Teologia Propia

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 67

Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 1

SEMINARIO BÍBLICO DE LA U.C.E.


COCHABAMBA - BOLIVIA

TEOLOGIA PROPIA

Docente: Lic. Marco Antonio Gil Seoane

Cochabamba, primer semestre 2009

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 2

TEOLOGÍA PROPIA
(La Doctrina acerca Dios)
INTRODUCCIÓN

Conceptos y Definiciones

Para empezar el estudio de la Teología Propia debemos comprender primero el


concepto de la Teología propiamente dicha. Por su etimología proviene del
griego Theos (Dios) y Logos (estudio), por lo que sería el estudio de las cosas
de Dios ó el estudio acerca de Dios. Es importante entender que como seres
finitos no podemos estudiar a Dios, lo cual sería el significado estricto de la
palabra. Es entonces que el estudiante de Teología estudia “acerca de” y no a
Dios de forma directa. El concepto general de Teología incluye por lo menos
tres definiciones:

1. La teología es inteligible en forma ordenada y racional.

2. La fe cristiana tiene su fuente en la Biblia. Esto, a su vez, abarca la


exégesis (explicación crítica del griego Exegeisthai: explicar; interpretar
de ex = de adentro hacia afuera y hegeisthai = conducir, es decir
conducir de adentro hacia afuera) y la sistematización.

3. La fe cristiana tiene su fuente en la Biblia, de modo que la teología


cristiana deberá ser un estudio basado en la Biblia.

Es pues, la Teología cristiana una sistematización y presentación de las


verdades reveladas por Dios en las Sagradas Escrituras.

Clasificación de la Teología

Existen diferentes formas para clasificar la Teología de las cuales, obviamente,


se desprenden diferentes maneras de estudiarla. Entre las más importantes
tenemos:

1) Cronológicamente:

 Teología Patrística
 Teología Medieval
 Teología de la Reforma
 Teología Moderna.

2) Por escuelas de Pensamiento:

 Teología Petrina
 Teología Juanina
 Teología Paulina
 Teología Agustina
 Teología Luterana
 Teología Calvinista
 Teología Arminiana
 Teología Bartiana, etc.

3) Conceptualista:

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 3

 Teología Propia: Estudio que contempla la Persona de


Dios -Padre, Hijo y Espíritu Santo-, sin hacer referencia a las obras de cada
uno de ellos.

 Teología Histórica: Se ocupa de lo que pensaron aquellos


que estudiaron la Biblia tocante a sus enseñanzas, individual o
colectivamente, como en los pronunciamientos de los concilios (historia de
la iglesia). Muestra cómo la iglesia ha formulado tanto la verdad como el
error y sirve para guiar al teólogo a su propio entendimiento y declaración
de doctrina. Un estudiante puede llegar a un mejor entendimiento de la
verdad por conocer las contribuciones y los errores en la historia de la
iglesia.

 Teología Dogmática: Del griego dogma que significa


ordenanza o decreto que deben aceptar los fieles por ser en sí misma una
verdad o autoridad.

 Teología Especulativa: Estudia verdades teológicas


sostenidas en lo abstracto, aparte de su importancia pragmática. Viene del
griego Praxis igual a acción o práctica.

 Teología del Antiguo Testamento: Así designada porque se


limita a los libros del Antiguo Testamento.

 Teología el Nuevo Testamento: Así designada porque se


limita a los libros del Nuevo Testamento.

 Teología Bíblica: Estudia de forma sistemática el


progreso histórico condicionado de la auto revelación de Dios en las
Sagradas Escrituras. Estudia también la revelación en las secuencias
progresivas en la cual fue dada. Reconoce que la revelación no se completó
en un solo acto de Dios, sino en series o etapas utilizando diversos medios.

 Teología Teísta o Sistemática: correlaciona los datos de la


Revelación Bíblica como un todo para poder exhibir ordenadamente el
cuadro total de la auto revelación de Dios. Puede incluir los trasfondos
histórico-culturales, las apologéticas y las exégesis, dando una posición
amalgamada de todas ellas.

 Teología Natural: Llamada así referente al estudio de la


naturaleza que infiere la presencia y acción de una deidad.

Presuposiciones y Requisitos para el Estudio de la Teología.

Conciente o inconcientemente, cada persona opera basándose en


presuposiciones. Cada persona antes de comenzar su trabajo de aprendizaje
supone o esgrime de facto ideas que concibe como verdades en si mismas. Son
axiomas para la persona (axioma: verdad tan evidente que no requiere
demostración).

Los teístas presuponen la existencia de Dios, los trinitarios presuponen la


existencia del Dios Trino, lo ateos presuponen la no existencia de Dios, y así
sucesivamente; no llegamos al conocimiento de la existencia de Dios por

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 4

ningún medio racional, pero en base a la revelación aceptamos y profesamos


nuestro apego a la intrínseca existencia de Dios.

Todo hombre, cristiano o no, es un teólogo de facto, desde el momento que


conciba cualquier tipo de divinidad o ser superior, o fuerza universal que
gobierne o regule la existencia. Para los cristianos, la diferencia estriba si la
teología que se ejecute es en obediencia o rebeldía a la revelación escritural.

a) Se asume de antemano la Inspiración y Autoridad de las Escrituras.

Esto significa que no es tarea primordial el defender, comprobar o corroborar


el carácter divino de las Escrituras, sino más bien, ordenar y exhibir la verdad
positiva que la Biblia deja por sentado.

b) La Hermenéutica y su metodología son esenciales en el trabajo de la Teología


Sistemática.

La importancia de hallar y sostener la verdad en absoluta pureza y en


proporciones correctas no puede sobrestimarse, A este fin puede llegarse
solamente por un método sistemático. El uso de la exégesis es imprescindible,
para conocer los idiomas de los manuscritos originales, las circunstancias
histórico - culturales.
 
Recordemos las reglas básicas de la Hermenéutica según E. Lund y A. Luce:

 Regla Fundamental: La Escritura debe ser explicada por


la Escritura. La Biblia es su propio intérprete.
 Tomar las palabras en sentido usual y ordinario (no
necesariamente literal).
 Tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto
de la frase.
 Tomar las palabras en el sentido del contexto (versículos
anteriores y posteriores).
 Es necesario consultar los pasajes paralelos.
 Pasajes de ideas paralelas
 Atender a las formas literarias, retóricas o de dicción del
idioma y cultura de origen.

c) Reconocer nuestras propias limitaciones.

Si no fuera porque Dios ha dado su auto revelación a los hombres y se ha


dado a conocer en Su propósito para Su creación, parecería una presunción
infundada que la mente finita buscase el comprender al Infinito o que un ser
temporal, abarcase en su conocimiento al Eterno.

d) La Iluminación Espiritual.

Aunque la Biblia está expresada en un lenguaje simple su mensaje, en


muchos aspectos, trasciende las esferas del entendimiento humano. La Biblia
es Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo a los hombres de Dios. Es
palabra del Espíritu Santo, por lo tanto solo El le puede dar el sentido y el
entendimiento al teólogo para la comprensión del texto Sagrado, pero, de
ninguna forma, se entiende que el Dios revele en la actualidad cosas que
nieguen o contradigan la revelación escritural, aún el ejercicio contemporáneo

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 5

de lo dones del Espíritu Santo deben estar en total apego a las Sagradas
Escrituras, pues ambas cosas, son de Dios y cumplen el propósito de auto
revelación.
e) Se requiere un trabajo de FE, arduo y paciente.

Sin duda alguna el teólogo es un hombre de fe, desde sus presuposiciones y


su actitud en el estudio deben ser regidas por esta constante "FE", la cual, en
los hechos, se manifiesta en trabajo y estudio constante, permanente, serio,
arduo, tenaz, siempre progresivo, pero con toda reverencia al Creador.

Principales Divisiones de la Teología Sistemática.

1. Bibliología: estudio de las verdades esenciales concernientes a la


Biblia.
2. Teología Propia: Estudio tocante a las verdades de Dios - Padre, Hijo
y Espíritu Santo.
3. Cristología (del griego Cristos: el ungido): estudio acerca de la
persona y obra de Jesucristo.
4. Neumatología (del griego neuma: espíritu), estudio acerca de lo
concerniente a la persona del Espíritu Santo, su obra, sus dones y
ministerios.
5. Antropología: estudio concerniente a las verdades del hombre.
6. Hamartiología (del griego hamartía: no dar en el blanco = pecado):
estudio concerniente al pecado, su génesis y consecuencias.
7. Soteriología (del griego sotería: salvación): estudio de las verdades
concernientes a la salvación de la creación de su estado pecaminoso.
8. Eclesiología (del griego ekklesia: ek - de eklesia - Llamar = llamados
de ó asamblea de los llamados): estudio concerniente a las verdades
de la iglesia o cuerpo de Jesucristo.
9. Escatología (del griego eschata o eschatos: último): estudio de las
verdades acerca de las cosas de los últimos tiempos.
10. Angelología (del griego aggelos: mensajero divino): estudio
concerniente a los ángeles.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 6

LA EXISTENCIA DE DIOS1

Lugar que tiene la Doctrina de Dios en la Dogmática

Con la doctrina de Dios comienzan generalmente los trabajos sobre Dogmática


o Teología Sistemática. La opinión reinante siempre ha reconocido que éste el
procedimiento más lógico, y todavía apunta en la misma dirección. Si
procedemos sobre la suposición de que la teología es el conocimiento
sistematizado de Dios, de quién y para quién son todas las cosas, habrá
buenas razones para comenzar con la doctrina de Dios, un estudio detallado
de Dios. Emprendemos el estudio de la teología con dos presuposiciones:

1. Dios existe.
2. Él se ha revelado en Su divina Palabra.

El primero es un axioma que el estudiante de teología pone como fundamento


para el posterior estudio de la Teología. Es sobre el cual basa todo su esfuerzo
para expandir su conocimiento de Dios. El no considerar esta afirmación como
válida, o simplemente el hecho de discutirla, invalida cualquier esfuerzo por
seguir adelante con sus estudios.

La segunda presuposición es la razón por la cuál no es imposible comenzar


con el estudio de Dios. Consultamos su revelación para saber lo que Él nos ha
revelado de Sí mismo y para conocer la relación que guarda con sus criaturas.

Estas son las bases con las que debería estudiarse la Teología Sistemática,
partiendo de Dios mismo. Pero a principios del anterior siglo se procuró
asegurar el carácter científico de la teología por la introducción de un nuevo
método que dejaba al margen a Dios, desacreditando la fe en la Escritura, y
tomando la conciencia religiosa del hombre como fuente de la teología.

Gradualmente la religión tomó el lugar de Dios como objeto de la teología. El


hombre dejó de tratar el conocimiento de Dios como algo que le había sido
dado en la Escritura y comenzó a jactarse de ser un investigador de Dios. Con
el correr del tiempo se hizo común hablar del descubrimiento de Dios hecho
por el hombre, como si alguna vez el hombre lo hubiera descubierto, y cada
nuevo descubrimiento logrado en éste proceso era enaltecido con el nombre de
“revelación”. Dios llegaba como el final de un silogismo 2.

Bajo ésta óptica, es sorprendente que muchos estudiosos, no obstante del


subjetivismo que hacían gala, mantuvieran el orden tradicional de estudio.
Algunos, sin embargo, se dieron cuenta de su incongruencia y se encaminaron
por una senda diferente. Pese a todas las corrientes de estudio que pueda
existir, es indispensable aceptar que la Dogmática debe empezar con Dios,
pues Él es la fuente de la que se nutre el estudioso.

Prueba Bíblica de la Existencia de Dios

Para nosotros la existencia de Dios es la gran presuposición de la teología. No


tiene sentido hablar del conocimiento de Dios, a menos que se admita que
Dios existe. La presuposición de la teología cristiana tiene características muy
1
El presente texto está extractado en su gran mayoría del libro “Teología Sistemática” de Louis Berkhof
en sus dos primeras secciones, con aditamentos de otros estudios sobre el tema.
2
Conclusión o resultado de un proceso mental propio.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 7

definidas. La suposición es, no simplemente que hay algo, alguna idea o ideal,
alguna potencia o tendencia determinada a la cual se debe dar el nombre de
Dios, existente por sí, conciente por sí, sino que hay un Ser personal, del que
se originan todas las cosas, que transciende toda la creación, a la vez que es
inmanente3 a cada parte de ella.

Esto, sin embargo, no significa que la existencia de Dios sea susceptible de


una demostración lógica que elimine todo tipo de duda; pero sí, que en tanto
que la existencia de Dios se acepte por fe, ésta tiene su base en una
información fidedigna.

El cristiano acepta por la fe la verdad de la existencia de Dios. Pero no por una


fe ciega, sino por una fe que se basa en la evidencia, y la evidencia se funda,
sobre todo, en la Escritura como Palabra inspirada por Dios, y luego, en la
revelación de Dios en la naturaleza. La prueba bíblica acerca de éste punto no
nos viene en la forma de una explícita declaración y mucho menos en forma de
un argumento lógico. La aproximación más parecida la encontramos en
Hebreos 11:6: “...porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

La Biblia presupone la existencia de Dios desde su primera afirmación: “En el


principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén.1:1). No sólo describe a Dios
como el Creador de todas las cosas, sino también como el Sustentador de
todas sus criaturas, y como el Gobernante de los destinos de los individuos y
naciones. La Biblia testifica que Dios hace todas las cosas según el consejo de
Su voluntad, y revela la realización gradual de su gran propósito de redención.

Únicamente por la fe aceptamos la revelación de Dios y alcanzamos la


verdadera comprensión de su contenido. Jesús dijo: “el que quiera hacer la
voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi
propia cuenta” (Juan 7:17). Oseas tenía en su mente éste conocimiento
intensivo que resulta de la íntima comunión con Dios, cuando dijo: “Y
conoceremos y proseguiremos en conocer a Jehová” (Oseas 6:3). El incrédulo
no tiene el verdadero conocimiento de la Palabra de Dios, la cual es la base y
prueba suficiente para el estudioso y creyente en el Señor.

Diversas Formas de Negación de la Existencia de Dios

Los estudiantes de Religiones Comparadas y los misioneros con frecuencia


dan testimonio de la realidad de que la idea de Dios es prácticamente
universal en la raza humana. Se encuentra hasta en las naciones y tribus
menos civilizadas del mundo. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan
individuos que nieguen completamente la existencia de Dios según se nos ha
revelado en la Escritura. Ésta negación es la que ha asumido varias formas en
el curso de la historia de la humanidad.

1. La Absoluta Negación de la Existencia de Dios

Como ya lo dijimos, casi en todos los pueblos existe la conciencia de la


existencia o la idea de Dios. En atención a esto, algunos han ido tan lejos
como para negar que haya quienes nieguen la existencia de Dios, es decir,

3
Inherente, inseparable

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 8

niegan que hayan verdaderos ateos. Pero ésta afirmación esta contradicha por
los hechos.

Se acostumbra distinguir dos clases de ateos: los prácticos y los teóricos. Los
primeros son, sencillamente, gentes sin Dios, que en la vida práctica no
reconocen a Dios, y que viven como si no hubiera Dios. Los otros son, por
regla general, de una clase más intelectual y basan su negociación en el
desarrollo de un razonamiento. El ateísmo resulta, en último análisis, del
estado de perversión moral del hombre, y de su deseo de esconderse de Dios.

Acerca del ateo práctico, la misma Biblia nos da mención de ellos (Sal.10:4b;
Ef.2:12) quienes parece que sienten un júbilo secreto en ostentar su ateísmo
cuando van viento en popa, pero caen de rodillas cuando repentinamente ven
su vida en peligro. Los ateos teóricos son de otro tipo. Mediante una
argumentación racional tratan de demostrar que no hay Dios. El Profesor
Flint4 distingue tres tipos de ateos teóricos:

a) Los ateos dogmáticos, que de plano niegan que exista en Ser divino;
b) Los ateos escépticos, que dudan de la capacidad de la mente humana
para determinar si hay o no hay Dios; y
c) Los ateos capciosos, que sostienen que no hay pruebas válidas de la
existencia de Dios.

En las tres formas, aunque sea en su fase más elemental, quienes sostienen
esta forma de pensamiento, sostienen “doctoralmente” que la creencia en la
existencia de Dios es meramente una ilusión. Empero, dentro de ésta
clasificación, el verdadero ateo es el ateo dogmático, el que afirma
categóricamente que no hay Dios. Esta afirmación significará una de dos
cosas: Que no reconoce a Dios de ninguna clase, ni se levanta ídolo alguno a
sí mismo, ó que no reconoce al Dios de la Biblia. Existen en realidad, si es que
los hay, muy pocos ateos que no se formen, en la práctica, alguna clase de
Dios para ellos mismos.

Mucho más de ésta forma de pensamiento la revisaremos en el siguiente


acapite donde estudiaremos las diversas posturas antiteístas.

2. Falsos y Actuales Conceptos de Dios que Contienen una Negación del


Verdadero Dios.

Hay en boga varios conceptos de Dios, los cuales contienen una negación de la
concepción teísta de Dios. Presentaremos tres conceptos base para éstas
teorías sobre las cuales luego desarrollaremos este tipo de posturas.

4
“Teorías Anti Teológicas”, pág 4ss.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 9

1. Un Dios Inmanente e Impersonal. El teísmo siempre ha creído en un


Dios que es a la vez trascendente e inmanente. El deísmo quita a Dios
de en medio del mundo y hace hincapié en su trascendencia a expensas
de su inminencia. Sin embargo, bajo la influencia del panteísmo, el
péndulo osciló en dirección contraria. Identificó a Dios con el mundo y
se negó a reconocerlo como Ser divino, distinto de su creación e
infinitamente superior a ella. Los atributos que reconocemos de Dios
son, desde este punto de vista, expresiones meramente simbólicas de
los varios modos que sentimos esta dependencia; ideas subjetivas sin
correspondencia con la realidad.

2. Un Dios Finito y Personal. La idea de uno o varios dioses finitos es tan


vieja como el politeísmo y el henoteísmo5. Esta idea se acopla con el
Pluralismo, pero no con el Monismo filosófico ni con el monoteísmo
teológico. El Teísmo siempre ha considerado a Dios como un Ser
absolutamente personal y de infinitas perfecciones. Con el avance de la
filosofía y el estudio de la teología en la misma, y por el
desconocimiento de “absolutos” filosóficos, se dejo de entender el
concepto teísta de Dios. Por ejemplo, se eliminó la existencia de los
atributos metafísicos de Dios (infinidad, inmutabilidad, etc.)
declarándose la supremacía de Sus atributos morales. Debido al mal
que hay en el mundo es necesario pensar que Dios está limitado en su
conocimiento o en su poder o en ambos. La condición del mundo hace
imposible creer en un Dios infinito en conocimiento y poder.

3. Dios Como la Personificación de una Nueva Idea Abstracta. Se considera


el nombre de “Dios” como un nuevo símbolo, que explica algunos
procesos cósmicos, alguna voluntad o poder universal, o algún elevado
o amplísimo ideal. Se insiste en repetir que si hubo un Dios que creo al
hombre a su imagen y semejanza, el hombre le devuelve ahora
cortésmente el favor, creándose un Dios a imagen y semejanza del
hombre. Si en los tiempos anteriores a la primera guerra mundial el
modelo dominante era el de un soberano autócrata que demandaba
obediencia absoluta, ahora es el de un gobernante demócrata, afanoso
en servir a todos sus súbditos. Hay quienes opinan que ésta idea de
Dios ha servido a un propósito útil, pero que se aproximan tiempos que
ya no será necesaria.

 El Ateísmo

El ateísmo simplemente niega la existencia de Dios. Como ya dijimos, el ateo


dogmático es la expresión más firme de esta postura pues busca
racionalmente negar a Dios.

 El Teísmo

El teísmo significa la existencia de un Dios personal, Creador, Preservador y


Soberano de todas las cosas.

 El Agnosticismo

5
Adoración preferente de un Dios, sin dejar por ello de creer en los demás dioses.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 10

El agnosticismo niega la habilidad del hombre para conocer si hay Dios o no.
Además, si hay un Dios, el hombre no puede saber con seguridad que está
Dios interesado en el.

 La Evolución

Esta teoría tiene sus bases en la publicación del libro “El Origen de las
Especies” de Charles Darwin, según la cual el hombre es el resultado de un
proceso evolutivo que tuvo principio hace millones de anos, fruto de la
casualidad y el desorden. A través de los anos, las células que vivían en el mar
se juntaron para hacer los animales marinos de los cuales emergieron los
terrestres y los aéreos. Finalmente, dentro la cadena evolutiva, del mono se
originaron los primeros hombres.

Esta teoría dio paso posteriormente a la explicación del origen del universo a
partir de un solo átomo – preexistente – que hizo explosión (el Bing-Bang) y del
que se originaron todos los planetas. Los defensores de estos postulados
niegan rotundamente la idea de un Dios todopoderoso.

 El Materialismo

Postura completamente ateísta, postula que todos los fenómenos que existen
en la naturaleza, en los procesos sociales y en el medio que nos rodea, se
pueden explicar a través de ellos mismos y por ende no existe nada
sobrenatural que los haga funcionar y les hubiera podido dar una creación
inicial.

El materialismo dialéctico fue la herramienta científica de esta corriente


filosófica, de amplio estudio en las sociedades de extrema izquierda
(comunismo), iniciada por Hegel y desarrollada ampliamente por Engels y
Marx. El materialismo busca responder sus preguntas iniciando su
investigación desde el mismo objeto en si, desmenuzando cada una de sus
partes y volviendo nuevamente a la superficie con las “verdades” encontradas
en su investigación. Por ello, cada fenómeno puede explicarse por si solo, sin
mediar por ello un poder sobrenatural.

 El Politeísmo

El politeísmo cree que hay muchos dioses (el hinduismo, por ejemplo, tiene
miles de dioses), ninguno de los cuales es “personal”, de modo que es
imposible tener relación personal con Dios. Ya que exalta a muchos dioses,
ninguno de los cuales corresponde a la idea del Dios cristiano.

 El Deísmo

El deísmo se distingue del teísmo en que considera a Dios enteramente fuera


del universo.

 El Panteísmo

El panteísmo, que incluye el movimiento de la nueva era, cree que Dios está
en todo (en los seres humanos, en los animales, en la vegetación), o que todo
está en Dios (monismo), en lugar de ser un Dios único, soberano trascendente.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 11

 El Monismo

Es la adoración de un dios entre varios dioses (muy parecido al hedonismo).


