Azogue

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SEBASTIAN LOPEZ RUIZ Y EL HALLAZGO DE AZOGUE EN PANAMA por Santiago Diaz-Piedrahita* Resumen Diaz-Piedrahita, S.: Sebastiin Lépez Ruiz y el hallazgo de azogue en Panamd. Rev. Acad. Colomb. Cienc. 18 (69): 191-209. ISSN 0370-3908. Se presenta un manuscrito inédito de Sebastiin Lépex Ruiz relativo al descubri- miento en 1787 del azogue vivo en el istmo de Panama y se proporcionan datos biogréfi- 0s relativos al autor de este descubrimiento, Abstract ‘An unpublished manuscript written by Sebastian Léper Ruiz regarding the covery of “Live quicksilver” in 1787 on the Panama isthmus is presented, with biographi cal data about the discoverer. La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Fisicas y Naturales y como cuarto volumen de la Goleccién Enrique Pérez Arbeléez, publicé recien- temente tres escritos sobre la mineria y la geologia en nuestro medio en la época colonial. Se trata de los tratados de Luis Sanchez de Aconcha (1616), Angel Diaz (1803) y Juan José D’Elhuyar (1786). De esta recopilacién realizada y comentada por Guillermo Heméndez de Alba y Armando Espinosa, escapé un cuarto escrito relativo y aladenuncia fe su (0 por fico Sebastian Lé- pez Ruiz, Este documento, ademis de la informa- cion implicita al tema del hallazgo, reviste interés Por proporcionar datos de primera mano relativos particular a la disputa sostenida con otro médico y * Profesor Titular, Maestro Universitario, Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Ciencias Naturales — Museo de His toria Natural, Apartado 1495, Santafé de Bogotd, D.C. naturalista, José Celestino Mutis, en relacin con el descubrimiento de plantas de quina en territorio del Virreinato de la Nueva Granada. Dado su indu- dable interés, presentamos la énde dicho documento hasta hoy inédito, la que se acompafia con algunos datos biogréficos de su descubridor. El documento de Lépez Ruiz fue obtenido por el diplomitico e , quien lo regal éste a su vez lo legé a Teresa Arango yuien lo ha facilitado para su publicacion. 192 REV. ACAD, COLOMB. CIENG.: VOL. XVIII, NUMERO 69 ~ NOVIEMBRE DE 1991 g6n). Entre otras inculpaciones, Pérez (1983) acha- ca a Lopez Ruiz ser e] causante del traslado de la Expedicién Boténica del Nuevo Reino de Granada de, Mariquita a Santafé, esto a raiz de sus descargos y teclamos ante el Despacho de Indias, ocasién que puso de presente las promesas no cumplidas que constaban en los expedientes de Mutis. Al respecto vaste. citar-los: siguientes parrafos.alusivos 2 los he- chos y que ilustran claramente la situacién. “En cl 72 (1772, Mutis) descubrié Ia quina en Tena; teste hecho lo llevé a promover, a favor de su majestad, Kelestanco de ese producto, iniciativa de que solo sacb lun nuevo desengafo, por la suplantacién que de a Ihallazgo hizo otra persona, que, en pocos meses, labié fu fortuna, y titulo de buen vasallo, y botanico de & Imajestad. Mutis no lo nombra pero se trata del pane mefio Sebastian Lopez con quien, desde aquel punta, 1 médico, minero, sacerdote, profesor, pero puntillo= 30 cientifico, desaté todas las Erinnias de ous resenti- ‘nientos”. “Emulo de Mutis, y el que més lo hizo sufrir, fue don Sebastian Lopez Ruiz, médico panameio, y figura Meritoria, sin duda, de la biografia, entre las produc: ddas por cl Istimo americano, pero que no hubiera sali do del anonimato si el mismo gaditano, con sus ree Quemores, no le hubiera dado la importancia. quesde dio, en su corespondefitia y @h los documentos ofi- ciales de aquella época”. Nacié Sebastién Lopez Ruiz en Panamé tn 1741. En su ciudad natal realizd los estudios con- ducentes a la obtencién del titulo de Bachiller en Artes en la Pontificia Universidad de San Francisco Javier, Mis tarde se trasladé a Lima donde comple- ment6 su formacién académica logrando los titulos de Maestro en Artes, Médico y Jurisconsulto, El pri- mer arrivo de Lopez Ruiz a Santafé se produjo en 1770. En esta ciudad donde residié por varias tem- poradas ejercié la practica de la medicina, Conocido es el hecho de que junto con José Celestine Mutis y con Miguel de Isla, Lopez Ruiz fue comisionado por el gobierno virreinal para in- formar sobre el real estado de salud de Don Anto- nio Narifio cuando éste, tras regresar del destierro en 1797 y cuando se hallaba recluido en el Cuartel de Caballeria de Santafé, solicité al Virrey la excar- celacién debido a los quebrantos de salud ocasiona- dos por las sucesivas detenciones y las penosas cir- ‘cunstancias en que hubo de padecerlas, los que le exigian “aire puro y libre y moderado ejercicio”. Gracias al concepto de los facultativos y al pago de una fianza, el precursor logré en 1803, aunque en calidad de detenido, abandonar la prisién. ‘Lopez Ruiz es sin embargo més conocido por otros hechos, debidos a su rivalidad con Mutis en relacién con la prioridad en el descubrimiento.de las quinas en el Virreinato de la Nueva Granada! No) fue el panamefio boténico, ni se distinguid en este campo a pesar de haber dejado algunos escritos re- lativos a algunas plantas iitiles, pero disput6 ardo- rosamente con el gaditano la prioridad en cuanto al hallazgo de arboles productores de corteza en los montes cercanos a la capital. Aparentemente el des- cubrimiento de Lopez Ruiz, hecho en 1874, fue ca- sual y se hizo sin mayores luces boténicas pero fue dado a conocer prontamente. El panamefio era muy dado @ realizar excursiones y anotaba cuida- dosamente sus observaciones, muchas de las cuales fueron publicadas a manera de noticias en el Me- morial