aquí esta conversación.
Dane asintió y salió, dirigiéndose a la puerta, y luego giró sobre sus talones
y se dirigió al mostrador. Parecía aturdido cuando ordenó algo de comida y
luego tocó un ritmo en el mostrador en un gesto nervioso. Su pierna estaba
rebotando una milla por minuto, mientras esperaba, él se paró detrás del
hombre, preguntándose si Dane iba a ponerse a cantar de la alegría. Esto no
podría ser bueno. El hombre parecía tan herido que podría quebrarse en
cualquier momento.
El adolescente con granos en la cara, detrás del mostrador, le entregó a
Dane su bolsa y luego le agradeció por haber elegido el lugar. Dane salió sin
decir una palabra, dirigiéndose directamente al coche. En vez de entrar, se 131
sentó en el capó y comenzó a morder su mullido taco. Dejó que el hombre
tuviera su compás de espera, tiempo para absorber las cosas. No había
pensado que una confesión de amor azotaría al hombre, pero lo había hecho.
Cuando Dane terminó de comer, lo miró y le dijo —Me dijiste que me
amabas, en un baño público.
Sonrió. —Lo hice.
El hombre frunció el ceño. —Eso no te libra, amigo. Tuviste muchas
oportunidades de hablarme de Lucius desde que salimos del hospital, y no lo
hiciste.
—No es un tema fácil de abordar. —Apoyó su culo contra el capó y cruzó
sus piernas en sus tobillos. —Había entrado en calor primitivo, justo después
de eso.
Un rubor rosado se posó sobre las mejillas de Dane, mientras sus manos
estrangulaban la envoltura vacía. Miró al suelo y luego sonrió. —Lo recuerdo.
Se apartó del coche y se acomodó entre las piernas de Dane, enmarcando
el rostro del hombre con las manos.
—No era mi intención ocultártelo, Dane. Lo juro. Si recuerdas, después de
que te reclamé, nos reunimos con Aramis.
—Todavía podrías haberme dicho —dijo Dane. —¿Qué significa tener
sangre de vampiro en mí? ¿Cómo me afectará eso? —Los ojos de Dane se
ensancharon. —¿El bebé?
—No te preocupes —frotó con sus pulgares las mejillas de Dane. —
Tendremos todo bajo control, una vez que estemos en casa. Por lo que he oído,
serás más agresivo, pero dudo que haya efectos duraderos.
—Pero no lo sabes con seguridad. —Una de las manos de Dane apretó
contra su vientre plano. —Y si…
Bajó la cabeza y besó a Dane con calor. Dioses, cómo había extrañado esos
labios. Dane gimió y luego se inclinó hacia él, tirando de su camisa, mientras
trataba de acercarlo. Para cuando se separaron, ambos hombres jadeaban, y
podía ver el contorno duro en los vaqueros de Dane.
—Todavía estamos a pocas horas de casa —dijo, tratando de calmar sus
horribles hormonas.
—No más moteles —dijo Dane, con firmeza. —Nunca quiero ver otro motel 132
mientras viva. Eso era comprensible.
—¿Auto? —Dane se sonrojó y su mirada cayó sobre su camisa. Miró el
interior del coche. Era factible. Podría ser un poco estrecho, pero podrían
hacer que funcione.
—No en el maldito estacionamiento de Taco Bell. —Aunque si no conseguía
a Dane desnudo pronto, sólo podrían hacerlo aquí. Sería un bono adicional por
el servicio de auto o sería arrestado cuando alguien viera el culo pálido de Dane
colgando en el aire.
Agarró la mano de Dane y lo llevó al lado del pasajero. —Hay una gasolinera
al otro lado de la calle.
Dane se rió. —Como si eso fuera mejor.
Miró a su alrededor. No había mucho para elegir. Era una zona casi desierta
por lo que asintió con la cabeza hacia un campo, preguntándose si Dane
tomaría la idea.
—¿Qué diablos? —Murmuró Dane, con buen humor y luego subió al coche.
Antes de cerrar la puerta, lo miró. —Todavía no estás libre de esto.
—No pensé que lo estaría —dijo, mientras se apresuraba hacia el lado del
conductor y entraba. Encendió el coche y luego se fueron de allí. Tardó dos
segundos en encontrar una carretera de acceso al campo. Llevó al automóvil
lo suficientemente lejos y luego lo aparcó bajo una arboleda. —Ahora
desnúdate.
