Evaporitas

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1.

DESARROLLO

1.1. Evaporitas y Halocinesis

3.1.1 Evaporitas

Las evaporitas son rocas químicas, formadas por la precipitación química de sus

componentes minerales, estas se forman mediante el agua de mar, si bien hay que tener en

cuenta que existen varios tipos de evaporitas como las continentales, formadas en lagos con

alto contenido de al, o en regiones desérticas que se inundan esporádicamente.

“Se originan, por tanto, como consecuencia de la evaporación de aguas conteniendo

abundantes sales en disolución. Al alcanzarse, por evaporación, el nivel de saturación en las

sales correspondientes, se produce la precipitación del mineral que forma ese compuesto. A

menudo se producen precipitaciones sucesivas: en un primer momento precipitan las sales

menos solubles, y cuando aumenta la evaporación van precipitando las más solubles”.

(Alonso, 1996)

 Evaporitas marinas

Los mares son los que contienen más contenido de sal y aquí con reacciones se forman

las evaporitas.

En cualquier caso, el contenido medio en sales de los mares y océanos permite

establecer la naturaleza de las sales que precipitan a partir del agua de mar: en primer lugar,

se alcanza la saturación en sulfato cálcico, que es el menos soluble, así que serán yeso o

anhidrita los primeros minerales que precipiten. A continuación, se produce la saturación en

cloruro sódico, produciéndose la precipitación de halita. Por último, precipitan los cloruros

de potasio y magnesio (silvina, carnalita...), que son los más solubles. A menudo estos
minerales aparecen constituyendo capas dentro de las formaciones evaporíticas, con yeso

en las capas basales, halita en las intermedias, y sales potásicas y magnésicas en las más

altas.

Figure 1 Proceso Evaporítico

Fuente: Galán, E. (1992)

 Evaporitas lacustres

Los lagos contienen, gran cantidad de agua dulce, en ocasiones tienen aguas ricas en

sale, que se caracterizan de manera distinta a las que se encuentran en el mar. En concreto,

tres son los tipos de yacimientos minerales que pueden formarse a partir de las aguas de

lagos salinos intracontinentales: depósitos de sales sulfatadas sódicas (thenardita,

glauberita) o magnésicas (epsomita), depósitos de carbonatos alcalinos (trona, natron), y

depósitos de arcillas especiales (sepiolita, palygorskita). De ellos tienen importancia sobre

todo los de sulfato sódico y arcillas especiales.

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Los de sulfato sódico constituyen acumulaciones estratificadas de estos minerales

(thenardita y glauberita mayoritarios, a menudo acompañados de otras sales, como halita,

yeso, polihalita, y otros sulfatos más o menos complejos e hidratados de Na, Ca y Mg,

fundamentalmente, a menudos interestratificados también con niveles arcillosos. (Rosell &

Salvany, 1991)

Se explotan para la extracción del sulfato sódico puro, que se emplea sobre todo en la

fabricación de detergente sólido, en sustitución de los fosfatos, que producen efectos

medioambientales indeseados (eutrofización). También, en la fabricación del papel kraft, y

de vidrios especiales. (Rosell & Salvany, 1991)

Las principales áreas de explotación de estos yacimientos son los lagos salinos del

Norte-Centro de EE.UU. y Sur-Centro de Canadá (el Gran Lago Salado, de Salt Lake City,

Utah, como más importante), el Lago Searles. En España existen también importantes

yacimientos de este tipo, intercalados en los sedimentos terciarios de las cuencas de Madrid

(los más importantes: Villaconejos, M. y Villarrubia de Santiago, Toledo) y del Ebro

(Alcandrade-Arrúbal, La Rioja y San Adrián, Navarra). (Rosell & Salvany, 1991)

 Evaporitas de medios desérticos

En la mayoría de desiertos de gran extensión la meteorización química se generan sales

solubles que quedan durante largos periodos de tiempo sobre las rocas a partir de las cuales

se forman. Se producen lluvias torrenciales, escasas, pero no excesivamente infrecuentes en

estos climas, se produce el lavado de estas sales, que forman grandes charcas, que al cesar

las lluvias se evaporan rápidamente y producen la concentración de las sales arrastradas.

