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Facultad de Ciencias Naturales y Exactas

Universidad del Valle

The Origins of Geometry: from Pragmatic Necessity


to the Apodictic Search

Luis Cornelio Recalde Diana Marcela Murillo


Universidad del Valle Universidad del Valle

Received: November 10, 2016 Accepted: December 26, 2016

Pag. 99-108

Abstract
This article addresses some aspects about the urgent need to demonstrate in geometry. Starting
from a historical epistemological analysis, it is supported the idea that the passage from pragmatic
geometry of the pre-Hellenic civilizations to the emerging need the Greeks had to demonstrate
geometry was not an instant change, but flourished as an amalgam of philosophical, geometric, and
spiritual concepts. It is intended that the reflections can serve as input for theoreticians in mathematic
education and for teachers, as a reference to raise intervention strategies in the classroom.

Keywords: geometry, proof, abstraction, experience.

Los orígenes de la geometría: de la necesidad pragmática


a la búsqueda apodíctica
Resumen
En este artículo se abordan algunos aspectos en torno a la emergencia de la necesidad de
demostrar en geometría. A partir de un análisis histórico epistemológico, se sustenta la idea de que
el paso de la geometría pragmática de las civilizaciones prehelénicas, al surgimiento de la necesidad
de demostrar de los griegos, no fue un cambio instantáneo, sino que floreció como una amalgama
de concepciones filosóficas, geométricas y espirituales. Se busca que las reflexiones puedan servir
de insumo para los teóricos de la educación matemática y para los docentes, como referencia para
plantear estrategias de intervención en el aula.

Palabras clave: geometría, demostración, abstracción, experiencia.

1 Introducción
Estudios realizados en diferentes contextos muestran que el proceso de enseñanza de la geometría
en la básica, media y primeros semestres de la universidad, ha seguido las directrices del modelo
pedagógico tradicional, en el cual el docente sigue un protocolo rígido y limitado: presentación de la
teoría (a cargo del docente), desarrollo de ejemplos y planteamiento de ejercicios. En general, esta
metodología produce obstáculos cognitivos que impiden encontrar las líneas de conexión entre lo
concreto y lo abstracto, conduciendo el pensamiento por la línea operativa. El estudiante sólo cultiva
la capacidad de manipular representaciones visuales, dejando por fuera la visualización abstracta,
la argumentación y la justificación formal, propias de la geometría como rama de las matemáticas.

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Revista de Ciencias Recalde LC, Murillo DM

El problema de fondo es que ni los mismos docentes tienen conocimiento, ni de la


naturaleza de los objetos geométricos ni de sus propiedades formales. En general confunden
los conceptos geométricos con sus representaciones. Esta situación hace que el docente
no tenga posibilidades reales de plantear situaciones didácticas que lleven al estudiante a
entender la necesidad de demostrar muchos procedimientos matemáticos que la intuición
y la representación figurativa les muestran como correctos.

El objeto de este artículo es mostrar que a través de la Historia de las Matemáticas se


puede aportar en esta dirección. El análisis histórico epistemológico permite visualizar la
manera en que se fue construyendo la evolución de la experiencia empírica a la experiencia
abstracta. Entre lo práctico y lo apodíctico.

La historia nos muestra que en principio, la experiencia y la intuición desempeñaron un


rol preponderante en la formulación de diversos resultados y procedimientos matemáticos.
Sin embargo, a medida en que las situaciones se tornaban complejas y no se podía dar
respuestas, a través de la experiencia, hubo necesidad de construir un universo de objetos
abstractos con una dinámica propia. En ese escenario, no bastaba con corroborar a partir
de casos particulares; fue necesario recurrir a la demostración.

2 El origen pragmático de la geometría

En general se plantea que la geometría surge fundamentalmente del salto de unas


prácticas de medición empíricas de los egipcios y babilonios, a unas formas abstractas
de los griegos. Como si los griegos hubiesen allanado el camino hacia lo abstracto sin
adeudar nada a sus antecesores. Como si de pronto, por algunas circunstancias especiales,
los griegos vieran la necesidad de poblar la geometría de un universo de objetos de carácter
abstracto. Objetos puros del pensamiento, desligados de la “vulgar” empiria, sin referencia
con problemas concretos, anteponiendo, así, de manera abrupta, la experiencia trascendente,
noein, a la experiencia profana, doxa (1).