La antigua mitología griega y romana nos da ejemplos de este tipo de
adoración. Este tipo de adoración no solo incluía a seres sobrenaturales
provenientes de un mundo sobrenatural, sino también a humanos exaltados a
la posición de dioses.

 El Dualismo

Los cristianos enfrentan el dilema de querer aceptar la manera científica de


considerar al mundo y a la vez mantenerse fieles a las enseñanzas de la Biblia.
En consecuencia, dividimos nuestra vida en dos ámbitos: la secular y la
sagrada, separamos lo religioso de lo no religioso, el domingo y el resto de la
semana. Según Brian Walsh y Richard Middleton6, los cristianos nos rendimos
ante la trinidad del pensamiento secular:

1. La ciencia o los métodos científicos de razonamiento.


2. La tecnología y el uso de máquinas para controlar nuestra vida y
el ambiente (vivimos en una cultura automatizada).
3. El capitalismo, con su insaciable impulso hacia cada vez más
crecimiento, ganancias y riquezas.

Hace algunos anos, el teólogo norteamericano Francis Schaeffer dijo que la


iglesia está acomodándose lentamente a las normas y los valores del mundo –
se preocupa cada vez más por ser “políticamente correcta” (el camino medio de
la neutralidad) que por vivir de acuerdo con los mandamientos y enseñanzas
de la Biblia –; pronto no tendrá ya nada valioso ni importante para decirle al
mundo.

 El Humanismo

Podemos decir sin lugar a equivocarnos que con Caín nace el humanismo,
corriente filosófica muy de moda en nuestros días, que enfoca toda su
atención en el hombre y deja a un lado a Dios. El humanismo promueve el
desarrollo de la civilización a partir del hombre y para el hombre. La mejor
ilustración de esta corriente filosófica se la encuentra en el relato del Génesis,
capitulo 4, cuando Caín decide estar “sin Dios” y funda una civilización que
prospera en todas las áreas de la ciencia, las artes, las letras y la arquitectura.
Pero esto es sin Dios, dando la idea equivocada al hombre que puede
prosperar sin Dios, sin necesitar a nadie y sin rendirles cuentas a nadie mas
que a si mismo.

 El Naturalismo

El naturalismo sostiene que lo único que existe es la naturaleza observable;


que el universo es un sistema cerrado y que no hay evidencia que permita
afirmar que existe una inteligencia superior, lo cual excluye la existencia de
un ser sobrenatural que está detrás o que dio origen al universo. En esta
postura se incluye el humanismo secular, que es la perspectiva de que el ser
humano es la medida de todas las cosas.

6
“La Vision Transformadora”, Grand Rapids, USA

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 12

Pruebas de la Existencia de Dios Conocidas como Relacionales

En el transcurso del tiempo y debido muy especialmente a la influencia de


Wolff se desarrollaron y cobraron fuerza en la teología algunos argumentos
para probar racionalmente la existencia de Dios. Algunos de éstos en esencia
ya habían sido sugeridos por Platón y Aristóteles, y los otros fueron añadidos
en tiempos modernos por los estudiosos de la filosofía de la religión. De dichos
argumentos aquí sólo mencionamos los más comunes.

El Argumento Ontológico

Este argumento fue presentado en su más perfecta por Anselmo. Su


argumento es que el hombre tiene la idea de un ser absolutamente perfecto:
que la existencia es un atributo de la perfección y que por tanto debe existir
un ser absolutamente perfecto. El hecho de que tengamos una idea de Dios no
demuestra lógica o concretamente la existencia de Dios.

El argumento Cosmológico

Todo lo que existe en el mundo debe de tener una causa adecuada, y siendo
así, también el universo la debe tener, es decir, una causa indefinidamente
grande. El universo material se presenta como un sistema reciproco, de lo cual
depende su unidad compuesta en varias partes. Luego pues, debe haber un
Agente único que equilibra la reciprocidad de las diversas partes, o que
constituye la razón dinámica de su existencia. Al igual que el argumento
anterior, esto todavía no prueba enfáticamente la existencia de Dios.

El Argumento Teleológico

También este es un argumento causal y resulta prácticamente una extensión


del anterior. Se presenta un mundo en el cual, por dondequiera que se
contemple, revela inteligencia, orden, armonía y designio, denunciando así la
existencia de un ser inteligente y de firmes designios creadores. Este es el
mejor de los tres argumentos, pero aun así no demuestra la existencia de
Dios.

El Argumento Moral

Para exponer este argumento, Kant partió del imperativo categórico y de allí
dedujo la existencia de alguien como Legislador y Juez tiene absoluto derecho
de gobierno sobre el hombre. Parte del razonamiento se basa en la disparidad
que frecuentemente se observa entre la conducta moral de los hombres y la
prosperidad que gozan en la presente vida, y sienten que tal desequilibrio
demanda un ajuste en el futuro, lo cual, a la vez requiere, que haya un Arbitro
Justo. Aunque este argumento señala la existencia de un ser santo y justo, no
obliga a la creencia de Dios, el Creador, de infinitas perfecciones.

El Argumento Histórico o Etnológico

Entre todos los pueblos de la tierra se tiene un sentimiento de lo divino, que se


manifiesta en un culto externo. Siendo universal este fenómeno, debe

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 13

pertenecer a la misma naturaleza del hombre. Y si la naturaleza del hombre


tiende a la adoración religiosa, esto solo hallará explicación en un Ser superior
que dio al hombre una naturaleza religiosa.

Cada uno de estos argumento tiene su propia valía, pero ninguno es suficiente
para probar la existencia de Dios, pues este conocimiento solo deriva de la fe
del creyente que reconoce la existencia de un Ser todopoderoso e infinito. Es
por fe, entonces, que aceptamos la existencia de Dios.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 14

NUESTRO CONOCIMIENTO DE DIOS

Dios es Incomprensible, pero Conocible

La iglesia cristiana confiesa, por una parte, que Dios es Incomprensible, y por
la otra que puede ser conocido, y que conocerlo es un requisito absoluto para
ser salvo (Job 11:7; Is.40:18). La declaración de Jesús es enfática: “Y esta es la
vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo a
quien has enviado” (Juan 17:3). Pero al mismo tiempo tiene presente otra
declaración: “El Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para
conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo”
(1 Jn.5:20). Las dos ideas reflejadas en estos pasajes se mantuvieron siempre,
una al lado de la otra en la iglesia cristiana.

En la historia de la iglesia, fueron muchos los que fijaron una posición distinta
a esta presunción que es inseparable del cristiano (los arrianos sostenían que
no hay nada en Dios que no podamos conocer, por ejemplo). Inclusive Lutero
hablaba de un Dios escondido para distinguirlo de un Dios revelado, llegando
incluso a afirmar que dentro del Dios revelado hay algo escondido que no es
posible develar por medio de la revelación especial. Calvino consideraba que
para el hombre es imposible investigar las profundidades del Ser de Dios. “Su
esencia”, dice, “es incomprensible de tal manera que su divinidad escapa
completamente a los sentidos humanos”. Los reformadores no negaban que el
hombre puede saber algo de la naturaleza de Dios por medio de la creación,
pero el verdadero conocimiento solo se puede adquirir a través de la revelación
especial, bajo la influencia del Espíritu Santo.

La teología Reformada afirma que Dios puede ser conocido, pero que es
imposible que el hombre alcance un conocimiento exhaustivo y perfecto de
Dios en todo sentido. Alcanzar tal conocimiento equivaldría a comprender a
Dios y esto ya queda fuera de nuestro asunto. Además, el hombre en el
sentido propio de lo que es definir, no puede dar de Dios una definición, sino
tan solo una descripción parcial. Una definición lógica es imposible porque
Dios no puede ser clasificado bajo una categoría superior. Al mismo tiempo, la
teología Reformada afirma que el hombre puede obtener un conocimiento
perfectamente adecuado acerca de Dios, para la realización del propósito
divino en la vida del hombre, mediante la revelación especial, y la adquirirá
solamente quien acepte esa revelación con la fe de un niño. La religión
necesariamente presupone tal conocimiento.

La Negación de Nuestro Conocimiento de Dios

Sobre diferentes razones se ha negado la posibilidad de que conozcamos a


Dios. Esta negación generalmente descansa sobre las supuestas limitaciones
de las facultades humanas de conocimiento. Esto se basa en afirmar que el
intelecto humano es incapaz de conocer cosa alguna de aquellas que se
encuentran mas allá de los fenómenos naturales y como escondidas por ello,
teniendo que ser, consecuentemente, ignorante de las cosas suprasensibles y
divinas.

En esta posición, los primeros en alinearse fueron los agnósticos, luego los
positivistas y hoy en día, los humanistas. Dentro estas formas, podemos ver
tres argumentos importantes en los cuales basan sus suposiciones:

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 15

1. El hombre solamente conoce por analogías. Conocemos solo aquello que


guarda alguna semejanza con nuestra naturaleza o experiencia. Pero
aunque es cierto que aprendemos muchas cosas por analogía, son
muchas las que también aprendemos por contraste, las cosas que nos
arrebatan la atención. Además, como el hombre esta hecho a imagen y
semejanza de Dios, no debemos olvidar que existen importantes
analogías entre la naturaleza humana y la divina.

2. El hombre conoce realmente únicamente lo que puede abarcar en su


totalidad. Básicamente esta postura nos dice que el hombre no puede
comprender a Dios, pues El es infinito. Nuestro conocimiento de Dios
aunque no sea exhaustivo puede, sin embargo, ser muy real y
perfectamente adecuado a nuestras necesidades.

3. Todas las afirmaciones que se hacen de Dios son negativas y por tanto
no proporcionan un verdadero conocimiento. Aceptando que el Absoluto y
el Infinito de Dios solo pueden concebirse como negación de lo
concebible, entonces implica que no habría forma de aceptar en forma
alguna. Empero, la aseidad de Dios incluye ideas positivas como el
amor, la espiritualidad y la santidad.

4. Todo nuestro conocimiento esta relacionado con el sujeto investigador. Se


dice que conocemos las cosas que son susceptibles de ser conocidas, no
como las cosas son en si, sino solamente en la forma en que se
relacionan con nuestros sentidos y facultades. En el proceso del
conocimiento las pervertimos y desfiguramos. Esto nos da a entender
que conocemos las cosas solo por medio de nuestros sentidos y
facultades y no las conocemos tal como son. Esto no es real, pues
nuestro conocimiento corresponde a la realidad objetiva.

La Revelación que Dios hace de Sí Mismo es Requisito de todo


Conocimiento de Dios

El Conocimiento de Dios, lo Comunica al Hombre el Mismo Dios

La teología difiere de todas las demás ciencias en cuanto el hombre cuando


estudia otras ciencias, se coloca por encima de ellas como objeto de su
investigación y de forma activa extrae de ella su conocimiento por cualquier
medio que le parezca más apropiado; pero en teología no se coloca por encima,
sino por debajo del objeto de su conocimiento. En otras palabras, el hombre
puede conocer a Dios únicamente hasta donde Dios se hace conocer mediante
la revelación. Sin esta revelación, el hombre jamás habría sido capaz de
adquirir el menor conocimiento de Dios.

Y no obstante que Dios se ha revelado objetivamente, no es la razón humana


la que descubre a Dios, sino Dios a si mismo se descubre ante el ojo de la fe.
Sin embargo, por la aplicación de la santificada razón humana al estudio de la
Palabra de Dios, el hombre puede, bajo la dirección del Espíritu Santo adquirir
un siempre crecimiento conocimiento de Dios.

No obstante, debemos sostener la posición de que la teología no seria posible


sin la revelación hecha por Dios mismo. Y cuando hablamos de revelación
usamos el término en el estricto sentido de la palabra. No es algo en lo que
Dios se mostrara pasivo, un mero “manifestarse” sino algo en lo que

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 16

activamente se da a conocer. No es, como a muchos modernos pensadores les


gustaría decir, un profundo discernimiento espiritual que conduce al hombre
a un siempre creciente descubrimiento de Dios; sino un acto de sobrenatural
comunicación de si mismo, un definido acto ejecutado por el Dios Viviente.
Nada hay de sorprendente en el hecho de que Dios solamente pueda ser
conocido si le place revelarse, y hasta donde le place revelarse.

Nuestro Conocimiento de Dios es Innato y Adquirido

Se acostumbra a hacer una distinción entre el conocimiento innato de Dios y


el adquirido. Estrictamente hablando no es una distinción lógica, porque en
ultimo análisis todo conocimiento humano es adquirido. Las doctrinas de las
ideas innatas pertenecen a la filosofía más que a la teología.

El conocimiento innato se adquiere espontáneamente bajo la influencia del las


raíces religiosas colocadas en el hombre mediante su creación a imagen de
Dios, y que desde luego no de adquiere por el laborioso proceso del
razonamiento y la argumentación. Es un conocimiento que el hombre, dada su
constitución espiritual, adquiere necesariamente, y como tal se distingue de
todo conocimiento condicionado por la voluntad del hombre.

El conocimiento adquirido, por otra parte, se obtiene mediante el estudio de la


revelación de Dios. No brota espontáneamente en el intelecto humano, sino
que se produce mediante el consciente y sostenido propósito de saber. Puede
adquirirse solamente por el agotante proceso de percepción y reflexión,
razonamiento y argumentación.

La Revelación General y la Especial

La Biblia da testimonio de una doble revelación de Dios: una revelación tanto


en la naturaleza que nos rodea, como en la conciencia humana y en el
providencial gobierno del mundo (Salmo 19:1, 2; Hech.14:17; Rom.1:19, 20).
La otra revelación se encuentra incorporada en la Biblia como Palabra de Dios
2 R.17:13; Salmo 103:7; Jn.1:18; Heb.1:1, 2).

Fundándose sobre estos datos bíblicos se acostumbra a hablar de revelación


natural y revelación sobrenatural. Aplicada esta diferencia a la idea de
revelación, indica fundamentalmente una distinción que se basa en la manera
en que dicha revelación llega al hombre; pero en el curso de la historia
también se ha fundado parcialmente sobre la naturaleza de su contenido.

El modo de la revelación es natural cuando se nos comunica por medio de la


naturaleza, es a saber, por medio de la creación visible con sus leyes y poderes
ordinarios. Y es sobrenatural cuando se le comunica al hombre en forma
superior y extraordinaria, como cuando Dios le habla, sea directamente o por
medio de mensajeros capacitados en forma sobrenatural. El contenido de la
revelación se ha considerado como natural si puede adquirirse por medio de la
razón humana aplicada al estudio de la naturaleza, y se considera
sobrenatural cuando no lo revela ni la naturaleza, ni la razón por sí misma.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 17

RELACIÓN ENTRE EL SER Y LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Es común, entre los estudiosos, tratar acerca del Ser de Dios antes de
introducirse al estudio de los atributos de Dios en sí, aunque otros prefieren
considerar estos dos temas unidos intrínsecamente. Esto no es indicativo de
que exista entre ellos un conflicto, sino mas bien que coinciden en que los
atributos no son meros nombres que no corresponden a realidad alguna, ni
partes separadas de un Dios compuesto, sino esencialmente cualidades en las
que el Ser de Dios se revela y mediante las cuales puede ser identificado. La
única diferencia podría ser que unos tratan mas que otros de distinguir entre
el Ser de Dios y sus atributos.

El Ser de Dios

Es del todo evidente que el Ser de Dios no admite definición alguna. Para
definir a Dios lógicamente, tendríamos que comenzar por buscar un elevado
concepto bajo el cual Dios pudiera coordinarse con otros conceptos y luego
señalar las características que fueran únicamente aplicables a Dios.
Semejante definición genético-sintética no puede darse de Dios puesto que
Dios no es una de las tantas especies de dioses que pueda reducirse a un
simple género. Lo que resulta mas posible es una descripción analítico-
descriptiva. Tal definición consiste en enumerar las características de una
persona o cosa; pero deja sin explicar la esencia misma del Ser.

La Biblia nunca presenta un concepto abstracto de Dios, sino que lo describe


siempre como el Dios Viviente, que entra en las diversas relaciones con sus
criaturas, relaciones que denuncian otros tantos diferentes atributos de Dios.
Una indicación de la verdadera esencia de Dios se encuentra en el nombre
Jehová que, según la interpretación dada por Dios mismo, significa: “Yo soy el
que Soy”. Fundándose en este pasaje, la esencia de Dios se encontraría en el
mismo hecho de ser, es decir, en la existencia abstracta, que interpretada
significa, existir por sí mismo, permanecer en uno mismo, o gozar de absoluta
independencia.

Repetidamente se cita otro pasaje que contiene una indicación de la esencia de


Dios, y que es lo que mas se acerca a una definición bíblica; es a saber Juan
4:24, “Dios es Espíritu, y los que lo adoran necesitan hacerlo en Espíritu y en
verdad”. Esta afirmación de Cristo indica claramente la espiritualidad de Dios.
Las dos ideas que emergen de estos dos pasajes, ocurren repetidamente en la
teología para definir la esencia del Ser de Dios.

En general debe decirse que la Escritura no exalta un atributo de Dios a


expensas de los otros, sino que los presenta, dando la impresión que existen
en perfecta armonía en el Ser divino. El Ser de Dios se caracteriza por una
profundidad, plenitud, variedad y gloria que sobrepasa toda nuestra
comprensión, y la Biblia lo presenta como un todo gloriosamente armónico sin
ninguna inherente contradicción.

Posibilidad de Conocer el Ser de Dios

De lo expuesto y como opinión general en toda la historia del cristianismo, se


deriva el pensamiento que Dios es Incomprensible. Y en algunos casos el

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 18

lenguaje que se usa es tan fuerte que parece no admitir ningún grado de
conocimiento del Ser de Dios. Los escolásticos hablaban de tres preguntas
básicas en las cuales resumían sus especulaciones. De ellas la principal es
¿Qué es Dios? Para contestar convenientemente esta pregunta tendríamos que
ser capaces de comprender a Dios y de poder dar una explicación de su Ser
Divino, y esto es completamente imposible. Lo finito no puede comprender a lo
infinito. Pero hasta donde Dios se revela en sus atributos, podemos también
conocer algo de su Ser Divino. W. T. Conner lo expresa mejor en su obra
“Doctrina Cristiana”7:

Personalidad y Espiritualidad de Dios

“La noción fundamental en toda religión es su noción de Dios. Dios se revela


de varias maneras al hombre, pero de un modo supremo Él se revela en
Jesucristo. Tanto la personalidad como la espiritualidad de Dios guardan tal
relación, que una no se puede separar de la otra y es por ello que las
estudiaremos juntas.

¿Es Dios una persona?

Las características de la personalidad de una persona podrían resumirse en


tres: inteligencia (conciencia propia), determinación propia y conciencia moral.
Una persona es aquella que conoce al mundo que le rodea y que
particularmente se conoce a sí misma en relación con ese mundo y con otras
personas. Es poder decir “Yo soy yo” en contraste con todas las otras formas
de realidad en el mundo. Es el poder de conocerse a sí mismo como el sujeto
permanente de todas las experiencias propias y ver la diferencia que hay entre
el in dividuo y sus experiencias. Significa el poder distinguir al ser propio mas
allá de las propias sensibilidades, sentimientos o pensamientos. Detrás de las
experiencias cambiantes está el ser permanente. Todo esto determina la
inteligencia o más conciencia propia.

Otra característica de la personalidad es la determinación propia. Una persona


puede recibir influencia de afuera, pero el factor determinante en la
modelación de la vida y del destino es de adentro. Otros pueden ejercer
influencia sobre nosotros, pero la determinación es nuestra. Después de haber
escogido un fin, se tiene el poder de encauzar las energías y sus esfuerzos
hacia la realización del fin escogido.

Respecto a la conciencia moral, se refiere a que una persona es conciente de la


diferencia entre lo bueno y lo malo, y de la obligación de hacer lo bueno y
evitar lo malo. Es muy dudoso que la conciencia propia y la determinación
propia alcancen su forma más distintiva excepto en relación con la idea de lo
bueno y lo malo. Una persona amoral no sería más que una máquina
pensante.

El tema de la personalidad de Dios se reduce entonces a la siguiente pregunta:


¿Es Dios una inteligencia conciente de sí mismo; tiene determinación propia y
conoce las distinciones morales y se interesa en ella? La única respuesta
posible es afirmativa. Sólo Dios tiene perfecta conciencia de sí mismo.
Consiguientemente. Él es la única personalidad perfecta. El hombre tiene
conciencia propia sólo parcialmente. Nuestra capacidad para tomar

7
W. T. Conner; “Doctrina Cristiana”, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, USA, 1990

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 19

determinaciones está limitada por el mundo exterior, por nuestra propia


naturaleza y poderes limitados.

Nuestra personalidad es, o por lo menos debiera serlo, algo que está en
desarrollo. La personalidad de Dios es eternamente completa. Él se conoce
perfectamente a sí mismo en relación con todas las cosas que existen; es
totalmente un ser con determinación propia, para lo que Él es y para lo que
hace; fuera de sí mismo, Él no depende de nada; su conciencia moral es
perfecta, ya que su propio carácter moral es el fundamento de la distinción
entre el bien y el mal y el fundamento de toda obligación moral en Él y en
otros. Pero, ¿qué razones tenemos para creer en la personalidad de Dios?:

a. La personalidad de Dios es necesaria para dar razón a la personalidad


del hombre. Si Dios es impersonal, entonces la personalidad del hombre
no tiene explicación. Pero si Dios es una persona, nosotros podemos
entender la personalidad del hombre como siendo la creación de Dios,
quien hizo al hombre conforme a su imagen. La personalidad en Dios y
la personalidad en el hombre, juntas se mantienen en pie o caen por
igual.

b. En segundo lugar, si Dios no es una persona, todo significado


desaparece de la vida religiosa del hombre. La religión es una de las
cosas más características en la vida humana. Y deshacernos de la
personalidad de Dios en nuestro pensamiento, lejos de explicar la
religión con eso, más bien la anulamos. ¿Qué significado tendría el
pecado, el arrepentimiento, la fe y la oración si no hubiera una relación
con un Dios personal? El pecado en contra una persona y uno se
arrepiente por haber ofendido a una persona. La fe es confianza en esa
persona y la oración es comunión con esa persona. Si Dios no es una
persona, la religión no es más que superstición y pura farsa.

c. La idea de Dios que encontramos de Dios en el Antiguo Testamento es a


todas luces personal. Se siente, habla y piensa.

d. Pero la garantía final de la personalidad de Dios se encuentra en la


revelación de Dios en Cristo. Cristo piensa de Dios como una persona.
Para Jesús, Dios era el Padre amoroso que cuida de sus hijos con
ternura. Él gobierna el mundo en amor. Ni un pajarillo hace tierra sin
que Dios se de cuenta. Las cualidades sobre las cuales Cristo hace
hincapié en Su revelación de Dios son cualidades personales: el amor y
la justicia. La revelación cristiana se funda en la idea de la personalidad
de Dios.

e. Además, en la experiencia cristiana, cuando el creyente se arrepiente de


haber ofendido a Dios y ejerce su fe en Cristo, obtiene una respuesta
personal. Experimenta el perdón de los pecados, la transformación
moral y el rehacimiento de su propia personalidad en la imagen moral
de Cristo.