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En estas condiciones climáticas se forman grandes concentraciones de sales de

composiciones muy variables debido a los diferentes componentes que están sometidas, en

función de la naturaleza de la roca existente. Ejemplos conocidos son el Salar de Atacama,

en Chile, en el que se produce la concentración de halita enriquecida en elementos como

Mg, K, Li , el Valle de la Muerte, en el Desierto de Mojave (SE de California, EE.UU.), en

el que el mineral concentrado es el bórax, o las zonas desérticas de alta montaña

(Himalaya) de Cachemira (India), en la que también se localizan lagos ricos en depósitos de

bórax.

 Yacimientos de azufre

El azufre nativo a menudo se encuentra asociado a los yacimientos de yeso Evaporítico,

como consecuencia de la acción de bacterias sulforreductoras, que estas se transforman el

sulfato en sulfuros, que se reduce a su vez para dar azufre nativo. Se forman así

concentraciones masivas de azufre sedimentario, que junto con las de origen volcánico

constituyen los principales tipos de yacimientos de este elemento. No se pueden considerar,

por tanto, yacimientos químicos en sentido estricto, sino bioquímico, aunque aparecen

asociados a los yacimientos químicos de evaporitas.

Es interesante describir brevemente el método de explotación utilizado para este

elemento: el denominado "método Frasch", consistente en la inyección de agua

sobrecalentada o de vapor de agua en las formaciones que contienen este elemento, debido

a que éste funde a 112ºC, y a 160ºC constituye un líquido de viscosidad muy baja, que

fluye con gran facilidad y puede ser bombeado hasta superficie.

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Figure 2 yacimiento de azufre

Fuente: Ramírez, A. (1991)

 Evaporitas y halocinesis o diapirismo

Una de las características en los yacimientos de evaporitas que son se caracteriticas por

su morfología respecto a las series sedimentarias que lo albergan, es que pueden sufrir los

efectos de proceso denominado diapirismo, que es el movimiento de las masas salinas a lo

largo de series sedimentarias para dar origen a los diapiros.

El fenómeno se relaciona con dos características típicas de estos materiales que son su

baja densidad y su comportamiento mecánico, de carácter viscoso. A su vez, cuando una

capa potente, o toda la formación de estos materiales sometidos se encuentren intercalados

entre otros más densos sufre una incipiente deformación tectónica, que implica la

formación de un bucle, se produce una cierta migración de material hacia la zona del bucle

que incrementa localmente el espesor de la capa o formación en ese punto. “Este aumento

de potencia implica también un aumento de volumen, y a su vez, un aumento del empuje de

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Arquímedes producido por la diferencia de densidad entre estas rocas y las situadas por

encima y debajo, que se traduce en el desencadenamiento de un proceso de ascenso de los

materiales, formado el diapiro propiamente dicho. La morfología final de estos diapiros

puede ser muy variada, en función de distintos factores, entre los que destacan la potencia

original de la capa o formación salina, y la naturaleza y comportamiento mecánico de las

rocas suprayacentes, afectadas por el proceso de halocinesis.” (Salvany, 1991)

3.1.2 Halocinesis o Diapiro

Un diapiro es un cuerpo de roca que se ha transladado hacia arriba atravesando y

desplazando las rocas subyacentes, El ascenso de tales colectividades de roca tiene una

causa gravitatoria: la menor densidad de las rocas que ascienden, en relación con la

densidad de las rocas atravesadas, les confiere una fuerza ascensional. Para que la

ascensión se produzca se necesita, además de una menor densidad, que proporciona la

fuerza, la existencia de rocas suficientemente dúctiles como para poder fluir y la posibilidad

de que las rocas superiores o suprayacentes puedan hacer sitio a la masa ascendente

deformándose. Los diapiros más comunes son los de evaporitas, rocas formadas por

concentraciones excesivas de sales como cloruros, sulfatos o nitratos, que precipitan

formando capas de espesor a veces considerable.