—Me encantan tus habilidades para el juego previo —dijo Dane, mientras
subía al asiento trasero. Gritó cuando lo golpeó en su culo bien redondeado.
—Voy a trabajar en eso. En este momento, mi boca está rogando por
chuparte la polla.
Dane lo miró hacia atrás, con los labios entreabiertos, y luego se apresuró a
entrar en el asiento trasero, donde se bajó los pantalones por las piernas. Se
echó a reír, mientras salía y luego se deslizaba en la parte de atrás. Era
demasiado grande para escalar entre los asientos.
—Mmm, ¿qué tenemos aquí?—Se sentó y luego tiró a Dane hasta que su
compañero enlazado se montó a horcajadas en su regazo. Envolvió sus dedos 133
alrededor de la erección de Dane y le dio un apretón. La cabeza de este
retrocedió, cuando se le escapó un gemido. Caminaría a través de los fuegos
del infierno, para ver la expresión de puro éxtasis en la cara de Dane.
Bajó la cabeza y acarició el cuello de Dane antes de apartarlo y acomodarlo,
para que pudiera llevar al hombre a su boca. No era fácil ni cómodo en el
asiento trasero del coche, pero infiernos si no lo haría funcionar. Dane estaba
colgando a medio camino sobre el asiento, sus caderas en el aire, mientras le
tragaba su polla por la garganta.
—¡Dios mío! —Dane empujó sus caderas hacia adelante, mientras sus dedos
se aferraban al asiento. Sus piernas estaban en sus hombros, y sabía que no
podrían mantener esta posición por mucho tiempo, pero iba a sacar lo mejor
de ella, mientras pudiera. Arremolinó la lengua y trazó la gruesa vena, antes
de masajear la polla con su garganta.
—Syn, estoy teniendo un dolor en la espalda.
Sonrió alrededor de la polla de Dane, antes de que se le escapara de la boca.
Antes de que Dane se acomodara en su regazo, se desabrochó los pantalones
y los empujó por sus piernas. Este no era el mejor plan, pero no es como si
fuera a dejar pasar la oportunidad de enterrarse profundamente dentro de
Dane. Su pene pulsaba con la imagen de tener esos músculos apretados
estrangulando su eje.
—¿Lubricante? —Preguntó Dane.
—Saliva —dijo desesperadamente, esperando que Dane fuera por la idea.
Era un método crudo, pero esa era su única opción. Al parecer, Dane lo hizo
porque los dos escupieron y humedecieron su erección, antes de que Dane se
inclinara hacia su pecho y él guió su polla hasta el agujero de Dane. —Relájate
ahora.
—Es fácil para ti decirlo —Dane jadeó cuando bajó lentamente. Fue lo más
lento posible, observando cualquier signo de incomodidad. Por mucho que lo
matara, se detendría si Dane no podía soportarlo.
—¿Quieres parar? —Le preguntó a Dane cuando este se mordió el labio
inferior. 134
Dane negó con la cabeza. —Sólo necesito un minuto.
El chico podía tomar todo lo que necesitara. Le agarró las caderas, ayudando
a estabilizar a su compañero enlazado y controlar su propia necesidad de
hundirse profundamente dentro de Dane. Su polla latía, pero se negó a
moverse.
Después de tomar una respiración profunda y constante, Dane comenzó a
moverse de nuevo. Gimió mientras miraba fijamente a los ojos de Dane y se
preguntaba lo hermoso que este se vería hinchado con su hijo. Su pecho se
tensó ante la idea de tener una familia, de compartir una vida con el hombre
que había amado durante tanto tiempo. No creía que fuera posible amar a
alguien tanto, pero lo hacía, y mataría a cualquiera que le quitara a Dane de
nuevo.
—Syn —Dane respiró, mientras él finalmente tocaba fondo.
Tembló ligeramente al sentir que Dane lo envolvió antes de que empezara
a moverse, empujando con breves estocadas, mientras Dane se aferraba a sus
hombros y empezaba a montarlo.
Él hizo una mueca cuando su cuello empezó a endurecerse, pero sólo las
puertas del infierno abriéndose le tentarían a detenerse. Gruñó suavemente,
mientras Dane rebotaba. Acababan de empezar, y ya podía sentir una
sensación de hormigueo subir por su espina dorsal.
Se sentía como una eternidad desde que habían estado juntos, y ronroneó,
mientras sus manos acariciaban los costados de Dane. El sonido vibró en su
pecho, mientras sus caninos se alargaban. Sus ojos se abrieron en shock,
cuando sintió los dientes de Dane hundirse en su cuello.