Literario de Madrid. Todo parece indicar que Mutis habia encontrado arboles de Cinchona en los montes de Tena en 1872, pero no se apresu- 16 a denunciar este hecho, como acontecié con la mayorfa de sus descubrimientos, los cuales perma- necieron inéditos y en mas de un caso perdieron Prioridad y vigencia. A 1a luz de su hallazgo, Mutis trato de promo- Ver ef establecimiento de-un-“Estanco™ para tas, cortezas, iniciativa que se vio fallida debido a las reglamaciones de Lépez Ruiz. El panamefio sali6 airogo en la disputa inicial y recibi6 los titulos de “descubridor de las quinas septentrionales, bota- nico del Rey y buen vasallo”. Mutis nunca acept@ la derrota; resentido y celoso de su prestigio, des“ {6 a partir de este momento toda su capacidad de enganza y le fustig6 por todos los medios a su ale lcance hasta verlo en 1790 vencido, privado.della pension de $ 2,000.00, depuesto de titulos y ho- nores, repudiado y confinado a Lima. LépezRuiz, antepuso diferentes recursos y me- diante varios escritos publicados en Madrid procuré defenderse sin lograr el éxito. En los mismos sostie- ne con ahinco haber descubierto las Quinas en la ‘Nueva Granada, disputa esta prioridad con Mutis y contradice a Franeisco Antonio Zea, quien salié en defensa de su maestro. Humboldt a su paso por Santafé fue requerido por el panamefio quien le mostré su folleto “Defensa y demostracién del ver- dadero descubridor de las quinas del Reyno de San- ta Fé” aiin inédito, pero el Barén se puso de parte de Mutis y le manifesto que el trabajo demostraba con evidencia que el gaditano habia descubierto las quinas en 1772 cerca de Tena, en tanto que él las habia hallado cerca de Honda tan solo en 1774. No es esta la oportunidad de analizar estos he- chos, a los cuales se han dedicado miltiples paginas a lo largo de docientos afios (Recordenmos/que Trin na en su tratamiento sobre las quinas presenta argu- mentos en favor del panameiio, en tanto que Pérez Arbeléez tercia en favor de Mutis alegando razones fen su defensa, Simplemente recordamos estos he- chos como una manera de ubicar histéricamente a nuestro_personaje, quien se vio nuevamente recha- zado-en Bogota, cuando en 1824 el médico Jose Féliz Merizalde, en un alarde de falso nacionalisio y celos profesionales, desaté una campafia en con tra de sus colegas forineos, entre los que ademas de Lopez Ruiz, tildado de realista recalcitrante, se vie- ron perseguidos los franceses Broce, Daste y Arganil. Las publicaciones conocidas de Sebastian ‘Lopez Ruiz son las siguientes: DIAZPIEDRAHITA, $.: SEBASTIAN LOPEZ RUIZ Y EL HALLAZGO DE AZOGUE EN PANAMA 193 Refacion dleide eta nee (ZO fe Samtafé C4 Boge ital da © te (Don Vebanian Ine bper Aaa a beobele, banrame, y Caeblo Oe Cruzer fan Ltn Ge Xetonecer, yy Pereubrin Uhinat & azogue vivo Cua Cpe oetior veashia tatzt éro liguity, corre Orr ft Viesuns Bip peelton LSeunraaces Op a arg b lontienen Afnes WlatolT8O, purport MA? 20. Figara 1. 1.. Relacién del viaje hecho a la capital de Santa Fé de Bogoté en el Nuevo Reino de Granada 4 las montafias de los Andaquies, y misiones de los rios Caqueté y Putumayo, para inspeccionar y cul- tivar arboles de Canela silvestre. Memorial Literario, Madrid, agosto y septiembre de 1793, 2. Descriptio plantae toluiferae dictae. Me- morial Literario, Madrid, octubre de 1793. 3.- Carta sobre la Quina. Memorial Literario. Madrid, noviembre de 1793. 4. Carta escrita al virey de Santa Fé vindifi- ciindose contra el periédico de aquella Capital so- bre Ia Quina. Memorial Literario, Madrid, mayo de 1794, 5. Defensa y demostracién del verdadero descubridor de las Quinas del Reino de Santa Fé. Madrid, Viuda de Marin, 1802. Folleto en un cuar- to con 24 paginas de texto. 6.- Carta a Cavanilles. Variedades de Cien- cias, Literatura y Artes. Madrid, 1804. El documento inédito que se transcribe a con- tinuacién consta de 33 paginas de 21 x 30 cm escri- tas por anverso y reverso. A la letra dice: Folio 1 “D", Sebastian José Lopez Ruiz. recto Exino. Sefior En 4 limetas, presenta 4 V.E. los azogues f° sacé de las excabaciones q®* mandé hacer dentro de Portob*”, Cruces, y Panama: en 3 caxoncitos, pre- senta tambien 4 V.E, porciones de tierras originales con mercurio vivo, conforme se extrageron de las mismas excabaciones referidas; y con 8 documen- tos, pone en manos de V.E. La Relacién del viage ® hizo con el fin de inspeccionar, y descubrir aquellas minas de azogue: Suplica rendidamente, 4 V.E. se sirva remitir 4 S.M. todo lo que se expre- say protegerlo con sus favorables informes. Pide testimonio de los documestos que presesita. AA los cinco dias después de mi regreso a esta Capi- tal, incurri en la grave enfermedad que por largo tiempo hé padecido: pero apenas me dio algunas treguas, empezé, aunque debil, & formar la Rela- cién, que con ocho documentos que la acompafian, pretento & V.E. de miviage.i las Provincias del Ist. mo de Panama, con el objeto de formalizar el des- cubrimiento de aquellas minas de azogue vivo, que con su mueztra, y documentos, denuncié a SM. & fines del aio pasado de 1787; sin que asta aora’ ya tenido siquiera noticia de su recibo en la Corte. No me acobardé esta incertidumbre, y desgracia el denancio; ni la falta de fomento para dexar de 194 Folio 1 vuelta Folio? recto Folio 2 vuelta REV. ACAD, COLOMB, CIENG.: VOL. XVIII, NUMERO 69 ~ NOVIEMBRE DE 1991 emprender & mi costa, quando pude, Ia dilatada pe- regrinacién que verifiqué con este utilissimo desig- rio; porque no igoro, que las obligaciones del buen vasallo, y Giudadano son inexcusables y ‘que