Frecuentemente, tales concentraciones se dan en cuencas continentales endorréicas en

las que la evaporación de agua es superior a los aportes fluviales debidos a las

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precipitaciones. Se dan también casos en mares interiores cuya comunicación con el mar

abierto es interrumpida durante un cierto periodo de tiempo y en los que también la tasa de

evaporación supera a la de aporte. Ejemplos de la Puna y el Grupo Salta

También son comunes los diapiros de arcilla y barro, materiales muy plásticos y poco

densos cuando están empapados de agua. Estos y los salinos son característicos de

depósitos sedimentarios en la parte superior de la corteza terrestre, a profundidades

menores de 15 km en general. A mayores profundidades, todavía dentro de la corteza, se

dan otro tipo de diapiros: las intrusiones graníticas. Los granitos son masas de roca fundida

cuya composición química es muy rica en óxidos de elementos ligeros como SiO2, Na2 O,

K2 O y CaO. Debido a su composición y a encontrarse en estado líquido o parcialmente

líquido (más del 10% líquido), su peso específico es menor que el de la mayor parte de las

rocas que se encuentran en la corteza continental media e inferior, entre 10 y 30 km de

profundidad, por lo que ascienden, formando plutones discordantes, llamados batolitos o

stocks, que son estructuras diapíricas.

Más abajo, en el manto de la Tierra, que comprende las profundidades de entre 10 a 35

km y 2900 km , las rocas, muy densas, son en general bastante dúctiles, y están en un

continuo movimiento que transfiere calor de las parte profundas a las superiores por medio

del ascenso de masas profundas calientes. Aparentemente, parte de este proceso se realiza

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por medio de estructuras similares a las diapíricas que se llaman penachos mantélicos

(“mantle plumes”), que pueden tener del orden de 100 km de diámetro y ascender, a veces,

desde la zona de contacto entre el manto y núcleo terrestre, recorriendo distancias de 2600 a

2800 km.

Figure 3 Formación de los salares

Fuente: Arroyo (2012)

1.2. Yacimientos de Hierro

El hierro en forma de óxidos e hidróxidos, constituye un metal que a su vez acumula en

determinado medios sedimentario, dando origen a grandes yacimientos, existe una gran

variedad de tipos de concentraciones de óxidos/hidróxidos de hierro de origen

sedimentario, que van desde las grandes acumulaciones de tipo BIF, hasta las pequeñas

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costras ferruginosas que se forman en algunas fuentes, o los nódulos de goethita que se

forman en medios pantanosos ("hierros de los pantanos"). De entre todas estas variedades,

las de mayor interés minero son dos: las de tipo BIF, y los denominados "ironstones".

En condiciones endógenas, el Fe está en forma divalente; sin embargo, en la superficie

de la Tierra esta valencia cambia. Se produce el fenómeno de oxidación al pasar el Fe

divalente a trivalente; en este proceso los factores decisivos son el Oxígeno, él Gas

carbónico, el Agua y la materia orgánica -viva y muerta. (Ariosa, 1977)

Figure 4 Yacimiento de hierro

Fuente: Ariosa (1977)

1.3. Yacimientos de manganeso

Los óxidos de manganeso son formados por yacimientos de tipo muy variado, que va

desde epigeniticas, filonianas, a claramente sedimentarias y dentro de estas se pueden

diferenciar estrictamente sedimentarios, que no están ligados a actividad volcánica A su

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vez, los yacimientos puramente sedimentarios de manganeso pueden ser de dos tipos

claramente diferenciados:

Los que se localizan en áreas marginales de cuencas euxínicas (reductoras), que

constituyen acumulaciones pisolíticas u oolíticas de estos minerales (normalmente,

pirolusita y criptomelana), a menudo asociados con carbonatos de manganeso

(rodocrosita), que llegan a ser también explotables. (Coleman, 1977)