Dios es Espíritu

Ésta afirmación nos dice que la esencia del ser de Dios es espíritu antes que
materia. No hay elemento material en Su ser. No depende de la materia y no

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 20

tiene cuerpo. Nosotros debemos pensar acerca de Dios en términos de energía


y de vida mentales y morales, mas bien que en conceptos materiales.

Si debemos dar razones para sostener ésta afirmación, por todas partes la
Biblia enseña que Dios es un ser espiritual. La más clara expresión es la de
Jesús: “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). Probablemente esto no debiera
traducirse Dios es un espíritu, o sea, un ser espiritual individual, sino mas
bien Dios es espíritu, o sea, que el espíritu forma la esencia de su ser. En el
griego no hay artículo por lo que podría traducirse de ambas maneras.
Nuestra comunión con Dios también nos lleva a creer que Dios es un ser
espiritual. No podemos ver a Dios ni alcanzarlo por medio de ninguna otra
forma de percepción sensorial. Pero podemos tener comunión con Dios por
medio de la fe.

Existen dos dificultades dentro el concepto. Una es que la Biblia nos habla de
las manos, los ojos, la boca de Dios. Debemos entender, desde luego, que
estas expresiones están adaptadas al humano entendimiento. Dios no podía
revelarse a nosotros en otros términos que no fueran humanos. La otra
dificultad es sólo otra fase de esto mismo. Es la dificultad de concebir a Dios
sin referencia alguna a los conceptos de forma y de materia. Esta dificultad se
resuelve en Cristo. Ningún hombre ha visto jamás a Dios; el unigénito Hijo que
está en el seno del Padre, Él le declaró (Juan 1:18). Jesús ha hecho a Dios
tangible y real al pensamiento y a la experiencia de los hombres (Col. 1:15;
Heb. 1:3). La historia de la idolatría es un testimonio de la necesidad que el
hombre tiene de una revelación tangible del Dios invisible.

Entonces, la revelación de Dios en Cristo sirve al propósito de revelar a Dios


como espíritu puro y al mismo tiempo de hacerlo a Él real a los hombres.

La relación entre la personalidad y la espiritualidad

Estas dos ideas de la personalidad y la espiritualidad están muy relacionadas.


Cuando vemos lo que esta envuelto en la personalidad, nos damos cuenta de
que la esencia de la personalidad es espiritual, no física ni material. Quizás no
será equivocado, entonces, decir que Dios puede ser una personalidad perfecta
porque la esencia de su Ser es espiritual mas bien que material. El trasciende
las limitaciones de nuestra personalidad finita por la razón de que El no se
encuentra limitado por un cuerpo ni depende de el. Podemos decir, entonces,
que la esencia del Ser de Dios es Espíritu, mientras que la forma que ella toma
es personal, personal en contraste con cualquier forma de inferior de ser como
impersonal”.

El Ser de Dios Revelado en Sus Atributos

De la simplicidad de Dios se sigue que El y sus atributos son uno solo. Los
atributos no pueden ser considerados como otras tantas partes que entran en
la composición de Dios, porque Dios no esta compuesto de varias partes como
los hombres. Puesto que jamás podría añadirse algo al Ser de Dios, siendo que
es eternamente perfecto, se acostumbra a decir en teología que los atributos
de Dios son Dios mismo según se nos ha revelado.

Naturalmente, debemos ponernos en guardia contra la idea de separar la


esencia divina y los atributos y perfecciones divinas; y también contra un falso
concepto de la relación que guardan entre sí. Los atributos son verdades

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 21

determinativas del Ser divino, o, en otras palabras, cualidades inherentes del


Ser de Dios. Shedd8 nos dice: “La esencia completa esta en cada atributo, y
cada atributo en la esencia”. Debido a la estrecha relación que atributos y
esencia conservan recíprocamente, puede decirse que el conocimiento de los
atributos incluye el de la esencia divina. Sería un error concebir que la esencia
de Dios existiera por sí misma antes que existieran los atributos, y considerar
a estos como características aditivas y accidentales del Ser Divino. Son
cualidades esenciales de Dios inherentes a la esencia de su Ser y que
coexisten con El. Estas cualidades no sufrirían alteración sin que también la
sufriera el Ser de Dios. Y siendo todas ellas cualidades esenciales, cada una
nos revela algún aspecto del Ser de Dios.

8
Shedd, “Teología Dogmática”, tomo I

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 22

LOS NOMBRES DE DIOS

Los Nombres de Dios en General

Cuando la Biblia habla del nombre de Dios en singular (Ex. 20:7; Sal. 8:1) no
hace ninguna referencia a su esencia, sino que es un uso genérico de la
palabra. Este nombre general está subdividido en muchos nombres especiales,
los cuales son expresiones de su multifacético ser.

Dios revela aspectos de su ser esencial en sus nombres, sin que estos sean
absolutos sino complementarios. Bajo el título de “Los nombres de Dios” se
llegan a considerar, sus atributos y designaciones personales (Padre, Hijo y
Espíritu Santo).

Los Nombres de Dios el Antiguo Testamento y su Significado

 ‘El, ‘Elohim, ‘Elyon

´EL, ´ELOHIM y ´ELYON, EL OLAM. Derivado del arameo ´ul con el sentido de
ser primero, ser señor, fuerte y poderoso. El nombre Élohim (plural) es ´Eloah
(en singular) y probablemente se deriva de la misma raíz, o de ´alah, que
significa ser herido de temor.

Con éste nombre se designa a Dios como el Fuerte y Poderoso, o como el


que debe ser temido. El nombre en singular casi nunca ocurre, solo en la
poesía. La forma Plural (Elohim) se considera intensiva y por lo mismo sirve
para indicar plenitud de poder.

El Nombre ´Elyon se deriva de ´alah, que significa subir, ser elevado, y designa
a Dios como el Alto, el Glorioso. Gn. 14: 19, 20; Núm. 24: 16; Is. 14: 14. En
forma extraordinaria, estos nombres se llegaron a usar para ídolos (Sal. 95: 3;
96: 5); para los hombres (Gn. 33: 10; Ex. 7: 1); y para los gobernantes (Jue. 5:
8; Ex. 21: 6; 8:-10; Sal. 82: 1).

La tercera forma del nombre es El Olam, y significa el Dios eterno Gn. 21: 33.
Con este nombre se llama la atención al hecho de que Dios es Supremo y
Exaltado, el Dios trascendente, fuerte, poderoso que debe ser temido, nos
habla de su naturaleza exaltada como el Altísimo, objeto de nuestra reverencia
y adoración.

 ‘Adonai.

El significado de este nombre, se relaciona íntimamente con los anteriores. Se


deriva, bien de Dun (se pronuncia din) o de ´adan, siendo en ambos casos su
significado juzgar, gobernar, y por eso sirve para designar a Dios el
todopoderoso, Regente, a quien están sujetas todas las cosas y ante quien el
hombre se relaciona como siervo. En los tiempos antiguos, éste era el nombre
que los israelitas daban a su Dios, posteriormente se sustituyó por el nombre
Jehová (Yahweh).

Todos los nombres hasta aquí mencionados, describen a Dios como el Alto y
Sublime, el Dios trascendente. Los nombres que siguen indican el hecho de
que este ser sublime condesciende a entrar en relaciones con sus criaturas.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 23

 Shaddai y ‘El-Shaddai

El primer nombre se deriva de la palabra shadad, que significa ser poderoso y


sirve para indicar que Dios es el poseedor de toda la potencia en el cielo y
en la tierra. Otros autores dicen que se deriva de Shad que significa señor.

En un punto importante difiere de Elohim, el Dios de la creación y de la


naturaleza. En este nombre vemos a Dios sujetando todos los poderes de la
naturaleza y subordinándolos al programa de la divina gracia. Aunque insiste
en la grandeza de Dios, no lo presenta como el que debe verse con temor y/o
terror, sino como el que es fuente de bendición y consuelo. Este es el nombre
con que Dios apareció a Abraham, el padre de los creyentes.

 Yahweh y Yahweh Tsebhaoth

El primer nombre, es el que eventualmente fue desplazando a los otros poco a


poco, pues en este nombre, Dios se reveló como el Dios de Gracia. Se
considera este nombre como el más sagrado y el más característico de los
nombres de Dios, el nombre incomunicable. Pearlman da por sentado que el
nombre se deriva del verbo ser o estar, y cita que abarca los tres tiempos
gramaticales, arguyendo que se ha de entender como “el que es, era y será” ó,
como es revelación de Dios, “Me he manifestado, Me manifiesto y Me
manifestaré”.

Los judíos tenían un temor supersticioso de usarlo, ya que leían en Lv. 24:26,
“y el que pronunciare el nombre de YAHWEH, irremisiblemente ha de morir”, por
lo tanto, cuando leían las Sagradas Escrituras, sustituían éste nombre por
ADONAI y/o ELOHIM; y los masoretas (grupo de eruditos judíos), aunque
dejaban intactas las consonantes, le asignaban las vocales de esos nombres y
más frecuentemente las de Adonai9. La verdadera derivación del nombre, su
pronunciación y significado, aún son un misterio.

El Pentateuco conecta el nombre con la palabra hebrea hayah que significa ser
(Ex. 3:13, 14). La fuerza de este pasaje nos permite creer que el nombre, con
toda probabilidad se deriva de una forma arcaica de aquel verbo, es decir
Hawah. Hasta donde tiene que ver con la forma, puede considerarse como la
tercera persona del imperfecto qal o hiphil. Sin embargo la semejanza es mayor
con la primera.

El significado está explicado en Ex. 3:14, donde se interpreta “Yo Soy” ó “Yo
Soy el que Soy”, y también “Yo seré el que seré”, esta última interpretación
apunta a la inmutabilidad de Dios: no a la inmutabilidad de su ser esencial,
sino a la inmutabilidad de su relación con su creación (Ex 15: 3; Sal. 83: 19;
Os. 12: 6; Is. 42: 8). El nombre Yahveh se corrobora frecuentemente con la
adición de Tsebhaoth, el cual ha sido interpretado de tres formas:

9
(Jehová, nombre personal de Dios en el A.T., en el hebreo primitivo carecía de vocales escritas, las
consonantes del nombre divino son YHVH. Por respeto, dejó de pronunciarse, y en su lugar se leía
Adonai, (El Señor). Para recordar esto al lector de las Escrituras, los rabinos pusieron las vocales e, o, a,
solo como contraseña, cuando inventaron un sistema de vocales escritas para el hebreo. En los círculos
cristianos empezó a leerse desde fines de la edad media con esas vocales, y así resultó la forma latinizada
“Jehová”. Los estudiosos filólogos, lingüistas, paleógrafos y otros, tienen consenso en cuanto a que la
pronunciación original debe de haber sido Yahveh. Su significado se asocia con la idea de ser o
existencia.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 24

1. Jehová de los ejércitos de Israel. Aunque es dudosa ésta interpretación,


es muy generalizado su uso. Los pasajes para probar este argumento
son: 1 Sam. 4:4; 17:45; 2 Sam. 6:2. En tanto que el plural Tsebhaoth se
usa con frecuencia a los ejércitos de la nación israelita, cuando se habla
de un ejército se le señala por medio del singular, además consideremos
que para los profetas el significado de esta frase Jehová de los ejércitos
no se refería a aspectos bélicos o militares.

2. Jehová de las estrellas. Esta segunda interpretación se desmorona


porque la Escritura usa un singular y nunca plural, además, en tanto
que a las estrellas se les llama ejército del cielo, nunca se les designa
como el ejército de Dios.

3. Jehová de los ejércitos angelicales. Esta es la interpretación que merece


preferencia, pues con frecuencia la frase se usa en relatos bíblicos en
los cuales hay o actúan los ángeles (1 Sam. 4:4; 2 Sam. 6:2; Is. 37:16;
Os. 12:4, 5; Sal. 80:1, Sal. 89:6-8). Los ángeles son presentados como
un ejército que rodea el trono de Dios (Gn. 28:12; 32:2; Jos. 5:14; 1 Re.
22:19; Sal. 68:17; 103:21; 148:2; Is. 6:2).

Algunas otras formas del mismo nombre son:

 Jehová Rafa. Yo soy tu sanador (Ex.15:26).


 Jehová Nissi. Yo soy tu Bandera o Estandarte (Ex. 17:8-15).
 Jehová Shalom. Yo soy tu paz (Jue. 6:24).
 Jehová Ra´ah. Yo soy tu pastor (Sal. 23:1).
 Jehová Tsidkenu. Yo soy tu justicia (Jer. 23:6).
 Jehová Yireh. Yo soy tu provisión o proveedor (Gn. 22:14).
 Jehová Asma. Yo estoy allí o aquí (Ez. 48:35).
 Jehová Elohim Israel. Yo soy el Dios de Israel (Jue. 5:3; Is. 17:6).

Estrictamente, estos no son nombres personales de Dios, sino designaciones o


títulos que surgían en eventos (guerras, hambres, celebraciones), pero servían
para recordar aspectos adicionales del carácter de Dios.

Los Nombres de Dios en el Nuevo Testamento y su Interpretación

 Theos

THEOS (Dios) del griego es el sinónimo utilizado en la versión de los setenta


LXX para los nombres ´EL, ´ELOHIM, ´ELYON, aunque también puede referirse
a dioses paganos. Expresa esencialmente la deidad. Elyon se traduce como
Hupsistos Theos (Mr. 5:7; Lc. 1:32, 35, 75; Hch. 7:48; 16:17; He. 7:1). Los
nombres Shaddai y ´El Shaddai se traducen como Pantokrator (Todopoderoso)
o Theos Pantokrator (2 Cor.6:18; Ap.1:8; 4:8; 11:7; 15:3; 16:7, 14). Sin
embargo este nombre se encuentra con genitivo de posesión como mou, sou,
hemon, humon, porque en Cristo Dios es considerado Dios de todo y todos. La
idea de Dios de la nación se cambia a la de Dios personal.

 Kurios

El nombre Yahweh se explica unas cuantas veces por variaciones de carácter


descriptivo, tales como “El Alfa y la Omega”, “el que es, el que era y el que ha
de venir”, “El primero y el último” (Ap. 1:4, 8, 17; 2:8; 21:6; 22:13). Sin

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 25

embargo, en lo demás, el Nuevo Testamento sigue a la Septuaginta, en la que


se sustituyo Yahweh por ‘Adonai, traduciendo éste por Kurios, que se deriva de
kuros que significa poder. No se aplica solamente a Dios, sino también a la
persona de la trinidad de Cristo.

 Pater

Con frecuencia se dice que en el Nuevo Testamento se introduce un nuevo


nombre de Dios, pero esto es incorrecto. El nombre Padre se utiliza para la
Deidad en el Antiguo Testamento para designar al Dios que tiene y mantiene
su relación con su pueblo (Dt. 32:6; Sal. 103:13; Is. 63:16; 64:8; Jer. 3:4, 19;
31:9; Mal. 1:6; 2:10), en el sentido general de Creador y Sustentador de todo lo
creado también llega a ser usado. Una tercera forma de ser utilizado éste
nombre es como tercera persona de la trinidad, aunque esto se usa
mayormente en el Nuevo Testamento.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 26

LOS ATRIBUTOS DE DIOS EN GENERAL

Evaluación de los Términos Usados

El término “propiedades” sirve más que “atributos” (ya que la palabra parece
tener el sentido de añadir algo) cuando nos referimos a señalar algo que es
propio de Dios. Este término manifiesta la distinción entre la esencia o
naturaleza de Dios y aquello que le pertenece, aunque se vería mejor hablar de
las “perfecciones” o “virtudes” de Dios, pese a que no es muy ético en el
sentido puro, pero no estaría mal usarlo, pero sosteniendo ésta base:

a) Siguiendo el uso bíblico en el cual se emplea el vocablo arete, traducido


“virtuoso” o “excelencias” (1 P.2:9).

b) Evitando las sugerencias de que algo sea añadido al Ser Divino (sus
virtudes no son añadiduras a su Ser, sino que su Ser es la plenitud de
sus virtudes).

Dios se revela mediante sus virtudes; la Biblia nos muestra visiblemente en


sus atributos a Dios mismo de diversas formas: en la creación, en su provisión
y en su redención. Debemos usar el nombre de atributos con mucha
precaución ya que, cuando hablamos de Dios, su sentido no es el de añadir,
como añadiéndole algo a El.

Métodos para Determinar los Atributos de Dios

Según los escolásticos, podemos nombrar tres maneras de determinar los


atributos de Dios:

1) Via causalitatis (la senda de la casualidad). Se levanta desde los efectos


visibles del mundo hasta la idea de la primera causa; desde la
contemplación de la creación hasta la idea de un Todopoderoso Creador,
desde la observación del gobierno moral hasta la idea de un poderoso y
sabio Gobernante.

2) Via negationis (la senda de la negación). Se cambia la idea de Dios, es


decir, se borra en la idea de Dios las imperfecciones del hombre; ésta idea
se apoya en lo infinito, en lo incorpóreo, inmenso, inmortal e
incomprensible de Dios.

3) Via eminentiae (senda de la eminencia). Dios se encuentra en el grado


más alto porque vemos Su perfección relativa respecto al hombre.

Este método procede de lo conocido a lo desconocido, pero no es el método


adecuado para la teología dogmática. Desde su punto de vista, sus
conclusiones parten de lo que encuentra en el hombre para llegar a lo que
encuentra en Dios (el hombre resulta la medida de Dios). La teología debe ser
fundada en Dios, pero éste método se funda en el conocimiento humano.

Otro ejemplo de métodos de teología experimental la encontramos en la obra


de Macintosh:

a) El objeto de nuestra dependencia religiosa es absolutamente suficiente


para nuestras necesidades imperiosas. En todas partes pueden sacarse

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 27

deducciones, especialmente, en la vida de Jesús. Son nuestras


intuiciones.

b) No en las certezas del hombre, sino en sus necesidades. Dios es


absolutamente suficiente y absolutamente confiable en cuanto tenga
relación con las necesidades religiosas del hombre (o sea que el hombre
puede construir su doctrina de los atributos sobre Dios).

c) Podemos saber hasta cierto punto lo que las cosas y las personas son,
sobrepasando nuestras inmediatas percepciones mediante la observación
de lo que esas cosas o personas hacen.

Ritschl desea que partamos de la idea de que Dios es Amor (personalidad de


Dios), lo cual proporciona un principio para la interpretación del mundo y de
la vida del hombre. El pensamiento de que Dios es amor traerá siempre
voluntad positiva (idea de la creación), y en virtud a esto, Dios es eterno ya
que dirige todas las cosas hacia la realización de Su reino, el cual El
contempla desde el principio.

Una idea semejante la expresa Brown: “Obtenemos nuestro conocimiento de


los atributos analizando la idea de Dios que ya hemos alcanzado mediante la
revelación en Cristo; y luego ordenamos esos atributos de manera que nos den
los rasgos distintivos de la idea de Dios en su más clara expresión”.

Todos estos métodos tienen su punto de partida desde la experiencia humana,


mas bien que la Palabra de Dios, la cual ignoran, buscando encontrar a Dios
en el hombre, confiando más en su propia capacidad para encontrar a Dios y
determinar su naturaleza. Estos se han olvidado (o tal vez no lo quieren
aceptar) que Dios es el único que puede darnos a conocer las cosas profundas.
Este método hace al hombre igual a Dios, ya que estos científicos se basan en
que Dios esta al nivel del hombre y que ellos pueden con facilidad conocerlo en
su inmanencia.

El único camino adecuado para obtener perfectamente un conocimiento


fidedigno de los atributos divinos, es el estudio de la revelación que Dios
mismo nos dio en la Escritura. Es cierto que Dios, por medio de la naturaleza,
nos proporciona también conocimientos sobre sus atributos, pero aún así, sin
la Palabra estaríamos perdidos. Y aunque los escolásticos hacen prevalecer
sus descubrimientos perfectos sobre Dios, nosotros debemos tener nuestro
punto de partida en la plenitud de la revelación del mismo Dios, procurando
cada vez, conocerlo más.

Divisiones Sugeridas para los Atributos

 Atributos Naturales y Morales

Los atributos naturales son, por ejemplo, la propia existencia de Dios, la


simplicidad, la infinidad, etc., y pertenecen a la naturaleza constitucional de
Dios, diferenciándose de Su voluntad. Los atributos morales son la verdad, la
misericordia, bondad, justicia, santidad, etc. La objeción a ésta clasificación es
que los designados como atributos morales son en efecto, tan verdaderamente
naturales (es decir, originales) en Dios, como lo son en otros.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 28

 Atributos Absolutos y Relativos

Los atributos absolutos corresponden a la esencia de Dios considerado en sí


mismo (Existencia propia, inmensidad, eternidad, en tanto que los segundos
corresponden a la esencia divina en relación a su creación (omnipresencia,
omnisciencia). Esta división parece fundarse sobre la hipótesis de que
podemos adquirir algún conocimiento de Dios, tal como es en sí mismo, sin
tomar en cuenta para nada las relaciones que mantienen con sus criaturas.
Pero esto no es así, y por consiguiente, propiamente hablando, todas las
perfecciones de Dios son relativas.

 Atributos Inmanentes o Intransitivos, y Emanentes o Transitivos

Los primeros son aquellos que no se proyectan ni operan fuera de la esencia


divina sino que permanecen inmanentes, tales como la inmensidad, la
simplicidad, la eternidad, etc., y los segundos son aquellos que irradian y
producen efectos externos de Dios, como la omnipotencia, la benevolencia, la
justicia, etc. Pero si algunos de los atributos divinos fueran estrictamente
inmanentes, todo conocimiento de ellos estaría fuera de nuestro alcance.

