Tía María Y CONGA

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Tía María

Es un proyecto minero de explotación y procesamiento de mineral oxidado de cobre,


ubicado en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región de Arequipa. Contempla
dos etapas: en LA PRIMERA se explotará, a través de un tajo abierto, el depósito
mineralizado La Tapada; y, en la segunda, se explotará, también a través de un tajo abierto,
el depósito mineralizado Tía María. Este proyecto tendrá cerca de 18 años de operaciones.
Supone la inversión de casi mil millones de dólares para producir 120 mil toneladas de
cátodos de cobre de alta pureza (99.99%) por año.
En un inicio se propuso obtener agua necesaria para las operaciones de Tía María, mediante
pozos ubicados en el mismo valle del Río Tambo, en la zona de Cocachacra, profundizando
el desequilibrio hídrico del valle.
Pero luego del conflicto que paralizó este proyecto en el primer semestre del año, la
Southern cambió su propuesta y planteó construir su propia planta de desalinización de
agua del mar. Y si bien ya no se “comería” las aguas del río Tambo, aún sigue latente el
problema de la contaminación al ser un proyecto minero de tajo abierto

El gobierno, que anunció con entusiasmo la inversión de Tía María, y la propia Southern,
que opera hace años en el sur del Perú, no calcularon la masiva resistencia de los
agricultores y del pueblo de Islay a este proyecto. Y si bien en un inicio se intentó señalar
que se trataba de manipulación, lo cierto es que había un problema concreto, que es en
realidad cuando la masa se moviliza.
En setiembre del año pasado, los pobladores de Islay dijeron no a la Tía María, pero las
autoridades no sólo desconocieron esta consulta democrática, sino que convocaron a una
audiencia pública para aprobar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) elaborado por la
empresa y avalado por el gobierno. Sin embargo, en abril cientos de agricultores y
pobladores de la zona tomaron la carretera Panamericana Sur durante 6 días, señalando que
el EIA no respondía al cuidado ambiental del valle. El Frente de Defensa del Pueblo de
Islay realizó cerca de 3 mil observaciones al EIA. El resultado fue que el gobierno declaró
la intangibilidad de las aguas superficiales y subterráneas del Río Tambo. Es decir, había
fundamento técnico.
Si bien es una victoria de los productores agrarios de Arequipa, aún sigue latente un
conflicto social, pues el proyecto Tía María sigue siendo impulsado. Es que al mismo
tiempo de calcular millonarias inversiones y beneficios fiscales, se debe valorizar
económicamente el impacto de un proyecto a tajo abierto. Es la única manera de saber si
sale más cara la lavada que la camisa.

El proyecto minero Tía María se encuentra ubicado al sur de Perú en el desierto cercano al valle de
Tambo, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, de la región Arequipa. La población total
de la provincia de Islay alcanza los 52,034 habitantes. Según el propio estudio de impacto
ambiental, la economía de la población del distrito de Cocachacra, la más cercana al proyecto, se
concentra en tres principales actividades económicas: la actividad agrícola, que representa el
46.71% de la PEA, el sector de industrias manufactureras (principalmente la transformación de
materias primas agrícolas), ocupa el segundo lugar representando el 36.11% de la PEA y la
explotación de minas y canteras representa la tercera actividad económica de la población local..
Así, la población que se dedica las actividades agrícolas ascienden a más de 5,300 personas, de los
cuales el 90% residen en los distritos de Deán Valdivia, Cocachacra y Punta de Bombón
coincidentemente los distritos que concentran mayores niveles de pobreza. Según el EIA, la
explotación de canteras se encuentra en condición de informalidad, dado que no están
registradas.

En el año 2009 se generó la primera reacción del Frente producto de la intención manifestada de
la empresa de hacer uso de las aguas subterráneas para las operaciones de Tía María, mediante
pozos en la cuenca valle del Río Tambo, en la zona de Cocachacra. Las primeras reacciones de
rechazo contra el proyecto minero lograron articularse justamente porque se generalizó la
creencia que el proyecto afectaría gravemente la disponibilidad de agua, lo que a su vez tendría
impacto directo en la agricultura limitando la producción de arroz, caña de azúcar, etc.

Qué es el Proyecto Tía María?


Tía María es un proyecto minero que procesará óxidos de cobre de los yacimientos
La Tapada y Tía María, ambos están ubicados en desierto La Joya. El punto más
próximo del proyecto al valle de Tambo se encuentra a una distancia de 2.5
kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa.
Gracias a los recursos generados en Tía María, las autoridades locales podrán
desarrollar obras de infraestructura socio-productiva.

El proyecto Tía María no se ubica en el Valle de Tambo.