Los que se localizan en los fondos oceánicos profundos, que constituyen

acumulaciones nodulares de óxidos de Mn, a menudo con ciertos contenidos en Cr y

su formación parece estar relacionada con actividad hidrotermal submarina, aunque

no en su proximidad inmediata. (Coleman, 1977)

3.1.3 Clasificaciones generales de los depósitos de manganeso

Existen diversas clasificaciones de los depósitos de manganeso basadas en criterios

diferentes dependiendo de cada autor. Este hecho complica el tratar de establecer una sola

división de los distintos yacimientos de manganeso. Esencialmente hay dos clasificaciones

globales en que coinciden varios autores: basada en las características genéticas de los

depósitos y basada en la estructura y la litología encajonante.

 Clasificación genética
I. Depósitos sedimentarios (acumulaciones de manganeso en cuencas

sedimentarias).

Los depósitos sedimentarios propiamente dichos se caracterizan por su carácter

exógeno, por presentar cortezas de Intemperismo, y por estar relacionados con procesos de

erosión y diagénesis de rocas.

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Figure 5 Modelo de un depósito sedimentario de Mn en un lago de agua dulce de ambiente de tundra

Fuente: Borchert, (1980)

II. Depósitos hidrotermales

Se caracterizan por su disposición en vetas, stockworks y brechas mineralizadas, y

porque la mineralización se forma a partir de soluciones hidrotermales ricas en manganeso.

Este tipo de yacimientos incluye los depósitos fósiles y actuales formados a partir de

manantiales termales (o “hot springs”), tanto en los continentes como en el piso oceánico

(volcanogénicos y sedimentario-exhalativos); en dorsales oceánicas, en arcos de islas y en

relación a vulcanismo de intraplaca oceánica. (Roy, 1992)

III. Depósitos metamorfizadas

Son el resultado del metamorfismo, regional o de contacto, de secuencias sedimentarias

con mineralizaciones de Mn ya existentes, por lo que no pueden considerarse como un

producto del metamorfismo en sí. Es el caso del distrito minero de Postmasbury, en

Sudáfrica, cuyos depósitos de Mn se encuentran en pizarras y cuarcitas, y están constituidos

por pirolusita, psilomelana, polianita, braunita, barita, bixbyíta y jacobsita. Estos dos

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últimos minerales son producto del metamorfismo de la criptomelana, la pirolusita y la

birnessita (Roy, 1992).

IV. Depósitos de Intemperismo

Se trata de acumulaciones residuales o formadas por infiltración (lateritas, productos de

lixiviación intensa, etc.) (Shatsky, 1954). Se originan en climas tropicales, a partir de rocas

con altos contenidos en Mn. Como ejemplo se pueden mencionar a los nódulos y películas

de Fe-Mn, que se producen en suelos que presentan periodos alternantes de humedad y

sequía.

 Clasificación litológica de yacimientos de manganeso

I. Depósitos de óxidos y carbonatos de Mn en la base de series transgresivas con sílice

dominante.

II. Depósitos de óxidos de Mn asociados a cambios de facies verticales en series

transgresivas.

III. Depósitos en formaciones carbonatadas.

IV. Depósitos en lutitas y en argilitas.

V. Tipo volcanosedimentario

VI. Filones con ganga dolomítica en rocas volcánicas

VII. Filones de ganga barítica en rocas volcánicas.

VIII. Filones intraplutónicos en granitos.

IX. Cuerpos lenticulares pirometasomáticos en granitos.

X. Cuerpos lenticulares periplutónicos en granitos.

XI. Depósitos de silicatos manganesíferos en terrenos metamórficos (ricos en cuarzo).

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XII. Depósitos de silicatos manganesíferos en terrenos metamórficos (pobres en cuarzo).

