Convención Sobre Nacionalidad y Derechos Adquiridos.

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República de Honduras, C. A.

CONVENCION SOBRE NACIONALIDAD Y DERECHOS


ADQUIRIDOS EN LAS ZONAS DELIMITADAS POR LA
SENTENCIA DE LA CORTEINTERNACIONAL DE JUSTICIA
DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1992.

REVIDADO EN EL DIARIO OFICIAL LA GACETA No.- 28,905 DEL DIA JUEVES 1 DE


JULIO DE 1,999.

PODER LEGISLATIVO

DECRETO No.95-99

EL CONGRESO NACIONAL,

D E C R E T A:

ARTÍCULO 1.- Ratificar en todas y cada una de sus partes el Decreto No.88-98
de fecha 2 de abril de mil novecientos noventa y ocho, que literalmente dice:

"DECRETO No.88-98. EL CONGRESO NACIONAL, CONSIDERANDO: Que la


Constitución de la República en el Artículo 9, inciso 3), incorporó el Tratado General de
Paz, suscrito en Lima, Perú, el 30 de octubre de 1980, al definir los límites del territorio
nacional con la República de El Salvador en la forma establecida por dicho Tratado y
previo, asimismo, los mecanismos mediante los cuales se determinarían los límites de
las secciones que quedaban pendientes de delimitación.

CONSIDERANDO: Que el citado Tratado General de paz en su Artículo 43,


específicamente dispone: "Cada Parte se obliga, en relación con los nacionales con la
otra, a respetar y proteger los derechos y libertades esenciales de la persona humana,
a garantizar su libre y pleno ejercicio y a velar porque no se violen o conculquen por
autoridades, funcionarios o particulares". Que igualmente su Artículo 45 literalmente
dispone: "Dentro de los propósitos centroamericanistas que animan a las partes, éstas
se obligan a que sus respectivas legislaciones internas propicien el máximo respeto a
los derechos humanos de los nacionales de ambas Partes y de manera especial a los
derechos a la vida, la seguridad personal, la libertad, propiedad y la integridad de la
familia".

CONSIDERANDO: Que en cumplimiento de los Artículos antes transcritos del


Tratado General de Paz citado, el 31 de julio de 1986, los señores José Napoleón
Duarte, Presidente de la República de El Salvador y José Simón Azcona Hoyo,
Presidente de la República de Honduras, emitieron una declaración conjunta en la que,
entre otros temas, reafirmaron su determinación de "cumplir fielmente con los términos
del Tratado General de Paz de Lima, Perú, convencidos de que la norma de derecho
internacional es la que preserva y consolida la permanente fraternidad y cooperación
constructiva entre ambos países para trabajar y progresar" y reafirmaron "el
compromiso para someter a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, la
controversia limítrofe entre ambos países, obligándose a ejecutar en todo, y con entera
y buena fe la Sentencia que dicte ese Tribunal", además, para mantener el respeto a la
dignidad de ambos Estados y de sus nacionales, estuvieron de acuerdo en la oportuna
creación de una Comisión Especial, que estudie y proponga soluciones a los
problemas humanos, civiles y económicos que pudiera afectar a sus con nacionales
una vez resuelto el problema limítrofe. Dicha Declaración fue invocada por el Gobierno
de Honduras en la réplica presentada ante la Corte Internacional de Justicia el 12 de
enero de 1990; además, fue reiterada por el Agente Representante de Honduras ante
el mismo tribunal, Abogado Ramón Valladares Soto, en la última exposición hecha en
audiencia pública de la Sala de Dicha Corte el día 14 de junio de 1991, cuando
expresó: "El Gobierno de Honduras está consciente del hecho que, en bien de lo que
conviene a la humanidad, tiene que preocuparse por el bienestar de la población que
actualmente habita estos territorios. Yo puedo confirmar a la Corte el compromiso del
Gobierno hondureño de respetar la dignidad de todos los hombres que vivan en esos
sectores, hondureños o Salvadoreños; la protección de sus derechos fundamentales y
su bienestar social serán siempre objeto de superior consideración a tenerse en cuenta
por parte de mi Gobierno después que la Sentencia de la Corte, haya sido dictada. Es
precisamente por esa razón que el Presidente Duarte de El Salvador y el Presidente
Azcona de Honduras, suscribieron el 31 de julio de 1986, una Declaración Conjunta, en
la cual después de comprometerse a cumplir de buena fe la Sentencia que sea dictada
por la Corte, estuvieron de acuerdo en : "La oportuna creación de una Comisión
Especial que estudie y proponga soluciones a los problemas humanos, civiles y
económicos que pudieran afectar a sus con nacionales, una vez resuelto el problema
limítrofe".

