Fiesta de La Porciuncula - Agosto 2 Del 2020 - Final - .
Fiesta de La Porciuncula - Agosto 2 Del 2020 - Final - .
Fiesta de La Porciuncula - Agosto 2 Del 2020 - Final - .
Según los escritos de San Buenaventura, Francisco llegó a un lugar llamado Porciúncula, donde había una
antigua iglesia construida en honor de la Virgen María, que entonces se hallaba abandonada, sin que nadie
se hiciera cargo de la misma. Al verla el varón de Dios en semejante situación, movido por la ferviente
devoción que sentía hacia la Señora del mundo, comenzó a morar de continuo en aquel lugar con intención
de emprender su reparación. Al darse cuenta de que precisamente, de acuerdo con el nombre de la iglesia,
que se llamaba Santa María de los Ángeles, eran frecuentes allí las visitas angélicas, fijó su morada en este
lugar tanto por su devoción a los ángeles como, sobre todo, por su especial amor a la madre de Cristo.
Desde la experiencia de Francisco, María cumple una función materna en el nacimiento de la Orden.
Francisco, de hecho, según un testimonio, encomendaba a la Madre de Dios le iluminara sobre lo que debía
hacer y es así como poco a poco Francisco descubre que los tres elementos permanentes que configurarían
la Fraternidad, la vida y misión Franciscana serían:
El Evangelio,
La Eucaristía.
La Jerarquía.
Y todo ello, en el regazo de María. La Jerarquía
HIMNO
Tu humilde ermita, Reina de los ángeles,
joya de Asís, espejo de pobreza,
era amada por ti, Santa María,
y agraciada por Dios con su presencia.
La restaura Francisco generoso
y a ti, Madre del Verbo, en ella ruega
que te dignes hacerte su abogada,
que le enseñes las sendas evangélicas.
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En ella alcanza la sabiduría,
descubre el Evangelio, a él se entrega,
en ella Dios le aumenta los hermanos,
en ella Clara consagrada queda.
En ella, cuando Dios a sí le llama,
cumple Francisco su oblación suprema,
que honren y amen un lugar tan santo
con ardor a sus hijos recomienda.
El altar que allí tienes consagrado
es trono de la gracia y la clemencia,
allí la busca el pecador contrito,
allí perdón y paz el alma encuentra.
Madre de la Familia Franciscana,
obtennos con tus ruegos indulgencia;
con Francisco te amamos y alabamos,
contigo a Dios cantamos su grandeza. Amén.
SALMO
Tú eres, María, la expresión más bella del Evangelio
En ti Dios se ha hecho Buena noticia para el ser humano
Eres como la luz del alba que abre camino al sol.
Eres esa estrella matutina que anuncia el día
Eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra
La mujer que entra en el plan de Dios libre y gozosa.
Eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia
Eres, María, la Virgen bella y fecunda de Nazaret
Gracias, María, por tu corazón bueno y disponible.
Tú nos obtienes entrada y permanencia en el Corazón del Hijo
Gracias, María, por tu corazón claro y luminoso.
Tú nos enseñas y ayudas a vivir en donación total a Dios
Gracias, María, por tu corazón de ojos limpios y puros.
Tú eres modelo para todos los que se comprometen a seguir a Cristo en la vida religiosa
Gracias, María, por tu corazón sencillo y humilde.
Tú nos estimulas con tu ejemplo de fidelidad a secundar los planes de Dios sobre nosotras
Gracias, María, por tu corazón lleno de luz y de amor.
Tú eres modelo de nuestra vida de fe y de intimidad con Dios
y nos enseñas que el mejor culto a Dios es la ofrenda de la propia vida
Gracias, María, por tu corazón abierto al infinito.
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sobre el altar a Nuestro Señor y la Santísima Virgen. Jesucristo le preguntó a San Francisco qué gracia
deseaba para la salvación de las personas, y éste le solicitó una generosa indulgencia para quienes visitaran
el lugar. Jesús le concedió este regalo, a condición de que fuera a solicitar la indulgencia al Santo Padre, cosa
que hizo el santo con gran entusiasmo.