todos deben aspirar Al honor, y gloria de servir dignamente il Soberano, & la Patria, y al Estado. Por otra parte me estimulé la consideracién que ‘omitiendo yo estas indagaciones personales, queda- rian siempre problematicas o increibles, y abando- nadas con desprecio, aquellas minas de mercurio, virgep, como lo han sido, con notable perjuicio de Ja R.' Hazienda, y depribandose tanto tmp” de sus utilidades aquel infeliz vecindario, por q® las preo- ‘cupaciones les han dado un origen equivoco 0 arbi- trario a sus diferentes hallazgos en Portobelo, y de- sas lugares del Reyno de Tierra Firme, atribuien- dolos & los antiguos derrames en los trancitos que por ellos hacian los azogues del Peri: sin advertir ‘estos derramistas en otras muchas coras, que estas fusion’ nunca serian tan copiosas, ni pueden re producirse, como era menester, para abortar la porcién, y abundancia respectiva con que se ha manifesiado este metal casualmente, en muchas ‘ocaciones; del mismo modo, que quando se ha soli- citado, cabando de intento para sacarlo, ‘Tampoco me desanimé 4 la empresa mi inopia, ni Ja aucencia de mi familia que me fue mui sensible por las circunstancias criticas en que la dexé quan- do resolvi mi marcha: agregandose 3 esto mis cor- tissimas facultades que no podian sufragar las asistencias que debi dexarle; gastos de mis trans- portes, y demis, necesario: pero todo lo facilitan Jos gsfuerzos quando anima el ardor que infunde el RE Servicio: Es verdad que venei estas dificulta- des a consta de algunos empefios que contrage, y de la generosidad de un hermano que me auxilia- ron. = siguen 10 renglones que aparecen tachados que dicen: En los descubrimientos que me hi in- recuperan las preparacione mercuriales que se huviesen a nistrado a algunas personas q°" muriesen y fueron enterradas en aquél tiempo p'® no es verosimil cesta atribucion y origen, por que no estaba dentro REV. ACAD, COLOMB. GIENC.: VOL, XVIll, NUMERO 69 ~ NOVIEMBRE DE 1991 de algunos huesos, como se suele ver en aquellos casos; sino embutido en los terrones y en pequetios lagos, segun se me refirid; como el q® comunmen- te se halla, cabando por aquellas partes donde no hay presuncion que han sido enterradas algunas victimas del Mercurio, En el Arrabal de la miama Ciudad, fuera de sus mu rallas, se hi vito brotado, nada menos que el fo antecedente: 14) por el pio de el Rastrillo poco antes de Iegar la Puerta de la tierra; 15° En ef Foso azia los simientos: 16° Por la pescaderia hta. Ja Playa: 17° detras de! matadero: 18° En las es- quinas de las casas de el Padre Camero y de DP Juan Andres Gaviria: 19° En la de la casa de pie- ‘dra, yendo de la Calle R! p* ta Plaza de Santa ‘Ana, Alli usan los muchachos y en otros hgares de los referidos, refregar monedas de plata contra la tierra para azogarlas, y lo consiguen: De esto muy bien se acuerda Don Antonio Garcia de 1a Guardia, natural de Panami, resid'®* en esta Cap"! destina- do a la Secret de este Virreynato: 20° Por la Ta- rasana, y su playa: 21° En Folio 15 vuelta 1 Callejon de la Calle nueva, hasta subir ill Rebe- in y pirage que Haman ta Cocinera: 22° En la Cienaga: 28° Por el Barrio de Malambo azia el camino del ganado: 24° Por Puntamala, mas alla de San Lazaro, En los contorno de Panama proximos y distantes: 25°" Quebrada y tertitorio de Afrentaruines: 26°- ‘en varios parages de Panama la Vieja: 27 En el Llano de Capira: 28°" En los barrancos del Rio Tu- uti, donde al meter las palancas los q* conducen las canoas p* ir al curato y Pueblo del propio nombre, vén muchas vezes desprenderse de la tic- ra goterones de azogue: 29° Junto a Ia Mina de ‘oro que se esta trabajando en la falda del Cerro ‘Campana, mas alla de Capira: 30° Junto 4 las que- bradas y labaderos de oro del distrito de Santiago de Veragua, principalmente en el territorio de un sitio amado Santafé. En estas dos iltimas noticias 29, y 30 tropesaron, y las negaran algunos que piquen de mineralogistas, que ex verdad que rara vez se halla mina de ‘Azogue junto 4 las de oro: pero lean a Valenius en su Mineralogia traducida al Frances tom. 1° observac™ 1° sobre el Mercurio Pag. 399: Alli ve- Fin, que este Autor tan recomendable dice que hay ‘muy pocas Minas de Oro, Plata, plomo, cobre, Folio 16 recto y hierro donde se encuentre el Azogue; pero no que €s im solo afirma que hay muy pocas minas. Di Este Autor habla de las de su Pais y otras: No vino a America, ni tratd de las q’ ack te- némos. Lo cierto es q’ el oro de muchos labadero# de Veragua sale blanquisco y es necesario darle fuego’ p* que recupere su color natural, evaporan- dose el azogue que contiene; y la reputacion de su ley apreciable. Como mis facultades son ningunas, no me permi- tian hazer excesivos gastos, aung. 3 mi legada a Portobelo supe que mi buen hermano don Santi 40 Josef Lopez Ruiz, Cura en el Arzobispado de Lima, me tenia puestes con anticipacion en Pana- mi dos mil pesos para q. por falta de dinero no de- jara de verificar mis indagaciones en estos descu- Drimientos, y concurrir por su parte al RL, Servi- cio, con noticia q. le di muy de antemano de mis designios desde esta Capital: Este socorro me sir- vid de mucho auxilio, sin el qual nada habria podi- do hacer; pero no me atrevi a demorarme mucho cn aquella Ciudad; nid practicar otra diligencia en aql!©¥- paises sumam.'© caros pt mantenerse; muy costotos los fletes de las cabalyaduras, el de lo peones conductores de caminos, y los jornales en que ya habia consumido demasiado dinero p. ‘quien nada tiene, p" haberzeme despojado Folio 16 vuelta de mi sueldo el Exmo, Sr. Arzobispo Virrey q® fue deste R."