 Atributos Incomunicables y Comunicables

Esta es la distinción más común. Clasifica los atributos incomunicables como


aquellos que ninguna analogía tienen con la criatura, por ejemplo, la aseidad,
la simplicidad, la inmensidad, etc. Los atributos comunicables son aquellos
que tienen alguna analogía con las propiedades del espíritu humano, por
ejemplo, el poder, la bondad, la misericordia, la justicia, etc.

Ninguna de las perfecciones divinas es comunicable en la infinita perfección,


con la que se encuentra en Dios, pero sin embargo existen rasgos en el
hombre, hasta de aquellos atributos de Dios que llamamos incomunicables. Si
tenemos en mente lo anterior, y también recordamos que ninguno de los
atributos de Dios es incomunicable en el sentido de que no se haya en el
hombre alguna traza de él; y que ninguno es comunicable en el sentido de que
se encuentre en el hombre en la misma plenitud con que se encuentran en
Dios, veremos que no hay razón para que nos apartemos de una ya antigua
clasificación que se considera familiar en la teología reformada.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 29

LOS ATRIBUTOS INCOMUNICABLES

Ha sido muy común en la teología hablar de Dios como del Ser Absoluto. Al
mismo tiempo, resulta que el término “absoluto” es más característico de la
filosofía que de la teología. La respuesta a la pregunta sobre si el Absoluto de
la filosofía puede identificarse con el Dios de la teología, depende del concepto
que uno tenga del Absoluto. Cuando el Absoluto se lo define como la Primera
causa de todas las cosas existentes, o cómo la última base de toda realidad, o
como el ser que existe por sí mismo, éste si puede ser considerado como
idéntico con el Dios de la teología.

a. La Propia Existencia de Dios (Aseidad)

La aseidad de Dios significa que “Dios existe por sí mismo”.La Biblia nos
enseña que Dios es distinto, libre, de una existencia independiente. Él existe
antes de todas las cosas y todas las cosas exiten por él (Sal. 90:2; 1 Cor. 8:6;
Ap. 4:11). En el sentido más absoluto, él es Señor de toda la tierra (Ex. 23:17;
Dt. 10:17; Jos. 3:13). Él no depende de nada, todo depende de Él (Rom.
11:36). El mata y da vida, forma la luz y crea las tinieblas (Dt. 32:39; Is. 45.5-
7; 54.16). Él hace conforme su propia voluntad con los habitantes de los cielos
y de la tierra (Dn. 4:35), de forma que la gente es en sus manos como el barro
en manos del alfarero (Is. 64:8; Jr. 18:1; Ro. 9:21). Su consejo, su buena
voluntad, es la base final para todo lo que ocurre (Sal. 33:11; Prov. 19:21; 1s.
46:10; Mt. 11:26; Hch. 2:23; 4:28. Ef. 1:5, 9, 11).

Él hace todo por causa de su nombre y para su gloria (Dt. 32:27, Jos. 7:9; 1
Sam. 12:22; Sal. 25:11; 31:3; 79:9; 106:8; 109:21; 143:11; Prov. 16:4; 1s.
48:9; Jr. 14:7,21; Ez. 20:9, 14, 22, 44). Él no necesita nada y es todo
suficiente (Job 22:2,2; Sal. 50:18ss; Hch. 17:25). El tiene vida en sí mismo
(Jn. 5:26). Él es absolutamente independiente, no sólo en su existencia, sino
consecuentemente también en sus virtudes y perfecciones, en sus decretos y
obras. Él es independiente en su consejo (Ro. 11:34, 35); en su voluntad (Dn.
4:35); en su amor (Os. 14:5); en su poder (Sal. 115:3), etc.

Así, independiente de todas las cosas, Él es la única fuente de la vida y de la


existencia, de toda luz y amor, la fuente de toda bendición (Sal. 36:9; Hch.
17:25). Por medio de su aseidad, Dios es absolutamente diferente de toda
criatura. Toda criatura es dependiente de Dios en cuanto a su origen,
subsistencia y desarrollo.

b. La Inmutabilidad de Dios

Significa que “Dios no cambia en su ser, propósito y promesas”. En un


sentido, pudiera parecer que la inmutabilidad de Dios no tiene apoyo bíblico.
La Biblia representa a Dios por todos lados como estando en un contacto muy
cercano con su creación. En el principio él creó los cielos y la tierra; por lo
tanto, de un estado de no creatividad él pasó a uno de actividad creadora.
Desde ese principio, por así decirlo, el vive la vida del mundo. En un sentido
muy especial, él vive la vida de Israel; él viene y va; se revela a sí mismo y se
esconde a sí mismo; él retira su apoyo y lo proporciona. Él se arrepiente, Gn.
6:6; 1 S. 15:11; Am. 7:3,6, etc.; cambia su propósito, Ex. 32:10-14; Jon. 3:10;
se enoja, Nm. 11:1,10; Sal. 106:40 y se vuelve del ardor de su ira, Dt. 13:17; 2
Cro. 12:12; 30:8; Jr. 18:8,10; 26:3. Él asume una relación distinta con el
creyente que con el no creyente, Prov. 11:20; 12:22, con el puro se muestra

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 30

puro, y con el perverso, severo, Sal. 18:25,26; en la consumación del tiempo


se hace carne en Cristo y por medio del Espíritu Santo viene a morar en la
iglesia.

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, la Biblia testifica que en todas estas
variadas relaciones y experiencias, Dios permanece el mismo. Aunque todo
perece, él permanece, Sal. 102:26-28. Él es Jehová, que permanece
eternamente el mismo. Él se describe como “Yo Jehová el primero, y yo mismo
con los postreros”, Is. 41:4; 43:10; 46:4; 48:12. Él es quien es, Dt. 32:39
(comp. Jn. 8:58; He. 13:8), el Dios inmortal, el único y sabio, el que permanece
siempre el mismo, Ro. 1:23; 1 Ti. 1:17; 6:.16; He. 1:11,12.

Además, siendo inmutable en su esencia, él es inmutable en sus


pensamientos y voluntad, en sus propósitos y decretos: Él no es hombre para
que se arrepienta. Él cumple sus amenazas, Nm. 15:29; 1 S. 11:29. Los dones
y el llamamiento de Dios son irrevocables, Ro. 11:29. Él no ha desechado a su
pueblo. Él perfecciona lo que principia, Sal. 138:8; Fil. 1:6. En una palabra,
“Yo Jehová, no cambio”, Mal. 3:6. En él no hay mudanza ni sombra de
variación, Stgo. 1:17. En la Biblia, Dios es llamado la Roca, Dt. 32:4, 15, 18,
30, 31, 37; 1 S. 2:2; 2 S. 22:3, 32; Sal. 19:14; 31:2; 62:2, 16; 73:26.

En Dios, el hombre puede descansar firmemente. A la luz de estas verdades,


es claro que el lenguaje bíblico que presenta a Dios involucrado en una
actividad cambiante con su creación, ha de considerarse antropomórfico o
antropopático. Hay cambio alrededor de Dios, hay cambio en sus relaciones
con los hombres, pero no hay cambio en su ser. La inmutabilidad de Dios no
debe de ser confundida con inmovilidad. Varias ilustraciones han sido
sugeridas para explicar esta verdad:

El sol permanece el mismo, sea que calcine y queme, o que caliente y entibie;
una moneda permanece una moneda, sea que se le llame un precio o un
préstamo; un pilar permanece quieto, se le llame la columna de la derecha o
de la izquierda; un artista no cambia cuando da expresión a su concepción por
medio de un discurso o una canción, o por medio del tono o del color; tampoco
cambia un erudito porque escriba o deje de escribir un libro.

Aunque imperfectas, estas comparaciones muestran que algo puede cambiar


en sus relaciones sin cambiar en sí mismo. Dios no cambia:

1. No cambia cuantitativamente: No crece, es perfecto.


2. No cambia cualitativamente: La naturaleza de Dios no se modifica:
eternamente fue y eternamente será el mismo.
3. No cambia en sus propósitos. Esto incluye su modo de pensar y sus planes.

Pasajes Bíblicos Importantes: Santiago 1: 17; Números 23:19

Si Dios no cambia, ¿por qué la Biblia dice a veces que Dios se arrepiente,
como en Jonás 3:10? Dios obra de acuerdo a principios eternos que Él mismo
ha elaborado y que son inmutables. Al que no se arrepiente de sus pecados lo
condena eternamente, aplicando el principio eterno de su santidad y su justicia;
al que se arrepiente lo perdona y lo salva, aplicando el principio eterno de su
amor. No es Dios el que cambia, sino el hombre.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 31

¿Cuáles serían algunas aplicaciones prácticas para nosotros hoy en día del
hecho de que Dios es inmutable? Sus promesas son siempre vigentes. Su
misericordia eterna se aplica hoy al que se convierte, y lo salva. Su juicio
asegura que ningún culpable quedará sin castigo. Su condición de
inmutabilidad es un seguro para la oración.

c. La Infinidad de Dios

Dios está libre de todas las limitaciones (1 R. 8:27): “Pero ¿es verdad que Dios
morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te
pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?”

Por definición, “Dios está libre de todas las limitaciones”. Dios se mantiene por
encima de las limitaciones de las criaturas. Él posee cada virtud en un grado
absoluto, perfecto. La infinidad de Dios es cualitativa, no cuantitativa;
intensiva, no extensiva; positiva, no negativa. La infinidad en relación con el
tiempo es eternidad; en relación con el espacio, omnipresencia. En un sentido,
infinidad es sinónimo con perfección.

Su Absoluta Perfección

A Dios no le falta nada. Él es todo lo que debe ser y jamás falla ni se equivoca
(Job 11:1-10: Sal. 18:30; 145:3; Mt. 5:48). ¿En qué sentido nosotros podemos
y debemos ser perfectos como Dios? “Perfectos”, aplicado a nosotros, significa
“maduros, completos”. Dios es absolutamente perfecto, nosotros (como todo
lo nuestro), somos relativamente perfectos, somos seres en crecimiento, en
proceso de maduración y perfeccionamiento.

Su Eternidad

“Dios está libre de las limitaciones del tiempo”. La Biblia no habla ni de un


principio ni de un fin de la existencia de Dios. Aunque a veces Dios es
representado como inmanente en el tiempo, Él es, sin embargo, trascendente a
sí mismo. Él es el primero y el Último (Is. 41:4; Ap. 1:8); existía antes del
mundo (Gn. 1:1; Jn. 1:1; 17:5, 24) y permanece para siempre (Sal. 102:26,
27). Él es Dios desde el siglo y hasta el siglo (Sal. 90:2; 93:2). El número de
sus años es inescrutable (Job 36:26). Mil años a sus ojos son como el día de
ayer (Sal. 90:4; 2 P. 3:8). Él es Dios eternamente (Is. 40.28; Rom. 16:26) y
mora en la eternidad (Is. 57:15). Él es inmortal (l Ti. 6:16), el que es, y que era
y que ha de venir (Ex. 3:14; Ap. 1:4, 8).

La Biblia habla de Dios, en estos pasajes, de forma antropomórfica, y de la


eternidad en forma del tiempo. Sin embargo, claramente enseña que Dios
trasciende el tiempo y que no puede ser medido por medio de la medida del
tiempo. El concepto de eternidad tiene tres características: excluye “principio”,
“fin” y ‘”sucesión de momentos”. Dios no está sujeto al tiempo, sino que lo usa
para el cumplimiento de sus propósitos, por así decirlo, el tiempo es un siervo
de la eternidad, de donde se prueba que Dios es el “Rey de los siglos” (1 Ti.
1:17).

La definición última de ésta verdad podría escribirse así: “Es aquella


perfección divina por medio de la cual Él puede elevarse sobre las
limitaciones temporales, todas las sucesiones de los momentos, y goza
de la plenitud de su existencia en un indivisible presente”. La relación de

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 32

Eternidad a tiempo constituye uno de los más difíciles problemas de la


filosofía y de la teología, quizá de imposible solución en nuestras presentes
condiciones.

Su Inmensidad

Dios no tiene limitaciones espaciales. Isaías 66:1 nos dice: “Jehová dijo así: El
cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me
habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?”

La infinidad aplicada al espacio es la inmensidad. El corolario de la


inmensidad es la omnipresencia. En la Biblia Dios es visto como el Señor de
los cielos y de la tierra, Gn. 14:19,22. Dt. 10:14. Los cielos y la tierra no le
pueden contener, 1 R. 8:27; 2 Cro. 2:6; Is. 66:1; Hch. 7:48. Esto no significa
que Dios está excluido del espacio. Por el contrario, él llena los cielos y la
tierra; nadie se puede escapar de su presencia; Jr. 23:23,24; Sal. 139:7-10.
En él vivimos, nos movemos y somos, Hch. 17:27,28. Además, él no está
presente en el mismo grado y en la misma manera en todo lugar.

La Biblia enseña que el cielo, aunque creado, ha sido la morada de Dios y su


trono desde el momento de su creaci6n, Dt. 26:15; 2 S. 22:7; 1 R. 8:32; Sal.
11:4; 33:13; 115:3, 16; Is. 63:15; Mt. 5:34; 6:9; Jn. 14:2; Ef. 1:20; He. 1:3; Ap.
4:11ss, etc. Pero Dios desciende desde el cielo, Gn. 11:5,7; 18:21; Ex. 3:8;
camina en el huerto, Gn. 3:8; aparece con frecuencia en varios lugares, Gn.
12:15, 18,19, etc.; y en un sentido especial, desciende a su pueblo en el Sinaí,
Ex. 19:9, 11, 18, 20; Dt. 33:2; Jue. 5:4.

Mientras permite que las naciones caminen según su propio parecer, Hch.
14:16. Él mora en un sentido especial en medio de Israel, Ex 19:6; 25:8; Dt.
7:6; 14:2; 26:19; Jr. 11:4; Ez. 11:20; 37:21; en la tierra de Canaán, Jue.
11:24; 1 S. 26:19; 2 S. 14:16; 2 R. 1:3.16; 5:17; en Jerusalén, Ex. 20:24; Dt.
12:11; 14,23, etc. 2 R. 21:7; Ez. 1:3; 5:16; 7:1; Sal. 135:21; Is. 24:23; Jr. 3:17;
Jo. 3:16; etc. Ap. 21:10; el tabernáculo y en el templo de Sión, el cual es
llamado su casa, Ex. 40:34,35; 1 R. 8:10; 11:2.; 1 Cro. 5:14; Sal. 9:12; encima
del arca, en medio de los querubines, 1 S. 4:4; 2 S.6:2; 2 R. 19:15; 1 Cro.
13:6; Sal. 80:1; 99:1.

Pero vez tras vez los profetas protestan de la confianza del pueblo en la
presencia de Dios en medio de Israel, Is. 48:1,2; Jr. 3:16.; 27:16; porque Dios
está lejos de los malvados, Sal. 11:5; 35:10ss; 50:15ss; 145:20; pero los justos
verán su faz, Sal. 11:7. Él habita con los contritos y humildes de corazón, Sal.
51:11; 57:15. Cuando los Israelitas lo abandonan, Él vuelve a ellos en Cristo,
en quien habita la plenitud de la deidad, Col. 2:9. A través de Jesucristo y de
su Espíritu, él habita en la iglesia como en su templo, Jn. 14:23; Rom. 8:9, 11;
1 Cor. 3:16; 6:19; Ef. 2:21; 3:17; hasta que habite con su pueblo y sea todo en
todos, 1 Co. 15:28, Ap. 21:3.

Existen diferentes puntos de vista con respecto de la omnipresencia de Dios:

1) El politeísmo, el gnosticismo y el maniqueísmo niegan la omnipresencia de


Dios.

2) Algunos de los primeros teólogos aceptaban la omnipresencia de la


voluntad de Dios, no del ser de Dios.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 33

3) Los arminianos por lo general, rehúsan comprometerse en este asunto.

4) El deísmo confina a Dios al cielo.

5) Agustín y otros enseñan que Dios es trascendente al espacio porque el


espacio es un modo de existencia propio de las criaturas e inmanente en el
espacio: llenando cada unidad del espacio con el todo de su ser, no difuso
a través del espacio como la luz o el éter.

6) Teólogos posteriores, tanto católicos como reformados concuerdan con


Agustín.

Algunas de las implicaciones de la doctrina de la omnipresencia de Dios:

1) Dios es trascendente por encima del espacio.

2) Él es inmanente en todo espacio.

3) El espacio mismo presupone la inmensidad de Dios.

4) Dios no está presente en el mismo sentido en cada criatura. Debemos


distinguir entre su inmanencia física y la espiritual; también en su
inmanencia en el malo y en el creyente; y entre su inmanencia en el
creyente y en Cristo.

5) El pecado separa de Dios no espacialmente, sino espiritualmente, no es


con respecto de lugar sino con respecto de no ser como él lo que aleja a un
hombre de Dios. Por lo tanto, el acercare a Dios y el buscar su presencia
no requiere un peregrinaje literal, sino arrepentimiento y humillación.

Nuevamente, la definición última de ésta verdad podría escribirse así: “Es


aquella perfección del Ser divino por medio de la cual trasciende todas
las limitaciones espaciales, y sin embargo está presente en cada sitio
del espacio con todo su Ser”.

En cierto sentido las expresiones “inmensidad” y “omnipresencia” aplicadas a


Dios, denotan la misma cosa y pueden, por tanto, considerarse como
sinónimos. Pero hay un punto de diferencia que debe notarse
cuidadosamente. “Inmensidad” señala el hecho de que Dios trasciende a todo
espacio sin quedar sujeto a las limitaciones de éste; en tanto que
“omnipresencia” denota que a pesar de lo anterior, El hinche cada parte del
espacio con su Ser. La inmensidad hace hincapié en la trascendencia de Dios,
y la omnipresencia de Dios en su inmanencia.

La Presencia de Dios (Omnipresencia)

Dios es infinito con relación al espacio, es decir:

1) Trasciende todo espacio, y no está sujeto a sus limitaciones.

2) Está presente dentro del universo.

3) Tiene acceso a toda la creación en todos los tiempos.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 34

e. La Unidad de Dios

Hay solamente un Dios, y este Dios único es indivisible. Existe solamente un


Dios, y aunque se manifiesta en tres personas, es un solo Dios.

Existen varios versículos en la Biblia que declaran ésta verdad. Son


declaraciones contundentes en cuanto a la unidad y la unicidad de Dios, de la
cual dependen elementos sumamente importantes para nuestra vida espiritual
y eterna.

1. Deuteronomio 6:4–5. El Dios de Israel es uno solo, Jehová, y Jehová es el


único Dios. Porque Dios es uno, los Israelitas debían amarlo con todo, es
decir, obedecerlo con todo.

2. Isaías 43:10–11. Israel fue elegido como pueblo para: Conocer a Dios,
creer en Dios, entender que Él es Dios único y ser sus testigos.

3. Isaías 44:6, 8. Dios es el primero y el último, y fuera de Él no hay Dios. Es


el Redentor de Israel, el Dios único que daba valor y fuerza a Israel.

4. Isaías 45:5–6. Dios es único. Es el que protege y abraza a Israel. Israel


tenía que ser testigo de ese Dios único y protector.

5. Isaías 45:21–22. Dios es único. Sólo Él es el Dios Justo y Salvador.

6. 1 Timoteo 2:1–5. Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres: el “hombre/Dios”, Jesucristo.

7. Romanos 3:29–30. Dios es uno, y es Dios tanto de judíos como de


gentiles, y a ambos los justifica por medio de la fe.

8. 1 Corintios 8:4–6. Dios es uno, y los ídolos son nada. Es el único creador
de todas las cosas en Cristo.

9. Juan 17:3. Dios es el único Dios verdadero, y el único que da vida eterna
por medio del único Salvador, Jesucristo, el Hijo enviado.

La Simplicidad

Cuando hablamos de la simplicidad de Dios, queremos describir con esta


expresión el estado o la cualidad de su ser simple, la condición de un ser libre
de toda división en partes, y por tanto libre también de toda composición.
Significa que Dios no esta compuesto, y que no es susceptible de división en
ningún sentido de la palabra. Esto implica, entre otras cosas, que las tres
personas de la Deidad no son otras tantas fracciones que entran en la
composición de la esencia divina, que no hay diferencia entre la esencia de
Dios y sus perfecciones, y que sus atributos no son adiciones a su esencia.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 35

LOS ATRIBUTOS COMUNICABLES

La Espiritualidad de Dios

Dios es inmaterial, invisible, sin composición o extensión, Jn. 4:24, “Dios es


Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.
Aunque la Biblia habla de Dios en lenguaje antropomórfico y adscribe a Él
varios órganos físicos, no lo hace indiscriminadamente. Se dice únicamente
que Dios tiene corazón (1 S. 13:14) y entrañas (Is. 63:15), con respecto de los
órganos internos. Nunca se dice que tenga órganos de la digestión o
reproductivos. Se dice también que Dios tiene ojos (2 Cro. 16:9), oídos (Num.
11:1) y olfato (2 Co. 2:15), pero no se dice que tenga los sentidos del gusto o
del tacto. En ningún lado se dice que Dios tenga cuerpo.

Aunque en el Antiguo Testamento no se dice específicamente que Dios sea


espíritu, su espiritualidad es implicada por todos lados. Él existe en sí mismo,
Ex. 3:13; Is. 41:4; 44:6; es eterno, Dt. 32:40; Sal. 90:1ss; 102:27;
omnipresente Dt. 10:14; Sal. 139:1ss; Jr. 23: 23, 24; incomparable, Is. 40:18,
25; 46:5-9; Sal. 89:6, 8; invisible, Ex. 33:20, 23; de quien ninguna
representación se puede hacer, Ex. 20:4; Dt. 5:8, ya que no posee forma, Dt.
4: 12, 15-16; Dios y el hombre están relacionados entre sí como el espíritu y la
carne, Is. 31:3.

Aunque Dios se reveló frecuentemente por medio de teofanías, sueños y


visiones, y en cierto sentido llegó a ser visible, Gn. 32:30; Ex. 24:10; 33:11;
Nm. 12:8; Dt. 5:24; Ju. 13:22; 1 R. 22:19; Is. 6:1; sin embargo, es a través de
su Espíritu, y por ende, de manera espiritual, que él está presente en la
creación, y que él crea y preserva todas las cosas, Sal. 139:7; Gn. 2:7; Job
33:4; Sal. 33:6; 104:30, etc.