El 02 de agosto de ese año los siete Obispos de Umbría consagraron la capilla de la Porciúncula y San
Francisco anunció al pueblo reunido la gracia obtenida: "¡Hermanos míos, quiero mandarlos a todos al
Paraíso!”. Te pido que todos los que, arrepentidos y confesados, vengan a visitar esta iglesia, obtengan
amplio y generoso perdón, con una completa remisión de todas las culpas”, fueron las palabras de Jesús a
San Francisco.
El corazón generoso de San Francisco no duda sobre la petición que le hizo a Cristo y a la Virgen, que se le
aparecieron mientras estaba orando en la Porciúncula. Fue una noche del año 1216, y el Salvador y su
Santísima Madre refulgieron en la luz que ilumina de repente el altar, rodeados por un coro de Ángeles.
El pobrecillo de Asís, que se despoja de todo y se humilla en todo, no tiene dudas ante el papa Honorio III:
Jesús mismo le pidió que se dirigiera a su vicario en la tierra, que en aquel momento se encontraba en
Perugia.
“Lo que pides, oh fray Francisco, es grande – le había dicho el Señor en la visión de la Porciúncula – pero aún
eres digno de cosas mayores y las tendrás. Acojo por tanto tu oración, con la condición de que tu pidas a mi
vicario en la tierra, de mi parte, esta indulgencia”.
A la pregunta del pontífice: “Francisco, ¿durante cuántos años quieres esta indulgencia?”, el santo respondió:
“Padre Santo, no pido años, sino salvación para quienes te busquen de corazón”. Y así fue como el de 2
agosto de 1216, junto a los Obispos de Umbría, anuncia al pueblo reunido en la Porciúncula: “¡Hermanos,
quiero enviarlos a todos al Paraíso!”.
Quizás san Francisco, cuando pedía al Papa Honorio III la gracia de la indulgencia para quienes venían a la
Porciúncula, pensaba en estas palabras de Jesús a sus discípulos: «En la casa de mi Padre hay muchas
estancias; si no fuera así, ¿se los habría dicho que voy a prepararles sitio? Cuando vaya y les prepare sitio,
volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes». (Jn. 14,2-3).
De otro lado, la Porciúncula, es cuna de la Orden Franciscana y nos recuerda los inicios, la fraternidad
primitiva: La vida de penitencia, oración, fraternidad, pobreza, trabajo, servicio a los demás…La Porciúncula
es “el santuario de la misión”. Desde aquí enviaba Francisco a sus hermanos a predicar y aquí regresaban
para fortalecerse en el encuentro fraterno y la oración.
DISCO O CANTO
Debemos siempre y recordamos que, en realidad, somos en realidad un don los unos y los otros.
RITO: MOMENTO DE SILENCIO
Nos congregamos aquí en silencio, en comunión con todos aquellos que oran en cada lugar del mundo,
especialmente en Asís. Nuestro silencio aquí hace eco al silencio de quienes ante la situación del mundo
callan, no hacen oír su voz y no trabajan por la paz y la reconciliación. Hace eco también a nuestras
comunidades silenciosas y demasiado preocupadas del proprio bienestar para dejarse interpelar. Hace eco a
nuestros corazones silenciosos que han olvidado los dones de los cuales Dios nos ha colmado. No hemos
sido creadas para el silencio cómplice, por tal motivo hoy hacemos eco del silencio que rompió la M. Bernarda
y sus seguidoras hace 125 años, nos unimos desde la realidad que hoy enfrentamos y presentamos nuestra
oración por cada una de las Hermanas que hacemos presencia en los diferentes lugares del mundo,
representados en los diversos puntos cardinales. (Para dar un sentido de un sentido de universalidad a
nuestra presencia, aunque no estemos en todos los puntos, pero los abrazamos con nuestra oración)
INVITACIÓN A LA ORACIÓN DE ALABANZA Y DE ACCIÓN DE GRACIAS
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Hermana:
Hermanas abramos nuestro corazón y nuestra mente a la alabanza al Dios de la ternura y la misericordia
derramada por Dios en el Planeta entero. Presentemos cada uno de los puntos del universo como expresión
de nuestro deseo que en el mundo se rompan las barreras y se superen los odios y las guerras. Y reine el
Espíritu del perdón de Asís. Alabemos a Dios en esta mañana:
EL MUNDO SE HA PARTIDO EN CUATRO PEDAZOS Y CADA UNA VA COLOCANDO UN PEDAZO
DEL MUNDO QUE COINCIDA CON LOS PUNTOS CARDINALES.