° casi desde los principios de su Gobierno. En estas circunstancias resoli reqresar & Cruzes pt 12 recoger la botella de Azofue que dej? guardads Y restituirme a Portobelo con el fin de continuar alli otras excabaciones, y aprovechar Ia ocasion de ‘embarcarme para Cartag™ en una Balandra que salia dentro de pocos dias; estando cierto que si malograba esta ocasion, seria dilatada mi demora, por ser muy raras las embarcaciones que recalan alla de Gartagena y otros pucrtos del Norte, a cau: s2 de la miseria y poquisimo comercio que de mu- chot afi i esta parte hay en aquella ciudad, ‘Antes de aurentarme de Panama acondicion® en una botella mediana (que con su corresp. rdtulo manifiesto VE.) a porcion de Azogue que saqué de la huerta de D Andres Zamora: De ali mismo recogi alguns terrones qe. lo contienen, y otros pedazos de piedras sin él, de una de las otras exca- Daciones que ae hicieron, acomodandolo todo en tun Cajoncito, a. con su respectiva inscripcion pre- ‘sento tambien & V.E. A mi Apoderado dejé encar- 0 que comprara todo el azogue que le levaran ccuya tolicitud y extraccion inspire a muchos, ase sgurandoles se les pagaria prontamente, con las miras Folio 17 recto de q. el atractivo de la utilidad los incitase & bus- carlo pr. todas partes: y en la primera carta q. reci- ‘bi despues de mi regreso a esta Capital, me avisa, ‘que & pocos dias de mi aucencia fe llevaron quatro ¥ media libras de Azogue sacado pr. una negrita del Pueblo de Cruzes en Ia orilla del Rio Chagre. El dia $ de Febrero de este afio sali de Panama, y fen Afrentaruines, que dista como legua y media de la Giudad, me apee de la caballeria para registrar aquél terreno: Apenas di quatro pasos excabando con las manos las yerbas, y piedras superficiales, quando vi algunos muy pequefios globulitos de Azogue confundidos con la tierra y polvo, Hice arrancar una piedra mediana, y bajo de ella encon- tré muchos mis de mayor magnitud. Como no Hebaba prevencion de herramienta, ni ‘operarios, no se pudo hacer alli excabacion alg” contentandome con escribir al Sr. Gov." de Pans- mi, y 4 mi Apoderado, dandoles noticia circuns- tanciada de aquél encuentro en la superficie de la Tierra con seguros indicios, que las colinas y ba- rrancos q. rodean aquel parage se desprenden de ‘quando en quando Folio 17 ‘yuelta algunas porciones de Mercurio: 8 que se filtra por abajo de la tierra, yendo a parar donde lo conduce la camualidad 0 perdiendose en los Rios y Mar. DAAZ-PIEDRAHITA, S.: SEBASTIAN LOPEZ RUIZ ¥ EL HALLAZGO DE AZOGUE EN PANAMA Folio 18 recto En efecto el parage de Afrentaruines, donde lo vi, s precisament el que llaman Puerto, donde des- ‘eansan y almuerzan los negros y otros q. se ocupan cen hacer viages de Cruzes a Panama para cargar & su espalda Jox'efectos de comercio q. sacan de la ‘Aduana de aquel Pueblo, y no pueden ser transpor tados en Mula por el ricego de romperse en aqual aspero camino: Este parage es casi una continua- cion de lajas y pefias sueltas, pesadas, algo escabro- sas de color azul mui obscuro: Por en medio de una laja grandisima, que forma un canal ancho con brocales 4 uno y ofro lado de la misma, es el tran- sito comun por donde precisam'** pasan todos los viageros y las requas. Por los contornos del mismo parage me habia di- cho en Panami D*- Francisca Cordero, en presen: cia de D® Josef Maria Uriola y de D Felix de Soto veinte y quatros de aquel Cavildo, y de otras Personas; que habra como seis afios que regresando ‘una tarde p* la ciudad de la Hacien da de Guadalupe, vio pr. algun trecho del camino muchos pequefos lagos de Azogue que la admira- ron; pero no se detubo p* que sus criados lo reco- eran, pl que como todo aquel dia lebio mucho, y el tiempo amenazaba mas agua, temia no le caye- se antes de legar 4 su casa. Lo mismo me asegura- ron otras personas con referencia & tiempos ante- riores, y posteriores, y entre ellas algunas q.saca- ron el propio metal haciendo p'* alli excabaciones. El miamo dia q, sali de Panama llegué & Gruzes p* la tarde: Recogi mi botella de Azogue sacado ali y la presento 4 V.E, con su letrero Gruzes. Reco: noci q® la excabac™ donde se extrajo tenia dos y media varas de profundidad: De ella se pudo haver acopiado mayor porcion, p° que relucian sus parti- culas y gotas en el fondo y circunferencia de este ppozo: De el hice sacar alguna cantidad de tierra ‘mezclada con el metal que igualm'® presento a V.E con la misma inscripcion. Otros terron® del mismo lugar y circunstancias, bien acondicionados di 4 Don Bernardo Carrete que seguia a Panama con destino de embarcarse p® Payta en aleanze del Ex™°- Scfor Virey de Lima SD" Franco, Gil y Lemos, en cuya familia vino de Espafia, y se habia quedado con destino en Santa Marta. Este sugeto vid con mucha admira- cion y complacencia el pozo referido; p que alin excabandolo con sus manos y un machete saca Folio 18 vuelta ‘ba Azogue con la tierra: Vio tambien la botella del mismo sacado alli, y la que le mostré de Panama: Por ultimo me asegurd q, los terrones los iba a pre- sentar al expresado Ex™° Sr. Virrey. Gon el objeto de registrar otros terrenos vecinos y poder tomar congeturas de que en alg®™ de el hhubiese azogue, como en efecto lo presumo, ‘sus analogias, y confrontaciones q. pude hacer, me dirigi de Gruzes pel camino de tierra muy frago- 20 a Portobelo, donde legué el 19 de febrero cita- do: Ya habia salido para Cartag." la Balandra, que procuré aleanzir; pero estaba recien legada otra que no salid p* el propio destino h'- el 10 de Marzo