CONSIDERANDO: Que tales declaraciones fueron confirmadas, en iguales o


similares términos, por los presidentes de ambas Repúblicas: señores Rafael Leonardo
Callejas Romero, Presidente de la República de Honduras y Alfredo Cristiani,
Presidente de la República de El Salvador, el 8 de noviembre de 1991 y el 29 de
septiembre de 1992, así como, por los señores Carlos Roberto Reina Idiaquez,
Presidente de Honduras y Armando Calderón Sol, Presidente de El Salvador, en
declaraciones del 10 de septiembre de 1994 y 2 de junio de 1995.

CONSIDERANDO: Que en aplicación del referido Tratado General de Paz, las


Repúblicas de Honduras y El Salvador sometieron conjuntamente a la decisión de la
Corte Internacional de Justicia, la controversia existente entre ambos Estados, en las
secciones limítrofes pendientes de limitación.

CONSIDERANDO: Que de conformidad en lo dispuesto en los artículos 16,


párrafo segundo y 18 de la Constitución de la República; y , el Artículo 27 de la
Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados, las disposiciones del Tratado
General de Paz entre Honduras y El Salvador y entre éstas las contenidas en los
Artículos 43, 44 y 45 que obligan al respeto de los derechos humanos de los
nacionales de las Partes y específicamente los derechos de nacionalidad y propiedad,
deben cumplirse y aplicarse preferentemente a cualquier Ley del derecho interno.

CONSIDERANDO: Que de conformidad con el Artículo 15, párrafo segundo de


la Constitución de la República, Honduras proclama como ineludible la validez y
obligatoria ejecución de las sentencias arbítrales y judiciales de carácter internacional;
en consecuencia, el Estado deviene obligado a darle cumplimiento y ejecución al fallo
de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre de 1992, por medio del cual
se resolvió la controversia limítrofe existente entre Honduras y El Salvador.

CONSIDERANDO: Que la ejecución de la referida Sentencia plantea para


ambos países situaciones que requieren situaciones jurídicas excepcionales, con
relación a los problemas de nacionalidad y derechos adquiridos.

CONSIDERANDO: Que la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11


de septiembre de 1992, es constitucionalmente obligatoria, en acatamiento del párrafo
segundo del Artículo 15 de la Constitución de la República, que proclama como
ineludible la validez y obligatoria ejecución de las sentencias arbítrales y judiciales de
carácter internacional con todas las consecuencias que su ejecución conlleva.

CONSIDERANDO: Que la Constitución de la República, al ordenar en el párrafo


final del inciso 3), del Artículo 9 de la misma, que en las Secciones pendientes de
delimitación, debería estarse a los Artículos aplicables del Tratado General de Paz, del
30 de octubre de 1980, y que esos artículos del Tratado son con toda evidencia los que
remiten a las Partes a la decisión de la Corte Internacional de Justicia, Tribunal que
delimitó en su Sentencia el 11 de septiembre de 1992, la línea divisoria en las
porciones que estaban hasta entonces sin delimitar y que en consecuencia, esas
porciones de líneas divisorias, son las que estaban previstas en la parte final del inciso
3), del Artículo 9 de la Constitución de la República.