La sensación era demasiado. No había esperado que Dane lo reclamara.
Gritó, mientras lanzaba la cabeza hacia atrás, su polla explotando. Sus dedos
se aferraron a las caderas de Dane, mientras se empujaba en el hombre,
silbando mientras su semilla se disparaba en el culo de éste.
Un ronroneo suave y retumbante escapó de Dane, y sintió la caliente y
húmeda corrida de semen entre ellos, mientras Dane se venía. Jadeó, mientras
Dane extraía sus dientes y le lamía el cuello. —Te quiero también, Syn —dijo
Dane, mientras lo acariciaba—. Te amé desde siempre.
—Ídem, pequeño conejito. 135
—No soy un conejito —Dane rebatió, con poco entusiasmo.
Ambos se pusieron rígidos cuando alguien golpeó la ventanilla empañada.
Limpió un pequeño lugar para ver quién era. Suspiró y miró a Dane.
—Mejor te vistes. Es el sheriff.
Capitulo 14
Dane seguía mortificado por haber sido pillados teniendo sexo en el campo.
Afortunadamente, el sheriff les había dejado ir con una advertencia y una
enorme sonrisa en su rostro. Sin embargo, Syn encontró la situación divertida
porque no podía dejar de reír.
Se detuvieron en Stillwater después de la medianoche. Dane estaba agotado
y listo para una ducha caliente y una cómoda cama. Nunca quería salir a la
carretera otra vez. Recordó haber pensado en ello cuando volvían de donde
Aramis. Tal vez no debería pensar en simples placeres, o terminaría en otro
largo viaje por carretera.
Cuando llegaron a la entrada, vio a Ollie sentado en el porche de la casa de
Syn. Frunció el ceño cuando salió. Era tarde. ¿Por qué Ollie estaría aquí?
—¿Está todo bien? —Preguntó.
Ollie se echó hacia atrás ligeramente, como si lo hubiesen interrumpido
mientras pensaba profundamente. Se pasó la mano por el rubio cabello antes
de decir —Olin entró en labor temprano, mientras visitaba a Gabriel, así que
lo subieron corriendo. Coop llamó a un médico. Todo el mundo está en pánico. 136
Los ojos de Dane cruzaron la calle, pero las luces estaban apagadas en la
casa de Coop.
—¿Dónde está Olin? —Preguntó.
—Dentro —Ollie puso un pulgar sobre su hombro. —Puede que no quieras
entrar. Está muy lleno allí.
Se acercó a Ollie. El hombre parecía un poco pálido. —¿Estás bien? — Se
sentó junto al gemelo de Olin y presionó una mano a la frente del hombre. El
sujeto estaba sudoroso, pero sin fiebre.
—Vi cosas que no deben ser vistas —dijo Ollie mientras tragaba. —Vi la
cabeza de un bebé saliendo del estómago de Olin —ahora Ollie estaba un poco
verde.
—Me siento mal por los vómitos. No creo que eso haya sido apreciado. —El
hombre estaba hablando en palabras lentas y cuidadosas. Parecía realmente
fuera de sí.
—Se le llama el milagro del nacimiento —dijo con la misma lentitud, como
si Ollie fuera tonto. —Es una cosa hermosa.
Ollie sacudió la cabeza. —No. Había una maldita cabeza saliendo del
estómago de mi gemelo. Era como si un mini gemelo estuviera estallando
fuera de él. —Ollie levantó de nuevo la mano, y estaba temblando.
Se rió entre dientes. —Estarás bien. Te traeré un poco de zumo de naranja
y una paleta para sobrevivir a la experiencia. —Acarició la rodilla de Ollie, antes
de entrar. El hombre no había estado bromeando. Parecía que cada Ejecutor
estaba allí. Tuvo que abrirse camino hacia la cocina para conseguir el zumo de
naranja de Ollie. Estaba bromeando sobre la paleta. No creía que hubiera
ninguna en la casa. Tal vez a Ollie le gustaría una galleta en su lugar.
—Eres muy agresivo, para ser un pequeño sujeto —dijo Quad, mientras se
alejaba para que pudiera sacar un vaso del armario.
—Tienes suerte de que no te pusiera sobre tu culo. —Se estremeció. No
había querido decir eso. Maldito Syn por dejarle beber sangre mientras estaba
fuera de combate.