siguiente. Esta detencion en Porotobelo, fue util, y mas lo 201 habria sido si hubiera podido conseguir operatios 4. trabajasen cabando pr. aquellos cerros, y demas partes q. la comun tradicion me sugeria experanzas de encontrar mercurio, Ningun jornalero consegui pi muchos dias: Los que a mis instancias empeza- ban algun trabajo, lo dejaban & su antojo, pretex- tando que de repente les caia algun aguacero, y ‘que mojandose calorosos se exponian 3 enferm Esta disculpa me dio tambien cierto vecino de aque- lla Ciudad p* no facilitarme algunos esclavos que Je gana jornal: Es toda aquella gente muy holga- Folio 19 Folio 19 yy au desidia inponderable. Por fin, al cabo de algunos dias de esta inaccion ‘mia involuntaria, 8 mis bien, forzosa, me avisb D® Juan Betancourt vecino antiquisimo de Forto- belo, actual sobrestante de las obras y reparos ocu- rrentes en aquellos castilos, q le constaba, pq ‘muchos afios antes lo vio, que el yi citado D™- Pe- dro Galban tubo noticia q. una Mina de Azogue corria pr. la trastienda de una accesoria en la esqui- nna de la Casa de Dn, Julian Goenaga Presbytero, contigua pr. a parte Septentrional al Castillo de S. Geronino: que p.* sacario ocultam."® alquilé Gal- van aquella tienda; y todas las noches despues de las dice, iba con sus negros, cababan en la trastien- da trabajando con luzes ¥ recogia alli mismo el mercurio puro q. encontraba; se levaba toda lati ra extrahida & su casa; la hacia labar y de este mo- do acopid muchas botellas de el metal p.* largo tiempo, que repitid esta Diligencia hasta q. trash ‘ido en e10 la abandon®, temiendo las penas divul- radas p.* estas extracciones. Reconoci la tienda y 4 interior; pero no me atrevi a mandar cabar en ella p" rezelar podria originarse alg” detrim.'° al cdificio, teniendo q. repararlo & mi costa, segun se me previno en el Superior Despacho & pasaporte relativo 3 estas explotacion.® Este temor me con- tubo p* no resolverme a emprender otras diligencias en los transitos y mansiones de mi peregrinacion. Consideré pues la varia direccion qe. podria tener cl Azogue de la trastienda, y mand? cabar en el ca Hejon exterior lateral & ella, y 4 la misma casa, Esta dividida de oriente & poniente por'su pared y la del Castillo de Sn. Geronimo, quedando en medio de ambas el callejon: En este se cabo 3 distancia de una vara de la pared que divide el callejon-de ta trastienda, cuia direccion preferi. A poco mig de vara de profundidad, empexd a salir prodigiosa porcién de mercuric mestlado con tierra: Toda se labo en una barqueta q. alquilé pa, el efecto, con agua del mar que esti mui proximo al expresado pirage, y recogi 28 libras del metal puro, que pre- sento 4 V-E. en una limeta llena de dl, y en otra pe- queiia donde guarde el sobrante: Ambas tienen la inscripcion: Portobelo; y con la misma presento tambien el caxoncito donde acomodé alguna por- cion de aquella tierra penetrada de azogue. Esta excabacion, y el suceso de ella la presencio casi todo aquel vecindario; autorizandola p* an det S"* Gobernador el Alcalde ordinario de primey voto D™ Pablo Sanguillhem, y el Tesorero ofiz.! R! de aquellas caxas D™ Francisco Gonzalez de Aca, quienes Folio 20 ‘me dieron las dos certficaciones relativas al asun- to, que con las letras E. F. presento a V.E. No s¢ pado continuar esta extraccion, 2 causa de que el ozo did presto en agua; y antes de Ucgar su pro- fandidad & un estado se suspendid, aunque siem- Pre se veian gotas pequefias del mercurio dentro del barro liquido, que se formé con'la abundante agua que brotaba por su circunferencia, y centro, donde igualmente se notaban en los lugares algo enjutos, las mismas gotas. Ya estaba proxima & darse & la vela para Cartagena la Balandra en que navegué de regreso para aquella Giudad, y me embarqué la noche del dia 10 de Marzo ultimo: Por esto no pude demorarme para hhazer otras exploraciones mediante la actividad, y zelo de aquél ofiz" D™ Francisco Acuiia, que con dificultad me habia facititado algunos negros cola- boradores: Pero pareciendome suficientes 4 reali- zar Ia existencia de Minas de Azogue vivo en Por- tobelo, Gruzes y Panama, como en todo aquel isth- ‘mo, jus mucstras conseguidas-cn aqucllas pobla- sion’ y tiepas origitales cargadas del metal; encar- gut at ofiz.! R" citado, animase d todos i la solici- tud, y exploraciones de esta utili vuelta sima produccion. q° ain dado caso dimanara en todas partes, de sus derramer que inconveniente hai p® a.° se recojan; se aprovechen de todos mo- dos, y no queden perdidos p™ siempre? Pero aora probaré que los de Portobelo, Cruzes, y Panamd no provienen de aquellos derrames, quan- do antiguamente se conducian por cuenta de la RI. Hazienda los de Guancabelica i Lima; y del Callao; estos otros Puertos para transportarlos a Vera- Gruz, y Megico: Esta opinion vulgar se hi desvane- ido ya en aquellos vecindarios, donde todos repa- raron el modo con que encontraron los azogues; las distancias de mis excabaciones; las dificultades p* que los supuestos derrames hubiesen podido venir 4 depositarse, y-permanecer despues de tan- tos aitos en los terrenos, de q® se extrageron: De- ‘mostraré esto para maior claridad en las siguientes, reflecciones; reproduciendo las de mi representa: cion sobre este asunto antes citada de 27 de Junio del aho proximo pasado 1° Las antiguas remisiones de azogue venian de Guancabelica 4 Lima: Se depositaban precisamen- te en algun almazin de aquella Folio 21 Capital, mientras 1¢ proporcionaba en el Callao embarcacion, que las conduxese 3 Panama. Las ye- guas que hazian