Evolucion Historica Del Ambiente Internacional
Evolucion Historica Del Ambiente Internacional
Evolucion Historica Del Ambiente Internacional
AMBIENTAL:
La historia del DIA se puede dividir en tres etapas, separadas por dos de las
conferencias internacionales más relevantes celebradas hasta ahora: la
Conferencia de Estocolmo (1972) y la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro
(1992).
Antes de los años 60, había poca conciencia ambiental y solo algunas iniciativas
aisladas de regulación ambiental internacional. Una de ellas fue la frustrada
Convención de Londres de 1900, con la cual se buscaba proteger la vida silvestre
africana. Esa Convención nunca entró en vigor porque no fue firmada por el
número mínimo de partes. Fue reemplazada 33 años después por el Convenio de
Londres de 1933 que fue aplicado en gran parte de África colonizada con la
creación de parques naturales y la protección de especies.
Durante esos años, otras iniciativas se llevaron a cabo de forma aislada. Pero las
cosas realmente empezaron a moverse con el despertar de la conciencia
ambiental en los años 60, cuando la opinión pública se hizo consciente de los
peligros que amenazaban al planeta.
Algunos de los eventos que marcaron esta época fueron la publicación en 1962
del libro Primavera Silenciosa (Silent Spring) de Rachel Carson, el cual documentó
los efectos negativos de los plaguicidas sobre las aves y el medio ambiente; y la
divulgación de la imagen conocida como Amanecer de la Tierra (Earthrise),
tomada por el astronauta William Anders en 1968 durante la misión Apolo 8. Esa
fotografía es considerada de influencia icónica para el despertar del movimiento
ambiental pues evidencia la unidad absoluta de la tierra vista desde la luna.
Escuche aquí la conversación de Anders con el también astronauta Frank Borman
mientras capturaba la imagen.
LA DECLARACIÓN DE ESTOCOLMO
El Principio 21, por ejemplo, confirmó una de las piedras angulares del DIA: la
responsabilidad de los Estados de garantizar que las actividades bajo su
jurisdicción no causen daños al medio ambiente de otros Estados. La Declaración
estableció además el Principio de la Cooperación, crucial en el desarrollo ulterior
del DIA, al reconocer que para hacer frente a los desafíos globales de nuestro
entorno común, los países debían unir esfuerzos.
Tras revisar algunos de los hitos más importantes relacionados con los esfuerzos
globales para enfrentar la grave crisis ambiental que vivimos, es inevitable quedar
sumida en hondas preocupaciones.
16. QUINTA ETAPA Cumbre de Rio+20 (2012) En la Conferencia Río +20, los
líderes mundiales, junto con miles de participantes del sector privado, las ONG y
otros grupos, se unieron para dar forma a la manera en que puede reducir la
pobreza, fomentar la equidad social y garantizar la protección del medio ambiente
en un planeta cada vez más poblado. Las conversaciones oficiales se centraron
en dos temas principales: cómo construir una economía ecológica para lograr el
desarrollo sostenible y sacar a la gente de la pobreza, y cómo mejorar la
coordinación internacional para el desarrollo sostenible. La Cumbre “Río+20” dio
lugar a un Informe, “El futuro que queremos” que define las vías hacia un futuro
sostenible, un futuro con más empleos, más energía limpia, una mayor seguridad
y un nivel de vida digno para todos.
Un poco de historia:
Aquí mostramos algunos acontecimientos que impulsan el avance del Derecho
Ambiental y que van creando y modificando conceptos fundamentales.
Desde el punto de vista del derecho romano, los recursos naturales-la tierra, el
agua, los yacimientos minerales, la flora, la fauna, los recursos panorámicos y el
ambiente en sí- son, en términos generales, “res communi”, es decir, cosas de la
comunidad, que pueden ser empleadas por todos, salvo en cuanto hubieren
determinado derechos particulares sobre pequeñas porciones individuales.
b) Derecho al uso
Así, por ejemplo, el derecho de aguas trae, desde el siglo pasado, principios y
recomendaciones que tienden un uso sustentable del recurso, y tal tipo de normas
fue también instrumentándose en otras regulaciones.
Nuestro Código Civil en su reforma de 1968, al abandonar el principio del abuso y
disponer de algunas normas tendientes a la conservación de recursos y adecuado
parcelamiento de inmuebles, demuestra un cierto espíritu de reacción contra los
postulados hasta entonces existentes.
d) Nuevas regulaciones
Frente a tal aserto, cabe fijar nuevas pautas. Buscar a su vez que sean justas.
Evitar que deban afrontar el pago de tributos quienes no provocaron el daño. Y, al
contrario, garantizar la justicia de la contribución en quienes lo hubieran
provocado.
El campo de los recursos genéticos constituye por si mismo uno de los mayores
desafíos que deberá enfrentar el derecho ambiental en el inmediato futuro,
especialmente respecto a la amenaza que representa la manipulación genética sin
limites éticos y legales para la biodiversidad y la integridad del ambiente. En este
sentido será necesario avanzar hacia una armonización regional del marco legal
de la bioseguridad.