—Eso podría ser divertido —Quad le guiñó un ojo. —Si no pensara que Syn 137
me desgarraría, podría dejarte intentarlo.
Inclinó la cabeza hacia un lado y miró la vena pulsante en el cuello de Quad.
Era como si pudiera verlo directamente a través de la piel del hombre.
Golpeaba a un ritmo hipnótico, mientras su garganta se secaba vorazmente.
Se lamía los labios, mientras se preguntaba cómo sería de buena la sangre de
Quad mientras... parpadeó horrorizado ante sus pensamientos. Retrocedió y
dejó caer el vaso. Se rompió en el suelo.
Quad frunció el ceño. —Sólo estaba bromeando, Dane. No hay necesidad
de entrar en pánico. Nunca te tocaría.
Sacudió la cabeza y se dio una palmada en la boca. Algo cortante le cortó el
dedo. Lo sentía por debajo del labio superior. ¡Tenía colmillos! Giró sobre sus
talones y se obligó a salir de la cocina, desesperado por encontrar a Syn.
¿Qué diablos le había hecho Lucius?
Syn estaba arriba, hablando con Coop. Se volvió cuando corrió hacia él.
—¿Dane?
Se negó a mover la mano. No quería que nadie viera sus afilados dientes.
Utilizó su mano libre, para arrastrar de Syn por el pasillo. De espaldas a Coop,
abrió la boca. Los ojos de Syn se abrieron. Éste lo agarró y lo empujó hacia su
dormitorio.
—¿Qué mierda? —Preguntó Syn, mientras cerraba la puerta. —Déjame
verlos.
—¡No soy un monstruo! —Gritó.
—Nunca dije que lo fueras —Syn se le acercó y enmarcó su rostro. —Ahora
déjame ver.
Abrió de nuevo. Syn examinó sus dientes, y pudo ver cómo éste estaba de
enojado, por el fuego en los ojos de oro del hombre. —Voy a matar a Lucius.
Comenzó a llorar, cuando le dijo a Syn lo que había sucedido en la cocina
con Quad. Incluso ahora, todavía quería beber la sangre del hombre. ¡Esto era
horrible!
—¿Qué pasa con el bebé? —Preguntó, mientras se limpiaba los ojos.
—¿Crees que esto le afectará a él o ella? 138
La mandíbula de Syn se cerró fuertemente, mientras caminaba por el
dormitorio.
—Tan pronto como el doctor haya terminado con Olin, lo meteré aquí.
—Pero... —No pudo decirle a Syn lo sediento que estaba. Había llegado de
repente, y ahora se sentía como si no hubiera comido en años. Su estómago
tenía cólicos, y su garganta se estaba secando.
—¿Qué ocurre, Dane? —Preguntó Syn. —Dime, conejito.
Estaba tan preocupado, que no discutió sobre el apodo cariñoso. —Estoy...
tengo sed. —Por segunda vez, las cejas de Syn se dispararon hacia arriba.
—¿Por sangre?
Asintió rápidamente, mientras se sentaba en la cama. Se pasó la mano por
la nuca y trató de pensar en otras cosas, pero nada le quitaba de la mente su
sed.
—¿Puedes ver si el médico está disponible?
Syn frunció sus labios, mientras él asintió con la cabeza y salió de la
habitación. Se alegró por el respiro. No quería decirle a Syn lo deliciosa que era
su vena. Ya estaba bastante mortificado. Saltó de la cama y comenzó a pasear
por el dormitorio. Esto no podría estar sucediendo. No había manera de que
fuera a sobrevivir sin sangre. De ninguna manera. Era un leopardo, no un
vampiro.
—Sólo un trago y te sentirás mejor.
Se giró para encontrar a un desconocido junto a la ventana, apoyado contra
la pared. Sonrió y pudo ver un afilado colmillo. —¿Quién eres?
—Tú donante —dijo el hombre.
Entrecerró los ojos, mientras entrelazaba sus puños. —¿Me hiciste esto?
—Un regalo.
—¡Esto no es un regalo! —Gritó—. Estoy embarazado, idiota. También soy
un leopardo. No bebo sangre.
—El bebé estará bien. De hecho, más que bien. Tendrá una ventaja que los
otros gatos no tienen. Deberías estar agradeciéndome. 139
El hombre habló con tanta calma, que quería envolver sus manos alrededor
de la garganta de Lucius y estrangularlo.