En particular, se argumenta que si bien los egipcios y babilonios poseían un extenso


conjunto de resultados geométricos y aritméticos, su uso se limitaba a asuntos prácticos. Sin
embargo, algunos analistas sustentan que en algunos desarrollos de los egipcios y babilonios
se pueden vislumbrar, no sólo huellas de una experiencia práctica, sino que constituye una
génesis importante de la experiencia trascendente. No es difícil mostrar, por ejemplo, que
en la construcción de las pirámides egipcias hubo necesidad de desplegar una geometría
que va más allá del simple transporte de ángulos rectos y segmentos. Los palacios, templos
y pirámides revelan figuras geométricas hechas con una precisión tan enorme que aún hoy
serían de difícil construcción. También se evidencia el manejo de relaciones ligeramente
abstractas: el área de cada triángulo de la pirámide es igual al cuadrado de la altura; las
razones de altura, inclinación y base guardan relaciones con el “segmento áureo” en
unos casos y con el radio de un círculo respecto al decágono inscrito, en otros. Estos son
elementos que dejan translucir huellas de una experiencia trascendente; huellas primarias
de una experiencia geométrica abstracta, cuya autenticidad se supone que sea griega.

De esta forma, a pesar de no poseer los documentos suficientes que nos expliquen la
manera como concebían las matemáticas, es seguro que en edificaciones tan imponentes han
debido utilizar planos y modelos a escala; ingredientes básicos del origen de la geometría
según Michel Serres.
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La emergencia de la demostración en geometría

En su libro Los Orígenes de la Geometría (2), Michel Serres plantea que el paso hacia
una geometría de objetos abstractos no fue ni lineal ni sencillo. La geometría surgió a partir
de múltiples elementos de causalidad en los cuales se combinan vertientes heterogéneas
que van de lo abstracto a lo concreto y viceversa. La geometría fue el producto del aporte
de diversos entornos culturales en períodos largos de tiempo. En particular, la geometría
euclidiana no fue establecida directamente por Euclides, sino que corresponde al producto
de una variada amalgama de filósofos, astrónomos y pensadores quienes contribuyeron en
la demarcación del método y en la formulación de algunos de los teoremas y construcciones
presentes en los Elementos.

3 La emergencia del razonamiento deductivo

Los egipcios y babilonios recurrían a herramientas inductivas para generar hipótesis que
eran consideradas como proposiciones verdaderas. No obstante, al establecer una hipótesis
a partir de un razonamiento inductivo es imprescindible demostrar que ésta no es sólo un
elemento en común, dado que la experiencia no basta para establecer propiedades verdaderas.

Fue tal la importancia que egipcios y babilonios le confirieron a sus resultados, que esta
geometría técnica pasó de la clase ilustre a permear en la sociedad de ambas civilizaciones.
Sin embargo, como toda civilización, los egipcios y babilonios fueron golpeados por crisis
económicas que dificultaron el desarrollo de la geometría, no se sabe con certeza si de no
existir dichas crisis en ambas culturas hubiese surgido la necesidad de demostrar, pero lo
que si es cierto, es que de acuerdo a los papiros y tablillas cuneiformes, ambas geometrías
manejaban ideas geométricas tan brillantes que, a lo mejor, de forma lenta, habrían
desembocado en la necesidad de demostrar (3,4).

Pero estas situaciones no detuvieron el desarrollo de la geometría, puesto que nuevos


personajes se interesaron en ésta ciencia. Lejos de los aspectos pragmáticos se preocuparon
por indagar sobre el porqué de las propiedades geométricas, buscando generalizaciones a
partir de cadenas de razonamiento en lugar de inferencias empíricas. Entre éstos personajes
se destacan los oriundos de las tierras acariciadas por las aguas del mar mediterráneo: los
antiguos griegos de las islas jónicas (5).