En el Nuevo Testamento la espiritualidad de Dios esta más evidentemente


revelada. De forma implícita, la espiritualidad de Dios es enseñada cada vez
que se le atribuyen tanto eternidad como omnipresencia, Rom. 16:16; 1 Ti.
6:16; 1 P.1:23; Ap. 1:8; 10:6; 15:7; Hch. 17:29; Rom. 1:22. Sin embargo,
explícitamente el Señor Jesucristo dice que Dios es espíritu (Jn.4:24). Los
apóstoles no lo dicen así de explícito, pero sí dicen que Dios es invisible, Jn.
1:18; 6:46; Ro. 1:20; Col. 1:15; 1 Ti. 1:17; 6:16; 1 Jn. 4:12,20, lo cual no está
en conflicto con la visión de Dios en la faz de Jesucristo (Jn. 14:7-9), Job
19:26; Sal. 17:15; Mt. 5:8; 1 Co. 13:12; 1 Jn. 3:2; Ap. 22:4.

Dentro de los que aceptan la enseñanza bíblica de la invisibilidad de Dios en el


sentido de que él no puede ser visto por los ojos físicos, una pregunta surgió:
“¿Es posible la visión directa y espiritual de la esencia de Dios?”. El consenso
de opinión fue que tal visión es imposible en la tierra. Sin embargo, los
teólogos católico-romanos mantienen que es posible en el estado de gloria.
Pero esta visión directa y espiritual de la esencia de Dios está en conflicto con
la enseñanza bíblica de la incomprensibilidad de Dios.

Atributos Intelectuales

El Conocimiento de Dios

Dios sabe todo lo posible y actual, Job 12:13: “Con Dios está la sabiduría y el
poder; suyo es el consejo y la inteligencia”. Puede definirse como: aquella

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 36

perfección divina por medio de la cual, El, en una manera completamente única,
se conoce y conoce todas las cosas posibles y actuales en un acto sencillísimo y
eterno.

Dios es luz y no hay ninguna tinieblas en El, 1 Jn.1:5; el habita en luz


inaccesible, 1 Ti. 6:16 y es la fuente de toda luz, Sal. 4:7; 27:1; 36:10; 43:3;
Jn. 1:4,9; 8:12, etc. Cuando Dios es llamado “luz”, se hace referencia
mayormente a la perfección del conocimiento de su ser, de forma que nada
está escondido a su conciencia. En la Biblia la palabra “luz” es también un
símbolo de pureza, castidad, santidad, y de gozo, alegría y bendición, Sal.
27:1; 36:9; 97:11; Is. 60:19; Jn. 1:4; Ef. 5:8.

Por otro lado, la mayor función de la luz es la de revelar aquello que está
escondido en las tinieblas, Ef. 5:13. De ahí que la conciencia sea llamada
“luz”, Mt.: 6:22,23. La connotación moral de la palabra sigue muy
naturalmente de su significado intelectual. Así como nos escondemos, y
amamos las tinieblas, y nos atrevemos a manifestarnos, y no nos vemos como
realmente somos cuando estamos contaminados por el pecado, también,
cuando ganamos el valor de vernos a como somos, empezamos a amar la luz, y
andamos en luz, y Dios, por medio de Cristo, la luz verdadera, brilla en
nuestros corazones para darnos la luz del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo, Gn. 3:8; Jn. 1:5; 3:19; Jn. 1:4; 5:8, 12; 9:5; 12:35; 2 Cro.
44:4,6; Mt. 5:14,16; Jn. 3:21; Ro. 13:12; Ef. 5:8; Fil. 2:15; 1 Tes. 5:5; 1 Jn.
1:7, etc.

Por lo tanto, cuando se aplica el término “luz” a Dios, significa primero que
todo, que Dios posee un perfecto conocimiento de sí mismo, ya que nunca ha
sido contaminado por el pecado. La existencia trinitaria de Dios es una de
perfecto conocimiento, Mt. 11:27; Jn. 1:17; 10:15; 1 Co. 2:10. Además, Dios es
consciente de y conoce perfectamente todo aquello que posee una existencia
distinta a él mismo. La Biblia no da ninguna evidencia de que exista algo
desconocido para Dios.

Aunque el método de Dios para adquirir conocimiento es a veces descrito de


forma antropomórfica, Gn. 3:9ss; 11:5; 18:21; etc., El es omnisciente, Sal.
94:9, Job 12:13; 28:12-27; Sal. 17:5; Rom. 11:33; 16:27; Ef. 3:10. Sus ojos
están sobre toda la tierra, 2 Cro. 16:9; todas las cosas están puestas delante
de sus ojos, He. 4:13. Conoce aún las cosas de menor importancia, Mt. 6:8,32;
10:30, así como los objetos más escondidos, Jr. 11:20; 17:9,10; 20:12; Sal.
7:10; 1 R. 8:39; Ez. 11:5; 1 Co. 3:20; 1 Tes. 2:4; Ap. 2:23. Conoce al hombre
desde su origen, Sal. 139; el día y la noche, Sal. 139:11,12; la maldad y el
pecado, Sal.69:6; Jer. 16:17; 18:23; 32:19; lo que puede llegar a ser, 1 S.
23:10-13; 2 S. 12:8; 2 R. 13:19; Sal. 81:14,15; Jr. 26:2,3; 38:17-20; Mt. 11:21;
y el futuro, Is. 41:22ss; 42:9; 43:9-12; los días de nuestra vida, Sal. 31:15;
39:5; 139:6,16; Job 14:5; Hch. 17:26. Él sabe todas las cosas, 1 Jn. 3:20.

Este conocimiento de Dios no es el resultado de estudio y observación, sino es


un conocimiento eterno, 1 Co. 2:7; Ro. 8:29; Ef. 1:4,5; 2 Ti. 1:9; por lo tanto,
Su conocimiento no puede crecer, Is. 40:13ss; Ro. 11:34; es un conocimiento
cierto y definido, Sal. 139:1-3; He. 4:13; de manera que las revelaciones de
Dios son siempre verdad, Jn. 8:26; 17:17; Tit. 1:2; y todas sus obras nos dan
a conocer su sabiduría, Sal. 104:24; 136:5; y deben llevarnos a la adoración,
Sal. 139:17ss; Is. 40:28; Job 11:7ss; Ro. 11:33; 1 Co. 2:11. El conocimiento de
Dios lo abarca todo, He. 4:13, es intuitivo, es decir, no procede de observación,

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 37

ya que él conoce las cosas antes de que existan, Is. 46:l0. Todas las cosas
están eternamente presentes en su mente.

Hay un asunto, sin embargo, que demanda discusión especial. Es el que se


refiere al conocimiento anticipado (presciencia) que Dios tiene de las libreas
acciones del hombre, y por consiguiente de los eventos condicionales.
Podemos entender cómo Dios ejercita su presciencia en donde las cosas
acontecen de necesidad; pero encontramos difícil concebir esa presciencia
acerca de las acciones que el hombre origina libremente. Esta dificultad hace
que algunos nieguen la presciencia de las libres acciones y que otros nieguen
la libertad humana.

Es del todo evidente que la Biblia enseña de la presciencia divina de los


eventos contingentes, 1 Sam. 23: 10-13; Sal. 81; Mt. 11:21; además no nos
deja ninguna duda acerca de la libertad del hombre. Verdaderamente, no
permite negar ninguno de los términos del problema. Aquí tenemos que hacer
frente a un problema que no podemos resolver en forma completa, aunque si,
es posible aproximarnos a una solución.

Dios ha decretado todas las cosas, y las ha decretado con sus causas y
condiciones, para que acontezcan en el orden exacto que tienen que acontecer;
y su presciencia de las cosas futuras, y también de los efectos contingentes,
descansa sobre su decreto. Esto soluciona el problema, hasta donde concierne
a la presciencia de Dios.

Pero entonces surge la pregunta: ¿Es consistente la predeterminación de las


cosas con la voluntad libre del hombre? Contestamos que ciertamente no lo
es, si la voluntad libre se considera como indiferencia (arbitrariedad); pero este
concepto de la libertad del hombre es infundado. La voluntad del hombre no
es algo completamente indeterminado, algo que cuelga en el aire y que puede
ser mecido arbitrariamente en cualquier dirección. Es mas bien, algo
enraizado en nuestra verdadera naturaleza, conectado con nuestros más
profundos instintos y emociones, y determinado por nuestras propias razones
intelectuales y por nuestro carácter genuino.

Y si consideramos nuestra libertad humana como la propia determinación


razonable, entonces no tenemos suficiente garantía para decir que esa libertad
humana es inconsistente con la presencia divina. El hombre verdaderamente
libre no es el dudoso e indefinido, sino aquel que hallamos digno de fiar. En
resumen, la libertad tiene sus leyes – leyes espirituales – y la Mente
Omnisciente las conoced bien. Pero tenemos que reconocer que todavía queda
un elemento de misterio.

La Sabiduría de Dios

Dios aplica el conocimiento al fin que más le glorifique, Ro. 11:33, “¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”

Es infinito en relación con el conocimiento y la sabiduría. Dios se conoce a Sí


mismo y conoce todas las cosas y personas perfecta, simultánea, exhaustiva y
verdaderamente desde la eternidad, en el pasado, el presente y el futuro; Sal.
147:5; Prov. 15:3; Sal. 139:1–4.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 38

La sabiduría es el conocimiento visto desde otro ángulo, pero tiene, en el


hombre su origen, en diferentes capacidades del alma. La fuente del
conocimiento es el estudio, mientras que la de la sabiduría es el
discernimiento. El conocimiento es teórico, la sabiduría es práctica. La
sabiduría usa de alguna forma el conocimiento. El conocimiento tiene que ver
con la mente únicamente. La sabiduría involucra tanto la mente como la
voluntad. La sabiduría de Dios es su inteligencia, tal como se manifiesta en la
adaptación de los medios para el logro de los fines determinados.

Siendo que el fin mayor que Dios tiene para todo lo que hace es su propia
gloria, se dice que sabiduría es la aplicación del divino conocimiento al fin que
más le glorifique. Tanto la creación como la redención son producto de la
sabiduría de Dios, Job 9:4; 12:13,1’,37, 38; Is. 40:28; Sal. 104:24; Jer. 10:12.
En Pr. 8:22ss. y Job 28:23ss., la sabiduría por medio de la cual Dios creó el
mundo es personificada. En el Nuevo Testamento también se dice que Dios es
sabio, Ro. 16:27; 1 Ti. 1:17; Jud. 25; Ap. 5:12; 7:12 y se alaba la sabiduría de
Dios revelada en la locura de la cruz, 1 Co. 1:18; en Cristo, 1 Co. 1:24; en la
iglesia, Ef. 3:10; y en la providencia divina en beneficio de Israel y de los
gentiles, Ro. 11:33.

La Veracidad de Dios

“Dios cumple perfectamente la idea de la divinidad, es digno de confianza en


su revelación y ve todo como es en realidad”. Dios es auténtico. Es decir, lo
que uno percibe de Él concuerda exacta y fielmente con lo que Él es. Las
manifestaciones de Dios siempre concuerdan con el ser de Dios.

¿Cuáles serían algunos ejemplos de la autenticidad de Dios? Dios jamás se


pone una careta; siempre es lo que muestra ser. Dios dice siempre la verdad.
El es el único que conoce la realidad de las cosas y puede transmitir esa
información sin fallas, pues El cumple sus promesas; sus profecías son
veraces, se cumplieron y se cumplirán. (1 Tes. 1:9; Núm. 23:19).

El último de los atributos intelectuales es el de la verdad de Dios. La palabra


hebrea mth munh, emmeth, se deriva del verbo mn, “confirmar, sostener, estar
firme, aferrarse a, confiar, tener seguridad de algo” y significa subjetivamente,
“el hecho de aferrarse a algo, fe”; mientras que objetivamente significa,
“firmeza, fidelidad, la veracidad de la persona en quien uno ha puesto su
conf1anza”.

El nombre Jehová implica la veracidad de Dios: un Dios de fidelidad, sin


iniquidad o perversidad, Dt. 32:4; Jr. 10:10; Sal. 31:6; 2 Cro. 15:3. Esto
implica:

a) Que él es real, el verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos, los
ídolos, que son vanidades, Dt. 32:21; y

b) que él siempre permanecerá fiel a sus palabras y sus promesas: que él


las establecerá, de forma que siempre es digno de confianza. Él no es
hombre para que mienta o se arrepienta, Nm. 23:19; 1 S. 15:29. Todas
sus acciones llevan el sello de genuinidad.

Repetidamente se hace referencia a su misericordia, hesed, y verdad, Gn.


24:49; 47:29; Jos. 2:14; 2 S. 2:6; 15: 20; Sal. 40:11; 57.:3; 89:14; etc. Sus

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 39

palabras, mandamientos, caminos, obras, ordenanzas y leyes son todos fieles,


2 S. 7:28; Sal. 19:9; 25:10; 33:4; 111:7; 119:86; 142, 151; Dn. 4:37. Su
verdad y su fidelidad alcanzan hasta los cielos, Sal 36:5; Ex. 34:6. Para
confirmar su palabra jura por sí mismo, Gn. 22:16-; He 6:13. De ahí que él
sea frecuentemente llamado una Roca, en quien, a causa de su firmeza
inconmovible, su pueblo puede refugiarse, Dt. 32:4; 15,18, 30; 3:35; 34:28; 2
S. 22:3,32; Is. 26:4. Siendo un Dios de verdad y fidelidad, él guarda su pacto,
Dt. 4:31; 7:9; Sal. 40:11; Os. 12:1, etc.

En el Nuevo Testamento Dios es llamado el “verdadero Dios” quien se ha


revelado a sí mismo en Cristo, Jn. 1:17; 1 Jn. 5:20. Todo lo que él revela es
verdad, Jn. 14:6; 17:17; Ef. 1:13. Él es hallado verdadero y todo hombre
mentiroso, Ro. 3:4; Jn. 3:33. Él es hoy lo que siempre ha sido. El Nuevo
Testamento es el cumplimiento y la confirmación de las promesas hechas en
días del Antiguo Testamento. Dios ha recordado su pacto, Lc. 1:68-73. Su
fidelidad es evidente en que permanece como el Dios del pacto y que otorga
plena salvación, 1 Co. 1:9; 10:13; 1 Tes. 5:24; 2 Tes. 3:3; He. 10:23; 11:11; 1
Jn. 1:9. Él no se puede negar a sí mismo, 2 Ti. 2:13.

Todas las promesas de Dios en Cristo son sí y en él amén, 2 Co.1:18,20. Cristo


es el “testigo fiel” Ap. 1:5; 3:14; 19:11. Por esta razón, El es y puede ser el
objeto incambiable de nuestra fe. La Biblia usa la palabra “verdad” en más de
un sentido. Se puede hacer una distinción entre veracidad metafísica, ética y
lógica. Cuando se adscribe verdad metafísica a Dios se quiere decir que él es
verdadero en contraste con todos los demás dioses que son falsos; por verdad
ética se quiere decir que la revelación de Dios corresponde a su ser; por verdad
lógica se indica que Dios conoce todas las cosas como ellas son en realidad.

Hay todavía otro aspecto de esta perfección divina y es uno que siempre se
considera como de la más grande importancia. Generalmente se la llama su
fidelidad, en virtud de la cual siempre tiene presente su pacto y cumple todas
las promesas que ha hecho a su pueblo. Esta fidelidad de Dios es de una
importancia práctica extrema para el pueblo de Dios. Constituye la base de la
confianza en El, el fundamento de su esperanza y la causa de su gozo. Ella los
salva de la desesperación a la que sus infidelidades fácilmente los
conducirían; les da valor para proseguir no obstante todos sus fracasos, y
llena sus corazones con exultantes anticipaciones, aun cuando sientan
profundamente el hecho de haber perdido cualquier derecho a todas las
bendiciones de Dios (Num. 23:19; Dt. 7:9; Sal. 89:33; Is. 49: 7; 1 Cor. 1:9; 2
Tim. 2:13; Heb. 6:17, 18; 10:23.

Atributos Morales

La Bondad de Dios

Dios posee absoluta perfección y felicidad en sí mismo, Mr. 10:18: “Jesús le


dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios”.
“Dios se mantiene solícito y tierno hacia sus criaturas”, Sal. 145:9, 15: “Bueno
es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras... Los
ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu
mano, y colmas de bendición a todo ser viviente”.

Existen diferentes interpretaciones del término “bondad”. De acuerdo con


Sócrates, la bondad está identificada con la utilidad. Es bueno lo que es útil

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 40

para algún propósito. De acuerdo con esta interpretación, la bondad absoluta


no existe, es siempre relativa. La utilidad es la norma para determinar qué es
bueno y qué es malo. Sin embargo, a la luz de la Biblia, es posible hablar del
bien en un sentido ético, sin tomar en cuenta su “utilidad”, sus ventajas o
desventajas. Es aquello que es bueno en y por sí mismo. Es un valor absoluto,
Mr. 10:18.

De acuerdo a la Biblia, Dios es la suma total de todas las perfecciones. Todas


las virtudes están presentes en él en un sentido absoluto. Él es “perfecto”, Mt.
5:48, y el único bueno, Mr. 10:18; Lc. 18:19. La bondad de Dios es una con su
absoluta perfección. Él no necesita llegar a ser nada, porque lo que es, lo es
desde la eternidad. Él no tiene un propósito fuera de sí mismo, sino que es
“suficiente, todo suficiente y autosuficiente” Sal. 50:8ss; 1s. 40:28ss; Hab.
2:20. Dios es la suma total de toda bondad, de todo bien y lo que es bueno en
sí mismo es bueno para los demás. Dios es el bien mayor para sus criaturas,
la meta de toda bendición, Sal. 4:7,8; 73:25,26.

Agustín subrayó que Dios es bien supremo para todas las criaturas. Él es
Aquel a quien todas las criaturas anhelan, consciente o inconscientemente. La
criatura no halla descanso sino en Dios solamente, Sal. 42:1. Como el bien
supremo, Dios es la fuente de toda virtud. No hay ningún bien en la criatura
excepto aquel que viene de Dios. La Biblia está llena de alabanza a Dios por su
bondad para con sus criaturas, Sal. 8, 19, 36:5-7; 65:12; 147:9; Mt. 5:45;
Hch. 14:17; Stgo. 1:17; la bondad de Dios está sobre todas sus obras y
permanece para siempre, Sal. 145:9, Sal. 136.

La Santidad de Dios

La idea fundamental que encierra la palabra santo es: separación. En la


Biblia, además de aplicarse a Dios, la palabra santo se aplica a personas,
objetos, lugares. Por ejemplo, el monte donde Jesús se transfiguró fue un
monte “santo”, 2 Pedro 1:18; los objetos del tabernáculo eran “santísimos” Éx.
30:29; las personas son santas, 1 Cor. 1:2. ¿Qué significa que los lugares y los
objetos son santos? Que están separados de los usos comunes y destinados al
servicio de Dios. Respecto al hombre significa que esta apartado temporal y
eternamente de lo malo, y dedicado a Dios y su servicio. Ahora bien, ¿qué
significa que Dios es santo?

Dios es santo porque está absolutamente separado de todo lo terrenal o lo


creado; Is. 57:15. Dios es santo porque está totalmente separado de todo lo
que es moralmente sucio; Job 34:12.

Dios debe ser el modelo para nuestro carácter moral y lo que motiva nuestras
acciones; Lev. 11:44, 45. Una de las primeras y más importantes demandas de
Dios al formar su nación escogida fue la de la santidad. Los Israelitas habían
salido de Egipto materialmente, pero debían vivir apartados de Egipto
espiritualmente. Y esta demanda se basaba en la santidad de Dios. Ellos eran
su nación, y debían reflejar el carácter de su Rey Divino. Jesús dijo: “Sed,
pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto”, Mt. 5:48. Una de las más importantes declaraciones la encontramos
en Levítico 20:7: “Conságrense a mi y sean santos, porque Yo soy el Señor su
Dios soy Santo”.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 41

La Justicia de Dios (como atributo incomunicable)

Dios es recto. Esto significa que jamás viola ningún moral. Éste es un atributo
muy relacionado con la santidad; son como las dos caras de una misma
moneda. La santidad tiene que ver con la separación de Dios de todo lo
moralmente malo; la justicia tiene que ver con su rectitud. La santidad tiene
que ver mayormente con lo que no hace (está separado de lo malo); la justicia
tiene que ver con lo que hace (actúa siempre de acuerdo a su carácter y
respetando sus leyes).

La justicia es un atributo incomunicable del carácter de Dios, es decir, fuera de


Dios no hay ningún ser que tenga una naturaleza equivalente a su justicia,
Sal. 89:14; Dn. 9:7. Este nivel infinito de justicia de Dios es incomunicable; es
decir, solamente Dios puede ser justo a ese nivel. El es la rectitud perfecta, su
justicia es infinita. La justicia de Dios demanda la condena de los pecadores
no arrepentidos, Rom. 2:5, 16; 2 P. 3:7. Dios es justo cuando salva y Dios es
justo cuando castiga. La justicia es un don de Dios a los pecadores que se
arrepienten y creen en Él.

El Amor de Dios

En base al pasaje de 1 Juan 4: 7–21 y otros pasajes bíblicos, podemos


encontrar varias características del amor de Dios:

1. Deuteronomio 7:7–8. Es un amor desinteresado. Dios no intenta


beneficiarse personalmente, sino busca solamente el bien del objeto que
ama.
2. 1 Juan 4:10. Es un amor voluntario: Dios no espera ninguna respuesta
del objeto de su amor, ni ningún pedido de amor.

3. Salmo 11:7. Es un amor justo (Rom. 5:8): Dios ama, pero nunca pasa por
alto el pecado. La provisión que hizo para el pecado es, por lo tanto, una
prueba infinita de su amor.
4. Jeremías 31:3. Es un amor eterno. Permanece para siempre.

Atributos de Soberanía

La Soberana Voluntad de Dios

“Dios hace lo que quiere”. Varias palabras se usan en la Biblia para hacer
referencia a la voluntad de Dios. En el Antiguo Testamento se usan
mayormente hapes, reson y aba; en el Nuevo Testamento, thelo, thelema,
boulomai, boule y edokia, con los sentidos de voluntad, deseo, favor,
beneplácito y consejo. Las tres palabras griegas aparecen en Ef. 1:5, 9, 11.

