Corte Suprema de Justicia de La República Sala Penal Transitoria R. N. N.° 1138-2014 Lima

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE SUPREMA -

Sistema de Notificaciones Electronicas SINOE

SEDE PALACIO DE JUSTICIA,


Secretario De Sala - Suprema:CHAVEZ VERAMENDI
Diny Yurianieva (FAU20159981216)
Fecha: 29/11/2017 10:45:51,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO

CORTE SUPREMA SALA PENAL TRANSITORIA


DE JUSTICIA R. N. N.° 1138-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

Suficiencia de pruebas
Sumilla. En el caso sub exámine, las pruebas
que fueron incorporadas en el curso del
proceso, donde se respetaron los principios
que regulan la actividad probatoria, alcanzan
convicción y certeza a este Supremo
Colegiado, con relación a la responsabilidad
del procesado.

Lima, once de noviembre de dos mil quince

VISTOS: i) El recurso de nulidad interpuesto


por el procesado GONZALO PALACIOS VELLACYCHTZ, contra la sentencia
de fecha cinco de diciembre de dos mil trece, obrante a fojas cuatro
mil trescientos ochenta y uno, en el extremo que lo condenó como
autor del delito de defraudación tributaria, en perjuicio del Estado, a
cuatro años de pena privativa de la libertad, suspendida
condicionalmente por el plazo de tres años, bajo el cumplimiento de
reglas de conducta, le impuso setecientos días multa –a razón de
veinticinco por ciento de su ingreso diario– y fijó en tres millones doscientos
cuarenta y nueve mil ciento sesenta y cinco nuevos soles, el monto
que por concepto de reparación civil deberá pagar –en forma solidaria,
junto con los que resulten responsables, en el extremo del caso específico– a favor
de la parte agraviada. ii) Los recursos de nulidad interpuestos por el
representante del MINISTERIO PÚBLICO y la PARTE CIVIL, contra la misma
sentencia, en el extremo que absolvió de la acusación fiscal a Uriel
Lozano Hilares, como cómplice secundario del delito de Falsificación
de documento, en perjuicio del Estado; y como cómplice secundario
del delito de defraudación tributaria. De conformidad con lo opinado
por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.
Interviene como ponente el señor PRÍNCIPE TRUJILLO.

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CONSIDERANDO

Primero. El procesado PALACIOS VELLACYCHTZ, en su recurso formalizado de


fojas cuatro mil cuatrocientos cincuenta y seis, fundamentó su
inconformidad con la sentencia en el extremo que lo condenó. Al
respecto: i) Refiere que en la acusación se le imputó también la
comisión del delito contra la fe pública-falsificación de documentos,
lo que se hizo referencia en la sentencia, y contra la cual se solicitó la
prescripción; sin embargo, ello no fue desarrollado, analizado ni
resuelto por la sentencia. ii) No se tomó en cuenta el contingente de
pruebas actuadas en el proceso, tales como las pericias de oficio y
de parte que comprueban que no existió ninguna irregularidad en la
actividad comercial de la empresa Alloy Trading S. A., pues esta
cumplió con todos los requisitos previstos por la norma tributaria y
fiscal. iii) Indica que se le condenó por no conocer de la actividad de
sus proveedores y la ilicitud de sus actividades, para lo cual tomaron
en cuenta su nivel profesional, académico y personal; lo cual no es
correcto, pues se le habría responsabilizado por las actuaciones de
terceros, pese a que mantuvo en todo momento el rol social que se
esperaba de él. iv) Solo se tomó como elemento principal de la
condena el Informe de Presunción del delito de la SUNAT, que fue
ratificado por su autor, pero en el cual solo se desarrollaron las
irregularidades con respecto a las empresas proveedoras, mas no
sobre la empresa Alloy Trading, pues este señaló que no existe
obligación legal de conocerlas. v) No se tomó en cuenta que
inicialmente se comprendió también a Gonzalo de Cossio Assín, a
quien el fiscal solicitó no haber mérito para pasar a juicio oral y que
fue ratificado con el Recurso de Nulidad N.° 2970-2008, por lo que al

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resultar una situación jurídica similar y estar comprendidos


conjuntamente, también se debieron extender los alcances para el
recurrente.