CONSIDERANDO: Que aunque el Artículo 107 de la Constitución de la


República, prohíbe que los terrenos situados en la zona fronteriza a los Estados
vecinos en una extensión de 40 Kilómetros hacia el interior del país, sean adquiridos o
poseídos o tenidos, a cualquier título por personas que no sean hondureñas por
nacimiento, de ninguna manera desconoce o destruye derechos ya adquiridos con
anterioridad y con base en otra legislación, y que en consecuencia, de acuerdo con el
Artículo 18 de la misma y con el Artículo 27 de la Convención de Viena Sobre el
Derecho de los Tratados, dicho Artículo 107 no obsta para el reconocimiento de los
derechos adquiridos legítimamente en las zonas de territorio reconocidas a Honduras
por dicha Sentencia.

CONSIDERANDO: Que de acuerdo con su historia legislativa, Honduras


siempre ha dado muestras de resolver con espíritu centroamericanita y humanista los
problemas derivados de la ejecución de sentencias arbítrales o resueltas por
Tribunales Internacionales, tal como ocurrió cuando se aprobó el Decreto Legislativo
No.27 de fecha 4 de febrero de 1907, en el que se establecieron criterios para resolver
problemas derivados de la ejecución del Laudo que dictó su Majestad Don Alfonso XIII
el 23 de diciembre de 1906, en el caso del problema limítrofe Honduras y Nicaragua.
De la misma manera, procedió cuando se suscribió el Protocolo del 21 de enero de
1931 por los señores Julián Irías y José Ángel Ulloa, el primero en su condición de
Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua y el segundo como encargado de
Negocios de Honduras en el mismo país, siempre relacionado con la ejecución del
Laudo arbitral ya citado.

CONSIDERANDO: Que la República de Honduras y El Salvador han


conformado sendas comisiones para demarcar conjunta y físicamente su frontera, en
cuyo proceso se la logrado significativos avances y que ha sido suscrito un calendario
de demarcación que deberá concluir en un plazo de doce meses a partir del 19 de
enero de 1998.

CONSIDERANDO: Que no obstante, estar convencidos de la conveniencia,


oportunidad y legalidad de la Convención que se ha sometido al conocimiento de este
Congreso Nacional, es preciso revestir este acto de las más solemnes formalidades, a
efecto que su aprobación no ofrezca la menor duda en su aplicación y que este acto se
legitime con el rigor establecido en el Artículo 17 de la Constitución de la República, en
el sentido que su aprobación se otorgue con el voto favorable de las dos terceras
partes de los miembros que integran el Congreso Nacional, y en dos legislaturas
sucesivas.

CONSIDERANDO: Que de acuerdo con el párrafo 1), del Artículo 15 de la


Constitución de la República, y conforme a los preceptos del Derecho Internacional,
que respeta en esta materia la autonomía de la voluntad, es jurídicamente correcta la
admisión del derecho de opción a la nacionalidad que se desee, ya sea Salvadoreña o
Hondureña, en cuanto toca a las personas afectadas por la Sentencia de la Corte
Internacional de Justicia del 11 de septiembre de 1992.

POR TANTO:

DECRETA:

ARTICULO 1.- Aprobar en todas y cada una de sus partes el ACUERDO No.2-
DSL, emitido por el Presidente de la República de Honduras, Carlos Roberto Flores
Facussé, el cinco (5) de marzo de mil novecientos noventa y ocho, mediante el cual se
remite al Congreso Nacional la "CONVENCION SOBRE NACIONALIDAD Y
DERCHOS ADQUIRIDOS EN LAS ZONAS DELIMITADAS POR LA SENTENCIA DE
LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1992".,
suscritos por los Presidentes de Honduras y El Salvador en fecha 19 de enero de 1998,
señores Carlos Roberto Reina Idiáquez y Armando Calderón Sol; que literalmente dice:

"SECRETARIA DE ESTADO EN EL DESPACHO DE RELACIONES


EXTERIORES. ACUERDO No.2-DSL. EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA
REPUBLICA. CONSIDERANDO: Que con fecha 19 de enero de 1998, los señores
Presidentes de las Repúblicas de Honduras y El Salvador, suscribieron la
"CONVENCION SOBRE NACIONALIDAD Y DERECHOS ADQUIRIDOS EN LAS
ZONAS DELIMITAS POR LA SENTENCIA DE LA CORTE INTERACIONAL DE
JUSTICIA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1992", con el propósito de regular el
tratamiento a dar en esas materias a las personas que hubiesen sido afectadas por la
referida sentencia.