4 Los teoremas de Tales

Tales de Mileto fue señalado como uno de los iniciadores de la Geometría abstracta.
Sin embargo, las motivaciones primarias de Tales fueron en la resolución de problemas
prácticos, como el clásico problema de calcular la altura de las pirámides de Egipto. Tales
entendió que debía incorporar un procedimiento que le permitiera, con base en los datos
concretos, apropiarse de aquello que era imposible de manera directa. Para ello, Tales
identificó una relación directa entre los triángulos concretos que se forman por la sombra
de la pirámide y la sombra de una vara. Tales dedujo, entonces que se puede hablar de una
relación de semejanza o mejor de proporcionalidad. Lo grande se puede conocer cuando
se conozca lo pequeño; esta es la ley fundamental de la escala y de la teoría de modelos.
Esto mismo lo replica para calcular la distancia de los barcos a la costa.

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Tales diseñó un camino indirecto que le permitió acceder a lo inalcanzable a partir de


los sentidos; construyó un modelo o un módulo que le permitió alcanzar lo inaccesible; tal
como lo plantea Michel Serres:

Es necesario, dicen, pasar de la práctica a la teoría, por una astucia de la razón,


imaginar un sustituto de estas longitudes a las que mi cuerpo no puede acceder,
la pirámide, el sol, el navío en el horizonte, la otra orilla del río. La matemática
sería el circuito de estas astucias. Esto nos lleva a subestimar el alcance de las
actividades prácticas, ya que en definitiva, el circuito consiste en pasar del tacto
a la vista, de la medida por el contacto a la medida por la mirada. Aquí teorizar
es ver, como bien sabe la lengua griega1.

Esto enmarca una de las características fundamentales del pensamiento griego. Se


trataba de trascender lo empírico a través de un cuerpo teórico, que en últimas, era el llamado
a responder las preguntas o, dicho de manera más moderna, a validar los razonamientos.
El ideal griego de ciencia libre se perfila aquí con gran nitidez. La geometría pasa a ser
entonces un medio teórico que permite conocer más allá de lo sensible (1).

Desde una perspectiva moderna, se reconoce que Tales contribuyó a la Geometría con
cinco resultados netamente teóricos:

1. El círculo es bisecado por su diámetro.


2. Los ángulos de la base de un triángulo isósceles son iguales.
3. Si dos rectas se interceptan en un punto, los ángulos opuestos por el vértice son
congruentes.
4. El ángulo inscrito en una semicircunferencia es recto.
5. Si dos triángulos tienen dos ángulos respectivos iguales y el lado comprendido entre
ellos, también, entonces ambos triángulos son iguales.

Aunque se carece de pruebas que constaten que efectivamente Tales formuló estos
teoremas y los demostró, a través del estudio de diversos libros relacionados con su vida y
obra se puede afirmar que Tales de Mileto comenzó a cambiar la perspectiva de la geometría
antigua; en lugar de asumir como ciertos los resultados que percibía a través de sus sentidos,
buscaba ponerlos a prueba pasando de la experiencia cotidiana a la instauración de la
experiencia trascendental, gobernada por la reflexión profunda de los objetos geométricos
en el mundo inteligible y la exigencia de demostrar sus resultados (6).

5 El paso a la abstracción pitagórica

Aproximadamente sesenta años después del nacimiento de Tales de Mileto, nació en


la isla griega Samos el filósofo, geómetra y matemático, Pitágoras. Respecto a su vida se
conoce poco, pero se sabe que fundó una de las escuelas más influyentes en la época, la
escuela pitagórica. Esta escuela, más allá de constituir un grupo en el cual se intercambiaban
conocimientos frente a las matemáticas era una hermandad rodeada de misterios y secretos;
a tal punto que de acuerdo con diversos historiadores de la matemática, seguían estrictas
reglas en torno al espiritualismo; al lugar de reunión sólo podían ingresar miembros de
la escuela y guardaban con recelo sus hallazgos matemáticos; incluso tenían una firme
1 Serres, M. Ce que Thales a vu au pied des pyramides, en L’Interference. Minuit De.; París, 1972.
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La emergencia de la demostración en geometría

creencia en la relación entre los números2 y la vida, llegando a establecer que el número
estaba ligado a todo lo conocido y lo desconocido.

Además de interesarse por las relaciones entre los objetos geométricos, los pitagóricos
se aventuraron a definir el punto, uno de los objetos más controversiales de la geometría
como aquella unidad que tiene posición. También consideraban que el punto, la recta, la
superficie y los sólidos eran análogos a los números uno, dos, tres y cuatro respectivamente
(7)
, en correspondencia con su pensamiento todo es número.