Segundo. El FISCAL SUPERIOR interpuso su recurso impugnatorio, a fojas


cuatro mil cuatrocientos setenta y dos, mediante el cual manifiesta su
disconformidad con la sentencia analizada en el extremo absolutorio.
Al respecto, sostiene que: i) No se tomó en cuenta que con los
elementos obrantes se determinó que Argentino Bertolino Ortiz es
responsable de una organización dedicada a la venta de oro de
procedencia ilegal, para lo cual montó diversas empresas con la
finalidad de darle visos de legalidad al oro a través de comprobantes
de pago por operaciones no reales. Así, se tiene que esta persona
dirigía las empresas Daygora Internacional y C. I. A. E. I. R. L. y Export e
Import de Metales Uranio 21 E. I. R. L. (a través de Atilio Martín Luján Amorín),
así como utilizó también a las empresas Metales Procesados S. A y
OROGRAMA S. R. L. ii) En ese sentido, el procesado Uriel Lozano Hilares
sería acopiador y proveedor de oro del procesado Argentino
Bertolino Ortiz, pues lo conocía desde el año mil novecientos ochenta
y cinco, lo que fue afirmado por el propio procesado y según lo
señalan Pilar Agustina Orozco Ballón (de Mineras El Colorado E. I. R. L.),
Horacio Segundo Díaz Mazaneth (de Export e Import de Metales Uranio 21
E. I. R. L.), Freddy Delgado Yarlequé (de MYR CORPORATION S. R. L.) y Daniel
Ipanaqué Valdivieso (de Paititi E. I. R. L. y Zafiro Internacional E. I. R. L.). iii) Lo
antes referido se refuerza con los depósitos efectuados por Gonzalo
Carlos Alberto de Cossio de Asín –a través de las empresas Princeton Dover
Corp. y Enmanuel Horowitz E. I. R. L.–, a la cuenta corriente a nombre del
procesado Lozano Hilares.

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Tercero. Del mismo modo, la PARTE CIVIL –Procuraduría Pública de la


Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT)–, presentó sus
agravios y fundamentos contra la sentencia recurrida, obrantes a fojas
cuatro mil cuatrocientos cincuenta y dos, y lo realizó en los mismos
términos y alcances que el representante del Ministerio Público.

Cuarto. Según la acusación fiscal –de fojas tres mil noventa y uno, aclarada a
fojas tres mil trescientos treinta–, se le imputa a GONZALO PALACIOS VELLACYCHTZ,
que en su calidad de gerente general de la empresa Alloy Trading, se
habría dedicado a la compraventa de dicho bien para su
exportación. Así, se tiene que con la finalidad de operar en dicha
empresa se conformó una estructura de cadenas de
comercialización con diversas empresas que actuaban como
supuestas proveedoras, a fin de que les sean transferidos montos
elevados de crédito fiscal, que sustentaban con comprobantes de
pago por operaciones no reales, con lo que resultaron favorecidas
indebidamente con un saldo a favor del exportador. Estas empresas
proveedoras estaban conformadas por Inversiones Trinidad S. A.,
Corporación Argentum S. A., South Traders S. A., Foguel Sarriá Inversiones
S. A., Daygora Internacional y C. I. A. E. I. R. L., Export e Import de Metales
Uranio 21 E. I. R. L., Orograma S. R. L., Metales Procesados S. A., H&E
Metales S. A., Juan Gualberto Espinoza Bellido y Piñones y Anexos S. A.
Con respecto al monto de devolución de crédito fiscal, esta empresa
habría obtenido y utilizado indebidamente crédito fiscal y saldo a favor
para efectos del Impuesto General a las Ventas –IGV–, por el ejercicio del
año mil novecientos noventa y siete, por el monto de dos millones
novecientos cuarenta y ocho mil ochocientos ochenta y un nuevos

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soles, y por el año mil novecientos noventa y ocho la suma de


trescientos mil doscientos ochenta y cuatro nuevos soles; montos que
tienen incluidas las cantidades creadas de forma indebida mediante
notas de crédito negociable o cheques ascendentes a la suma de
dos millones setecientos veintitrés mil cuarenta y dos nuevos soles, una
compensación indebida de ciento veinticuatro mil doscientos
cincuenta y dos nuevos soles en el año mil novecientos noventa y
siete, y doscientos noventa y cuatro mil cuatrocientos cuarenta
nuevos soles en notas de crédito negociables por el año mil
novecientos noventa y ocho. De otro lado, se le imputa a URIEL LOZANO
HILARES ser acopiador y proveedor de oro de Argentino Heraldo
Bertolino Ortiz, y como tal, participar en las transferencias de dinero
de las empresas que obtuvieron la devolución de crédito fiscal desde
los años mil novecientos noventa y siete a mil novecientos noventa y
nueve, a cuentas corrientes de la ciudad del Cusco, pues se aprecia
que las empresas Princeton Dover Corp (sucursal Perú) y Enmanuel
Horowitz E. I. R. L. efectuaron depósitos a la cuenta del Banco
Continental de la cual era titular. También se le incrimina haber
participado en la suplantación de identidad de Blanca Rodríguez,
como proveedora de la empresa Exportaciones e Importaciones
Frama y, además, participar conjuntamente con Julia Hilares y Ramiro
Lozano Hilares en supuestas ventas a la empresa Inca Gold.