CONSIDERANDO: Que para la expresada Convención entre en vigencia se


requiere la aprobación, ratificación y canje de los instrumentos de ratificación de la
misma por los Estados Partes de acuerdo a sus procedimientos constitucionales.

CONSIDERANDO: Que es atribución del Soberano Congreso Nacional aprobar


o improbar los tratados internacionales que el Poder Ejecutivo haya celebrado.

POR TANTO,

ACUERDA:

Someter a consideración del Soberano Congreso Nacional, para los efectos de


los Artículos 16 y 205, inciso 30) y 245, inciso 13) de la Constitución de la República, la
"CONVENCION SOBRE NACIONALIDAD Y DERECHOS ADQUIRIDOS EN LAS
ZONAS DELIMITADAS POR LA SENTENCIA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE
JUSTICIA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1992", suscrita por los señores Presidentes
de las Repúblicas de Honduras y El Salvador en representación de sus respectivos
Gobiernos, en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras el día 19 de enero de 1998, cuyo
texto es el siguiente:

"CONVENCION SOBRE NACIONALIDAD Y DERECHOS ADQUIRIDOS EN


LAS ZONAS DELIMITADAS POR LA SENTENCIA DE LA CORTE INTERNACIONAL
DE JUSTICIA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1992". PARTE EXPOSITIVA.
INSPIRADOS, por el alto espíritu de cordialidad y hermandad con que ambos Estados
suscribimos en la ciudad de Lima, República del Perú, el 30 de octubre de 1980, el
Tratado General de Paz.

CONVENCIDOS, que la consolidación de la paz firme y duradera entre pueblos


y gobiernos se logra a través del mutuo respeto y la protección de los derechos y
libertades esenciales de la persona humana.

ANIMADOS, del más alto espíritu de amistad y confraternidad, en adhesión y


respeto a los principios y normas del derecho internacional, de manera especial, lo
relacionado con los Derechos Humanos internacionalmente protegidos consagrados en
instrumentos regionales e internacionales, así como las obligaciones contenidas en la
sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre de 1992.

CONSCIENTE, que la Sentencia en su párrafo 66) al prever de que algunas


personas después delimitada la línea divisoria quedarían viviendo en territorio que
antes estaba bajo la jurisdicción del otro Estado, expresando su plena confianza de que
ambos Estados tomarían las medidas que fuesen necesarias para resolver los
problemas derivados de tal situación, dentro de un marco de orden, de humanidad y
total respeto a los derechos adquiridos. Con base en el Tratado General de Paz, en el
párrafo 66) de la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre
de 1992, las declaraciones presidenciales de El Salvador y Honduras de 1986, 1991,
1992, 1994 y 1995, y en la declaración conjunta de los Ministros de Relaciones
Exteriores de Honduras y El Salvador, el 10 de septiembre de 1996, en lo que tengan
relación con el presente instrumento así como en los principios consagrados en
Tratados Regionales e Internacionales de Derechos Humanos.

ACORDAMOS, suscribir la presente Convención.

CAPITULO I

DISPOSICIONES GENERALES

ARTICULO 1.- Cada parte se obliga respetar los derechos y libertades de los
nacionales de los dos Estados que quedaron viviendo o tuvieren derechos en los
territorios de uno u otro Estado delimitados por las sentencias del 11 de septiembre de
1992 de la Corte Internacional de Justicia y de manera especial, a los derechos a la
vida, seguridad personal, libertad, nacionalidad, propiedad, posesión y tenencia de la
tierra, facilidad de circulación de personas y de bienes, integridad familiar y demás
derechos adquiridos. También se obligan a garantizar el libre y pleno ejercicio de tales
derechos y libertades y a velar porque no se violen o conculquen por autoridades,
funcionarios, empleados públicos o particulares.