Otro campo no menos desafiante es el transporte motorizado, “núcleo duro” de la
gestión ambiental, entre cuyas externalidades deben contabilizarse tanto por los
graves impactos sobre la calidad del aire en las ciudades y su contribución al
incremento de los gases de efecto invernadero como sus costos sociales.
Por esta ley del año 1949 se establecen las normas a que deberán ajustarse las
instalaciones de elaboración, trasformación y almacenamiento de combustibles
sólidos materiales, líquidos o gaseosos, a fin de satisfacer la seguridad y
salubridad de las poblaciones.
Conclusión
SECCIÓN I
CAPITULO 1
La conducta de los sujetos internacionales -los Estados- está influida por ideas y
sentimientos que afectan sus decisiones.34 Estas decisiones permiten a los
Estados -principal sujeto internacional- ubicarse en sistemas u órdenes, mapa que
se establece o determina de acuerdo a la configuración de las relaciones de
fuerzas (alineamientos, neutralidades, coaliciones, alianzas, integraciones, etc.),
de manera de conformar la existencia de diferentes sistemas jurídicos. El orden
internacional a partir de 1945, se ha regido por normas jurídicas que la ciencia del
Derecho Internacional Público contribuyó a sistematizar, ahora bien, cabe
preguntarse cómo el derecho internacional logra que el orden internacional
establecido sea aceptablemente obedecido y respetado a través de normas
jurídicas, sobre todo ante el avance constante de la ciencias sociales y que
afectan el orden internacional.35
El derecho internacional halla su fundamento en varias teorías que van desde los
que sostienen como fundamento de la obligatoriedad del derecho internacional a
la voluntad de los Estados -tesis voluntaristas-, hasta las que trascienden aquella
voluntad explicándolas fuera de la voluntad de los Estados o a pesar de la
voluntad de los Estados -tesis normativistas-, cuyo mayor exponente resulta ser
KELSEN (1940) a través de la teoría del normativismo jurídico (ver nota 2), que se
apoya en la idea de que en el actual derecho internacional existen normas
obligatorias que no descansan en la mera voluntad de los Estados.36 Es por eso
que la aparición de instituciones y conceptos nuevos han ampliado su horizonte de
conocimiento dejando a los Estados bastante lejos del libre albedrío y la voluntad
de adoptarlas o no, teniendo en cuenta la magnitud de los problemas globales
como el del Ambiente. La lenta adecuación a los cambios producidos en el ámbito
internacional está íntimamente relacionado con el supuesto rol que el «orden
internacional» le ha asignado a cada Estado. Esta asignación de roles se debe, a
su vez, a la mayor o menor importancia en la participación e incidencia que cada
uno de los Estados ejerce en la contribución al desarrollo científico y tecnológico.
Esto, a su vez, resulta ser responsable de los avances y retrocesos en el
desarrollo e importancia general de los Estados en el orden internacional y donde
la «tecnociencia» ha contribuido notoriamente.37
Aunque los primeros tratados sobre el tema aparecieron a finales del siglo pasado
y la primera revista especializada «Ecology» apareció en 1916, los resultados de
la investigación en ecología permanecieron circunscriptos a los medios
académicos hasta la segunda mitad del siglo XX. La preocupación por el tema
había sido abordado por importantes publicaciones como la de MARSH (1864)
«Hombre y Naturaleza», en el siglo pasado, y la de MUMFORD (1934) «Técnica y
Civilización». Pero, recién con la aparición del libro de la bióloga norteamericana
CARSON (1962) «La primavera silenciosa» -donde se hacia un llamado de alerta
sobre el empleo masivo de pesticidas químicos en EE.UU. que llevaba veinte años
de utilización en la agricultura mecanizada-, la opinión pública se vio conmovida.