(Roy, 1992)

1.4. Yacimientos fósiles

Los yacimientos paleontológicos forman parte de nuestro Patrimonio Natural porque

muestran la biodiversidad pretérita de nuestro mundo. Pero además son una llave para

conocer la historia de la vida de nuestro Planeta y de Murcia en particular. La biodiversidad

actual es el resultado, entre otros factores, de su evolución biológica, por lo que para

estudiar la biota necesitamos conocer, y por ello conservar, los restos de los organismos que

vivieron a lo largo de la historia geológica (paleobiodiversidad), que forman parte de la

geodiversidad de Murcia, de sus rocas, es su diversidad paleontológica.

En la historia de la Tierra se han producido cambios ambientales graduales relacionados

con cambios climáticos, variaciones del nivel del mar, medios sedimentarios, movimientos

de placas tectónicas, etc., que han inducido cambios en los ecosistemas. Otros cambios

ambientales han sido bruscos, tales como los impactos meteoríticos o la erupción de

supervolcanes, que originaron importantes crisis biológicas, incluidas las extinciones

masivas. ¿Por qué ocurrieron? ¿Qué supusieron para las formas de vida que existían

entonces? ¿Cómo fue la vuelta de los ecosistemas a la estabilidad tras estos eventos

globales? ¿Cómo afectó a la biodiversidad? ¿Qué señales previas a estos eventos pudieron

ser indicativas de los mismos? ¿Cómo sería la biodiversidad actual si no hubieran ocurrido

los eventos geológicos catastróficos? La geodiversidad de Murcia y en particular, sus

yacimientos paleontológicos, constituye una herramienta muy importante para responder a

estas preguntas tan actuales, para conocer el pasado de nuestro planeta, para comprender su

presente y para predecir su futuro.

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Sí es cierto, pues Murcia fue testigo de muchos de los grandes acontecimientos

geológicos sin los que actualmente no se podría entender los distintos ecosistemas que han

existido en el pasado y que han condicionado los presentes. Este hecho le confiere como un

enclave europeo importante para el estudio de la evolución de los seres vivos, debido a la

abundancia y variedad de yacimientos paleontológicos y otros Lugares de Interés

Geológico que guardan las huellas de los geoeventos que condicionaron la vida. (Guillen,

2015)

Figure 6 Panorámica de un yacimiento de ammonites del Jurásico superior del Noroeste

Fuente: Antonio del Ramo Jiménez (2015)

1.5. Rocas y yacimientos ortomagmáticos

La cristalización de los magmas da origen a una gran variedad de minerales, que se

asocian para dar origen a las diversas rocas ígneas, que a su vez pueden contener una cierta

variedad de concentraciones de determinados minerales de interés económico. Esta

variedad está en relación con la variedad de procesos implicados en la génesis y evolución

de los magmas desde su formación en niveles más o menos profundos del planeta hasta su

cristalización en proximidad de la superficie.

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1.6. Yacimientos Metálicos de origen Ortomagmáticos

Los minerales metálicos acompañan, como hemos visto, a las rocas intrusivas como

minerales minoritarios, en forma de óxidos o de sulfuros, fundamentalmente, que

cristalizan a la vez que el resto de componentes silicatados de la roca. En el detalle,

pertenecen a varios subtipos.

Figure 7 Yacimientos Ortomagmáticos

Fuente: Turner (1978)

Yacimientos formados por inmiscibilidad líquida. Los magmas máficos a menudo

contienen altas proporciones de sulfuros metálicos, que pueden individualizarse debido a

que son inmiscibles con el magma silicatado. Se forman así yacimientos de sulfuros de Ni-

Co-Cu-Fe, formados por minerales como pirrotina, pentlandita, calcopirita..., a menudo

enriquecidos en elementos del grupo del platino.

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Yacimientos formados a partir del propio magma silicatado. Existen tres grandes

subtipos:

 Formados por cristalización simple. En determinados casos, no es necesaria una

segregación que produzca la concentración del mineral en cuestión: es el caso de los

diamantes, cuyo alto valor económico hace que a pesar de encontrarse en muy bajas

concentraciones, sea explotable.