ARTICULO 2.- A fin de promover, estimular y facilitar la integración fronteriza,


ambos Estados se comprometen en el marco de su legislación interna, a garantizar
que los propietarios y habitantes de la zona transiten libremente en los territorios que
fueron objeto de la Sentencia, y comercialicen y movilicen sus bienes en dichas zonas.

ARTÍCULO 3.- Ambos Estados se comprometen a respetar el derecho de


opción de las personas en cuanto a nacionalidad se refiere, en los territorios
delimitados por la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre
de 1992, con pleno respeto a los derechos humanos internacionalmente reconocidos.

ARTÍCULO 4.- Ambas partes se comprometen a garantizar la permanencia y


estabilidad de los habitantes en las zonas delimitadas por la Sentencia de la Corte
Internacional de Justicia.

ARTICULO 5.- En lo referente al respeto a los derechos humanos, ambas


Partes reafirman que ajustarán su conducta a los principios consagrados en el Capítulo
VI, Título VII del Tratado General de Paz del 30 de octubre de 1980 y en los demás
Convenios Internacionales y Regionales sobre esta materia en que ambos Estados
sean parte.

CAPITULO II

DERECHOS ADQUIRIDOS

ARTÍCULO 6.- Ambas Partes reconocen que la noción de "Derechos


Adquiridos" a que se refiere la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia,
comprende situaciones que ya tenían existencia y efectividad jurídica a la fecha de la
Sentencia de la Corte. Los ordenamientos jurídicos de uno y de otro Estado reconocen
la validez de los derechos a que se refiere el párrafo anterior y las partes se
comprometen a respetarlos, independientemente de la nacionalidad de sus titulares.
Las partes convienen en que el traspaso de Soberanía de uno de los Estados en
relación con el otro, no implica en forma alguna el desconocimiento de los derechos
adquiridos por parte de los nacionales de uno de los Estados. El reconocimiento de
derechos adquiridos implica que cada figura jurídica operada en uno de los países y
que constituye derecho, se reconozca por el otro con el alcance y con el carácter con
que se ha constituido, de modo que al que tenga propiedad, se le reconozca
justamente eso; al que tenga posesión se le reconozca posesión con el tiempo
transcurrido para cada caso y al que tenga tenencia se le reconozca tenencia. Lo
acordado en materia de propiedad no elimina las expectativas de los poseedores en
cuanto a sus derechos, dichas expectativas se mantienen inafectadas.

CAPITULO III

NACIONALIDAD

ARTICULO 7.- A las personas nacidas en los territorios de cada Estado


delimitados por la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre
de 1992, se les reconoce el derecho de optar a la nacionalidad salvadoreña u
hondureña por nacimiento. A las personas que hubieren quedado viviendo en dichos
territorios y que estén registrados en el Censo de Población, Vivienda y Propiedad
ejecutado por la Comisión Técnica Especial de Censo El Salvador- Honduras, en las
zonas delimitadas por la referida Sentencia, se les reconoce el derecho de optar a la
nacionalidad Salvadoreña u Hondureña según lo establece la Constitución de cada
Estado.

ARTICULO 8.- Los menores de dieciocho (18) años determinarán su


nacionalidad dentro de los dos (2) años siguientes al cumplimiento de dicha edad,
plazo dentro del cual podrán optar por la nacionalidad Salvadoreña u Hondureña.
Mientras dichos menores no hicieren uso del derecho de opción, conservarán la
nacionalidad de sus padres.

ARTÍCULO 9.- Los menores de padres ignorados mientras no puedan ejercer


su derecho de opción y que se encuentren en territorio de cualquiera de los dos
Estados, tendrán la nacionalidad por nacimiento del Estado donde residen.