Quinto. En primer lugar, cabe señalar que en materia procesal y


específicamente en cuanto a medios impugnatorios, nuestro sistema
jurídico penal se rige por el aforizmo latino Tantum devolutum quantum
apellatum, el cual se refiere que en materia de alzadas solo se
deberá conocer y responder a aquello que se solicite. Esto representa

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un límite para el juzgador (y, en este caso, Colegiado), quien no podrá


emitir pronunciamiento sobre aquello que no fue solicitado por la
parte recurrente. Asimismo, cabe señalar que no solo basta el mero
señalamiento de su agravio, sino que el mismo deberá ser
fundamentado adecuadamente, a fin de que el órgano revisor emita
un pronunciamiento adecuado sobre lo que se pretende. Al
respecto, se aprecia que tanto el representante del MINISTERIO PÚBLICO
como de la PARTE CIVIL presentaron sus recursos de nulidad contra el
extremo absolutorio a favor de Uriel Lozano Hilares como cómplice
secundario de los delitos de defraudación tributaria y contra la fe
pública; sin embargo, de la lectura y análisis de sus escritos
formalizados solo se evidencia el desarrollo de sus recursos por el
delito de defraudación tributaria, mas no por el de fe pública. En tal
sentido, al no tener argumentos ni fundamentos que contradigan o
evidencien su pedido con respecto al delito contra la fe pública, este
Colegiado Superior solo se limitará al pronunciamiento contra la
impugnación por la absolución del delito de defraudación tributaria
al ser este el único extremo sustentado.

Sexto. Ahora bien, corresponde analizar la sentencia recurrida en


cuanto al extremo impugnado por el procesado PALACIOS VELLACYCHTZ.
Cabe destacar que la Sala Penal determinó que los hechos se
encuentran referidos a que la cadena de comercialización –referida en
la acusación– se configuró desde su inicio con la procedencia
indeterminada de oro que finalmente fue adquirido por la empresa
que representaba el procesado en calidad de gerente general y que
dicha procedencia, al no ser legal, sirvió después para que al

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realizarse las exportaciones respectivas, se obtengan los saldos a


favor por exportación que finalmente fueron denunciadas.

Séptimo. En ese sentido, se aprecia que la imputación contra el


recurrente no se sustenta solo por las actividades a las que se
dedicaban sus proveedores (o los de estos), sino al conocimiento cierto
que este tuviera del origen del bien que sería importado. Al respecto,
merece una nota de atención que en el presente caso no se trata de
cualquier bien sino de oro, el cual tiene serias restricciones y limitaciones
en el mercado y que, además, se encuentra bajo el padecimiento de
la minería ilegal, lo que representa elementos que no pueden escapar
al conocimiento de quienes negocien con dicho bien, y más aún si de
ello se obtendrá beneficios económicos del Estado.

Octavo. Así, se tiene que el recurrente sí tuvo conocimiento de la


procedencia ilegal del bien a exportar, pues una de las personas que
habrían provisto de oro a la empresa Alloy Trading sería Argentino
Bertolino Ortiz, con quien llevó a cabo operaciones comerciales
afines que están corroboradas con: i) La Manifestación de Horacio
Segundo Díaz Manzaneth, quien refirió que el procesado sabía que el
verdadero dueño del oro vendido por Atilio Martín Luján Amorín era
Argentino Bertolino Ortiz. ii) La declaración de Freddy Rolando
Delgado Yarlequé quien aseveró que el procesado tenía
conocimiento de que el oro que se vendía a través de la empresa
Daygora Internacional era de propiedad de Argentino Bertolino Ortiz;
y que conoció al acusado porque acudió a su casa, por encargo de
Atilio Martín Luján Amorín, para entregarle una cantidad de oro.
iii) El Informe de Presunción del Delito N.° 1507, de la empresa Alloy