—Llévatelo —dijo. —No quiero tu regalo. —Sentía como si su mundo se
inclinara hacia un lado, y comenzó a entrar en pánico. No quería beber sangre.
El pensamiento lo hizo marearse.
—Sólo hay una forma de sacar mi sangre de ti, y eso es matarte —dijo
Lucius, mientras se levantaba, mirándolo. —Se agradecido, mocoso. Ahora
eres inmortal y más fuerte. Tú vista es mejor, así como tú audición. Escucha.
Se quedó quieto y escuchó. Para su repugnancia, pudo oír al menos una
docena de corazones latiendo. Su garganta se tensó, cuando su hambre creció.
Incluso podía oír dos diminutos latidos de corazón y sabía que uno era el hijo
de Talyn, mientras que el otro, era el recién nacido de Coop y Olin.
Cayó de rodillas y vomitó.
—Te salvé la vida —dijo Lucius. —Sé agradecido.
Se derrumbó en el suelo y acunó su cabeza entre sus manos. —Mi bebé.
¿Necesitará sangre? —Preguntó, sin levantar los ojos.
—Sí.
Se sintió mareado de nuevo. Empezó a llorar suavemente ante la idea de
que su hijo bebiera algo más que leche. La imagen era horrible.
—Dile a Syn que voy a regresar a cobrar su deuda. Hasta entonces, deja de
lloriquear y disfruta de tu nueva vida. —Hubo un zumbido, y cuando levantó
los ojos, Lucius se había ido. Segundos después, Syn regresó.
—Dane, ¿por qué estás en el suelo? —Su compañero enlazado, se arrodilló
a su lado—. Te mareaste.
Se sentó y limpió sus lágrimas con las palmas de sus manos, mientras le
decía a Syn lo que Lucius había dicho.
—Lo voy a destrozar pulgada por pulgada. —Syn lo abrazó, mientras lo
mecía—. Vas a estar bien, Dane. Lo prometo.
No estaría bien. No mientras el hambre lo mordiera. Antes de que pudiera
detenerse, volvió la cabeza y mordió el cuello de Syn. Estaba hambriento y no 140
podía ver más allá del hambre. Mientras bebía, su garganta dejó de doler, así
como su estómago.
—Dane —susurró Syn. —Dane, para.
Se echó hacia atrás y miró a Syn en estado de shock. Se lamió los labios y
trató de alejarse del regazo de Syn, pero este se aferró a él con manos firmes.
—Deja de luchar, pequeño conejito. Estoy bien. Está bien.
—No, no lo está —dijo, mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano.
— ¡Acabo de atacarte!
—Y no puedo decir, que fuera desagradable —dijo Syn, mientras suspiraba
y se desplomaba contra la cama.
No estaba seguro de qué pensar ni decir. Syn se veía... ido. Lo miró, sin saber
si el hombre estaba bien o si se había desmayado. Agitó su mano frente a la
cara de Syn, pero el hombre ni siquiera parpadeó. —¿Syn?
—¿Hmm? — Preguntó Syn y luego lentamente despertó de su estupor.
—¿Qué sucede contigo?
—Feliz
—¿Feliz?
—Buen orgasmo.
Sus ojos bajaron, para ver un punto húmedo en los pantalones de Syn.
Frunció el ceño. —Pero tú me dijiste que me detuviera.
—Porque me iba a venir de nuevo —dijo Syn, mientras deslizaba una mano
sobre su cara y se sacudía. —No lo vi venir. — El hombre se rió entre dientes.
—No más juego de palabras.
Seguía confundido. ¿Alimentarse de Syn había hecho que su compañero
enlazado llegara al clímax? Eso no tenía sentido. Debería haber sido doloroso.
—¿Estás bien?
—Pregúntame en unos cinco minutos. —Syn bostezó.
—Estoy hablando en serio —dijo, mientras golpeaba a Syn en su pecho.
—Lucius podrá haber dicho que el bebé está bien, pero no confío en él. 141
Quiero que un médico me diga que el bebé está bien.
—No está lo suficientemente avanzado —dijo Syn, cuando finalmente se
incorporó, con los ojos fijos. —El doctor dijo que quiere verte en su oficina, al
final de la semana, y él te vigilará durante todo el embarazo. Pero en este
momento, todo lo que puede hacer, es un análisis de sangre.
