003.-Bloque 3-4 Estándares 12 13

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13.

Explica la política industrial de la monarquía y las


medidas adoptadas respecto al comercio con América.
Durante la primera mitad del s. XVIII los Borbones procuraron estimular la actividad
industrial y comercial según las directrices de la teoría económica del Mercantilismo:
intervención del estado en la economía para favorecer su desarrollo. Así se reorganizó el
monopolio del comercio con América, se protegió la producción industrial española
mediante la prohibición de importaciones o mediante la fijación de aranceles fuertemente
proteccionistas.

El campo español continuaba con los problemas heredados del sistema señorial
medieval. Estos problemas agrarios fueron recogidos en informes que conjuntamente
formaron un Expediente General. A partir de este expediente se apuntan diversas soluciones a
los problemas del campo. Entre ellos destaca el Informe de la Ley Agraria de Jovellanos.
Además se adoptaron algunas medidas reformistas. Así, se intentan repoblar regiones
despobladas como la zona de Sierra Morena mediante colonos alemanes (La Carolina).
Surgen canales de riego (Canal de Castilla).

Por otro lado, los Borbones crearon multitud de fábricas (“Reales Fábricas” de seda,
de tapices, cristalería, etc.), con el fin de que sirvieran como escuela de obreros técnicos, para
lo que se trajeron técnicos de toda Europa; al tiempo que aplicaron innovaciones técnicas
de todo tipo, traídas particularmente de Inglaterra. Su control corría a cargo de
representantes del Estado y el objetivo era satisfacer con productos del país la demanda de
artículos de lujo (tapices, cristal, etc.) de los estamentos privilegiados e, incluso, exportarlo. De
esta manera se dejarían de importar del extranjero y el dinero no saldría de España. Sin
embargo, acabaron fracasando por el excesivo control burocrático y por no aplicar técnicas
de producción avanzadas, por lo que sus productos resultaban excesivamente caros. No
obstante, se trató de una auténtica revolución industrial incipiente que se extiende sobre
todo por la periferia: Valencia, Málaga, Cádiz, Barcelona, Santander, Bilbao, etc.
Paralelamente, se desarrolló el fomento de la construcción naval en astilleros reales, para
facilitar el comercio por mar y la flota de guerra.

Hacia 1760, por primera vez en la historia, y en un proceso imparable hasta


nuestros días, las regiones del litoral superan a las del interior en población, recursos y
nivel de vida. Es un fuerte cambio de gravedad económica del centro a la periferia.

En cuanto al comercio, se suprimen las aduanas interiores, se construyen nuevas


carreteras y puentes, se construyen puertos marítimos, se organizan compañías de
transporte, etc. Esto contribuyó a un aumento en el nivel de intercambios peninsulares.
Con el fin de fomentar la industria y el comercio Carlos III crea el Banco de San Carlos, futuro
germen del Banco de España.

Por lo que respecta a América, en el siglo XVIII con la nueva dinastía, se instauró
una explotación económica de tipo colonial; esto es, América se convierte en exportadora de
materias primas (y no sólo metales preciosos) como tabaco, cacao, azúcar, etc., e importadora
de productos manufacturados peninsulares. Para ello se adoptaron diferentes medidas:

 En un primer momento, se imitaron las prácticas de ingleses y holandeses, y se crearon


compañías comerciales privilegiadas y monopolísticas a las que se les cedía, a cambio de

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pagar una cantidad al Estado, el monopolio sobre ciertas rutas o ciertos productos. Así
se fueron organizando varias Compañías Comerciales (Compañía Guipuzcoana de
Caracas, C. de la Habana, etc.). El sistema de las Compañías tropezó con la competencia
del comercio británico.

 Más adelante, se adoptaron medidas liberalizadoras del comercio con América que
permitieron aumentar los intercambios. Así varios decretos autorizaron el libre comercio
directo de los puertos peninsulares con los americanos y suprimieron definitivamente el
monopolio del puerto de Cádiz. Esto fue un gran estímulo, especialmente para
Cataluña.

En conclusión, el comercio con América aumentó notablemente a lo largo del siglo,


pero América era un mercado excesivo para la escasa capacidad productiva de la industria
peninsular. En consecuencia, la mayoría de las manifacturas enviadas a América eran
extranjeras, y en la exportación propiamente española predominaban los productos agrícolas.
Por otra parte, se calcula que el volumen de contrabando o mercado negro era superior al
del comercio legal.

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4.- Explica la política industrial de la monarquía y las medidas adoptadas respecto al
comercio con América.

La preocupación por el fomento de la industria nacional fue una constante entre los
gobernantes del siglo. Destaca el ministro Campomanes con sus dos obras capitales:
Discurso sobre el fomento de la industria popular (1774) y Discursos sobre la educación
popular de los artesanos (1775). Desde una óptica esencialmente mercantilista se
pensaba que para mantener una balanza comercial favorable, era preciso crear una
industria nacional potente, capaz de competir con los productos extranjeros y de
asegurar el abastecimiento a todos los dominios españoles, peninsulares y coloniales.
En tal sentido, destaca la creación de las “Manufacturas Reales”. Se trataba de una
iniciativa destinada a crear una estructura industrial en un país eminentemente rural.
Esta nueva industria se apoyaba en una financiación pública y en la producción de
artículos de lujo para que las clases ricas españolas no acudieran a Francia a comprar
tales productos. Así se crearán talleres de tapices, porcelanas…
La experiencia no logró crear un tejido industrial privado vinculado a estas industrias
artesanales y habrá que esperar un siglo para el desarrollo de la industrialización en
España.

Es, sobre todo, a partir de a mediados del siglo cuando se modifica la política hacia
América, decidiendo incrementar la explotación colonial para aumentar su rentabilidad.
La economía colonial, basada hasta ese momento en la producción agraria, se dinamiza
con una fuerte actividad comercial, tras adoptar como medidas la creación de las
Compañías de Comercio y con la recuperación de la minería. Asimismo, se liberaliza algo
el tráfico comercial con América a partir
del puerto de Cádiz (sustituto de Sevilla) y posteriormente la ampliación del
permiso para comerciar con América a otros puertos litorales españoles.

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