ARTICULO 10.- Los nacionales de uno u otro Estado, para ejercer el derecho
de opción que les corresponde, presentarán personalmente o por medio de su
representante legal o apoderado, una solicitud a las gobernaciones políticas
departamentales correspondientes, acompañada únicamente de la certificación de la
partida de nacimiento y de la constancia de estar inscrito en el censo de población,
vivienda y propiedad. La certificación de la partida de nacimiento deberá ser expedida
gratuitamente por las autoridades correspondientes y autenticada, libre de derechos,
solamente por los Ministerios de Relaciones Exteriores. Asimismo, dichos Ministerios
extenderán la constancia de estar inscrito en el Censo de Población, Vivienda y
Propiedad. Se podrán incluir en una misma solicitud las peticiones de dos o más
personas. En caso que existiese diferencia en el nombre de las personas según su
partida de nacimiento y los datos del censo, la autoridad municipal correspondiente
hará constar que se trata de la misma persona. La solicitud deberá resolverse sin más
trámite ni diligencia, dentro de los sesenta (60) días posteriores a la fecha de su
presentación. Pasados los sesenta (60) días de la fecha de su presentación sin que
haya resolución, se entenderá que ésta ha sido concedida. El Estado otorgante
inscribirá de inmediato en los registros civiles o familiares correspondientes, la
resolución que dicte en que se reconozca la nacionalidad. Siendo que la presente
Convención regula una situación excepcional, en caso que las constituciones de las
partes exijan determinados requisitos para poder optar a la otra nacionalidad, se
entenderá que los peticionarios, con la sola presentación de la solicitud y los
documentos a que se refiere el presente Artículo, cumplen con todas las formalidades
legales exigidas.

ARTICULO 11.- Los nacionales de ambos Estados que a consecuencia de la


sentencia hayan quedado en el territorio de uno u otro Estados, podrán conservar su
residencia sin perjuicio de su derecho de nacionalidad, reconociéndose aquella con la
constancia que expida la autoridad municipal correspondiente, conforme a los datos
que consten en el Censo de Población, Vivienda y Propiedad.

CAPITULO IV

PROPIEDAD, POSESION, TENENCIA Y OTROS DERECHOS

ARTICULO 12.- Las partes reconocen, en los términos y con los alcances
establecidos en la legislación bajo la cual fueron adquiridos los derechos de propiedad
así como la posesión, tenencia y otros derechos sobre la tierra en los territorios
delimitados por la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, cuando hayan sido
adquiridos por personas naturales o por personas jurídicas de derecho privado antes
del 11 de septiembre de 1992. De igual manera reconocen, conforme a la legislación
bajo la cual se obtuvieron los otros derechos adquiridos antes de esa fecha, sean
reales o personales. Los reconocimientos que figuran en los párrafos que preceden,
tendrán lugar sin tomar en cuenta la nacionalidad de los titulares de los derechos. A
partir de la vigencia de la presente Convención, el ejercicio y la transferencia de los
derechos reconocidos en los dos primeros párrafos de este Artículo, se regirán por las
Leyes internas de cada Estado.

ARTICULO 13.- Cada Estado reconocen con la misma fuerza y valor que lo
hace la legislación interna del Estado que los inscribió antes del 11 de septiembre de
1992, los títulos o instrumentos en que: A) Se constituyan, reconozcan, transfieran,
modifiquen o cancelen el dominio o posesión; B) Se constituyan, transfieran,
modifiquen o cancelen derechos de usufructo, herencia, uso, habitación o servidumbre
sobre inmueble; C) Los contratos de arrendamiento sobre bienes inmuebles cuando
deban hacerse valer contra terceros; y, D) Aquellos en que se constituya, modifique,
extinga o cancele algún derecho de hipoteca. Los títulos o instrumentos a que se
refiere el presente Artículo, deberán inscribirse en el registro correspondiente del
Estado que actualmente ejerce jurisdicción; y para hacerlo el interesado, apoderado o
representante legal presentará certificación extendida por el registro donde fueron
originalmente inscritos, únicamente autenticada gratuitamente por los Ministerios de
Relaciones Exteriores de ambos Estados. Si pasados tres (3) años desde la vigencia
del presente Convenio, los interesados no han procedido a efectuar el registro de los
títulos o instrumentos a que se refiere el párrafo anterior, no podrán disponer
jurídicamente de los mismos hasta tanto no efectúen dichos registros. Los Estados
deberán promover, incentivar y facilitar a los nacionales de uno y otro Estado que
ejerzan ese derecho. Dentro del plazo de tres (3) años señalados en el presente
Artículo la inscripción será gratuita. Los registradores de los respectivos Estados Partes
procederán a inscribir en un plazo no mayor de treinta (30) días los títulos e
instrumentos que amparan los derechos a que se refiere este Artículo.