Miró a Syn. —¿Por qué tengo la sensación de que te estás calentando ante
la idea de que sea mitad vampiro? Eres un hombre enfermo. —Dijo
enfurruñado, mientras se deslizaba lejos de Syn. —Necesito una ducha, y
necesitas conseguir poner tu cabeza en orden.
Syn se puso en pie y se aclaró la garganta. —Bien. Voy a cazar a Lucius y lo
castraré.
—Ahora, eso es de lo que estoy hablando —dijo. A Lucius se le debía
enseñar una lección sobre engañar a la gente. No se debía permitir que el
hombre se saliese con la suya, por convertirlo y no dijese los efectos
secundarios.
Como antojo de sangre y todo eso.
—Estaba bromeando —dijo Syn, con el ceño fruncido. —Realmente tienes
sed de sangre.
—Hormonas —dijo, mientras caminaba hacia el baño. —Soy un hormonal
leopardo vampiro embarazado. Por favor, no me molestes.
Syn soltó una risita y lo persiguió. Gritó y se fue al baño. Se encargaría de
todos sus problemas, más tarde. No estaba listo para enfrentarlos en este
momento. Su vida estaba cambiando drásticamente, pero había una
constante, y eso era Syn, el hombre al que había amado desde que lo vio y el
hombre que amaba aún más profundamente ahora.
Mientras tuviera a Syn a su lado, podría tratar con el mundo.
Pero después de dar a luz, iba a tener una pequeña charla cara a cara con
Lucius Castel.

142
—Es hermosa —dijo Coop, mientras sostenía a su hija en sus brazos por
primera vez. La miró a los ojos y, en ese instante, se enamoró de ella.
—¿Cómo la nombraran?—Preguntó Mya. —Ustedes dos nunca se
decidieron por un nombre.
—Mary Elizabeth Dalton —dijo Olin, antes de bostezar.
—Qué nombre tan hermoso —comentó Mya. —Los dejaré solos, para que
disfruten del brillo de la paternidad.
Le dio unas palmaditas en el hombro a Olin, antes de salir. El médico ya lo había
examinado y a la bebé y declaro que ambos se encontraban bien. No estaban
seguros de lo que había hecho que Olin entrara en labor tempranamente, pero
Coop se sintió aliviado de que ambos estuvieran en mejor estado de salud.
—Ella se parece a ti —dijo Coop, mientras arrullaba a su hija. —Incluso tiene
tus ojos verdes.
—No puedo creer que tuviera un bebé —dijo Olin, mientras se sentaba en
la cama.
—Nunca en mis sueños más salvajes, ocurría este escenario. —Sonrió, y
Coop cayó aún más enamorado de su compañero enlazado. —Pero no lo
cambiaría, por nada en el mundo.
Coop miró hacia arriba, cuando Karidon apareció en la puerta. Las cosas no
habían estado bien entre ellos, desde el incidente en la fábrica de papel.
Karidon se había cerrado y no lo dejaba entrar, pero eso no le impediría
compartir este momento con su mejor amigo por nada en el mundo.
—Felicitaciones —dijo Karidon. —Oí que es una niña.
Se trasladó a la puerta y le mostró su hija. —Su nombre es Mary Elizabeth.
Karidon la miró y pudo ver el asombro en sus ojos. Levantó la mano y frotó
un nudillo sobre la mejilla de la pequeña.
—Ella es perfecta.
Eso era. Era el papá más orgulloso del planeta y sabía que su hija sería
mimada, una vez que sus padres llegaran. Cami iba a caer instantáneamente
enamorada.
Vio a Ollie en el pasillo. Se rió entre dientes. 143
—Está bien, Ollie. No hay más material gráfico que ver—Karidon se volvió y
pudo ver el deseo en los ojos de su mejor amigo. Deseó que Karidon
consiguiera su mierda junta y reclamara a Ollie. Era evidente cómo se sentía
uno hacia el otro. Ollie entró en la habitación, y Karidon se excusó. Coop
suspiró. Su mejor amigo tenía un largo camino por delante, pero tal vez, sólo
tal vez, Ollie era exactamente lo que el hombre necesitaba. Pero por ahora,
disfrutaría de la nueva integrante en su familia.
Tenía un compañero enlazado que amaba y ahora una preciosa hija. Su vida
era completa, y no podría haber sido más feliz.

Salvador caminó desde el estacionamiento, al bar lleno de gente. Odiaba los


bares, pero era allí donde Lucius había pedido encontrarse. Vio al vampiro en
la cabina trasera y se dirigió hacia él. Había viajado cien millas para encontrarse
con Lucius.