Ya que la Biblia es principalmente la historia del desarrollo del propósito


redentor de Dios, la mayoría de las alusiones a la voluntad de Dios se refieren
a El. Sin embargo, hay oportunidades cuando el propósito de Dios, su
voluntad, es visto como la causa última de todo lo que ocurre, Ap. 4:11.

Es necesario hacer algunas distinciones al estudiar la voluntad de Dios. Se


dice que la voluntad de Dios es tanto necesaria como libre. Es necesaria con
respecto de sí mismo y es libre con respecto de la creación. La voluntad
necesaria de Dios significa que él no se puede negarse a sí mismo, que El debe

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 42

actuar consecuentemente con su naturaleza. Su voluntad está completamente


en armonía con todo su ser, su santidad, su justicia, su bondad y verdad. Hay
ciertas cosas que Dios no puede hacer (2 Ti. 2:13, He. 6:18; Stgo. 1:13; 1 S.
5:29; Nm. 23:19), porque son contrarias a su propio ser. La voluntad de Dios
no es arbitraria.

La voluntad de Dios es libre con respecto de la creación. Él no tenía que crear


el mundo. La creación, la preservación y la salvación son producto de la libre
voluntad de Dios. Se puede decir que si Dios tiene que responder en contra del
pecado debido a su naturaleza santa, Él no tiene que salvar. La salvación es
un hecho de la voluntad libre de Dios.

La voluntad de Dios es dividida también en decretiva y preceptiva. La voluntad


decretiva es a veces llamada su voluntad secreta. Es el atributo divino por
medio del cual él ha decretado y determinado lo que va a hacer. Se le llama
secreta porque sólo él la conoce, aparte de los detalles que le ha placido
revelar. Su voluntad preceptiva es el atributo por medio del cual Dios expresa
lo que debemos hacer. Dt. 29:29 se refiere a esta distinción en la voluntad de
Dios. Se hace referencia su voluntad decretiva en Sal. 115:3; Dn 4:17, 25, 32,
35; Ro. 9:18-19; 11:33;34; Ef. 1:5,9,11. Se hace referencia a su voluntad
preceptiva en Mt. 7:21; 12:50, Jn. 4:34; 7:17; Ro. 12:2; Dt. 30:14.

Otra distinción en la voluntad de Dios ha sido llamada su voluntad


antecedente y subsecuente o consecuente. En la misma línea de pensamiento,
otros distinguen entre la voluntad intencional, circunstancial y última de Dios.
Los que favorecen esta distinción creen que Dios ofrece suficiente gracia
salvadora a toda la humanidad; entonces, después de la decisión personal de
la criatura, Dios ajusta su voluntad a esa decisión y determina salvar a los
que creen y condenar a los que no, y determina qué más hará bajo las nuevas
circunstancias.

Los casos de sufrimiento son explicados diciendo que no es causado por la


voluntad antecedente o intencional de Dios sino por la circunstancial. Porque
Dios es Dios, él alcanzará su meta final; así, su voluntad consecuencial es
cumplida. Esta última distinción es inadecuada a la luz de la enseñanza
bíblica de que Dios está en absoluto control de todo lo que pasa. Esta
distinción reconoce la realidad del mal que existe en contra del deseo divino, y
que Dios permite ciertas cosas sin desearlas, pero falla en ver que la voluntad
de Dios es más que disposición, y que el sentido bíblico más común de ella es
“buena voluntad” , la cual es soberanamente eficaz, inmutable e idéntica con
el ser de Dios.

Lo anterior parece sugerir que la voluntad de Dios es la razón de ser del


pecado y que por lo tanto, puede decirse que Dios es su autor, mientras que la
Biblia dice que el pecado está diametralmente opuesto a su naturaleza santa.
A la luz de esta dificultad, algunos han dicho que Dios únicamente previó el
pecado, pero que en ningún sentido puede decirse que esté relacionado con su
voluntad. Otros, con pasajes como Hch. 2:23 y 4:28 en mente, sostienen que
de alguna manera aún la maldad está comprendida dentro de la voluntad
permisiva de Dios. Él es Señor, aún de un mundo en rebelión en contra suya,
y Él cumplirá su propósito, Is. 46:8-11. Cuando se habla de la voluntad
permisiva de Dios, se hace referencia mayormente a su no impedir el mal,
físico o moral, por razones comprendidas en su sabio propósito. Lacueva nota
que el termino “permisiva” no debe de ser tomado en el sentido que tiene

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 43

cuando hablamos de “una sociedad permisiva”, que aprueba o se hace de la


vista gorda del pecado. Dios siempre aborrece y sanciona el mal con toda la
fuerza de su ser santo. Al no impedirlo, Él simplemente está cumpliendo su
propósito para el establecimiento del mejor posible de los mundos con seres
racionales libres. De acuerdo a lo que la Biblia nos dice, hay un mundo mejor
venidero donde no existirá más el pecado, 2 P. 3:13.

Geisler en su libro “Las Raíces del Mal” responde a la acusación de que Dios es
el autor del pecado señalando lo siguiente. En primer lugar, echa mano del
argumento de Agustín, que se resume así: Dios es autor de todo lo que existe
en el universo; el mal no es una cosa o sustancia, sino la privación o falta en
las cosas. Por lo tanto, no debe concluirse que Dios es el autor del mal. Por
privación Agustín quiere decir la falta de algo que debiera estar ahí. La
enfermedad es la falta de salud. Si Dios es bueno, todo lo hecho por Dios es
bueno. El mal que existe, existe sólo como la privación de algo a aquello que
fue creado bueno por Dios. Pero privación no es lo mismo que ausencia o
negación del bien. La vista no se encuentra ni en el ciego ni en la piedra. Pero
es privación para el ciego y mera ausencia en la piedra. Privación es la
ausencia o falta de algo que debiera estar ahí.

Pero si Dios es creador de todo lo que existe y todo lo que él hizo es bueno, ¿de
dónde viene esta privación? La respuesta es que toda cosa creada tiene dentro
de sí la posibilidad (aunque no la necesidad) de ser destruida o sufrir
privación. Lo que causó la privación en las cosas buenas que Dios hizo fue la
capacidad de autodeterminación, la voluntad libre que Dios dio a la criatura.
Es bueno el ser libre de tomar decisiones, pero con esa capacidad viene
también el poder hacer el mal.

El libre albedrío es la causa del mal. Las criaturas libres escogieron hacer lo
malo cuando se apartaron del bien infinito del Creador al bien menor de las
criaturas, deseando existir para sí mismas y no para Dios. El orgullo es el
principio de todo pecado. Cuando la criatura considera su propio bien más
importante que el de Dios. Luego Geisler pasa a considerar la pregunta de
¿por qué un Dios absolutamente bueno hizo criaturas con libre albedrío si El
sabía que ellos escogerían el mal? La respuesta es que esta es la única forma
de alcanzar un mundo moralmente superior con criaturas libres. Un mundo
donde el pecado nunca ocurriese no proporcionaría la oportunidad de alcanzar
las virtudes más grandes o grados mayores de otras virtudes. Donde no hay
tribulación, no hay paciencia. El valor sólo es posible donde existe miedo del
mal.

Esto lleva a otra pregunta, ¿cómo puede ser permitido el mal en casos donde
habrán los que no respondan positivamente? El dolor y el mal hacen a
algunos, mejores personas, pero a otros los convierte en amargados. La
respuesta es que se consigue un bien mayor cuando a lo menos se concede la
oportunidad de alcanzar virtudes más grandes, aunque estas virtudes no
siempre sean alcanzadas por todos. Un mundo malo ofrece oportunidades
para la experiencia y la expresión de la bondad y el amor que no ofrece un
mundo donde el mal no existe.

En conclusión, un mundo hipotético donde el pecado nunca hubiese existido


puede ser lógicamente posible, aunque puede ser imposible de alcanzar en la
realidad. Además, un mundo sin pecado no es el mejor de todos los mundos
posibles. El mejor de los mundos posibles es uno donde los hombres son

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 44

libres y los bienes mayores asequibles mientras que una solución final será
alcanzada. Este mundo caído no es el mejor de todos los mundos posibles,
sino es el mejor camino para alcanzar el mejor de los mundos posibles. Por el
mejor de los mundos no se debe entender el mejor de los mundos concebibles,
sino el mejor de los mundos alcanzables con criaturas moralmente libres. Dios
“no quiere que nadie perezca sino que todos vengan al arrepentimiento”, 2 P.
3:9. Pero él no salvará a los que no quieren en contra de su voluntad,

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus
polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Mt. 23:37).

El Soberano Poder de Dios

“Dios puede hacer lo que quiere”. La idea del poder de Dios está en el
trasfondo de nombres de Dios tales como El, Elohim, El-Shadai, Adonai.
Además, Dios es llamado Dios grande y temible, Dt. 7:21; el Fuerte de Israel,
Is. 1:24; Dios grande y poderoso, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, Jer.
32:18; poderoso en fuerzas, Job 9:4, 36:5; fuerte y poderoso, Sal. 34:8; Rey de
reyes y Señor de señores, 1 Ti. 6:15.

La omnipotencia de Dios es manifiesta en todas sus obras, la creación, la


providencia, la redención de Israel de Egipto, en las leyes de la naturaleza. Los
escritores bíblicos hacen referencia a este atributo de Dios con el propósito de
que su pueblo pueda ser consolado. Dios es poderoso en fortaleza, Is. 40:26;
creó los cielos y la tierra, Gn. 1; Is. 42:5; 44:24; 45:12,18; Zac. 12:1; y los
establece por medio de sus decretos eternos, Jr. 5:22; 10:10; Él hace que la
lluvia descienda y crea el viento; cambia la sombra de muerte en la mañana y
hace el día oscuro con la noche; Él hace la paz y crea la adversidad; Am. 3:6;
4:13; 5:8; Is. 45:5-7; 54:16. Él crea y hace el habla; el mata y da vida; El libera
y destruye, Ex. 4:11; Dt. 32:39; 1 S. 2:6; 2 R. 5:7; Ex. 15; Dt. 26:8; 1 S. 14:6;
Mt. 10:28.

Él posee poder absoluto sobre todo, de manera que nada puede resistir su
mano, Sal. 8, 18,19, 24, etc.; Job 5:9-27; 12:14-21; nada es muy difícil para
Él, sino que todo le es posible, Gn. 18:14; Zc. 8:6; Jr. 32:27; Mt. 19:26; Lc.
1:37; 18:27. Él puede levantar hijos a Abraham aún de las piedras, Mt. 3:9 y
hace lo que quiere, Sal. 115:3; Is. 14:24. Su poder se manifiesta en la
redención y la resurrección de Cristo, Ro. 1:4; Ef. 1:20, en la dádiva de lo que
pedimos más allá de lo que pedimos o entendemos, Ef. 3:20; 2 Co. 9:8, y en la
resurrección del último día, Jn. 5:25. El poder de Dios es la fuente de todo
poder y autoridad, capacidad y destreza en las criaturas, Gn.. 1:26; Sal. 8, del
gobierno de los reyes, Pr. 8:15; Ro. 13:1-16; de la fuerza de su pueblo, Dt.
8:17, 18; Sal. 68:35; del poder del caballo, Job 39:22, del sonido del trueno,
Sal. 29:4; 68:33.

En una palabra, el poder pertenece a Jehová, Sal. 62:11, gloria y fuerza son
sus posesiones, Sal. 96:7; Ap. 4:11; 5:12; 7:12; 19:1.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 45

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

“Adoramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la unidad, sin confundir


las personas ni dividir la presencia...” (Atanasio). Los tres elementos que
deben estar presentes en toda definición son unidad, tripersonalidad y
consustancialidad. Los errores que deben evitarse son:

1. Triteísmo. Afirmación de la existencia de tres dioses.


2. Unitarianismo. Negación de la existencia de tres personas en la Deidad.
3. Modalismo o Sabelianismo. Dice que las personas de la Trinidad son
sólo modos de manifestación de Dios.
4. Subordinacionismo (Arrio, Orígenes). Las personas de la Trinidad no
son iguales en esencia. El Hijo y el Espíritu son seres creados.

Las evidencias con las que contamos en el Antiguo Testamento son muchas:

a. El nombre Elohim apunta a una pluralidad en Dios (Gn. 1:26; 3:22,


23; Ex. 18:11).
b. La triple alabanza de Isaías 6:3 a la luz de Juan 12:37-41 y Hechos
28:25-27.
c. Las bendiciones triples en Génesis. 48:15, 16 y Números 6:24-27.
d. La distinción entre la deidad de Jehová (Sal. 45:6,7; Sal. 110:1; Os.
1:7).
b. La evidencia en cuanto a la deidad del Hijo (Sal. 2:7; Is. 9:6; Mi. 5:2).
a. La evidencia en cuanto a la deidad del Espíritu Santo (Gn. 1:2; 6:3;
Is. 48:16; 11:2; Sal. 139:7; Zac. 5:6; Is. 63:10; Sal. 104:29, 30).

La evidencia en cuanto a la Trinidad en el Nuevo Testamento es mucho más


abundante que en el Antiguo debido a la revelación progresiva. La
argumentación para probar la Trinidad seguirá principalmente la línea que
hay tres personas que son Dios. La deidad del Padre es más obvia. La deidad
del Hijo y del Espíritu será demostrada en el estudio de esas respectivas
doctrinas.

Aclaraciones iniciales

Existe solamente un Dios, no somos “triteístas”. Aunque la palabra Trinidad


no se encuentra en la Biblia, la doctrina si es Bíblica. Al estudiar esta
doctrina, debemos de tomar en cuenta el Progreso de la Revelación. Los
“Textos de Oro” para esta doctrina son: Mateo 28:19; 1 Corintios 13:13, 14.

Dios es una Trinidad de personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El


Padre no es la misma persona que el Hijo; el Hijo no es la misma persona que
el Espíritu Santo; y el Espíritu Santo no es la misma persona que el Padre.
Son personas separadas; sin embargo, ellas son, las tres, el Dios verdadero.
Ellas están en perfecta armonía, consistiendo de una misma sustancia. Son
iguales en eternidad (co-eternas), naturaleza (co-iguales) y poder (co-
poderosas). Si una cualquiera de ellas fuese quitada, no habría Dios. Existe,
sin embargo, una aparente división de algunas funciones entre los miembros o
personas de la Trinidad. Por ejemplo, el Padre elige a quienes serán salvos
(Ef.1:4), el Hijo los redime (Ef.1:7) y el Espíritu Santo los sella (Ef.1:3).

Otro punto que requiere aclaración es que Dios no es una persona conocida
como el Padre, con Jesús como una criatura y el Espíritu Santo como una

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 46

fuerza (como sostienen los Testigos de Jehová). Tampoco es una persona que
adoptó tres formas consecutivas, es decir, el Padre que luego devino el Hijo
quien entonces se tornó en el Espíritu Santo (como afirma, por ejemplo, la
Iglesia Pentecostal Unida). Tampoco es la Trinidad un oficio asumido por tres
dioses separados (como enseña el mormonismo).

La Tabla que sigue ayudará a ver cómo la doctrina de la Trinidad se deriva de


la Escritura. La lista es solamente ilustrativa; no pretende ser exhaustiva. El
primer paso consiste en establecer cuántos Dioses existen. La respuesta es
simple: ¡Sólo uno! Véase Isaías 43:10; 44:6; 45:14,18, 21, 22; 46:5,9. "Yo soy
Jehová y no hay ningún otro. No hay Dios fuera de mí." (Isaías 45:5).

Padre Hijo Espíritu Santo


Llamado Dios Fil.1:2 Jn. 1:1,14; Col. 2:9 Hch. 5:3-4

Creador Is. 64:8; 44:24 Jn. 1:3; Col. 1:15-17 Job 33:4,26:13

Hace resucitar 1 Tes. 1:10 Jn. 2:19, 10:17 Ro. 8:11


Mora dentro 2 Co. 6:16 Col. 1:27 Jn. 14:17
Omnipresente 1 R. 8:27 Mt. 28:20 Sal. 139:7-10
Omnisciente 1 Jn. 3:20 Jn.16:30; 21:17 1 Co. 2:10-11
Santifica 1 Tes. 5:23 He. 2:11 1 P. 1:2
Gn. 2:7: Jn.
Da vida Juan 1:3; 5:21 2 Co. 3:6,8
5:21

Confraterniza 1 Jn. 1:3 1 Co. 1:9 2 Co. 13:14; Fil. 2:1

Es eterno Sal. 90:2 Miq. 5:1-2 Ro. 8:11; He. 9:14


Tiene voluntad Lc. 22:42 Lc. 22:42 1 Co. 12:11
Mt. 3:17; Lc. Hch. 8:29; 11:12;
Habla Lc. 5:20; 7:48
9:25 13:2
Ama Jn. 3:16 Ef. 5: 25 Ro. 15:30
Ve el corazón Jer. 17:10 Ap. 2:23 1 Co. 2:10
Le pertenecemos Jn. 17:9 Juan 17:6
1 Ti. 1:1; 2:3; 2 Ti. 1:10; Tito. 1:4;
Salvador
4:10 3:6
Le servimos Mt. 4:10 Col. 3:24
Hay que creer en
Jn. 14:1 Jn. 14:1
Él
Da gozo Jn. 15:11 Ro. 14:7
Juzga Jn. 8:50 Jn. 5:21,30

La Doctrina de la Trinidad en la Historia

El Período Anterior a la Reforma

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 47

La unidad de Dios era reciamente defendida por el pueblo judío y ésta doctrina
fue pasada a los primeros cristianos. Tertuliano fue el primero en introducir la
palabra “trinidad” para tratar de explicar éste misterio, pero subordinando al
Hijo al Padre. Orígenes fue más allá en su teología, subordinando al Espíritu
Santo al Hijo y al Hijo al Padre con respecto a su esencia. El desarrollo de esta
doctrina llegó a su mayor discusión con los monarquianos, quienes veían a
Jesús solamente como un hombre y al Espíritu Santo como una influencia
divina.

Con todas estas posturas, fue en el concilio de Nicea (325 d. C.) que se declaró
al Hijo como co-esencial con el Padre y en el concilio de Constantinopla (381 d.
C.) que se sostuvo la deidad del Espíritu Santo, aunque no con la misma
posición. Finalmente, fue Agustín, en su obra “De Trinitate”, con quien
encontró su más completo desarrollo.

El Período Posterior a la Reforma

Después de la Reforma no se encuentra ningún avance significativo en el


desarrollo de la doctrina de la Trinidad, pero si sólo la repetición de algunas de
las doctrinas erradas de los primeros siglos, que alcanzan a su mayor
representación con los arrianos, llegando ellos, incluso a negar la divinidad del
Hijo y del Espíritu Santo, presentando al Hijo como la primera criatura del
Padre y al Espíritu Santo como la primera criatura del Hijo, llegando, de esta
manera, a sacrificar la consubstancialidad del Hijo y del Espíritu Santo con el
Padre.

Dios como Trinidad en Unidad

La Personalidad de Dios y la Trinidad

Es de la mayor importancia sostener la personalidad de Dios, porque sin ella


no puede haber religión en el sentido verdadero de la palabra, ni oración, ni
comunión personal, ni segura confianza, ni confiada esperanza. La forma
original de la personalidad no está en el hombre, sino en Dios. Mientras que la
personalidad en el hombre aparece imperfecta, existe en Dios con infinita
perfección. La sobresaliente diferencia entre las dos es que la personalidad del
hombre es unipersonal, mientras que la personalidad de Dios es tripersonal.

La Prueba Escritural de la Doctrina de la Trinidad

Muy fuera de toda duda la doctrina de la Trinidad es una doctrina revelada. Se


trata de una doctrina que no hubiésemos conocido, ni hubiéramos sido
capaces de sostenerla con algún grado de confianza, sobre la sola base de la
experiencia, pues llegó a nuestro conocimiento mediante revelación especial
del mismo Dios. Por tanto es de la mayor importancia que recojamos las
pruebas escriturales de ella.

En el Antiguo Testamento, su más fundamental revelación no está dada en


palabras sino en hechos. Y esta revelación aumenta en claridad en la medida
en que la obra redentora de Dios se ve más distintamente, como en la
encarnación del Hijo y el derramamiento del espíritu Santo. La revelación más
completa de la Trinidad en el Nuevo Testamento se debe al hecho de que el
Verbo se hizo carne y el Espíritu Santo hizo su habitación en la Iglesia.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 48

En el bautismo del Hijo, el Padre habla desde el cielo y el Espíritu Santo


desciende en forma de paloma, Mt. 3:16, 17. En la gran comisión Jesús
menciona a las tres personas: “…bautizándoles en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo”, Mt. 28:19. También se mencionan juntos en 1 Cor.
12: 4-6; 2 Cor. 13:14; y 1 P. 1:2. El único pasaje que habla de la tri-unidad es
1 Juan 5:7, pero es de dudosa genuinidad y debido a eso algunas de las
últimas versiones críticas lo han eliminado.