estos transportes de la mina de Guancabetica & Lima, hacian 70 leguas de viage por aquellos caminos mui fragovor: En estos trancitos repetidos cada temesa se derramarian algunas por- ciones, rompiendose, por muchos accidentes inevi- tables en semejantes carguios, las botells, frascos de lata, 8 zurrones de badana en que los acondicio- nnatian; reoguardandolos despues en caxones fuertes dde un quintal 3 mas cada uno: Descargados estosen 1 Almazen: bueltos despues & cargar para llevarlos al Callao y embarcarlos, no dexarian de suceder en ‘estos movimientos, y mancjos varias averias, y ex- lusiones: Con todo, jamis se ha dicho, que por el camino de Guancabelica 4 Lima; ni en aquella Ca- pital; ni en el trancito de dos leguas il Callao se 1V. ACAD, COLOMB. CIENC:: VOL. XVIII, NUMERO 69'-- NOVEMBRE DE 1991, cencontrasen, nien estos ultimos tiempos porciones de azogues vertidos: Esto prucba, que sien efecto se derramaron tendrian siempre mui buen cuidade de rgcogerlo con toda diligencias pues mi la Rl Haz“ habria de sufrir tan frecuentes perdidas; ni quedarian libres de sus abonos los conductores; ni ‘stot serian tan negligentes q°* expus Folio 21 vuelta Folio 22 recto Folio 22 vuelta tan a que una, d repetidas vezes te les obligase & agar estos menoscabos. 2° Desembarcados los mismos, y hechos sus depo- sitos en la Aduana de Panama: Conducidos des- pues en mulas & Cruzes, que dista 7 leguas; hechas sus descargas y custodia en la de aquel Pueblo: em- barcados ultimamente en el Rio Chagre para levar- Jos i Portobelo, tenjan ali otra descarga, otro de- osito en aquella R.! Contaduria y otro embarque para remitirlos & Cartagena, Havana, y Vera-Cruz, segun se presentaba el destino de las embarcacio- nes, que los sacaban de aquella Bahia. Todos estos ‘iros ofrecen muchos riezgos, y desde luego no de- xarian de romperse algunos. caxones, y vasijas de azogue; pero igualmente seria recogido con toda prolixidad por las graves razones de la antecedente tefleccion. ‘Si esto sucedia despues de haberte de- positado en las Aduanas de Panama, Cruzes, y Por- tobelo, no serian tan inutiles, 2 indolentes los Al- aides de ellas, ni tan negligentes en el RE Servicio Jos Gobernadores, Ofiz.) RE ni demas Ministros ‘que dexasen con responsabilidad, tanto in- teréz dela RM Haz.4* y cuando por una it otra vez se les disimularan estas omisiones, legitimam.'© dis- culpables en ciertos casos acreditados con suficien- tes documentos, q°. los indemnizaran, serian excarmentados irremisiblemente sus descui- os por este sup.’ Gobierno en lo sucesivo, y con- ‘denados a la satisfaccion debida de los azogues per- idos, como pagaban sus mermas cada aiio los Al caldes de la Ciudad de Mariquita, que se encarga- ban antes de las porciones q° en aquel Almacen R"* se depositan; como pagd tambien el duefio de un Bote, @ Champan, considepble cantidad de ellos @.° por cuenta de R! Hz se conducian 4 Honda con destino 4 la mencionada Ciudad, y nau- fragaron con el Buque cerca de la angostura de Ca- tare en el Rio de la Magdalena: De este naufragio y su averiguacion-se-siguid expediente por los ofiz RY de Mompox, cua sentencis, y ondenacionjus- ta promuncié este Tribunal, y R!* Audiencia de Cuenta. 3° En las ocaciones, que no serian pocas, que los mismos azogues fueron transportados 4 Cartagena, Por falta de navegacion directa a Vera.Cruz, no de- arian tambien de suceder algunas alteraciones en su descarga: en el muelle, y contaduria de aquella Ciudad y su carga p* su destino: Sin embargo na- die q° yo sepa ha dicho hasta aora, que en Carta sgena se suele encontrar exparcido, o penetrado en. Ja tierra este meta: Sin duda porque en todas par- tes se negocia cpso de derramarie, como pertene- ciente &R! Haz“* 9 furtivamente por algun para venderlo en secreto, y nunca lo verian con in- diferencia y total abandono, 4°" En Panam extrage yo azogue de la huerta del DIAZ-PEDRAHITA, §.: SEBASTIAN LOPEZ RUIZ Y EL HALLAZGO DE AZOGUE EN PANAMA P* D™ Andres Zamora azial pirage de la Cienaga; ‘no solo mui distante, y dividido por un grandiss- ‘mo trecho de mar, y muchos recodos, de aquella ‘Aduana donde sucederian los derrames; sino tam- ‘bien imposible, por las expresadas circunstancias, y situaciones de ambos parages, para ge. los que #¢ regaron alld en la Aduana, viniesen i recular aci en la Gienaga. Esta reflecci6n convencid a todos los de Panama, y convenceri a quantos hayan estado alli, y tengan bien presentes las posiciones de uno, ¥ otro sitid: advirtiendo todos con migo que tam: poco por la Cienaga, y huerta del PF Zamora es ‘rancito, ni jamés lo ha sido de las yeguas que trans- ortan los efectos que salen de aquella Ciudad para ‘Cruzes; porque podria ofrecersele & alguno, que pa- sando por aquel lugar talver las mulas cargadas del referido metal se rompieron uno 8 mis caxones, ‘con las vatijas que lo contenian y se esparcio: Dista mucho aquil sitio no solo de las caballerizas anti- guas, y modemas donde se cargaban, y cargan donde algunas vezes guardan los arrieros por expa- cio de pocas horas el cargio que se les entrega; sino tambien del ca- Folio 23 recto ‘ino indispensable que deben tomar todos para sa- de Panama, y var & Cruzes, 5% Es cierto que en aquella Ciudad no solo han es- tadlo en tiempos anteriores los azogues de SM., sino tambien otras muchas porciones del mismo ertenecientes i diversos particulares, guardadat en tiendas, & Almazenes para expender este ultimo publica; 3 clandestinam.