La Tapada será el primer yacimiento en ser explotado, luego, entrarán en operación
ambos yacimientos y, finalmente, se explotará Tía María. Distancias desde el punto más
cercano del proyecto Tía María a: El Fiscal 3.7 kilómetros, Cocachacra 7 kilómetros de
distancia.

En los distritos de Cocachacra, Mejía y Deán Valdivia, provincia de Islay, Región


Arequipa.
Área de Influencia Social Directa. Está conformada por estos tres distritos. La
Delimitación consideró las principales actividades de las poblaciones, generadas
por las actividades que realizará el proyecto minero, incluyendo las áreas de
operaciones, el campamento minero y la planta desalinizadora de agua de mar.
Área de Influencia Social Indirecta. Distritos de Punta de Bombón, Islay y
Mollendo. La delimitación del área consideró el tránsito y las percepciones por la
ejecución del proyecto, debido a su contigüidad a los distritos del área de
influencia social directa.
El Área de Influencia Ambiental, directa e indirecta, ha sido definida de acuerdo
a lo dispuesto por las regulaciones ambientales mineras e incorpora las áreas de
acuerdo al gráfico.
El conflicto de Conga ha movilizado a un sector mayoritario de ciudadanos y ciudadanas de las
provincias de Bambamarca y Celendín, lo cual representa una oportunidad política para los actores
que han logrado una presencia importante en el conflicto, seguramente con futuras pretensiones
electorales. Mientras que la resistencia y los incumplimientos y malas prácticas de las empresas
mineras hacen el resto

A ello se suma la mala relación que existe entre la ciudadanía y la empresa Minera Yanacocha que
se ha convertido en un factor natural para ganar adeptos y empezar a tejer lazos interprovinciales
y departamentales, pues, Patria Roja y Tierra y Libertad no son movimientos que gocen de buen
respaldo ni siquiera al interior de la región. Tanto Santos como Arana son criticados duramente
por ello. Sin embargo, también hay que mencionar que el sustento de las protestas ha sido en
buena parte gracias a las rondas campesinas, que con todas sus diferencias y debilidades siguen
funcionando de manera autónoma y unitaria, en torno a la defensa del agua como recurso
fundamental para la vida y las actividades agropecuarias.

Los orígenes del conflicto Conga


La historia reciente de Cajamarca está estrechamente ligada a la actividad minera de
Yanacocha. Cuando la empresa llegó a la región en 1992 Cajamarca era un pueblo
pequeño que fue rápidamente alterado por camionetas de doble tracción. Entre 1992
y 2005 el crecimiento del PBI del departamento fue exponencial, en gran medida por
la actividad minera; no obstante, de acuerdo con Mendoza y Gallardo (2011) a partir
de 2005 el crecimiento se desaceleró y la economía cajamarquina experimentó un
proceso de estancamiento debido a la reducción productiva de Yanacocha, aunado a
la oposición a la expansión de los proyectos mineros.

Con la vida útil del yacimiento Yanacocha en expiración, Conga constituía el proyecto
expansivo más importante de la empresa. Desde el 2004 en adelante, los proyectos
han sido bloqueados por la oposición de la población en Cerro Quilish (2004),
Carachugo II (2006), La Quinua Sur (2007), Solitario (2009) y, finalmente, Minas
Conga (2011). Aunque los funcionarios de Yanacocha no lo percibieron en su
momento, la ausencia de una estrategia de relacionamiento con la población, pero
sobre todo los accidentes ambientales en los que se vio involucrada, tendría altos
costos en el mediano plazo para el desarrollo de sus actividades económicas en el
departamento.  

El año 2000 Yanacocha hizo pública intención de extender el complejo minero al cerro
Quilish, ubicado a escasos kilómetros de la ciudad de Cajamarca. Luego de tres años
de disputas legales el Ministerio de Energía y Minas (MEM) concedió el permiso para
la explotación la empresa movilizó maquinaria a la zona a mediados de 2004. La
historia es conocida: a inicios de septiembre la ciudadanía inició una movilización
indefinida con el objetivo de impedir la instalación de maquinarias y luego de cerca de
15 días el MEM emitió una resolución directoral que suspendía el permiso otorgado a
Yanacocha para explotar la zona. La “gesta por Quilish” tendría consecuencias
importantes tanto para la “oposición” como para empresa misma.