Era mejor así. Nadie aquí sabía quién era, y nadie correría contándole a
Talyn una maldita cosa.
Tan pronto como se sentó, ladró —Me prometiste una guerra y, hasta
ahora, nada. Los Guardias Imperiales están maltratando a algunas personas,
pero eso es todo. Incluso mentí acerca de que el Alto Consejo tomo una
decisión, esperando que Talyn mordiera el cebo y atacara primero, pero no lo
hizo.
—He presentado un plan bien ejecutado —dijo Lucius. —Sólo mantente
firme, y obtendrás tu guerra. Deja que las piezas caigan en su lugar.
—¿Te gusta ocasionar problemas? —Preguntó, disgustado. —Juego de
niños.
—Vas a secuestrar a Ollie y luego, cuando Karidon aparezca, liberarlo —le
dijo Lucius, mientras tocaba el vaso delante de él.
Todavía lo asombraba que los vampiros pudieran beber alcohol. Pensó que
sólo podían beber sangre.
—No veo la lógica allí —dijo. —¿Por qué secuestrarlo, sólo para liberarlo?
144
—Tienes que despertar problemas, mantenerlos ocupados para que no
vean la verdadera amenaza por venir. —El hombre sonrió y tomó un sorbo del
líquido ámbar.
—Encuentra un lacayo para que sea quien cargue con los problemas.
—¿Y qué hay de ti? —Preguntó. Le molestaba que Lucius revelara sólo un
detalle de sus planes a la vez. Debería estar ahora bañándose en sangre, no
escapando de Stillwater.
—A su debido tiempo —dijo Lucius antes de terminar su bebida y ponerse
de pie.
Vio cómo el imbécil salía. Cuando todo esto terminara, Lucius vería lo que
era meterse con un alfa. Arrancaría el corazón del hijo de puta y alimentaría a
su clan.
—Soy tío —dijo Ollie con orgullo, mientras entraba en el porche trasero. No
estaba seguro de qué más decir. El acercarse a Karidon había sido imposible.
El hombre era un libro cerrado.
—Felicidades —dijo Karidon y levantó su botella de bebida a modo de
saludo.
Todo el mundo estaba celebrando. La comida se había cocinado, y el alcohol
fluía. No bebió. Nunca había podido tolerar el licor, así que permanecía lejos
de esa cosa.
Sin embargo, podría usar una bebida fuerte ahora.
—Gracias—dijo, mientras echaba un vistazo al patio trasero. Estaba siendo
arrancado, pedazos de escombros por todas partes. Gabriel había tenido un
ataque sobre que los bebés necesitaban un lugar para jugar, por lo que Talyn
accedió a poner no sólo un césped, sino un conjunto de columpios y también
una casa del árbol.
—Deberías estar allí, celebrando—dijo Karidon, e inclinó la botella hacia
atrás, tomando un largo trago.
Reunió todo el valor que tenía y dijo —Prefiero estar aquí, contigo. 145
La mirada de Karidon se deslizó lentamente hacia él, antes de que el hombre
tomara los pocos pasos necesarios para estar frente a su cara. Su aliento se
atrapó en su garganta, mientras Karidon bajaba su cabeza y lo besaba. Era
cálido, acogedor, e hizo que sus dedos se curvaran.
Cuando Karidon se alejó, pudo ver la lujuria en los ojos dorados del hombre.
Y entonces parpadeó, y la lujuria se desvaneció. Karidon dio un paso atrás y
sacudió la cabeza. —Lo siento. Eso fue un error y nunca volverá a suceder.
No estaba seguro de lo que acababa de suceder, cuando Karidon se alejó.
Se quedó allí, tocando sus labios, mientras ansiaba otro beso más largo.
Suspiró. Tenía una afición por encontrar personas dañadas y tratar de
arreglarlos. Era evidente que Karidon estaba roto, y tenía la sensación de que
Karidon Wade sería su mayor desafío.

Fin
Sobre el autor
Lynn Hagen ama escribir sobre algo imperfecto, pero adorable. También
ama a un héroe que puede ver más allá de todas las asperezas, para encontrar
el brillante diamante de un corazón hermoso.
La puedes encontrar, cualquier día, acurrucada con su portátil y una taza de
café caliente, dejando que el siguiente conjunto de personajes, cuenten su
historia.

146
Créditos

147

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