** Unos y otros habrian adecido derrames en las contingencias insinuadas; ero igualmente serian recogidos y aprovechados or sus respectivos duehor; } por quienes maneja- ban los q° correspondian a Ia RE Haz: Pero ‘supongamos por un momento, que ningunos se re- racion de las llamas, y del fueyo menos activo, que todo lo devord: Supongo que en aquellos incen- dios, hubo alli en distintas partes, guardadas mu- has, 0 pocas botellas de azogue: y que todas pere- cieron, porg® no las sacaron de las tiendas, y otros depositas, antes que el fuego llegara 4 ellos: como excaparon en aquellos conflictor, muchos bienes, 2 intereses librados por sus duefios: Pero, quien no sabe, que aunque los azogues hubieran sufrido eros incendios. por Jo mismo no podian ermanecer ni un instante en los lugares donde e+ taban? !Quien ignora que este metal no restte, no digo la actividad de las amas, pero ni alin el fuego ‘menos violento sin evaporarse prontamente? Los incendios, y su larga duracion romperian las bote- las que lo contenian, derretirian el vidrio, y mucho antes de todo esto se evaporaria el mercurio, ain quedar una gots, que no se exhalase por el aire: ‘mucha parte caeria al mar que baia, y choca con- cogieran, como tampoco los derramados en Cruzes, y Portobelo: que todos se dexasen perder: En este ‘caso quedarian dispersos por los suelos, rodando, y irigidos por donde la casualidad los conduciria: ‘Algunas porciones se introducirian dentro de la tie- ra por las hendiduras, y otras concabidades: Otras ‘quedarian por el pavimento; & bajo las piedras, y escombros: Estos, y los que penetrarian poco la tie- ‘ra quedarian en sus demoras asta que alguna causa los arroj & otros lugares, no siendo facil que sin impulso de la naturaleza por ser estos azogues ver- tidos exoticos, se hiziesen camino p* procurarse Folio 23 vuelta 203 por si mismos una penetracion considerable. Los mas exteriores, y alin los que se ocultaron bajo Ia superficie de la tierra, fueron precisamente arras- ttados al mar, 4 los Rios por las lubias que en aquellos paises son copiosas; duran ocho meses, for ‘man torrentes de aguas ¢ inundan por todas partes. 6°" Quando por estas poderosas causas impulsivas ‘no fuesen arrebatadas de sus pretendidos deposi- tos, icomo es quese halla mercurio en Panama, Cru- es, y Portabelo en tantas distancias; en partes tan elevadas, como los cerros, y barrancos; Cascajal de Bujis sementeras de arroz; Cocalito y Caldera, es tando de por medio toda una Bahia: en las quebra- das de Triana: por el pefion de Cruzes y en muchas ituaciones que dexo relacionadas quando traté de ‘estas noticias relativas a aquellas Giudades, y Pue- los? De que proviene q°* las aguas de Portobelo ‘estén azogadas quando llueve como lo manifiestan las monedas introducidas en ellas? 7° Pero apuremos la suposicion de estos derrames, ¥ su abandono por lo que haze i Panami, Es cons. tante que lo interior de aquella Plaza, esto es: las ‘esas, y poblacion dentro de la muralla, hin sufri- do tres incendios casi generales, quedando reduci- das & ceni- Folio 24 recto Folio 24 vuelta as, edificios, Almazenes, mercaderias, muebles y ‘Templos, asta derretirse las joyas, la plata, y oro sellado, 8 en barvas, y labrado; como los demis metales, y campanas: no pudiendose recoger cosa ‘ninguna, sino despues de algunos meses por la du- ta aquellas murallas: Otros vapores suios serian precipitados con los vientos a grandex distancias, ‘ayendo dispersos_y condenzados; recuperando mu forma natural, il recibir las impresiones fras, y hu- medas del ambiente, en los Rios de aqual territo- rio: Los que se quedarian por la superficie de lor ‘montes, cerros, y barrancos, sufririan despues otra notable dispersion; y todos serian arrastrados con las ltubias tan frecuentes, y abundantes, como que- da dicho en la refleccion 5® sin que un atomo de ‘ellos pudiera quedar por alli; ni mucho menor it & buscar, algunas porciones suias las antiguas mansio- ‘nes para cacr precisainente, y reunirse en lox mis- ‘mos higares donde los atacaron os incendior, quan- ‘do estaban gaardados en caxones, y limetas. Con todo esto, cabando’el suelo de las casas, edificios, Ihuertas, y vas cbaternas incendiados, y de los q° no lo han sido, seha sicado en muchisimas ocacio- nea despues, porcion de’mercurio, como cx noto- Ho, brotando tambien espoutaneamente por las ‘mismas partes, y en otraa;como queda referido. 8° Pero contra esta evaporacion supuesta en q° se eben incluir tambien los derrames igualmente su- puestos en la refleccion 2* ocurre wn argumento que la desvanece, y destruie: Despues de aquellos incendios, han padecido algunos vecinos calenturas, ardientes originadas del calor demasiado del clima, tunido al que aumentaba con exceso en el ambiente ‘1 fuego, y larga combustion de tantos materiales ‘que ardian: Nunca se experimentaron inflamacio- nes de ojos, fauces, y entrafias, que inevitablemen- te debian incurrir todos, obligados & inspirar por ‘muchas semanas aquel aire cargado de exhalacion™ ‘mereuriales, arcenicales, y causticad del azogue REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOR¢ 3900 HUMERO-69 — NOVIEMBRE DE 1991. Folio 25 Folio 25 vuelta evaporado: De esto se infiere que en aquellas ocx: clones, & no hubo botellas de este metal, que 4 quemasen, ® que las escaparon los interesados, po- ‘niendolas en salvo con toda diligencia. Los plateros aque doran i fuego piezas de metales: los que mane- jan el Ginabrio introducido en hornos, que encien- den despues para evaporas, y recoger €l azogue en tinas de agua; los que azogan espejos: los chymicos a trabajan varias preparaciones mercuriales: Jos, enfermos que reciben sufumijos de