ARTICULO 14.- Las Partes reconocen, conforme a la legislación del Estado en


que se pidió el registro, los de prelación resultante de la presentación de títulos o
instrumentos a los Registros de Propiedad de cada país, cuando la presentación se
haya efectuado antes del 11 de septiembre de 1992, aún cuando el registro no se haya
verificado. El Estado a que corresponda la jurisdicción, después de la Sentencia de la
Corte Internacional de Justicia, reconocerá el orden de presentación al registro que
haya verificado la autoridad del otro Estado, el que se acreditará documentalmente en
los términos y dentro del plazo indicado en el Artículo precedente.

ARTICULO 15.- La posesión irregular o la mera tenencia de la tierra que


nacionales de una de las Partes se hallaren ejerciendo desde antes de la fecha de la
Sentencia de la Corte Internacional de Justicia, en predios de propiedad particular, y
que después de la Sentencia se encuentren en territorio del otro Estado, será
normalizada por concurso de ambos Estados, correspondiendo al Estado de origen
tomar todas las medidas que fuesen necesarias para lograr el traspaso de dominio a
favor de los poseedores o tenedores y, al otro Estado lo concerniente a su legalización.
La normalización de la posesión irregular o la mera tenencia exige como condición
previa el acuerdo de los propietarios de los inmuebles, poseedores o tenedores y el
Estado de origen mismo, para efectuar el traspaso a favor de los beneficiarios. Logrado
el entendimiento anterior, se procederá al otorgamiento de los instrumentos respectivos
de dominio, dentro del marco jurídico del Estado donde se encuentren los inmuebles,
quedando exonerados los interesados del pago de los gastos notariales hasta su
inscripción, que impliquen los instrumentos mencionados.

ARTICULO 16.- Tratándose de la posesión regular, ésta se reconoce por el


tiempo transcurrido, tanto por el poseedor directamente o sumándole el tiempo que el
bien hubiera sido poseído por aquel del que la hubiera legalmente adquirido, por acto
entre vivos o por causa de muerte. Para tal efecto, se tendrán como pruebas los
respectivos títulos expedidos por las autoridades competentes del Estado de origen y
demás medios probatorios. Las certificaciones legalizadas de conformidad con este
instrumento sobre procedimientos o diligencias encaminadas a titular en inscribir la
posesión. Para el solo efecto de reconocer el status quo existente a la fecha de la
Sentencia de la Corte Internacional de Justicia, se estará a lo consignado en el Censo
de Población, Vivienda y Propiedad. Ambas partes se comprometen a otorgar las
facilidades para regularizar la posesión y propiedad y su correspondiente inscripción.

CAPITULO V

DISPOSICIONES ESPECIALES

ARTICULO 17.- Ambas Partes acuerdan que las situaciones no previstas


expresamente por esta Convención, surjan en los territorios delimitados por la
Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre de 1992, en
cuanto a la legislación aplicable a relaciones jurídicas, se resolverán por los tribunales
competentes del Estado que tenga jurisdicción territorial, aplicando, si es el caso, las
normas del derecho internacional privado.

ARTICULO 18.- Los contratos, actos jurídicos y hechos derivados de un


derecho adquirido que se hubieren producido en el lapso comprendido entre el 11 de
septiembre de 1992 y la fecha de entrada en vigor de la presente Convención, se
tomarán como válidos de conformidad al ordenamiento jurídico del país en el cual se
realizaron los contratos, actos jurídicos y hechos derivados de un derecho adquirido,
siempre que no contraríe las normas constitucionales del otro país en donde estén
ubicados los bienes.