En primer lugar, adicionalmente a los comités de regantes y las rondas campesinas –


actores rurales que habían sido hasta el momento la oposición social más visible
frente al proyecto– se sumaron actores urbanos que cumplieron un papel importante
en las manifestaciones: el Frente de Defensa de Cajamarca, creado durante la
década de los noventa por activistas de izquierda, y un conjunto de ONG
ambientalistas creadas en los años recientes. A partir de entonces la defensa del
medio ambiente, el cual era tangencial en las demandas hacia la empresa, adquirió un
carácter predominante en el debate político regional. (1)

Por otra parte, la empresa cayó en cuenta que para permanecer en la Cajamarca y
explotar su cartera de proyectos la estrategia de relacionamiento con la comunidad
debía ser reformulada. A partir de 2006 Yanacocha destino más de 267 millones de
soles a través del Fondo Solidaridad con Cajamarca para proyectos de desarrollo en
la región en áreas de salud, nutrición, educación e infraestructura. En torno específico
al proyecto Conga – el cual constituía su posibilidad de expansiva más importante – la
empresa desarrolló una nueva estrategia de comunicación y relacionamiento con las
comunidades que se encontraban dentro del área de influencia a través de charlas
informativas constantes sobre la estrategia de mitigación de los impactos ambientales
del proyecto y la firma de pre acuerdos para la realización de obras de infraestructura,
servicios y trabajo. Tras dos años la estrategia dio resultados: las 32 comunidades
aprobaron el EIA del proyecto en la audiencia pública celebrada en San Nicolás de
Chailhuagón, la cual contó con la participación aproximada de tres mil personas. Así,
la empresa empleó el proceso de participación ciudadana del EIA para cosechar, y
mostrar, apoyo popular al proyecto.

Sin embargo, las voces de oposición llegaron desde fuera. Una serie de
organizaciones sociales entre las cuales destaca el Frente de Defensa Ambiental de
Cajamarca y sobre todo la Plataforma Interinstitucional de Celendín (cuyos líderes
estuvieron presentes en las movilizaciones del Quilish) cumplieron un papel
determinante en cuestionar la viabilidad del proyecto y oponerse a su realización. En
su mayoría integrados por actores urbanos con vínculos a las zonas rurales, esta élite
local realizó trabajo político en las comunidades cercanas al proyecto pero fuera del
área de influencia (establecida por la propia empresa) las cuales también corrían el
riesgo de ser impactadas por la actividad extractiva.

Cuando Yanacocha anunció  el desembolso del saldo de ejecución del proyecto el 27


de julio del 2011, un día antes de la toma de mando de presidente Ollanta Humala, las
fichas ya estaban alineadas para el inicio del conflicto.

EL CONFLICTO El incremento de la actividad minera en el Perú está causando tensiones con las
poblaciones locales que los rechazan, piden un menor daño al entorno, o participar de los
beneficios. El Gobierno de Ollanta Humala aún no ha encontrado una solución para desbloquear
uno de los más importantes proyecto, la explotación aurífera de Conga. El proyecto Conga en
Cajamarca está paralizado –a petición del Gobierno– desde el pasado mes de diciembre, cuando
surgieron las protestas por los posibles perjuicios en una cabecera de cuenca y porque en el
pasado la empresa Yanacocha incumplió compromisos medioambientales en esa región. En abril,
después que los peritos extranjeros formularon recomendaciones para un ajuste del proyecto
Conga, el presidente Humala anunció que su Gobierno impulsaba una “nueva minería, amigable
con el entorno, que respete las condiciones ambientales que los peruanos exigimos”.

La empresa minera Yanacocha reiteró su disposición al diálogo y afianzó su intención de cumplir


con la propuesta de “El agua primero”, que tiene como principio la construcción de los reservorios
para que sea la población la primera en percibir sus beneficios. La inversión es la base de todo
desarrollo, es herramienta y canal del progreso. En ello coinciden todas las teorías económicas:
desde libertarias y neoliberales pasando por las socialistas y cuasi comunistas, nacionales e
internacionales.

Conflicto minero de Conga


El 4 de julio de 2012, el gobierno de Ollanta Humala declaró el estado de emergencia en las
provincias de Celendín , Hualgayoc y Cajamarca, debido a las protestas masivas contra el
proyecto minero,9 al grito de "¡Conga no va!",10 y la muerte de manifestantes.11 El 3 de
septiembre, se levantó el estado de emergencia.1213 En represalia a las protestas, la minera
Yanacocha anunció despidos masivos debido a la "disminución de la producción". 1415 Por su
parte, las asociaciones en contra del proyecto continuaron sus movilizaciones
Contaminación ambiental o deterioro ambiental. Daños en la salud de las personas. Malas
políticas o prácticas en la adquisición de tierras, en el uso del agua, transacciones
extrajudiciales poco transparentes y/o que vulneran derechos fundamentales.[dm1] [MP2] 
Problemática relacionada con el territorio y sus prioridades de uso. Intervenciones estatales
reactivas, represivas o que vulneran los derechos humanos. Implementación de políticas
públicas inapropiadas. Aplicación de marcos normativos legales inapropiados.