Pero, es el año 1972 que debe ser considerado como la piedra angular del
surgimiento del ecologismo. En EE.UU., sólo en ese año, se publicaron más de
300 libros sobre medio ambiente, ecología y contaminación. En Francia se
desarrollaron innumerables debates internacionales sobre la situación ambiental
organizados con éxito por la revista «Le Nouvel Observateur». En Gran Bretaña se
publicó el libro «A Blueprint for Survival» de Edward Goldsmith, fundador y editor
de la revista británica «The Ecologist». En Italia aparecía «L'Imbroglio Ecologico»
de Paccino; y en México «Ecocidio» de F., Cesarman. La celebración en
Estocolmo, Suecia, de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente
y Desarrollo, en Junio de 1972, vino a darle una dimensión universal a los
problemas de la protección del ambiente. Los años siguientes traducirían ese
fervor por el ambiente en la creación de numerosas organizaciones sociales y
políticas y hacia 1973 un estudio de la Agencia para la Protección del Medio
Ambiente (EPA) de EE.UU., revelaba que sólo en ese país existían unas 20.000
asociaciones protectoras de la naturaleza, en tanto, en Francia, la participación de
los movimientos ecologistas en las elecciones presidenciales de 1974 abría a
estos movimientos las puertas de la política.44
Cuando Adam SMITH (1776) publicó su libró «La riqueza de las Naciones»,
sistematizando y racionalizando las tendencias de la economía británica de la
época que había dado paso a un orden económico de mayor flexibilidad, de libre
comercio internacional, suprimiendo los vestigios feudales, se abrió la esperanza a
la sociedad mundial de entonces de un crecimiento económico sin límites, en un
mundo escasamente poblado, espacios aún vírgenes y con muchos recursos
todavía sin explotar. 47
Tanto en 1972, como en el 74 y en el 76, los tres informes del Club de Roma
desataron una polémica que se remontó hasta fines de la década del 80 en donde
se conoció el informe publicado en el otoño de 1987 denominado «Nuestro Futuro
Común», dirigido por la primer ministro de Noruega Gro Harlem BRUNDTLAND,
donde se cristaliza por primera vez el concepto de «Desarrollo Sostenible», que
implica una armonización entre el desarrollo y el crecimiento según veremos mas
adelante. El Principio 3 de la Declaración de Río define el Desarrollo Sostenible
como:
Se advertía, tanto en el informe del Club de Roma -que postula la tendencia hacia
el "crecimiento cero"-, como el informe de la Fundación Bariloche -que patrocinaba
un desarrollo y crecimiento continuo-, consecuencias incalculables para los países
menos industrializados y conflictos internacionales por el reparto de la riqueza
entre las naciones, que acarrearían un deterioro constante hasta el agotamiento
de los recursos naturales y la destrucción del equilibrio ecológico.
Del Informe se deduce que si bien todos vivimos en el mismo planeta no todos sus
habitantes poseen la misma percepción acerca de él, por lo que la consideración
de que todos formamos parte del universo y en definitiva reconocemos los mismos
orígenes dista mucho de aquella que presupone que los bienes naturales existen
para que nos los apropiemos y puedan ser explotados por todos de la misma
manera. Esto es así, porque si bien el "desarrollo" supone el tratar de lograr «dar a
todos todo» se opone a otro principio de equidad más viejo, del Derecho Romano,
atribuido a Ulpiano «dar a cada uno lo suyo», con lo cual, la propuesta de llevar a
todos los puntos de la Tierra los beneficios del desarrollo, que constituye un
mandato de Naciones Unidas, se transforma en utopía razonable.
La forma actual de hacer las cosas es insostenible afirma MEADOWS (1993) «no
se puede poner fin a la pobreza por el desarrollo material indefinido; debe
hacérsele frente mientras la economía material humana se contrae». Existen
posibilidades reales de reducir el flujo de recursos consumidos y contaminantes
generados por la economía humana al mismo tiempo que se incrementa la calidad
de vida y el progreso. Además, es posible eliminar la pobreza mientras tanto se
acomoda el crecimiento demográfico implícito de acuerdo a la estructura de edad
de la población mundial -el 60% es menor de 18 años-, pero es necesario que ese
crecimiento no prosiga en forma indefinida, por mucho tiempo, ni tampoco dejar
sin realizar mejoras en la eficiencia de la utilización de los materiales y la energía y
en la equidad de la distribución material y energética. La transición hacia un
mundo sostenible es técnica y económicamente posible y hasta simple. La
aceptación de que existen límites físicos es el primer paso para alcanzarlo. 58
La interrelación del paradigma Ambiental ha crecido cada vez más con la creciente
complejidad de la sociedad humana moderna, población en expansión, avances
tecnológicos y disminución de los recursos. Lo cierto es que, por ejemplo, por
cada un (1%) uno por ciento de aumento de la población mundial se hace
necesario un aumento del 4% (cuatro) por ciento en el ingreso per cápita
internacional, simplemente para mantener el nivel de vida en su punto existente.67
Por otro lado, estas normas presentan una utilidad indiscutible no sólo por su
multiplicidad y por el hecho de remitir permanentemente de unas a otras por el
juego de referencias cruzadas sino, también, por el hecho de que son preparadas,
discutidas, comentadas y negociadas a todos los niveles por organizaciones
gubernamentales, no gubernamentales, Estados e individuos, que representan la
conciencia colectiva.
b) Solidaridad: Deviene del anterior. Los países deben ser solidarios en la pobreza
y en la riqueza. La riqueza es menos riqueza si existe hambre y miseria en el
mundo o se daña la belleza de los parques naturales y se contamina las aguas de
los ríos y de los mares. (Principios 7, 5 y 27. Declaración de Río).
g) Principio precautorio: Significa que los Estados y demás sujetos del DIPC no
pueden ampararse en la falta de certeza científica absoluta para postergar la
adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la
degradación del ambiente. El desconocimiento científico no debe ser utilizado
como razón para trasladar a las generaciones futuras las decisiones que se deben
tomar ahora en precaución de eventuales e inexorables daños al ambiente
(Principio 15. Decl. de Río).78