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Trading, en la que se señaló que la empresa Daygora Internacional le


otorgó crédito fiscal por la compra de oro ascendente a la suma de
un millón doscientos treinta y un mil trescientos veintisiete nuevos soles.
iv) Voucher de pago de fecha veintisiete de enero de mil
novecientos noventa y siete, por la compra de oro de Alloy Tending a
la empresa Daygora por un valor de treinta mil ochocientos cuarenta
y dos dólares con cincuenta y seis céntimos de dólar, que fue
recibido y firmado por Argentino Bertolino Ortiz. v) Factura N.°
0003507, emitida por la empresa Finesse a nombre de Alloy Trading,
por concepto de cajas de exportación, en cuyo reverso se consigna
que el análisis de laboratorio corresponde al oro fino recibido de
Argentino Bertolino Ortiz. vi) La Factura N.° 00040, cuyo puño y letra
corresponde al recurrente y quien, además, aceptó haberlo llenado
con consentimiento de su emitente, con la justificación de que lo
hacía por el desconocimiento de este ultimo.

Noveno. Del mismo modo, se debe recordar que Atilio Martín Luján
Amorín fue titular de la empresa Daygora Internacional, la misma que
con sentencia de fecha veinte de agosto de dos mil diez y ratificada
con Ejecutoria Suprema N.° 1386-2011, estableció que dicha empresa
fue creada como una de los componentes de una cadena de
comercialización con el propósito de defraudar al fisco. Este
representante fue procesado pero la acción penal se extinguió en su
favor por muerte; sin embargo, por ello también se comprendió a su
hermano Miguel Atillio quien sí fue sentenciado; esto resulta relevante
pues el propio recurrente afirmó que la empresa antes aludida fue
una de sus principales proveedoras.

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Décimo. Así también, de los informes de presunción hechos por la


SUNAT, se analizó a las distintas empresas proveedoras de Alloy
Trading; así, en sus conclusiones se precisó que: i) La empresa Metales
Procesados S. A. otorgó a la empresa investigada crédito fiscal el año
mil novecientos noventa y siete por compras de oro por un valor de
quinientos cuarenta y ocho mil seiscientos setenta nuevos soles. Esta
forma parte de las empresas Orograma y Comercialización e
Industrialización (sobre la cual la sentencia y ejecutoria antes señaladas también
refirieron que sustentaban sus compras de oro con facturas falsas). ii) La empresa
Export e Import de Metales Uranio 21 otorgó a la empresa Alloy
Trading, crédito fiscal en el año mil novecientos noventa y siete por la
compra de oro, por el monto de ciento veinticinco mil novecientos
quince; y en la sentencia y ejecutorias antes referidas también se
indicó que no acreditó de modo fehaciente la realidad de sus
operaciones al no registrar ni declarar el nombre de sus proveedores
o las facturas respectivas y su propio representante legal (Horacio Díaz
Mazaneth) refirió que dicha empresa no tenía el patrimonio ni las
posibilidades económicas para asumir estas millonarias operaciones.
También se precisó que esta empresa fue utilizada por Atilio Luján
Amorín para legalizar transacciones de oro que realizaba Argentino
Bertolino Ortíz, para lo cual conseguía facturas de compras para dar
una apariencia legal a sus operaciones. iii) La empresa Inversiones
Trinidad transfirió, en el año mil novecientos noventa y siete, crédito
fiscal por setecientos sesenta y un mil quinientos ochenta nuevos soles
a la empresa Alloy Trading. Esta empresa forma parte del grupo
Martorell (junto con Corporación Argentum, Metales y Agregados y South Traders)
y tenían por función legalizar el oro adquirido de informales, mediante
el uso de proveedores con facturas no fehacientes. iv) La empresa

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South Traders otorgó a la empresa investigada, crédito fiscal en el año


noventa y siete por el monto de ciento cincuenta y ocho mil
setecientos cuarenta y ocho nuevos soles. Se indicó que el oro que
esta empresa vendió a Alloy Trading lo consiguió de María Maurtua
Garay, quien en realidad sería una intermediaria para los verdaderos
dueños del oro que serían informales. Así, esta empresa emitió
comprobantes de pago por dichas transacciones, pero con la única
finalidad de dar formalidad. v) La empresa Corporación Argentum
(cuyos representantes son Hernán Martorell de Feudis y José Anorga Segura),