Para los pitagóricos, existe una relación indisoluble entre el alma, la religión, la vida
y el número. A diferencia de los babilonios y egipcios, los pitagóricos empiezan a pensar
una geometría abstracta, a estudiar las relaciones entre lo numérico y lo geométrico en un
mundo alejado de toda particularidad, estableciendo una sólida filosofía frente a la vida, el
universo y las matemáticas; sin embargo, la aparición de las magnitudes inconmensurables
los hizo entrar en crisis. Los pitagóricos estaban convencidos de que todas las magnitudes
eran conmensurables; esto es, dadas dos magnitudes A y B, existen n y m, números
[naturales], tales que nA = mB. Sin embargo, esto es imposible si se compara el lado del
cuadrado y su diagonal. Este es uno de los resultados más importantes de los pitagóricos 3.
Para demostrarlo, los pitagóricos hicieron uso del método de reducción al absurdo.

El método de Reducción al Absurdo se basa en dos de los principios primarios de la


racionalidad occidental: el principio de no contradicción y el principio del tercero excluido.
Mediante el primer principio, se prohíbe la coexistencia de un enunciado y su negación;
mediante el segundo, sólo se acepta que una proposición sea verdadera o falsa de forma
excluyente. De esta manera, en el método de Reducción al Absurdo se asume verdadera la
negación de la tesis a demostrar; si se llega a una contradicción, como de antemano se ha
considerado la consistencia, la proposición será falsa, lo cual significa que su negación, es
decir la proposición a demostrar, es verdadera (8).

De esta forma, al adoptar los pitagóricos una nueva estructura demostrativa basada
en la reducción al absurdo, establecieron una nueva manera de determinar propiedades
geométricas que involucraban procesos infinitos. Con los pitagóricos se dio paso a una
nueva era de la geometría; el razonamiento deductivo empezó a permear e influir en la
civilización griega. Como se menciona en el sumario de Proclo citado en (9):

Pythagoras transformed the study of geometry into a liberal education, examining the
principles of the science from the beginning and probing the theorems in an immaterial
and intellectual manner.

2 Para los pitagóricos el uno representaba la unidad el origen de todo lo conocido y desconocido, mientras que el número era el
conjunto de unidades. Razón por la cual para los pitagóricos el uno no era un número.
3 Dos magnitudes A y B son conmensurables si existen dos números naturales k y m tal que kA=mB

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6 El mundo sensible, el mundo inteligible y la geometría en Platón

Hasta el momento con Tales y los pitagóricos ha surgido la necesidad de demostrar,


pero se carece de parámetros que indiquen los elementos con los cuales se debe demostrar
y los fundamentos que debe poseer la geometría para constituirse como una ciencia que
involucre la experiencia trascendental y se establezca como un cuerpo sólido independiente
de la métrica, la aritmética y la espiritualidad.

Si bien los pitagóricos dieron un paso hacia la abstracción de la geometría, no se


tienen documentos en los cuales podamos reconocer su filosofía completa. Los informes
que tenemos se deben fundamentalmente a Platón y Aristóteles, los dos filósofos más
influyentes en la historia de occidente.

Platón se planteó la posibilidad de establecer algunas leyes sobre las operaciones del
pensamiento, y delinear algunas reglas formales independientes del contenido de los objetos
sobre los que se razona. Platón exponía sus reflexiones a través de diálogos entre personajes
que se cuestionaban sobre algún tema en particular. En uno de sus Diálogos (10) presenta
“la alegoría de la caverna” para explicar la relación entre el mundo sensible y el mundo
inteligible. A diferencia de los pitagóricos, Platón consideró que existe una separación entre
los objetos empíricos y los objetos ideales; los objetos del mundo inteligible son puros,
son verdaderos y perfectos, mientras que los objetos que percibimos son sólo sombras
y representaciones imperfectas de los objetos puros. Bajo esta perspectiva, los caballos,
las manzanas, los trazos que representan números y objetos geométricos no son más que
representaciones defectuosas de los objetos inmaculados de un mundo ideal. La única manera
de acceder a los objetos matemáticos es a través del conocimiento, quitando las cadenas
que atan al hombre a ver las sombras de los objetos puros para pasar a la construcción del
intelecto que lo conduzca fuera de la caverna del mundo sensible.