Hermana:
Creador del Oriente, te ofrecemos este don en honor de la aurora del nuevo día. Agradecemos y honramos a
los pueblos del Oriente: su vida y sus tradiciones espirituales nos enseñan cómo vivir. Todas nosotras
deseamos acoger el desafío de un nuevo inicio y encontrar alegría al recorrer nuestro camino, en el surgir
cotidiano de la luz. Haz que aprendamos a renovar nuestra mente para encontrar nuevos modos de cuidar de
nosotras mismas, de los otros y de nuestro Planeta. Gracias por el nacimiento de cada nuevo día.
Hermana:
Creador del Norte, te ofrecemos este don en honor de las luchas y de la perseverancia en los días invernales.
Agradecemos y honramos a los pueblos del Norte: su vida y sus tradiciones espirituales nos enseñen cómo
vivir. Todas nosotras deseamos afrontar los desafíos de este tiempo complejo y confuso. Haz que podamos
encontrar la fuerza y el sentido de vivir en el encuentro contigo y con el prójimo y haznos capaces de
encontrar nuevos modos para sostenernos y fortalecernos todas las veces que nos sentimos desmotivadas y
desconcertadas.
Hermana:
Creador del sur, te ofrecemos este don en honor de la vida que llega cada primavera. Agradecemos y
honramos a los pueblos del Sur: su vida y tradiciones nos enseñan cómo vivir. Todas nosotras deseamos
reencontrar nuestras fuerzas y nuestro alimento en la sorprendente sobreabundancia de la vida. Haz que
aprendamos a recibir cada don con respeto, honor y humildad y haznos capaces de generar
comprensión y de fomentar el perdón. Gracias por el don de cada persona que ha escogido seguir a
Cristo.
Hermana:
Creador del Occidente, te ofrecemos este don en honor del fin de cada día, como cumplimiento de nuestros
compromisos cotidianos. Agradecemos y honramos a los pueblos del Occidente: su vida y sus tradiciones
espirituales nos enseñan cómo vivir. Todas nosotras deseamos vencer el miedo de frente a lo que acaba, al
término del día y de cada estación y, así compartir la sabiduría de lo que hayamos aprendido al recorrer tu
camino. Haz que podamos encontrar, en nuestras oscuridades, el coraje de buscar una nueva aurora
esperando alcanzar la plenitud del corazón, de la mente y del espíritu.
CUANDO EL MUNDO YA ESTÁ ARMADO: Todas tomadas de las manos, mientras alguien lee.
Hermana:
Creador del mundo, ofrecemos este don a nuestra madre tierra, que nos nutre en todo por los dones de las
creaturas animadas, por todo lo que crece para alimentarnos, por los elementos que hacen posible la vida:
luz, agua, aire, fuego. Estamos agradecidas porque nos donas siempre todo lo que es necesario para vivir
con honor, respeto, dignidad y humildad. Te pedimos que aprendamos a cuidar de tus dones para ser
solamente los dispensadores. Haz que nuestros corazones celebren con gratitud para que en cada
generación encontremos en Ti nuestra casa y nuestro refugio.