otorgó crédito fiscal en el año noventa y siete, por el monto de


setenta y un mil seiscientos ochenta y tres nuevos soles. Asimismo, esta
empresa es una de las pertenecientes al grupo Martell, que tenían
por finalidad legalizar el oro adquirido a informales. vi) El proveedor
Juan Gualberto Espinoza Bellido otorgó en el año mil novecientos
noventa y siete, crédito fiscal por veintisiete mil ciento cincuenta y
nueve nuevos soles, y se concluyó que esta persona solo es
intermediaria de los verdaderos dueños del oro, del mismo modo que
el oro vendido a la empresa Alloy Trading no tiene proveedor
identificado que figure en su registro de compras, dado que sus
liquidaciones fueron observadas al no cumplir con los requisitos
establecidos para ello y, además, que dicha empresa no tenía
capacidad económica para realizar tales compras elevadas. vii) La
empresa Piñones y Anexos dio crédito fiscal en el año mil novecientos
noventa y siete, por el monto de veintitrés mil setecientos noventa y
ocho, y que esta empresa no tenía proveedores de oro, con lo cual
su transferencia de crédito fiscal no fue fehacientemente
comprobada.

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Décimo primero. De los considerandos precedentes se desprende,


como única conclusión, que el recurrente tenía pleno conocimiento
del origen ilegal del oro que adquiría para su exportación y que dicha
transacción produjo beneficios fiscales a favor de la empresa Alloy
Trading que dirigía en calidad de gerente general. Dicho
conocimiento no solo es espectaticio o latente como se planteó
inicialmente, sino que es un requisito propio del cargo que tenía, pues
sus deberes como gerente general de la empresa son los que lo
vinculan con la comisión de los hechos, pues en la propia minuta se
precisó que estaba facultado para participar en compraventas,
exportar o importar productos, entre otros. Por ello, el recurrente
utilizó, con conocimiento, bienes de origen desconocido o ilícito para
la generación de beneficios fiscales a favor de la empresa que
gerenciaba, con lo que se cumple con el tipo penal imputado en su
contra más allá de toda duda razonable.

Décimo segundo. En cuanto al argumento de su recurso referido a la


falta de pronunciamiento por la comisión del delito contra la fe
pública-falsificación de documentos, se aprecia que mediante
dictamen aclaratorio, obrante a fojas tres mil trescientos treinta, se le
acusó solo por el delito de defraudación tributaria mas no por el de fe
pública, de modo tal que carece de objeto el pronunciamiento sobre
este punto, al no ser materia de la imputación fiscal. Y respecto al
argumento referido a que inicialmente se le comprendió también a
Gonzalo de Cossio Assín como autor del delito investigado y sobre
quien el fiscal solicitó no haber mérito para pasar a juicio oral, debe
señalarse que sobre la base de los elementos de prueba obrantes en
autos el representante del Ministerio Público consideró insuficientes los

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medios para continuar con la acción penal, lo cual no sucede así


para el presente caso, de tal modo que buscar la homologación de
conclusiones a casos disimiles no resulta amparable en el presente
caso, pues respecto del recurrente, el Fiscal Superior sí consideró
suficientes elementos de prueba para determinar su responsabilidad
penal, lo que es materia de análisis.

Décimo tercero. Respecto a la participación de Uriel Lozano Hilares,


cabe señalar que la Sala Superior se desvinculó de la acusación
primigenia y adecuó –a pedido de la Fiscalía– su participación como
cómplice, por lo que su conducta está supeditada a las acciones
imputadas como autor a Argentino Bertolino Ortiz –sobre quien aún se
mantiene la reserva de juzgamiento–, pues no existe pronunciamiento
acerca de su responsabilidad al tener la calidad de ausente, y al
tomar en cuenta la Ejecutoria Suprema N.° 3970-2008 del once de
marzo de dos mil nueve, donde se señaló que las operaciones de
compraventa de oro por parte de las empresas Princeton y Emanuel
Horowitz (gerenciadas por Gonzalo de Cossío de Asín), derivado de las
adquisiciones informales de oro que iniciaron Argentino Bertolino Ortiz
con ayuda de Uriel Lozano Hilares, serían válidas (por ello, se confirmó el
auto de no haber mérito para pasar a juicio oral en su contra). En tal sentido, y
ante la validez del pago efectuado a cuentas, a nombre de tal
procesado, dichos elementos de prueba no resultan incriminatorios
en el presente caso.