A diferencia de los babilonios y egipcios, quienes generalizaban resultados geométricos


a través de casos particulares, para Platón no es posible partir de características comunes de
casos finitos para obtener una verdad universal de los objetos abstractos, sólo se accede al
conocimiento puro de la ciencia a través del discurso compuesto de afirmaciones verdaderas,
a través de la demostración. Para Platón, la ciencia se compone de afirmaciones verdaderas
establecidas a partir de consideraciones verdaderas; es decir, la verdad se logra a partir de
cadenas de verdades. En ese sentido, no se puede demostrar que algo es verdadero a través
de consideraciones falsas.

A partir de este momento, se empieza a esculpir el rol de la demostración en geometría.


Con Tales y los pitagóricos se evidenció la necesidad de demostrar, pero Platón, en lugar de
realizar pruebas de resultados geométricos, establece las bases del razonamiento deductivo
y la demostración directa, independientemente de la ciencia a la cual se haga referencia.

7 Aristóteles: un teórico de la demostración

Si bien Aristóteles está de acuerdo con Platón en que los objetos geométricos viven
en un mundo ideal diferente al empírico, la relación de dependencia y origen es contraria.
En Platón, el mundo de lo sensible es una sombra del mundo ideal que lo precede. Para

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La emergencia de la demostración en geometría

Aristóteles, los objetos geométricos se derivan de los sensibles a través de operaciones


profundas y muy articuladas. Este proceso se denomina la aphairesis. En la Metafísica
(11)
, una de sus obras insignes, Aristóteles plantea que la geometría despoja a los objetos
de sus cualidades sensibles y se dedica al estudio de los objetos en lo abstracto. Bajo esta
perspectiva, si bien la geometría surgió de las necesidades prácticas del hombre, dado que
la práctica no era suficiente para estudiar todas las propiedades de los objetos geométricos
y establecer sus relaciones, fue necesario llevar estos objetos a un universo abstracto
prescindiendo de sus propiedades sensibles.

En su tratado de lógica El Organón, Aristóteles establece que un silogismo es un tipo


de razonamiento compuesto por una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión
que se deduce de las dos primeras; sin embargo, no en todo silogismo las premisas y la
conclusión son verdaderas. De esta manera, la demostración se constituye como un tipo de
silogismo que conduce a proposiciones verdaderas (12). Si bien esta idea de demostración
parece dejar de lado todo el procedimiento implícito en la demostración de una proposición,
en realidad, se está estableciendo que una proposición debe conducir a una conclusión
verdadera, independientemente del método que se utilice.

Para Aristóteles, la geometría, como ciencia demostrativa, debe satisfacer los tres
principios básicos anteriormente enunciados: identidad, tercio excluido y no contradicción.
Adicionalmente, establece que la geometría requiere de tres elementos: axiomas que
constituyan los principios básicos y no requieran de demostración; definiciones que
expliquen qué son algunos de los objetos geométricos y proposiciones a demostrar, que
instauren las propiedades de dichos objetos y sus relaciones. Estos principios y elementos,
formulados sin obedecer a ninguna ciencia demostrativa en particular, se convertirían en
el canon de la geometría para la construcción, establecimiento y criterio de aceptación de
los diversos cuerpos construidos en torno a ésta, desde la geometría euclidiana hasta la
posterior axiomatización y formalización de la geometría por David Hilbert a través de
los Grundlagen der Geometrie en el siglo XIX.

A partir de estos principios e ideas en torno a la demostración, retomando algunas


concepciones de geómetras y filósofos anteriormente mencionados, Aristóteles construye
un nuevo paradigma de demostración que sintetiza y complementa ideas anteriores en torno
a lo que significa una ciencia de la demostración. Se empieza a concebir a la geometría
como un cuerpo sólido, deductivo y axiomático, compuesto de axiomas, definiciones y
proposiciones que obedecen a los tres principios de la lógica aristotélica: identidad, tercio
excluido y no contradicción.

8 Los Elementos de Euclides

Debido a la trascendencia disciplinaria y social de los Elementos de Euclides, se


suele pensar que fue la única obra en la formulación de todos los principios y resultados
de la época; sin embargo, existen referentes históricos, como los de Proclo, que muestran
la existencia de este tipo de propuestas en épocas anteriores.