 Formados por cristalización más acumulación. En la mayor parte de los casos,

además de la cristalización del mineral hace falta un mecanismo que produzca un

aumento de su concentración que lo haga explotable. El principal mecanismo es la

cristalización fraccionada acompañada de acumulación preferencial por densidades

en la cámara magmática. El caso más extendido de este tipo corresponde a

yacimientos de cromita en rocas máficas y ultramáficas, en los que de nuevo suelen

darse concentraciones interesantes de elementos del grupo del platino.

 Formados por cristalización más acumulación y segregación. El caso más

favorable para la explotación es aquel en el que los minerales metálicos llegan a

separarse físicamente del resto del magma, por mecanismos diversos,

fundamentalmente bajo la acción de esfuerzos tectónicos. Algunos yacimientos de

magnetita corresponden a esta tipología. (Monterrubio, 1992)

1.7. El Proceso Magmático

Es un hecho de observación que existe una gran variedad de magmas, que dan origen a

la gran variedad de rocas ígneas que se pueden reconocer en el planeta. También es posible

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observar cómo en términos generales los magmas (y, por consiguiente, las rocas formadas a

partir de éstos) se asocian con situaciones geodinámicas concretas, es decir, que en

situaciones geológicas equivalentes solemos encontrar los mismos tipos de rocas ígneas. De

ello se deriva la conclusión de que la formación de los magmas está íntimamente

relacionada con el marco geodinámico que se produce en los diversos ambientes derivados

de la tectónica de placas.

Ahora bien, ¿qué es un magma, y cómo y porqué se forma? Como definición básica, un

magma es un fundido, que en general está formado por una fase líquida mayoritaria, a la

que acompaña una fase sólida (cristales o fragmentos de rocas) y otra gaseosa, y que se

encuentra a temperaturas entre 1.500 y 800ºC. La fase líquida suele estar formada por

silicatos fundidos (aunque hay otras posibilidades, como es el caso de los magmas

carbonatíticos, formados por carbonatos), con proporciones muy variables de cationes: Mg,

Fe, Ca, Na, K. (Coleman, 1977)

Por otra parte, durante el ascenso se producen una serie de procesos que cambian la

composición del magma, y que se conocen con el nombre genérico de diferenciación. Los

principales mecanismos de diferenciación son los siguientes:

 Cristalización fraccionada. El magma primario puede contener cristales, o puede

ser que éstos se formen durante el ascenso, si éste es lo suficientemente lento.

Cuando estos cristales tienen una densidad distinta a la del magma, y en condiciones

favorables (sobre todo, residencia en cámaras magmáticas intermedias), se puede

producir la separación de estos cristales, o bien por acumulación en la parte superior

de la cámara (los de feldespatos, que suelen ser los menos densos) o en su fondo

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(olivino, piroxeno, que suelen ser los más densos). Esto origina la segregación de

determinados componentes minerales, cambiando la composición del magma

residual.

 Asimilación. Durante el ascenso el magma puede fundir rocas con las que se pone

en contacto, incorporando los fundidos correspondientes a su composición, que

variará de acuerdo con la composición de las rocas asimiladas.

 Mezcla de magmas. Ocurre fundamentalmente durante la residencia en cámaras

magmáticas, como consecuencia del aporte de nuevas porciones de magmas

primarios, que cambian la composición del magma allí acumulado. (Coleman,

1977)

Figure 8 Cristalización

Fuente: Coleman (1977)

1.8. Rocas plutónicas

Las rocas plutónicas son el producto de las cristalizaciones de magmas a profundidades

considerables en la corteza terrestre. Son rocas caracterizadas por texturas granudas, de

grano medio-grueso, y con una mineralogía variable, que permite su clasificación detallada,

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al ser estudiada mediante microscopía petrográfica. En concreto, su clasificación se lleva a

cabo mediante el cálculo de una serie de parámetros de abundancia mineralógica, y el

empleo de diagramas de clasificación, los más usuales de los cuales son los de Strekeisen