Décimo cuarto. Que, conforme con el inciso cuatro, del artículo


ciento cincuenta y nueve, de la Constitución Política del Perú, se
tiene que: “Corresponde al Ministerio Público: […] 4. Conducir desde su inicio la

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investigación del delito […]”; que guarda relación con el pronunciamiento


del Tribunal Constitucional, en la sentencia expedida en el Expediente
N.° 3960-2005-PHC/TC –de fecha veinte de julio de dos mil quince–, la cual
señala en su fundamento jurídico ocho: “Este Tribunal considera necesario
señalar que el Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción penal en
los delitos y tiene el deber de la carga de la prueba, asumiendo la conducción de
la investigación desde su inicio, para lo cual, previo estudio de los hechos,
determinará si la conducta incriminada es delictuosa; es decir, si hay razones
atendibles sobre la comisión de hechos constitutivos de un delito, para luego
determinar y acreditar la responsabilidad o inocencia del imputado; de ocurrir la
primera, calificará su procedencia formalizando la correspondiente denuncia
penal; en caso contrario, archivará la denuncia. Sin embargo, en caso de no reunir
la prueba suficiente sobre la constitución del hecho delictuoso o la del presunto
infractor, dispondrá la realización de una investigación preliminar para reunir la
prueba que considere necesaria; para tal efecto, practicará u ordenará practicar
los actos de investigación que correspondan, así como las demás diligencias
pertinentes. Con esta finalidad, conduce y controla jurídicamente los actos de

investigación que realiza la Policía Nacional”.

Décimo quinto. En mérito a lo señalado en el fundamento previo,


cabe resaltar que la carga de la prueba se traduce también en la
actividad del Ministerio Público, para reunir los suficientes elementos
probatorios que acrediten su teoría del caso una vez que haya
considerado que existen suficientes elementos para la formalización
de la denuncia primigenia. Así, en el presente caso, se aprecia que
dicha actividad procesal resultó insuficiente y no existen medios
recopilados que puedan sustentar la acusación fiscal.

Décimo sexto. Finalmente, resulta relevante destacar que si bien el Fiscal


Superior interpuso recurso de nulidad, el Fiscal Supremo en lo Penal de

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Lima, mediante Dictamen Supremo N.° 1901-2014 –véase a fojas setenta y


tres del cuadernillo de nulidad–, es de la opinión que se confirme la recurrida
en todos sus extremos; de modo tal que en respeto del principio de
autoridad y unidad que caracteriza como único detentor del principio
acusatorio al representante del Ministerio Público (independientemente de su
rango o jerarquía), se deberá dar prioridad a la última opinión formulada
por el Fiscal Supremo.

Décimo séptimo. Por los motivos antes expuestos, este Colegiado Supremo
concuerda con el análisis y valoración efectuado por la Sala Superior, que
encontró responsabilidad en el procesado Gonzalo Palacios Vellacychtz,
como autor del delito de defraudación tributaria; así como en el extremo
de la absolución a favor del procesado Uriel Lozano Hilares; y, por lo tanto,
la recurrida deberá ser ratificada en todos sus extremos.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon:


I. NO HABER NULIDAD en la sentencia de fecha cinco de diciembre
de dos mil trece, obrante a fojas cuatro mil trescientos ochenta y uno,
en el extremo que condenó a GONZALO PALACIOS VELLACYCHTZ como
autor del delito de defraudación tributaria, en perjuicio del Estado, a
cuatro años de pena privativa de la libertad, suspendida
condicionalmente por el plazo de tres años, bajo el cumplimiento de
reglas de conducta, le impusieron setecientos días multa –a razón de
veinticinco por ciento de su ingreso diario– y fijaron en tres millones
doscientos cuarenta y nueve mil ciento sesenta y cinco nuevos soles,
el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar –en

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forma solidaria junto con los que resulten responsables, en el extremo del caso

específico– a favor de la parte agraviada.


II. NO HABER NULIDAD en la misma sentencia en el extremo que
absolvió de la acusación fiscal a URIEL LOZANO HILARES, como cómplice
secundario del delito de Falsificación de Documento, en perjuicio del
Estado; y como cómplice secundario del delito de defraudación
tributaria. Y los devolvieron. Interviene el señor juez supremo Loli Bonilla,
por impedimento del señor juez supremo San Martín Castro.
S. S.

PRADO SALDARRIAGA

SALAS ARENAS

BARRIOS ALVARADO

PRÍNCIPE TRUJILLO

LOLI BONILLA

PT/ran

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