Hermana:
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Creador de los cielos, te ofrecemos este don de modo que podamos encontrar gozo en nuestras vidas
mientras danzamos entre las estrellas y conocemos tu amor, tu cuidado y tu compasión. Te pedimos que
acojas nuestras súplicas desde el Este hasta el Oeste, desde Norte hasta el Sur, desde las profundidades
hacia las alturas de tu creación. En nuestro corazón haz que encontremos la fuerza de vivir en comunión
como hermanos con el don de tu creación. Te pedimos que juntas podamos recorrer el camino que conduce a
tu casa, en cada estación y por todas las generaciones.
Hermana
Hacedor de la historia, que en la M. Bernarda y sus hijas nos llamaste a continuar tu misión liberadora en el
mundo, que como ellas, sepamos hacer presente tu mensaje de amor, perdón reconciliación, de tal forma que
podamos en tu nombre y con la fuerza de tu Espíritu animar la transformación de un mundo dividido,
deshumanizado, egoísta, en un mundo capaz de vivir la fraternidad en el encuentro entre hermanos.
RITO:
Hermana:
Presencia amorosa en el universo, encendemos esta luz en el centro del mundo como símbolo de la luz que
has derramado en el mundo a través de la presencia de nuestra M. Bernarda y sus 7 compañeras al llegar
hace 125 años a Cartagena, desde donde tu Reino se ha ido expandiendo por muchos lugares del planeta.
Se coloca en el centro de mundo una luz y la frase de la M. Bernarda: “Soy y debo ser Misionera”, junto con el
número 125.
Todas:
Creador nuestro, desde el este hasta el oeste, desde el norte hasta el sur, concédenos la paz y reconciliación.
Creador nuestro desde la altura a la profundidad, concédenos la paz y la reconciliación.
Creador nuestro, desde el nacimiento hacia la muerte, concédenos la paz y la reconciliación.
Creador nuestro, desde la división hacia la reconciliación, concédenos la paz y la reconciliación.
Creador nuestro, desde la duda hacia la esperanza, concédenos la paz y la reconciliación.
Creador nuestro, desde la alienación hacia la unidad, concédenos la paz y la reconciliación.
Creador nuestro, desde el sacrificio de tu Hijo hacia la gracia de tu Espíritu, danos la paz y la reconciliación
ahora y por siempre.
Creador nuestro, desde la indiferencia hacia el reconocimiento del otro, danos la gracia de cruzar las fronteras
existenciales y físicas como lo hicieron Bernarda y sus hijas hace 125 años, danos un corazón misericordioso
y generoso especialmente con los más pobres.
PODEMOS PARTICIPAR…
DISCO O CANTO.
PALABRA DE DIOS: Rom. 12, 17-21.
No paguéis a nadie mal por mal; procuren lo bueno delante de todos los seres humanos. Si es posible, en
cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos. No se venguen ustedes mismos, amados míos, sino
dejen lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu
enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego
amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
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Es de saber que había en el lugar una iglesia levantada en honor de la Virgen Madre, que por su singular
humildad mereció ser, después de su Hijo, cabeza de todos los santos. La Orden de los Menores tuvo su
origen en ella, y en ella, creciendo el número, se alzó, como cimiento estable, su noble edificio.
El santo amó este lugar sobre todos los demás, y mandó que los hermanos tuviesen veneración especial por
el, y quiso que se conservara siempre como espejo de la religión en humildad y pobreza altísima, reservada a
otros su propiedad, teniendo el santo y los suyos el simple uso.
Se observaba en él la más estrecha disciplina en todo, tanto en el silencio y en el trabajo como en las demás
prescripciones regulares. No se admitían en el sino hermanos especialmente escogidos, llamados de diversas
partes, a quienes el santo quería devotos de veras para con Dios, del todo perfectos. Estaba también
absolutamente prohibida la entrada de seglares. Los moradores de aquel lugar estaban entregados sin cesar
a las alabanzas divinas día y noche, y llevaban vida de ángeles, que difundía en tomo maravillosa fragancia.