ARTICULO 19.- La transferencia de los derechos de propiedad y posesión por


acto entre vivos y la transmisión por causa de muerte podrá ejercerse a favor de
nacionales de uno u otro Estado que hayan nacido o se encuentren residiendo con
base en el Censo de Población, Vivienda y propiedad y aquellos que residan
legalmente en las zonas delimitadas por la Sentencia de la Corte Internacional de
Justicia.

CAPITULO VI

COMPROMISO DE FIEL CUMPLIMIENTO

ARTÍCULO 20.- Ambos Estados, se comprometen al fiel cumplimiento de la


presente Convención. En caso de diferencias o desacuerdos entre ellos sobre su
interpretación o ejecución, procurarán encontrar las mejores soluciones por medio de la
negociación directa, tomando en cuneta las relaciones de paz y hermandad entre los
dos países.

CAPITULO VII

RATIFICACION Y VIGENCIA

ARTICULO 21.- La presente Convención será aprobada y ratificada por ambas


Partes de acuerdo a sus procedimientos constitucionales y entrará en vigencia en la
fecha del canje de los respectivos instrumentos de ratificación que tendrá lugar en la
ciudad de San Salvador, República de El Salvador.

ARTICULO 22.- Una certificación de la presente Convención será depositada en


la Secretaría General de las Naciones Unidas para los efectos del Artículo 102 de la
Carta de esa Organización, y otra en la Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos, EN FE DE LO CUAL, los Presidentes Constitucionales firmamos
la presente Convención en dos ejemplares originales, en la ciudad de Tegucigalpa,
República de Honduras, a los diecinueve días del mes de enero de mil novecientos
noventa y ocho. POR EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DE HONDURAS, CARLOS
ROBERTO REINA IDIAQUEZ, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL. POR EL
GOBIERNO DE LA REPUBLICA DE EL SALVADOR, ARMANDO CALDERON SOL,
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL. Dado en la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del
Distrito Central, a los cinco días del mes de marzo de mil novecientos noventa y ocho.
(F) CARLOS ROBERTO FLORES FACUSSE, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE
LA REPUBLICA. (F) JOSE FERNANDO MARTINEZ JIMENEZ, SECRETARIO DE
ESTADO EN EL DESPACHO DE RELACIONES EXTERIORES.

ARTICULO 2.- El presente Decreto deberá ser ratificado constitucionalmente en


la próxima legislatura ordinaria y una vez ratificado entrará en vigencia desde el día de
su publicación en el Diario Oficial La Gaceta. Dado en la ciudad de Tegucigalpa,
Municipio del Distrito Central, en el Salón de Sesiones del Congreso Nacional, a los
dos días del mes de abril de mil novecientos noventa y ocho. RAFAEL PINEDA
PONCE, PRESIDENTE. JOSE ALFONSO HERNANDEZ CORDOVA, SECRETARIO,
HERIBERTO FLORES LAGOS, SECRETARIO. Al Poder Ejecutivo. Por Tanto:
Ejecútese. Tegucigalpa, M.D.C., 22 de abril de 1998. (F) CARLOS ROBERTO
FLORES FACUSSE, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA. (F) EL
SECRETARIO DE ESTADO EN EL DESPACHO DE RELACIONES EXTERIORES".

ARTICULO 2.- El presente Decreto entrará en vigencia a partir de la fecha de su


publicación en el Diario Oficial La Gaceta.

Dado en la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, en el Salón de


Sesiones del Congreso Nacional, a los veintisiete días del mes de mayo de mil
novecientos noventa y nueve.

RAFAEL PINEDA PONCE


Presidente

JOSE ALFONSO HERNANDEZ CORDOVA


Secretario

HERIBERTO FLORES LAGOS


Secretario

Al Poder Ejecutivo.

Por Tanto: Ejecútese.

Tegucigalpa, M.D.C.,11 de junio de 1999.

CARLOS ROBERTO FLORES FACUSSE


Presidente Constitucional de la República

El Secretario de Estado en los Despachos de Relaciones Exteriores.


ROBERTO FLORES BERMUDEZ

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