Entendiendo el vocablo “elementos”, como los principios y resultados básicos que


rigen una ciencia o disciplina y, considerando la importancia que tenía la geometría para

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los griegos, no es de extrañar que otros pensadores se hayan aventurado a establecer los
elementos de la geometría. Luis Vega, en su introducción a los Elementos de Euclides (13) ,
destaca obras similares de Hipócrates de Quios, Teudio de Magnesia y un enigmático León.
La más antigua corresponde a Hipócrates de Quios, quien escribió unos elementos para la
geometría, en los cuales, si bien no plantea principios básicos, tiene en cuenta proposiciones
ya demostradas, además de incluir una demostración de la cuadratura de las lúnulas que
surgió en el camino hacia la cuadratura del círculo mientras que Teudio estructura unos
elementos con un cuerpo deductivo más sólido y preciso. Por otra parte, se sabe de la
existencia de un personaje, llamado León, que estableció unos elementos en los cuales se
estudiaba el carácter apodíctico de algunas proposiciones geométricas.

9 Conclusiones

En primer lugar, es conveniente advertir que la búsqueda del origen de la geometría


tiene múltiples vertientes y matices. Diversos historiadores de la ciencia, como Michel Serres
(14)
, sostienen que no existe el origen de la geometría, sino los orígenes de la geometría.

Uno de los aspectos que movilizó el paso de una geometría práctica a una geometría
apodíctica tiene relación con las contingencias del mundo empírico. El mundo sensible nos
engaña, es limitado y cambia en el tiempo y en el espacio. Esto plantea la necesidad de
construir un parapeto teórico que dé cuenta de las verdades inmutables. El modelo hipotético
deductivo, cuyo epicentro reposa en la necesidad de demostrar, constituye la salida de los
antiguos griegos a esta problemática.

El surgimiento de la necesidad de demostrar no sólo presenta un cambio en las formas


en que se abordan los objetos geométricos, sino que también brinda una visión de la
evolución del carácter ontológico de la geometría. Para los antiguos griegos, las técnicas
usadas en la geometría no eran meras herramientas dadas por los dioses para ayudarles en
su quehacer cotidiano, sino que, como plantea Juan García en su introducción filosófica a
los Elementos de Euclides (15) , en la geometría se sintetiza la triple unicidad, establecida
por la unicidad del ser en lo abstracto; la unicidad de la verdad óntica, asociada a la manera
en que el ser manifiesta sus propiedades y la verdad ontológica, que es la manera en que
el ser se muestra ante el entendimiento. Cada una de estas unicidades da cuenta de las
implicaciones filosóficas y cognoscibles de considerar la geometría como un ente abstracto.

Una discusión sobre el proceso de abstracción y generalización sobre la naturaleza de


los objetos matemáticos sería conveniente en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la
geometría. Es importante que el mismo docente conozca que la evolución de la geometría se
da en un ir y venir entre lo concreto y lo abstracto. Pero, que en un momento determinado,
los objetos de la geometría cobran independencia del mundo empírico y se rigen por una
legislación especial, que hoy se conoce como el método axiomático. En ese universo, los
objetos geométricos cumplen unas propiedades especiales, muy diferentes a las propiedades
de los objetos empíricos. Son objetos puros del pensamiento regidos por los tres principios
de la lógica aristotélica: la consistencia, la identidad y el tercero excluido.

El conocimiento de estos aspectos seguramente ayudará al docente a no confundir


el objeto geométrico con sus representaciones y le permitirá diseñar estrategias didácticas

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La emergencia de la demostración en geometría

tendientes a que los estudiantes puedan construir un puente entre los objetos concretos del
mundo sensible y los objetos abstractos del universo geométrico.

Referencias bibliográficas

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11. Aristóteles. Metafísica. Madrid, España: Editorial Gredos; 1994.

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14. Serres M. Historia de las Ciencias (R Herrera, L Puig, I París, M López, & J. García,
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15. Euclides. Elementos de Geometría. México D, F., México: Universidad Nacional
Autónoma de México; 1992.

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Revista de Ciencias Recalde LC, Murillo DM

Dirección de los autores

Luis Cornelio Recalde


Departamento de Matemáticas, Universidad del Valle, Cali - Colombia.
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Diana Marcela Murillo


Instituto de Educación y Pedagogía, Universidad del Valle, Cali - Colombia.
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