Pues, aunque sabía que en todo rincón de la tierra se encuentra el reino de los cielos y creía que en todo
lugar se otorga la gracia divina a los elegidos de Dios, él había experimentado que el lugar de la iglesia de
Santa María de la Porciúncula estaba henchido de gracia más abundante y que lo visitaban con frecuencia los
espíritus celestiales. Por eso solía decir a los hermanos:
«Miren, hijos míos, que nunca abandonen este lugar. Si los expulsan, por un lado, vuelvan a entrar por el otro,
porque este lugar es verdaderamente santo y morada de Dios. Fue aquí donde, siendo todavía pocos, nos
multiplicó el Altísimo; aquí iluminó el corazón de sus pobres con la luz de su sabiduría; aquí encendió
nuestras voluntades en el fuego de su amor. Aquí, el que ore con corazón devoto obtendrá lo que pida, y el
que profane este lugar será castigado con mucho rigor. Por tanto, hijos míos, mantengan muy digno de todo
honor este lugar en que habita Dios y canten al Señor de todo corazón, con voces de júbilo y de alabanza».
PETICIONES:
Gracias Señor por esas valientes mujeres que el 2 de agosto de 1895, atravesaron el umbral de Cartagena de
Indias asumiendo con coraje la tarea de anunciar el evangelio a los más pobres y excluidos.
Gracias Señor por estos 125 años que hoy celebramos, porque nos llamaste como de la M. Bernarda a
levantar nuestra voz de esperanza por aquellos a quienes la pobreza, la injusticia y la desesperanza acalló.
Colocamos en tus manos el mundo entero Señor, para hoy día de la Paz de Asís, abramos nuestro corazón a
ti y seamos capaces de derrumbar los muros de la indiferencia, el odio y la violencia.
Que tu Espíritu Señor abrace el mundo entero y coloque en el corazón de cada hombre y cada mujer el deseo
de abrirse al otro, haciendo posible la fraternidad universal.
CANTO O DISCO.
ORACIÓN FINAL
Virgen de los Ángeles, que desde hace siglos has puesto tu trono de misericordia en la Porciúncula, escucha
la oración de tus hijas e hijos que confiados recurrimos a Ti.
Tus ojos, llenos de ternura, nos aseguran una continua y materna asistencia y prometen ayuda divina a
cuantos nos postremos a los pies de tu trono o desde lejos nos dirigimos a Ti, llamándote en nuestro socorro.
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Tú eres nuestra dulce Reina y nuestra esperanza. ¡Oh Reina de los Ángeles, obtennos, por la oración de san
Francisco, el perdón de nuestras culpas, ayuda a nuestra débil voluntad para que permanezcamos lejos del
pecado y de la indiferencia, para ser dignos de llamarte siempre Madre nuestra!
Bendice el mundo entero, nuestras fraternidades y nuestras familias, nuestro trabajo, nuestro descanso,
dándonos aquella paz serena que se saborea entre los viejos muros de la Porciúncula, donde el odio, la
culpa, el llanto, por el Amor reencontrado, se transforman en canto de alegría, como el canto de tus Ángeles y
del Seráfico Francisco.
Ayuda a quien está desamparado y a quien no tiene pan, a aquellos que están en peligro o en tentación, en la
tristeza o en la desolación, en la enfermedad o en la hora de la muerte.
Bendícenos como a hijas amadas tuyas, y con nosotras te rogamos que bendigas, con el mismo gesto
materno, a los inocentes y a los culpables, a los fieles y a los extraviados, a los creyentes y a los que están en
la duda. Bendice a toda la Humanidad en este difícil momento que vivimos, para que los seres humanos,
reconociéndonos hijos de Dios e hijos tuyos, encontremos, en el Amor, la verdadera Paz y el verda dero Bien.
Amén.
125 AÑOS
DE PRESENCIA EN TIERRAS COLOMBIANAS
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