Formulación de la Doctrina de la Trinidad

La doctrina de la Trinidad puede discutirse mejor y brevemente,


relacionándola con varias presuposiciones, que juntas constituyen una
epítome de la fe de la Iglesia en relación con este punto:

a. Hay en el Ser divino una sola esencia indivisible. Dios es uno en la


esencia de su Ser, o en su naturaleza constitucional. La proposición
relativa a la unidad de Dios encuentra su base en pasajes como
Deuteronomio 6:4; Stg. 2:19; en la aseidad e inmutabilidad de Dios, y en
el hecho de que El se identifica con sus perfecciones, como cuando se
llama luz, vida, verdad, justicia, etc.

b. En este Ser divino hay tres personas o subsistencias individuales. Esto


está probado por los diversos pasajes ya estudiados. La experiencia
enseña que donde hay una persona también hay una esencia individual
distinta. Pero en Dios no hay tres individuos, uno junto al otro y
separados uno del otro; sino solamente distinciones personales de uno
mismo, dentro de la esencia divina, que es una no sólo genérica, sino
también numéricamente.

c. La esencia de Dios, plena, no fragmentada, pertenece por igual a cada una


de las tres personas. La naturaleza divina se distingue de la humana en
que pueden subsistir completa e individualmente en más de una persona
en tanto que tres personas humanas tienen sólo una unidad específica de
naturaleza o esencia; es decir, participan de la misma clase de naturaleza
o esencia; las personas de la Deidad tienen una unidad numérica de
esencia, es decir, poseen idéntica esencia.

d. La subsistencia y operación de las tres personas del Ser Divino están


marcadas por un seguro y definido orden. En subsistencia personal,
primero es el Padre; el Hijo, segundo, y el espíritu Santo tercero.
Difícilmente sería necesario decir que este orden no entraña ninguna
prioridad de tiempo, o de dignidad de esencia, sino solamente un orden
lógico de derivación.

e. Hay ciertos atributos personales por medio de los cuales se distinguen las
tres personas. Son operaciones personales, no ejecutadas por las tres
personas juntamente, y son incomunicables. Generación es sólo un acto
del Padre, filiación pertenece al Hijo exclusivamente, y procesión puede
atribuirse solamente al Espíritu Santo. Aunque todas son obras de las
tres personas juntamente, la creación se atribuye principalmente al
Padre, la redención al Hijo, y la santificación al Espíritu Santo.

f. La Iglesia confiesa que la Trinidad es un misterio que sobrepasa la


comprensión del hombre. La trinidad es un misterio no precisamente en

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 49

el sentido bíblico en que eso es una verdad que anteriormente estuvo


escondida, pero que ahora ha sido revelada; sino en el sentido que el
hombre no puede comprenderla y hacerla inteligible. Los numerosos
esfuerzos que han sido hechos para explicar el misterio fueron
especulativos más bien que teológicos. La Iglesia nunca ha tratado de
explicar el misterio de la Trinidad, únicamente trata de formular la
doctrina respectiva, en tal forma que los errores en que se peligra se
eviten.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 50

LAS OBRAS DE DIOS


LOS DECRETOS DIVINOS EN GENERAL

Dentro del tema de La Actividad de Dios, vamos a ir mucho más allá de las
meras acciones puntuales de Dios, a lo que motivó el accionar de Dios. Es
decir, lo que en Teología se llama “Los Decretos de Dios”. Para nuestra
mentalidad el término Decreto tiene una connotación casi exclusivamente
política. Pero trataremos de abstraernos de ese matiz, para ver que
efectivamente, todo lo que Dios hace lo hace por decreto, con una
determinación y un propósito inalterable; y que esos Decretos son
absolutamente sabios y necesarios.

Algunas definiciones que encontramos acerca de los Decretos Divinos son:

1. “Su eterno propósito, de acuerdo al consejo de Su voluntad, por medio


del cual, para Su propia gloria, Dios ha ordenado de antemano todo lo
que va a pasar”. (Catecismo Breve de Westminster)

2. “Sus decisiones con respecto a todas las cosas ajenas a Sí Mismo”.


(Buswell)

3. “Dios ha decidido el curso y el resultado de todos los acontecimientos”


(Smith). Note que la profecía Bíblica requiere esta definición.

¿Cuándo elaboró Dios sus decretos? ¿Qué dice Efesios 1:3–6? Este pasaje
enseña que Dios decretó todo lo referente a la salvación y los salvos antes de
la creación del universo. Por extensión, podemos afirmar que el resto de lo que
sucedió, sucede y sucederá tanto en el mundo material como en el mundo
espiritual, también es producto de tales decretos. Este hecho debería darnos
seguridad, la cual abarca tanto lo espiritual como lo material.

Las características más relevantes de los Decretos de Dios son:

1. Los Decretos de Dios fueron hechos libremente. Nada lo obligó. Dios


decretó todo lo que decretó porque quiso hacerlo (Salmo 135:6). Dios
es amor (1 Juan 4:8), y el amor es como una especie de razón final de
sus decretos y de todo lo que hace. Todo lo hace por amor, que equivale
a decir que todo lo hace por Sí Mismo, porque Él es amor.

2. Los Decretos de Dios son inmutables. Es decir, sus Decretos no


cambian. Su plan es eterno e inamovible (Salmo 33:11; Santiago 1:17).
La inmutabilidad de los Decretos de Dios está apoyada en su
omnisciencia: como conoce todo, nada lo toma por sorpresa. En sus
decretos no hay lugar para cambios coyunturales; todo está
predeterminado. La inmutabilidad de los Decretos de Dios está apoyada
en su omnipotencia: no existe fuerza o persona que lo obligue a cambiar
su plan. Dios ha puesto sus Decretos por encima de las capacidades
humanas.

3. Los Decretos de Dios tienen el propósito esencial de dar gloria a Dios


(Apocalipsis 4:11).

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 51

Es evidente que esta doctrina de los Decretos de Dios plantea un problema


difícil de resolver. ¿Cuál es ese problema? El problema de la soberanía de Dios
y la libertad del hombre. El problema del origen del mal. De hecho, este
problema es prácticamente insoluble para la mente humana. Pero
analizaremos algunas declaraciones Bíblicas al respecto, y luego
“arriesgaremos” una respuesta.

¿Quién creo el mal y el pecado?

1. Dios es la bondad total. Dios no creó el mal. Dios aborrece el


pecado.
2. Pero en su plan está contemplado el pecado y el mal.

¿El hombre es responsable por sus actos?

1. Sí lo es, porque Dios ha puesto en él la capacidad de decidir.


2. Lamentablemente, todos eligen mal, “por cuanto todos pecaron”.
3. Debido a que todos eligieron mal, necesitan escuchar el Evangelio
(que es la buena opción), y tienen la capacidad de aceptarlo, o sea
de elegir bien.

¿Cómo compatibilizar los Decretos Soberanos de Dios con la libertad del


hombre?

Ese tema ha sido analizado y discutido por la Iglesia de todos los


tiempos. En este análisis se han cometido errores tales como afirmar
que Dios no sabe cómo van a suceder las cosas, o que Dios elaboró su
plan teniendo en cuenta las elecciones de sus criaturas, es decir, no
elaboró sus decretos libremente. Nadie ha podido resolver
definitivamente la aparente contradicción que existe entre la soberanía
de Dios y la libertad del hombre ¡Así que nos vemos obligados a
“arriesgar” una respuesta!

Dios ha tratado el problema de la condenación del pecador y de la salvación


del pecador, con DOS Decretos específicos: Ezequiel 18:4 y 18:30–32.

a. Dios no cambia frente a la decisión del hombre, es el hombre el que


cambia. Cuando alguien se arrepiente de su pecado y se convierte,
simplemente escapa a la sentencia del decreto condenador de Dios y
se acoge a los beneficios del decreto salvador de Dios.

b. Este punto de vista preserva la doctrina de la inmutabilidad de Dios,


que sigue siendo justo y sigue ejecutando justicia sobre el que le
rechaza, pero que también sigue siendo amor y salva al que se pone
bajo los beneficios de su decreto salvador. También preserva la
doctrina de la libertad del hombre, que puede elegir ser salvo.

c. Este punto de vista explica el mandato de ir a predicar el Evangelio.


Porque predicar el Evangelio simplemente es explicar el decreto
condenador de Dios y anunciar el decreto Salvador de Dios.

d. Ahora bien, ¿dónde empieza y dónde termina la responsabilidad del


hombre? A la luz de lo que enseña Romanos 6:15–23, parecería que la
única decisión absolutamente libre que el hombre puede tomar es la

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 52

de elegir el amo a quién servir. Somos esclavos del pecado o somos


esclavos de la obediencia, lo que equivale a decir que somos esclavos
de Satanás o esclavos de Cristo. Y la decisión de “cambiar de amo” es
sólo nuestra.

e. Es cierto que el Agente Divino de nuestra salvación es el Espíritu


Santo que nos convence de justicia, de pecado y de juicio (Juan 16:8–
11); también es cierto que para convencernos usa la Palabra de Dios
(Romanos 10:17; Efesios 1:13–14; 1 Tesalonicenses 1:4–10). Pero la
decisión de aceptar o rechazar la salvación que hay en Cristo es del
hombre, y será juzgado de acuerdo a la decisión que tome.

La Doctrina de los Decretos en la Teología

La Teología Reformada insiste en la soberanía de Dios en virtud de la cual El


ha determinado soberanamente desde la eternidad todo lo que tiene que
acontecer y ejecuta su soberana voluntad en toda Su creación, tanto la
natural como la espiritual, de acuerdo con Su plan determinado.

En Efesios 1:11 encontramos la razón perfectamente natural para que al pasar


de la discusión del Ser de Dios a la de las obras de Dios comencemos con el
estudio de los decretos divinos. Tenemos que considerar las obras de Dios
como una parte del estudio de la teología porque vienen de El y tienen relación
con El. Sin embargo, a pesar de este hecho, la teología Reformada se yergue
prácticamente solitaria en su insistencia sobre la doctrina de los decretos de
Dios.

Nombres Escriturales para los Decretos Divinos

Los decretos divinos tienen que ver con las obras enteramente inmanentes de
Dios, aquellas que son ejecutadas en la creación, providencia y redención. La
Escritura usa diversos términos para referirse al decreto eterno de Dios. En el
Antiguo Testamento tenemos términos cómo: aconsejar o decir (Job 38:2);
proponerse (Jer.23:18); voluntad, beneplácito (Is.53:10) o deleitarse
(Sal.51:19). En el Nuevo Testamento la palabra más común es boule para
designar el decreto en general, pero también para señalar el hecho de que el
propósito de Dios está basado sobre el consejo y la deliberación (Hch.2:23).

Otra palabra que se utiliza es thelema, la cual cuando se aplica al consejo de


Dios acentúa el elemento volicional más que el deliberativo (Ef.1:11). La
palabra Eudoxia pone énfasis más particularmente sobre la libertad del
propósito de Dios y del deleite que acompaña al propósito ((Mt.11:26). Otras
palabras se utilizan para designar aquella parte del decreto divino que
pertenece en un sentido muy particular a las criaturas morales de Dios, y que
se conoce como predestinación.

La Naturaleza de los Decretos Divinos

El Decreto Divino es Uno

Aunque con frecuencia usamos el plural para referirnos a los decretos divinos,
sin embargo, en su propia naturaleza, el decreto divino es un acto singular de
Dios. No hay, pues, series de decretos en Dios, sino simplemente un plan que
abarca todo lo que sucede.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 53

La relación del Decreto con el Conocimiento de Dios

El decreto de Dios guarda la más estrecha relación con el conocimiento divino,


Hay en Dios un conocimiento necesario, que incluye todas las causas posibles
y sus resultados. Este conocimiento proporciona el material para el decreto, y
es la fuente de donde Dios extrajo los pensamientos que pensaba objetivar. El
decreto divino es consecutivamente el fundamento de su libre conocimiento.

El Decreto Relaciona a Dios y al Hombre

Ante todo, el decreto tiene referencia a las obras de Dios, sin embargo esta
limitado a los actos transitivos de Dios, y no pertenece a la esencia del Ser de
Dios ni a las actividades inmanentes dentro del Ser Divino que desembocan en
las distinciones trinitarias. En tanto que el decreto pertenece
fundamentalmente a los actos de Dios mismo, no está limitado a estos, sino
que también abarca las acciones de sus criaturas libres.

El Decreto para Actuar no es el Acto Mismo

Los decretos son manifestación y ejercicio internos de los atributos divinos,


que convierten en seguro el futuro de las cosas; pero este ejercicio de la
volición inteligente de Dios no debe confundirse con la realización de sus
objetos en la creación misma, ni el decreto para justificar es la justificación
misma. Se debe hacer distinción entre el decreto y su ejecución. Los decretos
no están dirigidos al hombre, ni son de la naturaleza de una medida legal, ni
tampoco ejercen compulsión u obligación sobre las voluntades de los hombres.

Las Características de los Decretos Divinos

Esta Fundado en la Sabiduría Divina

La palabra “consejo”, que es uno de los términos por medio de los cuales se
designa al decreto, sugiere cuidadosa deliberación y consulta. Hablando de la
revelación de Dios, del misterio que primeramente estuvo escondido con El,
Pablo dice que esto fue “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora
dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los
lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús,
nuestro Señor” (Ef.3:10, 11). Otros pasajes nos hablan también de la
sabiduría de Dios es sus propósitos (Sal.104:24; Prov.3:19; Jer.10:12).

Es Eterno

El decreto divino también es eterno en el sentido que descansa completamente


en la eternidad. El decreto, en cuanto se relaciona con cosas externas a Dios,
permanece en sí mismo como un acto interno del Ser Divino y es por tanto
eterno en el sentido más estricto de la palabra (Hch.15:18; Ef.1:4).

Es Eficaz

Esto no quiere decir que Dios ha determinado hacer El mismo que acontezcan
– mediante una aplicación directa de su poder – todas las cosas incluidas en
Su decreto; sino solamente que El ha decretado que ciertamente acontecerán,
es decir, que nada frustrará su propósito (Sal.33:11; Prov.19:21).

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 54

Es Inmutable

Atendiendo a diversas razones, el hombre puede y con frecuencia altera sus


planes. Pero en Dios esto no es concebible. No le falta conocimiento, veracidad,
ni poder. Por tanto, Dios no necesita cambiar su decreto debido a un error
motivado por la ignorancia, ni debido a la incapacidad para ejecutarlo. Y
tampoco tendrá por que cambiarlo pues El es Dios inmutable (Job.23:13;
Lc.22:22; Hch.2:23).

Es Incondicional y Absoluto

Esto significa que no depende en ninguno de sus detalles de ninguna cosa que
no sea parte de El y esté agrupada en el decreto mismo. Los diversos
elementos del decreto ciertamente se sostienen mutuamente, pero nada hay
en el plan que esté condicionado por alguna cosa que no esté incluida en el
decreto. Dios no simplemente decretó salvar a los pecadores; sino que también
determino los medios para efectuar el decreto (Ef.2:8; 1 P.1:2). El carácter
absoluto del decreto se deduce de su eternidad, su inmutabilidad y su
exclusiva dependencia del beneplácito de Dios.

Es Universal o que lo Abarca Todo

El decreto incluye todo lo que tiene que suceder en el mundo, sea que
corresponda al rein o físico o al moral, sea que se trate del bien y del mal
(Ef.1:1; 2:10; Prov.16:33).

En lo que al Pecado se Refiere, Éste se Considera Permisivo

Este decreto permisivo no implica un permiso pasivo de algo que no está bajo
el control de la voluntad divina. Es un decreto que vuelve absolutamente
seguros los futuros actos pecaminosos, pero en los cuales Dios determina (a)
no estorbar la propia determinación pecaminosa de un voluntad finita; y (b)
conducir y sujetar los resultados de esta propia determinación pecaminosa
(Sal.78:29; 106:15; Hch.14:16; 17:30).

Objeciones a la Doctrina de los Decretos

Es Inconsistente con la Libertad Moral del Hombre

El hombre es un agente libre con poder para hacer sus propias


determinaciones racionales. Puede reflexionar, y en forma inteligente elegir
ciertos fines, y también puede determinar su acción con respecto a ellos. Sin
embargo, el decreto de Dios lleva inseparablemente la imposibilidad de
evitarse. Dios ha decretado ejecutar todas las cosas, o si no ha decretado esas
cosas, al menos ha determinado que deben acontecer. El ha decidido para el
hombre el curso de su vida.

En respuesta a esta objeción puede decirse ciertamente que la Biblia no


concuerda con la suposición de que el decreto divino es inconsistente con la
libre agencia del hombre. Ella revela claramente que Dios ha decretado los
actos libres del hombre; pero también que los actores, a pesar de eso, son
libres y por tanto, responsables de sus actos (Gn.50:19, 20; Hch.4:27). Fue
determinado que los judíos crucificaran a Jesús, y sin embargo fueron

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 55

perfectamente libres en el curso de su inicua acción, y fueron tenidos por


responsables de este crimen.

Desaloja Todos los Motivos para el Esfuerzo Humano

Esta objeción es para hacer que la gente naturalmente diga: Si todas las cosas
ya están ordenadas para que acontezcan como Dios las ha determinado, los
hombres no pueden preocuparse acerca del futuro y tampoco necesitan hacer
ningunos esfuerzos para obtener la salvación. Decir esto difícilmente puede
resultar correcto. Si hay gente que hable de ese modo, acostumbrarán hacerlo
como mera excusa a su indolencia y desobediencia.

También ignora esta objeción la relación lógica determinada por el decreto de


Dios entre los medios y el fin que se ha de obtener. El decreto incluye no sólo
los diversos asuntos de la vida humana; sino también las libres acciones
humanas que lógicamente están destinadas a producirlos. Era absolutamente
cierto que todos aquellos que estaban en el barco con Pablo (Hch.27) iban a
salvarse; pero era igualmente cierto que para asegurar aquel fin los marineros
tenían que permanecer a bordo. Y puesto que el decreto establece una
interrelación entre medios y fines, y los fines están decretados solamente como
resultado de los medios, éstos animan al esfuerzo en lugar de desalentarlo
(Fil.2:13; Ef.2:10).

Hace a Dios el Autor del Pecado

La ley de Dios prohíbe todo pecado (Sal.92:15; Ec.7:29; St.1:13; i Jn.1:5). El


cargo no es verdadero; el decreto hace solamente a Dios el autor de seres
morales libres, mismos que son los autores del pecado.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 56

LA PREDESTINACIÓN

La palabra “predestinación” no siempre se usa en el mismo sentido. Algunas


veces se emplea simplemente como sinónimo de la palabra genérica “decreto”.
En otros casos sirve para designar el propósito de Dios respecto a todas sus
criaturas morales. Sin embargo, con más frecuencia denota “el consejo de Dios
con respecto a los hombres caídos, incluyendo la soberana decisión de
algunos y la justa reprobación del resto”.

La Doctrina de la Predestinación en la Historia

Hasta la época de Agustín la predestinación no constituyó en la historia un


asunto importante de discusión. A un principio se inclino a pensar en una
predestinación condicional, pero una reflexión más profunda sobre el carácter
del beneplácito de Dios lo condujo a ver que la predestinación en ninguna
manera depende de la presciencia divina respecto a las acciones humanas,
sino que más bien esta es la base de aquella.

Algunas de sus afirmaciones son para probar que en la predestinación Dios


conoce de antemano lo que no quiere hacer, por ejemplo, todos los pecados; y
habla de los elegidos como sujetos de predestinación, y de los réprobos como
sujetos de la presciencia divina. En otros pasajes, sin embargo, Agustín habla
también de los réprobos como sujetos de predestinación. No obstante
reconoció la diferencia entre una y otra, que consiste en que Dios no
predestinó para condenación y los medios que a ella conducen, en la misma
forma que lo hizo para salvación, y que de la predestinación para vida es
puramente soberana, en tanto que la predestinación para vida es puramente
soberana, en tanto que la predestinación para muerte eterna es también
judicial y toma en cuenta el pecado del hombre.

El punto de vista de Agustín encontró mucha oposición, particularmente en


Francia. El catolicismo la cobijo, pero dejando a sus pensadores tomar la
posición que mas les convenga. Con Tomás de Aquino se siguió el
pensamiento agustiniano pero con Molina, tomaban en cuenta a Pelagio y una
doctrina contraria a Agustín.

Los Reformadores del siglo XVI abogaron por la más estricta doctrina de la
predestinación. Lucero aceptó la doctrina de la absoluta predestinación,
aunque la convicción de que Dios quería que todos los hombres fuesen salvos
lo hizo a las postrimerías de su vida. Gradualmente desapareció de la teología
luterana que ahora considera que la reprobación, toda o en parte, como
condicional. Calvino mantuvo firmemente la doctrina agustiniana de una
absoluta y doble predestinación.

Calvino insistió en el hecho de que el decreto respecto a la entrada del pecado


en el mundo fue un decreto permisivo, y que el decreto de reprobación debe
formularse de manera que Dios no sea hecho el autor del pecado, y tampoco
responsable de él en ninguna forma. Las Confesiones Reformadas son
notablemente consistentes en darle forma a esta doctrina, aunque no todas la
definen con igual plenitud y precisión.

Términos Escriturales para la Predestinación

La palabra hebrea yada y las griegas ginoskein, proginoskein y prognosis.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 57

La palabra yada puede significar “conocder” o “tomar conocimiento”. En un


sentido más significativo puede usarse como “informándose de alguien con
amante solicitud”. En ese sentido, la palabra yada sirve a la idea de la elección
en Gn.18:19: Am.3:2 y Os.13:5. El significado de las palabras proginoskein y
prognosis en el Nuevo Testamento no está determinado por su uso por los
autores clásicos, sino por el significado de la palabra yada. Estos términos no
denotan una presciencia o previsión simplemente intelectual, la mera
información anticipada acerca de algo, sino más bien un conocimiento
selectivo que considera a uno con simpatía y lo hace objeto de su amor, y de
este modo se acerca a la idea de preordenación (Hch.2:23). Estos pasajes
simplemente pierden su significado si estas palabras se toman en el sentido de
un mero saber de uno de antemano, puesto que Dios conoce a todos los
hombres en ese sentido.

La palabra hebrea bachar y las palabras griegas eklegesthai y ekloge.

Estas palabras acentúan en elemento de elección o selección en el decreto de


Dios respecto al destino eterno de los pecadores, una elección acompañada de
buena voluntad. Sirven para indicar el hecho de que Dios selecciona un
número determinado de entre la raza humana y los coloca en relación especial
con El. Incluyen a veces la idea de un llamamiento a un definido privilegio, o
al llamamiento de la salvación (Rom.9:11; 11:5; Ef.1:4; 2 Tes.2:13).

Las palabras griegas proorizeim y proorismos.

Estas palabras siempre se refieren a la predestinación absoluta. A diferencia


de otras palabras requieren verdaderamente un complemento. Estas palabras
siempre se refieren a la preordenación que afecta a los hombres a determinado
fin, y por la Biblia sabemos la evidencia de que tal fin puede ser bueno o malo
(Hch.4:28; Rom.8:29).

El Autor de la Predestinación y los Objetos de Ella

El Autor

El decreto de predestinación es sin duda alguna, en todas sus partes, el acto


concurrente de las tres personas de la Trinidad, que son una en su consejo y
voluntad. Pero en la economía de la salvación, como está revelada en la
Escritura, el acto soberano de la predestinación se atribuye más
particularmente al Padre (Jn.17:6, 9; Rom.8:29).

Los objetos de la predestinación

A diferencia del decreto Dios en general, la predestinación tiene referencia


únicamente a las criaturas racionales. Con mucha frecuencia se refiere a los
hombres caídos. En un sentido más amplio, abarca a todos los objetos de
predestinación. Incluye a todas las criaturas racionales de Dios, es decir:

1. Todos los hombres, tanto buenos como malos (Hch.4:28; Rom.8:29, 30).
2. Ángeles buenos y malos
3. Cristo como Mediador. Cristo fue objeto de predestinación en el sentido
de que un amor especial del Padre, distinto del acostumbrado amor
para el Hijo, descansó sobre éste desde toda la eternidad (1 P.1:20; 2:4).