cinabrio natu- ral, ® artifical, saben mui bien las cuidadosas pre- cauciones con que deben evitar el acceso, & intro- uccion en los ojos, narizes, fauces, y oidos de es- tos bumos tan nocivos. Resulta pues, que aquellos azogues vivos son nati- vos de su minas: que muchas estaran en varios cerros de todo aquel isthmo y q® filtrandose por las entrafias de la tierra, desciende por distintas recciones que toma; encontrandose mesclado con Jos terrones, quando se caba para sacarlo; 8 puro, siempre que brota, y se ve esparcido sobre el suelo. Ni debo detenerme en probar esto: Seria ofender Ja vasta instruccion de los Sabios y demas perso- nas ihstradas, que acaso se dignaran, siquiera por la importancia del asunto, leer exta Relacion fasti- liosa, y lena de defectos; que benignamente disi- ‘mularan: porque solo aspiro & Ia utilidad que a mi peregrinacion acabada de hazer con este objeto, resultara, tal vez, & S.M. Al Estado, y & toda la America: Pero como esta ma- teria pertenece i la Geograpia physica de los terre- ‘nos donde Ia Naturaleza forma y deposita sus pro- ducciones /estigacion pide un prolixo reco- nocimiento de Sabios que viagen con el fin de ex- plorarlas, y discernitlas, lo que no pude hazer por faltarme esta inteligencia; ni creo se ha practicado en America; me parece oportuno recordar los ‘exemplos de minas de azogue vivo referidos en mi representacion citada de 27 de Junio del aio pro- ximo pasado: Ellos prueban su realidad, y existen- cia en diversos lugares de Europa. En Mayorca las hai tambien como en Valencia, y Vetanzos de Gali- cia, segun me han asegurado personas fide—dignas. D® Guillermo Browles citado antes, despues de tratar de la Mina de Cinabrio de Almadén, y de otra del mismo que encontrd cerca de la ciudad de Alicante, expresando de esta, que mand suspen- der su excabacion, porque desaparecia la beta & ccien piez de profundidad, da noticia pag. 35 y 36 de dos Minas de mercurio virgen en Valencia; pero. no expresa, si son, 2 no abundantes, porque mui de paso las exploro, vid, y saco algun mercurio de la que existe en la montaia cerca de San Felipe de aquel Reyno. Se sabe que en Hungria, y otros Reynos de Folio 26 Europa las hai del mismo metal vive, como en Francia, cerca de Monpellier: y que habri 60 aos, se descubrid una en Normandia cerca de S, Lo: pues que dificultad habra para que en America nos pribemos de la misma produccion virgen? Tenemos minas de cinabrio en Guancabelica; en ciertas par- tes del distrito del Gobierno de Antioquia: en la Jurisdiccion de Quito de cuio reconocim'® se tra ta actualmente en este sup.’ Gobierno: en en la Provincia de Cuenca azial Pueblo de los Azogues, no s¢ si mineralizado, 8 vivo, segun reficre, sin ha cer esta distincion, el Exmo. $" Antonio Ulloa en su Relacion historica del viage & la America meri- dional, part. 1°° tom. 1 pag 1089: En la montafia de Quindio, jurisdiccion del Gobierno de Mariqui- ta, cuia noticia se tiene desde el siglo pasado en tuna de las obras antiquisimas de Ocaris y otros Regnicolas. Las mismas hai en Espaiia, y resto de Europa. Alla tambien las tienen de azogue vivo: | porque no han de ser iguales & estas ultimas ls de Portobelo, Gruzes, Panami, y todo su Isthmo, co- ‘mo son identicas las de Cinabrio de este, y aquel hemisferio? La Naturaleza siempre fiel en sus producciones, en iguales circunstancias de latitud, terrenos jugos, ¥ combinaciones de principios, no las limita, privile siando con sus tesoros & determinados territorios de unos paises, y sus contornos, con total excli- sion de los demas. El ya citado Bowles en la des- ‘ripcion que haze de la mina de Cinabrio de Alma- din, desde la pag. 25, asta la pag, 30 de su obra Folio 26 vuelta se detiene en citar varios exemplos, y reconoci mientos que hizo de muchos terrenos, piedras, y cerros de Espaiia; cortejandolos con las mismas materias, no solo de diferentes paises de Europa, sino tambien de la America: Concluie afirmando que no hai variedad esencial entre ellas, ni en la forma de su colocacion: y finaliza su solido razo- ‘namiento con la analogia de pidras, y betas que hai cen las minas de las quatro partes de! Mundo. Todo esto prueba con bastante verosimilitud, por no lisongearme con la evidencia, q°* asi como hai minas de cinabrio, y de azogue vivo en Europa, ‘tambien las hai de ambas especies en esta America: ‘Una de estas ultimas son las del Isthmo de Panama, ‘cuias muestras fui a sacar, y traxe: Otras se halla- an del mismo metal en distintas Provincias de este Virreynato; y acaso si recupero mi salud casi arrui dda de resultas de mi peregrinacion y regreso, podr? realizar el descubrimiento de algunas de ellas en las, vertientes, y barrancos del Rio Magdalena: en la Ciudad de Tenerife situada & sus orillas donde efec- tivamente lo hai, Santa Marta, Rio Hacha; en el pa- 0 viejo del camino antiguo del Rio Guatapé Prov.* de Antioquia donde sc ha visto; a los alrededores de esta Capital, y en otras partes no mui distantes de ella. Por mas que algunos discurran, y hayan asegurado, ‘que mis azogues hin sido derramados, y penetra: dos en la tierra. Folio 27 se convencera de arbitraria su opinion, no solo con Jas reflecciones, que dexo hechas, q° prueban su produccion natural; sino con su inspeccion ocular Ja que estimulo 4 los incredulos, que sin renun- ciar por algun tiempo sus comodidades, ni moverse dde aus casas; sin haber adquirido propios conoci- rmientos practicos de lo que niegan, se oponen i todo lo_que no es parto suio, mirando con emula-

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