Un Nuevo Comienzo en Preparacion

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Un nuevo comienzo (Jeremías 31)

Un bosquejo de sermón para el Año Nuevo Texto: Jeremías 31.7-14

Tema: Dios desea hacer un nuevo pacto con su pueblo.

Propósito: Motivar a la congregación a pensar positivamente sobre su relación con Dios.

Diseño: Expositivo, en ocasión del Día de Año Nuevo

Texto; Jeremias 31

Introducción

         El comienzo de año nos da la oportunidad de cerrar capítulos viejos y de abrir nuevos
capítulos. Esto es muy importantes en términos psicológicos y sociológicos.
Particularmente después de un año difícil, es importante poder decir que ese tiempo acabó y
que comienzan tiempos nuevos. El Día de Año Nuevo marca un nuevo comienzo para cada
persona y para toda la sociedad.

Puntos a desarrollar

A.     La realidad del sufrimiento

Y si hablamos de tiempos difíciles es porque la vida es dura para toda persona, en todo
tiempo y en todo lugar. Cada uno de nosotros tiene que luchar por la vida diariamente.
Tenemos que procurar el bienestar propio, el de nuestros seres queridos y el de nuestra
sociedad.

Empero, algunos tiempos son más difíciles que otros. En el caso del texto bíblico que hoy
nos ocupa, el pueblo de Judá había sido conquistado por el Imperio de Babilonia. Los
ejércitos extranjeros habían ocupado la Tierra Santa, manchándola de sangre. Y el liderazgo
del pueblo fue deportado a campos de concentración en Babilonia. Esto dejó al pueblo
dividido entre la masa de gente pobre que permanecía en Judá bajo el mandato militar
extranjero y el liderazgo encarcelado lejos de su tierra.

La destrucción de Jerusalén, la ocupación militar de Judá y la deportación del liderazgo del


pueblo dejó a los judíos a una profunda crisis. La crisis era política, económica, social,
moral y religiosa. Tal parecía que el pueblo no tenía esperanza alguna.

B.     La promesa divina

En medio de esa crisis, Dios le ordena a Jeremías que profetice, ofreciendo palabras de
esperanza. El mensaje es claro: el cautiverio tendrá fin y el pueblo volverá a su tierra
oportunamente (Jer. 31.7-14, RVC):

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«El Señor dice: “Canten de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal entre todas
las naciones. Hagan oír sus alabanzas y digan: ‘El Señor salvó a su pueblo, lo que
quedaba de Israel.’ Voy a hacerlos volver del país del norte, y a reunirlos del último
rincón del mundo. Con ellos vendrán los ciegos y los cojos, las mujeres embarazadas y las
que ya dieron a luz; ¡volverá una enorme multitud! Vendrán orando y llorando. Yo los
llevaré a corrientes de agua, por un camino llano, donde no tropiecen. Pues soy el padre
de Israel, y Efraín es mi hijo mayor. “Naciones, escuchen la palabra del Señor y anuncien
en las costas lejanas: ‘El Señor dispersó a Israel, pero lo reunirá y lo cuidará como cuida
el pastor a sus ovejas.’ Porque el Señor rescató al pueblo de Jacob, lo libró de una nación
más poderosa. “Vendrán y cantarán de alegría en lo alto de Sión, se deleitarán con los
beneficios del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y las reses. Serán como una
huerta bien regada, y no volverán a perder las fuerzas. Las muchachas bailarán
alegremente, lo mismo que los jóvenes y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su
llanto en alegría, y les daré una alegría mayor que su dolor. Haré que los sacerdotes
coman los mejores alimentos y que mi pueblo disfrute en abundancia de mis bienes. Yo, el
Señor, lo afirmo.” »

La promesa divina, proclamada por el profeta, demuestra el interés y la disposición de Dios


para relacionarse con su pueblo. En particular, nos enseña que Dios está dispuesto a entrar
en una nueva relación de pacto con nosotros. Es más, Jeremías 31.31-34 (RVR1960) afirma
que Dios desea hacer un nuevo pacto con cada creyente.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel
y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un
marido para ellos, dice Jehová.   Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más
ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos
me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

En el pasado, las palabras de Jeremías le dieron aliento y esperanza al pueblo de Dios.


Quienes fueron deportados guardaron en sus corazones la promesa de libertad, enseñando a
sus hijos y a sus hijas que el cautiverio no sería permanente. Por eso, cerca de 70 años
después de llegar a Babilonia, el grupo de personas deportadas pudieron volver a la tierra
de Judá.

Conclusión

         Y hoy, las palabras de Jeremías también deben darnos aliento y esperanza. La Biblia
nos enseña que:

 Aunque todos pasamos por momentos de crisis, el sufrimiento no es permanente.


 Dios promete liberarnos del sufrimiento, causado por el pecado, la violencia y la
maldad.
 Y, más importante aún, Dios desea hacer un nuevo pacto con su pueblo.
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         Sí, hermanos y hermanas, la buena noticia es que Dios desea hacer un nuevo pacto
con nosotros. La pregunta que resta es si nosotros, ustedes y yo, estamos dispuestos a entrar
en una nueva relación de pacto con Dios.

         Para entrar en esa relación, debemos examinar nuestras vidas.

 ¿Qué tenemos que dejar de hacer?


 ¿Qué tenemos que comenzar a hacer?
 ¿Qué tenemos que volver a hacer?

         Respondamos con amor a la oferta divina, renovando nuestro pacto con Dios, en el
nombre de Jesús. AMÉN.

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