El Ministerio de Energía y Minas (MEM) aprobó, en agosto del


2014, el segundo Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado
por la empresa Southern Copper para la construcción
del proyecto minero Tía María. Sin embargo, la ONG
Cooperacción sostiene que las organizaciones sociales lideradas
por las Juntas de Usuarios de la zona de influencia contrataron a
una serie de profesionales que formularon observaciones al EIA.

Según indica dicha organización, estos profesionales concluyen


que no se levantaron en su totalidad las 138 observaciones
emitidas por la Unops al primer EIA, que es la base del segundo, y
advierten de riesgos adicionales.
La población del Valle del Tambo necesita del agua del río Tambo
y de sus canales para realizar sus actividades. El flujo de agua en el
canal La Ensenada-Mejía-Mollendo muestra una tendencia de
decrecimiento de 3m3/s, que estaría influenciado por el Proyecto
Pasto Grande. En tanto, dicho río tiene altas concentraciones de
sólidos suspendidos, cloruros, aluminio, arsénico y plomo en
periodos de estiaje, por lo que deviene en agua de mala calidad
para el consumo humano y para la agricultura. Agravar esta
situación sería un gran problema para el valle. Se debe tener en
cuenta que los componentes mineros se ubicarán en varias
quebradas: Posco o Rosa María, Salinas, Cachuyo, Chuli,
Quialanque y tres quebradas sin nombre.

Ubicación de planta

En las observaciones de la Unops de los numerales 142 y 143,


indicó su preocupación por la ubicación de la planta de chancado
primario de La Tapada, debido a su proximidad al Valle Tambo y
de los depósitos de desmonte de La Tapada y Tía María, ya que se
encuentran en una quebrada que incide en el poblado de
Cocachacra y sobre el río Tambo, por lo que expresó su
preocupación por los posibles cambios en la calidad del aire y
recomendó reubicar la planta de chancado primario y el depósito
de desmonte del tajo de La Tapada, algo que “solo se movió
ligeramente”, señala el listado de observaciones de los
especialistas consultados, que dio a conocer Cooperacción.

Depósitos en quebradas

Los depósitos de desmontes provenientes de los tajos La Tapada y


Tía María estarán ubicados en la Quebrada Cachuyo, que es
perpendicular al río y al Valle de Tambo y en pendiente. Además,
el depósito de sulfuros se encuentra aledaño al yacimiento La
Tapada, en quebrada y en pendiente, y su drenaje igualmente va
en sentido de la pendiente y con dirección al río Tambo. La
ubicación de dichos depósitos podría generar drenaje ácido de
roca, según una observación de Unops. “Estos depósitos no se han
movido de esas quebradas, según lo indica el nuevo EIA, por lo
que podríamos decir que la observación de Unops se mantiene”, se
advierte.

José Echave, ex viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio de Ambiente y


actual miembro de la ONG CooperAcción, quien afirmó que, si bien la licencia
de construcción del proyecto Tía María es solamente un trámite menor dentro del
proceso de concesión, puesto que el verdadero momento de quiebre es la
aprobación del Estudio de Impacto Ambiental, es un punto a considerar el que
aún no se haya subsanado los dos elementos antes descritos, incluso si pasan solo
por ser la presentación de estudios existentes.

 En ese sentido, a la minera se le requirió presentar información sobre la


autorización para la licencia de uso de agua de mar; adjuntar una memoria
descriptiva del proyecto y planos donde se grafique los puntos de captación de
agua de mar, la planta, el sistema de conducción y la cámara de toma de agua de
mar; y presentar la aprobación del Estudio Hídrico o la Resolución de
Autorización otorgada por la autoridad competente para la ejecución de obras del
proyecto de uso de agua de mar.

Los yacimientos del proyecto minero, La Tapada y Tía María, estarán ubicados a 3 km y 7 km
de distancia del valle. Además, las instalaciones de procesamiento se encontrarán en el
desierto ubicado a una distancia de 11 km hacia el norte del Valle. 20 Durante las operaciones
de lixiviación, el proyecto usará dos geomembranas, así como sensores y capas de protección
para asegurar que no haya impacto alguno en el subsuelo. 21
En cuanto a un posible riesgo de contaminación del aire, a causa del polvo producido por la
operación minera, que eventualmente podría perjudicar la agricultura de la zona, el segundo
Estudio de Impacto Ambiental (EIA) precisa que el resquebrajamiento de la roca se hará
mediante un plan de voladuras que maximice su eficiencia minimizando la carga explosiva.
Las voladuras se harán solo en los turnos de día, considerando que la dirección predominante
del viento es contraria al valle. 22 Además, el estudio ha previsto que para el almacenamiento
del mineral se colocará un domo para evitar que se propague el polvo. 23

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