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 58

Las Partes de la Predestinación

La predestinación incluye dos partes, es decir, elección y reprobación, la


predestinación tanto de los buenos como de los malos para su destino final y
para determinados fines inmediatos que servirán a manera de instrumental en
la realización del destino final correspondiente a cada uno.

La Elección

La Biblia habla de elección en más de un sentido. Está la elección de Israel


(Dt.4:37); la elección de individuos para algún oficio (Moisés, Ex.3); sacerdotes,
reyes y apóstoles; la elección de individuos para ser hijos de Dios y herederos
de la gloria eterna (Ef.1:4; 2 P.1:10). Esta última es la que vamos a considerar
aquí como parte de la predestinación.

Puede definirse como aquel acto eterno de Dios por el cual, en su soberano
beneplácito, y sin tomar en cuenta ningún mérito visto de antemano en ellos,
elige cierto número de hombres para hacerlos recipientes de gracia especial y de
eterna salvación. Con más brevedad puede decirse que elección es el eterno
propósito de Dios de salvar a algunos de la raza humana, en y por medio de
Jesús.

Las características de la elección son idénticas con las de los decretos divinos
en general: Es una expresión de la soberana voluntad de Dios, es decir, de su
divino beneplácito. Estos, entre otras cosas significa que Cristo como Mediador
no es la causa impelente, moviente o meritoria de la elección, como algunos
han afirmado. El puede ser llamado la causa mediata de la realización de la
elección y la causa meritoria de la salvación para la cual los creyentes fueron
elegidos, pero no es El la causa meritoria, ni el móvil de la elección misma.
Esto es imposible, pues El mismo es objeto de predestinación y elección.

Tiene Dios el propósito de que determinados individuos crean y perseveren


hasta el fin, y El asegura que este resultado mediante el trabajo objetivo de
Cristo y las operaciones subjetivas del Espíritu Santo (Rom.8:29, 30; 11:29; 2
Tim.2:19). La elección es el fundamento firme de Dios que permanece:
“teniendo este sello: El Señor conoced a los suyos. Esto hace que la elección
sea fuente de abundante consuelo para todos los creyentes.

El propósito inmediato es la salvación de los elegidos. Esta claramente


enseñado en la Palabra de Dios que el hombre es seleccionado o elegido para
salvación (Rom.11:7-11; 2 Tes.2:13

Reprobación

Agustín enseño tanto la doctrina de reprobación como la de la elección.


Podemos definir la reprobación como: “aquel acto eterno de Dios por medio del
cual determinó pasar por alto a algunos hombres, negándoles las operaciones
de su gracia especial y castigarlos por causa de sus pecados, para la
manifestación de la justicia divina.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 59

Predestinación y reprobación 10 (Teología Calvinista).

La gloria del Dios soberano (la «soli Veo Gloria») es el pensamiento


determinante de la teología calvinista. La gloria de Dios es el sentido de la
creación y de la salvación de los elegidos, así como del castigo de los
condenados. Dios, el Señor del mundo, determina el curso de las cosas.
Mantiene lo creado en su existencia, concede a las criaturas su campo de
acción y dirige todo hacia su objetivo. Su especial providencia se dirige hacia
el hombre como su criatura predilecta. La providencia de Dios y su
predestinación «en virtud de las cuales Dios ha predestinado a unos a la
salvación y a otros a la condenación» (Institutio, III, 21, 1), son para Calvino un
misterio impenetrable.

El no hablar sobre ello sería no obstante «empequeñecer la gloria de Dios».


Sólo -dice- si se nos manifiesta la elección eterna de Dios, podremos
experimentar que nuestra salvación procede de la fuente de la misericordia
divina, gratuita. Por predestinación hay que entender «el ordenamiento eterno
de Dios» en virtud del cual el decidió lo que, de acuerdo con su voluntad y
aparte de toda consideración de las obras humanas, había de ser de cada
individuo, ya que no todos los hombres son creados con el mismo destino,
sino que a unos se les adjudica la vida eterna y a otros la condenación eterna.

De la misma forma que un individuo ha sido creado para uno o para el otro
fin, también «está predestinado para la vida o para la muerte» (III, 21, 5). El
querer buscar otra razón para ello aparte de la complacencia divina -p. ej., la
previsión de los méritos humanos- significaría -dice- colocar la voluntad de
Dios bajo la dependencia de causas externas.

En esa perspectiva no cabe hablar de cooperación a la gracia, en Calvino, sino


sólo de eventuales signos de que estamos predestinados a la salvación. La
razón de nuestra predestinación a la salvación y, al mismo tiempo -dice-, de
nuestra certeza de salvación es Jesucristo. En el Dios ha establecido con
nosotros el pacto de la vida. El signo de que estamos elegidos es la aceptación
de la predicación de Cristo y la comunión con el en la fe y en la Cena. También
las obras, como frutos de la llamada, pueden tener cierta importancia para el
conocimiento de nuestra salvación.

Cuanto más subraya Calvino que la gracia en los elegidos es irresistible y que
éstos no pueden perder la salvación, tanto más oscuro se hace el misterio de
la reprobación. ¿Cómo es que Cristo no pueda producir efecto en todos?
¿Habría de ser Él tan impotente que no pudiese ganar para sí a todos los
rebeldes? Calvino no sabe responder y se limita a decir que estamos ante el
impenetrable misterio de la voluntad de Dios, que es tan profundo, «que todo
entendimiento humano queda absorbido por él cuando intenta penetrar en el
mismo» (111, 23, 5).

Tal vez ello explique la oscilación que se advierte con respecto a esta doctrina
de la doble predestinación. De hecho en los escritos confesionales reformados
o calvinistas no ocupa "ni un lugar destacado ni es tratado con amplitud" (P.
Jacobs). La forma extrema de la doctrina de la predestinación calvinista que
brota como su consecuencia, el supralapsarismo (predestinación anterior al
pecado original), encontró resonancia sólo en Suiza. Las decisiones del sínodo

10
Extractado de la página WEB www.dirace.tripod.com/historia texto dirigido por Carmen Campeche

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 60

de Dordrecht (1619), que dan una gran importancia a la predestinación, sólo


reconocen una predestinación infralapsaria (predestinación teniendo en
cuenta el pecado original). En el Catecismo ginebrino y en el heidelberguense
sólo se habla de la elección en relación con la «Iglesia Santa elegida por Dios».

Justificación y santificación.

En la doctrina sobre la justificación y la santificación subraya Calvino que es


la obra del solo Espíritu Santo, y no de la libertad del hombre. En Él, Cristo
nos asume y realiza en nosotros la respuesta de la fe. La fe es la orientación
hacia Cristo causada por el Espíritu Santo. «La comunión con Cristo nos
proporciona una doble gracia: de una parte, mediante su inocencia, somos
reconciliados con Dios, que, desde este momento, deja de ser nuestro juez..., y
de otra, somos santificados por su Espíritu» (III, 11, 1). Más que Lutero,
Calvino subraya que la santificación es fruto de la justificación.

Se realiza en un lento proceso, en tanto que la justificación nos es concedida


toda de una sola vez, pues «un fragmento de justicia no tranquilizaría la
conciencia antes de que fuese seguro que somos agradables a los ojos de Dios,
ya que ante Él somos justificados sin límite alguno de un modo absoluto»
(III,11,11). Hay en ese sentido en Calvino una insistencia en el
comportamiento moral mucho más fuerte que en Lutero (téngase en cuenta
además lo que antes decíamos de su interpretación del sentido de la Ley al
comentar el contenido del Catecismo de Ginebra). Todo ello cuadra con el
sentido práctico, activo y fuertemente preocupado por la organización de la
comunidad propia de Calvino; cómo se entronca con el tema de la
predestinación es, en cambio, cuestión compleja, que ha preocupado repetidas
veces a la tradición calvinista.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 61

LA CREACIÓN EN GENERAL

La Biblia nos presenta a Dios como el Creador del universo. Génesis 1:1 es
una declaración contundente. La Biblia no pretende demostrar la existencia de
Dios ni dar evidencias de que Dios creó todo; simplemente afirma que así es.
Por lo tanto, la única manera de acercarse a este tipo de declaraciones o
afirmaciones es con una actitud de fe; fe que acepta lo que la Biblia dice como
verdad final e irrefutable.

Lo que Génesis 1:1 unifica en la Palabra Dios, el resto de la Biblia lo


diversifica. Porque encontramos evidencias de que ese Dios creador fue el
Trino Dios, porque se atribuye a cada una de las tres Personas de la Tri-
unidad el acto creativo.

a) El Dios Padre: 1 Corintios 8:6a: “el Padre, del cual proceden todas las
cosas”.

b) El Dios Hijo: 1 Corintios 8:6b: “un Señor Jesucristo, por medio del cual
son todas las cosas”.

c) El Dios Espíritu Santo: Génesis 1:2; Job 26:13a: “su Espíritu adornó los
cielos”.

¿Qué existió primero, el huevo o la gallina? Con esta pregunta algunos


pretenden demostrar que es imposible conocer a ciencia cierta el origen de
todo. Pero cuanto existe en el universo, sea material o espiritual, es resultado
del acto creativo de Dios. No hay un solo átomo del universo que no provenga
de la palabra de Dios. Volviendo a la gallina, debido que todos los procesos
reproductivos proceden de Dios, ¡la gallina (y el gallo) existieron primero!

En su eterno plan, en sus Decretos eternos, Dios tenía contemplado hasta el


último átomo del universo. Y nos tenía contemplados a nosotros, las más
grandes criaturas del universo pero las más pequeñas frente a lo infinito de su
sabiduría, poder y amor.

La creación como una obra del Dios creador

Se cuenta que el gran astrónomo Keppler dijo un día a su esposa, que


acababa de prepararle una sabrosa ensalada: “¿Qué te parece Bárbara? Si en
el universo hubiesen estado flotando desde toda la eternidad hojas de lechuga,
granos de sal, gotas de aceite y fragmentos de huevo duro, ¿podía la
casualidad reunirlos para formar una ensalada?” Y la esposa de Keppler,
mujer simple y práctica, le respondió: “Seguro que no sería tan buena y tan
bien aderezada como ésta”. El gran astrónomo simplemente señalaba el hecho
de que todo lo creado no ha nacido de la casualidad sino proviene de Dios, ¡y
que está muy bien hecho!

Teorías Divergentes Respecto al Origen del Mundo

La Teoría Dualista

Como ya analizamos anteriormente el dualismo, sólo nos resta decir que esta
teoría no siempre se presenta en la misma forma; pero en su forma más usual
afirma como realidad dos principios que tienen existencia propia, Dios y la

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 62

materia, diferentes el uno del otro y tan eterno uno como el otro. La materia
original, sin embargo, se considera nada más como una sustancia imperfecta
y negativa ( a la que a veces se considera como el mal) que esta subordinada a
Dios y se la hace instrumento de la voluntad divina (Platón, Aristóteles, los
gnósticos y los maniqueos). Según esta teoría, Dios no es el Creador, sino
solamente el diseñador y arquitecto del mundo.

La Teoría de la Emanación en Varias Formas

Esta teoría afirma que el mundo es una necesaria emanación del Ser Divino.
De acuerdo con ella, Dios y el mundo son esencialmente uno, siendo el
segundo la manifestación fenoménica del primero. La idea de emanación es
característica de todas las teorías panteístas, aunque no siempre la presentan
en la misma forma.

La Teoría de la Evolución

La Teoría de la Evolución afirma que el universo complejo en el que habitamos


es el resultado de la evolución desde unos pocos átomos hasta la materia y
formas de vida complejas que hoy en día lo forman. Dice que todas las formas
de vida están emparentadas; por ejemplo, el hombre desciende de formas de
vida anteriores, de humanoides y primates (es decir, los monos serían los
parientes lejanos del hombre), y estos a su vez descienden de otras formas de
vida: aves, peces, etc.

Por supuesto, hay diversas facetas de la teoría de la evolución, pero la postura


más peligrosa para la iglesia en la actualidad es la evolución teísta, pues gran
número de creyentes hoy en día aceptan esta postura como válida creando en
sus vidas solamente un Dios que llena los vacíos que la ciencia y la mente
humana no pueden explicar. Es por ello importante tener una clara visión de
que significa esta teoría para el pueblo de Dios y cual la mejor manera de
refutarla.

La evolución teísta

La palabra “teísta” se refiere a Dios. La expresión evolución teísta parece ser


un intento por reconciliar la teoría de la evolución con la existencia y la
realidad de Dios. De hecho, la evolución teísta afirma que Dios es el creador de
todos los elementos que constituyen la materia, pero para dar al universo la
forma final que tiene sometió los elementos al proceso de la evolución.

Como consecuencia, muchos adherentes a la evolución teísta consideran que


el relato de Génesis no es literal, sino sólo es una impresión poética de la
soberanía de Dios retransmitida a mentalidades infantiles. Por lo tanto:

1. Consideran que el orden de los actos creativos que presenta el Génesis no


se ajustan a la realidad.

2. También dicen que el orden de los actos creativos que presenta Génesis 1
no es el orden correcto en que sucedieron esos acontecimientos.

3. Llegan a afirmar que no es la Biblia sino la ciencia quien tiene la palabra


final sobre la creación.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 63

Refutación

1. No hay declaraciones Bíblicas que respalden sus puntos de vista. Es


evidente que ellos toman las afirmaciones científicas como verdades
absolutas a las que se deben ajustar las enseñanzas de la Palabra de
Dios. Como cristianos debemos proceder exactamente al contrario:
nuestro punto de partida siempre es la Biblia. A partir de las enseñanzas
Bíblicas podemos explicar todo.

2. Génesis 1 enseña claramente que la creación es el resultado de la palabra


poderosa de Dios: Cada cosa creada procede de esta orden divina: “Dijo
Dios”.

3. No es lícito acomodar la Biblia a la ciencia, porque los conceptos Bíblicos


son absolutos, en tanto la ciencia siempre es relativa. Con solo mirar un
poco al pasado, vemos cómo se han ido modificando los conceptos
científicos con cada nuevo descubrimiento, en tanto la Biblia se fortalece
con la nueva luz que arroja constantemente la arqueología y la historia.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 64

LA CREACIÓN DEL MUNDO MATERIAL

Interpretaciones del Relato de la creación

El punto de vista “revelatorio”

Esta postura nos dice que los seis días mencionados en Génesis 1 no se
refieren a los días en que Dios creó todo sino a seis días en que Dios dio a
Moisés la revelación acerca de la creación. Argumenta que no hay conflicto
entre el Génesis y la geología, aunque también dice que el texto Bíblico no
revela orden, tiempo, etc. O sea que el texto Bíblico es más poético que exacto.

Refutación

1. No hay declaraciones Bíblicas que respalden sus puntos de vista. ¿Qué


nos enseña Juan 5:46–47? Jesús nos dice que las escrituras de Moisés
son dignas de crédito, que deben creerse.

2. Génesis 1 tiene que tomarse literalmente; nada allí nos induce a pensar
que los “días” de la creación son días de “revelación”.

La teoría de la brecha

Teoría que goza de aceptación en ciertos círculos Cristianos, pero que desde
nuestro punto de vista no está de acuerdo con lo que la Biblia enseña al
respecto. Los elementos esenciales de ésta teoría son:

1. Dios creó todo en una condición de perfección total hace miles o millones
de años (Génesis 1:1).

2. En aquel momento también Dios creó los ángeles, y la rebelión


encabezada por uno de ellos, Satanás, produjo una catástrofe universal,
creando caos, desorden y tinieblas (Génesis 1:2).

3. Finalmente, Dios “recreó” o “reconstruyó” el universo en seis “días” o eras


(épocas prolongadas, de millones de años, Génesis 1:3 en adelante)

Los argumentos esenciales de la teoría de la brecha son:

1. Según la ciencia moderna, la geología y la astronomía demandan tiempo


adicional prolongado (teoría del Big Bang, etc.).

2. Los términos “desordenada” y “vacía” indicarían que hubo un juicio


Divino (vea Isaías 34:11 y Jeremías 4:23).

3. Dios no podría haber creado una tierra imperfecta (vea Isaías 45:18).

4. La mención de las “tinieblas” Génesis 1:2 confirmaría que hubo un juicio


Divino sobre el cielo y la tierra originales.

5. Esta teoría proporciona una explicación al origen de los demonios.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 65

Refutación

a) Los “datos científicos” no necesariamente demandan tiempo adicional.


Por ejemplo, lo que Dios creó tenía una edad real y una edad aparente.
Sabemos que la edad de los árboles se mide por los anillos de crecimiento
en sus troncos. ¿Qué edad tenían los árboles cuando Dios los creó? Edad
real: 1 segundo, dos segundos… edad aparente: muchos años. ¿Qué edad
tenía Adán cuando Dios lo creó? Edad real: 1 segundo, dos segundos…
edad aparente, ¿18… 20… 25 años?

b) Los términos “desordenada” y “vacía” no definen un estado caótico y


malo, resultante de un juicio, sino que señalan el hecho de que los
materiales originales de la creación aún no estaban ordenados y
habitados.

c) La palabra “tinieblas”, ¿se refiere siempre a un juicio divino? ¡No! Esta


respuesta contundente la vemos en Génesis 1:2, 4; Salmos 104:20;
139:12; Isaías 45:7.

d) Tres afirmaciones contundentes

1. Génesis 1:31. Dios no hizo nada imperfecto. Todo lo que hizo


(incluyendo los cielos y la tierra de Génesis 1:1) era “bueno en gran
manera”. Este versículo no da lugar a pensar que algo fue arruinado
por alguna causa. Todo siempre había sido bueno en gran manera, o
sea, perfecto.

2. Éxodo 20:11. Aquí dice que Dios creó todo (incluyendo los cielos y la
tierra de Génesis 1:1) en seis días. Evidentemente en la mente de
Moisés no había lugar para ninguna “brecha”.

3. 2 Pedro 3:4–7. Pedro refuta la idea equivocada de que este mundo


nunca sufrió una catástrofe. Y dice que el único acontecimiento
catastrófico mundial que hubo en el pasado fue el Diluvio Universal.
Si la caída de Satanás hubiera causado la catástrofe a la que aluden
los que apoyan la teoría de la brecha, ¿Pedro no debería haberla
mencionado aquí? Evidentemente en la mente de Pedro no había
lugar para ninguna “brecha”

El Relato de la Creación Según la Escritura

Según Hebreos 11:3, ¿qué elementos usó Dios para crear todo? Dios creó
todos los elementos de la nada, con el único recurso de su todopoderosa
Palabra creadora. Y según Éxodo 20:9–11, todo fue creado en seis días
literales, en seis días de 24 horas.

A nosotros los creyentes nos basta con lo que la Biblia declara al respecto.
Pero vamos a recordar dos argumentos a favor de la brevedad del proceso
creativo, que pueden servirnos al compartir nuestra fe:

El polvo en la superficie de la luna.

En la tierra caen miles de toneladas de polvo cósmico cada año. Como según
los científicos la luna tiene la misma edad de la tierra, y no hay atmósfera que

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 66

lo disperse o detenga, ¿cuál debería ser la altura de la capa de polvo que


debería haberse depositado en la luna en los miles de millones de años que
dicen que tiene nuestro satélite? Para los miles de años de nuestro universo,
la altura debería alcanzar hasta los cinco metros (por ello lo largo de las patas
de la naves que iban a alunizar en nuestro satélite); pero la capa es de unos
pocos centímetros, más o menos lo que caería en algunos miles de años,
aproximadamente unos diez mil.

La edad aparente de lo creado.

Ya mencionamos anteriormente este punto. ¿Qué edad real tenía Adán un


minuto después de haber sido creado? La edad real era de un minuto, pero la
edad aparente pudo haber sido de unos 18 o 20 años. ¿Cuántos anillos
habrán tenido los árboles al minuto de haber sido creados? Tal vez ninguno
(porque cada anillo representa un año de vida), pero los árboles aparentaban
tener años de existencia.

El papel de la fe en la aceptación de este y otros puntos de vista sobre la


creación.

La fe es esencial para aceptar las afirmaciones Bíblicas sobre la creación


directa, rápida y reciente del universo por parte de Dios (Hebreos 11:1-3).

Pero también los científicos evolucionistas necesitan una gran fe para sostener
sus puntos de vista. La Teoría de la Evolución no ha dejado de ser eso, una
teoría, y no tiene pruebas o evidencias de su realidad. Y hace falta fe para
aceptar que el ser humano desciende de animales inferiores.

La creación es una obra terminada

Es necesario entender esto, porque en algunos círculos científicos y religiosos


se habla de un ciclo eterno de creación, de una obra de creación que todavía
continúa.

Pero la Biblia es concluyente cuando en Génesis 2:2 afirma que Dios acabó la
obra creativa de su universo físico. 2 Pedro 3:10–13 y Apocalipsis 21:1 nos
enseñan respecto a una futura recreación del universo. Dios va a destruir
estos cielos y esta tierra actual, para crear una morada eterna que ya no será
afectada por el pecado y que será una muestra eterna de su poder, justicia y
santidad.

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009


Seminario Bíblico Evangélico – Teología Propia 67

BIBLIOGRAFIA

 Berkhof Louis, Teología Sistemática, editorial T.E.L.L., Miami, USA,


1995

 Biblia de Referencia Thompson, versión de la Biblia Reina Valera


revisión de 1960, análisis de libros.

 Biblia de Estudio “Nueva Versión Internacional”, 2006

 Diccionario Bíblico Ilustrado de Vila Santamaría. Editorial CLIE

 L. S. Chafer, “Teología Sistemática”, 2 tomos

 Manual UNGER

 Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, de Editorial CLIE

 Pearlman, Myer; “Teología Bíblica y Sistemática”, editorial VIDA, 1991

 Tenney, Merrill; Diccionario Manual de la Biblia, editorial vida,


EE.UU.,1980

 www.adorador.com
 www.bible.org/foreign/spanish
 www.educa.aragob.es/aplicadi/valores
 www.unidamex.org.mx/Lectura_biblica
 www.dirace.tripod.com/historia

Lic. Marco Antonio Gil Seoane - 2009

También podría gustarte