(1966), son:

M: % de minerales ferromagnesianos (Sumaolivino+piroxeno+anfíbol+biotita)

Q: Contenido (%) de cuarzo, recalculado a 100% con los parámetros A y P

A: Contenido en feldespato alcalino (Sumaalbita + feldespato potásico) recalculado a 100%

con los parámetros Q y P (si la roca contiene cuarzo) o F y P (si contiene feldespatoide)

P: Contenido en plagioclasa, recalculado a 100% igual que el parámetro A

F: Contenido en feldespatoide recalculado a 100% igual que el parámetro Q

Figure 9 Clasificación Mineralógica

Fuente: Strekeisen (1966)

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1.9. Rocas subplutónicas

Las rocas subvolcánicas se pueden considerar como un caso particular dentro de las

plutónicas, ya que son rocas que también cristalizan bajo la superficie de la Tierra, aunque

en condiciones de menor presión y temperatura (a profundidades someras), lo que hace que

su enfriamiento sea más rápido, dando origen a texturas características, diferentes a las

propias de las rocas plutónicas. (Ariosa, 1977)

Desde el punto de vista composicional, son equivalentes a las plutónicas, por lo que

pueden tener la misma gama de composiciones mineralógicas que éstas. Se suelen nombrar

con el nombre de la roca plutónica (o volcánica) equivalente, con el prefijo pórfido (p. ej.,

pórfido granítico, o pórfido andesítico), o con nombres que aluden a términos texturales:

granófido, por la textura granofídica, dolerita (alude a su textura dolerítica), ofita (textura

ofítica). Otras presentan nombres propios, como las diabasas (de composición basáltica).

(Coleman, 1977)

Aparecen formando intrusiones que raramente alcanzan grandes volúmenes. La

morfología de estas intrusiones permite diferenciar entre diques (morfología tabular, y

discordantes con la estratificación de la roca en la que encajan), sills (también tabulares, y

concordantes o subconcordantes con la estratificación), lacolitos (masas de cierto volumen,

subconcordantes y de morfología lenticular, con muro plano y techo convexo hacia arriba),

o lopolitos (intrusiones también concordantes en forma de cubeta, cóncavas hacia arriba).

(Coleman, 1977)

La textura de las rocas subvolcánicas puede ser muy variada. La más frecuente es la

textura porfídica de matriz microcristalina, que indica una presencia de fenocristales en el

magma, y una cristalización rápida pero no tanto como la de una roca volcánica, en la que

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la matriz suele ser vítrea o criptocristalina. Otras texturas que pueden presentar son:

(Monterrubio, 1992)

Granofídica: es típica de rocas subvolcánicas silíceas, félsicas, equivalentes a los

granitos en sentido estricto. Es una textura holocristalina hipidiomorfa inequigranular (o

incluso porfídica) formada por cristales mayores de plagioclasa con cuarzo y feldespato

potásico intergranulares que desarrollan intercrecimientos gráficos.

 Dolerítica: es característica de rocas subvolcánicas máficas, equivalentes al gabro.

Es una textura holocristalina, hipidiomorfa, inequigranular, en general de grano

fino-medio, formada por un entramado de plagioclasa idiomorfa con piroxeno

xenomorfo intersticial.

 Ofítica: aparece en el mismo tipo de rocas que la anterior, y es holocristalina con

tendencia panidiomorfa, inequigranular a porfídica, de grano medio-fino, formada

por grandes cristales de piroxeno que engloban pequeños microlitos de plagioclasa.

Las principales rocas subvolcánicas son las variedades graníticas (granófido, aplita) y

las del gabro (diabasa o dolerita y ofita).

Su aplicación industrial suele ser limitada, debido sobre todo al escaso volumen que

presentan. Ocasionalmente pueden servir como roca para la obtención de áridos, o, muy

excepcionalmente, como roca ornamental. (Monterrubio, 1992)

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